TRASTORNOS PEDIÁTRICOS EN TRAUMATOLOGÍA Y ORTOPEDIA Fracturas e infecciones óseas en niños Las fracturas en niños presentan una serie de características que las diferencian de lesiones similares en el adulto, las principales diferencias son: 1. El periostio grueso, fuerte y activo, previene el desplazamiento severo de los fragmentos óseos, ayuda en la reducción de los mismos y acorta significativamente el tiempo de cicatrización. 2. Corrección espontánea de ciertas deformidades residuales. 3. Un gran número de las lesiones se pueden manejar conservadoramente. 4. Mayor frecuencia de fracturas (radio, cubito y clavícula). 5. Problemas de diagnóstico, tales como la contusión de trazos de fractura con líneas de cartílago de crecimiento, o centros de osificación secundarios. 6. Menor frecuencia de complicaciones y diferente tipo de complicaciones, tales como la alteración del crecimiento. 7. Fracturas que afectan a la placa de crecimiento (Clasificación de SalterHarris). - Tipo I – Lesión que ocurre completamente a través del cartílago de crecimiento; menores de 10 años, fisis distal de radio y peroné. - Tipo II – Ocurre a través de la placa epifisaria y continua a través de la metáfisis dejando con la epífisis un fragmento triangular de la misma; la más común, niños mayores y adolescentes, fisis distal de radio, tobillo. Las lesiones tipo I y II son las más frecuentes, son extraarticulares y de buen pronóstico. - Tipo III – Involucra e plato epifisario y la articulación; en tibia distal, rodilla. - Tipo IV – Involucra la metáfisis, fisis y articulación; en codo y tibia distal, rodilla. Los tipos III y IV son intraarticulares; deben de ser reducidas anatómicamente. Ocasionalmente producen trastornos del crecimiento. - Tipo V – Sucede cuando una compresión severa produce una lesión permanente de las células en crecimiento produciendo un trastorno del mismo. Todas las lesiones epifisarias deben ser seguidas hasta la maduración esquelética debido a que a veces las lesiones no pueden ser diagnosticadas inicialmente. POR AZALEA GARZA BÁEZ 8. Diferentes tipos de trazos de fractura. Debido a la mayor elasticidad de hueso se producen algunos tipos de fracturas incompletas. - Deformidad plástica – se produce cuando una fuerza longitudinal excede la capacidad del hueso para mantener su forma (elasticidad), pero es insuficiente para fracturarlo por completo. Es poco común y ocurre generalmente en el antebrazo. - Fractura en tallo verde – semeja la ruptura de una rama verde de un árbol en la que la corteza impide la separación completa de ambos fragmentos. En el lado convexo (distracción) sufre una fractura completa y disrupción del periostio; en el l ado cóncavo (compresión) el periostio queda integro con fractura incompleta de la cortical adyacente. - Fractura de torus – el hueso sufre una lesión por compresión, la diáfisis se impacta en la metáfisis y se produce un abultamiento en el área. 9. Menor incidencia de lesiones articulares, luxaciones y lesiones de ligamentos por su mayor resistencia. - Las lesiones que comúnmente ocasionarían en un adulto una luxación o esguince, en los niños y adolescentes producen comúnmente lesiones epifisarias, especialmente en las cercanías de articulaciones mayores tales como la rodilla, el codo y el tobillo (el cartílago de crecimiento no es tan resistente). 10. Lesiones especiales - Trauma obstétrico – generalmente se produce en productos macrosómicos, desproporción cefalopélvica o en partos pélvicos. Las lesiones ortopédicas más comúnmente observadas son la elongación del plexo braquial, la cual puede afectar a todo el plexo (C5-T1 Parálisis de Eeb-Duchenne) o pueden ser lesiones parciales (C5-C6 Erb con parálisis de los músculos del hombro y brazo; C7-T1 Klumpke con parálisis de los flexores e intrínsecos de la mano). En casos severos se puede acompañar de Síndrome de Horner. Generalmente estas lesiones tienen a la mejoría espontánea. Las fracturas obstétricas más comunes involucran la clavícula, húmero y fémur, son raras distales a la rodilla o el codo. - Síndrome del niño maltratado – consiste en el abuso (físico, sexual, psíquico) que es producido por las personas encargadas del niño (padres, padrastros, niñeras). Los factores de riesgo son el alcoholismo, drogadicción, divorcio y desempleo. Las lesiones cutáneas son comunes y varían desde hematomas, ampulas, heridas, quemaduras, mordeduras, etc. Los hematomas subdurales, la fractura de cráneo, las hemorragias o el desprendimiento de la retina son secundarias a trauma craneoencefálico. El aspecto más importante a considerar en la sospecha de abuso es si la lesión se explica de manera adecuada y creíble con la historia. La radiografía clásica del maltrato es la presencia de la cicatriz de múltiples fracturas en diferentes edades. La equimosis es el dato más frecuente en las lesiones de tejidos blandos. Los huesos largos (fémur o húmero) son los huesos que con mayor frecuencia presentan fractura en los casos de maltrato infantil; estas fracturas son transversas u oblicuas en la diáfisis del hueso. Osteomielitis hematógena aguda La osteomielitis, una infección del tejido óseo, casi siempre se presenta en la cavidad medular del hueso, pero a veces también afecta su corteza. En niños se produce con mayor frecuencia por propagación hematógena, casi siempre después de una infección de vías respiratorias altas o de una infección distante tratada de manera incompleta. En una fractura abierta o una herida penetrante también puede haber inoculación directa de bacterias que producen infección al igual que otras infecciones bacterianas graves en los niños. La osteomielitis hematógena aguda casi siempre se presenta en la metáfisis después de la disrupción de bacterias a los sinusoides venosos. La mayor parte de los casos son causados por Staphylococcus aureus (en los neonatos el más frecuente es el estreptococo B hemolítico). Conforme la infección avanza, el líquido edematoso y el tejido purulento invaden la corteza porosa y empiezan a levantar el periostio, que es muy resistente a la infección debido a su rica vascularización; la presión del pus situado por debajo del periostio, muy inervado, produce dolor localizado. Con el tiempo, si la infección no se trata de manera oportuna, el periostio se rompe y el tejido infectado se disemina a los tejidos blandos circunvecinos o también rompe la piel. El pus acumulado en la cavidad medular y debajo de periostio genera un adecuado medio de cultivo avascular en la corteza situada entre estas estructuras. A la corteza muerta se le denomina “secuestro” y cuando alcanza dimensiones suficientes requiere extirpación quirúrgica para controlar la infección. El periostio levantado responde a la infección produciendo una capa de hueso perióstico nuevo denominado “involucro”; éste proporciona cierta estabilidad al hueso infectado y raras veces se infecta. El dolor y la hiperestesia en el sitio infectado son signos universales; cojear es común y con frecuencia al niño se muestra irritable. También la fiebre y la leucocitosis son frecuentes, pero no constantes, y la velocidad de sedimentación globular (VSG) casi siempre es elevada, así como la proteína C reactiva. A menudo la exploración física es suficiente para hacer el diagnóstico, aunque en ocasiones se requiere rastreo óseo o IRM para localizar las lesiones. El tratamiento depende de la duración de los síntomas y de los datos radiográficos. Los antibióticos intravenosos y más tarde por vía oral pueden resolver la infección. En casos avanzados puede haber defectos líticos, osteoporosis y reacción perióstica visible en la radiografía; estos casos requieren drenaje abierto y desbridamiento de la metáfisis infectada. Un régimen prolongado de antibióticos orales durante 3 meses reduce al mínimo la posibilidad de osteomielitis crónica. Sinovitis transitoria de la cadera (Sinovitis reactiva, tóxica, inespecífica, fugaz, coxitis serosa) Es una enfermedad benigna, no traumática y autolimitada, que simula el cuadro clínico de cadera séptica; en el diagnóstico diferencial se debe excluir la cadera séptica, que es una urgencia quirúrgica. La causa de la sinovitis todavía no es clara. Pero la evidencia sugiere que se relaciona con una respuesta inmunitaria a antígenos virales o bacterianos mediada por la membrana sinovial. El líquido sinovial se acumula con rapidez y a presión dentro de la articulación de la cadera, por lo que puede haber dolor intenso con distensión de la cápsula articular. Dicho líquido se reabsorbe en 3 a 7 días sin secuelas a largo plazo. Al igual que en la cadera séptica, una infección de vías respiratorias altas casi siempre precede, a la sinovitis transitoria por algunos días hasta dos semanas. La cadera contiene líquido sinovial en exceso y se mantiene en flexión, abducción y rotación externa debido a que en esta posición alcanza su máxima capacidad; también puede mostrarse dolora y resistente al movimiento, pero no hay subluxación. La radiografía sólo revela hinchazón capsular y el derrame se puede detectar con ultrasonido. No hay leucocitosis y tampoco la VSG ni la CTP están elevadas. Tríada clásica: Dolor, Claudicación y limitación funcional. Para el diagnostico, la técnica más segura es aspirar el líquido de la cadera después de confirmar la posición de la aguja mediante radiografía. El líquido sinovia no muestra leucocitosis alta y el cultivo de bacterias es negativo. El tratamiento incluye analgésicos simples e inmovilización con férula, esto es casi siempre mediante reposo en cama, hasta que los síntomas se resuelvan. Deslizamiento de le epífisis femoral Es un trastorno de la cadera del adolescente caracterizado por el desplazamiento de dicha cabeza sobre el cuello del fémur. Puede afectar ambas caderas. Es más común en los niños en crecimiento entre las edad de 11 a 13, especialmente los varones. También es más frecuente en los niños obesos y en los niños que están creciendo rápidamente. Los niños con desequilibrios hormonales causados por otras afecciones están en riesgo particular de presentar este trastorno. La dirección del deslizamiento siempre es posterior y muchas veces medial. Los síntomas son: dificultad al caminar, cojear, dolor de rodilla, cadera, rigidez de la cadera, pierna en abducción, movimientos limitados de cadera. Durante el examen físico, el médico busca una restricción en el movimiento de la cadera y dolor al tratar de moverla. Una radiografía de la pelvis o de la cadera muestra el desplazamiento. El deslizamiento de la epífisis femoral por lo general es una enfermedad progresiva que requiere tratamiento quirúrgico con prontitud. La cirugía para estabilizar el hueso con clavos o tornillos previene el desplazamiento o deslizamiento posterior de la cabeza de la articulación de la cadera. Algunos cirujanos pueden sugerir el uso de clavos en la cadera que no está afectada al mismo tiempo, dado que muchos niños también desarrollan un deslizamiento en esta cadera. El pronóstico generalmente es bueno con el tratamiento. Sin embargo, en casos poco comunes, se puede presentar desgaste de la articulación de la cadera, a pesar del diagnóstico y tratamiento oportunos. Este trastorno está asociado con un mayor riesgo de osteoartritis posteriormente en la vida. Otras complicaciones potenciales pero poco comunes incluyen la disminución del flujo sanguíneo a la articulación de la cadera y el desgaste del tejido de dicha articulación. En general las patologías dolorosas de la cadera tienen una distribución por edades, que sugieren fácilmente el diagnóstico: - De 0 – 1 años SEPSIS - De 1 – 4 años SINOVITIS INESPECÍFICA - De 4 a 12 años PERTHES - Después de los 10 años DESLIZAMIENTO EPIFISARIO Luxación congénita de cadera Sucede en aproximadamente 1 de cada 1000 RN vivos (caderas luxadas o luxables), aunque hasta 1% de los recién nacidos pueden presentar laxitud que lleve a inestabilidad (subluxación) de la cadera. Debe diferenciarse entre los dos tipos más comunes: el típico y el teratológico. El tipo teratológico es menos común, generalmente se acompaña de otros problemas congénitos o síndrome tales como espina bífida, artrogriposis, etc.; es más difícil de tratar y los resultados del tratamiento son más pobres. La luxación típica se muestra más comúnmente en las siguientes circunstancias: presentación pélvica, producto femenino (4 a 6 veces más común que en el sexo masculino), primer producto. Se puede asociar a tortícolis y metatarso aducto (10%). El 60% afecta la cadera izquierda, 20% la derecha y 20% son bilaterales. Existe una mayor incidencia en los casos en que existen antecedentes familiares. El diagnóstico debe hacerse en bases clínicas. Es importante revisar intencionadamente las caderas de todo recién nacido, ya que este proceso es indoloro y no es detectable a simple vista. Se deben buscar datos de inestabilidad, entrada y salida de la cabeza femoral del acetábulo, las pruebas se conocen con el nombre de Ortolani (produce reducción de la cadera) y Barlow provoca la luxación o subluxación de la cadera. En el recién nacido, estos son los únicos datos que encontramos en la exploración. En este grupo las radiografías simples son de muy poca utilidad, y es cuando el ultrasonido tiene su indicación (permite la visualización de la cabeza femoral aún antes de que se osifique). En los niños mayores de 4 a 6 meses, los datos de la exploración son más obvios (acortamiento, asimetría de pliegues glúteos, limitación de la abducción, contractura en flexión de la cadera, etc.) ya que existen contracturas de los tejidos blandos (aductores y psoas) que permiten detectar asimetrías en al caso de la luxación unilateral o limitación de la movilidad en los casos bilaterales. Recordar que el rango de abducción normal es de aproximadamente 70º, si la abducción s menor a 50º se debe de tomar una radiografía de pelvis. Las radiografías simples son de mayor valor después de que ha aparecido el núcleo de osificación de la cabeza femoral (6 meses). En esta edad, gran parte del esqueleto es cartilaginoso, por tanto, se pueden trazar ciertas líneas y ángulos sobre las placas radiográficas, lo que permite estimar parámetros geométricos. A veces, esto sugiere displasia acetabular, displasia femoral o desplazamiento lateral superior de la cabeza femoral. La línea de Hilgenreiner es una línea horizontal de la pelvis trazada entre los cartílagos trirradiales; el centro de osificación proximal del fémur debe quedar debajo de esta línea. La línea de Perkins es una línea vertical (perpendicular a la línea de Hilgenreiner) trazada debajo del borde lateral del acetábulo. El centro de osificación de la cabeza femoral y también el pico medial de la metáfisis proximal deben situarse en posición medial respecto a esta línea. El índice acetabular es el ángulo situado entre la línea de Hilgenreiner y una línea que une el centro del acetábulo (trirradial) con el borde acetabular de donde intersecta la línea de Perkins. Cuando no se ha detectado el problema antes de la edad de un año, el motivo de consulta es por marcha anormal (claudicante, o marcha con balanceo “marcha de pato”, marcha de puntas unilateral) debido a la debilidad del glúteo medio y al acortamiento de la extremidad. El tratamiento se facilita enormemente si el diagnóstico es hecho en el periodo neonatal. El tratamiento más ampliamente usado en menores de 6 meses es el arnés de Pavlik. Este arnés consiste en una serie de tirantes y correas que producen flexión y abducción del muslo, con la finalidad de reducir la cadera y acelerar su desarrollo. En mayores de 6 meses generalmente se requiere de reducción cerrada (bajo anestesia general), con o sin liberación de los tejidos blandos contracturados (aductores y en ocasiones el psoas) e inmovilización con yeso. En mayores de 18 meses generalmente se requiere de reducción cruenta con o sin reconstrucción ósea (acetábulo). Debido a que el tratamiento se hace más complejo y prolongado y los resultados son cada vez más pobres conforme la edad del niño es mayor al iniciar el tratamiento, se insiste en el examen clínico rutinario de las caderas en todo niño visto dentro del primer año de vida. Enfermedad de Legg Calvé Perthes (Necrosis avascular idiopática de la cadera en niños) Este es un trastorno pobremente entendido. Sucede como consecuencia de un múltiple infarto vascular que afecta a la cabeza del fémur del niño en crecimiento. Se presenta más frecuentemente en niños que en niñas en una proporción de 45:1. Generalmente ocurre en niños obesos, de talla baja y muy activos. La edad promedio de presentación es de 7 años (rango de 2-12 años). El trastorno es bilateral en 20% de los casos, pero es raro que ambas caderas desarrollen el proceso de manera simultánea. Ha sido demostrado que un gran número de niños con Perthes presentan un retraso en la edad ósea, crecimiento desproporcionado, anormalidad de la maduración esquelética y niveles elevados de somatomedina, lo que sugiere que este es parte de un trastorno sistémico. Las manifestaciones clínicas son: claudicación, dolor en el muslo o la rodilla (debido a la inervación por el nervio obturador) y limitación de la movilidad de la cadera, particularmente limitación de la abducción y la rotación interna. En caso de larga duración existe contractura en flexión y aducción, así como atrofia del muslo. Talla baja es muy común por el retraso en la maduración esquelética. El diagnóstico se establece generalmente con una radiografía AP de pelvis y una AP en posición de rana (viste de Lowenstein, en abducción y rotación externa, la cual nos da una proyección lateral de ambas caderas). Los primeros datos radiológicos son disminución del tamaño del núcleo de osificación de la cabeza femoral y ensanchamiento del espacio articular medial, posteriormente aparecen cambios en la densidad de la cabeza (aumento) y deformidad de la misma. Posteriormente se agrega cambios en la metáfisis y el acetábulo, además del cartílago de crecimiento del fémur proximal. El trastorno generalmente produce colapso y deformidad de la cabeza femoral con aplanamiento de la misma, subluxación y acortamiento del cuello femoral. Posteriormente se presenta una fase de reosificación y finalmente una de remodelación. El proceso completo generalmente toma de 2-4 años en total. Tratamiento: Los objetivos a corto plazo son disminuir el dolor e incrementar la movilidad de la cadera. El objetivo final del tratamiento es prevenir la deformidad de la cabeza femoral. Los factores más importantes para el pronóstico son: sexo, edad al inicio, extensión de la afección, frado de cobertura de la cabeza femoral, movilidad de la cadera y cierre prematuro del crecimiento de la fisis proximal. A mayor edad el pronóstico es más sombrío. Los factores más importantes para el desarrollo de osteoartrosis degenerativa en la edad adulta son: la edad al inicio y el grado de deformidad residual de la cabeza femoral. El tratamiento buscar lograr mantener la cabeza femoral dentro del acetábulo desde las fases tempranas del trastorno, para así prevenir la deformidad de la misma y favorecer el proceso de remodelación. Se sabe que los métodos que alivian la carga de peso (periodos prolongados de reposo en cama, aparato para aliviar la carga) no son efectivos. Los niños menores de 5 años y con afección relativamente menor (menos de la mitad de la cabeza femoral) rara vez requieren tratamiento. Las indicaciones para tratamiento son: 1. Edad mayor de 6 años al inicio del proceso. 2. Afección de la porción lateral de la cabeza femoral o afección mayor al 50% de la cabeza femoral. 3. Pérdida de la cobertura de la cabeza femoral. El método no quirúrgico de contención de la cabeza femoral, se basa en abducción y flexión de la cadera para redirigir la cabeza al fondo del acetábulo. El aparato más comúnmente utilizando es el aparato de Atlanta, pero no da rotación interna por lo que no cubre la porción anterolateral de la cabeza femoral (el sitio más comúnmente afectado). Los métodos quirúrgicos de contención de la cabeza femoral incluyen osteotomía (varizante y desrrotadora) del fémur proximal, osteotomías de la pelvis (Salter) o una combinación de ambas. El tratamiento quirúrgico da los mejores resultados a largo plazo en cuanto a las esfericidad final de la cabeza femoral. Deformidades angulares y variantes normales Las Deformidades angulares se refieren a aquellas deformidades en el plano frontal de las extremidades inferiores. Genu Varo se refiere a aquella deformidad en la cual las rodillas se encuentran lejos una de otra, o hacia afuera (como "charro") y Genu Valgo a la situación contraria, rodillas juntas y pies separados. Según la edad del paciente existen variaciones en la alineación de las extremidades inferiores. Por ejemplo durante los dos primeros años de vida, el Genu varo (como Charro) es muy común y se considera como una variante normal, siempre y cuando no se acompañe de otras anormalidades; y que sea similar en ambas piernas. Entre los 3 y 7 años es muy común que se presente el Genu Valgo (Rodillas juntas y pies separados). Generalmente la alineación se hace semejante a la de los adultos después de los 8 años de edad, en la que las rodillas están un poco mas juntas que los tobillos al estar parado. En las mujeres una discreta angulación en valgo (rodillas juntas y pies separados) es mas común que en el hombre. La gran mayoría de ellas tienden a la mejoría espontánea y por lo tanto no requieren de manejo ortopédico alguno. En algunos casos, si las angulaciones se salen de los parámetros descritos como normales: 1) Genu Varo en menores de 2 años y Genu valgo entre los 2 y los 8 anos. 2) Si se acompañan de otras anomalías, como talla baja para su edad, desproporción entre la longitud de las extremidades y el tronco. 3) Si existen antecedentes familiares de enfermedades óseas o metabólicas (Raquitismo, Displasias Oseas, etc). 4) Si un lado tiene mayor o diferente deformidad que el otro 5) Si la deformidad es progresiva 6) Si existe algún antecedente de traumatismo o lesión en las extremidades 7) Si existe acortamiento o diferente longitud de las extremidades 8) Si se acompaña de dolor o limitación funcional Se requiere de una evaluación clínica y radiológica por un medico calificado como un pediatra u ortopedista pediatra. La evaluación de estos pacientes requiere de un examen físico detallado y en algunos casos radiografías para descartar la posibilidad de enfermedades de los huesos o articulaciones. En casos seleccionados se requieren de estudios mas sofisticados como Resonancia magnética, Tac o Exámenes de Laboratorio para determinar el origen de la deformidad. Los "zapatos ortopédicos" u otras modificaciones en el calzado han demostrado ser inefectivos para el manejo de este tipo de angulaciones. En algunos muy raros casos, (como por ejemplo la Tibia Vara Infantil o Enfermedad de Blount en sus etapas iniciales) los aparatos ortopédicos metálicos pueden ser de utilidad para el manejo de algunas deformidades angulares. Aunque todas ellas son raras. Las causas mas comunes de Genu Varo patológico (Rodillas como charro) son Enfermedades Oseas, conocidas como Displasias Esqueléticas, la más común de ellas es la Acondroplasia. Enfermedades Metabólicas como el Raquitismo, el cual se produce por poca ingesta de Vitamina D o una pobre utilización de la misma en pacientes con enfermedades de los riñones. Trastornos del crecimiento de los huesos producidas por lesiones al cartílago de crecimiento de los huesos de las piernas. El Genu Valgo patológico es también poco común, y sus principales causas son: Obesidad marcada en la infancia (lo cual produce una alteración en el crecimiento óseo alrededor de las rodillas), Enfermedades óseas, Raquitismo, Osteogénesis Imperfecta y Artritis Reumatoide. Además de algunas raras fracturas que pueden producir deformidad cerca de las rodillas o tobillos. El manejo de cada caso se hará en forma individual. En algunos casos el manejo es médico (Calcio o Vitamina D), en otros se puede requerir de una operación para corregir el problema de alineación. Sin embargo debemos recordar que la mayoría de ellos son variantes normales y tienden a la mejoría espontánea. Deformidades torsionales Las deformidades torsional (rotacional) y angular constituyen la principal referencia al cirujano pediatra ortopedista. La mayoría de estos pacientes son de corta edad (menos de 5 años). La rotación interna puede ocurrir al nivel del muslo, pierna o pie, y es un problema de estética. Existe poca evidencia de que las denominadas deformidades torsionales sean nocivas para el niño o causen una incapacidad significativa en el adulto. La mayor parte de las deformidades torsionales son variaciones fisiológicas de la anatomía normal y muchas se corrigen de modo espontáneo con el tiempo. - Metatarso aducto (menor de 18 meses) – Puede causar rotación interna aparente de los dedos del pie. Es la deformidad más común del pie en el recién nacido. Aunque casi siempre es aislado, varias deformidades aparentemente no relacionadas (como la displasia del desarrollo de la cadera) tienen mayor probabilidad estadística de ocurrir en presencia de este trastorno. El dato característico es la desviación medial del antepié con el vértice de la deformidad situado en la región mediotarsiana. Tiende a corregirse solo. - Torsión tibial interna (1 a 3 años) – Algunos lactantes nacen con una torsión interna grave de la tibia lo cual confiere a pie y tobillo un giro notable hacia adentro en relación con el eje de la rodilla. Casi siempre es bilateral, con frecuencia bilateral y es una variante normal. La torsión interna se puede medir clínicamente al comprar los ejes bimaleolares (línea imaginaria que conecta los maléolos medial y lateral del tobillo) con el plano frontal de la rodilla definido por la posición de la rótula. En el recién nacido no es rara una torsión de 30 a 40º. No necesita tratamiento y no existe evidencia de que los tirantes y las modificaciones del zapato modifiquen la corrección natural de la deformidad. - Torsión femoral interna (4 a 6 años) – su manifestación clínica es el incremento de la rotación interna con disminución de la rotación externa de la cadera, lo que produce un giro hacia adentro de los dedos del pie durante la marcha. Marcha con pie de paloma sin efectos funcionales. No requiere tratamiento. Patología del pie en el niño recién nacido El Pie Plano se refiere a un pie que tiene una gran superficie de contacto en la planta. Se asocia generalmente a un tobillo en valgo (vencido) y a una disminución en la altura del arco longitudinal del pie. Los pies planos se clasifican como Fisiológicos y Patológicos. El Pie Plano Fisiológico es un pie flexible, con movilidad completa, indoloro, y que no produce limitación funcional alguna. Es muy común y es considerado como una variación de lo normal. Mas del 99% de los pies planos son Fisiológicos. También se les conoce como Pies Planos Elásticos o Flexibles. El Pie Plano Patológico es aquel que presenta dolor, rigidez, limitación funcional y generalmente requiere de tratamiento. Solo alrededor del 1% de los Pies planos son considerados como patológicos. EL PIE PLANO FLEXIBLE O FISIOLÓGICO se encuentra en casi todos los bebés, la mayoría de los niños pequeños y en aproximadamente el 10% de los adultos. Los pies planos son más comunes en las personas obesas o en aquellos que tienen una gran elasticidad. Existen básicamente dos formas de Pie plano flexible, 1) El Pie plano del Desarrollo, el cual se ve en niños pequeños y que se asocia a laxitud (elasticidad) de ligamentos y articulaciones, así como, al exceso de tejido graso que existe en la planta del pie. Este tipo de pie tiende a la mejoría espontánea. 2) El Pie plano Hipermóvil, es el que puede persistir hasta la edad adulta como una variante normal. Antiguamente se pensaba que los pies planos producían alguna limitación funcional, deformidades en rodillas o en la columna. Ha sido ya demostrado que el pie plano flexible no produce limitación funcional alguna o deformidad. De hecho estudios realizados en poblaciones de militares han demostrado que las personas con pie plano tienen menos problemas con sus pies que las personas que tienen un "arco alto". La mayoría de los pies planos flexibles, tienen un buen arco cuando el pie no está apoyando o al pedirle al niño que se pare de puntas. Sin embargo, al apoyar el peso corporal, el arco tiende a perder altura debido a la elasticidad de los tejidos de los niños. Esta elasticidad tiende a disminuir o desaparecer con la edad y de ésta manera el arco se hace más rígido. Si el pie es indoloro y no produce limitación funcional alguna, generalmente no requiere de tratamiento, ni es necesario el tomar radiografías del mismo. Una buena evaluación por un médico calificado (Pediatra u Ortopedista Pediatra) generalmente es suficiente para esclarecer si el pie requiere de una evaluación más profunda o de manejo específico. Es muy importante reconocer que durante mucho tiempo han habido una serie de confusiones acerca de este tema, pero cada vez más la comunidad médica y en general el público reconoce la naturaleza benigna de la mayoría de los pies planos. Ha sido también reconocido, a través de estudios científicos muy bien planeados y realizados con grupos de niños, que las modificaciones al calzado, incluyendo el uso de plantillas, "virones", taloneras, cuñas, etc. son inefectivas, costosas e incómodas, además de que por su apariencia producen una reacción adversa en la auto-estima del niño que las utiliza. La cirugía, aunque puede producir un "arco", lleva consigo los riesgos de la anestesia y del mismo procedimiento quirúrgico, el cual genera meses de molestias e incomodidad, pudiendo limitar la movilidad del pie, y a la larga producir dolor y limitación funcional del mismo. En la actualidad se reconoce que la mayoría de estos pies corresponden ya sea a una situación transitoria que tiende a la mejoría o a una variación normal que no requiere de manejo específico. Las recomendaciones actuales son que el niño utilice calzado cómodo, flexible, de preferencia de suela de goma y fabricado de piel o de tela (no de plástico para que le permita "respirar" al pie, y así evitar humedad e infecciones con hongos en la piel del mismo). Excepcionalmente se puede requerir de una modificación al calzado para aliviar síntomas vagos de "molestias o cansancio" en los pies. En estos casos antes de iniciar un tratamiento se deberá realizar un exhaustivo examen clínico y radiológico del pie, para llegar si es posible a un diagnóstico preciso del origen del dolor. Las causas mas comunes de Pie Plano Patológico son las siguientes: RECORDAR QUE MENOS DEL 1% DE LOS PIES PLANOS SON PATOLOGICOS 1) Acortamiento o Contractura del Tendón de Aquiles, generalmente se manifiesta por cansancio relacionado a la actividad física en adolescentes o niños mayores. La mayoría requiere de una operación para alargar el Tendón de Aquiles. 2) Coalición Tarsiana. Se refiere a la unión anormal entre dos o más huesos del pie que producen un pie plano doloroso. Generalmente el dolor inicia al final de la primera década de la vida o al inicio de la segunda. Generalmente este tipo de problema tiene tendencia familiar, y se requieren de radiografías para establecer éste diagnóstico. 3) Astrágalo Vertical Congénito. Este es el tipo mas severo y complejo de pie plano. Es muy raro y generalmente requiere de cirugías muy extensas para su corrección. Comúnmente se asocia a Enfermedades Neurológicas o Malformaciones congénitas poco comunes. 4) Pies Planos Neuromusculares. Se asocian a enfermedades como la Parálisis Cerebral Infantil, Espina Bífida y la Distrofia Muscular. La mayoría de ellas se manejan con cirugía. Parálisis cerebral infantil Parálisis cerebral es un término usado para describir un grupo de incapacidades motoras producidas por un daño en el cerebro del niño que pueden ocurrir en el período prenatal, perinatal o postnatal. La definición de PCI más ampliamente aceptada y más precisa es la de un "trastorno del tono postural y del movimiento, de carácter persistente (pero no invariable), secundario a una agresión no progresiva a un cerebro inmaduro". Bajo el concepto de PCI encontramos diferentes tipos de patologías con causas diferentes, con pronóstico variable dependiendo del grado de afectación y extensión de la lesión en el cerebro. La lesión es cerebral por lo que no incluye otras causas de trastorno motor (lesión medular, de sistema nervioso periférico). No es progresiva y si de carácter persistente causando un deterioro variable de la coordinación del movimiento, con la incapacidad posterior del niño para mantener posturas normales y realizar movimientos normales, conduciendo entonces a otros problemas ya ortopédicos por lo que se deben prevenir desde el primer momento. Al ocurrir en una etapa en que el cerebro se encuentra en desarrollo va a interferir en la correcta maduración del sistema nervioso incluso sin que el niño tenga una experiencia previa del movimiento voluntario, pero al no haber una especificidad de funciones y gracias a la neuroplasticidad va a permitir que áreas no lesionadas del cerebro suplan la función de aquellas zonas lesionadas y se establezcan vías suplementarias de transmisión.