PROYECTO 6493 DE LEY EXPTE.D-252/09 NEUQUÉN, 14 de agosto de 2009 SEÑORA PRESIDENTA: Tengo el agrado de dirigirme a usted a efectos de elevarle para su consideración el presente proyecto de Ley a través del cual se declara patrimonio cultural del Neuquén al santuario creado en el paraje San Ignacio para albergar los restos de Ceferino Namuncurá. Sin otro particular, hago propicia la oportunidad para saludarla muy atentamente. LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DEL NEUQUÉN SANCIONA CON FUERZA DE LEY: Artículo 1° Declárase patrimonio cultural de la Provincia del Neuquén al santuario creado en la localidad de San Ignacio, Provincia del Neuquén, para albergar los restos del beato Ceferino Namuncurá en su eterno descanso. Artículo 2° Comuníquese al Poder Ejecutivo. FUNDAMENTOS Ceferino Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886 en la localidad de Chimpay, Provincia de Río Negro. Era hijo del cacique indígena Manuel Namuncurá, heredero de Calfucurá -jefe mapuche que resistió largamente a los blancos en su avanzada hacia las tierras del sur- y de una cautiva, Rosario Burgos. En la navidad de 1888 es bautizado por el padre Domingo Milanesio y su acta de bautismo se encuentra en la Parroquia de Patagones, a cuya jurisdicción pertenecía todo Río Negro. De acuerdo a los testigos fue un hijo cariñoso y fiel, capaz de ayudar a sus padres desde muy pequeño acarreando leña desde el amanecer para ahorrar ese trabajo a su madre. A los 3 años cae accidentalmente en el río y es arrastrado violentamente por la corriente; progresivamente es devuelto a tierra cuando sus padres desesperaban de volverlo a ver. A los 11 años, viendo cómo el pueblo mapuche va siendo arrinconado en la miseria, decide ir a Buenos Aires para ayudar a su raza, como alumno del Colegio Salesiano Pío IX. Allí descubrió su vocación: quería ser sacerdote para llevar a la gente de su raza el mensaje del Evangelio. En febrero de 1903 entró al aspirantado salesiano en el Colegio San Francisco de Sales en Viedma. Allí su salud, minada desde unos años antes por la tuberculosis (la enfermedad contra la cual la raza mapuche no tenía defensas) se resintió en forma extrema. Monseñor Cagliero decidió llevarlo a estudiar a Roma, creyendo que el cambio de clima lo beneficiaría. Una vez en Roma es recibido por el Papa Pío X, frente al cual pronuncia un breve discurso. Su salud continuaba desmejorando y finalmente, al año de encontrarse en Roma, fallece. Era el 11 de mayo de 1905 y todavía no había cumplido los 19 años. Años después sus restos fueron trasladados a la localidad de Pedro Luro, en la Provincia de Buenos Aires. En Chimpay, su lugar de nacimiento, se conmemoran muy especialmente las fechas de su muerte y nacimiento. Esta última, en particular, da lugar a toda una semana de festejos que culminan el domingo posterior al 26 de agosto con una tradicional procesión que llega hasta el monumento a Ceferino. Editado en Dirección de Diario de Sesiones HLN diariosesiones@legislaturaneuquen.gov.ar En el 2007 Ceferino fue beatificado en Chimpay por disposición del Papa Benedicto XVI. Los restos del hoy beato fueron repatriados en 1924 y depositados en el santuario de Fortín Mercedes, a orillas del Colorado. El día 13 de agosto de 2009 comienza a representar una fecha histórica para todos los neuquinos y fieles de otros rincones del país y el extranjero. Luego de 85 años de espera los restos de nuestro santo, Ceferino, descansan cerca de su familia. Para resguardar los restos del beato fue creado un monumento con características especiales, distintivas de sus orígenes y tradiciones. El santuario ubicado a dos kilómetros de la escuela y centro comunitario de San Ignacio, fue diseñado con forma de “kultrum”, que es el tambor típico de la cultura mapuche y está edificado sobre la piedra que uno de los respetados mayores de la comunidad usaba para ayudarse a subir a su caballo y que ahora así como sostiene los restos del beato, ayuda a los creyentes que asistan a su morada final a sostenerse en las adversidades y elevarse espiritualmente. San Ignacio, el pueblo que será foco de futuros peregrinajes, se encuentra a 60 km de Junín de los Andes y presenta las problemáticas propias de una tierra expuesta a las inclemencias climáticas y acostumbrada a las carencias materiales. El santuario, con forma de kultrum, reposa ahora al pie del cerro que también fue bautizado con el nombre de “Ceferino”. Pasaron 85 años hasta que los restos del santo fueron finalmente destinados al campo donde vive aún su familia y el viento resopla las palabras de sus ancestros. Por los motivos expuestos, pido el acompañamiento del presente proyecto. Fdo.) FIGUEROA, Rolando Ceferino -Bloque MPN- Editado en Dirección de Diario de Sesiones HLN diariosesiones@legislaturaneuquen.gov.ar