“EL TRABAJO CON PACIENTES DE DOBLE

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Patología Dual "La experiencia de la Comunidad Terapéutica
Integral en Argentina"
Introducción
Uno de los desafíos que tuvimos que afrontar en estos años fue el caso de personas y
familias que consultaban por un problema con las drogas desconociendo que; junto,
delante ó detrás de este síntoma se escondía un desorden psíquico-mental mucho más
profundo y condicionante, el cual de no ser diagnosticado y tratado evolucionaría en
detrimento del bienestar personal y familiar.
Nuestras comunidades terapéuticas nos aportan a diario una mirada sobre aquellos
puntos de padecimiento que se encuentran tras la situación de consumo.
A lo largo del recorrido terapéutico que se va haciendo sobre las causas que llevan a una
persona a la dependencia y/o abuso sistemático de sustancias toxicas, nos vamos
encontrando con mecanismos específicos como la baja tolerancia a la frustración, los
niveles elevados de impulsividad, la necesidad de satisfacción inmediata, la falta de
proyectos personales (producto del achatamiento del deseo y de determinaciones sociales
actuales); y también nos encontramos con pacientes en los cuales las sustancias han
acelerado el proceso de desencadenamiento de su psicosis, o bien, han comenzado con el
consumo para aliviar los síntomas de una psicosis ya desencadenada.
En estos casos hablamos de pacientes de doble diagnóstico, aquellos en los que existe una
comorbilidad entre un trastorno mental grave y el consumo de sustancias psicoactivas.
Por lo tanto, y en concordancia con los avatares de la actualidad social en el campo de la
salud, se hace cada vez más necesario comprender e integrar en el complejo sistema de
relaciones que nos presenta el proceso de salud – enfermedad de una adicción, a aquellas
personas cuyo padecimiento también se arraiga en una problemática psiquiátrica.
El presente escrito surge como necesidad de acceder a un instrumento ordenador en la
planificación y asistencia terapéutica de pacientes adictos al consumo de sustancias
toxicas en comorbilidad con una problemática psiquiátrica. En él se plasman los inicios de
sistematización de nuestra metodología a la que denominaremos, “Comunidad
Terapéutica Integral” la cual ira evolucionando a medida que logremos adaptar y
rediseñar nuestros dispositivos asistenciales, en correlación a la complejidad de
problemáticas asociadas al consumo de drogas. Los invitamos a recorrer cada una de las
instancias de tratamiento desde la admisión hasta la finalización del mismo, intentando
dar cuenta de la implementación de estrategias al servicio del objetivo final que es lograr
una posible inserción sociofamiliar.
Desarrollo
En principio se presenta la necesidad de establecer al menos dos coordenadas
fundamentales en el equipo terapéutico para conferir un marco posible de trabajo con
estos pacientes dentro del dispositivo de Comunidad Terapéutica.
La clarificación dentro del equipo de los diferentes roles de cada uno de sus miembros y
su área de intervención diferenciada, la cual a su vez, deberá estar integrada a una
estrategia consensuada en pos de evitar un discurso disociado que opere como elemento
desestabilizador del paciente y su familia.
La plasticidad y flexibilización de la estructura comunitaria, es decir, el armado de una
estructura que contenga al paciente y no se configure como un objeto persecutorio para
el mismo.
En este punto es necesario tener en cuenta una lectura amplia de lo que atañe a la
problemática del paciente y su padecimiento, y las intervenciones diferenciadas del resto
de la población asistida.
Comprender su vivencia subjetiva evitará la estigmatización y descalificación, brindando la
posibilidad de alojarlo en un ámbito que favorezca su integración y socialización.
Aquí será necesario el trabajo con el resto de los pacientes respecto al entendimiento de
la patología psiquiátrica que el paciente padece, evitando situaciones confrontativas que
implicarían altos niveles de tensión y estrés, incapaces de ser tramitados
beneficiosamente por el aparato psíquico de un sujeto con una enfermedad mental.
Ambos puntos tienen como eje común, la lectura terapéutica que desde el equipo se
realiza frente a cada sujeto que ingresa al tratamiento. La singularidad de cada modalidad
sintomática o de padecimiento nos indicara las estrategias a seguir, pero siempre
respetando los momentos del proceso global de rehabilitación.
Considerando que los trastornos adictivos representan una modalidad de respuesta de un
sujeto frente a determinado aspecto de su personalidad o contexto con alguna falla en su
tramitación subjetiva, o bien, fuente de padecimiento que luego se ve transfigurada y
agravada por el consumo de sustancias toxicas, y que, el proceso de rehabilitación y sus
intervenciones son pensadas en función de esta lectura, nos preguntamos lo siguiente:
¿A partir de qué lectura podremos armar una planificación terapéutica para pacientes de
doble diagnostico?
¿En función de que objetivos se organizaran las distintas etapas de tratamiento y
estrategias de intervención?
Si creemos que las adicciones son sistemas estructurados en función de establecer cierta
suplencia o modalidad de respuesta frente al padecimiento subjetivo, por qué no pensar
que dicha función adquiere un lugar de gran relevancia en aquellos sujetos que buscan en
el consumo de sustancias toxicas aliviar los síntomas de su psicosis.
Hemos encontrado en la mayoría de los casos de pacientes con doble diagnostico que
están en tratamiento, cierta funcionalidad del consumo en el desarrollo de su cuadro
psiquiátrico, presentándose en distintas modalidades:
Como punto de suplencia en determinado momento vital (por lo Gral. en la adolescencia)
evitando el desencadenamiento a través del lazo con el consumo y el otorgamiento de
cierta identidad que opere como elemento estabilizador. En dichos casos, observamos el
desencadenamiento de la psicosis en el devenir de su historia con el acrecentamiento de
conductas compulsivas de consumo, o bien, una vez que se suspende el mismo, con la
aparición de los síntomas característicos.
Como semblante subjetivo, refiriéndonos a los pacientes en los cuales el consumo es
usado para mitigar el dolor causado por la sintomatología psicótica ya desencadenada,
enmascarando tal situación mediante el solapamiento de síntomas, y permitiendo al
sujeto la modificación de su realidad psíquica, estado de animo y sensopercepción. En
estos cuadros la interrupción del consumo permite ver con mayor claridad la problemática
de base diferenciando su diagnostico de la psicosis inducida por intoxicación.
Sin embargo, mas allá de los datos que nos proporciona cada paciente y su familia en el
proceso de historización de su vínculo con el consumo de sustancias toxicas y el lugar que
este ocupa en el desarrollo de su problemática psiquiátrica, pensamos como eje central
para el tratamiento de rehabilitación de pacientes con una problemática de adicción en
comorbilidad con un trastorno mental, el acceso a recursos simbólicos que permitan
tramitar la angustia y el padecimiento, además de la elaboración de un plan
psicofarmacológico para la estabilización del paciente y la psicoeducación sobre los
aspectos fundamentales de su problemática.
Por lo tanto, se deberá organizar el trabajo terapéutico dentro de un marco adecuado y
claramente definido, delimitando etapas de tratamiento, objetivos a alcanzar en cada una
de ella y algunas de las estrategias de intervención que lo posibiliten. Para tal fin
dividiremos el proceso dentro de la Comunidad Terapéutica en tres etapas, las cuales
responden a los momentos más significativos y críticos del mismo.
1ra Etapa
Consideramos que una primera etapa del tratamiento de rehabilitación para pacientes de
doble diagnostico deberá centrarse en la evaluación y diagnostico del paciente.
La misma deberá ser realizada durante el proceso de admisión del paciente en caso de
encontrarse bajo el dispositivo de internación en clínica psiquiátrica, o ser traído a la
consulta por su familia.
Los aspectos fundamentales a tener en cuenta en esta parte del proceso implicaran una
lectura psicológica individual y familiar que, conjuntamente con una batería de análisis
clínicos y evaluación psiquiátrica nos conduzca a la elaboración de un diagnostico
presuntivo del paciente; o sea, poder determinar la existencia o no de una patología
psiquiátrica, su relación con el consumo de sustancias toxicas, y además la presencia de
cierta demanda de tratamiento.
Este ultimo punto no siempre esta presente, y sin embargo es uno de los aspectos
primarios a trabajar durante la admisión del paciente, para lo cual, el trabajo terapéutico
con la familia resulta primordial. Acompañar a la familia en esta etapa del proceso resulta
de vital importancia pues constituye el preludio de la alianza terapéutica necesaria para el
resto del proceso, y además, implica cierta puesta en marcha de mecanismos de legalidad
familiar (o judicial en caso de que sea necesario) que contribuyen a la adhesión del
paciente en los primeros momentos del tratamiento.
Hay casos en que no es posible determinar un diagnostico de estas características durante
el momento de la admisión, por lo cual, deberá realizarse durante la estadía del paciente
en la Comunidad Terapéutica, en el periodo de adaptación a la misma.
Cabe resaltar la necesidad de que el paciente al momento del ingreso, se encuentre
compensado en su cuadro psiquiátrico de base, mediante la intervención de un adecuado
plan farmacológico que atenúe o suprima la sintomatología positiva de la enfermedad,
evitando que el paciente se encuentre con ideación delirante o bajo la presencia de un
cuadro alucinatorio al momento de su incorporación.
Se presenta entonces el segundo punto correspondiente a una primera etapa en el
tratamiento de rehabilitación de estos pacientes que es la compensación del cuadro
psiquiátrico del paciente.
Dicha compensación implica tal como se manifestó anteriormente, la estabilidad del
paciente en su estructura psíquica, entendiendo por esto, la ausencia de fenómenos
alucinatorios o sistema delirante. Que el paciente se encuentre compensado implica
mayores posibilidades de adhesión al tratamiento, ya que posibilita una mejor integración
con sus pares y adaptación a las actividades, así como también una mayor comprensión y
registro de los motivos y necesariedad de su internación.
Teniendo en cuenta la categoría de pacientes en los cuales la adicción ocupa un punto de
suplencia en su estructura psíquica, y que desencadenan su psicosis al tiempo de
interrumpir su consumo, es necesario contar con los mecanismos de contención
necesarios para sostener esta situación, ya que se manifiesta mayormente durante la
estadía del paciente en la Comunidad Terapéutica. En los casos en que la
descompensación exceda la capacidad de respuesta del equipo interviniente se podrá
proceder a la derivación momentánea del paciente a una clínica psiquiátrica para su
compensación, trabajando en conjunto con la institución que reciba al mismo, en pos de
que una vez estabilizado el paciente se proceda a su reincorporación al dispositivo de
Comunidad.
En este punto es necesario destacar la importancia que tiene dentro del tratamiento de
estas patologías, la posibilidad de establecer un trabajo interinstitucional en el cual se
aúnen los lazos y redes medico terapéuticos, en pos de conseguir efectos de intervención
que impidan la disociación. La red terapéutica se constituye como un instrumento de vital
importancia en el tratamiento de rehabilitación de estos pacientes; siempre y cuando se
encuentren articulados los objetivos y fines para alcanzarlos entre las distintas instancias.
2da. Etapa
La segunda etapa dentro del tratamiento propuesto para la rehabilitación de pacientes de
doble diagnostico estará centrada en el trabajo terapéutico acerca de la conciencia de
enfermedad, tanto con el paciente como con su familia.
Una vez accedido a un diagnostico que confirme la existencia de una problemática
psiquiátrica en comorbilidad con un trastorno adictivo, se podrá confeccionar la
elaboración de un plan de tratamiento que implique la inclusión del paciente y de su
familia o red de contención dentro de la estructura diseñada para esta problemática.
Por estructura nos referimos al hecho de que las personas con un doble diagnostico
necesitan de grupos terapéuticos especiales, con una dinámica de trabajo diferenciada de
los otros grupos, la cual permita que el paciente encuentre un espacio de contención e
identificación con sus pares donde logre explayar sin temor al sojuzgamiento su fuente de
padecimiento y vivenciar psicótico.
Consideramos que una vez estabilizado el paciente, el primer paso hacia la conciencia de
enfermedad consiste en ofrecer un lugar de pertenencia y alojamiento, donde la persona
pueda conectar su vivencia subjetiva con la del resto; partiendo del hecho de que el lazo
social de estas personas se ha visto afectado tanto por el consumo de sustancias como por
la exclusión que implica la estigmatización social de la psicosis.
Los grupos terapéuticos para pacientes de doble diagnostico se caracterizan por trabajar
desde la psicoeducación del paciente. Son grupos cuya dinámica no esta basada en la
confrontación sino en la comprensión, identificación y significación de los episodios
atravesados. La coordinación ofrecerá la guía y focalización sobre las temáticas a trabajar,
las cuales deberán ser cuidadosamente determinadas según el momento de cada paciente
y del grupo dentro del proceso; aunque en situaciones los emergentes grupales
proporcionan el material para trabajar ciertos puntos correspondientes a la planificación
terapéutica global.
El equipo terapéutico no desatenderá las capacidades cognitivas de cada paciente en la
elaboración de las estrategias, y trabajara en conjunto con los otros espacios terapéuticos,
a saber: terapia individual, grupo de padres de pacientes de doble diagnostico, y
entrevistas familiares y psiquiátricas, en pos de favorecer la conciencia de enfermedad.
Si bien esta temática aparece como punto central dentro del tratamiento, y lo recorre
desde el inicio hasta su finalización; en el camino que transitamos para que el paciente y
su familia sean concientes de las implicancias del doble diagnostico surgen algunas
cuestiones basales.
En principio frente a la confirmación del diagnóstico es frecuente la aparición de cierta
resistencia o negación a la enfermedad; la idoneidad del equipo se vera cuestionada y en
ocasiones la familia solicitara una interconsulta donde pueda escuchar un diagnostico
diferente. Es fundamental que el equipo acompañe este momento del proceso ya que tras
el mismo lo que se encuentra es la angustia y el temor frente a la enfermedad mental.
Atravesar el momento de negación implica el trabajo terapéutico acerca del
reconocimiento de la sintomatología, es decir, la significación que el paciente le puede ir
dando a los episodios de su enfermedad, discriminando la vivencia real de aquella
solapada por el consumo de sustancias o por los síntomas positivos de la enfermedad.
Esto posibilita que el paciente pueda ir ejerciendo una crítica de lo vivido, reconociendo el
déficit en su juicio de realidad, y a partir de aquí la necesariedad de la medicación indicada
por el medico psiquiatra, sus funciones, recaudos, controles necesarios, y su relación con
el alivio de los síntomas.
El trabajo psicoeducativo en este momento del proceso comprende, además de la
conciencia de enfermedad otro punto no menos importante; la adaptación a las normas y
pautas institucionales que funcionan como marco de contención y adhesión al
tratamiento. Generalmente en los cuadros con mayor deterioro la psicoeducación abarca
también cuestiones primarias como los hábitos generales y cotidianos, la higiene personal
y la organización de actividades diarias.
Cabe destacar que si bien es necesario que los pacientes con un doble diagnostico posean
una planificación del tratamiento diferenciada en ciertos aspectos, es de igual importancia
que a su vez, participen de actividades comunes a todos los pacientes; grupos de
convivencia, talleres, tareas y responsabilidades diarias, etc.
Este punto se constituye como significativo en tanto, además de favorecer la integración,
posibilita que el paciente pueda responsabilizarse en su accionar cotidiano; en otras
palabras, padecer una problemática psiquiátrica no exime al paciente de su
responsabilidad subjetiva frente a los cambios que debe afrontar en el camino de su
rehabilitación.
Descuidar este punto implicaría alimentar cierto beneficio secundario de la enfermedad,
el cual se presenta como otro aspecto a trabajar por el equipo. Generalmente cuando el
paciente se encuentra sin productividad psicótica aparecen los denominados síntomas
negativos de la enfermedad: apatía, abulia, desinterés y desafectivización, entre otros.
Tales síntomas son muchas veces exacerbados o sobreactuados por los pacientes para
evitar ciertas actividades y responsabilidades, por lo tanto se necesitará de una lectura
que discrimine la puesta en juego de una u otra cuestión.
Trabajar con los pacientes su posición frente a la enfermedad, impidiendo que caigan en
lugares gozosos, abusivos y de victimización implica también evitar posteriores recaídas
en el consumo de sustancias, ya que el paciente comprenderá que la responsabilidad por
su acto va más allá de su psicosis, sobretodo en pacientes que utilizaban el consumo para
aliviar su sintomatología.
Una vez lograda la estabilización en el cuadro de base, cierta de conciencia de
enfermedad, demanda y adhesión de tratamiento, algún grado de elaboración de su
problemática de consumo, y habiendo sostenido un tiempo de abstinencia en las salidas
que el paciente ha ido teniendo a su hogar, nos encontramos frente a la etapa de
planificación de la reinserción socio familiar.
3ra. etapa
Este periodo de tratamiento dentro del dispositivo de comunidad terapéutica tiene por
objetivo el armado de un proyecto de inclusión social que implique cierta pertenencia y
motivación para el paciente y le otorgue un lugar subjetivante dentro del marco familiar y
contextual en el cual esta inmerso.
En esta fase es fundamental para el planeamiento futuro, que el paciente logre cierta
autonomía en sus movimientos por fuera de la comunidad, adquiriendo las herramientas
de cuidado y prevención en lo relacionado a su adicción como a su problemática
psiquiátrica.
Si consideramos que el consumo de sustancias oficio como modalidad de respuesta o bien
como marco identificatorio, prestando al sujeto psicótico algún tipo de semblante
socialmente mas aceptado que la locura; es de vital importancia para el proceso de
rehabilitación, y vital entendido en la literalidad del termino, la construcción de un espacio
de inserción donde se pueda integrar sus capacidades en un ámbito contenedor.
Se hace necesario también evaluar cuales son las actividades de interés del paciente y el
potencial que posee para llevar adelante tareas laborales o educativas, y las posibilidades
de inserción que se puedan fomentar dentro de su red familiar o social, de manera que se
conserven los cuidados básicos para el mantenimiento de su estabilidad.
En este momento del proceso es donde nos encontramos con los escollos más difíciles de
sortear en el plano social, pues es conocido por todos aquellos que trabajamos en el
campo de la salud mental, la carencia existente de dispositivos que funcionen como
inclusión para este tipo de pacientes.
En los casos donde la familia o red del paciente no tenga las posibilidades de integrarlo en
alguna actividad laboral familiar o sostener una reinserción en el ámbito educativo, el
sujeto se vera enfrentado con la escasez de posibilidades y la concomitante angustia que
implica tal cuestión. Se buscara entonces, la posibilidad de que se incluya a algún taller
protegido o programa estatal de inserción para pacientes psiquiátricos.
Una vez logrado el armado y sostenimiento de una estructura social, se da el pasaje a la
reinserción social ambulatoria. El paciente concurrirá a la institución a su/s grupos
terapéuticos (los cuales continuaran diferenciados), a la terapia individual y al seguimiento
psiquiátrico, a los que se le suma el trabajo con su red socio familiar.
En esta etapa algunos de los objetivos básicos a trabajar son:
 Sostenimiento de la abstinencia
 Internalización de la normas y pautas fundamentales que se acarrean desde la
internación (no drogas, no alcohol, no contacto con personas que consumen)
 Sostén de la estructura laboral educativa que comenzaron en la etapa anterior.
 El trabajo sobre los vínculos familiares o de pareja, introduciendo los cambios que
sean necesarios, apuntando a relaciones mas sanas.
 El cumplimiento de las normas de programas e informes, con el fin de internalizar
la importancia de la planificación, organización y el quehacer con respecto al ocio y
tiempo libre.
 El trabajo sobre aspectos de la personalidad patológicos, apuntando a un cambio
en el estilo de vida mas sano.
 La implementación en lo social de las herramientas de autoayuda adquiridas en la
CT y otras herramientas de autocuidado.
 La conciencia de enfermedad y situación.
 Mayor socialización, apuntando a la creación de distintos lazos sociales en los que
poder apuntalarse y no reduplicar los mecanismos de exclusión social.
El programa de reinserción social para pacientes de doble diagnostico intentara funcionar
como apuntalamiento y sostén del paciente en las actividades, vínculos y vivencias que le
acontezcan, y aquellas que se incorporen o modifiquen.
La finalización del tratamiento de rehabilitación de estos pacientes implicara también la
indicación de continuar con el seguimiento psiquiátrico y psicológico y oficiar los
mecanismos de derivación y acompañamiento necesarios.
Hasta aquí, se ha intentado instrumentar un elemento ordenador en la rehabilitación de
los cuadros de adicción con comorbilidad psiquiátrica, destacando la importancia de
articular programas con objetivos claros y definidos, para lo cual no solo deberemos
adecuar y desarrollar los dispositivos terapéuticos (en este caso nuestras Comunidades),
sino también aunar criterios medico terapéuticos, institucionales y fomentar la creación
de espacios y redes de inclusión social.
Conclusiones
Nos enfrentamos a una época donde los lazos sociales se encuentran cada vez más
deteriorados, donde el consumo masivo y compulsivo de objetos pareciera un requisito
implacable de pertenencia a una sociedad en la cual la producción subjetiva se halla en
una agudizada extinción.
Estos cambios sociales ponen a prueba al sistema de salud y la capacidad de quienes lo
conformamos para atender las situaciones y realidades complejas y heterogéneas que se
presentan a diario en el campo de las adicciones.
El consumo de drogas no es ajeno a los movimientos sociales y este también se ha vuelto
mas masivo, compulsivo y a edades mas precoces.
Poder debatir, poner a critica e ir reconstruyendo y transformando los modelos de
tratamiento de acuerdo a las modalidades contemporáneas de padecimiento o
presentación patológica es nuestro gran desafío.
Hacia fuera, solo podremos estar a la altura de este desafío si nos esforzamos por ampliar
nuestras redes, compartir las experiencias e integrarnos en una visión compleja. Estimular
una mayor apertura al lazo social entre los agentes de salud posibilitara que aquellos a
quienes asistimos también encuentren las alternativas para reparar y construir los lazos
que se han desmoronado o sencillamente jamás existieron.
Los pacientes duales nos llevaron a pensar que es posible incluirlos en nuestros
dispositivos, si diseñamos dispositivos integrales e integrados para ellos.
Nuestra metodología, “La Comunidad Terapéutica Integral”, la podemos definir como un
espacio que asocia al uso de la Comunidad como método terapéutico, una complejidad de
miradas sobre la actualidad de las adicciones y la salud mental, facilitando su
entrecruzamiento, con el objetivo de generar un modelo asistencial integral en
permanente evolución.
Podemos definir algunas características de nuestro modelo de intervención:

VISION INTEGRAL / PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD
Cuando hablamos de “Integral” nos referimos a algo incluido, balanceado, comprensivo.
Esta forma de ver la realidad nos lleva mas a preguntas que ha respuestas parciales e
incompletas, dejando permanentemente un marco de incertidumbre, donde todos los
métodos y técnicas tendrán validez, siempre y cuando no se conviertan en verdades
absolutas impermeables de todo cambio.
 TRANSDISCIPLINARIEDAD
El equipo desarrolla una dinámica que trasciende aspectos de cada disciplina generando
un espiral de nuevos conocimientos, ese es el nivel transdisciplinario.

RUPTURA DE DICOTOMIAS, INTEGRACION RESPETANDO LAS DIFERENCIAS
Refiere a la caída del saber absoluto en una disciplina o método de abordaje. La
complejidad de las problemáticas actuales como los pacientes duales, requieren de la
asociación de diferentes dispositivos, integrando aspectos comunitarios y psicosociales,
con aspectos psiquiátricos neurobiológicos y neuropsicológicos.

AMPLIACIÓN DE LOS CRITERIOS DE INTERVENCIÓN COMUNITARIA EN LAS
FAMILIAS Y REDES
Lleva a trascender el proceso de rehabilitación siendo generador de conductas de
responsabilidad social, no solo en los pacientes sino también en su entorno familiar y de
relación. La intervención comunitaria es una herramienta que sostiene y puede ampliar
los niveles de salud alcanzados.
Para finalizar quisieramos presentarles los datos del primer estudio epidemiológico que se
realizó en 2008 en España, para determinar la incidencia de la patología dual en la
Comunidad de Madrid
La Asociación Española de Patología Dual (AEPD), con la colaboración de la Agencia Antidroga de la Comunidad de
Madrid, el Instituto de Adicciones de Madrid, la Oficina Regional de Salud Mental y Obra Social Caja Madrid, han
realizado un estudio epidemiológico, el primero que se realiza en España, para determinar la prevalencia y diagnóstico
de la patología dual en la comunidad.
Para ello se analizaron 837 personas procedentes de los Centros de Atención a las Drogodependencias del Ayuntamiento
de Madrid (CAD), Centros de Atención Integral a las Drogodependencias de la Agencia Antidroga (CAID) y Centros de
Salud Mental de la Consejería de Sanidad (CSM). Así un 53,17% (25% en la Red de Salud Mental y 63% en la de
drogodependencias) presentaba patología dual.
Este porcentaje es extraordinariamente relevante si se tiene en cuenta que los centros de la red de salud mental
madrileña atienden anualmente 160.000 personas mientras que la red de atención a drogodependientes a 19.000. En
estos pacientes, el trastorno mental más frecuente fue el de personalidad (71%), seguido del riesgo de suicidio (41,35%),
el episodio (hipo) maniaco (31,46%), el trastorno de angustia (28,99%), el episodio depresivo mayor (28,76%), el
trastorno de ansiedad (25,17%) y el trastorno distímico (22,92%).
Además, el 76% de los pacientes con patología dual presentaba 2 o más trastornos mentales y el 55,28 % consumía 2 o
más sustancias de abuso. La cocaína (62,7%), el alcohol (61,12%) y los derivados del cannabis (23,15%) fueron las
sustancias más consumidas por estos pacientes.
Estos datos reflejan la necesidad de continuar desarrollando el modelo de Comunidad
Terapéutica Integral, que entrecruza y redefine la metodología de Comunidad Terapéutica
como una herramienta efectiva no solo en drogadependencias, sino también en el
abordaje de las patologías psiquiátricas asociadas.
Proyecto U.N.O “Una Nueva Oportunidad”, Bs. As. Argentina
Lic. Daniel De Angelis , Lic. Sebastián Rodríguez
www.proyectouno.org.ar
daniel@proyectouno.org.ar
sebastian@proyectouno.org.ar
Bibliografía
De Angelis, Daniel: “De la impotencia y la incertidumbre, hacia la creatividad y la
esperanza”
Del Campo, Emiliano: “Las psicosis transitorias”.
Edgar Morin: “Nuevos paradigmas, Cultura y Subjetividad”
Estaude, S. y Couso, O: “Las adicciones: El fracaso del síntoma”.
Gutiérrez Segu, O: “Doble diagnostico en adicciones”.
Frances, Richard: “Esquizofrenia y adicción”.
Dobon, Juan: “Modalidades sintomáticas de las patologías de consumo”.
Paredes, Rogelio: “Diagnostico doble: Abuso de sustancias y enfermedad mental”.
García Penedo, H: “Grupos didácticos, metodologías y especificidades en la aplicación a
las toxicomanías”.
Dubuc, Verónica: “Nuevos desafíos para las políticas publicas y el sistema de salud”.
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