Trabajador con problemas de fármaco dependencia

Anuncio
Exp: 01-300030-0341-LA
Res: 2004-00573
SALA SEGUNDA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las
nueve horas veinticinco minutos del catorce de julio del dos mil cuatro.
Proceso ordinario establecido ante el Juzgado de Trabajo de
Turrialba, por …, médico cirujano especialista en anestesia y vecino de
Turrialba, contra la CAJA COSTARRICENSE DE SEGURO SOCIAL,
representada por su apoderada general judicial licenciada …, soltera.
Actúa como apoderado del actor el licenciado …, casado, estos dos últimos
abogados. Todos mayores.
RESULTANDO:
1.-
El actor, en escrito de fecha dos de marzo del dos mil uno,
promovió la presente acción para que, en sentencia, se ordene a la
demandada reinstalarlo en el último puesto que ocupaba y pagarle los
salarios caídos, salarios extraordinarios e intereses. En forma subsidiaria,
reclamó el pago del preaviso, el auxilio de cesantía, aguinaldo, vacaciones
y salario escolar.
2.-
La parte demandada contestó la acción en los términos que
indica en el memorial de data dieciocho de abril del dos mil uno, y opuso
las excepciones de falta de derecho, prescripción y pago.
3.- El Juez, licenciado Johnny Rojas Bejarano, por sentencia de las
trece horas diez minutos del dieciocho de junio del año próximo pasado,
dispuso: De conformidad con lo expuesto, artículos 1 al 5, 11, 81, 82,
1
162, 163, 452, 469, 492, 493, 494 y 602 del Código de Trabajo, 155, 222 y
330 del Código Procesal Civil, 126 inciso b), 344.3 de la Ley General de la
Administración Pública, 31 y 37 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa, así como la jurisprudencia citada, SE ACOGE
Y DECLARA CON LUGAR LAS EXCEPCIONES DE FALTA DE DERECHO
Y
LA
DE
PAGO.
Se
declara
sin
lugar
la
de
prescripción.
Consecuentemente SE DECLARA SIN LUGAR LA DEMANDA LABORAL
promovida por … en contra de la CAJA COSTARRICENSE DE SEGURO
SOCIAL, representada por el apoderado general judicial Lic. ….- Se
rechaza el cobro del promedio de salarios extraordinarios por concepto de
guardias de permanencia y de disponibilidad, dejados de percibir desde el
veintiséis de noviembre de mil novecientos noventa y ocho hasta el doce de
agosto del dos mil y consecuentemente sin lugar el cobro de intereses
pretendidos de los extremos a), b), c) y d) de la petitoria de la demanda,
que incluye sumas por aguinaldo y salario escolar sustentado en aquel
cobro. En cuanto a las costas, por lo antes expuesto, se dicta sin especial
condenatoria en costas. Se advierte a las partes que esta sentencia admite
el recurso de apelación, el cual deberá interponerse en este juzgado dentro
del término de tres días.
En ese mismo plazo y ante el órgano
jurisdiccional también se deberán exponer en forma verbal o escrita, los
motivos de hecho o de derecho en que la parte recurrente apoya su
inconformidad; bajo el apercibimiento de declarar inatendible el recurso.
2
Artículos 500 y 501 inciso c) y d) del Código de Trabajo, votos de la Sala
Constitucional números 5798 de las 16:21 horas del 11 de agosto de 1998
y 1306 de las 16:27 horas del 23 de febrero de 1999 y voto de la Sala
Segunda de la Corte número 386 de las 14:20 horas del 10 de diciembre
de 1999.
4.-
El apoderado del accionante apeló y el Tribunal de Cartago,
integrado por los licenciados Marco Ney Duarte Gamboa, Denis Villalta
Canales y Jorge Alberto López González, por sentencia de las catorce horas
veinticinco minutos del once de febrero del año en curso, resolvió: Se
revoca la sentencia apelada. Se acogen parcialmente las excepciones de
falta de derecho y pago. Entendiéndose denegada en lo que expresamente
no se diga en esta parte dispositiva, se declara con lugar esta demanda
ordinaria laboral establecida por … contra Caja Costarricense de Seguro
Social. Se condena a la demandada a pagarle al actor los siguientes
extremos: a) Por concepto de salarios caídos, seis meses de salario cuyo
monto se fijará con base en los salarios ordinarios y extraordinarios
devengados por el trabajador en los últimos seis meses de la relación
laboral.
b) Los salarios extraordinarios por concepto de guardias de
permanencia y de disponibilidad, dejados de percibir desde el veintiséis
de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, hasta el doce de agosto
del año dos mil, cuyo monto se determinará en ejecución de sentencia, con
base en los salarios extraordinarios devengados por el trabajador en los
3
últimos seis meses de la relación laboral.
c)
Sobre los dos extremos
anteriores (a y b), pagará la demandada intereses al tipo legal, que es
igual al que pague el Banco Nacional de Costa Rica por los certificados de
depósito a seis meses plazo en colones, a partir de la firmeza de esta
sentencia. d) Aguinaldo y salario escolar correspondiente a los salarios
caídos que aquí se conceden y al salario extraordinario por concepto de
guardias de permanencia y de disponibilidad dejados de percibir desde el
veintiséis de noviembre de mil novecientos noventa y ocho, hasta el doce
de agosto del año dos mil que se conceden en este pronunciamiento. El
monto a pagar se establecerá en ejecución de sentencia.
e) Preaviso y
auxilio de cesantía, cuyo monto se establecerá en ejecución de sentencia,
con base en los salarios ordinarios y extraordinarios devengados por el
trabajador en los últimos seis meses de la relación laboral. Se condena a
la demandada al pago de las costas personales y procesales, estableciendo
como parámetro para la determinación de las personales, el veinte por
ciento de la condenatoria total. Se declara que no existen defectos en el
procedimiento, capaces de producir nulidad.
5.- Ambas partes formularon recurso, para ante esta Sala, en
memoriales fechados el dieciséis y dieciocho de marzo, respectivamente,
ambos del año en curso, los cuales se fundamentan en las razones que de
seguido se dirán en la parte considerativa.
6.-
En los procedimientos se han observado las prescripciones de
4
ley.
Redacta el Magistrado van der Laat Echeverría; y,
CONSIDERANDO:
I.- ANTECEDENTES: En el escrito inicial de demanda, el señor …,
por considerar que su despido había sido dispuesto sin justa causa,
solicitó
que
se
ordenara
su
reinstalación
como
médico
asistente
especialista en Anestesia en el hospital …, de …, y el pago de los salarios
dejados de percibir desde el 12 de agosto del 2.000 hasta su efectiva
reinstalación, tomándose en cuenta el promedio de salarios ordinarios y
extraordinarios que percibió durante los últimos meses de labor efectiva.
Reclamó, también, el pago de los salarios extraordinarios, por guardias y
disponibilidad, que no pudo devengar a partir de la fecha de su suspensión
con goce salarial y hasta el momento en que su destitución se hizo
efectiva; sea, del 26 de noviembre de 1.998 al 12 de agosto del 2.000, así
como los intereses respecto de ambos derechos y las sumas que dejó de
percibir en los montos de aguinaldo y salario escolar, durante el período
indicado, por el no pago de aquella remuneración extraordinaria. Como
pretensión subsidiaria solicitó el pago del preaviso y del auxilio de
cesantía.
Y, finalmente, reclamó el pago del aguinaldo, vacaciones y
salario escolar correspondientes del 26 de setiembre de 1.999 al 12 de
agosto del 2.000 (folios 49-54). La demanda fue contestada negativamente
por la representación de la Caja Costarricense de Seguro Social. Se indicó
5
que el actor había incurrido en justa causa de despido y se opusieron las
excepciones de falta de derecho, prescripción y pago; esta última respecto
del reclamo de vacaciones, aguinaldo y salario escolar (folios 58-67, 305314).
El juzgador de primera instancia declaró sin lugar la demanda y
resolvió sin especial condena en costas, al considerar que las faltas
atribuidas al actor sí habían acontecido y fueron lo suficientemente graves
para justificar su destitución (folios 402-414). Lo resuelto fue apelado por
la parte actora y el Tribunal de Cartago revocó el fallo del A-quo. En su
lugar,
consideró
que
las
faltas
graves
no
quedaron
debidamente
acreditadas y que las que sí fueron demostradas no revestían la entidad
grave suficiente necesaria para tener por justificado el despido. Denegó la
reinstalación, al considerar que no existía norma alguna, a lo interno de la
entidad demandada, que permitiera acoger tal pretensión. Por otra parte,
la condenó a pagar seis meses de salarios, por daños y perjuicios, con base
en el promedio de las remuneraciones ordinarias y extraordinarias que
percibía el actor.
Concedió el pago de los salarios no pagados que al
demandante le hubieran correspondido por guardias, del 26 de noviembre
de 1.998 al 12 de agosto del 2.000, así como los intereses legales, a partir
de la firmeza del fallo, respecto de estos dos derechos.
Por otra parte,
ordenó el reajuste en los montos de aguinaldo y salario escolar, durante el
mismo período, por la omisión de la demandada de pagar la remuneración
extraordinaria, mientras el actor estuvo suspendido, como medida
6
precautoria.
Por último, condenó a la Caja a pagar el preaviso y la
cesantía, al tiempo que le impuso el pago de ambas costas, fijando las
personales en el veinte por ciento de la condenatoria (folios 432-455).
II.-
LOS AGRAVIOS DE LOS RECURRENTES: Ambas partes
recurren la sentencia de segunda instancia.
A) Los agravios de la
representante de la Caja Costarricense de Seguro Social: La apoderada
especial judicial de la entidad demandada acusa una indebida valoración
de las pruebas, pues considera que el accionante incurrió en una serie de
faltas, de suma gravedad, que justificaron su destitución. Señala que con
las pruebas testimonial y documental que constan en el expediente
administrativo y las que se hicieron llegar a sede judicial quedaron
debidamente acreditadas las faltas cometidas por el señor …, las cuales
fueron sumamente graves, más aún si se toma en cuenta el puesto que
éste ocupaba, como médico anestesista del hospital Dr. …. Señala que su
cargo le imponía mantener los signos vitales de los pacientes durante las
cirugías;
razón
por
la
cual,
cualquier
descuido
pudo
ocasionar
consecuencias fatales. Según lo indica, de la declaración de la testigo …,
quien presenció los hechos, durante su jornada laboral, el actor se
conducía de manera anómala y ella lo vio tambaleante, tratando de
sostenerse de un estante, con los ojos cerrados, tratando de agarrar
objetos en el aire, con los ojos enrojecidos, con picazón en diversas partes
del cuerpo, hiperactivo; comportamiento que inclusive fue notado por los
7
pacientes, los que a la vez solicitaron no ser anestesiados por el
demandante. Indica que al día siguiente de haber sido visto en ese estado,
este último se desmayó durante una cirugía y provocó la desconexión de
las mangueras de la máquina de la anestesia, por la cual se cubren,
durante la operación, las funciones de ventilación de la persona. Señala
que si se analiza de manera superficial el desmayo sufrido por el actor, se
llegaría a la misma conclusión que la del fallo que se impugna, mas
considera
que,
en
el
caso
concreto,
tal
situación
se
debió
al
comportamiento del accionante, quien había manifestado que tenía dos
días de estar resfriado y que había ingerido un antihistamínico, antes de
ingresar a la sala de operaciones, lo cual constituye un proceder
irresponsable, pues él reconoció esos hechos, aparte que señaló que ese
día no había desayunado. Si tal era el estado de salud del actor, considera
que éste no debió ingresar a la sala de operaciones, porque además de
estar enfermo, lo que podía implicar una contaminación de dicho
aposento, no estaba en condiciones aptas para desarrollar su trabajo
adecuadamente. Por otra parte, señala que el accionante admitió haberse
presentado a la sala de operaciones sin la vestimenta apropiada, con lo
que violentó las reglas de la asepsia hospitalaria.
Agrega que también
aceptó haberse ausentado de dicha sala durante las cirugías, con las
implicaciones que tal proceder podría acarrear. Manifiesta que los hechos
que dieron lugar a la destitución del actor generaron conmoción en el
8
personal de la sala de operaciones, al grado que los médicos cirujanos
manifestaron su negativa de realizar operaciones en las que el actor
estuviera encargado de suministrar la anestesia a sus pacientes y el resto
del personal mostró gran preocupación por los hechos ocurridos.
En
conclusión, considera que las faltas graves que dieron lugar al despido
quedaron debidamente acreditadas, por lo que el fallo debe ser revocado y
han de denegarse las pretensiones del petente. Agrega que en el supuesto
de que los integrantes de esta Sala estimen que las faltas no justificaban la
destitución, no resulta procedente la condena de daños y perjuicios, pues
el Tribunal admitió la existencia de faltas, aunque no las consideró graves.
Además, considera que tampoco ha de condenarse a su representada a
pagar lo correspondiente por guardias y disponibilidad, durante el período
en que el actor estuvo suspendido con goce de salario; pues tal pago,
según lo expone, constituye en realidad la remuneración del tiempo
extraordinario, que no puede pagarse si no se ha laborado en forma
efectiva.
Consecuentemente, señala que tampoco puede concederse el
pago de intereses sobre dichos salarios y tampoco cabe ordenar el pago del
aguinaldo y del salario escolar en relación con esa pretensión principal del
demandante. Finalmente, muestra disconformidad en cuanto se condenó
a su representada a pagar ambas costas, pues considera que se ha
procedido con evidente buena fe. (Ver folios 464-467).
B) El recurso de la
parte actora: El representante del actor muestra disconformidad en
9
cuanto se tuvo por acreditado que la relación de su cliente con la
demandada había comenzado el 1° de febrero de 1.990; pues, según lo
indica, la relación tuvo inicio el 9 de julio de 1.984. Por otra parte, recurre
la decisión del Ad-quem de negar la reinstalación del actor al considerar
que la norma del artículo 192 de la Constitución Política sólo resulta
aplicable a los funcionarios del gobierno central y porque no consta norma
interna de la Caja, que permita disponer su restitución al cargo. Sobre
este aspecto, señala que no debe distinguirse donde la norma no hace
distinción, cual es el caso del numeral citado; aparte de que, a su juicio, el
derecho a la estabilidad es un derecho de todos los servidores públicos.
Luego, indica que, en cualquier caso, la Normativa de Relaciones Laborales
vigente en la entidad demandada, en el artículo 26, establece el derecho a
la estabilidad de sus servidores; de forma tal que existe la obligación de la
entidad
de
reinstalar
a
los
trabajadores
cuyos
despidos resulten
injustificados, en el mismo puesto o en otro de igual categoría y salario, en
la misma zona geográfica; aparte de que deberá cancelar los salarios que
dejó de percibir desde la fecha del despido y hasta el momento de la
efectiva reinstalación. Con base en esos hechos, estima que el fallo debe
revocarse; y, en su lugar, ordenar la reinstalación del actor, como médico
anestesiólogo, en el hospital donde laboraba al momento de la destitución;
el pago de los salarios dejados de percibir desde la fecha del despido y
hasta la efectiva reinstalación, tomándose en cuenta los salarios
10
promedios, tanto ordinarios como extraordinarios, percibidos durante los
últimos seis meses de su relación de servicio y acoger las demás
pretensiones contenidas en la demanda (folios 471-474).
III.- SOBRE LA FECHA DE INICIO DE LA RELACIÓN ENTRE EL
ACTOR Y LA DEMANDADA:
Muestra disconformidad el apoderado del
accionante en cuanto se tuvo por acreditado que la relación entre su
representado y la entidad demandada tuvo inicio el 1° de febrero de 1.990;
pues, según lo indica, la relación comenzó el 9 de julio de 1.984.
Tal
cuestión no puede ser conocida ya por la Sala; por cuanto se trata de un
aspecto procesalmente precluido.
En efecto, el A-quo también tuvo por
demostrado que la relación entre las partes tuvo inicio en la indicada
fecha, con base en la certificación visible al folio 331, respecto de la cual,
en el momento oportuno, le fue conferida audiencia a la parte actora, sin
que haya mostrado disconformidad alguna con ésta.
Luego, por lo
establecido en los artículos 598 y 608 del Código Procesal Civil, de
aplicación supletoria por lo dispuesto en el numeral 452 del Código de
Trabajo, para que un asunto pueda ser sometido a conocimiento de esta
Sala, se requiere que previamente se hayan agotado los mecanismos
procesales pertinentes y haber planteado el reclamo ante el órgano de
alzada, cuando la sentencia que este último pronuncie sea meramente
confirmatoria de la dictada en la primera instancia. En el caso concreto,
como se indicó, en cuanto a la fecha de inicio de la relación entre las
11
partes, el fallo del Ad-quem reitera lo indicado por el juzgador de primera
instancia; razón por la cual, si sobre este aspecto no se mostró
disconformidad, no puede pretenderse un pronunciamiento al respecto por
parte de esta Sala, pues tal cuestión excede los límites de su competencia.
(Al respecto, pueden consultarse, entre las más recientes, las sentencias
números 110, de las 10:10 horas del 20 de febrero; 120, de las 10:10
horas del 27 de febrero; 182, de las 9:40 horas del 19 de marzo; y, 204, de
las 10:40 horas del 24 de marzo, todas del 2.004).
IV.- RESPECTO DE LOS HECHOS QUE SE LE IMPUTARON Y EL
PROCEDIMIENTO QUE CONCLUYÓ CON EL DESPIDO DEL ACTOR: De
conformidad con las pruebas traídas a los autos, se tiene que por nota
fechada el 3 de noviembre de 1.998, varios médicos, cirujanos en el hospital
Dr. …, le manifestaron al Jefe del Servicio de Anestesiología que el actor no
se veía en buenas condiciones de salud durante su jornada laboral y le
informaron sobre la lipotimia (pérdida súbita y pasajera del conocimiento
por pérdida de la irrigación cerebral) que éste sufrió durante una cirugía.
Con base en esas manifestaciones, le solicitaron que se valorara el estado de
salud del demandante y que hasta tanto no se acreditara su buena
condición, no aceptarían que sus pacientes fueran anestesiados por él.
Luego, dejaron claro que su intención era la de velar por la salud del doctor
… (folio 276, repetida al 292). Varios días después, mediante nota fechada
el 6 de noviembre siguiente, la licenciada …, Supervisora de la Sala de
12
Operaciones y varios funcionarios del área quirúrgica, se dirigieron también
al Jefe del Servicio de Anestesiología, comunicándole algunas situaciones
relacionadas directamente con el desempeño laboral del actor, para los
efectos que estimara pertinentes (folios 294-299 y 357). Con base en ambas
notas, por carta fechada el 10 de noviembre de 1.998, el Jefe de
Anestesiología dio respuesta al Director del Hospital, en cuanto le solicitó
informe respecto de las irregularidades en el comportamiento del actor, al
tiempo que le solicitó realizar una investigación administrativa para
determinar si mediaba alguna responsabilidad, por lo consignado en las
notas recibidas (folios 300-301). El 24 de noviembre siguiente, el Director
Médico le solicitó a la Directora Regional, que realizara la investigación
correspondiente (folio 286).
El 26 de noviembre, se ordenó integrar el
órgano director del proceso (folios 278-280). Este órgano dictó la resolución
inicial, por la cual se intimaron al actor los siguientes hechos: “ A.-: DIA 02
de NOVIEMBRE de 1998.- Aproximadamente a las 12:05 horas: “... pasos
tambaleantes... esfuerzos por abrir sus ojos, con aparente picazón de nariz,
orejas y otras áreas del cuerpo”; 2.- Aproximadamente a 1:30 pm: Ingreso (sic)
a sala de operaciones con ropa particular a pesar de haber manifestado una
hora antes de encontrarse en mal estado (no sentirse bien, esta (sic) muy
resfriado y que necesitaba incapacidad), lo que implicó un riesgo grave de
contaminación a la sala de operaciones y un riesgo para el paciente por las
condiciones en que se encontraba. 3.13
Conducta inapropiada: Hablar
incoherencias, marcha vacilante, verborreico y ojos enrojecidos. / B.- DIA 03
de Noviembre de 1.998:
Aproximadamente a las 10:15 am: Pérdida del
conocimiento por supuesta inhalación intencional de ETHRANE, lo que
ocasionó graves riesgos para la salud de la paciente …, en transoperatorio por
gastrectomía, al ocasionar, en su caída, la desconexión de las mangueras que
conectaban a la paciente con la máquina de anestesia y colocarse en situación
tal de no poder continuar con su labor. / C.- Ausencias frecuentes, de dos a
tres minutos de duración, de la sala de operaciones durante el transoperatorio,
con el fin de dirigirse al servicio sanitario del vestidor médico o al cuarto
SÉPTICO del servicio de recuperación, con el consiguiente riesgo de infección
para el paciente, saliendo de este lugar con paso tambaleante, ojos
enrojecidos, picazón y verborrea. / D.-
Negativa de los doctores …, en el
sentido de que no aceptan que sus pacientes sean anestesiados por dicho
anestesiólogo, dado que no se le ha visto en buenas condiciones de salud.”
(folios 288-291). El órgano director del proceso, por resolución de las 11:00
horas del 24 de marzo de 1.999, tuvo por probado los siguientes hechos: “1.Que el aquí investigado el día 02 de noviembre de 1.998 se presentó a Sala de
Operaciones bajo el efecto de sustancias farmacológicas, ingeridas por un
padecimiento gripal, que lo llevaron a una conducta anormal consistente en
pasos tambaleantes, esfuerzo por abrir los ojos, así como picazón de nariz, y
otras áreas del cuerpo, y ojos enrojecidos. 2.- Día 03 de noviembre de 1.998,
ingreso del investigado a sala de operaciones con ropa particular. 3.- Que el
14
día 03 de noviembre de 1998 sufrió un desmayo durante un transoperatorio
ocasionando con ello la desconexión parcial de las mangueras del equipo de
anestesia. 4.-
Ausencias de Sala por espacio de dos a tres minutos para
dirigirse al cuarto séptico. 5.- Tener en la mesa de trabajo de anestesia más
de un frasco rotulado como Ethrane; 6.- Que el investigado ingresó, al menos
en una oportunidad, con ropa particular a la sala de operaciones; 7.Documentalmente se da por probado la negativa de algunos médicos del
Hospital … a realizar cirugías con el aquí investigado.” Con base en esos
hechos, concluyó que el comportamiento del actor había sido imprudente y
comprometió la moralidad institucional y la salud de la paciente que estaba
siendo operada.
Asimismo, se concluyó que el accionante contravino la
normativa interna de la demandada (folios 199-205). Dicha resolución fue
puesta en conocimiento del Director del hospital y de la Directora Regional
ese mismo día (folios 206-207). El 12 de abril siguiente, el Jefe inmediato
del actor le comunicó la propuesta de despido, basada en los hechos que el
órgano director tuvo por acreditados y que fueron expuestos así: “... se
comprobó que el día 2 de noviembre de 1.998 se presentó a Sala de
Operaciones bajo el efecto de sustancias farmacológicas ingeridas por
padecimiento gripal que lo llevaron a una conducta anormal consistente en
pasos tambaleantes, esfuerzo para abrir los ojos, así como picazón de nariz y
otras áreas del cuerpo, y ojos enrojecidos. El día 03 de noviembre de 1998
ingreso a
Sala de Operaciones con ropa particular al menos en una
15
oportunidad con el consiguiente riesgo de infección al paciente. El día 03 de
noviembre de 1.998 sufrió desmayo, producto de su estado de salud y la
ingesta de sustancias farmacológicas, durante un transoperatorio ocasionando
con ello la desconexión parcial de las mangueras del equipo de anestesia,
poniendo en grave riesgo la paciente … . Ausencias en la Sala de Operaciones
por espacio de 2 ó 3 minutos para dirigirse al Cuarto Séptico sin justificación
alguna.” (folios 195-197). El 14 de abril de 1.999, el actor solicitó que su
asunto fuera sometido a la Comisión de Asuntos Laborales (folio 183). Por
escrito fechado al día siguiente mostró oposición a la propuesta de despido y
señaló que su situación no podía enmarcarse dentro de una falta grave,
pues en la declaración indagatoria había manifestado que tenía un
problema de salud, que requería de tratamientos especiales, incluida la
ingesta de fármacos, sin que tal situación constituyera un capricho suyo.
Por consiguiente, señaló que no resultaba procedente sanción alguna pues
se trataba de una enfermedad (folios 184-189). El 16 de abril siguiente, y
por la petición del demandante, su jefe inmediato sometió el asunto a
conocimiento de la Comisión Local de Asuntos Laborales (folio 182). Dicha
Comisión, el 3 de junio de 1.999, emitió criterio negativo a la propuesta de
despido. Para ello, consideró que el comportamiento inadecuado que se le
atribuyó al doctor …, se debió a un padecimiento que se remonta a abril de
1.997, que persistía hasta ese momento y diagnosticado como Trastorno
Afectivo Bipolar (maniaco–depresivo), que lo condujo a la fármaco16
dependencia o toxicomanía, situación que debía ser tratada como una
situación de discapacidad y que era bien conocida en el ámbito de trabajo
del actor.
La Comisión, entonces, recomendó la separación del actor del
servicio de anestesia y clínica del dolor, así como la suspensión de las
guardias médicas hospitalarias, durante doce meses y la reubicación en un
EBAIS cercano al perímetro hospitalario durante dicho período. Se indicó
que procedía una amonestación por escrito y hasta tres apercibimientos,
señalándose las consecuencias de dicha sanción.
Luego, se consideró
oportuno que se le comunicara la obligación de abstenerse de consumir
sustancias psicoactivas, estableciéndose un control mensual y tratamientos
médicos psiquiátrico y psicológico, así como en el Instituto de Alcoholismo y
Farmacodependencia.
Además, se estimó que procedía referirlo al
Departamento de Trabajo Social, para lograr la reinserción social del actor y
ofrecerle un programa de apoyo.
Asimismo, se agregó que resultaba
procedente hacer de conocimiento a los funcionarios del hospital de la
prohibición de recetarle fármacos y la inhabilitación para que él pudiera
hacerlo. Finalmente, se recomendó la necesaria supervisión por parte de la
jefatura inmediata, respecto de su ejercicio profesional y su conducta
personal (folios 148-153). El apoderado especial judicial del demandante
mostró disconformidad en cuanto se trató el asunto de su representado
como uno de consumo de drogas (folios 144-145); sin embargo, este último
aceptó las recomendaciones de la Comisión Local y dejó sin efecto la
17
apelación de su representante (folio 143). Por Nota # 529-99, D.M.H.W.A.T.,
del 10 de junio siguiente, el Director Médico le comunicó a la Comisión Local
que no aceptaba la recomendación hecha y que, al contrario, mantenía la
propuesta de despido, por lo que le solicitó que elevara el asunto a
conocimiento de la Junta Nacional de Relaciones Laborales (folios 140-141).
El 14 de junio, la Comisión Local acordó remitir el caso a la Junta Nacional
(folio 139). Por oficio J.N.R.L.-123-99, del 23 de agosto de 1.999, la citada
Junta comunicó al Gerente de la División Médica, que las faltas atribuidas
al trabajador no eran graves y que, por unanimidad, consideraban que la
sanción propuesta no resultaba procedente, sino sólo una amonestación por
escrito, al haber ingresado a sala de operaciones sin la vestimenta adecuada
(folio 31). Por oficio 18.084, del 24 de setiembre de 1.999, el Gerente Médico
le comunicó a la Directora Regional la decisión de despedir al actor (folios
123-124). El 24 de setiembre de 1.999, le fue comunicada la sanción al
trabajador (folios 121-122). El accionante planteó recursos de revocatoria y
apelación (folios 108-120); pero, según consta en nota fechada el 30 de
setiembre de 1.999, no fueron admitidos, por considerarse improcedentes e
impertinentes (folio 107).
El actor solicitó revocatoria de lo resuelto, al
tiempo que reclamó la nulidad y dejó planteado el recurso de apelación
(folios 103-105), pero por nota del 5 de octubre de 1.999, se le indicó que se
declaraba inadmisible su gestión; advirtiéndosele que ya se había dado por
agotada la vía administrativa (folio 102). El demandante planteó un recurso
18
de amparo, al cual se le dio curso mediante resolución de la Sala
Constitucional de las 8:31 horas del 31 de enero del 2.000, en la que se
ordenó “... no suspender el pago del salario del recurrente, hasta tanto la Sala
no resuelva en sentencia el recurso, o no disponga otra cosa.” (folios 88-89).
La resolución del citado recurso, tuvo lugar a las 17:39 horas del 17 de
mayo del 2.000, mediante el voto número 4.281-00, que lo declaró sin lugar
y fue comunicado hasta el 1° de agosto siguiente.
Una vez resuelto el
recurso, según lo que consta en la Acción de Personal número 1340510B, se
ordenó excluirlo de planillas, a partir del 12 de agosto del 2.000 (folio 7).
IV.-
EN
RELACIÓN
CON
EL
USO
DE
DROGAS
Y
LAS
CONSECUENCIAS QUE DE ELLO DERIVA EN EL ÁMBITO DE LA
RELACIÓN DE TRABAJO: Luego de realizar un análisis de las pruebas,
en atención a los criterios de valoración establecidos en el numeral 493 del
Código de Trabajo, la Sala concluye que en el caso concreto, el señor …
enfrentó un padecimiento de adicción a ciertos medicamentes que debió
consumir
debido
a
una
afección
psiquiátrica,
lo
que
provocó
el
“comportamiento indebido” que después se le atribuyó. Según se desprende
de las pruebas que se citarán, la cuestión ya era conocida en el hospital
donde laboraba; no obstante, no se adoptaron las medidas que la situación
imponía, sino hasta después del día 3 de noviembre, cuando el actor sufrió
un desmayo en la sala de operaciones, con las graves consecuencias que
tal suceso pudo acarrear y que está claro no se trató de una situación
19
aislada, sino la manifestación más grave de un proceso que venía
extendiéndose con el transcurso del tiempo.
En efecto, de la nota que
redactara la licenciada …, suscrita también por una importante cantidad
de servidores del área de cirugías y dirigida al jefe inmediato del actor, se
desprende que el problema de este último venía dándose desde hacía
varios meses. Al respecto, en ese documento se hizo constar lo siguiente: “
El presente es para solicitar nuevamente su pronta intervención para buscar
la mejor solución a situaciones bien conocidas por usted y todos los
funcionarios
médicos
permanentemente
en
el
y
de
área
enfermería
quirúrgica
y
que
laboramos
recuperación
Post-
Anestesia de este nosocomio, es relacionado específicamente con el Dr. …,
Médico Anestesiólogo que desde hace varios meses viene presentando
“comportamiento inadecuado” durante sus horas de trabajo. / El 17
de junio de 1998, yo llamé a usted personalmente a la residencia médica
durante las primeras horas del turno, solicitándole venir a tomar el control de
lo relacionado con las anestesias, por la seguridad de los pacientes “niños”
que estaba operando el Cirujano Pediatra … y Dra. … debido a la
preocupación manifestada por el personal que estaba laborando en esa
oportunidad durante el primer turno, por comportamiento extraño del Dr. ….
/ La situación persiste, algunos miembros del personal refieren que el
comportamiento inadecuado del Dr. … ya es sumamente preocupante lo que
les produce un alto grado de estrés..../” (La negrita y el subrayado iniciales
20
no son del original). Luego, en esa misma nota se deja entrever que se
trataba de un asunto de consumo indebido de fármacos. Véase lo indicado
al respecto: “Por otro lado quisiera saber si usted está enterado de la
cantidad de Fentanyl que es retirado de la Farmacia a nombre de pacientes
programadas para operación aún si las cirugías han sido suspendidas.
Inclusive se utiliza en algunas oportunidades el nombre de pacientes
operados con anterioridad a la fecha de retiro de las recetas, según me
refieren algunos auxiliares especializados de quirófano, lo cual debería ser
investigado.” (folio 295). Luego, de la carta enviada por varios médicos al
jefe inmediato del actor, indicándole que no aceptaban que, en lo
subsiguiente, este último fuera quien anestesie a sus pacientes, está claro
que apuntan un estado de salud inadecuado o deficiente de aquél y lejos
de acusar uno o varios hechos aislados, señalan que su principal interés
es la salud de su compañero. Así, señalaron: “Todo lo anterior tiene como
fin primordial preservar la salud del doctor ….”
Por otra parte, la
recomendación que hiciera la Comisión Local de Relaciones Laborales, deja
claramente establecido cuál era la situación del demandante, y que no
quería ventilarse abiertamente; indicándose que su padecimiento era bien
conocido en el ámbito laboral.
Al respecto, se indicó: “Más bien se
demuestra en toda la Investigación desde los primeros Folios de ella, clara y
reiteradamente, “COMO UN GRITO AL CIELO”, “COMO VOZ POPULI” el
Padecimiento o Enfermedad Mental Maníaco – Depresiva que lo llevó durante
21
sus crisis o descompensaciones a su Farmacodependencia.” (El destacado
no está en el original. Folio 151).
Luego está claro que nadie quería
denunciar la situación del actor, y no fue sino cuando tuvo mayor
trascendencia, que se decidió adoptar alguna medida; pues, la mayoría de
compañeros manifestaban que se trataba de un médico muy dedicado a su
trabajo, muy comprensivo y bueno con los pacientes; por lo que inclusive,
aún en las declaraciones recibidas en esta otra sede, los deponentes han
pretendido favorecer al actor y nadie quería afectar su situación laboral, a
pesar de que se tenía conocimiento de lo que realmente estaba sucediendo
(ver declaraciones administrativas a folios 222-223, 224-226, 234-235,
236-240, 247-251, 252-253 y judiciales a folios 346-347, 348-349, 350351, 352-353, 354-355). Así, en la declaración administrativa de …, ésta
señaló: “El dr. … tiene una jefatura que es Dr. …, los dos son médicos yo
siempre estaba pensando en todos esos meses que porque yo una enfermera
tenía que hacer una nota para denunciar una situación que era
evidentemente irregular, que se comentaba a nivel de los médicos cirujanos,
sus asistentes y todo el personal de la Sala de Operaciones, Recuperación y
nadie procedía a ese nivel, simplemente eran comentarios iban y comentarios
venían y nadie hacía nada. Si mal no recuerdo yo en agosto consulté el caso
con el abogado del Colegio de Enfermeras de manera privada una cuestión
verbal, finalmente me indicó que mi deber era hacer una nota con relación a
este caso, porque el día de mañana si ocurriera algo se me iba a acusar de
22
complicidad, posteriormente a eso a parte volví a conversar con el Dr. …
solicitándole que como médico, como colega del Dr. … que por favor hiciera
algo por él, antes de que fuera demasiado tarde, me dijo que iba a hablar con
una Psiquiátra que estaba con el caso del Dr. …, con una hora después de
esa fecha que no puede precisar llegó al Centro de Equipos y me llamó por la
ventanilla para decirme que ya había hablado con la Dra. …, la cual iba a
coordinar con los Psiquiátras que tenían en San José el caso del Dr. … para
ver qué iban hacer por él...” (sic. Folio 250). Por otra parte, el padecimiento
psiquiátrico del actor y su dependencia a los fármacos, quedó acreditado
con mayor claridad con otras pruebas que constan en los autos.
En
efecto, el 1° de junio de 1.999, el Dr. … señaló que el actor fue
diagnosticado con “Trastorno Afectivo Mayor, de tipo Bipolar, con predominio
de crisis depresivas y farmacodependencia múltiple secundaria.” (Los
destacados no son del original. Folio 154). En la epicrisis que consta en la
entidad demandada, también se indica que desde abril de 1.997 se había
diagnosticado una “depresión mayor bipolar”, y que para el 21 de diciembre
de 1.998 se le había diagnosticado un “trastorno afectivo bipolar”. (Folio
162). De la documental que consta al folio 164, también se desprende que
el actor ha sido sometido a tratamiento psicológico para tratar de superar
su problema. Luego, mediante oficio número AT/AP-156-06-99, del 2 de
junio de 1.999, la encargada de atención de pacientes del Instituto sobre
Alcoholismo y Farmacodependencia hizo constar que el actor había sido
23
paciente de esta institución y que había iniciado tratamiento desde el 29
de julio de 1.997. Asimismo, se indicó que en 1.997 fue atendido los días
12, 19 y 26 de agosto; 9 y 23 de setiembre; 9 y 30 de octubre y 20 de
noviembre. Luego, durante 1.998 fue atendido el 27 de enero y el 18 de
mayo; dándosele de alta en esta última fecha (folio 161). No obstante, está
claro que la situación que dio lugar a su destitución, se debió a los
comportamientos que derivaron del consumo excesivo de fármacos, de lo
cual tenían conocimiento los compañeros de trabajo del actor, tal y como
se ha apuntado, cuya prescripción se debió a un padecimiento psiquiátrico
del demandante. Por lo considerado, se estima oportuno transcribir aquí
lo indicado por esta Sala, en la sentencia número 182, de las 10:20 horas
del 23 de marzo del 2.001, cuya redacción también estuvo a cargo de este
ponente, en relación con el tratamiento que el empleador debe dar a los
trabajadores que estén siendo afectados por una adicción a alguna droga y
cuyo uso trascienda al ámbito laboral.
Si bien en ese caso se hizo
referencia al consumo adictivo del alcohol, las consideraciones hechas
alcanzan a la generalidad de las sustancias adictivas, especialmente en
cuanto al tratamiento que en el ámbito de la relación de trabajo debe darse
a los trabajadores afectados por este problema.
En lo que resulta de
interés, en dicho fallo se indicó:
“
V.- TRATAMIENTO DEL TEMA DE LA DEPENDENCIA DEL
ALCOHOL EN EL DERECHO LABORAL: La Organización Internacional
24
del Trabajo se ha pronunciado sobre el tema en estudio, recalcando que
la estabilidad que ofrece un empleo es, a menudo, un factor importante
para facilitar la superación de las dificultades que le ocasiona el
consumo de alcohol, o de drogas, al trabajador, por lo que los
copartícipes sociales deberían reconocer el papel especial que el lugar
de trabajo puede desempeñar para ayudar a las personas que
enfrentan esa situación. En virtud de lo anterior, en su 259ª reunión,
celebrada en marzo de 1994, el Consejo de Administración de dicho
organismo internacional convocó una Reunión de Expertos en Ginebra,
Suiza, del 23 al 31 de enero de 1995, para examinar un repertorio de
recomendaciones prácticas sobre el tratamiento de los problemas
relacionados con el consumo de alcohol y drogas en los lugares de
trabajo.
Entre otras, se incluyeron las siguientes: “8.1.1: Los
trabajadores que experimenten problemas relacionados con el alcohol o
las drogas deberían recibir el mismo trato que los trabajadores que
tienen otros problemas de salud; por ejemplo, en términos de beneficios,
licencia remunerada por enfermedad, vacaciones anuales pagadas,
licencia sin goce de sueldo y prestaciones del seguro por enfermedad.
9.1: El empleador debería considerar los problemas de alcohol o de
drogas como un problema de salud.
En tales casos, el empleador
debería normalmente ofrecer servicios de asesoramiento, tratamiento y
rehabilitación a los trabajadores, antes de considerar la aplicación de
25
medidas disciplinarias.
9.2.1: Debería reconocerse que el empleador
tiene autoridad para sancionar a los trabajadores cuya conducta
profesional sea impropia como consecuencia de problemas relacionados
con el consumo de alcohol o de drogas. Sin embargo, es preferible que
los remitan a los servicios de asesoramiento, tratamiento y rehabilitación
en vez de aplicarles sanciones disciplinarias.
Si un trabajador no
colabora plenamente con el tratamiento, el empleador podrá tomar las
medidas disciplinarias que considere oportunas” (O.I.T., TRATAMIENTO
DE CUESTIONES RELACIONADAS CON EL ALCOHOL Y LAS DROGAS
EN EL LUGAR DE TRABAJO, REPERTORIO DE RECOMENDACIONES
PRÁCTICAS DE LA O.I.T., Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra,
1996).
En el ámbito de la legislación nacional, consideramos que se
encuentran previstas dos situaciones distintas, cada una con un
tratamiento disciplinario también diferente: el consumo alcohólico
ocasional, por un lado, y la dependencia del alcohol, por el otro. El
numeral 72 inciso c) del Código de Trabajo contempla el primer
supuesto, cuando dispone: “Queda absolutamente prohibido a los
trabajadores (…) c)Trabajar en estado de embriaguez o bajo cualquier
otra condición análoga”. Por su parte, el inciso i) del artículo 81 ídem
contempla como justa causa de despido: “Cuando el trabajador después
de que el patrono lo aperciba una vez, incurra en las causales previstas
por los incisos a, b, c, d y e del artículo 72”.
26
Tales normas se refieren,
claramente, a la embriaguez ocasional, la cual, al afectar negativamente
la capacidad laboral, es considerada por nuestro ordenamiento como
una falta a las obligaciones impuestas por el contrato de trabajo, pero
sin que se le estime de una gravedad tal como para justificar, por sí
sola, el despido, sino que se exige, para su procedencia, el
apercibimiento previo y la reiteración de la falta. Ello se distingue de la
embriaguez-enfermedad –segundo supuesto a considerar-, que sí
configura una falta grave, en los términos del inciso l) del artículo 81 del
Código de Trabajo, debido a las consecuencias negativas que el
consumo de alcohol genera en el lugar de trabajo, tales como el
deterioro de la salud y de las relaciones interpersonales, incremento del
ausentismo, disminución del rendimiento del trabajo, merma de la
productividad, aumento de accidentes y problemas disciplinarios, así
como de la frecuencia de cambio de personal y de los costos de
formación y de contratación, y, por último, daños a la reputación de la
empresa (según se citan en la obra TRATAMIENTO DE CUESTIONES
RELACIONADAS CON EL ALCOHOL Y LAS DROGAS EN EL LUGAR DE
TRABAJO, REPERTORIO DE RECOMENDACIONES PRÁCTICAS DE LA
O.I.T., op.cit., p. 42) (ver, en igual sentido, CARRO ZÚÑIGA, Las justas
causas de despido en el Código de Trabajo y jurisprudencia de Costa
Rica, Editorial Juritexto, San José, 1992, p.57).
De los lineamientos
que, sobre esta materia, ha dictado la O.I.T., se extrae que debe dársele
27
un trato distinto a la enfermedad del alcoholismo respecto de los demás
padecimientos que puedan afectar al trabajador.
consiste
en
que,
tratándose
de
un
enfermo
Su especialidad
alcohólico,
sería
recomendable que el empleador le brindase una oportunidad para que
intente rehabilitarse, antes de proceder a despedirlo por ese motivo.
Así lo ha considerado UBALDO SERE al indicar que: “(...)cabe afirmar
que debe revertirse el enfoque puramente economicista que ve en el
trabajador adicto un factor de distorsión en el proceso productivo y
compatibilizar el mismo con un enfoque más humano que procure la
rehabilitación del trabajador. El trabajo o mejor dicho el mantenimiento
de la fuente de trabajo en el caso del trabajador adicto debe ser visto
como una de las más firmes posibilidades de rehabilitación. La pérdida
del mismo –a través de una política puramente sancionatoria- lo único
que consigue es aumentar el grado de marginalización.
Deberá
reconocerse asimismo que el empleador tiene la potestad de sancionar a
los trabajadores que incurran en faltas derivadas del consumo de
alcohol y drogas, luego que se le haya dado al trabajador la posibilidad
de asesoramiento, tratamiento y rehabilitación y no haya colaborado
plenamente en los mismos.” (UBALDO SERE (Jorge), “Aspectos
laborales referidos al consumo de alcohol y drogas en los lugares de
trabajo”, en Revista Derecho Laboral, N° 190, abril-junio 1998,
Montevideo, p. 687). La política patronal, entonces, no debería ser
28
sancionatoria, sino más bien dirigida a presionar al trabajador para que
busque y obtenga ayuda. El artículo 29 de la Ley General de Salud, Nº
5395 de 30 de octubre de 1973 dispone: “Las personas con trastornos
emocionales severos así como las personas con dependencia del uso de
drogas u otras sustancias, incluidos los alcohólicos, podrán someterse
voluntariamente
a
tratamiento
especializado
ambulatorio
o
de
internamiento en los servicios de salud y deberán hacerlo cuando lo
ordene la autoridad competente, por estimarlo necesario, según los
requisitos que los reglamentos pertinentes determinen” (no subrayado
en el original). De ello se desprende que, en nuestro país, el empleador
no puede obligar al trabajador a someterse a tratamiento alguno, pero sí
puede informarlo, asesorarlo o remitirlo para que lo reciba.
Si el
empleado se niega a colaborar, procede su despido sin mayores
miramientos.
Las consideraciones expuestas, por su enorme
trascendencia social y económica, sólo deben tenerse para aquellos
trabajadores que acrediten, por medios idóneos, ser dependientes del
alcohol, y así se concluya luego de analizar su comportamiento general
en el desarrollo de la relación laboral. Como última observación, cabe
destacar que el alcoholismo es una enfermedad incurable, pero tratable.
Por ello, el que sea incurable no da licencia para consumir ni para
justificar las faltas en que, por ese motivo, incurran los trabajadores. Al
empleador no se le puede imponer una carga de tal magnitud, sino tan
29
sólo la de brindarle una oportunidad al afectado, quien, si no la
aprovecha y continúa dando problemas, puede perfectamente ser
despedido (aunque, por ejemplo, presente un dictamen médico que haga
constar sus problemas de salud provocados por el alcoholismo, con el
fin de tratar de justificar sus ausencias).
Es, entonces, dentro de estos
lineamientos, que cabe considerar al alcoholismo-enfermedad como una
falta grave, en los términos del artículo 81 inciso l) del Código de
Trabajo.”
En el caso bajo análisis, el comportamiento del actor evidenciaba
una clara influencia del uso indebido de fármacos, de lo cual los
compañeros de trabajo, incluyendo otros médicos, tenían conocimiento.
No obstante, la aplicación de los criterios apuntados en la cita transcrita,
no resulta posible en el caso del actor; por cuanto, por los conocimientos
especiales propios de su profesión, es evidente que él tenía claridad
respecto de las graves consecuencias que su proceder podían acarrear en
la salud de los usuarios del servicio que la demandada está obligada a
prestar a todos los y las costarricenses, por disposición constitucional;
pudiéndose, inclusive, haber provocado la muerte de algún paciente. El
estado de enajenación generado por el consumo de fármacos no era
permanente y una vez concluidos los efectos, el accionante tenía plena
capacidad para comprender las graves consecuencias de su proceder, por
lo que debió abstenerse de realizar sus delicadas funciones y buscar su
30
recuperación. Luego, él era consciente de su padecimiento y, cuando se
dispuso su destitución, ya había sido atendido en el Instituto sobre
Alcoholismo y Farmacodependencia, donde inclusive se le había dado de
alta. No obstante ello, de nuevo reincidió en el consumo de fármacos y
siguió desempeñando sus normales labores, a pesar de que sus
conocimientos le permitían tener claridad respecto de la gravedad de su
proceder.
V.-
DE LA GRAVEDAD DE LAS FALTAS COMETIDAS POR EL
ACCIONANTE: Expuesto lo anterior, cabe concluir sobre la existencia y
gravedad de los hechos que le fueron atribuidos al demandante y que
justificaron su destitución. Así, en la propuesta de despido, basada en los
hechos tenidos por acreditados por el órgano director del proceso, la
primera falta atribuida refería que el día 2 de noviembre de 1.998, había
ingresado a la sala de operaciones bajo el efecto de sustancias
farmacológicas ingeridas por padecimiento gripal, de forma tal que asumió
una conducta anormal, consistente en pasos tambaleantes, esfuerzo para
abrir los ojos, así como picazón de nariz y otras áreas del cuerpo y ojos
enrojecidos.
Tal hecho fue debidamente acreditado y, al respecto, la
testigo …, en relación con el proceder del actor, señaló: “Fui compañera del
Doctor …. No tengo ningún interés en el asunto. El personal comentaba que
el Doctor … se comportaba inadecuadamente. Yo un día lo vi sosteniéndose
de un estante donde guardamos los equipos tratando de agarrar objetos en
31
el aire con los ojos cerrados. Lo vi con una marcha tambaleante. Eso sucedió
un día antes de que se desmayara en la Sala de Operaciones. Ese día tenía
los ojos enrojecidos, imperactivo (sic), se frotaba mucho los ojos, y como con
picazón... Ese día también estaba tambaleante, sus ojos los vi raros como
divagando y hablaba como arrastrando las palabras.” (folios 354-355). Por
su parte, la testigo …, manifestó: “Ese día la paciente estaba esperando que
la pasaran a Sala de operaciones y ella me preguntó quién le iba a dar la
anestesia, entonces yo le señalé que el Dr. … y ella me dijo que no quería
que el Dr. … le diera la anestesia, porque ella no lo veía bien, luego le
comuniqué al Dr. … que iba saliendo de la sala en ese preciso momento iba
entrando el Dr. … que es el Jefe de Anestesia, entonces el Dr. … le comunicó
al Dr. … que la paciente no quería que el Dr. … la anestesiara. El no se veía
bien, con ojos enrojecidos, tambaleándose, entonces en ese momento llamó a
la Técnica de Anestesia ... para que diera la anestesia ella, ese día el Dr. …
dijo que no se sentía bien.” (Folios 252-253). La segunda falta atribuida fue
la de haber ingresado a la sala de operaciones sin la vestimenta adecuada,
lo cual inclusive fue aceptado por el accionante, pero respecto de la sala de
recuperación. Así en su declaración administrativa señaló: “Entré con ropa
particular a la sala de recuperación y no al quirófano, esto es irregular pero
muchas personas lo hacen porque no hay un vestidor antes de entrar a
recuperación.” (folio 265). Sin embargo, en la confesional rendida en esta
sede, reconoció que la sala de recuperación forma parte de la sala de
32
operaciones; y, en ese sentido, señaló: “Es cierto. La sala de operaciones
incluye el quirófano, el pasillo que antecede y la sala de recuperaciones y la
zona donde está el personal de la de operaciones cuando hay cirugías. Al
quirófano nunca me presenté en ropa particular. Al pasillo que antecede sí
una vez estuve vestido de particular, y en la sala de recuperación sí estuve
vestido de particular en varias ocasiones.” (folio 344).
La tercera falta
atribuida consistió en el desmayo sufrido durante una operación.
hecho también quedó debidamente acreditado.
Este
La testigo …, en su
declaración administrativa, indicó que ella vio cuando el actor se cayó y
tuvieron que sacarlo del quirófano (folios 222-223).
Por su parte, …,
expuso los hechos acontecidos ese día, de la siguiente manera: “... estamos
en la operación en un momento el camillero estaba arescotado (sic) en la
pared y él me hizo un movimiento de cabeza para que yo volviera a ver hacia
atrás y volví a ver y vi que el Dr. … estaba como acurrucadito, entonces yo
me quedé viéndolo en el momento en que yo me paré él se cayó, yo me fijé si
el tubo de la paciente se había safado simplemente eran las conexiones que
se habían safado, entonces yo inmediatamente llamé a un compañero para
que nos ayudara a levantar al Dr. pero inmediatamente llegó la anestesista
… a continuar... cuando llegó el Dr. … el Dr. … le dijo que había que ayudar
a ese muchacho y dijo que llamara al Dr. … para que lo incapacitara
mientras se buscaba un padrino para que fuera internado en una clínica
para que le dieran el tratamiento indicado. Entonces el Dr. … no contestó
33
nada, luego el Dr. … el cirujano le dijo que había que ayudarlo al Dr., porque
si el Dr. … seguía dando anestesia el no seguía operando.” (folios 224-226).
Si bien el accionante atribuye el desmayo a que estaba enfermo de gripe,
por
haber
consumido
varios
antihistamínicos
y porque no había
desayunado (ver confesión al folio 344); aunque, según lo apuntado las
causas de lo sucedido pudieron haber sido otras; lo cierto es que tal
circunstancia no justifica en forma alguna lo acontecido; pues de lo
apuntado por él, está claro que no estaba en condiciones aptas para
ingresar a la sala de operaciones y el como médico lo sabía; y lo sucedido
pudo acarrear graves consecuencias, debido a la importante función que
debía cumplir durante la cirugía. En ese sentido, el testigo … señaló: “El
anestesista es el encargado de los monitores, es el encargado de mantener
los signos vitales adecuados y tomar las acciones inmediatas para estabilizar
al paciente.” (folios 352-353. Ver también la contestación a
pregunta de la confesional, al folio 344).
la primera
Por último, se le atribuyó la
ausencia de la sala de operaciones, por espacio de dos o tres minutos,
para dirigirse al cuarto séptico, sin justificación alguna. En la declaración
administrativa el accionante admitió este hecho y lo justificó al señalar que
iba a dicho aposento para peinarse y acomodarse la ropa (ver folio 265).
En la declaración rendida en esta sede varió la justificación de tal
proceder, al indicar que salía para lavarse las manos, y que también salía,
ya no al cuarto séptico, según se entiende, para traer instrumental o
34
medicamentos de urgencia.
Los hechos atribuidos al actor fueron
entonces debidamente demostrados y, a juicio de los integrantes de esta
Sala, fueron lo suficientemente graves como para justificar su separación
del puesto que ocupaba como médico anestesiólogo, pues con su conducta
puso en riesgo la salud de los pacientes, al grado que varios médicos
cirujanos se opusieron a seguir operando con él y, al menos en una
ocasión, una usuaria del servicio se negó a ser atendida por él, pues
resultaba evidente que no estaba en condiciones de ingresar a la sala de
operaciones.
Luego, con su proceder colocó a su empleadora en una
situación de alto riesgo, debido a la responsabilidad que eventualmente
ésta pudo enfrentar, derivada de un proceder inadecuado del demandante.
Por consiguiente, se estima que lleva razón la apoderada de la entidad
demandada, en cuanto acusa que los integrantes del órgano de alzada no
valoraron los alcances de la conducta del actor, que definitivamente hizo
imposible la continuación de la relación de servicio que mantenía con su
representada. Por consiguiente no puede disponerse la reinstalación del
accionante y el pago de los salarios caídos, como lo pretende su
representante; y tampoco puede ordenarse el pago del preaviso y de la
cesantía, según la pretensión subsidiaria que contiene la demanda; por
cuanto, como se indicó, el despido fue justificado.
VI.-
SOBRE EL PAGO DE GUARDIAS Y DISPONIBILIDADES: El
actor pretende que se ordene el pago de lo que le hubiera correspondido
35
por guardias y disponibilidades, durante el período en que estuvo
separado, mientras concluía la investigación administrativa, del 26 de
noviembre de 1.998 al 12 de agosto del 2.000, fecha en que se ordenó su
destitución. Asimismo, pretende el pago de intereses sobre esas sumas y
el reajuste en los montos de aguinaldo y salario escolar; sea la diferencia
entre lo que se le pagó y lo que le hubiera correspondido de haber
percibido aquellos rubros.
En la documental que consta a folios 166 y
167, fechada el 14 de mayo de 1.999, por la que el Jefe de Recursos
Humanos solicitó criterio a la Dirección Jurídica sobre el reclamo del actor
de pago de guardias y disponibilidades, se indicó que “Con anterioridad a
la separación laboral, el Dr. …, realizaba regularmente, guardias y
disponibilidades ya que se encontraba dentro de los horarios establecidos
para cumplir esa programación, pero a partir de la separación no se incluyó
en los roles.”
La Dirección Jurídica dio respuesta a la consulta hecha,
señalando que no resultaba procedente el pago solicitado; por cuanto se
trataba de tiempo extraordinario que no había sido debidamente laborado
y procedió a comunicar el acuerdo al actor, en los siguientes términos: “En
principio, la jornada extraordinaria es accesoria de la ordinaria. Si en este
momento, la jornada principal (sea la ordinaria) se encuentra suspendida, en
razón del principio de accesoriedad, la extraordinaria correría la misma
suerte. / Sobre este particular, la Sala Segunda de la Corte Suprema de
Justicia, mediante resolución 208 de las 9:10 hrs del 08 de Octubre de 1986,
36
se ha pronunciado respecto de la imposibilidad de acreditar trabajo que no
ha sido efectivamente realizado. / En razón de lo expuesto, no podría
pagarse un servicio que no se ha dado en forma efectiva.” (folios 5-6, 79-80,
146-147 y 142). El tratamiento que se le dio al reclamo sobre pago de
guardias de permanencia y disponibilidad fue como si se tratara de tiempo
laborado en forma extraordinaria.
Sin embargo, de las pruebas que
constan en los autos se desprende que el actor realizaba regularmente
guardias y disponibilidades, pues estaba en el rol establecido para cumplir
con la programación correspondiente. Por otra parte, de la certificación
que consta al folio 331, se desprende que en setiembre y octubre de 1.998
el actor percibía tanto salario ordinario como extraordinario; fijándose el
ordinario, en ese momento, en la suma de
¢370.284,84. Luego, si se
analiza el estudio de cuenta individual donde constan la totalidad de
salarios percibidos por el actor desde enero de 1.995, se desprende que de
manera regular percibía un monto mayor al que hubiera correspondido
sólo por salario ordinario (ver folios 323-324). Esto hace concluir que su
prestación normal incluía la realización de las citadas guardias y
disponibilidades y que no se trataba de un aspecto accesorio en su
relación de servicio, pues inclusive estaba incluido en la programación
correspondiente.
En un asunto conocido por esta Sala, relacionado
también con la realización y el pago de guardias de permanencia en la
prestación de servicio público de salud, se indicó lo siguiente:
37
“III.- Doctrinaria y jurisprudencialmente, se ha señalado que la
prolongación de la jornada ordinaria de trabajo debe responder a la
imperiosa necesidad del patrono. Se concibe, entonces, para ocasiones
excepcionales en las que por algún motivo de urgencia o apuro
excepcional se requiera del trabajador, sin que por ello sea dable
convertirlas en permanentes. En este caso no estamos ante situaciones
de carácter excepcional que diera lugar a labores ocasionales del galeno
demandante, sino ante una verdadera jornada adicional de carácter
permanente, cumplida en forma rotativa, que respondía a una
duradera y continuada necesidad propia del servicio público que la
demandada brinda en el área de urgencias de un centro médico, y que
implicó que el actor laborara en dicho departamento por un período de
tiempo que se extendió por más de una década, recibiendo la
remuneración respectiva que la entidad demandada pagaba a través de
cuentas denominadas "extras de médicos" (folio 34)... la Caja
Costarricense de Seguro Social, en uso de sus facultades y con la
orientación propia de quién busca satisfacer las demandas de los
usuarios de sus servicios, y el actor, convinieron en que, el segundo,
trabajara bajo la modalidad de guardias de permanencia, una jornada
adicional (pagadas como jornada extraordinaria), una vez concluida la
jornada común y según la programación al efecto realizada, con el objeto
de colaborar en la atención de las emergencias médicas. Esa mutación
38
en las condiciones iniciales de la relación, originadas por el acto
respectivo, concedió en su favor el derecho de participar en el rol de las
guardias de permanencia, en la atención de necesidades permanentes,
incorporándolas así a sus funciones. Las facultades que la ley concede
a la Caja Costarricense de Seguro Social, en cuanto a la organización,
funcionamiento y dirección del servicio público que presta, deben ser
razonablemente ejercitadas y con acopio de fundamentos objetivamente
válidos, amparadas en el principio de legalidad o bien en las
necesidades del servicio público que justifiquen adecuadamente el
cambio. En esta tesitura, la entidad patronal fundó la exclusión del actor
del
rol
de
las
guardias
de
permanencia,
en
una
supuesta
reestructuración del servicio de emergencias del Hospital San Juan de
Dios, así como también en la entrada de nuevo personal, circunstancias
sobre las cuales, no hizo prueba alguna en el expediente, conforme lo
mandan los numerales 317 del Código Procesal Civil en relación con el
452 del Código de Trabajo, razón por la cual no puede tenerse por
acreditada, ni mucho menos fundada o motivada, la actuación de la Caja
Costarricense de Seguro Social. La argüida contratación de nuevo
personal, de ser veraz la afirmación de la Caja, más bien induce a
considerar que estamos en presencia de una necesidad permanente y
aún y cuando el ingreso de nuevo personal se justifique plenamente a
fin de dar una atención más eficiente, jurídicamente hablando, no puede
39
concebirse como un justificante válido para atentar contra los derechos
ya incorporados a la relación de empleo. De lo anterior se sigue que la
demandada actuó en forma arbitraria, afectando derechos que habían
entrado ya en la esfera del servidor como parte integrante de su salario
y modificando su relación de servicio con la Institución, al eliminar su
participación en el rol de las guardias de permanencia indicadas,
irrogándole un perjuicio salarial, al verse disminuida la retribución que
por más de diez años percibió por su labor. En este orden de ideas, no
cabe duda que el actor tiene el derecho de participar en el respectivo rol
de las "guardias de permanencia" y a que le sean asignadas las
guardias respectivas, según lo falló el Tribunal de segunda instancia.”
(Sentencia N° 236, de las 9:30 horas del 15 de octubre de 1.997).
En el caso concreto, está claro que el actor no tenía un derecho adquirido
a
laborar
en
jornada
extraordinaria,
y
los
alcances
de
este
pronunciamiento no son tales; sin embargo, está claro que las guardias de
permanencia y disponibilidad venía laborándolas en forma normal, por
varios años, según se puede extraer de las pruebas citadas y estaba
incluido en un rol permanente. Su salario, realmente estaba conformado
no sólo por lo que percibía de manera ordinaria, sino por los rubros que se
le pagaban extraordinariamente, pero en forma permanente, según las
necesidades del servicio. Por consiguiente, se considera que tiene derecho
40
a que se le pague el rubro que le hubiera correspondido por guardias y
disponibilidad, durante el período en que estuvo suspendido con goce
salarial y a que se le paguen las diferencias que correspondan en los
montos de aguinaldo y salario escolar, así como los intereses legales
correspondientes, sobre las sumas adeudadas.
Luego, el cálculo
respectivo se hará con base en el parámetro señalado por el recurrente,
sea el promedio de lo percibido por haber realizado dichas guardias y
disponibilidades en los últimos seis meses de su prestación efectiva, pues
se considera adecuado dado que del reporte de salarios no consta que
durante ese período haya devengado una suma mucho mayor o extraña a
la que normal y mensualmente percibía por aquella labor, tal y como lo
dispuso el Ad-quem.
VII.-
CONSIDERACIONES
FINALES:
De
conformidad
con
lo
expuesto, está claro que no puede acogerse el recurso de la parte actora,
en cuanto pretende que se ordene su reinstalación y el pago de los salarios
caídos; por cuanto, como quedó expuesto, se estima que el accionante
incurrió en falta grave, que justificó su destitución. Por consiguiente, el
fallo debe ser revocado en cuanto ordenó el pago del preaviso, el auxilio de
cesantía y seis meses de salarios caídos. Debe confirmarse, en cuanto
ordenó el pago de lo correspondiente por guardias y disponibilidades,
durante el período en que el actor fue suspendido, para realizar la
investigación administrativa, así como los reajustes en el aguinaldo y el
41
salario escolar y los respectivos intereses.
También debe revocarse en
cuanto condenó a la accionada a pagar ambas costas del proceso; pues se
estima que procede fallar sin especial condena, con base en lo dispuesto
en el artículo 222 del Código Procesal Civil, aplicable al caso en virtud del
numeral 495 del de Trabajo, en el tanto en que sólo se acogieron parte de
las pretensiones del actor.
POR TANTO:
Se revoca la sentencia recurrida en cuanto condenó a la Caja
Costarricense de Seguro Social a pagar preaviso, cesantía y seis meses
de salarios, derechos respecto de los cuales se acoge la excepción de
falta de derecho. Asimismo, se revoca la sentencia, en cuanto le impuso
a la demandada el pago de ambas costas; y, en su lugar, se resuelve sin
especial condenatoria.
En lo demás, el fallo impugnado debe
confirmarse.
Orlando Aguirre Gómez
Zarela María Villanueva Monge Bernardo van der Laat Echeverría
42
Julia Varela Araya
Rolando Vega Robert
Exp: 01-300030-0341-LA
dhv
43
Descargar