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&lt;&lt;Las medidas de seguridad en el
Derecho Penal Peruano&gt;&gt;.
Miguel P&eacute;rez Arroyo
DIREITO e CIUDADANIA
Ano III, n&ordm; 7, 1999-2000, pp. 117-154
Praia – Cabo Verde
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Publicaciones del Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional. Algunos derechos reservados.
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INSTITUTO DE DERECHO PENAL EUROPEO E INTERNACIONAL
UNIVERSIDAD DE CASTILLA LA MANCHA
LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
EN EL DERECHO PENAL PERUANO&quot;
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
Becario Doctoral y de Investigaci&oacute;n del Ministerio de Asuntos Exteriores del
Gobierno espa&ntilde;ol. Adscrito al Departamento de Derecho penal de Albacete de la
Universidad de Ct1stllh1&middot;La /\lancha. Profesor de Derec/10 penal)' Procesal penal de
lt1 Pontif1cia Universidad Cat&oacute;lica del Peni )'de la Universidad de Lima*&middot;+
A mis amigos, los insignes Profesores Victor Prado Saldarriaga y Pablo Velarde
y a la Universidad de San Marcos de Lima, mi primera casa de Estudios.
l. Introducci&oacute;n. 2. Sistema penal y consecuencias jur&iacute;dicas del
delito desde la dogm&aacute;tica penal y la pol&iacute;tica criminal. 3. Las medidas
de seguridad como consecuencia jur&iacute;dica del delito. 3.1. Funda&middot;
mento, legitimaci&oacute;n, funci&oacute;n y sistemas de relaci&oacute;n entre penas y
medidas de seguridad. 3.2. Aproximaci&oacute;n y contenido conceptual.
1) Es una privaci&oacute;n de bienes jur&iacute;dicos. 2) Su finalidad es de
prevenci&oacute;n especial. 3) Tiene como presupuesto a la peligrosidad
criminal post-delictual. 4) Se debe respetar las garant&iacute;as penales
de legalidad y proporcionalidad. 5) Duraci&oacute;n. 6) Exclusiva aplicaci&oacute;n
jurisdiccional. 4. Clases de medidas de seguridad y &aacute;mbito de apli&middot;
&middot;&quot;caci&oacute;n de las medidas de seguridad: imputables, semi-imputables
e ininmputables. 4.1. Clases de medidas de seguridady rehabilitaci&oacute;n social. a) Tratamiento en internaci&oacute;n - Medidas privativas de libertad -. b) Tratamiento en ambulatorio - Medidas
no privativas de libertad -. 4.2. Sistemas de aplicaci&oacute;n de las
medidas de seguridad. a) Aplicaci&oacute;n pura: bi Aplicaci&oacute;n conjunta
(accesoria y sucesiva).
*Ponencia presentada en el U Congreso Internacional de Derecho penal ca-organizado por la Pontificia
niversidad Cat&oacute;lica del Per&uacute; y la Universidad de Castilla - La f\fancha.
**Per&uacute;
l. INTRODUCCI&Oacute;N
El Derecho penal peruano est&aacute; en constante evoluci&oacute;n, aunque a veces
tengamos tambi&eacute;n que decir que en involuci&oacute;n, y quiz&aacute;s m&aacute;s en los &uacute;ltimos
tiempos que, llevados todos por toda una ideolog&iacute;a globalizante se ha intentado
con logros m&aacute;s y otros menos, hacer incardinar a nuestra dogm&aacute;tica penal,;
otras pocas de modo inverso, discursos jur&iacute;dicos en principio ajenos a nuestras
fronteras territoriales. Esto resulta saludable, desde todo punto de vista, dado
que nos permite ingresar al concierto internacional del Derecho pena] de
tradici&oacute;n romano-germ&aacute;nica. Con todo esto, nuestra Ciencia Penal aunque no
ha inaugurado ning&uacute;n cap&iacute;tulo de importancia dogm&aacute;tica, habi&eacute;ndolo hecho
s&iacute;, aunque medianamente, por el lado de la legislaci&oacute;n 1 siempre ha reconocido
bases te&oacute;ricas euro-continentales, algunas veces anglosajonas y otras
latinoamericanas, cuando no tambi&eacute;n desde el punto de vista legislativo; pero
muy pocas veces totalmente nacionales. Esto nos lleva a la ineludible cuesti&oacute;n
de si tiene futuro una dogm&aacute;tica penal en el Per&uacute; y cuales deber&iacute;an ser sus
rasgos y bases sobre las que se comience a construir o, si se quiere, reconstrUir.
Pero este trabajo no pretende responder a esta cuesti&oacute;n (que aunque de vital
importancia, debemos dejarla para otra ocasi&oacute;n), sino, aunque no lo parezca,
de introducirnos en la discusi&oacute;n central respecto de la dogm&aacute;tica penal y la
pol&iacute;tica criminal en raz&oacute;n de las consecuencias jur&iacute;dicas del delito y partir de
ella establecer los lineamientos conceptuales de las medidas de seguridad y
rehabilitaci&oacute;n social como expresi&oacute;n de el!as 2 •
Las medidas de seguridad, como forn&iacute;a de reacci&oacute;n penal, es el producto
de todo un replanteamiento de las bases mismas del Derecho penal, en raz&oacute;n
de la utilizaci&oacute;n de un instrwnento distinto de control penal, con justificaciones,
fundamentos y fines distintos hasta lo que en ese momento se consideraba
deb&iacute;a resolver el Derecho penal. Primero aparecieron, de la mano de STOOS,
sistemas dualistas que resolvian el problema, de una respuesta complementaria
del sistema penal frente a necesidades de prevenci&oacute;n pero luego, utilizada
muchas veces como instrwnento de opresi&oacute;n, fue. deslegitim&aacute;ndosc hasta
alcanzar un &oacute;ptimo nivel, en cuanto a sus fines preventivos especiales, en una
l&oacute;gica de aproximaci&oacute;n respecto de su relaci&oacute;n con las pena; sobre todo las de
orden privativo de libertad. Con esto se ha alcanzado una descripci&oacute;n detallada
( 1) V&eacute;ase, por ejemplo, el art&iacute;culo 15 del CP de 1991 que acoge la doctrina de E. Ra&uacute;l ZAFFARONI sobre
el error de comprensi&oacute;n culturalmente condicionado. De igual modo otros, aunque totalmente ne&iexcl;.{ativos
tanto en el plano del mal precedente que fija como de lo equ&iacute;voco en la opci&oacute;n pol&iacute;tico-criminal, con10 es
la Ley antiterrorista (tanto en su aspecto sustantivo como procedimental) o de la prisi&oacute;n perpetua.
(2) Todo ello con un mensaje claro y en una l&iacute;nea totalmente cr&iacute;tica: debemos pensar nuestro derecho
penal a la luz de ese concierto internacional, sin enajenamientos y con el claro prop&oacute;sito de des0rrollar,
cada vez m&aacute;s una Ciencia pei:tal ajustada nuestros par&aacute;metros socio-econ&oacute;micos y, sobre todo, culturales.
DcC-7{!999)
EDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
dictas de seguridad a la vez que propuesto un contenido conceptual
t&iacute;as penales en su aplicaci&oacute;n con vistas a afianzar un modelo vicaria!
ual descanza nuestro sistema penal.
ente proponemos una lectura cr&iacute;tica, en una l&iacute;nea dogm&aacute;tica y
;orientada a valores de orden pol&iacute;tico criminal, del sistema de medidas
!dad regulado en nuestro C&oacute;digo penal, denunciando graves
'.dones y fisuras que deben ser resueltas por la doctr&iacute;na, el debate y
:&eacute;s siempre tienen la palabra final - los legisladores.
ue, como anota PRADO SALDARRIAGA, en el Per&uacute; no ha existido un
. plio sobre temas tan cl&aacute;sicos y tradicionales como lo es el de la
&quot;ela pena, debemos agregar que esa falta de debate es a&uacute;n persistente
ye, tanto por los tiempos que vivimos como por lo aprovechable que
suJtar esa situaci&oacute;n de adormecimiento para quienes manejan la
&middot; &middot; al del Estado desde una &oacute;ptica poco democr&aacute;tica. Con este trabajo
os reiniciar - si ya no se ha hecho - en el Per&uacute; - aunque por
no desde &eacute;l - el debate en el conocimiento penal a fin de, lo que
m.aestros de nuestro Derecho penal propucieron desde siempre,
un mejor Derecho penal en la espera de algo mejor que el Derecho
TEMA PENAL Y CONSECUENCIAS JUR&Iacute;DICAS DEL DELITO DESDE
M&Aacute;TICA PENAL Y LA POL&Iacute;TICA CRIMINAL
ii&quot;l&iacute;nea de trabajo que nos hemos propuesto desarrollar en la
•. &iacute;&oacute;n, debemos decir que en nuestro Derecho penal no es muy cierta
a&eacute;:i&oacute;n de PE A CABRERA cuando establece diferenciadamente que la
.!&middot;delito comprende el &aacute;mbito de la dogm&aacute;tica jur&iacute;dico-penal, en cuanto
}&iexcl;le las consecuencias jur&iacute;dicas del delito se inserta en el &aacute;mbito de la
.c&iexcl;:im&iacute;nal, como tampoco lo es el pensar que la teor&iacute;a de las consejur&iacute;dicas del delito apenas ocupan un nivel derivado, accesorio e
ental de la teor&iacute;a del delito'.
ci&oacute;n de la dogm&aacute;tica penal ha sido y es, en palabras de MU&Ntilde;OZ
&middot;la de garantizar los derechos fundamentales del individuo frente al
toritario del Estado'. En su esencia, la dogm&aacute;tica penal constituye un
la actividad del Estado en la &iacute;nstrumentalizaci&oacute;n del Derecho penal,
,pE_A CABRERA, Ra&uacute;l Tratado de Derecho penal. Estudio program&aacute;tico de la parte general.
: Grijley, 2 ed. 1995. P&aacute;g. 495.
Z _CONDE, Francisco. Introducci&oacute;n al Derecho penal. Barcelona: Bosch, Ca&lt;ia editorial, 1975. p.
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MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
con base en su poder punitivo, en la b&uacute;squeda de alternativas pol&iacute;ticas a fin
de luchar contra la criminalidad'. As&iacute;, siempre que se pretenda estructurar un
sistema penal coherente con los postulados constitucionales y democr&aacute;ticos
se deber&aacute;, primero, hacer solvente una dogm&aacute;tica penal, funcional a tal Pro:
p&oacute;sito. Como afirma SILVA S&Aacute;NCHEZ, la aspiraci&oacute;n tradicional de la dogm&aacute;tica
no ha sido la de cultivar su disciplina &quot;l'art pour l'art&quot; sino la de obtener
seguridad jur&iacute;dica, levantar un edificio firme frente a intervenciones ideol&oacute;gicas
y reafirmar as&iacute; la idea de Estado de derecho'.
'
Sin embargo, como sigue escribiendo SILVA S&Aacute;NCHEZ, la idea que se ha
tenido de la dogm&aacute;tica penal as&iacute; como sus relaciones con las otras disciplinas
integrantes, a las que podr&iacute;amos llamar de las &quot;Ciencias penales&quot;, no han sido
uniformes. De un lado, la consideraci&oacute;n de que la dogm&aacute;tica-jur&iacute;dico penal
constituye la Ciencia del Derecho penal por excelencia y que tanto la
Criminolog&iacute;a, la Pol&iacute;tica criminal y la Victimolog&iacute;a, son s&oacute;lo auxiliares a ella.
Estado en el que ha permanecido por mucho tiempo. Por tanto, afirmaciones
como las establecidas por PE A CABRERA, s&iacute; tendr&iacute;a sentido', ignorando, claro
est&aacute;, la evoluci&oacute;n del Derecho penal. Afirmaci&oacute;n que se relativiza en dos
momentos:
1) En la segunda mitad del siglo XIX, con motivo del predominio del
postivismo sociol&oacute;gico (Inaugurado por Augusto COMTE, entre 1822
y 1842), y;
2) Despu&eacute;s de la segunda guerra mundial; al extenderse, por un lado, el
pensamiento t&oacute;pico, y por otro, la convicci&oacute;n de la necesidad de tener
presentes, en la aplicaci&oacute;n del Derecho penal, las va/oraciones pol&iacute;ticocriminales, y las aportaciones, en general, de la criminolog&iacute;a y de las
dem&aacute;s Ciencias sociales.
En el primer momento, la filosof&iacute;a positiva, trajo como consecuencia para
el Derecho penal, el rechazo del car&aacute;cter cient&iacute;fico de la consideraci&oacute;n jur&iacute;dica
&middot;&middot;------------------------------~
(') No cabe duda que esta afirmaci&oacute;n nuestra est&aacute; respaldada por muchos tratadistas y juristas del
Derecho penal moderno, pero a lo que apuntamos es a afianzar que mientras m&aacute;s utilitarios seamos
respecto del Derecho penal, tanto material y procesal, en el Per&uacute;, m&aacute;s insegura e incoherente ser&aacute; la
administraci&oacute;n de Justicia (retomando la afirmaci&oacute;n de von LISZT: Cfr. Rechtunsgut und flandlungsbegriff
int Bindingeschen Hanbuche, in, Strafrechtliche Vortrage und Aufs&uuml;tze, tomo, I, Berlin 1970. pp. 218-2 l9.
Tanto m&aacute;s si con esa conducta permit.imos que el Estado se afianze en una concepci&oacute;n autoritaria r no
democr&aacute;tica en su pol&iacute;tica criminal.
( 6 ) SILVA S&Aacute;NCHEZ, Jes&uacute;s tl'faria. Aproximaci&oacute;n al Derecho penal contempor&aacute;neo. Barcelona: Jfll Bosch,
1992. p. 44.
(i) &quot;.. .la teor&iacute;a general del delito co1nprende la dogm&aacute;tica jur&iacute;dico-penal, en cuanto la teor&iacute;a dr las
consecuencias jur&iacute;dicas del delito se inserta en el &aacute;mbito de la pol&iacute;tica criminal(... ) &quot;por lo que&quot; la teor&iacute;a de
las consecuencias jur&iacute;dicas apenas ocupan un nivel derivado, accesorio o instrumenta/ de la teor&iacute;a del
delito&quot;. Cfr. PE A CABRERA. Ibid. Loe. Cit.
DeC-7(199'1)
LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
el delito frente a lo cual se propuso su sustituci&oacute;n por una consideraci&oacute;n
sociol&oacute;gica o antropol&oacute;gica (positivismo sociol&oacute;gico-naturalista). En este
&quot;panorama es que surge la Criminolog&iacute;a positiva c:\e Garofalo, Ferri y Lombroso,
&quot;en Italia y la &quot;jungdeutsche Kriminalistenschule&quot; (joven escuela alemana de
crimin&oacute;logos), en Alemania. Aqu&iacute; la labor cient&iacute;fica del penalista se centra en
1 an&aacute;lisis de las causas del delito (Etiolog&iacute;a del crimen), y los efectos de la
ena. La dogm&aacute;tica penal, integrante, al lado de la Pol&iacute;tica criminal, la Crimiolog&iacute;a y la Penolog&iacute;a, de lo que von LISZT llam&oacute; &quot;gesamte
trafrecthswissenschaft&quot; (completa ciencia del Derecho penal), se redujo a una
era disciplina did&aacute;ctica la cual habr&iacute;a de servir a la formaci&oacute;n de pragm&aacute;ticos
el derecho o, si se quiere, de juristas pr&aacute;cticos. Concepci&oacute;n &eacute;sta que en nuestro
edio comparten muchas escuelas de Derecho.
Esta concepci&oacute;n sin duda estuvo marcada por un cuestionamiento de la
&middot;entificidad de la dogm&aacute;tica que aparec&iacute;a frente a las otras disciplinas como
a ret&oacute;rica por excelencia y/o exeg&eacute;tica. De modo que hacer
rafrechtswissenscha~&quot;parec&iacute;a incompatible con el contenido de esa &quot;Ciencia
. el Derecho penal&quot;. Todo lo cual hubo de cambiar de la mano del neokantismo,
&middot; .l fundamentar la posibilidad de establecer un concepto de ciencia que podr&iacute;a
r, dependiendo de su objeto, o explicativas (ciencias de la naturaleza) o
mprensivas (ciencias del esp&iacute;ritu o culturales); lo que, en difinitiva, permiti&oacute;
torgar legitimidad a la dogm&aacute;tica8 .
En el segundo de los momentos ya mencionados el rechazo a la dogm&aacute;tica
enal se produjo por el m&eacute;todo que &eacute;ste utilizaba para dar explicaci&oacute;n al
_&quot;bjeto bajo su estudio, el conflicto social, y los hechos que deb&iacute;an solucionarse
n el seno de su ciencia. La dogm&aacute;tica recurr&iacute;a a s&iacute; misma, tanto en su m&eacute;todo
. t&eacute;cnica como en sus alcances de comprensi&oacute;n9 • Pues bien, estas posturas
&middot; f&Iacute;ticas vinieron dadas desde dos frentes claramente definidos: el primero, la
&middot;doneidad de la dogm&aacute;tica para resolver los problemas pr&aacute;cticos de aplicaci&oacute;n
el Derecho. Una falta del referencia al problema, a la realidad del Derecho
enal, su basamento exclusivo en un m&eacute;todo deductivo-axiom&aacute;tico
8
( )
MIRPIBG, Santiago. Introducci&oacute;n a las bases del Derecho penal. Barcelona: JM Bosch, 1976. pp. 227
:;SS.
9
( ) En el Derecho penal peruano y fuera de su alcance tem&aacute;tico, esta situaci&oacute;n ha propiciado no s&oacute;lo
resiones desde la que estamos partiendo, en nuestro discurso te&oacute;rico referida a la dogm&aacute;tica penal y
--~--Pol&iacute;tica criminal, sino tambi&eacute;n otras de rechazo a todo el discurso formal del Derecho en general. Por
lado se ha satanizado a la dogm&aacute;tica atribuy&eacute;ndole un rol distorcionador de la &quot;realidad&quot; jur&iacute;dica, y,
r-otro, se pretende escapar al alcance de lo que &eacute;l pretende &quot;explicar&quot; dada el excesivo tecnicismo, o lo
&eacute; es peor, su divorcio con el Derecho &quot;vivo&quot;. Se han generado as&iacute;, modas sociol&oacute;gicas que pretenden
artarse del Derecho oficial y su dogm&aacute;tica (como mera descripci&oacute;n de la norma) a fin de devolver la
&quot;&oacute;n socializadora y de paz social que aquel perder&iacute;a, movimientos que han calado en la pr&aacute;ctica
&iacute;dica y en la manera de visionar el Derecho m&aacute;s por desidia de los aparentemente llamados a fortalecer
:p:na dogm&aacute;tica penal abierta y humanista, comprensiva de los fen&oacute;menos sociales en cuyo seno cobra
-Jlnportancia y verdadera utilidad.
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
necesariamente abstracto. El segundo, por considerar que la dogm&aacute;tica es
reticente a aceptar los avances en las Ciencias sociales y humanas, as&iacute; como
de la Criminolog&iacute;a (antes de corte positivista-etiol&oacute;gico, luego plurifactorial
- pero siempre positivista -, despu&eacute;s cr&iacute;tica y finalmente - inaugurada
en Europa- cient&iacute;fica), as&iacute; como su impermeabilidad a sus valoraciones pol&iacute;ticocriminales1&ordm;&middot;
Estos planteamientos, sin duda, han herido de muerte a la forma c&oacute;mo se
vino haciendo dogm&aacute;tica penal11 al punto que ahora nadie puede sustentar un
modelo de Ciencia penal abstracta sin atender a las valoraciones pol&iacute;ticocriminales y los datos que una nueva criminolog&iacute;a - aunque desde nuestra
opci&oacute;n nunca sin base critica - y una reciente victimolog&iacute;a, nos alcancen a
fin de descubrir las necesidades sociales y jur&iacute;dicas, orientando la legislaci&oacute;n
penal (perspectiva de lege ferenda), o afianzando una correcta aplicaci&oacute;n
(garantista) de la Ley penal. Sin abandonar la cl&aacute;sica funci&oacute;n de garant&iacute;a y
defensa de Jos derechos fundamentales en un Estado de derecho 12 •
En definitiva, a esta nueva forma de concebir a la Dogm&aacute;tica penal, ya no
abstracta y carente de contenido real, es Jo que MIR PUIG, desde Espa a, ha
llamado una &quot;dogm&aacute;tica creadora&quot; 13 , una dogm&aacute;tica que no siendo Jo qne
antes fue: Ja reina de las disciplinas penales, ahora ataviada de indumentarias
valorativas de orden pol&iacute;tico-criminal (que a&uacute;n .ahora parece cobrar m&aacute;s
importancia) deber&aacute; ser su &quot;inevitable campa era&quot;H.
Sin embargo, ha sido ROXIN, quien desde Alemania ha marcado los hitos
de esta nueva forma de concebir a Ja dogm&aacute;tica penal, ya no s&oacute;lo en su pa&iacute;s
( 1&ordm;)
( 11 )
Cfr. SILVA S&Aacute;NCHEZ, jes&uacute;s Mar&iacute;a. Ob.Cit. p. 47.
Herida que en el Per&uacute; en donde no han existido dogm&aacute;ticos de importancia, a excepci&oacute;n, en n&uacute;
opini&oacute;n, de Jos&eacute; HURTADO POZO, Luis BRAf\lfONT ARIAS, Luis ROY FREYRE, Felipe VILLA VICENCIO, V&iacute;ctor
PRADO SALDARRIAGA y el extinto y cuando vivo siempre pol&eacute;mico Ra&uacute;l PEA CABRERA {cuando no n1eros
recopiladores de informaci&oacute;n o rese adores de C&oacute;digos penales), el replanteamiento del contenldo de la
Dogm&aacute;tica penal en su esencia Neokantiana, as&iacute; como la relaci&oacute;n entre &eacute;sta y la Pol&iacute;tica criminal y otras
disciplinas a fines, obliga a un cambio en las bases te&oacute;ricas que dan sustento al actual sistema penal, en su
arista material como procedimental. Sin dejar de apostar por una Ciencia penal de contenido dogm&aacute;tico
que atienda a las valoraciones Pol&iacute;tico-criminales y los datos que una nueva criminolog&iacute;a y victimolog&iacute;a sin dejar de ser cr&iacute;ticos - (a&uacute;n no inaugurada en nuestro pa&iacute;s), aporte para mejor comprender el &aacute;1nbito de
incidencia de la Pol&iacute;tica criminal del Estado. Una Pol&iacute;tica criminal que debe informar de las necesidades en
la instrumentalizaci&oacute;n del Derecho penal en el &aacute;mbito de la Pol&iacute;tica penal, pero sin dejar de afianzar
l&iacute;mites hacia ella en tanto contenido dogm&aacute;tico. En el Per&uacute;, la &uacute;nica forma posible de hacer solvente una
dogm&aacute;tica penal acorde con la realidad social de la cual se ocupa, en su contenido valorativo, desde una
pol&iacute;tica criminal, es haciendo coincidir todo lo antes dicho.
( 1 ~) Esta nueva concepci&oacute;n de la dogm&aacute;tica ha motivado definiciones, como la de MAIW ALD que concibe
a la dogm&aacute;tica jur&iacute;dico-penal como un medio para la aplicaci&oacute;n segura, racional e igualitaria del Derecho
penal, que pretende resolver los problemas de &eacute;sta en forma adecuada a la materia, en el marco de ciertas
determinaciones pol&iacute;tico-criminales de fines y con ausencia de contradicciones sist&eacute;micas (Cfr. fl-lAJ\VALD,
M, Dogmatik und Gesetzgebung im Strafrecht, in, Symposium der Komission &quot;Der Funktion des Gesetz.es
in Geschichte und Gegenwart&quot;. Gi:ittingen, 1989. pp.120-13 7.
( 1:1) Cfr. f\-UR PUIG, Santiago. El Derecho penal en el Estado social y democr&aacute;tico del Derecho. Barcelona:
Ariel, 1994. pp. 11 y SS.
( 1 ~) MIR PUIG, Santiago. Ob. Cit. p. 20-21.
DeC-7(1999)
AS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
traspasando los l&iacute;mites de sus fronteras. Esta nueva orientaci&oacute;n que
ienza desde su Tiiterschaft und Tatherrschaft (1963), luego en
&middot;ehtnisschrift f&uuml;r Gustav Radbruch (1968) y finalmente en Kriminalpolitik
trafrechtssystem (1970, traducida al espa ol por Francisco Mu&ntilde;oz Conde
972). El aspecto esencial de la propuesta de ROXIN es el relativo al signi0 .del recurso a la Pol&iacute;tica criminal como elemento fundamentador del
nido de las categor&iacute;as del sistema dogm&aacute;tico y a la incidencia o no de
&middot;recursos (en particular, ontol&oacute;gicos) a tal recurso. Esta cuesti&oacute;n es a
de algunos autores la que pone de relieve la trascendencia real de las
&middot; mas tendencias hacia la &quot;normativizaci&oacute;n&quot; de las categor&iacute;as 10 •
ero queda a&uacute;n algo que n&oacute; se entiende daramente, aunque a pesar de
es casi generalizado de que la construcci&oacute;n del sistema del delito (y del
enido de sus categor&iacute;as) est&eacute; pre acta de consideraciones pol&iacute;tico-criminales.
e no queda claro es que a pesar de que neg&aacute;ramos lo anterior, los fines
ticos que todo sistema penal busca conseguir, a la luz de una pol&iacute;tica
&middot; al determinada (en relaci&oacute;n con la persecuci&oacute;n de la criminalidad, en
to se construya w1a teor&iacute;a del delito o de sus consecuencias, etc), siempre
&aacute; determinado por exigencias de pol&iacute;tica crinlinal; cual es la de hacer
' a la incidencia de comportamientos criminales (en cuanto conductas
&middot;actas) y conseguir la paz social. En definitiva, para afianzar un sistema
o. el propuesto por ROXIN es necesario ver lo que en dicha propuesta
orno apunta la doctrina, com&uacute;nmente, la orientaci&oacute;n pol&iacute;tico-criminal
asociado al consecuencialismo, identific&aacute;ndose con una sujeci&oacute;n del
a penal a las consecuencias emp&iacute;ricas de su aplicaci&oacute;n. As&iacute;, ya ROXIN
stablecido que la construcci&oacute;n (o reconstrucci&oacute;n) de una teor&iacute;a del delito
sus categor&iacute;as, debe orientarse a los fines (sociales) de la pena (de
nci&oacute;n general y especial)!&quot;. Un poco, quiz&aacute;s, dentro de lo que en Espa&ntilde;a
stuvo, en su momento, TOR&Iacute;O L&Oacute;PEZ 17 , GIMBERNAT ORDEIG 18 y MIR PUIG 19
.enes propiciaron una reconsideraci&oacute;n de las categor&iacute;as dogm&aacute;ticas de la
&iacute;a. del delito a partir de valoraciones pol&iacute;tico criminales como de la ne'idad de la pena as&iacute; como el fin preventivo de la misma. Con esto se ha
l1--'} SILVA S&Aacute;NCHEZ,Jes&uacute;s i'l'far&iacute;a. Pol&iacute;tica Criminal en la dogm&aacute;tica: Algunas cuestiones sobre su contenido
es, en, Pol&iacute;tica criminal y nuevo Derecho penal. Libro Hmnenaje a Claus Roxin. J.Ivl. SILVA S&Aacute;NCHEZ
arcelona: JlvI Bosch, 1997. pp. 17 y ss.
(Hi) SILVA S&Aacute;NCHEZ, j.l\&middot;L Pol&iacute;tica Crin1inal ... Oh. Cit. p. 19.; Vid. ROXIN, Claus. Strafrecht AT. BandI,
E!_d. &sect; 7, III, Ntvf 24 .
.. (r') Cfr. TOR&Iacute;O L&Oacute;PEZ, &Aacute;ngeL Concepto individual de culpabilidad, en, ADPCP, T. XXXVIII, Fase. l,
o-abril, 1985. P&aacute;gs. 286-287.
18
, ) Cfr. GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. El sistema de Derecho penal en la actualidad, en, Estudios de
echo penal, 2 ed. 1981, P&aacute;gs. 146 y ss.
19
&middot; { ) Cfr. fltlR PUIG. El Derecho penal en el .... Ob. Cit. p. 49 y ss.
••11
MlGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
intentado establecer una l&iacute;nea conceptual, sobre todo en la categor&iacute;a de
1
culpabilidad. Categor&iacute;a a la que no ser&iacute;a posible llegar (neg&aacute;ndose su efectiva
concresi&oacute;n formal y material) si primero no se verificara que se cumplan, ~
por lo menos se puedan cumplir, los fines preventivos de la pena, as&iacute; corno de
la necesidad de esa pena funcional a tal prevenci&oacute;n'&deg;.
De modo m&aacute;s gen&eacute;rico, el sistema que se nos propone es un modelo
Teleol&oacute;gico en el que combinen los fines instrumentales de control y otros
valorativos. Del lado de los valores que deben informar al Derecho penal _ y
su dogm&aacute;tica - se distinguen el enfoque principalista que tienen como base
al individualismo (con una consiguiente concepci&oacute;n minimalista del Derecbo
penal) y el enfoque funcionalista, que tiene como base a la sociedad y el propio
sistema - autoconservaci&oacute;n del sistema -. De tal modo que ya sea que nos
quedemos con una u otra propuesta, la primera derivada de renovadas posturas
de la ilustraci&oacute;n y a la cual se inclina ROXIN; o la segunda, propuesta
esencialmente, por JAKOBS. En ambos casos, no dejamos de estar en e['
razonamiento consecuencialista del Derecho penal y su dogm&aacute;tica que el
primero ya deline&oacute; con holgura. Sin embargo, se nota desde et enunciado b&aacute;sico
que hemos hecho, la diferencia que existe entre ambas respecto de los
contenidos de sus valores. Como lo sostiene SILVA S&Aacute;NCHEZ la diferencia
entre la perspectiva funcionalista y la principialista es que la primera trata de
sostener una l&oacute;gica (objetiva) funcional&iacute;sta de los valores, en la que &eacute;stos tienen
su fundamento y proyecci&oacute;n en una contribuci&oacute;n al mantenimiento del sistema.
En cambio, la segunda los fundamenta a partir de la comunicaci&oacute;n de los
individuos que integran el sistema: el producto es una l&oacute;gica intersubjetiva de
los valores. Constituyen, sin duda, dos modelos de racionalidad directamente
contrapuestos21 •
Todo lo anterior nos permite ya establecer una primera conclusi&oacute;n y es
que el actual avance de las Ciencias penales no aguante enunciados tradicionales
como los que al comienzo hemos rese acto. La Teor&iacute;a general de delito, aunque
construcci&oacute;n dogm&aacute;tica por excelencia, no s&oacute;lo se adscribe a un enfoque
dogm&aacute;tico puro (abstracto) ya que, como hemos demostrado, ese tipo de
{2&deg;) En el Derecho penal peruano, hemos sostenido, no sin muchas discrepancias y tanto m&aacute;s debido a
incomprensiones, una postura similar a la antes planteada; sobre todo para los casos de los delitos c01nctidos
por individuos de culturas nativas. En su momento expusimos una l&iacute;nea de re.interpretaci&oacute;n tanto en la
funci&oacute;n del error en la teor&iacute;a del delito como en los criterios de prevenci&oacute;n y necesidad de la pena en los
casos en los que hemos acotado. De esta manera, la soluci&oacute;n, dogm&aacute;ticamente acertada, la propusin1os
desde la exclusi&oacute;n de culpabilidad a falta del cumplimiento en el fin preventivo de la pena as&iacute; con10 en su
innecesariedad; descartando las posturas de quienes postulaban una forma especial del error e introduciendo
el discurso de la identidad cultural y su posible condicionamiento en la conducta del individuo dentro de la
l&oacute;gica de la evitabilidad o no, en la teor&iacute;a del error (Cfr. P&Eacute;REZ ARROYO, l\&gt;liguel. Error, culpabilidad y
diversidad cultural en el Derecho penal. Tesis para optar el T&iacute;nilo de Abogado, PUCP, 1996).
F 1l Vid. SILVA S&Aacute;NCHEZ, Jes&uacute;s l\&gt;lar&iacute;a. Pol&iacute;tica Criminal ... Ob. Cit. p. 21-22.
DcC-7(1999)
1
s.
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
&middot; as resultan anticuadas, sino que deben atender, y atienden, a fines de
'ly valores que aunque de contenido distinto ya sea que nos confesemos
arios del princicipialismo individualista (con una clara concepci&oacute;n
alista del Derecho penal) o ya funcionalistas sist&eacute;micos; y, por ende,
emos en Ja construcci&oacute;n de nuestro sistema penal, valores determinados.
0 caso, Jos fines instrumentales de control (como parte de un nuevo
a ontol&oacute;gico) nos deber&aacute;n llevar a priorizar las consecuencias pr&aacute;cticas
stra dogm&aacute;tica. En esta l&oacute;gica Ja clara orientaci&oacute;n consecuencia lista, ya
'lada por ROXIN, deber&aacute; establecer un co-relato necesario entre la
tica penal y Ja Pol&iacute;tica criminal. De tal modo que, ni la teor&iacute;a de las
uencias jur&iacute;dicas Je pertenecen s&oacute;lo a la Pol&iacute;tica criminal (como se quiere
0 tan acertadamente), ni la Teor&iacute;a del delito Jo son a la Dogm&aacute;tica
La &quot;total Ciencia del Derecho penal&quot; (gesamte Strafrechtswissenschaft),
da por von LISZT, se configura a partir de una estructura dogm&aacute;tica,
nto a Ja racionalidad, formalidad y garant&iacute;a en Ja aplicaci&oacute;n de Ja Ley,
que a Ja misma se Je deben atribuir valoraciones pol&iacute;tico-criminales en
.. &middot;!'&gt; a la conveniencia o no en la aplicaci&oacute;n de las consecuencias del delito
o de Ja total apreciaci&oacute;n de la realidad sobre Ja que el Derecho penal
:en su funci&oacute;n de paz social. A Ja vez, los avances de otras disciplinas
, como Ja Criminolog&iacute;a y la Victimolog&iacute;a y el de las Ciencias sociales y
'nas. No se concibe pues una dogm&aacute;tica divorciada de la realidad y menos
fines pol&iacute;tico-criminales para Jos cuales ella se estructura.
&middot;.onsideraciones similares a Ja antes arg&uuml;ida, esto es dentro del discurso
. las Consecuencias jur&iacute;dicas del delito en el Derecho penal material
una perspectiva te&oacute;rico-general, ha sido expuesta en Espa a por
ILLOS BASOCO y MAPELLI CAFARENA, al identificar la evoluci&oacute;n de
r&iacute;a de las consecuencias jur&iacute;dicas del delito con una progresiva ra'zaci&oacute;n y sometimiento a l&iacute;mites&quot;- Progresiva evoluci&oacute;n dentro de una
epci&oacute;n garantista que obedece, desde ya, a una postura ontol&oacute;gica del
cho penal y su dogm&aacute;tica; en Ja que ni Pol&iacute;tica criminal - y sus valores
minan solas ni la dogm&aacute;tica es una mera referencia abstracta a Ja teor&iacute;a
elito.
el Per&uacute;, nosotros hemos adoptado una linea similar cuando, en su
Iunidad, nos ocupamos de la Teor&iacute;a de las Consecuencias jur&iacute;dicas del
o. Primero, proclamando una l&iacute;nea de importancia te&oacute;rica tanto o m&aacute;s
_el de la lontana Teor&iacute;a del delito. Importancia derivada de la conjunci&oacute;n,
sistema, del delito (como concepto), del delincuente o sujeto infractor
22
)-Cfr. TERRADILLOS BASOCO, Juan y MAPELLI CAFARENA, Borja. Las consecuencias jur&iacute;dicas del
to. Madrid: Civitas, 3era. ed. 1996, p. 19.
~-----------------~------------
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MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
de la norma penal y de la sanci&oacute;n que se desprende de las anteriores. Explicada
as&iacute; por el qu&eacute; hacer con el sujeto, la manera de alcanzar resultados positivos
y el c&oacute;mo prevenir tales conductas, ser&iacute;an el tel&oacute;n de fondo de todo Sistema
penal en el que se coordinen posturas dogm&aacute;ticas y pol&iacute;tico-criminales
Segundo, circunscribiendo el sistema de las consecuencias jur&iacute;dicas del de!it~
en el Derecho penal a un esquema previo de control social de cuya l&oacute;gica se
alimenta. En esa medida, si partimos de un concepto cr&iacute;tico del control social
en tanto mecanismos sociales seg&uacute;n los cuales se ejerce un dominio en la
conducta de los individuos que la componen, diferenciando uno formal (con
discurso no punitivo y punitivo) y otro informal; en el primero, indudablemente
es que se ubicar&iacute;an las consecuencias jur&iacute;dicas del delito. Es el Sistema penal
formal el que enmarca a las consecuencias jur&iacute;dicas del delito identificados
con una Pol&iacute;tica de medios en tanto instrumentos formales del sistema en la
lucha contra el delito. Sin embargo a esa pol&iacute;tica de medios le precede una de
fines la cual se identifica con la Pol&iacute;tica criminal del Estado. Por tanto, si es el
Estado quien dise a las estrategias de control social formal desde una Pol&iacute;tica
penal, a ella, necesariamente, el Derecho penal y su dogm&aacute;tica le deber&aacute;
informar sobre los l&iacute;mites y contenidos te&oacute;ricos a fin de que la Pol&iacute;tica crimmal
de la cual parte no se vuelva contra la sociedad y se convierta en una de orden
autoritario, propio de un Estado-polic&iacute;a.
En esta medida, dentro del discurso penal material, encontramos todo
un sistema de consecuencias jur&iacute;dicas del delito que, partiendo de l&oacute;gicas
informativo-sist&eacute;mico-penales, se ata en funciones y fines espec&iacute;ficos. De
un lado las referentes a las de orden preventivo-represivo (penas y medidas
de seguridad) y compensador (responsabilidad civil). Y como esto no es
suficiente a efectos de una id&oacute;nea lucha contra la criminalidad, sobre todo
la te tipo socio-econ&oacute;mico, se estructuran formas accesorias de control
social en las que las consecuencias accesorias del delito tienen principal
protagonismo 23 •
&middot;--------------------------------~-
e:il Cfr. P&Eacute;REZ ARROYO, J\.Uguel. Las consecuencias jur&iacute;dicas del delito en el Derecho penal peruano, en,
Derecho y Sociedad. Revista de Derecho. Llma: PUCP-P, 1996. pp. 227 y ss. Respecto de las consecuencias
jur&iacute;dicas del delito, nosotros concebimos en ellas, en tanto nuestra postura ya definida, rnecanisn1os
accesorios de control en la que la finalidad de ella es la hacer interiorizar, a quien utiliza la empresa o el
colectivo social, los costos de su comportamiento delictivo. Nuestra postura se identifica as&iacute; tambi&eacute;n con
un discurso del Law and Economic. Por tanto no consideramos productiva la discusi&oacute;n actual de si las
personas jur&iacute;dicas son susceptibles de responsabilidad penal o no, pues a nadie se le ocurre que afirmando
su capacidad penal &eacute;stas puedan ser condenadas a una pena privativa de libertad. Sobre el tema consultar:
ALONSO DE ESCAJl.ULLA, A. Responsabilidad penal de los directivos y &oacute;rganos de empresa'&gt; y sociedades,
Madrid: Tecnos, 1996. AL\VART, H. Strafrechtlich Haftung des Unternehn1ens-von Unternehmenstiiter zum
Tiiterunternehmen, ZstVV, Heft 4, 1996; GRACIA il'fARl&Iacute;N. El actuar en lugar de otro en Derecho penal,
Tomos 1 y II, prensas Universitarias de Zaragoza, Zaragoza 1986; La cuesti&oacute;n de la responsabilidad de las
propias personas jur&iacute;dicas. Revista peruana de Ciencias penales, N. 4, 1994; HIRSCH, H. Strafrechtliclie
Verantworttlinchkeitvon Unternehn1en, ZStW, 1995, Heft, 2.; entre otros m&aacute;s.
O
e C- 7 (1999)
...----
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LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
3. LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD COMO CONSECUENCIA JUR&Iacute;DICA
DELITO
L.as penas y las medidas de seguridad son las dos consecuencias jur&iacute;dicas
&iexcl;telito principales y que, desde una perspectiva del Derecho material,
en el car&aacute;cter represivo-preventivo de todo sistema penal. Tanto las
s como las medidas de seguridad constituyen el n&uacute;cleo b&aacute;sico de la
C;&oacute;n penal, entendiendo algunos autores a tales como de sanciones
/es, en el m&aacute;s amplio sentido de la palabra24, nomenclatura con la que
. stamos de acuerdo. Tanto una como otra reconocen distintos preestos para su imposici&oacute;n pues en tanto que para la pena ser&aacute; el de la
bilidad, para las medidas de seguridad ser&aacute; el de la peligrosidad criminal
ujeto.
De esta forma tanto las penas como las medidas de seguridad integran el
eo punitivo estricto de nuestro sistema de reacci&oacute;n penal. As&iacute;, ni la
onsabilidad civil ni las consecuencias accesorias lo ser&aacute;n con tal
dencia pues en tanto que en el primer caso su incorporaci&oacute;n a un sistema
..acci&oacute;n penal obedece a razones politico-criminales de tutela efectiva a
nte.reses de la v&iacute;ctima del delito, pudiendo no estar y sin embargo no
r de ser exigible en una v&iacute;a civil; hace que en su naturaleza jur&iacute;dica
.alezcan razones ajenas a la comisi&oacute;n de un delito o falta, sino que se
&middot;gan a la eventualidad de haberse producido, con tales hechos, da os
ente relevantes. Esto es, debi&eacute;ndose evaluar de acuerdo a las reglas que
.erecho civil franquea para los supuestos de da os y de responsabilidad
..&middot; As&iacute;, tampoco en el supuesto de las consecuencias accesorias se plantea
base netamente punitiva ya que ellas se estructuran en base a un
namiento de control accesorio y de internalizaci&oacute;n de los costos del
portamiento de quien tiene a cargo la persona jur&iacute;dica25 o, como apunta
CIA MART&Iacute;N, en base a una situaci&oacute;n patrimonial il&iacute;cita (en el caso de la
ci&oacute;n de las ganancias) y la peligrosidad objetiva de la cosa (en el caso del
&middot;s.o de los instrumentos del delito)&quot;. Reconociendo siempre que aunque
consecuencias accesorias sean aplicables &uacute;nicamente en la jurisdicci&oacute;n
y previa verificaci&oacute;n de la comisi&oacute;n de un delito, su naturaleza es ajena
, arco punitivo de su realizaci&oacute;n, siendo de orden civil y/ o administrativo,
&middot; el caso.
_ tF~) Cfr. TERRADILLOS BASOCO, Juan y MAPELLI CAFARENA, Borja. Ob. Cit. p. 21.
25
( , ) Vid. P&Eacute;REZ ARROYO, ~liguel. Oh. Cit. pp. 227-228.
fG.) Cfr. GRACIA MART&Iacute;N, Luis. El sistema de las consecuencias jur&iacute;dicas del delito, en, Las consecuencias
ciis del delito en el nuevo c&oacute;digo penal espa ol. Luis Gracia tl1art&iacute;n (Coord.) Valencia: Tirant lo Blanch,
' pp. 34-35.
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
No hay lugar a dudas, entonces, de que las penas y las medidas de segundad
son las consecuencias jur&iacute;dicas del delito por excelencia y que sobre ellas
recaen una serie de precisiones jur&iacute;dico-penales sobre las que debemos
abondar. Hemos de ocuparnos empero, por abara, s&oacute;lo de las medidas de
seguridad, ya que ellas, reconociendo como presupuesto para su imposici&oacute;n
el de la peligrosidad criminal (con muchos matices), habr&aacute;n de ser las propias
para quienes, en la l&oacute;gica de GRACIA MART&Iacute;N (de pluralidad de supuestos y
hechos configuradores en las consecuencias jur&iacute;dicas del delito)&quot;, reconozcan
en su comportamiento un estado de no culpabilidad producto, en principio,
de la inexistencia de imputabilidad o de la afirmaci&oacute;n de semi-imputabilidad;
configurando con ello un estado necesariamente peligroso y ampliando, de
este modo, su aplicaci&oacute;n, bajo una perspectiva vicaria! del sistema penal, al de
los imputables peligrosos, como se ver&aacute; despu&eacute;s.
2.1. FUNDAMENTO, LEGITIMIDAD, FUNCI&Oacute;N Y SISTEMAS DE
RELACI&Oacute;N ENTRE PENAS Y MEDIDAS DE SEGURIDAD
Lo primero que debemos decir respecto de las medidas de seguridad es
que, a&uacute;n integrando el n&uacute;cleo punitivo esencial - el otro lo conforma el
sistema de penas - de nuestro sistema de reacci&oacute;n penal, no son sanciones.
Las medidas de seguridad no son sanciones 28 y que muchos autores utilicen
(incluso inconscientemente) esa expresi&oacute;n para denominarla, haci&eacute;ndola
coincidir con la pena, en un mismo lugar, es producto de rezagos positivistas
en cuyo seno se lleg&oacute; a considerar, como lo veremos m&aacute;s adelante, a la
&quot;peligrosidad&quot; como el presupuesto para la imposici&oacute;n de cualquier medida
de orden punitivo, llegando a sostener que el fundamento de la pena, era
dicha peligrosidad.
Actualmeme no se entiende la existencia de un sistema penal s&oacute;lo represivo
sino que partiendo de ese car&aacute;cter, debe reconocer funciones preventivas e
incluso reparadoras'&quot;- Sin embargo esta concepci&oacute;n, generalmente aceptada,
no siempre fue as&iacute; pues baste recordar la funci&oacute;n netamente retribucionista
asignada a la pena, en una l&oacute;gica monista del sistema penal, inspirada en
postulados cristianos y kantianos. Postulados que propusieron que la pena es
la respuesta a la culpabilidad moral del sujeto que se comporta de manera
antisocial o vulnerando la m&aacute;xima kantiana &quot;hacer lo que deber&iacute;a ser regla
para todos&quot; &quot;obra de tal modo que tu comportamiento pueda ser observado
(2 7 ) Cfr. GRACIA MART&Iacute;N, Luis. Ob. Cit.
pp. 29 y ss.
(2H) SOLER, Sebasti&aacute;n. Las 1nedidas de seguridad no son sanciones, en, ADPCP, T. XVII, Fase. fl, (may-
agost.), 1964. pp. 215 y ss.
{2'1) Cfr. P&Eacute;REZ ARROYO, Tvfiguel. Ob. Cit. p. 227.
De C- l(l&lt;J99J
)LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
wdos, incluso en favor tuyo&quot;. Fundamentaci&oacute;n respecto de los fines de la
tuyo co-relato &eacute;tico, de orden Kantiano, se complementaba de uno de
jur&iacute;dico, de orden Hegeliano: &quot;la pena es la respuesta a la culpabilidad del
to&quot;'&deg;. Si esto resultaba cierto hasta un punto determinado en la historia
Derecho penal, ello supuso la orfandad del mismo frente a los diversos
lemas que se comenzaron a plantear en raz&oacute;n de las necesidades pol&iacute;ticoinales sobre las cuales se construye todo sistema penal: el de la defensa
ya no s&oacute;lo frente al pasado sino de cara al futuro. Un sistema con las
ter&iacute;sticas as&iacute; definidas no tiene capacidad de prevenci&oacute;n. La pena as&iacute;
elida no podr&iacute;a satisfacer las m&aacute;s elementales exigencias de prevenci&oacute;n
ella (la pena) basada en el principio de culpabilidad, mira s&oacute;lo el pasado,
cho que ya se cometi&oacute;, mientras que las exigencias de la prevenci&oacute;n (tanto
eral como especial) miran al futuro. Las medidas de seguridad y
bilitaci&oacute;n social nacen para hacer frente a ciertos supuestos de peligrosidad
&middot;:no pueden neutralizarse con la pena. Llegan a donde no pueden llegar
&middot; ;y satisfacen exigencias de prevenci&oacute;n inaccesibles a la pena concebida en
do retributivo, complementando la respuesta penal convencional31 .
Partiendo de la base de que las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n
.l forman parte de los instrumentos pol&iacute;tico-penales (y por a adidura
'tico-criminales) que el Derecho penal le franquea a la sociedad y su Estado
cual es indiscutible) al igual que en el caso de la pena, a modo de instrumento
:.ius puniendi estatal, debemos encontrar su fundamento, legitimidad,
&quot;&oacute;n y contenido en su propio origen, en relaci&oacute;n a las penas de cuya
i&eacute;iencia retributiva, en determinados supuestos, se alimentan.
En esta perspectiva, los principios legitimadores de la pena, as&iacute; entendida
la l&oacute;gica de Estados liberales aunque intervencionistas, dejaban a la
&middot; dad desprotegida de quienes, a futuro, siendo peligrosos.no culpables,
ella, y para el ordenamiento jur&iacute;dico, comet&iacute;an actos t&iacute;picos como delitos
s leyes penales. A esto tambi&eacute;n contribuy&oacute; las nuevas concepciones que
re la culpabilidad y sus elementos, como el de la imputabilidad, se
enzaran a expresarse. Como lo veremos m&aacute;s adelante, cuando nos
pernos del &aacute;mbito de aplicaci&oacute;n de las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n
&middot;al, las nuevas concepciones de la imputabilidad, primero como presupuesto
fa culpabilidad y luego como capacidad de culpabilidad, determinaron que
. enes eran declarados inimputables quedaban al margen del sistema penal
,-~f1 11) Con esto se pretendi&oacute; la realizaci&oacute;n de la justicia en s&iacute; misma. Sin embargo, como sostiene ROA1N,
estado social y democr&aacute;tico de derecho que mantiene separados lo moral con lo jur&iacute;dico, estas
ya no tiene cabida (Cfr. VILLAVICENCIO TERRERO, Felipe. Lecciones de Derecho penal. Parte general.
&ordf;:--cuzco, 1990. P&aacute;g. 36.)
JH) Cfr. GARC&Iacute;A-PABLOS, Antonio. Derecho penal. Introducci&oacute;n. Madrid: UCl'vl, 1995. p. 128-129.
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7 (1999)
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e inmunes ante &eacute;l y su &uacute;nico instrumento de lucha contra el delito: la pena. y
cualquier consecuencia jur&iacute;dica devenida de la comisi&oacute;n de un hecho tipificado
como delito.
En principio sujetos mentalmente anormales o menores de edad quienes
al carecer de tal calificaci&oacute;n jur&iacute;dica eran los beneficiarios de tal falencia del
sistema pero tambi&eacute;n se descubri&oacute; que la pena fracasa o resulta inid&oacute;nea
respecto de los delincuentes que siendo imputables resultan peligrosos Por
su reincidencia o habitualidad en el delito. Es lo que en doctrina se ha llamado
&quot;delincuentes de estado&quot;. La pena, por s&iacute; sola, no puede captar el plus de la
peligrosidad adicional de estos sujetos que va m&aacute;s all&aacute; de la culpabilidad por
el hecho cometido. Como afirma WELZEL la funci&oacute;n de protecci&oacute;n jur&iacute;dica
que cumple la pena est&aacute; limitada, tanto material como personalmente, a la
retribuci&oacute;n justa por el quebrantamiento del derecho de parte del autor que
act&uacute;a culpablemente. Esta funci&oacute;n la cumple frente a delincuentes ocasionales
o quienes son socialmente aptos para la convivencia, pero no respecto de la
peligrosidad de autor que sobrepasa la culpabilidad en ciertos delincuentes
por estado 32 •
De esta manera a los sistemas penales, como anota GARC&Iacute;A-PABLOS, le
quedaban tres alternativas: 1) Seguir apegado a un concepto estricto de pena,
despreciando las necesidades preventivas, soluci&oacute;n no ajustadada a las
necesidades sociales ante los peligros que planteaba la criminalidad de
individuos considerados peligrosos. 2) Se pod&iacute;a revisar el concepto cl&aacute;sico de
pena, de forma que pudiera asumir las funciones de correcci&oacute;n y aseguramiento
(con entidad aut&oacute;noma suficiente no como fines accesorios al estilo de las
teor&iacute;as de l~ &quot;uni&oacute;n&quot; - Vereinigunstheorie -, en la que se deja de lado el
car&aacute;cter meran;iente retributivo - retribuci&oacute;n divina, moral o jur&iacute;dica - de
la pena o de mal necesario, justificada en s&iacute; misma - Teor&iacute;as absolutas de la
pena - as&iacute; como el utilitarista en cuanto la prevenci&oacute;n de la criminalidad Teor&iacute;as relativas de la pena -; sino que ecl&eacute;cticamente postulan una
plurifuncionalidad de la pena, en cuanto a la retribuci&oacute;n y la prevenci&oacute;n del
delito), encontrando en esta soluci&oacute;n el problema de poder controlar ni someter
a l&iacute;mites una postestad estatal punitiva orientada a tales fines; 3) Como &uacute;litima
po~ibilidad cab&iacute;a que admitir junto a la pena un segundo sistema de reacciones
para aquellos casos de sujetos peligrosos necesitados de correcci&oacute;n respecto
a los que la pena retributiva, basada en la idea de culpabilidad, se mostraba
(!~) Cfr. WELZEL, Hans. Derecho penal alem&aacute;n. Traducci&oacute;n de juan Bustos Ram&iacute;rez y Sergio l'&aacute; ez
P&eacute;rez. Santiago: Editorial jur&iacute;dica de Chile, 4 ed. Castellana, 1993. p. 286. Seg&uacute;n esta propuesta, las penas
deber&iacute;an complementarse con las medidas de seguridad (lo cual se satisface en el CP peruano al haberse
asumido un modelo ya no meramente dualista sino VICARIAL). La intensidad y duraci&oacute;n de Ja medida
estar&iacute;an dadas por la peligrosidad y no por la culpabilidad.
DcC-7(1999)
LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
&middot; d&oacute;nea o insuficiente. Cab&iacute;a, entonces, desvirtuar la naturaleza retributiva
!apena, convirti&eacute;ndola en un medio s&oacute;lo preventivo, o bien - respetando
•funci&oacute;n - dotar al sitema punitivo de un nuevo recurso destinado
&laquo;'amente a la prevenci&oacute;n. Mientras que van LISZT se inclinar&iacute;a por la segunda
ci&oacute;n, las medidas de seguridad seguir&iacute;a a la &uacute;ltima, apareciendo as&iacute; al lado
da pena, en una l&oacute;gica de sistema dualistan
La introducci&oacute;n de las medidas de seguridad como forma de reacci&oacute;n
al aparece por vez primera de la mano del Suizo Car! STOOS y su
t~proyecto de c&oacute;digo penal para ese pa&iacute;s en 1893 34 , propuesta sobre las
&lt;)les giran y se fundamentan los sistemas dualistas (del que particip&oacute; el CP
ano de 1924), binarios o de doble via y cuyas bases partieron de tres
La pena se impone al culpable de un delito, mientras la medida de
seguridad y rehabilitaci&oacute;n social tiene como raz&oacute;n de ser la peligrosidad
del sujeto.
La pena es un &quot;mal&quot;, que se explica con el prop&oacute;sito de producir
sufrimiento en quien la padece. Las medidas son, en cambio, s&oacute;lo un
resorte asegurativo, cuyo fin directo no es producir sufrimiento alguno,
aunque impliquen una restricci&oacute;n de los bienes jur&iacute;dicos y derechos
de la persona.
El quantum de la pena viene dado por la gravedad de la lesi&oacute;n (principio
de proporcionalidad) del bien jur&iacute;dico afectado por el delito, adem&aacute;s
de la culpabilidad del autor, debi&eacute;ndose fijar dentro de los limites de
la pena consignada para el delito; en cambio las medidas de seguridad
y rehabilitaci&oacute;n social se especifican en la Ley conforme al fin de las
mismas y su duraci&oacute;n es indeterminada ya que depende del resultado
obtenido, cesando cuando se consigue el objetivo al que se orientan:
la resocializaci&oacute;n, la enmienda o la inocuizaci&oacute;n del sujeto, seg&uacute;n los
casos 35 •
•&middot;. En esta l&oacute;gica de sistema dual, binario o de doble respuesta; la pena es
tibuci&oacute;n, las medidas meras defensas, aunque desde una perspectiva m&aacute;s
&micro;al - aunque siempre en esa l&oacute;gica dualista - la pena se ordena
13
,{ )
Cfr. GARC&Iacute;A-PABLOS, Antonio. Ob. cit. pp. 129-130, 72&middot;74, 79.
En Alemania se introdujeron por Ley del 24 de noviembre de 1933, en Italia en el c&oacute;digo de 1930,
pa a aparecen con ese nombre en el CP de 1928 {ampliada y modificada hasta la Ley de peligrosidad
abilitaci&oacute;n social del 4 de agosto de 1970 - reformada parcialmente por Ley del 28 de noviembre de
A-y del 26 de diciembre de 1978). En el sistema peruano se introdujo con el C&oacute;digo penal de J\1aurtua
p:i)
924.
t':5JCfr. STOOS, Carl.
Lehrbuch des Osterreischischen Strafrecht. Viena-Leipzing, 1910. pp. 22 y ss.
bi&eacute;n GARC&Iacute;A-PABLOS, Antonio. Ob. Cit. p. 13 ly ss.
.
MIGUEL P'REZ ARROYO
principalmente a la prevenci&oacute;n general, y a veces tamb&iacute;en a la especial (cact
vez m&aacute;s). La medida tiene como fin principal el de la prevenci&oacute;n especial&ordf;
aunque tambi&eacute;n se reconozcan funciones de prevenci&oacute;n general. Tanto un~
como otra, o es proporcional al delito (la pena) o atiende a la peligrosidad del
sujeto (la medida). La pena se impone s&oacute;lo al imputable y la medida al
inimputable o imputable que sean peligrosos. Una es determinada, la otra no.
Modernamente, al haber variado tanto las concepciones en torno a los
fines y funci&oacute;n de la pena en el Derecho penal3 6 producto de una reconsideraci&oacute;n en torno a la necesaria prevenci&oacute;n del delito y motivado, con ello
la aparici&oacute;n de las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social en un sistem~
dual; al punto de recono&eacute;er funciones de prevenci&oacute;n (general y especial) a las
penas, en m&eacute;rito a una constante aspiraci&oacute;n pol&iacute;tico-criminal de lucha contra
el delito, pero tambi&eacute;n por una constante discusi&oacute;n en torno a tales medidas
de seguridad, se han originado ciertos planteamientos. Por un lado la
legitimidad y justificaci&oacute;n de las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social.
Por otro, producto de una revisi&oacute;n en sistema de relaci&oacute;n de las penas y las
medidas, el de una mayor aproximaci&oacute;n de ambas, orientados por valores
pol&iacute;tico-criminales.
En cuanto a lo primero, son dos posiciones encontradas respecto de su
legitimidad. La primera que la justifica y defiende en base a criterios no de
utilidad y necesidad (podr&iacute;a ser &uacute;til o y hasta necesario que por ejemplo se
e
6 ) En el Derecho penatperuano, como anota PRADO SALDARRIAGA, no se ha planteado un debate
serio sobre la funci&oacute;n de la pena, al punto de encontrarse entre algunos autores posiciones contradictorias
sobre s&iacute; mismos (Cfr. PRADO SALDARRIAGA, V. Conientarios al C&oacute;digo penal de 1991. Lima: Alternativas,
1993. p. 4.) Esto ha motivado que frente a lo que ha sucedido respecto de la regulaci&oacute;n de la pena
privativa de libertad, en cuanto a la contrarieda.d de lo establecido por la Constituci&oacute;n Pol&iacute;tica del Estado
y lo regulado por el ntismo C&oacute;digo penal, en torno a la funci&oacute;n de la pena, no se hayan pronunciado
debidamente, a excepci&oacute;n de PE A CABRERA (Cfr. PE A CABRERA, Ra&uacute;l. Ob. Cit. p. 509 y ss). La ftmci&oacute;n de
la pena, en el ordenamiento penal peruano, es suceptible de valorarse positivamente desde posturas
plurifuncionales, ecl&eacute;cticas o de la uni&oacute;n; en las que tanto la retribuci&oacute;n como la prevenci&oacute;n se aproximen
con vistas a una mejor respuesta penal frente al delito. Por un lado se tiene el art. 139.22 de la Const. per.
la cual establece que &quot;el sistema penitenciario (fase ejecutiva de la pena privativa de libertad) tiene como
funci&oacute;n la reeducaci&oacute;n, rehabilitaci&oacute;n y recuperaci&oacute;n del penado para la sociedad&quot;, esto es que debe
resocializar al reo. A su vez el art. l de la misma carta magna establece que &quot;la persona humana es el fin
supremo de la sociedad y del Estado&quot;, por tanto toda pol&iacute;tica social (incluida la Pol&iacute;tica crin1inal del
Estado) debe atender a su bienestar y la vez que su aseguramiento dentro de una vida en sociedad. En la
misma linea se ubica el art. IX del C&oacute;d. penal peruano. Ahora bien, a pesar de lo que constitucionalmente
y por mandato del art&iacute;culo IX del T&iacute;tulo preliminar del c&oacute;digo penal se orienta en raz&oacute;n de una finalidad
plurifuncional de la pena - pero descartando una base retribucionista exclusiva-, el actual sistema penal
mantiene una perspectiva utilitaria de la pena, asign&aacute;ndole funciones exclusivamente retribucionlstas
claramente inconstitucionales y contrarias al Estado de derecho y los postulados democr&aacute;ticos que inspiran
la Constituci&oacute;n, en cuanto a la forma de Estado (art. 43 Const. per.), as&iacute; como de la persona - fin supremo
de la sociedad y del Estado - (art. 1 Const. per), Esto en raz&oacute;n de la modificaci&oacute;n del art. 29 del CP de 1991
e cuanto se establece que la pena- privativa de libertad - tiene como duraci&oacute;n m&aacute;xima la vida del condenado;
esto es, que no tiene duraci&oacute;n- prisi&oacute;n perpetua - (Ley 26369 del 29 de septiembre de 1994). En resuinen
el car&aacute;cter resocializador de la pena, como arista aproximativa, en un sistema de corte vicarial, entre
penas y medidas, entre retribuci&oacute;n y prevenci&oacute;n; no existe en la pr&aacute;ctica, siendo susceptible de una
incoaci&oacute;n de inconstitucionalidad respecto a la referida Ley.
DcC- 7(1999!
S MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
strar - f&iacute;sica o quir&uacute;rgicamente a quien comete deleznables delitos
aci&oacute;n contra la libertad sexual, como se pretendi&oacute; alguna vez en el Per&uacute;
0 no estar justificado), sino de orden a una consideraci&oacute;n &eacute;tico-social,
apelando a principios generales (s&oacute;lo pueden participar en la vida
&middot;taria, sin restricci&oacute;n alguna quienes tengan la capacidad de regirse
&middot; e a las normas de convivencia social, de tal modo que las medidas de
dad buscan integrar y equilibrar tanto la libertad exterior - com&middot;ento objetivizado - e interior - capacidad de comportamiento
&quot;me a las normas sociales - lo cual suceder&iacute;a en el caso de los enfermos
es, viciosos, desviados habituales o predispuestos al delito) y espec&iacute;ficos
&aacute;do tiene el derecho y deber de &quot;curar&quot; y &quot;ayudar&quot; a las personas que lo
tan - enfermos mentales, drogadictos, etc - as&iacute; como &quot;educar&quot; a
.y.menores de edad. El primero orientado a los delincuentes de estado y
ndo a determinadas personas que necesitan curarse o educarse; en
iva, una ayuda.Postura &eacute;sta defendida por WELZEL&quot; y secundada por
CK38 , en Alemania y por CEREZO MIR&quot;, en Espa&ntilde;a.
e otro lado se tienen las posturas deslegitimadoras o negativas que
'onan a la medidas de seguridad en su base pol&iacute;tica dado que atentan
los postulados de un Estado de derecho, m&aacute;s a&uacute;n si a lo largo de la
ia. del Derecho penal, dicen, aparecieron en los Estados liberales
ncionistas alcanzando pleno desarrollo en los modelos autoritarios,
o (o pudiendo hacerlo) a la represi&oacute;n penal a l&iacute;mites insospechados e
ciendo la vida en sociedad un elemento de opresi&oacute;n. Estas posturas
&middot;&middot;creciendo en intensidad a lo largo del tiempo. Primero muy t&iacute;midamente
b con total contundencia. Resulta interesante la Tesis de SCHMIDH&Aacute;USER
ania quien critic&oacute; la fundamentaci&oacute;n &eacute;tico-social de WELZEL, y a adiendo
o podr&iacute;a a adir en la vida en sociedad un elemento de opresi&oacute;n, antepuso
oiterios de &quot;necesariedad&quot; y &quot;utilidad&quot;, pero siempre reconociendo la
&middot;dad de un sistema penal de doble v&iacute;a40 , con lo cual su propuesta resulta
~dia entre quienes legitiman las medidas y quienes no. En Espa&ntilde;a quienes
Itpronunciado verdaderamente en contra de las medidas de seguridad
&middot; ocos. As&iacute;, CASAB&Oacute; RU&Iacute;Z las critica s&oacute;lo en cuanto no se funden en un
dero peligro criminal de orden post-delictual sino s&oacute;lo frente al mero
41
0
quiz&aacute;s por el efecto necesario que trajo consigo la cr&iacute;tica a la re-
-. Crr. tVELZEL, H.
ob. Cit. pp.
2s?~2s9.
Cfr.JESCHECK, H.H. Tratado de Derecho penal. Parte general. 4ta. ed. Trad. de fos&eacute; Luis fo;fanzanares
&middot;ego. Granada: Comares, 1993. pp.74 y ss.
_Cfr. CEREZO MIR, J. Curso de Derecho penal espa&ntilde;ol. ~Iadrid: Tecnos, 1996. pp. 33 y
ss.
Cfr. SCH:tvHDH&Aacute;USER, E. Strafrecht. Allgemeiner Tei/. 2da. ed. 1975. pp. 819 y ss.
Cfr. CASAB&Oacute; RUIZ, J.R, &quot;El fundamento de las medidas de seguridad'', en, Peligrosidad social y
, as de seguridad. Valencia: 1974, p.58.
ill&amp;fil
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
cientemente derogada &quot;Ley de peligrosidad social Y rehabilitaci&oacute;n social''
1970. Por su parte RODR&Iacute;GUEZ DEVESA, en su momento, s&iacute; las critic&oacute;&quot; c de
misma contundencia que lo hace desde nuestra &oacute;rbita Latinoamerion&iexcl;a
. QUEZ VELAZQUEZ&quot;'
.
~VELAZ
para quienes las medidas de seguridad no
legitiman en un Estado de derecho y democr&aacute;tico, por las razones ya expuest:e
En el Per&uacute;, PRADO SALDARRIAGA tambi&eacute;n monta en cr&iacute;ticas al sistema de :&middot;
1
medidas de seguridad aplicables a los enfermos mentales, aunque ellas s:
destinen a la forma de ejecuci&oacute;n de las medidas de seguridad para los enfermos
mentales-H.
En cuanto a la cr&iacute;tica y revisi&oacute;n del sistema de relaci&oacute;n entre las penas y
las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social, se han dado dos situaciones.
La pr&iacute;mera que parte de una afirmaci&oacute;n del sistema dualista o de doble Via
pero no bajo el prisma de un modelo puro regido por la total distinci&oacute;n entre
pena (instrwnento retributivo) y medida (complemento del sistema con base
en la prevenci&oacute;n especial), el cual se haya inevitablemente en crisis; sino
procurando una mayor aproximaci&oacute;n entre uno y otro instrumento de reacci&oacute;n
penal. Tanto m&aacute;s si com&uacute;n a ambas es la privaci&oacute;n de la libertad, en cuanto a
la restricci&oacute;n de ese bien jur&iacute;dico lo que las aproxima as&iacute; como la ejecuci&oacute;n
tanto de una como de la otra. Ya sea que de un lado se instrumente con miras
a una retribuci&oacute;n-prevenci&oacute;n general o si del otro lo sea con fines terape&uacute;ticos,
de aseguramiento o de rehabilitaci&oacute;n social. Esto &uacute;ltimo cobra una relevancia
absoluta, como lo veremos m&aacute;s adelante, cuando producto de esa mayor
aproximaci&oacute;n se vicarialize el sistema.
La segunda la constituyen las soluciones monistas los cuales postulan
una serie de soluciones intermedias. De un lado las propuestas de que las
medidas de seguridad deben absorver a las penas, propuesta m&aacute;s radical del
positivismo italiano extremo y de la defensa social los cuales part&iacute;a&Iacute;l de una
serie de fundamentos que eran comunes tanto a las penas como a las medidas
de seguridad (la comisi&oacute;n del delito es previo a ambas, s&iacute;militud de contenidos
en cuanto a los efectos aflictivos, jurisdiccionalidad de ambas, meta defensista
de la sociedad en ambas). Se trata de priorizar la prevenci&oacute;n especial como
soluci&oacute;n a las demandas defensistas de la sociedad y acabar con lo artifical
que resulta la combinaci&oacute;n dualista de penas y medidas de seguridad. Fue
BACIGALUPO uno de los principales propulsores de esta propuesta, sino el
principal, construy&eacute;ndola sobre la base de una orientaci&oacute;n democr&aacute;tica de un
( 4 ~) Cfr. RODR&Iacute;GUEZ DEVESA, Jos&eacute; l\1ar&iacute;a. &quot;Alegato contra las medidas de seguridad en sentido estricto,
en, ADPCP, T. XXXI, Fase. l, 1978. pp. 7 y SS.
41
( :)
y
Vid. VEL&Aacute;ZQUEZ V., Fernando. Derecho penal. Parte general, 2da. ed. Bogot&aacute;: Then1is, 1995. p. 104
SS.
4
(~ ) Cfr. PRADO SALDARRJAGA, V&iacute;ctor Roberto.Oh.
Cit. pp. 93 y ss.
DeC-/(1999)
_Dm\11
\.:'.-~:::IE~D_ID_A_S~D_E_S_E_G_UR_l_D_AD_E_N_E_L_D_E_R_EC_H_O_P_EN_A_L_PE_R_U_A_N_O
a acabado de prevenci&oacute;n especial y sobre los pilares de la da osidad
.N la asocialidad del autor, con miras a la construcci&oacute;n de un sistema
&middot;. &aacute;s completo y arm&oacute;nico'&ordm;&middot; Estas propuestas como recuerda GARC&Iacute;A$, resultan m&aacute;s doctrinarias que pr&aacute;cticas por la poca o ninguna acogida
&iexcl;&iexcl;tenido en los Derechos positivos, tanto como las que en su momento
e .proyecto FERRI de 1921 46 ya sea por sus an&oacute;malos efectos sobre una
ciada aplicaci&oacute;n de consecuencias jur&iacute;dicas a quienes s&iacute; eran diferentes
r sus rasgos demasiado tendentes a posturas autoritarias (un modelo
as caracter&iacute;sticas justificar&iacute;a las castraciones o, incluso, inocuizaciones
rtamentales por tratamiento qllimico).
otro lado que sean las penas las que absorban a las medidas de
dad. Esta propuesta parte del giro resocializador que &uacute;ltimamente ha
&middot; . la pena en la mayor&iacute;a de pa&iacute;ses con un sistema afianzado en la
racia y el Estado de derecho. Como hemos visto esto no sucede en
.n donde la pena, actualmente, cumple una funci&oacute;n esencialmente
tiva. Si las medidas de seguridad aparecieron en el escenario de las
ones penales para complementar el ya desprovisto sistema de
entos preventivos y si, adem&aacute;s, la pena se orienta ya hacia la
&middot;zaci&oacute;n del delincuente; esto es, que ya no es s&oacute;lo retributiva sino
'n preventiva (general y especial) y tiende tambi&eacute;n a resocializar al
le, entonces, las ll)edidas de seguridad no deben seguir teniendo
cia o, por lo menos, autonomia, al punto de sostener un sistema de
v&iacute;a. En la base de esta propuesta podemos encontrar los fracasos de
de las medidas de seguridad privativas de la libertad en las que la
&oacute;n de tal libertad, en cuanto a su ejecuci&oacute;n similar a las penas. Tambi&eacute;n
risis de la ideolog&iacute;a del tratamiento, propiciado por la criminolog&iacute;a
.o de la reacci&oacute;n social. Es de resaltar que en estas propuestas late un
() sumamente preocupante que es que si la duraci&oacute;n de una medida
&middot; e a la peligrosidad del sujeto, en un sistema en el que estas sean
Jdos por las penas, se originar&iacute;a una nueva forma de punir que es
espectro de las penas indeterminadas.
r &uacute;ltimo las propuestas de unificaci&oacute;n. Basados en fines resocializadores,
ta de sintetizar en una consecuencia jur&iacute;dica &uacute;nica: penas de seguridad
idas de seguridad penal. Con ello las funciones asignadas, en un sistema
&middot; ta o dualista cl&aacute;sicos, tanto a las penas como a las medidas de seguridad
dir&iacute;an en una consecuencia cuyo contenido ser&iacute;a el mismo que el de las
Cfr. BACIGALUPO, Enrique. &quot;Significaci&oacute;n y perspectivas de la oposici&oacute;n&quot;, en, Derecho penal _criminal. RIDP, 1978, pp. 22 y ss.
Vid. GARCiA&middot;PABLOS, A. Ob. Cit. p. 145.
• ,,,
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
medidas pero con una duraci&oacute;n similar al de las penas. Su aplicaci&oacute;n estar&iacute;
limitada para aquellos que quedasen fuera de la aplicaci&oacute;n estricta de la Pena
(imputables no peligrosos) y de las medidas de seguridad (inimputab!e:
peligrosos). Distintas a su vez de las. medidas policiales destinadas a la
protecci&oacute;n social de las conductas pre-delictuales47 •
Modernamente las muchas similitudes en cuanto la ejecuci&oacute;n de las
medidas de seguridad y las penas, sobre todo en cuanto el bien jur&iacute;dico a
limitar es la libertad a la vez que el tratamiento de una criminalidad reincidente
y juvenil (en donde las medidas de seguridad han fracasado siendo en &eacute;stas
en donde se justificaron en un primer momento); permiten postular un dualismo
flexible. Las soluciones, creemos, no est&aacute;n por negar la legitimidad de las
medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social, sino que afirmando la distinci&oacute;n
entre ellas en tanto parten de presupuestos distintos, procurar un mayor
acercamiento entre ambas. Dado los muchos puntos de coincidencia mutua,
pero sobre todo dada una orientaci&oacute;n funcional en cuanto a los valores pol&iacute;ticocriminales que las informan. Esas zonas comunes descubiertas por la moderna
dogm&aacute;tica penal se entiende deben ser potenciadas para de ese modo escapar
de la antigua l&oacute;gica monista-dualista sino optar por un plano m&aacute;s pr&aacute;ctico y
funcional, orientado, como ya lo dijimos por valores pol&iacute;tico-criminales, en
cuanto al sistema de reacci&oacute;n penal ya sea porque en tales zonas comunes se
encuentran en sus fases ejecutivas como en las funciones que cumplen al
estar pensadas como instrumentos de lucha contra el delito. Esta mayor
aproximaci&lt;'m se ha dado desde la perspectiva vicaria! de los sistemas penales,
como lo anota SIERRA L&Oacute;PEZ, de la vicarialidad del sistema&quot;.
As&iacute;, tal aproximaci&oacute;n orientada por razones de pol&iacute;tica-criminal estar&iacute;an
definidos en cuanto a que tanto las penas como las medidas de seguridad,
desde una perspectiva moderna, pretenden alcanzar ya sea una protecci&oacute;n de
valores sociales - funci&oacute;n &eacute;tica-social del Derecho penal o funci&oacute;n pedag&oacute;gica
- (WELZEL) o de bienes jur&iacute;dicos (ROXIN), a la vez que recuperar al delincuente
para la sociedad (concepci&oacute;n de la pena como resocializadora), por lo que son
semejantes en cuanto a sus finalidades. M&aacute;s a&uacute;n cuando en medio est&aacute; la
medida privativa de libertad asegurativa y terape&uacute;tica y la pena privativa de
libertad. De esto, si se tiene adem&aacute;s que, como ya lo expres&oacute; ROXIN, que el
principio de culpabilidad, entendido ya no como legitimador de una pura
funci&oacute;n retributiva de la pena sino como l&iacute;mite de la misma, lo &uacute;nico que la
diferencie de las medidas ser&aacute; el que &eacute;stas se fundamentan en una de tipo
•
4
( ') Cfr. ANTOLISEI, Francesco. &quot;Pena e misure di sucurezza&quot;, en, Revista italiana di diritto pena/e,1933.
pp. 129 y ss. r.1arcando el paso de la ilustraci&oacute;n sobre el tema: GARC&Iacute;A-PABLOS, A. Ob. Cit. p. 1-l-/.
4
( x) Cfr. SIERRA L&Oacute;PEZ, M del Valle. Las n1edidas de seguridad en el Nuevo C.P. Valencia: Tirant lo
blanch, 1997. p. 18.
DeC-7(l~l99)
S MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
&middot;pista que en este caso ser&aacute; el del inter&eacute;s preponderante&quot;. De manera que
iialista, la diferencia entre penas y medidas aunque importantes, permite
&middot;&middot;&middot; tiblemente una mayor proximidad y coordinaci&oacute;n entre ambas en cuanto
tensidad de la acci&oacute;n terape&uacute;tica y la diversa acentuaci&oacute;n de los aspectos
rtvos generales y especiales a la vez que la diversa ponderaci&oacute;n de los
es en juego (intervenci&oacute;n y libertad).
s, entonces, esa proximidad ya explicada, lo que ha permitido y definido
artci&oacute;n y potenciaci&oacute;n de los sistemas vicariales en cuanto a las formas
~cci&oacute;n penal. En estos se parten de bases diferenciadoras entre penas y
as de seguridad y rehab&iacute;l&iacute;taci&oacute;n social pero se flexibiliza la ejecuci&oacute;n,
erito a esas zonas comunes y fines conjugables en armor&uacute;a a valores
&middot;co-criminales. Lo caracter&iacute;stico del sistema vicaria! reside en el plano de
ecuci&oacute;n de la pena y la medida. En la posibilidad de aplicar primero la
'da y luego la pena a la vez que computar en favor del plazo de la ejecuci&oacute;n
pena el tiempo transcurrido para la medida, lo cual, a veces, har&iacute;a
saria la ejecuci&oacute;n de la pena privativa de libertad. Con esto, como anota
trina, se afirma la diferencia entre pena y medida pero a la vez se evitar
onvenientes pol&iacute;tico-criminales de anteponer la pena frente a la medida
auto a si ejecuci&oacute;n), sobre todo de tipo privativo de libertad e inoportuno
&middot;o la llegada de la medida de seguridad y rehab&iacute;l&iacute;taci&oacute;n social a la vida
ondenado. Este sistema, sobre todo, es &oacute;ptimo para los delincuentes
&middot;1Ua1es (imputables peligrosos) y los menores delincuentes (inimputables
osos) en donde la posibilidad de acumulaci&oacute;n entre pena y medida o de
licaci&oacute;n de ambas en v&iacute;a sucesiva, hac&iacute;a preferible la priorizaci&oacute;n de la
a o desastroza la aplicaci&oacute;n de cualquiera de ambas por cuanto no se
&middot;taban con la legitimidad necesaria (en el caso de los menores infractores o
&middot; cuentes&quot; como &uacute;ltimamente se les viene llamando por la criminolog&iacute;a
a&ntilde;.ola) .
.Por todo lo antes dicho no creemos que la deslegitimaci&oacute;n si acaso inicial
as medidas de seguridad o la utilizaci&oacute;n de &eacute;l, en algunos sistemas penales,
11so en el nuestro en el que exist&iacute;an para los casos de &quot;salvajismo&quot; &quot;semilizaci&oacute;n&quot; o &quot;degradados por el alcohol y la servidumbre&quot; de los nativos y
ersos culturales que, a juicio del CP de 1924, eran peligrosos por lo que
.. &iacute;an ser sometidos a medidas que teman como fin su &quot;occidentalizaci&oacute;n&quot;,
.~instrumentar mecanismos de opresi&oacute;n y discriminaci&oacute;n; ni siquiera eso,
decir, como los propulsores de la llamada escuela negativa de las medidas
&middot;seguridad, que no sirven y que atentan contra el Estado de derecho. Hoy en
,_,-,(~i•) Cfr. ROXIN, Claus. &quot;Reflexiones pol&iacute;tico-criminales sobre el principio de culpabilidad&quot;, en, CPC, N
1977, pp. 151-152.
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
d&iacute;a las soluciones monistas no tienen cavida tanto porque significa(
1
desconocer todo el avance habido en las Ciencias penales como lo concernien
a un tratamiento diferenciado, por tanto justo y no atentatorio a los Derech~e
fundamentales de quienes resultan imputables y de los que no, de quienes
son peligrosos y de quienes no lo son; aunque en este &uacute;ltimo extremo s&iacute; s:
deban construir mayores garant&iacute;as para que el Estado no se sirvan de las
medidas como medios de opresi&oacute;n legitimados y coactar as&iacute; la libertad del
hombre.
&ordf;
2.2. APROXIMACI&Oacute;N Y CONTENIDO CONCEPTUAL:
Ahora bien, sentadas las bases y los fundamentos de las medidas de
seguridad a la vez que su legitimaci&oacute;n y funci&oacute;n, una primera aproximaci&oacute;n
conceptual de las medidas de seguridad debe partir primero de los fundamentos
pol&iacute;tico criminales y penales que dieron lugar a su aparici&oacute;n. Es claro que no
son sancioi;ies pues no comparten con las penas la misma naturaleza y fines
politico-criminales.
Una primera definici&oacute;n amplia de las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n
social nos lo aporta la doctrina italiana de la mano de PETROCELLI en cuanto
la define como un medio coactivo mediante el cual, el ordenamiento jur&iacute;dico
consigue la sujeci&oacute;n de un inter&eacute;s para tutelar otros, a los fines de una ordenada
convivencia sociaP por lo que, a decir de ROCCO, ofrecen una funci&oacute;n tutelar
preventiva y no represiva' 1 • Definiciones que por ser tan amplias y gen&eacute;ricas
fueron, en su momento, criticadas, y ahora ya superadas en t&eacute;rminos de
especificidad.
Desde la doctrina espa&ntilde;ola, ANT&Oacute;N ONECA y LANDROVE D&Iacute;AZ, nos dicen
que las medidas de seguridad son medios de privaci&oacute;n y restricci&oacute;n de bienes
jur&iacute;dicos aplicadas en funci&oacute;n de la peligrosidad del sujeto que ha cometido
un hecho definido por la Ley penal como delito&quot;, orientadas a la prevenci&oacute;n
especial y aplicadas por &oacute;rganos jurisdiccionales&quot; &quot;'&middot; As&iacute; mismo ROMEO
CASABONA, tambi&eacute;n desde Espa&ntilde;a, nos dice que la medida de seguridad es la
reacci&oacute;n del ordenamiento jur&iacute;dico frente a la peligrosidad criminal revelada
('&ordm;)Cfr. PETROCEW, B. La pericofosit&aacute; crim&iacute;nale e la sua posizin1e giuridica. Padova, 1940, p. 238.
('l) Cfr. ROCCO, A. &quot;Le misure di sicurezza di altri mezzi di tutela guiridica&quot;, en, Rivista di diritto
penitenziario, 1930, p. 1273-1274.
( 5 ~) Vid. ANT&Oacute;N ONECA, J. Derecho penal. Parte general. Madrid, 1949. p. 580.
5
{ :1&iexcl; Cfr. LANDROVE D&Iacute;AZ, Gerardo. Las consecuencias jur&iacute;dicas del delito. Madrid, 1984. p.157.
(H) Esta misma definici&oacute;n la adopta RODR&Iacute;GUEZ RAI\t10S, Carmen (Cfr. &quot;Las medidas de seguridad en
el ordenamiento jur&iacute;dico espa&ntilde;ol&quot;, en, Reflexiones sobre las consecuencias jur&iacute;dicas del delito. f\ladrid:
Tecnos, 1995. p. 192), la misma que fue asumida, en su momento, por nosotros: Cfr. P&Eacute;REZ ARROYO,
Miguel. Oh. Cit p. 229 y ss.
DeC-7(l9~9)
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
eJmcuente tras la comisi&oacute;n de un delito por el mismo, teniendo como
sivo evitar que la persona concreta sobre la que act&uacute;a vuelva a delinquir
as&iacute; los conflictos con la sociedad&quot;.
su parte, m&aacute;s contempor&aacute;neos, GRACIA MART&Iacute;N y TERRADillOS
&amp; MAPElll CAFARENA, aportan m&aacute;s razonamientos en torno a las
de seguridad. El primero de un lado propone un nombre comple10 al simple nominativo de &quot;medidas de seguridad&quot; (tal como ya lo
amos), pues, como dice, en Derecho penal existen otras medidas que
tambi&eacute;n asegurativas no comparten la misma naturaleza y funci&oacute;n
ue estamos estudiando. Pues mientras aqu&eacute;llas, en su concepci&oacute;n de
cesario, lo pretenden frente a objetos y/o actividades (como las
idas en nuestro CP a partir del art. 102), &eacute;stas lo hacen frente a
' actos sujetos en raz&oacute;n de representar un peligro para el ordenamiento
,.anteponi&eacute;ndose criterios de correcci&oacute;n y curaci&oacute;n. El nuevo nombre
pone, recordando la propuesta de su maestro CEREZO MIR, es la de
\;de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social a nuestro parecer m&aacute;s propio. De
;do la define, acertadamente, como alternativa y complemento que el
o penal se plantea en raz&oacute;n de la funci&oacute;n de protecci&oacute;n de bienes
s que persigue y como consecuencia de las limitaciones que le impone
&middot; 'pio legitimidor de la pena que es el de culpabilidad, con los consis par&aacute;metros que dichas limitaciones significan (tanto desde persconstitucionales como de aplicaci&oacute;n misma de tales medidas). De
anera dos extremos fundamentadores b&aacute;sicos cuales son el de
sidad y los que aporta el principio de culpabilidad en el Derecho penal 56 •
&middot; nes sobre las que nos ocuparemos luego.
'.igual modo, los segundos citados, construyen su concepto de medidas
idad y rehabilitaci&oacute;n social en funci&oacute;n del de peligrosidad a la que
,.ell una l&iacute;nea de evoluci&oacute;n clara y espec&iacute;fica en torno a la consideraci&oacute;n
eligroso del anormal, el otro, el enfermo, el marginal, sobre los cuales
en anteponer criterios de justicia de la &quot;bata blanca&quot; en lugar del de la
.&middot; egra&quot;, en raz&oacute;n de un criterio de defensa social en manos de los nuestros,
ales o los sanos, &uacute;tiles o integrados. Anteponen de este modo criterios
&middot;vos, terape&uacute;ticos y de prevenci&oacute;n especial sobre cuya utilidad se
e anteponer una legitimaci&oacute;n &eacute;tica de tipo welzeniano: &quot;... el Estado
el deben&gt; de colaborar con a la superaci&oacute;n de las deficiencias per-
;Cfr. RO?l1EO CASABONA, Carlos M. Ob. Cit. p. 77.
&middot;Jr..GRACIA MART&Iacute;N, L. Ob. Cit. p. 353-354.
Cfr. TERRADIUOS BASOCO, J. y MAPELLI CAFARENA, B. Ob. Cit.p. 200.
lilfmi'~~~~~~~~_M_lG_U_E_L~PE_,R_E_Z_A_R_R_O_Y_O~~~~~~~
Por su parte KAISER, desde Alemania, esgrime un concepto Para
1
medidas de seguridad y de rehabilitaci&oacute;n social en la que al parecer in as
luntariamente utiliza rezagos de ideas positivistas, de antigua dat~ env~;
Derecho penal, como el considerar a las medidas de seguridad como un
sanci&oacute;n penaL El mencionado autor conceptualiza, a las medidas, como &quot;san&ordf;
ciones penales que no deben tener el car&aacute;cter de pena, Ellas privan de la libertad
al condenado debiendo buscar la resocializaci&oacute;n, pero como m&iacute;nimo deben
proteger a la sociedad del condenado durante un tiempo limitado&quot;&quot;,
Ya hemos expresado nuestra opini&oacute;n de por qu&eacute; las medidas de seguridad
y rehabilitaci&oacute;n social no deben ser consideradas como sanciones penales en
tanto que estas encierr&aacute;n la idea de castigo, da o legitimado o mal - de
naturaleza retributivo - para aquel a quien se le impone, propio _ y
exclusivo - de las penas&quot; por lo que es de precisar dos acotaciones cr&iacute;ticas
al concepto del Profesor alem&aacute;n, Primero que siendo una reacci&oacute;n penal _
intro sistema -. comparte el mismo car&aacute;cter como tal que con las penas,
diferenci&aacute;ndose de &eacute;stas en cuanto a los fines (en las penas retributivos _
aunque modernamente no s&oacute;lo retributivos - y en las medidas preventivos
especiales) y presupuestos (en las penas la culpabilidad y en las medidas de
seguridad la peligrosidad criminal post-delictual), Y que no por ser reacciones
penales son sanciones dado que aceptar una definici&oacute;n asim&iacute;lacionista a tal,
significar&iacute;a retrocer en la historia del Derecho penal a &eacute;pocas del positivismo
o de la escuela de la peligrosidad social y por consiguiente monistas, como
veremos m&aacute;s adelante, Segundo, que la idea de condenado se utiliza la tu sensu
con lo que se quiere hacer referencia a lajurisdiccionalidad en la aplicaci&oacute;n de
este tipo de medidas (lo cual nos parece acertado) as&iacute; como de la peligrosidad,
con lo cual otra vez caemos al problema de confundir los presupuestos
normativos relativos a la pena y este tipo de medidas: se condena a quien es
penalmente responsable y para serlo se debe tener capacidad para ello, lo que
significar&iacute;a para esta concepci&oacute;n que el fundamento de la misma es la
peligrosidad y no la culpabilidad, con lo cual llegamos, otra vez, a sustratos
ideol&oacute;gicos monistas y de tipo positivista en el que el fundamento de la pena
o cualquier otra forma de reacci&oacute;n penal, como las medidas de seguridad
(entendi&eacute;ndose a ambas como sanciones penales) es tal peligrosidad o
tem&iacute;bilidad, Entendemos pues que un concepto como el esgrimido por KAISER
no se adec&uacute;a a las exigencias por lo menos dualistas, constitucionales y de
(5H)
Cfr. KAlSER, G. Kriminologie, C. F. M&uuml;ller, Heilderberg, 9 Aufl., 1993. p. 603. Concepto que ha sido
asumido, desde perspectivas m&aacute;s modernas, aunque s&oacute;lo en la forma y no en el fondo, SIERRA L&Oacute;PEZ,
fv.[ar&iacute;a del Mar. Ob. Cit. p. 67-68.
(&gt;!1) Vid. ARROYO ZAPATERO, L., GARC&Iacute;A RIVAS, N., y Otros. Lecciones de Derecho penal. Parte general.
Barcelona: Praxis, 1996. p. 277-278. En este mismo sentido, GARC&Iacute;A PABLOS, Antonio. Ob. Cit. p. G4 y ss.
DcC-7(1999)
/\.$
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
to a los l&iacute;mites que, en palabras de GRACIA MART&Iacute;N
60
,
deben informar
: hcepto estricto de las medidas de seguridad.
'e todo lo anterior queda claro que se debe pues construir, como lo
os, tanto en el plano dogm&aacute;tico como jurisprudencia! un sistema de
&iexcl;;j&oacute;njusta, estricta y democr&aacute;tica de las medidas de seguridad, ajustado
oderno modelo vicaria!. De ello, testimonian los intentos de la doctrina
detallados las cuales basaron sus construcciones conceptuales de las
&middot;&quot;as en el intento de llenar de contenido un sistema aplicativo de las
as de seguridad y rehab&iacute;litaci&oacute;n social ajustado a un modelo vicaria/.
fos proponemos, para el Per&uacute;, el siguiente:
{Es una privaci&oacute;n de bienes jur&iacute;dicos: Conforme a la mayor&iacute;a de del&quot;les aportadas con antelaci&oacute;n, las medidas de seguridad supone la
'.fon de una esfera de libertad del sujeto traducida en bienes jur&iacute;dicos
&Oacute;h de su incumbencia. Ya sea que estemos frente a cualquier tipo de
~s. ser&aacute; la &quot;libertad personal&quot; el bien jur&iacute;dico por antonomasia que siendo
laridad de sujeto, se limite a efecto de conseguir los fines planteados
a medida. La justificaci&oacute;n para esta limitaci&oacute;n, en tanto supone una
&quot;taci&oacute;n de la culpabilidad vinculada a la pena, casi siempre viene de la
por el criterio defensista social de la &quot;necesariedad&quot; frente a tina probable
fon de un hecho tipificado como delito en la Ley penal.
, Su finalidad es de especial orden prevencionista o de prevenci&oacute;n especial.
rencia de la pena, cuya funci&oacute;n principal, en el Derecho penal peruano,
&eacute; ser el de la retribuci&oacute;n y la prevenci&oacute;n general a la vez que - de modo
'li&eacute;o - de resocilizaci&oacute;n, las medidas de seguridad y rehab&iacute;litaci&oacute;n
s&iacute; tienen un daro fin rehabilitador y de prevenci&oacute;n especial. Es en el
&quot;I:!e este extremo caracter&iacute;stico de las medidas de seguridad que hay
-~s han postulado, partiendo de una funci&oacute;n de protecci&oacute;n de bienes
&middot; os del Derecho penal, la idea de sanci&oacute;n penal subsididaria de las medidas
11ridad61 • Esto, es que las medidas de seguridad son sanciones penales,
&quot;&uacute;e de modo subsididario pues dada la &uacute;nica funci&oacute;n de protecci&oacute;n de
s jur&iacute;dicos, &eacute;sta no seria posible si al lado de la culpabilidad no se
tarfa un concepto legitimador de las sanciones penales que, en este caso,
&quot;e.I de la peligrosidad. Como ya lo sostuvimos en su momento, este
ado nos parece incorrecto dadas las confusiones y ocultos motivos que
de a la vez que de lo utilitarista y cuasi policial que del Derecho penal se
Cfr. GRACIA MART&Iacute;N, L. Ob. Cit. p- 353 y ss.
_Cfr. SIERRA L&Oacute;PEZ, f\1. Ob. Cit. p. 42.
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
servir&iacute;an Estados con poca voluntad democr&aacute;tica. En un l&oacute;gica de fu .,
&eacute;tico-social y pedag&oacute;gica que del Derecho penal partimos nosotros, Ya h~ClOJt
dicho que las medidas no son sanciones y no por el hecho de tener el Car&aacute;~os
preventivo especial (y de modo accesorio preventivo general) lo ser&aacute;, da~er;.
las bases sist&eacute;mico pedag&oacute;gicas de las que parte y en donde se asienta as;,
3. Tiene como presupuesto el de la peligrosidad, por parte del sujeto ha(
1
la sociedad. El concepto de &quot;peligrosidad&quot; aparece a lo largo de la historia d
Derecho penal desde la &eacute;poca de los romanos y con mayor o menor incidenc~
a lo largo del devenir de los tiempos y especialmente en Santo Tom&aacute;s de AqUino
y la Ilustraci&oacute;n. Fue FEUERBACH quien despu&eacute;s de tiempos en que no se
mencionaba este concepto se ocup&oacute; de &eacute;l en su Revision der Grundsdtze und
Grundbegriffe des positiven peinlichen RechtS''. Sin embargo fue a finales de!
pasado siglo en que reci&eacute;n se elabor&oacute; este concepto por la Escuela positiva
&laquo;italiana&raquo; aunque sus m&aacute;ximos representantes no utilizar&aacute;n, por lo menos al
principio, esta palabra, para referirse al concepto que est&aacute; detr&aacute;s, sino al de
temibilit&aacute; (Gar&oacute;falo), inadaptabilidad social (Ferri), etc. Fue JIM&Eacute;NEZ DE AS&Uacute;A el
padre de este t&eacute;rmino. En definitiva las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n
social est&aacute;n marcadas por la idea, evoluci&oacute;n e introducci&oacute;n del concepto de
peligrosidad en el Derecho penal. Aunque anterior a tal introducci&oacute;n, por STOOS,
la noci&oacute;n de peligrosidad ya lat&iacute;a en algunos c&oacute;digos y leyes penales anteriores.
Ello se demuestra con la existencia de medidas para autores de delitos los cuales
hab&iacute;au sido declarados irresponsables penalmente por cuanto adolecian de
alguna enfermedad mental, privilegi&aacute;ndose desde ya un rol preventivista de
esta medida (concebidas como penas) a la vez que - b&aacute;sicamente - de corte
defensistas, en torno a quienes resultaban peligrosos para el ordenamiento
jur&iacute;dico. Tales medidas se ejecutaban en centros de internamiento para tal fin
por tiempo indeterminado. Medidas similares y de igual corte se establecieron
para vagos, mendigos, etc, no delicuentes&deg;'. De esta manera podemos ver que
siendo la peligrosidad el pilar conceptual sobre el que descansan las medidas
de seguridad, frente a la cual se ubica el de la culpabilidad como presupuesto
de la pena, en tanto reacciones punitivas de cara al delito.
El concepto de peligrosidad, ya introducida al Derecho penal para
fundamentar primero un sistema dualista y luego, como el que hemos optado,
un sistema con base dual pero de sistema vicaria!, es el resultado de corrientes
l
( 6 ~)
&quot;Parto del supuesto de que con el t&eacute;nnino peligrosidad se vincula el exacto y verdadero significado
)'que no se entiende otra cosa que la caracter&iacute;stica de la persona en la cual existe una base de probabilidad
de que efectivamente lesionar&aacute; derechos&quot; Vid. FEURBACH, Anselm. Revision der Grundsi&iacute;tze und
Grundbegriffe des positiven peinlichen Rechts. Erfurt, 1799. p. 365 y ss. Cfr. ROlv!EO CASABOJ\A, Carlos
Maria. Peligrosidad y Derecho penal preventivo. Barcelona: Bosch, 1985. p. 16.
(
63
)
Cfr. ROMEO CASABONA, Carlos T&gt;.1ar&iacute;a. Ob. Cit. p. 17.
De C- /{1999l
5 MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
cionistas del Derecho penal y aunque ha hecho posible una mejor
sta frente al delito, tambi&eacute;n ha servido en ocasiones para combatir
tas consideradas perjudiciales para la sociedad; de all&iacute; que se deba
&middot;dado en su utilizaci&oacute;n. Se tienen, de esto, dos niveles de consideraci&oacute;n
tual; la primera que se fija en la naturaleza del peligro o &quot;peligrosidad
al&quot; y la segundo en el destinatario del mismo o &quot;peligrosidad social&quot; dad como destinatario del peligro-). El concepto de peligrosidad que
Derecho penal, debe atender a la naturaleza del peligro y no al
tario del mismo&quot;'.
&middot;~do, las medidas, una respuesta preventiva futura - al delito,
to de la cual se quiere preservar a la sociedad, la peligrosidad criminal
~ner como ca-relato necesario la previa comisi&oacute;n de un hecho tipificado
'delito en la Ley penal. Esto es que la noci&oacute;n de peligrosidad criminal
post-delictuaL La previa comisi&oacute;n de un delito o falta debe anteceder
fo de peligrosidad criminal. S&oacute;lo as&iacute; se respetar&aacute;n las garant&iacute;as que el
o penal propio de los Estado democr&aacute;ticos han instrumentado para
us formas de intervenci&oacute;n sobre la libertad del individuo, aunque las
s no sean sanciones. Esto es que no basta la noci&oacute;n del peligro atienda
turaleza del mismo (de orden criminal) sino que en atenci&oacute;n a las
&middot; s penales propias de todo sistema democr&aacute;tico de proporcionalidad y
lidad, se prevea una respuesta penal con base en el hecho de la aplicaci&oacute;n
Zmedidas de seguridad.
algunos sistemas penales como el espa ol se conocieron un sistema de
&middot; s de seguridad basados en criterios de peligrosidad pre-delictual (en la
da LPRS de 1970)&quot;'. Tales consideraciones part&iacute;an de juicios de
sidad ex-ante dadas las condiciones personales del autor (vago,
lico, etc). Si bien el Derecho penal parte de una base sociol&oacute;gica y &eacute;tica
l!gog&iacute;a e integraci&oacute;n social, ello no debe significar que frente a la mera
ormidad social &eacute;sta se debe defender al punto de vulnerar la libertad
&quot;viduo. La peligrosidad del sujeto no se debe sustentar en criterios de
ilidad positiva (a&uacute;n exacerbada) en la comisi&oacute;n de un hecho calificado
lito, por las meras condiciones personales del agente (vago, alcoh&oacute;lico,
c.) sino m&aacute;s bien de la verificaci&oacute;n objetiva de un evento criminal en la
&middot; sujeto a quien se le impondr&aacute;n las medidas sea autor o part&iacute;cipe. La
sidad post-delictual es de naturaleza ex-post, frente a la comisi&oacute;n de
ho reputado como delito.
_, fr. ROJ\.IEO CASABONA, Ob. Cit. p. 15.
,;-~ODR&iacute;GUEZ G&Oacute;MEZ, Carmen. Las !vledidas de seguridad en el ordenamiento jur&iacute;dico espa&ntilde;ol, en,
/?nes sobre las consecuencias jur&iacute;dicas del delito. t.Iadrid: Tecnos, 1995. P&aacute;gs 189-209.
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
4. Se deben respetar las garant&iacute;as penales de legalidad y proporciona/id . &middot;•
Que el sujeto sea peligroso para la sociedad no es suficiente para que el Estad,;
se legitime limitando la libertad personal del sujeto. Es necesario que concur:do
como hemos visto, otras caracter&iacute;sticas. Dos de ellas son que tal peligrosictan,
debe ser de orden criminal y que la comisi&oacute;n de un hecho tipificado co ad
delito preceda la prognosis de peligro con miras a una aplicaci&oacute;n de cualqi:o
medida. Todo esto es sintom&aacute;tico y propio de un sistema de reacci&oacute;n Pen~
respetuoso de los derechos individuales y propio, tambi&eacute;n, de una legalidad
en la que el Estado no reaccione (no siquiera s&oacute;lo para preservar la conformidad
social) desmesuradamente, sin l&iacute;mites. Todo esto nos conduce a afirmar que
las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social s&oacute;lo podr&aacute;n aplicarse en los
supuestos que est&eacute;n definidos en la Ley, los cuales en el caso del Derecho
penal peruano, lo ser&aacute; los que aparecen en el art. 71 y ss del CPP, en m&eacute;rito a
una interpretaci&oacute;n contraria ad maioris ad minus del art. 2.24.f de la
Constituci&oacute;n peruana de 1993 (ya que si la Constituci&oacute;n ordena que para efectos
de la aplicaci&oacute;n de penas y sanciones debe, necesariamente, estar prevista en
la Ley, con mayor raz&oacute;n, sobre las medidas, que es lo menos grave en t&eacute;rminos
de aflictividad, tambi&eacute;n pesa esa exigencia). Partiendo de la consideraci&oacute;n
expuesta en torno a la peligrosidad criminal post-delictual, son expresiones
de la exigencia, en la aplicaci&oacute;n de las medidas de seguridad, del principio de
legalidad: 1) La aplicaci&oacute;n estricta de las medidas en base a un cat&aacute;logo de
ellas definidas previamente por la Ley, a presupuestos distintos, que el caso
peruano lo ser&aacute;n los fijados en el art. 71.1 y 71.2 C&oacute;d. penal del Per&uacute;. No se
acepta una arbitrariedad en la aplicaci&oacute;n de las medidas de seguridad. 2) La
consideraci&oacute;n de la peligrosidad debe complementarse con exigencias
criminol&oacute;gicas de &quot;tipos criminales&quot;. Esto es, que partiendo de razonamientos
generales se deben expresar qui&eacute;nes son peligrosos para la Ley penal; el &aacute;mbito
de aplicaci&oacute;n de las medidas de seguridad. En el caso peruano lo ser&aacute;n, por
ejemplo: los inimuputables (art. 74 y 20.1 CPP), entre otros, como lo veremos
m&aacute;s adelante.
Respecto de la exigencia de proporcionalidad. Los referentes sobre los
cuales debe operar en la aplicaci&oacute;n de las medidas, son tres: 2) El grado de a
peligrosidad criminal demostrada por el &quot;tipo criminal&quot;. 1) El hecho punible
previamente cometido, y; 3) Con los hechos punibles que se prevce cometer&aacute;
el sujeto en caso de no aplic&aacute;rsele la medida de seguridad. Esta exigencia de
proporcionalidad como exigencia complementaria al de legalidad de las
garant&iacute;as penales se definen el marco de necesariedad de las medidas&quot;&quot;&middot; Esto
tambi&eacute;n se ha recogido en el articulo 73 del C&oacute;d. penal.
&middot; &middot; - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - &middot;---{
66
)
En este sentido: SIERRA L&Oacute;PEZ, fl-I. Ob. Cit. p. 71.
DeC-l(l9'J9)
s
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
'&middot;Duraci&oacute;n. Ahora bien esta garant&iacute;a (de la proporcionalidad) no podr&iacute;a
ar id&oacute;nea a los fines que pretende cumplir si como complemento .de ella
&gt;exigiera tambi&eacute;n, en una l&oacute;gica de aproximaci&oacute;n de las penas y las
as, en cuanto a su ejecusi&oacute;n as&iacute; como cuando se priva de la libertad al
. duo, un l&iacute;mite tambi&eacute;n proporcional respecto de los referentes ya
onados, en la duraci&oacute;n de la medida. En este sentido la doctrina ha
erado que en un sistema con las caracter&iacute;sticas que estamos definiendo,
didas no podr&iacute;an tener mayor duraci&oacute;n que, cuando se prive de libertad
to, una pena tambi&eacute;n privativa de libertad. Esto no es as&iacute; en un sistema
ta puro (en el que la duraci&oacute;n es indeterminada) sino en uno vicaria]
el peruano. El ordenamiento peruano ha recogido expresamente esta
cia dogm&aacute;tica en su articulo 75 en el que se establece que la duraci&oacute;n
edida no podr&aacute; execeder del tiempo de la pena privativa de liberta que
e: correspondido de aplicarse al mismo hecho una tal pena. Ello se
a como una garant&iacute;a adicional a la proporcionalidad que hemos rese
ada las caracter&iacute;stica vicariales de nuestro sistema de reacci&oacute;n penal .
.:•De las anteriores caracter&iacute;sticas y garant&iacute;as definidas (sobre todo el de
&middot; d), la restante deviene en l&oacute;gica: su exclusiva imposici&oacute;n por &oacute;rganos
lccionales: su jurisdiccionalidad. Ya escuch&aacute;bamos a quienes
!timaban la existencia de las medidas de seguridad dada su utilizaci&oacute;n
I 'Estado (en m&aacute;s de una oportunidad) en formas no democr&aacute;ticas de
:pol&iacute;tica y opresi&oacute;n (en tanto se basan en la peligrosidad), que por m&aacute;s
uviera las exigencias ya dichas podr&iacute;an ser manipularlas. Pues esta
ncia y garant&iacute;a adicional, dada la autonomia del Poder judicial, superar&iacute;a
convenientes antes mecionados. Sin embargo en Latinomerica y
armente en el Per&uacute;, tal autonomia es por decir lo menos endeble. Sin
. rgo ser&aacute; terea de todos los operadores del Derecho que el temor de tales
fofos negativistas no se consumen.
.JCLASES DE MEDIDAS DE SEGURIDAD Y &Aacute;MBITO DE APLICACI&Oacute;N:
PUTABLES, SEMI-INIMPUTABLES E IMPUTABLES PELIGROSOS
forno ya se ha podido ver, producto de la exigencia constitucional del
pipio de legalidad en la aplicaci&oacute;n de las medidas de seguridad (2.24.d
Per.), la Ley debe establecer previamente el tipo de medida a aplicarse
terminados casos. Esto es que, en tanto instrumento de reacci&oacute;n penal y
consecuencia jur&iacute;dica del delito, en su naturaleza preventivo especial y
onne a la antes mencionada garant&iacute;a penal, deber&aacute; respetar: las formas
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
de aplicaci&oacute;n o clases de ellas (supuestos de aplicaci&oacute;n forma] que deb
atender a la naturaleza del peligro que pretende preveer) y el &aacute;mbito del 111is en
(a quienes y bajo qu&eacute; circunstancias se deben imponer). El ordenanuento Pelllo
peruano ha resuelto medianamente estas exigencias garantistas por lo qu na]
e es
preciso ocuparnos de ello.
4.1. CLASES DE MEDIDAS DE SEGURIDAD
Partiendo de la base de que las medidas de seguridad Y rehabiltaci&oacute;n social
tienen como fin la prevenci&oacute;n especial, las clases de medidas, en tanto forma]
aplicaci&oacute;n, que exis.tan en un sistema de penal determinado depender&aacute; del
desarrollo conjunto del mismo en cuanto a sus posibilidades de represi&oacute;n
prevenci&oacute;n y tratamiento rehabilitador. De ah&iacute; las diferencias de regutaci&oacute;~
existentens entre nuestro c&oacute;digo penal peruano y otros en el Derecho
comparado67 . Sin embargo ello puede ser sintom&aacute;tico en relaci&oacute;n a si en verdad
el legislador nacional ha interiorizado la funci&oacute;n que, por lo menos desde un
vista legal, debe cumplir estas medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social.
La aparici&oacute;n de las medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social en et Per&uacute;
se remonta al CP de 1924 (art&iacute;culos 10 y ss) optando, esta vez, como casi
todos los c&oacute;digos del mundo, por un modelo de reacci&oacute;n penal de doble v&iacute;a 0
dualista. A su vez, las reformas introducidas en el nuevo c&oacute;digo penal de
1991, aunque recononociendo antecedentes legislativos importantes''&quot;, opt&oacute;
por un modelo vicar&iacute;a/; modelo de cuyas caracter&iacute;sticas ya nos hemos ocupado
a lo largo de este trabajo.
67
{ ) Por ejemplo el C&oacute;digo penal espa&ntilde;ol de 1995 (LO 10/1995) establece en sus art&iacute;culos 95.l y ss. un
sistema medianamente sofisticado de medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social: &quot;art. 96.2. Sonn1edidas
privativas de libertad: l. El internamiento en centro psiqui&aacute;trico. 2. El internamiento en centro de
deshabituaci&oacute;n &laquo;para rox&iacute;c&oacute;111anos, alcoh&oacute;licos, etc&raquo;. 3. El internamiento en centro educativo especial &laquo;Con
fines a inserci&oacute;n y re&iacute;nserci&oacute;n social&raquo;. art. 96.3. Son medidas no privativas de libertad: l. La prohibici&oacute;n de
estancia y residencia en determinados lugares. 2. La privaci&oacute;n del derecho a conducir veh&iacute;culos a motor y
ciclomotores. 3. La privaci&oacute;n de licencia o del permiso de armas. 4. La inhabilitaci&oacute;n profesional. 5. La
expulsi&oacute;n del territorio nacional de extranjeros no residentes legalmente en Espa a. 6. Las dem&aacute;s previstas
en el art. 105 de este C&oacute;digo. art. 105. (Para casos concretos - art. 101 al 104 CPE -. l. Por un tiempo no
superior a cinco a os: a) Sumisi&oacute;n a tratamiento externo ... , b) Obligaci&oacute;n a residir en lugar determinado. e)
Prohibici&oacute;n de residir en lugar o territorio que se designe. d). Prohibici&oacute;n de acudir a determinados
lugares ... e) Custodia familiar. O Sometimiento a programas de tipo formativo, cultural, educativo ... 2. Por
tiempo de hasta dos a os: a) Privaci&oacute;n del permiso de licencia de armas. b) Privaci&oacute;n del derecho a la
conducci&oacute;n de veh&iacute;culos... &quot; Tvl&aacute;s de una de las medidas antes enunciadas, pPopias del ordenamiento espa
ol, en el Per&uacute;, las hemos incorporado dentro de nuestro ordenamiento de penal no necesariamente con el
mismo revestimiento. As&iacute;, las inhabilataciones de derechos {a manera de penas - art. 36.6 y 36.7 del CP),
la prohibici&oacute;n de ausentarse del lugar de domicilio (a modo de reglas de conducta procesal al iniciarse el
sumario art. 143.3 .del Dec. Leg. 638 - C&oacute;digo procesal penal - aunque de modo limitado s&oacute;lo al proceso),
etc. Hay medidas que no existen en nuestro ordenamiento. Definitivamente, todo esto es muestra de la
infraestructura con que un sistema penal cuenta a fin de dar cumplimiento a lo que la Ley dispone en
funci&oacute;n a los fines que se quieren conseguir. Como veremos m&aacute;s adelante en el Per&uacute; el sistema penal va
por un lado y la Ley por otra.
68
( ) Cfr. PRADO SAIDARRIAGA, V&iacute;ctor. Ob. Cit. P&aacute;g. 113.
ocC-70999)
&middot;&iexcl;
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
,,,_
'El sistema de medidas de seguridad en el C&oacute;digo Penal Peruano de 1991,
noce dos clases de medidas:
a) El tratamiento en internaci&oacute;n - privativo de libertad - (art. 71.1 CP), y;
\b) El tratamiento en ambulatorio - no privativo de libertad - (art. 71.2 CP).
lEn ambos casos est&aacute;n presentes todas las caracter&iacute;sticas conceptuales y
antias penales que hemos detallado con antelaci&oacute;n para las medidas de
idad en general. En especial el de la proporcionalidad y la necesidad
como co-relato de la proporcionalidad - art. 73 CP -), a la vez que del
gro criminal post-delktual (art. 72.l y 72.2 CP).
; a) El tratamiento por internaci&oacute;n , 74 y 75 CP)
Medidas privativas de libertad -
. Como no pod&iacute;a ser menos, tambi&eacute;n como co-relato del principio de
porcionalidad y legalidad en la aplicaci&oacute;n de las medidas de seguridad, la
aci&oacute;n de &eacute;stas, aunque fundadas en el peligro criminal post-delictual (que
sitema dual puro podr&iacute;an ser indeterminadas), no pueden exceder del
'te fijado para una pena privativa de libertad en caso de aplicarse dado el
mo hecho delictual. Esto se ha recogido expresamente en el CP (art. 75 del
el cual establece que la internaci&oacute;n (en cuanto medida privativa de libertad)
pdr&aacute; exceder el tiempo de duraci&oacute;n de la pena privativa de libertad que
iera correspondido aplicarse por el delito cometido. Se intenta corregir lo
umano y degradante que resultaban ser el sistemas anteriores en donde al
'$iderarse a la peligrosidad como fundamento de la imposici&oacute;n de una
elida de seguridad, &eacute;sta no acababa si dicha peligrosidad (a juicio de los
.. utores de la misma) consideraban que no babia desaparecido; pudiendo
.!verse indeterminada. Esto ocurri&oacute; en el Per&uacute; y los casos m&aacute;s abominables
~contraron quienes considerados peligrosos por raz&oacute;n de su cultura fueron
~rnados y separados de la sociedad, hasta haberse &quot;civilizado&quot;.
Como medida aseguratoria, este tipo de medidas consisten en el ingreso
atamiento del inimputab/e69 en un cento hospitalario especializado u otro
6
!1) Sin entrar en detalles te&oacute;ricos respecto del concepto de imputabilidad, sus antecedentes (desde
t&oacute;teles - libre albedr&iacute;o-, hasta Welzel - capacidad de culpabilidad-, pasando por Southerland, von
t y Frank - modelos psicol&oacute;gicos de la imputabilidad: relaci&oacute;n psicol&oacute;gica entre el querer y el hecho
ti.va-) y modernos enfoques; debemos decir, para una mejor lectura de este trabajo que, en tanto
epto normativo, la inimputabilidad es la negaci&oacute;n conceptual de la imputabilidad. La imputabilidad,
ernamente concebida, es la capacidad de capacidad de motivarse conforn1e a la norma penal prohibitiva
ceptiva (Cfr. VVELZEL, H. Ob. Cit. p. 171 y ss). De esto se considera que se tiene esa capacidad s&oacute;lo
,&middot;en ha llegado a una edad suficiente (lo cual lo determina la Ley penal por criterios de pol&iacute;tica-criminal)
(
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
establecimiento adecuado, con fines terape&uacute;ticos o de custodia'&ordm;, pudi&eacute;ndo
ordenar este internamiento s&oacute;lo cuando se prevea la comisi&oacute;n de hech se
criminales considerablemente graves. Sin duda, la tarea de calificar la gravedos
de los hechos que se preveen cometer&aacute; el sujeto, necesita de un control estricad
a fin de evitar excesos en la aplicaci&oacute;n de este tipo de medidas. Como verern:&ordm;
m&aacute;s adelante, la inexistencia de normas relativas a la ejecuci&oacute;n de medidas ds
seguridad, a excepci&oacute;n de la denominada Ley de &quot;Higiene mental&quot; produc:
que las calificaciones de peligrosidad y gravedad de los hechos queden en
manos de un restringido equipo m&eacute;dico el cual no se da avasto con las
exigencias del &middot;sistema. M&aacute;s adelante nos ocupamos de los problemas de
ejecuci&oacute;n.
b) Tratamiento en ambulatorio -
Medidas no privativas de libertad
(art. 76 CP)
La aplicaci&oacute;n de este tipo de medidas de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social
es propio para los sujetos semi-imputables o imputables disminuidosn, los
cuales en raz&oacute;n de criterios de pol&iacute;tica criminal y previamente establecidos en
la Ley, tienen una capacidad de culpabilidad restringida por lo cual no les
atribuible una total responsabilidad penal. En m&eacute;rito a ello y reconociendo
y no padece de ning&uacute;n transtomo ps&iacute;quico, ser&aacute; pasible de tener tal capacidad penal; esto es, ser&aacute; imputable
(Cfr. JESECHECK, H. Ob. Cit. p. 391). Con raz&oacute;n, a pesar de que nuestro ordenamiento penal no ha
desarrollado una noci&oacute;n de imputabilidad, s&iacute; lo ha hecho respecto de la inimputabilidad, en1pero, detallando
los n1otlvos {en una l&oacute;gica de nun1erus c/ausus) por los cuales quien realiza una norma penal no ser&aacute;
imputable; es decir, ser&aacute; inimputable. Estos son los detallados en el art&iacute;culo 20.1y20.2 dd C&oacute;digo penal
peruano de 1991. En el primer caso debido a una alteraci&oacute;n en la percepci&oacute;n que afecte gravcn1ente su
concepto de la realidad (base intelectiva perturbada -del conocimiento -) o no posea la facultad de
comprender el car&aacute;cter delictuoso de su acto o determinarse de acuerdo a esa comprensi&oacute;n (bases volitivas
perturbada - del comportamiento-). En ambos casos se debe partir de rma alteraci&oacute;n de la percepci&oacute;n
(Cfr. AGUDELO BETANCUR, N. Los &quot;inimputables&quot; frente a las causales de justificaci&oacute;n e inculpabilidad.
Bogot&aacute;: Temis, 1986. P. 25 y ss). En el segundo caso se debe tener llll m&aacute;ximo de edad, a fin de ser
considerado inimputable, lo que en nuestro ordenamiento es de 18 a os, para los casos con1unes, y 15 a
os, para los casos de terrorismo (art.l Decreto Ley 25564).
(7&deg;) Como ya lo sostuvimos anteriormente (Cfr. P&Eacute;REZ ARROYO, M. Ob. Cit. p. 229), esta norma no
contiene mayor vigencia que el meramente declarativo si se trata de verificar la realidad de quienes deben
someterse a estas medidas, por hab&eacute;rsele encontrado insano mental y declarado inimputablc en e.l proceso
penal respectivo.
( 71 ) De acuerdo a la definici&oacute;n medianamente construida en la nota &quot;70&quot;, respecto de la Lnirnputabilidad,
a quienes el ordenamiento penal considere semi-imputables, imputables disminuidos o imputables
restringidos, ser&aacute;n aquellos sujetos quienes por no cumplir los niveles requeridos por la Ley a efectos de
tener una plena capacidad de motivaci&oacute;n normativa; esto es una edad determinada o un estado mental
&oacute;ptimo. En el primer caso (de la edad) la soluci&oacute;n es f&aacute;cil dado que el art&iacute;culo 22 C&oacute;d. penal establece
qui&eacute;nes son imputables disminuidos: los comprendidos entre 18 y 21 a os y los mayores de 65 a os
(soluci&oacute;n que no es apreciada por PRADO SALDARRIAGA, V. Ob. Cit. p. 94). En el segundo caso no se ha
regulado nada y la soluci&oacute;n la debemos extraer de la interpretaci&Oacute;J;l integrada del art&iacute;culo 20.1 Y 21 del
C&oacute;d. penal. De esto se obtendr&aacute;n supuestos en los que la grave alteraci&oacute;n de la conciencia o los sufridos
sobre la percepci&oacute;n no han mellado las bases intelectivas ni volitivas del sujeto, al punto de bloquearlas de
modo absoluto~ pero s&iacute; han incidido sobre ellas. Todo lo cual nos arroja como resultado que la jurisprudencia
deber&aacute; apreciar esto a fin de una consideraci&oacute;n disminuida de la imputabilidad o restricci&oacute;n de la misma,
habi&eacute;ndose pronunciado ya la Corte suprema en muchos casos.
D eC- 7(1999)
AS MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
ecesidad de tratamiento complementario a una s&oacute;la respuesta punitiva
.tado (pena) se establece que, a fin de lograr una resocializaci&oacute;n del
do; deben ser sometidos a tratamiento terape&uacute;tico y rehabilitador propio
s.medidas de seguridad, en tanto fin preventivo especial de cara al futuro.
4.2. SISTEMAS DE APLICACI&Oacute;N DE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD
ropio de los modelos vicariales nuestro sistema de medidas de seguridad
;por una base dualista de respuesta penal en el que la aproximaci&oacute;n de las
sy las medidas de seguridad, dadas las zonas comunes y las orientaciones
&iacute;.cmales de pol&iacute;tica criminal posibilitan que en los supuestos de necesaria
ci&oacute;n conjunta entre penas y medidas (dado el fin preventivo que las nuevas
as le han atribuido a la pena), no necesariamente sea la pena &laquo;privativa
..ertad&raquo; la que se aplique primero, siendo tard&iacute;o (en ese caso) el tratamiento
ializador de las medidas; conforme ya lo hemos anotado p&aacute;rrafos arriba.
embargo, este razonamiento, propio del sistema vicaria! en el que nos
emos, no es &oacute;bice para establecer una forma de aplicaci&oacute;n pura de las
'das de seguridad y rehabilitaci&oacute;n social.
Aplicaci&oacute;n pura. - De ello, partiendo de reafirmaci&oacute;n dualista en
cuanto respuesta penal y ataviada con todas las caracter&iacute;sticas
conceptuales y garant&iacute;as penales de las medidas de seguridad, las
medidas privativas de libertad de internamiento se aplicar&aacute;n solas
(respondiendo a una necesidad de prevenci&oacute;n frente al no culpable
peligroso) cuando se prevea la comisi&oacute;n de un delito considerablemente
grave (art. 74 CP).
Aplicaci&oacute;n conjunta. - En el sistema peruano, para los casos de aplicaci&oacute;n conjunta, existen dos posibilidades: 1) La primera que sea de
aplicaci&oacute;n conjunta de modo accesorio, y; 2) la segunda, de aplicaci&oacute;n
conjunta sucesiva.
En los supuestos de tratamiento ambulatorio, la aplicaci&oacute;n conjunta
de la medida de seguridad terape&uacute;tica y rehabilitadora se realiza de
modo accesorio a una pena, la cual ser&aacute; de aplicaci&oacute;n principal (art.
76 CP).
En los casos de aplicaci&oacute;n de una medida privativa de libertad de
internaci&oacute;n. Cuando el sujeto sea un imputable relativo o semiimputable o un imputable toxic&oacute;mano o alcoh&oacute;lico que haya cometido
7 (1999)
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
un del&iacute;to y que exista peligro en la comisi&oacute;n, a futuro, de otros ll!. . ;&middot;&middot;.
aplicaci&oacute;n conjunta de las medidas de seguridad es de orden suc &ordf;~:la .'.
es1v0 •
En este caso se prevee que las medidas se apl&iacute;quen primero q &middot;
1
pena para as&iacute; evitar los errores en el tratamiento, existente~e &ordf;&lt;.
anteriores modelos que hac&iacute;an prevalecer la apl&iacute;caci&oacute;n de la Peen '.;
privativa de l&iacute;bertad siendo l&iexcl;i meuida irrelevante o tard&iacute;a.
na
Con todo esto se pretende a adir a los fines retributivos y de prevenci&oacute;
general, propios de la pena en el Per&uacute;, uno de orden preventivo especial y d~
car&aacute;cter resocializador (en una l&oacute;gica de apuesta por las tor&iacute;as &quot;plur&iexcl;.
funcionales&quot;, &quot;ecl&eacute;cticas'&quot; o de &quot;la uni&oacute;n&quot; de la pena), conforme a las eXigencias
constitucionales y de garant&iacute;a penal del art. 139.22 Const. Per. y art. lX del T&iacute;t.
Prelm. del CP.
Sin embargo el problema no est&aacute; tanto por el lado de la voluntad del
legislador peruano sino por c&oacute;mo funciona el sistema penal y penitenciario y
si satisface por lo menos un m&iacute;nimo de exigencia legal fijado, en orden a lo
que se quiere conseguir.
Primero, por lo hip&oacute;crita que resulta el sistema penal en orden a los fines
pr&aacute;cticos que quiere conseguir con la aplicaci&oacute;n de las penas privativas de
l&iacute;bertad. Ya hemos visto que la pena, en el sistema penal peruano - privativas
de l&iacute;bertad -, en cuanto a sus fines (a pesar de lo que constitucionalmente y
por mandato del mencionado art&iacute;culo del T&iacute;tulo prel&iacute;minar del c&oacute;digo penal
se orienta en raz&oacute;n de una finalidad plurifuncional de la pena - descartando
una base retribucionista exclusiva -), mantiene una perspectiva utilitaria,
asign&aacute;ndole funciones exclusivamente retribucionistas claramente incons&middot;
titucionales y contrarias al Estado de derecho y los postulados democr&aacute;ticos
que inspiran la Constituci&oacute;n, en cuanto a la forma de Estado (art. 43 Const.
per.), as&iacute; como de la persona - fin supremo de la sociedad y del Estado (art. 1 Const. per). Esto se demuestra - y lo que es peor se consciente - con
la existencia de Leyes penales claramente contrarias al Estado democr&aacute;tico de
derecho (art. 43 Const. per.). En este sentido la Ley que modifica el art 29 del
CP de 1991 en cuanto se establece que la pena - privativa de libertad tiene como duraci&oacute;n m&aacute;xima la vida del condenado; esto es, que no tiene
duraci&oacute;n - prisi&oacute;n perpetua - (Ley 26369 del 29 de septiembre de 1994).
Segundo, de no ocurrir los problemas estructurales que hemos detallado
en el p&aacute;rrafo anterior; esto es, que el fin preventivo especial ser&iacute;a no una
declaraci&oacute;n simb&oacute;lica o de principios sino una real&iacute;dad alcanzable a base de
una apl&iacute;caci&oacute;n conjunta tanto de penas como de medidas., La carencia de una
infraestructura m&iacute;nima y necesaria, como ocurre en Per&uacute;, hace que de igual
modo lo planteado por el c&oacute;digo penal siga siendo no m&aacute;s que otro fracaso de
De C- /(]9Q9)
MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL DERECHO PENAL PERUANO
han manejado hasta hoy el sistema penal. Como anota PRADO
IAGA, la carencia de normas complementarias en torno a la ejecusi&oacute;n
edidas de seguridad 72 , as&iacute; como a las graves-limitaciones infraales del Sistema sanitario y penitenciario del Estado&quot; permiten que,
plo, del total de la poblaci&oacute;n carcelaria un gran porcentaje est&eacute; &middot;
'do por &quot;enfermos mentales&quot; y su tratamiento preventivo especial de
tetape&uacute;tico lo tomen de forma ambulatoria, en espor&aacute;dicas visitas de
a&iexcl; especializado. Es decir, las c&aacute;rceles son tambi&eacute;n centros de tratamiento
&middot; trlco y psicol&oacute;gico, lo cual es verdaderamente calamitoso y viola torio
erechos m&aacute;s fundamentales. Es pues tarea de todos denunciar estas
del Sistema; hasta. que llegue algo mejor que el Derecho penal,
inos un mejor Dereho penal.
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S&oacute;lo la antigua! Ley de higiene mental 11272 (Cap. m art. 33-38 de su reglamento), regula el tema
nfermos mentales dependiendentes de Poder Judicial.
En un pa&iacute;s como el Per&uacute;, en donde s&oacute;lo existe un centro hospitalario especializado (el V&iacute;ctor Larco
) Yun s&oacute;lo pabell&oacute;n (Pabell&oacute;n Psiqui&aacute;trico Judicial - el dieciseis -) para los que han sido declarados
tables por el Poder Judicial, y en donde existe un reducido n&uacute;mero de internos a causa de un
puesto miserable que no asegura en unn&uacute;nimo el tratamiento de dichos internos. Es por ello que en
celes p&uacute;blicas es en donde la mayor&iacute;a de ellos vienen cumpliendo una &quot;condena sin culpa&quot;. De este
los fines preventivos-asegurativos y terape&uacute;ticos en la imposici&oacute;n de estas medidas (recogidas y
actas por el CP) se vuelven meras declaraciones simb&oacute;licas y sin niayor vigencia para quienes se
de la Pol&iacute;tica criminal peruana. M&eacute;ls detalles, revisar el excelente trabajo de V&iacute;ctor Prado Saldarriaga:
o SALDARRIAGA, V&iacute;ctor R. Ob. Cit. P. 112 y SS.
MIGUEL P&Eacute;REZ ARROYO
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