EL SISTEMA RADICAL, ¿`HÉROE DESCONOCIDO`

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EL SISTEMA RADICAL, ¿‘HÉROE DESCONOCIDO’ EN LA AGRICULTURA SOSTENIBLE
(ESPECIES FRUTALES)?
Alberto Enrique Becerril-Román1
David Jaen-Contreras1
Rafael Ángel Parra-Quezada2
Armando Ibáñez-Martínez3
Andrés Rebolledo-Martínez4
Nicolás Gutiérrez-Rangel5
RESUMEN
Se describen aspectos básicos y prácticas sustentables que promueven o mejoran el desarrollo
de la raíz, con el propósito de presentar el conocimiento básico y promover la realización de
estudios al respecto, así como valorar el desarrollo radical y su impacto sobre el resto de la
planta, para efectos de mejora del rendimiento y calidad de la cosecha de las especies
vegetales, con miras al aseguramiento de la inocuidad requerida en la actualidad, de acuerdo
con los criterios que exige la agricultura sostenible, dejando a consideración la propuesta de
apertura del espacio o foro para la presentación o difusión y discusión de resultados de trabajos
sobre raíces.
PALABRAS CLAVE: Raíz, Funciones, Crecimiento, Distribución, Micorrizas
INTRODUCCIÓN
Una gran mayoría de estudios básicos sobre el sistema radical han sido relacionados con la
función principal de la raíz, el acceso y absorción hídrico-nutrimental (Epstein, 1972), a la par,
de los estudios, tal vez entre los más antiguos, los anatómicos, en conjunto con los
morfológicos, mismos que aparecen en los libros de Botánica (Robbins et al., 1976) o de
Anatomía (Esau, 1976). Así también, los que refieren a la distribución radical en el suelo
(Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov, 1971), o bien, tratados o revisionessobre la relación de la
raíz con su ambiente (Russell, 1977; Carson, 1974; Atkinson, 1980; Yadava y Doud, 1980),
metodología de estudio y medición del sistema radical (Newman, 1966; Tennant, 1975; Böhn,
1979; Waisel et al, 1996), estudios específicos de fisiología de la raíz (International Atomic
Energy Agency, 1975; Becerril, 1988; Becerril et al, 1998) y contados tratados generales sobre
el sistema radical, que dan cuenta de la amplitud del tema (Waisel et al, 1996; Ibáñez et al,
2004).
No obstante la trascendencia del sistema radical para la vida de los vegetales, en México, es el
menos estudiado en diversos trabajos de investigación y, también, el menos considerado en la
definición de labores de cultivo, en gran parte, por las restricciones que para su estudio impone
el suelo que lo cubre, además de los altos costos, el tiempo requerido, la falta de equipo
especializado para estudio, las variantes de distribución causadas por los diferentes sustratos
de desarrollo o especies en cuestión y, técnicas de estudio parcial o totalmente destructivas. Así
también, son contados los cursos que enseñan específicamente sobre el sistema radical de la
planta, además de que, no hay foros especializados donde se le conceda a la raíz un espacio
acorde con su importancia, la cual, sin duda alguna, esbien conocida.
1
Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo: becerril@colpos.mx
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.
3
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
5
Colegiode Posgraduados, Campus Puebla
2,4
En cuanto a su importancia, Rom (1994), plantea un esquema de interacción entre las variables
ambientales agua, luz y nutrición vegetal con la productividad de una planta, lo que genera el
valor del cultivo, afectado por costos de producción y fuerzas del mercado, mismo que,
modificado con la inclusión de procesos y órganos relacionados, nos permite hacer énfasis
sobre la importancia de la raíz (Figura 1)
Nutrientes TRANSPIRACIÓN
RAÍZ HOJA
Agua FOTOSÍNTESIS Luz
RendimientoCalidad
Fuerzas del mercado Valor del cultivoCostos de producción
Figura 1. Esquema de interacción entre variables ambientales y la productividad de una planta
(Rom, 1994), modificado con la inclusión de órganos y procesos de importancia para el
desarrollo vegetal.
La modificación hace notar que vía raíz acceden dos de los actores trascendentales para la
planta, agua y nutrimentos, los cuales, vía tallo, llegan a la hoja, para participar en fotosíntesis
que producirá los carbohidratos que, a su vez, en conjunto con nutrimentos y agua, finalmente,
conformarán la acumulación de biomasa característica del desarrollo vegetal. En este contexto,
importante agregar a la temperatura que puede modificar positiva o negativamente toda la
fisiología, así como también a la respiración, responsable del aprovisionamiento de energía que
requieren diversos procesos del metabolismo vegetal, entre ellos, la absorción nutrimental.
Con base en lo anterior, es notorio que el sistema radical juega un papel central en la
agricultura, por lo que al igual que cualquier otra de las partes de una planta, requiere de
manejo específico sustentable, que además de preservar la calidad del ambiente, asegure las
mejores condiciones para el desarrollo vegetal. Para ello es necesario la investigación científica,
el desarrollo tecnológico y la enseñanza al respecto, así como también la difusión local de
avances y adopción de tecnología, como uno de los caminos para lograr la sustentabilidad de
una región o país, lo cual ha sido ampliamente corroborado en países desarrollados (Lubell y
Fulton, 2007; Ohmart, 2008).
Con base en lo anterior, el presente artículo, para presentar los aspectos básicos sobre el
sistema radical de especies frutales, así como las prácticas tecnológicas sustentables que
benefician su desarrollo, para promover la realización de estudios al respecto, además de
valorar el desarrollo radical y su impacto en el resto de la planta, con fines de mejora del
rendimiento y calidad de la cosecha de la misma, en pro del aseguramiento de la inocuidad
requerida en la actualidad, acorde con los criterios de la agricultura sostenible, dejando a
consideración la propuesta de apertura del espacio o foro para la presentación o difusión y
discusión de resultados sobre raíces.
Morfología y anatomía
La raíz de las especies frutales, al igual que otras plantas, puede desarrollar a partir de la
radícula formada durante la germinación de la semilla en especies dicotiledóneas o bien de
raíces adventicias que se forman en la base de los tallos, ya sea en especies monocotiledóneas
cuya radícula después germinación no se desarrolla o en especies dicotiledóneas multiplicadas
asexualmente
Aunque la morfología de cualquier raíz es determinada en principio por el genotipo, las
características de crecimiento, asociadas a su estructura anatómica, definen los tipos de raíz,
que según Kolesnikov (1971) son: 1) Raíz de crecimiento, de estructura primaria, crece en
primavera, dándole extensión al sistema, de color blanco, de 10 a 25 cm de longitud, produce
raíces laterales de nutrición, no tiene micorrizas y, en plantas dicotiledóneas perennes, puede
desarrollar crecimiento secundario; 2) Raíz de nutrición, de estructura primaria, blanca y
translúcida, su principal acción es la absorción de agua y nutrimentos, de alta actividad
fisiológica, de 0.1 a 4 mm de longitud y 0.3 a 3 mm de diámetro, son colonizadas por micorrizas
y no desarrollan crecimiento secundario (15-30 días de duración); 3) Raíz intermedia, estructura
primaria, grisácea, en dicotiledóneas una parte de ella inicia crecimiento secundario en vías de
ser raíz conductora, su presencia denota que hubo actividad de crecimiento tres semanas
antes; 4) Raíz conductora, de color café (súber), constituye la estructura del sistema radical de
plantas perennes y es predominantemente de conducción; en dicotiledóneas presenta
estructura secundaria. Solamente las raíces de especies dicotiledóneas desarrollan estructura
secundaria, por lo que tienen crecimiento en diámetro (Esau, 1976; Robbins et al., 1976).
Funciones
Absorción hídrica y nutrimental
La absorción inicia con el acceso de agua y nutrimentos provenientes de la solución del suelo al
espacio libre o apoplasto de la raíz, mediante tres procesos pasivos: Flujo de masas, difusión e
intercambio por contacto. Estando las soluciones en el espacio libre de la raíz, éstas serán
absorbidas a través de la membrana celular (plasmalema), ya sea de células de la epidermis o
de pelos radicales o de parénquima cortical, con lo que las soluciones ingresan al citoplasma.
Ya en el citoplasma, el movimiento de soluciones se presentará por el mismo flujo de masas o
difusión a través del simplasma vía plasmodemos que interconectan a las células, llegando así
al haz vascular, en donde sucederá el transporte al resto de la planta (Marschner, 1995).
La absorción radical, expresada en cantidad de nutrimentos absorbidos por cm de longitud de
raíces o cm2 de superficie radical por unidad de tiempo, tiene una relación directa entre la
capacidad de exploración del sistema, expresada por su longitud, volumen y superficie, con su
habilidad para absorber, capacidad condicionada a la demanda que establece el metabolismo y
la acumulación de biomasa (Becerril y Beech, 1993). Caso particular de especies frutales, es
necesario agregar, dada la condición de perennes, que los flujos de absorción se presentan en
todas las raíces que integran el sistema radical de una planta, siendo mayor el volumen
absorbido en raíces suberificadas catalogadas como conductoras en dicotiledóneas o raíces
con exodermis en monocotiledóneas, por la mayor superficie de absorción que representan, no
obstante que las raíces de estructura primaria tienen una mayor velocidad de absorción,
(Atkinson, 1980; Becerril et al, 1998). Lo anterior, en razón de que la capa de súber no es
uniforme y deja espacios por donde puede haber paso de soluciones, a la par delenticelas, que
representan la posibilidad de intercambio gaseoso (Salisbury y Ross, 1978).
Conducción
El movimiento de nutrimentos o sustancias desde la raíz a la parte aérea está asociado al flujo
de masas originado en la transpiración a través de los estomas en la hoja, mismo que se lleva a
cabo vía xilema y es producto de los diferenciales de potencial hídrico entre el suelo y la hoja de
una planta. Al movimiento por flujo de masas, se puede agregar la presión radical,
particularmente importante en especies frutales caducifolias (e.g. vid, nogal, kiwi), pues además
de colaborar para mantener la cohesión de la columna líquida en el xilema, que evita la
desecación de tallos y yemas durante la etapa de letargo que no tienen hojas, la presión radical
es responsable del movimiento de sustancias de reserva necesarias para la brotación del nuevo
ciclo de crecimiento, siempre y cuando la humedad aprovechable del suelo tenga un nivel que
no cause estrés hídrico, que podría traer consigo que la presión se convirtiera en tensión,
cancelando el movimiento (Salisbury y Ross, 1978; Faust, 1989).
El movimiento de sustancias que llegan de la parte aérea, regularmente vía floema, es producto
del gradiente de concentración que se genera a partir de fotosíntesis, con una velocidad
proporcional al gradiente de concentración, explicado por la relación fuente:demanda, que
determina la dirección del movimiento (Salisbury y Ross, 1978; Becerril et al, 1995).
Almacenamiento de reservas
El almacenamiento en raíces de sustancias de reserva, en particular, carbohidratos (almidón) y
nutrimentos, se lleva a cabo durante la etapa de letargo de los frutales, en mayor o menor
grado, dependiendo de la relación de competencia raíz/parte aérea, por lo que el manejo de la
planta juega un papel trascendental (Parra et al., 2001b). El almacenamiento de carbohidratos
se presenta, principalmente, en las células del parénquima cortical, para ser utilizados en
procesos de reiniciación de crecimiento, mayormente dirigidos a producción, la cual, de no
haberla, causa que las reservas sean utilizadas en la formación de madera. En caducifolios, la
presencia de reservas también significa que baje el punto de congelación, representando
protección contra bajas temperaturas del invierno (Ryugo, 1988).
Síntesis de sustancias
Una parte del metabolismo vegetal es realizado en la raíz, mismo que es más intenso cuando
se presentan flujos de crecimiento radical, sintetizándose sustancias tales como fitohormonas y
aminoácidos; entre las más importantes, la citocinina, fitohormona rectora del desarrollo vegetal,
que promueve procesos tales como la división celular, necesaria para el crecimiento de los
órganos de la planta, así como también la diferenciación celular requerida para la morfogénesis
de los órganos vegetales (Salisbury y Ross, 1978).
Propagación asexual
La multiplicación de plantas a partir de la raíz es posible, por secciones o estacas de raíz en
especies que tienen alta capacidad de producir brotes adventicios (hijuelos) que enraízan
fácilmente; los hijuelos enraizados, después de un ciclo de crecimiento, son separados de la
planta madre [e.g. zarzamora, frambuesa, ciruelo (Hartmann y Kester, 1983); piña (Rebolledo et
al., 1998)].
Fijación o anclaje
La planta es anclada al suelo por las raíces; la fuerza de fijación depende del número,
profundidad que alcanzan y presencia de pelos radicales; éstos últimos están presentes en la
mayoría de especies frutales, excepción hecha de casos tales como aguacate, nogales y
especies del género Prunus (Kolesnikov, 1971; Ryugo, 1988).
Crecimiento
Dadas las relaciones de competencia existentes entre raíz y parte aérea, es importante recordar
que la activación del sistema radical normalmente precede al crecimiento del mismo sistema,
así como el subsecuente crecimiento de la parte aérea, iniciando con el envío de sustancias
orgánicas sintetizadas, reservas, agua y nutrimentos a la parte aérea, necesarios para el
metabolismo vegetal; posteriormente, en retribución, cuando la parte aérea disminuye su
actividad, enviará carbohidratos y otras sustancias a la raíz necesarias para su desarrollo.
Ambiente
El crecimiento radical está condicionado por el ambiente, específicamente por la temperatura, la
humedad aprovechable y la concentración de oxígeno: 1) Temperatura, las raíces de especies
frutales de clima templado requieren de una mínima para crecer de 7°, óptima de 23-25°y
máxima de 32°C; en tanto que aquellas de especies frutales tropicales y subtropicales requieren
una mínima de 13°, óptima de 27° y máxima de 33°C. 2) Humedad aprovechable, deberá
encontrarse entre capacidad de campo (-0.03 MPa) y punto de marchitamiento temporal (-0.7
MPa) (Ley, 1994a), observándose las mayores tasas de crecimiento radical a capacidad de
campo. 3) Concentración de oxígeno, debe estar por arriba de 8% para que haya crecimiento
de raíz; importante considerar que la concentración de CO2 en la atmósfera del suelo
generalmente es más alta (>0.25%) y que el crecimiento radical se detiene con concentraciones
> 5%. La expresión del ambiente varía con la profundidad (Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov,
1971; Alvim y Kozlowski, 1977; Atkinson, 1980).
Relación Raíz: Parte aérea
Además de existir una relación directa entre raíz y parte aérea en términos de tamaño, la cual
observa valores de 0.3 a 0.5 con base en peso seco, representando, el sistema radical,
alrededor del 30% del peso seco total de la planta (Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov, 1971;
Atkinson, 1980; Sánchez et al., 2001), la parte radical y la aérea, están estrechamente
interrelacionadas, tanto sinérgicamente por las aportaciones de cada parte al metabolismo
vegetal y al desarrollo de toda la planta, así como también, antagónicamente, en razón de la
competencia que existe entre ambas partes, significando que si una de las partes está en
crecimiento activo, la otra detiene su crecimiento parcial o totalmente (letargo); el letargo es
causado por factores ambientales; cuando el letargo se presenta en parte aérea, los
carbohidratos son translocados a tallos y al sistema radical (Becerril et al, 1995), donde son
almacenados y, eventualmente, utilizados para la reiniciación del crecimiento vegetal.
Flujos de crecimiento
Tomando en consideración lo establecido en cuanto a los efectos de ambiente y de la relación
raíz:parte aérea: 1) Es reconocido que en especies frutales de clima templado, en cada ciclo de
desarrollo, hay dos flujos de crecimiento radical bien definidos, uno previo a la brotación, al final
del endoletargo de la parte aérea y el otro previo a la caída de hojas, que coincide con la
disminución de actividad de la parte aérea durante el otoño. 2) En frutales de clima tropical y
subtropical, el número de flujos de crecimiento radical poraño puede variar, que según el
desarrollo de parte aérea de la especie, pueden ser más de dos flujos. Lo que es coincidente,
independientemente del tipo de frutal, que uno de los máximos de desarrollo radical, se observa
cuando se presenta la floración de la especie en cuestión. Los períodos de crecimiento radical
pueden ser extendidos por manejo, humedad, temperatura, nutrición ( 14C ha permitido
determinar actividad del sistema) (International Atomic Energy Agency, 1975; Ryugo, 1988;
Shaw, 1998).
Distribución radical
La distribución de raíces de especies frutales normalmente observa la mayor densidad entre los
10 y 90 cm de profundidad y entre los 30 cm y 3 m de distancia al tallo principal (dependiendo
del tamaño de la especie), con longitudes variables según tipo de raíz; en cuanto a raíces
permanentes, tanto la longitud máxima horizontal, que generalmente excede la copa de la parte
aérea, como la longitud máxima vertical pueden ser de varios metros (Rogers y Booth, 1959;
Kolesnikov, 1971; Avilán et al, 1976; Gutiérrez et al., 2006). La distribución radical es
determinada por la especie y combinación cultivar-portainjerto (Gutiérrez et al., 2006); la
respuesta en crecimiento de especies frutales por efecto de injertación, varía dependiendo del
vigor del portainjerto, pues cambian las relaciones de partición de biomasa hojas, tallos y raíces
(Ovando et al., 1993). Tales cambios de vigor traen consigo cambios en la entrada, cantidad de
producción y densidad de plantación.
La distribución radical puede ser modificada por las características físico-químicas del sustrato
que causan efectos sobre la nutrición o en las condiciones ambientales, así como también por
prácticas de manejo de huertos:
1) Fertilidad, los efectos de los nutrimentos esenciales son bien conocidos, tanto por el mayor
número de raíces que propician, como por el mayor crecimiento que causan, generando una
mayor densidad de raíces en el sustrato, particularmente en áreas cercanas a la fuente
nutrimental.
2) pH, relacionado con nutrición, en particular por efectos en la disponibilidad nutrimental.
3) Textura, la distribución puede ser de mayor longitud y menor densidad en texturas arenosas,
contrario a lo que sucede en texturas arcillosas, donde, además, puede aumentar la
compactación, causando menor porcentaje de espacio poroso libre de agua y, en
consecuencia, concentraciones reducidas de oxígeno; la mejor distribución radical se
observa en suelos francos.
4) Compactación, además de que puede inhibir el crecimiento radical por la disminución de
oxígeno que puede causar, representa una barrera para el crecimiento de raíces, lo que
provoca variación de la distribución, toda vez, que, verticalmente, la raíz puede ejercer
presiones hasta 25 kg cm-2, en tanto que, horizontalmente, solamente de 6 kg cm-2.
5) Manejo del suelo: a) Rastra periódica, el paso del implemento elimina raíces en los primeros
10 a 25 cm de profundidad. b) Herbicidas, la presencia temporal de raíces de hierbas, por
competencia, limitan desarrollo radical de la especie en los primeros 5 cm o más de
profundidad. c) Cubiertas vivas, la presencia de raíces de la cubierta, causa que las raíces
de la especie frutal de interés se desarrollen a partir de los 20 cm de profundidad. d)
Cubiertas orgánicas, que observan las mejores condiciones de humedad, temperatura y
nutrición, permiten el desarrollo radical superficial (Gutiérrez et al., 2006).
6) Prácticas culturales, tal es el caso de poda de parte aérea, que genera mayor o menor
crecimiento radical, dependiendo de la intensidad de la misma y su efecto en el crecimiento
vegetativo. El incremento de la densidad de plantación, en particular, cuando hay reducción
del vigor de la planta, consecuentemente, también del sistema radical; se agregan los
efectos que causa la competencia por espacio, al incrementarse la densidad de plantas por
unidad de superficie (Rebolledo, 2002),o, las reacciones alelopáticas en aquellas especies
que las presentan (Yadava y Doud, 1980).
Técnicas de manejo sustentable
Las prácticas aplicadas al suelo, con miras a lograr mejores resultados de productividad de un
cultivo, tales como son: Riego, fertilización, control de plagas o enfermedades y control de
malezas, en primera instancia, afectan el desarrollo radical, debido a los cambios que pueden
causar en los niveles de disponibilidad hídrica y nutrimental o las modificaciones que introducen
a las condiciones del ambiente de desarrollo; sin embargo, el manejo de tales prácticas, en
particular cuando es incorrecto o se utilizan agroquímicos, puede comprometer la
sustentabilidad del suelo o sustrato de cultivo, tales son los casos de exceso de sales, residuos
tóxicos y contaminación de mantos freáticos. Por lo anterior, es necesario, particularmente en
especies perennes, aplicar prácticas de manejo seguras e inocuas para el sistema radical y en
consecuencia para el resto de la planta, en beneficio del aseguramiento de la sustentabilidad:
Sistemas de Riego
Ante la actual tendencia de abatimiento de los volúmenes de disponibilidad hídrica, es obligado
elevar la eficiencia de uso de agua, mediante sistemas de riego especializados que reducen al
mínimo pérdidas durante la conducción y aplicación del agua, consecuentemente la disminución
de los volúmenes requeridos. Se debe mantener la condición de humedad aprovechable en
valores cercanos a capacidad de campo, pues asegura el mayor desarrollo y mejor desempeño
fisiológico del sistema radical, evitándose además los daños o efectos negativos que por exceso
o déficit hídrico se presentan cuando se utiliza el riego tradicional (Ley, 1994; Parra et al., 2001a
y 2002).
Fertilización
La adición de fertilizantes para complementar los requerimientos nutrimentales de las plantas,
también deberá hacerse de tal manera que se minimice toda posibilidad de acumulación o
contaminación de los suelos o mantos freáticos (Stevens, 1994), siendo la aplicación de
nutrimentos en el agua de riego, la mejor opción, toda vez que la aplicación puede hacerse en
menores cantidades, más frecuente y más oportuna en beneficio del desarrollo de la raíz y del
resto de la planta, acorde con la demanda nutrimental impuesta por el desarrollo mismo
(Becerril y Beech, 1993; Neilsen, et al., 1994; Parra et al., 2001a y 2002). Alternativamente, la
opción de fertilización orgánica, puede mejorar las opciones de sustentabilidad respecto al caso
anterior. Durante la fase de vivero, con 28.5°C promedio de temperatura ambiente, 23°C
promedio de temperatura del suelo, con una, dos y tres plantas de cafeto ‘Catimor’ por bolsa,
con una sustrato de buena fertilidad (dos partes de suelo de monte, rico en materia orgánica,
por una de arena), se registra el mayor crecimiento y en consecuencia la mejor acumulación de
materia durante los primeros 5.5 meses, siendo importante resaltar que con dicho sustrato sin
fertilización, no solamente fue suficiente el abastecimiento nutrimental, sino también la menor
contaminación que representa, sea por acumulación de sales o lixiviación de nitrógeno, con lo
que se ratifican las ventajas en sustentabilidad por el uso de fertilización orgánica en el vivero,
aunado al efecto positivo de un cepellón con tales características para inicio de crecimiento en
campo después del trasplante (Vázquez, 1991; Becerril y Vázquez, 1991; Vázquez et al. 1994).
Cubiertas orgánicas
La utilización de cubiertas orgánicas, que asegura mayor densidad de raíces en capas cercanas
a la superficie del suelo, equiparable a la condición natural de desarrollo radical de los frutales
que crecen bajo sombra, está también entre las mejores opciones de manejo sustentable para
el desarrollo radical, dada la mejora de las características físico-químicas del suelo que causa la
adición de materia orgánica, minimizando además la necesidad de aplicar agroquímicos al
suelo; las cubiertas orgánicas pueden ser utilizadas a la par de riego con la consecuente
sinergia. Entre otros beneficios, también relacionados con sustentabilidad, la prevención de
evaporación de agua, el mantenimiento de la temperatura superficial del suelo sin altibajos
drásticos y la prevención de la emisión de hierbas, con la consecuente eliminación de uso de
herbicidas o cualquier otra metodología para controlarlas (Becerril et al., 2004).
Biofertilizantes
La hongos micorrízicos arbusculares pertenecen al nuevo Filum Glomericota recientemente
descrito, los cuales forman asociaciones simbióticas con las raíces primarias de más del 80%
de las plantas superiores, entre ellas las especies frutales. Entre los beneficios que la simbiosis
con micorrizas aporta a la planta: 1) mayor acceso nutrimental e hídrico, por el aumento de
volumen de exploración que representa la superficie de absorción por parte de las hifas de los
hongos; 2) síntesis de reguladores que benefician el desarrollo vegetal; 3) disminución de
incidencia de enfermedades y plagas de la raíz, por una mejor nutrición mineral y producción de
antibióticos. Tales beneficios son particularmente trascendentales en condiciones de estrés o
suelos con disponibilidad nutrimental reducida, aclarando, que los beneficios se pueden
extender a otros casos donde no hay estrés o restricción alguna. A pesar de la importancia de la
simbiosis micorrizal para la sustentabilidad de las plantaciones de frutales, muchos aspectos de
la simbiosis en funcionamiento son desconocidos, no obstante que se reconoce que las plantas
frutales colonizadas con micorrizas desarrollan más rápido y con mayor calidad (Maronek,
1981), sin necesidad de fertilización adicional, tal y como sucede en viveros, donde es
particularmente notorio el mayor desarrollo radical (Hernández y Becerril, 20092; Parada et al.,
2001); tal situación también se ha comprobado en invernadero en el cultivo de la fresa (Jaen et
al, 1997) y en campo, en el cultivo de piña, donde la micorriza incrementó el rendimiento en
66% (Thamsurakul et al, 2000); resultados similares se han obtenido en papaya, todavía no
publicados, corroborándose la opción de utilizar las micorrizas como biofertilizantes, con la
consecuente preservación ambiental y aseguramiento de la sustentabilidad.
Prevención del ataque de plagas y enfermedades.
Tratándose de plagas y enfermedades, nuestra opción más sustentable es prevenir, la cual, en
principio, puede ser mediante la utilización de especies resistentes o tolerantes a determinados
ataques por agentes biológicos. Específicamente, en frutales, esta situación ya es utilizada,
portainjertos de manzano resistentes a pulgón lanígero, portainjertos de durazno resistentes a
nematodos, portainjertos de cítricos tolerantes a virus de la tristeza, cafetos resistentes a roya,
etc. Desafortunadamente, el universo de agentes biológicos que representan peligro para las
especies vegetales cultivadas es muy alto y no se tienen identificados materiales resistentes o
tolerantes contra todos ellos; por lo tanto, continúa y continuará siendo menester del
mejoramiento genético o la modificación genética de las especies, la generación de resistencia.
Alternativamente, el control biológico representa la opción sustentable de control de plagas y
enfermedades (Debach, 1992); el manejo integrado con enfoque ecológico, considera el control
natural de plagas y enfermedades, por parte de enemigos naturales locales, que asegura la
protección del ambiente, evitando así riesgos contra salud humana alcanzando la condición de
cero residualidad. La utilización de cubiertas vivas entre hileras de plantas o las barrera vivas,
puede colaborar en dicha dirección, ya que la presencia de dichas cubiertas permite la
existencia de insectos benéficos que regulan la población, bajando el nivel de plaga por debajo
del nivel económico (Broome y Warner, 2008), entre otros, depredadores (catarina, crisopas),
parasitoides (avispas-Trichogramma) y polinizadores, a la par de nematodos, hongos(Beauveria
bassiana)y virus(Carpovirus) entomopatógenos o bioinsecticidas (Bacillus thuringiensis).
Finalmente, la utilización de bioinsecticidas derivados de plantas como el neem o la flor de
muertos (Tagetes) o bien, uso de feromonas como bioinsecticidas que sustituyen a insecticidas,
representan ahorros importantes, como en el caso de manejo de plagas de nogal de castilla en
el valle de San Joaquín, California ( Steinmann et al., 2008).
CONCLUSIÓN-PROPUESTA
El sistema radical juega un rol central en el metabolismo vegetal, por lo que es necesario
promover el estudio del mismo sistema y de las prácticas o metodología de manejo de cultivo
que aseguren su mejor desempeño; además, la raíz es también la primera barrera contra
contaminantes, protegiendo al resto de la planta, ya sea por mecanismos asociados con
genotipo (eg. salinidad, pH, estrés hídrico) o por absorción y acumulación de los mismos, útil
para remediación de suelos (fitoremediación) (Muhammad et al., 2007). En consecuencia, se
propone la apertura del espacio o foro para la presentación o difusión y discusión de resultados
sobre raíces, que conlleven la consideración de la raíz en todo proceso de cultivo de especies
vegetales, que asegure no solo la obtención de productos agrícolas de calidad e inocuos, sino
también la preservación del ambiente, en beneficio de la sustentabilidad del ecosistema.
2
Comunicación personal, Posgrado en Recursos Genéticos y Productividad-Fruticultura, Colegio de Postgraduados,
CP. 56230, Texcoco, Méx. Correo electrónico: becerril@colpos.mx, Teléfono: (55) 58045900 extensión 1562.
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