Exp: 01-300030-0341-LA Res: 2004-00573 SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las nueve horas veinticinco minutos del catorce de julio del dos mil cuatro. Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de Turrialba, por …, médico cirujano especialista en anestesia y vecino de Turrialba, contra la CAJA COSTARRICENSE DE SEGURO SOCIAL, representada por su apoderada general judicial licenciada …, soltera. Actúa como apoderado del actor el licenciado …, casado, estos dos últimos abogados. Todos mayores. RESULTANDO: 1.- El actor, en escrito de fecha dos de marzo del dos mil uno, promovió la presente acción para que, en sentencia, se ordene a la demandada reinstalarlo en el último puesto que ocupaba y pagarle los salarios caídos, salarios extraordinarios e intereses. En forma subsidiaria, reclamó el pago del preaviso, el auxilio de cesantía, aguinaldo, vacaciones y salario escolar. 2.- La parte demandada contestó la acción en los términos que indica en el memorial de data dieciocho de abril del dos mil uno, y opuso las excepciones de falta de derecho, prescripción y pago. 3.- El Juez, licenciado Johnny Rojas Bejarano, por sentencia de las trece horas diez minutos del dieciocho de junio del año próximo pasado, dispuso: De conformidad con lo expuesto, artículos 1 al 5, 11, 81, 82, 1 162, 163, 452, 469, 492, 493, 494 y 602 del Código de Trabajo, 155, 222 y 330 del Código Procesal Civil, 126 inciso b), 344.3 de la Ley General de la Administración Pública, 31 y 37 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, así como la jurisprudencia citada, SE ACOGE Y DECLARA CON LUGAR LAS EXCEPCIONES DE FALTA DE DERECHO Y LA DE PAGO. Se declara sin lugar la de prescripción. Consecuentemente SE DECLARA SIN LUGAR LA DEMANDA LABORAL promovida por … en contra de la CAJA COSTARRICENSE DE SEGURO SOCIAL, representada por el apoderado general judicial Lic. ….- Se rechaza el cobro del promedio de salarios extraordinarios por concepto de guardias de permanencia y de disponibilidad, dejados de percibir desde el veintiséis de noviembre de mil novecientos noventa y ocho hasta el doce de agosto del dos mil y consecuentemente sin lugar el cobro de intereses pretendidos de los extremos a), b), c) y d) de la petitoria de la demanda, que incluye sumas por aguinaldo y salario escolar sustentado en aquel cobro. En cuanto a las costas, por lo antes expuesto, se dicta sin especial condenatoria en costas. Se advierte a las partes que esta sentencia admite el recurso de apelación, el cual deberá interponerse en este juzgado dentro del término de tres días. En ese mismo plazo y ante el órgano jurisdiccional también se deberán exponer en forma verbal o escrita, los motivos de hecho o de derecho en que la parte recurrente apoya su inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso. 2 Artículos 500 y 501 inciso c) y d) del Código de Trabajo, votos de la Sala Constitucional números 5798 de las 16:21 horas del 11 de agosto de 1998 y 1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y voto de la Sala Segunda de la Corte número 386 de las 14:20 horas del 10 de diciembre de 1999. 4.- El apoderado del accionante apeló y el Tribunal de Cartago, integrado por los licenciados Marco Ney Duarte Gamboa, Denis Villalta Canales y Jorge Alberto López González, por sentencia de las catorce horas veinticinco minutos del once de febrero del año en curso, resolvió: Se revoca la sentencia apelada. Se acogen parcialmente las excepciones de falta de derecho y pago. Entendiéndose denegada en lo que expresamente no se diga en esta parte dispositiva, se declara con lugar esta demanda ordinaria laboral establecida por … contra Caja Costarricense de Seguro Social. Se condena a la demandada a pagarle al actor los siguientes extremos: a) Por concepto de salarios caídos, seis meses de salario cuyo monto se fijará con base en los salarios ordinarios y extraordinarios devengados por el trabajador en los últimos seis meses de la relación laboral. b) Los salarios extraordinarios por concepto de guardias de permanencia y de disponibilidad, dejados de percibir desde el veintiséis de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, hasta el doce de agosto del año dos mil, cuyo monto se determinará en ejecución de sentencia, con base en los salarios extraordinarios devengados por el trabajador en los 3 últimos seis meses de la relación laboral. c) Sobre los dos extremos anteriores (a y b), pagará la demandada intereses al tipo legal, que es igual al que pague el Banco Nacional de Costa Rica por los certificados de depósito a seis meses plazo en colones, a partir de la firmeza de esta sentencia. d) Aguinaldo y salario escolar correspondiente a los salarios caídos que aquí se conceden y al salario extraordinario por concepto de guardias de permanencia y de disponibilidad dejados de percibir desde el veintiséis de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, hasta el doce de agosto del año dos mil que se conceden en este pronunciamiento. El monto a pagar se establecerá en ejecución de sentencia. e) Preaviso y auxilio de cesantía, cuyo monto se establecerá en ejecución de sentencia, con base en los salarios ordinarios y extraordinarios devengados por el trabajador en los últimos seis meses de la relación laboral. Se condena a la demandada al pago de las costas personales y procesales, estableciendo como parámetro para la determinación de las personales, el veinte por ciento de la condenatoria total. Se declara que no existen defectos en el procedimiento, capaces de producir nulidad. 5.- Ambas partes formularon recurso, para ante esta Sala, en memoriales fechados el dieciséis y dieciocho de marzo, respectivamente, ambos del año en curso, los cuales se fundamentan en las razones que de seguido se dirán en la parte considerativa. 6.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de 4 ley. Redacta el Magistrado van der Laat Echeverría; y, CONSIDERANDO: I.- ANTECEDENTES: En el escrito inicial de demanda, el señor …, por considerar que su despido había sido dispuesto sin justa causa, solicitó que se ordenara su reinstalación como médico asistente especialista en Anestesia en el hospital …, de …, y el pago de los salarios dejados de percibir desde el 12 de agosto del 2.000 hasta su efectiva reinstalación, tomándose en cuenta el promedio de salarios ordinarios y extraordinarios que percibió durante los últimos meses de labor efectiva. Reclamó, también, el pago de los salarios extraordinarios, por guardias y disponibilidad, que no pudo devengar a partir de la fecha de su suspensión con goce salarial y hasta el momento en que su destitución se hizo efectiva; sea, del 26 de noviembre de 1.998 al 12 de agosto del 2.000, así como los intereses respecto de ambos derechos y las sumas que dejó de percibir en los montos de aguinaldo y salario escolar, durante el período indicado, por el no pago de aquella remuneración extraordinaria. Como pretensión subsidiaria solicitó el pago del preaviso y del auxilio de cesantía. Y, finalmente, reclamó el pago del aguinaldo, vacaciones y salario escolar correspondientes del 26 de setiembre de 1.999 al 12 de agosto del 2.000 (folios 49-54). La demanda fue contestada negativamente por la representación de la Caja Costarricense de Seguro Social. Se indicó 5 que el actor había incurrido en justa causa de despido y se opusieron las excepciones de falta de derecho, prescripción y pago; esta última respecto del reclamo de vacaciones, aguinaldo y salario escolar (folios 58-67, 305314). El juzgador de primera instancia declaró sin lugar la demanda y resolvió sin especial condena en costas, al considerar que las faltas atribuidas al actor sí habían acontecido y fueron lo suficientemente graves para justificar su destitución (folios 402-414). Lo resuelto fue apelado por la parte actora y el Tribunal de Cartago revocó el fallo del A-quo. En su lugar, consideró que las faltas graves no quedaron debidamente acreditadas y que las que sí fueron demostradas no revestían la entidad grave suficiente necesaria para tener por justificado el despido. Denegó la reinstalación, al considerar que no existía norma alguna, a lo interno de la entidad demandada, que permitiera acoger tal pretensión. Por otra parte, la condenó a pagar seis meses de salarios, por daños y perjuicios, con base en el promedio de las remuneraciones ordinarias y extraordinarias que percibía el actor. Concedió el pago de los salarios no pagados que al demandante le hubieran correspondido por guardias, del 26 de noviembre de 1.998 al 12 de agosto del 2.000, así como los intereses legales, a partir de la firmeza del fallo, respecto de estos dos derechos. Por otra parte, ordenó el reajuste en los montos de aguinaldo y salario escolar, durante el mismo período, por la omisión de la demandada de pagar la remuneración extraordinaria, mientras el actor estuvo suspendido, como medida 6 precautoria. Por último, condenó a la Caja a pagar el preaviso y la cesantía, al tiempo que le impuso el pago de ambas costas, fijando las personales en el veinte por ciento de la condenatoria (folios 432-455). II.- LOS AGRAVIOS DE LOS RECURRENTES: Ambas partes recurren la sentencia de segunda instancia. A) Los agravios de la representante de la Caja Costarricense de Seguro Social: La apoderada especial judicial de la entidad demandada acusa una indebida valoración de las pruebas, pues considera que el accionante incurrió en una serie de faltas, de suma gravedad, que justificaron su destitución. Señala que con las pruebas testimonial y documental que constan en el expediente administrativo y las que se hicieron llegar a sede judicial quedaron debidamente acreditadas las faltas cometidas por el señor …, las cuales fueron sumamente graves, más aún si se toma en cuenta el puesto que éste ocupaba, como médico anestesista del hospital Dr. …. Señala que su cargo le imponía mantener los signos vitales de los pacientes durante las cirugías; razón por la cual, cualquier descuido pudo ocasionar consecuencias fatales. Según lo indica, de la declaración de la testigo …, quien presenció los hechos, durante su jornada laboral, el actor se conducía de manera anómala y ella lo vio tambaleante, tratando de sostenerse de un estante, con los ojos cerrados, tratando de agarrar objetos en el aire, con los ojos enrojecidos, con picazón en diversas partes del cuerpo, hiperactivo; comportamiento que inclusive fue notado por los 7 pacientes, los que a la vez solicitaron no ser anestesiados por el demandante. Indica que al día siguiente de haber sido visto en ese estado, este último se desmayó durante una cirugía y provocó la desconexión de las mangueras de la máquina de la anestesia, por la cual se cubren, durante la operación, las funciones de ventilación de la persona. Señala que si se analiza de manera superficial el desmayo sufrido por el actor, se llegaría a la misma conclusión que la del fallo que se impugna, mas considera que, en el caso concreto, tal situación se debió al comportamiento del accionante, quien había manifestado que tenía dos días de estar resfriado y que había ingerido un antihistamínico, antes de ingresar a la sala de operaciones, lo cual constituye un proceder irresponsable, pues él reconoció esos hechos, aparte que señaló que ese día no había desayunado. Si tal era el estado de salud del actor, considera que éste no debió ingresar a la sala de operaciones, porque además de estar enfermo, lo que podía implicar una contaminación de dicho aposento, no estaba en condiciones aptas para desarrollar su trabajo adecuadamente. Por otra parte, señala que el accionante admitió haberse presentado a la sala de operaciones sin la vestimenta apropiada, con lo que violentó las reglas de la asepsia hospitalaria. Agrega que también aceptó haberse ausentado de dicha sala durante las cirugías, con las implicaciones que tal proceder podría acarrear. Manifiesta que los hechos que dieron lugar a la destitución del actor generaron conmoción en el 8 personal de la sala de operaciones, al grado que los médicos cirujanos manifestaron su negativa de realizar operaciones en las que el actor estuviera encargado de suministrar la anestesia a sus pacientes y el resto del personal mostró gran preocupación por los hechos ocurridos. En conclusión, considera que las faltas graves que dieron lugar al despido quedaron debidamente acreditadas, por lo que el fallo debe ser revocado y han de denegarse las pretensiones del petente. Agrega que en el supuesto de que los integrantes de esta Sala estimen que las faltas no justificaban la destitución, no resulta procedente la condena de daños y perjuicios, pues el Tribunal admitió la existencia de faltas, aunque no las consideró graves. Además, considera que tampoco ha de condenarse a su representada a pagar lo correspondiente por guardias y disponibilidad, durante el período en que el actor estuvo suspendido con goce de salario; pues tal pago, según lo expone, constituye en realidad la remuneración del tiempo extraordinario, que no puede pagarse si no se ha laborado en forma efectiva. Consecuentemente, señala que tampoco puede concederse el pago de intereses sobre dichos salarios y tampoco cabe ordenar el pago del aguinaldo y del salario escolar en relación con esa pretensión principal del demandante. Finalmente, muestra disconformidad en cuanto se condenó a su representada a pagar ambas costas, pues considera que se ha procedido con evidente buena fe. (Ver folios 464-467). B) El recurso de la parte actora: El representante del actor muestra disconformidad en 9 cuanto se tuvo por acreditado que la relación de su cliente con la demandada había comenzado el 1° de febrero de 1.990; pues, según lo indica, la relación tuvo inicio el 9 de julio de 1.984. Por otra parte, recurre la decisión del Ad-quem de negar la reinstalación del actor al considerar que la norma del artículo 192 de la Constitución Política sólo resulta aplicable a los funcionarios del gobierno central y porque no consta norma interna de la Caja, que permita disponer su restitución al cargo. Sobre este aspecto, señala que no debe distinguirse donde la norma no hace distinción, cual es el caso del numeral citado; aparte de que, a su juicio, el derecho a la estabilidad es un derecho de todos los servidores públicos. Luego, indica que, en cualquier caso, la Normativa de Relaciones Laborales vigente en la entidad demandada, en el artículo 26, establece el derecho a la estabilidad de sus servidores; de forma tal que existe la obligación de la entidad de reinstalar a los trabajadores cuyos despidos resulten injustificados, en el mismo puesto o en otro de igual categoría y salario, en la misma zona geográfica; aparte de que deberá cancelar los salarios que dejó de percibir desde la fecha del despido y hasta el momento de la efectiva reinstalación. Con base en esos hechos, estima que el fallo debe revocarse; y, en su lugar, ordenar la reinstalación del actor, como médico anestesiólogo, en el hospital donde laboraba al momento de la destitución; el pago de los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido y hasta la efectiva reinstalación, tomándose en cuenta los salarios 10 promedios, tanto ordinarios como extraordinarios, percibidos durante los últimos seis meses de su relación de servicio y acoger las demás pretensiones contenidas en la demanda (folios 471-474). III.- SOBRE LA FECHA DE INICIO DE LA RELACIÓN ENTRE EL ACTOR Y LA DEMANDADA: Muestra disconformidad el apoderado del accionante en cuanto se tuvo por acreditado que la relación entre su representado y la entidad demandada tuvo inicio el 1° de febrero de 1.990; pues, según lo indica, la relación comenzó el 9 de julio de 1.984. Tal cuestión no puede ser conocida ya por la Sala; por cuanto se trata de un aspecto procesalmente precluido. En efecto, el A-quo también tuvo por demostrado que la relación entre las partes tuvo inicio en la indicada fecha, con base en la certificación visible al folio 331, respecto de la cual, en el momento oportuno, le fue conferida audiencia a la parte actora, sin que haya mostrado disconformidad alguna con ésta. Luego, por lo establecido en los artículos 598 y 608 del Código Procesal Civil, de aplicación supletoria por lo dispuesto en el numeral 452 del Código de Trabajo, para que un asunto pueda ser sometido a conocimiento de esta Sala, se requiere que previamente se hayan agotado los mecanismos procesales pertinentes y haber planteado el reclamo ante el órgano de alzada, cuando la sentencia que este último pronuncie sea meramente confirmatoria de la dictada en la primera instancia. En el caso concreto, como se indicó, en cuanto a la fecha de inicio de la relación entre las 11 partes, el fallo del Ad-quem reitera lo indicado por el juzgador de primera instancia; razón por la cual, si sobre este aspecto no se mostró disconformidad, no puede pretenderse un pronunciamiento al respecto por parte de esta Sala, pues tal cuestión excede los límites de su competencia. (Al respecto, pueden consultarse, entre las más recientes, las sentencias números 110, de las 10:10 horas del 20 de febrero; 120, de las 10:10 horas del 27 de febrero; 182, de las 9:40 horas del 19 de marzo; y, 204, de las 10:40 horas del 24 de marzo, todas del 2.004). IV.- RESPECTO DE LOS HECHOS QUE SE LE IMPUTARON Y EL PROCEDIMIENTO QUE CONCLUYÓ CON EL DESPIDO DEL ACTOR: De conformidad con las pruebas traídas a los autos, se tiene que por nota fechada el 3 de noviembre de 1.998, varios médicos, cirujanos en el hospital Dr. …, le manifestaron al Jefe del Servicio de Anestesiología que el actor no se veía en buenas condiciones de salud durante su jornada laboral y le informaron sobre la lipotimia (pérdida súbita y pasajera del conocimiento por pérdida de la irrigación cerebral) que éste sufrió durante una cirugía. Con base en esas manifestaciones, le solicitaron que se valorara el estado de salud del demandante y que hasta tanto no se acreditara su buena condición, no aceptarían que sus pacientes fueran anestesiados por él. Luego, dejaron claro que su intención era la de velar por la salud del doctor … (folio 276, repetida al 292). Varios días después, mediante nota fechada el 6 de noviembre siguiente, la licenciada …, Supervisora de la Sala de 12 Operaciones y varios funcionarios del área quirúrgica, se dirigieron también al Jefe del Servicio de Anestesiología, comunicándole algunas situaciones relacionadas directamente con el desempeño laboral del actor, para los efectos que estimara pertinentes (folios 294-299 y 357). Con base en ambas notas, por carta fechada el 10 de noviembre de 1.998, el Jefe de Anestesiología dio respuesta al Director del Hospital, en cuanto le solicitó informe respecto de las irregularidades en el comportamiento del actor, al tiempo que le solicitó realizar una investigación administrativa para determinar si mediaba alguna responsabilidad, por lo consignado en las notas recibidas (folios 300-301). El 24 de noviembre siguiente, el Director Médico le solicitó a la Directora Regional, que realizara la investigación correspondiente (folio 286). El 26 de noviembre, se ordenó integrar el órgano director del proceso (folios 278-280). Este órgano dictó la resolución inicial, por la cual se intimaron al actor los siguientes hechos: “ A.-: DIA 02 de NOVIEMBRE de 1998.- Aproximadamente a las 12:05 horas: “... pasos tambaleantes... esfuerzos por abrir sus ojos, con aparente picazón de nariz, orejas y otras áreas del cuerpo”; 2.- Aproximadamente a 1:30 pm: Ingreso (sic) a sala de operaciones con ropa particular a pesar de haber manifestado una hora antes de encontrarse en mal estado (no sentirse bien, esta (sic) muy resfriado y que necesitaba incapacidad), lo que implicó un riesgo grave de contaminación a la sala de operaciones y un riesgo para el paciente por las condiciones en que se encontraba. 3.13 Conducta inapropiada: Hablar incoherencias, marcha vacilante, verborreico y ojos enrojecidos. / B.- DIA 03 de Noviembre de 1.998: Aproximadamente a las 10:15 am: Pérdida del conocimiento por supuesta inhalación intencional de ETHRANE, lo que ocasionó graves riesgos para la salud de la paciente …, en transoperatorio por gastrectomía, al ocasionar, en su caída, la desconexión de las mangueras que conectaban a la paciente con la máquina de anestesia y colocarse en situación tal de no poder continuar con su labor. / C.- Ausencias frecuentes, de dos a tres minutos de duración, de la sala de operaciones durante el transoperatorio, con el fin de dirigirse al servicio sanitario del vestidor médico o al cuarto SÉPTICO del servicio de recuperación, con el consiguiente riesgo de infección para el paciente, saliendo de este lugar con paso tambaleante, ojos enrojecidos, picazón y verborrea. / D.- Negativa de los doctores …, en el sentido de que no aceptan que sus pacientes sean anestesiados por dicho anestesiólogo, dado que no se le ha visto en buenas condiciones de salud.” (folios 288-291). El órgano director del proceso, por resolución de las 11:00 horas del 24 de marzo de 1.999, tuvo por probado los siguientes hechos: “1.Que el aquí investigado el día 02 de noviembre de 1.998 se presentó a Sala de Operaciones bajo el efecto de sustancias farmacológicas, ingeridas por un padecimiento gripal, que lo llevaron a una conducta anormal consistente en pasos tambaleantes, esfuerzo por abrir los ojos, así como picazón de nariz, y otras áreas del cuerpo, y ojos enrojecidos. 2.- Día 03 de noviembre de 1.998, ingreso del investigado a sala de operaciones con ropa particular. 3.- Que el 14 día 03 de noviembre de 1998 sufrió un desmayo durante un transoperatorio ocasionando con ello la desconexión parcial de las mangueras del equipo de anestesia. 4.- Ausencias de Sala por espacio de dos a tres minutos para dirigirse al cuarto séptico. 5.- Tener en la mesa de trabajo de anestesia más de un frasco rotulado como Ethrane; 6.- Que el investigado ingresó, al menos en una oportunidad, con ropa particular a la sala de operaciones; 7.Documentalmente se da por probado la negativa de algunos médicos del Hospital … a realizar cirugías con el aquí investigado.” Con base en esos hechos, concluyó que el comportamiento del actor había sido imprudente y comprometió la moralidad institucional y la salud de la paciente que estaba siendo operada. Asimismo, se concluyó que el accionante contravino la normativa interna de la demandada (folios 199-205). Dicha resolución fue puesta en conocimiento del Director del hospital y de la Directora Regional ese mismo día (folios 206-207). El 12 de abril siguiente, el Jefe inmediato del actor le comunicó la propuesta de despido, basada en los hechos que el órgano director tuvo por acreditados y que fueron expuestos así: “... se comprobó que el día 2 de noviembre de 1.998 se presentó a Sala de Operaciones bajo el efecto de sustancias farmacológicas ingeridas por padecimiento gripal que lo llevaron a una conducta anormal consistente en pasos tambaleantes, esfuerzo para abrir los ojos, así como picazón de nariz y otras áreas del cuerpo, y ojos enrojecidos. El día 03 de noviembre de 1998 ingreso a Sala de Operaciones con ropa particular al menos en una 15 oportunidad con el consiguiente riesgo de infección al paciente. El día 03 de noviembre de 1.998 sufrió desmayo, producto de su estado de salud y la ingesta de sustancias farmacológicas, durante un transoperatorio ocasionando con ello la desconexión parcial de las mangueras del equipo de anestesia, poniendo en grave riesgo la paciente … . Ausencias en la Sala de Operaciones por espacio de 2 ó 3 minutos para dirigirse al Cuarto Séptico sin justificación alguna.” (folios 195-197). El 14 de abril de 1.999, el actor solicitó que su asunto fuera sometido a la Comisión de Asuntos Laborales (folio 183). Por escrito fechado al día siguiente mostró oposición a la propuesta de despido y señaló que su situación no podía enmarcarse dentro de una falta grave, pues en la declaración indagatoria había manifestado que tenía un problema de salud, que requería de tratamientos especiales, incluida la ingesta de fármacos, sin que tal situación constituyera un capricho suyo. Por consiguiente, señaló que no resultaba procedente sanción alguna pues se trataba de una enfermedad (folios 184-189). El 16 de abril siguiente, y por la petición del demandante, su jefe inmediato sometió el asunto a conocimiento de la Comisión Local de Asuntos Laborales (folio 182). Dicha Comisión, el 3 de junio de 1.999, emitió criterio negativo a la propuesta de despido. Para ello, consideró que el comportamiento inadecuado que se le atribuyó al doctor …, se debió a un padecimiento que se remonta a abril de 1.997, que persistía hasta ese momento y diagnosticado como Trastorno Afectivo Bipolar (maniaco–depresivo), que lo condujo a la fármaco16 dependencia o toxicomanía, situación que debía ser tratada como una situación de discapacidad y que era bien conocida en el ámbito de trabajo del actor. La Comisión, entonces, recomendó la separación del actor del servicio de anestesia y clínica del dolor, así como la suspensión de las guardias médicas hospitalarias, durante doce meses y la reubicación en un EBAIS cercano al perímetro hospitalario durante dicho período. Se indicó que procedía una amonestación por escrito y hasta tres apercibimientos, señalándose las consecuencias de dicha sanción. Luego, se consideró oportuno que se le comunicara la obligación de abstenerse de consumir sustancias psicoactivas, estableciéndose un control mensual y tratamientos médicos psiquiátrico y psicológico, así como en el Instituto de Alcoholismo y Farmacodependencia. Además, se estimó que procedía referirlo al Departamento de Trabajo Social, para lograr la reinserción social del actor y ofrecerle un programa de apoyo. Asimismo, se agregó que resultaba procedente hacer de conocimiento a los funcionarios del hospital de la prohibición de recetarle fármacos y la inhabilitación para que él pudiera hacerlo. Finalmente, se recomendó la necesaria supervisión por parte de la jefatura inmediata, respecto de su ejercicio profesional y su conducta personal (folios 148-153). El apoderado especial judicial del demandante mostró disconformidad en cuanto se trató el asunto de su representado como uno de consumo de drogas (folios 144-145); sin embargo, este último aceptó las recomendaciones de la Comisión Local y dejó sin efecto la 17 apelación de su representante (folio 143). Por Nota # 529-99, D.M.H.W.A.T., del 10 de junio siguiente, el Director Médico le comunicó a la Comisión Local que no aceptaba la recomendación hecha y que, al contrario, mantenía la propuesta de despido, por lo que le solicitó que elevara el asunto a conocimiento de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (folios 140-141). El 14 de junio, la Comisión Local acordó remitir el caso a la Junta Nacional (folio 139). Por oficio J.N.R.L.-123-99, del 23 de agosto de 1.999, la citada Junta comunicó al Gerente de la División Médica, que las faltas atribuidas al trabajador no eran graves y que, por unanimidad, consideraban que la sanción propuesta no resultaba procedente, sino sólo una amonestación por escrito, al haber ingresado a sala de operaciones sin la vestimenta adecuada (folio 31). Por oficio 18.084, del 24 de setiembre de 1.999, el Gerente Médico le comunicó a la Directora Regional la decisión de despedir al actor (folios 123-124). El 24 de setiembre de 1.999, le fue comunicada la sanción al trabajador (folios 121-122). El accionante planteó recursos de revocatoria y apelación (folios 108-120); pero, según consta en nota fechada el 30 de setiembre de 1.999, no fueron admitidos, por considerarse improcedentes e impertinentes (folio 107). El actor solicitó revocatoria de lo resuelto, al tiempo que reclamó la nulidad y dejó planteado el recurso de apelación (folios 103-105), pero por nota del 5 de octubre de 1.999, se le indicó que se declaraba inadmisible su gestión; advirtiéndosele que ya se había dado por agotada la vía administrativa (folio 102). El demandante planteó un recurso 18 de amparo, al cual se le dio curso mediante resolución de la Sala Constitucional de las 8:31 horas del 31 de enero del 2.000, en la que se ordenó “... no suspender el pago del salario del recurrente, hasta tanto la Sala no resuelva en sentencia el recurso, o no disponga otra cosa.” (folios 88-89). La resolución del citado recurso, tuvo lugar a las 17:39 horas del 17 de mayo del 2.000, mediante el voto número 4.281-00, que lo declaró sin lugar y fue comunicado hasta el 1° de agosto siguiente. Una vez resuelto el recurso, según lo que consta en la Acción de Personal número 1340510B, se ordenó excluirlo de planillas, a partir del 12 de agosto del 2.000 (folio 7). IV.- EN RELACIÓN CON EL USO DE DROGAS Y LAS CONSECUENCIAS QUE DE ELLO DERIVA EN EL ÁMBITO DE LA RELACIÓN DE TRABAJO: Luego de realizar un análisis de las pruebas, en atención a los criterios de valoración establecidos en el numeral 493 del Código de Trabajo, la Sala concluye que en el caso concreto, el señor … enfrentó un padecimiento de adicción a ciertos medicamentes que debió consumir debido a una afección psiquiátrica, lo que provocó el “comportamiento indebido” que después se le atribuyó. Según se desprende de las pruebas que se citarán, la cuestión ya era conocida en el hospital donde laboraba; no obstante, no se adoptaron las medidas que la situación imponía, sino hasta después del día 3 de noviembre, cuando el actor sufrió un desmayo en la sala de operaciones, con las graves consecuencias que tal suceso pudo acarrear y que está claro no se trató de una situación 19 aislada, sino la manifestación más grave de un proceso que venía extendiéndose con el transcurso del tiempo. En efecto, de la nota que redactara la licenciada …, suscrita también por una importante cantidad de servidores del área de cirugías y dirigida al jefe inmediato del actor, se desprende que el problema de este último venía dándose desde hacía varios meses. Al respecto, en ese documento se hizo constar lo siguiente: “ El presente es para solicitar nuevamente su pronta intervención para buscar la mejor solución a situaciones bien conocidas por usted y todos los funcionarios médicos permanentemente en el y de área enfermería quirúrgica y que laboramos recuperación Post- Anestesia de este nosocomio, es relacionado específicamente con el Dr. …, Médico Anestesiólogo que desde hace varios meses viene presentando “comportamiento inadecuado” durante sus horas de trabajo. / El 17 de junio de 1998, yo llamé a usted personalmente a la residencia médica durante las primeras horas del turno, solicitándole venir a tomar el control de lo relacionado con las anestesias, por la seguridad de los pacientes “niños” que estaba operando el Cirujano Pediatra … y Dra. … debido a la preocupación manifestada por el personal que estaba laborando en esa oportunidad durante el primer turno, por comportamiento extraño del Dr. …. / La situación persiste, algunos miembros del personal refieren que el comportamiento inadecuado del Dr. … ya es sumamente preocupante lo que les produce un alto grado de estrés..../” (La negrita y el subrayado iniciales 20 no son del original). Luego, en esa misma nota se deja entrever que se trataba de un asunto de consumo indebido de fármacos. Véase lo indicado al respecto: “Por otro lado quisiera saber si usted está enterado de la cantidad de Fentanyl que es retirado de la Farmacia a nombre de pacientes programadas para operación aún si las cirugías han sido suspendidas. Inclusive se utiliza en algunas oportunidades el nombre de pacientes operados con anterioridad a la fecha de retiro de las recetas, según me refieren algunos auxiliares especializados de quirófano, lo cual debería ser investigado.” (folio 295). Luego, de la carta enviada por varios médicos al jefe inmediato del actor, indicándole que no aceptaban que, en lo subsiguiente, este último fuera quien anestesie a sus pacientes, está claro que apuntan un estado de salud inadecuado o deficiente de aquél y lejos de acusar uno o varios hechos aislados, señalan que su principal interés es la salud de su compañero. Así, señalaron: “Todo lo anterior tiene como fin primordial preservar la salud del doctor ….” Por otra parte, la recomendación que hiciera la Comisión Local de Relaciones Laborales, deja claramente establecido cuál era la situación del demandante, y que no quería ventilarse abiertamente; indicándose que su padecimiento era bien conocido en el ámbito laboral. Al respecto, se indicó: “Más bien se demuestra en toda la Investigación desde los primeros Folios de ella, clara y reiteradamente, “COMO UN GRITO AL CIELO”, “COMO VOZ POPULI” el Padecimiento o Enfermedad Mental Maníaco – Depresiva que lo llevó durante 21 sus crisis o descompensaciones a su Farmacodependencia.” (El destacado no está en el original. Folio 151). Luego está claro que nadie quería denunciar la situación del actor, y no fue sino cuando tuvo mayor trascendencia, que se decidió adoptar alguna medida; pues, la mayoría de compañeros manifestaban que se trataba de un médico muy dedicado a su trabajo, muy comprensivo y bueno con los pacientes; por lo que inclusive, aún en las declaraciones recibidas en esta otra sede, los deponentes han pretendido favorecer al actor y nadie quería afectar su situación laboral, a pesar de que se tenía conocimiento de lo que realmente estaba sucediendo (ver declaraciones administrativas a folios 222-223, 224-226, 234-235, 236-240, 247-251, 252-253 y judiciales a folios 346-347, 348-349, 350351, 352-353, 354-355). Así, en la declaración administrativa de …, ésta señaló: “El dr. … tiene una jefatura que es Dr. …, los dos son médicos yo siempre estaba pensando en todos esos meses que porque yo una enfermera tenía que hacer una nota para denunciar una situación que era evidentemente irregular, que se comentaba a nivel de los médicos cirujanos, sus asistentes y todo el personal de la Sala de Operaciones, Recuperación y nadie procedía a ese nivel, simplemente eran comentarios iban y comentarios venían y nadie hacía nada. Si mal no recuerdo yo en agosto consulté el caso con el abogado del Colegio de Enfermeras de manera privada una cuestión verbal, finalmente me indicó que mi deber era hacer una nota con relación a este caso, porque el día de mañana si ocurriera algo se me iba a acusar de 22 complicidad, posteriormente a eso a parte volví a conversar con el Dr. … solicitándole que como médico, como colega del Dr. … que por favor hiciera algo por él, antes de que fuera demasiado tarde, me dijo que iba a hablar con una Psiquiátra que estaba con el caso del Dr. …, con una hora después de esa fecha que no puede precisar llegó al Centro de Equipos y me llamó por la ventanilla para decirme que ya había hablado con la Dra. …, la cual iba a coordinar con los Psiquiátras que tenían en San José el caso del Dr. … para ver qué iban hacer por él...” (sic. Folio 250). Por otra parte, el padecimiento psiquiátrico del actor y su dependencia a los fármacos, quedó acreditado con mayor claridad con otras pruebas que constan en los autos. En efecto, el 1° de junio de 1.999, el Dr. … señaló que el actor fue diagnosticado con “Trastorno Afectivo Mayor, de tipo Bipolar, con predominio de crisis depresivas y farmacodependencia múltiple secundaria.” (Los destacados no son del original. Folio 154). En la epicrisis que consta en la entidad demandada, también se indica que desde abril de 1.997 se había diagnosticado una “depresión mayor bipolar”, y que para el 21 de diciembre de 1.998 se le había diagnosticado un “trastorno afectivo bipolar”. (Folio 162). De la documental que consta al folio 164, también se desprende que el actor ha sido sometido a tratamiento psicológico para tratar de superar su problema. Luego, mediante oficio número AT/AP-156-06-99, del 2 de junio de 1.999, la encargada de atención de pacientes del Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia hizo constar que el actor había sido 23 paciente de esta institución y que había iniciado tratamiento desde el 29 de julio de 1.997. Asimismo, se indicó que en 1.997 fue atendido los días 12, 19 y 26 de agosto; 9 y 23 de setiembre; 9 y 30 de octubre y 20 de noviembre. Luego, durante 1.998 fue atendido el 27 de enero y el 18 de mayo; dándosele de alta en esta última fecha (folio 161). No obstante, está claro que la situación que dio lugar a su destitución, se debió a los comportamientos que derivaron del consumo excesivo de fármacos, de lo cual tenían conocimiento los compañeros de trabajo del actor, tal y como se ha apuntado, cuya prescripción se debió a un padecimiento psiquiátrico del demandante. Por lo considerado, se estima oportuno transcribir aquí lo indicado por esta Sala, en la sentencia número 182, de las 10:20 horas del 23 de marzo del 2.001, cuya redacción también estuvo a cargo de este ponente, en relación con el tratamiento que el empleador debe dar a los trabajadores que estén siendo afectados por una adicción a alguna droga y cuyo uso trascienda al ámbito laboral. Si bien en ese caso se hizo referencia al consumo adictivo del alcohol, las consideraciones hechas alcanzan a la generalidad de las sustancias adictivas, especialmente en cuanto al tratamiento que en el ámbito de la relación de trabajo debe darse a los trabajadores afectados por este problema. En lo que resulta de interés, en dicho fallo se indicó: “ V.- TRATAMIENTO DEL TEMA DE LA DEPENDENCIA DEL ALCOHOL EN EL DERECHO LABORAL: La Organización Internacional 24 del Trabajo se ha pronunciado sobre el tema en estudio, recalcando que la estabilidad que ofrece un empleo es, a menudo, un factor importante para facilitar la superación de las dificultades que le ocasiona el consumo de alcohol, o de drogas, al trabajador, por lo que los copartícipes sociales deberían reconocer el papel especial que el lugar de trabajo puede desempeñar para ayudar a las personas que enfrentan esa situación. En virtud de lo anterior, en su 259ª reunión, celebrada en marzo de 1994, el Consejo de Administración de dicho organismo internacional convocó una Reunión de Expertos en Ginebra, Suiza, del 23 al 31 de enero de 1995, para examinar un repertorio de recomendaciones prácticas sobre el tratamiento de los problemas relacionados con el consumo de alcohol y drogas en los lugares de trabajo. Entre otras, se incluyeron las siguientes: “8.1.1: Los trabajadores que experimenten problemas relacionados con el alcohol o las drogas deberían recibir el mismo trato que los trabajadores que tienen otros problemas de salud; por ejemplo, en términos de beneficios, licencia remunerada por enfermedad, vacaciones anuales pagadas, licencia sin goce de sueldo y prestaciones del seguro por enfermedad. 9.1: El empleador debería considerar los problemas de alcohol o de drogas como un problema de salud. En tales casos, el empleador debería normalmente ofrecer servicios de asesoramiento, tratamiento y rehabilitación a los trabajadores, antes de considerar la aplicación de 25 medidas disciplinarias. 9.2.1: Debería reconocerse que el empleador tiene autoridad para sancionar a los trabajadores cuya conducta profesional sea impropia como consecuencia de problemas relacionados con el consumo de alcohol o de drogas. Sin embargo, es preferible que los remitan a los servicios de asesoramiento, tratamiento y rehabilitación en vez de aplicarles sanciones disciplinarias. Si un trabajador no colabora plenamente con el tratamiento, el empleador podrá tomar las medidas disciplinarias que considere oportunas” (O.I.T., TRATAMIENTO DE CUESTIONES RELACIONADAS CON EL ALCOHOL Y LAS DROGAS EN EL LUGAR DE TRABAJO, REPERTORIO DE RECOMENDACIONES PRÁCTICAS DE LA O.I.T., Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1996). En el ámbito de la legislación nacional, consideramos que se encuentran previstas dos situaciones distintas, cada una con un tratamiento disciplinario también diferente: el consumo alcohólico ocasional, por un lado, y la dependencia del alcohol, por el otro. El numeral 72 inciso c) del Código de Trabajo contempla el primer supuesto, cuando dispone: “Queda absolutamente prohibido a los trabajadores (…) c)Trabajar en estado de embriaguez o bajo cualquier otra condición análoga”. Por su parte, el inciso i) del artículo 81 ídem contempla como justa causa de despido: “Cuando el trabajador después de que el patrono lo aperciba una vez, incurra en las causales previstas por los incisos a, b, c, d y e del artículo 72”. 26 Tales normas se refieren, claramente, a la embriaguez ocasional, la cual, al afectar negativamente la capacidad laboral, es considerada por nuestro ordenamiento como una falta a las obligaciones impuestas por el contrato de trabajo, pero sin que se le estime de una gravedad tal como para justificar, por sí sola, el despido, sino que se exige, para su procedencia, el apercibimiento previo y la reiteración de la falta. Ello se distingue de la embriaguez-enfermedad –segundo supuesto a considerar-, que sí configura una falta grave, en los términos del inciso l) del artículo 81 del Código de Trabajo, debido a las consecuencias negativas que el consumo de alcohol genera en el lugar de trabajo, tales como el deterioro de la salud y de las relaciones interpersonales, incremento del ausentismo, disminución del rendimiento del trabajo, merma de la productividad, aumento de accidentes y problemas disciplinarios, así como de la frecuencia de cambio de personal y de los costos de formación y de contratación, y, por último, daños a la reputación de la empresa (según se citan en la obra TRATAMIENTO DE CUESTIONES RELACIONADAS CON EL ALCOHOL Y LAS DROGAS EN EL LUGAR DE TRABAJO, REPERTORIO DE RECOMENDACIONES PRÁCTICAS DE LA O.I.T., op.cit., p. 42) (ver, en igual sentido, CARRO ZÚÑIGA, Las justas causas de despido en el Código de Trabajo y jurisprudencia de Costa Rica, Editorial Juritexto, San José, 1992, p.57). De los lineamientos que, sobre esta materia, ha dictado la O.I.T., se extrae que debe dársele 27 un trato distinto a la enfermedad del alcoholismo respecto de los demás padecimientos que puedan afectar al trabajador. consiste en que, tratándose de un enfermo Su especialidad alcohólico, sería recomendable que el empleador le brindase una oportunidad para que intente rehabilitarse, antes de proceder a despedirlo por ese motivo. Así lo ha considerado UBALDO SERE al indicar que: “(...)cabe afirmar que debe revertirse el enfoque puramente economicista que ve en el trabajador adicto un factor de distorsión en el proceso productivo y compatibilizar el mismo con un enfoque más humano que procure la rehabilitación del trabajador. El trabajo o mejor dicho el mantenimiento de la fuente de trabajo en el caso del trabajador adicto debe ser visto como una de las más firmes posibilidades de rehabilitación. La pérdida del mismo –a través de una política puramente sancionatoria- lo único que consigue es aumentar el grado de marginalización. Deberá reconocerse asimismo que el empleador tiene la potestad de sancionar a los trabajadores que incurran en faltas derivadas del consumo de alcohol y drogas, luego que se le haya dado al trabajador la posibilidad de asesoramiento, tratamiento y rehabilitación y no haya colaborado plenamente en los mismos.” (UBALDO SERE (Jorge), “Aspectos laborales referidos al consumo de alcohol y drogas en los lugares de trabajo”, en Revista Derecho Laboral, N° 190, abril-junio 1998, Montevideo, p. 687). La política patronal, entonces, no debería ser 28 sancionatoria, sino más bien dirigida a presionar al trabajador para que busque y obtenga ayuda. El artículo 29 de la Ley General de Salud, Nº 5395 de 30 de octubre de 1973 dispone: “Las personas con trastornos emocionales severos así como las personas con dependencia del uso de drogas u otras sustancias, incluidos los alcohólicos, podrán someterse voluntariamente a tratamiento especializado ambulatorio o de internamiento en los servicios de salud y deberán hacerlo cuando lo ordene la autoridad competente, por estimarlo necesario, según los requisitos que los reglamentos pertinentes determinen” (no subrayado en el original). De ello se desprende que, en nuestro país, el empleador no puede obligar al trabajador a someterse a tratamiento alguno, pero sí puede informarlo, asesorarlo o remitirlo para que lo reciba. Si el empleado se niega a colaborar, procede su despido sin mayores miramientos. Las consideraciones expuestas, por su enorme trascendencia social y económica, sólo deben tenerse para aquellos trabajadores que acrediten, por medios idóneos, ser dependientes del alcohol, y así se concluya luego de analizar su comportamiento general en el desarrollo de la relación laboral. Como última observación, cabe destacar que el alcoholismo es una enfermedad incurable, pero tratable. Por ello, el que sea incurable no da licencia para consumir ni para justificar las faltas en que, por ese motivo, incurran los trabajadores. Al empleador no se le puede imponer una carga de tal magnitud, sino tan 29 sólo la de brindarle una oportunidad al afectado, quien, si no la aprovecha y continúa dando problemas, puede perfectamente ser despedido (aunque, por ejemplo, presente un dictamen médico que haga constar sus problemas de salud provocados por el alcoholismo, con el fin de tratar de justificar sus ausencias). Es, entonces, dentro de estos lineamientos, que cabe considerar al alcoholismo-enfermedad como una falta grave, en los términos del artículo 81 inciso l) del Código de Trabajo.” En el caso bajo análisis, el comportamiento del actor evidenciaba una clara influencia del uso indebido de fármacos, de lo cual los compañeros de trabajo, incluyendo otros médicos, tenían conocimiento. No obstante, la aplicación de los criterios apuntados en la cita transcrita, no resulta posible en el caso del actor; por cuanto, por los conocimientos especiales propios de su profesión, es evidente que él tenía claridad respecto de las graves consecuencias que su proceder podían acarrear en la salud de los usuarios del servicio que la demandada está obligada a prestar a todos los y las costarricenses, por disposición constitucional; pudiéndose, inclusive, haber provocado la muerte de algún paciente. El estado de enajenación generado por el consumo de fármacos no era permanente y una vez concluidos los efectos, el accionante tenía plena capacidad para comprender las graves consecuencias de su proceder, por lo que debió abstenerse de realizar sus delicadas funciones y buscar su 30 recuperación. Luego, él era consciente de su padecimiento y, cuando se dispuso su destitución, ya había sido atendido en el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia, donde inclusive se le había dado de alta. No obstante ello, de nuevo reincidió en el consumo de fármacos y siguió desempeñando sus normales labores, a pesar de que sus conocimientos le permitían tener claridad respecto de la gravedad de su proceder. V.- DE LA GRAVEDAD DE LAS FALTAS COMETIDAS POR EL ACCIONANTE: Expuesto lo anterior, cabe concluir sobre la existencia y gravedad de los hechos que le fueron atribuidos al demandante y que justificaron su destitución. Así, en la propuesta de despido, basada en los hechos tenidos por acreditados por el órgano director del proceso, la primera falta atribuida refería que el día 2 de noviembre de 1.998, había ingresado a la sala de operaciones bajo el efecto de sustancias farmacológicas ingeridas por padecimiento gripal, de forma tal que asumió una conducta anormal, consistente en pasos tambaleantes, esfuerzo para abrir los ojos, así como picazón de nariz y otras áreas del cuerpo y ojos enrojecidos. Tal hecho fue debidamente acreditado y, al respecto, la testigo …, en relación con el proceder del actor, señaló: “Fui compañera del Doctor …. No tengo ningún interés en el asunto. El personal comentaba que el Doctor … se comportaba inadecuadamente. Yo un día lo vi sosteniéndose de un estante donde guardamos los equipos tratando de agarrar objetos en 31 el aire con los ojos cerrados. Lo vi con una marcha tambaleante. Eso sucedió un día antes de que se desmayara en la Sala de Operaciones. Ese día tenía los ojos enrojecidos, imperactivo (sic), se frotaba mucho los ojos, y como con picazón... Ese día también estaba tambaleante, sus ojos los vi raros como divagando y hablaba como arrastrando las palabras.” (folios 354-355). Por su parte, la testigo …, manifestó: “Ese día la paciente estaba esperando que la pasaran a Sala de operaciones y ella me preguntó quién le iba a dar la anestesia, entonces yo le señalé que el Dr. … y ella me dijo que no quería que el Dr. … le diera la anestesia, porque ella no lo veía bien, luego le comuniqué al Dr. … que iba saliendo de la sala en ese preciso momento iba entrando el Dr. … que es el Jefe de Anestesia, entonces el Dr. … le comunicó al Dr. … que la paciente no quería que el Dr. … la anestesiara. El no se veía bien, con ojos enrojecidos, tambaleándose, entonces en ese momento llamó a la Técnica de Anestesia ... para que diera la anestesia ella, ese día el Dr. … dijo que no se sentía bien.” (Folios 252-253). La segunda falta atribuida fue la de haber ingresado a la sala de operaciones sin la vestimenta adecuada, lo cual inclusive fue aceptado por el accionante, pero respecto de la sala de recuperación. Así en su declaración administrativa señaló: “Entré con ropa particular a la sala de recuperación y no al quirófano, esto es irregular pero muchas personas lo hacen porque no hay un vestidor antes de entrar a recuperación.” (folio 265). Sin embargo, en la confesional rendida en esta sede, reconoció que la sala de recuperación forma parte de la sala de 32 operaciones; y, en ese sentido, señaló: “Es cierto. La sala de operaciones incluye el quirófano, el pasillo que antecede y la sala de recuperaciones y la zona donde está el personal de la de operaciones cuando hay cirugías. Al quirófano nunca me presenté en ropa particular. Al pasillo que antecede sí una vez estuve vestido de particular, y en la sala de recuperación sí estuve vestido de particular en varias ocasiones.” (folio 344). La tercera falta atribuida consistió en el desmayo sufrido durante una operación. hecho también quedó debidamente acreditado. Este La testigo …, en su declaración administrativa, indicó que ella vio cuando el actor se cayó y tuvieron que sacarlo del quirófano (folios 222-223). Por su parte, …, expuso los hechos acontecidos ese día, de la siguiente manera: “... estamos en la operación en un momento el camillero estaba arescotado (sic) en la pared y él me hizo un movimiento de cabeza para que yo volviera a ver hacia atrás y volví a ver y vi que el Dr. … estaba como acurrucadito, entonces yo me quedé viéndolo en el momento en que yo me paré él se cayó, yo me fijé si el tubo de la paciente se había safado simplemente eran las conexiones que se habían safado, entonces yo inmediatamente llamé a un compañero para que nos ayudara a levantar al Dr. pero inmediatamente llegó la anestesista … a continuar... cuando llegó el Dr. … el Dr. … le dijo que había que ayudar a ese muchacho y dijo que llamara al Dr. … para que lo incapacitara mientras se buscaba un padrino para que fuera internado en una clínica para que le dieran el tratamiento indicado. Entonces el Dr. … no contestó 33 nada, luego el Dr. … el cirujano le dijo que había que ayudarlo al Dr., porque si el Dr. … seguía dando anestesia el no seguía operando.” (folios 224-226). Si bien el accionante atribuye el desmayo a que estaba enfermo de gripe, por haber consumido varios antihistamínicos y porque no había desayunado (ver confesión al folio 344); aunque, según lo apuntado las causas de lo sucedido pudieron haber sido otras; lo cierto es que tal circunstancia no justifica en forma alguna lo acontecido; pues de lo apuntado por él, está claro que no estaba en condiciones aptas para ingresar a la sala de operaciones y el como médico lo sabía; y lo sucedido pudo acarrear graves consecuencias, debido a la importante función que debía cumplir durante la cirugía. En ese sentido, el testigo … señaló: “El anestesista es el encargado de los monitores, es el encargado de mantener los signos vitales adecuados y tomar las acciones inmediatas para estabilizar al paciente.” (folios 352-353. Ver también la contestación a pregunta de la confesional, al folio 344). la primera Por último, se le atribuyó la ausencia de la sala de operaciones, por espacio de dos o tres minutos, para dirigirse al cuarto séptico, sin justificación alguna. En la declaración administrativa el accionante admitió este hecho y lo justificó al señalar que iba a dicho aposento para peinarse y acomodarse la ropa (ver folio 265). En la declaración rendida en esta sede varió la justificación de tal proceder, al indicar que salía para lavarse las manos, y que también salía, ya no al cuarto séptico, según se entiende, para traer instrumental o 34 medicamentos de urgencia. Los hechos atribuidos al actor fueron entonces debidamente demostrados y, a juicio de los integrantes de esta Sala, fueron lo suficientemente graves como para justificar su separación del puesto que ocupaba como médico anestesiólogo, pues con su conducta puso en riesgo la salud de los pacientes, al grado que varios médicos cirujanos se opusieron a seguir operando con él y, al menos en una ocasión, una usuaria del servicio se negó a ser atendida por él, pues resultaba evidente que no estaba en condiciones de ingresar a la sala de operaciones. Luego, con su proceder colocó a su empleadora en una situación de alto riesgo, debido a la responsabilidad que eventualmente ésta pudo enfrentar, derivada de un proceder inadecuado del demandante. Por consiguiente, se estima que lleva razón la apoderada de la entidad demandada, en cuanto acusa que los integrantes del órgano de alzada no valoraron los alcances de la conducta del actor, que definitivamente hizo imposible la continuación de la relación de servicio que mantenía con su representada. Por consiguiente no puede disponerse la reinstalación del accionante y el pago de los salarios caídos, como lo pretende su representante; y tampoco puede ordenarse el pago del preaviso y de la cesantía, según la pretensión subsidiaria que contiene la demanda; por cuanto, como se indicó, el despido fue justificado. VI.- SOBRE EL PAGO DE GUARDIAS Y DISPONIBILIDADES: El actor pretende que se ordene el pago de lo que le hubiera correspondido 35 por guardias y disponibilidades, durante el período en que estuvo separado, mientras concluía la investigación administrativa, del 26 de noviembre de 1.998 al 12 de agosto del 2.000, fecha en que se ordenó su destitución. Asimismo, pretende el pago de intereses sobre esas sumas y el reajuste en los montos de aguinaldo y salario escolar; sea la diferencia entre lo que se le pagó y lo que le hubiera correspondido de haber percibido aquellos rubros. En la documental que consta a folios 166 y 167, fechada el 14 de mayo de 1.999, por la que el Jefe de Recursos Humanos solicitó criterio a la Dirección Jurídica sobre el reclamo del actor de pago de guardias y disponibilidades, se indicó que “Con anterioridad a la separación laboral, el Dr. …, realizaba regularmente, guardias y disponibilidades ya que se encontraba dentro de los horarios establecidos para cumplir esa programación, pero a partir de la separación no se incluyó en los roles.” La Dirección Jurídica dio respuesta a la consulta hecha, señalando que no resultaba procedente el pago solicitado; por cuanto se trataba de tiempo extraordinario que no había sido debidamente laborado y procedió a comunicar el acuerdo al actor, en los siguientes términos: “En principio, la jornada extraordinaria es accesoria de la ordinaria. Si en este momento, la jornada principal (sea la ordinaria) se encuentra suspendida, en razón del principio de accesoriedad, la extraordinaria correría la misma suerte. / Sobre este particular, la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia, mediante resolución 208 de las 9:10 hrs del 08 de Octubre de 1986, 36 se ha pronunciado respecto de la imposibilidad de acreditar trabajo que no ha sido efectivamente realizado. / En razón de lo expuesto, no podría pagarse un servicio que no se ha dado en forma efectiva.” (folios 5-6, 79-80, 146-147 y 142). El tratamiento que se le dio al reclamo sobre pago de guardias de permanencia y disponibilidad fue como si se tratara de tiempo laborado en forma extraordinaria. Sin embargo, de las pruebas que constan en los autos se desprende que el actor realizaba regularmente guardias y disponibilidades, pues estaba en el rol establecido para cumplir con la programación correspondiente. Por otra parte, de la certificación que consta al folio 331, se desprende que en setiembre y octubre de 1.998 el actor percibía tanto salario ordinario como extraordinario; fijándose el ordinario, en ese momento, en la suma de ¢370.284,84. Luego, si se analiza el estudio de cuenta individual donde constan la totalidad de salarios percibidos por el actor desde enero de 1.995, se desprende que de manera regular percibía un monto mayor al que hubiera correspondido sólo por salario ordinario (ver folios 323-324). Esto hace concluir que su prestación normal incluía la realización de las citadas guardias y disponibilidades y que no se trataba de un aspecto accesorio en su relación de servicio, pues inclusive estaba incluido en la programación correspondiente. En un asunto conocido por esta Sala, relacionado también con la realización y el pago de guardias de permanencia en la prestación de servicio público de salud, se indicó lo siguiente: 37 “III.- Doctrinaria y jurisprudencialmente, se ha señalado que la prolongación de la jornada ordinaria de trabajo debe responder a la imperiosa necesidad del patrono. Se concibe, entonces, para ocasiones excepcionales en las que por algún motivo de urgencia o apuro excepcional se requiera del trabajador, sin que por ello sea dable convertirlas en permanentes. En este caso no estamos ante situaciones de carácter excepcional que diera lugar a labores ocasionales del galeno demandante, sino ante una verdadera jornada adicional de carácter permanente, cumplida en forma rotativa, que respondía a una duradera y continuada necesidad propia del servicio público que la demandada brinda en el área de urgencias de un centro médico, y que implicó que el actor laborara en dicho departamento por un período de tiempo que se extendió por más de una década, recibiendo la remuneración respectiva que la entidad demandada pagaba a través de cuentas denominadas "extras de médicos" (folio 34)... la Caja Costarricense de Seguro Social, en uso de sus facultades y con la orientación propia de quién busca satisfacer las demandas de los usuarios de sus servicios, y el actor, convinieron en que, el segundo, trabajara bajo la modalidad de guardias de permanencia, una jornada adicional (pagadas como jornada extraordinaria), una vez concluida la jornada común y según la programación al efecto realizada, con el objeto de colaborar en la atención de las emergencias médicas. Esa mutación 38 en las condiciones iniciales de la relación, originadas por el acto respectivo, concedió en su favor el derecho de participar en el rol de las guardias de permanencia, en la atención de necesidades permanentes, incorporándolas así a sus funciones. Las facultades que la ley concede a la Caja Costarricense de Seguro Social, en cuanto a la organización, funcionamiento y dirección del servicio público que presta, deben ser razonablemente ejercitadas y con acopio de fundamentos objetivamente válidos, amparadas en el principio de legalidad o bien en las necesidades del servicio público que justifiquen adecuadamente el cambio. En esta tesitura, la entidad patronal fundó la exclusión del actor del rol de las guardias de permanencia, en una supuesta reestructuración del servicio de emergencias del Hospital San Juan de Dios, así como también en la entrada de nuevo personal, circunstancias sobre las cuales, no hizo prueba alguna en el expediente, conforme lo mandan los numerales 317 del Código Procesal Civil en relación con el 452 del Código de Trabajo, razón por la cual no puede tenerse por acreditada, ni mucho menos fundada o motivada, la actuación de la Caja Costarricense de Seguro Social. La argüida contratación de nuevo personal, de ser veraz la afirmación de la Caja, más bien induce a considerar que estamos en presencia de una necesidad permanente y aún y cuando el ingreso de nuevo personal se justifique plenamente a fin de dar una atención más eficiente, jurídicamente hablando, no puede 39 concebirse como un justificante válido para atentar contra los derechos ya incorporados a la relación de empleo. De lo anterior se sigue que la demandada actuó en forma arbitraria, afectando derechos que habían entrado ya en la esfera del servidor como parte integrante de su salario y modificando su relación de servicio con la Institución, al eliminar su participación en el rol de las guardias de permanencia indicadas, irrogándole un perjuicio salarial, al verse disminuida la retribución que por más de diez años percibió por su labor. En este orden de ideas, no cabe duda que el actor tiene el derecho de participar en el respectivo rol de las "guardias de permanencia" y a que le sean asignadas las guardias respectivas, según lo falló el Tribunal de segunda instancia.” (Sentencia N° 236, de las 9:30 horas del 15 de octubre de 1.997). En el caso concreto, está claro que el actor no tenía un derecho adquirido a laborar en jornada extraordinaria, y los alcances de este pronunciamiento no son tales; sin embargo, está claro que las guardias de permanencia y disponibilidad venía laborándolas en forma normal, por varios años, según se puede extraer de las pruebas citadas y estaba incluido en un rol permanente. Su salario, realmente estaba conformado no sólo por lo que percibía de manera ordinaria, sino por los rubros que se le pagaban extraordinariamente, pero en forma permanente, según las necesidades del servicio. Por consiguiente, se considera que tiene derecho 40 a que se le pague el rubro que le hubiera correspondido por guardias y disponibilidad, durante el período en que estuvo suspendido con goce salarial y a que se le paguen las diferencias que correspondan en los montos de aguinaldo y salario escolar, así como los intereses legales correspondientes, sobre las sumas adeudadas. Luego, el cálculo respectivo se hará con base en el parámetro señalado por el recurrente, sea el promedio de lo percibido por haber realizado dichas guardias y disponibilidades en los últimos seis meses de su prestación efectiva, pues se considera adecuado dado que del reporte de salarios no consta que durante ese período haya devengado una suma mucho mayor o extraña a la que normal y mensualmente percibía por aquella labor, tal y como lo dispuso el Ad-quem. VII.- CONSIDERACIONES FINALES: De conformidad con lo expuesto, está claro que no puede acogerse el recurso de la parte actora, en cuanto pretende que se ordene su reinstalación y el pago de los salarios caídos; por cuanto, como quedó expuesto, se estima que el accionante incurrió en falta grave, que justificó su destitución. Por consiguiente, el fallo debe ser revocado en cuanto ordenó el pago del preaviso, el auxilio de cesantía y seis meses de salarios caídos. Debe confirmarse, en cuanto ordenó el pago de lo correspondiente por guardias y disponibilidades, durante el período en que el actor fue suspendido, para realizar la investigación administrativa, así como los reajustes en el aguinaldo y el 41 salario escolar y los respectivos intereses. También debe revocarse en cuanto condenó a la accionada a pagar ambas costas del proceso; pues se estima que procede fallar sin especial condena, con base en lo dispuesto en el artículo 222 del Código Procesal Civil, aplicable al caso en virtud del numeral 495 del de Trabajo, en el tanto en que sólo se acogieron parte de las pretensiones del actor. POR TANTO: Se revoca la sentencia recurrida en cuanto condenó a la Caja Costarricense de Seguro Social a pagar preaviso, cesantía y seis meses de salarios, derechos respecto de los cuales se acoge la excepción de falta de derecho. Asimismo, se revoca la sentencia, en cuanto le impuso a la demandada el pago de ambas costas; y, en su lugar, se resuelve sin especial condenatoria. En lo demás, el fallo impugnado debe confirmarse. Orlando Aguirre Gómez Zarela María Villanueva Monge Bernardo van der Laat Echeverría 42 Julia Varela Araya Rolando Vega Robert Exp: 01-300030-0341-LA dhv 43