Zampo o Sampo. Unificacion de penas. Lib. condicional

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RECURSO DE CASACION. Facultades discrecionales del tribunal de
juicio. Individualización judicial de la pena: estándar de revisión casatoria.
UNIFICACIÓN DE PENAS: Fundamentación de la pena única. Supuestos
en que el imputado que encontrándose cumpliendo una condena anterior,
comete un nuevo delito: Modo de efectuar la unificación. Requisitos de
procedencia. LIBERTAD CONDICIONAL: Noción. Finalidad. Revocación:
Comisión de un nuevo delito: Fundamento de sus consecuencias.
I. La facultad discrecional de fijar la pena es exclusiva del tribunal de juicio y
únicamente es revisable en casación en supuestos de arbitrariedad tales como
falta de motivación de la sentencia, de motivación ilegítima o de motivación
omisiva. El ejercicio de estas facultades discrecionales se encuentra
condicionado sólo a que la prudencia pueda ser objetivamente verificable y que
la conclusión que se estime como razonable no aparezca absurda respecto de las
circunstancias de la causa, extremo éste, demostrativo de un ejercicio arbitrario
de aquellas potestades. La exigencia de fundamentación de la pena impone al a
quo el examen de las condiciones mencionadas en los arts. 40 y 41 del C.P., de
modo que pueda apreciarse de qué modo ellas trascienden al juicio sobre la
mayor o menor peligrosidad del condenado y, en definitiva, inciden en la medida
de la pena; que cuando ello no ocurre el ejercicio de aquellas facultades resulta
arbitrario y genera la nulidad de la sentencia, porque impide su control.
II. Para la fundamentación de la unificación de penas, es decir, de la imposición
de una "pena única", resulta suficiente la mención de las circunstancias
individualizadoras consideradas con relación a la condena anterior, y las tenidas
en cuenta con respecto a la nueva condena.
III. El artículo 58 del Código Penal alude, en el primer supuesto, al caso de que
después de una condena pronunciada por sentencia firme se deba juzgar a la
misma persona que esté cumpliendo pena por otro hecho distinto. En estos
casos en que se está purgando una condena o cuya ejecución se encuentra
suspendida condicionalmente (liberación condicional), la porción ya extinguida
por su cumplimiento parcial debe excluirse de la unificación. Ello es así, pues si
el hecho determinante del nuevo juzgamiento es anterior a esa sentencia. a los
efectos del límite mencionado, sólo debe computarse la pena a ejecutar, por lo
que corresponde restar el o los lapsos cumplidos de las pertinentes sentencias
firmes.
IV. Para que proceda la unificación de penas a las que alude el primer supuesto
del artículo 58 del Código Penal se requiere: 1) que una persona haya sido
condenada por sentencia firme, dictada por un tribunal judicial del país; 2) que
la pena a cuyo cumplimiento esté sometido el penado, sea de cumplimiento
efectivo o condicional (art. 26) o se cumpla en libertad condicional y 3) que la
persona esté todavía sometida a sus efectos. Dadas estas condiciones el juez de
la causa abierta debe unificar de oficio la pena impuesta en la sentencia firme y
la imponible en aquélla.
V. La Libertad Condicional (art. 13 del C.P.), es un beneficio legal del que
puede gozar el interno previa ponderación de sus circunstancias personales y un
juicio sobre su grado de recuperación y de readaptación. Se trata de un período
durante el cual el penado sale de su encierro condicionado a la observancia de
una serie de obligaciones, cuyo incumplimiento se traduce en la violación del
compromiso asumido en el auto de soltura; y, la presunción de la ley respecto
del sentido y finalidad que supone la ejecución de la pena, esto es, la
readaptación social, no se verifica y ello acarrea la revocación del beneficio. El
instituto de la libertad condicional consiste en una suspensión condicional del
encierro que se cumple como pena, no es una ejecución de la pena, sino todo lo
contrario. El liberado condicionalmente no ha cumplido toda su pena, pero
tampoco la está cumpliendo en libertad, solo está sometido a un período de
prueba destinado a decidir si la sanción ha de declararse extinguida por el
encierro sufrido o si el condenado la debe seguir cumpliendo.
VI. Una de las causales de revocación del beneficio prevista legalmente se
refiere a que el condenado cometa un nuevo delito (art. 15 del C.P.), en cuyo
caso, no se computará en el término de la pena, el tiempo que haya durado la
libertad. El fundamento de tan grave consecuencia se basa en que el fin de
readaptación y resocialización que la ejecución de la pena privativa de la
libertad supone (art. 1, Ley 24660), no se ha logrado. El nuevo delito destruye
la presunción de enmienda que sirvió de base para la concesión de la libertad
condicional (art. 13 del C.P.) y es preciso volver a someter al sujeto a
tratamiento efectivo, por el tiempo de encierro que no tuvo en razón de
habérsele concedido el beneficio.
T.S.J., Sala Penal, Sent. nº 54, 19/03/2010, “Sampo o Zampo, Ezequiel
Rubén p.s.a. robo calificado de automotor -Recurso de Casación-".
Vocales: Cafure de Battistelli, Tarditti y Blanc G. de Arabel.
SENTENCIA NÚMERO: CINCUENTA Y CUATRO
En la Ciudad de Córdoba, a los diecinueve
mil diez, siendo las nueve
días del mes de marzo de dos
horas, se constituyó en audiencia pública la Sala
Penal del Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora
Aída Tarditti, con asistencia de las señoras Vocales doctoras María Esther
Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de
dictar sentencia en los autos "SAMPO o ZAMPO, Ezequiel Rubén p.s.a.
robo calificado de automotor -Recurso de Casación-" (Expte. "S", 54/2007),
con motivo del recurso de casación interpuesto “in pauperis” por el imputado
Ezequiel Rubén Sampó o Zampó, fundado técnica y jurídicamente por el Asesor
Letrado Dr. Wilfrido de J. Pérez, en contra de la sentencia número veintiocho,
dictada el diecinueve de septiembre de dos mil siete, por la Cámara en lo
Criminal de Novena Nominación, en Sala Unipersonal a cargo del Sr. Vocal Dr.
Roberto Spinka.
1°) ¿Es nula la sentencia por vicios de fundamentación en la unificación
impuesta al acusado?
3°) ¿Qué resolución corresponde adoptar?
Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras.
María Esther Cafure de Battistelli, Aída Tarditti y María de las Mercedes Blanc
G. de Arabel.
A LA PRIMERA CUESTIÓN
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli , dijo:
I. Por sentencia número veintiocho, del diecinueve de septiembre de
dos mil siete, la Cámara Novena del Crimen de esta ciudad resolvió declarar a
Ezequiel Rubén Sampó o Zampó “autor responsable del delito de robo
calificado por el uso de arma impropia por el hecho contenido en la acusación
de fs. 296 de las actuaciones, en los términos del art. 166 inc. 2° del C.P. e
imponerle la pena de cinco años de prisión con accesorias de ley, costas y
declaración de primera reincidencia (arts. 9, 12, 50 C.P.; 550 y 551 C.P.P.).
II) Revocar la libertad condicional que oportunamente le concediera la
Cámara en lo Criminal de Séptima Nominación y unificar esta sanción con el
remanente de la pena que le fuera impuesta por el citado Tribunal de tres
años de prisión, en la única pena de siete años y dos meses de prisión con
accesorias de ley, costas y declaración de primera reincidencia (arts. 9, 12,
15, 50, 58 C.P.; 550 y 551 C.P.P.)” (fs. 374/378).
II. Contra dicha decisión recurre en casación el Sr. Asesor Letrado Penal
de 1° turno, Dr. Wilfrido de J. Pérez, quien fundamenta técnica y jurídicamente
el escrito presentado por su defendido Ezequiel Rubén Sampó o Zampó,
invocando el motivo formal de casación (art. 468 inc. 2° del C.P.P.).
Sostiene el quejoso, interpretando la voluntad de su representado, que la
sentencia es parcialmente nula pues el tribunal, al momento de justificar la pena
única, contraría normas adjetivas (art. 413 inc. 4° del C.P.P. -carecer de
fundamentación-), infringiendo el principio de proporcionalidad, el cual exige
que la pena se ajuste proporcionalmente a la culpabilidad probada y a las
circunstancias personales del imputado.
Señala que la exigencia de fundamentación de la pena impone al tribunal
el examen de las condiciones mencionadas en los arts. 40 y 41 del C.P., de
modo que pueda apreciarse de qué modo ellas trascienden el juicio sobre la
mayor o menor peligrosidad del condenado e incide en la medida de la pena, no
solo en la impuesta por el hecho sometido a juzgamiento, sino también al
establecer la pena única (art. 58 del C.P.).
Se queja que en el caso, al momento de unificar, ello no ocurrió, por lo
que el ejercicio de la facultad deviene arbitrario, conculcándose garantías
constitucionales (C.N., art. 18; C.Pcial, arts. 39, 40 y 155).
Reconoce que el Tribunal de Juicio detenta la facultad discrecional de
fijar la pena, y que la misma solo es revisable en casación en el supuesto de
arbitrariedad, en cuyo estrecho margen se ha fijado como estándar de revisión
los supuestos de falta de motivación, motivación ilegítima y motivación omisiva
de la sentencia (cita jurisprudencia de la Sala)
Luego de citar doctrina, refiere que en nuestro sistema jurídico penal en
lo que respecta a los criterios rectores a tener en cuenta por el Tribunal para
individualizar la pena se deben valorar las pautas objetivas y subjetivas
plasmadas en los arts. 40 y 41 C.P. Agrega, sin embargo, que dichas pautas son
meramente enunciativas y que a ellas se le deben sumar todos los demás
aspectos que de algún modo demuestren o revelen la mayor o menor
peligrosidad del acusado, la cual está referida a la capacidad de delinquir.
A continuación se pregunta si estas pautas se deben aplicar en los
supuestos en que procede la unificación de penas al momento de determinar su
monto (art. 58 C.P.).
Entiende que si bien el artículo 58 del C.P. no hace una remisión expresa
al art. 41 ibídem, el mismo se impone de manera obligatoria desde que dichas
pautas, aunque enunciativas, son las únicas establecidas en el cuerpo normativo
para mensurar la pena y por lo tanto se erigen como el marco referencia a tener
en cuenta al momento de remitir el art. 58 a las reglas del concurso de delitos
para establecer la pena única.
Razona que si bien en términos amplios, la ley habilita al juez a
seleccionar libremente el mecanismo que considere más apropiado para fijar el
monto de la pena (quantum por el método composicional o aritmético) de ningún
modo lo releva de su obligación de fundamentar tal decisión.
Alega, que el interés del recurso se centra en demostrar que el
razonamiento que fundadamente llevó al sentenciante a fijar la condena, no fue
seguido al momento de la unificación, esto al determinar en concreto el monto
punitivo único.
Denuncia, que el sentenciante, solo dogmáticamente ha expresado la
adhesión al método composicional de la pena, dado que, por su monto (de la
unificada – prácticamente cercano al remanente de la condena que le faltaba
cumplir), como las consecuencias de la nueva condena (declaración de
reincidencia –art- 50) y los efectos que ella acarrea (C.P., 14) la mentada
“reducción” no aparece reflejada en las circunstancias personales que se
valoraron.
Se queja de que si, para mantenerse en el mínimo de la condena por el
delito atribuido, el juzgador tomó las especiales circunstancias personales
expresadas en la tercera cuestión, no se explica porqué al momento de unificar
ese juicio no trascendió en el cálculo de la pena única. Ello no sólo afectó la
logicidad de la decisión sino que aparece la pena unificada desproporcional a la
valoración de las condiciones del imputado puestas por el propio sentenciante
de manifiesto.
Refiere que el “único límite para la unificación es el no alterar las
declaraciones de hecho de la primera condena. Pero estas reglas restrictivas no
afectan los poderes del juez de la segunda condena para la aplicación de la pena
en su naturaleza, grado y modalidades, en función de los artículo 40 y 41 dentro
de las escalas de los arts. 55 y 56, lo que puede determinar incluso, la
imposición de una pena unificada inferior a la de la primera condena, aunque
dentro de las escalas citadas...” (Cfr. De la Rúa, Jorge, Código Penal Argentino,
Ed. Depalma, 2° edición, nota 37 al art. 58 del C.P., -1021-).
En tal inteligencia, sostiene que la respuesta punitiva no ha venido
justificada ni derivada de las condiciones personales del imputado, por lo que la
sentencia deviene nula en el capítulo relativo a la unificación de penas.
III. Al momento de individualizar la sanción penal a aplicar, el a quo
consignó que: “A los fines de la individualización de la pena, tengo en cuenta
sus fines y la escala penal en abstracto en juego; a su vez, a favor del
imputado considero que se trata de un hombre joven de treinta y un años de
edad, que el bien objeto del desapoderamiento fue recuperado, que impresionó
favorablemente de visu, que confesó lisa y llanamente su responsabilidad y
que se trata de una persona que padece de una enfermedad, cual su adicción a
las drogas, de la que ha intentado recuperarse pues dijo que hizo un
tratamiento en el programa Andres y que fue al IPAD, haciendo además un
tratamiento ambulatorio con el Dr. Bertea; en su contra, computo la
naturaleza del hecho y el peligro causado, como así también que tiene un
antecedente penal, consignado al inicio que obliga a declararlo reincidente
(CP art. 50), pese a lo cual estimo que esta pauta que en general es adversa
queda licuada por su problema personal de adicción y su voluntad de
superarlo, por lo que estimo justa una pena mínima de cinco años de prisión,
con accesorias de ley, costas y declaración de primera reincidencia, pena que
debe unificarse previa revocación de la libertad condicional que se le
otorgara, con el remanente de la condena anterior de la Cámara Séptima del
Crimen, a la que fijo prudencialmente en la de siete años y dos meses de
prisión, con accesorias de ley, costas y declaración de primera reincidencia,
atendiendo esencialmente a las condiciones personales del imputado, que
clamó por un tratamiento eficaz en el establecimiento porque reconoce que –
dijo- la droga le causa mucho daño y él se lo causa a sus padres, de modo que
no parece arbitrario apartarse del mínimo matemático atendiendo a esa
situación...” (fs. 378 vta.).
IV. Antes de ingresar al tratamiento del recurso debemos tener presente
algunas circunstancias de la causa:
* La Cámara Séptima del Crimen, por Sentencia nº 8, de fecha
10/03/2005 condenó a Ezequiel Rubén Sampó o Zampó a tres años de prisión
por los delitos de robo, robo calificado en grado de tentativa; robo y violación
de domicilio reiterados –dos hechos- en concurso real, todo en concurso
material (fs. 345/352).
* Se fijó como fecha de cumplimiento total de dicha condena el día
28/08/07 (fs. 353).
* Con fecha 10/05/05, el mismo tribunal, mediante Auto nº 47, resolvió
conceder al penado Sampó o Zampó la libertad condicional (fs. 253).
Con fecha 1/11/2006 Sampó o Zampó comete un nuevo delito, siendo
detenido el mismo día y por el que resulta condenado a la pena de cinco años
de prisión por la Cámara en lo Criminal de Novena Nominación, por Sentencia
nº 28 de fecha 19/09/07, en la que se revoca el beneficio de la libertad
condicional.
V. De la atenta lectura del libelo recursivo, se desprende que el planteo
apunta a denunciar la ausencia de motivación en la unificación dispuesta por
el tribunal desde el punto de vista del “juicio de peligrosidad”.
a. Se ha sostenido reiteradamente que la facultad discrecional de fijar
la pena es exclusiva del tribunal de juicio y únicamente es revisable en
casación en supuestos de arbitrariedad (T.S.J., S. nº 14, 7/7/88, "Gutiérrez";
S. nº 4, 28/3/90, "Ullua"; S. nº 69, 17/11/97, "Farías"; A. nº 93, 27/4/98,
"Salomón"; S. n° 215, 31/08/07, “Grosso”, entre otras).
Dentro de ese estrecho margen de recurribilidad relativo a las facultades
discrecionales del tribunal de sentencia, se ha fijado el estándar de revisión en
los supuestos de falta de motivación de la sentencia, de motivación ilegítima
o de motivación omisiva (T.S.J., Sala Penal, Carnero, A. nº 181, 18/5/99;
“Esteban”, S. n° 119, 14/10/99; “Lanza Castelli”, A. nº 346, 21/9/99; “Tarditti”,
A. nº 362, 6/10/99; S. n° 215, 31/08/07, “Grosso”, entre otros).
En este sentido se ha sostenido que el ejercicio de estas facultades
discrecionales se encuentra condicionado sólo a que la prudencia pueda ser
objetivamente verificable y que la conclusión que se estime como razonable
no aparezca absurda respecto de las circunstancias de la causa, extremo éste,
demostrativo de un ejercicio arbitrario de aquellas potestades (T.S.J., Sala
Penal, "Villacorta", S. n° 3, 11/2/00; "Algarbe", A. nº 178, 9/6/00 S. n° 215,
31/08/07, “Grosso”, entre otros).
b. Sobre el particular, doctrina judicial consolidada afirma que la
exigencia de fundamentación de la pena impone al a quo el examen de las
condiciones mencionadas en los arts. 40 y 41 del C.P., de modo que pueda
apreciarse de qué modo ellas trascienden al juicio sobre la mayor o menor
peligrosidad del condenado y, en definitiva, inciden en la medida de la pena; que
cuando ello no ocurre el ejercicio de aquellas facultades resulta arbitrario y
genera la nulidad de la sentencia, porque impide su control (T.S.J., Sala Penal,
S. n° 17, 9/6/92, "Arias"; S. n° 28, 11/9/91, "Cabrera"; S. n° 22, 2/8/91,
"Godoy"; S. n° 4, 28/3/90, "Ullua"; S. n° 77, 7/6/99, "Ceballo"; entre otros).
c. Pasando al análisis concreto del supuesto traído a estudio, adelanto mi
opinión en el sentido de que la pretensión deducida debe ser rechazada. Doy
razones de ello:
1. En primer lugar, se equivoca el quejoso cuando refiere que el a quo al
momento de unificar la pena no ha especificado cuales de las circunstancias de
los arts. 40 y 41 del C.P. influyeron a favor o en contra de su defendido. Por el
contrario, el sentenciante, tanto al momento de mensurar la sanción por el hecho
bajo su juzgamiento, como en oportunidad de la unificación explicitó cuáles
fueron las pautas que justamente le sirvieron para determinar el monto de la
pena única que era necesario imponer, siendo dichas circunstancias las
valoradas para determinar la mayor o menor peligrosidad del encartado.
En este sentido el sentenciante al momento de la unificación la fijó
prudencialmente en la de siete años y dos meses de prisión “...atendiendo
esencialmente a las condiciones personales del imputado, que clamó por un
tratamiento eficaz en el establecimiento porque reconoce que –dijo- la droga le
causa mucho daño y él se lo causa a sus padres, de modo que no parece
arbitrario apartarse del mínimo matemático atendiendo a esa situación...” (fs.
378 vta.). De esta manera, el a-quo indicó expresamente en que medida las
pautas que estimó dirimentes por ser las que manifiestan mayor o menor
peligrosidad del acusado incidieron en la unificación de la pena.
2. Pero además, repárese que el quejoso ha omitido considerar que, al
tratarse de una unificación de penas, es decir, de la imposición de una "pena
única", resultan suficientes para arribar a tal pena unificada las circunstancias
individualizadoras consideradas con relación a la condena anterior (ver fs. 351
vta.), y las tenidas en cuenta con respecto a la presente condena, las cuales al no
haber sido cuestionadas por el recurrente, han quedado incólumes (TSJ, Sala
Penal, “Ferreyra” A. nº 382, 27/11/02).
3. Por último y, a los fines de dar respuesta al quejoso, no resulta ocioso
recordar el modo en que debe efectuarse la unificación de penas en hipótesis
como la que nos ocupa; esto es en los supuestos en que encontrándose el
imputado gozando del beneficio de la libertad condicional, comete un nuevo
delito, supuesto soslayado por el quejoso.
a. En este sentido, se ha dicho que el artículo 58 C.P. alude, en el primer
supuesto, al caso de que "después de una condena pronunciada por sentencia
firme se deba juzgar a la misma persona que esté cumpliendo pena por otro
hecho distinto...".
Y congruente a ello, en caso de condenas que se están purgando o cuya
ejecución se encuentra suspendida condicionalmente (liberación condicional), la
porción ya extinguida por su cumplimiento parcial también debe excluirse de
la unificación. Con acierto, enseña Ricardo Núñez que "si el hecho
determinante del nuevo juzgamiento es anterior a esa sentencia. a los efectos
del límite mencionado, sólo debe computarse la pena a ejecutar..." ("Derecho
Penal Argentino", pág. 517); y entonces "corresponde restar el o los lapsos
cumplidos de las pertinentes sentencias firmes" ("Las disposiciones...", pág.
265).
En definitiva, para que proceda la unificación de la pena impuesta por
una sentencia firme con la imponible en una causa abierta, se requiere –en lo
que aquí nos interesa-: "...1) que una persona haya sido condenada por
sentencia firme, dictada por un tribunal judicial del país; 2) que la pena a cuyo
cumplimiento esté sometido el penado, sea de cumplimiento efectivo o
condicional (art. 26) o se cumpla en libertad condicional y 3) que la persona
esté todavía sometida a sus efectos... Dadas estas condiciones el juez de la
causa abierta debe unificar de oficio la pena impuesta en la sentencia firme y
la imponible en aquélla (Cfr. Núñez, R.C., "Las disposiciones generales del
Código Penal", pág. 261/262)".
Esta interpretación es respetuosa de la letra de la ley y congruente con la
finalidad del instituto, esto es, someter al reo a un solo juez tanto para la
imposición de una pena única como para el contralor de su cumplimiento
(Nuñez, "Derecho Penal Argentino", T. II, pág. 517).
b. En esta dirección, también debemos recordar que la Libertad
Condicional (art. 13 del C.P.), es un beneficio legal del que puede gozar el
interno previa ponderación de sus circunstancias personales y un juicio sobre
su grado de recuperación y de readaptación.
Se trata de un período durante el cual el penado sale de su encierro
condicionado a la observancia de una serie de obligaciones, cuyo
incumplimiento se traduce en la violación del compromiso asumido en el auto
de soltura; y, la presunción de la ley respecto del sentido y finalidad que
supone la ejecución de la pena, esto es, la readaptación social, no se verifica y
ello acarrea la revocación del beneficio.
Es que, el instituto de la libertad condicional consiste en una suspensión
condicional del encierro que se cumple como pena, no es una ejecución de la
pena, sino todo lo contrario. El liberado condicionalmente no ha cumplido toda
su pena, pero tampoco la está cumpliendo en libertad, solo está sometido a un
período de prueba destinado a decidir si la sanción ha de declararse extinguida
por el encierro sufrido o si el condenado la debe seguir cumpliendo (Lascano C.
y otros “Derecho Penal”, Parte General, Advocatus, 2002, pag.739).
Una de las causales de revocación del beneficio prevista legalmente se
refiere a que el condenado cometa un nuevo delito (art. 15 del C.P.), en cuyo
caso, no se computará en el término de la pena, el tiempo que haya durado
la libertad.
El fundamento de tan grave consecuencia se basa en que el fin de
readaptación y resocialización que la ejecución de la pena privativa de la
libertad supone (art. 1, Ley 24660), no se ha logrado. El nuevo delito destruye
la presunción de enmienda que sirvió de base para la concesión de la libertad
condicional (art. 13 del C.P.) y es preciso volver a someter al sujeto a
tratamiento efectivo, por el tiempo de encierro que no tuvo en razón de
habérsele concedido el beneficio (Laje Anaya-Gavier, “Notas al Código Penal
Argentino”, Lerner Ed., Tomo II, Parte General, pags. 74/75).
c. Ahora bien, considerando el reproche del quejoso, se advierte, tal
como se adelantara, que éste no asume lo dispuesto por el art. 15 del C.P, doy
razones;
En el caso bajo examen, Ezequiel Rubén Sampó o Zampó fue condenado
por la Cámara Séptima a la pena de tres años de prisión, concediéndosele el
beneficio de la libertad condicional el día 10/05/2005.
Con fecha 1/11/2006 –9 meses y 27 días antes de la fecha prevista como
cumplimiento total de su condena-, Sampó o Zampó comete un nuevo delito por
el que resulta condenado por la Cámara Novena (resolución ahora en crisis) que
le impone una pena de cinco años de prisión, revocando, a su vez, el beneficio
de la libertad condicional.
En consecuencia, el imputado cumplió parcialmente la pena impuesta
hasta la obtención del beneficio ya que no es factible computar como
cumplimiento el lapso de tiempo transcurrido en libertad, toda vez que la
comisión de un nuevo delito antes de fenecido el período de prueba excluye
esa posibilidad. Ello así, ya que expresamente la cuestión se encuentra vedada
por el art. 15, primer párrafo, del C.P. que en tal sentido dispone que "no se
computará, en el término de la pena, el tiempo que haya durado su
libertad”.
Entonces, la comisión de un nuevo delito, entre la fecha de concesión de
la libertad condicional y la medianoche del día de vencimiento de la pena, trae
como consecuencia “sine qua non”, que la persona deba cumplir la totalidad
del tiempo que le restaba de la condena cuya libertad condicional se revoca.
Consecuentemente, a Sampó o Zampó le resta por cumplir de la condena
impuesta por la Cámara Séptima un tiempo de 2 años, 3 meses y 18 días
(contados a partir de la fecha de la concesión del beneficio revocado), período
que debe necesariamente unificarse con los cinco años de la presente
condena.
Por ello, el juzgador al tiempo de operar la unificación de ambas
sanciones (la actual y la impuesta por la Cámara Séptima del Crimen),
acertadamente ponderó el tiempo que al encartado le restaba cumplir para la
extinción de su primera condena (2 años, 3 meses y 18 días) y fijó una sanción
única de siete años y dos meses de prisión conforme con lo dispuesto por los
arts. 15 y 58 C.P. (monto que resulta incluso inferior a la suma aritmética de
ambas), “atendiendo esencialmente a las condiciones personales del imputado,
que clamó por un tratamiento eficaz en el establecimiento porque reconoce que
–dijo- la droga le causa mucho daño y él se lo causa a sus padres, de modo
que no parece arbitrario apartarse del mínimo matemático atendiendo a esa
situación...” (fs. 378 vta.).
Por todo lo expresado, no se advierte en la unificación practicada por el
sentenciante la arbitrariedad ni la desproporcionalidad denunciadas por el
quejoso.
Voto pues, negativamente.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. María Esther
Cafure de Battistelli, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en
consecuencia, de idéntica forma.
A LA TERCERA CUESTIÓN
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
Atento al resultado de la votación que antecede, corresponde rechazar el
recurso deducido por el Sr. Asesor Letrado, Dr. Wilfrido de J. Pérez, defensor
del imputado Ezequiel Rubén Sampó o Zampó, con costas (arts. 550 y 551,
C.P.P.).
Así voto.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
La señora Vocal preopinante, da, a mi juicio, las razones necesarias que
deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. María Esther Cafure de
Battistelli, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia,
de igual forma.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala
Penal;
RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto por el Sr. Asesor
Letrado, Dr. Wilfrido de J. Pérez, defensor del imputado Ezequiel Rubén Sampó
o Zampó. Con costas (CPP, 550/551).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se
dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y las señoras
Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el
Secretario, de lo que doy fe.
Dra. Aída TARDITTI
Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. María Esther CAFURE DE BATTISTELLI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. M. de las Mercedes BLANC G. DE ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Luis María SOSA LANZA CASTELLI
Secretario del Tribunal Superior de Justicia
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