EVOLUCIÓN DE LAS ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS, SU IMPACTO SOCIAL Y ECONÓMICO EN EL ÁMBITO FAMILIAR. GT. 10. SOCIOLOGÍA DE LA SALUD. Millán Arroyo Menéndez. Profesor Titular. Dptº de Sociología IV. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. UCM. millan@cps.ucm.es. Lucila Finkel. Profesora del Dptº de Sociología IV. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. lfinkeml@ ucm.es. Carmen Crespo Puras. Profesora Titular. Dptº de Enfermería. Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología. ccrespo@ucm.es Palabras Clave: Enfermedades neurodegenerativas, impacto de la enfermedad, impacto económico, sobrecarga del cuidador, cuidados. RESUMEN: Las enfermedades neurodegenerativas son enfermedades crónicas que producen un deterioro progresivo conforme avanza el tiempo, sea este físico o mental, sin embargo, el ritmo de esta progresión es diferente, según enfermedades y afectados. Con ayuda de una encuesta realizada a finales de 2015 a 1083 afectados, y a través de una extensa recopilación bibliográfica y documental, el trabajo determinará cuáles son los ciclos de vida de las principales enfermedades neurodegenerativas y la incidencia de la enfermedad en sus distintas fases para determinar el impacto social y económico que generan. Es decir, se analizará la afectación en términos de la discapacidad y dependencia provocadas, en lo referido a la organización familiar de los cuidados y a los gastos generados por la enfermedad que inciden en la unidad familiar del afectado. La contribución al congreso parte de un estudio realizado por los propios firmantes del artículo, para la Asociación Neuralianza, que agrupa a las asociaciones nacionales de las principales enfermedades neurodegenerativas, durante los años 2015 y 2016. 1) INTRODUCCIÓN Este documento resume una investigación realizada mediante investigación documental y aplicación de una encuesta realizada a finales de 2015 a 1083 afectados. Constituye la principal aportación en España y en el mundo para conocer el impacto socioeconómico de este conjunto de enfermedades, tanto por su actualidad como por ser el primer estudio que sistematiza la información recogida y ofrece resultados desglosados por enfermedades a la vez que agrupados. De este modo cubre una carencia de información importante e imprescindible, dado el elevado coste social y económico de dichas enfermedades, la amplia prevalencia de las mismas y su previsible expansión en las próximas décadas. Al propio proceso de la enfermedad en el individuo hay que sumar el impacto psíquico, la incapacidad laboral, la pérdida de habilidades sociales, la carga física y psíquica de los cuidadores de estos pacientes, además del muy cuantioso gasto económico que conlleva la atención social y sanitaria de todas estas personas. El estudio ha sido impulsado y financiado por la Neuralianza, institución que agrupa a las diversas asociaciones de pacientes del conjunto de enfermedades. 2) ANTECEDENTES Y REVISIÓN BIBIOGRÁFICA 2.1 LAS ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS. Las enfermedades neurodegenerativas constituyen un grupo de patologías crónicas que se caracterizan por un deterioro neurológico progresivo, acompañado de una disminución de la funcionalidad e independencia personal. En todas ellas la esperanza de vida se reduce, ya sea por la propia enfermedad o por complicaciones relacionadas con las mismas. Muchas son de causa desconocida y otras de origen genético, hoy se acepta que en el origen de las de causa desconocida intervienen factores genéticos y ambientales (Fraga 2015). Algunas de estas se presentan con un síndrome demencial, siendo la enfermedad de Alzheimer el más claro exponente; otras se manifiestan con trastornos del movimiento y la postura, como es el caso de la enfermedad de Parkinson, en la que concomita también la demencia y la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Hay otras que, aunque no son enfermedades neurodegenerativas, se han incluido en este estudio ya que comparten con las anteriores muchos elementos, son crónicas, progresivas, no tienen un tratamiento efectivo y causan una gran discapacidad y dependencia, como son la Esclerosis Múltiple y las enfermedades neuromusculares (Torrel, 2015). Las enfermedades abordadas son las siguientes: Demencias y enfermedad de Alzheimer. (EA). Enfermedad de Parkinson. (EP). Esclerosis Múltiple. (EM). Esclerosis Lateral Amitrófica. (ELA). Enfermedades Neuromusculares. (EN). Sigue a continuación una descripción de dichas enfermedades neurodegenerativas con algunos datos especialmente relevantes sobre su repercusión o impacto. Demencias y Enfermedad de Alzheimer (EA). Son síndromes que implican deterioro de la memoria, del intelecto y del comportamiento en la vida cotidiana. Afecta fundamentalmente a personas mayores; cerca de 15 millones en el mundo y a unas 800.000 en España, con una prevalencia de un 7% para los mayores de 65 años, incrementándose hasta el 50% para los mayores de 80 años. Un pequeño porcentaje, el 10% de casos se dan en personas más jóvenes, se han descrito casos incluso de 35 años (Aulestia 2013). En 2010 había en el mundo 35,6 millones de personas afectadas, esperándose que esta cifra se duplique cada 20 años, con cifras estimadas de 65 millones de afectados en 2030 y 115 millones en 2050. Por su parte, la incidencia de la enfermedad se calcula en casi 8 millones de personas anualmente, es decir, un nuevo caso cada 4 segundos. (WHO & ADI, 2012, p. 2). Estas cifras son superiores en los países desarrollados. La alta prevalencia mundial y el impacto económico de la demencia en las familias y la sociedad, así como el estigma y la exclusión social asociados, presentan un importante reto para la salud pública. Desde el diagnóstico de demencia la esperanza de vida varía de 3 a 12 años, dependiendo del tipo de demencia, edad y severidad al momento del diagnóstico (Brodaty 2012) (Kua 2014). El riesgo de muerte es de dos a cuatro veces superior que en las personas de la misma edad (Ientile 2013). De entre los diferentes tipos de demencia, el Alzheimer representa el 70% de los casos. La esperanza de vida está relacionada con la edad de comienzo, alcanzando los 10 a 12 años de evolución (Slachevsky 2016). Es una enfermedad gravemente incapacitante y una de las nuevas causas de mortalidad, las estadísticas muestran que es una enfermedad muy ligada al proceso de envejecimiento, haciendo que sean las sociedades industrializadas, más envejecidas en general, las que más estén sufriendo su impacto. El tratamiento solo retrasa la progresión de la EA, pero no consigue su curación (Howieson 2016). Los primeros síntomas suelen estar relacionados con pérdidas de memoria, después presentan dificultad para resolver problemas o completar tareas domésticas cotidianas o tomar decisiones equivocadas, así como cambios en el carácter y en la personalidad. En consecuencia la necesidad de una persona que supla estas deficiencias, o sea un cuidador, es muy temprana. La enfermedad progresa gradualmente hasta incapacitar completamente a las personas para poder llevar una vida autónoma (Erbach 2013). La evolución es variable de un enfermo a otro, aunque tenga fases de estancamiento, siempre va a ir progresando hacia el empeoramiento. No se puede afirmar que los síntomas sean igual de uno a otro, ni tampoco las repercusiones en la vida diaria. Paulatinamente el enfermo va perdiendo su autonomía y en muchos casos coexisten trastornos del comportamiento, que hacen más difícil la tarea del cuidador. Los datos epidemiológicos y patológicos sugieren que la enfermedad puede iniciarse más de 10 años antes de que se reconozcan las primeras manifestaciones clínicas (Howieson 2016) (Dyrba 2015). Cuando se diagnostica la enfermedad, los afectados presentan una carga lesional en general elevada y la efectividad del tratamiento es menor (Viloria 2011) (León, 2015). La Enfermedad de Parkinson. Causa pérdida de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra y otras zonas del sistema nervioso central. Se manifiesta una vez se produce una importante pérdida de las neuronas encargadas de controlar y coordinar los movimientos y el tono muscular (Erbach, 2013). Evoluciona con un curso lentamente progresivo, con la presencia de bradicinesia (escasez y lentitud de movimientos voluntarios), rigidez, temblor en reposo e inestabilidad postural, alteraciones neuropsiquiatricas, trastornos del sueño y síntomas sensoriales Puede manifestarse deterioro congnitivo. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa después del Alzheimer, con más prevalencia en España. Afecta a más de 6.3 millones de personas en el mundo. La prevalencia es de 0,1-0,2% en la población general europea. Afecta del 1 al 2% de los mayores de 65 años, comenzando hacia los 60años, y no se descartan casos de inicio precoz hacia los 50 años. La incidencia y prevalencia aumenta con la edad. (Ambrosio 2015). Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2012) en el informe para la Estrategia para el abordaje de la cronicidad del Sistema Nacional de Salud., estima que en España hay 315 de cada 100.000 personas la padecen, de los cuales el 30-40% no estarían diagnosticados. En la Esclerosis Múltiple (EM) el trastorno resulta de una interacción entre factores ambientales aún no identificados y los genes de susceptibilidad. Juntos, estos factores desencadenan una cascada de eventos, que implica la participación del sistema inmunitario, lesión inflamatoria aguda de los axones y células gliales y neurodegeneración central que se caracterizada por pérdidas de mielina, gliosis, afectación axonal y daño progresivo neurológico. Comienzan los síntomas entre los 20 y 40 años, o incluso antes, siendo más frecuente en mujeres. No disminuye de forma notable la esperanza de vida, el tiempo de supervivencia puede estar por encima de los 35 años de evolución (Izquierdo 2014). Se presenta de diferentes formas, un 85% de los pacientes debutan con una forma evolutiva remitente recidivante, la más frecuente es en forma de brotes o recaídas en la que presenten alteraciones neurológicas que tras unos días van desapareciendo, se presentan en forma de pérdida de visión, visión doble, pérdida de fuerza, alteraciones de la sensibilidad en una parte del cuerpo, inestabilidad, cansancio extremo y problemas urinarios. Al inicio de la enfermedad no es precisa la presencia de un cuidador. Después del brote inicial, en unos 10 a 15 años, todos los pacientes evolucionan a una EM secundaria progresiva, con una acentuación de la discapacidad, que por su etapa vital puede acarrear la pérdida del empleo y la consecuente merma de la capacidad adquisitiva, aumentando los gastos y empeorando de la calidad de vida del afectado y de su familia (Cantanero 2011) (Cores 2014) (Izquierdo 2015). Se estima que en España afecta a más de 30 pacientes por cada 100.000 habitantes (Sánchez-De la Rosa, Sabater, & Casado, 2011, p. 129). Otros estudios calculan una prevalencia más elevada de la EM en España, entre 45-120 casos por cada 100.000 habitantes, dependiendo de las distintas fuentes consultadas, lo que arroja unas cifras que van desde los 36.193 (Gustavsson et al., 2011, p. 729), pasando por los más de 40.000 casos y mostrando una tendencia creciente en el tiempo (Ayuso, 2014), hasta un máximo de 50.900 afectados (MSIF, 2013, p. 8). La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Puede debutar de manera inespecífica con una afectación focal o multifocal que progresa a otras regiones comenzando con pérdida de fuerza en un grupo muscular de alguna de las extremidades, siendo característica la afectación precoz de los miembros superiores. Se ha descrito que entre el 5 y el 15% de los afectados presentan alteraciones cognitivas y que más de un 50% presentan un deterioro cognitivo en evolución con alteraciones en el lenguaje, la memoria, el desempeño de las funciones ejecutivas, interacción social y control emocional. Su prevalencia es baja (entre 2 y 5 casos por 100.000 habitantes) debida a la alta mortalidad en periodos cortos de tiempo tras el diagnóstico (Camacho et al. 2014). A nivel mundial, los datos relativos a la prevalencia de la ELA también son dispares (Chiò et al., 2013), estando cuantificada en EEUU en una media de 3,9 casos por 100.000 habitantes (Mehta et al., 2014), mientras que en Japón la cifra escala hasta los 9,9 casos por 100.000, es decir, más del doble (Doi, Atsuta, Sobue, Morita, & Nakano, 2014). La frecuencia es mayor en varones que en mujeres. (Zapata-Zappata 2016). Los problemas que va presentado el paciente derivan en una limitación para realizar las actividades básicas de la vida diaria, condicionando de manera temprana y rápida la dependencia de otra persona que supla su discapacidad. Se van perdiendo las destrezas motoras finas como escribir, cortar alimentos, vestirse y las actividades de movilidad básica como caminar, subir escales y cambiar de posición en la cama. A estos síntomas motores, se le añaden disfagia con la necesidad de modificar la textura de los alimentos, así como disartria que les hace necesario utilizar ayudas técnicas que suplan la comunicación. Las dificultades respiratorias hacen necesario el empleo de ventilación mecánica no invasiva que requiere el entrenamiento del familiar cuidador. En éste caso, la rehabilitación continuada, logoterapia y terapia ocupacional, no retrasan el avance de la enfermedad pero si mejoran la calidad de vida. Se reconocen diferentes etapas: Etapa I o de independencia, aparece debilidad leve de la musculatura o torpeza en la que el paciente es ambulatorio (camina sin ayuda) y es capaz de manejarse por sí mismo en sus actividades de la vida diaria (AVD). Etapa II o de debilidad moderada, en la que presenta dificultad para subir o bajar escaleras, elevar los brazos, torpeza de las manos al realizar actividades finas. Etapa III la debilidad es severa en determinados grupos musculares y no puede levantarse de una silla sin ayuda. Etapa IV o en silla de ruedas en la que la enfermedad se ha agravado y el paciente precisa silla de ruedas eléctrica para desplazarse. Etapa V en la que el paciente es incapaz de realizar las AVD, por lo que necesita máxima asistencia; los síntomas más severos son debidos al compromiso bulbar que acarrean problemas de deglución y complicaciones respiratorias. Necesita cuidados posturales, fisioterapia respiratoria (ventilación dirigida, tos asistida, drenaje postural, uso de aspirador), movilizaciones pasivas masaje trófico, drenaje linfático manual, medias elásticas, etc. Las Enfermedades Neuromusculares (ENM). Son un conjunto de más de 150 enfermedades neurológicas, de naturaleza progresiva, que engloban trastornos de la motoneurona, del nervio periférico, la unión neuromuscular y el músculo. Todavía no disponen de tratamientos efectivos, ni curación. En su mayoría son de origen genético y su principal característica es la pérdida de fuerza muscular y pueden tener asociados problemas sensitivos y/o del sistema nervioso central. Son enfermedades crónicas que generan gran discapacidad y pérdida de la autonomía personal (Gutiérrez-Rivas 2014). Sus primeros síntomas pueden comenzar a manifestarse en cualquier etapa de la vida, pero más del 50% aparecen en la infancia. En cifras globales, existen más de 60.000 afectados por enfermedad neuromuscular en toda España. Cada una de las enfermedades de este grupo tiene una prevalencia muy baja, por este motivo son catalogadas como Enfermedades Raras. Se han iniciado en España distintos registros con el fin de conocer la prevalencia, al menos de las más frecuentes. En este momento el Ministerio de Sanidad ha centralizado un registro Nacional que está recogiendo toda la información vertida por todas las comunidades autónomas y las sociedades científicas. Comparten unos rasgos comunes, de forma que un adecuado seguimiento y abordaje temprano de su comorbilidad (retracciones musculares y deformaciones ortopédicas, insuficiencia respiratoria, cardiopatías, dificultades de deglución y digestivas, dolor crónico, alteraciones inmunitarias...) puede modificar la calidad de vida y la supervivencia de estos pacientes que, de manera muy general podemos decir que pasan por varias etapas evolutivas: fase de diagnóstico con deambulación independiente, marcha asistida (muletas) o apoyo en otra persona, fase de silla de ruedas y en algunas enfermedades pueden llegar a necesitar soporte respiratorio y alimentación por gastrostomía, como sucede en la ELA. Asimismo, y a pesar de su baja prevalencia, el importe relativo a los costes indirectos de las enfermedades neuromusculares destaca muy significativamente con respecto a otras, debido principalmente a la temprana edad a la que puede aparecer y a su larga evolución, su consiguiente repercusión en las pérdidas de productividad laboral es un hecho a destacar. Todo esto desemboca en mayor discapacidad y distancia pérdida de nivel socioeconómico, empobrecimiento y menor calidad de vida. Este factor, junto con los elevados costes directos que conlleva el elevado grado de dependencia que sufren los afectados por estas enfermedades, dan cuenta del importante impacto económico que suponen a nivel del afectado y su entorno más cercano. 2.2 IMPACTO SOCIAL Y ECONÓMICO Como veremos a continuación los estudios sobre el impacto social y económico de estas enfermedades son limitados y parciales. Son escasas las referencias al impacto social más allá de los estudios que examinan la sobrecarga e impacto sobre el cuidador. Las referencias al impacto económico son aún más escasas y parciales. Sigue a continuación un repaso a los antecedentes bibliográficos. Existen estudios sobre el impacto socio sanitario en enfermedades crónicas o discapacidad en general e incluso en enfermedades raras, pero hay pocos estudios que aborden los impactos sociales y menos aún los económicos de las enfermedades neurodegenerativas de manera global (Catalá-López 2011) (Abellán-Hervás y cols (2016). Se han descrito las consecuencias físicas emocionales y sociales y económicas que sufren los cuidadores de personas dependientes. Las complicaciones más frecuentes que sufren los cuidadores son dolor de espalda, hipertensión, migraña y depresión. Y cita como principales estresores la falta de apoyo y la escasa formación con la que cuentan. (Marqués, 2011). Aunque la descarga económica en el sistema público, a corto plazo puede ser un ahorro, no lo es a largo plazo, dadas las consecuencias de esta en el cuidador (Rogero-García 2010). Un estudio (Marques (2011) cifra en 50,5 años la edad media de los cuidadores. En un estudio sobre Esclerosis Múltiple el 57% de los cuidadores eran mujeres y su edad media de 50,1, siendo la relación principal con el afectado la de cónyuge/pareja (53%) e hijo o hija (25.9%). Dicho estudio indica la necesidad de reducir la carga del cuidador ofreciéndole soporte psicológico y social (Rivera-Navarro 2008). Otro estudio con enfermos con una enfermedad neuromuscular en la Comunidad de Madrid concluye que el 83% reconocen no recibir ayuda domiciliaria externa por una persona distinta a un familiar (Crespo 2015). En relación a las diferencias de gasto entre diferentes grupos de hogares, Belzunegui (2013) afirma, en un estudio de costes de la discapacidad, que en los hogares de clase social más alta se invierte una cuantía significativamente superior al resto en atención a la discapacidad, lo que implica que la atención se recibe de forma muy desigual. También se ha estudiado el impacto que el cuidador sufre en relación con la pérdida de oportunidad laboral y los problemas de compatibilizar el trabajo con la tarea de cuidar y otras cargas familiares (Pérez-Jiménez y cols 2013). Los estudios disponibles analizan el impacto socioeconómico enfermedad por enfermedad, lo que dificulta la comparativa y alcanzar una perspectiva global. En un estudio sobre Esclerosis múltiple realizado por Kobelt et al. (2006) la mayoría de los costes en España son asumidos por los familiares y el paciente. Tras estudiar a 13.000 pacientes con Esclerosis Múltiple europeos y de Estados Unidos analizando los costes y la calidad de vida, establece que el consumo directo de asistencia sanitaria y de servicios indirectos fue similar, pero el uso de cuidadores informales era dependiente de la gravedad de la enfermedad y los picos de todos los costes aumentan con el empeoramiento de la enfermedad. Estimó el coste anual por paciente en el año 2005 en 18.000 euros para las formas más leves, en 38.000 para las moderadas y 62.000 en las graves. Estimando los costes intangibles en 13.000 euros por paciente. Izquierdo (2014) realiza una comparación de costes directos e indirectos sobre pacientes de Esclerosis Múltiple según su nivel de discapacidad; compara tres estudios realizados en España y 9 en otros países. Los datos de los tres españoles se recogieron entre 2003 y 2005, mostrando grandes diferencias entre los tres, lo que confirma que se necesitan estudios homogéneos a la hora de la recogida de datos, que se interpreten de manera similar los estadios de las enfermedades y se recojan la mismas variables para poder compararlos. De entre los tres estudios, el que se sitúa en la media es el de MedinaRedondo et al (2004) concretamente realizado en Sevilla estimando que el 30% eran gastos informales de los que se hace cargo la familia, siendo de 11.771 para la fase leve, de 29.438 para la moderada y 41.289 para la fase grave. Para conocer la evolución del cuidado tenemos el estudio realizado por Mateo y cols (2000) antes de Ley de Dependencia del 2006. Es un estudio descriptivo de corte transversal sobre cuidadores familiares de personas con enfermedad neurodegenerativa en el que analiza el perfil del cuidador y el impacto de cuidar. En este estudio sobre enfermedades neurodegenerativas realizado en 72 hogares, en el 86,1% de ellos los cuidados son prestados sólo por la red del sistema informal, en más de la mitad prestados por un único cuidador, cuyo perfil es una mujer (87%) con una edad media de 54,52 años de bajo nivel cultural. Siendo el afectado, en este caso un sujeto con una edad media de 77,63 años, un nivel bajo de autonomía para actividades de la vida diaria y enfermedad neurodegenerativa desde hace una media de 8,16 años. Las cuidadoras principales consideran que desempeñar este trabajo ha afectado de forma importante a su salud (72,2%), al uso que hacen de su tiempo (84,7%), a su vida social (83,3%) y a su situación económica (44,4%). García-Calvente (2004), en un estudio sobre el impacto del cuidado y costes, sobre 1.000 familias en Andalucía; expone el claro predominio de las mujeres como cuidadoras informales, de bajo nivel educativo y sin empleo. El impacto negativo de cuidar es identificado por una gran proporción de cuidadoras, en especial en las consecuencias económicas, laborales y en el uso del tiempo. Considera las consecuencias negativas sobre la salud, la esfera psicológica, asociadas con altos niveles de sobrecarga en el cuidador. Casi la mitad de las 1.000 personas cuidadoras entrevistadas opinaba que cuidar tenía consecuencias negativas en su propia salud en algún grado, y cerca del 15% percibía este impacto con una intensidad muy elevada, pero esta aumentaba al 72% cuando se analizó en particular el grupo de cuidadoras de personas con enfermedades neurodegenerativas. 3) OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN El presente estudio ha tenido como principal objetivo estimar los costes asociados a estas enfermedades neurodegenerativas, tanto desde la perspectiva del paciente y como la de su cuidador principal. Teniendo en cuenta los distintos grados evolutivos de la enfermedad, se han abordado asimismo, como objetivos secundarios, la identificación de: Los costes relacionados con la incapacidad en sus actividades de la vida diaria. Estos costes se han operativizado a través de distintos indicadores como el tiempo de dedicación de los cuidadores formales o informales, las reformas domésticas realizadas, el abandono total o parcial de la actividad laboral del cuidador. Los subsidios o ayudas económicas percibidas. Los costes relacionados con la propia enfermedad (farmacológicos, productos sanitarios, asistencia de profesional sanitario, rehabilitación, etc.). 4) METODOLOGÍA UNIVERSO: El Universo lo componen todos los sujetos que han sido diagnosticados de estas enfermedades y residen en España. Debe aclararse que al no existir un censo ni información demográfica sistematizada sobre el colectivo, los parámetros del universo han sido estimados. La base principal de la estimación se basa en los datos de prevalencia reunidos sobre las distintas enfermedades, de acuerdo con fuentes científicas y confiables. Se ha partido del supuesto (en buena medida avalado por los estudios antecedentes de prevalencia) de que la prevalencia de estas enfermedades es igual en los distintos territorios autonómicos. Se recogió información relativa a las variables de sexo y edad. El nivel de estudios se estimó en función del nivel de estudios correlativo para el perfil de edad en el conjunto de la población, de acuerdo con datos del CIS. TÉCNICA DE INVESTIGACIÓN: Encuesta autocumplimentada, mediante cuestionario estructurado y cerrado distribuido online. De unos 13 minutos de duración media. Implementado mediante el software Lime Survey y almacenado en un servidor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM. MUESTRA Con una muestra de 1.083 pacientes, se obtendría una buena base para el análisis del conjunto de la muestra. Los vínculos al cuestionario han sido distribuidos con ayuda de las diversas asociaciones de pacientes. También se han ocupado de pasar copias en papel para aquellas personas más mayores no usuarias de ordenadores o smartphones. No se estableció ningún control de cuotas en la recogida de la información. El trabajo de campo se desarrolló entre el 2 de septiembre y el 15 de octubre de 2015. PONDERACIÓN: La forma de recogida de información no permite la aplicación de un muestreo probabilístico y por tanto la inferencia estadística de la muestra a la población no estará asegurada. No obstante después de los ajustes y equilibrajes de la muestra se supone que su comportamiento es similar al de un muestreo probabilístico. De acuerdo con los parámetros del universo se ajustaron los resultados en las variables: sexo, edad, estudios, comunidades autónomas y enfermedades. El tipo de ponderación elegido fue un método de iteración por pasos mediante cuotas directas con las variables indicadas. La convergencia se alcanzó después de 100 iteraciones. Suponiendo un comportamiento similar al de un muestreo probabilístico, el margen de error aleatorio sería de +/- 3,0% para p=q=50%. 5) RESULTADOS Desde que se inician los síntomas de una enfermedad neurodegenerativa hasta que se concluye el diagnóstico definitivo, transcurren una media de cuatro años y medio. Muchas familias viven un periplo de consultas médicas, pruebas no concluyentes, tiempos de espera demasiado largos para confirmar el diagnóstico. Si el 58% tienen reconocido algún grado de discapacidad y de estos, uno de cada tres tienen un grado igual o superior al 75%, significa que la progresión de la enfermedad condiciona que muchos afectados no lleguen a ser valorados, perdidos entre trámites y esperas, petición de informes a un sistema poco ágil, reclamaciones y propuestas. Si comienzan los síntomas y no han aparecido las deficiencias, éstas se presentan más tarde y algunos no son ni siquiera valorados por el sistema como personas con discapacidad, con los derechos que ello implica, han perdido la oportunidad de hacer valer sus derechos y reclamar la protección social que el certificado les pueda proporcionar. En relación al derecho que la ley de autonomía personal de las personas con dependencia se les otorga, encontramos que más del 50% no están recibiendo las prestaciones económicas que les han sido reconocidas. Este estudio confirma que las ayudas sociales, sean derechos o prestaciones son insuficientes. Reconocimiento del grado de dependencia y en qué grado. La clase social con la que se identifican la mayoría de los afectados es clase trabajadora y media baja (87%,) el nivel socioeconómico es claramente más bajo que el conjunto de la población. - El 30% están en edad laboral. - El 30% de los afectados están en edad laboral. No han concluido sus estudios el 29%. - El 69% son mayores de 65 años. Más de la mitad son mujeres. - El 93,5% viven en un domicilio particular. - Uno de cada cuatro (23%) convive con otra persona con discapacidad, dependencia, o enfermedad crónica importante en el mismo domicilio. Respecto a la situación laboral y de ingresos: - En activo se encuentran el 6,4%. El 82% son pensionistas. La gran mayoría, (64%) reciben una pensión contributiva, frente al 18% que reciben una pensión no contributiva. - El 40% ha dejado de trabajar debido a su enfermedad. - El 53% llegan a fin de mes con alguna dificultad. - De los que han hecho el PIA, el 65% no reciben ninguna prestación ni servicio de la ley de dependencia. Uno de cada cuatro (26,4%) es atendido por más de 1 cuidador remunerado. La media de horas semanales que precisan cuidados es de 60,30 horas. El afectado y la familia asumen fundamentalmente la financiación de los proveedores de cuidados profesionales. Aunque la fisioterapia, la terapia ocupacional, psicología, logopedia y la estimulación cognitiva retrasan la evolución de la enfermedad y la aparición de complicaciones y se relaciona con la mejor calidad de vida percibida, por ejemplo, tan solo el 1% recibela fisioterapia de manera regular por el parte del sistema público. El 46% reciben estos tratamientos a través de las asociaciones de afectados y el 43% de servicios privados. Queda patente que las prestaciones de servicios de terapia son sufragadas fundamentalmente por los propios afectados o las familias y las asociaciones que tienen un papel importante en la aplicación de tratamientos que la administración no está ofreciendo a los usuarios de la misma. Esto refleja unas carencias ya denunciadas por los afectados de enfermedades neurodegenerativas y otras enfermedades crónicas, sus familias y las entidades que los representan. Que no solo se hacen cargo de sus cuidados, si no que tienen que sustituir en muchas ocasiones a los profesionales que los atienen. Gráfico 1. Servicios o prestaciones recibidas de distintas entidades (*). 50% 89% 96% 52% 47% 46% 43% 36% 40% 31% 28% 27% 30% 26% 24% 23% 20% 10% 9% 9% 2% 4% 2% 0% 3% 5% 2% 0% 0% 0% Fisioterapia Terapia ocupacional Psicología Logopedia Estimulación cognitiva Ninguno Servicios de la Administración Pública Servicios recibidos de alguna asociación Servicios del seguro médico privado Servicios privados Costes directos: Se presenta a continuación la tabla resumen de los costes directos estimados. Los costes directos son aquellos directamente relacionados con las manifestaciones, características y necesidades propias de la enfermedad. Estos pueden ser de tipo médico, como son las medidas de hospitalización, los medicamentos para el tratamiento, las consultas con los especialistas, o pueden ser de tipo no médico, como por ejemplo los transportes necesarios para recibir tratamiento (ej. ambulancias), la contratación de cuidadores y ayuda domiciliaria para la asistencia del afectado (ej. Limpieza del hogar), los derivados de la necesidad de tiempos de descanso para los cuidadores, etc… En nuestro país, algunos de los costes directos de tipo médico (hospitalización o consultas de especialistas) están generalmente cubiertos por el Sistema Nacional de Salud o los seguros de salud privados, por lo que esos costes no recaen directamente en los enfermos y por tanto no aparecen en este informe. Así, los costes aquí presentados son aquellos soportados directamente por los afectados y/o sus familias. Por otro lado, la tabla siguiente recoge un resumen de los datos relativos a los distintos tipos de gastos según la enfermedad padecida. Los conceptos incluidos en cada tipo de gastos pueden verse desglosados en los gráficos posteriores. Coste medio de las enfermedades neurodegenerativas, según el tipo de gasto Enfermedad Alzheimer Gastos objetos Gastos acciones Gastos servicios Gastos mensuales Gastos totales 1.102 € 2.806 € 1.610 € 7.863 € 11.754 € Otras demencias o deterioro cognitivo Enfermedad neuromuscular Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) 636 € 3.070 € 9.516 € 7.930 € 16.604 € 3.399 € 13.464 € 1.425 € 4.987 € 18.732 € 2.768 € 17.291 € 843 € 9.193 € 20.136 € Esclerosis múltiple 1.495 € 11.496 € 1.724 € 3.311 € 12.070 € 787 € 4.638 € 1.415 € 5.520 € 9.219 € Sin diagnóstico 2.272 € 6.718 € 1.742 € 6.205 € 13.268 € MEDIA: 1.263 € 4.263 € 3.272 € 7.219 € 13.063 € Parkinson Así por ejemplo se estima en 13.063 euros el gasto medio por unidad familiar al cabo del año si no se distingue por el tipo de enfermedad neurodegenerativa. Cuando se segmenta por tipo de enfermedad las diferencias de estos gastos medios fluctúan en unos 10.000€ al año. 20.163 para hogares con enfermos de ELA, 18.732 en enfermedad neuromuscular, 16.640 en demencias distintas del Alzheimer, 13.268 en el conjunto de enfermedades neurodegenerativas aún no diagnosticadas, 11.754 en enfermedad de Alzheimer, y 9.219 en el caso de Parkinson. El gasto suele ser progresivo según el grado de avance de la enfermedad, si bien cabe destacar que en la enfermedad neuromuscular es en la fase intermedia cuando se concentran los mayores gastos anuales, y en la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas sin diagnóstico el gasto anual en la fase inicial es más o menos tan importante como el que se observa en la fase intermedia. (Véase tabla a continuación). Coste medio de la enfermedad, según su fase de desarrollo Otras Esclerosis demencias Enfermedad Lateral o deterioro neuromuscular Amiotrófica cognitivo (ELA) Esclerosis múltiple Parkinson Enfermedad neurodegenerativa sin diagnóstico 10.870 € 2.776 € 7.146 € 11.048 € 19.028 € 28.235 € 11.692 € 8.491 € 11.692 € 22.131 € 15.142 € 24.618 € 14.443 € 23.146 € FASE DE LA ENFERMEDAD Alzheimer Incipiente 10.098 € 2.063 € 4.411 € Intermedia 9.533 € 8.484 € Avanzada 13.690 € 26.527 € De todo esto se deduce que las familias son en la actualidad las grandes proveedoras de servicios de apoyo a los enfermos con enfermedades neurodegenerativas, a coste cero para el sistema pero con un coste muy alto para sí mismas. En este sentido, es importante resaltar que un 25% ha debido cambiar de domicilio debido a su enfermedad. A continuación se presentan los detalles desglosados de los principales grupos de gastos: Objetos que han tenido que comprar o alquilar alguna vez debido a la enfermedad Silla para la bañera o ducha Sujeciones, barreras para la cama Cama articulada Adaptaciones para el ordenador Silla de ruedas manual Andador Colchón o cojín antiescaras Bicicletas Grúa Muletas Sillón elevador Silla de ruedas eléctrica Accesorios para la silla (reposacabezas, etc.) Rampa portátil Otros Adaptaciones para comer 40,1% 37,5% 25,5% 24,9% 24,3% 23,9% 20,2% 12,1% 9,6% 8,9% 7,3% 4,0% 3,9% 3,0% 2,6% ,7% 0% 10% 20% 30% 40% 50% Acciones que han tenido que realizar alguna vez debido a la enfermedad Sustituir bañera u otra adaptación del baño 70,6% Formación sobre su enfermedad / tratamiento 55,7% Defensa de los derechos, protección legal 22,5% Sistemas de alarma y detectores 20,6% Obras en la vivienda (puertas, rampas..) 18,7% Intercomunicadores 18,0% Otras acciones 10,0% Compra y /o adaptación de un vehículo 9,2% 0% 20% 40% 60% 80% Gastos en servicios realizados en el último año debido a la enfermedad Pruebas médicas 46,3% Ortopedia 34,6% Terapia Ocupacional 33,5% Psicología 30,8% Servicios de respiro 19,2% Rehabilitación 13,8% Logopedia 12,9% 0% 10% 20% 30% 40% 50% Gastos que suponen una partida mensual en los que se incurre debido a la enfermedad padecida Centro de día / centro ocupacional 57,2% Medicamentos 51,4% Productos farmacéuticos 36,2% Transporte 33,5% Cuidador/a 27,6% Ayuda a domicilio 18,8% Residencia 7,6% Teleasistencia y localizadores 6,2% Seguro sanitario privado 5,6% Asistente personal para el trabajo y el estudio 3,2% Profesional de enfermería a domicilio ,2% Suministros médicos (oxígeno, etc.) ,2% 0% 20% 40% 60% 80% (*) Respuesta múltiple, el total no suma 100. Las diferencias en gastos más llamativas comparando entre enfermedades son las siguientes: - No se aprecian grandes diferencias en relación al consumo de medicamentos y productos farmacéuticos. - Se observa una marcada diferencia en gastos derivados del uso de residencias y centros de día. Las enfermedades cognitivas (Alzheimer y demencias) requieren mucho más uso de estas que las que afectan a la capacidad motora. - También es llamativa la desigual distribución del gasto en conceptos como: terapia ocupacional, rehabilitación y psicología. Se concentra en las enfermedades cognitivas mientras que es considerablemente menor en las enfermedades relacionadas con el sistema motor. - Los afectado por ELA y enfermedad neuromuscular, que son los que alcanzan los gastos más elevados, concentran especialmente sus gastos en las partidas denominadas ‘acciones’ y ‘objetos’, y los de ELA también en los gastos cotidianos (mensuales). Esto explicaría principalmente los mayores costes de estas enfermedades. Entre los gastos de objetos destacan sillas de ruedas o para la bañera, andadores, camas articuladas, colchones o cojines antiescaras. Entre los gastos de acciones: obras en la vivienda en general o en el cuarto de baño en particular, compras o adaptaciones en el automóvil y formación sobre su enfermedad o tratamiento. En otro orden de cosas, también nos parece muy relevante destacar que: - Los cuidados profesionales son asumidos principalmente por el afectado y su familia. La fisioterapia, terapia ocupacional, psicología, logopedia o estimulación cognitiva son tratamientos que retrasan los efectos de las enfermedades neurodegenerativas y mejoran la calidad de vida. Sin embargo, la fisioterapia la reciben de manera regular 1 de cada 10. Casi la mitad de los afectados (46%) reciben estos tratamientos a través de sus asociaciones, en los que generalmente se cofinancian con un copago por parte del afectado. El 43% los recibe en servicios privados. Para la logopedia y estimulación cognitiva prevalecen los servicios recibidos por las asociaciones de afectados. - Las prestaciones de servicios de terapia son sufragadas fundamentalmente por las los propios afectados o sus familias y/o las asociaciones de pacientes. Estas últimas se han convertido en el apoyo fundamental a las familias cuando la administración no lo hace. Costes indirectos Los costes indirectos son aquellos que resultan como consecuencia de las limitaciones generadas en la vida del afectado por la propia evolución de la enfermedad. En este sentido, son considerados como costes indirectos las pérdidas de productividad laboral, los costes de sustitución profesionales por jubilación anticipada o los costes de mortalidad entre otros. Solo se consideran aquí aquellos que repercuten a la unidad familiar, sin tener en cuenta la categoría de costes sociales por asumirlo el Estado o las administraciones públicas. Son muy difíciles de estimar de forma cuantificada. Para hacernos una idea de su importancia, se resumen y seleccionan a continuación los siguientes datos: En relación a cómo les afecta laboralmente a los propios enfermos: - El 72% de los enfermos que forman parte de la población ocupada han estado de baja laboral debido a su enfermedad. - El 58% han tenido problemas para rendir adecuadamente, debido a su enfermedad. - El 22% han tenido que reducir su jornada laboral debido a la enfermedad. - El 40% de los actualmente no ocupados han tenido que dejar de trabajar o estudiar debido a su enfermedad, y un 2% adicional no lo han podido hacer nunca. Circunstancias a las que se han enfrentado las personas que en la actualidad se encuentran en activo o con baja laboral transitoria (*). 70,2% 80% 70% 60% 50% 40% 30% 20% 10% 0% 57,6% 22,2% 9,5% He estado de baja He tenido que He tenido laboral reducir mi jornada problemas para laboral rendir adecuadamente He tenido problemas de relación con mis compañeros y/o superiores Personas no activas en la actualidad que han debido dejar de trabajar o estudiar por causa de su enfermedad. 2% Sí 40% 58% No Nunca he podido trabajar o estudiar como consecuencia de mi enfermedad El relación al tiempo de dedicación de los cuidadores... - Se estima una media de 60 horas semanales se invierten en atención por cuidados. Los varones invierten una media de 9 horas de cuidado y las mujeres 12. - La mayoría de los cuidadores varones son jubilados, pero el 82% de las mujeres cuidadoras tienen entre 19 y 65 años; están en edad de trabajar. - El 35% de los cuidadores comparten esta condición con un trabajo remunerado. - El cuidador principal amolda su horario laboral, de comidas, de vacaciones, horas de sueño, etc, en función de las necesidades de la persona cuidada. Respecto al impacto que las enfermedades neurodegenerativas representan para la actividad laboral de los cuidadores… - Un 40% admite tener problemas económicos derivados de su labor como cuidador de una persona afectada, - El 27% considera que su vida profesional se ha resentido por el mismo motivo, existiendo un 11% que ha tenido que dejar de trabajar. - En el 13% de los casos, algún otro miembro de la familia ha tenido que dejar de trabajar o estudiar de manera total o parcial para dedicarse al cuidado de la persona afectada. Pueden apreciarse más detalles en el gráfico que a continuación se acompaña: Influencia de la enfermedad padecida sobre la situación laboral del cuidador/a 0,0% No tiene ningún problema 39,5% Tiene problemas económicos 13,9% Falta con frecuencia al trabajo o estudio Ha tenido conflictos con sus compañeros y/o… 4,1% 10,4% Tiene problemas para cumplir sus horarios 26,8% Su vida profesional se ha resentido… 8,8% Ha tenido que reducir su jornada de trabajo 12,4% 11,0% Ha tenido que cambiar de trabajo Ha tenido que dejar de trabajar o estudiar 15,4% No puede plantearse trabajar o estudiar fuera… 0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35% 40% En términos estrictamente económicos, el principal impacto de la enfermedad (que no el único) recae sobre la disminución de oportunidades laborales que la enfermedad implica, no solo para el propio afectado sino también para su cuidador principal. En relación con el impacto que la enfermedad tiene sobre los ingresos mensuales del cuidador principal: Variación de los ingresos netos mensuales del cuidador/a antes y después de la enfermedad. Más de 6.000€ De 4.501€ a 6.000€ De 3.001€ a 4.500€ De 2.401€ a 3.000€ Gana igual De 1.801€ a 2.400€ De 1.201 a 1.800€ Gana menos De 901€ a 1.200€ Gana más De 601€ a 900€ Menos de 600€ No tenía ingresos 0% 20% 40% 60% 80% 100% A continuación, también podemos ver como se distribuyen estas variaciones salariales del cuidador en función de las distintas enfermedades. Variación de los ingresos del cuidador en función de la enfermedad de la persona afectada. 100% 2% 5% 39% 66% 40% 20% 3% 13% 9% 62% 72% 25% 19% 27% 40% 80% 60% 12% 58% 68% 42% 49% 29% 29% Gana más 31% Gana igual 0% Gana menos Respecto al impacto de la enfermedad sobre la salud del propio cuidador: - El 60% toman medicamentos o reciben servicios de rehabilitación o fisioterapia como consecuencia directa de sus tareas de cuidado. Si analizamos esos servicios necesarios para el cuidador desde el punto de vista de los costes, podemos ver que los mayores importes mensuales son los correspondientes a ortopedia, psicología y servicios de rehabilitación o fisioterapia. Costes medios mensuales en los que ha incurrido el cuidador/a. 44,6 € Actividades deportivas 87,5 € Productos de ortopedia 40,4 € Productos farmacéuticos 36,3 € Medicamentos 85,8 € Psicología 24,9 € Pruebas médicas 70,9 € Rehabilitación / fisioterapia -€ 10 € 20 € 30 € 40 € 50 € 60 € 70 € 80 € 90 € La media de gastos en los que incurre el cuidador como consecuencia de las tareas que realiza suponen un total de 151 € al mes. Por otro lado, la pérdida media de ingresos que sufre el cuidador motivada por las tareas de cuidado comparando los ingresos que tenía antes y después de la enfermedad supone 453 € al mes. La suma de ambas cantidades resulta en unos costes indirectos de 604 € mensuales menos de los que dispone la familia de la persona afectada como consecuencia de la enfermedad. Los costes indirectos anuales para el año 2015 son de 7.248 €. Valores medios de las variaciones de ingresos motivadas por el rol de cuidador principal. 50 € 0€ -50 € -100 € -150 € -200 € -250 € -300 € -350 € -400 € -450 € -500 € -550 € -600 € -650 € -151 € -453 € -604 € Gastos mensuales Efecto de Costes indirectos del enfermedad sobre cuidador los ingresos mensuales Por otra parte, y como ya comentamos en la página 138 respecto a la valoración de las tareas de cuidado que llevan a cabo los cuidadores que no tenían actividad laboral previa ni posterior a la detección de la enfermedad, y cuya media ascendía a 11.871 € anuales, se ha decidido no sumar aunque sí referenciar este importe dentro de los gastos indirectos, debido al amplio debate existente sobre la procedencia o no de su inclusión como gastos, así como sobre su valoración real. Costes totales En este punto debemos explicar que los datos sólo incluyen los soportados directamente por las personas afectadas y sus familias, quedando excluidos todos aquellos gastos y costes de los que se hacen cargo diversas entidades como parte de la estructura de soporte económico y social (Sistema Nacional de Salud o empresas aseguradoras). Asimismo, y desde el punto de vista metodológico, de cara a realizar el cálculo de los costes totales, hemos de tener en cuenta que para el cálculo de los costes directos e indirectos se han utilizado dos submuestras diferentes, debido a que algunos de los encuestados o bien no tienen cuidador, o bien no han aportado los datos sobre los gastos en los que incurre. De esta forma, el número de casos incluido en el cómputo de los costes directos es de 963, mientras que el número de casos que sí han aportado información sobre los costes del cuidador es de 544. Esto implica que para calcular los costes medios totales no se pueden sumar directamente los costes directos con los indirectos. - El coste medio de las enfermedades neurodegenerativas en España para el año 2015 fue de 23.354€ por afectado. - Cabe resaltar que la mayoría de los estudios sobre costes agrupan juntos los datos relativos a la enfermedad de Alzheimer y los de otras demencias y deterioro cognitivo. Si calculamos los costes totales agrupando ambas categorías, el coste medio total asciende a 18.034€ anuales. - El desglose de estos gastos totales por enfermedad (suma de los gastos directos de tipo médico y no médico y de los indirectos relativos al cuidador, que incluyen las pérdidas de ingresos laborales y los costes adicionales derivados de sus tareas de cuidado de la persona afectada) se observa en el gráfico final siguiente: Costes medios totales anuales según el tipo de enfermedad neurodegenerativa padecida. 40.000 € 35.000 € 34.593 € 30.000 € 31.080 € Media de gasto = 23,354€ 25.000 € 20.000 € 15.000 € 21.845 € 18.034 € 18.889 € 14.821 € 10.000 € 5.000 € 0€ Todos estos datos nos llevan ineludiblemente a la conclusión de que las enfermedades neurodegenerativas son un importante desafío que no puede esperar para ser abordado. En la actualidad son principalmente las familias y los cuidadores de los afectados quienes seguirán librando, con más voluntad que recursos, la batalla diaria contra esas enfermedades. 6) CONCLUSIONES Necesidad de un diagnóstico precoz y una valoración ágil de la discapacidad: • Desde que se inician los síntomas de una enfermedad neurodegenerativa hasta que se concluye el diagnóstico definitivo, transcurren una media de cuatro años y medio. • El 58% de las personas afectadas tienen reconocido algún grado de discapacidad y de éstas, una de cada tres tienen un grado igual o superior al 75%. El 56% tienen algún grado de dependencia. Las ayudas sociales son insuficientes: • Más del 50% no están recibiendo las prestaciones económicas que les han sido reconocidas. • Solo reciben algún tipo de prestación económica el 15% de la muestra (164 personas): el (69%) recibe prestación de cuidados en el entorno familiar, el 28% recibe prestación vinculada al servicio y sólo el 3% recibe prestación para asistente personal. • Las prestaciones de servicios de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia, etc. son sufragadas fundamentalmente por los propios afectados o sus familias y las asociaciones de pacientes. • Las asociaciones de pacientes se han convertido en el apoyo fundamental y están jugando un papel importante sustituyendo a la propia administración pública. Los cuidados recaen sobre la familia de la persona afectada: • Las familias se convirtieron en las grandes proveedoras de servicios de apoyo a coste cero para el sistema pero con un coste muy alto para sí mismas. • Los cuidadores hombres cuidan de media 8,6 horas al día y las mujeres 11,9 horas al día. Casi un 80% de los cuidadores tiene más de 50 años. Los costes indirectos para el cuidador/a son muy altos. Los costes de la enfermedad son muy altos: • El coste medio total de las enfermedades neurodegenerativas en España para el año 2015 fue de 23.354€ por afectado. • Los costes medios se acentúan a medida que avanza la enfermedad, llegando en algunos casos a duplicar o triplicar los costes iniciales. • En el caso de las Enfermedades neuromusculares y de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, los costes se disparan, llegando a 31.000€ y 34.500€ anuales respectivamente. Las enfermedades neurodegenerativas son un importante desafío que no puede esperar para ser abordado. Para hacerlo es necesario contar con la participación activa de todos los actores implicados. 7) BILBIOGRAFÍA Abellán-Hervás, MJ. López-Fernández, C. Santi-Canoa, MJ. Deudero-Sánchez, Picardo-García, M (2016). ¿Quién es el receptor de intervenciones sociosanitarias y cuáles son sus necesidades? Enferm Clin. , 26(1), 49-54 Ambrosio L, Portillo MC, Rodríguez-Blázquez C, Carvajal A, Martínez-Martín P. (2015). Estudio piloto sobre la escala de convivencia con un proceso crónico en pacientes con enfermedad de Parkinson. Rev Neurol, 61 (10), 447-453 Aulestia Urrutia, K. (2013). El Alzheimer en España. Enlace En Red, (25), 24–29. Ayuso, G. I. (2014). Esclerosis múltiple: impacto socioeconómico y en la calidad de vida de los pacientes. Medicina Clínica, 143, Supplement 3, 7–12. http://doi.org/10.1016/S0025-7753(15)30003-8 Belzunegui Eraso, Xavier Puig Andreu, Francesc Valls Fonayet. (2013). El efecto de la estructura social sobre el gasto en atención a la discapacidad. 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