FECHA CIERTA ~ INMUEBLE ~ INSTRUMENTO PRIVADO

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Tribunal: Corte de Justicia de la Provincia de Catamarca
Autos: Zitelli, Silvestre c. Santillán Iturres, Oscar A.
Fecha: 30/04/2008
Sumario:
En el marco de un juicio ejecutivo, resulta ajustada a derecho la
tercería de mejor derecho planteada respecto de un inmueble embargado,
pues el tercerista contaba con un boleto de compra venta y fue puesto
en posesión antes de la traba del embargo, pues al contar el mismo con
fecha cierta, resulta oponible a los acreedores en los términos del
art. 1185 bis del Código Civil. Entre el acreedor embargante y el
deudor ejecutado se conforma un litis consorcio necesario que impregna
al proceso de ciertas particularidades de las que no cabe prescindir,
por lo cual resulta insuficiente la confesión del deudor embargado
respecto de la supuesta compraventa realizada con el tercerista,
debiendo ponderarse el resto de la prueba para acreditar la
materialidad de los hechos afirmados por el tercerista. No resulta
desacertado el criterio del tribunal por el que se consideró
insuficiente la sola presentación del boleto de compraventa ante la
Administración General de Rentas a fin de pagar el impuesto de sellos,
pues constituye un razonamiento basado en una de las interpretaciones
posibles al inciso 1 del artículo 1035 del Código Civil.
Vocablos: BOLETO DE COMPRAVENTA - CASACION - EMBARGO - FECHA CIERTA INMUEBLE - INSTRUMENTO PRIVADO - INTERVENCION DE TERCEROS - JUICIO
EJECUTIVO - LITISCONSORCIO - LITISCONSORCIO NECESARIO - PRUEBA RECHAZO DEL RECURSO - TERCERIA - TERCERIA DE DOMINIO - TERCERIA DE
MEJOR DERECHO
San Fernando del Valle de Catamarca, abril 30 de 2008.
1ª ¿Es procedente el Recurso de Casación interpuesto? En su caso, ¿qué
pronunciamiento corresponde? 2ª Costas.
1ª cuestión. — El doctor Cáceres dijo:
Que a fs. 3/7 vta. la parte actora deduce Recurso de Casación en
contra de la Sentencia Definitiva N° 21/06 emitida por la Cámara de
Apelaciones de Primera Nominación, invocando los vicios contemplados
en los incs. "a" y "c" del Art. 298 del C.P.C.C.
En orden a fundar el agravio que le causa la sentencia impugnada,
señala que dicho remedio procesal se funda en los vicios de
arbitrariedad
y
errónea
aplicación
del
derecho
sustantivo,
configurándose las causales invocadas, entre otras consideraciones,
porque el fallo de Cámara carece de fundamento lógico y legal, fundado
en una valoración subjetiva que omitió considerar prueba de carácter
fundamental para la resolución de la causa haciendo una valoración
parcial, evidentemente infundada y contraria a las evidencias rendidas
en autos, basadas sólo en conjeturas de la contraparte y del propio
juzgador, en cuanto ha dejado de analizar elementos esenciales para la
resolución de la cuestión, que el mismo carece de razonabilidad por un
claro alejamiento de las reglas de la lógica dado que utiliza premisas
falsas arribando a conclusiones falsas, atentando contra el derecho y
contra las reglas de la sana crítica, y privilegiando a un poderoso
embargante por sobre un comprador de buena fe, honesto, pobre, con
posesión y con la totalidad del precio pagado. Por otro lado, alega
que la Cámara estima que lo que no está suficientemente probado es la
posesión del accionante, sin poner en duda la validez del boleto de
compra venta, pero en referencia a ello se omite valorar y considerar,
la prueba confesional, rechaza la prueba documental del pago de los
impuestos y servicios, acarreando grave error en la valoración de la
prueba, dado que no configura la posesión en el sentido que no la
perfecciona, pero la acredita; así como también la testimonial, que
considera valorada en forma fragmentada. Por último, hace referencia
a la insuficiencia de fundamentación del fallo recurrido, en relación
a la existencia de fecha cierta, haciendo alusión a la presentación
del boleto de compra venta ante Administración de Rentas de la
Provincia de la que surge el requisito estatuido en la ley de fondo,
debiendo el art. 1035 del C.C. ser interpretado en un contexto actual
y no histórico.
A fs. 9/12 obra contestación de la contraria quien solicita, en primer
orden, el rechazo de recurso en razón de no reunir el escrito
postulatorio los presupuestos que hacen a su admisibilidad formal. A
su vez aduce ausencia de motivos casatorios, expresando que el
juzgador puede preferir algunos elementos de juicio allegados al
proceso a otros, pues ello hace a sus facultades privativas de
apreciación, es decir que el recurrente se basa en la mera
discrepancia con los fundamentos de Cámara.
A fs. 23 la Corte de Justicia declara formalmente admisible el recurso
interpuesto.
Agregándose a fs. 24/27 vta. Dictamen de la Sra. Procurador General
subrogante Dra. Elena del Valle Herrera.
Siendo ello así y estando la causa en estado de ser resuelta, la
cuestión que nos convoca se origina cuando el recurrente interpone
tercería de dominio y subsidiariamente tercería de mejor derecho en
contra del actor y del demandado del juicio ejecutivo en donde se
dispuso el embargo de un inmueble, que el tercerista alega haber
adquirido a través de boleto de compraventa celebrado en el año 1980.
En primera instancia se resuelve hacer lugar a las tercerías incoadas.
Apelada la sentencia, la Cámara revoca lo fallado en primera instancia
haciendo lugar al recurso interpuesto por la parte embargante, y en
consecuencia revoca el decisorio que acoge la tercería declarando su
improcedencia.
Preliminarmente debo señalar coincidiendo con lo dictaminado a fs.
24/27 vta. que uno de los requisitos a cumplir por el interesado al
momento de articular un recurso como el examinado es la clara y
concreta exposición de los hechos de la causa, requisito que obsta a
la procedencia del mismo en tanto aquel se justifica por cuanto de la
mera lectura del escrito recursivo la Corte debe conocer cual es la
problemática del litigio, los puntos cuestionados y la secuela del
juicio (De Santo. El Proceso Civil - T. VIII-B, pág. 235).
Que ello hace al carácter autónomo que tiene el recurso, pues su sola
lectura debe ser suficiente para la comprensión del asunto.
No obstante ello, y la advertencia sobre la insuficiencia que presenta
el recurso en dicho sentido atento a que se omite toda referencia
acerca de los antecedentes del caso, y de la secuela del juicio; creo
pertinente esgrimir algunas consideraciones respecto a los agravios
que formula el recurrente, los que bajo la cuña de la arbitrariedad de
la sentencia, se manifiestan como meras cuestiones de hecho y prueba,
que como principio son irrevisables en casación, salvo que el juicio
llevado a cabo por los jueces de la causa presente omisiones o
desaciertos de extrema gravedad.
En el caso en particular advierto que la sentencia se encuentra
correctamente fundamentada en las constancias que obran en la causa, y
en el derecho aplicable. Arranca el decisorio poniendo en tela de
juicio la existencia real de la compraventa realizada y la posesión
invocada por el tercerista, premisa que se apoya en cuestiones
fácticas que el recurrente en mi opinión no logra desvirtuar.
Concretamente se agravia por la omisión en que incurre el Tribunal AdQuem,
de
valorar
ciertos
elementos
de
prueba
como
ser
el
reconocimiento y allanamiento formulado por el vendedor -ejecutadorespecto a la pretensión del tercerista, sin advertir que por la
naturaleza del proceso iniciado se conforma entre el acreedor
embargante y el deudor ejecutado un litis consorcio necesario que
impregna al proceso de ciertas particularidades de las que no cabe
prescindir.
Entre ellas, y lo que al caso concierne he de recordar que como
principio en la figura analizada, "los actos de disposición del objeto
procesal
realizado
por
uno
o
algunos
de
los
litisconsortes
(allanamiento, transacción, conciliación) sólo producen sus efectos
normales en la medida que los restantes litisconsortes adopten la
misma actitud" (Conf. Tercerías de mejor derecho - Canavoso-Pellejero,
pág. 59).
"Siendo principio recibido que la prueba emanada de la contraparte, en
contra suya, sea que consista en documentos o en confesión en juicio,
y salvo el caso de cuestiones de estado, especialmente divorcio, es
decisiva. En la tercería, el principio es válido, pero, como resulta
obvio, por la diversidad de intereses de los sujetos, aun cuando
aparezcan algunos de ellos como litisconsortes, la prueba resultantes
de actos, documentos o declaraciones de uno de ellos, no tiene
eficacia decisiva más que contra su autor" (J. Ramiro Podetti -Tratado
de la tercería- pág. 136).
Por lo que, la confesión que formula el deudor embargado respecto a la
supuesta compraventa realizada con el tercerista en el año 1980 y de
la que se vale el A-quo para declarar la procedencia de la tercería
articulada, resulta insuficiente, pues sabido es, en este tipo de
procesos la prueba debe ser valorada en conjunto; lo que obligaba a
ponderar el resto de la prueba habida en el expediente (testimonial,
documental) y de la que no surgía la materialidad de los hechos
afirmados por el tercerista, antes bien la misma conducía a resultados
contradictorios.
Aclarado ello, me avoco al análisis que se hace en la sentencia
impugnada sobre la operatividad que tiene el art. 1185 bis Cód. Civil
en procesos de esta naturaleza (ejecución individual), no sin antes
recordar que los criterios en torno a esta compleja cuestión son
verdaderamente diversos tanto en doctrina como en jurisprudencia.
Por mi parte entiendo, que puede fundarse la tercería de mejor derecho
en un boleto de compraventa si se dan los extremos del Art. 1185 bis
del Cód. Civil porque su titular tiene derecho a ser "pagado antes que
los embargantes, entendiendo el pago en el sentido del Art. 725 del
Cód. Civil, es decir el cumplimiento de la prestación que hace al
objeto de la obligación". En tal supuesto, el boleto de compraventa a
favor de cuyo titular fue otorgada la posesión antes de anotarse el
embargo en el Registro de la Propiedad, puede ser oponible al acreedor
embargante, si tiene fecha cierta (art. 1035, Cód. Civil).
Efectuado
tal
encuadre,
adelanto
que
habré
de
propiciar
la
confirmación de la sentencia, compartiendo así las razones de hecho y
derecho por las cuales el Tribunal de Grado decidió que el boleto de
compraventa resultaba inoponible al acreedor embargante.
En efecto, entiendo que el art. 1185 bis del C.C. impone condiciones
que se deben cumplir y que las mismas se erigen en requisitos
esenciales. En tal sentido, dable es señalar que la Suprema Corte de
Justicia de Mendoza, en el plenario de fecha 30/05/96 dictado luego de
la reforma a la ley de concursos efectuada por la ley 24.522, sentó la
siguiente doctrina: 1. El embargo trabado sobre un inmueble o el
proceso concursal abierto con anterioridad a la enajenación mediando
boleto de compraventa es oponible al adquirente. 2. El adquirente de
un inmueble mediando boleto triunfa en la tercería de mejor derecho o
en la acción de oponibilidad ejercida en el proceso individual o
concursal si se cumplen los siguientes recaudos: a) El boleto tiene
fecha cierta o existe certidumbre fáctica de su existencia anterior al
embargo o apertura del concurso. b) El boleto tiene publicidad
(registral o posesoria). c) El tercerista o peticionario en el
concurso ha adquirido de quien es el titular registral o está en
condiciones de subrogarse en su posición jurídica mediante un perfecto
eslabonamiento entre sucesivos adquirentes. d) El tercerista o
peticionario en el concurso es de buena fe y ha pagado el 25% del
precio con anterioridad a la traba del embargo o a la apertura del
proceso universal (JA, 1997-I-83).
En concordancia con ello, y respecto al argumento que esgrime el
recurrente en alusión a la fecha cierta que adquirió el boleto de
compraventa con su sola presentación ante la Administración General de
Rentas a fin de pagar el impuesto de sellos, se podría decir que si,
para el Tribunal Ad- Quem era insuficiente la sola exhibición del
documento con el fin de reponer el sellado, al entender que el Art.
1035 inc. 1 del C.C requiere necesariamente que el instrumento quede
archivado como condición para darle fecha cierta,
no parece
desacertado el razonamiento desarrollado si aquellos se han basado en
una de las interpretaciones posible de la norma aplicada, la que fuera
respaldada por prestigiosa doctrina y jurisprudencia de numerosos
tribunales. Así puede verse que: "El propósito de la exigencia de la
fecha cierta a los instrumentos privados -a los efectos de que tengan
la misma fuerza probatoria que los instrumentos públicos- es evitar
que las partes se pongan de acuerdo para fraguar un documento
antedatándolo, con el objeto de burlar los derechos de los terceros o
de los sucesores a título singular" "El documento privado carente de
fecha cierta no es oponible a terceros, quienes pueden obrar como si
el instrumento no existiese; su contenido sólo le es oponible desde la
adquisición de fecha indubitada a partir de la configuración de alguno
de los supuestos previstos en el art. 1035 del Cód. Civil" (Corte
Suprema de Justicia de la Provincia de Tucumán, sala civil y penal •
23/08/1999 • Barrera, Nélida en: Hidalgo, Manuel c. Apas, José Y. •
LLNOA, 2000-1041). "Conforme el art. 1035 del Cód. Civil, para la
adquisición de fecha cierta de un instrumento privado exhibido ante
una repartición pública es exigible que quede allí archivado, por lo
que el timbrado fechador del Banco Provincia de Buenos Aires impreso
en el documento no es idóneo para darle fecha cierta" (Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires • 13/06/1995 • Radil
López, Jaime c. Canellas de Nicastri, Alicia y otro • LLBA, 1995-909 DJBA 149, 4311).
Siguiendo con dicha línea de pensamiento, también afirma el recurrente
que la interpretación que debe hacerse del art. 1035 del Cód. Civil ha
de ser actual y no histórica, queriendo decir quizás que la
enumeración que emerge del mismo no puede considerarse taxativa.
Es verdad que el primitivo criterio rígido -según el cual se
consideraba taxativa la enumeración del art. 1035 del Cód. Civil- ha
sido superado por la doctrina y la jurisprudencia actuales, que
consideran que dicha enumeración no es limitativa, no menos cierto es
que la apreciación de la prueba fuera de los supuestos enumerados por
el art. 1035 del C.C. deba ser absolutamente rigurosa, pues de lo que
se trata es de que no quede ninguna duda de que el documento de marras
no haya podido ser otorgado con posterioridad a la "fecha cierta",
independientemente de la manera con que se demuestre tal extremo. Pues
ha de partirse de la base que el requisito de certeza de la fecha de
los instrumentos privados a fin de esta pueda ser opuesta a terceros
se funda en la necesidad de evitar que la data sea fraguada con el
objeto de perjudicarlos.
Partiendo entonces de ese criterio, no veo como pueda llegarse a otra
conclusión, si no se logran acreditar por otro medios de modo
fehaciente la fecha de otorgamiento del acto.
Desde otro ángulo, y siguiendo con el análisis de la sentencia,
tampoco logro avizorar como la suerte de este pleito pueda variar, si
tampoco se logran acreditar debidamente los actos posesorios que se
dicen realizados, y que permitan inferir el contacto material con la
cosa.
Al respecto y como primera cuestión he de recordar que la prueba del
acto real de la tradición no puede ser suplida por la declaración del
tradente de darse por desposeído o de dar al adquiriente la posesión
(Arts. 2378 y 2379, Cód. Civil); en consecuencia carece de validez el
mero reconocimiento que formula el demandado-ejecutado de haber
transmitido la posesión al tercerista, si ello no va acompañado de
otros elementos de juicio que muestren la entrega efectiva de la cosa.
De allí, que la duda se traslade también necesaria y lógicamente al
ejercicio de los actos posesorios, cuestión que el Tribunal Ad- Quem
estima dirimente, quizás porque reconoce que la vía más efectiva, por
la que los demás perciben el derecho que tenemos sobre las cosas, sea
precisamente la posesión.
Por último, he de señalar que en la sentencia se señala, sin agravio
puntual
del
interesado,
el
tiempo
que
transcurre
desde
que
supuestamente se realizó la operación de compraventa (Julio de 1980) y
la ausencia de la necesaria e indiscutible publicidad registral.
Asimismo y no menos trascendente es la omisión en que incurre el
quejoso respecto al precio que afirma haber pagado y su debida
demostración en juicio, y sobre la propiedad en condominio que existe
sobre el inmueble objeto de la operación y ello en base al informe del
Registro de la Propiedad Inmobiliaria y de Mandatos.
En fin todo conduce a una mera probabilidad que en esta materia no es
conveniente postular, si se toma en cuenta que lo que está en juego es
la seguridad jurídica, por lo que es necesario manejarnos con hechos
debidamente comprobados que conduzcan a certezas aceptables, pues de
lo que se trata es que no quede la más mínima duda de que el boleto a
favor de cuyo titular fue otorgada la posesión, fue firmado antes de
que el acreedor haya logrado inscribir el embargo sobre el inmueble en
cuestión.
Siendo ello así, y no dándose en autos los extremos previstos en los
arts. 1035 y 1185 bis del Cód. Civil, habré de propiciar la
confirmación de lo que viene decidido, en tanto partiendo de los
hechos acreditados, se ha efectuado un correcto encuadramiento
jurídico del caso, al examinar si debe ser preferido el derecho de
quien tiene sólo un boleto de compraventa sin fecha cierta, o por el
contrario el derecho del acreedor embargante.
Por lo expuesto se deberá rechazar el recurso de casación articulado.
Así voto.
El doctor Lilljedahl dijo:
Que analizados los planteos de parte y las constancias de la causa,
considero razonable adherir al análisis y solución propuesta por el
Sr. Ministro Dr. Cáceres, en el voto precedente. Es mi voto.
La doctora Velarde de Chayep dijo:
Que adhiero a las consideraciones y conclusiones expuestas por el Sr.
Ministro que inaugura el Acuerdo, Dr. Cáceres, para la solución de la
causa, votando en igual sentido.
2ª cuestión. — El doctor Cáceres dijo:
Que conforme el principio objetivo de la derrota, las costas deben
aplicarse a la parte incidentista recurrente que resulta vencida.
(Art. 68 del C.P.C.). Así voto.
El doctor Lilljedahl dijo:
Que una vez más adhiero al voto del Sr. Ministro preopinante, votando
en consecuencia, en el mismo sentido. Es mi voto.
La doctora Velarde de Chayep dijo:
Que consecuente con mi adhesión a la primera de las cuestiones
planteadas, voto en el mismo sentido en la segunda. Es mi voto.
En mérito al Acuerdo de Ministros que antecede y oída la Srta.
Procurador General Subrogante en su Dictamen N° 64/07 y por unanimidad
de votos, LA CORTE DE JUSTICIA DE CATAMARCA RESUELVE: 1) Rechazar el
Recurso de Casación interpuesto por la parte incidentista a fs. 3/7 y
vta. de autos, por improcedente. 2) Con costas al recurrente. 3)
Hágase saber a la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial,
Laboral y de Minas de Primera Nominación, que deberá transferir el
depósito judicial obrante a fs. 2 y 21, a la cuenta "Ley N° 4337 de
Casación" que gira bajo el Folio N° 23037 del Banco de la Nación
Argentina – Suc. Catamarca-. 4) Diferir la regulación de honorarios,
hasta tanto se practique en las instancias pertinentes. —
José
Ricardo Cáceres. —
Enrique Ernesto Lilljedahl. —
Nora Velarde de
Chayep
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