C AUSAS Y CONSECUENCIAS DEL RETRASO DEL CRECIMIENTO INTRAUTERINO EN AMÉRICA LATINA1 Pévez-Escamilla2 y Ernesto Pollitt2~3 Rafael El objetiuo de este trabajo es presentar una revisión crítica de la literatura sobrelas estadísticas,causasy consecllenciasdel retrasodel crecimientointrauterbw (RCIUI y las proporcionescorporales al nacer Los artículos se obtuvieron mediante una búsqueda bibliográfica a través de las basesde datos MEDLARS Il y MEDLINE. Los criterios de selecciónde los mismos fueron: estudios publicados en inglés y en esparto1entre 1969 y 1991 y realizados en Latinoamérica y en paísesindustrializados. De los 53 artículos identificados, seseleccionaron52. La información que contenían se resumió sobrela basede los siguientes criterios: en los estudios de investigación, objetivos del estudio, información sobre los métodosy el diserio de la investigación, resumen de los hallazgos generalesy crítica del estudio; y en los artículos de revisión, el resumen de los hallazgos generales y de los conceptosfundamentales del tema. Los criterios desu calidadfiwon la justificación de las hipótesis investigadas y la calidad de su diseño, de los análisis estadísticos de los datos y de la interpretación de los resultados. El RCIU se definió como bajo pesoal nacer para la ea’adgestacional. Se estima que en Latinoamérica tres millones & ninos padecenRCIU cada año. En paísesen desarrollo, los factores asociadoscon la pobreza, comola desnutrición, son determinantes importantes del RCIU. Este trastorno aumenta el riesgo de morbilidad, mortalidad y de la aparición de alteracionesdel desarrollo físico y mental durante la infancia temprana. El índice ponderal (pesollongitud3) se puede utilizar para subclasificar a los neonatoscon RCIU según las proporcionescorporales. Se ha postulado que los simétricos padecen desnutrición desdeel inicio de la gestación y los asimétricos, en sus últimas etapas En Latinoamévica predomina el RClU simétrico y en los paísesdesarrollados, el asrméttico. El riesgo de morbilidad permatal es más elevadoen los neonatosasimétricos y el de los trastornos del desarrollo físico y mental, en los simétricos. A los 5 años de edad no se han detectadodiferencias en el desarrollo mental. Todavía no se conocecon exactitud el efectode las proporcionescorporales al nacer sobre la mortalidad neonatal. La utilidad clínica de la valoración del RClU y el índice ponderal dependede la precisión de las estimacionesde la edad gestacional, la longitud y el peso al nacer y de la presencia de füctoresde riesgo posnatales. En Latinoamérica se dispone de la infraestructura necesaria para obtener información confiable, Es importante maximizar el uso de los recursos disponibles para entender mejor los fictores de riesgo del RClU y de las alteraciones de las proporcionescorporales. 1 Trabajo financiado parcialmente por The March of Dimes y por el Instituto Nacional de Salud y Desarrollo del Niño de los Estados Unidos de América (financiamiento No 2ROlHD224404~. Se publica en el Bullefin offhe PanAmmimn Hmlfh Orgnntzafron, Val. 26, No. 2,1992, con el titulo “Causes and consequences of intrauterine growth retardation in Latin America”. ’ University of California at Davis, Nuhition Department Dirección postal: Universily of California at Davis, Nutntion Department, Dans, CA 95616, Estados Unidos de América. 3 Univers~ty of California at Dans, Behavioral Research and Intemational Nutrition, Department of l’ediatrics, Davis, CA, 95616-8538, Estados Unidos de América. .t= Fi m oIs 473 En 1980, la Organización Mundial de la Salud estimó que 122,3 milIones de niños nacen en el mundo cada año. De estos, 20,6 millones (17%) presentan bajo peso al nacer (<2 500 g) y 94% nacen en países en desarrollo. La incidencia media de bajo peso al nacer fue de 18% en países en desarrollo y de 7% en países industrializados (1). El peso al nacer es un indicador del riesgo de morbimortalidad durante la infancia relativamente fácil de medir. Sin embargo, por sí mismo es poco específico, pues no toma en cuenta la longitud ni la edad gestacional del neonato. Los términos retraso del crecimiento intrauterino (RCIU) e índice ponderal de Rohrer (II’) toman en cuenta el peso, la estatura y la edad gestacional de los recién nacidos. Por este motivo, existe mucho interés en utilizarlos para comprender la etiología del RCIU e identificar a los neonatos en riesgo de padecer trastornos del desarrollo físico y mental. El primer objetivo de este trabajo es presentar una revisión selectiva de la literatura médica relacionada con la definición, estadísticas, causas y consecuencias del retraso del crecimiento intrauterino poniendo de relieve su situación en Latinoamérica. El segundo objetivo es presentar resultados recientes de un análisis de los datos provenientes de un estudio longitudinal realizado en Guatemala, en el que se describen los riesgos del desarrollo físico asociados con el RCIU durante los primeros dos años de vida. M ÉTODOS E 2 3 .*s s o22 474 Para llevara cabo la revisión de la literatura sobre el tema, se identificaron articulos por medio de los bancos electrónicos de datos MEDLARS II y MEDLINE. Los criterios de selección de los artículos fueron: estudios publicados en inglés y en español ent-re1969y 1991realizados en Latinoamérica y en países industrializados. De los 53 articulos identificados se seleccionaron 52. La información que contenían se resumió sobre la base de los siguientes criterios: en los estudios de investigación, objetivos del estudio, información sobre los métodos y el diseño de la investigación, resumen de los hallazgos generales y critica del estudio, y en los articulos de revisión, el resumen de los hallazgos generales y de los conceptos fundamentales del tema. Los criterios de su calidad fueron: la justificación de las hipótesis investigadas y la calidad de su diseño, de los análisis estadísticos de los datos y de la interpretación de los resultados. D EFINICIONES El RCIU se define como un peso al nacer por debajo del décimo percentil de la distribución de peso según la edad gestacional (2). El RCIU se refiere únicamente a los nacidos a término (entre las semanas 37 y 42 de gestación) (3). Los recién nacidos con RCIU pueden ser subclasificados en simétricos o asimétricos, de acuerdo con su Il’ (peso x 1001 longitud3) y con la curva de referencia del IP diseñada por Lubchenco et al. (4). Los neonatos simétricos (RCIU tipo 1) son aquellos que nacen con un IP “normal” y que presentan una disminución proporcional de su estatura, peso y de la circunferencia de la cabeza. Los recién nacidos asimétricos (RCIU tipo II) tienen un II’ bajo, porque generalmente presentan una disminución considerable de peso en relación con su longitud y la circunferencia de la cabeza. ESOBRE STADÍSTICAS EL RCIU En países en desarrollo, entre 10 y 35% de los recién nacidos padecen RCIU. Estos representan la mayor parte de los casos de RCIU con bajo peso al nacer. Se calcula que en 1985 nacieron 2,8 millones de niños con RCIU en América Latina (5). En los países industrializados se estima que 11%de los niiios sufren RCIU (6). Como este porcentaje constituye la proporción que se encuentra por debajo del décimo percenti de la distribución del peso al nacer de una población normal, es posible que estos niños no padezcan RCIU, sino que representen el extremo inferior de la distribución de una población de neonatos sanos. En los países en desarrollo, entre 49 y 87% de los neonatos con RCIU nacen con proporciones simétricas. En cambio, en los países industrializados solo entre 20 y 56% de los neonatos con RCIU son simétricos (cuadro 1). Patogenia En la semana 28 de embarazo el feto normal ha alcanzado 30% del peso y 71% de la estatura que tendrá al final de la gestación (5). Se ha sugerido la idea de que el período de la gestación en que comienza la desnutrición fetal es un factor determinante fundamental del tipo de RCIU que padecerá el neonato (2,7). Los neonatos simétricos son posiblemente una consecuencia de la desnutri- ción fetal durante todo el embarazo. Esta hipótesis se ha intentado contrastar en animales de experimentación en los que se ha observado que, cuando se induce una desnutrición durante toda la gestación, las crías presentan porporciones simétricas al nacer y se produce una disminución de 15 a 20% en la división celular de todos los órganos fetales, incluyendo el cerebro (8). Este tipo de RCIU (RCIU tipo 1) es el más frecuente en países en desarrollo y se encuentra íntimamente relacionado con las condiciones de pobreza y la desnutrición crónica de las madres económicamente desaventajadas (2, 6). Entre los mecanismos patogénicos hipotéticos que se han sugerido se encuentran la alta paridad, el espaciamiento corto de los nacimientos, el amamantamiento durante el embarazo y la baja ganancia de peso durante el embarazo. Se afirma que estos factores pueden agotar gradualmente las reservas nutritivas de la madre (912) e impedii, como consecuencia, que el feto reciba los nutrientes necesarios durante la gestación. No obstante, es preciso realizar más investigaciones para coníkmar esta hipótesis. CUADRO1. Proporción de neonatos con retraso del crecimiento intrauterino (RCIU) simétrico del total de recién nacidos con RCIUen paises en desarrollo y desarrollados Pals (referencia) Ciudad de ME?X¡CO (24) Bolivia (urbana) (24) Guatemala(urbana) (67) Guatemala(clase media urbana) (45) Argentina (clase media urbana) (62) Argentina (urbana) (22) Filipinas (urbana y rural) (79) Guatemala(rural) (50) Guatemala(rural) (26) Sudáfrica (rural) (63) Holanda(64) EK Issi Inglaterra (67) Inglaterra (68) Canadá(69) Yugoslavia (70) RCIU(No.) 3 282 1 905 848 3 398 495 241 97 143 188 119 33 165 47 51 83 118 En la década de los setenta, se llevó a cabo un estudio longitudinal en el cual se suplementó la dieta de madres e hijos en cuatro comunidades rurales de Guatemala donde la desnutrición crónica moderada era prevaleciente. El diseño y el método de este estudio se encuentran descritos en la literatura (23). El análisis de sus resultados (14) apoya la hipótesis del agotamiento gradual de las reservas nutritivas de la madre. En este estudio, las madres fueron clasificadas retrospectivamente en tres grupos que recibieron distintos suplementos y un grupo control. Las madres que recibieron suplementos durante dos embarazos y la lactancia tuvieron hijos con un peso al nacer 238 g más alto que los del grupo control. El peso de los recién nacidos del grupo que recibió suplementos fue comparable con el de los notificados en países industrializados. Las madres que recibieron suplementos durante la lactancia previa y el embarazo tuvieron neonatos con un peso al nacer 123 g más alto que los del grupo control. Las madres que solo recibieron suplementos durante el embarazo tuvieron hijos con un peso al nacer 113g más elevado que el de los del grupo control. Solo las diferencias de peso entre el grupo control y el grupo de las que recibieron suplementos durante dos embarazos y la lactancia fueron estadísticamente significativas. Estos datos sugieren que es mejor dar suplementos durante largos perfodos que hacerlo exclusivamente durante períodos cortos de la gestación. El mecanismo que explica las diferencias observadas puede estar asociado con la necesidad 3M de una recuperación prolongada y gradual de 4 las reservas nutritivas de la madre crónica2 mente desnutrida. 2N Se ha observado que el tabaE quismo está asociado con un bajo peso al naL: cer (3) y es posible que el fumar durante toda s la gestación también lo esté con el RCIU tipo .% I(5). Como el tabaquismo es un hábito poco F UT común en mujeres en edad de procrear que 9viven en zonas marginadas de países en deõ san-ollo, no se considera un factor determicq nante importante del RCIU tipo 1 en esas poblaciones. Sm embargo, en un estudio 476 realizado en zonas rurales de Guatemala (u), se indicó que un elevado número de mujeres se exponen crónicamente a concentraciones altas de monóxido de carbono producido por las estufas improvisadas de leña y carbón en el interior de viviendas con mala ventilación. La alta concentración de este gas en el ambiente también está asociado con un aumento de la concentración de carboxihemoglobina en la sangre de las personas expuestas. Sobre la base de los resultados de estudios sobre tabaquismo durante el embarazo, los autores sugieren que el humo de las estufas puede ser un factor determinante fundamental del RCIU en países en desarrollo. Es importante realizar estudios sobre el efecto de la buena ventilación en el RCIU en poblaciones marginadas de países en desarrollo expuestas a concentraciones elevadas del monóxido de carbono producido por las estufas improvisadas. En dos estudios efectuados en los Estados Unidos de América (16, 17) se observó que la supleción de la dieta materna esta relacionada directamente con el peso al nacer de los hijos de madres fumadoras. El efecto fue selectivo, ya que este fenómeno no se observó en el grupo de madres fumadoras que recibió un placebo o en madres no fumadoras. Aunque es necesario repetir estos estudios en distintas poblaciones antes de llegara una conclusión definitiva, los resultados obtenidos sugieren que el tabaquismo provoca un estrés nutricional en la madre o en el feto durante la gestación. En un estudio reciente realizado en la ciudad de Guatemala (18)se observó que la infección por helmintos de la embarazada está asociada con el RCIU. Esta asociación persistió después de controlar por diversos factores socioeconómicos y el estado nutricional de la madre. En ese estudio se concluyó que hasta 10% del RCIU se puede atribuir a la infección por parásitos de madres desnutridas. El RCIU tipo II generalmente comienza en el último trimestre del embarazo. Por este motivo, los retrasos del crecimiento se relacionan más con el peso que con la estatura y la circunferencia cefálica del neonato. Por lo tanto, el neonato presenta proporciones asimétricas al nacer (es decir, es delgado en relación con su estatura y la circunferencia cefálica). Este tipo de RCIU es el más frecuente en los países industrializados y probablemente esté relacionado con complicaciones de la gestación como la preeclampsia o infecciones durante las últimas semanas de la misma (2,6). Modelos predictores de las proporciones corporales al nacer Recientemente, se ha intentado desarrollar modelos matemáticos para estimar la probabilidad de que un feto nazca con RCIU tipo 1o tipo II. Algunos modelos (19)se han basado en factores maternos y del neonato entre los que se incluyen el lugar de residencia, datos antropométricos de la madre, hábitos como el uso del tabaco, nutrición, paridad, contacto con los sistemas de salud, edad gestacional, sexo y variables antropométricas del neonato. En un estudio realizado en Filipinas, la residencia en una zona rural, la baja área de tejido adiposo del brazo materno, el hábito de fumar, la baja estatura materna, la paridad y la edad gestacional del neonato fueron factores determinantes significativos del RCIU tipo 1. Sin embargo, solo los tres últimos factores tuvieron algún efecto sobre las proporciones asimétricas del neonato. Estos resultados apoyan la hipótesis de que los factores que determinan las proporciones corporales de los neonatos que presentan un RCIU son distintos para los neonatos simétricos y para los asimétricos. F ACTORES DE RIESGO ASOCIADOS CON EL RCIU En esta sección se presentan las diferencias observadas de los factores de riesgo de morbilidad entre los neonatos con RCIU y con un PAEG (peso adecuado para la edad gestacional). Las diferencias de los factores de riesgo de morbilidad entre neonatos simétricos y asimétricos con RCIU se presentan en la siguiente sección. Morbilidad Se ha notificado que el RCIU está asociado con una inmunidad celular más débil durante los primeros mesesde vida (20,21). Por ello, es razonable suponer que el RCIU aumenta el riesgo de morbilidad durante la infancia. En estudios en los que se ha evaluado directamente la relación entre el RCIU y la morbilidad se ha observado que el RCIU aumenta el riesgo de nacer con asfixia, hipoglucemia, hipotermia, hiperviscosidad neonatal (5, 22), hiperbilirrubinemia (22) y malformaciones congénitas, en relación con los que nacen con un peso adecuado (23). Mortalidad Según los resultados de un estudio (24) en el que se analizaron datos clínicos de 21508 nacidos a término en la ciudad de México y en Santa Cruz, Bolivia, el RCIU aumentó el riesgo de mortalidad neonatal temprana (durante los primeros 3 días después del nacimiento) en relación con los neonatos sin RCIU. En la ciudad de México, el riesgo relativo (RR) fue de 2,l (intervalo de confianza (IC) de 95%: l,l-4,0) y en la muestra boliviana, de 3,7 (IC95%: 2,0-6,5). El hecho de que el límite inferior de los intervalos de confianza de las dos poblaciones fuera mayor que 1 indica que la diferencia en los riesgos entre los neonatos con y sin RCIU fue estadísticamente significativa en ambas poblaciones. Estos resultados concuerdan con los riesgos elevados de mortalidad neonatal asociados con el bajo peso al nacer que se han notificado tanto en países desarrollados como en países en desarrollo (3). 477 Desnutrición Sobre la base de la información contenida en el banco de datos del estudio Guatemala-INCAP, los autores del presente estudio utilizaron dos estrategias para comparar el desarrollo físico de neonatos con y sin RCIU. La primera estrategia consistió en comparar en intervalos de tres meses los valores z (es decir, el número de desviaciones estándares que la medida obtenida en el niño estudiado se aleja de la mediana esperada de una población sana (25)) de las distribuciones estandarizadas de los cocientes peso para la edad, peso para la estatura y estatura para la edad correspondientes al intervalo de edad comprendido entre los 3 y los 24 meses. Se hicieron comparaciones de cada uno de los tres indicadores antropométricos en cada intervalo de tiempo utilizando la prueba t de Student. Estos resultados están representados en las figuras 1, 2 y 3. La segunda estrategia se basó en clasificara los niños de acuerdo con la presencia o ausencia de desnutrición valorada sobre la base de un valor z igual a 2 desviaciones estándares o menor para cada in- 3 N 2 E N FIGURA1. Comparaciónde los valoreszdel indicadorpesoparala edadcorrespondientea neonatoscon pesoadecuadopara la edad gestacional(PAEG)y con retrasodel crecimiento intrauterino (RCIU).Lasbarrasrepresentanlos erroresestándaresde la mediay el valor z = 0, el percentil50 de la distribucibnde referencia(véase la referencia(25)). Las diferenciasentre las mediasde los pesosde los neonatoscon PAEGy con RCIUfueronsignificativas (pruebat de Student, P 5 0,05) en todaslas edades FIGURA2. Comparaciónde los valoreszdel indicadorestaturapara la edadcorrespondientea neonatoscon pesoadecuadopara la edad gestacional(PAEG)y con retrasodel crecimiento intrauterino (RCIU).Las barrasrepresentanlos erroresesthdares de la mediay el valor z = 0, el percentil50 de la distribución de referencia(véase la referencia(25)). Las diferenciasentre las mediasde los pesosde los neonatoscon PAEGy con RCIUfueronsignificativas (pruebatde Student, P 5 0,05) en cadaedad -4 0 3 6 9 12 15 18 21 24 27 Edad(meses) -PAEG ---- RCIU (n=248) (n= 270) FIGURA3. Comparaciónde los valoresz del indicadorpesopara la estaturacorrespondientea neonatoscon pesoadecuadoparala edad gestacional(PAEG)y con retrasodel crecimiento intrauterino (RCIU).Las barrasrepresentanlos erroresestándaresde la mediay el valor z = 0, el percentil50 de la distribución de referencia(véase la referencia(25)). Lasdiferenciasentre las mediasde los pesosde los neonatoscon PAEGy con RCIUfueronsignificativas (pruebatde Student, de;0,5) a los 15dfasy de los 15a los 24 meses 0,50 ‘1 0 3 6 9 12 15 18 21 24 27 Edad(meses) -3 I 0 3 6 9 12 15 18 21 24 27 Edad(meses) - PAEG (n = 270) ---- RCIU (n=248) PAEG (n = 270) --- RCIU (n = 248) dicador de crecimiento. Los resultados de este análisis se presentan en los cuadros 2,3 y 4. El peso para la edad es un indicador poco específico de desnutrición, dado que no permite distinguir entre desnutrición crónica y reciente. El cociente estatura para la edad es un indicador de desnutrición crónica, y el peso para la estatura, de desnutición reciente o aguda. Según la primera estrategia analítica, para los tres parámetros la curva del grupo con RCIU siempre se encontró por debajo de la curva del grupo con PAEG (figuras 1,2 y 3). Las diferencias entre los indicadores peso para la edad y estatura para la edad fueron estadísticamente significativas (P < 0,05) en cada intervalo de edad durante los primeros dos años. Por el contrario, las diferencias en peso para la estatura fueron estadísticamente significativas solo a los 15días y de los 12 a los 24 meses (P < 0,05). El peso para la edad observado indica que en el grupo con PAEG la proporción de neonatos que presentaron desnutrición fue significativamente menor que en el grupo con RCIU a los 3 meses (56% frente a 73%) y a los 6 meses de vida (79% frente a 89%) (P < 0,05). Después de esta edad no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre las proporciones de desnutridos en ambos grupos (cuadro 2). En el grupo con PAEG, la proporción de casos de desnutrición crónica fue significativamente menor que la del grupo con RClU a los 3 meses de vida (85% frente a 95%) (P < 0,05). Después de esta edad, no se ob- servaron diferencias estadísticamente significativas entre las proporciones de desnutridos en ambos grupos (cuadro 3). En el grupo con PAEG, la proporción de nitios con desnutrición reciente fue significativamente menor que la del grupo con RCILJ a los 15 (76% frente a 83%), 18 (78% frente a 89%), 21(81% frente a 89%) y 24 meses de vida (79% frente a 88%) (P < 0,05) (cuadro 4). En resumen, las dos estrategias analíticas utilizadas colocaron en desventaja en su desarrollo físico y estado nutricional al grupo con RCIU durante los primeros dos años de vida. Estos resultados concuerdan con otro análisis independiente del estudio de Guatemala, el cual colocó en desventaja a los neonatos con RCIU, ya que a los 3 años de edad, los niños nacidos con RCIU no alcanzaron el peso, la estatura ni el perímetro cefálico de los nacidos con un PAEG (5,26). Desarrollo mental Infancia y niñez En el ya citado estudio longitudinal realizado en cuatro aldeas de Guatemala, se estudió en 405 niños el efecto del peso al nacer sobre el desarrollo psicomotor neonatal y el desarrollo mental a los 6 meses de edad (23). Para estudiar estos efectos en el período neonatal, se utilizó la escala de Bra- CUADRO2. Distribucibn porcentual de desnutrición basada en el peso para la edad de niños entre 3 y 12 meses de edad” Edad (meses) 3 : 12 PAEG No. 150 213 251 261 RCIU % 55,5 79,0 93,0 97,0 No. 180 221 240 246 % Pb 72,6 89,l 96,8 99,0 SO,05 SO,05 >0,05 >0,05 a Se defme desnutnclbn como un peso para la edad por debajo de 2 deswaciones estandares con respecto al percentll 50 de las curvas de peso para la edad del Natlonal Center for Health Statlstlcs de los EUA (25) b P = grado de slgnificaclbn estadfstica del valor de la prueba de 11 cuadrado aplicada a las dlferencias entre las proporciones de recu% nacidos con PAEG y con RCIU. PAEG = recien nacido de peso adecuado para la edad gestacional RCIU = recien nacido con retraso del crecimiento intrautenno CUADRO3. Distribucibn porcentual de la desnutricidn basada en la estatura para la edad de niños entre 3 y 12 meses de edad” Edad (meses) s 9 12 PAEG No. / 231 262 266 269 RCIU % No. % Pb 97,o 85,5 98,0 99,0 236 246 247 248 95,0 99,0 99,0 100,o co,05 ?0,05 z-o,05 z-o,05 a Se defme desnutnción como una estatura para la edad por debalo de 2 desviaciones est8ndares con respecto al percenbl 50 de las curvas de estatura para la edad del Natlonal Center for Health Statlsbcs de los EUA (25). b P = grado de significaclbn estadlstxa del valor de la prueba de ji cuadrado aplicada a las diferencias entre las proporclones de recien nacidos con PAEG y con RCIU PAEG = reclen nacido de peso adecuado para la edad gestacional RCIU = recibn nacido con retraso del crecimiento mtrauterino. CUADRO4. Distribución porcentual de desnutrición basada en el peso para la estatura de niños entre 3 y 24 meses de edad” PAEG RCIU Edad (meses) No. % No. % Pb 3 i; 23,3 9: 29,0 >0,05 9 12 15 144 196 204 32,6 53,3 72,6 75,6 134 181 206 36,3 54,0 73,0 83,l >0,05 >0,05 so,05 :: 24 218 211 213 78,l 80,7 78,9 221 222 218 89,l 89,5 87,9 so,05 so,05 a Se define desnutrlclón como un peso para la estatura ~3’ debajo de 2 desviaciones estindares con respecto al percenbl 50 de las curvas de peso para la estatura del National Center for Health Statistics de los EUA (25) b P = grado de sigmficacibn estadlstica del valor de ,a prueba de ji cuadrado aplicada a las diferencias entre las proporciones de reckn nacidos con PAEG y con RCIU. PAEG = reclén nacido de peso adecuado para la edad gestacional RCIU = recien nacido con retraso del crecimiento mtrautenno ,- zelton (n = 145) y a los 6 meses de edad, la escala infantil compuesta (n = 352). En el período neonatal se observó una relación inversa entre el bajo peso al nacer y las pruebas de habituación, desarrollo motor y estado de alerta. En cambio, el bajo peso al nacer se relacionó directamente con la presencia de temblores y el estado de alerta. A los 6 meses de edad se observó una relación inversa entre el bajo peso al nacer y el desarrollo motor. La misma tendencia se observó entre el bajo peso al nacer y el desarrollo mental, si bien esta asociación no fue estadísticamente significativa. La relación inversa entre el bajo peso al nacer y el desarro480 llo mental se mantuvo después de controlar las variables por, aproximadamente, 50 factores de confusión no especificados por los autores. En un estudio realizado en Puerto Rico (27), se clasificó a 37 neonatos de acuerdo con su estatura, peso al nacer o fndice ponderal. En los neonatos que tuvieron, como mfnimo, uno de estos parámetros por debajo del décimo percentil de las distribuciones empleadas se consideró que su crecimiento durante la gestación fue anormal (n = 15). Además, se afirmó que los neonatos habían tenido un crecimiento fetal normal cuando ninguno de esos parámetros se encontró por debajo del décimo percenti de las distribuciones (n = 22). Los neonatos con creci- miento fetal anormal fueron evaluados con la escala de comportamiento neonatal y tuvieron calificaciones más bajas que el grupo control en orientación visual, reflejos y desarrollo motor, y presentaron deficiencias en responsividad y atención. El Il’ se utilizó como un indicador de la cantidad de tejido adiposo. Al controlar los resultados según el IR se observó que los neonatos que tuvieron un crecimiento fetal inadecuado presentaban deficiencias en la orientación visual, en su desarrollo motor y en el de su sistema nervioso autónomo. Las demás deficiencias en el desarrollo desaparecieron. Los autores concluyeron que los factores que fueron estadísticamente significativos al controlar los resultados por las reservas de tejido adiposo -como lo fue el funcionamiento del sistema nervioso autónomose deben a deficiencias numcionales desde el primer trimestre del embarazo, mientras que los factores que dejaron de serlo, como el estado de alerta y la responsividad del neonato, fueron el resultado de deficiencias nutricionales durante el último trimestre del embarazo. Los resultados de este estudio sugieren que el efecto de la desnutrición fetal en el desarrollo del comportamiento neonatal está determinado en parte por el momento en que aparece la desnutrición y, por lo tanto, apoyan la hipótesis de que el riesgo de padecer deficiencias en el desarrollo del comportamiento está relacionado con las proporciones corporales al nacer, que, a su vez, son un indicador de la historia nutricional del feto. En un análisis basado en el esmdio Guatemala-INCAP (28), se estudió la relación entre el RCIU simétrico, el crecimiento posnatal y el desarrollo cognoscitivo a los 3, 4 y 5 anos de edad. La muestra a los 3 y 4 anos incluyó 76 niños con un PAEG y 41 con RCIU. Debido al diseño del estudio, a los 5 años solo se dispuso de información de 46 y 54% de los grupos con PAEG y RCIU, respectivamente. Debido a la similitud de estas tasas en ambos grupos y de los datos antropométri- cos a los 3 y 4 años de los participantes y no participantes a los 5 años, se consideró poco probable la posibilidad de que un sesgo de selección del participante estuviera alterando los resultados. A los 3 años se observó una relación inversa entre el RCIU simétrico y las habilidades verbales cognoscitivas después de controlar esa variable por la velocidad de crecimiento durante el primer año de vida, el nivel socioeconómico y las interacciones entre el RUU y estas dos variables. A los 3 y 4 años, se comprobó que, al aumentar la gravedad de la deficiencia del crecimiento posnatal, la probabilidad de obtener una puntuación más baja en la prueba de memoria de los nacidos con RCIU fue más alta que la de los PAEG. Aunque este estudio confirma el rendimiento más bajo en el desarrollo cognoscitivo de los neonatos con RCIU simétrico (26), a los 5 anos no se detectó ningún efecto adverso del RCIU en el desarrollo mental. Los autores concluyeron que el riesgo de RCIU asociado con un desarrollo mental más pobre disminuye a medida que aumenta la edad. Sin embargo, también reconocieron la posibilidad de que estos resultados puedan ser explicados por la baja potencia estadística detectada a los 5 años a causa del pequeño tamaño de la muestra. Adolescencia ‘En un análisis reciente del estudio Guatemala-INCAP (29), se evaluó el desarrollo mental de 169adolescentes con RCIU y 177 adolescentes con un PAEG que sirvieron como controles. La evaluación del desarrollo mental de los adolescentes consistió en la aplicación de una batería de pruebas psicoeducativas que incluyeron la medición del grado de alfabetismo, la habilidad en la lectura de letras (serie de lectura interamericana) (30) y números, así como los conocimientos generales y la inteligencia (matrices progresivas estandarizadas de Raven) (32). Después de controlar el desarrollo mental por la velocidad de crecimiento durante el primer año de vida y la interacción entre esta variable y el RCIU, no se encontraron diferencias 2 2 2 ? 5 z 2 5 5 z; u 9 c, 2 E 2 . c s c 2 =: ._ E iz T 2 481 3m 4 2 N N tj z 0 .-k Ix G 27 482 estadísticamente significativas entre los nacidos con RCIU y los nacidos con un RAEG en ninguna de las pruebas psicológicas aplicadas durante la adolescencia. Por el contrario, todas estas pruebas se asociaron positivamente con la velocidad del crecimiento durante el primer año de vida. Los autores recomendaron ser cautelosos en la interpretación de los resultados obtenidos, puesto que en este análisis no se estudió el efecto de la gravedad del RCIU en el desarrollo mental. Es posible que si se hubiera utilizado el quinto percentil en lugar del décimo percentil correspondiente a la distribución del peso esperado para la edad gestacional como criterio de clasificación del RCIU, se habrían obtenido resultados distintos. Es importante hacer constar que en este estudio existe la posibilidad de que se haya introducido un sesgo de participación o selección, ya que 18% de los integrantes de la muestra durante la niñez no pudieron ser incluidos en el análisis debido a la falta de datos sobre la niñez o la adolescencia. Sin embargo, esto es poco probable, ya que las tasas de abandono fueron similares en los grupos con PAEG (34%) y RCIU (32%), así como las características socioeconómicas y antropométricas entre los participantes y no participantes (Pollitt E, Gorman K, Metallinos-Katsaras E, comunicación personal, 1991). En conclusión, los análisis del estudio longitudinal de Guatemala sugieren que el riesgo de aparición de alteraciones del desarrollo mental en los nacidos con RCIU disminuye a medida que aumenta la edad. Es interesante destacar que, excepto en los nacidos con un peso extremadamente bajo, en los estudios sobre el bajo peso al nacer y el desarrollo mental realizados en países desarrollados se ha llegado a la misma conclusión (28). Es posible que el desarrollo mental dependa en gran medida del medio ambiente en que crece el individuo y no tanto en su trayectoria intrauterina. El efecto de la supleción de las dietas de las madres y los niños en el desarrollo mental de los niños Si se postula que la desnutrición crónica de las madres afecta negativamente al crecimiento del feto y este último, al desarrollo posnatal de los individuos, entonces es razonable suponer que la supleción de las dietas de madres y niños en poblaciones donde la desnutrición crónica es prevaleciente tenga un impacto positivo en el desarrollo posnatal mediado por un mejor crecimiento intrauterino. A continuación, se resumen los métodos y hallazgos más importantes de varios estudios en los que se ha investigado la asociación entre la supleción de la dieta materna durante el embarazo y el desarrollo mental del niño, el producto de ese embarazo. En Bogotá, Colombia, se estudió el efecto de la supleción de la dieta de la madre y del niño en el desarrollo posnatal de los lactantes (32,33). Los criterios de selección de las familias incluidas en el estudio fueron: vivir en barrios pobres de la ciudad, duración del embarazo menor de seis meses, tener un hijo menor de cinco años de edad con desnutrición y la mitad de los hijos o más desnutridos (en ese trabajo, la desnutrición se definió como el peso menor al 85% de los valores de referencia colombianos para cada edad). La supleción de la dieta se basó en distribuir semanalmente en un centro local alimentos de la canasta básica de la familia como leche en polvo, pan y aceite para el consumo. La dieta materna se suplementó durante el embarazo y la lactancia. Los niños recibieron suplementos dietéticos incluidos en una papilla vegetal de alto contenido en proteínas desde los tres hasta los seis meses de edad. Después de los seis meses, sus dietas se complementaron con leche de vaca en polvo entera. Se estimó que las madres consumieron diariamente 133 kcal y 20 g de proteínas adicionales como consecuencia de la supleción. Para medir el desarrollo posnatal de los niños, se utilizaron las pruebas de Griffith (34). Estas pruebas sirven para medir los avances del desarrollo motor y proveen resultados en cinco subescalas (comportamiento social y personal, desarrollo de la dicción y del lenguaje, coordinación visual y manual, coordinación locomotriz y rendimiento) y permiten calcular un coeficiente general. Ese coeficiente incorpora los resultados de las cinco subescalas de la prueba de Griffith. La prueba de Einstein se utilizó para medir las habilidades cognoscitivas (35). El diseño del estudio incluyó seis grupos experimentales formados por distintas combinaciones de suplementos nutritivos, estímulos educativos y el momento cronológico en que se administraron los suplementos. Los resultados se basaron exclusivamente en la comparación del grupo control, cuyos integrantes no recibieron estimulación ni suplementos, con el grupo experimental, que solamente recibieron suplementos antes y después del parto. Los análisis hasta los 18 meses de edad (n = 141) mostraron efectos independientes de la supleción en el coeficiente general calculado yen las subescalas de las pruebas de Griffith. Sin embargo, la magnitud de estas diferencias fue pequeña (32). Los resultados del análisis hasta los 3 años de edad (n = 187)fueron esencialmente similares, con la excepción de que los suplementos nutritivos tuvieron un efecto más marcado en las niñas que en los niños (33). Los dos análisis indicaron que el efecto de la supleción de la dieta en el desarrollo posnatal disminuye al aumentar la edad. En el estudio de GuatemalaINW, se invitó a madres embarazadas o que estaban lactando de cuatro aldeas rurales y a sus hijos a participar en un programa de supleción de la dieta. En dos de las aldeas, los participantes recibieron suplementos de atole, que contiene 163kcal y 11 g de proteínas por cada 180 ml. En las otras dos aldeas, los participantes recibieron una bebida refrescante sin proteínas que contenía 59 kcaH80 ml. Tanto la bebida refrescante como el atole contienen hierro, vitaminas y minerales. Los participantes tomaron el suplemento -cuyo consumo no se limitó- en un local de la comunidad. El volumen de suplemento consumido se registró de forma individual. Para medir su efecto en el desarrollo mental de los nirios, se clasificó a los sujetos de acuerdo con la cantidad tomada: baja, mediana y alta. Para evaluar el desarrollo psicomotor de los niños, se utilizó la “escala compuesta para infantes” (36). En el estudio de Guatemala, se observó que el grado de supleción estaba asociado significativamente con el desarrollo mental (37). A los 15 y 24 meses de edad se observó una relación directa entre la cantidad de suplemento administrada y el desarrollo mental y motor de los niños. Un análisis estadístico de factores sugirió que la supleción en este estudio tuvo un mayor impacto en las funciones motoras que en las cognitivas 0 lingüísticas. En un análisis comparativo que incluyó los estudios de Guatemala y Bogotá se concluyó que, a pesar de que se observaron efectos positivos de la supleción en el desarrollo de los niños (38), estos fueron de baja magnitud, a causa del gran déficit producido por otros factores en el desarrollo de individuos que viven en zonas económicamente desaventajadas. Esto sugiere que, si bien se ha demostrado que los suplementos tienen un efecto biológico, es posible que los programas de supleción de la dieta no sean rentables en ausencia de intervenciones sociales. En un estudio experimental se analizó el efecto de la supleción de la dieta de madres pobres del barrio de Harlem de Nueva York en el desarrollo mental de sus hijos (39). Las madres fueron asignadas aleatoriamente a uno de los siguientes grupos experimentales: (1) dieta alta en calorías y en proteínas, (2) dieta alta en proteínas y baja en calorías y (3) placebo. Los criterios de selección de las madres fueron los siguientes: peso inicial en el embarazo menor de 110Ibs, haber tenido un hijo con bajo peso al nacer en el último embarazo, baja ganancia de peso en la primera visita prenatal o baja ingesta de proteínas. La supleción se inició en el primer trimestre del embarazo y terminó en el g 2 2 2 zE õ z 8 u2 ti Q g 2 2 . u =: ‘2 h t( =: ‘E P, cy 483 nacimiento. Los resultados fueron inesperados, ya que no se detectaron efectos positivos de la supleción sobre el peso al nacer. Al año de edad no se encontró ninguna diferencia entre las puntuaciones obtenidas en la escala Bayley para evaluar el desarrollo mental y motor de los grupos que recibieron suplementos y los controles (40). Una excepción fue la prueba de habituación visual, en la cual los hijos de las madres que recibieron suplementos mostraron un rendimiento más elevado que los controles. Los resultados de este estudio deben interpretarse con cautela, ya que no existen pruebas absolutas de que las madres presentaran deficiencias nutricionales antes de participar en el estudio (incluso se ha considerado que el estado nutricional de las madres era adecuado (42)). Este estudio demuestra la importancia de obtener información basal confiable antes de llevara cabo las intervenciones. En un estudio retrospectivo realizado en Louisiana (42), se detectaron diferencias notables entre el nivel de inteligencia de hermanos que participaron en el programa WIC (un programa del Gobierno estadounidense de supleción nutricional para madres, lactantes y niños) durante distintos períodos (43). El promedio del coeficiente de inteligencia (CI) de 21 niños que participaron en dicho programa durante el período prenatal fue 13 puntos más alto que el CI promedio de sus hermanos, que comenzaron a participar en dicho programa después de cumplir un año de edad. Las pruebas de inteligencia se realizaron a los 76 ya los 106meses de edad, respectivamente. La diferencia en el CI se atribuyó al hecho de que los hermanos menores participaron durante más tiempo en el programa y a que su participación comenzó durante un período crítico del desarrollo. Sin embargo, la validez de esa interpretación debe cuestionarse, dado que los métodos y el diseño del estudio tienen limitaciones. Es posible que el CI de los niños de Louisiana estudiados fuese menor por haber sido estudiados en edades más avanzadas (106 frente a 76 meses), posiblemente después de haber sido expuestos durante un periodo más largo a un medio ambiente contraproducente para su desarrollo mental. Se debe reconocer que en este estudio no es posible separar el efecto de la supleción de la dieta de la posible influencia de los factores ambientales en el CI (44). D IFERENCIA ENTRE LOS FACTORES DE RIESGO DE LOS NEONATOS SIMÉTRICOS Y ASIMÉTRICOS Debido a las diferencias fisiológicas que presentan al nacer, es razonable pensar que los recién nacidos simétricos y asimétricos responden de forma distinta al medio ambiente. También es razonable suponer que sus riesgos posnatales vana variar de acuerdo con la edad en que se evalúe el desarrollo del individuo. Se han encontrado diferencias entre recién nacidos simétricos y asimétricos en relación con el efecto de la supleción de la dieta de la madre (44), la morbilidad perinatal (22,45), el crecimiento posnatal y el desarrollo del comportamiento (26). Supleción materna En un estudio realizado en Taiwan, se observó que los neonatos que tenían factores de riesgo de crecimiento dismórfico intrauterino se beneficiaron más de la supleción de la dieta de la madre que los que no tenían esos factores. El riesgo de crecimiento dismórfico se estimó sobre la base de las relaciones del Il’ entre hermanos que nacieron antes y después del inicio de la supleción materna. Esto sugiere que el efecto de la supleción de la dieta de la madre embarazada sobre el estado nutricional de los recién nacidos está en función de algunas características del crecimiento de los fetos (38). Morbilidad neonatal temprana En la ciudad de Guatemala (4.5)se estudió prospectivamente el efecto de las proporciones corporales al nacer sobre la morbilidad neonatal de 15 878 neonatos en un hospital de la Seguridad Social. El II’ de 12% de los 3 450 neonatos que fueron clasificados como RCIU fue bajo, el de 27%, intermedio y el de 59%, adecuado. Los neonatos asimétricos, es decir, los que tenían el Il’ más bajo, presentaron riesgos más elevados (P < 0,05) que los de PAEG de alcanzar una puntuación baja en la prueba de Apgar en el primer minuto (OR: 2,0; IC95%: Ll-3,7), síndrome de aspiración (OR: 12,5; IC95%: 3,9-40,8) y distrés perinatal (OR: 3,2; IC95%: 1,4-75). Cuando se analizó el Il’ como variable continua y se controló por medio de una regresión lineal múltiple según el peso al nacer, se observó que el II’ se relacionó inversamente con siete indicadores de morbilidad neonatal. La asociación entre el Il? y el síndrome de aspiración y entre el Il? y la presencia de meconio en el líquido amniótico fue estadísticamente significativa (P < 0,05). Estos resultados sugieren que el riesgo de morbilidad neonatal aumenta al hacerlo el grado de asimetría. En la ciudad de Rosario, Argentina, se estudió la diferencia en el riesgo de morbilidad neonatal temprana entre neonatos con RCIU simétricos y asimétricos (22). La muestra estuvo formada por 5 539 recién nacidos a término en dos hospitales. Después de ajustar la morbilidad según el sexo, peso al nacer, edad gestacional y hospital en el que nació el niño se observó que los riesgos relativos de hipoglicemia, asfixia y dificultad respiratoria de los neonatos con RCIU asimétricos fueron estadísticamente mas elevados que los de los de PAEG. Tanto en los recién nacidos con RCIU simétricos (n = 243) como en los asimétricos (n = 252), el riesgo de hiperbilirrubinemia fue más elevado que en los nacidos con un PAEG. En cuanto al efecto de las proporciones al nacer, se observó que los riesgos relativos de hipoglicemia ajustados por el sexo, el peso, la edad, y el hospital en el que nacieron (RR = 6,29; IC 90%: 1,03-38,37) y asfixia (IU7 = 3,58; IC 90%: 1,17-10,89) de los nacidos con RCIU asimétricos fueron más elevados que los de los simétricos. No se observaron diferencias en cuanto al riesgo de hiperbilirrubinemia y dificultad respiratoria en los grupos de neonatos con RCIU. En resumen, estos dos estudios realizados en zonas urbanas de América Latina sugieren que el RCIU aumenta el nesgo de morbilidad y que, en los neonatos con RCIU, el riesgo de morbilidad neonatal temprana de los neonatos asimétricos es más elevado que el de los simétricos. Mortalidad neonatal temprana Todavía no se ha confirmado si el riesgo de mortalidad de los neonatos simétricos es distinto del de los asimétricos en países en desarrollo. Los resultados de un mismo estudio dependen en gran parte de los criterios que se utilicen para clasificar a los nacidos con RCIU y el índice de proporciones corporales. En un estudio ya citado (24) en el que se incluyó una muestra de niños de México y Bolivia, los neonatos asimétricos iuvieron un riesgo de mortalidad neonatal temprana (durante los primeros 3 días después del parto) más alto que los simétricos. El RR de mortalidad neonatal de los bebés asimétricos fue de 2,9 (IC95%: 1,5-5,8) en México y de 5,7 (IC95%: 3,0-10,7) en Bolivia. El de los bebés simétricos fue de 1,4 (IC95%: 0,6-3,4) en Bolivia y de 2,0 (IC95%: 0,8-5,4) en México. Los autores recomendaron ser cuidadosos al interpretar estos resultados, ya que los intervalos de confianza de los RR de mortalidad de los neonatos simétricos y asimétricos se solapan, lo cual indica que la diferencia entre los riesgos estimados no fue estadísticamente significativa. Por otra parte, no fue posible estimar la confiabilidad de las medidas antropométricas y la edad gestacional. En el análisis de este estudio se utilizó como criterio de RCIU el décimo per- 485 486 centil del peso al nacer correspondiente a la edad gestacional de una curva de referencia generada con datos de poblaciones de los Estados Unidos y Europa. El índice de simetría se obtuvo a partir del décimo percentil del IP correspondiente a la distribución de la edad gestacional generada por Lubchenco (4). Cuando se analizaron de nuevo . los resultados del estudio realizado en la ciudad de México (46) utilizando como criterio de RCIU en este caso un peso al nacer de 2 900 g o menor o el décimo percentil de la distribución generada por Lubchenco del peso al nacer correspondiente a la edad gestacional y el mismo criterio de Il’ que en el primer análisis, tampoco se observaron diferencias significativas entre los riesgos de mortalidad de los neonatos simétricos y asimétricos (cuadro 5). Sin embargo, cuando se utilizó la estatura del neonato como criterio de simetría, el riesgo de mortalidad de los neonatos simétricos fue 10veces mas elevado durante los primeros 3 días de vida que el de los neonatos asimétricos. Estos resultados contradicen la idea previa según la cual los neonatos asimétricos tienen un riesgo de mortalidad más elevado y sugieren firmemente que el criterio para clasificar el RCIU y la simetría se debe seleccionar cuidadosamente. Será preciso realizar varias investigaciones para dilucidar el tema de la clasificación del RCIU y las proporciones corporales. Recientemente, Kramer et al. (47), basándose en sus estudios realizados en el Canadá, propusieron que el IP es un reflejo de la intensidad del RCIU, y que es la intensidad y no el II’ el factor responsable del aumento del riesgo de mortalidad neonatal. Este argumento pone en tela de juicio la hipótesis de que el II’ es un indicador de la trayectoria nutricional del feto. El mismo grupo de investigadores también postuló que el índice de proporcionalidad debe basarse en el peso al nacer y no en la edad gestacional, como se ha hecho hasta la fecha (48). Por otra parte, Kramer et al. (49) han sugerido que el Il’ ha de utilizarse como una variable continua, dado que en sus estudios no se ha encontrado una distribución bimodal que justifique la clasificación en simétrico y asimétrico. Estos mis- mos autores afirmaron que la extrapolación de sus hallazgos a países en desarrollo debe ser muy cuidadosa. Debido a las implicaciones de sus hipótesis, es muy importante estudiarlas en poblaciones desaventajadas que viven en países en desarrollo. Estado nutricional En el estudio Guatemala-INCAP se observó que el crecimiento en el peso, la longitud, el pliegue tricipital y la circunferencia cefálica de los neonatos asimétricos en edades tempranas fue acelerado (26). La longitud de los neonatos asimétricos fue semejante a la de los neonatos normales durante los 3 años que duró el estudio. La circunferencia cefálica de los bebés asimétricos fue comparable a la de los niños del grupo control hasta los 18 meses. A partir de esa edad, la velocidad de crecimiento disminuyó al mismo nivel que el de los niños simétricos. Por el contrario, el crecimiento de los neonatos simétricos no fue acelerado y su estatura y peso fueron menores que los de los integrantes del grupo control durante todo el estudio. En un estudio reciente realizado en Cobán, Guatemala (50), se comprobó que las concentraciones de vitamina A en muestras de sangre tomadas del cordón umbilical de los neonatos simétricos con un peso al nacer menor que 2 300 g o igual fueron estadísticamente menores que las de los neonatos asimétricos con un peso similar al nacer. Desarrollo mental En la mayor parte de los estudios efectuados sobre este tema no se han distinguido los conceptos bajo peso al nacer y RCIU de los neonatos simétricos y asimétricos, lo cual puede explicar algunas de las contradicciones que aparecen en la literatura (51). En el estudio longitudinal de Guatemala también se indicó que los niños de 3 años de edad que nacieron con proporciones simétricas tenían una circunferencia ce- 487 fálica menor que la de los recién nacidos con proporciones asimétricas o con un peso adecuado (“normales”) (26). En pruebas de conocimiento (discriminación en el aprendizaje, memoria y vocabulario), las calificaciones de los bebés simétricos también fueron más bajas que las de los bebés asimétricos o normales. Por el contrarlo, en los niños asimétricos esas calificaciones fueron semejantes a las de los nirios normales en todas las pruebas de conocimiento con excepción de una (dígitos) (52). Estos hallazgos deben interpretarse con sumo cuidado, porque el análisis del mismo banco de datos llevado a cabo por Gorman y Pollitt (28), si bien confirma el rendimiento intelectual más bajo de los RCIU a los 3 años, también indica que las diferencias en el desarrollo mental observadas entre los recién nacidos simétricos y los controles se desvanecen con el tiempo y, a los 5 años de edad, ya han desaparecido. Por otra parte, en el análisis ya citado de Pollitt et al. (29) no se detectó ninguna relación inversa entre el RCIU simétrico y el asimétrico en el desarrollo mental de los individuos de esa población que fueron evaluados durante la adolescencia. E L EFECTO MODULADOR DEL MEDIO AMBIENTE EN LAS CONSECUENCIAS MENTALES DE RCIU 488 El modelo médico que define una relación estática, directa y lineal entre el agente patógeno y la enfermedad generalmente no es aplicable para describir el desarrollo de los individuos. Existen pruebas de que las consecuencias psicosociales de un traumatismo recibido a temprana edad van a depender de su naturaleza e intensidad, así como de su interacción con el medio ambiente en el que se desarrolla el individuo. Es preciso elaborar modelos interactivos que tomen en cuenta el medio socioeconómico y los factores nutricionales en el período posnatal para comprender el desarrollo del comportamiento (53,54). En países industrializados, se ha notificado que la magnitud de las deficiencias del desarrollo cognitivo de los lactantes con peso muy bajo al nacer está determinada en gran parte por el medio ambiente posnatal (55). Es notorio el hecho de que en países en desarrollo no se haya estudiado la relación entre un traumatismo recibido a temprana edad (como el RCILJ), el nivel socioeconómico y el desarrollo del comportamiento a largo plazo. Asimismo, es razonable suponer que en poblaciones en las que existen condiciones endémicas de pobreza y desnutrición, el nivel socioeconómico no desempeña el mismo papel que en los países industrializados. Por ejemplo, en un estudio realizado en Guatemala (56), se observó la existencia de una interacción entre el nivel socioeconómico, el estado nutricional y el nivel de inteligencia de los niños estudiados. En zonas con niveles muy altos de pobreza, el estado nutricional de los niños no tuvo ningún efecto sobre el nivel de inteligencia, que fue uniformemente bajo. Por el contrario, en zonas con niveles socioeconómicos más altos, el nivel de inteligencia de los niños con mejor estado nutricional fue más alto. C ONCLUSIONES El RCIU es sinónimo de desnutrición fetal y está fntimamente relacionado con la pobreza y, muy posiblemente, con la desnutrición crónica de las madres que viven en países en desarrollo. En países industrializados, el RCIU se relaciona más intensamente con varias complicaciones médicas del embarazo. Las estadísticas sobre el RCIU y el IR son muy escasas en países en desarrollo, porque en general no se dispone de suficientes datos sobre el peso, la talla y la edad gestacional al nacer. Esta situación debe cambiar pronto, dado que un número elevado de hospitales en Latinoamérica ya cuentan con la infraestructura y el asesoramiento necesarios para obtener y registrar adecuadamente la información que se precisa para identificar neonatos con RCIU y clasificarlos de acuerdo con su Il? En el caso de los partos domicilianos existen formas simplificadas (CLAP-OPS) de obtener datos sobre el peso al nacer y otras variables perinatales (57). El valor de esta información va a depender de la realización de un buen control de la calidad de la toma de medidas y el registro de datos. Afortunadamente, ya se dispone de protocolos para estandarizar y mantener un buen control de la calidad de las medidas antropométricas neonatales y de la estimación de la edad gestacional. Estos protocolos pueden utilizarse en investigaciones clfnicas (58, 59) 0 en el monitoreo constante de los neonatos (59). Es importante tomar en cuenta las proporciones corporales al nacer, para comprender y estudiar el riesgo de aparición de alteraciones del desarrollo físico y mental de los neonatos que presentan RCIU. El II’ puede ser un indicador muy útil en este sentido, ya que permite comprender la historia nutricional del feto durante la gestación y, por consiguiente, clasificara los neonatos con RCIU según sus proporciones corporales al nacer. Con esta clasificación se han identificado distintos factores de riesgo, ya que, como sugieren los resultados de un análisis crftico de los estudios de Taiwan (44) y Guatemala (26,45), existen diferencias importantes en el crecimiento y el desarrollo de los neonatos simétricos y asimétricos. Los estudios de Mueller y Pollitt (43) y de Villar et al. (26) indican que a los neonatos asimétricos les espera un futuro mejor que a los simétricos a largo plazo. No obstante, los trabajos de Villar et al. (45) y de Caulfield et al. (22) también indican que la morbilidad neonatal de estos niños aumenta cuando se les compara con los simétricos. La explicación de este desacuerdo puede estar relacionada con el momento cronológico en que se evaluaron los factores de riesgo. Los neonatos asimétricos padecen desnutrición durante el último trimestre del embarazo y, por ello, pueden presentar un nesgo elevado de morbilidad y mortalidad en el período neonatal. Por otro lado, los recién nacidos simétricos pueden haber padecido desnutrición fetal durante toda la gestación y, por 10 tanto, sufrir una disminución tanto de la división como del tamaño de las células. Como consecuencia, a mediano plazo, el riesgo de aparición de trastornos del desarrollo físico e intelectual de los neonatos simétricos es más elevado. Estas diferencias entre riesgos pueden desvanecerse con el tiempo, cuando una serie de factores sociales, culturales y económicos se convierten en determinantes más importantes que el RCIU del desarrollo del niño. Ello puede explicar los hallazgos de Gorman y Pollitt (28) y de Pollitt et al. (29), según los cuales el pronóstico del desarrollo mental de los neonatos simétricos y “normales” a los 5 años de edad y durante la adolescencia es muy similar. Es importante recalcar que la definición de simetrfa y asimetría sobre la base del IP es arbitraria y, como se vio en los trabajos de Haas et al. (24) y de Balcázar y Haas (46), si se utiliza otro criterio de clasificación, se puede llegar a conclusiones opuestas con los datos de un mismo estudio. Por otra parte, el uso del Il’ como variable dicotómica ha sido puesto en duda por Kramer et al. (47-49). Es muy importante seguir haciendo estudios para comprender la etiología de la proporcionalidad de las dimensiones corporales al nacer y el riesgo que representa para los individuos. Recientemente, la comunidad científica ha puesto de relieve la necesidad de desarrollar métodos que permitan detectar el RCIU durante el embarazo (3, 60). Sin embargo, aún no se conocen totalmente cuáles son los principales factores determinantes del RCIU y las proporciones corporales al nacer. Para poder comprender y prevenir las consecuencias adversas del RCIU, es preciso conacer esos factores. El desarrollo de modelos g 3 5 2 2 õ 2 2 52 2 u ti a g 2 b c; G L= õ + k? & k 489 matemáticos capaces de predecir con suficiente sensibilidad y especificidad el RCIU y las proporciones corporales al nacer representa un primer paso en esa dirección (19). Se sabe muy poco sobre el papel que desempeña el medio ambiente en el efecto del RCIU y las proporciones corporales sobre el desarrollo físico e intelectual de los habitantes de zonas marginadas en países en desarrollo. Las pruebas disponibles hasta el momento destacan la necesidad crítica de llevara cabo estos estudios lo antes posible. A GRADECIMIENTO Los autores agradecen la ayuda prestada por Elizabeth Metallinos-Katzaras y Kathleen Gorman en el análisis de los datos del estudio de Guatemala-INCAP, y los comentarios y sugerencias del Dr. José Villar y la Dra. Kathryn G. Dewey en la elaboración de este trabajo. REFERENCXAS 1. World Health Organization. The incidence of lowbirth weight: a critica1 review of available information. 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Selection criteria were that the articles had been published in English or Spanish between 1969 and 1991 and reported on studies carried out in Latin America or industrialized countries. Of the 53 articles identified, 52 were selected. The infonnation they contained was summarizd on the basis of the following criteria: for observational studies, the objectives of the study, information on research methods and design, presentation of statistically significant results, anda critique of the study; for review articles, coverage of general findings and basic concepts relating to the subject. The criteria for evaluating the studies’ quality were: rationale for the hypotheses investigated and quality of the research design, statistical analysis, and interpretation of the results. IUGR was defined as low birthweight for gestational age. It is estimated that in Latin America 3 miIlion children are bom with IUGR every year. In developing countries, factors associated with poverty, such as undemutrition, are important determinants of IUGR. This condition increases the risk of morbidity, mortality, and impaired physical and mental development during early childhood. The weight index (weight/length) can be utilized to subclassify neonates with IUGR according to body proportions. It has been postulated that symmetrical neonates suffered from undemutrition since the beginning of gestation and those who are asymmetrical were undemourished during the final stages. In Latin America, most ILJGR cases are symmetrical, while in the developed countries asymmeirical IUGR is more common. The risk of perinatal morbidity is higher in asymmetrica1neonates, and the risk of impaired physical and mental development is greater in those who are symmetrical. At 5 years of age, no differences have been detected in mental development. It is not yet known precisely what the risk factors are for neonatal mortality. Tl-re clinical usefulness of the IUGR assessment and the weight index depends on the accuracy of gestational age estimates, length and weight measures at birth, and the presente of postnatal risk factors. In Latin America the necessary infrastructure to obtain reliable information is available. It is important that optimum use be made of available resources in order to gain a better understanding of the risk factors associated with IUGR and changes in body proportions.