Farmacovigilancia La farmacovigilancia es un concepto amplio que abarca la observación de todos los efectos que produce un medicamento tanto benéficos como nocivos, proporciona un instrumento para el conocimiento sobre el uso seguro y racional de los mismos, una vez que éstos son utilizados en la población que los consume en condiciones reales. La farmacovigilancia es una actividad compartida entre las autoridades sanitarias, la industria farmacéutica y los profesionales de la salud que requiere mayor atención e interés, ya que permite realizar de forma responsable la evaluación permanente de la seguridad de los medicamentos. Al utilizar un medicamento para curar, atenuar, o diagnosticar una patología, se está expuesto al riesgo de una reacción no deseada en el usuario. Se sabe que todo medicamento puede causar reacciones adversas: desde pequeñas molestias hasta efectos graves que ponen en peligro la vida del paciente. Lanzamiento del medicamento al mercado Cuando un medicamento es lanzado al mercado ha sido objeto de evaluación de su seguridad mediante estudios en animales y en humanos, realizados en el período de pre- comercialización, aunque los ensayos en animales tienen poco valor para predecir la seguridad en humanos. Durante estos estudios todas las condiciones en el mismo son controladas, se selecciona a los pacientes, se limita su número y la duración, además de que las condiciones de uso difieren de las de la práctica clínica habitual, por lo que la información de medicamentos nuevos, obtenida durante esta fase con relación a las posibles reacciones adversas es inevitablemente reducida, no se conocen las reacciones adversas serias, raras, crónicas o tópicas, ni su utilización y comportamiento en grupos de riesgo potencial (tales como niños, ancianos o mujeres embarazadas) e interacciones con otros fármacos. La comercialización de un nuevo medicamento Esto no implica que su relación beneficio/riesgo esté definitivamente establecida, dicha autorización sólo significa que su eficacia está bien documentada y que los efectos adversos detectados hasta ese momento resultan aaceptables. Sin embargo, el garantizar la eficacia y seguridad de un medicamento es una tarea que debe perdurar desde los primeros ensayos, realizados con el medicamento en su período de investigación, y durante todo el tiempo que el medicamento esté en uso. Por lo anterior, la farmacovigilancia juega un papel fundamental en la monitorización estrecha del comportamiento de los medicamentos en las poblaciones, mejorando los conocimientos sobre los diversos esquemas terapéuticos y de prevención, así como la implementación de medidas regulatorias. Es una herramienta para conocer el perfil de seguridad y uso de los medicamentos, que tiene como finalidad identificar y evaluar los efectos del uso, agudo y crónico de los tratamientos farmacoterapéuticos en la población, así como, completar la información disponible sobre la relación beneficio/riesgo de los medicamentos para retroalimentar a profesionales de la salud y a los usuarios en general. Es importante considerar que cada país necesita tener y generar su propia información acerca del comportamiento de los medicamentos, ya que la obtenida en países desarrollados puede no representar la misma para otros, donde existen otros factores que pueden influir tales como diferencias en los procesos de producción de los medicamentos; diferentes indicaciones, dosis, calidad farmacéutica; y por la genética, la alimentación y las tradiciones de la población. Programa Permanente de Farmacovigilancia Tomando en cuenta que el Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar la eficacia, seguridad y calidad de los medicamentos que se comercializan en nuestro territorio y de establecer normas para reglamentar no solamente la comercialización, sino también la utilización en pro de la defensa de la salud de los consumidores y conociendo que una farmacovigilancia efectiva puede ser capaz de detectar oportunamente, problemas potenciales relacionados con el uso de los medicamentos, constituyéndose como una tarea y un componente importante a cargo de la Secretaría de Salud, quien inicia en 1995 con el Programa Permanente de Farmacovigilancia, para conocer el comportamiento de los medicamentos autorizados y comercializados en nuestra población y así compensar las limitaciones de los estudios clínicos previos al registro y para proporcionar un mecanismo activo que mantenga, la eficacia y el perfil de seguridad de los medicamentos. El objetivo es colaborar en la racionalización de la terapéutica en México mediante el análisis de la información en población mexicana con respecto a la seguridad de los medicamentos en la fase de postcomercialización, que permita crear estadísticas nacionales, conocer el impacto de las reacciones adversas en la morbilidad, mortalidad, calidad de vida, así como en lo económico en nuestra población. El Programa Permanente de Farmacovigilancia sigue los lineamientos establecidos por la Organización Mundial de la Salud y se integra en 1998 al Programa Internacional de Monitoreo de los Medicamentos, está basado en la notificación de sospechas de reacciones adversas por parte de los profesionales de la salud en el ejercicio privado o público, en la consulta externa u hospitalaria; en estudios fármaco epidemiológicos o estudios de farmacovigilancia intensiva y; en el análisis de los reportes periódicos de seguridad. El Programa está conformado por: 1. El Centro Nacional. 2. Centros Estatales uno en cada entidad federativa dependiendo de los servicios de salud del estado. 3. Centros Institucionales dependientes de otras Instituciones del Sector Salud y de aquellas que tienen unidades hospitalarias y un 4. Comité Técnico Científico formado por expertos en farmacología clínica de diferentes instituciones del Sector Salud, público y privado, teniendo como función emitir su opinión para la toma de decisiones de las señales de alerta generadas por el Centro Nacional de Farmacovigilancia. Centro Nacional de Farmacodependencia A partir del 2001, el Centro Nacional de Farmacovigilancia forma parte de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), en la Dirección ejecutiva de Farmacopea y Farmacovigilancia de la Comisión de Evidencia y Manejo de Riesgos y cuya finalidad es, desde luego, recibir informes sobre la detección de sospechas de reacciones adversas de los medicamentos, vacunas y dispositivos médicos. Dichos informes se reciben mediante un formato de notificación de sospechas de reacciones adversas, por parte de los profesionales de la salud que pueden enviarse a cualquier centro de farmacovigilancia estatal o institucional quienes a su vez lo envían al centro nacional, los laboratorios productores de medicamentos y otros insumos para la salud quienes los envían directamente al Centro Nacional, una vez que se reciben en el Centro Nacional se determina si existe una relación causal entre el medicamento y la sospecha de reacción adversa reportada, para poder así generar señales de alerta con el propósito de generar información objetiva para retroalimentar a usuarios, prescriptores y profesionales de la salud en general. Instalación y operación de la farmacovigilancia en el país En noviembre de 2004 se publica la Norma Oficial Mexicana para la instalación y operación de la farmacovigilancia en el país, entra en vigor en enero de 2005, tiene como objetivo establecer los lineamientos sobre los cuales se deben realizar las actividades de farmacovigilancia, es de observancia obligatoria en el territorio nacional para las instituciones y profesionales de la salud, para los titulares del registro sanitario y comercializadores de los medicamentos y remedios herbolarios, así como para las unidades de investigación clínica que realizan estudios con medicamentos. Las sospechas de reacciones adversas reportadas se capturan y se guardan en una base de datos, lo que nos permite el procesamiento y el análisis de la información de acuerdo al medicamento sospechoso y a la reacción adversa. Actualmente, el Programa Permanente ha alcanzado la meta de registrar 100 notificaciones por millón de habitantes, ya que en el 2006, se recibieron 11,700 notificaciones. De éstas, el 57 % fueron enviadas por la Industria Farmacéutica, el 18% por los Centros Institucionales, el 17% por Centros Estatales y el 8 % restante por profesionales de la salud directamente. NOTIFICACIONES RECIBIDAS AL CNFV numero de notifiaciones 14000 11739 12000 10000 8000 5352 6000 3472 4000 2000 8500 7590 2077 2345 68 279 583 846 0 1995-1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 año La base de datos del Centro Nacional contiene información de aproximadamente 37,339 notificaciones de sospechas de reacciones adversas recibidas en el Centro Nacional, de las cuales 31,607 son reacciones adversas en población mexicana. Con esta información ya se pueden llevar a cabo los procesos inherentes a la farmacovigilancia: análisis y gestión de riesgo. Análisis de Riesgo La fase de análisis de riesgo inicia con la revisión de las reacciones adversas en la base de datos para identificar, estimar y evaluar la seguridad de los medicamentos, generando señales de alerta. Una señal sugiere que un medicamento está relacionado con una reacción adversa inesperada o que puede ser más frecuente o grave de lo documentado. Habitualmente, se requieren tres o más notificaciones localizadas o dispersas para que se genere una señal, que dependerá de la frecuencia, la gravedad y la calidad de la información. La gestión del riesgo Es el conjunto de acciones administrativas, de comunicación y de prevención, que se toman para minimizar los factores de riesgo y aumentar los de prevención. Comunicando a los profesionales de la salud y a los pacientes, las medidas adoptadas y en su caso, recomendaciones. Lo anterior nos permite: a) Dar información a los profesionales de la salud en temas de interés. b) Apoyar la regulación de medicamentos. c) Brindar educación a los profesionales de la salud de pre o postgrado, que requieren estar informados acerca de aspectos importantes de farmacovigilancia, y así estimular el conocimiento y la participación en el Programa Permanente de Farmacovigilancia. Los datos obtenidos en farmacovigilancia son confidenciales por lo que su uso no debe ir en contra de la privacidad y secreto médico. Es un principio ético que los datos personales que son para un propósito específico, no se usen con otros propósitos. Esto significa que estos datos solamente deben ser usados para mejorar la salud pública.