Perfiles y Rasgos Por: Horacio Andrade Estrategias de cambio organizacional Cuando se emprende un proceso de cambio organizacional, son muchas las preguntas que se formulan sus promotores en su afán de asegurar en lo posible su éxito. Una de ellas tiene que ver sin duda con las estrategias que mejor pueden contribuir a que los objetivos buscados se cumplan. ¿Qué tanto conviene imponer el cambio o propiciar su aceptación? ¿Cuándo se puede esperar a que las cosas se den en el mediano o largo plazo y cuándo hay que hacerlas en el corto? ¿Las acciones a seguir son diferentes dependiendo de la profundidad de la transformación que se pretende lograr? Los especialistas en la materia identifican tres grandes estrategias de cambio, a las que han llamado empírico-racionales, normativo-reeducativas y de podercoercitivas. Cada una de ellas tiene sus particularidades, sus ventajas y desventajas, y lejos de ser mutuamente excluyentes, como a veces se piensa, pueden ser muy complementarias. Las empírico-racionales son aquellas que tienen como objetivo sensibilizar, convencer o, como diría Kurt Lewin, descongelar; utilizan información, evidencias y hechos lo suficientemente contundentes y fundamentados como para que no quede duda de que el cambio es necesario y benéfico (considerando que el beneficio no sólo se debe entender como algo positivo, sino también como un problema o riesgo que se evitará como consecuencia de llevar a cabo la transformación requerida). Actúan básicamente sobre las creencias de las personas. Las normativo-reeducativas pretenden actuar sobre aquello que da origen a la conducta de manera más contundente y permanente, es decir, sobre los valores, y desarrollar en las personas los conocimientos, habilidades y actitudes que demanda el proceso de cambio organizacional. Van a un nivel más profundo que las estrategias empírico-racionales porque lo que se quiere es asegurar que el cambio perdure a largo plazo. Efectos complementarios Las de poder-coercitivas se aplican directamente sobre la conducta a través del ejercicio de la autoridad. Buscan el cambio inmediato y para ello reprimen los comportamientos no deseados y, por qué no, refuerzan los que se pretende implantar. Muchos procesos de cambio organizacional recurren a las tres estrategias en diferentes momentos y con objetivos distintos, a fin de lograr efectos complementarios. A veces es necesario empezar con una estrategia de podercoercitiva porque los impulsores del proceso así lo deciden y, si tienen la autoridad para hacerlo, determinan su implantación. Sin embargo, en seguida, o de manera paralela, utilizan una estrategia empírico-racional que ayude a que las personas que se verán involucradas en, o afectadas por, el proceso, conozcan y acepten las razones por las que se lleva a cabo, y lo apoyen. La intervención de los líderes formales e informales, así como el uso adecuado de los medios de comunicación, son fundamentales para el éxito de esta estrategia. Si el cambio pretendido es profundo y radical e implica una nueva forma de ver las cosas y por tanto de actuar, la organización tendrá que emplear una estrategia normativo-reeducativa que logre que a mediano y largo plazo, lo que empezó como una imposición de conductas forzada por las circunstancias, se convierta en parte de la cultura, al hacer que la gente se comporte así por convicción y por haber desarrollado los valores y actitudes correspondientes. Nestlé, Roche, Kraft Foods, Posadas y muchas otras empresas que se encuentran en procesos de cambio constantes, deben de tomar en cuenta que la dosis a aplicar de cada una de estas tres estrategias, y la combinación adecuada de ellas, dependerán de los objetivos que se persigan, del tiempo del que se disponga, del grado de compromiso que se requiera por parte de los colaboradores, y del nivel de profundidad que demande el mismo proceso.