ANTE LOS COMPORTAMIENTOS DEL PACIENTE Clara Valverde Equip Aquo 2007 1. INTRODUCCIÓN Uno de los retos para los profesionales de enfermería es el no saber qué hacer con ciertos comportamientos de algunos pacientes. En estas situaciones, si no se tiene una metodología adecuada, el profesional de enfermería puede perder mucho tiempo y crear una dinámica que puede deteriorar o romper la relación terapéutica. En este artículo invitamos a la reflexión e intentaremos dar unas pautas para evitar que el profesional de enfermería se despiste en estas situaciones. 2. ¿POR QUÉ SE COMPORTA ASÍ EL PACIENTE? La Comunicación Terapéutica es una metodología para una relación de ayuda en la cual se piensa, se escucha y se interviene desde una perspectiva terapéutica y profesional. No es una relación social, con lo cual los pensamientos y sentimientos que el profesional tendría ante ciertos comportamientos en su vida social o familiar, no son relevantes en la relación con el paciente. El paciente, ante su problema de salud, su empeoramiento, hospitalización u otro reto, expresa su malestar con comportamientos que no siempre son, desde un punto de vista social, agradables. Estos comportamientos son su manera de expresar su malestar en ese momento. No son para molestar al profesional de enfermería. El paciente está enfermo y necesita expresar su malestar. No tiene sentido pensar que una persona que está enferma, a veces en una situación bastante difícil, hospitalizada o aislada en su casa, pueda vivir sus dificultades con buen humor y tranquilidad. El paciente necesita expresar lo incómodo que está y que el profesional de enfermería le haga caso. Si el paciente no puede expresar su malestar en el sistema sanitario, ¿dónde lo puede hacer? Los comportamientos del paciente no son sus emociones, son una expresión indirecta de éstas. Por ejemplo, si el paciente se siente desanimado puede ser que lo exprese con irritación. Otro paciente, a lo mejor, lo expresa con agresividad. Hay pacientes que ante la misma emoción, su expresión es de incomunicación. Cada paciente expresa lo que siente con comportamientos muy diferentes, dependiendo de su personalidad, sus vivencias, su cultura, su familia de origen y otros factores. Lo importante no es el comportamiento, si no la emoción que hay debajo. Nos preocupa, no que el paciente esté exigente, si no la frustración, miedo o soledad que siente. 3. ¿QUÉ HAGO? Al no haber tenido formación sobre este tema, hay profesionales de enfermería que intentan que el paciente cambie sus comportamientos. El paciente no ha acudido a Atención Primaria ni hospitalaria para que le cambien sus comportamientos si no por un problema de salud. Los profesionales de enfermería somos expertos en salud pero no en cómo se debe comportar el ser humano. Los profesionales de enfermería que utilizan su tiempo para criticar u opinar sobre los comportamientos del paciente, no están actuando de una manera profesional. Además están perdiendo el tiempo y creando un conflicto innecesario que les va a dar más trabajo. 1 Lo más importante a hacer ante un comportamiento del paciente que, socialmente, se consideraría desagradable, es recordarse que estamos trabajando y que estamos en una relación de ayuda. Es útil pensar que debajo del comportamiento hay unas emociones que necesitan ser escuchadas y comprendidas. Cuando el paciente se pone de mal humor, exigente, prepotente, etc, es una gran oportunidad para que el profesional de enfermería invite al paciente a hablar de lo que vive y siente. El comportamiento es sólo una pista que dice al profesional de enfermería que debería atender las emociones del paciente. 4. COMPORTAMIENTOS ESPECÍFICOS 4.1. LAS QUEJAS En enfermería se tiende a ver mal las quejas de los pacientes. Los profesionales se ponen nerviosos ante las quejas del paciente y se las toman como un ataque personal, cuando las quejas son, en realidad, información necesaria para que el profesional pueda ayudar mejor al paciente. Si el paciente se queja por algo que no parece, al profesional de enfermería, como importante, y el profesional responde con reproches y con enfado, el paciente verá que no puede confiar en ese profesional para contarle sus quejas y problemas más importantes relacionados a su sufrimiento. Ante las quejas del paciente, es necesario que el profesional se observe a sí mismo (“¿estoy etiquetando al paciente de “pesado”?”), y verificar si está pensando de una manera social y no terapéutica. Cuando el paciente se queja lo primero a hacer es recordar que estamos trabajando y que la queja nos da información que necesitamos sobre el paciente. Es necesario recordarnos que no es un ataque personal y que el paciente se encuentra mal. Mostrándole empatía, respeto y comprensión, verificamos si se puede hacer algo para mejorar la situación e invitarle a hablar de lo que le molesta. También es importante comunicarle que nos puede contar todo tipo de queja, pequeña o grande y le decimos: “Gracias por decirme eso, ahora a lo mejor le podemos ayudar mejor”. 4.2. DESCONFIANZA Aunque mostremos empatía a los pacientes, a veces hay pacientes que muestran desconfianza en el profesional de enfermería. ¿Por qué el paciente no confía? Es importante reflexionar sobre esto. En la mayoría de los casos, es debido a experiencias previas que ha tenido el paciente en el sistema sanitario o que ha tenido algún pariente o conocido suyo. Si el profesional de enfermería detecta que el paciente no confía, es necesario preguntarle si hay algo que se puede hacer para que esté más cómodo y que nos cuente si hay algo que le molesta. También se le puede preguntar si alguna vez ha tenido alguna experiencia desagradable en un contexto parecido. 4.3. “MALA EDUCACIÓN” Los conceptos de “mala educación” y “buena educación” no son conceptos de la comunicación terapéutica, son culturales. Son unas normas que son relevantes a nivel social pero no en una relación de ayuda. 2 Los comportamientos que, culturalmente, se podrían etiquetar como “mala educación”, son, en realidad, una expresión necesaria del paciente de su malestar. El estar enfermo hace que sea muy difícil el comportarse de una manera tranquila y respetuosa ya que el malestar, el dolor, el miedo y la incertidumbre, hacen que el paciente se exprese de maneras que, a veces, podrían, en un contexto social, ser vistos como “mala educación”. Es importante que el profesional sanitario no se confunda y, cuando ocurre una situación así, en vez de centrarse en cómo se expresa el paciente, se enfoca en el malestar que hay debajo de sus comportamientos e invita al paciente a hablar de lo que está viviendo. 4.4. FALTA DE INTERÉS Hay pacientes que a veces muestran indiferencia, se comportan y hablan como si nada les importara. Ese “pasotismo” no es, en realidad, indiferencia, si no una defensa. Es posible que el paciente haya sufrido mucho, haya sobrevivido mucho y esté harto. La verdad es que le importa su situación pero quiere defenderse de sus sentimientos y por eso muestra esa indiferencia. Ante tal situación, lo más importante es respetar la paciente y tratarlo con empatía y comprensión. También se le puede ofrecer la posibilidad de hablar de lo que está harto, pero se le respeta si no quiere hablar. 5. CONCLUSIONES Los comportamientos del paciente son sólo una expresión de algo más importante: sus emociones y el profesional de enfermería tiene un rol importante en atender las emociones del paciente para su calidad de vida. Es contraproducente y no es el rol de enfermería el: - reprochar al paciente por sus comportamientos enfadarse etiquetar al paciente responder como si fuera una situación social intentar cambiar sus comportamientos. PENSAMIENTOS QUE AYUDAN AL PROFESIONAL DE ENFERMERÍA ANTE LOS COMPORTAMIENTOS DEL PACIENTE “El paciente no ha venido aquí para que le cambiemos sus comportamientos”. “Está expresando su malestar”. “Algo le pasa”. “Estoy trabajando, estoy en un rol terapéutico”. “No se encuentra bien y tiene derecho a expresar su malestar”. “Me importa su malestar”. 3 4