Carrera Universitaria de Posgrado de Especialización en Dermatología Facultad de Ciencias Médicas Universidad Nacional de Rosario Manifestaciones Cutáneas de la Insuficiencia Renal Crónica AUTORA: Dra. Mariquena Corral TUTORA: Prof. Dra. Mónica Recarte 2014 1 INDICE Páginas Objetivos 4 Introducción 5 Alteraciones fisiopatológicas de la IRC 7 Toxicidad urémica 7 Alteraciones hidroelectrolíticas y del equilibrio ácido-base 9 Desnutrición 10 Anemia 10 Osteodistrofia renal 10 Alteraciones cardiovasculares 11 Manifestaciones cutáneas de la IRC 13 Signos y síntomas inespecíficos de la IRC 14 Prurito 14 Xerosis 17 Hiperpigmentación 18 Alteraciones ungueales 19 Uñas mitad y mitad o uñas de Lindsay 19 Leuconiquia 20 Ausencia de la lúnula 20 Hemorragias en astilla 21 Onicólisis 21 Líneas de Beau 21 Discromía amarillenta 22 2 Envejecimiento prematuro de la piel (elastosis actínica) 22 Alteraciones en el pelo 22 Escarcha urémica 23 Equimosis 23 Hiperqueratosis folicular 23 Desórdenes específicos de la IRC 23 Dermatosis perforante adquirida 23 Calcificaciones metastásicas 25 Calcificación nodular benigna (calcinosis cutis) 25 Calcifilaxis 26 Dermatosis bullosas 32 Porfiria cutánea tarda 32 Pseudoporfiria 34 Fibrosis sistémica nefrogénica 36 Conclusiones 40 Bibliografía 41 3 OBJETIVOS Hacer una revisión de las principales alteraciones fisiopatológicas que ocurren en la insuficiencia renal crónica y su traducción en la piel. Actualizar las dermopatías tanto inespecíficas como específicas, pero características de este trastorno ya sea en pacientes que reciben tratamiento sustitutivo mediante hemodiálisis o diálisis peritoneal como en los que no lo reciben. Efectuar una elaboración propia de conocimientos sobre las manifestaciones cutáneas de la insuficiencia renal crónica. Aportar las herramientas suficientes a los fines de poder reconocerlas y tratarlas a tiempo. Reducir la morbilidad y brindar confort a quienes padecen esta enfermedad crónica. Actuar con celeridad frente a aquellas patologías que puedan comprometer la vida. 4 INTRODUCCIÓN La insuficiencia renal crónica (IRC) es un síndrome con manifestaciones clínicas muy variadas que afecta a la mayor parte de órganos y sistemas, lo cual es un reflejo de la complejidad de las funciones que el riñón desempeña en condiciones fisiológicas, así como de las severas consecuencias que comporta la disfunción renal. La prevalencia e incidencia de la IRC terminal se han incrementado en las últimas décadas de forma exponencial, lo que la convierte en un grave problema de salud pública. Entre las enfermedades sistémicas más comunes que se asocian a manifestaciones cutáneas, se encuentra la enfermedad renal. Tanto la piel como las faneras y mucosas se ven afectadas cuando existe un deterioro crónico de la función renal. Existe una variedad de anormalidades cutáneas en pacientes con enfermedad renal crónica terminal que demuestran signos de su condición subyacente o revelan entidades patológicas asociadas; estos desórdenes cutáneos pueden observarse más comúnmente en pacientes insuficientes renales crónicos y algunos son exclusivos de esta población. Las posibilidades terapéuticas con las que cuentan los pacientes con IRC avanzada consisten en terapia sustitutiva de mantenimiento hemodialítica o diálisis peritoneal y trasplante de órgano sólido. La elección del tratamiento debe ser individualizada en función del estado de salud, incluyendo las comorbilidades asociadas, la preferencia del paciente y la posibilidad de contar con un donante histocompatible vivo o cadavérico. Las manifestaciones cutáneas pueden preceder u ocurrir luego de la terapia de sustitución renal. Ciertas condiciones pueden resolverse únicamente con el tratamiento dialítico o el trasplante de riñón, mientras que otras no responden al tratamiento. Independientemente de la causa de la falla renal, las manifestaciones en piel, suelen ser las mismas. Algunas de las más frecuentes son: palidez cutánea y ungueal, uñas mitad y mitad, prurito, xerosis, ictiosis, hiperpigmentación cutánea, hiperqueratosis folicular; mientras que la escarcha 5 urémica y las equimosis disminuyeron su prevalencia con la hemodiálisis. Las dermatosis perforantes adquiridas se observan en pacientes dializados así como la amiloidosis, las dermatosis bullosas, la calcinosis cutánea metastásica y la calcifilaxis se reportan con menos frecuencia. También se mencionan la fibrosis sistémica nefrogénica, la porfiria cutánea tarda y la pseudoporfiria. Es importante conocer e identificar las lesiones en piel y faneras asociadas a la insuficiencia renal crónica, que muchas veces escapan a su detección, aún por dermatólogos. Esta monografía se focaliza en los signos y síntomas cutáneos y de faneras tanto específicos como inespecíficos de la IRC y no se abordarán aquellas patologías debidas exclusivamente al trasplante renal como así tampoco las manifestaciones iatrogénicas, es decir como resultado directo del tratamiento. Por otro lado, el inmunocompromiso que padecen estos pacientes debido a su enfermedad de base (dado que los pacientes con IRC tienen una inmunidad celular alterada debido a una disminución en el contaje de linfocitos T), los hace más propensos a infecciones de variada índole, las cuales no serán abordadas. Se realiza una exhaustiva revisión de la bibliografía disponible, que incluye trabajos basados en la evidencia de elevado valor científico para lograr la seriedad que se pretende. 6 ALTERACIONES FISIOPATOLÓGICAS EN LA IRC La insuficiencia renal es un proceso que expresa la pérdida de capacidad funcional de las nefronas, con tendencia a empeorar y ser irreversible. El riñón tiene distintos tipos de funciones: depuradora, de regulación hidroelectrolítica y del equilibrio ácido-base, hormonales y metabólicas. El riñón juega un papel crucial en la regulación del medio interno realizando el ajuste en el balance diario entre los ingresos y la eliminación por orina de agua, sodio, potasio, cloro, calcio, magnesio, fósforo, bicarbonato e hidrógeno. El riñón sintetiza hormonas como la eritropoyetina, la renina y las prostaglandinas. La eritropoyetina estimula la eritropoyesis como respuesta a la hipoxia. La renina es un enzima que activa el angiotensinógeno a angiotensina, la cual a su vez por acción de la enzima de conversión cataliza el paso a angiotensina II con una potente acción vasoconstrictora y estimulante de la secreción de aldosterona por la corteza suprarrenal, reabsorbiendo sodio en el túbulo distal. Las prostaglandinas se generan a partir del ácido araquidónico, dando lugar a prostanoides vasodilatadores como la postaciclina y la prostaglandina E2 o vasoconstrictores como el tromboxano A2. El riñón participa en el metabolismo y eliminación de algunas hormonas como insulina, glucagón, cortisol, catecolaminas, somatotropina y prolactina. El riñón transforma la vitamina D inactiva en su metabolito activo o calcitriol1. La IRC afecta a muchos órganos y sistemas. En fases precoces no suele haber expresión clínica, si bien pueden detectarse anomalías bioquímicas y moleculares. La fase final aboca al síndrome urémico con un florido cortejo clínico. Toxicidad urémica Podemos definir al síndrome urémico como el conjunto complejo y variable de síntomas y signos secundarios a un deterioro de las funciones bioquímicas y fisiológicas, en paralelo con la progresión de la falla renal. Los 7 compuestos que se acumulan en la sangre y los tejidos durante el desarrollo de la IRC, directa o indirectamente debido a un aclaramiento renal deficiente, se denominan solutos de retención urémica. Éstos pueden modificar las funciones bioquímicas y fisiológicas y así contribuir al síndrome urémico2. En la actualidad, se reconocen alrededor de cien sustancias como toxinas urémicas que constituyen los productos metabólicos que se acumulan en la IRC. La urea, es reconocida como un marcador inequívoco de la retención y eliminación de solutos en los pacientes dializados. Es uno de los pocos solutos que ha sido correlacionado convincentemente con el resultado clínico de la hemodiálisis. Sin embargo, no es la concentración máxima de urea de por sí, sino las bajas relaciones de reducción de la misma intradiálisis y, más probablemente, el alto nivel promedio ambiental de urea, las que están relacionadas con una mortalidad aumentada. Por lo tanto, altas concentraciones de urea en sangre no están necesariamente relacionadas con un mal resultado si la remoción fue suficiente2. Podemos mencionar a las guanidinas (sustancias hidrosolubles producto del catabolismo muscular con acción neurotóxica que conforman un gran grupo de metabolitos estructurales de la arginina), entre las que se encuentra la creatinina y la dimetilarginina asimétrica (inhibidor endógeno de la sintetasa del óxido nítrico, su acumulación en la IRC disminuiría la producción de óxido nítrico, potente vasodilatador, provocando disfunción endotelial e hipertensión arterial). El fósforo es otro de los productos retenidos y se lo relaciona con el prurito, el hiperparatiroidismo y la disminución en la producción de calcitriol2. La homocisteína, tóxica para el endotelio vascular, favorece la proliferación de la fibra lisa muscular, la agregación plaquetaria y la trombosis1. Otras sustancias responsables del síndrome urémico son las que se agrupan como moléculas de peso medio, entre las que se encuentran la β2 microglobulina (un componente del antígeno mayor de histocompatibilidad que desempeña un rol protagónico en la amiloidosis relacionada con la diálisis), la parathormona y los productos finales de la glicación avanzada. El aumento en la concentración de parathormona se atribuye meramente a una secreción glandular aumentada; su exceso da lugar a un aumento del calcio intracelular lo 8 cual resulta en disturbios en la función de todos los sistemas orgánicos, incluyendo la mineralización ósea, la respuesta pancreática, la eritropoyesis y las funciones inmunológica, cardíaca y hepática. El hiperparatiroidismo resulta de la retención de fosfato, la disminución en la producción de calcitriol y la hipocalcemia. La parathormona es una de las pocas sustancias que ha sido ligada causalmente a la neuropatía urémica y juega un rol en la activación fibroblástica. Se la relaciona también a determinados síntomas urémicos como por ejemplo el prurito2. La glicación no enzimática de cadenas de proteínas con glucosa y sus productos de degradación da lugar a los productos finales de la glicación avanzada, responsables de disfunción endotelial y aterogénesis acelerada1. Los productos finales de la glicación avanzada se encuentran muy elevados en pacientes con IRC, no sólo debido a una excreción alterada sino a una producción incrementada. Otro mecanismo de rápida formación ocurre durante el estrés oxidativo y la subsecuente formación de compuestos carbonilo reactivos como (metil) glioxal. Estos productos finales de la glicación avanzada se acumulan en el tejido donde se entrecruzan con las proteínas, por ejemplo, el colágeno, induciendo el endurecimiento del tejido de los vasos sanguíneos y la piel. También pueden interactuar con los receptores de productos finales de la glicación avanzada y otros receptores, que conducen a la activación de mecanismos de la transducción intracelular que resulta en la liberación de citoquinas y mayor daño tisular en pacientes con IRC. Así, la determinación de la acumulación de productos de la glicación avanzada mediante autofluorescencia de la piel, constituye un fuerte determinante de la mortalidad por enfermedad cardiovascular en IRC3. Alteraciones hidroelectrolíticas y del equilibrio ácido-base A medida que avanza la enfermedad renal crónica existe una tendencia a la sobrecarga hidrosalina, lo que conduce a hipervolemia, edemas e hipertensión arterial volumen dependiente. Así mismo la IRC es causa de acidosis metabólica con anión gap elevado o normoclorémica por ser el riñón incapaz de eliminar distintas formas de ácidos, entre ellos: fosfatos, sulfatos y otros ácidos orgánicos. En lo referente a la kalemia, aún con importante deterioro del filtrado glomerular, la capacidad de kaliuresis se mantiene conservada. Cuando la disminución es severa, el riñón pierde la capacidad de 9 adaptación a la sobrecarga de potasio, lo que, conjuntamente con la acidosis metabólica, incrementan los valores de kalemia a niveles que ponen en riesgo la vida1. Desnutrición En la IRC, la restricción proteica controlada permite mantener un balance neutro o con cierta síntesis proteica. La acidosis metabólica activa el sistema proteolítico y destruye de forma irreversible los aminoácidos esenciales, degrada las proteínas musculares y disminuye la albúmina en plasma. La inflamación crónica, en estrecha relación con la aterosclerosis acelerada, conocido como síndrome MIA (malnutrición / inflamación / aterosclerosis), se acompaña de aumento de citoquinas circulantes que también estimulan la proteólisis por la misma vía. La diabetes, causa frecuente de IRC, y la resistencia a la insulina, presente también en la IRC, producen pérdida de masa muscular por el mismo mecanismo. La hemodiálisis y la diálisis peritoneal inducen el catabolismo por diferentes vías. Por último, ciertas toxinas urémicas podrían, por algún mecanismo no conocido en su totalidad, producir anorexia y desnutrición1. Anemia El déficit en la secreción de la hormona eritropoyetina por el riñón insuficiente es el principal mecanismo patogénico. También colaboran las pérdidas durante la diálisis, el hiperparatiroidismo secundario y la inflamación crónica que incrementan la resistencia al efecto de la eritropoyetina y la malnutrición que disminuye los aportes de hierro de la dieta. Osteodistrofia renal Las lesiones óseas que aparecen en la IRC se clasifican en: - Enfermedad ósea de remodelado alto u osteítis fibrosa o hiperparatiroidismo secundario y - Enfermedad ósea de remodelado bajo (enfermedad ósea adinámica y osteomalacia). 10 Cuando disminuye el filtrado glomerular se retiene fosfato con una disminución recíproca de calcio, el cual a su vez estimula la síntesis de parathormona. Por otra parte, la hiperfosforemia estimula también la síntesis de parathormona y la proliferación de células paratiroideas. La pérdida de masa renal funcionante comporta la menor actividad de 1 α-hidroxilasa, necesaria para la síntesis a nivel del túbulo proximal de calcitriol a partir de vitamina D de procedencia hepática. El déficit de calcitriol tiene como consecuencia la disminución de la absorción intestinal de calcio que, como se ha dicho, estimula la producción de parathormona. A nivel óseo, el exceso de parathormona estimula la resorción ósea. La enfermedad ósea adinámica, como su nombre lo indica, se refiere a un tejido óseo patológico que ni produce ni reabsorbe matriz ósea. La osteomalacia se produce o bien por intoxicación alumínica o déficit de vitamina D1. Un aspecto de especial relevancia es la tendencia de la uremia a desarrollar calcificaciones metastásicas. En presencia de un producto fosfocálcico elevado, se facilitaría la entrada de fosfato en la célula muscular lisa vascular y haría posible el cambio de fenotipo de la célula muscular lisa a osteoblasto1. Alteraciones cardiovasculares Los eventos cardiovasculares (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, vasculopatía periférica, accidente vascular cerebral) son la principal causa de morbimortalidad de los pacientes con IRC, antes de diálisis, en diálisis y luego del trasplante. La mortalidad cardiovascular de los pacientes en hemodiálisis es más de diez veces mayor en comparación con la población normal 4 . El motivo son las severas alteraciones que tienen lugar en la estructura del árbol arterial, arterias coronarias incluidas, así como en el músculo cardíaco. Desde hace años se conoce que, con la uremia, coexiste un proceso de aterosclerosis acelerada1. La rigidez arterial de los pacientes con IRC se correlaciona con la calcificación de la media. Son múltiples los mecanismos fisiopatológicos que conducen la rigidez arterial en la IRC, así podemos mencionar: una debilidad de la matriz extracelular debido a una producción incrementada de metaloproteinasa de la matriz presente en 11 pacientes con IRC, la acumulación de productos finales de la glicación avanzada, la disfunción endotelial, la endotelina, un potente vasoconstrictor producido por las células endoteliales, un estado inflamatorio crónico que, por medio de enzimas elastasas, degradaría la elastina de la matriz extracelular, el sistema renina-angiotensina-aldosterona también está implicado en el remodelado vascular así como también las dietas con alto contenido de sal. Recientemente, hay creciente evidencia sobre la participación activa de algunos reguladores del metabolismo óseo y del fosfato en el aumento de la calcificación y rigidez de la media y se habla del eje óseo-vascular4. 12 MANIFESTACIONES CUTÁNEAS DE LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA Se ha visto que los trastornos cutáneos secundarios a IRC son muy frecuentes, hay reportes que evidencian que en todos los pacientes evaluados se encuentra al menos una alteración cutánea atribuible a esta falla 5, 6, 7, 8 . Estos cambios cutáneos pueden observase comúnmente en pacientes con grado moderado de disfunción renal, previo a la progresión a enfermedad renal terminal, y, quejas cutáneas persistentes como xerodermia o prurito intratable, deben llevar a una pesquisa de falla renal. La incidencia de las causas subyacentes de IRC está cambiando globalmente; así, la diabetes mellitus y la hipertensión arterial han desplazado a las glomerulopatías como primer causa de IRC. Su frecuencia se distribuye de la siguiente manera: diabetes mellitus (40%), hipertensión arterial (24%), glomerulopatías primarias (19%), otras enfermedades (12%) e idiopáticas (4%)9. Sin embargo, los trastornos cutáneos observados en piel no parecieran depender de la etiología de la IRC. En estadios terminales, el tratamiento dialítico es esencial para mantener la homeostasis, aunque no es tan eficiente como el riñón sano para remover muchas sustancias, así como tampoco es capaz de reemplazar su función endócrina, lo que lleva a múltiples anormalidades metabólicas que se ven reflejadas en la piel. La frecuencia de las manifestaciones cutáneas es similar en pacientes dializados como no dializados9. Las manifestaciones cutáneas de la insuficiencia renal crónica abarcan un espectro que va desde condiciones banales a otras con amenaza de vida y pueden clasificarse en específicas e inespecíficas10: 13 Signos y síntomas inespecíficos Prurito Xerosis, ictiosis adquirida Cambios en la coloración de la piel Hiperpigmentación Palidez Tono pálido-amarillento Alteraciones ungueales Elastosis Equimosis Escarcha urémica Desordenes específicos Desordenes perforantes Calcificación metastásica Calcificación nodular benigna (calcinosis cutis) Calcifilaxis Dermatosis bullosa Porfiria cutánea tarda Pseudoporfiria Fibrosis nefrogénica sistémica SIGNOS Y SÍNTOMAS INESPECÍFICOS DE LA IRC Prurito Constituye uno de los hallazgos más frecuentes, característicos e irritantes de la insuficiencia renal crónica 11 , 5, 12 , 9 . Su prevalencia es de alrededor del 50% en los últimos estudios de series de casos12, 13, 14, 15. Puede ser localizado o generalizado, aunque se lo describe con mayor frecuencia localizado en dorso, abdomen y cabeza16, nocturno o a lo largo de todo el día. 14 El prurito severo, no sólo afecta la calidad de vida, si no que se lo asocia a peor pronóstico y constituye un factor predictivo independiente para mortalidad; esto se debería a una inflamación crónica subclínica17. Su etiología se desconoce. Se lo relaciona directamente con el grado de falla renal, el hiperparatiroidismo secundario, la anemia ferropénica, los niveles séricos aumentados de urea, creatinina, fósforo, magnesio, calcio y aluminio, la alta concentración de producto fosfocálcico, la proliferación de mastocitos con niveles elevados de histamina y de serotonina, la hipervitaminosis A (los pacientes con falla renal exhiben niveles epidérmicos aumentados de retinol -vitamina A preformada-), la proliferación de nervios sensoriales enolasa positivos específicos en la epidermis y la deposición de ciertos pruritógenos (β2-microgloblina, productos de la glicación avanzada) y moléculas intermedias5, 9, 11, 12, 14, 17, 18 . El mayor tiempo bajo tratamiento dialítico también estaría relacionado con el prurito así como los valores bajos de albúmina en suero8, 14, 19. Se vincula al prurito en la IRC con el grado de xerosis en estos pacientes6; sin embargo, se observa que a pesar de que la integridad de la barrera cutánea se encuentra deteriorada, su capacidad de recuperación de la permeabilidad parece íntegra y aunque la piel seca en pacientes con IRC se asocia a niveles reducidos de glicerol en el estrato córneo, la ultraestructura pareciera no verse afectada 20 . Otros factores agravantes que se describen serían el descanso, el calor, la sudoración, la vestimenta, el estrés psicológico y los alimentos21. Se postula que un deterioro inmunológico, debido a la uremia por sí misma o a la diálisis, jugaría un rol en la patogénesis del prurito urémico22. Se cree que el estado proinflamatorio que presentan los pacientes en hemodiálisis, desempeña un rol central en la patogénesis del prurito ya que se ha observado un claro predominio de diferenciación de células T helper 1 sobre T helper 2 en pacientes que lo padecen, así como también valores elevados de proteína C reactiva e interleuquina 6. El uso de inmunosupresores y corticoides muestra una relación negativa con el prurito, probablemente por su efecto antiinflamatorio19. Otros mecanismos menos entendidos de prurito incluyen sensibilización antigénica a la diálisis, valores elevados de serotonina, anormalidades plasmáticas de ácidos grasos esenciales, déficit de 15 eritropoyetina y diálisis subóptima16. Se observa también que son más propensos a padecer prurito moderado a severo, aquellos pacientes con enfermedad pulmonar, insuficiencia cardíaca congestiva, enfermedad neurológica, ascitis, hepatitis C, valores de glóbulos blancos superiores a 6.700 céls/ml y aquellos que padecían prurito, previo al inicio del tratamiento dialítico14, 15 . Por otro lado, se ha observado una prevalencia mayor en hombres, esto se debería a múltiples factores, el uso de emolientes, más instalado en el sexo femenino, sería una posible explicación15. Secundario al prurito pueden observarse excoriaciones, liquen simple crónico, koebnerización de dermatosis adquirida perforante, huellas por rascado y prurigo nodular10, 11, 23 . Otras complicaciones serias incluyen: privación del sueño, depresión, agotamiento, reducción de la calidad de vida e ideas suicidas14, 16, 21. Se ha descripto que los episodios de prurito urémico se exacerban por la noche en un 60 %21 por lo tanto es de esperar que tenga un impacto negativo en la calidad de sueño y por último afectar el funcionamiento físico y mental, ésto se menciona como un causal del mayor riesgo de mortalidad (17%) que tienen los pacientes que lo padecen14. Como diagnósticos diferenciales pueden mencionarse otras causas de prurito como: enfermedad obstructiva de la vía biliar, trastornos endócrinos, desórdenes mieloproliferativos, enfermedades malignas viscerales y trastornos neurológicos y psiquiátricos. También deben descartarse escabiosis, dermatitis atópica, dermatitis por contacto alérgica y reacciones alérgicas a componentes de la diálisis. Finalmente, deben excluirse también, reacciones por hipersensibilidad a drogas u otros10. Para el manejo de esta afección contamos con la Capsaicina, un alcaloide natural extraído de la planta del chile; en crema al 0,025% es efectiva para el tratamiento del prurito localizado en las zonas más pruriginosas con limitados efectos adversos. Es un analgésico tópico que disminuye la sustancia P a nivel neuronal y previene su reacumulación. Otro tratamiento tópico descripto cuando el prurito es localizado, es el Tacrolimus en ungüento al 0,03%, dos veces al día, durante 7 días en los sitios más afectados, que demostró ser seguro y efectivo en tratamientos a corto plazo en pacientes con 16 prurito severo22. La fototerapia con UVB demostró grados variables de efectividad, administrada dos veces por semana por cuatro semanas 5, 16 . Se cree que suprime la liberación de histamina, reduce los niveles de vitamina A en la epidermis y desactiva las sustancias circulantes pruritogénicas. Sin embargo, aumenta el riesgo de cáncer de piel, sobre todo en pacientes de piel clara que subsecuentemente son candidatos a ser trasplantados. La Naltrexona, antagonista de los opiáceos, a dosis de 50 mg/día vía oral durante 7 días, demostró eficacia en el tratamiento del prurito16. Se describe también el uso de Carbón activado por vía oral a dosis de 6 gr/día ingeridos dos horas antes o una hora luego de las comidas u otras medicaciones. Teniendo en cuenta que la histamina y la serotonina tendrían un rol crucial tanto en la aparición como en la percepción del prurito, el Ondansetrón, inhibidor potente y selectivo de los receptores serotoninérgicos, es una droga efectiva, segura y bien tolerada para el tratamiento del prurito urémico en pacientes en diálisis, en dosis de 4 mg, dos veces al día durante 3 meses18. La paratiroidectomía no constituye una medida de rutina para el prurito urémico a menos que coexista con hipercalcemia e hiperparatiroidismo16. El tratamiento curativo del prurito en la IRC consiste en el trasplante renal10. Xerosis Constituye otro de los hallazgos más frecuentes, observándose en el 50 al 80% de los pacientes5, 6, 7, 9, 12. Su forma de presentación puede variar desde estados descamativos más o menos intensos hasta formas ictiosiformes24. Puede ser localizada o generalizada aunque se la observa con mayor frecuencia en las extremidades, predominantemente en las superficies extensoras de antebrazos, piernas y muslos5, 12. No sólo constituye un síntoma muy molesto sino que además aumenta la predisposición a infecciones ya que retrasa la curación de heridas13. También pueden observarse excoriaciones11, liquenificación y fisuras6. Relacionado con la xerosis puede encontrarse además, pérdida de la extensibilidad de la piel, envejecimiento cutáneo precoz, fotosensibilidad, elastosis y queratosis actínicas, aumento de la frecuencia de queratoacantomas y atrofia cutánea24. La alteración de la queratinización 17 también puede manifestarse como ictiosis, hiperqueratosis plantar, atrofia y elastosis6. En su etiopatogenia se incrimina a: la reducción en el tamaño y la función de las glándulas sudoríparas ecrinas y glándulas sebáceas, la presencia de hiperglicemia por la menor hidratación del estrato córneo, la alteración en el metabolismo de la vitamina A, cuyo contenido se encuentra aumentado en la piel y el uso de diuréticos5, 12, 13 . Se la relaciona además con la disminución de ácidos grasos esenciales linoleico y linolénico, disminución de la enzima que transforma retinol en ácido retinoico, disminución del clearance renal de la proteína de unión del retinol y acidez del manto cutáneo24. La xerosis se encuentra sobre todo en pacientes en tratamiento hemodialítico7. Como terapéutica se recomiendan duchas cortas con agua tibia, uso de syndets y emolientes (por ejemplo urea 10%). Hiperpigmentación Es otra de las manifestaciones frecuentes, observadas en el 50-70% de los pacientes5, 8, 9. Suele ser difusa con predominio en zonas fotoexpuestas. También puede observarse como máculas hiperpigmentadas en palmas y plantas y en forma difusa en mucosas8, 17, 25 . El mecanismo implica tanto estrés oxidativo como formación de sustancias precursoras de la melanina11. También se la relaciona con la acumulación aumentada de melanina en el estrato basal de la epidermis y en la dermis superficial debida a un aumento de hormona melanocito-estimulante β por su reducida excreción renal y su pobre dializancia5, 12, 26 . La hiperpigmentación se observa más en pacientes en tratamiento con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina. A su vez, el tratamiento hemodialítico de larga data se asocia con mayor pigmentación6. La diálisis peritoneal continua ambulatoria es un factor protector de hiperpigmentación, así como los antiácidos y la hiperuricemia11. También se le atribuye una pigmentación aumentada a la hemosiderosis por reiteradas transfusiones a las que son sometidos quienes padecen IRC y reacciones fotoalérgicas o fototóxicas a medicamentos utilizados frecuentemente en estos pacientes como 18 la furosemida y el ácido nalidíxico que pueden dejar hiperpigmentación residual24. En la mayor parte de los estudios, la hiperpigmentación es refractaria al tratamiento y suele agravarse en los pacientes en diálisis y se revierte con el trasplante renal13. Se recomiendan medidas de cuidado a la exposición solar. Alteraciones ungueales Las alteraciones ungueales son frecuentes (50-70%)8, 9, 11, 27 . Se observa al menos un tipo de alteración ungueal en el 60% de los pacientes con IRC y en el 62% de los pacientes en tratamiento hemodialítico, siendo las alteraciones más comunes las uñas mitad y mitad, la ausencia de lúnula y las hemorragias en astilla27, 28. La prevalencia de los trastornos ungueales entre los pacientes con IRC, se ve influenciada significativamente por los valores de parathormona, lo que sugiere un posible rol del hiperparatiroidismo secundario en el daño ungueal. La hemodiálisis no mejora los trastornos ungueales28, de hecho, la prevalencia aumenta con el tiempo en diálisis, sobre todo las uñas mitad y mitad29. En general, los trastornos ungueales se observan con mayor frecuencia en los pacientes en hemodiálisis que en los que realizan diálisis peritoneal, excepto las uñas pálidas que son más prevalentes entre estos últimos8. Uñas mitad y mitad o uñas de Lindsay Es una afección sistémica caracterizada por una decoloración rojiza, rosada o amarronada del lecho ungueal distal que ocupa entre el 20 y el 60% de la uña, con la porción ungueal proximal blanca opaca8. La decoloración no desaparece con la presión16, ni se modifica con el crecimiento de la uña, lo que implica que esta alteración se origina en el lecho ungueal y no en la matriz30. Constituye la onicopatía más común (alrededor del 40%)7, 8. Su prevalencia aumenta con el tiempo en diálisis y desaparecería con el trasplante renal5, 31. En la histología se observa un aumento en el número de capilares con disminución en el espesor de la pared de los mismos16. 19 Se cree que se debe a un acúmulo de gránulos de melanina aumentado en las capas basales de la epidermis ungueal y en la lámina ungueal5, 27. El mecanismo fisiopatológico no está del todo claro, una hipótesis propone el aumento de la concentración tisular de la hormona estimulante de melanocitos β, debido a su pobre dializancia16. En otros casos se ha demostrado una densidad capilar incrementada por debajo de la lámina ungueal27. Lindsay, de quien deriva su nombre, creía que se debía a una constricción del retorno venoso del lecho ungueal, llevando a su decoloración32. Se la relaciona también con largos períodos de uremia28. Originalmente se consideraba que las uñas mitad y mitad eran específicas de los trastornos urémicos; sin embargo, se las puede observar también en la enfermedad de Kawasaki, la cirrosis, el déficit de zinc, la enfermedad de Crohn y la pelagra. Por lo tanto, hay acuerdos en cuanto a que son características de los pacientes urémicos, pero no son patognomónicas 27, 29 . Leuconiquia Consiste en la pérdida de la transparencia de la lámina ungueal que adquiere una coloración blanca opaca. Constituye uno de los cambios ungueales más observados, con una prevalencia del 23%8, 9. Depende de la causa de la IRC ya que se observa con mayor frecuencia si es de etiología diabética e idiopática. La eritropoyetina y los niveles de fósforo son protectores contra la aparición de esta manifestación11. La leuconiquia también podría ser un signo de anemia9. Es significativamente más frecuente en pacientes trasplantados renales que en pacientes hemodializados y controles31. Ausencia de lúnula La lúnula visible depende del tamaño de la matriz ungueal, por lo tanto, el tamaño de la matriz es directamente proporcional a la aparición de la lúnula ya que consiste en la extensión distal de la matriz. La ausencia de lúnula se observa en enfermedades caracterizadas clínicamente por onicólisis, uñas distróficas, onicomadesis, traquioniquia, hiperqueratosis subungueal y a veces en personas sanas. Se observa en pacientes con IRC en alrededor del 20% y 20 puede manifestarse en cualquier momento durante el curso de la hemodiálisis. Sin embargo, se cree que es la falla renal por sí misma y no la hemodiálisis específicamente, la que desempeña un rol en el desarrollo de la ausencia de lúnula31. Es posible que este trastorno refleje una variedad de complejos factores en hemodiálisis, incluidos cambios metabólicos en adición con la anemia27, 31. Hemorragias en astilla Son finas líneas longitudinales subungueales, color rojo oscuro o café, que no desaparecen con la presión. Se las observa en el 10% aproximadamente, sin embargo estas cifras no difieren de lo observado en la población general, por lo tanto se cree que sean más probablemente secundarias a traumatismos y no características de esta población8. Se desconoce su patogenia exacta pero la fragilidad capilar y la disfunción trombocitaria son comunes en estos pacientes y contribuirían a su desarrollo. El trasplante renal reduciría su frecuencia31. Onicólisis Es el despegamiento de la lámina ungueal de su lecho distal y/o lateral, conservando la unión con la matriz. La uña despegada tiene color amarillento-blanquecino. Se la observa en el 7%. En condiciones normales, la lámina ungueal se adhiere estrictamente al lecho ungueal, especialmente en la banda onicocorneal. Esta zona representa una barrera anatómica y su disrupción produce la separación de la lámina ungueal con onicólisis. La onicólisis es un cambio ungueal muy común que se debe a causas tanto locales como sistémicas. En pacientes con IRC estaría asociada a ciertos fármacos que causarían fotosensibilidad que llevaría a la fotoonicólisis27. Líneas de Beau Constituyen depresiones profundas en sentido transversal que se inician en la matriz y progresan distalmente con el crecimiento ungueal. Se asocian con defectos transitorios de la función de la matriz ungueal y pueden ocurrir luego de enfermedades severas. Los trastornos metabólicos e 21 inflamatorios propios de la IRC podrían darle origen. La edad es un factor protector y el uso de estatinas constituye un factor de riesgo11. Discromía amarillenta Consiste en una coloración cetrina de la piel que se debería al depósito de pigmentos liposolubles como lipocromos y material carotenoide a nivel de la epidermis y el tejido subcutáneo8, 26 . Este trastorno es significativamente más prevalente en pacientes hemodializados que en los que realizan diálisis peritoneal. La prevalencia de los trastornos pigmentarios aumenta con respecto al tiempo en diálisis y sobre todo, la discromía amarillenta. Es posible especular que la diálisis peritoneal es más efectiva para remover estos pigmentos debido a que filtra partículas de un mayor peso molecular que la hemodiálisis8. Envejecimiento prematuro de la piel (elastosis actínica) En los pacientes en tratamiento hemodialítico por largo tiempo, se observa un aumento marcado del envejecimiento cutáneo preexistente con arrugas amplias como signo de elastosis actínica y formación de comedones que se asemejan al síndrome Morbus Favre-Racouchot13. Este hallazgo se observa en el 13% de los pacientes6. Se ha descripto una relación directa entre este envejecimiento prematuro y el tiempo con diálisis peritoneal23. Alteraciones en el pelo Se pueden encontrar alteraciones en cantidad, calidad y color del pelo. Se reporta alopecia difusa, pelo escaso en el cuerpo, fragilidad capilar, pelo opaco y seco. Este último se debería a la disminución de la secreción sebácea5, 12. Estas alteraciones pueden ser debidas a anemia, hipervitaminosis A, déficit nutricional, vitamínico y alteración en los niveles de oligoelementos24. 22 Escarcha urémica Debido a que la aclaración de urea y otros productos se encuentra reducida, estas sustancias se secretan por el sudor, depositándose en las glándulas ecrinas. Los cristales de urato son blanco-amarillentos y aparecen en cara cuello y brazos. Gracias a la hemodiálisis, ésta se ha convertido en una presentación cutánea poco común12. Equimosis Se observa en el 10% de los pacientes. Tanto la equimosis como otras anormalidades por sangrado, se observan en pacientes con falla renal debido a defectos de la hemostasia primaria (fragilidad capilar aumentada, disfunción plaquetaria y uso de heparina durante la diálisis)7. Hiperqueratosis folicular La hiperqueratosis folicular es la sobreproliferación de queratina en los folículos pilosos. Se manifiesta clínicamente por pápulas foliculares localizadas fundamentalmente en tronco y miembros, respetando palmas, plantas y mucosas. Las espículas que la componen poseen proyecciones digitiformes y puede aparecer sobre la cara, el cuello y el pecho. Constituye un signo inespecífico de IRC. DESORDENES ESPECÍFICOS DE LA IRC Dermatosis perforante adquirida La dermatosis perforante adquirida constituye un amplio espectro de desórdenes donde se produce una eliminación transepidérmica de material desde la dermis frente al mínimo daño de estructuras vecinas. Se observa, más comúnmente, en pacientes con insuficiencia renal en estadios terminales (78%) y diabéticos (27%)33. En los pacientes con IRC se la observa en un 18%7. Esta dermatosis comparte características con las dermatosis perforantes 23 primarias (enfermedad de Kyrle, foliculitis perforante, colagenosis perforante reactiva, elastosis perforante serpiginosa). En general, las lesiones comienzan pocos meses después de iniciar la diálisis. Se asocian a prurito renal y a diabetes mellitus. Consisten en pápulas o nódulos umbilicados o crateriformes que, con frecuencia, poseen un tapón queratósico central y pueden coalescer formando placas verrucosas, distribuidas en zonas con folículos pilosos sujetas a fricción. Se localizan en las zonas flexoras de las extremidades, pero también en tronco, cuello, cara y, más raramente, cuero cabelludo34. En caucásicos las pápulas son rosadas, mientras que en pieles oscuras se observan pápulas amarronadas o hiperpigmentadas10. Suele haber koebnerización y prurito severo en un 70%33. Por lo general las lesiones resuelven de forma espontánea con el desarrollo continuo de nuevas lesiones10. Los hallazgos histológicos son indistinguibles de los demás desordenes perforantes y comparten características de todos ellos. Se observa eliminación transepidérmica de varias sustancias como queratina, colágeno y fibras elásticas33. Se observan cuatro tipos de lesiones: 1) Invaginación epidérmica rellena con un tapón queratótico mezclado con restos celulares y neutrófilos, hallazgos semejantes a la enfermedad de Kyrle (45,5%). 2) Invaginación epidérmica con forma de copa rellena con un tapón consistente en queratina, restos celulares y neutrófilos. Puede haber acúmulos de colágeno orientados verticalmente en la base de las lesiones. Con la coloración tricrómica de Masson se constata eliminación transepidérmica de colágeno, consistente con colagenosis perforante reactiva (36,4%). 3) Destrucción folicular con queratina y restos celulares y un infiltrado mononuclear o mixto perifolicular, compatible con foliculitis perforante (13,6%). 24 4) Invaginación epidérmica con forma de copa con restos celulares y en dermis, fibras elásticas aumentadas y degeneradas. Con la tinción de Van Gieson se ve eliminación transepidérmica de fibras elásticas, todo esto compatible con elastosis perforante serpiginosa33. Esta entidad se encuentra probablemente ligada al tratamiento dialítico. Por otro lado su localización en zonas expuestas a trauma, la presencia de prurito y fenómeno de Koebner hacen pensar que el traumatismo superficial y suave sería un factor etiológico importante. La biopsia cutánea es típicamente diagnóstica de esta enfermedad. El diagnóstico diferencial debe hacerse con desórdenes perforantes primarios, prurigo nodular, verrugas vulgares, queratoacantomas eruptivos, frinodermia (piel de sapo), queratosis pilar y liquen plano hipertrófico35. El manejo terapéutico es dificultoso. Pueden utilizarse corticoides tópicos de alta potencia, corticoides tópicos oclusivos, corticoides intralesionales, aunque no previenen el desarrollo de nuevas lesiones. Los retinoides tópicos, la vitamina A vía oral y los retinoides vía oral ofrecen respuestas variables. Se describe también el uso de crioterapia y queratolíticos. Se menciona el uso de radiación UVB23. Calcificaciones metastásicas La calcificación metastásica es la precipitación de sales de calcio en un tejido normal debido a la alteración en el metabolismo fosfocálcico. Puede afectar la vasculatura, la mucosa gástrica, los riñones, los pulmones y el tejido cutáneo y subcutáneo. En la IRC la calcificación cutánea puede presentarse en forma benigna como una calcificación nodular (calcinosis cutis) o en cuadros severos como la calcifilaxis. Calcificación nodular benigna (calcinosis cutis) Consiste en un depósito de calcio en los tejidos subcutáneo y cutáneo normales. 25 Clínicamente se observan pápulas, placas y nódulos firmes, indoloros, que pueden drenar en forma espontánea material blanquecino. Suele comprometer zonas periarticulares y las yemas de los dedos, siendo estas últimas dolorosas. En la histopatología, en tinciones con hematoxilina-eosina, se observa un material azul homogéneo (calcio) en dermis superficial o celular subcutáneo. Ocasionalmente, adyacente a este depósito, se observan células gigantes por cuerpo extraño. En la tinción de Von Kossa, los depósitos se tiñen de negro. En la fisiopatología interviene el clearance reducido de fosfato, que acontece en la IRC, llevando a hiperfosfatemia. A esto se suma una producción alterada de vitamina D, que resulta en una disminución de la absorción intestinal con niveles de calcio reducidos. Esta hipocalcemia estimula un hiperparatiroidismo secundario que moviliza calcio y fosfato del hueso al suero. Cuando el producto fosfocálcico se encuentra aumentado en el suero ocurren las calcificaciones metastásicas. En el manejo de esta patología se deben normalizar los niveles de calcio y fosfato en el suero. Esto se puede alcanzar disminuyendo la ingesta de fósforo en la dieta, el uso de ligadores de fósforo y la paratiroidectomía. Un quelante del fósforo utilizado en nuestro país es el Sevelamer. Calcifilaxis También denominada arteriolopatía urémica calcificante, consiste en una necrosis cutánea progresiva secundaria a la calcificación de las paredes de los vasos pequeños. Constituye una condición devastante con amenaza de vida y alta mortalidad. La patogénesis es multifactorial y permanece bajo especulaciones. Los mecanismos de calcificación vascular subyacen al desarrollo de calcifilaxis. El nivel de fosfato inorgánico elevado, ha sido considerado como uno de los factores más importantes para el inicio de la calcifilaxis ya que generaría en el musculo liso la expresión de marcadores osteogénicos y cambios fenotípicos que predisponen a la calcificación36. Como factores de riesgo se mencionan: 26 agentes sensibilizantes como hiperparatiroidismo, IRC de cualquier causa, producto fosfocálcico elevado (>60-75 mg2/dl2) y exposición a vitamina D10. Aunque esto se encuentra en revisión ya que cada vez hay más reportes de calcifilaxis en pacientes con niveles de parathormona, fosfato y producto fosfocálcico normales. Se describen agentes gatillantes de esta patología: inmunosupresores, linfoma, transfusiones de sangre, calcitriol endovenoso, HIV, trauma local, obesidad, hipoalbuminemia. Aunque también se describe que el inicio de hemodiálisis podría precipitar esta patología; en este caso se postula que una afluencia de calcio desde el dializado hacia la sangre del paciente, sumado a la elevación del pH, debido al alto nivel de bicarbonato en el dializado, lleva a la presencia de sustrato abundante en un entorno favorable para la formación de complejo fosfocálcico37. El uso de ligadores de fosfato que contienen calcio y de análogos de la vitamina D3 para el tratamiento del hiperparatiroidismo secundario también estaría relacionado con la patogenia de esta patología36. Clínicamente, se caracteriza por la aparición súbita de lesiones cutáneas en forma de máculas violáceas, dolorosas, induradas, que se agrupan conformando placas y adoptan un patrón retiforme (tipo livedo reticular), con bullas fláccidas, hemorrágicas, que tienden a necrosarse parcialmente, dejando úlceras recubiertas por escaras necróticas. Son diseminadas y se localizan con mayor frecuencia en extremidades inferiores, y en regiones con gran cantidad de grasa subcutánea y, por lo general, respeta la cara34. Los hallazgos histopatológicos son específicos pero no, patognomónicos. Es propio de esta patología, el hallazgo de alteraciones a nivel profundo, en dermis y tejido celular subcutáneo, por lo que la biopsia por punch suele ser muy superficial y se recomienda biopsia por losange35. Característicamente se observa calcificación medial con hiperplasia de la íntima de pequeñas arterias y arteriolas de la dermis y el tejido celular subcutáneo. En el interior de los vasos pueden observarse trombos de fibrina. La epidermis suprayacente evidencia necrosis isquémica. Se observa un depósito delicado de calcio rodeando lipocitos o una calcificación global de los capilares septales en el tejido subcutáneo. También se describe paniculitis 27 lobular con necrosis adiposa y un proceso inflamatorio compuesto por neutrófilos, linfocitos e histiocitos con raro compromiso septal10. El diagnostico diferencial clínico de la calcifilaxis es amplio. Las vasculitis sistémicas, incluidas la poliarteritis nudosa y la púrpura de Schöenlein Henoch, se manifiestan como púrpura palpable que puede progresar a necrosis cutánea. En las enfermedades del tejido conectivo como el lupus eritematoso sistémico, el síndrome antifosfolipídico y el síndrome CREST (calcinosis, enfermedad de Raynaud, disfunción de la motilidad esofágica, esclerodactilia y telangiectasias) puede ocurrir una vasculitis clínicamente similar a la de la calcifilaxis. En la crioglobulinemia, la criofibrinogenemia, la necrosis cutánea por warfarina, el déficit de vitamina C, la gangrena aterosclerótica y en la embolia por colesterol puede observarse livedo reticular. En sus estadios iniciales, la calcifilaxis, puede ser imitada por una celulitis, una paniculitis (como la pancreática) y un escleredema localizado. El compromiso distal es difícil de diferenciar de una gangrena acral progresiva por diabetes. Deben excluirse causas infecciosas como micosis profundas y fascitis necrotizante. Por último, la hiperoxaluria primaria con oxalosis cutánea, puede ser indistinguible tanto clínica como patológicamente de la calcifilaxis. En el estudio de esta patología se deben incluir: los valores séricos de nitrógeno ureico, creatinina, fosfato, calcio, y parathormona. Se deben solicitar anticuerpos antinucleares, anticuerpos anticitoplasma de neutrófilos, niveles de crioglobulinas y criofibrinógeno, serología para virus de la hepatitis B y C, amilasa, lipasa. Se puede solicitar radiografía de la zona afectada donde puede observarse una fina red lineal doble, aunque es poco específica. La técnica más útil para su diagnóstico es la biopsia incisional que debe ser remitida para tinción con hematoxilina-eosina, cultivos e inmunofluorescencia directa. Pueden realizarse también estudios hemodinámicos como ecografía doppler, angiografía. El pronóstico de esta patología es ominoso con un 60-80% de mortalidad por sepsis, falla orgánica e inanición 23, 36. La localización proximal de la necrosis tiene peor pronóstico de que la distal. 28 Como prevención primaria se deben reducir los niveles de fosfato y de calcio y monitorizar sus valores plasmáticos, evitar el hiperparatiroidismo y tratar la obesidad35. Cuando se inicia hemodiálisis en pacientes que tienen un producto fosfocálcico aumentado, se recomienda normalizarlo al máximo posible, mantener una adecuada hidratación, el uso de dializados reducidos en calcio, evitar los análogos de la vitamina D3 y las medicaciones que contengan calcio. Debido a que el tiosulfato de sodio previene la precipitación de complejos fosfocálcicos, su uso empírico en tratamientos hemodialíticos iniciales, sería efectivo para prevenir esta patología potencialmente mortal37. En los pacientes con diagnóstico de calcifilaxis muchas de las conductas terapéuticas tienen como objetivo corregir los trastornos metabólicos en el fósforo y el calcio; se debe buscar normalizar el producto fosfo-cálcico y controlar el hiperparatiroidismo secundario con dietas bajas en fosfato (<43 mg/d), hemodiálisis con calcio bajo y el uso de ligadores de fósforo dietarios sin carbonato de calcio como el Sevelamer. Para evitar la hipercalcemia se recomienda el uso de Cinacalcet, un modulador alostérico del receptor sensor del calcio de la superficie de las células paratiroideas. Aumenta la sensibilidad del receptor para ser activado por el calcio iónico extracelular, suprimiéndose la liberación de hormona paratiroidea, al mismo tiempo disminuye los niveles de fósforo y calcio séricos37. Se describe también el uso de bifosfonatos, Pamidrontato endovenoso y Etidronato vía oral, asumiendo que modifican el crecimiento de cristales, o la reabsorción, de hidroxiapatita de calcio. Estos compuestos también pueden suprimir el acceso de los precursores de osteoclastos en superficies del hueso y su posterior transformación en células maduras y reducir la actividad de los macrófagos locales y la secreción de citoquinas proinflamatorias. El Tiosulfato de sodio, administrado en forma parenteral, también se utiliza con éxito. La alteración metabólica más significativa es una acidosis anión gap elevado que puede promover el catabolismo, la activación de los osteoclastos, y la descomposición ósea subsiguiente (que a su vez puede estimular la secreción de parathormona). El mecanismo de acción no es entendido, pero puede permitir la disolución de calcio insoluble en los tejidos saturados como tiosulfato de calcio, que es mucho más soluble que cualquier otra sal de calcio. También se ha demostrado 29 que tiene propiedades antioxidantes (a través de la regeneración de glutatión) y puede restaurar la disfunción endotelial mediante la inducción de la síntesis de óxido nítrico endotelial36. La presencia de trombos arteriales en los cortes histológicos lógicamente dictamina el uso de anticoagulantes seguros como los son las heparinas de bajo peso molecular, por ejemplo la Fraxiparina36. En los pacientes con hiperparatiroidismo, resulta beneficiosa la paratiroidectomía parcial o total con autotrasplante de una glándula en el antebrazo. Esta conducta se reserva para pacientes refractarios al tratamiento médico. La sepsis es la mayor causa de muerte en estos pacientes por lo que el cuidado agresivo de las heridas es fundamental requiriendo debridación, antibióticos sistémicos, vendajes al vacío, suturas no compresivas, apósitos hidrocoloides, apósitos biológicos e injertos de piel. Las heridas son extremadamente dolorosas por lo que el uso de analgésicos opioides está indicado, preferentemente Fentanilo36. Se deben minimizar los agentes gatillantes conocidos como: obesidad, trauma local, inyecciones en el tejido adiposo proximal, transfusiones e inmunosupresores. El uso de corticoides es controvertido. La terapia con oxígeno hiperbárico se considera beneficiosa en aquellas heridas que no responden al manejo médico, la paratiroidectomía ni el desbridamiento quirúrgico. El éxito del oxígeno hiperbárico, se basa en su capacidad de aumentar la cantidad de oxígeno disuelto dentro de la sangre y aumentar la entrega para cumplir con los requerimientos celulares. Esta terapia implica típicamente, la respiración del paciente de oxígeno al 100% (a través de una capucha o una máscara ajustada), mientras se lo expone a una presión más alta que la presión atmosférica en una cámara hiperbárica sellada. Presiones comúnmente utilizados para heridas problemáticas oscilan entre 2 y 2,4 atmósferas absolutas. Contrarrestando la hipoxia tisular local, la terapia hiperbárica, mejora la cicatrización de la herida a través de la formación de 30 matriz de colágeno incluyendo la estimulación de la función de los fibroblastos y la angiogénesis. La neoangiogénesis de la herida depende de un gradiente de oxígeno desde la periferia normal de la herida hacia un centro hipóxico. Las heridas en el tejido hipóxico no muestran este gradiente, mientras que la terapia con oxígeno hiperbárico lo acentúan. Además, puede aumentar la actividad bactericida de los neutrófilos debido a que éstos requieren oxígeno molecular como un sustrato para la destrucción microbiana. La destrucción oxidativa requiere de la producción de especies reactivas de oxígeno tales como peróxido de hidrógeno, superóxido y radicales hidroxilo. El consumo de oxígeno y la producción de superóxido durante el estallido respiratorio de los neutrófilos están notablemente deprimidos por la hipoxia, proceso que se invierte por la terapia hiperbárica. Una tensión de oxígeno superior es tóxica para algunos microorganismos anaerobios (por ejemplo, Clostridium sp) y bacteriostático para otros (incluyendo Escherichia coli y Pseudomona aeruginosa). Los riesgos de esta terapia incluyen barotrauma como resultado de los cambios de presión, efectos tóxicos directos del oxígeno, y las consideraciones psicológicas. Los riesgos pueden ser minimizados mediante la educación apropiada del paciente y los programas de tratamiento. El barotrauma puede afectar a cualquiera de los gases que llenan el espacio corporal, pero es más común (incidencia aproximadamente del 5 % ) en el oído medio, donde típicamente se presenta como dolor durante el aumento de la presión ambiente. El barotrauma pulmonar es extremadamente raro en el ambiente de la cámara hiperbárica en particular debido a que la velocidad a la que se cambia la presión ambiente es muy lenta. La toxicidad por oxígeno incluye a los sistemas pulmonar y nervioso central. La toxicidad pulmonar de oxígeno se manifiesta por una disminución reversible del volumen espiratorio forzado que es dosis dependiente. El nivel de exposición a oxígeno en el tratamiento de la calcifilaxis es demasiado bajo para causar toxicidad pulmonar significativa. La toxicidad del oxígeno en el sistema nervioso central se manifiesta como síntomas subjetivos variables o, de manera objetiva, como convulsiones tónico-clónicas. Aunque las convulsiones son más comunes con el aumento de la presión de oxígeno, ocurren, de vez en cuando, de forma idiosincrásica. La incidencia de convulsiones en pacientes expuestos a terapia hiperbárica a 2 atmósferas absolutas es aproximadamente de 1 en 5.000 a 1 31 en 10.000. Cuando los ataques ocurren se terminan rápidamente con la remoción del oxígeno al 100 %. Las convulsiones causadas por la toxicidad al oxígeno no suelen tener secuelas. El problema psicológico más importante es la claustrofobia, que se observa en aproximadamente en el 1% de los pacientes. La claustrofobia es más común en pequeñas cámaras monoplaza (sólo el paciente) que en grandes cámaras multiplaza (varios pacientes y una enfermera)36. Dermatosis bullosas Las porfirias son un conjunto de enfermedades de carácter hereditario o adquirido que cursan con déficit de las enzimas específicas que intervienen en la biosíntesis del grupo hemo y depósito de los productos intermedios de la cadena de formación a distintos niveles. Las manifestaciones cutáneas de la porfiria y la pseudoporfiria se deben al efecto de la radiación lumínica, especialmente la que presenta una longitud de onda de entre 400-410 nm (banda de Soret) sobre las porfirinas acumuladas en la piel, con liberación de radicales libres que ocasionan daño tisular y determinan la aparición de ampollas en zonas fotoexpuestas38. Porfiria cutánea tarda La porfiria cutánea tarda constituye un desorden de la biosíntesis hepática del hemo asociado a un déficit de uroporfirinógeno descarboxilasa. Se la puede clasificar ampliamente en una forma sintomática, esporádica (adquirida, tipo I) y otra hereditaria, autosómica dominante (tipo II). En la forma adquirida, la uroporfirinógeno descarboxilasa es deficiente únicamente a nivel hepático mientras que en la forma hereditaria, la enzima es deficiente en todos los tejidos incluidos los eritrocitos y los fibroblastos cutáneos. Esta entidad era un desorden frecuente de los pacientes en diálisis en la era pre eritropoyetina, cuando la sobrecarga de hierro debida a las transfusiones era común. Es probable que este trastorno sea menos frecuente ahora, aunque no existe documentación de este cambio en la prevalencia de la enfermedad35. 32 Actúan como agentes gatillantes el alcohol, los estrógenos, el hierro, los hidrocarburos policlorados, el hexaclorobenceno, las infecciones por VHB, VHC y HIV. Clínicamente se manifiesta con vesículas y bullas tensas distribuidas en dorso de manos, rostro y ocasionalmente en pies. Como lesiones secundarias se observan erosiones y costras. La cicatrización de las bullas deja cicatrices residuales y formación quistes de millium. La piel es frágil y se traumatiza fácilmente. Se observa hiperpigmentación de zonas fotoexpuestas, coloración purpúrica de la región central del rostro e hipertricosis. Pueden desarrollarse placas esclerodermiformes en zonas fotoexpuestas como cubiertas. En el laboratorio se hallan valores séricos elevados de hierro y ferritina. Los valores de uroporfirinas en pacientes con IRC son similares o mayores a los valores en pacientes con porfiria cutánea tarda que no padecen IRC. Los pacientes con IRC que no están anúricos excretan mayores cantidades de uroporfirina I más que de uroporfirina III, 8-carboxil uroporfirina y 7-carboxil porfirinas en orina. Los niveles de isocoproporfirina III están aumentados en heces. Mientras que los pacientes anúricos, al no tener excreción urinaria de porfirinas, denotan niveles plasmáticos marcadamente aumentados de uroporfirinas. En la histopatología se observa vesiculación subepidérmica con muy escasa o nula inflamación. La base de la bulla se encuentra corrugada con respeto de las papilas dérmicas (festoneado). Se observa un suave adelgazamiento de la membrana basal y de las paredes de los vasos que se remarca con tinción de ácido periódico de Schiff. Se observan eosinófilos intraepidérmicos con forma de gusanos compuestos por colágeno de la membrana basal (tipo IV). En la inmunofluorescencia directa se observan depósitos lineales de Ig G, C3 y fibrinógeno en un patrón granular en la unión dermoepidérmica y alrededor de los vasos sanguíneos. Estos hallazgos son útiles para distinguirla de otros desórdenes ampollares subepidérmicos como el penfigoide ampollar, el lupus eritematoso ampollar, la epidermólisis bullosa adquirida y la dermatosis ampollar por Ig A lineal35. 33 Debe realizarse diagnóstico diferencial con pseudoporfiria, otras formas hereditarias de porfiria (como por ejemplo porfiria variegata, coproporfiria hereditaria), reacciones fototóxicas asociadas a drogas, y enfermedades bullosas subepidérmicas primarias como epidermólisis ampollar adquirida y penfigoide ampollar. En el manejo deben evitarse disparadores ambientales como alcohol y estrógenos. Fotoprotección solar regular con bloqueantes físicos de amplio espectro como óxido de zinc o dióxido de titanio para proteger contra la luz UVA y en el espectro visible. La hemodiálisis estándar no es efectiva en remover uroporfirinas. Las diálisis con alta tasa de flujo con dializadores de polisulfato de alto flujo pueden reducir los niveles de porfirinas en el plasma, sin embargo, esto es insuficiente para inducir la remisión clínica. El tratamiento de elección de la porfiria cutánea tarda es la flebotomía semanal de 500 ml, procedimiento que no es tolerado por los pacientes con IRC. En ellos, pueden practicarse flebotomías de pequeños volúmenes (50-100 ml) semanales durante un año, lo cual ha demostrado remisión. La administración de Eritropoyetina en conjunto con flebotomías, moviliza los depósitos hepáticos de hierro. Se requieren varios meses de tratamiento para la remisión completa. Se pueden administrar quelantes del hierro como la Desferroxamina, aunque no en forma indefinida. La Cloroquina, que estimula la solubilidad de las porfirinas y facilita su excreción urinaria, no es útil en pacientes anúricos. Pseudoporfiria La pseudoporfiria tiene las mismas características clínicas e histológicas que la porfiria cutánea tarda con niveles de porfirinas normales o ligeramente elevados en sangre, orina y heces38. Los medicamentos y condiciones asociadas con el desarrollo de pseudoporfiria serían39: 34 Diálisis / hemodiálisis Radiación ultravioleta A: exposición solar, fototerapia (PUVA), camas solares Fototerapia con UVB de banda estrecha Drogas: Diuréticos: furosemida, clortalidona, butamida, triamterene/ hidroclorotiazida Antiinflamatorios no esteroides: naproxeno, diflunisal, ketoprofeno, nabumetone, oxaprozina ,ácido mefenámico, rofecoxib, aspirina Antibióticos: ácido nalidíxico, tetraciclina, oxitetraciclina, ampicilinasulbactam, cefepime, fluoroquinolonas Antifúngicos: voriconazol Retinoides: isotretinoína, etretinato/acitretín Otros: eritropoyetina, amiodarona, 5-fluorouracilo, ciclosporina, dapsona, carisoprodol, piridoxina, flutamida, anticonceptivos orales, Coca-cola. Se desconocen los mecanismos fisiopatológicos exactos que llevan a la pseudoporfiria. La formación de metabolitos fototóxicos en individuos genéticamente predispuestos sería un gatillo para el desarrollo de las lesiones ampollares. Los radicales libres de oxígeno se encuentran incriminados en la génesis, en pacientes hemodializados. Para su manejo se debe suspender el agente causante e instaurar una adecuada fotoprotección junto con el uso de esteroides tópicos. También se describe el uso de N-acetilcisteína 600 mg/d por vía oral. La suspensión de la misma conduce a una recurrencia de las lesiones ampollares. Los pacientes en hemodiálisis y diálisis peritoneal tienen un alto riesgo de estrés oxidativo debido a una deficiencia de glutatión en la sangre y los eritrocitos. La Nacetilcisteína es un precursor de glutatión que presenta propiedades antioxidantes y puede reducir los niveles de creatinina sérica. N-acetilcisteína también se utiliza como terapia profiláctica de la nefropatía por contraste, ya que evita el aumento del estrés oxidativo después de la infusión de contraste39. 35 Fibrosis sistémica nefrogénica Inicialmente llamada dermopatía fibrosante nefrogénica, el reconocimiento de compromiso orgánico difuso, impuso la nueva terminología: fibrosis sistémica nefrogénica35, 40 . Es una entidad poco frecuente, se la observa en el 1% de los pacientes con IRC6. Constituye una enfermedad que afecta piel y tejido subcutáneo y, más raramente, músculo esquelético, diafragma y miocardio, y se asemeja a la esclerodermia y al escleredema. La mayoría son pacientes de mediana edad, puede afectar niños y ancianos. Se desconoce la etiología exacta, es un proceso que sólo afecta a pacientes con nefropatía, la mayoría en diálisis. Fue inicialmente reportada en el año 1997 y, posteriormente, en el año 2006, se describió que aparece en los pacientes a los que se les ha realizado una resonancia magnética con gadolinio como medio de contraste endovenoso40, 41 . El gadolinio se excreta casi en forma exclusiva por el riñón, de manera que tiene una marcadamente prolongada vida media en pacientes con IRC, incluso en diálisis40. Este posible efecto colateral se debería a la disociación del complejo gadolinio-ligando en el ión metálico y el ligando que se vería facilitada por la acidosis metabólica de los pacientes en IRC; el gadolinio libre tiene una solubilidad pobre en los tejidos de pacientes con IRC capaz de formar precipitados de sales con aniones como el fosfato depositándose en el intersticio muscular, óseo, hepático, cutáneo y de otros órganos y causando una infiltración inicialmente escasa de células inflamatorias que serían fibrocitos circulantes41. La administración de hierro intravenoso durante la sesión de hemodiálisis puede incrementar el riesgo de fibrosis sistémica nefrogénica mediante el efecto de hierro libre en la acidosis metabólica, y la liberalización del gadolinio del quelante. También la hipercalcemia puede competir con la molécula de gadolinio por unirse al quelante promoviendo la transmetilación. La hiperfosfatemia puede favorecer el depósito tisular de gadolinio libre aumentando el riesgo de fibrosis 42 . Otras condiciones asociadas a un estado proinflamatorio concurrente que se describen como factores de riesgo para esta patología son: cirugía reciente, procedimientos vasculares, estados hipercoagulables, infecciones y episodios trombóticos, sugiriendo una injuria endotelial que actuaría como cofactor43. 36 Clínicamente se produce un engrosamiento y endurecimiento simétrico de la piel de extremidades, y en ocasiones del tronco, aunque por lo general, respeta la cara. La presentación es simétrica, de distal a proximal con invasión de nalgas y tórax en algunos casos42. La zona más frecuentemente afectada es la región desde los tobillos a la mitad de los muslos, y al principio puede confundirse con una celulitis. Al inicio las lesiones son pápulas eritematosas o color “carne rosada” para luego coalescer en placas firmes, induradas, que después se vuelven "leñosas" con una superficie en piel de naranja. El engrosamiento progresivo de la piel sobre las articulaciones limita la movilidad resultando en contracturas34, 35 . Como manifestaciones extracutáneas se describen placas amarillas en escleras, quejas por debilidad muscular, parestesias, ardor, prurito y dolor profundo óseo, en costillas y caderas. Los pacientes severamente afectados pueden verse imposibilitados a deambular y confinados a una silla de ruedas o presentar extensión completa de las articulaciones de brazos, manos, piernas y pies. Aproximadamente un 5 % de los pacientes tiene un curso rápidamente progresivo (fulminante)44. Como hallazgo histopatológico se destaca un incremento en el número de células fusiformes en la dermis con depósito de fibras de colágeno y edema. Las células son positivas en el citoplasma a CD34 y procolágeno I. Progresivamente, el espacio entre estas células y las fibras, es ocupado por mucina, que es positiva en la tinción con alcian blue6, y colágeno inmaduro. La presencia de bandas densas y fibrosas extendidas en el celular subcutáneo se correlaciona con el hallazgo clínico de piel dura y firme. Típicamente hay ausencia de proceso inflamatorio35. La radiografía de los sitios afectados revela calcificación de los tejidos blandos44. Como diagnósticos diferenciales podemos enunciar otros desórdenes fibrosantes como morfea, esclerosis sistémica, fascitis eosinofílica, amiloidosis por β2 microglobulina, escleromixedema, reumatismo fibroblástico, Morbus Köhlmeier-Degos, necrobiosis lipoídica y síndrome mialgia-eosinofilia41. En determinados casos sería apropiado el estudio de ANA, serología para hepatitis, porfirinas, paraproteínas y evaluación tiroidea. Para prevenir esta condición se debe desaconsejar el uso de gadolinio en pacientes con IRC40 o, al menos, corregir la acidosis metabólica 37 previamente al uso del contraste y una diálisis adecuada en menos de tres horas después de recibir el gadolinio41, 42. Los pacientes con IRC que no estén en tratamiento renal sustitutivo y que reciban bajas dosis de contraste, tienen menos riesgo que pacientes anúricos que reciben dosis más altas. No existe un consenso acerca de la intervención a realizar en pacientes en diálisis peritoneal. La única garantía sería evitar los contrastes con gadolinio y utilizar otros estudios en pacientes de alto riesgo como el descripto42. La resonancia magnética como prueba diagnóstica en pacientes con insuficiencia renal debe considerarse como segunda opción, favoreciendo las pruebas de tomografía axial computarizada, especialmente en pacientes con IRC. Las recomendaciones para el uso de agentes de contraste que contengan gadolinio, en pacientes con insuficiencia renal avanzada, deberán individualizarse y tomarse en cuenta multidisciplinariamente por equipos formados por internistas, radiólogos y nefrólogos. No existe ninguna medida individual que mejore la evolución de esta condición, hay una falta de tratamiento efectivo, siendo la mayoría de las opciones terapéuticas de un carácter anecdótico y basadas en casos aislados de no mucha evidencia científica, al carecer la literatura de series aleatorizadas. A medida que se conozcan mejor los mecanismos patogénicos, las terapias serán más efectivas. Se debe iniciar en forma precoz masoterapia y terapia física para mejorar el rango de movilidad de las articulaciones en contracción41, particularmente la natación44. Estudios han demostrado eficacia de corticoides orales en dosis inmunosupresoras, corticoides tópicos oclusivos, Calcipotriol bajo oclusión, plasmaféresis, Imatinib, Talidomida, Pentoxifilina, terapia con inmunoglobulina endovenosa en altas dosis. Se describe la terapia liviana ultravioleta en la gama de onda larga UVA1 (340-400 nm) como una opción potencialmente viable, ya que penetra profundamente en dermis y parte superficial de tejido celular subcutáneo45. Se cree que la fototerapia UV-A1 disminuye la síntesis de colágeno, reblandeciendo las lesiones fibróticas de esta patología. Se observó que los niveles de ARN mensajero de procolágeno I y III se encuentran substancialmente elevados en piel comprometida comparada con piel sana. Valores elevados de factor transformador del crecimiento β1 y de ARN mensajero del factor de crecimiento del tejido conectivo, indicarían que la 38 patogénesis de esta afección podría implicar una señalización excesiva por estas dos citoquinas profibróticas. El tratamiento con UV-A1 normalizó los valores elevados de ARN mensajero del factor transformador del crecimiento β1, factor del crecimiento del tejido conectivo y procolágeno I y III en piel comprometida46. Además, la fototerapia UV-A1 se utiliza en forma satisfactoria en otras condiciones esclerosantes de la piel. Así se ha visto que reduce la induración con disminución del dolor y el prurito y, en ciertos casos, se recupera la movilidad articular. Se administra 3 veces/semana, comenzado con una dosis baja a mediana (30-60 J/cm2) que se va aumentado a dosis alta (120 J/cm2) de UV-A1. La mejora pico se observa luego de los 41-50 tratamientos. Debido a la rapidez y facilidad con las que la fototerapia puede ser instituida, se la considera una potencial opción de tratamiento para la fibrosis sistémica nefrogénica45. Otra terapia que se describe como efectiva es la fotoféresis extracorpórea, pero es más invasiva, requiere un acceso venoso periférico de gran calibre o un acceso venoso central, tiene mayores efectos adversos como hipotensión, síntomas gripales y anemia y es más costosa. La terapia con psoralenos y UVA (PUVA) también demostró resultados prometedores, sin embargo requiere la ingesta vía oral de psoralenos con los efectos adversos concomitantes. Aún así, los datos son limitados y hacen falta estudios. Se ha observado mejoría significativa tras la normalización de la función renal, ya sea en forma espontánea o como resultado del trasplante renal. 39 Conclusiones La piel constituye un espejo de múltiples enfermedades sistémicas, incluida la falla renal. Las manifestaciones cutáneas de la IRC constituyen un amplio espectro de condiciones benignas a enfermedades serias. Los trastornos dermatológicos se incrementan con el aumento en la severidad y duración de la disfunción renal. El tratamiento dialítico puede perpetuar sucesivamente muchos de estos trastornos. La evaluación apropiada conlleva un diagnóstico correcto con una intervención adecuada, minimizando los efectos adversos. El manejo oportuno de trastornos benignos como el prurito, la hiperpigmentación y la xerosis con medidas profilácticas sencillas como emolientes, protectores solares, brinda gran confort y mejora ampliamente la calidad de vida en pacientes que ya la tienen comprometida por su enfermedad renal de base. Existen manifestaciones cutáneas de la IRC de enfermedades mortales que deben ser abordadas con urgencia para mejorar la sobrevida. El rol del dermatólogo consiste en detectar estas patologías y saber manejarlas en forma adecuada. 40 Bibliografía 1 . Ribes EA. Fisiopatología de la insuficiencia renal crónica. An Cirugía Cardíaca Vasc 2004;10(1):8-13. 2 . Vanholder R, De Smet R. Pathophysiologic effects of uremic retention solutes. J Am Soc Nephrol 1999;10:1815-23. 3. Arsov S, Graaff R, van Oeveren W et al. Advanced glycation end-products and skin autofluorescence in end-stage renal disease: a review. Clin Chem Lab Med 2014;52(1):11-20. 4. Nemcsik J, Kiss I, Tislér A. Arterial stiffness, vascular calcification and bone metabolism in chronic kidney disease. World J Nephrol 2012;1(1):25-34. 5 . Sultan MM, Mansour HH, Wahby IM et al. Cutaneous manifestations in egyptian patients with chronic renal failure on regular hemodialysis. J Egypt Women Dermatol Soc 2010;7(1):49-55. 6. 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