YO TE ENVIO Juan 20:19-31 Versículo clave: 20:21 “Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.” Como nosotros hemos escuchado, Jesús apareció a María Magdalena, la primera testigo presencial de la resurrección. Después de su encuentro personal con Jesús Resucitado, ella dejó la tumba vacía con entusiasmo gritando, “¡Yo he visto al Señor!” En este pasaje, Jesús apareció a sus discípulos y después a Tomás. Y del mismo modo como quitó el dolor de María, la resurrección de Jesús removió el poder de la muerte que permanecía en sus discípulos. Nosotros vemos que Jesús resucitados expulsa el miedo y la duda, y lo reemplaza con la paz y el amor. Y el amor de Jesús transforma a los discípulos asustados en apóstoles valientes que cambiarán al mundo. Que todos seamos llenos de la paz y el amor de Jesús resucitado. Y que podamos escuchar el llamado personal de Jesús a cada uno de nosotros para llevar su amor a todo el mundo. I. Paz a vosotros (19-23) En la noche del primer día de la semana, los discípulos estaban juntos, con las puertas cerradas por miedo a los líderes judíos. Por la noche, los discípulos tuvieron tiempo de procesar las nuevas de la resurrección de Jesús. Ellos habían oído las nuevas a través de María. Ellos habían escuchado a Pedro y a Juan describir la tumba vacía. Pero ellos aún no lo podían creer. Ellos no habían visto la resurrección de Jesús con sus propios ojos. Su más reciente recuerdo de Jesús era cuando su cuerpo fue colgado en una cruz. Ellos no querían morir como Jesús. Así que cerraron las puertas paralizados por el miedo. Miren el versículo 19b. Jesús vino y se puso en medio de sus discípulos y dijo: “Paz a vosotros.” La convincente prueba final que los discípulos necesitaban apareció de repente en la habitación. Jesús resucitado les 2 apareció como un fantasma. Al principio, ellos se asustaron. Pero cuando se dieron cuenta que era Jesús, todo su miedo, toda su ansiedad, toda su falta de esperanza simplemente se desvaneció. Y fue sustituido por un gozo real. Ellos fueron capaces finalmente de dejar el miedo y ser libres. En ese momento el poder de la muerte estaba completamente roto. Jesús resucitado fue la prueba de que la muerte no tenía poder sobre ellos. Ese recuerdo de Jesús en la cruz fue reemplazado con el de Jesús que estaba con ellos en la sala. Y él dijo, con voz de exclamación: “¡Paz a vosotros!” ¿Ha sentido miedo o preocupación como los discípulos? Yo no, hasta que me convertí en padre. Entonces empecé a preocuparme por mis hijos todo el tiempo. Si ellos ¿eran sanos? ¿Qué sucederá con su futuro? ¿Soy un buen padre? Mi mayor preocupación: ¿y si mi hija un día quiere tener un novio? ¿Qué hay sobre usted? ¿Tiene miedo de fracasar en la escuela? ¿De no entrar en la escuela que desea? ¿No ser capaz de encontrar un trabajo después de su graduación? ¿O tiene miedo de perder su trabajo? ¿Miedo de no tener suficiente dinero? ¿Miedo de nunca encontrar al esposo o esposa correcta? ¿Quizá tenga miedo de no ser guapo o lo suficientemente bonita, o inteligente o lo suficientemente bueno? Estaba leyendo thechangeblog.com el cual tenía un artículo titulado: “Aprovechando su miedo.” Ahí dice que para tratar con el miedo debemos “tener cuidado de la tendencia de nuestro cuerpo a tener miedo, por eso dice que debemos hacer ejercicio, practicar yoga, practicar respiración profunda, caminar en la naturaleza, y hacer meditación.” Eso es tratar los síntomas. Pero eso no resuelve el problema desde la raíz. Sólo Jesús resuelve el problema, porque la raíz del miedo es la muerte. Hebreos 2:15 nos dice que esto es porque él vino “[a] librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.” Ya no somos más esclavos del miedo. Como Heather mencionó, ahora somos parte de la familia de Dios. Hermanos y hermanas de Jesús, lo que significa que compartimos su bendición. Esa bendición es la 3 paz verdadera en nuestros corazones. Nosotros no tenemos que estar preocupados o con miedo. Jesús dice: “¡Paz a vosotros!” Amén. Lean el versículo 21. Otra vez Jesús les dijo: “¡Paz a vosotros! Como me envió el Padre, así también yo os envío.” Como María, los discípulos habrían sido felices pasando el tiempo con Jesús resucitado, para aferrarse a él y nunca dejarlo ir de nuevo. Sólo ellos y Jesús en esa habitación para siempre. ¿Usted se siente como los discípulos? Tal vez está pensando: ¿podría estar con Jesús en esta conferencia para siempre? O tal vez usted realmente disfruta el tiempo con Jesús a través del estudio de la Biblia, la alabanza, la adoración, y la oración. Pero usted no está seguro de si está hecho para “la misión.” Jesús oró en Juan 17:18 para enviar a sus discípulos al mundo. Pero su oración no terminó con ellos. También fue para nosotros, para ser enviados al mundo, para que conozcan a Jesús. El corazón de Jesús es para darse a conocer a un mundo oscuro y agonizante. Y quiere hacerlo a través de las personas imperfectas como nosotros. Jesús dice: “Como me envió el Padre, así también yo os envío.” Vamos a pensar acerca de estas palabras. Primero, como el Padre me ha enviado. Juan 1 nos dice que Jesús vino como una luz a este mundo oscuro. Pero en lugar de recibirlo, la gente se burló, lo rechazó, lo odió y finalmente mataron a Jesús. Sabiendo esto, Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo unigénito de todas formas. Él envió a su hijo Jesús para mostrarnos lo que es el verdadero amor. El verdadero amor es sacrificante e incondicional hasta el fin. Esta clase de amor solo puede venir de Dios. El amor divino que nos lleva de regreso a nuestro Padre Celestial. Jesús nos ha enviado para traer pecadores al Padre, para servir al mundo con amor sacrificante e incondicional. Para amar a otros con este 4 amor, tenemos que estar dispuestos a dar la vida como Jesús, en forma figurada y en algunos casos literalmente. Honestamente, amar con este amor es difícil. Al servir los ministerios de todo el mundo, todos sabemos lo difícil que es amar a una sola persona con el amor de Jesús. Nosotros hacemos malabares con la escuela, trabajo y familia para compartir el evangelio, solo para que se burlen de nosotros, ser rechazados y en algunos lugares incluso ser amenazados. Pero como hemos escuchado ayer, Jesús nos dijo en Juan 15 que cuando nos sentimos desanimados debemos tener en cuenta que el mundo lo odió a él primero. El mundo nos rechaza porque ya no pertenecemos al mundo. Nosotros pertenecemos a Jesús y compartimos su llamado celestial. Debemos sentirnos animados al saber que estamos siendo enviados como Jesús. Segundo, también yo os envío. Era importante para los discípulos encontrar a Jesús resucitados personalmente y escuchar directamente de él, “También yo os envío.” Jesús resucitado también envía personalmente a cada uno de nosotros. Muchos de ustedes no saben que soy hijo de misioneros de UBF y pasé tres años en China. Inmediatamente después de que me gradué de la escuela de derecho, mientras otros se centraban en la búsqueda de un trabajo, yo me fui a China como un maestro para hacer misiones a corto plazo. Mis estudiantes con frecuencia me preguntaron: ¿Por qué salir de los Estados Unidos para venir a enseñar a este lugar lejano en China? En esos momentos, me di cuenta de que no importaba quiénes eran mis padres o la iglesia a la que asistía. No he sido enviado por mis padres. No he sido enviado por UBF. Fui enviado personalmente por Jesús para compartir su amor con mis estudiantes chinos. Jesús nos envía a cada uno de nosotros. Puede que no sea a China. Puede ser a nuestra familia. Puede ser a nuestra escuela. Puede ser a nuestro lugar de trabajo. Puede ser a otro país. Donde quiera que sea, la gente necesita a Jesús. Si conocemos el amor de Jesús, él nos está enviando. Tenemos que preguntarnos: ¿a dónde me está enviando Jesús? 5 En los versículos 22-23, Jesús resucitado sopló sobre sus discípulos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo.” A quienes perdonéis los pecados, sus pecados les son perdonados, y si no los perdonáis a ellos, les son retenidos. Jesús los envió con el poder y la presencia del Espíritu Santo. Nadie puede hacer el trabajo del evangelio por su cuenta. No importa cuánto nos esforcemos, no podemos convertir a otro. Pero cuando proclamamos el evangelio del perdón en Jesús, el Espíritu Santo hace su trabajo y la gente es liberada del poder del pecado en sus vidas. El Espíritu Santo en nosotros, significa que no tenemos que hacerlo todo por nosotros mismos y no debemos tener miedo. Sólo tenemos que estar dispuestos. Timoteo Chang llegó a Washington desde Corea con su esposa Eunice. Él tenía un buen trabajo que le dio un claro camino para la residencia y ciudadanía de Estados Unidos. Pero cuando Dios lo llamó a la India, se fue con su esposa y sus tres pequeños hijos para tomar la posición de profesor con un salario muy reducido sin nada de la seguridad de los Estados Unidos. Lo hizo porque creyó que Jesús los estaba enviando y su seguridad no era un buen salario, sino la promesa de que el Espíritu Santo está con ellos. Amén. II. Detén la incredulidad y cree (24-31) Tomás fue el único de los doce que no estaba en la habitación cuando Jesús se apareció por primera vez a ellos. Se negó a creer el testimonio de los otros 10 discípulos: “¡Hemos visto al Señor!” Él les dijo: “Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.” Incluso ahora, debido a esto lo conocemos como “Tomás el incrédulo.” Si somos honestos, todos dudamos como Tomás a veces. Simplemente no lo decimos porque tenemos miedo de parecer débiles o vulnerables. Es en momentos como este que tenemos que hablar a nuestro Padre celestial lo que está en nuestro corazón. Tal vez usted está luchando con la duda acerca de la Palabra de Dios. La dirección de su vida. Tal vez usted está 6 escéptico del amor de Dios. O de su poder para sanarle a usted. Afortunadamente, nuestro Dios es un Dios compasivo, paciente que se encuentra con nosotros en nuestra debilidad. Esto es exactamente lo que hizo por Tomás. Vea los versículos 26-27. Jesús oyó las palabras de Tomás. Y como un padre compasivo, Jesús no le gritó. En cambio, Jesús se humilló a sí mismo y simplemente amó a Tomás. Si esto fuera una película, todo el mundo se desvanecería en el fondo. Sólo veríamos a Jesús resucitado y a Tomás que estaban allí. Sin saber qué hacer, Tomás se quedó congelado. Entonces Jesús tomó la iniciativa. Mostró sus manos a Tomás, y dejó que Tomás pusiera su dedo en las marcas de los clavos. Incluso dejó que Tomás pusiera la mano en el costado de Jesús. Entonces Jesús le dice: “Deja de dudar y cree.” Jesús resucitado de pie echó fuera toda duda de Tomás y Tomás se postró y creyó. Tomás respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" No solo Señor o Dios. Sino mi Señor y mi Dios. Fue una confesión personal que todos debemos hacer. ¿Es Jesús, mi Señor y mi Dios? "Jesús, tú eres mi Señor y mi Dios." ¿Lo diría usted conmigo? Vea los versículos 29-31. Entonces Jesús le dijo: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Jesús realizó muchas otras señales en presencia de sus discípulos las cuales no están registradas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre. Estas cosas fueron escritas para que podamos creer. El mundo quiere que pensemos que creer en Jesús es una fe ciega. Pero en ninguna parte de la Biblia usted verá las palabras "fe ciega." En cambio, vemos un registro cuidadoso de la resurrección. Juan escribe que a pesar de que no pudimos ver a Jesús Resucitado, ¡su resurrección es un hecho histórico! La evidencia se ve en la tumba vacía. El paño de la cabeza doblado. El testimonio de María, los discípulos, y Tomás. Si usted quiere una prueba de que Jesús está vivo y que la resurrección fue real, con tan sólo mirar a los discípulos y especialmente la 7 vida de Tomás. Este temeroso grupo se convirtió en los apóstoles y mártires que dieron su vida por Jesús Resucitado. La historia de la Iglesia nos dice que Tomás fue martirizado en la India. Hoy en día hay más de 2 millones de cristianos hindúes, cuya herencia espiritual tiene como antecedente al apóstol Tomás. Los discípulos no habrían muerto por una mentira. Estaban dispuestos a morir, porque en Jesús Resucitado sabían que la resurrección es real. Como esta conferencia llega a su fin, vamos a preguntarnos: ¿quién es Jesús para mí y para quienes me está enviando? La resurrección no es una teoría. Jesús Resucitado apareció a María, a los discípulos, y a Tomás. Y expulsó sus dolores, temores y dudas. En una palabra, Jesús expulsó el poder de la muerte en cada uno de ellos. La presencia de Jesús Resucitado está aquí con nosotros ahora. Él viene a cada uno de nosotros a través de su palabra y Espíritu, para que cada uno de nosotros pueda hacer una confesión de fe personal en Él. Jesús Resucitado quiere darnos poder y enviarnos a compartir su amor con el mundo. Hemos sido tan amados, así que también vamos a amar. Amén. Leamos el versículo clave 21: "Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío."