7 La población reclusa Indicadores 7.1. Indicador en la población reclusa de la CAPV: población drogodependiente atendida por los Equipos de Intervención en Toxicomanías en los centros penitenciarios de la CAPV. 7.2. Indicadores de prisiones en el Estado español: características sociodemográficas de la población reclusa y programas desarrollados en el ámbito penitenciario. 7.3. Indicadores relativos a la acción de cumplimiento de la ley en Europa: consumidores de drogas en centros penitenciarios. Centros Informantes de la CAPV 1. Equipos de Intervención en Toxicomanías dentro de la prisión: Agipad en Martutene (Gipuzkoa), Edex en Basauri (Bizkaia) y Lur Gizen en Nanclares de la Oca (Álava). 7.1. VOLUMEN DE POBLACIÓN PRESA EXISTENTE EN LA CAPV 7.1.1. Número de personas presas La cuantificación del número de personas presas que existe en un año dado es complicada, ya que la población presa no es estática. Cada día se producen entradas y salidas en las cárceles y en ocasiones se trata de las mismas personas. Esto dificulta en gran medida la tarea de identificación del volumen de población penitenciaria existente en la Comunidad Autónoma del País Vasco. A pesar de que siempre hay un número más o menos similar, existe un porcentaje importante de presos que ingresa en prisión por un tiempo relativamente breve, pero que, después de su liberación, pueden ingresar de nuevo —incluso varias veces— a lo largo del mismo año. Esta circunstancia distorsiona los datos, puesto que una misma persona puede ser contabilizada varias veces, tantas como ingresos tenga en prisión, lo que generaría, en el caso de realizar así la contabilización, una sobrerrepresentación de la población penitenciaria. Para obtener una idea aproximada de la población presa existente en la CAPV, se ha tomado como punto de referencia la población presa existente a finales de diciembre del año en estudio. El volumen de la población penitenciaria vasca ha registrado diversos cambios a lo largo de estos años, si bien viene siendo semiestable desde 1996, ya que desde ese año varía alrededor de 1.100 reclusos en la CAPV. La población reclusa de la CAPV, a 31 de diciembre de 2000, ascendía a 1.069 internos, de los cuales 987 eran hombres y 82, mujeres. Estos 1.069 internos representan el 2,3% del total de población reclusa en España, que asciende a 45.104 reclusos. 113 “5” INFORME 2002 DEL OBSERVATORIO VASCO DE DROGODEPENDENCIAS Gráfico 1: Evolución del número de personas presas en las tres cárceles vascas 1994-2000 (valores absolutos y porcentajes de variación) 1600 +3,8% 1.521 1500 1400 1.474 -25% 1300 1200 1.141 1100 1.134 +13,6% -11% -8,85% +2,69% 1000 1.040 1.069 1999 2000 1.004 900 1994 1995 1996 1997 1998 Fuente: Elaboración propia según datos del Departamento de Justicia del Gobierno Vasco, la Dirección de Derechos Humanos y la página web del Ministerio Interior. 7.2. LA ACTIVIDAD DE LOS EQUIPOS DE INTERVENCIÓN EN TOXICOMANÍAS EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS La prevalencia de la toxicomanía en prisión ha impulsado la adopción de estrategias para la reducción del daño ocasionado por el consumo de drogas, destacando la consolidación de los programas de mantenimiento con metadona y la puesta en marcha de los Programas de Intercambio de Jeringuillas. En el año 2000 fueron atendidas un total de 774 personas por los Equipos de Intervención en Toxicomanías en las tres cárceles vascas. Tras unos años de descenso continuado hasta 1997, comenzó el ascenso de personas atendidas y, desde 1998, el número no ha parado de crecer. Tal es así, que en el año 2000 se ha atendido un volumen superior al de 1994. El número de personas atendidas por los Equipos de Intervención en Toxicomanías en prisión ha aumentado debido a la asunción, por parte de estos equipos, de los programas libres de drogas y los programas de reducción del daño (metadona e intercambio de jeringuillas) 114 LA POBLACIÓN RECLUSA Las razones de tal ascenso pueden encontrarse en la mayor diversificación de programas de tratamiento y de reducción del daño, ajustándose a las demandas de los usuarios. Así, en estos últimos años se ha realizado un esfuerzo notable en la asunción y coparticipación, junto a los equipos sanitarios de la prisión, de la atención a los múltiples internos incluidos en los Programas de Mantenimiento con Metadona, así como a los derivados de los Programas de Intercambio de Jerinquillas (PIJ), que en muchas ocasiones suelen ser derivados a otros programas de menor exigencia. La gran incidencia de la toxicomanía dentro de las prisiones ha supuesto la validación de las vías preventivas sobre las represivas, ante la evidencia de la imposibilidad de controlar la introducción y el consumo en su interior. Los programas de intercambio de jeringuillas (PIJ) son un reflejo de ese intento de evitar los daños que causa el consumo entre los reclusos, aunque éste se siga penalizando. Además, los PIJ permiten un contacto terapéutico con los reclusos y un intercambio de información que, muchas veces, motiva el inicio de un proceso de abordaje de la adicción. Se extiende la experiencia de los Programas de Intercambio de Jeringuillas. Gráfico 2: Población reclusa atendida en programas de tratamiento dentro de las prisiones de la CAPV entre los años 1994 y 2000 (valores absolutos y porcentajes de variación) 900 800 774 766 663 700 578 600 +40,9% 631 -13,4% +19,7% -12,8% -13% 500 -8,8% 549 527 400 300 200 100 0 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 Fuente: Elaboración propia realizada según los datos de las Memorias de los Equipos de Intervención en Toxicomoanías. 7.2.1. Volumen de personas atendidas en función del tipo de historia clínica Del total de atenciones dispensadas, 263 fueron referidas a personas que iniciaban un contacto terapéutico con el equipo por primera vez (historia clínica nueva, 33,9%)1. Así mismo, se produjeron 244 atenciones protagonizadas por sujetos que disponían de historia clínica abierta por contactos previos 1 Tal y como se ha explicado en los informes anteriores, historia clínica nueva se refiere a los reclusos y reclusas que inician el tratamiento por primera vez; historia clínica anterior se refiere a las personas que ya están en tratamiento desde el año anterior y reingresos engloba a todas aquellas personas que inician de nuevo o reanudan el tratamiento ese año. 115 “5” “5” INFORME 2002 DEL OBSERVATORIO VASCO DE DROGODEPENDENCIAS (reingresos, 31,5%) y 267 fueron sujetos que en el año 2000 continuaban el tratamiento que habían iniciado el año anterior (historia clínica anterior, 34,6%). La proporción de personas que reingresan en el tratamiento se mantiene más o menos estable a lo largo de los años, con las lógicas variaciones. Sin embargo, debe destacarse el número de pacientes que se mantiene en tratamiento del año anterior, superior a años precedentes. La diversificación de atenciones con los programas de dispensación de metadona y el intercambio de jeringuillas facilita la retención de las personas drogodependientes en los programas de atención e intervención en toxicomanías. Tabla 1: Personas en tratamiento en función del tipo de contacto establecido con el programa. CAPV, 1994-2000 (valores absolutos y variaciones porcentuales) Personas en tratamiento H.ª clínica nueva (en %) H.ª clínica anterior (en %) Reingresos (en %) 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 629 323 51,3 107 17 199 31,6 663 264 39,8 170 25,6 229 34,5 578 255 44,1 159 27,5 164 28,3 527 223 42,3 137 25,9 167 31,6 631 255 40,4 174 27,5 202 32 549 259 47,1 128 23,3 162 29,5 774 263 33,9 267 34,4 244 31,5 variación 99-00 variación 94-00 + 40,9 + 1,5 + 23 + 81,4 + 208,5 + 249 + 50,6 + 22,6 Fuente: Datos ofrecidos por las Memorias de los Equipos de Intervención en Toxicomanías. 7.2.2. Bajas en tratamiento Se han producido 482 bajas en los programas de tratamiento durante el año 2000. La causa más frecuente de baja (38%) se debe al traslado de los internos en tratamiento a otro centro penitenciario. Las bajas por abandono voluntario representan un 25% de las bajas. Este cese de la relación terapéutica por decisión propia del paciente ofrece una visión, tanto de la motivación del sujeto para permanecer en tratamiento, como de la capacidad de los equipos para responder a las peculiaridades y demandas de cada uno de los pacientes. El 19% de los internos causa baja por ser derivado a la red asistencial para continuar el tratamiento fuera de la prisión en mejores condiciones terapéuticas. Las bajas motivadas por este supuesto reflejan la aplicación de medidas específicas contempladas en la ley para los reclusos con problemas de adicción. En este sentido, cabe señalar que en el año 2000 las bajas por derivación a la red asistencial se han mantenido estables respecto al año 1999. Tabla 2: Causas de las bajas producidas en las personas atendidas por los equipos de intervención en prisión, 1994-2000 (porcentajes) Baja voluntaria (abandono) Alta terapéutica Libertad y 3.er grado Traslado a otro c. penitenciario Derivados a Tratamiento TOTAL bajas en el tratamiento 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 20 9 22 20 22 437 16 2 21 32 29 382 25 3 26 30 16 360 27 1 26 19 27 259 10 2 22 30 22 396 22 2 28 29 19 431 25 1 17 38 19 482 Fuente: Datos ofrecidos por las Memorias de los Equipos de Toxicomanías. 116 LA POBLACIÓN RECLUSA El escaso número de bajas por alta terapéutica se debe a la práctica imposibilidad de completar un proceso terapéutico en el medio penitenciario. En el año 2000 se han producido solamente dos casos de alta terapéutica (tabla 2). Durante 2000, el C. P. de Basauri y el de Martutene llevaron adelante el Programa de Intercambio de Jeringuillas. Según datos del equipo de Basauri, en total se produjeron 1.868 intercambios de jeringuillas, 580 dispensaciones (sin recibir material usado a cambio) y 94 devoluciones (sin solicitar jeringuilla a cambio). En el año 2000, el 19% (90) de los reclusos atendidos por los Equipos de Toxicomanías ha sido derivado a recursos externos a la prisión con el fin de continuar el tratamiento en el medio libre. Es destacable el constante incremento de la aplicación de las medidas contempladas en la ley para los reclusos con problemas de adicción. Sigue aumentando la aplicación de las medidas alternativas a la pena de prisión, así como la derivación de los reclusos a la red asistencial exterior. Diversos artículos desarrollados en el Reglamento Penitenciario (117, 182, 86.4 y 104.4), aplicables en mayor o menor medida a los reclusos toxicómanos, permiten el acceso de éstos a diversas modalidades de tratamiento y cumplimiento de la pena. Por otro lado, la reforma del Código Penal, además de la excarcelación de un gran número de internos, trajo consigo la modificación del sistema de penas. La nueva filosofía penal supone la potenciación de las medidas alternativas a la pena privativa de libertad y la disminución de la aplicación de la prisión preventiva. Esta reforma acarrea un descenso del número de personas que ingresa en prisión. En este sentido, la entrada en vigor de la Ley del Menor impide que cualquier joven menor de 18 años implicado en la comisión de un delito ingrese en prisión, lo que provoca un menor volumen de internamientos penitenciarios. 7.3. PERFIL DEL PACIENTE ATENDIDO POR LOS EQUIPOS DE TOXICOMANÍAS QUE INTERVIENEN EN PRISIÓN El perfil medio del paciente atendido por los equipos de toxicomanías que intervienen en prisión es el de un varón de 31 años, soltero, que vive con sus padres (43,4%). Carece de graduado escolar (53,3%) así como de capacitación laboral (73,3%). La mayoría de los sujetos atendidos es originaria de la CAPV (53,5%); ellos son la primera generación nacida de padres inmigrantes. Pertenecen a una familia numerosa (4 hermanos) de economía media-baja, en la que la estructura familiar ha sufrido la ausencia de alguno de los progenitores por muerte o separación. En la mayoría de estos núcleos, la patología del paciente coexiste con la adicción de otros miembros de la familia, padres y/o hermanos, (40,8%). El paciente presenta un problema de adicción a varias sustancias, politoxicomanía (82,1%). El consumo comienza en etapas evolutivas tempranas y persiste durante muchos años (12), aunque también son muchos los intentos de deshabituación. 117 “5” “5” INFORME 2002 DEL OBSERVATORIO VASCO DE DROGODEPENDENCIAS PERFIL DE LA PERSONA PRESA ATENDIDA EN LOS PROGRAMAS DE TRATAMIENTO DENTRO DE LAS CÁRCELES VASCAS Perfil sociodemográfico Varón (90,4%) 31 años Soltero (58,4%) Sin graduado escolar (53,3%) Escasa cualificación profesional (73,3%) Nacido en la CAPV (53,5%) Reside con los padres (43,4%) 4 hermanos Padres inmigrantes CAPV (42,1%) Hay otros miembros toxicómanos en la familia (40,8%) Relación con las drogas Politoxicómano (82,1%) Ha consumido durante 11,6 años Vía intravenosa y fumada Contacto con tratamientos anteriores (69,8%) Portador del VIH (29,3%) Hepatitis (62,3%) Relación con la prisión Media de ingresos en cárcel: 4-5 veces Edad primer ingreso: 21 años Tiempo total de estancia: más de un año Causa actual de ingreso en prisión: robo y delitos contra la salud pública Fuente: Elaboración propia según las Memorias de los Equipos de Intervención en Toxicomanías. En cuanto a su estado sanitario, se puede afirmar que es más probable que este paciente esté afectado por la hepatitis B o C (62,3%) que por el VIH (29,3%). Ha ingresado en prisión cuatro o cinco veces, la primera vez a los 21 años, y ha pasado un tiempo superior a un año en esta institución. Su historial delictivo cuenta con delitos contra la salud pública (tráfico de drogas) y contra la propiedad (robo) como tipologías más habituales. Destaca la disminución de casos VIH+ entre los reclusos atendidos. El beneficio de los PIJ, la información y la educación para la salud dirigida a la población general y específicamente a los colectivos con prácticas de riesgo, se refleja en la reducción del número de perso- 118 LA POBLACIÓN RECLUSA nas VIH+. Si en 1999 el porcentaje de reclusos portadores del virus era de un 40,7%, en 2000 esta cifra se ha reducido hasta el 29,3%. Sin embargo, los índices de hepatitis en este colectivo siguen siendo elevados (62,3%). 7.4. OTRAS CUESTIONES 1. Manifestado por el equipo de la prisión guipuzcoana y corroborado por el personal de los Equipos de Toxicomanías de las otras dos prisiones, destaca el aumento de población reclusa con «patología dual» en la que la adicción se presenta asociada con trastornos de personalidad que requieren atención y medicación psiquiátrica, así como una mayor coordinación interdisciplinar y un manejo terapéutico específico. 2. El Gobierno Vasco estima que a partir de la entrada en vigor el pasado 13 de enero de 2001 de la Ley del Menor, apenas cinco de cada 100 adolescentes implicados en un delito o falta acaban en un centro, ya sea en régimen cerrado, semiabierto, abierto o cautelar. El Servicio Vasco de Justicia Juvenil, que depende de la Dirección de Derechos Humanos y ejecuta las resoluciones de los jueces de menores, concede especial relevancia a la figura de la resocialización, promoviendo los programas de conciliación y reparación entre agresor y víctima. Se trata de una solución que desde hace tiempo venía impulsándose desde la viceconsejería de Justicia y que ahora se recoge en esta ley. La gran mayoría de las medidas aplicadas a los menores en nuestro país no conllevan el internamiento. La fórmula más habitual, además de la mediación y la reparación, han sido las libertades vigiladas. Desde principios de año, las medidas aplicadas a menores en relación con el consumo de sustancias se eleva a 15. Estas personas fueron instadas a someterse a tratamiento ambulatorio, ya que sufrían anomalías psíquicas o adicción a alcohol o drogas. 7.5. INTERVENCIÓN CON DROGODEPENDIENTES EN PRISIÓN: EL ESTADO ESPAÑOL En el Estado, destaca la apertura de nuevos centros, lo que ha aportado un incremento de plazas al sistema penitenciario situándolo más cerca de conseguir el principio celular de un interno por celda como señala la legislación penitenciaria. Entre las novedades, cabe destacar la inminente puesta en marcha de controles telemáticos que permiten la vigilancia electrónica como una alternativa a la prisión. Se pretende impulsar diferentes programas en el ámbito de la prevención, la desintoxicación, el tratamiento con metadona, la deshabituación en espacios terapéuticos específicos y los programas de reinserción. El grupo de internos con problemas de toxicomanías sigue preocupando especialmente a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, de ahí la necesidad de impulsar diversos programas de atención a este colectivo. 119 “5” “5” INFORME 2002 DEL OBSERVATORIO VASCO DE DROGODEPENDENCIAS Desde esta misma instancia se afirma que, aspectos sociales como la escasez de recursos de desintoxicación, el desempleo y la severidad de los jueces al condenar a un gran número de traficantes a pequeña escala, que a su vez son consumidores de droga, son aspectos que contribuyen al aumento del volumen de consumidores dentro de prisión. Sin embargo, la declaración de principios del Tribunal Supremo, que sostiene la necesidad de adecuación de las condenas a la cantidad de droga incautada, puede cambiar este panorama en las prisiones del Estado. Los programas de deshabituación se han consolidado y durante el año 2000 han acogido en esta modalidad de tratamiento a 7.644 internos. Los programas de mantenimiento con metadona se han extendido a todos los centros penitenciarios y han trabajado con 20.000 internos drogodependientes. El programa de intercambio de jeringuillas está implantado en nueve centros penitenciarios desde que se inició la experiencia piloto en la CAPV, en el C. P. de Basauri. Durante 2000, el número de intercambios en el total de los centros ha sido de 5.868 kits de jeringuillas y 4.261 dispensaciones. 7.6. CONSUMIDORES DE DROGAS EN CENTROS PENITENCIARIOS EN EUROPA España y Portugal son los países europeos con un mayor porcentaje de reclusos toxicómanos. En estos Estados, más de la mitad de los reclusos declara ser consumidor de drogas mientras que en Estados como Italia, Francia o Alemania este porcentaje oscila entre el 20-35%. Desde la Dirección General de Instituciones Penitenciarias se manifiesta que «la prisión es un reflejo de la sociedad», por lo que reproduce los altos índices de consumo de la población general de España respecto a otros países europeos. La prevalencia del consumo de drogas en los centros penitenciarios se calcula principalmente a partir de estudios realizados a escala local. Según el informe 2001 del Observatorio Europeo de la Droga y la Toxicomanía, hasta un 90% de los presos declara haber consumido alguna droga ilícita en algún momento de su vida. Los consumidores problemáticos de drogas y/o los consumidores por vía intravenosa son menos frecuentes, pero pueden representar hasta un 50% de la población reclusa en algunas regiones. El problema que más afecta a esta población es la mayor probabilidad de que se comparta el material de inyección. La magnitud del consumo de drogas depende del centro penitenciario. Reviste mayor importancia en las cárceles de gran tamaño y en las de corta estancia, y también es mayor en las cárceles de mujeres que en las de hombres. 7.7. DOCUMENTACIÓN UTILIZADA AGIPAD (2000): Memoria 2000, Donostia-San Sebastián. DELEGACIÓN DEL GOBIERNO PARA EL PLAN NACIONAL SOBRE DROGAS: Observatorio Español sobre Drogas. Informe n.º 4. Marzo 2001, Ministerio de Interior, Madrid. DIRECCIÓN DE DERECHOS HUMANOS: Datos referentes a los años 1994, 1995, 1996, 1997, 1998. Departamento de Justicia, Economía, Trabajo y Seguridad Social del Gobierno Vasco. EDEX KOLEKTIBOA (2000): Programa de intervención en toxicomanías en la prisión provincial de Basauri, 2000, Bilbao. LUR GIZEN: Memoria del programa de intervención en toxicomanías, Centro Penitenciario Nanclares de la Oca. Ejercicio 2000. MINISTERIO DE INTERIOR: Programas de Intervención con Drogodependientes en Centros Penitenciarios. Memoria 2000. OBSERVATORIO EUROPEO DE LAS DROGAS Y LAS TOXICOMANÍAS (2001): Informe anual sobre el problema de la Drogodependencia en la Unión Europea. 120