PERDÓN MENSAJE 20160521 Sus muchos pecados le son perdonados Lectura Lucas 7: 36-47 Aprender Lucas 7: 47 Un fariseo invita a Jesús a su casa. Lucas 7: 36 “Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.” Jesús acepta la invitación del fariseo; es posible que el fariseo estaba agradecido con él por algún milagro o beneficio recibido; o tal vez su invitación fue porque quería algo de Jesús; ya que Jesús hacía muchos milagros y maravillas. Este fariseo sabía lo importante que era que Jesús venga a nuestra casa. Demostración de agradecimiento. Lucas 7: 37-38 “Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; 38y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume .” Esta mujer había sido una pecadora, era una mujer de la vida fácil, pero había recibido el perdón de Jesús. Esta mujer estaba tan agradecida con el Señor, porque ella sabía cuánto le había perdonado; ella había vivido una vida desordenada; ella iba derech o al abismo, pero Jesús le perdonó sus pecados, y le cambió su vida. Es por eso que cuando ella se entera de que Jesús estaba en la casa del fariseo, pensó en venir a demostrar su agradecimiento por haber sido perdonada. Trajo un frasco de alabastro con perfume. Era un perfume muy costoso, pero a ella no le importó, ella trajo ese perfume para ungir los pies de Jesús, ya que estaba muy agradecida por el perdón de sus pecados. Lo que Jesús había hecho por esta mujer era más valioso que el perfume. Se puso atrás de sus pies, llorando. Ella quería demostrar a Jesús su amor y su agradecimiento. Ella lloraba a los pies de Jesús, ella sabía que siendo ella una pecadora, Jesús la había perdonado, la había recibido, y había borrado todos sus pecados. Regó con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos. Esta mujer regó los pies de Jesús con sus lágrimas; ella no paraba de llorar, a los pies de Jesús, ella agradecía su perdón, y enjugaba sus pies con sus cabellos. Besaba sus pies, y los ungía con el perfume. Era tal el agradecimiento por el perdón de sus pecados, que ella besaba los pies de Jesús y los ungía con el perfume. Con ése perfume costoso ella ungía; ella demostraba su agradecimiento y su amor por aquel que le perdonó sus muchos pecados Lucas 7: 39 “Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Éste, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.” El corazón del fariseo no era recto; él sabía quién era aquella mujer, el fariseo sabía la clase de mujer que había sido. Lo que no sabía era que Jesús también la conocía, y le había perdonado sus pecados. El fariseo empezó a pensar mal de Jesús, y mostró lo que verdaderamente había en su corazón. El fariseo no creía en Jesús. A quien se le perdona más. Lucas 7: 40-43 “Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro. 41Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; 42y no teniend o ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? 43Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado” Jesús le da una enseñanza a Simón el fariseo. Jesús hace pensar a Simón, con el ejemplo de aquellos dos deudores que debían dinero а su acreedor, uno debía 500 denarios y otro 50; pero los deudores no tenían con qué pagar, así que el acreedor perdonó a ambos. Jesús le hace la pregunta a Simón: ¿cuál de ellos amará más a su acreedor? La respuesta de simón fue correcta “Pienso que aquel a quien perdonó más.” Está claro que a quien se le perdona más, amará más. Siempre veremos que una persona que no tenía esperanza, que estaba totalmente perdida en el pecado, al ser perdonada, inmediatamente amará a aquel que le perdonó sus muchos pecados. Jesús mira tú agradecimiento por su perdón. Lucas 7: 44-46 “Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. 45No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. 46No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.” Jesús le sigue enseñando a Simón. ¿Ves ésta mujer? Jesús empieza a resaltar lo que la mujer había hecho en agradecimiento, y para demostrarle amor a Jesús por haberle perdonado todos sus pecados; pero también le hace ver a Simón que él no había demostrado su agradecimiento y su amor por el perdón de sus pecados, pero ésta mujer no cesaba de besar sus pies. Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies. Jesús había venido a la casa de Simón, pero éste no le había recibido como Jesús merecía. Simón no le había dado agua para que Jesús lavara sus pies, la mujer había regado sus pies con sus lágrimas y los había enjugado con sus cabellos. Entré en tu casa, y no me diste beso. Ni siquiera lo había recibo como debía, ni un beso, nada para atender bien a Jesús; pero la mujer desde que Jesús entró no había parado de besarle los pies. Entré en tu casa, no ungiste mi cabeza con aceite. Jesús le hace ver a Simón lo que no había hecho por él. “Entré en tu casa y no me atendiste, no me demostraste tu agradecimiento y tu amor”. “más ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.” “más ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies” “más ésta ha ungido con perfume mis pies.” Sus muchos pecados le son perdonados. Lucas 7: 47 “Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.” ¿Sabes cuánto pecado te ha perdonado el Señor? ¿Estás demostrando tu agradecimiento y tu amor al Señor por haberte perdonado tantos pecados? Él nos ha perdonado muchos pecados, y debemos ser agradecidos y también demostrar nuestro amor por el perdón de nuestros pecados. Debemos demostrar nuestro agradecimiento, amándole y sirviéndole con toda el alma y con todo el corazón. PERDÓN VISION 20160519 Perdonemos, si queremos ser perdonados Jesús nos enseñó los principios del reino para que podamos tener un estilo de vida diferente al que el sistema de este mundo le enseña a toda la humanidad pérdida. Nosotros como hijos de Dios, como herederos del reino de los cielos, no podemos seguir bajo el sistema de este mundo, porque, aunque estamos en el mundo, no somos de este mundo. No podemos proceder según los instintos carnales, sino que debemos adoptar el sistema del reino de los cielos, debemos vivir según los principios del reino de los cielos. Y uno de ellos es: perdonar. La voluntad de Dios es que tengamos presente, que no podemos guardar rencor ni resentimiento en el corazón, aunque nos hayan fallado, nos hayan ofendido, o, nos hayan agredido. Debemos perdonar. Marcos 11: 25-26 “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”. El Señor enseña en su palabra que cuando estemos orando nuestro corazón debe estar limpio. Limpio de odios, de resentimientos, de rencores o de deseos de venganza. Cuando estemos orando debemos perdonar, debemos orar por aquellos que nos han agraviado; debemos bendecir a aquellos que nos persiguen, que nos vituperan. Si queremos ser perdonados, también debemos perdonar. Muchas veces fallamos, cometemos faltas, y tenemos que volvernos a nuestro Padre y pedir perdón, porque necesitamos su perdón. Pero también a nosotros nos han hecho mal, y debemos perdonar. Nosotros necesitamos ser perdonados, entonces, perdonemos, si tenemos algo contra alguno. Si no perdonamos, tampoco recibiremos perdón. Porque si no lo hacemos, tampoco nuestro Padre nos perdonará nuestras faltas o nuestras ofensas. Jesús nos enseña el perdón que debemos practicar en todo tiempo. Como hijos de Dios y herederos del reino, debemos estar dispuestos a perdonar. El Señor nos está diciendo que si te hicieron algo muy grande o pequeño, perdonemos de todo corazón, sin guardar nada, ningún rencor, ningún resentimiento, y ningún deseo de venganza, o deseo del mal. Debemos bendecir y no maldecir. Cuando hay perdón en nuestro corazón, entonces también podrá salir palabra de bendición hacia aquellos que nos persiguen y nos ultrajan. Mateo 5: 44 “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” Romanos 12: 14 “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis”. Debemos perdonar, si queremos ser perdonados. Lucas 6: 31 “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”.