manual de referencia

Anuncio
1
MANUAL DE REFERENCIA
PROYECTO PR.IC.CA
(PREVENCIÓN DEL ICTUS EN LA COMUNIDAD ANDALUZA)
1
2
Coordinación
Martí Canales, Juan Carlos.
Autores por orden alfabético
Frías Rodríguez, Jose Francisco
Jiménez Hernández, Mª Dolores
Maestre Moreno, José
Martí Canales, Juan Carlos
Martínez Martínez, Angel
Torres Ruíz, Juan Miguel
Los autores.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del presente documento sin la
autorización expresa de los autores.
2
3
Indice
Introducción
4
Prevención primaria del ictus
6
Fase aguda del ictus. Manejo extrahospitalario.
27
Fase aguda del ictus. Abordaje hospitalario
37
Alteraciones cardiacas embolígenas.
54
Prevención secundaria del infarto cerebral.
90
3
4
INTRODUCCION
Durante las dos últimas décadas, hemos asistido a una verdadera revolución respecto al
ictus. Desde la pura y simple resignación médica ante el enfermo que había sufrido un
ictus, hemos asistido al desarrollo de modernas técnicas diagnósticas , sobre todo en el
campo de la neuroimagen, y de tratamiento fibrinolítico del infarto cerebral. Hasta hace
relativamente pocos años el diagnóstico topográfico definitivo era el resultado de la
necropsia y las técnicas de neuroimagen eran ciencia ficción moviéndose el médico
orientado por la clinica y clasificación de los grandes síndromes topográficos y nunca
llegando con certeza al diagnóstico etiológico que le permitiera distinguir entre el infarto y la
hemorragia cerebrales. Mucho menos podía ofrecerse al enfermo afectado por un ictus
algo más que compasión y medidas de soporte.
Los grandes estudios epidemiológicos han contribuido de forma irremplazable al avance de
la prevención primaria y secundaria. Mediante la aplicación de sus conclusiones y el
desarrollo de técnicas estadísticas complejas como el metanálisis, la prevención de la
enfermedad cerebrovascular ha conseguido, por un lado disminuir la incidencia , y por otro
disminuir la alta mortalidad y disminuir las secuelas en los supervivientes.
Paralelamente, la evolución que sufre en éste periodo la medicina es enorme en sí misma
abandonandose el concepto exclusivo de la medicina asistencial en favor de una visión
más amplia de la misma, donde encuentra gran protagonismo la medicina preventiva y la
necesidad de coordinación de los profesionales que de una u otra forma intervienen en el
proceso. ( neurólogos, internistas, médicos rehabilitadores, logopedas, médicos de familia,
etc.). Ya no se admite la parcelación en la atención al enfermo con ictus, sino la llamada
cadena asistencial donde todos y cada uno de los intervinientes tiene un cometido
protagonista y sinérgico.
El papel indiscutible que la propia naturaleza del médico de familia le otorga, le hace ser
una pieza clave en la prevención de los ictus, en la asistencia extra e intrahospitalaria
urgente y en la integración y reinserción del afectado en la sociedad. Es por esto por lo que
nos animamos a redactar el presente documento que pretende aportar luz desde la óptica
de distintas especialidades, unidas con un mismo propósito, que el médico encuentre en él
una referencia completa y a la vez simple de lo que debe conocer sobre su encomienda
particular y también de lo que otros especialistas deben realizar una vez en el medio
hospitalario.
4
5
Esperamos que nuestro esfuerzo haya valido la pena.
5
6
CAPITULO I
PREVENCIÓN PRIMARIA DEL ICTUS
Juan Carlos Martí Canales.
Doctor en Medicina y Cirugía. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. UGC MotrilSan Antonio ( Granada).Coordinador Nacional del Grupo de Ictus de SEMERGEN.
I.1.-INTRODUCCIÓN
La trascendencia de la prevención primaria en el ictus ha sido contemplada a nivel nacional
por las autoridades sanitarias especialmente desde 2008, fecha en que comenzó a
redactarse la Estrategia de Ictus en el Sistema Nacional de Salud1. Los objetivos de dicha
Estrategia respecto a prevención primaria del ictus se reflejan en la Tabla I.
Detectar precozmente, incluir en programas de seguimiento y controlar a los
pacientes de riesgo ( hipertensos, diabéticos y dislipémicos)
Invertir la tendencia actual de crecimiento de la prevalencia de la obesidad en la
población.
Disminuir la prevalencia del consumo del tabaco en la población adulta (>15 años)
en España ( o cualquier Comunidad Autónoma) hasta el 28% (hombre 35% y
mujeres 25%).
Aumentar el porcentaje de población que realiza actividad física.
Los pacientes con cardiopatías embolígenas de alto riesgo recibirán tratamiento
anticoagulante o antiagregante.
Tabla I-Objetivos específicos de prevención primaria.
Fuente: Ministerio de Sanidad y Consumo.Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud. Centro
de Publicaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo.Madrid 2009.
A nivel andaluz, y siguiendo las recomendaciones de la Estrategia, se ha redactado un
Plan específico para el abordaje integral del ictus2.
Esta preocupación deriva del reconocimiento de que el ictus es un problema de salud de
primer orden3,4. En los países desarrollados ocupa un puesto principal entre las causas de
muerte, junto con las enfermedades cardiovasculares y las neoplasias . Es además la
primera causa de discapacidad permanente en la edad adulta y su padecimiento constituye
6
7
una verdadera catástrofe no sólo para el paciente, sino para su entorno familiar y social,
así como para la economía de la sociedad5.
Diversas medidas, tanto farmacológicas como no farmacológicas , han puesto de
manifiesto que son capaces de prevenir, al menos en un porcentaje apreciable, episodios
clínicos como la cardiopatía isquémica, el ictus y la enfermedad arterial periférica. Aún
compartiendo varios factores de riesgo , la trascendencia de cada uno de ellos no es la
misma. Así , la hipertensión arterial está considerado como el factor de riesgo modificable
de mayor peso en la prevención de todos los tipos de ictus mientras que en la cardiopatía
isquémica, éste factor tendría un menor peso. Lo contrario sucede con el colesterol cuyo
papel en la patogenia de la enfermedad isquémica es de extrema relevancia.
Los distintos factores de riesgo vascular actúan no como una suma de efectos
desfavorables, sino que lo hacen de forma sinérgica, reconduciendo una vez más éste
hecho ampliamente probado al pensamiento y filosofía de la Medicina de Familia, el
abordaje integral del individuo.
A pesar de que resulte útil la adopción de lo que han venido a llamarse hábitos saludables
en la población general, la prevención de las enfermedades vasculares mediante el
abordaje farmacológico, no exenta de otros riesgos y por supuesto costosa, debe estar
guiada por la estimación del llamado riesgo vascular, es decir, el riesgo de sufrir una
enfermedad vascular en un determinado tiempo a partir del momento de la estimación.
Esta estimación debe realizarse de forma rutinaria en la consulta del Médico de Atención
Primaria y debe adoptarse como determinación rutinaria, sobre todo a partir de la madurez
del individuo. Las llamadas tablas de riesgo, elaboradas a partir de ambiciosos estudios
poblacionales se elaboran a partir de ecuaciones extraídas de tales estudios, ayudándonos
a cuantificar de forma objetiva el exceso de riesgo de un sujeto en particular cuando se
compara con la población de dichos estudios. Las más extendidas en cuanto a su uso son
las de Framingham y la de SCORE (Systematic Coronary Risk Evaluation) adaptada para
España
6,7
(anexo I). Las tablas REGICOR
8
realizadas sobre población gerundense, son
una adaptación de las tablas de Framingham 6 a nuestro entorno, específicas para
determinar el riesgo coronario (anexo II). Las tablas de Framingham son las que estan
actualmente disponibles en el sistema de registro informático de Atención Primaria en
7
8
Andalucía ( DIRAYA), habiéndose subrayado cómo sobreestiman el riesgo en poblaciones
de bajo riesgo y cómo infraestiman el mismo en poblaciones de alto riesgo9,10.
Estos métodos de cálculo diferencian el cálculo en base al sexo y la edad, como factores
de riesgo no modificables, e introducen la valoración de factores de riesgo modificables
como son la presión arterial, colesterol, el hábito tabáquico y la presencia o ausencia de
diabetes.
Habitualmente se considera riesgo vascular elevado a la estimación superior al 5% de sufrir
un episodio vascular mortal a 10 años según las tablas SCORE, o una estimación de más
del 20% de sufrir enfermedad coronaria, mortal o no, calculado por REGICOR.
Al ser el riesgo vascular un valor dinámico, variable conforme avanza la edad del individuo
y estar influido por la modificación de los distintos factores de riesgo es conveniente
calcularlo periódicamente , teniendo en cuenta que son sólo aplicables a sujetos sin
enfermedad vascular conocida.
Recientemente disponemos de un nuevo método de cálculo del riesgo vascular que tiene
en cuenta las tablas SCORE y REGICOR e incorpora además el análisis del material
genético. Debido a su alto precio, aún se halla poco extendido.
Respecto al ictus, las tablas de D´Agostino, derivadas de la cohorte de Framingham
proporcionan una estimación del riesgo de sufrir un ictus isquémico
en 10 años en
personas de entre 55 y 85 años que nunca han sufrido un ictus.
Finalmente, debemos señalar que a pesar de que las estimaciones que proporcionan las
distintas tablas son poco precisas, deben de considerarse como una herramienta
complementaria del diagnóstico teniendo el clínico en cuenta siempre los factores
individuales .
I.2.- FACTORES DE RIESGO PARA EL ICTUS
Los factores de riesgo para el ictus pueden dividirse en dos grandes grupos. Por un lado
los factores de riesgo que no podemos modificar y por otro los que son susceptibles de una
modificación, eliminación o reducción apropiada mediante medidas de prevención primaria.
Entre estos últimos, los hay que muestran asociación fuerte y otros en los que la evidencia
no es actualmente suficientemente sólida, aunque existan motivos para considerarlos como
posibles factores de riesgo (Tabla II).
8
9
I.2.1.-FACTORES DE RIESGO NO MODIFICABLES
Los factores de riesgo no modificables ayudan a la identificación de aquellos sujetos con
riesgo alto de padecer un ictus y que podrían beneficiarse de un control más exhaustivo
sobre los factores de riesgo modificables.
No
modificables
Edad
Sexo
Raza, etnia
Bajo peso al
nacer
Factores
hereditarios
Asociación fuerte
Asociación débil
Hipertensión arterial
Tabaquismo
Diabetes mellitus
Fibrilación auricular
Sd. metabólico
Consumo de drogas
Anticonceptivos orales
Migraña
Hipercolesterolemia
Hiperhomocisteinemia
Estenosis carotídea
Enfermedad de células
falciformes
Terapia hormonal
sustitutoria
Alcoholismo
Hipertrofia ventricular
izquierda
Hipercoagulabilidad
Elevación de la LP(a)
Inflamación, infección
Ictus isquémico o AIT
previos
Obesidad, distribución de la
grasa corporal
Inactividad física
Factores dietéticos
Ciertas cardiopatías
embolígenas
Síndrome de apnea del sueño
Tabla II. Factores de riesgo para el ictus isquémico.Adaptado de: Díaz-Tejedor E, Fuentes B, Gíl Núñez A,
Gíl Peralta A, Matías Guiu J, , por el comité ad hoc del Grupo de Estudio de Enfermedades
Cerebrovasculares de la Sociedad española de Neurología. Guía para el tratamiento preventivo de la
isquemia cerebral. En: Guía para el tratamiento y prevención del ictus. Guías y protocolos de la SEN. En
Díez- Tejedor (ed.). Barcelona, Prous Science, 2006:133-83. ISBN: 84-8124-225-X.
A.- Edad
Es el principal factor de riesgo no modificable para el ictus. La incidencia del ictus se
duplica aproximadamente cada 10 años a partir de los 55 años. Los efectos deletéreos ,
acumulativos, del envejecimiento sobre el sistema cardiovascular
y la naturaleza
progresiva de otros factores de riesgo hacen que se incremente de forma sustancial el
riesgo para los ictus tanto hemorrágicos como isquémicos12,13.
B.- Sexo
9
10
Aunque las muertes por ictus son más numerosas en el sexo femenino y de hecho es la
primera causa de muerte en la mujer en España, los ictus son más frecuentes en varones
cuando se analizan las tasas ajustadas tanto para ictus isquémico como para ictus
hemorrágico14,15 . Esto se explicaría en parte porque las mujeres viven más años, y como
hemos visto, la edad es el primer factor de riesgo para el ictus 16. En mujeres jóvenes se ha
relacionado el ictus con el uso de anticonceptivos orales y durante el embarazo parece
haber una mayor predisposición al ictus.
C.- Raza, etnia.
Los ictus son más frecuentes en individuos de raza negra que en los blancos de una misma
población, habiéndose sugerido la mayor prevalencia de hipertensión y de diabetes en los
primeros. Podría influir asimismo la distinta respuesta al tratamiento ( ej. antiagregantes) en
función de la raza.
D.- Antecedentes familiares
La presencia de antecedentes familiares se ha asociado a un riesgo mayor de ictus 17
,aumento
quizás determinado por la transmisión hereditaria de los factores de riesgo
clásicos, la transmisión de una mayor susceptibilidad a los mismos, a factores ambientales
y a estilos de vida comunes18.
E.-Bajo peso al nacer
Diversos estudios llevados a cabo en el Reino Unido y EEUU han reflejado cómo influye
desfavorablemente el bajo peso al nacer en el riesgo de sufrir un ictus. Las razones
potenciales de esta relación continúan sin ser esclarecidas.
10
11
I.2.2.-FACTORES DE RIESGO MODIFICABLES
Existen suficientes pruebas de que actuando sobre determinados factores de riesgo para el
ictus podemos evitar muchos de ellos. Por ello, cuando nos referimos a éste grupo los
calificamos de modificables a través de una intervención, farmacológica o no. Hay pocas
dudas actualmente que dejar de fumar beneficia la salud vascular, así como lo hace la
práctica regular de ejercicio físico o una dieta equilibrada. El coste-beneficio es evidente.
Factor
Prevalencia (%)
Riesgo relativo de
ictus
Hipertensión
25-40
3-5
Colesterol total elevado
25-40
1,8-2,6
Tabaquismo
25
1,5
Sedentarismo
25
2,7
Obesidad
18
1,8-2,4
Estenosis carotídea
asintomática >50%
2-8
2
Alcohol
2-5
1,6
Fibrilación auricular
1
5 ( no valvular)
17 (valvular)
Tabla III.Factores de riesgo modificables para ictus isquémico. Modificada de Straus SE,Majumdar SR,
McAlister FA, JAMA 2002;288:1388-1395.
A.- Hipertensión arterial
Después de la edad, la hipertensión arterial es el factor de riesgo modificable más potente
en el ictus tanto isquémico como hemorrágico19. Se calcula que unos mil millones de
personas padecen hipertensión arterial en todo el mundo. La Organización Mundial de la
salud estima que la presión arterial subóptima es la responsable del 62% de las
enfermedades cerebrovasculares y del 49% de cardiopatías isquémicas . Las personas que
a los 55 años son normotensas tienen un 90% de posibilidades de ser hipertensos a lo
largo de su vida
19.
En más del 90% de los casos, la hipertensión arterial es de tipo
esencial, si bien por lo general los médicos realizan pocas comprobaciones de que así sea
y no se deba a una causa identificable. Los estudios observacionales han demostrado que
11
12
la relación de la hipertensión arterial con el ictus es lineal desde cifras tan bajas como 115
mm Hg de presión arterial sistólica y 75 mm Hg de presión diastólica. Por cada aumento de
20 mm Hg de sistólica o 10 mm Hg de diastólica, la mortalidad se duplica, tanto por
cardiopatía isquémica como por ictus. Los datos del Framingham Heart Study demostraron
que cifras de presión arterial entre 130-139/85-89 mm Hg se asocian a un riesgo relativo de
más del doble de enfermedad vascular si se comparan con niveles de presión inferiores a
120/80 mm Hg. Cuando las cifras caen 9/5 mm Hg para las presiones sistólica y diastólica
respectivamente, el riesgo se reduce en 35-45% en un periodo de 2-3 años, beneficio que
se aprecia incluso en muy ancianos20. A pesar de estos beneficios indiscutibles, la
hipertensión arterial está infradiagnosticada e infratratada. Según los datos disponibles , un
60% de los hipertensos andaluces estaría correctamente tratado, cifra menor si
consideramos la asociación diabetes-hipertensión, aproximadamente un 20%21.
Está ampliamente demostrado que los diuréticos tiazídicos , los betabloqueantes, los IECA,
ARA II y calcioantagonistas dihidropiridínicos reducen el riesgo de ictus, considerándose en
la actualidad que la reducción de riesgo depende fundamentalmente de las cifras de
presión arterial más que del fármaco que utilicemos para lograr dicha reducción 22, aunque
el tratamiento ha de ser individualizado y debemos tener en cuenta factores como potencial
desarrollo de diabetes y dislipemias ( betabloqueantes y tiazidas ), enfermedades
concomitantes, los niveles de presión arterial, etc. En diabeticos debe controlarse
estrechamente la hipertensión , recomendándose el uso de inhibidores de la enzima de
conversión de angiotensina (IECA) o antagonistas de los receptores de la angiotensina II
(ARAII). El tratamiento con inhibidores directos de la renina (IDR), tales como aliskiren, está
contraindicado en diabetes y en insuficiencia renal.
Finalmente, no deben obviarse bajo ningún concepto los cambios en el estilo de vida (
pérdida de peso, consumo moderado de sal y alcohol, ejercicio físico).
B.-Diabetes mellitus
Las personas diabéticas tienen tienen una alta predisposición a desarrollar aterosclerosis y
una gran prevalencia de factores de riesgo proaterogénicos, sobre todo hipertensión y
dislipemias.
12
13
La diabetes aumenta de forma independiente el riesgo de padecer un ictus isquémico
(riesgo relativo entre 1.8 y 6 veces el de la población no diabetica)22.
En Andalucía, al igual que en el resto de España , la diabetes mellitus constituye un grave
problema de salud, no sólo por el elevado coste de su tratamiento, tanto de la enfermedad
en sí como de las complicaciones que más tarde o más temprano acontecen durante su
curso clínico. El efecto deletéreo sobre el árbol vascular de los sujetos diabeticos tanto a
nivel macrovascular como microvascular conduce a una mayor incidencia de cardiopatía
isquémica, ictus y arteriopatías . En efecto, considerando el ictus, la presencia de diabetes
constituye un factor de riesgo independiente, que además potencia al resto de factores de
riesgo bien documentados. Además, según un reciente artículo derivado del Northern
Manhattan Study, la duración de la diabetes podría aumentar las posibilidades de sufrir un
ictus. Este riesgo aumentaría en un 3% por cada año de diabetes y se triplica a partir de los
10 años de evolución22.
Paralelamente podemos afirmar, en base a los estudios disponibles, que la mujer diabetica
presenta un riesgo de ictus 3,6-5,8 veces mayor cuando se compara con la población no
diabetica. En el hombre este exceso de riesgo es de 2,5-4,1 veces. Pero ¿es posible hacer
algo por disminuir el riesgo en los sujetos diabeticos? Parece ser que la reducción de las
cifras de glucemia no lograría éste objetivo23,24. Lo que sí es indiscutible es que en los
diabeticos debemos abordar con mayor empeño el control de los factores de riesgo
concomitantes25-27.
C.-Tabaquismo
El consumo de tabaco se ha relacionado consistentemente con el ictus isquémico y
también con la hemorragia subaracnoidea en numerosos estudios
28-30
. Pero no sólo el
tabaquismo activo es causa de ictus, sino que además los fumadores pasivos también
tienen un riesgo mayor, dosis-dependiente, de padecerlo31. Es por ello por lo que debe
establecerse un entorno de trabajo y de ocio libre de humo y desaconsejar con firmeza el
consumo de tabaco.
D.- Dislipemias
En la mayoría de estudios epidemiológicos se señala la asociación entre colesterol total e
ictus isquémico32-35. Otros estudios no han encontrado ésta asociación
36,37,
mientras que
13
14
se considera probada la influencia de los altos niveles de colesterol total en el desarrollo de
placas arterioscleróticas carotídeas38-42.
En muchos estudios se ha observado que los niveles bajos de colesterol se asocian a ictus
hemorrágico43-45, mientras que los niveles altos de colesterol unido a lipoproteinas de alta
densidad (c-HDL) se han asociado a una menor incidencia de ictus46-48.Los estudios sobre
colesterol y hemorragia subaracnoidea, son por el momento no concluyentes. No obstante,
diversos ensayos realizados con estatinas han demostrado cómo éstos fármacos son
capaces de disminuir los ictus en pacientes de edades y riesgo vascular diferentes 49,50,52.
El uso de
estatinas fue relacionado con una mayor incidencia de hemorragias
intracerebrales y subaracnoideas, aunque actualmente puede negarse tal vinculación51,52.
El uso de estatinas en la población diabética ha demostrado una reducción sensible del
riesgo vascular global, así como sucede en la población anciana, aunque los datos
disponibles en éste grupo son menores pues los ensayos suelen excluir a personas de más
de 80 años, y generalmente los incluidos tienen antecedentes vasculares.
Ningún tratamiento hipolipemiante distinto a las estatinas ha demostrado reducir el riesgo
de ictus de forma fehaciente, aunque disminuyan en grado variable las cifras de colesterol.
Por tanto actualmente se recomienda tratar con estatinas a aquellos individuos adultos con
riesgo vascular elevado y sin antecedentes de enfermedad vascular previa, no
recomendándose el tratamiento con otros fámacos como prevención primaria de la
enfermedad vascular. No debe descuidarse el refuerzo de las medidas no farmacológicas y
la adopción de formas de vida más saludables53.
E.- Síndrome metabólico
El síndrome metabólico es una combinación de factores de riesgo que predispone a sufrir
diabetes y a incrementar el riesgo vascular. Los componentes principales para su
diagnóstico son la obesidad abdominal, la dislipemia aterogénica ( aumento de triglicéridos
y disminución de c-HDL), hipertensión arterial y diabetes o glucemia basal alterada. En
nuestro entorno su prevalencia se calcula en un 20% para las mujeres y en un 25% para
los varones54. Los sujetos con síndrome metabólico tienen un riesgo de ictus 2 veces
superior55. Se recomienda en estos pacientes el control de lípidos, presión arterial,práctica
regular de ejercicio y pérdida de peso. A día de hoy no puede establecerse el papel
preventivo que juegan aquellas medidas que tienden a mejorar la resistencia insulínica 23.
14
15
F.- Consumo de alcohol
El consumo excesivo de alcohol puede conducir a una serie de situaciones clínicas
evitables, incluyendo el ictus. Numerosos estudios han señalado al
consumo de gran
cantidad de alcohol constituye un factor de riesgo para todos los subtipos de ictus 56-58, si
bien resulta evidente que un consumo ligero o moderado reduce el riesgo de eventos
vasculares59. Las razones parecen radicar en que un consumo de cantidades pequeñas o
moderadas de alcohol aumenta el colesterol unido a lipoproteinas de alta densidad ( cHDL), reduce la agregación plaquetaria, disminuye el fibrinógeno plasmático y mejora la
sensibilidad a la insulina y el metabolismo de la glucosa. Por el contrario, la ingesta de gran
cantidad de alcohol aumenta las cifras de presión arterial, promueve un estado de
hipercoagulabilidad, reduce el flujo sanguíneo cerebral y aumenta el riesgo de fibrilación
auricular.
En nuestra consulta deberíamos realizar un despistaje de grandes consumidores de
bebidas alcohólicas, recomendándose encarecidamente la abstención o la reducción del
consumo a dos bebidas alcohólicas al día en los varones o una sola para las mujeres.
G.- Drogas ilegales
El uso de cocaina y crack (cocaina base) se ha asociado tanto con ictus hemorrágicos
como isquémicos60, incluidos ictus de tipo embólico61 y hemorragia subaracnoidea. El
mecanismo de producción no está totalmente aclarado, pudiendo jugar un papel
fundamental, la presión arterial alta inducida, la activación plaquetaria, las impurezas y
otros62-65.
El uso de marihuana se ha relacionado con el ictus isquémico66,67 habiendose informado de
la existencia de angiopatía multifocal en el 21 % de una serie de 48 casos consecutivos 71,
mientras que la anfetamina y su derivado, la metilenodioximetamfetamina (MDMA, éxtasis,
cristal ) han sido relacionados con ictus isquémico, hemorragia subaracnoidea y
hemorragia cerebral 68-70.
Se
hace
indispensable
potenciar
una
política
adecuada
de
prevención
de
drogodependencias , sobre todo en la población más jóven, mas influenciable por
determinados estereotipos lamentablemente aceptados o tolerados por la sociedad.
H.- Hiperhomocisteinemia
15
16
La homocisteina es una aminoácido azufrado derivado del metabolismo de otro aminoácido
esencial, la metionina. La hiperhomocisteinemia es un estado casi siempre ligado a una
anomalía
del
metabolismo
de
la
homocisteina
(fig.
1
).
Las
causas
de
la
hiperhomocisteinemia pueden ser déficits congénitos de diversas enzimas, como la
cistationin-beta-sintasa o la metilen-tetrahidrofolato reductasa ( MTHFR) o una mutación de
ésta última, el déficit en la dieta de piridoxina ( Vit. B 6), que actúa como cofactor de la
cistationin-beta-sintasa , o de cianocobalamina ( vi. B12) o ácido fólico, que actúan como
cofactores de la MTHFR, además de la filtración reducida que ocurre en la enfermedad
renal crónica.
Sea cual sea su causa, la hiperhomocisteinemia ha sido asociada a
un incremento de 2-3 veces del riesgo para la aterosclerosis,
incluyendo el ictus aterotrombótico.
Fig. 1. Estructura química
de la homocisteina
16
17
ANEXO I
Tablas SCORE adaptadas para España
17
18
ANEXO II
TABLAS REGICOR PARA EL CÁLCULO DEL RIESGO CORONARIO A10 AÑOS
18
19
Marrugat J, Solanas P, D’Agostino R, Sullivan L, Ordovas J, Cordón F, Ramos R, Sala J, Masià R, Rohlfs I,
Elosua R, Kannel WB. Estimación del riesgo coronario en España mediante la ecuación de Framingham
calibrada. Rev Esp Cardiol 2003; 56: 253-6.
19
20
ANEXO III
TABLAS DE D´AGOSTINO PARA EL CALCULO A DIEZ AÑOS DEL RIESGO DE ICTUS
ISQUEMICO EN SUJETOS DE ENTRE 55-85 AÑOS SIN ICTUS PREVIO. (D'Agostino B
et al. Stroke 1994; 25:40-43.)
20
21
21
22
Bibliografía
1. Ministerio de Sanidad y Consumo. Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de
Salud.Centro de Publicaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid 2009.
2. Jiménez Hernández MD, Alés Otón E, Fernández García E, Terol Fernández E (
Coords.). Plan Andaluz de Atención al Ictus. Consejería de Salud de la Junta de
Andalucía,2011. ISBN 978-84-694-0530-7.
3. Royal College of Physicians of London. Intercollegiate Stroke Working Party.
National Clinical Guidelines for Stroke.2nd. ed. Londres,2004.
4. World Health Organisation. Cerebrovascular disorders: a clinical and research
classification.43. Geneva,World Health Organization, 1978.
5. The European Stroke Initiative Committee and the EUSI Writing Committee.
European Stroke Initiative Recommendations for Stroke Management. Update 2003.
Cerbrovasc Dis 2003;16:311-337.
6. Conroy RM, Pyorala K, Fitzgerald AP, Sans S, Menotti A, De Backer G , et al.
Estimation of ten-year risk of fatal cardiovascular disease in Europe: the SCORE
Project. Eur Heart J 2003;24:987-1003.
7. Sans S, Fitzgerald AP, Royo D, Conroy R ,Graham I. Calibración de la tabla SCORE
de riesgo cardiovascular para España. Rev Esp Cardiol. 2007; 60:476-85.
8. Marrugat J, Solanas P, D’Agostino R, Sullivan L, Ordovas J, Cordón F, Ramos R,
Sala J, Masià R, Rohlfs I, Elosua R, Kannel WB. Estimación del riesgo coronario en
España mediante la ecuación de Framingham calibrada. Rev Esp Cardiol 2003; 56:
253-6.
9. Brindle P, Beswick A, Fahey T,Ebrahim S. Accuracy and impacto f risk assesment in
the primary prevention of cardiovascular disease: a systematic review. Heart 2006;92
(12): 1752-1759.
10. D´Agostino RB, Vasan RS, Pencina MJ, Wolf PA , Cobain M, Massaro JM, et al.
General cardiovascular profile for use iun primary care: The Framinham Heart Study.
Circulation 2008; 117: 743-753.
11. Díaz-Tejedor E, Fuentes B, Gil Núñez A, Gil Peralta A, Matías Guiu J, por el comité
ad hoc del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN. Guía
para el tratamiento preventivo de la enfermedad cerbrovascular. En: Guía para el
tratamiento y prevención del ictus. Guías y protocolos de la SEN. En Díez Tejedor
(ed.).ISBN 84-8124-225-X. Barcelona: Prous Science, 2006: 133-183.
12. Wolf PA, D´Agostino RB, O´Neal MA, Sytkowski P, Kase CS, Belanger AJ, et al.
Secular trends in stroke incidente and mortality: The Framingham Study. Stroke
1996; 23: 1551-1555.
13. Brown RD, Whisnant JP, Sicks JD, O´Fallon WM, Wiebers DO. Stroke incidente
prevalence and survival: secular trends in Rochester, Minnesota, through 1989.
Stroke 1996;27:373-380.
14. Marrugat J, Sala J, Aboal J. Epidemiology of cardiovascular disease in women. Rev
Esp Cardiol 2006; 59(3) : 264-274.
15. Prencipe M, Ferretti C, Casini AR, Santini M, Giubilei F, Culasso F. Stroke, disability
and dementia: results from a population Surrey. Stroke 1997; 28:5316.
16. Morín M, González-Santiago R, Gil-Núñez A, Vivancos J. El ictus en la mujer.
Epidemiología hospitalaria en España. Rev Newurol 2003;37:701-705.
17. Kiely DK, Wolf PA, Cupples LA, Beiser AS, Myers RH. Familial aggregation of stroke:
the Framingham Study. Stroke 1993; 24:1366-1371.
22
23
18. Liao D, Myers R, Hunt S, Shahar E, Paton C, Burke G, et al. Familial history of stroke
and stroke risk: the Family Heart Study. Stroke 1997; 28: 1908-1912.
19. Chobanian AV, Bakris GL, Black HR, Cushman WC, Green LA, Izzo JL Jr, Jones
DW, Materson BJ, Oparil S, Wright JT Jr, Roccella EJ. The
Seventh Report of the Joint National Committee on Prevention, Detection,
Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure: the JNC
7 report. JAMA. 2003;289:2560 –2572.
20. Schall P, Wehling M. Treatment of arterial hypertension in the very elderly: a metaanalysis of clinical trials. Arzneimittelforschung. 2011;61(4):221-8
21. Llisterri Caro JL, Marti Canales JC, Rodriguez Roca GC, Alonso Moreno FJ, Prieto
Diaz MA, Mediavilla Bravo JJ, Cinza Sanjurjo S, Garcia Matarin L, Rama Martinez T,
Gonzalez-Segura Alsina D. Blood pressure control in diabetic population included in
the PRESCAP 2010 study. J Hypertens. 2012; 30(e-Supplement A):e282.
22. Banerjee C, Moon YP, Paik MC, Rundek T, Mora-McLaughlin C, et al. Duration of
Diabetes and Risk of Ischemic Stroke: The Northern Manhattan Study.Stroke.
2012;43:1212-1217.
23. Goldstein LB, Bushnell CD, Adams RJ, Appel LJ, Braun LT, et al. Guidelines for the
primary prevention of stroke: A guideline for healthcare professionals from the
American Heart Association/American Stroke Association. Stroke 2011, 42:517-584.
24. Gerstein HC, Miller ME, Byington RP, Goff DC Jr, Bigger JT, Buse JB,Cushman WC,
Genuth S, Ismail-Beigi F, Grimm RH Jr, Probstfield JL,Simons-Morton DG,
Friedewald WT. Effects of intensive glucose lowering in type 2 diabetes. N Engl J
Med. 2008;358:2545–2559.
25. Patel A, MacMahon S, Chalmers J, Neal B, Billot L, et al. Intensive blood glucose
control and vascular outcomes in patients with type 2 diabetes. N Engl J Med.
2008;358:2560 –2572.
26. Duckworth W, Abraira C, Moritz T, Reda D, Emanuele N, et al. Glucose controland
vascular complications in veterans with type 2 diabetes. N EnglJ Med. 2009;360:129
–139.
27. Skyler JS, Bergenstal R, Bonow RO, Buse J, Deedwania P, et al.Intensive glycemic
control and the prevention of cardiovascular events:implications of the ACCORD,
ADVANCE, and VA diabetes trials: aposition statement of the American Diabetes
Association and a scientific statement of the American College of Cardiology
Foundation and the American Heart Association. Circulation. 2009;119:351–357.
28. Manolio TA, Kronmal RA, Burke GL, O’Leary DH, Price TR. Short-term predictors of
incident stroke in older adults: the Cardiovascular Health Study. Stroke.
1996;27:1479 –1486.
29. Wolf PA, D’Agostino RB, Belanger AJ, Kannel WB. Probability of stroke:a risk profile
from the Framingham Study. Stroke. 1991;22:312–318.
30. Rodriguez BL, D’Agostino R, Abbott RD, Kagan A, Burchfiel CM, et al. Risk of
hospitalized stroke in men enrolled in the Honolulu Heart Program and the
Framingham Study: a comparison of incidence and risk factor effects. Stroke.
2002;33:230 –236.
31. Oono IP, Mackay DF, Pell JP.. Meta-analysis of the association between
secondhand smoke exposure and stroke. J Public Health (Oxf). 2011;33(4):496-502.
32. Iso H, Jacobs DR Jr, Wentworth D, Neaton JD, Cohen JD. Serum cholesterol levels
and six-year mortality from stroke in 350,977 men screened for the multiple risk
factor intervention trial. N Engl J Med.1989;320:904 –910.
23
24
33. Leppala JM, Virtamo J, Fogelholm R, Albanes D, Heinonen OP. Differentrisk factors
for different stroke subtypes: association of blood pressure, cholesterol, and
antioxidants. Stroke. 1999;30:2535–2540
34. Zhang X, Patel A, Horibe H, Wu Z, Barzi F, et al. Cholesterol, coronary heart
disease, and stroke in the Asia Pacific region. Int J Epidemiol. 2003;32:563–572.
35. Horenstein RB, Smith DE, Mosca L. Cholesterol predicts stroke mortality in the
Women’s Pooling Project. Stroke. 2002;33:1863–1868.
36. Kurth T, Everett BM, Buring JE, Kase CS, Ridker PM, Gaziano JM.Lipid levels and
the risk of ischemic stroke in women. Neurology 2007;68:556 –562.
37. Shahar E, Chambless LE, Rosamond WD, Boland LL, Ballantyne CM,et al. Plasma
lipid profile and incident ischemicstroke: the Atherosclerosis Risk in Communities
(ARIC) study. Stroke.2003;34:623– 631.
38. Bots ML, Elwood PC, Nikitin Y, Salonen JT, Freire de Concalves A, et al. Total and
HDL cholesterol and risk of stroke. EUROSTROKE: a collaborative study among
research centres in Europe. J Epidemiol Community Health. 2002;56(suppl 1):i19 –
i24.
39. O’Leary DH, Polak JF, Kronmal RA, Savage PJ, Borhani NO,. Thickening of the
carotid wall: a marker for atherosclerosis in the elderly? Cardiovascular Health Study
Collaborative Research Group. Stroke. 1996;27:224 –231.
40. Sacco RL, Roberts JK, Boden-Albala B, Gu Q, Lin IF, et al. Race-ethnicity and
determinants of carotid atherosclerosis in a multiethnic population: the Northern
Manhattan Stroke Study. Stroke. 1997;28:929 –935.
41. Sharrett AR, Patsch W, Sorlie PD, Heiss G, Bond MG, et al. Associations of
lipoprotein cholesterols, apolipoproteins A-I and B, and triglycerides with carotid
atherosclerosis and coronary heart disease: the Atherosclerosis Risk in Communities
(ARIC) Study. Arterioscler Thromb. 1994;14:1098 –1104.
42. Wasserman BA, Sharrett AR, Lai S, Gomes AS, Cushman M, et al. Risk factor
associations with the presence of a lipid core in carotid plaque of asymptomatic
individuals using high-resolution MRI: the multi-ethnic study of atherosclerosis
(MESA). Stroke. 2008;39:329 –335.
43. Iso H, Jacobs DR Jr, Wentworth D, Neaton JD, Cohen JD. Serum cholesterol levels
and six-year mortality from stroke in 350,977 men screened for the multiple risk
factor intervention trial. N Engl J Med.1989;320:904 –910.
44. Leppala JM, Virtamo J, Fogelholm R, Albanes D, Heinonen OP. Differentrisk factors
for different stroke subtypes: association of bloodpressure, cholesterol, and
antioxidants. Stroke. 1999;30:2535–2540.
45. Zhang X, Patel A, Horibe H, Wu Z, Barzi F, Rodgers A, MacMahon S,Woodward M.
Cholesterol, coronary heart disease, and stroke in the Asia Pacific region. Int J
Epidemiol. 2003;32:563–572.
46. Sanossian N, Saver JL, Navab M, Ovbiagele B. High-density lipoprotein cholesterol:
an emerging target for stroke treatment. Stroke. 2007;38:1104–1109.
47. Sacco RL, Benson RT, Kargman DE, Boden-Albala B, Tuck Cet al. High-density
lipoprotein cholesterol and ischemic stroke in the elderly: the Northern Manhattan
Stroke Study. JAMA. 2001;285:2729 –2735.
48. Amarenco P, Labreuche J, Touboul PJ. High-density lipoprotein-cholesterol and risk
of stroke and carotid atherosclerosis: a systematic review. Atherosclerosis.
2008;196:489–496.
49. Prospective Studies Collaboration, Lewington S, Whitlock G, Clarke R, Sherliker P,
Emberson J, et al. Blood cholesterol and vascular mortality by age, sex and blood
24
25
pressure: a meta-analysis of individual data from 61 prospective studies with 55000
deaths. Lancet 2007; 370 ( 9602): 1829-1839.
50. Cholesterol Treatment Trialists' Ctt Collaborators. The effects of lowering LDL
cholesterol with statin therapy in people at low risk of vascular disease: metaanalysis of individual data from 27 randomised trials. Lancet, Early Online
Publication, 17 May 2012. doi:10.1016/S0140-6736(12)60367-5.
51. McKinney JS, Kostis WJ. Statin Therapy and the Risk of Intracerebral Hemorrhage:
A Meta-Analysis of 31 Randomized Controlled Trials. Stroke. 2012 May 15. [Epub
ahead of print]. Disponible en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/22588266
(accedido 28.5.12)
52. Amarenco P, Labreuche J, Lavallée P, Toubou PJ. Statins in Stroke Prevention and
Carotid Atherosclerosis: Systematic Review and Up-to-Date Meta-Analysis. Stroke.
2004;35:2902-2909.
53. Grupo de Trabajo de la Guía de prevención del ictus. Centro Cochrane
Iberoamericano, coordinador. Guía de práctica clínica sobre la prevención primaria y
secundaria del ictus. Madrid: Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del
Ministerio de Salud y Consumo. Agència d´Avaluació de Tecnología i Recerca
Mèdiques;2009. Guía de práctica clínica:AATRM Núm. 2006/15.
54. Llisterri JL, Cea-Calvo L, Martí-Canales JC, et al. Prevalencia del síndrome
metabólico en la población española mayor de 60 años. Estudio de base poblacional
PREV-ICTUS. Med Clin (Barc) 2009;132:172-179.
55. Mottillo S, Filion KB, Genest J, Joseph L, Pilote L, et al. The metabolic syndrome and
cardiovascular risk a systematic review and meta-analysis. J Am Coll Cardiol 2010;56
(14): 1113-1132.
56. Gill JS,Zezulka AV, Shipley MJ, Gill SK, Beevers DG. Stroke and alcohol consumption. N
Engl J Med 1986;315: 1041-1046.
57. Hillbom M, Numminem H, Juvela S. Recent heavy drinking of alcohol and embolic
stroke. Stroke 1999;30: 2307-2312.
58. Djouse L, Levy D, Benjamin EJ, Russ A, Larson MG, et al. Long-term alcohol
consumption and the risk of atrial fibrillation in the Framingham Study. Am J Cardiol
2004;93:710-713.
59. Ronksley PE, Brien SE, Turner BJ, Mukamal KJ, Ghali WA. Association of alcohol
consumption with selected cardiovascular disease outcomes: a systematic review and
meta- analysis. BMJ 2011; 342: d671 doi:10.1136/ bmj.d671.
60. Treadwell SD , Robinson TG. Cocaine use and stroke. Postgrad. Med. J., 2007;
83(980): 389 - 394.
61. Fortier S, Demaria RG, Pelletier GB, Carrier M, Perrault LP. Left ventricular
thrombectomy in a cocaine user with normal coronary arteries. J Thorac Cardiovasc
Sur. 2003; 125(1): 204 - 205.
62. Conway JE, Tamargo RJ.Cocaine use is an independent risk factor for cerebral
vasospasm after aneurysmal subarachnoid hemorrhage. Stroke, 2001; 32: 2338 2343.
63. Noël B.Vascular complications of cocaine use. Stroke. 2002;33:1747.
64. Heesch CM, Wilhelm CR, Ristich J, Adnane J, Bontempo FA, Wagner WR. Cocaine
activates platelets and increases the formation of circulating platelet containing
microaggregates in humans. Heart. 2000; 83: 688–695.
25
26
65. Storen EC, Wijdicks EF, Crum BA, Schultz G. Moyamoya-like vasculopathy from
cocaine dependency. AJNR Am J Neuroradiol. 2000: 21: 1008–1010.
66. Herning RI,Better WE, Tate K, Cadet JL. Marijuana abusers are at increased risk for
stroke.Preliminary evidence from cerebrovascular perfusion data. Ann NY Acad Sci
2001;939:413-415.
67. White D, Martin D, Geller T, Pittman T. Stroke associated with marijuana abuse.
Pediatr Neurosurg 2000;32 (2): 92-94.
68. De Silva DA,Wong MC, Lee MP,Chen CL, Chang HM. Amphetamine- associated
ischemic stroke:clinical presentation and proposed pathogenesis. J Stroke
Cerebrovasc Dis 2007; 16(4):185-186.
69. Ferrintong L,Kirilly E, McBean DE, Olverman HJ, Bagdy G, Kelly PA. Persistent
cerebrovascular effects of MDMA and acute response to the drug. Eur J Neurosci
2006;24(2):509-519.
70. Bruno A. Cerebrovascular complications of alcohol and sympathomimetic drug
abuse. Curr Neurol Neurosci Rep 2003;3(1):40-45.
71. Wolff V, Lauer V, Rouyer O, Sellal F, Meyer N, et al. Cannabis use, ischemic stroke,
and multifocal intracranial vasoconstriction: a prospective study in 48 consecutive
young patients. Stroke. 2011;42(6):1778-80.
72. Pikula A, Beiser AS, Decarli C, Himali JJ, Debette S, Au R,et al. Multiple biomarkers
and risk of clinical and subclinical vascular brain injury: the framingham offspring
study. Circulation. 2012;125(17):2100-2107.
73. Pan Y, Guo LL, Cai LL, Zhu XJ, Shu JL, et al. Homocysteine-lowering therapy does
not lead to reduction in cardiovascular outcomes in chronic kidney disease patients:
a meta-analysis of randomised, controlled trials. Br J Nutr. 2012 16:1-8.
26
27
CAPITULO II
FASE AGUDA DEL ICTUS. MANEJO EXTRAHOSPITALARIO.
José Francisco Frías Rodríguez
Doctor en Medicina. Médico Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria de Familia.
Médico de Urgencias de HU Virgen de las Nieves de Granada. Secretario del Grupo de
Ictus de SEMERGEN.
II.1.- INTRODUCCION
El ictus es una de las patologías en la que su tratamiento y actuación han cambiado
sustancialmente en los últimos años; tanto es así, que se ha pasado de una actitud nihilista,
en la que no se podía hacer nada por el paciente; hasta pasar a ser considerada como una
emergencia médica.
El ictus debe ser tratado como una emergencia médica puesto que el factor tiempo
constituye un elemento esencial en su tratamiento
1,2,3.
Tanto es así, que la American Heart
Association en los cursos de formación de Cursos de Apoyo Vital Básico y Avanzado,
considera al ictus como una situación de emergencia equiparable a la parada cardiorespiratoria, dolor torácico u obstrucción de vías aéreas. Así, la población general debería
identificar de forma precoz la sintomatología de un ictus para activar al servicio de
emergencias y posterior confirmación diagnóstica y tratamiento efectivo.
Se recomienda elaborar campañas informativas, orientadas a la población general,
sobre los cambios de estilo de vida saludable y facilitar la identificación de los signos y
síntomas de alarma, y posteriormente solicitar ayuda al teléfono de emergencias
4,5,6.
Estos
síntomas se pueden resumir mediante la Escala de Cincinnati/FAST (Fig.2) 7, y valora:
 Asimetría facial
 Pérdida de fuerzas en un brazo
 Alteraciones del lenguaje
 Avisar lo más pronto posible
27
28
Fig.2. Escala de Cincinnatti/FAST
Se aconseja dirigir estas acciones preferentemente a la población de riesgo, como
son los ancianos, pacientes con fibrilación auricular, pacientes que ya han sufrido un ictus ó
un AIT, y en general a aquellos colectivos de pacientes con alto riesgo cardiovascular y a
sus familiares.
Para alcanzar el mayor impacto posible, se deberían desarrollar campañas en
diferentes medios de comunicación, y apoyarse en organizaciones comunitarias locales y
nacionales.
La primera premisa a considerar es que ante un paciente con un ictus hay que
actuar rápidamente; puesto que es una situación de emergencia médica; y siempre
intentando no incrementar el daño cerebral previo 8.
Está demostrado que el control de los factores de riesgo vascular y la reducción del
Tiempo de llegada al hospital son aspectos esenciales en la prevención y tratamiento del
28
29
Ictus. Para conseguir estos objetivos, es imprescindible un adecuado conocimiento de lo
que el ictus significa en cada uno de los eslabones de la cadena sanitaria.
La cadena asistencial del ictus está integrada por varios niveles asistenciales, como
son :
 el reconocimiento de los síntomas por parte de la población general.
 llamada precoz al sistema de emergencias con repuesta rápida y traslado al hospital
de referencia.
 correcta
atención
en
urgencias
con
protocolos
diagnóstico-terapéuticos
multidisciplinarios, y finalmente el tratamiento en las unidades de ictus.
El objetivo final de estas acciones, que deben ir unidas, es el de disminuir el tiempo
transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta que puedan acceder al diagnóstico y
tratamiento especializado, así como incrementar el número de pacientes con ictus que se
puedan beneficiar de tratamiento trombolítico y cuidados especiales en una unidad de ictus.
Los ensayos clínicos realizados han incrementado la ventana terapéutica a 4´5
horas; no obstante está demostrado que cuanto antes se produzca la recanalización arterial
producida por el activador del plasminógeno, menor es el volumen final del infarto cerebral,
menor el riesgo de transformación hemorrágica y mejor pronóstico funcional 9.
Se define el código ictus
10
como un protocolo de actuación a través del cual los
servicios de emergencia extrahospitalaria identifican a los pacientes candidatos a recibir
tratamiento fibrinolítico y lo trasladan urgentemente al hospital de referencia, en donde los
profesionales especializados les realizarán las exploraciones adecuadas, y si estuviera
indicado y no hubiera contraindicaciones, administrarle el tratamiento fibrinolítico.
II.2- MANEJO EXTRAHOSPITALARIO DEL PACIENTE CON ICTUS AGUDO
Puesto que en la mayoría de los casos será preciso un transporte rápido y apropiado
al hospital para establecer un adecuado diagnóstico y tratamiento, los objetivos desde
Atención Primaria, deben ir encaminados, sin pérdida de tiempo, a descartar otras
patologías que puedan simular un ictus y que sean potencialmente tratables, tales como
hipoglucemia, síncopes, convulsiones, ingesta de tóxicos ó fármacos, etc. No debemos
olvidar siempre que ante cualquier paciente, incluido el ictus, debemos de realizar una
29
30
valoración inicial global del mismo que incluye una valoración del ABC (mantener la vía
aérea libre, respiración y circulación adecuadas ).
El manejo del paciente con ictus en la fase aguda busca mantener en las mejores
condiciones posibles la perfusión y el metabolismo cerebral para preservar el tejido que aún
permanece en penumbra isquémica, prevenir y tratar las posibles complicaciones e intentar
la restauración precoz del flujo sanguíneo cerebral en el área afectada por la isquemia. Es
fundamental no realizar un manejo inadecuado del paciente que pueda empeorar el área
de isquemia cerebral. Para ese objetivo, nos valemos de unas medidas generales y de
tratamiento fibrinolítico (intravenoso e intraarterial) y neuroprotección cerebral 8.
Es importante recordar que el paciente con sintomatología leve, ó incluso transitoria,
es indicación de traslado inmediato a un servicio de urgencias hospitalarias especializado,
pues es en estos pacientes en donde podremos realizar una prevención secundaria
y así evitar la aparición de nuevos eventos que a lo mejor ya no son transitorios, pudiendo
quedar el paciente con un déficit severo.
II.2.1.-Medidas Terapéuticas Generales 11-13:
 Valoración del ABC, de acuerdo a los protocolos de Soporte Vital Avanzado si
fuera preciso. Si el nivel de conciencia del paciente fuera bajo (Escala de
Glasgow<8 puntos), estaría indicado realizar Intubación Orotraqueal. (Figura
2. ESCALA DE COMA DE GLASGOW).
 Mantener adecuada oxigenación. Para ello es importante administrar oxigeno
si la saturación es < 95 %.
 Mantener al paciente con 30º de elevación de cabeza.
 Realización de un ECG de 12 derivaciones para poder descartar alteraciones
del ritmo, arritmias o bien alteraciones de la repolarización que provoquen un
bajo gasto cardíaco y por tanto cerebral.
 Mantener al paciente en dieta absoluta.
 Mantener Función Cardíaca, tratando la insuficiencia cardíaca congestiva si
existe y descartando un IAM.
 Determinación de TA. Recordar que cuando se produce una obstrucción al
flujo sanguíneo cerebral, de forma fisiológica,
se intenta mantener una
adecuada presión de perfusión cerebral y por tanto lo normal en un paciente
con ictus es mantener una TA normal ó elevada. Ante un paciente con
30
31
hipotensión arterial se debe pensar en otra causa etiológica diferente al ictus
(IAM, aneurisma de aorta, shock cardiogénico ó cualquier otra causa que
produzca bajo gasto cardíaco y por tanto cerebral).
En atención extrahospitalaria, como norma no se debe administrar tratamiento
hipotensor. Si las cifras tensionales fuesen TAS>185 ó TAD>105mmHg,
14-17
se podría administrar captopril vía oral a dosis de 12.5-25 mg (si el paciente
presentara vómitos se puede administar por vía sublingual). En cualquier caso
el descenso tensional debe realizarse de forma gradual. En casos necesarios,
se debería de tratar con fármacos intravenosos (de elección el LABETALOL iv
a dosis de 10-20 mg que puede repetirse), pero debe administrarse con
precaución. Recordar que la administración de nifedipino está contraindicada.
 Mantener
una
adecuada
glucemia.
Si
el
paciente
presenta
hipoglucemia, se debe de tratar inmediatamente y posiblemente se revierta la
focalidad neurológica. Las situaciones de hiperglucemia empeoran la
isquemia cerebral. Cifras
superiores a 150-160 mg deberían tratarse
mediante la administración de Insulina.
 Determinar la temperatura del paciente. En situaciones de hipertermia
se incrementa el metabolismo basal y empeora la isquemia cerebral
18.
En
situaciones en donde la Tª>37.5ºC se debe administrar un antipirético de
acción NO antiagregante, por ejemplo Paracetamol iv.
 Canalización de una vía venosa periférica en brazo NO parético. Se
debe extraer analítica (hemograma, bioquímica y coagulación ) y mantener un
suero NO GLUCOSADO, preferentemente Suero Salino a un ritmo de
perfusión bajo.
 Es importante recordar NUNCA ADMINISTRAR AAS
NI OTRO
ANTIAGREGANTE PLAQUETARIO antes de la realización de un TAC.
 Evitar sondaje urinario y naso-gástrico.
 No administrar profilaxis de crisis comiciales, Si éstas se produjeran se
tratarían con medidas habituales: administración de Diacepan iv ó vía rectal,
colocación de cánula de Guedel y oxigeno y valorar la administración posterior
de anticomiciales IV (fenitoina, valproato, levetiracetam…).
 No administrar corticoides para la prevención del edema cerebral y de
la hipertensión intracraneal. Si ésta se produjera se evitarán los factores que
puedan aumentar la hipoxemia, hipercapnia, hipertermia y dolor. En caso
31
32
necesario se puede recurrir a la administración de diuréticos osmóticos, tales
como el manitol 20%, y a la cirugía para descompresión quirúrgica.
 En algunos pacientes con ictus, dependiendo de la región afectada
puede cursar con dolor. Por tanto, es importante el tratamiento del dolor con
fármacos de acción no antiagregante. Una buena estrategia es la
administración de paracetamol IV.
II.2.2.- Medidas orientadas a tratamiento fibrinolítico:
 Ante un paciente con sospecha de ictus, es fundamental establecer con cierta
precisión la hora de inicio de la sintomatología neurológica, pues la ventana
terapéutica para poder realizar la fibrinolisis al paciente es muy estrecha.
Recientemente se ha incrementado a 4,5 horas para poder realizar la
fibrinólisis intravenosa. Por tanto, hay que actuar con rapidez.
 Es preciso realizar una anamnesis sobre la patología previa, fármacos,
calidad
de
vida
previa
y
en
definitiva
indagar
sobre
posibles
contraindicaciones de fibrinólisis. No obstante, recomendamos que
todo
paciente con ictus se traslade como código ictus, salvo que el paciente
presente una patología terminal, tenga mala calidad de vida, o hubiera
trascurrido tiempo prolongado desde el inicio de los síntomas. En el hospital,
el neurólogo y el médico de urgencias desestimarán o no la realización de
fibrinólisis de acuerdo a criterios específicos.
 Es necesario realizar una exploración neurológica básica (con rapidez).
 Si el paciente presentara indicaciones de fibrinolísis, se encontrara dentro del
periodo ventana y no hubiera contraindicaciones aparentes, se debe trasladar
lo más pronto posible a un Servicio de Urgencias y ACTIVAR EL CODIGO
ICTUS.
 Hay estudios que pretenden evaluar la posibilidad de incrementar ese periodo
ventana por medio de la neuroprotección. Parece que la administración de
CITICOLINA 2g/24 horas presenta un efecto neuroprotector
19.
32
33
Fig. 3. Escala de coma de Glasgow
PUNTOS



Apertura Ocular
 Espontánea
4
 Tras estímulo verbal
3
 Tras estímulo doloroso
2
 Ausente
1
Respuesta Verbal
 Orientada
5
 Confusa
4
 Palabras inadecuadas
3
 Incomprensible
2
 Ausente
1
Respuesta Motora
 Obedece órdenes
6
 Localiza dolor
5
 Retirada al dolor
4
 Flexión anormal
3
 Extensión anormal
2
 Nula
1
33
34
Fig.4. Algoritmo para el manejo extrahospitalario del paciente con sospecha de ictus agudo.
PACIENTE CON DEFICIT
NEUROLOGICO AGUDO
ANTECEDENTES PERSONALES
HISTORIA CLINICA Y
EXPLORACION FISICA
 Fármacos
 Exploración C-R
 Factores de Riesgo C-V
 Exp. Neurológica
 Enfermedades concomitantes
 Constantes: TA, FC, Tª,
 Calidad de vida previa
Glucemia y Saturación
SOSPECHA CLINICA DE ICTUS
CUMPLE CRITERIOS DE
DERIVACION
SI
NO
-Vía
venosa en brazo no parético
-Suero salino
Organizar
Asistencia
Domiciliaria
-Cabecera elevada 30-45º
-Vía aérea permeable ( IOT?)
-Administrar O2 si < 95%
ACTIVAR
CODIGO
ICTUS
-Estabilización hemodinámica
-TA: no tratar salvo > 185/105
-Mantener Tª < 37.5 ºC
-Mantener Glucemia < 200 mg
TRASLADO
RAPIDO A
HOSPITAL
34
35
Bibliografía
1. Frendl A, Csiba L. Pharmacological and non-pharmacological recanalization
strategies in acute ischemic stroke. Front Neurol. 2011; Feb 2: 32.
2. Tissue plasminogen activator for acute ischemic stroke. The National Institute
of Neurological Disorders and Stroke rt-PA Stroke Study Group. N Engl J Med.
1995; 333:1581-7.
3. Wahlgren N, Ahmed N, Dávalos A, Ford GA, Grond M, Hacke W et al. SITSMOST investigators. Thrombolysis with alteplase for acute ischaemic stroke in
the Safe Implementation of Thrombolysis in Stroke-Monitoring Study (SITSMOST): an observational study. Lancet. 2007; 369: 275-82.
4. Plan Andaluz de Atención al Ictus ( 2010-2014). Consejería de Salud de la
Junta de Andalucía.
5. Jiménez Hernández D. y Cols. Proceso Asistencial Integrado Ataque
Cerebrovascular. Consejería de Salud 2002.
6. Estrategias en Ictus del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad y
Consumo. 2008.
7. Cincinnati Prehospital Stroke Scale: reproductibility and validaty. Ann Emerg
Med 1999, April 33 (4): 373-8.
8. Masjuan J, Alvarez-Sabín J, Arenillas J, Calleja S, Castillo J, Dávalos A et al.
Plan de asistencia sanitaria al ICTUS II. 2010. Neurologia. 2011; 26: 383-96.
9. Sociedad Española de Neuroradiología. Guía de Práctica Clínica en
Neurorradiología. Ictus isquémico
10. Plan Andaluz de Ataque Cerebral Agudo (PLACA). 2008. Plan Andaluz de
Urgencias y Emergencias.
11. Adams HP Jr, del Zoppo G, Alberts MJ, Bhatt DL, Brass L, Furlan A et al.
Guidelines for the early management of adults with ischemic stroke: a
guideline from the American Heart Association/American Stroke Association
Stroke Council, Clinical Cardiology Council, Cardiovascular Radiology and
Intervention Council, and the Atherosclerotic Peripheral Vascular Disease and
Quality of Care Outcomes in Research Interdisciplinary Working Groups.
Stroke. 2007; 38:1655-711.
12. The European Stroke Organization (ESO) Executive Committee and the ESO
Writing Committee. Guidelines for Management of Ischaemic Stroke and
Transient Ischaemic Attack 2008.
13. Alonso de Leciñana M, Egido JA, Casado I, Ribó M, Dávalos A, Masjuan J et
al. Guidelines for the treatment of acute ischaemic stroke. Neurologia. 2011
Dec 6. [Epub ahead of print].
14. Sandset EC, Bath PM, Boysen G, Jatuzis D, Kõrv J, Lüders S et al; SCAST
Study Group. The angiotensin-receptor blocker candesartan for treatment of
35
36
acute stroke (SCAST): a randomised, placebo-controlled, double-blind trial.
Lancet. 2011; 377: 741-50.
15. Robinson TG, Potter JF, Ford GA, Bulpitt CJ, Chernova J, Jagger C et al;
COSSACS Investigators. Effects of antihypertensive treatment after acute
stroke in the Continue or Stop Post-Stroke Antihypertensives Collaborative
Study (COSSACS): a prospective, randomised, open, blinded-endpoint trial.
Lancet Neurol. 2010; 9: 767-75.
16. Saini M, Shuaib A. Blood pressure lowering and stroke. Expert Rev Neurother.
2010; 10: 225-41
17. Geeganage C, Bath PM. Vasoactive drugs for acute stroke. Cochrane
Database Syst Rev. 2010 Jul 7;(7):CD002839.
18. Saini M, Saqqur M, Kamruzzaman A, Lees KR, Shuaib A; VISTA
Investigators. Effect of hyperthermia on prognosis after acute ischemic stroke.
Stroke. 2009; 40: 3051-9.
19. Dávalos A et al. Oral Citicoline in acute ischemic stroke: an individual patient
data pooling analysis of clinical trials. Stroke. 2002; 33; 2850-2857
36
37
CAPITULO III
FASE AGUDA DEL ICTUS. ABORDAJE HOSPITALARIO.
José F. Maestre Moreno
H.U. Virgen de las Nieves. Servicio de Neurología. Unidad de Ictus.
III.1.-INTRODUCCIÓN.En la década de los noventa del pasado siglo se produjeron avances en el tratamiento del
ictus que permitieron dar por finalizado el llamado “nihilismo terapéutico” con el que hasta
entonces los médicos afrontaban este proceso. Los dos hitos fundamentales en lo que se
refiere a su fase aguda fueron la demostración de la eficacia del tratamiento trombolítico
con rTPA por vía intravenosa para mejorar la evolución del ictus isquémico y la
comprobación de que el manejo en las llamadas “unidades de ictus” mejoraba el
pronóstico, tanto en lo que se refiere a mortalidad como a secuelas. Estas medidas, junto
con otras paralelas han modificado el panorama diagnóstico y terapéutico del ictus
isquémico y han modificado de forma espectacular su abordaje. Hay excelentes guías
1-4
que –cada una con sus particularidades- hacen recomendaciones sobre como diagnosticar
y tratar el ictus; en éste capítulo intentamos resumirlas, adaptándolas a nuestro medio.
El único tratamiento específico para el ictus isquémico agudo es la revascularización,
antes de que se haya completado la lesión isquémica y establecido definitivamente el
déficit consecuente, o sea mientras existe lo que se conoce como “penumbra isquémica”,
tejido hipoperfundido e inhibido funcionalmente, pero aun salvable. El período de tiempo en
el que la recuperación de tejido cerebral es aun posible se llama “ventana terapéutica” 5. La
revascularización mediante trombolisis IV se ha convertido en tratamiento estándar y su
eficacia es tiempo-dependiente
6-8,
por lo que la valoración inicial de un supuesto ictus
isquémico debe ser rápida, y orientarse a la toma de la decisión acerca de este tratamiento
(1-4). La trombolisis IV consigue revascularizar precozmente en un 40 % de los casos; en
localizaciones de la oclusión en arteria cerebral media proximal, en la arteria basilar o en la
carótida cervical o supraclinoidea, la tasa de recanalizaciones es mucho menor, y puede
estar justificado ir al tratamiento endovascular primario si está disponible. En los casos en
los que el tratamiento intravenoso no consiga la recanalización, puede plantearse el
tratamiento endovascular de rescate
9-10.
Las propuestas de manejo que se hacen en ésta
37
38
guía se basan en las mejores evidencias disponibles. Muchas de las medidas de las que
hablaremos pertenecen al ámbito hospitalario y quedan fuera del campo de actuación del
médico de primaria, pero su conocimiento es básico para que la actuación de éste, previa o
posterior, alcance todo su sentido.
III.2.-LLEGADA Y MANEJO EN URGENCIAS HOSPITALARIAS
Como se ha descrito en el anterior apartado, si el reconocimiento de un posible ictus se
realiza fuera del hospital por los dispositivos de primaria o de urgencias, debe activarse el
llamado código ictus según las recomendaciones, para de esta forma acelerar el traslado al
centro “útil” más próximo y alertar al personal de urgencias de dicho centro
11.
Una vez en
urgencias han de tomarse las siguientes medidas 1-4:
1) Recepción del caso, sea con activación de código ictus pre-hospitalario o sin la misma;
en este último caso, activar ésta a la llegada, por parte del facultativo de urgencias:
-Valorar ABC (vía aérea, respiración, estado circulatorio)
-Confirmar focalidad neurológica, Escala de coma de Glasgow
-Determinación de glucemia capilar, constantes, estimación del peso en Kgr.
-Vía con suero fisiológico
-Extraer analítica (hemograma, estudio básico de coagulación, bioquímica básica, enzimas
cardiacas), realizar ECG de 12 derivaciones + tira de rítmo.
-Solicitar TAC urgente
-Llamar al neurólogo si se dispone de él, o al facultativo de Urgencias o Críticos
responsable de la patología cerebrovascular aguda
-Comenzar la corrección de presión arterial, oxigenación y glucemia en caso necesario
38
39
2) Valoración neurológica, en urgencias (Box de críticos/ Observación, camino de la sala de
TAC, o en la propia sala)
-Anamnesis, Rankin previo (Fig. 1), exploración. General y neurológica.
-Escala NIHSS. (Fig. 2)
-Chequeo de criterios de exclusión / inclusión para trombolisis intravenosa.
-Realización y Valoración de TAC con el radiólogo
-Decisión de no tratamiento revascularizador, tratamiento revascularizador IV o posibilidad
de tratamiento endovascular primario
-Consentimiento informado
III.3.- CORRECCIÓN DE HIPOXEMIA, PRESION ARTERIAL, TEMPERATURA Y
GLUCEMIA EN EL ICTUS AGUDO
Mientras se valora al paciente y se considera la indicación de tratamiento revascularizador
se tomarán las siguientes medidas de corrección de constantes:
-Administración de oxígeno a los pacientes con hipoxia (SatO 2 < 95%)
-Intubación y soporte ventilatorio en los pacientes con compromiso de la vía aérea, de la
respiración, o con bajo nivel de conciencia .
-Solo se recomienda tratar la tensión arterial (TA) si la sistólica es mayor de 185 o la
diastólica mayor de 105
12-15.
Cuando sea posible se utilizará la vía oral con fármacos con
poco efecto sobre el flujo sanguíneo cerebral regional, como bloqueantes del receptor de
angiotensina, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o betabloqueantes.. Se
evitarán fármacos que produzcan descensos bruscos e intensos de presión arterial como
los antagonistas del calcio o el diazóxido. Si se precisa la vía intravenosa deben utilizarse
fármacos de acción previsible y fácilmente reversible como labetalol, urapidil o nitroprusiato y siempre con monitorización estricta para evitar caídas bruscas y superiores al
20%. Existen excepciones que modifican el nivel de tensión arterial que supone indicación
de tratamiento, como puede ser la coexistencia de isquemia miocárdica, insuficiencia
cardiaca, disección aórtica o encefalopatía hipertensiva.
39
40
-La hipotensión es poco frecuente tras un ictus. Su causa suele ser la depleción de
volumen o el fracaso de bomba y si se presenta deben descartarse complicaciones como
infarto de miocardio, disección de aorta, embolia pulmonar o hemorragia digestiva. Además
de tratar la causa, la hipotensión debe corregirse mediante expansores de volumen y,
ocasionalmente, drogas vasopresoras (dopamina).
-La hipertermia tiene un efecto negativo sobre el pronóstico del infarto cerebral
16,
de tal
manera que por encima de 37,5ºC se aumenta la probabilidad de progresión y de muerte.
Ante la presencia de fiebre, debe investigarse y tratarse su causa y utilizar antitérmicos
(paracetamol o metamizol y medidas físicas si es necesario) si la temperatura axilar es
superior a 37,5 ºC.
-El tratamiento con insulina en el ictus agudo permite corregir la hiperglucemia, pero no
está demostrado que la intervención terapéutica permita mejorar la evolución Con los
datos disponibles se recomienda evitar la administración de sueros glucosados en las
primeras 24-48 horas, salvo en pacientes diabéticos en los que es más fácil que ocurra
hipoglucemia, especialmente si estaban previamente en tratamiento con antidiabéticos
orales y mantener la glucemia por debajo de 155 mg/dl.
-La hipoglucemia debe ser tratada mediante administración de sueros glucosados. Puede
producir síntomas focales que remeden un ictus o agravar la sintomatología existente
-Se recomienda monitorizar las cifras de glucemia en fase aguda en todos los pacientes al
menos cada 6 horas, o más a menudo en casos en que la glucemia no se mantenga en
límites normales.
III.4.- REALIZACIÓN DE NEUROIMAGEN EN PACIENTES “CÓDIGO-ICTUS” (4).
-En las primeras 4’5 horas el tratamiento trombolítico IV se puede llevar a cabo solo sobre
la base de una TAC simple, que excluya hemorragia, signos precoces de infarto extenso (>
1/3 del territorio de la ACM), u otros procesos intracraneales que puedan simular un ictus
isquémico o incrementar el riesgo de sangrado.
-Es indispensable la realización de TAC de perfusión, con evaluación de tiempo de tránsito
medio, flujo y volumen cerebral, o una RM consecuencias de difusión y perfusión, siempre
que se vaya a tratar un caso en el que la hora de comienzo sea imprecisa, como en el ictus
40
41
del despertar, de forma que pueda asegurarse que no hay infarto extenso establecido y que
hay tejido en penumbra, salvable.
-Cuando se plantee tratamiento endovascular será necesario, además del estudio de
perfusión, un angio-TAC o angio-RM que precisen la existencia de oclusión arterial, si no se
han realizado antes. Si se plantea tratamiento endovascular de rescate debe realizarse el
estudio antes de pasar a la sala de angiografía, incluso si ya se había realizado antes del
tratamiento intravenoso.
III.5.- CRITERIOS DE INCLUSIÓN / EXCLUSIÓN PARA FIBRINOLISIS IV.
Los criterios del registro europeo SITS-MOST
8
fueron trasladados a la ficha técnica del
rTPA y son los de uso más común; sin embargo, la experiencia acumulada permite la
flexibilización razonada de alguno de ellos
17-21.
Cuando esto vaya a ocurrir, debe hacerse
constar así en el consentimiento informado. Como puede apreciarse, el chequeo y la
evaluación de los criterios de indicación o contraindicación pueden ser complejos, y en
ocasiones son confusos, por lo que basar en ellos la activación o no de un “código ictus”
pre o intrahospitalario daría lugar a retrasos y a pérdida de casos para tratamiento, puesto
que algunos criterios pueden ser flexibles, o aun si excluyen tratamiento revascularizador
por vía endovascular pueden permitir el tratamiento endovascular; por ello, es aconsejable
que la evaluación se lleve a cabo por quien vaya a indicar o a contraindicar definitivamente
el tratamiento.
III.5.1.- CRITERIOS DE INCLUSIÓN.- Edad 18-80 años. La edad no debe considerarse un criterio absoluto..
- Diagnóstico clínico de ictus isquémico que causa un déficit neurológico mensurable,
definido como afectación del lenguaje, de la función motora, de la cognición, de la mirada,
visión o negligencia. El ictus isquémico se define como un evento caracterizado por
comienzo súbito de un déficit neurológico focal, presumiblemente causado por isquemia
cerebral, después de exclusión de hemorragia mediante neuroimagen.
-Comienzo de los síntomas dentro de las 4’5 horas previas al comienzo del tratamiento 2224.
41
42
-Síntomas del ictus presentes al menos durante 30 minutos y sin mejoría significativa
antes del inicio del tratamiento. Los síntomas deben distinguirse de un síncope, crisis
comicial, o trastorno migrañoso. Si existen dudas irresolubles acerca del carácter isquémico
versus postictal, migrañoso o psicógeno del déficit, puede tratarse en la confianza de que el
rTPA en dichos procesos “simuladores de ictus” es bastante inocuo 25, 26.
-Consentimiento para recibir el tratamiento.- En ausencia de familiares, y si el paciente
no puede otorgar el consentimiento, puede llevarse a cabo el tratamiento intravenoso si
está indicado, pues es tratamiento estándar y urgente.
III.5.2.-CRITERIOS DE EXCLUSIÓN.
Criterios de TAC:
-Evidencia de hemorragia intracranial (HIC).
Criterios generales:
-Los síntomas de ictus isquémico comenzaron más de 4’5 horas antes del comienzo
de la infusión, o la hora de comienzo es desconocida. Si la hora de comienzo es
desconocida o el ictus se ha advertido al despertar, puede apoyarse la decisión de tratar en
los hallazgos de la neuroimagen. En las oclusiones de arteria basilar la ventana puede
extenderse hasta las 48 horas si el debut es gradual y la trombolisis intraarterial permite
alargar el periodo de ventana hasta las 6 horas, y la trombectomía mecánica hasta las 8
horas.
-Déficit leve o síntomas mejorando rápidamente antes de comenzar la infusión. Cuando
el déficit sea leve, o se esté produciendo una mejoría espontánea debe considerarse la
severidad del déficit en el momento de estar el tratamiento dispuesto; si aun es de 4 NIHSS
o superior, debe tratarse, especialmente si se ha confirmado una oclusión arterial. En los
ictus fluctuantes con oclusión demostrada debe también procederse al tratamiento 27, 28.
-Ictus severo según la evaluación clínica (ej. NIHSS>25, excepto en territorio basilar) y/o
según las técnicas adecuadas de imagen (> 1/3 del territorio arterial implicado)
-Crisis al inicio del ictus. Puesto que hay ictus isquémicos que pueden debutar con crisis,
este criterio de exclusión es relativo. Si hay claros indicios clínicos o en neuroimagen de
que se trata de un ictus isquémico y no solo de una focalidad postcrítica, debe tratarse.
42
43
-Síntomas que sugieren HSA, incluso si el TAC es normal.
-Administration de heparina en las 48 horas previas y tiempo de tromboplastina elevado.
Cuando el paciente esté anticoagulado con heparina NF con TTPA elevado, HBPM a dosis
terapéuticas, puede recurrirse al tratamiento endovascular, preferentemente mecánico.
-Pacientes con cualquier historia de ictus y diabetes. La coexistencia de diabetes e
ictus previo no debe contraindicar por sí misma el tratamiento. Aunque estos pacientes
obtienen peores resultados, en ellos aun el beneficio supera al riesgo 29 .
-Ictus en los últimos tres meses (6 semanas si fue leve)
-Plaquetas por debajo de 100.000 / mm3. Con un número de plaquetas inferior a 100.000
mm3, considérese trombectomía mecánica
-Presión Arterial superior a 180/105 mm Hg. o necesidad de tratamiento agresivo para
llevarla a esas cifras (más de dos dosis IV de labetalol o urapidilo, necesidad de perfusión)
-Glucemia <50 o > 400 mg/dl. Se puede proceder al tratamiento, corrigiendo las cifras, si
en la neuroimagen hay datos ciertos de lesión isquémica aguda
-Diátesis hemorrágica conocida
-Pacientes en tratamiento anticoagulante oral. Alguna guías colocan el límite del INR
para ttº IV en 1’7, y en 1’9 para fibrinolisis local; si es mayor de 1’9 podría aun hacerse
trombectomía mecánica. Con los nuevos anticoagulantes orales (dabigatrán, rivaroxaban,
apixaban) el tratamiento IV está contraindicado; aunque podría recurrirse al local,
preferentemente mecánico, no existen datos.
-Sangrado grave o peligroso manifiesto o reciente
-Historia conocida o sospechada de hemorragia intracraneal
-HSA sospechada conocida o secuelas de HSA por aneurisma
-Cualquier historia de lesión del sistema nerviosos central (neoplasia, aneurisma,
cirugía intracraneal o espinal). En este sentido no se considera cirugía espinal la que no
abre la duramadre (intervenciones por hernias discales); en otros casos puede
considerarse el tratamiento endovascular. Lesiones tales como meningiomas, e incluso
43
44
aneurismas no rotos del polígono de Willis, no han producido sangrados en casos
anecdóticos tratados con rTPA
7, 30.
-Retinopatía hemorrágica, diabética por ejemplo. En pacientes con retinopatías
potencialmente hemorrágicas debe considerarse tratamiento local.
-Reciente (en menos de 10 días) masaje cardiaco externo, parto, punción de vaso no
compresible (venas subclavia o yugular). Considérese en estos casos tratamiento local.
-Endocarditis bacteriana, pericarditis
-Pancreatitis aguda
-Enfermedad ulcerosa gastrointestinal documentada en los últimos 3 meses, varices
esofágicas, aneurisma arterial, malformación arterio-venosa. Considérese en estos
casos tratamiento local.
-Neoplasias con riesgo alto de sangrado
-Enfermedad hepática grave, incluyendo fallo hepático, cirrosis hipertensión portal y
hepatitis activa.
-Cirugía mayor o traumatismo significativo en los últimos tres meses. Considérese en
estos casos tratamiento local.
-Infarto agudo de miocardio reciente. Los criterios SITS-MOST no excluyen a los
pacientes con IAM reciente, pero otros criterios si lo hacen si el infarto fue en los tres
meses previos, período que se sugiere reducir a 6 semana. Hay que tener precaución en el
caso de infartos trasmurales o con posibles trombos intracavitarios 31.
-Embarazo.- Considérese tratamiento local.
-Ictus durante procedimientos endovasculares. Considérese tratamiento local.
III.6.- CRITERIOS PARA INDICAR TRATAMIENTO ENDOVASCULAR EN EL ICTUS
ISQUÉMICO AGUDO.
La ventana de tiempo para el tratamiento endovascular es de 6 horas para la fibrinolisis y
de 8 horas para la trombectomía, valores que pueden flexibilizarse con el apoyo de la
44
45
neuroimagen si el infarto establecido no es extenso y la proporción infarto / penumbra es
favorable 5, 32, 33.
III.6.1.- INTRACRAEAL PRIMARIO
Se considerará el tratamiento fibrinolítico intra-arterial primario:
-En oclusiones de la arteria carótida interna intracraneal y de la basilar, siempre que haya
disponibilidad inmediata, y tras estudio con neuroimagen avanzada (TAC o RM
multimodal).
-Cuando en cualquier otro ictus isquémico con oclusión arterial demostrada el tratamiento
IV esté contraindicado por cirugía previa, ictus ocurrido durante procedimientos
endovasculares, riesgo alto de hemorragia por otros procesos, anticoagulación con INR
mayor de de 1’7 y hasta 1’9, o en otras de las situaciones que se han especificasdo en los
criterios de inclusión / exclusión para tratamiento IV. Si las plaquetas son inferiores a
100.000 / mm3, o el INR > 1’9, o hubiese una hemorragia sistémica activa, solo cabe
considerar la trombectomía mecánica. En cada caso el neurorradiólogo intervencionista
valorará la conveniencia de combinar procedimientos.
III.6.2.-INTRACRANEAL DE RESCATE
Se considerará en las oclusiones de proximales de la arteria cerebral media, carótida
interna distal, o basilar, cuando al final de la infusión de rTPA no se haya producido mejoría
/ recanalización. Debe repetirse el estudio de neuroimagen para confirmar la persistencia
de la oclusión y valorar la correlación entre territorio en penumbra y eventual infarto
establecido.
III.6.3.- ICTUS AGUDO CON OCLUSIÓN ARTERIA CAROTIDA CERVICAL.
Se considerará el tratamiento endovascular –primario o de rescate- en pacientes con
estenosis severa u oclusión de la arteria carótida interna cervical cuando el ictus sea poco
extenso y con amplia penumbra.
IV. CIRCUITOS INTRAHOSPITALARIOS.-
45
46
IV. 1.- Si el paciente se excluye de tratamiento revascularizador por existir criterios para
ello, volverá al área de Observación, o ingresará la Unidad de Ictus si se dispone de ella, o
en UCI si hay bajo nivel de conciencia como para precisar intubación o inestabilidad
cardiorrespiratoria. Se iniciarán medidas generales de tratamiento y prevención secundaria.
Según el estudio ICTUS, recientemente publicado, la citicolina parece ejercer un efecto
beneficioso en los pacientes con ictus moderado que no son candidatos a fibrinolisis 36,37.
IV.2.- Si el paciente es candidato a fibrinolisis IV ingresará en la Unidad de Ictus o en su
defecto en UCI, se calculará la dosis a administrar de rTPA (0’9 mg / kg, máximo 90 mgr) y
se comenzará cuanto antes con la administración de bolo con el 10 % de la dosis, seguida
de infusión del 90 % restante en una hora. Si aparece cefalea, vómitos, alteración del nivel
de conciencia, o se produce un deterioro  2 puntos NIHSS durante la infusión, o en
cualquier momento en las siguientes 24 horas, se detendrá el tratamiento , si procede, y se
realizará nuevo TAC para valorar posible sangrado. Si transcurridos 40 minutos desde el
comienzo de la infusión no se ha producido una mejoría significativa, se podrá considerar
tratamiento endovascular de rescate previa nueva evaluación de neuroimagen. En todo
caso se realizará TC de control a las 24 h.
IV.3.- Si el paciente se considera candidato a tratamiento revascularizador por vía
endovascular primario o de rescate se transferirá a la sala de angiografía desde la sala de
TAC, si el centro dispone de recursos propios, o se contactará a la mayor brevedad con el
neurólogo del hospital de referencia.
En todos los casos, el destino final del paciente será el ingreso en planta, sea desde el área
de observación, la Unidad de Ictus o desde UCI.
V.- ATAQUE ISQUÉMICO TRANSITORIO (AIT)
Un caso especial los constituyen los Ataques Isquémicos Transitorios (AITs), en los que los
síntomas desaparecen en las primeras horas, usualmente en los primeros minutos. Puesto
que el riesgo de ictus después de un AIT es muy elevado, son merecedores de estudio
urgente, similar al de un ictus establecido, y de ingreso hospitalario si no puede
garantizarse su estudio –que debe incluir RM, estudio no invasivo de troncos supra-aórticos
y estudio cardiológico- en un plazo de 48 horas 36, 37.
46
47
VI.- HOSPITALIZACIÓN.
VI.1.- Objetivos 1,2, 38, 39
-Estabilización general y neurológica.
•
Adecuado control de función respiratoria, cardiaca, TA, glucemia y electrolitos, y
temperatura
•
Monitorización estrecha del déficit neurológico. Administración de escalas de
afectación.
-Prevenir y tratar eventuales complicaciones
•
Deglución. Prevención de aspiraciones
•
Prevención de TVP / TEP
•
Prevención de escaras
•
Prevención de infecciones urinarias
•
Prevención de caídas
•
Prevención de malposiciones y contracturas
-Completar o proseguir tratamientos de fase aguda
•
Tratamientos antitrombóticos: antiagregación, anticoagulación (Iindicaciones: ictus
cardioembólicos con alto riesgo de recurrencia, algunas disecciones arteriales,
trombosis venosas)
•
Medidas antiedema
•
Tratamiento quirúrgico del infarto maligno mediante craniectomía descompresiva
•
Tratamiento anticomicial
-Proseguir el proceso diagnóstico iniciado en la fase aguda
•
Se trata de filiar lo más precisamente posible el mecanismo y etiología del ictus
(aterotrombótico, cardioembólico, lacunar, de causa infrecuente, o criptogénico) para
establecer la mejor prevención secundaria
•
Profundizando en anamnesis y exploración clínica
•
Completando estudios complementarios a realizar (estudios de neuroimagen,
cardiológicos, sonológicos, angiográficos, hematológicos y otros analíticos, en
función del caso), preferentemente de forma secuencial
-Iniciar las medidas más apropiadas de prevención secundaria en función del subtipo de
ictus o AIT y de los hallazgos del estudio (antiagregación, anticoagulación, tratamiento
antihipertensivo, estatinas, revascularización quirúrgica o mediante angioplastia-stenting…)
47
48
-Iniciar tratamiento rehabilitador. (Fisioterapia pasiva precoz, Programas activos de
rehabilitación motora y del lenguaje, Técnicas especiales)
Estos objetivos deben conseguirse de la forma más coste-eficiente posible. Ello incluye la
implantación de Unidades de Ictus
38, 39.
En todo caso, es útil el desarrollo o adaptación de
protocolos que disminuyan la variabilidad clínica. Hoy, con una buena infraestructura de
estudios complementarios, muchos ingresos por AIT o ictus leve pueden ser evitados. Los
ingresos deben ser tan cortos como sea posible, solo mientras quede algo por hacer.
Deben ponerse en marcha exclusivamente aquellos estudios complementarios que tengan
verdadero impacto en el diagnóstico y consecuentemente en el manejo. La colaboración
entre servicios y profesionales implicados (Neurología, Diagnóstico por Imagen,
Rehabilitación,
Cuidados
Intensivos,
Cardiología,
Medicina
Interna,
Radiología
intervencionista, Cirugía Vascular, Enfermería, Fisioterapia, Trabajadores Sociales,
Documentación Clínica, Administrativos, Celadores, Directores y Subdirectores Médicos,
Gerentes...) ha de ser fluida, e idealmente guiada por vías clínicas. La educación y
formación de pacientes y cuidadores es esencial para dar continuidad al resultado clínico.
Deben controlarse los resultados, clínicos y de gestión, para mejorar continuamente la
calidad. La medición de resultados es también esencial para tareas de docencia e
investigación clínica. La relación con atención primaria al alta ha de ser de colaboración
estrecha
48
49
Fig 5.- Escala de Rankin.
Fig. 6.- Escala NIHSS.
Nivel de
conciencia
Respuesta a
preguntas
Respuesta a
órdenes
0-3
0-2
0-2
Debilidad
facial
Debilidad
MSD
Debilidad MID
Debilidad MSI Debilidad MII
0-3
0-4
0-4
0-4
0-4
Ataxia de
miembros
Sensibilidad
Afasia
Disartria
Extinción/
Inatención
0-2
0-3
0-2
0-2
Mirada
Alteración visual
0-2
0-3
0-2
49
50
Bibliografía
1. Adams HP Jr, del Zoppo G, Alberts MJ, Bhatt DL, Brass L, Furlan A et al.
Guidelines for the early management of adults with ischemic stroke: a
guideline from the American Heart Association/American Stroke Association
Stroke Council, Clinical Cardiology Council, Cardiovascular Radiology and
Intervention Council, and the Atherosclerotic Peripheral Vascular Disease and
Quality of Care Outcomes in Research Interdisciplinary Working Groups.
Stroke. 2007; 38:1655-711.
2. The European Stroke Organization (ESO) Executive Committee and the ESO
Writing Committee. Guidelines for Management of Ischaemic Stroke and
Transient Ischaemic Attack 2008.
3. Alonso de Leciñana M, Egido JA, Casado I, Ribó M, Dávalos A, Masjuan J et
al. Guidelines for the treatment of acute ischaemic stroke. Neurologia. 2011
Dec 6. [Epub ahead of print] .
4. Sociedad Española de Neuroradiología. Guía de Práctica Clínica en
Neurorradiología. Ictus isquémico.
5. Frendl A, Csiba L. Pharmacological and non-pharmacological recanalization
strategies in acute ischemic stroke. Front Neurol. 2011; Feb 2: 32.
6. Tissue plasminogen activator for acute ischemic stroke. The National Institute
of Neurological Disorders and Stroke rt-PA Stroke Study Group. N Engl J Med.
1995; 333:1581-7.
7. Lees KR, Bluhmki E, von Kummer R, Brott TG, Toni D, Grotta JC, Albers GW
et al. Time to treatment with intravenous alteplase and outcome in stroke: an
updated pooled analysis of ECASS, ATLANTIS, NINDS, and EPITHET trials.
Lancet. 2010; 375: 1695-703.
8. Wahlgren N, Ahmed N, Dávalos A, Ford GA, Grond M, Hacke W et al. SITSMOST investigators. Thrombolysis with alteplase for acute ischaemic stroke in
the Safe Implementation of Thrombolysis in Stroke-Monitoring Study (SITSMOST): an observational study. Lancet. 2007; 369: 275-82.
9. Knauer K, Huber R. Fibrinolysis and Beyond: Bridging the Gap between Local
and Systemic Clot Removal. Front Neurol. 2011 Feb 22;2:7.
10. Grigoryan M, Qureshi AI. Acute stroke management: endovascular options for
treatment. Semin Neurol. 2010; 30: 469-76.
11. Masjuan J, Alvarez-Sabín J, Arenillas J, Calleja S, Castillo J, Dávalos A et al.
Plan de asistencia sanitaria al ICTUS II. 2010. Neurologia. 2011; 26: 383-96.
12. Sandset EC, Bath PM, Boysen G, Jatuzis D, Kõrv J, Lüders S et al; SCAST
Study roup. The angiotensin-receptor blocker candesartan for treatment of
acute stroke (SCAST): a randomised, placebo-controlled, double-blind trial.
Lancet. 2011; 377: 741-50.
13. Robinson TG, Potter JF, Ford GA, Bulpitt CJ, Chernova J, Jagger C et al;
COSSACS Investigators. Effects of antihypertensive treatment after acute
50
51
stroke in the Continue or Stop Post-Stroke Antihypertensives Collaborative
Study (COSSACS): a prospective, randomised, open, blinded-endpoint trial.
Lancet Neurol. 2010; 9: 767-75.
14. Saini M, Shuaib A. Blood pressure lowering and stroke. Expert Rev Neurother.
2010; 10: 225-41.
15. Geeganage C, Bath PM. Vasoactive drugs for acute stroke. Cochrane
Database Syst Rev. 2010 Jul 7;(7):CD002839
16. Saini M, Saqqur M, Kamruzzaman A, Lees KR, Shuaib A; VISTA
Investigators. Effect of hyperthermia on prognosis after acute ischemic stroke.
Stroke. 2009; 40: 3051-9.
17. De Keyser J, Gdovinová Z, Uyttenboogaart M, Vroomen PC, Luijckx GJ.
Intravenous alteplase for stroke: beyond the guidelines and in particular
clinical situations. Stroke. 2007; 38: 2612-8
18. Aleu A, Mellado P, Lichy C, Köhrmann M, Schellinger PD. Hemorrhagic
complications after off-label thrombolysis for ischemic stroke. Stroke. 2007;
38: 417-22.
19. Rubiera M, Ribo M, Santamarina E, Maisterra O, Delgado-Mederos R,
Delgado P et al. Is it time to reassess the SITS-MOST criteria for
thrombolysis?: A comparison of patients with and without SITS-MOST
exclusion criteria. Stroke. 2009; 40: 2568-71.
20. Guillan M, Alonso-Canovas A, Garcia-Caldentey J, Sanchez-Gonzalez V,
Hernandez-Medrano I, Defelipe-Mimbrera A et al. Off-label intravenous
thrombolysis in acute stroke. Eur J Neurol. 2012; 19: 390-4.
21. Tong D. Are all IV thrombolysis exclusion criteria necessary? Being SMART
about evidence-based medicine. Neurology. 2011; 76: 1780-1.
22. Hacke W, Kaste M, Bluhmki E, Brozman M, Dávalos A, Guidetti D et al;
ECASS Investigators. Thrombolysis with alteplase 3 to 4.5 hours after acute
ischemic stroke. N Engl J Med. 2008; 359: 1317-29.
23. Wahlgren N, Ahmed N, Dávalos A, Hacke W, Millán M, Muir K et al; SITS
investigators. Thrombolysis with alteplase 3-4.5 h after acute ischaemic stroke
(SITS-ISTR): an observational study. Lancet. 2008; 372: 1303-9.
24. Ahmed N, Wahlgren N, Grond M, Hennerici M, Lees KR, Mikulik R, et al; SITS
investigators. Implementation and outcome of thrombolysis with alteplase 34.5 h after an acute stroke: an updated analysis from SITS-ISTR. Lancet
Neurol. 2010 ; 9: 866-74.
25. Chen Y, Bogosavljevic V, Leys D, Jovanovic D, Beslac-Bumbasirevic L, Lucas
C. Intravenous thrombolytic therapy in patients with stroke mimics: baseline
characteristics and safety profile. Eur J Neurol. 2011; 18: 1246-50.
26. Tsivgoulis G, Alexandrov AV, Chang J, Sharma VK, Hoover SL, Lao AY, et al.
Safety and outcomes of intravenous thrombolysis in stroke mimics: a 6-year,
51
52
single-care center study and a pooled analysis of reported series. Stroke.
2011; 42: 1771-4.
27. Ozdemir O, Beletsky V, Chan R, Hachinski V. Thrombolysis in patients with
marked clinical fluctuations in neurologic status due to cerebral ischemia. Arch
Neurol. 2008; 65: 1041-3.
28. Caplan LR. Thrombolysis, fluctuations, trials, and such. Arch Neurol. 2008; 65:
1017-9.
29. Fuentes B, Martínez-Sánchez P, Alonso de Leciñana M, Simal P, Reig G,
Díaz-Otero F et al; on behalf of the Madrid Stroke Network. Diabetes and
previous stroke: hazards for intravenous thrombolysis? Eur J Neurol. 2011
Nov 4. doi: 10.1111/j.1468-1331.2011.03576.x. [Epub ahead of print].
30. Kim JT, Park MS, Yoon W, Cho KH. Detection and Significance of Incidental
Unruptured Cerebral Aneurysms in Patients Undergoing Intravenous
Thrombolysis for Acute Ischemic Stroke. J Neuroimaging. 2012; 22: 197-200.
31. De Silva DA, Manzano JJ, Chang HM, Wong MC. Reconsidering recent
myocardial infarction as a contraindication for IV stroke thrombolysis.
Neurology. 2011; 76: 1838-40.
32. Meyers PM, Schumacher HC, Connolly ES Jr, Heyer EJ, Gray WA, Higashida
RT. Current status of endovascular stroke treatment. Circulation. 2011; 123:
2591-601.
33. Abou-Chebl A. Endovascular treatment of acute ischemic stroke may be safely
performed with no time window limit in appropriately selected patients. Stroke.
2010 ; 41: 1996-2000.
34. Dávalos A, Alvarez-Sabín J, Castillo J, Díez-Tejedor E, Ferro J, Martínez-Vila
E et al, for the International Citicoline Trial on acUte Stroke (ICTUS) trial
investigators. Citicoline in the treatment of acute ischaemic stroke: an
international, randomised, multicentre, placebo-controlled study (ICTUS trial).
Lancet. 2012; Published Online June 11, 2012, DOI:10.1016/S01406736(12)60813-7
35. Hankey GJ. How eff ective is citicoline for acute ischaemic stroke? Lancet,
2012; Published Online June 11, 2012 DOI:10.1016/S0140-6736(12)60912-X.
36. Giles MF, Albers GW, Amarenco P, Arsava EM, Asimos AW, Ay H, Calvet D
et al. Early stroke risk and ABCD2 score performance in tissue- vs timedefined TIA: a multicenter study. Neurology. 2011; 77: 1222-8.
37. Stroke Foundation of New Zealand New Zealand Guideline for the
Assessment and Management of Transient Ischaemic Attack [online].
Wellington, New Zealand: Disponible en: www.stroke.org.nz Acceso Mayo 2,
2012..
38. Balami JS, Chen RL, Grunwald IQ, Buchan AM. Neurological complications of
acute ischaemic stroke. Lancet Neurol. 2011; 10: 357-71.
52
53
39. Kumar S, Selim MH, Caplan LR. Medical complications after stroke. Lancet
Neurol. 2010; 9: 105-18.
40. Stroke Unit Trialists' Collaboration. Organised inpatient (stroke unit) care for
stroke. Cochrane Database Syst Rev. 2007 Oct 17;(4):CD000197.
41. Langhorne P, Dey P, Woodman M, Kalra L, Wood-Dauphinee S, Patel N et al.
Is stroke unit care portable? A systematic review of the clinical trials. Age
Ageing. 2005; 34: 324-30.
53
54
CAPITULO IV
ALTERACIONES CARDÍACAS CON RIESGO EMBOLÍGENO
Angel Martínez Martínez
Director UGC Area del Corazón. Jefe de Servicio de Cardiologia. HU
Virgen del Rocio. Sevilla.
Juan Miguel Torres Ruíz
Doctor en Medicina y Cirugia. Especialista en Cardiología y Medicina Intensiva.
IV.1.-DEFINICIONES
1. Cardiopatías Embolígenas: Están constituidas por un grupo de condiciones
patológicas del corazón muy heterogéneas que tienen como factor común el
mayor o menor riesgo de producir tromboembolismos sistémicos.
2. Ictus Cardioembólico (ICE): Es aquel que se produce como consecuencia
de la obstrucción de una arteria cerebral por un embolo procedente del
corazón.
3. Infarto Cerebral Cardioembólico: Son las lesiones isquémicas cerebrales
que están causadas por una fuente tromboembólica cardíaca.
4. Ictus Aterotrombótico: De causa no embolígena, sino secundario a
ateromatosis arterial extra o intracraneal.
54
55
IV.2.- ALGUNOS DATOS EPIDEMIOLOGICOS:

Los ictus cardioembólicos (ICE) constituyen la segunda causa de ictus (20-30
% de todos los ictus isquémicos)1-4.

La Fibrilación Auricular (FA) es la cardiopatía embolígena más importante,
siendo la responsable del 50 % de los ICE.

Constituyen la primera causa de mortalidad en la mujer y la tercera global en
España.

Son la segunda causa de demencia, tras la enfermedad de Alzheimer, y la
primera causa de discapacidad del adulto.
IV.3.- ALGUNAS CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS:
Los ICE no pueden ser diagnosticados exclusivamente por datos clínicos, aunque existen
algunos detalles que ayudan al diagnostico:

Instauración muy brusca.

Son mas frecuentes en ancianos, en relación con la mayor prevalencia de FA
en estas edades 5.

Suelen afectar a territorios cerebrales extensos: infartos de tamaño medio (1,5
a 3 cm) o grande (>3 cm). Muestran cierta predilección por las bifurcaciones
vasculares.

Con frecuencia existen antecedentes de ictus en otros territorios o de
embolismos sistémicos.

Suelen debutar en vigilia o durante ejercicio.

Pueden presentar crisis comicial.

En general provocan una mayor mortalidad e invalidez que los ictus de otras
etiologías 6 :
o
El efecto del primer Ictus genera incapacidad en el 60 % de pacientes y
una mortalidad del 20 % 7.
o
Constituyen > 50 % de hospitalizaciones neurológicas.
55
56
o
A los 90 días de seguimiento las personas con ictus isquémico
muestran un 20 % de secuelas graves, un 10 % de secuelas moderadas y un
55 % de secuelas leves. La mortalidad a los 90 días fue del 14 %.

La fuente cardioembólica mas frecuente es la FA no valvular (50 %). Otras
fuentes cardioembólicas son:
o
El infarto agudo de miocardio (10 %).
o
Patología valvular (10 %).
o
Trombosis de VI (10 %). Prótesis valvulares (5 %).
o
Otras causas (PFO, Aneurisma SIA, Mixoma, Arco aórtico, etc.) en 15
%.
En la Tabla IV se resumen las distintas cardiopatías embolígenas agrupadas
según el riesgo de producir un ICE.
CARDIOPATÍAS EMBOLÍGENAS (*)
ALTO RIESGO
BAJO RIESGO
 Fibrilación auricular (FA)
 Calcificación del anillo mitral
 Flutter auricular
 Prolapso mitral
 Valvulopatía mitral con FA
 Estenosis mitral sin FA
 Prótesis valvulares mecánicas
 Prótesis valvulares biológicas
 Acinesia segmentaria de ventrículo
 Aneurisma del septo interauricular
izquierdo
 Aneurisma de ventrículo izquierdo
 Foramen oval permeable
 Miocardiopatía dilatada (FE < 35 %)
 Disfunción del ventriculo izquierdo
(FE: 35-50 %)
 Infarto agudo de miocardio reciente
(< 4 semanas)
 Infarto de miocardio > 1 mes, < 6
meses
 Enfermedad sinoauricular
 Trombos intracardiacos
 Tumores cardiacos
 Endocarditis infecciosa
Tabla IV.- (*) Modificado de: Adams HP et al.JACC 2008 9
56
57
Todas estas afecciones cardiológicas tienen como factor común, la posibilidad de generar
trombos, cuya fragmentación puede originar el embolismo sistémico. La composición del
embolo y su tamaño es variable y depende básicamente de la cardiopatía embolígena
responsable, pudiendo estar compuesto de:
 Fibrina y plaquetas en diferentes proporciones (los trombos cardíacos suelen ser
dependientes de fibrina).
 Partículas de calcio.
 Fragmentos de vegetaciones valvulares.
 Tejidos tumorales.
Los trombos de origen cardíaco, a diferencia de los trombos ateroscleróticos, suelen ser de
reciente formación y no suelen estar adheridos firmemente a la pared vascular, por lo que
puede fragmentarse por mediación del sistema fibrinolítico intrínseco. Es por tanto posible
la reperfusión del área cerebral isquémica, facilitándose la transformación hemorrágica
cuando la reperfusión ocurre de forma tardía.
En cuanto al origen o fuente de los trombos, y para simplificar su estudio, podemos
agruparlos en:

Fibrilación Auricular (FA).

Infarto de Miocardio.

Miocardiopatía Dilatada y otras situaciones con FE reducida.

Prótesis Valvulares.
IV.4.- FIBRILACION AURICULAR
La fibrilación auricular (FA) es la arritmia mas frecuente en los países desarrollados, con
una prevalencia entre 1-2 % en la población general
10,11.
Se calcula que en los próximos
50 años la cifra de personas con FA se doblará conforme aumente el envejecimiento de la
población, ya que la incidencia aumenta conforme se va envejeciendo (incidencia 1,2 a 2,8
en grupo de 60-69 años, aumentando al 7,3-10 % en grupo >80 años).
57
58
El desarrollo de FA conlleva:

Mayor morbilidad y mortalidad.

Un riesgo 4 a 5 veces mayor de AVC.

Un riesgo doble de desarrollar demencia.

Un riesgo triple para desarrollar Insuficiencia Cardiaca.

Un 40 a 90 % de incremento de riesgo para mortalidad global.
IV.4.1.- Tipos de FA
Por su forma de presentación, la FA se clasifica como:

FA DIAGNOSTICADA POR PRIMERA VEZ: Es cuando se realiza el
diagnostico de FA por 1ª vez, independientemente de la severidad de los síntomas y
de la duración previa de la arritmia (generalmente desconocida).

FA PAROXÍSTICA: Es un tipo de FA autolimitado y que desaparece
espontáneamente. Dura segundos o días (se aceptan un máximo de 7 días), pero
normalmente la crisis de FA dura ≤ 48 horas. Es importante estas 48 horas, porque
una vez superadas es poco probable que la arritmia ceda espontáneamente, por lo
que se debe considerar la necesidad de anticoagulación.

FA PERSISTENTE: La FA que dura >7 días o bien aquella que para
detenerla, se requiere intervención (farmacológica o cardioversión eléctrica).

FA PERSISTENTE DE LARGA DURACIÓN: Es la FA crónica que dura > 1
año y no puede ser detenida por fármacos o cardioversión eléctrica.

FA PERMANENTE: Es la FA que es aceptada por el paciente y el medico, y
ambos deciden abandonar los intentos de cardioversión y realizar únicamente un
control de la frecuencia cardiaca.

Finalmente, denominamos FA SILENTE a la FA no diagnosticada, que no ha
dado síntomas y, por tanto, desconocida.
58
59
Fig. 7 Tomada de Camm AJ et al, Revista Española de Cardiología 201012
IV.4.2.- FA Y RIESGO DE ICTUS CARDIOEMBÓLICO:

La FA multiplica por 5 las posibilidades de sufrir un Ictus.

El riesgo cardioembólico no es igual en todos los tipos de FA:

o
La FA Valvular (FAV) multiplica por 17 el riesgo de Ictus.
o
La FA No Valvular (FANV) multiplica por 5 el riesgo de Ictus.
o
La FA aislada multiplica por 2-4 el riesgo de Ictus.
Las personas con FA Paroxística deben contemplarse con un riesgo de ictus
similar a la FA Persistente o Permanente si tienen factores de riesgo.

El riesgo de ictus se modifica también por las características de las personas:
edad, sexo, comorbilidades, etc.

El Flutter auricular se considera con el mismo riesgo embolígeno que la FA,
por lo que las recomendaciones para prevención de FA son extensibles a aquella
arritmia.
59
60
IV.5.- PREVENCIÓN DEL ICTUS CARDIOEMBÓLICO:
Hace más de 20 años que la prevención del ictus cardioembólico se basa en el uso de
farmacos antitrombóticos.
El Acido Acetil Salicilico (AAS) ha sido el primer farmaco utilizado con esta indicación,
habiendo demostrado ser eficaz en prevención primaria y secundaria del ictus
cardioembolico. En la Figura 8 se resumen los resultados de los ensayos llevados a cabo
con AAS comparada con no tratamiento, confirmándose una Reducción de Riesgo Relativo
(RRR) de todos los ictus del 19 % (IC 95 %, 1-35 %), lo que equivale a una Reducción del
Riesgo Absoluto (RRA) del 0,8 % por año en los ensayos de prevención primaria, y del 2,5
% en los ensayos de prevención secundaria. No hubo diferencias significativas en
hemorragias mayores extracraneales ni en mortalidad13,17.
Fig. 8: Tomada de Cairns S et al, Canadian Journal of Cardiology 2011 13.
Dado que la AAS sola ofrece solo una discreta protección contra el desarrollo de ictus en
personas con FA, se han desarrollado estudios para analizar la eficacia y seguridad de
doble antiagregación (AAS + clopidogrel) en este tipo de pacientes. La comparación de la
doble antiagregación con warfarina demostró superioridad de warfarina con un riesgo de
sangrado similar para ambas terapias (Estudio Active-W)50. Un enfoque diferente se ha
desarrollado en el estudio Active-A51, donde se compara doble antiagregación con AAS +
placebo, en personas en las que la ACO se consideró inadecuada por un riesgo de
60
61
sangrado especifico, o por elección del paciente o su medico. A los 3,6 años de
seguimiento había una reducción significativa de eventos vasculares en el grupo de doble
antiagregación que era debida fundamentalmente a la reducción de ictus en el grupo con
clopidogrel, a coste de una mayor tasa de sangrados en el grupo de doble antiagregación.
Es por ello que en la revisión 2011 de las Guias ACC/AHA/HRS 52 se incluye como nueva
posible estrategia la doble antiagregación (AAS + clopidogrel), la cual “puede ser
considerada en pacientes con FA en los que la anticoagulación oral con warfarina se
considere inadecuada debido a preferencia del paciente o tras evaluación del médico
acerca de la capacidad del paciente para mantener una segura anticoagulación” (clase IIb,
nivel de evidencia B)53.
La terapia a largo plazo con anticoagulantes orales (ACO) se mostró hace años superior a
AAS en prevención primaria y secundaria de tromboembolismos cerebrales y sistémicos en
el marco de la FA y el Flutter mediante sólidos estudios clínicos. Clásicamente han venido
siendo utilizados los antagonistas de la vitamina K (AVK) warfarina y acenocumarol, únicos
ACO disponibles durante más de 90 años, habiéndose incorporado recientemente una
nueva generación de ACO cuyos primeros resultados en prevención del ictus
cardioembólico han sido publicados mas recientemente.
En los ensayos randomizados que han comparado AVK en comparación con AAS, se ha
demostrado una RRR de todos los ictus del 39 % (IC 95 %, 19-53 %) a favor de AVK,
equivalente a una RRA del 0,9 % por año en prevención primaria y del 7 % por año en
prevención secundaria. No hubo diferencias significativas en mortalidad ni en sangrados
mayores extracraneales13,17. En la figura 9 se resume gráficamente lo afirmado mediante
un metaanálisis de los distintos tratamientos utilizados en prevención de ictus isquémico o
embolia sistémica en FA.
61
62
Fig. 9: Tomada de Cairns S et al, Canadian Journal of Cardiology 2011 13.
Mas recientemente han sido publicados los resultados de grandes ensayos randomizados
con ACO de nueva generación (inhibidores directos de la trombina y del factor Xa,
fundamentalmente). Todos ellos, comparados con AVK, han desmotrado ser no inferiores
(rivaroxabán) o superiores (dabigatrán y apixabán) en prevención de ictus y embolismos
sistémicos, al mismo tiempo que muestran un mejor perfil de seguridad (menos sangrados
intracerebrales y extracerebrales) que los AVK.
Comparación Objetivo Primario Eficacia Ictus y
Comparación Objetivo Primario Seguridad Sangrado
Embolismo Sistemico.
Mayor.
Fig.10- Tomada de DeCaterina et al. J Am Coll Cardiol. 201253
62
63
Basados en la evidencia disponible en la actualidad, las guías de práctica clínica aconsejan
la anticoagulación oral para prevenir los ictus y embolismos sistémicos, siempre y cuando
el riesgo de sangrado no sea mayor que el beneficio a conseguir. Es por ello que se
recomienda que en todo caso de FA se plantee la necesidad de anticoagular, si bien la
decisión “debe basarse en la presencia o ausencia de factores de riesgo de ACV y
tromboembolia, más que una clasificación artificial en categorías de riesgo elevado,
moderado o bajo” 12, como se ha hecho en la tabla de donde se resumían las cardiopatías
embolígenas.
Para facilitar este importante aspecto se han propuesto diversos sistemas de puntuación
que facilitan la toma de decisiones, todos ellos basados en la demostración en estudios
previos de determinados factores de riesgo que aumentan significativamente la incidencia
de complicaciones tromboembólicas en personas con FA. En la actualidad se aconseja la
utilización de la escala CHADS2 (Tabla V) que permite objetivar una tasa de riesgo de ictus
en porcentaje/año, de acuerdo a la existencia o no de una serie de factores de riesgo de
ictus: ictus previo, edad avanzada, hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca y diabetes.
En el siguiente cuadro se detalla la puntuación y las tasas de ictus según puntuación
CHADS2, evidenciando que existe una clara relación entre la puntuación CHADS2 y la tasa
de ictus 14.
Tabla V .Escala CHADS2 . Camm AJ et al. European Heart Journal 2010
12
.
63
64
Es importante subrayar que los factores de riesgo son acumulativos, y la presencia
simultánea de dos o más factores de riesgo «clínicamente relevantes no mayores»
justificaría un riesgo de ACV lo suficientemente elevado para requerir anticoagulación. De
esta forma, el esquema de estratificación de riesgo de CHADS 2 puede y debe usarse como
una forma inicial de valoración del riesgo de ACV, rápida y fácil de memorizar para objetivar
la necesidad de anticoagular o no, de acuerdo a los criterios reflejados en la Tabla VI .
PUNTUACIÓN
RIESGO
TRATAMIENTO RECOMENDADO
BAJO
AAS (75-325 mg/d).
Puntuación CHADS2 = 1
BAJO a
MODERADO
ACO (INR de 2 a 3)* o AAS (75-325 mg/d).
Preferible ACO mejor que AAS (para matizar
se aconseja utilizar la escala CHA2DS2VASc (ver más abajo).
Puntuación CHADS2 ≥ 2
ALTO o
ELEVADO
ACO (INR de 2 a 3)*
Puntuación CHADS2 = 0
Tabla VI . Recomendaciones de tromboprofilaxis en pacientes con FA según CHADS 2 . (*) NOTA: Esta
es la indicación clásica para ACO clásicos, pero puede sustituirse por los nuevos ACO, donde no es
preciso medir el INR, y ello siempre y cuando no este contraindicado anticoagular.
La gran utilidad de la escala CHADS2 es su fácil memorización y simpleza para hacer una
primera aproximación de personas con FANV, pero su valor es solo moderado, sobre todo
para una mayoría de casos que quedan clasificados como “riesgo moderado”, grupo en el
que quedan incluidos una gran mayoría de los pacientes con FA. Para discriminar mejor en
este grupo de pacientes con “riesgo moderado” aquellos que pueden beneficiarse más con
ACO que con antiagregación plaquetaria solo, se ha considerado incluir otros factores de
riesgo que han sido evaluados e utilizados en muchos estudios clínicos recientes sobre
prevención de ACV en la FANV
12.
La inclusión de estos nuevos factores de riesgo permite
un enfoque mas integral del problema, permitiendo mejorar el valor predictivo de este grupo
de pacientes con una clasificación CHADS2 de 0-1, o cuando esté indicada una evaluación
más detallada del riesgo de Ictus Isquémico. Con este enfoque se ha desarrollado la
clasificación CHA2DS2-VASc15, que incluye nuevos factores riesgo (por ej. el sexo) o matiza
el peso de otros, como la edad que pasa a tener distinto peso en la valoración (0, 1 y 2
puntos). Los nuevos factores de riesgo considerados son:
64
65
Factores de Riesgo
Factores de Riesgo “NO MAYORES Clínicamente
“MAYORES”
Relevantes”
Insuficiencia Cardiaca o Disfunción Sistólica de VI
Ictus Previo
moderada a severa (FE ≤ 40 %).
Accidente Isquémico
Hipertensión
Transitorio (AIT)
Embolismo Sistémico
Diabetes Mellitus
Edad ≥ 75 años
Sexo Femenino
Edad 65-74 años
Enfermedad Vascular (infarto de miocardio previo,
enfermedad arterial periférica, placa aórtica).
Tabla VII . Factores de riesgo de ictus y tromboembolismo en la fibrilación auricular no valvular. Lip GY
et al. Chest 2010
15
.
En la Tabla VIII se detalla la puntuación de los distintos factores de riesgo incluidos en la
escala CHA2DS2-VASc y las tasas de accidente cerebrovascular expresadas como tasas
ajustadas de ictus en %/año encontradas con ésta.
PUNTUACION CHA2 DS2-VASc
FACTOR DE RIESGO
PUNTUACIÓN
VALOR CHA2
Tasa ajustada
DS2-VASc
de ictus/año
CALCULADO
(%)
Ictus/AIT/Tromboembolismo
2
0
0
Edad  75 años
2
1
1,3
Edad 65-74 años
1
2
2,2
1
3
3,2
Hipertensión arterial
1
4
4,0
Diabetes mellitus
1
5
6,7
Sexo femenino
1
6
9,8
Enfermedad vascular
1
7
9,6
8
6,7
Insuficiencia
congestiva
cardiaca
o
disfunción
sistólica VI (FE  40%)
65
66
PUNTUACIÓN MÁXIMA
CHA2DS2-VASc:
9
9
15,2
Tabla VIII. Escala CHA2DS2-VASC. (*) CHA2DS2-VASc es un acrónimo de insuficiencia cardiaca congestiva
(CH), hipertensión (H), edad (A) ≥75 [doble puntuación], diabetes mellitus (D), ACV (S) [doble puntuación],
enfermedad vascular (V), edad (A) 65-74 años y sexo femenino (S) con puntuación simple]. Lip GY et al.
Chest 2010
15
.
El tratamiento antitrombótico aconsejado de acuerdo al valor encontrado al aplicar la
puntuación CHA2DS2-VASc se resume en la Tabla IX .
GRUPO DE RIESGO
Un Factor de Riesgo “MAYOR”
o ≥2 Factores de Riesgo “NO
MAYORES
clínicamente
relevantes”
Puntos
TRATAMIENTO ANTITROMBÓTICO
CHA2DS2-VASc RECOMENDADO
≥2
ACO
Un Factor de Riesgo “NO
MAYOR clínicamente relevante”
1
ACO o AAS (75-325 mg/día).
Preferible: ACO mejor que AAS.
Ningún Factor de Riesgo
0
AAS (75-325 mg/día) o ningún
tratamiento antitrombótico. Preferible:
ningún antitrombótico mejor que AAS.
Tabla IX.- Recomendaciones para la tromboprofilaxis en pacientes con FA según CHA 2 DS 2-VASc.
Por tanto, y a modo de resumen, ante un paciente con FA, es necesario:

plantearse la indicación de tromboprofilaxis desde el establecimiento del
diagnostico y ello debe hacerse de forma inicial con la puntuación CHADS2 utilizando
los criterios previamente mencionados (ACO con CHADS2 ≥ 2) y,

en caso de encontrar valores < 2, aplicar el CHA 2DS2-VASc para detectar
aquellas personas con factores de riesgo de ictus no detectados por el CHADS2.

en cualquier caso, es imprescindible estudiar no solo las contraindicaciones
de los antitrombóticos y objetivar el riesgo de sangrado de cada caso concreto.
66
67
Para cumplimentar correctamente el riesgo de sangrado se aconseja la utilización de
métodos de clasificación tales como el sistema de puntuación de sangrado HAS-BLED
16,
cuyas características clínicas se resumen en la Tabla X. Se acepta que un valor de HASBLED ≥ 3 indica «riesgo elevado», y en tal caso, hay que decidir si se trata con ACO
(utilizar el ACO con mejor perfil de seguridad y a la dosis que haya demostrado un menor
riesgo de sangrado) o tratar solo con antiagregantes, teniendo en cuenta que los
antiagregantes no estan exentos de riesgo de sangrado. En cualquier caso, la decisión
debe ser tomada de forma individualizada y debe mantenerse un riguroso control del
paciente después de iniciar el tratamiento antitrombótico. En algunos casos, donde el
riesgo de sangrado sea muy superior al beneficio a conseguir, podría ser necesario dejar al
paciente sin tratamiento preventivo alguno o buscar otras alternativas no farmacológicas
para prevenir la formación de trombos, tales como el bloqueo quirúrgico de la orejuela
izquierda o mediante la implantación transvenosa del dispositivos expandibles (“Watchann
device”)59-60, aunque estas técnicas, con esperanzadores resultados pero no exentas de
riesgo (se trata de técnicas invasivas), aun están en evaluación clínica. Obviamente, todo
ello debe ser explicado a la persona enferma y a sus familiares, para hacer una toma de
decisiones compartida, pues no debe olvidarse que estos fármacos son considerados de
alto riesgo, tanto por la Joint Commission como por el ISMP (Institute for Safe Medication
Practices).
LETRA
CARACTERISTICA CLINICA
PUNTOS
H
Hipertensión
1
A
Función renal u hepática alteradas (1 punto cada una)
1o2
S
Accidente cerebrovascular
1
B
Sangrado
1
L
INR lábil*
1
E
Edad avanzada (>65 años)
1
D
Fármacos o alcohol (1 punto cada uno)
1o2
MAXIMO:
9 puntos
67
68
Tabla IX. Características clínicas del sistema de
puntuación de sangrado HAS-BLED.*INR: razón
internacional normalizada. NOTA: «Hipertensión» se define como presión arterial sistólica > 160 mmHg.
«Función renal alterada» se define como la presencia de diálisis crónica o trasplante renal o creatinina sérica
≥ 200 μmol/l. «Función hepática alterada» se define como enfermedad hepática crónica (p. ej., cirrosis) o
evidencia bioquímica de trastorno hepático significativo (p. ej., bilirrubina > 2 veces el límite superior normal,
en asociación con aspartato aminotransferasa/alaninaminotransferasa/fosfatasa alcalina > 3 veces el límite
superior normal, etc.). «Sangrado» se refiere a historia previa de sangrado y/o predisposición al sangrado, p.
ej., diátesis, anemia, etc. «INR lábil» se refiere a valor de INR inestable/elevado o poco tiempo en el intervalo
terapéutico (por ejemplo, < 60%). «Fármacos o alcohol» se refiere al uso concomitante de fármacos, como
antiplaquetarios, antiinflamatorios no esteroideos, abuso de alcohol, etc.
IV.5.-TRATAMIENTO
TROMBOPROFILÁCTICO
DEL
16
ICTUS
ISQUÉMICO
EN
PERSONAS CON FA.
Según datos publicados en nuestro entorno, alrededor del 1-1,5 % de la población general
recibe ACO por diversas causas, y además, este porcentaje aumenta de forma progresiva
por la mayor longevidad de las personas y un aumento de las indicaciones. Dentro de este
grupo más extenso de personas que tienen indicación de TAO está incluida la
tromboprofilaxis del ictus isquémico en personas con FA.
En la actualidad no existe duda del beneficio logrado con el TAO en personas con FA.
Efectivamente, la evidencia clínica disponible con el uso de ACO en este grupo ha
demostrado que:

Pueden prevenirse 2 de cada 3 ictus debidos a la FA mediante tratamiento
anticoagulante apropiado (INR 2-3) 17. Al comparar el resultado del uso de warfarina
frente a placebo, la incidencia de ictus disminuyó un 67 % y la mortalidad descendió
un 26 %. Es por ello que en las Guías de Practica Clínica la prevención de AVC en
personas con FA es una recomendación clase I

12.
Se recomienda ACO con >1 factor de riesgo moderado (CHADS 2) 18.
Estas afirmaciones, basadas en estudios con ACO clásicos (AVK), es también valida para
algunos de los ACO de nueva generación, como se detallará mas adelante.
68
69
Sin embargo, se conoce que un elevado número de personas con indicación para ACO no
están recibiendo dicho tratamiento ya sea por negativa del paciente por sus características
farmacocinéticas y farmacodinámicas (precisan de un seguimiento analítico estrecho para
conocer el INR, así como frecuentes ajustes de dosis), a lo que hay que añadir limitaciones
por interacciones medicamentosas y dietéticas que hacen que muchos enfermos lo
rechacen y algunos médicos se retraigan en su uso por temor a sus riesgos por exceso o
defecto de dosificación, originando hemorragias o tromboembolias, o en casos donde se
hace difícil o imposible mantener unos controles razonables del nivel de anticoagulación.
IV.6.- ACO CLÁSICOS (ANTAGONISTAS DE LA VITAMINA K o AVK)
Desde hace mas 50 años, y hasta hace muy poco tiempo, eran los únicos ACO disponibles.
Son derivados del dicumarol, aislado por Link en 1920. En la actualidad se utilizan el
acenocumarol (Sintrom®), de uso generalizado en Europa y especialmente en nuestro país,
y la Warfarina (Aldocumar®), mas utilizada en EEUU y menos en nuestro entorno.
Ninguno de estos fármacos tienen efecto anticoagulante directo, sino que actúan mediante
complejos mecanismos indirectos, consistente en reducir los niveles de algunos factores de
la coagulación que se fabrican en el hígado a partir de la vitamina K (de ahí el nombre de
antagonistas de la vitamina K o AVK) de forma que la sangre, con menores niveles de
estos factores de coagulación, tiene menor capacidad de coagular y de formar trombos,
dificultando el crecimiento de los mismos y su desprendimiento y emigración a órganos
distantes (embolismos). Su mecanismo de acción es complejo y, por ello, su efecto no es
homogéneo e inmediato, ni desaparece de forma rápida al ser suspendido, la intensidad de
su efecto es impredecible y por ello requiere titulación individual.
El grado o nivel de anticoagulación con estos agentes puede y debe ser medido con
frecuencia para evitar complicaciones hemorrágicas o trombóticas, estando en la actualidad
protocolizado su control mediante el INR (International Normalized Ratio), para evitar
diferencias entre mediciones según diferentes laboratorios y diferentes lotes de tests de
medición, existiendo consenso en la estandarización de la medición del tiempo de
protrombina mediante el INR. Esta estandarización del INR, el conocimiento de los rangos
de anticoagulación correctos y la posibilidad de su determinación en sangre capilar, hacen
posible el seguimiento de estos pacientes en Atención Primaria (AP) de una forma tan
69
70
eficaz, eficiente y segura al menos como en nivel especializado. La eficacia y seguridad del
tratamiento depende de:
1.
Mantener al paciente en el nivel de anticoagulación adecuado, que en caso de
la FA es mantener un INR de 2,5 (margen entre 2 y 3). Por debajo de 2 aumentan
los accidentes trombóticos y por encima de 3 pueden aparecer hemorragias.
2.
Mantener este nivel de anticoagulación el máximo tiempo posible (Tiempo en
Rango Terapéutico o TTR).
3.
Conocer los múltiples factores que pueden alterar la respuesta a estos ACO.
4.
Aprendizaje del ajuste de dosis.
5.
Disponer de equipamiento y organización necesaria para el seguimiento.
6.
Unificación de criterios con el Servicio o UGC de Hematología de referencia
así como una fluida interrelación y colaboración entre médicos especialistas de
ambas áreas (AP y Hematología).
IV.6.1.-Ventajas del tratamiento anticoagulante oral con antagonistas de la vitamina K
(AVK).

Los AVK se administran en dosis oral única.

Se dispone de fármacos antagonistas en caso de hemorragia o de cirugía
urgente/emergente.

Con los controles y correcciones oportunas, se consigue un porcentaje de
pacientes correctamente anticoagulados de forma estable, sin problemas de
sangrado.

Se dispone de una infraestructura de control reconocida y bien consolidada.

El medico conoce el nivel de ACO del enfermo mediante determinación de
INR o mediante autodeterminación del paciente. Ello permite conocer si toma la
dosis correcta y certificar si toma la medicación o no.

Coste muy bajo del tratamiento/día.
IV.6.2.-Inconvenientes del tratamiento anticoagulante oral con antagonistas de la
vitamina K (AVK).
70
71

Respuesta impredecible. Actúan de forma variable a través de varios factores
de coagulación.

Intervalo terapéutico muy estrecho (INR entre 2 y 3), precisando ajustes
frecuentes de dosis, lo que obliga a monitorización rutinaria y frecuente de la
coagulación.

Dificultades para mantener en el rango terapéutico en personas tratadas con
AVK, como ha sido demostrado en ensayos clínicos (en rango terapéutico solo el 66
%, por debajo de INR 2 el 25 % y por encima de INR 3 el 9 %)
19
, cifras que son
peores en la practica clínica habitual (44 %, 38 % y 18 % respectivamente)
20
. En la
práctica clínica habitual las personas tratadas con AVK por causa de FA estuvieron
en rango terapéutico (TTR) solo el 51 % del tiempo.

Lentitud en el inicio y finalización de la acción anticoagulante.

Múltiples interacciones entre el farmaco y los alimentos.

Múltiples interacciones farmacológicas.

Descrita la resistencia a la warfarina.

Los abandonos del TAO con AVK es elevado, de forma que a los 2 años del
inicio alrededor del 40-50 % han abandonado el tratamiento, siendo mayor este
porcentaje en personas de mas edad
21
. Se necesita tener acceso más o menos
fácil a los controles analíticos necesarios para mantener unos niveles de
anticoagulación seguros y efectivos, causa de que muchas personas en todo el
mundo (incluidos los países desarrollados) no reciban este tratamiento.
Por estas limitaciones, que dificultan su uso en la practica clínica diaria, las AVK se utilizan
solo en la mitad de los pacientes en quienes está indicado
22,
y su infrautilización es mayor
en las personas más mayores, precisamente aquellas que tienen más riesgo de ictus.
IV.7.- ACO DE NUEVA GENERACIÓN
Básicamente podemos dividirlos en dos grandes grupos: Inhibidores directos del Factor II
Trombina e Inhibidores directos del Factor Xa.
Los inhibidores directos de la trombina producen un potente efecto antitrombótico al
bloquear específicamente la actividad de la trombina (tanto la libre como la unida al
71
72
coágulo), principal enzima implicada en el proceso de formación de coágulos (trombos).
Para su denominación se utiliza la terminación “gatrán” (ximegalatrán, dabigatrán,
flovagatrán, etc.). El primero de estos fármacos estudiados fue el ximegalatrán, que se
mostró eficaz en prevención primaria de la enfermedad tromboembólica venosa y similar a
warfarina en prevención de ictus por FANV, pero no fue autorizado por la FDA y dejó de
comercializarse por toxicidad hepática.
En la actualidad, el principal representante de este grupo de ACO es el dabigatrán etexilato
que origina una anticoagulación inmediata, eficaz, predecible y constante, con un bajo
potencial de interacciones farmacológicas y con los alimentos, sin necesidad de ajustes de
dosis ni realizar seguimiento rutinario de la coagulación, al contrario de lo que ocurre con
los AVK. Fue el primer ACO de nueva generación que demostró ser superior a warfarina en
prevención de ictus en FA no valvular (estudio RE-LY)23. Posteriormente a esta publicación,
han sido reevaluada la base de datos de RE-LY, buscando posibles eventos no reportados
(sangrados, infartos de miocardio silentes, etc.). Tras dicha revaluación y la inclusión de
nuevos eventos, quedaron confirmadas las conclusiones de eficacia y seguridad del RE-LY
de forma consistente, y además se demostró que el aumento de infartos de miocardio
reportado en la publicación original con dabigatrá 150 mgr/12 horas, no alcanza la
significación estadística (p = 0.12)64.
Es el primer ACO de nueva generación autorizado por la FDA y la Agencia Europea del
Medicamento (EMA), y más recientemente en nuestro país, para su uso clínico con la
indicación de prevención del ictus isquémico con las siguientes indicaciones:

Prevención del ictus y de embolia sistémica en personas adultas con FANV,
con uno o más de los siguientes factores de riesgo:

Ictus, ataque isquémico transitorio o embolia sistémica previa.

Fracción de eyección del ventrículo izquierdo < 40 %.

Insuficiencia Cardiaca sintomática ≥ clase 2 de la escala de NYHA.

Edad ≥75 años.

Edad ≥65 años asociada a diabetes mellitus, enfermedad coronaria o
hipertensión arterial.
72
73
La dosis recomendada para esta indicación es de 150 mg/12 horas (dosis con mayor
efectividad que warfarina), debiendo continuarse el tratamiento a largo plazo. En las
personas con edades ≥ 80 años debe reducirse la dosis a 110 mg/12 horas (dosis con
demostrada mayor seguridad que warfarina) debido al mayor riesgo de hemorragia de esta
población. En pacientes con alto riesgo de hemorragia (incluidos aquellos con enfermedad
péptica) y en pacientes con bajo peso corporal, debe reducirse la dosis a 110 mg/12 horas.
El dabigatrán se elimina principalmente por via renal (85 %)57, por lo que no debe ser
utilizado en pacientes con insuficiencia renal grave (aclaramiento de creatinina < 15
ml/min), pero si puede ser utilizado en personas con insuficiencia renal moderada
(aclaramiento de creatinina 30-50 mL/min), reduciendo la dosis a 110 mgr/12 horas si el
paciente tiene riesgo de sangrado (puede mantenerse la dosis de 150 mgr/12 horas en
pacientes con insuficiencia renal moderada si el paciente no tiene antecedentes de
sangrado). Es por tanto aconsejable hacer en aclaramiento de creatinina basal cuando se
planifica el uso de los nuevos ACO, asi como controles anuales posteriores, controles que
deben ser mas frecuentes (2-3 veces al año) en casos de insuficiencia renal moderada
(indicación de clase IIa, nivel B)58.
No precisa controles a las dosis señaladas, pero en casos puntuales en que se necesite
conocer el nivel de anticoagulación (hemorragias importantes, sobredosificiación accidental
o voluntaria, etc.), puede utilizarse un control de trombina diluida (Hemoclot ®). El inicio de
acción y su eliminación es más rápido que con AVK, siendo suficiente en la mayoría de
casos de hemorragias la supresión de 1 o 2 dosis para lograr niveles de coagulación
adecuados. No existe un antídoto especifico (en desarrollo un anticuerpo monoclonal
especifico), por lo que en caso de hemorragia grave deben ser utilizadas medidas de
soporte hemodinámico, medidas locales (si es accesible el foco hemorrágico), carbón
activado y en casos necesarios puede ser útil la diálisis. Aunque existe poca experiencia,
puede ser útil en casos graves el uso de factores procoagulantes tales como complejo
protrombinico concentrado, complejo protrombinico concentrado recombinante o factor VII
recombinante activado57.
A la vista de los resultados demostrados por dabigratran, ha sido incluido como nueva
indicación de clase I nivel de evidencia B en la actualización de las últimas Guías
ACCF/AHA/HRS, considerándose “útil como alternativa a la warfarina para prevención de
ictus y tromboembolismo sistémico en pacientes con FA paroxística o permanente y con
73
74
factores de riesgo de ictus o embolización sistémica que no tengan válvulas cardiacas
protésicas o enfermedad valvular significativa hemodinámicamente, insuficiencia renal
grave (aclaramiento de creatinina <15 ml/min, o enfermedad hepática avanzada (con
alteración de la coagulación basal)” 24.
De forma similar, recientemente ha sido publicada una puesta al dia de las Guias
Canadienses de FA48, motivadas por la publicación de los 3 grandes ensayos clínicos
sobre estos nuevos ACO23,
25,
26
concluyendo que, “cuando exista indicación de
anticoagulación oral por causa de una FA no valvular, esta se lleve a cabo con dabigatrán,
rivaroxabán o apixabán mas que con warfarina”. Señalan que dabigatrán y apixabán tienen
mayor eficacia y rivaroxabán similar eficacia que warfarina. “La preferencia de uno de estos
nuevos ACO sobre warfarina es menos marcada en pacientes que ya están recibiendo
warfarina y tienen un INR estable y sin complicaciones hemorrágicas”.
En la misma línea, recientemente han sido publicadas la 9ª edición de las “Evidence-Based
Clinical Practice Guidelines” del American College of Chest Physicians49, donde “se
aconseja para pacientes con FA (incluyendo aquellos con FA paroxística) con indicación de
anticoagulación oral, el uso de dabigatrán 150 mgr dos veces al dia, mas que warfarina a
dosis ajustada para mantener INR entre 2-3 (grado de evidencia 2B)”. Asi mismo,
aconsejan este mismo tratamiento para casos de cardioversión eléctrica en FA y Flutter
auricular de duración mayor de 48 horas (o de duración desconocida) mantenido al menos
durante 3 semanas antes de la cardioversión, como alternativa a las clásicas pautas con
AVK o heparinas de bajo peso molecular (grado 1B), debiendo mantenerse dicho
tratamiento al menos 4 semanas tras la cardioversión (grado 1B)49.
La recientemente publicada actualización de las Guías de la Sociedad Europea de
Cardiología (ESC) 201058, abundan en los mismos términos, recomendando:
 “Cuando exista indicación de ACO, debería ser considerado para la mayoría de los
pacientes con FA no valvular uno de los nuevos ACO, ya sea un inhibidor directo de
la trombina (dabigatrán) o un inhibidor del factor Xa oral (rivaroxaban, apoixaban)
más que warfarina a dosis ajustada (INR 2-3) basado en su beneficio clínico neto”.
Recomendación Clase II nivel A.

“Cuando no pueda ser utilizada warfarina a dosis ajustada para INR 2-3 en pacientes
con FA con recomendación para ACO debido a dificultades parea mantener la
74
75
anticoagulación dentro de rango terapéutico, si han experimentado efectos
secundarios de las AVK o exista dificultad para realizar la monitorización del INR,
debe usarse uno de los nuevos ACO, ya sea un inhibidor directo de la trombina
(dabigatrán) o un inhibidor del factor Xa oral (rivaroxabán, apixabán)” .
Recomendación Clase I nivel B.
El otro grupo de nuevos ACO, son los Inhibidores directos del Factor Xa los cuales
logran su efecto anticoagulante mediante inhibición directa del factor X activado (Xa),
originando una inhibición indirecta de la generación de trombina, pero no inhiben la
trombina circulante57. Para su denominación se utiliza la terminación “xabán” y las
principales moléculas estudiadas son rivaroxaban, apixaban, edoxaban, darexaban, etc.
Como dabigatrán, proporcionan una anticoagulación inmediata, más consistente y
predecible que la warfarina, con una rapidez de acción mucho mayor que esta y una vida
media mas corta (7-11 horas en comparación con 60 horas de warfarina). No precisan
controles y prácticamente no tienen interacciones con dieta y fármacos 57. Su eliminación es
menos dependiente del riñon que dabigatrán (eliminación renal 33 % rivaroxabán y 27 %
apixabán)57, aunque se aconseja no utilizar en casos de insuficiencia renal grave
(aclaramiento de creatinina < 15 mL/min) y sopesar cuidadosamente en personas con
aclaramiento de creatinina < 30 mL/min, debiendo en estos casos sopesar la reducción de
dosis. Conviene remarcar que en los estudios con los nuevos ACO (dabigatrán,
rivaroxabán y apixabán) se demuestra una mayor incidencia de ictus y embolismos en los
pacientes con insuficiencia renal y que los 3 nuevos ACO no se asocian con un mayor
sangrado en este grupo de pacientes, bien entendido que en los 3 estudios fueron
excluidos aquellos que tenían un aclaramiento de creatinina < 30 mL/min 56.
Las dosis recomendadas son de 5 mgr cada 12 horas para Apixaban
26,
y de 20 mgr una
vez al dia para rivaroxabán (15 mgr/dia en caso de aclaramiento de creatinina entre 30-49
mL/min)
25,
dosis más comoda para el paciente pero con mayor repercusión en caso de
olvidar la toma de una dosis.
Existen estudios multicéntricos publicados sobre prevención de ictus en personas con FA
no valvular de rivaroxaban (ROCKET AF)
25
y apixaban (ARISTOTLE)
26,
habiéndose
75
76
autorizado su uso clínico con esta indicación para el Rivaroxaban y probablemente pronto
será autorizado también el Apixaban para la indicación de prevención de ictus isquémico en
personas con FANV. Los resultados comparativos con otros ACO de nueva generación han
sido comentados previamente (figura 10), tanto en lo referente a objetivos primarios de
eficacia (disminución de ictus isquemicos y embolismos sistémicos) como de seguridad
(sangrados)
En resumen:

Los ensayos clínicos desarrollados en personas con FA no valvular con los
ACO de nueva generación (inhibidores directos de la trombina y del factor Xa) han
demostrado una serie de hechos comunes
27:
Al comparar con warfarina, todos
disminuyen significativamente el riesgo de ictus, si bien esta disminución está
fundamentalmente influenciada por la disminución de ictus hemorrágico, salvo con el
dabigatrán (dosis de 150 mg dos veces al día), el cual demostró disminución
significativa de los ictus isquémicos (aunque se mantiene una mayor proporción de
descenso de ictus hemorrágico).
1.
Comparados con warfarina, todos tienen más favorables y mejores perfiles de
sangrado: el riesgo de sangrado grave disminuye con los 3 nuevos ACO
comparado con warfarina.
2.
Comparados con warfarina, todos muestran tendencia a disminuir la
mortalidad por todas las causas, aunque solo apixabán ha demostrado una
reducción significativa.
IV.7.1 VENTAJAS DEL TAO CON ACO DE NUEVA GENERACIÓN:
1.
Efecto anticoagulante potente actuando sobre un solo factor de la
coagulación, ya sea mediante bloqueo directo de la actividad de la trombina
(tanto libre como la unida al coagulo) o mediante inhibición directa del Factor Xa,
originando una anticoagulación inmediata, eficaz, predecible y constante. Por
ello:
a. No precisa controles analíticos.
b. No precisa ajustes de dosis.
76
77
2.
Bajo potencial de interacciones farmacológicas.
3.
Mínimas interacciones con alimentos.
4.
Efectos secundarios conocidos por estudios multicéntricos.
5.
Puede aumentar el porcentaje de personas con indicación de ACO que no
reciben
este
tratamiento
por
multiples
causas
(menos
interacciones
medicamentosas y con alimentos, menos accidentes yatrógenos, no precisa
controles frecuentes ni ajustes de dosis, por lo que personas con indicación de
ACO que han sido rechazadas para ello por no poder seguir los rigurosos
controles que precisan los AVK, ya sea por vivir en zonas rurales alejadas,
imposibilidad de desplazamiento, etc.).
IV.7.2.-INCONVENIENTES DEL TAO CON ACO DE NUEVA GENERACIÓN:
1.
Elevado coste del tratamiento comparados con el bajo coste de la warfarina y
acenocumarol. Sin embargo los estudios de farmacoeconomía desarrollados en
diversos países
61-63
han demostrado que los nuevos ACO son coste-efectivos y
que las diferencias de coste no son tan grandes cuando se incluyen algunas
ventajas del uso de estos fármacos, como la no necesidad de controles, no
desplazamientos del enfermo, reducción de ictus y complicaciones hemorrágicas,
etc.
2.
No existe un antagonista en caso de hemorragia (algunos en desarrollo), pero
este inconveniente está tamponado en parte por su corta vida media. Además,
en caso necesario pueden utilizarse concentrado de complejo protrombinico,
concentrado de complejo protrombinico activado o factor VII activado.
3.
No existe control analítico rutinario para conocer el nivel de anticoagulación.
Ello preocupa a médicos y enfermos, sobre todo después de la insistencia con
Sintrom®.
4.
No permite conocer si el enfermo toma la medicación o no.
5.
La necesidad de administrar algunos en 2 dosis/día favorece el olvido de
tomar alguna dosis.
IV.7.2.-LOS ACO Y LA SEGURIDAD DEL PACIENTE:
77
78
Los fármacos AVK estan considerados como medicamentos de alto riesgo y asi están
incluidos en los listados del Institute for Safety Medication Practices (ISMP`s) y la Joint
Comission (JCAHO). Los nuevos ACO deben contemplarse asimismo como fármacos
de alto riesgo, pero con evidentes ventajas que, al menos teóricamente, los hacen
fármacos mas seguros que las AVK: eficacia y seguridad mejores que con AVK, inicio y
final de acción más rápido, niveles de anticoagulación mas predecibles, menos
interacciones, no interacciones medicamentosas o con alimentos, superioridad evidente
sobre todo en casos con malos controles (INR inestable y TTR bajos), etc.
Efectivamente, Wallentin et al54 han demostrado en un estudio posthoc del RE-LY la
importancia de mantener un INR dentro de rango y el efecto que tiene sobre eventos
adversos el mantener un buen tiempo en rango terapéutico (TTR). Efectivamente,
Wallentin et al54 refuerzan los hallazgos del RE-LY comparando pacientes distribuidos
en grupos según TTR correctos e incorrectos: dabigatrán fue superior a warfarina
respecto a reducción de ictus isquémico (dosis de 150 mgr) y reducción de sangrado
(dosis de 110 mgr), asi como reducción de hemorragia intracraneal con ambas dosis,
independientemente del mejor o peor control de INR de los pacientes. Por tanto, puede
afirmarse que dabigatrán no es simplemente superior o inferior a warfarina a causa de
un pobre control de INR55. Pero más importante aún es la demostración de que estas
ventajas son superiores sobre todo en los centros con controles pobres de INR
(warfarina), tanto en eventos vasculares totales como en eventos no hemorrágicos y
mortalidad y que “a pesar de un muy buen TTR, cualquier dosis de dabigatrán se asocia
con menores efectos adversos que con warfarina”
55.
Es por ello que puede afirmarse
que es precisamente en pacientes tratados con warfarina con INR inestable donde se
consigue un mayor beneficio con dabigatrán54. Estos hallazgos tienen importancia en la
práctica clínica. Por ejemplo: es más seguro prescribir dabigatrán en caso de INR
inestable o bajos TTR, o prescribir dabigatrán en pacientes que presenten algún
episodio tromboembolico a pesar de ACO con warfarina (mejor opción que aumentar la
dosis de este farmaco para elevar el INR, lo que supone un muy elevado riesgo de
sangrado).
Es clave hacer hincapié en otro aspecto de la seguridad del paciente a veces
infraestimado, como es el alto porcentaje de pacientes con AVK fuera de rango
terapéutico (TTR), ya sea por exceso o por defecto, durante largos periodos de tiempo y
78
79
de forma mas frecuente en la práctica diaria, pero tambien en los ensayos clínicos y que
por tanto están en riesgo de complicaciones trombóticas y hemorrágicas.
Por tanto, es correcto recalcar que los nuevos ACO suponen un importante avance en
términos de seguridad del paciente, aspecto este en el que hay que manejar la
indicación de ACO crónica para prevención del ictus en personas con FANV.
IV.8.- PREVENCIÓN DEL ICTUS ISQUÉMICO EN OTRAS PATOLOGÍAS CARDÍACAS
IV.8.1.- INFARTO DE MIOCARDIO
Los ictus cardioembólicos cuyo origen es el infarto de miocardio son una complicación que
se presenta entre el 2-4 % de los pacientes
28
y son aproximadamente el 10 % del total de
ICE. El riesgo de esta complicación es mayor en los infartos de localización anterior y/o
anteroseptal extensos, mostrando su máxima incidencia en las necrosis anteriores con
evidencia de trombo mural (20 %) 29 .
En la mayoría de los casos ocurre durante el primer mes tras el infarto, pero su incidencia
se mantiene elevada hasta los primeros 6 meses del accidente agudo, tras los cuales
disminuye importantemente, salvo en aquellos casos donde exista trombo mural,
aneurisma o aquinesia del ventrículo izquierdo
29.
Esta incidencia está sin duda influenciada por el uso generalizado de antiagregantes
plaquetarios (AAP) como AAS y Clopidogrel, utilizados de forma aislada o combinados, los
cuales han demostrado disminuir la incidencia de ictus tras un infarto de miocardio cuando
se comparan con placebo
30
. Por otro lado, el tratamiento con AAS + Clopidogrel se ha
mostrado más eficaz que la AAS sola para reducir el riesgo de sufrir un episodio vascular
tras un infarto de miocardio con elevación del segmento ST
31,32.
No obstante, el tratamiento anticoagulante se ha mostrado más eficaz que AAS sola para
disminuir la incidencia de ictus tras un infarto agudo de miocardio (IAM). Asimismo, la AAS
asociada a anticoagulación ha demostrado ser mas eficaz que AAS sola para prevención
de ictus, si bien a costa de una mayor incidencia de sangrados, pero sin lograr demostrar
un beneficio en términos de disminución de mortalidad
33-36.
79
80
En la actualidad, las recomendaciones para prevención de ictus en el marco del síndrome
coronario agudo son:

Desarrollar prevención secundaria mediante cambios de hábitos de vida,
ejercicio y control de los factores de riesgo vascular.

Doble agregación plaquetaria, mediante AAS + clopidogrel en todos los casos
posibles: SCA sin elevación de ST (más aún si es portador de stent), SCA con
elevación de ST (con o sin ACTP o fibrinólisis).

Tan solo en pacientes que han sufrido un SCA con elevación de ST y
muestran disquinesia o aneurisma ventricular, se debe considerar el tratamiento
ACO. El lugar de decisión es la consulta especializada de cardiología.

Es importante señalar que cuando se habla de ACO en el marco de la
cardiopatía isquémica, nos referimos al uso de warfarina y/o acenocumarol, que son
los ACO utilizados en los ensayos clínicos en los que se basan estas
recomendaciones. Al día de la fecha, aunque hay varios ensayos clínicos en
marcha, no existe autorización para su utilización clínica con esta indicación para los
ACO de nueva generación.
.
IV.8.2.- MIOCARDIOPATIA DILATADA Y OTRAS PATOLOGÍAS CON FRACCION DE
EYECCION REDUCIDA
La miocardiopatía dilatada puede ser causa de ictus cardioembólico, ya que con frecuencia
pueden desarrollar trombos en el ventrículo izquierdo, sobre todo cuando la fracción de
eyección es ≤ 30 % 28,29 . El riesgo embolígeno se ha cifrado entre el 3-4 % al año.
Tanto los AAP como la ACO han demostrado disminuir la incidencia de ictus en personas
con insuficiencia cardíaca
37-40,
tratamiento respecto al otro
41,
pero no existe evidencia de superioridad de ningún
por lo que al día de la fecha las recomendaciones con el
objetivo de prevención de ictus es:

En pacientes con insuficiencia cardiaca y/o miocardiopatía dilatada cuya
fracción de eyección es < 30 %, debe considerarse el uso de AAP o ACO,
eligiéndose una u otra estrategia dependiendo fundamentalmente de la presencia o
ausencia de otros factores de riesgo.
80
81
Estas recomendaciones están basadas en estudios con AVK, ya que aun no existe
autorización para el uso de los nuevos ACO con esta indicación clínica.
IV.8.3.- VALVULOPATÍAS Y PRÓTESIS VALVULARES:
Las valvulopatías y las prótesis valvulares representan el 15 % de los ictus cardioembólicos
(10 % y 5 % respectivamente).
Las valvulopatías reumáticas presentan un riesgo de embolismo sistémico del 20 %
28,29
,
siendo este riesgo especialmente elevado en la estenosis mitral con dilatación auricular
(>50 mm) e insuficiencia cardiaca. Cuando se asocia FA (frecuente cuando la aurícula
izquierda este dilatada) el riesgo de ICE es 17 veces mayor que en la población general.
También tienen un riesgo de tromboembolismo sistémico aumentado las personas de
mayor edad, con una reducción del área mitral y los que muestran presencia de trombo en
la auricula izquierda 42-45.
A título de resumen:

Las prótesis valvulares tienen un elevado riesgo de ICE, sobre todo las de tipo
mecánico por lo que requieren tratamiento ACO con warfarina o acenocumarol y/o
AAP de forma temporal o permanente. Aun con tratamiento ACO muestran una
incidencia de ICE del 4 % en prótesis en posición mitral y del 2 % en posición
aórtica.

El riesgo de ICE en caso de prótesis biológicas es menor, pero durante los
tres primeros meses tras la implantación el riesgo de ICE debe considerarse cuando
menos como moderado
46
. En personas con prótesis biológicas en ritmo sinusal el
riesgo de tromboembolismo sistémico es aproximadamente del 7 % al año,
ocurriendo la mayoría de las veces en los primeros días y meses tras la cirugía
(hasta que ocurre la endotelización de la parte no biológica de la prótesis) y, al igual
que ocurre con las prótesis mecánicas, mas frecuente en prótesis en posición mitral
que en posición aórtica.
81
82

No solo es diferente el riesgo embolígeno según la posición y tipo de las
prótesis, sino que también es dependiente del modelo o fabricante, de forma que
hay que individualizar el INR según posición y modelo de la prótesis.
La indicación de ACO debe ser individualizada y prescrita a nivel de consulta
especializada cardiovascular que tenga en cuenta todos estos matices y, hasta el día
de la fecha, solo están autorizados para esta indicación clínica los ACO clásicos
(warfarina y acenocumarol). Las recomendaciones actualmente vigentes son:

Debe realizarse ACO en todas las prótesis mecánicas con valores de INR
individualizados según el modelo y posición de la válvula junto con los factores de
riesgo del paciente. De acuerdo al Grupo Europeo de la Sociedad Europea de
Cardiología
47,
se recomiendan los niveles de anticoagulación que se detallan en la
tabla
RIESGO DE
TROMBOGENICIDAD FACTORES DE RIESGO DEL PACIENTE ****
DE LA PROTESIS
BAJO*
SIN FACTORES DE CON ≥1 FACTORES DE RIESGO
RIESGO
2,5
3,0
MEDIO**
3,0
3,5
ALTO***
3,5
4,0
Tabla XI . Valores de INR recomendados para portadores de válvulas protésicas cardiacas
mecánicas. (adaptada de Vahanian a et al
47).(*)
Riesgo Bajo: Carbometrics (en posición aórtica),
Medtronic Hall, St Jude Medical (sin Silzone).(**) Riesgo Medio: Björk-Shiley, otros tipos de prótesis
de dos discos, nuevos tipos de prótesis hasta que no se disponga de información.(***) Riesgo Alto:
Lillehei-Kaster, Omniscience, Starr-Edwards.(****) Los factores de riesgo derivados del paciente
incluyen: reemplazo de válvula mitral, tricúspide o pulmonar, episodio tromboembólico previo,
fibrilación auricular, diámetro de la aurícula izquierda >50 mm, ecocontraste espontáneo en aurícula
izquierda, EM de cualquier grado, fracción de eyección de ventrículo izquierdo <35% y estado de
hipercoagulabilidad.
82
83

A la ACO oral deben añadirse AAS 100 mg/día en aquellos casos con prótesis
valvular mecánica con muy elevado riesgo de tromboembolismo (FA, disfunción de
ventrículo izquierdo o situaciones de hipercoagulabilidad.

En pacientes portadores de prótesis valvulares biológicas se recomienda
tratamiento con ACO durante los 3 primeros meses para mantener un INR entre 2 y
3.

Tras los tres primeros meses, los portadores de prótesis biológicas:
o
Si no tienen factores de riesgo de tromboembolismo, deben mantener
tratamiento con AAP (AAS 100 mg/día).
o
Si tienen factores de riesgo de tromboembolismo (FA, disfunción
ventricular izquierdo o estados de hipercoagulabilidad), debe mantenerse
tratamiento ACO para mantener un INR entre 2-3 en prótesis de localización
aortica y entre 2,5-3,5 en prótesis en posición mitral.
Los pacientes con estenosis mitral reumática deben seguir controles
ecocardiográficos periódicos para detectar el desarrollo de alguno de los
problemas mencionados (desarrollo de FA, aurícula izqda. > 50 mm, trombo
auricular, etc.), y en caso de desarrollo plantear ACO con objetivo de INR
entre 2-3.
83
84
Bibliografía
1. Bogousslausky J, Cachin C, Regli F, Despland PA, Van Melleg G y Kappenberger L.
Cardiac sources of embolism and cerebral infarction-clinical consequences and
vascular concomitans: The Lausanne Registry. Neurology, 1993; 101: 855-859.
2. Arboix A, Massons J, Oliveres M, Garcia L y Titus F. Análisis de 1.OOO pacientes
consecutivos con enfermedad cerebrovascular aguda. Registro de patología
cerebrovascular de la Alianza-Hospital Central de Barcelona. Med Clin, 1993: 101:
281-285.
3. Norruing B y Löwenhielm P. Epidemiology of stroke in Lund-Orup, Sweden 1983-85:
Incidence of first stroke and age-related changes in subtypes. Acta Neurol Scand,
1988; 78: 408-413.
4. Cerebral Embolism Task Force. Cardiogenic Brain Embolism. The Second Report of
the Cerebral Embolism Task Force. Arch Neurol, 1989; 46: 727-743.
5. Feinberg WM, Blackshear JL, Laupacis A, Kronmal R y Hart RG. Prevalence Age
Distribution, and Gender of Patients with Atrial Fibrillation: Analysis and Implications.
Arch Intern Med, 1995; 155: 469-473.
6. Arboix A, Vericat MC, Pujades R, Massons J, Garcia-Eroles L y Oliveres M.
Cardioembolic infarction in the Sagrat Cor-Alianza Hospital of Barcelona Stroke
Registry. Acta Neurol Scand, 1997; 96: 407-412.
7. Gladstone DJ, Bui E, Fang J, Laupacis A, Lindsay MP , Tu JV et al. Potentially
Preventable Strokes in High-Risk Patients With Atrial Fibrillation Who Are Not
Adequately Anticoagulated. Stroke, 2009; 40: 235-240.
8. Adams JP Jr, Bendixen BH, Kappelle LJ, Biller J, Love BB, Gordon DL et al.
Classification of Subtype of Acute Ischemic Stroke Definitions for Use in a Multicenter
Clinical Trial. Stroke, 1993; 24: 35-41.
9. Doufekias E, Segal AZ y Kizer JR. Cardiogenic and Aortogenic Brain Embolism. JACC,
2008; 51: 1049-1059.
10. Stewart S, Hart CL, Hole DJ y McMurray JJ. Population prevalence, incidence, and
predictors of atrial fibrillation in the Renfrew/Paisley study. Heart 2001; 86: 516–521.
11. Go AS, Hylek EM, Phillips KA, Chang Y, Henault LE, Selby JV y Singer DE. Prevalence
of diagnosed atrial fibrillation in adults: national implications for rhythm management
and stroke prevention: the AnTicoagulation and Risk Factors In Atrial Fibrillation
(ATRIA Study) JAMA 2011; 285:2370-2375.
12. Camm AJ, Kirhhof P, Lip GYH, Schotten U, Savelieva I, Ernst S et al. Guidelines for
the management of atrial fibrillation: the Task Force for the Management of atrial
84
85
Fibrillation of the European Society of Cardiology (ESC). European Heart Journal
2010; 31: 2369-2429.
13. Cairns JA, Connolly S, McMurtry S, Stephenson M, Talajic M and the CCS Atrial
Fibrillation Guidelines Committee. Canadian Cardiovascular Society Atrial Fibrillation
Guidelines 2010: Prevention of Stroke and Systemic thromboembolism in Atrial
Fibrillation and Flutter. Canadian Journal of Cardiology, 2011; 27: 74-90.
14. Gage BF, Waterman AD, Shanon N, Boechler M, Rich MW y Radford MJ. Validation of
clinical classification schemes for predicting stroke: results from the National Registry
of Atrial Fibrillation. JAMA 2001; 285: 2864–2870.
15. Lip GY, Nieuwlaat R, Pisters R, Lane DA y Crijns HJ. Refining clinical risk stratification
for predicting stroke and thromboembolism in atrial fibrillation using a novel risk
factor-based approach: the Euro Heart Survey on atrial fibrillation. Chest 2010; 137:
263–272.
16. Pisters R, Lane DA, Nieuwlaat R, De Vos CB, Crijns HJ y Lip GY. A novel user-friendly
score (HAS-BLED) to assess one-year risk of major bleeding in atrial fibrillation
patients: The Euro Heart Survey. Chest 2010; 138: 1093-1100.
17. Hart RG, Pearce LA y Aguilar MI. Meta-analysis: Antithrombotic Therapy to Prevent
Stroke in Patients Who Have Nonvalvular Atrial Fibrillation. Ann Intern Med 2007;
146: 857-867.
18. Fuster V, Ryden LE, Cannom DS, Crijns HJ, Curtis AB, Ellenbogen KA et al.
ACC/AHA/ESC 2006 Guidelines for the Management of Patients With Atrial
Fibrillation. J Am Coll Cardiol 2006; 48: 854-906.
19. Karla R, Yu G, Perez I, Lakhani A y Donaldson N. Prospective cohort study to
determine if trial efficacy of anticoagulation for stroke prevention in atrial fibrillation
translates into clinical effectiveness. BMJ 2000; 320: 1236-1239.
20. Matchar DB, Samsa GP, Cohen SJ, Oddone EZ y Jurgelsky AE. Improving the quality
of anticoagulation of patients with atrial fibrillation in managed care organizations:
results of the managing anticoagulation services trial. Am J Med 2002; 113: 42-51.
21. Gallagher AM, Rietbrock S, Plumb J y Van Staa TP. Initiation and persistence of
warfarin or aspirin in patients with chronic atrial fibrillation in general practice: do the
appropriate patients receive stroke prophylaxis?. J Thromb Haemost 2008; 6: 15001506.
22. Go A, Hylek EM, Borowsky LH, Phillips KA, Selby JV y Singer DE. Warfarin use among
Ambulatory Patients with Nonvalvular Atrial Fibrillation: The AnTicoagulation and Risk
Factors in Atrial Fibrillation (ATRIA) Study. Ann Intern Med; 1999; 131: 927-934.
23. Connolly SJ, Ezekowitz MD, Yusuf S, Eikelboom J, Oldgren J, Parekh A et al.
Dabigatrán versus Warfarin in Patients with Atrial Fibrillation. N Engl J Med 2009;
361: 1139-1151.
85
86
24. Wan LS, Curtis AB, Ellenbogen KA, Estes NA 3rd, Ezekowitz MD, Jackman WM et al.
2011 ACCF/AHA/HRS Focused Update on the Management of Patients With Atrial
Fibrillation (Update on Dabigatrán): A report of the American College of Cardiology
Foundation/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines.
Circulation. 2011; 123: 1144-1150.
25. Patel AM, Mahaffey WW, Garg J, Pan G, Singer DE, Hacke W et al. Rivaroxaban
versus Warfarina in Nonvalvular Atrial Fibrillation. N Engl J Med 2011; 365: 883-891.
26. Granger CB, Alexander JH, McMurray JJ, Lopes RD, Hylek EM, Hanna M et al.
Apixaban versus Warfarin in Patients with Atrial Fibrillation. N Engl J Med 2011; 365:
981-992.
27. Mega JL. A new era for Anticoagulation in Atrial Fibrillation (editorial). N Engl J Med
2011; 365:1052-1054.
28. Hart RG. Cardiogenic embolism to the brain. Lancet 1992; 339: 589-594.
29. Alvarez Sabin J et al. Infarto cerebral embólico. En: Castillo J, Alvarez Sabin J, MartíVilalta JL, Martínez Vila E, Matías-Guiu J, eds. Manual de enfermedades vasculares
cerebrales 2ª Edición. Barcelona: Prousscience 1999: 109-119.
30. Antithrombotic Trialists Collaboration. Collaborative meta-analysis of randomized
trials of antiplatelet therapy for prevention of death, myocardial infarction, and
stroke in high risk patients. BMJ 2002; 324: 71-86.
31. Chen ZM, Jiang LX, Chen YP, Xie JX, Pan HC, Peto R, et al. Addition of clopidogrel to
aspirin in 45,852 patients with acute myocardial infarction: randomised placebocontrolled trial. Lancet 2005; 366: 1607-1621.
32. Sabatine MS, Cannon CP, Gibson CM, Lopez-Sendón JL, Montalescot G, Theroux P et
al. Addition of clopidogrel to aspirin and fibrinolytic therapy for myocardial infarction
with ST-segment elevation. N Eng J Med 2005; 352: 1179-1189.
33. Anand SS y Yusuf S. Oral anticoagulant therapy in patients with coronary artery
disease: a meta-analysis. JAMA. 1999; 282: 2058-2067.
34. Hurlen M, Abdelnoor M, Smith P, Erikssen J y Arnesen H. Warfarin, aspirin, or both
after myocardial infarction. N Engl J Med 2002; 347: 969-974.
35. Van Es RF, Jonker JJ, Verheugt FW, Deckers JW y Grobee DE. Antithrombotics.
Aspirin and coumadin after acute coronary syndromes (the ASPECT-2 study): a
randomised controlled trial. Lancet 2002; 360: 109-113.
36. Rothberg MB, Celestin C, Fiore LD, Lawler E y Cook JR. Warfarin plus aspirin after
myocardial infarction or the acute coronary syndrome: meta-analysis with estimates
of risk benefit. Ann Intern Med 2005; 143: 241-250.
37. Dunkman WB, Johnson GR, Carson PE, Bhat G, Farrell L y Cohn JN, for the V-HeFT
VA Cooperative Studies Group. Incidence of thromboembolic events in congestive
heart failure. Circulation. 1993; 87: VI94-101.
86
87
38. Lip GYH et al. Antiplatelet agents versus control or anticoagulation for heart failure in
sinus rhythm. Cochrane Database of Systematic Reviews. 2000, Issue 2. Art. No.:
CD003333.
39. Cleland JG, Findland I, Jafris S, Sutton G, Falk R, Bulpitt C et al. The Warfarin/Aspirin
Study in Heart failure (WASH): a randomized trial comparing antithrombotic
strategies for patients with heart failure. Am Heart J 2004; 148: 157-164.
40. Dries DL, Domanski MJ, Waclawiw MA y Gersh BJ. Effect of antithrombotic therapy
on risk of sudden coronary death in patients with congestive heart failure.Am J
Cardiol 1997; 79: 909-913.
41. Loh E, Sutton MS, Wun CC, Rouleau JL, Flacker GC, Gottlieb GA et al. Ventricular
dysfunction and the risk of stroke after myocardial infarction. N Engl J Med 1997;
336: 251-257.
42. Grupo de trabajo de la Guía de prevención del ictus. Centro Cochrane
Iberoamericano, coordinador. Guía de práctica clínica sobre la prevención primaria y
secundaria del ictus. Madrid: Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del
Ministerio de Sanidad y Consumo. Agència d’Avaluació de Tecnologia i Recerca
Mèdiques; 2008. Guía de práctica clínica: AATRM N.º 2006/15.
43. Caplan LR, D`Cruz I, Hier DB, Reddy H y Shah S. Atrial size, atrial fibrillation, and
stroke.Ann Neurol 1986; 19: 158-161.
44. Cassella K, Abelmann WH y Ellis LB. Patients with mitral stenosis and systemic
emboli. Arch Intern Med 1964; 114: 773-781.
45. The Stroke Prevention in Atrial Fibrillation Investigators. Predictors of
thromboembolism in atrial fibrillation: II. Echocardiographic features of patients at
risk. Ann Intern Med 1992; 116: 6-12.
46. Gherli T, Colli A, Fragnito F, Borrello B, Saccani S et al. Comparing warfarin with
aspirin after biological aortic valve replacement: a prospective study. Circulation
2004; 110: 496-500.
47. Vahanian A, Baumgarter H, Bax J, Butchart E, Dion R, Filippatos G et al. ESC
Committee for Practice guidelines. Guidelines on the management of valvular heart
disease: The Task Force on the Management of Valvular Heart Disease of the
European Society of Cardiology. Eur Heart J 2007;28:230-268.
48. Skanes A, Healey JS, Cairns JA, Dorian P, Gillis AM, McMurtry MS et al. Focused
2012 Update of the Canadian Cardiovascular Society Atrial Gibrillation Guidelines:
Recommendations for Stroke Prevention and Rate/Rhythm Control. Canadian
Journal of Cardiology 2012; 28: 125-136.
49. Guyatt GH, Akl EA, Crowther M, Gutterman DD, Schünemann HJ et al.
Antithrombotic Therapy and Prevention of Thrombosis, 9 th ed: American College of
Chest Physicians Evidence-Based Clinical Practice Guidelines. Chest 2012; 141
(Supp): 7s-47s.
87
88
50. Connolly S and the ACTIVE Writing Group on behalf of the ACTIVE Investigators.
Clopidogrel plus aspirin versus oral anticoagulation for atrial gibrillation the Atrial
fibrillation Clopidogrel Trial eith Irbesartan for prevention of Vascular Events (ACTIVE
W); a randomized controlled trial. Lancet 2006; 367: 1903-1912.
51. Connolly SJ, Pogue J, Hart RG, Honhnloser SH, Pfeffer M, Chrolavicius S et al.
Effect of clopidogrel added to aspirin in patients with atrial fibrillation. N Engl J Med,
2009; 360: 2066-2078.
52. Wan LS, Curtis AB, January CT, Ellenbogen KA, Lowe JE, Estes III M et al. 2011
ACCF/AHA/HRS Focused Update on the Management of Patients with Atrial
Fibrillation (Updating the 2006 Guideline): A Report of the American College of
Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on Practice
Guidelines. Circulation 2011; 123: 104-123.
53. DeCaterina R, Husted S, Wallentin L and the Task Force Members ESC Working
Group on Thrombosis-Task Force on Anticoagulants in Heart Diseases. New
Anticoagulants in Atrial Fibrillation and Coronary Syndromes. J Am Coll Cardiol. 2012;
59: 1413-1425.
54. Wallentin L, Yusuf S, Ezekowitz MD, Alings M, Flather M, Franzosi MG et al. Efficacy
and Safety of dabigatrán compared with warfarin at different levels of international
normalized ratio control for stroke prevention in atrial fibrillation: an analysis of the
RE-LY trial. Lancet 2010; 376: 975-983.
55. Lane DA y Lip GYH. Quality of anticoagulation control in atrial fibrillation. Lancet
2010; 376: 935-936.
56. Hohnoloser SH y Connolly SJ. Atrial fibrillation, moderate chronic kidney disease,
and stroke prevention: new anticoagulants, new hope. European Heart Journal 2011;
32: 2347-2349.
57. Manin S, Brunet C, Flaugere A-L, Darque A y Camoin L. Nouveaux
antithrombotiques oraux: Dabigatrán, Rivaroxaban, Apixaban. Dossier du CNHIM.
2011; XXII, 5-6: 7-113 pp.
58. 2012 focused update of the ESC Guidelines for the management of atrial fibrillation.
An update of the 2010 Guidelines for the management of atrial fibrillation. Camm J,
Lip GYH, De Caterina R, Savelieva I, Atar D, Hohnloser SH et al. Eur Heart J 2012,
publicado online Agosto 24, 2012 doi:10.1093/eurheartj/ehs253.
59. Cruz-Gonzalez I, Yan BP y Lam YY. Left atrial appendage exclusión: State-of-the-art.
Catheter Cardiovasc Interv, 2010; 75: 806-813.
60. Holmes DR, Reddy VY, Turi ZG, Doshi SK, Sievert H, Buchbinder M et al for the
PROTECT AF Investigators. Percutaneous closure of the atrial appendage versus
88
89
warfarin therapy for prevention of stroke in patients with atrial fibrillation. A
randomized non.inferiority trial. Lancet, 2009; 374: 534-542.
61. Sorensen SV, Kansal AR, Connolly S, Peng S, Linnehan J, Bradley-Kennedy C et al.
Cost-effectiveness of dabigatrán etexilate for the prevention of stroke and systemic
embolism in atrial fibrillation:a Canadian payer perspective.
62. Freeman JV, Zhu RP; Owens DK, Garber AM, Hutton DW, Go AS et al. CostEffectiveness of Dabigatrán Compared Wit Warfarine for Stroke Prevention in Atrial
Fibrillation. Ann Intern Med. 2011; 154: 1-11.
63. Gonzalez-Juanatey JR, Alvarez Sabin J, Lobos JM, Martinez-Rubio A, Reverter JC,
Oyaguez I et al. Análisis coste-efectividad de dabigatrán para la prevención de ictus
y embolia sistémica en fibrilación auricular no valvular en España. Rev Esp Cardiol
2012 (en prensa). http://www.revespcardiol.org/es/revista/revista-espa%C3%B1olacardiologia-25/avance-online-1827
64. Connolly SJ, Ezekowitz MD,Yusuf S, Reilly PA y Wallentin L for the Randomized
Evaluation of Long-Term Anticoagulation Therapy Investigators. Newly Identified
Events in the RE-LY Trial. N Engl J Med 2010; 363: 1875-1876.
89
90
CAPITULO V
PREVENCIÓN
DEL
INFARTO
CEREBRAL.
MEDIDAS
EN
PREVENCIÓN SECUNDARIA.
Mª Dolores Jiménez Hernández.
Jefe de Servicio de Neurología y Neurofisiología.
Directora de la Unidad Clínica de Neurociencias Hospital Universitario Virgen del Rocío
Profesor de la Universidad de Sevilla.
V.1.- INTRODUCCION
La modificación de los factores de riesgo vascular (FRV) ha demostrado de forma clara su
papel en la reducción de la mortalidad y morbilidad en los pacientes con ictus.
En la actualidad se considera que la identificación y tratamiento de los factores que causan
o predisponen a la aparición de la Enfermedad Cerebrovascular (ECV) es una tarea
esencial a la hora de intentar disminuir su incidencia y prevalencia, así como para reducir la
morbimortalidad asociada.
Se han descrito muchos factores de riesgo vinculados epidemiológicamente a la
enfermedad cerebrovascular, pero no todos se han confirmado, ni son modificables, ni
están bien categorizados
1,2.
Todos ellos incrementan el riesgo de padecer un ictus, por lo
que es importante detectar pacientes que puedan beneficiarse de un tratamiento que
modifique el riesgo de ictus y sus consecuencias
3-5.
Por otra parte, dado que la ECV incluye diversos subtipos de ictus, con diferentes
mecanismos etiopatogénicos, es conveniente conocer los correspondientes factores de
riesgo para así poder llevar a cabo una adecuada prevención y tratamiento de los mismos
(Tabla XII).
90
91
1
Trombosis de grandes arterias
Tabaquismo
Hipertensión
Dislipemia
Diabetes
2
Embolia cerebral
Fibrilación auricular
Enfermedad valvular
Miocardiopatía
Trombo en ventrículo izquierdo
Placa en arco aórtico
3
Infarto lacunar
Hipertensión
Diabetes
4
Hemorragia intracerebral
Hipertensión
Trastornos hemorrágicos
Angiopatía amiloide
Drogas (cocaína, anfetaminas)
5
Hemorragia subaracnoidea
Hipertensión
Trastornos hemorrágicos
Drogas
Traumatismos
Tabla XII. Principales factores de riesgo según el tipo de ictus
La prevención del ictus puede ser de fundamentalmente de dos tipos:
91
92
La prevención primaria, que trata de modificar los FRV para evitar o retrasar la aparición
del ictus. Y la prevención secundaria, que incluye todas aquellas medidas encaminadas a
disminuir la recurrencia del ictus y la mortalidad en sujetos con ictus establecido.
Las medidas de prevención primaria del ictus isquémico son especialmente importantes
dado que >70% de los ictus van a ser primeros episodios. No obstante, estos pacientes con
AIT o ictus isquémico van a presentar un elevado riesgo de recurrencia, en torno al 7%
anual a lo largo de los siguientes 5 años, especialmente durante el primer mes y año 6. Por
tanto, en estos pacientes también es esencial identificar la naturaleza y mecanismo del
primer evento para así actuar sobre los distintos FRV.
Una de las principales preocupaciones ante un paciente que ya ha padecido un ictus es la
posibilidad de que vuelva a sufrir un nuevo episodio vascular cerebral, ya que su
recurrencia se asocia a una alta incidencia de discapacidad y muerte. Así, la mortalidad
pasa de un 20,1 a un 34,7%, y la dependencia funcional de un 36,7 a un 51%. Diferentes
estudios han mostrado que este aumento del riesgo incluye igualmente la enfermedad
coronaria o la muerte de causa vascular 7,8.
A pesar de esta evidencia, diversos estudios reflejan que el porcentaje de tratamientos es
sustancialmente inferior a la prevalencia de los principales factores de riesgo de la
población evaluada, así como su control
9,10.
Sólo uno de cada cinco afectados por ictus
tiene bien controlada la presión arterial, la glucemia y los lípidos al primer año del ictus
13.
11-
Algo similar sucede, en su terreno, con los pacientes que padecen una hemorragia
cerebral.
Las medidas que han demostrado ser efectivas en la prevención secundaria del ictus
son las siguientes:
1. Identificación y control de factores de riesgo vascular
2. Tratamientos antitrombóticos: antiagregantes plaquetarios, anticoagulantes
3. Tratamiento quirúrgico y endovascular
Otro enfoque puede ser la consideración individualizada de los distintos tipos de ictus
isquémicos en relación con su etiología:
- Tromboembólico. Enfermedad de vaso grande (carótida, vertebral, intracraneal, disección
92
93
intra o extracraneal).
- Enfermedad de vaso pequeño o microangiopatía
- Ictus cardioembólico: fibrilación auricular, trombo en ventrículo izquierdo, miocardiopatía
dilatada, valvulopatía reumática, prótesis valvulares cardiacas, infarto de miocardio
reciente.
- Enfermedades hematológicas, procesos protrombóticos.
Sin embargo, parece más lógico considerar las actuaciones sobre las medidas preventivas
generales, aunque, en ocasiones, haya que hacer consideraciones específicas en relación
con entidades o procesos concretos.
V.2.- IDENTIFICACIÓN Y CONTROL DE FACTORES DE RIESGO VASCULAR
Los factores de riesgo de mayor impacto y sobre los que más se puede actuar son los
siguientes: hipertensión, diabetes mellitus, tabaco y dislipemia
14,15.
En relación con ello, podemos mencionar las primeras recomendaciones generales 4:
- Las estrategias terapéuticas en pacientes que han sufrido un primer episodio de ictus
isquémico o ataque isquémico transitorio deben ser agresivas y orientadas a reducir el
riesgo de recurrencia y el riesgo vascular en general.
Con respecto a la intervención sobre los estilos de vida existen unas recomendaciones
expresas 4:
- En el informe de alta hospitalaria deben constar las medidas adoptadas sobre las
modificaciones de los estilos de vida.
- Debe evitarse el consumo de alcohol superior a dos unidades al día y promoverse el
abandono del hábito tabáquico.
- En pacientes no bebedores se recomienda no promover el consumo de alcohol. En
pacientes que han sufrido un ictus hemorrágico debe evitarse cualquier consumo de
alcohol.
- Se recomienda realizar ejercicio físico de manera regular dentro de las posibilidades y
93
94
reducir el peso corporal o la obesidad abdominal hasta los niveles que están dentro de la
normalidad.
La hipertensión, que provoca entre otros fenómenos la formación de la placa
arterosclerótica, es el factor de riesgo tratable más importante relacionado con el ictus.
La mejor evidencia sobre el papel de la hipertensión se basa precisamente en los
resultados positivos que provoca su control. Así, una reducción de la presión media de 155
mmHg a 143 mmHg, mediante tratamiento antihipertensivo se seguía de una reducción del
36% en la incidencia de ictus con un seguimiento de 4,5 años
16.
Un metanálisis de los
ensayos clínicos realizados hasta ese momento mostraba hallazgos similares
17.
Otra
evidencia notable es la ofrecida por el Estudio PROGRESS que demuestra que una
reducción media de la presión arterial de 5,8 mmHg reduce de forma significativa la
incidencia de ictus isquémico y AIT en un 42% con seguimiento de 5 años
18.
Basándonos en las Guias actuales, nacionales y americanas, sobre prevención
4,5
y las
Guías Clínicas de la American Association y American Stroke Association (AHA/ASA) 19 las
recomendaciones en relación a hipertensión arterial y la prevención secundaria del
ictus son las siguientes:
- En pacientes que hayan presentado un ictus isquémico o hemorrágico hay que llevar a
cabo un seguimiento cercano de las cifras de presión arterial.
- El beneficio de la reducción de presión arterial incluye a los pacientes con o sin historia de
hipertensión.
- El tratamiento debe ser individualizado. El beneficio se ha asociado con una reducción
media de PA de 10mmHg de presión sistólica y 5mmHg de presión diastólica. Como
objetivo terapéutico puede considerarse mantener cifras por debajo de 130/80 mmHg,
siendo óptimos valores de 120/80 mmHg.
- Está demostrada la utilidad de diuréticos o la combinación de diuréticos e IECA. En
cualquier caso, la selección de fármacos debe ser individualizada y prestando especial
atención al tipo de ictus y la comorbilidad del paciente.
- Otras medidas sobre el estilo de vida y alimentación (pérdida de peso, restricción de sal,
dieta baja en grasas y rica en frutas y vegetales, ejercicio regular y consumo de alcohol
limitado) pueden estar relacionadas con la reducción de presión arterial y deben formar
94
95
parte del tratamiento antihipertensivo.
Se sabe que los pacientes con diabetes mellitus duplican el riesgo de sufrir un ictus
isquémico
glicada
20.
Por ello se recomienda el control de glucemia estricto y de hemoglobina
para
evitar
las
complicaciones
microvasculares
y
las
enfermedades
aterotrombóticas.
- Está recomendado el control estricto de glucemia en los pacientes diabéticos que hayan
tenido ictus o AIT 4,5,19. Como objetivo, la hemoglobina glicada debe ser  7% 5.
- El control de PA y lípidos debe ser más riguroso en los pacientes diabéticos 5 . En el caso
de existir además HTA es probable que se requiera más de un agente antihipertensivo.
Adicionalmente, se recomienda el uso de IECA o ARA II que han demostrado más eficacia
para evitar la enfermedad renal en pacientes diabéticos 5.
El síndrome metabólico es considerado una condición prediabética ligada a la resistencia
de insulina. No se ha demostrado la utilidad de considerar el síndrome metabólico en
prevención secundaria
19.
Sin embargo, parece recomendable en estos casos incidir en
consejos sobre el estilo de vida (dieta y ejercicio) y tratar los FRV existentes, en especial
HTA y dislipemia. Esencialmente, puede considerarse beneficioso el control de glucemia,
PA y lípidos 19.
La hiperlipemia es un factor de riesgo para la enfermedad coronaria, pero su asociación
con el ictus es más compleja
21.
Sin embargo, se ha establecido una clara relación de las
cifras de colesterol con los ictus de origen aterotrombótico
22.
El estudio SPARCL fue el
primero en confirmar la efectividad del tratamiento con dosis altas de atorvastatina en
pacientes normolipémicos con ictus
23.
Actualmente puede afirmarse que las estatinas han
demostrado su utilidad en la prevención secundaria del ictus 24.
Lo cierto es que las evidencias confirman la paradoja de que las estatinas reducen el riesgo
de ictus pero la hipercolesterolemia no puede considerarse un claro factor de riesgo de
ictus.
Como explicación se plantea que el beneficio no esté ligado a la disminución de las cifras
de colesterol y sí a otros factores como la estabilización de la placa, la reducción de la
inflamación ó el enlentecimiento de la enfermedad arterial carotídea 25.
En base a los conocimientos actuales se puede afirmar lo siguiente:
95
96
- Se recomienda tratar con atorvastatina (80 mg/d) a los pacientes con un ictus isquémico o
AIT previo de etiología aterotrombótica, independientemente de sus niveles de colesterol
LDL basales 4.
- El tratamiento con otras estatinas también está indicado en este grupo de pacientes y
debe evitarse la combinación con otros fármacos hipolipemiantes 4.
- Es recomendable mantener cifras de colesterol LDL por debajo de 100 mg/dl. 4.
- En algunos casos de pacientes con HDL bajo se ha considerado la utilización de otros
fármacos como niacina o gemfibrozilo 5 .
El tabaquismo es un factor de riesgo en todos los subtipos de ictus
26
. Existen estudios
observacionales que demuestran que el cese del tabaquismo disminuye el riesgo de ictus.
Por ello, las Guías recomiendan el abandono del tabaco en pacientes que han tenido un
ictus isquémico o AIT y que habían sido fumadores durante el año previo al evento
19
.
Incluso pueden utilizarse medicaciones que ayuden al abandono de este hábito 5 .
Adicionalmente pueden añadirse unas consideraciones generales y específicas:
- Los pacientes con ictus que tuvieran ingesta abundante de alcohol deben reducir o
suprimir el consumo
19
. Asímismo, de existir, debe abandonarse el uso de tóxicos ó de
drogas ilícitas.
- En las mujeres postmenopáusicas no se recomienda la terapia hormonal (con
estrógenos solos o combinados con progestágenos) como prevención secundaria de la
enfermedad vascular 4 .
- En pacientes con ictus previo e hiperhomocisteinemia se debe considerar la
suplementación con ácido fólico y vitaminas del complejo B con el objetivo de reducir los
niveles elevados de homocisteína en plasma 4,19.
- En los pacientes con sobrepeso puede considerarse la reducción del mismo con
acciones específicas (dieta, ejercicio). Es recomendable mantener un índice de masa
corporal de 18,5-24,9Kg/m2 5.
- En los pacientes que no tienen secuelas que lo impidan, se recomienda la realización de
ejercicio físico de intensidad moderada, al menos 30 minutos, la mayoría de los días de la
semana 5 .
96
97
- El consumo de ácidos grasos omega 3 podría provocar una reducción de triglicéridos,
reducción de niveles de c-LDL y elevación c-HDL.
V.3. TRATAMIENTOS ANTITROMBÓTICOS: ANTIAGREGANTES PLAQUETARIOS,
ANTICOAGULANTES.
Los antiagregantes plaquetarios reducen la incidencia de ictus en los pacientes con ECV
conocida. Los agentes más utilizados se exponen a continuación.
La efectividad de aspirina ha sido probada en un metanálisis (Antithrombotic Trialists
Collaboration (ATC)) publicado en 2002 realizado hace 10 años
27
y ratificada en otro
posterior, observando que el beneficio de los agentes antiplaquetarios eran independientes
de sexo, edad o enfermedades concomitantes
28
.
Estos estudios han demostrado que son útiles las dosis de aspirina de 75-325mg/d.
27
. Su
uso incrementaba la aparición de hemorragias de forma global (1,7-2,1%), si bien el rango
de hemorragias intracraneales fue menor (0,03-0,13%) 29.
El estudio CAPRIE demostró la efectividad de clopidogrel en la ECV
30.
Los efectos
adversos (rash, diarrea) son poco frecuentes y provoca menos sangrados que aspirina
29
pero la experiencia global con este fármaco ha sido inferior. La neutropenia que se
observaba con otras moléculas como ticlopidina no se observan con clopidogrel.
Los
estudios
realizados
con
terapia
combinada
de
antiagregantes
plaquetarios
(aspirina+clopidogrel) no han mostrado efectividad en los pacientes con ictus
31,32
, a
diferencia de lo que sucede con el síndrome coronario.
Por otra parte se han realizado estudios con dipiridamol más aspirina, que han mostrado
efectividad ligeramente superior a aspirina
33.
Sin embargo, las dosis y forma farmacéutica
(liberación prolongada) utilizadas en esta combinación no están disponibles en España.
Triflusal, una molécula relacionada con aspirina ha sido también utilizada en el tratamiento
preventivo del ictus. Este antiagregante plaquetario, de uso menos extendido, demostró ser
tan efectivo como aspirina, con un menor número de complicaciones hemorrágicas
34.
En cuanto a los antiagregantes plaquetarios las recomendaciones para su uso en ictus
trombótico, AIT, ictus lacunar o ictus criptogénico pueden ser las siguientes:
97
98
- En pacientes con ictus isquémico ó AIT se recomienda la antiagregación plaquetaria para
evitar la aparición de un nuevo ictus u otro evento cardiovascular 5 .
- Es adecuado antiagregar con aspirina (100-300mg/d), la combinación de aspirina y
dipiridamol de liberación sostenida (50 y 400 mg/d), triflusal (600 mg/d) o clopidogrel (75
mg/d)
4
. La elección del antiagregante se hará en función del riesgo y características del
paciente 5 .
- No han demostrado utilidad en la ECV la asociación de otros antiagregantes (aspirina+
clopidogrel) 4,5 , aunque se mantendrán si el paciente los toma por otro motivo.
- En pacientes en tratamiento con aspirina que tienen un nuevo ictus, no está demostrado
el beneficio del incremento de dosis 5 . Con frecuencia se cambia de antiagregante, aunque
no existe suficientes evidencias al respecto 5 .
- Se recomienda iniciar el tratamiento con aspirina durante las primeras 48 horas de la
sospecha clínica de ictus isquémico y tras descartar hemorragia cerebral 4.
El uso de anticoagulación está especialmente definido en pacientes con ictus (o AIT) y
fibrilación auricular (FA). Sin embargo, el tratamiento con anticoagulación, o en su caso,
con antiagregantes plaquetarios, está indicado en otros procesos que también
consideramos.
El ictus isquémico es una manifestación relativamente frecuente en pacientes con FA,
constituyendo además la mayor parte de los ictus cardioembólicos, como se comenta
específicamente en otro capítulo de este manual.
Globalmente la warfarina es la terapia antitrombótica más estudiada para la prevención de
nuevos eventos isquémicos en pacientes con ictus y FA
35
.
En el caso de FA paroxística, persistente o permanente puede existir embolización de
trombos auriculares y, entre ellos, la manifestación clínica más frecuente es precisamente
el ictus isquémico.
En esta población de pacientes la escala CHADS2 es la más utilizada y ha sido validada en
98
99
diferentes poblaciones de pacientes con FA36 . Con posterioridad se ha publicado la escala
CHADS2-VASc
37,
con datos adicionales que aumentan la sensibilidad, mejoran la
estratificación y ayudan a tomar decisiones terapéuticas. En este sentido se considera que
los pacientes con FA y CHADS2 igual o superior a 2 deberían recibir tratamiento
anticoagulante. Por contra, es importante considerar los efectos adversos del tratamiento
anticoagulante, en especial, la aparición de hemorragias. Para ello se deben considerar
aquellos factores que incrementan dicho riesgo. En relación con la presencia de esos
factores se han determinado escalas de riesgo de sangrado38.
Clásicamente se conocía la eficacia de warfarina y eran warfarina y acenocumarol,
conocidos como inhibidores de la vitamina K, los fármacos habitualmente utilizados en la
anticoagulación oral. Esta efectividad fue
sobradamente demostrada en publicaciones
previas 39.
En los últimos años se han incorporado otros anticoagulantes orales, inhibidores directos
de trombina o del factor Xa, que pueden ser alternativas al tratamiento actual. De este
modo, se han publicado recientemente los estudios realizados con dabigatrán (RELY
rivaroxaban (ROCKET AF
41)
y apixaban (ARISTOTLE
42)
40),
que demuestran sus
respectivos resultados en efectividad, tolerancia y seguridad cuando estos fármacos se
comparan con warfarina. Muchos de los datos concernientes a estos fármacos se incluyen
en el capítulo previo.
En Andalucía se han elaborando unas guía de recomendaciones para el uso de estos
nuevos anticoagulantes orales que estará disponible en breve .
Las recomendaciones generales sobre anticoagulación pueden ser las siguientes:
- Los pacientes con ictus o AIT y FA no valvular deben recibir tratamiento anticoagulante,
según la escala CHADS2-VASc. En caso de recibir tratamiento con warfarina o
acenocumarol, debe mantenerse un control de INR de 2-3.
- Otras recomendaciones para los pacientes con ictus y FA son:
- Si se utilizan los nuevos anticoagulantes orales, tal y como se menciona en el capítulo
previo:
- En los pacientes en los que el fármaco seleccionado sea dabigatrán se recomienda
utilizar dosis de 150mg 2 veces al día. Si existe riesgo de sangrado o en pacientes
99
100
mayores de 75 años es preferible utilizar dosis de 110mg 2 veces al día. Debe
cuidarse en todos los casos la función renal. Antes de iniciar el tratamiento con
dabigatrán debe evaluarse la función renal, calculando el aclaramiento de creatinina
(ACr), con el fin de excluir a pacientes con insuficiencia renal grave (ACr<30 ml/min).
Durante el tratamiento, debe valorarse la función renal en determinadas situaciones
clínicas en las que se sospeche que la misma pudiera disminuir o deteriorarse
(hipovolemia, deshidratación, uso concomitante de determinados medicamentos). En
pacientes mayores de 75 años o con insuficiencia renal moderada o leve, debe
evaluarse la función renal al menos una vez al año.
- En caso de elegir rivaroxaban, la dosis recomendada es de 20 mg/día (una sola
toma). No es necesario ajuste de dosis en caso de insuficiencia renal leve o
mederada, pero no se recomienda su uso en insuficiencia renal grave (ACr<15
ml/min).
- Si el fármaco seleccionado es apixaban la dosis sería 5 mg 2 veces al día , si bien
éste fármaco no posee la indicación en la prevención del ictus en FA en España
actualmente.
- En los pocos casos de FA e ictus, en los que se decide no anticoagular, sino mantener
tratamiento antiagregante, lo recomendado es usar aspirina a dosis de 75-325 mg/día.
- En los pacientes con una o más válvulas cardiacas protésicas de tipo mecánico que
sufren un ictus isquémico a pesar de recibir un tratamiento anticoagulante correcto, se
recomienda añadir aspirina a dosis bajas (100 mg) o dipiridamol.
- En pacientes con estenosis mitral se recomienda el tratamiento anticoagulante con un
objetivo de INR de 2 a 3, independientemente de si presentan o no fibrilación auricular 4.
- En
los casos que presentan un prolapso de la válvula mitral se recomienda el
tratamiento con antiagregantes plaquetarios (aspirina 100-300 mg/d). Sólo estaría indicado
tratamiento anticoagulante con un objetivo de INR de 2 a 3 si existe alto riesgo de presentar
fenómenos cardioembólicos 4.
- En aquellos que presentan foramen oval permeable se recomienda tratamiento con
antiagregantes (aspirina 100-300 mg/d). Sólo estaría indicado tratamiento anticoagulante si
existe riesgo aumentado de episodios cardioembólicos (aneurisma del septo asociado o
100
101
comunicación interauricular de gran tamaño)
4
La intervención quirúrgica con cierre
percutáneo del foramen oval permeable sólo debe plantearse en el contexto de un ensayo
clínico y en los casos de ictus de repetición 4.
- Se recomienda el tratamiento a largo plazo con anticoagulantes en pacientes con
trombofilia hereditaria y antecedentes de episodios trombóticos 4.
- En pacientes afectos de trombofilias congénitas o adquiridas y en mayores de 65
años o con otros factores que favorezcan los fenómenos trombóticos se sugiere el
tratamiento con anticoagulantes orales hasta 12 meses 4.
- En pacientes con ictus isquémico o ataque isquémico transitorio previos, sin otra causa
alternativa al síndrome antifosfolipídico, se recomienda el tratamiento a largo plazo con
anticoagulantes 4.
- En los casos de trombosis de venas cerebrales se recomienda tratamiento inicial con
heparina y posteriormente con anticoagulantes orales durante un período de 3 a 6 meses 4.
- En los casos de hemorragia cerebral merece una consideración especial la decisión de
incorporar de tratamiento antitrombótico en los pacientes que lo precisan. En este sentido,
no se recomienda la inclusión inmediata del tratamiento anticoagulante tras dicha
hemorragia 4. Esta decisión se tomará de forma individualizada, pero, por lo general, se
aconseja reiniciar el tratamiento anticoagulante a los 7-10 días de una hemorragia y el uso
de heparinas de bajo peso molecular a los 2 días del evento para evitar trombosis venosa
profunda y embolismo pulmonar 4 .
V.4. TRATAMIENTO QUIRÚRGICO Y ENDOVASCULAR
La arteria que más frecuentemente se afecta en la arteriosclerosis es la carótida y, más en
concreto, en la bifurcación. La placa aterosclerótica suele producir estenosis de la luz
arterial, a veces acompañada de ulceración. Todo ello provoca la aparición de ictus
isquémico o AIT, mediante embolización, trombosis o compromiso hemodinámico.
La endarterectomía carotídea es un método que ha demostrado efectividad en los casos
indicados. Hace años se incorporó la angioplastia transluminal que se ha considerado
como alternativa y que es seleccionada en determinadas condiciones y centros
101
102
hospitalarios. Estos métodos de revascularización causan gran impacto en el terreno de la
enfermedad de la carótida y de otros vasos craneales.
En estudios controlados se ha demostrado que la endarterectomía carotídea es segura y
efectiva en la reducción de ictus isquémico en pacientes con arteriosclerosis carotídea
sintomática
43.
Los resultados fueron evidentes en los pacientes con enfermedad
sintomática y estenosis del 70 al 99% de la luz arterial
44
. Por su parte la angioplastia ha
demostrado ser una técnica segura y efectiva en los casos indicados y los centros o las
unidades con experiencia para ello. Ambas han sido comparadas en numerosos estudios
45,47
y han llevado a la elaboración de unas guías conjuntas de los distintos grupos de
trabajo en cuanto al tratamiento de la enfermedad extracraneal de arterias carótida y
vertebral
48.
Existe menos experiencia sobre el tratamiento de estenosis de las arterias
intracraneales. Por otra parte, se considera aún en discusión la decisión sobre tratar las
estenosis carotídeas asintomáticas.
En algunos estudios se valoran las ventajas de los procedimientos quirúrgicos en
comparación con el manejo de estos pacientes con terapias médicas conservadoras. De
todos modos, aunque se haya tomado la decisión quirúrgica, se recomiendan los cuidados
médicos con antiagregación plaquetaria, estatinas y control de los factores de riesgo, tal y
como se ha comentado con anterioridad 19.
Las recomendaciones de este apartado pueden ser las siguientes:
- Se recomienda la endarterectomía carotídea en pacientes con ictus isquémico de menos
de 6 meses de evolución y estenosis importante de la arteria carótida (70% a 99%),
siempre y cuando el equipo quirúrgico acredite una morbimortalidad perioperatoria inferior
al 6% 4,5,19 .
- En pacientes con ictus isquémico de menos de 6 meses de evolución y estenosis
moderada de la arteria carótida (50% a 69%) se debe considerar la endarterectomía
carotídea dependiendo de factores como el sexo, la edad y la presencia de otras
comorbilidades, siempre que se demuestre una morbimortalidad perioperatoria inferior al
6% 4,5,19.
- En pacientes con estenosis ligera de la arteria carótida (inferior al 50%, valores) no está
indicada la realización de endarterectomía o angioplastia carotídea 4,19 .
102
103
- En pacientes con ictus isquémico o ataque isquémico transitorio no discapacitante se
recomienda realizar la intervención en las 2 primeras semanas tras el episodio, si no hay
contraindicaciones 4,5,19.
- En pacientes que no son tributarios de intervención (alto riesgo de complicaciones, muy
ancianos, etc.) se recomienda el tratamiento conservador con antiagregantes, además de
la intervención intensiva sobre los otros factores de riesgo vascular
4,19
. Estas
recomendaciones se extienden a todos los pacientes con estenosis de la arteria carótida e
ictus, independientemente de que se realicen otros procedimientos 5,19 .
- No se recomienda de forma rutinaria la práctica de técnicas endovasculares con
implantación de stent. Las indicaciones deben individualizarse en pacientes con alto riesgo
quirúrgico, si existen dificultades técnicas para la práctica de una endarterectomía
carotídea o en el contexto de un ensayo clínico
4
. En este sentido, se recomienda la
realización de angioplastia en iguales grupos de pacientes (estenosis carotídea 50-70% y
superior
a
70%)
endarterectomía,
si
existen
estenosis
determinadas
postradioterapia,
condiciones
difícil
acceso
como
reestenosis
quirúrgico,
etc.
tras
Debe
demostrarse que el equipo quirúrgico acredite unos resultados, como en el caso de la
endarterectomía, de morbimortalidad 4-6% o menor 19 .
- En cuanto a la estenosis carotídea asintomática, las indicaciones son muy precisas y
selectivas 4 y deben considerarse en el capítulo de prevención primaria.
En definitiva, después del ictus es fundamental la identificación de factores de riesgo
vascular, haciendo una nueva reevaluación del paciente sobre aquellos factores que
eran conocidos con anterioridad o los que se han detectado coincidiendo con el
evento. Una vez realizado esto, será necesario poner en práctica la mejor estrategia
de prevención secundaria, individualizando cada caso.
Un buen programa de tratamiento y control de los factores de riesgo vascular
disminuye la posibilidad de un nuevo ictus u otro evento vascular.
103
104
BIBLIOGRAFÍA
1. Pendlebury ST, Rothwell PM. Prevalence, incidence, and factors associated with
prestroke and post-stroke dementia: a systematic review and meta-analysis. Lancet Neurol
2009; 8: 1006-18.
2. O’Donnell MJ, Xavier D, Liu L, Zhang H, Chin SL, Rao- Melacini P, et al. Risk factors for
ischaemic and intracerebral haemorrhagic stroke in 22 countries (the INTERSTROKE
study): a case-control study. Lancet 2010; 376: 112-23.
3. Guía de práctica clínica para el manejo de pacientes con ictus en Atención Primaria.
Guías de práctica clínica en el SNS. Ministerio de Sanidad y Política Social. Madrid, 2009.
4. Guía de práctica clínica sobre prevención primaria y secundaria del ictus. Guías de
práctica clínica en el SNS. Ministerio de Sanidad y Consumo. Centro Cochrane
Iberoamericano. Barcelona, 2009.
5. Sacco RL, Adams R, Albers, Alberts MJ, Benavente O, Furie K, Goldstein LB, Gorelick P,
Halperin J, Harbaugh R, Johnston SC, Katzan I, Kelly-Hayes M, Kenton EJ, Marks M,
Schwamm LH, Tomsick T. Guidelines for Prevention of Stroke in Patients With Ischemic
Stroke or Transient Ischemic Attack: A Statement for Healthcare Professionals From the
American Heart Association/American Stroke Association Council on Stroke: Co-Sponsored
by the Council on Cardiovascular Radiology and Intervention: The American Academy of
Neurology affirms the value of this guideline. Stroke 2006; 37;577-617
104
105
6. Straus SE, Majumdar SR, McAlister FA. New evidence for stroke prevention. JAMA 2002;
288: 1388-95.
7. Kaplan RC, Tirschwell WT, Longstreth WT, Manolio TA, Heckbert SR, Lefkowitz D, et al.
Vascular events, mortality and preventive therapy following ischaemic stroke in the elderly.
Neurology 2005; 65: 835-42.
8. Wu CM, McLaughlin K, Lorenzetti DL, Hill MD, Manns BJ, Ghali WA. Early risk of stroke
after transient ischemic attack: a systematic review and meta-analysis. Arch Intern Med
2007; 167: 2417-22.
9. Álvarez-Sabín J (Registro APICA). Prevalencia arteriopatía periférica y síndrome
metabólico en pacientes con isquemia cerebral aguda. Revista del Grupo de Estudio de
Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN 2009; 6: 14-20.
10. Zimetbaum PJ, Thosani A, Yu HT, Xiong Y, Lin J, Kothawala P, et al. Are atrial
fibrillation patients receiving warfarin in accordance with stroke risk? Am J Med 2010; 123:
446-53.
11. Girot M, Kowiak-Cordoliani A, Deplanque D, Henon H, Leys D. Secondary prevention
after ischaemic stroke-evolution over time in practice. J Neurol 2005; 252: 14-20.
12. Abellán-Alemán J, Ruilope-Urioste LM, Leal-Hernández M, Armario-García P, TiberioLópez G, Martell-Claros N. Control de los factores de riesgo cardiovascular en pacientes
con ictus atendidos en Atención primaria en España. Estudio ICTUSCARE. Med Clin (Barc)
2011; 136: 329-35.
13. Clua JL, Piñol JL, Gil VF, Orozco D, Panisello A, Lucas J, Queralt ML, Pla R.
Resultados de prevención cardiovascular primaria y secundaria en pacientes con ictus:
riesgo de recurrencia y supervivencia asociada (estudio Ebrictus). Rev Neurol 2012; 54: 8192.
14. Harmsen P, Lappas G, Rosengren A, Wilhelmsen L. Long-term risk factors for stroke:
twenty-eight years of follow-up of 7457 middle-aged men in Göteborg, Sweden. Stroke
2006; 37:1663-7.
15. Hankey GJ. Potential new risk factors for ischemic stroke: what is their potential? Stroke
2006; 37:2181-8.
105
106
16. Prevention of stroke by antihypertensive drug treatment in older persons with isolated
systolic hypertension. Final results of the Systolic Hypertension in the Elderly Program
(SHEP). SHEP Cooperative Research Group. JAMA 1991; 265:3255-64.
17. Collins R, Peto R, MacMahon S, Hebert P, Fiebach NH, Eberlein KA et al. Blood
pressure, stroke, and coronary heart disease. Part 2, Short-term reductions in blood
pressure: overview of randomised drug trials in their epidemiological context. Lancet 1990;
335:827-38.
18. PROGRESS Collaborative Group. Randomised trial of a perindopril-based bloodpressure-lowering regimen among 6,105 individuals with previous stroke or transient
ischaemic attack. Lancet 2001; 358:1033-41.
19. Furie KL, Kasner SE, Adams RJ, Albers GW, Bush RL, Fagan SC et al. Guidelines for
the prevention of stroke in patients with stroke or transient ischemic attack: a guideline for
healthcare professionals from the american heart association/american stroke association.
Stroke 2011; 42:227-76.
20. Janghorbani M, Hu FB, Willett WC, Li TY, Manson JE, Logroscino G, Rexrode KM.
Prospective study of type 1 and type 2 diabetes and risk of stroke subtypes: the Nurses'
Health Study. Diabetes Care 2007; 30:1730-5.
21. Thrift AG. Cholesterol is associated with stroke, but is not a risk factor. Stroke 2004;
35:1524-5.
22. Amarenco P. Lipid lowering and recurrent stroke: another stroke paradox? Eur Heart J
2005; 26:1818-9.
23. Amarenco P, Bogousslavsky J, Callahan A 3rd, Gldstein LB, Hennerici M, Rudolph AE.
et al. High-dose atorvastatin after stroke or transient ischemic attack. N Engl J Med 2006;
355:549-59.
24. Amarenco P, Labreuche J. Lipid management in the prevention of stroke: review and
updated meta-analysis of statins for stroke prevention. Lancet Neurol 2009; 8:453-63.
25. Amarenco P, Labreuche J, Lavallée P, Touboul PJ. Statins in stroke prevention and
carotid atherosclerosis: systematic review and up-to-date meta-analysis. Stroke 2004;
35:2902-9.
106
107
26. Ockene IS, Miller NH. Cigarette smoking, cardiovascular disease, and stroke: a
statement for healthcare professionals from the American Heart Association. American
Heart Association Task Force on Risk Reduction. Circulation 1997; 96:3243-7.
27. Antithrombotic Trialists' Collaboration. Collaborative meta-analysis of randomised trials
of antiplatelet therapy for prevention of death, myocardial infarction, and stroke in high risk
patients. BMJ 2002; 324:71-86.
28. Antithrombotic Trialists' (ATT) Collaboration, Baigent C, Blackwell L, Collins R,
Emberson J, Godwin J et al. Aspirin in the primary and secondary prevention of vascular
disease: collaborative meta-analysis of individual participant data from randomised trials.
Lancet 2009; 373:1849-60.
29. McQuaid KR, Laine L. Systematic review and meta-analysis of adverse events of lowdose aspirin and clopidogrel in randomized controlled trials. Am J Med 2006; 119:624-38.
30. A randomised, blinded, trial of clopidogrel versus aspirin in patients at risk of ischaemic
events (CAPRIE). CAPRIE Steering Committee. Lancet 1996; 348:1329-39.
31. Diener HC, Bogousslavsky J, Brass LM, Cimminiello C, Csiba L, MATCH investigators.
Aspirin and clopidogrel compared with clopidogrel alone after recent ischaemic stroke or
transient ischaemic attack in high-risk patients (MATCH): randomised, double-blind,
placebo-controlled trial. Lancet 2004; 364:331-7.
32. Bhatt DL, Fox KA, Hacke W, Berger PB, Black HR, Boden WE et al. Clopidogrel and
aspirin versus aspirin alone for the prevention of atherothrombotic events. N Engl J Med
2006; 354:1706-17.
33. Verro P, Gorelick PB, Nguyen D. Aspirin plus dipyridamole versus aspirin for prevention
of vascular events after stroke or TIA: a meta-analysis. Stroke 2008; 39:1358-63.
34. Matías-Guiu J, Ferro JM, Alvarez-Sabín J, Torres F, Jiménez MD, Lago A, Melo T;
TACIP Investigators. Comparison of triflusal and aspirin for prevention of vascular events in
patients after cerebral infarction: the TACIP Study: a randomized, double-blind, multicenter
trial. Stroke 2003; 34:840-8.
107
108
35. Hart RG, Pearce LA, Koudstaal PJ. Transient ischemic attacks in patients with atrial
fibrillation: implications for secondary prevention: the European Atrial Fibrillation Trial and
Stroke Prevention in Atrial Fibrillation III trial. Stroke 2004; 35:948-51.
36. Stroke Risk in Atrial Fibrillation Working Group. Comparison of 12 risk stratification
schemes to predict stroke in patients with nonvalvular atrial fibrillation. Stroke 2008;
39:1901-10.
37. Lip GY, Nieuwlaat R, Pisters R, Lane DA, Crijns HJ. Refining clinical risk stratification for
predicting stroke and thromboembolism in atrial fibrillation using a novel risk factor-based
approach: the euro heart survey on atrial fibrillation. Chest 2010; 137:263-72.
38. Lip GY. Implications of the CHA(2)DS(2)-VASc and HAS-BLED Scores for
thromboprophylaxis in atrial fibrillation. Am J Med 2011; 124:111-4. Epub 2010 Sep 29.
39. Hart RG, Pearce LA, Aguilar MI. Meta-analysis: antithrombotic therapy to prevent stroke
in patients who have nonvalvular atrial fibrillation. Ann Intern Med 2007; 146:857-67.
40. Connolly SJ, Ezekowitz MD, Yusuf S, D Eikelboom J, Oldgren J, Parekh A et al.
Dabigatrán versus warfarin in patients with atrial fibrillation. N Engl J Med 2009; 361:113951.
41. Patel MR, Mahaffey KW, Garg J, Pan G, Singer DE, Hacke W et al. Rivaroxaban
versus warfarin in nonvalvular atrial fibrillation. N Engl J Med 2011; 365:883-91.
42. Granger CB, Alexander JH, McMurray JJ, Lopes RD, Hylek EM, Hanna M et al.
Apixaban versus warfarin in patients with atrial fibrillation. N Engl J Med 2011; 365:981-92.
43. Rothwell PM, Eliasziw M, Gutnikov SA, Fox AJ, Taylor DW, Mayberg MR et al. Analysis
of pooled data from the randomised controlled trials of endarterectomy for symptomatic
carotid stenosis. Lancet 2003; 361:107-16.
44. MRC European Carotid Surgery Trial: interim results for symptomatic patients with
severe (70-99%) or with mild (0-29%) carotid stenosis. European Carotid Surgery Trialists'
Collaborative Group. Lancet 1991; 337:1235-45.
45. Carotid Stenting Trialists' Collaboration, Bonati LH, Dobson J, Algra A, Branchereau A,
Chatellier G et al. Short-term outcome after stenting versus endarterectomy for symptomatic
108
109
carotid stenosis: a preplanned meta-analysis of individual patient data. Lancet 2010;
376:1062-73.
46. Voeks JH, Howard G, Roubin GS, Malas MB, Cohen DJ, Sternbergh WC 3rd et al. Age
and outcomes after carotid stenting and endarterectomy: the carotid revascularization
endarterectomy versus stenting trial. Stroke 2011; 42:3484-90.
47. Writing Committee Members, Brott TG, Halperin JL, Abbara S, Bacharach JM, Barr JD
et al. 2011 ASA/ACCF/AHA/AANN/AANS/ACR/ASNR/CNS/SAIP/SCAI/SIR/SNIS/SVM/SVS
guideline on the management of patients with extracranial carotid and vertebral artery
disease: a report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart
Association Task Force on Practice Guidelines, and the American Stroke Association,
American Association of Neuroscience Nurses, American Association of Neurological
Surgeons, American College of Radiology, American Society of Neuroradiology, Congress
of Neurological Surgeons, Society of Atherosclerosis Imaging and Prevention, Society for
Cardiovascular Angiography and Interventions, Society of Interventional Radiology, Society
of NeuroInterventional Surgery, Society for Vascular Medicine, and Society for Vascular
Surgery. Stroke 2011; 42:e464-540.
48. McArthur KS, Quinn TJ, Higgins P, Lanhorne P. Pos-acute and secondary prevention
after ischaemic stroke. BMJ 2011; 342:1-11.
109
Documentos relacionados
Descargar