Excma. Sra Dª Pilar Farjas Abadía Consejera de Sanidad de la Xunta de Galicia Edificio Administrativo Sano Lázaro, s/n 15703 Santiago de Compostela D. Manuel Martín , con D.N.I..... en nombre y representación de la Plataforma en defensa de la sanidad pública integrada por ,,,,,,,,,,.y con domicilio a efecto de notificaciones en la C- ........... de Vigo. EXPONE PRIMERO.- El 27 de enero de 2010 se publicó en el Diario Oficial de Galicia, la Resolución del 20 de enero de 2010 de la Dirección de Recursos Económicos del Servicio Gallego de Salud, por la que se somete la información pública el estudio de viabilidad económico-financiera de la concesión de obra pública para la redacción del proyecto, financiación, construcción y explotación de determinados servicios, no clínicos, complementarios para el joven hospital de Vigo. SEGUNDO.- Que en el texto de la Resolución pode leerse que dicto trámite de información pública se efectúa para dar cumplimiento al previsto en el artículo 112.6º de la Ley 30/2007, del 30 de octubre, de contratos del sector público. TERCERO.- Que de acuerdo con el anterior a Consejería de Sanidad decideu por en marcha a construcción del Joven Hospital de Vigo, bajo un esquema de contrato administrativo de concesión de obra pública que supone la explotación y la gestión personal de determinados servicios sanitarios del hospital. CUARTO.- La financiación y gestión pública del Joven Hospital de Vigo ya estaba asegurada que anterior Administración sanitaria. Al largo de los últimos años se desarrolló hasta su completa finalización un Plan Estratégico y un Plan Funcional para el Joven Hospital, que contó con una amplia participación y consenso de los profesionales del Complejo Hospitalario de Vigo y también un Plan Sectorial de Incidente Supramunicipal para la gestión urbanística de los terrenos así como un proyecto arquitectónico acorde con dicho Plan Funcional. Todos estos procedimientos imprescindibles estaban finalizados. Por parte del Consello da Xunta, ya se realizó la declaración de urgente ocupación que permite iniciar las expropiaciones y adjudicar la obra. Paralelamente, habida cuenta las limitaciones al endeudamiento y su consolidación en las cuentas públicas establecidas polo Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE y la Ley de Estabilidad Presupuestaria, se aprobó ponerlo Consejo de la anterior Junta un Plan Económico-Financiero por lo que se consignaba en una empresa pública ( SPI, Sociedad Pública de Inversiones ) el presupuesto necesario para poder acometer la financiación de esta infraestructura fundamental para Vigo y diferir el pago en el tiempo. QUINTO.- Que llegada al gobierno da Junta da actual Administración Sanitaria, ve progresivamente dibujándose el giro radical del modelo de financiación y gestión pública previsto, a uno de concesión administrativa de obra pública tipo PFI (Iniciativa de Financiación Personal). Esta circunstancia coloca a Vigo, nuevamente (POVISA, Entidades Públicas Empresariales, Fundaciones con anterioridad ), en un escenario del ensayo en Galicia de modelos de financiación y gestión privados en los servicios sanitarios públicos. La joven Administración pública sanitaria aprovecha la gestión urbanística del terreno, utiliza el proyecto arquitectónico realizado, modifica el Plan Funcional, reduciendo 406 camas de hospitalización en el conjunto del Area y 160 en el Joven Hospital de Vigo y bajo el argumento de los supuestos beneficios que en eficiencia y calidad de los servicios producen las técnicas propias de los mercados privados en la gestión de servicios públicos, decide, sin elaborar documento alguno de evaluación previa (artículo 118 da Ley 30/2007, del 30 de octubre, de contratos del sector público) que el modelo de financiación y gestión, vía concesión administrativa de obra pública, con explotación de determinados servicios sanitarios y áreas comerciales es el más idóneo para el interés general de la ciudadanía. Dentro del plazo legalmente establecido al efecto se presentan las siguientes: ALEGACIONES 1.- En cuanto a los defectos en la tramitación de la concesión. El 27 de enero de 2010 se publicó en el Diario Oficial de Galicia, la Resolución del 20 de enero de 2010 de la Dirección de Recursos Económicos del Servicio Gallego de Salud, por la que se somete la información pública el estudio de viabilidad económico-financiera de la concesión de obra pública para la redacción del proyecto, financiación, construcción y explotación de determinados servicios, no clínicos, complementarios para el joven hospital de Vigo (en adelante la "Resolución") En el texto de la Resolución pode leerse que dicto trámite de información pública se efectúa para dar cumplimiento al previsto en el artículo 112.6º de la Ley 30/2007, del 30 de octubre, de contratos del sector público (en adelante la ?Ley?). El artículo 112.1º y 112.2º de la Ley se refiere al deber de la Administración concedente, en nuestro caso el SERGAS, de realizar un estudio de viabilidad que contenga, al menos, los datos, análisis, informes o estudios que procedan sobre ocho diferentes puntos, que son los siguientes: la) Finalidad y justificación de la obra, así como definición de sus características esenciales. b) Previsiones sobre la demanda de uso e incidente económico y social de la obra en su área de influencia y sobre la rentabilidad de la concesión. c) Valoración dos datos e informes existentes que hagan referencia al plan sectorial, territorial o urbanístico. d) Estudio de impacto ambiental cuando este sea preceptivo de acuerdo con la legislación vigente. En los restantes casos, un análisis ambiental de las alternativas y las correspondientes medidas correctoras y protectoras necesarias. y) Justificación de la solución elegida, indicando, entre las alternativas consideradas sí tratara de infraestructuras viarias o lineales, las características de su trazado. f) Riesgos operativos y tecnológicos en la construcción y explotación de la obra. g) Coste de la inversión a realizar, así como el sistema de financiación propuesta para la construcción de la obra con la justificación, asimismo, del origen de esta. h) Estudio de seguridad y salud o, en su caso, estudio básico de seguridad y salud, nos tener previstos en las disposiciones mínimas de seguridad y salud en obras de construcción. El artículo 112.6º de la Ley 30/2007, a lo que se refiere el texto de la Resolución, establece que la Administración concedente, y decir el SERGAS, pode acordar motivadamente el relevo del estudio de viabilidad a que se refiere el apartado anterior (artículo 112.1º y 112.2º) por un estudio de viabilidad económicofinanciera cuándo por la naturaleza y finalidad de la obra o por la cuantía de la inversión requerida considerara que este es suficiente. De la lectura de la Resolución resulta evidente que el SERGAS decidió en un determinado momento, sustituir un estudio mas detallado y completo, lo de viabilidad especificado en el artículo 112.1º y 112.2º de la Ley, por otro menos extenso, riguroso y exigente en su contenido, lo de viabilidad económico-financiera del artículo 112.6º de la Ley, que es lo que ahora se somete a la obligada información pública. El acuerdo en virtud del que se sustituye el estudio de viabilidad polo de viabilidad económico-financiero no pode en ningún caso alcanzar la consideración de motivado, a lo que textualmente obliga el citado artículo 112.6º de la Ley, pues ni siquiera se produjo por parte de la Administración concedente (SERGAS). Las consecuencias de sustituir el estudio de viabilidad polo de viabilidad económico-financiera son muchas, pero una de las madres negativas se centra en el hecho de sustraer a los agentes sociales, fundamentalmente las organizaciones sindicales, el trámite de información pública sobre todo el referente a los datos, análisis, informes o estudios sobre seguridad y salud, nos tener previstos en las disposiciones de seguridad y salud en obras de construcción recogidos en el artículo 112.2º letra h de la Ley. Desde el punto de vista del necesario compromiso que seguridad y salud de los trabajadores, el expresado en el apartado anterior, es, simplemente inaceptable. En el estudio de viabilidad económico-financiera, que el SERGAS somete ahora la información pública, no contiene referencia alguna a los apartados b (previsiones de demanda, incidente económico y social de la obra y rentabilidad), f (riesgos operativos y tecnológicos tanto en la construcción como en la explotación de la obra) y h (citado estudio de seguridad y salud en el perímetro concesional) del artículo 112.2º de la Ley 30/2007 de contratos del sector público. 2.- En cuanto a perjuicio que el SERGAS hace a los recursos económicos dos ciudadanos. En la página 12 del documento Régimen de Utilización y explotación da Obra del Joven Hospital de Vigo, o SERGAS determina que la retribución da Sociedad adjudicataria también incluye ingresos por explotación de zonas comerciales, procedentes de terceros (usuarios), distintos da Administración, destacando entre otros ( cafeterías, locales comerciales, máquinas de vending?) o servicio de aparcamiento. En el Régimen de Utilización y Explotación da Obra, o SERGAS está la perjudicar claramente el interés general da ciudadanía, al conceder graciosamente, la explotación comercial de uno de los mayores aparcamientos de vehículos de Galicia, la una empresa personal ( la Sociedad ) pues no se establece ningún tipo de contrapartida, habida cuenta además que dicho aparcamiento se construirá en terrenos de dominio público. 3.- En cuanto a la sumisión de la actividad de la Administración a criterios jurídicos constitucionales. Entre ellos se destacan os siguientes: la) los Tribunales de Justicia, de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa, segundo se desprende del artículo 153 CE, han de controlar esa plena sumisión de la Administración a la legalidad (arts. 106.1 y 153 CE) b) entre los elementos más esenciales del ordenamiento que vincula a la Administración destacan la necesidad de que su actuación sirva de modo objetivo a los intereses generales predeterminados en aquel (art. 103.1 CE) y se justifique causalmente en ellos de forma suficientemente proporcionada o adecuada (art. 106.1 CE) c) el principio constitucional de igualdad vincula con especiales acentos a la Administración en toda su actuación, imponiéndola específicas formas a su actuación que la salvaguarden (arts. 1, 14, 31, 33.3 y 106.2 CE) d) el Estado y el incluso ocurre con las demás entidades públicas sólo pueden actuar sometiéndose nos sus gastos a las previsiones presupuestarias públicas debidamente aprobadas (art. 134 CE) y) existe una necesaria regulación legal específica de todos los bienes públicos, tanto sí son demaniales, como si su naturaleza es patrimonial (art. 132 CE), por lo que su tráfico y uso se sujetan la reglas que no serán coincidentes con las de derecho personal; como defiende, con toda solvencia, MARTÍNEZ LÓPEZ MUÑIZ. 4.- En cuanto a la sumisión de la actividad de la Administración al derecho administrativo. El art. 251.1 de la Ley de Contratos del Sector Público establece que ?en ningún caso podrán prestarse por gestión indirecta los servicios que impliquen ejercicio de la autoridad inherente a los poder públicos?, lo que, unido a la consideración de que las prestaciones sanitarias son necesarias e imprescindibles para la vida social y a cuyo objeto las presta el Estado, con implicación del ejercicio de los principios de soberanía y de autoridad, debemos asumir la existencia de una reserva de competencias o funciones públicas en materia de asistencia sanitaria a la Administración Pública, entendida en sentido orgánico-subjetivo, lo que significa que las funciones públicas de asistencia sanitaria deben ser desempeñadas por la Administración Pública entendida en sentido orgánico y por tanto, en régimen de Derecho administrativo, dada la configuración de la Administración Pública, en este sentido, como garantía institucional. 5.- En cuanto a que o contrato de concesión de obra pública no sirve para gestionar servicios sanitarios públicos porque no son ?explotables? y que en realidad tratar de un contrato público de obras cuya financiación se efectuaría a través de la concesión de dominio público. Para hablar de servicio público deben cumplirse dos presupuestos: la) su objeto material debe consistir en un servicio en sentido técnico, esto es, una prestación de dar o hacer a favor de un tercero, en concreto, una obligación de hacer, no solo de permitir la actuación del tercero ?uso de un bien- por mucho que eso exija mantener el bien en condiciones de ser usado ?no hay servicio en la autopista de peaje-. b) ese servicio debe ser público, por tanto, competencia de la Administración Pública por mandato legal, sea o no en régimen de exclusividad. En este caso, el régimen jurídico aplicable es lo del contrato de gestión de servicio público con ejecución de obra (artículo 8 LCSP). El dicho permite dudar que la construcción y explotación de un hospital tenga encaje en el objeto propio de esta modalidad concesional. La asistencia sanitaria es una prestación -obligación de hacer- a favor de los pacientes con pleno derecho la ella que obliga a las Administraciones sanitarias. No basta con el uso o mera posta a disposición del hospital; es más, el inmueble sin medios no merece ese calificativo. El hospital identificado con los servicios médico-sanitarios no es ?explotable?; es más, sí se quisiera encomendar esos servicios a un contratista, la modalidad contractual sólo podría ser la concesión de servicio público. Como máximo, en un centro sanitario público el explotable es la disponibilidad del edificio, en tanto que inmueble ?una suerte de arrendamiento-, y los servicios accesorios o complementarios ?lavandería, catering, vigilancia, cafetería-, tradicionalmente, contratados mediante contrato de servicios. Partiendo de este razonamiento, y considerando que los hospitales públicos no son infraestructuras susceptibles de explotación frente a terceros, que el único usuario sería la propia Administración, que la contraprestación que obtiene el concesionario consiste de manera casi exclusiva en el abono de un canon por la Administración concedente en concepto de uso del bien inmueble, y que el concesionario no asume riesgos de explotación, lo cual constituye un factor esencial, el más ajustado a Derecho es considerare que en realidad estamos ante un contrato público de obras cuya financiación se efectuaría a través de la concesión de dominio público. 6.- En cuanto a que estas inversiones diferidas no contabilicen cómo capital gastado según os criterios de Maastricht para los préstamelos del sector público en el sistema de contabilidad europeo (S.E.C. 95). La valoración presupuestaria (y contable) de la concesión de obras públicas tiene otra vertiente, la relativa a su inclusión o no en las cuentas de la Administración concesionaria lo cual depende, en última instancia, de quien asume el riesgo sobre la inversión (obra), la disponibilidad del inmueble y frecuentación o uso del incluso, y, en su caso, en que grado. No se trata de una cuestión retórica, esta aproximación es clave a la luz de las normas comunitarias que disciplinan el gasto y el endeudamiento público. La referencia normativa es la citada más atrás, básicamente el Reglamento (CEE) 2223/96 (Reglamento SEC- 95) y, en orden a su interpretación, el Manual SEC-95 sobre el déficit público y la deuda pública. Segundo la misma normativa y criterio interpretativo, es posible identificar tres clases de riesgo: - Risco de construcción ?inversión en la obra-, que incluiría retrasos en la entrega, existencia o no de cláusulas penitenciarias por demora. - Risco de disponibilidad ?calidad del servicio-, que abarcaría a no entrega de las instalaciones o de la calidad contratada, el incumplimiento de los parámetros de calidad establecidos. - Risco de demanda o frecuentación ?variabilidad de la demanda-, que hace recaer sobre lo concesionario el mayor o menor número de usuarios, de uso de los servicios contratados. Pues bien, en el caso analizado, lo del Joven Hospital de Vigo, el riesgo de inversión es escaso en tanto que el suelo es acercado por la Administración, la obra revierte, en caso anticipado con pago de indemnización, y, además, el bien quieta afectado el servicio público, aun siendo aún personal (hasta el acte de recepción formal). En cuanto al riesgo de disponibilidad, las cláusulas penitenciarias, ciertamente, trasladan una parte de riesgo al concesionario, por más que es inimaginable que la Administración ?abandone? la obra pública en caso de incumplimiento de los estándares de calidad (antes al contrario, acudirá al secuestro para asegurar un bien afecto al servicio público sanitario). Por último, el riesgo demanda (frecuentación), el pliego lo excluye cómo causa de responsabilidad de la Administración, con eso atiende el parámetro hoy vigente: la dependencia del número de usuarios (como el peaje en sombra), que permite computarlo cómo gasto no como deuda. Ben es cierto que no pode olvidarse que el 40% de la cantidad máxima anual está garantizada cómo cantidad fija. Con todo, más allá del criterio contable, no pode olvidarse que los hospitales se incorporan la una planificación territorial de los servicios que asegura uno ?mercado cautivo? de pacientes y con él un notable grado de estabilidad en la ocupación y, además, que el pagador es la Administración con hondos públicos presupuestarios polo uso de un bien afecto a un servicio público, a lo que, la diferencia de los conciertos, revertirá al terminar el contrato. 7.- En cuanto a que para poder cumplir con los criterios del Reglamento SEC-95 en base a la transferencia de riesgos y pago por disponibilidad y calidad, no hace falta recurrir la un modelo que entrega en manos de la empresa personal, la explotación de servicios sanitarios y por tanto sujetos a criterios de beneficio industrial. Habida cuenta las limitaciones al endeudamiento y su consolidación en las cuentas públicas, establecidas polo Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE y la Ley de Estabilidad presupuestaria (Reglamento SEC-95), el gobierno de la anterior Xunta de Galicia aprobó un Plan Económico-Financiero, por lo que se consignaba en una empresa pública ( SPI, Sociedad Pública de Inversiones ) el presupuesto necesario para poder acometer, entre otras, la financiación del Joven Hospital de Vigo y diferir el pago en el tiempo, permitiéndose así acortar los plazos de construcción y la disponibilidad lo pones SERGAS de las instalaciones 8.- En cuanto a la verdadera naturaleza de la concesión de obra pública y la debida integralidad y continuidad del servicio destinado a la recuperación de la salud. En relación a la consideración de la utilización de formas de gestión procedentes del Derecho privado en el desempeño de una competencia pública asistencial, tenga o no la consideración de privatización del público y que, por parte del Gobierno de la Xunta de Galicia se exponga que las claves de la ?concesión? de la obra ?pública? parten de la base argumental de asegurar reiteradamente que se realiza proclamando su naturaleza pública, debemos hacer constar, con todo, que esta naturaleza es violentada en gran parte de su contenido. La definición de carácter público es mucho más amplia que la que atañe al ámbito nominal de la forma jurídica de la titularidad. El carácter público viene definido también por otras dimensiones que, en casi toda su dimensión, si desmoronan con la ?joven definición? del gobierno de la Junta. En el concurso público (este sí que lo es) para conceder la obra a entidad (o entidades) personal/s se estipula una divisoria artificial entre lo que es público, en tanto que actividad y contenido, y lo que pode consistir en una gestión y usufructo personal. Por una parte, se afirma que la titularidad seguirá siendo pública, en tanto que la conserva el concesor de la obra, así como parte de su contenido y responsabilidad, en función de que la provisión de instrumental, equipamiento e infraestructuras básicas, así como el mantenimiento de este, al tiempo que la garantía de prestación de servicios médico-sanitarios y actividades de diagnóstico, procederán del SERGAS cómo entidad proveedora. Por otro lado, se identifican un conjunto de servicios ?residenciales? que serán de aprovechamiento, gestión y provisión personal. Estos servicios residenciales serán responsabilidad de un concesionario privado y coinciden con un entramado de actividades auxiliares fundamentales para el funcionamiento de un hospital como una entidad sanitaria integrada e integral. Se les denomina servicios residenciales no sanitarios, y se les transfiere para su explotación a la sociedad concesionaria que obtenga los méritos en concurso público. Cualquier mínimo análisis de las condiciones de concesión de la obra desmiente y contradice los objetivos de asegurar el carácter público de los servicios sanitarios más allá de la formalidad nominal. Por el contrario, amenaza dicta naturaleza. El objetivo proclamado no resiste el examen de su coherencia con las condiciones del concurso. Por otro lado la transferencia de la concesión de la explotación de estas actividades amenaza a integralidad de un servicio sanitario que depende de la actividad, calidad y continuidad de unos servicios imprescindibles en el ámbito de la prestación de este servicio colectivo básico -lo de la salud-, pilar crucial del que hasta hoy se entendió Estado del Bienestar. 9.- En cuanto a las condiciones de empleo del personal de las actividades transferidas. Se expone en el pliego sometido la información pública, que se mantendrán los puestos de trabajo, con todo, el trasvase de parte de su explotación a manos personales lleva que cualquier contratación dentro de las actividades transferidas no tendrá que ser necesariamente mediante unas condiciones de empleo incluidas en el régimen laboral del sector público (retribuciones, jornadas máximas y descansos, criterios de acceso a plazas, formación, promoción, seguridad y salud laboral, conciliación familiar etc.). El escenario es lo de una subcontratación explícita y una privatización indirecta -y seguramente directa de la joven contratación- de la gestión de personal de las actividades transferidas. 10.- En cuanto a la reducción de personal de las actividades transferidas y merma de la cantidad y calidad de los servicios. El sometimiento de la empresa personal a criterios de rentabilidad económica y necesidad de beneficios, entraña reducción de personales de las actividades transferidas. La empresa personal responderá con medidas de contención de costes, mayoritariamente laborales por su mayor representación respeto al total, y merma de la cantidad y calidad de los servicios que presta, ante cualquier eventualidad, que pueda surgir durante lo amplio período de concesión (sobrecarga asistencial por epidemias estacionales o no u otras causas de incremento de demanda sanitaria) 11.- En cuanto a la doble dependencia del personal de la empresa concesionaria y la disfuncionalidad operativa consecuente. Una cuestión especialmente delicada se expone al redora de la doble dependencia del personal de la empresa concesionaria destinado la tareas auxiliares de los profesionales sanitarios. Los pliegos que rigen los contratos de concesión de obra pública de los hospitales madrileños establecen que este personal dependerá orgánicamente de la sociedad concesionaria y funcionalmente de los Directores, Subdirectores, Jefes de Servicio y Jefes de Sección de la Administración contratante. Esta doble dependencia podría enturbiar la distinción entre la contratación de servicios para su prestación por terceros y la cesión ilegal de trabajadores. En efecto, la jurisprudencia vino considerando, de manera constante, que existe una contrata lícita cuando la empresa auxiliar cuenta con su propio patrimonio, organización y medios de producción tanto personales como materiales, sin que se trate de una mera ficción o apariencia ejerciendo los poderes empresariales que le son propios (SSTS de 11 de octubre de 1993, 7 de marzo de 1988 y 12 de septiembre de 1988 y STSJ de Madrid de 6 de octubre de 2003). En este sentido viene la colación el propio TSJ de Andalucía en sentencia de 6 de abril de 2001, tras restar importancia al criterio del lugar donde lleva a cabo a actividad señala que el fundamental ?no es donde los trabajadores trabajan, sino quien impartía las órdenes e instrucciones para lo desempeño del dicho trabajo y, en definitiva, ejercía el poder directivo propio de la función empresarial?, debiendo apuntar que el hecho de que sea la empresa contratista a que ejerza las potestades disciplinarias no impide que pudiera considerarse que, en terminados casos, estos contratos propicien supuestos de cesión ilegal de mano de obra en el marco de un contrato limitado a suministrar mano de obra para la empresa principal, en este caso, la Administración, tal y como así confirmó el TS en sentencia de 12 de diciembre de 1997. 12.- En cuanto a la fragmentación laboral entre empleados públicos y trabajadores de la empresa personal concesionaria y el encaje del resultado de este modelo de concesión en el Estatuto Marco. Parece evidente, por tanto, que existen suficientes motivos para afirmar que la coexistencia de esta multiplicidad de regímenes jurídicos, y la diversificación de los vínculos de dependencia orgánica y funcional de los trabajadores encargados de la prestación de los diferentes servicios que integran la compleja actividad de un centro hospitalario, no parece que pueda considerarse un elemento positivo de este modelo propuesto de concesión de obra pública, sino más bien un probable foco de fricción entre los diferentes tipos de personal que ineludiblemente tenderá a dificultar la labor de gestión de estos jóvenes hospitales. Esta especie de esquizofrenia jurídica, laboral y organizativa en materia de recursos humanos se despliega justo en el momento en que el Estatuto Marco atribuida claramente por potenciar los procesos de integración orientados a lograr una mayor homogeneidad en los personales de personal de las instituciones sanitarias para, de este modo, favorecer una más racional y eficiente política de gestión de recursos humanos. En este sentido, conviene recordar que la Disposición Adicional Quinta del Estatuto Marco, en relación con el art. 2 del incluso texto legal, pone de manifiesto a clara e inequívoca vocación uniformadora de los diferentes regímenes jurídicos de personal al servicio de instituciones sanitarias, lo que se hace extensivo mismo respeto del personal dependiente de los centros sanitarios concertados, segundo se desprende de la Disposición Adicional segunda del propio Estatuto Marco. 13.- En cuanto a la integralidad del servicio sanitario. Esta falsa divisoria entre servicios ?sanitarios? y ?no sanitarios? supone un subterfugio que violenta la integralidad del servicio de salud público que supone la instalación de un hospital, cuyo funcionamiento requiere de una consistente y garantizada presencia de actividades auxiliares. Justo las actividades de mantenimiento integral del edificio (acaso no tiene un papel de conservación y higiene decisivos para la salud de los pacientes y el personal médico y auxiliar?), la gestión de residuos urbanos sanitarios, la lavandería, el apoyo administrativo, desinfección y desratización, conservación del entorno, servicios de limpieza y servicios de bar y restaurante (por no incluir otros servicios mencionados absolutamente necesarios para la viabilidad de la vida del hospital como son la recepción, la gestión de almacenes, etcétera) entrañan una base clara del desarrollo y capacidad del hospital para con su finalidad. Cuidar de la finalidad de la atención colectiva y personal de la salud de la ciudadanía no pode estar sujeta a los intereses personales, guiados por la obtención de rentabilidad, que pode poner en tela de juicio (en posibles situaciones de crisis) la provisión personal disteis servicios de funcionamiento denominados ?no sanitarios?. La salud, como bien sabemos, es producto de un modo de vida; y por tanto depende de los recursos, las actividades y ritmos de la cotidianidad. Existe un amplio abanico de elementos que el SERGAS califica de ?no sanitarios? que, en la práctica, determinan día a día el estado de la salud de las personas que viven en nuestra sociedad, y con todo, todos admitiríamos que son imprescindibles para no por la en riesgo (la higiene de nuestras calles, los ritmos y condiciones de empleo y trabajo, los transportes, la calidad de en medio ambiente, lo tomar una decisión o tener un recurso determinado a tiempo respondiendo la necesidades reales, etcétera). Y la salud es cuestión especialmente sensible en un hospital donde los usuarios son justo pacientes enfermos que dependen de tener medios adecuados, entre los que se incluyen la comida, la limpieza, o que haya una correcta asignación (administrativa) de los recursos hospitalarios. A La parte de una buena atención médica. Y además, porque, por otra parte, a los hospitales acuden ciudadanos y no clientes. Particularmente, la atención médica, sin contar con los medios ?no sanitarios?, difícilmente se reportará adecuadamente. Y sí la atención médica responde la necesidades de la población paciente, pero los medios que están en su derredor se inclinan por una explotación personal que no siempre responde al incluso criterio, podemos encontrarnos con una amenaza potencial para la salud en momentos de crisis de la entidad concesionaria o en momentos donde sus decisiones se sostengan en el beneficio personal en detrimento de las prioridades de salud colectiva. Alguien pode entender que las condiciones de hospitalización de los pacientes en cuanto a estado de limpieza y conservación de las habitaciones, los aseos, las camas incluidas ropas y la alimentación, in ir más lejos, no tengan repercusión sobre el proceso continuo de atención y recuperación de la salud de los pacientes hospitalizados, de cada vez mayor edad media en base a las actuales previsiones demográficas?. 14.- En cuanto a la responsabilidad en materia laboral, de seguridad social y de prevención de riesgos laborales del personal destinado las actividades no asistenciales. En otra orden de cosas, la empresa concesionaria asume las responsabilidades en materia laboral, de seguridad social y de prevención de riesgos laborales respeto del personal disteis hospitales destinado al desarrollo de actividades no asistenciales. Con todo, no podemos despreciar la eventual responsabilidad solidaria que podría asumir la Administración sanitaria en el plano laboral y de Seguridad Social, a tenor del dispuesto en el art. 42 del Estatuto de los Trabajadores, ya que podría considerarse que la prestación es requerida por la Administración ?por razón de una actividad empresarial?, pues el art. 42.2 del Estatuto de los Trabajadores no excluye de su campo de aplicación a empresas carentes de ánimo de lucro o que no tengan forma societaria, de modo que bien podría concluirse que no hay impedimento jurídico para que la Administración asuma una responsabilidad solidaria en este terreno, tal y como manifestó el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en Sentencia de 15 de julio de 1997 o el Tribunal Supremo en Sentencias de 15 de julio de 1996, 27 de septiembre de 1996 y 18 de noviembre de 1996; punto que no está aclarado en absoluto en el proyecto sometido la información pública. 15.- En cuanto al régimen jurídico de la responsabilidad económica (civil o patrimonial) que pueda surgir como consecuencia de daños y perjuicios ocasionados a pacientes o usuarios en el marco de la asistencia dispensada en los hospitales gestionados bajo estas fórmulas. A pesar de las diferencias que pueden surgir en este campo en función del tipo de modelo participativo (concesión de servicio, concesión de obra pública, etc...) el cierto y común la todas ellas es que el contratista asume, en virtud del vínculo obligacional de que se trate, una serie de responsabilidades: por una parte, frente a la Administración en caso de incumplimiento y, por otro, frente a los terceros, debiendo indemnizar la estos polos daños y perjuicios que sufran en su persona o bienes con motivo de la ejecución del contrato, excepto que el daño se deba la una orden directa e inmediata de la Administración. Esta es la regla general admitida por la jurisprudencia de manera reiterada respecto a servicios públicos explotados por empresas personales en base a concesiones o contratos de gestión de servicios públicos. Con todo, que tipo de responsabilidad es el exigible en relación con daños producidos con ocasión de la asistencia sanitaria en hospitales en los que conviven prestaciones sanitarias públicas con servicios no estrictamente sanitarios explotados por empresas personales o sociedades públicas interpuestas en virtud de modelos de concesión de obra pública o de contratos in house? La pregunta no es en absoluto ociosa, pues no podemos olvidar que, además de los supuestos de responsabilidad estrictamente derivados de la asistencia sanitaria, nos encontramos en la práctica con daños derivados de prestaciones no sanitarias (los denominados riesgos de explotación) y otros en los que las prestaciones no asistenciales concurren en diferentes grados de intensidad a la producción del resultado dañoso (infecciones intrahospitalarias por deficiente mantenimiento o limpieza de los conductos de ventilación, etc...). La especial configuración del régimen de responsabilidad por asistencia sanitaria en estos supuestos se materializa, como ya se apuntó, no sólo en la vertiente procedimental, sino también en la sustantiva. Respeto de la primera, el paciente o usuario que sufra en un perjuicio atribuible al funcionamiento de servicios no estrictamente sanitarios en estos hospitales pode plantarse, bien reclamar ante la Administración responsable del centro por la vía de la responsabilidad patrimonial ?en cuyo caso entraría en juego a doctrina ya expuesta-, bien hacerlo frente a la empresa personal titular del servicio por la vía de la responsabilidad extracontractual, o bien interponer la demanda contra ambos conjuntamente. En estos casos podría producirse la ruptura de esa unidad jurisdiccional en el foro de la responsabilidad por asistencia sanitaria pública tan arduamente lograda al largo de las sucesivas reformas legislativas que se sucedieron entre 1992 y 2003. La fórmula de concesión de obra pública para la construcción y explotación de infraestructuras sanitarias supone el reabrir esta polémica con ocasión de las reclamaciones que los particulares interpongan frente a las entidades personales que gestionen los servicios no estrictamente sanitarios polos daños sufridos como consecuencia, como por ejemplo, de fracturas por caídas en el interior del hospital por encontrarse el suelo húmedo, intoxicaciones alimentarias, extravío de documentación clínica, etc... La constatación de que no estamos ante una hipótesis jurídica de laboratorio la encontramos en un reciente Auto de la Sala Especial de Conflictos de Competencia del Tribunal Supremo de 13 de octubre de 2006 que atribuye a la orden civil el conocimiento de una demanda por las lesiones sufridas por una limpiadora de una Fundación Pública Sanitaria (Fundación Hospital del Oriente de Asturias) al picarse con una aguja infectada en un quirófano. Este pronunciamiento, que parece reabrir nuevamente una polémica que parecía ya definitivamente superada, resulta especialmente trascendente a los efectos del presente trabajo toda vez que sustenta la competencia de la orden civil en el hecho de que los hechos debatidos, segundo se infiere del análisis de los escritos incorporados a las actuaciones del conflicto, no tienen relación alguna con la asistencia sanitaria pública concertada, ni aparece demandada la Administración Pública. A La luz de este reciente pronunciamiento de la Sala de Conflictos del Tribunal Supremo, las reclamaciones por daños acaecidos en hospitales gestionados bajo la fórmula de concesión que no se deriven de la actividad estrictamente sanitaria deben ser sometidas al conocimiento de los juzgados civiles y, por tanto, hurtadas al procedimiento administrativo y contencioso administrativo de responsabilidad patrimonial cuando el particular opte por no demandar a la Administración responsable del centro y dirigirse exclusivamente frente a la empresa titular del servicio generador del daño (limpieza, archivo de documentación clínica, cocina, mantenimiento, etc...). Este pronunciamiento abre un conflicto en la difícil consolidación de un foro único para las reclamaciones por daños causados por o con ocasión de la asistencia sanitaria prestada en centros del Sistema Nacional de Salud al poner el punto de mira en la naturaleza del servicio ?sanitario o no sanitario- causante de los daños, y en el hecho de que la demanda se dirija o no contra una Administración pública, todo lo cual nos indica la realización del incumplimiento del respeto a la garantía institucional que configura la a la Administración Pública en el ejercicio de las competencias de asistencia sanitaria a la ciudadanía, y analizado en otros párrafos de este escrito de alegatos. 16.- En cuanto al aprovechamiento económico, por parte de la Sociedad concesionaria, del usufructo de las actividades transferidas ponerlo SERGAS. Como va a ingresar y aprovechar económicamente la entidad concesionaria el usufructo de las actividades que llevará a cabo?. Se supone que la prestación de servicios sanitarios en España es gratuita (sí exceptuamos el ámbito farmacéutico, que parcialmente está subvencionado). Con todo, con la imposición de fronteras del que es sanitario y público y lo que no es sanitario y, en consecuencia, segundo el SERGAS, privatizable, la atribución de precios será efecto lógico. Cosa que también resulta problemática desde diferentes planos. En primero lugar, la asignación de cualquiera precio -y calidad o cantidad- de los servicios residenciales ?no sanitarios? será potestad del concesionario privado. Pero se asignarán sin competencia ni regulación, porque la concesión tiene una duración de 20 años. En segundo lugar, no se exige limitación alguna a la subcontratación en cadena de los servicios, por lo que tampoco se garantizan las condiciones de provisión de los dichos servicios eventualmente subcontratables, cuya repercusión pode ser muy importante para el desenvolvimiento y efectividad de la actividad médica en el hospital. El plazo de concesión lleva necesariamente un régimen de competencia monopolística. La asignación de precios en el dicho régimen es ampliamente arbitraria, y la no regulación de las garantías de funcionamiento (calidad, gestión de personal, precios, limitaciones a la subcontratación, etcétera) en esa etapa entraña un riesgo para el futuro del hospital y, por consiguiente, la salud de la población. 17.- En cuanto a que los costes de las renegociaciones en caso de quiebra económica de alguna de las empresas concesionarias podrían ser muy elevados para la Administración pública. 18.- En cuanto a las condiciones económicas y de rescate de la concesión y la falta de estudios comparativos de alternativas. El modelo concesional lleva encarecimiento del proyecto pues, para hacerlo atractivo a las empresas personales, el beneficio industrial que se contempla es del 8,7% con una actualización anual del canon segundo el IPC, la financiación por la Administración de todas las circunstancias sobrevenidas no contempladas y la revisión de las condiciones y/o el rescate de la concesión sí no se cumplen las expectativas de rentabilidad empresarial. Por todo el expuesto anteriormente, solicito se tengan por presentadas los alegatos anteriormente expuestos, y se tengan por admitidas. Vigo, a 26 de febrero de 2.010. Fdo.: Manuel Martin Portavoz de la Plataforma en defensa de la sanidad pública