»ˇ¯ 13/9/07 10:33 Página 1 Problema clínico Infección intestinal aguda B. Roca Unidad de Enfermedades Infecciosas. Servicio de Medicina Interna. Hospital General de Castellón. Castellón. Universidad de Valencia. Valencia. España. Escenario actual Puntos clave • La infección intestinal aguda es la segunda enfermedad más frecuente, después de la infección respiratoria aguda. • Puede estar producida por numerosos microorganismos, entre los que figuran, por orden de frecuencia, virus, bacterias y protozoos. • La mayoría de casos son banales y no requieren prácticamente ningún procedimiento diagnóstico. • La presencia de leucocitos o de sangre en las heces sugiere que la infección intestinal aguda está producida por bacterias. • La hidratación, siempre que sea posible por vía oral, es la medida terapéutica fundamental. • En las infecciones por cepas enterohemorrágicas de Escherichia coli es fundamental evitar los antibióticos, ya que aumentan el riesgo de síndrome hemoliticourémico. • Los fármacos que disminuyen la motilidad intestinal, como loperamida, deben usarse con precaución. La infección intestinal aguda (IIA) es un proceso muy frecuente, que se caracteriza por un cuadro clínico de intensidad ampliamente variable, que puede ir desde unas mínimas molestias abdominales hasta severos cuadros de diarrea, náuseas, vómitos y deshidratación. La IIA es la segunda enfermedad más frecuente después de la infección respiratoria aguda. En los países subdesarrollados es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad. En los países desarrollados la incidencia media aproximada es de un episodio anual por cada persona, y ocasiona aproximadamente un ingreso hospitalario anual por cada 1.000 personas. Es más frecuente en los niños que en los adultos. Esta infección se transmite fundamentalmente a través de alimentos y agua contaminados, pero también puede transmitirse de modo directo de persona a persona, sobre todo por vía fecal u oral, y de animal a persona. En ocasiones se presenta en forma de brotes e incluso de epidemias, especialmente cuando el contagio se produce a través de agua contaminada. La IIA puede estar producida por numerosos microorganismos, entre los que figuran virus, bacterias y protozoos (tabla I). La importancia de cada grupo de patógenos varía sustancialmente con las circunstancias epidemiológicas concretas, pero globalmente son los virus los principales responsables. Entre ellos destacan, por este orden, los norovirus (virus Norwalk) y los rotavirus. Las bacterias también son agentes etiológicos importantes. Entre ellas destacan Salmonella spp. y Campylobacter spp., aunque son muchas otras las que también pueden producirla. Por último, entre los protozoos causantes de IIA destacan Cryptosporidium spp. y Giardia spp. Los factores más importantes en la patogenia de la IIA son: las eterminadas características de los microorganismos, como el número ingerido de éstos, su capacidad invasiva y las toxinas que producen. Asimismo determinadas factores protectoras del huésped, como la flora intestinal normal y la inmunidad, finalmente, la sintomatología que caracteriza la IIA depende, en buena medida, de la región del intestino predominantemente afectada (tabla II) y del agente etiológico responsable (tabla III). ¿Cómo diagnosticar una infección intestinal aguda? La mayoría de casos de IIA son banales y no requieren prácticamente ningún procedimiento diagnóstico. Por el contrario, cuando la sintomatología es más importante, sí que es adecuado un correcto abordaje diagnóstico (fig. 1). Entre los datos clínicos que aconsejan esta última actitud figuran: – Diarrea profusa acompañada de signos de deshidratación. – Presencia de sangre, moco y pus en las heces. – Temperatura corporal superior a 38,5 ºC. – Persistencia del cuadro más allá de los 2 días. JANO 14-20 DE SEPTIEMBRE 2007. N.º 1.662 . www.doyma.es/jano 39 »ˇ¯ 13/9/07 10:33 Página 2 Infección intestinal aguda B. Roca Problema clínico Tabla I. Virus Bacterias Protozoos Principales microorganismos causantes de infección intestinal aguda, y parte del intestino que afectan predominantemente Tabla III. Sintomatología que caracteriza a la infección intestinal aguda, según el agente etiológico Agente etiológico Sintomatología fundamental Norovirus Cuadro muy intenso pero autolimitado Intestino delgado Intestino grueso Norovirus Adenovirus Rotavirus Afectan casi exclusivamente a niños Rotavirus Citomegalovirus Salmonella spp. Sepsis, insuficiencia renal Astrovirus Virus del herpes simple Campylobacter spp. Artritis reactiva y síndrome de Guillain-Barré Salmonella spp. Campylobacter spp. Shigella spp. Convulsiones, reacciones leucemoides, artritis reactivas Escherichia coli enterotoxigénica Shigella spp. Escherichia coli enterohemorrágicas Diarrea con sangre, pero sin fiebre; síndrome hemoliticourémico (serogrupo O157:H7) Clostridium perfringens Yersinia spp. Yersinia spp. Adenitis mesentérica Vibrio cholerae Escherichia coli enterohemorrágica Vibrio cholerae Epidemias en países subdesarrollados Staphylococcus aureus Clostridium difficile Clostridium difficile Colitis seudomembranosa (tras tomar antibióticos) Bacillus cereus Vibrio parahemolyticus Staphylococcus aureus Predominio de los vómitos (toxina) Listeria monocytogenes Plesiomonas shigelloides Diarrea del viajero Aeromonas hydrophila Escherichia coli enterotoxigénica Brachyspira spp. Cryptosporidium spp. Cuadro muy intenso pero autolimitado Cryptosporidium spp. Entamoeba histolytica Giardia spp. Cyclospora cayetanensis ciones, el posible contacto con animales, la realización de viajes recientes, la ingesta de determinados alimentos, la posible utilización de antibióticos u otros fármacos. – Una exploración física que incluya la valoración del estado de hidratación, la posible presencia de fiebre y de signos de irritación peritoneal. Isospora belli Cyclosporidium spp. Microsporidia Tabla II. Sintomatología que caracteriza a la infección intestinal aguda, según la región del intestino predominantemente afectada Intestino delgado Intestino grueso Diarrea acuosa y abundante Diarrea poco voluminosa Vómitos Tenesmo rectal Dolor abdominal tipo cólico Dolor abdominal coincidiendo con las deposiciones Esos datos permiten saber si el proceso afecta al intestino delgado o al grueso, y en muchos casos orientan acerca de la etiología. Por ejemplo, la presencia de fiebre sugiere infección por microorganismos enteroinvasivos, como Salmonella spp.; mientras que una IIA en viajeros con frecuencia está producida por cepas enterotoxigénicas de Escherichia coli. Por su parte, la presentación clínica en las primeras 6 h después de la ingesta de alimentos sospechosos sugiere que el cuadro está provocado por las toxinas de Staphylococcus aureus o Bacillus cereus. Suele haber fiebre Meteorismo No suele haber fiebre No suele haber sangre o pus en las heces Suele haber sangre y pus en las heces La invasión de la pared intestinal por los microorganismos es fundamental en la patogenia Las enterotoxinas juegan un papel fundamental en la patogenia – Dolor abdominal intenso. – Hospitalización reciente. – Empleo reciente de antibióticos. – Edad avanzada del paciente. – Inmunodeficiencias. Estudios complementarios La presencia de leucocitos o de sangre oculta en las heces sugiere que la IIA está producida por bacterias. La determinación de lactoferrina en las heces posee un significado similar al de la determinación de leucocitos. La utilidad del cultivo de heces es bastante limitada, ya que la mayoría de cuadros de IIA están producidos por virus y además son autolimitados. Pese a ello, sí que es recomendable su realización en casos como los siguientes: – Cuadros severos o prolongados, con presencia de leucocitos o sangre en las heces. – Pacientes inmunodeprimidos o con comorbilidades. – Pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, en los que es importante diferenciar la IIA de la reactivación de la enfermedad. Anamnesis y exploración La evaluación de una IIA debe incluir: – Una anamnesis que incluya detalles acerca de la duración de los síntomas, el número y las características de las deposi40 JANO 14-20 DE SEPTIEMBRE 2007. N.º 1.662 . www.doyma.es/jano En los medios de cultivo convencionales crecen sin dificultad las bacterias más habitualmente productoras de IIA, como Salmonella spp. y Campylobacter spp.; sin embargo, cuando »ˇ¯ 13/9/07 10:33 Página 3 Problema clínico Infección intestinal aguda B. Roca se sospecha infección por otras bacterias, como Escherichia coli O157:H7, es fundamental advertírselo al laboratorio, para que utilice las técnicas más adecuadas. El diagnóstico de la IIA por Clostridium difficile se realiza habitualmente mediante la detección en las heces de alguna de las toxinas que produce el germen. La determinación de protozoos en las heces puede estar indicada en algunos casos de IIA, pero es mucho más útil en el diagnóstico de la diarrea prolongada. Diagnóstico diferencial La IIA debe diferenciarse de otras causas de diarrea aguda, entre las que destacan: algunas toxinas de pescados y otros alimentos, la alergia a los alimentos, los efectos secundarios de los fármacos, la tirotoxicosis, el síndrome carcinoide, diversas enfermedades del aparato digestivo, como la enfermedad inflamatoria intestinal. Tabla IV. Tratamiento de elección para los principales microorganismos causantes de infección intestinal aguda Microorganismos Tratamiento antimicrobiano* Virus La mayoría no requiere ninguno Salmonella spp. Ninguno o ciprofloxacino Campylobacter spp. Azitromicina o ciprofloxacino Staphylococcus aureus (toxina) Ninguno Bacillus cereus (toxina) Ninguno Shigella spp. Ciprofloxacino o trimetoprim-sulfametoxazol Yersinia spp. Ciprofloxacino o doxiciclina Clostridium difficile Metronidazol o vancomicina Escherichia coli enterohemorrágica Ninguno Escherichia coli enterotoxigénica Ciprofloxacino o trimetoprim-sulfametoxazol Vibrio cholerae Ciprofloxacino o doxiciclina (una dosis) Entamoeba histolytica Metronidazol ¿Cuál es el abordaje terapéutico de una infección intestinal aguda? Giardia spp. Metronidazol Cryptosporidium spp. Nitazoxanida La rehidratación es la medida fundamental en el tratamiento de la IIA. Siempre que sea posible es preferible utilizar la vía oral, ya que se ha comprobado que la capacidad de absorción en el intestino delgado sigue presente en los pacientes con *Posologías más habituales: ciprofloxacino 500 mg/12 h, 5 días; azitromicina 500 mg/día, 3 días; trimetoprim con sulfametoxazol 160 y 800 mg, respectivamente, 3 días; doxiciclina 100 mg/12 h, 7 días; metronidazol 250-500 mg/6 h, 10 días; vancomicina 125 mg/6 h, 10 días; nitazoxanida 500 mg/12 h, 3 días. Todos ellos, incluida vancomicina, por vía oral. Figura 1. Evaluación del paciente con infección intestinal aguda. Náuseas, vómitos, diarrea Tratamiento sintomático: rehidratación Resolución en 1 o 2 días Sí No Según anamnesis: exploración y análisis de heces Diarrea no inflamatoria (intestino delgado) Diarrea inflamatoria (intestino grueso) IIA, siempre que en el intestino haya suficiente cantidad de agua, glucosa y electrolitos. La Organización Mundial de la Salud recomienda administrar la siguiente solución rehidratante: 1 l de agua, 3,5 g de cloruro sódico, 2,9 g de citrato trisódico o 2,5 g de bicarbonato sódico, 1,5 g de cloruro potásico, 20 g de glucosa o 40 g sacarosa. También pueden ser útiles otras soluciones similares. También es recomendable que los pacientes con IIA, aparte de la solución rehidratante, tomen una dieta fácil de digerir, consistente en productos como arroz hervido, caldos vegetales, etc. Pero es especialmente importante que eviten los alimentos que contienen lactosa (leche y derivados, productos de repostería, etc.), ya que en la IIA es común la malabsorción de lactosa. En pacientes con vómitos o con náuseas importantes no resulta factible la rehidratación oral ni la ingesta oral de cualquier tipo. En estos casos, especialmente si hay deshidratación, debe recurrirse a las perfusiones intravenosas. Antibióticos Cultivo, toxina de Clostridium difficile Escherichia coli enterohemorrágica posible (ausencia de fiebre, sangre en las heces) Sí Segir con el tratamiento sintomático Evitar antibióticos No Considerar antibióticos La mayoría de casos leves o moderados de IIA no requiere tratamiento antibiótico, ya que éste no proporciona beneficio alguno, e incluso en determinados casos es contraproducente: en las infecciones por Salmonella spp. estos fármacos dificultan la eliminación del microorganismo del tubo digestivo y en las infecciones por cepas enterohemorrágicas de Escherichia coli aumentan el riesgo de síndrome hemoliticourémico. Por tanto, cuando se sospeche que la IIA está producida por alguna de esas 2 bacterias, en general, deben evitarse los antibióticos. En pacientes con sospecha de IIA por Clostridium difficile también deben evitarse los antibióticos, aunque en los casos más graves debe administrarse metronidazol o vancomicina. JANO 14-20 DE SEPTIEMBRE 2007. N.º 1.662 . www.doyma.es/jano 41 »ˇ¯ 13/9/07 10:33 Página 4 Problema clínico Infección intestinal aguda B. Roca En determinados cuadros, sugestivos de infecciones bacterianas, los antibióticos sí que están indicados: – Cuadros de IIA de intensidad moderada o severa, en los que se da alguna de las siguientes circunstancias: 8 o más deposiciones al día, deshidratación, duración superior a una semana, presencia de sangre o pus en las heces (excepto si se sospecha infección por cepas enterohemorrágicas de E. coli). – Pacientes con inmunodeficiencias. – “Diarrea del viajero”, si se presenta con fiebre y más de 4 deposiciones diarreicas al día. En la mayoría de estos casos puede emplearse como tratamiento empírico ciprofloxacino a la dosis de 500 mg cada 12 h durante 4 o 5 días. Cuando logra establecerse la etiología, debe utilizarse el antibiótico más adecuado para cada microorganismo (tabla IV). Por tanto, esos medicamentos no deben utilizarse en pacientes que tienen fiebre alta, importante sintomatología sistémica, presencia de sangre en las heces, Los antieméticos, como metoclopramida, pueden aliviar los vómitos, pero probablemente prolongan la duración de la diarrea; por tanto su empleo rutinario no parece recomendable. Profilaxis Entre las medidas para prevenir las IIA destaca el cumplimiento de las normas higiénicas básicas, como lavado de manos antes de las comidas y después de manipular productos posiblemente contaminados, ingesta de agua potable o hervida, ingesta de comidas correctamente cocinadas. J Bibliografía recomendada Otros tratamientos Los fármacos que disminuyen la motilidad intestinal, como loperamida o difenoxilato, pueden aliviar la diarrea propia de la IIA, pero deben usarse con precaución, ya que pueden enmascarar la cantidad de fluidos perdidos, dificultar la eliminación de microorganismos al inhibir el peristaltismo, favorecer el desarrollo del síndrome hemoliticourémico en pacientes con infección por Escherichia coli enterohemorrágica y ocasionar un íleo paralítico. Atmar RL, Estes MK. The epidemiologic and clinical importance of norovirus infection. Gastroenterol Clin North Am. 2006;35:275-90. Flint JA, Van Duynhoven YT, Angulo FJ, DeLong SM, Braun P, Kirk M, et al. Estimating the burden of acute gastroenteritis, foodborne disease, and pathogens commonly transmitted by food: an international review. Clin Infect Dis. 2005;41:698-704. Razzaq S. Hemolytic uremic syndrome: an emerging health risk. Am Fam Physician. 2006;74:991-6. Roy SL, Scallan E, Beach MJ. 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