La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Prácticas óptimas para la comunicación con el público durante un brote epidémico Informe de la Reunión de Consulta de Expertos de la OMS sobre Comunicación de Brotes Epidémicos, celebrada en Singapur del 21 al 23 de septiembre de 2004 La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Prácticas óptimas para la comunicación con el público durante un brote epidémico Informe de la Reunión de Consulta de Expertos de la OMS sobre Comunicación de Brotes Epidémicos celebrada en Singapur del 21 al 23 de septiembre de 2004 La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Enfermedades Transmisibles (Vigilancia y Respuesta) http:/www.who.int/csr La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos OMS/CDS/2005.32 © Organización Mundial de la Salud 2005 Derechos reservados Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no implican, por parte de la Organización Mundial de la Salud, juicio alguno sobre la condición jurídica de países, territorios, ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto del trazado de sus fronteras o límites. Las líneas discontinuas de los mapas representan de manera aproximada fronteras respecto de las cuales puede que no haya pleno acuerdo. La mención de determinadas sociedades mercantiles o de nombres comerciales de ciertos productos no implica que la Organización Mundial de la Salud los apruebe o recomiende con preferencia a otros análogos que no se mencionan. Salvo error u omisión, las denominaciones de productos patentados llevan letra inicial mayúscula. La Organización Mundial de la Salud ha tomado todas las precauciones razonables para comprobar la información contenida en esta publicación. Sin embargo, el material publicado se distribuye sin garantía de ningún tipo, ya sea expresa o implícita. Compete al lector la responsabilidad de la interpretación y del uso del material. La Organización Mundial de la Salud no podrá ser considerada responsable de los daños que pudiere ocasionar la utilización de los datos. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Índice Agradecimientos v Prefacio 1 Introducción 3 I. 5 Experiencia El caso especial de los brotes epidémicos 7 II. 21 Prácticas óptimas basadas en la experiencia Prácticas óptimas para la comunicación eficaz 23 Confianza: la base de la comunicación eficaz 27 Anuncio temprano: la decisión más consecuente 31 Transparencia: un tema intrínsecamente político 39 Inquietudes públicas: diversificadas pero legítimas 41 Planificación para afrontar el reto 45 Pasos hacia la comunicación de brotes 47 Anexo: lista de participantes 49 La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Agradecimientos La OMS agradece el apoyo económico de los gobiernos de Canadá, Irlanda y Japón, así como el apoyo económico y de organización del gobierno de Singapur a la Reunión de Consulta de Expertos de la OMS sobre la Comunicación de Brotes Epidémicos, que se celebró en Singapur del 21 al 23 de septiembre de 2004 y en la elaboración de este informe. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Prefacio El síndrome respiratorio agudo grave (SARS) —la primera enfermedad nueva grave del siglo XXI— fue un acontecimiento decisivo. Reveló cuánto había cambiado el mundo en lo que respecta a la repercusión que los brotes epidémicos pueden tener en un mundo sumamente móvil y estrechamente interconectado. Durante una estadía afortunadamente breve en su nuevo huésped humano, el virus del SARS se propagó de forma rápida a lo largo de las rutas de los viajes aéreos internacionales para infectar a más de 8.000 personas en todo el mundo, matando sólo a menos de 800 de los individuos infectados. La experiencia del SARS fue notable al menos en tres aspectos. Indicó que la acción nacional e internacional decisiva, aprovechando por completo las herramientas de comunicación modernas, podría impedir una nueva enfermedad a partir del establecimiento de la endemicidad. Elevó a nuevas cotas el perfil de la salud pública. Y lo hizo causando enormes daños económicos y perturbaciones sociales. El SARS preparó a los políticos para que comprendieran tanto las consecuencias del gran alcance de los brotes epidémicos como la necesidad de hacer de la contención rápida una gran prioridad. El SARS también estimuló los esfuerzos para encontrar formas de conseguir que la repercusión del siguiente brote internacional fuera menos notable. Dr. Anarfi Asamoa-Baah Subdirector General Enfermedades Transmisibles Organización Mundial de la Salud Del 21 al 23 de septiembre de 2004, la OMS convocó una reunión para considerar la función de las comunicaciones públicas durante un brote epidémico. Así, la OMS buscó el asesoramiento de expertos sobre dos cuestiones: ¿de qué modo la comunicación puede acelerar la contención de un brote? y ¿de qué manera la comunicación puede ayudar a mitigar las repercusiones sociales y económicas? Desde el comienzo de este siglo, la OMS ha confirmado un número de brotes epidémicos sin precedentes. Los cambios de la manera en que vivimos en el planeta han interrumpido el delicado equilibrio natural del mundo microbiano, y estos cambios no pueden deshacerse fácilmente. Los microbios parecen tener un futuro muy brillante. Ahora, nuestro trabajo consiste en recurrir a cualquier herramienta disponible —incluida la comunicación de brotes— y en ponerla a punto para controlar más rápido estos brotes, prevenirlos cuando sea posible y reducir su repercusión sobre las vidas humanas, las sociedades y las economías. Desde la reunión de consulta de Singapur, han tenido lugar varios sucesos. Durante los tres primeros meses de este año, la La comunicación de brotes epidémicos Cada vez es más difícil pensar en un brote como algo que sólo tiene importancia nacional o local. La comunicación de brotes epidémicos OMS detectó e investigó 75 brotes epidémicos, comprobándose que 62 de ellos tenían trascendencia internacional. Entre estos se encuentra el mayor brote, y el más letal, de la rara fiebre hemorrágica de Marburgo que se haya registrado. Lo que resulta más ominoso es que el mundo está más cerca de una pandemia de gripe que en cualquier otro momento desde 1968, cuando se produjo la última de las tres pandemias que tuvieron lugar en el siglo pasado. De acuerdo con la urgencia de la situación actual, el Reglamento Sanitario Internacional revisado se adoptó por unanimidad en la Asamblea Mundial de la Salud celebrada en mayo de 2005. Los microbios parecen tener un futuro muy brillante. Ahora, nuestro trabajo Los retos de comunicación que planteó el brote de fiebre hemorrágica de Marburgo son similares a los que surgieron a raíz de los brotes de fiebre hemorrágica de Ébola, y se trataron adecuadamente durante la reunión de consulta. Dado que el Reglamento Sanitario Internacional tiene implicaciones significativas para el tratamiento y la notificación de brotes, se han agregado a este informe varias referencias específicas a los nuevos requisitos del Reglamento. Una pandemia de gripe planteará, sin duda, retos sin precedentes a los comunicadores. Espero sinceramente que la información de este informe sirva de ayuda en esta tarea monumental. Un número de brotes epidémicos sin precedentes Desde el 1 de mayo de 2002 hasta el 31 de marzo de 2005, la OMS detectó y confirmó 760 brotes de posible trascendencia internacional en colaboración con 138 países afectados. Se solicitó asistencia internacional para más de 70 de estos sucesos. En más de 50, se desplegaron equipos internacionales para prestar apoyo sobre el terreno empleando la pericia de la OMS y las instituciones de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN). La comunicación de brotes epidémicos consiste en poner a punto todas las herramientas para hacerles frente. La comunicación de brotes epidémicos Introducción En los últimos años se han refinado las estrategias para la educación sanitaria y la movilización social durante los brotes epidémicos. Actualmente la OMS, con el apoyo de antropólogos médicos, las usa sistemáticamente en situaciones donde las creencias públicas acerca de una enfermedad dificultan el control de los brotes. Las estrategias destinadas a usar los medios de difusión para mejorar el control de los brotes son menos avanzadas. Durante un brote epidémico, ¿cuáles son las prácticas óptimas para comunicarse con el público, principalmente por conducto de los medios de difusión? A principios de 2004, la OMS se propuso sentar pautas de comunicación basadas en datos probatorios y probadas sobre el terreno que promovieran la meta de salud pública del control rápido de brotes epidémicos con la menor perturbación posible de las economías y la sociedad. El primer paso en este proceso fue un amplio examen de la bibliografía sobre comunicación de riesgos. Durante este proceso, la OMS seleccionó los componentes de la comunicación de riesgos que incumbían directamente a los brotes epidémicos. De todo este material se extrajo un pequeño número de características firmemente asociadas a la eficacia de la comunicación o, en su ausencia, notablemente asociadas al fracaso. El siguiente paso incluía la evaluación de estas características de comunicación seleccionadas en comparación con la experiencia real durante los brotes. Esta era una meta importante de la reunión de consulta de Singapur. Aunque entre los 85 participantes invitados se encontraban unos cuantos especialistas en comunicación de riesgos, la abrumadora mayoría eran funcionarios de salud pública de ministerios de salud con experiencia directa en la respuesta a los brotes epidémicos o de los propios equipos de la OMS con experiencia en la respuesta ante los brotes. La OMS seleccionó a los participantes de modo que representaran diferentes economías, sistemas políticos y niveles del desarrollo. También era muy diversa su experiencia con enfermedades específicas. El informe tiene dos partes. En la primera, dedicada a la experiencia con los brotes epidémicos, se describe el caso especial de los brotes y el gran número de retos difíciles que plantean a los comunicadores. También se resumen las ponencias presentadas durante la reunión de consulta que se refirieron a los brotes recientes en lo que respecta a lo que tienen que decir acerca de la comunicación eficaz y las consecuencias de ciertos errores. En la segunda parte se traducen estas experiencias en prácticas óptimas para la comunicación durante La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos un brote. El contenido se organiza en torno a cinco prácticas esenciales para la comunicación eficaz de brotes que se determinaron durante la reunión de consulta: establecer la confianza, anunciar tempranamente, ser transparente, respetar las inquietudes públicas y hacer planes con antelación. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Parte I Experiencia La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos El caso especial de los brotes epidémicos Las comunicaciones públicas durante un brote epidémico se enfrentan a retos únicos vinculados con varias características generales de dichos brotes, que son aún más definidos por el microorganismo patógeno y el contexto político, económico y cultural en el que se produce el brote. En primer lugar, los brotes son emergencias que se acompañan de esfuerzos rápidos para atender los casos, prevenir la propagación adicional y controlar el brote. Rápidamente deben tomarse decisiones, que a menudo pueden salvar vidas, y a continuación debe pasarse con prontitud a la acción, a menudo con el apoyo de un público informado. Lo ideal es que tales decisiones se basen en información científica sólida, pero esto se hace menos probable debido a una segunda característica de los brotes: su naturaleza impredecible. Los contratiempos y las sorpresas son características comunes de la respuesta a los brotes. La historia de brotes recientes brinda muchos ejemplos del súbito aumento de los casos o de la propagación a otro país después de pensar que un brote había llegado a su punto álgido. Tales contratiempos pueden surgir de un único lapso en el control de infecciones en un hospital, un foco escondido de infección que la vigilancia haya pasado por alto, animales de contrabando o el simple volumen de viajes aéreos internacionales. Además, la mutación y adaptación rápida constituyen los mecanismos de supervivencia en el mundo microbiano, que está bien dotado para aprovechar las oportunidades para mantener la transmisión, ampliar la gama de huéspedes o propagarse de nuevas maneras. Pueden surgir nuevos grupos de riesgo, pueden cambiar los modos de transmisión, y los tratamientos pueden fallar si surge la farmacorresistencia. La velocidad con la que pueden surgir estas sorpresas es asimismo impredecible. La encefalopatía espongiforme bovina existía en el ganado bovino al menos un decenio antes de que se detectara una nueva enfermedad relacionada en los seres humanos. Por el contrario, durante el brote de 2001 de carbunco diseminado deliberadamente, la enfermedad se comportó de formas que no se habían previsto al principio. Como tercera característica, los brotes suelen ser acontecimientos alarmantes que pueden producir gran ansiedad en el público. Esta ansiedad puede persistir aun cuando los nuevos conocimientos sobre el brote sean tranquilizadores. Se han documentado bien los comportamientos extremos que pueden producirse como resultado, y que van desde el uso de mascarillas y la evitación de los viajes, pasando por el temor a los hospitales y la estigmatización de los pacientes y los grupos minoritarios, hasta los disturbios, la pérdida de la confianza en los gobiernos y la reducción significativa del gasto por parte de La comunicación de brotes epidémicos Los brotes son emergencias que se acompañan de esfuerzos rápidos para salvar vidas y prevenir los casos adicionales. Características únicas de los brotes • emergencia de salud pública • impredecibles • alarmantes para el público • social y económicamente perturbadores • importantes dimensiones políticas • la propagación tiene un componente conductual • de sumo interés periodístico La comunicación de brotes epidémicos los consumidores. Por lo tanto, los brotes pueden causar perturbación social y pérdidas económicas que van mucho más allá de los costos sanitarios y que no guardan proporción con la auténtica gravedad del riesgo. Tales reacciones públicas dan a los brotes una cuarta característica compartida: su importante dimensión política. Cuando la ansiedad pública, la perturbación social y las pérdidas económicas acompañan a un brote, este capta la atención a niveles gubernamentales cada vez más altos y más poderosos que los ministerios de salud. Tal atención puede ser una ventaja importante cuando conlleva el compromiso político total con el control del brote, incluidos los recursos y el apoyo de alto grado suficientes para las intervenciones recomendadas, aun cuando estas sean costosas y perturbadoras. En el otro extremo, el control de brotes puede verse gravemente dificultado cuando las autoridades políticas, motivadas por asuntos económicos más que por cuestiones de salud pública, deciden retener la información sobre un brote, restarle importancia u ocultarlo por completo. Tal posición, que ha sido demasiado común en el pasado, puede poner en peligro la salud internacional así como la nacional cuando la enfermedad tiene características — síntomas iniciales inespecíficos o un período de incubación largo— que permiten que se difunda al extranjero por las personas que realizan viajes aéreos internacionales. Todos estos rasgos, en conjunción, dan a los brotes otra característica compartida: casi siempre se trata de casos de interés periodístico que son seguidos de cerca por la prensa nacional, si no es que por la prensa internacional. Este interés de los medios de difusión tiene varias implicaciones para el control de brotes. En el lado positivo, los medios de comunicación pueden usarse de forma muy eficaz, en especial al inicio de un brote, para conseguir que el público esté informado; además, la divulgación traduce la información técnica al lenguaje no especializado y puede ayudar a que el público comprenda la situación, incluidas las implicaciones para su propia salud y su comportamiento. En los países en desarrollo, la cobertura en los medios de comunicación responsables puede ser la mejor manera de llegar a quienes residen en medios rurales, en su lengua local, aportando información clave. Esta estrategia se ha usado con éxito en el entorno africano durante los recientes brotes de fiebre hemorrágica de Ébola, en los que el control dependía de la implicación total de comunidades informadas y motivadas. Además, la cobertura en los medios de comunicación puede poner a quienes están a cargo de la respuesta a los brotes bajo el examen público riguroso, presionándoles para que se vea que se mueven de forma rápida y decidida para proteger la salud pública. La comunicación de brotes epidémicos Los brotes suelen ser sucesos alarmantes que pueden producir gran ansiedad en el público en general. La comunicación de brotes epidémicos En el lado negativo, los comunicados de prensa pueden desatar la ansiedad pública haciendo que sea desproporcionada con respecto a la amenaza real para la salud. Es mucho más probable que se produzca una cobertura exagerada de un brote cuando se carece de información oficial o no se considera que esta sea fidedigna. A falta de información que fluya constantemente de una fuente fiable, los rumores llenarán el vacío y tomarán carta de realidad. Si no hay funcionarios preparados para hacer comentarios, los periodistas encontrarán sus propios expertos e iniciarán sus propias investigaciones. Aun cuando la circulación de información oficial sea rápida, la competición de los medios de comunicación para ser los primeros en informar sobre un nuevo acontecimiento implica que los comunicados de prensa a menudo se adelantarán a las comunicaciones oficiales, presionando mucho a los funcionarios para que demuestren que están plenamente informados y que controlan la situación. A pleno rendimiento, la presión de los medios de comunicación puede forzar a un gobierno a ser más directo y completo en sus comunicaciones acerca de un brote. Sin embargo, al mismo tiempo, la naturaleza impredecible de los brotes implica que se puede considerar injustamente que los funcionarios son responsables cuando con posterioridad se comprueba que su evaluación de la situación del brote era equivocada. El control de brotes puede verse gravemente dificultado cuando los funcionarios deciden retener la información o restarle importancia. Una última característica es que los brotes son mantenidos por microorganismos infecciosos que se difunden directamente de una persona a otra, mediante la exposición a un reservorio animal u otra fuente ambiental, o a través de insectos o vectores animales. Los comportamientos humanos casi siempre contribuyen a tal propagación. Este componente conductual da la oportunidad de identificar las actividades peligrosas o las poblaciones en riesgo y de ofrecer protección mediante la orientación. En este caso, la información al público —ya sea mediante declaraciones oficiales o por conducto de la prensa— adquiere el carácter de una intervención de control con gran potencial para reducir o interrumpir la transmisión y, por lo tanto, para acelerar la contención. Por ejemplo, se ha comprobado que la información pública sobre la importancia de controlar a diario la temperatura, la notificación temprana de la fiebre y el aislamiento de los casos fue decisiva para llevar el brote de SARS que se produjo en China a su fin. Los brotes son casi siempre sucesos de interés periodístico que la prensa sigue de cerca. Este interés de los medios de difusión tiene diversas implicaciones en el control de los brotes. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Estas características compartidas de los brotes constituyen un reto complejo para las comunicaciones públicas en su doble función de acelerar el control de brotes y mitigar las consecuencias sociales y económicas. Un brote es un suceso intrínsecamente político y, en un mundo sumamente móvil y estrechamente interconectado, puede tener importantes consecuencias sociales y económicas, tanto a nivel internacional como nacional. La comunidad internacional puede considerar a un gobierno responsable de la gestión de un brote. Se deben tomar rápidamente decisiones de gran interés para el público y los medios de difusión, y con consecuencias políticas y económicas potencialmente significativas, en una atmósfera caracterizada por una incertidumbre científica considerable y llena de tentaciones de lanzar mensajes tranquilizadores. La prensa escrutará estrechamente los actos de los líderes políticos. Por su parte, los comunicados de prensa influirán en la confianza pública en los líderes y en las percepciones personales del riesgo. Estas percepciones pueden traducirse en comportamientos colectivos que amplifican las consecuencias sociales y económicas de un brote y realimentan las inquietudes políticas. Al mismo tiempo, las percepciones del riesgo por parte del público y su voluntad de cumplir las medidas recomendadas pueden influir directamente en el resultado de los esfuerzos de control. A pleno rendimiento, la presión de los medios de difusión puede forzar a un gobierno a emplearse más en la comunicación de un brote. Por lo tanto, ¿de qué modo pueden usarse en un brote epidémico las comunicaciones públicas como intervención que pueda configurar a todas estas fuerzas que compiten e interactúan de forma que se favorezca la contención rápida, mitigando también a la vez las consecuencias sociales y económicas? Esta era una cuestión fundamental que se trató durante la reunión de consulta de Singapur. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Más retos: agentes patógenos, política, dinero en efectivo y cultura Los participantes en la reunión de consulta relataron experiencias que mostraban de qué modo la naturaleza del desafío de las comunicaciones se ve configurada además por el agente patógeno y la enfermedad que produce, así como por el contexto político, económico y cultural en el que tiene lugar el brote. Las comunicaciones acerca de una nueva enfermedad grave de causa y características epidemiológicas desconocidas serán más difíciles que las de una enfermedad con tendencia a las epidemias que reaparece según modelos bien caracterizados. Una enfermedad que se difunda de una persona a otra por vía aérea será más alarmante para el público general que una enfermedad que requiera un contacto estrecho con una persona o un animal infectado, ya que estos comportamientos teóricamente pueden evitarse. Otras características que probablemente pueden aumentar los motivos de preocupación pública son la alta mortalidad si no existe una vacuna o cura, la propensión a la propagación internacional, las sospechas de que la enfermedad ha sido introducida deliberadamente, y el aumento de casos en los centros sanitarios, con la consiguiente reducción de la capacidad de respuesta cuando más se necesita. Muchos de estos criterios se reflejan en las definiciones, establecidas en el Reglamento Sanitario Internacional revisado que se ha adoptado recientemente, de lo que constituye una emergencia de salud pública de interés internacional. El contexto político define aún más el reto de las comunicaciones. Es de esperar que los países con una tradición democrática, en los que los políticos son elegidos y considerados responsables de sus acciones y la prensa goza de total libertad, emitan información fidedigna sobre un brote y no mantengan secretos, o, si lo hacen, lo paguen caro. Los gobiernos más autoritarios pueden ser menos comunicativos en lo que se refiere a la información pública, pero tendrán influencia para reforzar el cumplimiento público de las medidas de control y por tanto pueden tener un brote bajo control con una rapidez notable, aunque con frecuencia sin respetar la opinión pública o los derechos humanos. Una cultura política en la que los funcionarios colaboren regularmente con los medios de difusión y sepan cómo usarlos tiene mayor probabilidad de mantener la confianza pública en la respuesta a un brote que una cultura política en la que se desconfíe de los medios de comunicación y se reprima su trabajo. La situación económica de un país también configurará el reto de las comunicaciones, especialmente cuando estén implicadas la detección y la notificación tempranas de un brote epidémico. Por una u otra razón, todos los países pueden verse tentados a ocultar la información acerca de un brote. Sin embargo, los países pobres pueden sentirse obligados a hacerlo porque las La comunicación de brotes epidémicos Una enfermedad difundida por vía aérea es más alarmante para el público general que una que requiera un contacto estrecho con una persona o animal infectado. Por una u otra razón, todos los países pueden verse tentados a ocultar la información acerca de un brote. La comunicación de brotes epidémicos consecuencias devastarían sus frágiles economías, bien por las pérdidas en el comercio y el turismo o bien por la necesidad de destruir animales destinados a la producción de alimentos que constituyen la columna vertebral de los medios de vida rurales. Como se ha observado durante los recientes brotes de gripe aviar en Asia, la voluntad inicial de informar abierta y plenamente puede esfumarse cuando se hacen patentes las consecuencias económicas que tiene a largo plazo esta conducta. En países que tienen pocos recursos y sistemas de vigilancia débiles, la notificación diferida de un brote puede ser resultado de una simple falta de información a nivel central. Existe una tendencia creciente a que los gobiernos de los países en desarrollo reciban la primera información sobre un brote de los medios de difusión y no del sistema de notificación oficial. Otras razones del retraso en la notificación, frecuente en los países que tienen recursos limitados, son la carencia de capacidad de diagnóstico de laboratorio para confirmar una enfermedad inusual y la dificultad de detectar un caso extraño en una situación de morbilidad y mortalidad altas y constantes por otras enfermedades infecciosas. Otro ejemplo más es que es posible que los países pobres no encuentren razones para anunciar un brote y alarmar al público cuando sencillamente no se cuenta con los recursos necesarios para lanzar una respuesta. Por último, las comunicaciones pueden enfrentarse a retos que surgen del contexto cultural. Dado el gran componente conductual de los brotes epidémicos, el resultado de los esfuerzos de control puede verse influido por prácticas culturales y creencias que apoyan a las medidas de control recomendadas o interfieren con ellas. Puede ser muy difícil modificar algunas prácticas y creencias que aumentan las oportunidades de exposición y en realidad contribuyen a la propagación de enfermedades. Por ejemplo, recomendar al público el control frecuente de la presencia de fiebre o el lavado de las manos es mucho más fácil que seguir la recomendación de modificar prácticas de enterramiento y funerarias que están gobernadas en gran medida por la tradición. La convicción popular de que una enfermedad tiene una causa que no es médica puede ser un importante impedimento para el control, en especial cuando las familias ocultan a los pacientes en los hogares y se niegan a permitir las intervenciones médicas. Los comunicadores se enfrentan a retos aun mayores cuando las poblaciones son en gran medida analfabetas y están fuera del alcance de cualquier tecnología de comunicación, incluida la radio. La comunicación de brotes epidémicos Las creencias y las prácticas culturales pueden influir enormemente en el resultado de los esfuerzos de control. La comunicación de brotes epidémicos Las comunicaciones durante los brotes epidémicos recientes: errores y éxitos Dadas las complejidades que rodean a los brotes, Dados todos estos retos y complejidades, no es sorprendente que se hayan producido importantes errores de comunicación durante varios brotes recientes. Estos errores, y el contexto en el que ocurrieron, se estudiaron ampliamente en las ponencias de la reunión de consulta de Singapur. También se presentaron y comentaron varias experiencias positivas con las comunicaciones durante los brotes. Estas ponencias, procedentes de ámbitos muy variables, ilustraron aún más la repercusión de diferentes entornos políticos, económicos y culturales en el resultado de las comunicaciones de brotes. Dos ponencias aportaron datos probatorios de los retos formidables que se afrontan cuando las poblaciones desconfían de su gobierno y sospechan de sus motivos durante la respuesta a un brote. Cuando un gobierno tiene escasa credibilidad, las poblaciones tienden a cuestionar la fiabilidad de la información oficial, los motivos que subyacen a las acciones del gobierno y la competencia de las autoridades para proteger la salud pública. Tal falta de confianza no solo mina el cumplimiento de las medidas de control recomendadas, sino que también permite que aparezcan comportamientos contraproducentes. Agrava las condiciones difíciles desviando el centro de atención de la necesidad de colaboración y solidaridad frente a una amenaza compartida hacia la búsqueda de signos de la gestión inepta y de maneras de atribuir responsabilidades… esfuerzos que encuentran un socio dispuesto en la prensa. Esta situación se vivió durante un brote de encefalitis vírica que tuvo lugar en 1999 en Malasia y un brote de síndrome pulmonar por hantavirus que se produjo en 2004 en Brasil. En ambos casos, la novedad de la enfermedad dificultó aún más el control de los brotes; la desconfianza existente se reforzó en la correspondiente atmósfera de incertidumbre científica. El brote de Malasia marcó la aparición del virus de Nipah como causa de una enfermedad zoonótica recién reconocida que causaba gran mortalidad en los seres humanos. Por desgracia, la enfermedad, que empezó a infectar a los criadores de cerdos en septiembre de 1998, fue mal diagnosticada inicialmente como encefalitis japonesa, con el apoyo de un centro colaborador de la OMS, probablemente porque las muestras para el diagnóstico se tomaron de una persona que sufría una coinfección. El gobierno anunció la enfermedad como encefalitis japonesa y lanzó medidas de control intensivas —nebulización de insecticidas antimosquitos en los establecimientos agropecuarios, vacunación de las poblaciones en riesgo—, con un costo de millones de dólares, pero para la enfermedad equivocada. Bajo esta demostración de acción oficial, los criadores de cerdos y los trabajadores de salud expresaron un trasfondo creciente de escepticismo: la enfermedad no se comportaba epidemiológica o no es sorprendente que se hayan producido importantes errores de comunicación durante varios brotes recientes. En Malasia, los criadores de cerdos expresaron un creciente trasfondo de escepticismo respecto a los anuncios del gobierno y los motivos subyacentes. La falta de confianza en un gobierno mina el cumplimiento de las medidas de control y La comunicación de brotes epidémicos permite los comportamientos contraproducentes La comunicación de brotes epidémicos clínicamente como la encefalitis japonesa, los criadores de cerdos eran los que claramente tenían mayor riesgo y seguían produciéndose casos pese a las medidas de control. Aumentaron las sospechas de que el gobierno estaba ocultando información. Los desesperados criadores de la zona inicialmente afectada, cuyo origen étnico era principalmente chino, empezaron a vender los cerdos que habían sobrevivido, a menudo a establecimientos agropecuarios distantes, y de ese modo desataron la propagación de la enfermedad en toda la península y en el vecino Singapur. Seis meses después del diagnóstico erróneo inicial, los científicos malasios aislaron el virus, que fue posteriormente analizado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos y fue identificado como un nuevo agente patógeno. Cuando se anunció este resultado, se minó aún más la confianza en la capacidad del gobierno de controlar el brote. Los desconcertados criadores opinaban que el gobierno era indiferente a su salud y bienestar. Esa opinión se expresó vívidamente cuando el presidente de la asociación de criadores de cerdos contrajo la infección y murió. En total, se produjeron 265 casos, de los que 105 fueron mortales. El brote concluyó coincidiendo con la matanza, por parte de personal del ejército, de más de un millón de cerdos, lo que supuso la pérdida de los medios de vida de miles de criadores. Después de estos sucesos, el gobierno tuvo que invertir millones de dólares para recuperar la confianza pública y convencer a sus ciudadanos de que la protección de la salud pública era una importante prioridad política. El control del brote por hantavirus que se produjo en 2004 en Brasilia también se vio obstaculizado por la desconfianza pública en el compromiso del gobierno con la protección de la salud pública. La investigación inicial del brote se enfrentó a muchas incertidumbres, dado que la enfermedad jamás se había detectado en la zona. Los medios de difusión aprovecharon esta incertidumbre, que el público desconfiado alimentó aún más. Las especulaciones sobre la fiabilidad de la información y las acciones oficiales prosiguieron incluso después de que empezaran a surgir los hechos. Los periodistas encontraron a sus propios expertos, y estos expertos nombrados por los medios de comunicación buscaron formas de atribuir responsabilidades. En tal atmósfera, el público asustado, al que no era fácil tranquilizar, se comportó de forma que los esfuerzos de control se vieron minados. Se produjeron protestas y demostraciones públicas. Aunque no se tiene conocimiento de que se haya producido transmisión de hantavirus entre seres humanos, los pacientes se enfrentaron a prejuicios y discriminaciones, y muchos perdieron sus empleos. La gente comenzó a cazar ratas y ratones, comportamiento que fue desaconsejado por los funcionarios de salud porque aumenta el riesgo de exposición. Las tensiones entre los residentes rurales y el gobierno se intensificaron cuando un miembro prominente del movimiento de los campesinos sin tierra contrajo la infección, demostrando aún La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos El manejo satisfactorio de la crisis del carbunco en Nueva York se atribuyó al liderazgo firme y sumamente accesible. más las dimensiones políticas que puede tener un brote cuando la confianza en los funcionarios públicos es escasa. La capacidad del público de hacer frente a las incertidumbres de un brote parece ser mayor cuando hay mucha confianza en el liderazgo político. Esto ocurrió en el brote de carbunco que se produjo en octubre de 2001 en la ciudad de Nueva York, y que se propagó por el sistema postal a través de correo contaminado intencionalmente con esporas de Bacillus anthracis. El brote, que tuvo lugar poco después del ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center, afectó a ocho neoyorquinos, pero aterrorizó a los 8 millones de habitantes de la ciudad. Dado que la enfermedad se propagó de formas imprevistas —por ejemplo, a través de sobres no abiertos posiblemente contaminados cuando los clasificadores de correo de gran velocidad produjeron aerosoles con las esporas—, la orientación del público tenía que evolucionar de acuerdo con los nuevos datos sobre el brote y no podía basarse en todo el conocimiento que se tenía del carbunco originado naturalmente. Sencillamente, no podían responderse con certeza muchas preguntas que ayudan a que una población comprenda el grado de riesgo personal y le haga frente en consecuencia. Aunque el número de casos era pequeño para una ciudad tan grande, las autoridades sanitarias tenían que lidiar con una avalancha de rumores, bulos y materiales que requerían análisis de laboratorio. También tenían que ajustar sus métodos de trabajo a los de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. A pesar de estas dificultades, la confianza pública demostró ser suficientemente boyante como para sobrevivir a diversos cambios en la evaluación del riesgo. El manejo satisfactorio de la crisis se atribuyó al liderazgo político firme y sumamente accesible, que mantuvo la impresión de controlar una situación sin precedentes y alarmante, aunque manejable. Tuvieron especial importancia las conferencias de prensa frecuentes durante las cuales el alcalde de la ciudad admitió francamente las incertidumbres e indicó que eran una preocupación emocional compartida. La respuesta política a un brote puede fomentar el espíritu de colaboración y la solidaridad pública que contribuye tangiblemente al control de los brotes; esta contribución se demostró durante las respuestas al SARS en la Región Administrativa Especial (RAE) de Hong Kong (China), Singapur y en otros lugares. El SARS era una enfermedad excepcional en muchos aspectos, en parte debido a su gravedad, a la velocidad con la que se diseminó por todo el mundo, y a la gran perturbación social y las grandes pérdidas económicas que causó. En zonas como la RAE de Hong Kong y Singapur, se hizo de los esfuerzos de control una prioridad al más alto nivel gubernamental, ya que se consideró que la contención del brote era el único modo de restaurar la confianza de los turistas y los socios comerciales y de recuperar la salud económica. Por fortuna, también se reconoció que era fundamental para el éxito La comunicación de brotes epidémicos Durante el brote de infección por hantavirus de Brasil, las especulaciones sobre la fiabilidad de la información y las acciones oficiales siguieron incluso después de que salieran a relucir los hec La comunicación de brotes epidémicos la plena participación del público como socio para alcanzar estas metas, y se consideró que la información era la mejor forma de garantizar dicha participación. La notificación del brote fue franca, abierta, completa y constante. Como ocurrió con otras enfermedades de reciente aparición, el SARS dio muchas sorpresas, desafiando a las autoridades a que proporcionaran el grado adecuado de seguridad a un público ansioso cuando los conocimientos científicos eran incompletos. Las autoridades de ambas zonas reconocieron la importancia de ser accesibles y receptivas a los medios de comunicación. Los periodistas enunciaron las inquietudes de un público ansioso, y las respuestas a los medios de comunicación se divulgaron después ampliamente en un lenguaje no especializado, para promover la comprensión pública de los temas. Tal estrategia también promovió la confianza pública en que el gobierno era receptivo, estaba muy implicado y tomaba todas las medidas posibles para concluir el brote rápidamente. Por su parte, el público también demostró que era digno de confianza. La ansiedad se manifestó en el deseo de adoptar medidas personales, y la información configuró esta acción de una manera positiva. La notificación oficial rápida y fiable hizo que la gente fuera receptiva a los mensajes acerca de su función en la contención de los brotes y aumentó su voluntad de cumplir con las medidas recomendadas. Se pensaba que algunas de estas medidas —buena higiene personal, control frecuente de la temperatura, restricciones en las visitas a los pacientes en los hospitales— conferían protección personal contra la infección. Otras medidas, como el cumplimiento de la cuarentena, incluían cambios de comportamiento más exigentes y dependían de un gran sentido de solidaridad comunitaria y de la responsabilidad compartida para vencer la enfermedad y por lo tanto para recuperar las condiciones normales. El uso de mascarillas probablemente compartía ambos motivos —protección personal y cortesía con los demás— y no se consideró una señal del pánico público en la RAE de Hong Kong ni en Singapur. La colaboración y la solidaridad que caracterizaron estas respuestas al SARS también se observaron a nivel internacional, para beneficio de los países afectados. Las redes de expertos mundiales funcionaron permanentemente, coordinadas directamente por la OMS, para identificar el agente causal, conocer las características epidemiológicas de la enfermedad, mejorar el tratamiento de los pacientes y comprobar la eficacia de medidas de control recomendadas. Según observó una autoridad de Singapur, esta participación de expertos externos proporcionó otro incentivo para la notificación inmediata y abierta de los nuevos conocimientos: si estuvieran cometiéndose errores, las comunidades médicas y científicas internacionales informarían a las autoridades adecuadamente. También demostró cómo algunas características positivas de una sociedad globalizada —interconexión electrónica, solidaridad ante una amenaza compartida— podrían aprovecharse para el bien de todos. La comunicación de brotes epidémicos Durante el brote de SARS, la ansiedad se manifestó en el deseo de adoptar medidas personales, y la información configuró esta acción de una manera positiva. La comunicación de brotes epidémicos Las intervenciones de China en la reunión de Singapur indicaron varios errores cometidos durante la respuesta inicial del país al SARS, que surgió allí en noviembre de 2002. El hecho de no detectar los casos más tempranos se vinculó a un fracaso más amplio a la hora de dar a la salud pública la prioridad adecuada e invertir en mejores sistemas de vigilancia y notificación. Se produjeron fracasos más graves cuando el número de casos se hizo sumamente visible y fueron evidentes tanto la contagiosidad como la gravedad de la enfermedad. Si los funcionarios chinos hubieran hecho sonar la alarma en ese momento, los países vecinos podrían haber fortalecido sus defensas contra los casos importados, y los sistemas de salud, tanto en China como en otros lugares, podrían haber tomado precauciones para proteger a los trabajadores de salud y prevenir la amplificación de la enfermedad en los hospitales. Sin embargo, China aprendió rápidamente de estas equivocaciones. Muchos nuevos sistemas, mecanismos y maneras de tratar con los medios de difusión y con el público, que se introdujeron para controlar el SARS, han dejado al país mejor preparado para responder a otros brotes de enfermedades nuevas y con tendencia a hacerse epidémicas. Las experiencias de China apoyan otra conclusión: cuando se hace frente a una enfermedad infecciosa grave que se desplaza fácilmente en un mundo sumamente móvil, las acciones locales pueden tener repercusiones internacionales; las autoridades locales deben rendir cuentas a la comunidad internacional así como a sus propios ciudadanos. La experiencia de Viet Nam con el SARS revela otra dimensión de la respuesta política a un brote. Allí, el gobierno se comprometió a realizar el máximo esfuerzo para controlar la enfermedad cuando el personal de la OMS convenció a los funcionarios de que las acciones locales tendrían importancia internacional. El gobierno consideraba que estaba lidiando con una nueva enfermedad grave, recibió con beneplácito el apoyo de la OMS, cooperó plenamente en la notificación abierta de los casos y la investigación inmediata de los rumores y se convirtió en el primer país en romper las cadenas de transmisión local. Así, Viet Nam demostró también un sentido de responsabilidad frente a las inquietudes más amplias de la comunidad internacional. Los brotes de la fiebre hemorrágica de Ébola son más letales que el SARS y son igualmente alarmantes para las poblaciones afectadas, si no más. Las ponencias que describían las experiencias recientes con la fiebre hemorrágica de Ébola en el Congo y Uganda ilustraron algunas dificultades de comunicación especialmente difíciles a las que se hizo frente en los países en desarrollo. En estos brotes, las creencias y los comportamientos públicos —consumo de carne de chimpancé, lavado de los cuerpos de pacientes recientemente fallecidos y ritos funerarios que incluían el contacto estrecho con el cadáver— contribuyeron directamente a la propagación de la fiebre hemorrágica de Ébola. La comunicación de brotes epidémicos Cuando se hace frente a una enfermedad grave que se desplaza fácilmente, las acciones locales pueden tener repercusiones internacionales. El gobierno vietnamita se comprometió a realizar el máximo esfuerzo para controlar el SARS cuando los funcionarios comprendieron que las acciones locales tendrían consecuencias i t i l La comunicación de brotes epidémicos Aumentaron el número de casos, interfirieron con las medidas de control e hicieron que el trabajo de los equipos de respuesta fuera mucho más complicado. Tanto en el Congo como en Uganda, se reconoció que la participación total de las comunidades afectadas fue la clave del control. En el caso de una enfermedad sumamente letal como la fiebre hemorrágica de Ébola, que no curación y contra la cual no hay vacuna, la información orientada a modificar el comportamiento se convirtió en la principal fuente de protección en las condiciones de urgencia de un brote. Sin embargo, la tarea era formidable: persuadir a las comunidades de difícil acceso, con baja tasa de alfabetización, para que abandonaran prácticas arraigadas sancionadas por la tradición y las creencias religiosas. Las estrategias para hacerlo llegaron a las raíces de la infraestructura de la comunidad, utilizando a las mujeres —con el mayor riesgo de infección debido a su función de prestadoras de asistencia— para establecer redes locales de información y adaptar los mensajes educativos a las creencias y preocupaciones de las comunidades. Un indicio de la magnitud del problema es el hecho de que más del 20% del trabajo de los equipos de respuesta se dedicaba a la gestión de los rumores. Los equipos de respuesta también implicaron completamente a los medios de difusión, que presentaron la información técnica en un lenguaje localmente apropiado. Un informe sobre la respuesta a los brotes de cólera que se produjeron en Irán aportó datos probatorios aún más notables sobre las repercusiones que las comunicaciones culturalmente apropiadas, orientadas al simple cambio de comportamiento, pueden tener en una enfermedad bien caracterizada y prevenible como el cólera, que reaparece según una pauta estacional, a menudo con resultados devastadores. En 2000, se introdujo en Irán un nuevo programa de control basado en la premisa de que las poblaciones tienen derecho a la información que afecta a sus vidas. Las comunicaciones basadas en datos fidedignos, fundadas en la transparencia y en el respeto a las inquietudes públicas, se introdujeron como parte de una iniciativa preventiva que abarcaba la vigilancia, los centros asistenciales, la capacitación y el apoyo logístico. Los resultados fueron espectaculares: en 1999, el país registró más de 11.000 casos del cólera, mientras que en 2003 ese número había descendido a sólo 96 casos. La comunicación de brotes epidémicos Durante los brotes de fiebres hemorrágicas víricas, la participación total de la comunidad en el conocimiento de la enfermedad y de su difusión es esencial para el control. La comunicación de brotes epidémicos En contraposición a la emergencia instantánea que surge cuando se detecta un solo caso de fiebre hemorrágica de Ébola, el brote de encefalopatía espongiforme bovina, o “enfermedad de las vacas locas”, que se reconoció inicialmente en 1986, fue un brote lento que tuvo consecuencias económicas enormes para el Reino Unido y para otras naciones ricas. En este caso, el cambio de comportamiento fue inmediato, espontáneo y económicamente devastador: la gente dejó de comer carne de vacuno en el país inicialmente afectado y en otras zonas. Las autoridades, desgarradas por la doble responsabilidad de proteger el suministro de alimentos y el sector agropecuario, respondieron lanzando mensajes públicos tranquilizadores en los que afirmaban, sin apoyo científico adecuado, que el consumo de la carne de vacuno no suponía riesgos para la salud humana. Este brote dio su principal sorpresa de salud pública diez años más tarde, cuando surgió en los seres humanos una enfermedad rara, pero invariablemente mortal y aparentemente relacionada. Ese suceso suscitó una crisis política. Se debió fundamentalmente a una estrategia de comunicación que implicó el encubrimiento, la negación, la reticencia y la reafirmación intrépida no corroborada por pruebas científicas. Algunos funcionarios gubernamentales pagaron cara esta estrategia. Por el contrario, cuando la enfermedad del ganado bovino llegó a Alemania, en parte del país se aplicó la política de analizar todo el ganado bovino antes del sacrificio. Aunque las pruebas eran costosas, la inversión dio resultado: se recuperó la confianza del consumidor en el suministro de alimentos, lo que conllevó un rendimiento económico sumamente favorable de la inversión que se hizo en los análisis. La experiencia de Tailandia con la gripe aviar demostró aún más los peligros políticos que surgen cuando las autoridades hacen frente a una enfermedad grave que afecta tanto a los seres humanos como a animales domésticos que son económicamente importantes. El 17 de enero de 2004, Tailandia —el cuarto exportador de aves de corral y productos avícolas del mundo— anunciaba la presencia del virus H5N1 de la gripe aviar sumamente patógeno tanto en los seres humanos como en las aves de corral. El anuncio confundió y consternó a la población, y conllevó consecuencias inmediatas para la economía, el turismo, los medios de vida de millones de criadores rurales y la credibilidad del gobierno, que había negado vehementemente la presencia de esta enfermedad en el país. El anuncio, hecho ante una audiencia nacional, también llegó a la comunidad internacional, con tremendos resultados: de inmediato se prohibieron todas las exportaciones de aves de corral. Aunque el gobierno persistió inicialmente en su notificación, la política cambió cuando las autoridades se dieron cuenta de que la única manera de recuperar el comercio avícola era vencer la enfermedad y, mediante la notificación inmediata y franca, convencer a la comunidad internacional de que esto se había logrado. La experiencia de Tailandia con la gripe aviar también planteó una cuestión más importante. La inquietud internacional La comunicación de brotes epidémicos En el caso de una enfermedad sumamente letal, como la fiebre hemorrágica de Ébola, que no tiene curación y contra la cual no hay vacuna, la información orientada a modificar el El anuncio de la gripe aviar en Tailandia confundió y consternó a las poblaciones locales. Las consecuencias internacionales fueron inmediatas y devastadoras. La comunicación de brotes epidémicos por la gripe aviar causada por el virus H5N1 se centra en la capacidad de esta enfermedad de suscitar otra pandemia de gripe. ¿Se puede esperar que, sin ninguna asistencia externa, un país en desarrollo se implique en medidas de control que cuestan millones de dólares y se toman en parte para proteger la salud internacional? La experiencia de Tailandia con la gripe aviar demuestra los peligros políticos que surgen cuando una enfermedad grave afecta tanto a los seres humanos como a animales domésticos económicamente La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Comunicación de brotes: ¿han cambiado las reglas? Durante la exposición de estas experiencias, surgieron varios puntos de consenso. Las respuestas a los brotes comparten ciertos objetivos fundamentales: atender a los pacientes, prevenir los casos adicionales, concluir el brote rápidamente e impedir su recurrencia. Los participantes llegaron fácilmente a un acuerdo respecto a que la comunicación eficaz al público contribuye, directa o indirectamente, a cada uno de estos objetivos y debe considerarse una intervención por derecho propio. Las buenas comunicaciones pueden aprovechar la ansiedad pública y el correspondiente deseo de adoptar medidas protectoras de forma que se promuevan los comportamientos deseados y se acelere el control de los brotes. Las personas que están atentas a los síntomas de la enfermedad tienen mayor probabilidad de buscar tratamiento temprano. La conciencia de los comportamientos protectores puede ayudar a prevenir más casos. En un nivel más general, las comunicaciones —cuando se hacen bien— aumentan la confianza en las autoridades nacionales, mejoran la voluntad de las poblaciones de cumplir las medidas recomendadas y pueden acelerar el retorno a las condiciones normales después de que un brote llegue a su punto álgido. Una actitud pública favorable libera a quienes se ocupan de la respuesta técnica de modo que puedan centrarse en la contención rápida. Se reconoció que los comportamientos que conducen a la difusión del brote están influidos por creencias y prácticas culturales tradicionales y plantean a los comunicadores un reto especialmente difícil. También se reconocieron las dificultades particulares que se plantean en los países en desarrollo, en especial las que conciernen a la notificación temprana y franca. Muchos países necesitan tener mejores sistemas de vigilancia antes de que se pueda esperar que sepan que existe un problema y lo notifiquen. Las economías débiles hacen que las consecuencias económicas prácticamente inevitables de un brote sean un impedimento importante para la notificación rápida y franca. De todos modos, los participantes encontraron muchas razones para recomendar la revelación temprana y franca de un brote como la manera más probable de reducir las consecuencias sociales y económicas a largo plazo, que con mucha probabilidad se agravan cuando la notificación deficiente conlleva una pérdida de la confianza nacional e internacional en un gobierno. Se consideró que era muy recomendable contar con más datos científicos que apoyen este argumento. Además, el régimen político y el grado de cohesión social influirán en cómo se interpretan los mensajes sobre un brote. Es más probable que las poblaciones cumplan las medidas recomendadas cuando hay gran confianza en las autoridades públicas. Dado el comportamiento impredecible y a menudo explosivo de los La comunicación de brotes epidémicos Las buenas comunicaciones pueden aprovechar la ansiedad pública de forma que se promuevan los comportamientos deseados y se acelere el control de los brotes. Una actitud pública favorable libera a quienes se ocupan de la respuesta técnica para que puedan centrarse en la contención á id La comunicación de brotes epidémicos brotes, tal confianza debe forjarse con antelación, en tiempo de paz y no en el fragor de la batalla. Los participantes también estuvieron de acuerdo con la naturaleza intrínsecamente política de los brotes. Durante un brote, y especialmente al principio, la comunicación pública es con mucha frecuencia una estrategia política que pretende, en el mejor de los casos, mostrar que un gobierno está preocupado, a cargo y decidido a salvaguardar la salud pública. Tal estrategia es valiosa, ya que puede crear un ambiente en el que el trabajo técnico de contención puede avanzar sin tropiezos sin la interferencia de un público desconfiado o de una prensa hostil. Al mismo tiempo, una estrategia política que dé prioridad a la prevención de las pérdidas económicas y que pase por alto las recomendaciones de los funcionarios de salud pública puede dificultar enormemente las tentativas de control. Los participantes encontraron algunos datos de que la tentación para proceder de ese modo es especialmente fuerte cuando en el ciclo de transmisión están implicados animales de explotación agropecuaria económicamente importantes. Muchos participantes señalaron que la mayoría de los brotes comienzan ahora con un rumor, recogido y comunicado por los medios de difusión, que pueden ser un poderoso aliado en la comunicación de brotes epidémicos, en particular al comienzo. En la OMS, los rumores comunicados por la prensa dan ahora la primera alerta en más del 40% de los brotes que finalmente se comprueban. En el siglo XXI, las condiciones de una sociedad sumamente móvil, interdependiente e interconectada pueden haber cambiado algunas de las reglas para la comunicación de brotes. En estas condiciones, es cada vez más difícil pensar en un brote epidémico como en algo que solo tiene importancia nacional o local, ya que hay más oportunidades de diseminación a través de quienes realizan viajes aéreos y dadas las posibles consecuencias para las economías de zonas distantes. El poder democratizador del acceso electrónico rápido a la información también puede haber cambiado las reglas. En la era de la información, cada vez se hace más difícil encubrir un brote: la cobertura de los medios de comunicación puede hacer que los brotes sean demasiado grandes para ocultarlos. A fin de cuentas, la verdad prevalecerá: los rumores y su investigación por parte de los medios de comunicación harán que los hechos finalmente salgan a la luz, incluso cuando las autoridades intenten ocultarlos. Cuando se revela información, dar información sobre un brote de forma pública a escala local ahora equivale a hacerlo público a nivel mundial. Es más, los participantes estuvieron de acuerdo en que la información puede ser la única fuente de protección durante una emergencia de salud pública. Las poblaciones tienen derecho a la información que afecta a sus vidas. En cuanto a la primera notificación de un brote, los participantes llegaron fácilmente a un acuerdo respecto a que la motivación La comunicación de brotes epidémicos El poder democratizador del acceso electrónico rápido a la información también puede haber cambiado las reglas. La comunicación de brotes epidémicos más imperiosa es la necesidad de proteger la salud pública y acelerar el control de los brotes. Se determinaron cinco circunstancias que proporcionan razones especialmente imperiosas para informar temprana y abiertamente: • cuando los comportamientos evitables en la población general contribuyen a la diseminación: advertir al público; • cuando se sabe que un grupo de riesgo definido —como los trabajadores sanitarios o los criadores de animales rurales— es especialmente vulnerable: alertarlos sobre el riesgo y explicar las formas de reducirlo; • cuando los países vecinos pueden correr riesgos: advertirles de que vigilen los casos importados; • cuando el país afectado puede beneficiarse de la experiencia y del conocimiento internacional colectivo: iniciar el flujo de información; • cuando las autoridades locales saben que necesitan asistencia internacional: la notificación temprana conlleva una expectación pública de que las intervenciones seguirán; la seguridad de que se dispondrá de estas intervenciones es una importante motivación para la notificación. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Parte II Las prácticas óptimas basadas en la experiencia La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Las prácticas óptimas para la comunicación eficaz Los participantes señalaron cinco prácticas fundamentales que influyen en la eficacia de la comunicación de brotes epidémicos. Sus experiencias ad hoc también apoyaron la hipótesis de que cuando se aplican los principios modernos de comunicación de riesgos, promueven la meta de salud pública principal de la contención rápida del brote con la menor perturbación posible de las economías y la sociedad. 1. Establecer la confianza Como base para la comunicación eficaz de brotes epidémicos, el objetivo más importante es establecer, mantener o restaurar la confianza pública en los responsables de controlar el brote y de divulgar información al respecto. Se encontró que esta importancia fundamental de la confianza era cierta en diferentes culturas, sistemas políticos y niveles de desarrollo económico. La confianza en la honradez de las autoridades reduce la ansiedad pública cuando se produce la incertidumbre que acompaña a un brote. La confianza deriva de las percepciones públicas de los motivos, la honradez y la competencia de las autoridades. La confianza pública en que un gobierno u organismo está actuando primero y ante todo para salvaguardar la salud influirá en el cumplimiento de las medidas de control recomendadas y por lo tanto acelerará la contención de los brotes. La confianza en la honradez de las autoridades y en que no se está restando importancia u ocultando hechos desconcertantes reduce la ansiedad pública cuando se produce la incertidumbre que inevitablemente acompaña a un brote. La confianza en que las autoridades son competentes y tienen el control ayuda aún más a prevenir las reacciones que aumentan las repercusiones sociales y económicas de un brote. 2. Anunciar tempranamente Los participantes fueron unánimes en su opinión de que el anuncio temprano de un brote es la mejor estrategia. Como los comportamientos humanos casi siempre desempeñan una función en la propagación de los brotes, el anuncio temprano contribuye a la pronta contención en una situación donde cada día cuenta. Igualmente importante es que el anuncio temprano hace que aumente la confianza pública en que las autoridades están comunicando abiertamente lo que saben cuando lo saben, estableciendo las expectativas de que no se ocultará información. La comunicación de brotes epidémicos El anuncio temprano contribuye a la pronta contención en una situación donde cada día cuenta. La comunicación de brotes epidémicos En cuanto a las enfermedades que plantean una amenaza internacional importante e inmediata, los argumentos en apoyo de la notificación temprana son particularmente urgentes e imperiosos. Según se define en el Reglamento Sanitario Internacional revisado, se notificará de inmediato cualquier caso único de viruela, poliomielitis, gripe humana causada por un subtipo vírico nuevo o SARS. La primera comunicación acerca de un brote epidémico es a menudo la más importante. En virtud de la propia naturaleza de los brotes, el anuncio será un elemento de interés periodístico que surge como una sorpresa, capta la atención de los medios de comunicación y del público y puede causar gran alarma. Es probable que la forma en que se realice el anuncio inicial — cuando más fija está la atención— determine cómo se van a recibir todos los mensajes posteriores. El anuncio diferido de un brote da la impresión de que los funcionarios están ocultando información y pueden estar más preocupados en evitar la ansiedad pública y la pérdida de ingresos del comercio y el turismo que en proteger la salud pública. En consecuencia, se produce una pérdida de confianza, justo al inicio, que puede ser imposible de recuperar. 3. Ser transparente La transparencia caracteriza la relación entre quienes gestionan los brotes y el público. La transparencia puede definirse como una comunicación que es sincera, se comprende fácilmente, es completa y exacta. En general, una mayor transparencia da lugar a mayor confianza. La transparencia proporciona muchos beneficios; por ejemplo, demuestra cómo incluso en un momento de incertidumbre y de muchas incógnitas, quienes gestionan los brotes están buscando sistemáticamente respuestas. Dado que la transparencia también revela deficiencias en la gestión, proporciona un gran incentivo para la toma de decisiones deliberante y responsable. La transparencia también tiene límites, como los datos confidenciales de los pacientes, que por razones éticas no deben hacerse públicos. La clave es equilibrar tales preocupaciones y el derecho, la necesidad y el deseo del público de contar con información fidedigna. El establecimiento de los límites de la transparencia puede variar de un brote a otro; sin embargo, si los límites de la transparencia se convierten en una excusa para el secretismo, el resultado probable será una pérdida de la confianza pública. La comunicación de brotes epidémicos Se notificará de inmediato cualquier caso único de poliomielitis, viruela, gripe humana causada por un subtipo vírico nuevo o SARS. La comunicación de brotes epidémicos La transparencia tiene 4. Respetar las inquietudes públicas El público tiene derecho a recibir información que afecta a su salud y a la salud de sus familias. Las inquietudes públicas deben considerarse legítimas, y deben estudiarse y respetarse como una fuerza que influirá en la repercusión de un brote. La comunicación temprana del riesgo solía ser didáctica, planteando los hechos, diciendo al público como debía reaccionar y luego describiendo cualquier otra reacción como “irracional”. Hoy en día, la comunicación eficaz de los riesgos se considera un diálogo entre los expertos técnicos y el público. Un brote epidémico llama la atención de muchos públicos diferentes —personas en riesgo, pacientes y sus familiares y vecinos, medios de comunicación, investigadores, líderes de la comunidad, socios comerciales y turistas— y les afecta de muy diversas maneras. La comunicación de brotes funciona mejor cuando se consideran los puntos de vista de todos estos públicos, cuando se toman decisiones sobre qué decir y cómo hacerlo. Una vez que se han tomado las decisiones, los socios deben esforzarse por presentar la información de una manera coordinada y uniforme. Al anunciar las decisiones al inicio de un brote, la prensa será útil, especialmente si la gestión del brote es transparente. Pero los periodistas pueden ponerse en contra rápidamente si creen que se les ha engañado. 5. Hacer planes con antelación La planificación es esencial para la comunicación eficaz de brotes; no obstante, todavía se hace en raras ocasiones. La planificación de la comunicación de brotes debe formar parte, desde el principio, de la planificación de la gestión de brotes. En las condiciones de urgencia de un brote, la comunicación no puede ser inmejorablemente eficaz cuando sus principios se consideran sólo a última hora con prisas por dar a conocer la información. Sin embargo, al mismo tiempo la comunicación de brotes que no se planifica con antelación no necesariamente está condenada al fracaso. Según se observó durante la reunión de consulta, muchos países afectados por el SARS no tenían planes de comunicación implantados, aunque se comunicaron de forma muy eficaz con el público. Otros cometieron graves errores, y lo pagaron caro; esto podría haberse evitado si se hubieran considerado con antelación las cuestiones de comunicación. La comunicación de brotes epidémicos límites, ya que parte de la información no debe hacerse pública por razones éticas. Enviado: miércoles, 11 de octubre de 2000 08:09 A: OUTBREAK@whoafr.org Cc: OUTBREAK@who.ch Asunto: Brote de fiebres hemorrágicas víricas en Uganda Por la presente informamos de que existe un posible brote de fiebre hemorrágica vírica en el distrito de Gulu. Se han notificado varios casos, con 15 defunciones, incluidos 2 trabajadores sanitarios. Se ha enviado un equipo para ayudar en la investigación del brote y también algo de ropa de protección. La OMS recibió por correo electrónico la notificación inmediatamente después de la detección del primer caso sospechoso de fiebre hemorrágica de Ébola en Uganda. La comunicación de brotes epidémicos La confianza es la base de la comunicación eficaz Los participantes estuvieron de acuerdo en que el objetivo fundamental para la comunicación eficaz de brotes epidémicos es establecer, mantener o restaurar la confianza en los responsables de controlar el brote y dar información al respecto. La confianza es la base de la comunicación de brotes. Aprovechado la confianza, la comunicación eficaz de los brotes ayudará a acelerar el control de los mismos, reduciendo el daño causado a la salud, las economías y la sociedad. Las consecuencias de la pérdida de confianza se apuntaron reiteradamente en toda la reunión y se ilustraron vivamente en el informe del brote de encefalopatía espongiforme bovina que se produjo en el Reino Unido. Cuando resultó que los mensajes tranquilizadores eran improcedentes, la confianza en el gobierno cayó, con enormes consecuencias políticas y económicas. Por el contrario, la decisión de una parte de Alemania de realizar análisis a todo el ganado bovino restauró la confianza en la capacidad de las autoridades de proteger el suministro de carne de vacuno y la salud económica de ese sector. La confianza es un componente fundamental del control de brotes en diferentes culturas. La confianza se contempló como un componente fundamental del control de brotes en diferentes culturas. Durante los brotes de fiebre hemorrágica de Ébola que se produjeron en África, se utilizó a los líderes comunitarios y religiosos para cambiar las actitudes y los comportamientos del público, dado que las poblaciones locales confiaban en ellos. Algunos observaron que incluso era significativa la selección de Singapur como lugar de la reunión, no solo porque este país controló su brote de SARS con éxito en 2003, sino porque lo hizo con pequeñas perturbaciones sociales. Singapur incluso mejoró su clasificación económica durante el brote. En general, lo que Singapur hizo eficazmente en lo que respecta a su comunicación del SARS fue ganar la confianza de sus propios ciudadanos y de otras naciones durante el brote. Los participantes describieron un “triángulo de confianza” interno dentro de las instituciones y organismos sanitarios que interrelaciona a expertos técnicos, comunicadores y encargados de adoptar las decisiones: La comunicación • El equipo técnico debe comprender la necesidad de que las comunicaciones sean claras, sin jerga. confianza, ayudará • Los comunicadores tienen que comprender la necesidad de exactitud científica y médica, y deben colocar el conocimiento científico en un contexto político. La comunicación de brotes epidémicos eficaz de brotes, basada en la a acelerar el control. La comunicación de brotes epidémicos • Los encargados de adoptar decisiones deben aceptar la necesidad de informar a las personas para no dejar a los investigadores solos y sin respuestas ante una audiencia sedienta de información. Los participantes también mencionaron un “triángulo de confianza” externo en el que interactúan funcionarios gubernamentales, expertos y medios de comunicación. Los participantes estuvieron de acuerdo en que lo ideal es que la confianza se haya establecido mucho antes de que se produzca un brote epidémico. Como ya se ha mencionado, es más fácil generar confianza en “tiempo de paz” que durante las condiciones frenéticas de un brote. Sin confianza, es poco probable que las comunicaciones sean convincentes o que se pueda persuadir al público para que adopte comportamientos aconsejables. Tanto en lo que respecta a la comunicación interna como a la externa, se reconocieron tres elementos de confianza: • Transparencia: Los comunicadores deben decir —claramente y desde el principio— lo que saben, lo que no saben y lo que están haciendo. Es esencial no ocultar información pertinente. • Responsabilidad: Los comunicadores deben demostrar que tanto ellos como sus gerentes son responsables de lo que se hace, se dice y se promete. Los comunicadores deben mostrar una conciencia clara de las inquietudes del público. • Escucha: Los comunicadores deben demostrar que tienen conciencia clara de las inquietudes del público. En la práctica, esto significa vigilar a los medios de comunicación y utilizar otros métodos para conocer las cambiantes opiniones públicas sobre los riesgos que plantea un brote y la eficacia de su control. También es esencial la confianza entre diferentes organizaciones. La importancia de tener evaluaciones comunes entre los socios en medio de un brote fue recalcada por algunos participantes, que creen que tener información contradictoria de diversas fuentes fiables puede menoscabar la confianza al causar confusión, lo que a su vez puede complicar el cumplimiento de las medidas de control. Sin confianza, es poco probable que las comunicaciones sean convincentes o puedan ¿Se puede confiar en el público y los medios de comunicación? Para una comunicación eficaz, que pretenda establecer un diálogo entre los comunicadores y el público, es esencial la confianza en ambas direcciones. Aunque los participantes recalcaron el valor de la confianza en la salud pública y en sus funcionarios, también estaba en cuestión el asunto de la La comunicación de brotes epidémicos persuadir al público para que adopte comportamientos aconsejables. La comunicación de brotes epidémicos confianza que los funcionarios sanitarios y otros funcionarios tienen en el público y en sus representantes, los medios de difusión. ¿Hasta qué punto los gestores de un brote confían en que una comunidad pueda aceptar las incertidumbres y la ansiedad que a menudo caracterizan a un brote, en especial en sus fases iniciales? ¿En qué medida los gestores de los brotes confían en la capacidad de la comunidad para afrontar un brote? Los hechos indican que el público raramente se deja llevar por el pánico, ni siquiera ante noticias extremadamente malas; no obstante, las estrategias de comunicación están a menudo destinadas a prevenir el pánico. El grado en que se puede confiar en los medios de comunicación durante un brote fue objeto de un intenso debate. Los científicos y los médicos a menudo desconfían de los medios de comunicación al considerar que están más interesados en una historia sensacionalista que en informar sobre los hechos. Por su parte, los medios de difusión se vuelven a menudo intolerantes cuando creen que los funcionarios retienen información o distorsionan los hechos. Un participante declaró sin rodeos que los funcionarios nunca deben mentir a la prensa; no debe olvidarse la función que tuvo el periodismo de investigación al revelar la verdadera magnitud del brote de SARS. Es más, el público puede usar los medios de comunicación como una fuente excelente de conocimiento temprano sobre los brotes, especialmente cuando los funcionarios tardan en informar sobre ellos. Aunque la confianza se consideró esencial para la comunicación eficaz, muchos participantes señalaron que cuando se pone la confianza como prioridad máxima en un plan de comunicación hay que enfrentarse a muchas barreras prácticas. Los métodos para establecer la confianza a menudo incluyen medidas antiintuitivas, como reconocer la incertidumbre o no tranquilizar. Emprender estas medidas para establecer la confianza a menudo requiere la aprobación de los encargados de adoptar decisiones, que quizá no estén familiarizados con los datos probatorios de la comunicación de riesgos asociada a la confianza o no confíen en ellos. La comunicación de brotes epidémicos MILLONES DE PERSONAS MORIRÁN A CAUSA DE LA GRIPE AVIAR Ginebra .– Funcionarios sanitarios han advertido sobre una pandemia catastrófica de gripe que barrerá el planeta, dejando millones de muertos tras de sí. Dado que el número de casos humanos de gripe aviar en Asia sigue en aumento, Los profesionales sanitarios desconfían a menudo de los medios de comunicación, pues consideran que están más interesados en una historia sensacionalista que en informar sobre los hechos. La comunicación de brotes epidémicos Muchos participantes estuvieron de acuerdo en la necesidad de garantizar el apoyo político a las medidas para desarrollar la confianza. Sin esto, hay un riesgo real de tranquilizar en exceso o de desorientar al público no logrando tener en cuenta lo desconocido y lo incognoscible. Los participantes estuvieron de acuerdo en la importancia de estar abiertos al público y de decirle cuándo la información es provisional o se está comprobando. A menudo, los medios de comunicación se vuelven La cuestión de cómo desarrollar la capacidad de comunicación de brotes epidémicos provocó un intenso debate tanto en el grupo de trabajo sobre la confianza como en los debates generales. Se opinó que la OMS quizá habría aprendido algo de los Estados Unidos, donde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) exigen que los estados que reciben fondos federales para los preparativos contra el bioterrorismo elaboren planes de comunicación de riesgos. De igual modo, la OMS podría promover el establecimiento de una comunicación profesional de brotes epidémicos en los ministerios de salud e incluir una recomendación a tal efecto en el Reglamento Sanitario Internacional. La comunicación de brotes epidémicos intolerantes cuando creen que los funcionarios retienen información o distorsionan los hechos. La comunicación de brotes epidémicos Anuncio temprano: la decisión más consecuente Determinar en qué momento tiene que hacerse el primer anuncio de un brote epidémico es una de las decisiones más difíciles a las que se enfrentan los comunicadores de brotes. También es la más trascendente. Esta comunicación inicial fija las pautas de lo que el público puede esperar de sus funcionarios, y por tanto es probable que configure todas las ideas públicas posteriores sobre cuán bien se está gestionando el brote. Cualquier sospecha de que al principio se ocultó información —en especial por razones políticas— que habría podido reducir el número de casos o salvado vidas puede causar un gran daño al liderazgo de un país. Pocos cuestionarían la responsabilidad de todos los gobiernos, ya sea democráticos o autoritarios, de salvaguardar el bienestar público cuando están en juego vidas debido a un brote de enfermedad. La primera comunicación fija las pautas de lo que el público puede esperar de sus funcionarios. Los participantes opinaron unánimemente que el anuncio temprano de un brote es sumamente aconsejable y que está plenamente justificado en muchos aspectos. También podrían citar numerosos casos en los que la notificación se hizo tarde, involuntaria o deliberadamente, y muchas razones que lo justifican. Al nivel más básico, las autoridades sanitarias sencillamente no pueden ser conscientes de un brote cuando comienza. La detección tardía puede ser la razón de la notificación tardía cuando los sistemas de vigilancia y de laboratorio son débiles, cuando la enfermedad es nueva o se confunde fácilmente con otras, o cuando la enfermedad empieza con una forma leve y aumenta su virulencia solo gradualmente a medida que se producen más casos. Detección tardía, notificación tardía A falta de buenos sistemas de detección y notificación, muchos brotes no llaman la atención de las autoridades sanitarias hasta que un caso particular los hace repentinamente notorios. Esto puede surgir cuando un lapso en el control de infecciones en un entorno hospitalario causa un alza súbita y explosiva del número de casos, haciendo que el brote sea demasiado grande, demasiado concentrado y por tanto demasiado visible para pasarlo por alto. Esta situación se ha observado en repetidas ocasiones con las fiebres hemorrágicas víricas, incluidas las fiebres hemorrágicas de Ébola, Marburgo y Lassa, en África, y también ocurrió con el SARS. En lo que respecta a otros brotes, se desencadena la detección cuando un ciudadano extranjero — un miembro del personal de ayuda humanitaria o un viajero— contrae la infección y se inicia una investigación, con un buen apoyo de laboratorio. Los países con recursos limitados también La comunicación de brotes epidémicos La detección tardía puede ser la razón de la notificación tardía cuando los sistemas de vigilancia y de laboratorio son débiles. La comunicación de brotes epidémicos pueden pasar por alto el comienzo de un nuevo brote porque todos los recursos están plenamente concentrados en responder a un brote ya existente. Por ejemplo, algunos países que combatían el SARS pasaron por alto casos de otras enfermedades con tendencia a las epidemias, como el dengue y la encefalitis japonesa. Las nuevas enfermedades y las enfermedades que acaban de llegar a una zona geográfica pueden anunciarse de forma muy evidente, pero a cualquier país —adinerado o en desarrollo— le puede resultar muy difícil diagnosticarla de forma rápida y precisa. Tras su primera aparición en el continente americano, la fiebre del Nilo Occidental se diagnosticó mal inicialmente, como encefalitis de San Luis, en la ciudad de Nueva York; un centro colaborador de la OMS no detectó inicialmente la aparición del virus de Nipah. La notificación también puede retrasarse cuando el comienzo de un caso extraño se camufla por la semejanza de los síntomas o del comportamiento de la enfermedad con los de otras enfermedades comunes en la zona. Por ejemplo, si un brote causa defunciones principalmente en los niños pequeños, los casos iniciales pueden pasarse por alto debido a la gran mortalidad de fondo en este grupo de edad por otras enfermedades, como la malaria. También debido a un “ruido” de fondo similar, es muy difícil detectar durante la práctica habitual de la vigilancia los brotes que muestran síntomas “gripales”. En otros casos, una nueva enfermedad puede escapar al sistema de detección cuando su aparición, caracterizada por síntomas leves en unos pocos individuos, es sutil, y solo después aparece una enfermedad grave en muchas personas, a medida que el agente causal se adapta a su nuevo huésped humano o encuentra nuevas oportunidades de propagación. Por ejemplo, cuando el SARS empezó a surgir en el sur de China en noviembre de 2002, lo hizo a través de unas cuantas cadenas cortas de transmisión, independientes unas de otras, y pocas defunciones. El brote se hizo muy evidente después de la amplificación de la transmisión en hospitales municipales, adonde se había remitido a los pacientes para que recibieran asistencia especializada. Muchos consideran que el fallo a la hora de transmitir esta información de inmediato es uno de los ejemplos más sorprendentes de las graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la notificación tardía de un brote epidémico. Es también un ejemplo llamativo de cómo la mala gestión de la comunicación de brotes puede dañar la imagen política de una nación al más alto nivel. Retrasos deliberados: no hay excusa Aunque la detección tardía de los brotes epidémicos sin duda alguna seguirá siendo un problema mientras la vigilancia en algunos países sea débil y sigan surgiendo nuevas enfermedades, los participantes acordaron que se debe informar al público tan pronto como se detecte un brote. Se podría excusar a las autoridades por no lograr detectar los casos más La comunicación de brotes epidémicos Si un brote causa defunciones principalmente en los niños pequeños, los casos iniciales pueden pasarse por alto debido a la gran mortalidad de fondo en este grupo de edad. La mala gestión del anuncio inicial puede dañar la imagen política de la nación al más alto nivel. La comunicación de brotes epidémicos tempranos de un brote, o por hacer un mal diagnóstico inicial de la causa, pero no se les puede excusar por no hacer públicos de inmediato sus primeros datos fidedignos del brote. Cuando los funcionarios están preocupados, se debe advertir al público. En el otro extremo, se puede detectar un brote justo cuando comienza, aunque no se anuncie de inmediato por haberse tomado la decisión de obtener primero más detalles sobre los modos de transmisión, los grupos de riesgo o el agente causal. En este caso, la notificación diferida puede surgir de la siguiente suposición común: informar al público, aunque se le deje en suspenso respecto a cuestiones importantes, podría causar una alarma indebida o incluso el pánico. Los científicos, capacitados para diferir las conclusiones hasta que los datos se fundamenten plenamente, pueden sentirse incómodos apoyando un anuncio cuando los hechos son elementales. También pueden creer que la información incompleta dejará abierto el camino para que la prensa distorsione los hechos, cite incorrectamente las fuentes y tiña de sensacionalismo el relato, causando de nuevo una inquietud pública indebida y dañando su reputación profesional. Dado que los brotes epidémicos, como experimentos naturales que son, son sucesos únicos e impredecibles, los participantes tuvieron dificultades para compilar una lista de datos esenciales acerca de un brote con los que se debe contar antes de hacer pública la información. No obstante, todos concordaron en que hacer un anuncio formal basado sólo en rumores o en información anecdótica sería imprudente y que la información no debe hacerse pública antes de comprobar al menos algunos hechos. Las decisiones sobre qué hechos deben suscitar la notificación inmediata a menudo serán decisiones personales, y deben ser los funcionarios de salud pública, y no los de otros sectores gubernamentales, quienes las tomen, guiados firmemente por lo que sea mejor para la salud pública. Algunas situaciones serían específicas. La declaración de una pandemia de gripe, por ejemplo, o el anuncio de un caso de viruela, supondría la puesta en marcha legítima de respuestas de salud pública enormes, costosas y sumamente perturbadoras, además de provocar —de nuevo legítimamente— gran ansiedad pública. En tales situaciones, nadie cuestionaría la necesidad de tener gran certeza respecto a la fiabilidad de la información antes de hacerla pública. El gran reto consiste en encontrar un equilibrio adecuado entre la necesidad de evaluar la validez antes de hacer pública la información y las consecuencias que la publicación diferida de la información tendrán en lo que atañe al control de brotes y la salud pública. Los participantes estuvieron de acuerdo en que sería muy aconsejable contar con orientaciones para tomar tales decisiones. En la OMS, se sigue la norma de comprobar primero un brote, conforme a los procedimientos establecidos, antes de hacer pública la información sobre el mismo. Esta forma de proceder ha resultado ser viable, ya que raramente compromete la rapidez La comunicación de brotes epidémicos Dada la naturaleza impredecible del mundo microbiano, los participantes tuvieron dificultad para compilar una lista de los hechos que se deben establecer antes de hacer pública la información. La comunicación de brotes epidémicos con que se hace un anuncio. La mediana del tiempo transcurrido entre la recepción de la información sobre un suceso y su comprobación es actualmente de dos días. Los sucesos importantes se comprueban generalmente en menos de 24 horas. En cuanto a si un brote debe hacerse público incluso antes de que se haya identificado el agente causal, un participante expresó su opinión de que generalmente se sabe suficiente al principio de un brote para lanzar medidas de contención, y estas medidas nunca deben retrasarse a la espera de identificar la causa. Como observó otro participante, cuando una casa está ardiendo, nadie espera a descubrir el origen para pedir ayuda. Si las medidas para contener el SARS hubieran esperado al aislamiento del virus y la confirmación de su papel causal, el número de casos y muertes y el grado de propagación internacional indudablemente habrían sido mucho mayores. Inquietud a nivel político y científico La inquietud que rodea a un anuncio temprano de un brote se extiende al nivel político, donde puede ser mayor la tentación de retrasar el momento de hacer pública la información o de maquillarla con información tranquilizadora. Al igual que los científicos, los políticos pueden sentirse incómodos comunicando información que muy probablemente puede suscitar preguntas del público y la prensa que no pueden responderse con certeza. Un participante señaló que, en muchas culturas, el reconocimiento de la incertidumbre puede percibirse como un signo de la debilidad y la incompetencia de las personas que se espera que estén firmemente a cargo de la situación. Otros indicaron que las culturas pueden cambiar cuando sea necesario y recordaron que durante mucho tiempo los médicos creían que era mejor ocultar el diagnóstico de cáncer a sus pacientes. Es más, la investigación sobre comunicación respalda la opinión de que el público puede aceptar la incertidumbre y las evaluaciones cambiantes de una situación a medida que evolucionan los conocimientos, y que a cualquier decisión que se mantenga silente durante demasiado le espera un riesgo mayor: la pérdida de la confianza pública. La comunicación de brotes epidémicos Si las medidas para contener el SARS hubieran esperado al aislamiento del virus, el número de casos y muertes habría sido mucho mayor. La comunicación de brotes epidémicos Otro obstáculo puede ser convencer a científicos y políticos para que acepten la investigación y las técnicas de comunicación. Los funcionarios de salud pública, con formación en ciencias experimentales, pueden ver con escepticismo el asesoramiento de una ciencia “social” como la comunicación de riesgos. Los políticos, formados en su propia y dura escuela del mantenimiento del poder, pueden tomar decisiones basándose en la mejor forma de sobrevivir en un clima político particular. Es posible que no quieran correr el riesgo de hacer anuncios que quizá planteen dudas acerca de su competencia. Según observaron los participantes, algunos políticos, cuando se enfrentan a un brote epidémico, parecen creer que la mejor táctica es no decir nada y esperar que no pase nada. Otros pueden considerar que su función es evitar ponerse en evidencia, evitando problemas cuya solución será costosa y mantenerse en el cargo. Sin duda, las documentadas consecuencias económicas y sociales de la mayoría de los brotes ponen el listón especialmente alto a los líderes políticos. En muchos casos muy divulgados, el anuncio de un brote epidémico ha supuesto un “castigo” inmediato en forma de pérdidas económicas —a menudo de miles de millones de dólares— debidas a las prohibiciones de comercio y a la disminución inmediata del turismo. Es comprensible la tentación de aplazar tal eventualidad: de nuevo, no decir nada y esperar que no pase nada. Los participantes opinaron que este temor a las consecuencias económicas era probablemente la principal razón para retrasar deliberadamente el anuncio de un brote. Es más, cuando las decisiones gubernamentales sobre la notificación de un brote están guiadas exclusivamente por cuestiones económicas, es posible que los argumentos de salud pública tengan escaso poder persuasivo. Como señalaron muchos participantes, los ministerios de salud suelen tener menos poder en la jerarquía gubernamental que los ministerios de finanzas, comercio y agricultura y ganadería. Encontrar argumentos Convencidos del valor de la notificación temprana, los participantes buscaron argumentos que pudieran persuadir a los políticos y a otros encargados de adoptar decisiones de que el anuncio temprano sirve mejor a sus intereses. Las consecuencias económicas se consideraron un argumento especialmente persuasivo, siendo el SARS el ejemplo más notorio. Se consideró aconsejable que hubiera más datos probatorios que mostraran los costos directos e indirectos de la notificación tardía y se hizo una sugerencia a la OMS para que compilara estos datos. Ya hay experiencia suficiente que apoya la conclusión de que el anuncio temprano prepara las condiciones para el buen funcionamiento de las operaciones de control emprendidas con el apoyo de un público cooperativo. La comunicación de brotes epidémicos La tentación de retrasar el momento de hacer pública la información o maquillarla con información tranquilizadora puede ser mayor en el nivel político. La comunicación de brotes epidémicos Pocos cuestionarían que la intervención temprana aumenta la probabilidad de una contención rápida de los brotes y que puede mitigar los perjuicios económicos. Es más, casi todos los brotes tienen un componente conductual. Es raro que las poblaciones estén totalmente indefensas ante un brote; precauciones sencillas —lavado de las manos, control de la fiebre, saber cómo manipular el correo sospechoso— pueden ser personalmente protectoras y tranquilizadoras. Por el contrario, los comportamientos peligrosos que pueden desatar la propagación adicional sencillamente se perpetuarán si existe un vacío de información. En los casos más extremos, un brote se reconoce sólo después de que se haya hecho visible por la cobertura en los medios de comunicación, forzando a las autoridades a admitir tardíamente lo que el público ya sabe o al menos sospecha firmemente. En este caso, las pérdidas son múltiples: las oportunidades desaprovechadas de intervenir tempranamente, la pérdida del poder para configurar comportamientos protectores y la pérdida de autoridad para persuadir al público para que crea las evaluaciones futuras y cumpla las medidas recomendadas. Admitir a la fuerza la existencia de un brote epidémico, con todas las sospechas consiguientes de encubrimiento, también hace mucho más difícil convencer a los países vecinos, los socios comerciales y los viajeros internacionales de que la situación está bajo control, aumentando por tanto la probabilidad de reacciones costosas y perturbadoras que no guardan proporción con el riesgo real. Como muchos observaron, en la era de la información hay que poner en tela de juicio la suposición de que un gobierno puede ocultar con éxito un brote epidémico. Dado el interés de los medios de comunicación por los brotes y el acceso generalizado a las fuentes de información electrónica, los líderes deben recordar que, a falta de información oficial, los rumores llenarán el vacío y la ansiedad pública terminará en la incertidumbre correspondiente. Según observó un participante, el temor puede tener peores consecuencias que la enfermedad para las economías y las sociedades. Un reportero experimentado amplió estos argumentos. Es probable que el interés de los medios de comunicación sea grande al comienzo de un brote, y que quienes están a cargo de la respuesta sean el centro de atención. La notificación temprana de lo que se sabe, seguida por actualizaciones frecuentes de la situación, es con mucho la mejor estrategia, incluso aunque se pasen por alto algunos hechos clave sobre la enfermedad. Cuando se retrasa la notificación, se suscitan sospechas de que se está ocultando información; la prensa no tolerará que se oculte información o se presente de forma que no sea veraz. Además, la revelación temprana y honrada de la información es la mejor forma de ganar la confianza del público, ya que los puntos de vista públicos son configurados por los informes de los La comunicación de brotes epidémicos La intervención temprana de la comunidad de salud mundial puede establecer la confianza y reducir la repercusión social y económica de un brote. El anuncio temprano prepara las condiciones para el buen funcionamiento de las operaciones de control emprendidas con el apoyo de un público cooperativo. La comunicación de brotes epidémicos medios de comunicación. La experiencia indica que tanto los medios de difusión como el público pueden hacer frente a las incertidumbres cuando estas se presentan en una atmósfera que no está empañada por las sospechas de que se está reteniendo información. Otro argumento, especialmente pertinente en los países en desarrollo, es que la notificación temprana de un brote a la OMS supone una asistencia temprana. La existencia de la GOARN y su promesa de asistencia inmediata puede ser un poderoso incentivo para informar tempranamente. La implicación estrecha de la OMS a través de la GOARN conlleva otra ventaja: las comunicaciones sobre un brote procedentes de una fuente fiable, como la OMS, pueden hacer mucho por el mantenimiento de la confianza local e internacional en que una situación está bajo control. Por ejemplo, durante el brote de la fiebre hemorrágica de Ébola en Uganda en 2000, las autoridades informaron a la OMS en un plazo de 24 horas después de que surgieran sospechas de una fiebre hemorrágica vírica. Los primeros equipos de la GOARN llegaron al día siguiente. Tanto las autoridades nacionales como la OMS publicaron actualizaciones diarias de la situación. Aunque este fue el mayor y más letal brote de fiebre hemorrágica de Ébola que se había registrado hasta entonces, nunca se cerraron las fronteras de Uganda. Como indicó otro participante, los comunicados oficiales de la OMS durante el brote del SARS eran otro ejemplo. El asesoramiento sobre qué zonas estaban experimentando transmisión local segmentó los viajes internacionales, permitiendo que continuaran los viajes a gran parte de Asia. Además, cuando la OMS declaraba una zona libre de la enfermedad, la confianza en esta decisión conllevaba una recuperación económica rápida. Enseñanzas de la fiebre del Nilo Occidental y del carbunco La capacidad de la OMS de proporcionar asistencia rápida a través de la GOARN puede ser un poderoso incentivo para la notificación temprana de los brotes. La mejor estrategia es, con mucho, la notificación Dos experiencias recientes de Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York demuestran dos ventajas diferenciadas de la notificación temprana: permite instaurar de inmediato medidas de protección personal y puede tranquilizar al público durante una situación especialmente alarmante. En agosto de 1999, cuando los hospitales empezaron a ver casos extraños de una enfermedad con manifestaciones neurales, los epidemiólogos determinaron que la enfermedad se transmitía a través de los mosquitos y la diagnosticaron inicialmente como encefalitis de San Luis. Aunque algunos funcionarios querían esperar hasta tener más datos antes de hacer pública la información, otros argüían que se avecinaba un largo fin de semana, que el tiempo era caluroso y que la gente estaría al aire libre. Tenían que saber que se estaba propagando una enfermedad extraña transmitida por los mosquitos y que había causado algunas defunciones, y había que advertirles para que se protegieran de las picaduras de mosquito. Aunque el La comunicación de brotes epidémicos temprana de lo que se sabe, seguida de actualizaciones frecuentes, aunque falten algunos datos clave sobre la enfermedad. La comunicación de brotes epidémicos diagnóstico fuera erróneo —posteriormente se identificó la enfermedad como fiebre del Nilo Occidental—, las medidas protectoras fueron correctas. En este caso, por motivos de salud pública estaba justificado hacer pública la información antes de comprobar de forma fiable todos los hechos. La segunda experiencia provenía de un pequeño pero especialmente aterrorizante brote de carbunco causado deliberadamente en 2001. En esa ocasión, los funcionarios de salud recibieron la primera confirmación de laboratorio de que el polvo de un sobre dirigido a una personalidad destacada contenía carbunco a las 4.00 de la mañana del 12 de octubre de 2001. Dos horas después, se celebró una reunión de comunicaciones de urgencia en la que se adoptó la decisión de hacer pública la información de inmediato. Los funcionarios estaban seguros de que los medios de comunicación tendrían acceso a la historia rápidamente; sería más tranquilizador para el público que las primeras noticias las diera el alcalde. A las 8.00 de la mañana, el alcalde hizo el primer anuncio a la prensa, contando lo que se sabía y las muchas incertidumbres que ello conllevaba. Esa primera comunicación estableció un modelo de comunicaciones frecuentes y francas con la prensa que demostraron su firme liderazgo y ayudaron a mantener la confianza pública a pesar de que surgieran varias sorpresas. El alcalde dio las primeras noticias del incidente de carbunco en Nueva York, estableciendo un modelo de comunicaciones frecuentes y francas. El incidente del carbunco también ilustra los peligros de caer en la tentación de emitir declaraciones tranquilizadoras junto con los primeros informes de un brote. Cuando un funcionario de alto rango de los Estados Unidos lanzó la hipótesis de que el primer caso de carbunco del país se debió a una causa natural, posteriormente sufrió una pérdida de la credibilidad y la confianza pública que no llegó a restaurarse durante todo el brote. En la ciudad de Nueva York, la decisión de anunciar de inmediato la confirmación de laboratorio del carbunco fue facilitada por un plan de comunicación previo que incluye las siguientes “reglas por las que pretendemos guiarnos”: aunque también ilustra los peligros de emitir • La primera comunicación es fundamental. • Diríjase al público rápidamente información incompleta. El incidente del carbunco declaraciones usted tenga • No espere a que se redacte un comunicado de prensa. • Informe de lo que usted sabe, de lo que no sabe y de lo que está haciendo. • Explique que la información puede cambiar cuando usted sepa más. La comunicación de brotes epidémicos tranquilizadoras cuando se anuncia por primera vez un brote. La comunicación de brotes epidémicos • Siga hablando. Comuníquese a menudo. Prometa actualizaciones regulares y oportunas y hágalas. Sea claro (no utilice jerga alguna) y coherente. • Pese al deseo de decir cosas como “Quiero tranquilizarles…”, “No se asusten…”, “Permanezcan tranquilos…", no las diga. En vez de eso, sea tranquilizador y permanezca tranquilo. • Tenga cuidado en lo que respecta a confiar en información poco fundada. • Reconozca que, incluso aunque el riesgo pueda ser pequeño, la gente estará asustada. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos La transparencia es un tema intrínsecamente político Desde el primer anuncio de un brote, pasando por todas las comunicaciones posteriores, deben tomarse decisiones sobre el contenido de los mensajes: qué detalles deben revelarse en un momento dado en un brote y cuáles deben ocultarse o al menos posponerse. ¿Debería revelarse la ubicación exacta del primer caso vacuno de encefalopatía espongiforme bovina de un país? ¿Tendría que hacerse público el lugar de residencia de un paciente con SARS? ¿Debería comunicarse de inmediato el primer indicio de que un virus se ha hecho más contagioso? ¿Habría que decir francamente a la gente que no se ha conseguido identificar el agente causal con ninguna prueba o simplemente que se están realizando pruebas? Tales preguntas forman parte de la difícil cuestión de la transparencia. La transparencia puede ayudar a cohesionar al público durante un brote y a potenciar la solidaridad frente a una amenaza compartida. Una comunicación transparente es franca, se entiende fácilmente, es completa y está exenta de engaño. Nadie pondría en duda que las comunicaciones transparentes aumentan la confianza. Es más, la confianza en que los funcionarios son transparentes en sus comunicaciones mantendrá la confianza si se cometen errores. Los participantes llegaron fácilmente a un acuerdo respecto a la importancia de ser transparentes durante un brote, pero admitieron que haciendo eso se afrontaban algunas cuestiones políticas complejas y difíciles. Al igual que ocurre con el primer anuncio de un brote, la decisión de hacer transparentes las comunicaciones posteriores es intrínsecamente política. Como tal, la transparencia se encuentra con dos problemas principales: definir sus límites legítimos como una estrategia de salud pública, y procurar que estos límites no se usen como excusa para la ocultación o el engaño. Los participantes estaban de acuerdo en que la transparencia tiene límites legítimos. No toda la información que sale a la luz durante un brote tiene que revelarse. Como señaló un participante, anunciar a los pasajeros de un avión que el piloto acaba de morir es transparente, pero no es particularmente útil. Lo ideal es que las decisiones sobre lo que se debe revelar y lo que se ha de ocultar se basen en una consideración cuidadosa de lo que ayuda al público y lo que causa daño. Aunque la transparencia puede ayudar a cohesionar al público durante un brote y a potenciar la solidaridad frente a una amenaza compartida, también puede acarrear consecuencias negativas, como la discriminación de grupos minoritarios y la evitación de ciertos alimentos o zonas turísticas a pesar de que el riesgo sea insignificante. Es más, según observó uno de los participantes: ¿cuántas malas noticias pueden darse sin acabar con la moral pública? La comunicación de brotes epidémicos La transparencia se encuentra con dos problemas principales: definir sus límites y procurar que estos límites no se usen como excusa para la ocultación. La comunicación de brotes epidémicos Los participantes llegaron a un acuerdo sobre algunos tipos de información que no deben revelarse: rumores no comprobados, información que no implique beneficios de salud pública, datos confidenciales de los pacientes e información que conlleve la discriminación de los pacientes y sus familias o grupos étnicos. Sin embargo, el mayor impedimento para la transparencia es en realidad de carácter político y económico: el miedo de los funcionarios —a menudo justificado— de que la información franca, clara y completa sobre un brote tenga un alto precio. En este caso, pueden usarse los límites legítimos a la transparencia como excusa para el encubrimiento o el engaño. Por desgracia, a menudo los argumentos de salud pública por si solos no son suficientemente convincentes para cambiar este punto de vista. Los participantes estaban convencidos de que las consecuencias económicas a largo plazo de no lograr ser transparente son aun mayores que las consecuencias inmediatas de la notificación franca. Propusieron firmemente que se recogieran datos que fundamenten este asunto, ya que proporcionarían un contraargumento económico convincente. Otras barreras a la notificación transparente que se reconocieron fueron la tendencia de los portavoces y de los funcionarios públicos a tranquilizar en exceso y el temor a que los medios de comunicación exageren las malas noticias o interpreten las incertidumbres como signo de una gestión poco convincente del brote. Dada la gran tentación de ocultar la información alarmante —y potencialmente perjudicial desde el punto de vista económico—, los participantes recalcaron la importancia de la responsabilidad. Cuando, con el tiempo, sale a la luz la información, es importante tener una buena justificación para haberla retenido, que se base en motivos de salud pública. Como señalaron varios asistentes, el asunto de la notificación transparente puede ser discutible: en un mundo electrónicamente interconectado en el que los brotes son sucesos de especial interés periodístico, puede que los funcionarios no tengan ya la opción de ocultar la información, cualquiera que sea la razón. Esta realidad proporciona otro argumento más a favor de hacer que las comunicaciones de los brotes sean tan francas, claras, completas y honrada como sea posible. Si los medios de comunicación revelaran información que las autoridades han ocultado deliberadamente, la pérdida de la confianza pública puede ser considerable. Los funcionarios a menudo temen que la información franca, clara y completa acerca de un brote tenga un alto precio. Si los medios de comunicación revelan información que las autoridades han ocultado deliberadamente, la pérdida de la confianza pública puede ser considerable. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Inquietudes públicas: diversificadas pero legítimas La comunicación de riesgos se creó en medio de crecientes inquietudes públicas sobre las fuentes ambientales de riesgos para la salud humana. Para abordar esas inquietudes, expertos técnicos llevaron a cabo evaluaciones del riesgo real que luego se anunciaron al público. Esta táctica de “decidir y anunciar” a menudo no lograba convencer al público sobre el auténtico grado de riesgo. Con la finalidad de ser más persuasivos, los primeros comunicadores de riesgos agregaron datos comparativos a sus anuncios, en los siguientes mensajes familiares: “Su riesgo de morir por el uso de teléfonos móviles es un millón de veces inferior al de morir por una caída en el baño”. Esta estrategia también solía ser infructuosa. Hoy en día, los comunicadores de riesgos alegan que los mensajes eficaces se basan en la comprensión de las inquietudes públicas, independientemente de lo poco científicas o lo infundadas que puedan parecer. Actualmente se considera la comunicación de riesgos como un diálogo en el que los responsables de dar información respetan las inquietudes públicas como legítimas, intentan saber en qué se basan y luego ajustan los mensajes en consecuencia. Como se señaló durante la reunión de consulta, es mejor considerar la comunicación de riesgos como una conversación de dos sentidos. Dada la naturaleza amenazante de los brotes y la dificultad para definir claramente los riesgos o predecirlos, la ansiedad pública es plenamente comprensible. Los participantes, basándose en gran medida en las experiencias durante el brote del SARS, describieron algunas formas de aprovechar las inquietudes públicas como base para crear los mensajes. Algunos métodos para tener una idea general del público son las conversaciones espontáneas con la gente en la calle, la vigilancia de los medios de difusión y la implicación de los periodistas en debates en lugar de simplemente responder preguntas. Los comunicadores pueden buscar a los principales líderes de opinión y conversar con ellos acerca de las actitudes de la comunidad y las inquietudes a medida que evoluciona el brote. Esta tarea a veces se denomina “vigilancia de las comunicaciones”. Dada la naturaleza amenazante de los brotes epidémicos, la ansiedad pública es plenamente comprensible. Actualmente, la comunicación de riesgos se contempla como un diálogo en el que los responsables de dar información respetan las inquietudes públicas como legítimas. Públicos múltiples, inquietudes múltiples Muchos “públicos” tendrán inquietudes respecto a un brote. Entre ellos estarán las poblaciones que sean especialmente vulnerables, las poblaciones que tengan un riesgo remoto pero que piensen que su riesgo es alto, los negocios que podrían sufrir pérdidas durante el brote, los turistas, los viajeros, los socios comerciales y la comunidad internacional. Algunos La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos participantes establecieron diferencias entre el público en general y los interesados directos. Según algunos, los interesados directos eran intrínsecamente parte del proceso decisorio, mientras que la “comunidad” no lo era. Algunos asistentes argumentaron en contra de decir al público algo que no se haya comunicado primero a los interesados directos. ¿Debe tomarse una decisión de salud pública de que se debe dotar a todos los aviones con mascarillas respiratorias antes de informar a los ejecutivos de la compañía aérea? Otros alegaron que se debe considerar al propio público como interesado directo; los problemas pasados se habían planteado porque en el proceso decisorio no se tuvieron en cuenta las inquietudes públicas legítimas. Un público importante, al que los comunicadores pasan a menudo por alto, son los críticos. Si los gestores de los brotes epidémicos no implican a quienes tienen puntos de vista negativos, estos encontrarán su válvula de escape en la prensa. En realidad, algunos críticos acudirán a la prensa aunque hayan entrado en el proceso decisorio. Sin embargo, si se identifica pronto a los críticos y se les permite expresar sus puntos de vista directamente a los gestores de los brotes, los comunicadores pueden al menos persuadirlos para que suavicen sus críticas o, en caso contrario, al menos pueden preparar buenos contraargumentos con antelación. Aunque es apropiado dirigir los mensajes a las personas que tienen mayor riesgo, se debe recordar que es probable que todos lean y oigan los mensajes dirigidos a un grupo. ¿Se deben dar diferentes mensajes a distintos públicos? Los participantes estuvieron de acuerdo en que la comunicación tiene su repercusión más directa en el control de brotes cuando trata las ansiedades de aquellos que tienen mayor riesgo y les persuade para que tomen medidas protectoras. Algunos vieron la necesidad de orientar mejor los mensajes destinados a los grupos que tienen mayor riesgo. Por ejemplo, se ha dado información a quienes residen en las ciudades para que se protejan del riesgo de gripe aviar, pero el mensaje principal (evitar el contacto con mercados de aves de corral vivas) tiene escasa pertinencia para quienes residen en zonas rurales rodeadas por corrales de aves domésticas que deambulan libremente, y aquí es donde reside el auténtico riesgo de exposición humana. Aunque es apropiado dirigir mensajes a quienes tienen mayor riesgo, se debe recordar que es probable que todo el mundo reciba los mensajes destinados a un grupo. Además, la comunicación a escala mundial, combinada con el interés periodístico de los brotes epidémicos, implica que pocos mensajes se mantendrán en un marco eminentemente local. Como observaron los participantes en repetidas ocasiones, cualquier mensaje que se dé durante un brote puede recogerse y difundirse a los países vecinos y luego a todo el mundo. La experiencia indica que los mensajes funcionan mejor cuando son uniformes y coherentes. La coherencia se vuelve mucho más La comunicación de brotes epidémicos Los críticos constituyen un público importante al que los comunicadores pasan a menudo por alto. La comunicación de brotes epidémicos importante cuando es probable que un mensaje dirigido a un grupo de un país llegue a todos los grupos de la comunidad internacional. Cuando los mensajes se configuran teniendo en mente a un grupo de riesgo particular, siempre debe considerarse su efecto sobre la opinión pública general. Como muchos señalaron, la coherencia de los mensajes generalmente funcionó bien durante el brote de SARS, cuando los mensajes fueron uniformes a nivel nacional, regional e internacional. Sin embargo, ese brote también reveló las dificultades particulares que surgen cuando las provincias o los estados lanzan mensajes que no coinciden con el punto de vista nacional o internacional de la situación. Otra fuente de incongruencias puede surgir cuando diversos organismos gubernamentales son afectados de formas diferentes por un brote, y por lo tanto se evalúa el riesgo de distintas maneras. Con frecuencia, el público no hace distinciones entre las diferentes dependencias gubernamentales y no puede comprender por qué la información que da algún organismo puede tener especial importancia. Por ejemplo, durante el brote de gripe aviar, las evaluaciones del riesgo de los sectores agropecuario y sanitario eran distintas: la eliminación de la infección del sector avícola comercial es buena para la recuperación agropecuaria, pero puede ser muy mala para la salud pública si la enfermedad sigue siendo endémica en las aves de corral de zonas rurales remotas. El mito del pánico público Gran parte del debate se centró en el tema del posible pánico del público y las maneras de evitarlo. Un participante definió el pánico como una emoción que conlleva una acción irracional, y argumentó que, incluso en el curso de brotes epidémicos muy graves, es raro el pánico público. Un examen de la bibliografía revela que las sociedades tienen considerables aptitudes de afrontamiento, sobre todo cuando hay gran confianza en quienes controlan los brotes. Por el contrario, cuando los mensajes están orientados principalmente a prevenir el pánico público, la tendencia a tranquilizar en exceso —y por lo tanto a desorientar— es grande, así como la probabilidad de que no se traten las razones legítimas de la ansiedad pública. Se ha demostrado que los mensajes que aseguran al público que no hay por qué preocuparse en realidad aumentan el grado de temor, ya que dan la siguiente impresión: se avecinan razones para el pánico, aunque todavía no hayan llegado. El público fundamental son los medios de comunicación La comunicación de brotes epidémicos La experiencia indica que las sociedades tienen considerables aptitudes de afrontamiento, sobre todo cuando hay gran confianza en quienes controlan los brotes. La comunicación de brotes epidémicos Los participantes reconocieron que los medios de comunicación son el público fundamental. Nuevamente, se observó que es difícil forjar una buena relación con los medios de comunicación cuando ya se ha iniciado un brote y que es mejor hacer esto en “tiempo de paz”. Los participantes sugirieron que se aprovechen, siempre que sea posible, las oportunidades corrientes para interactuar con los medios de comunicación. Tal interacción, antes de un brote, ayuda a los técnicos a poner a punto sus conocimientos sobre los medios de comunicación y forja buenos contactos y relaciones con periodistas concretos que pueden resultar inestimables durante una crisis. Un participante, que había estado implicado directamente en el periodismo de investigación durante el brote de SARS de China, dio una idea de lo que piensan los medios de comunicación en tiempos de crisis. Los periodistas también pueden verse implicados emocionalmente durante un brote, y a menudo son conscientes de su papel como participantes en una crisis humana. Pueden estar motivados por el sentido de la responsabilidad: un deseo de mejorar la sociedad y servir al bien común. En un momento de crisis, la información puede ser lo único que ayude a proteger al público del daño. Por todas estas razones, los reporteros procuran descubrir la verdad y no tolerarán que los funcionarios les desorienten o mientan. Con frecuencia, el público no hace distinciones entre los diferentes organismos gubernamentales y sus distintas percepciones del riesgo. Los reporteros pueden ser aliados durante una respuesta a los brotes epidémicos de dos maneras: cuando expresan la información técnica en un lenguaje que promueve los comportamientos protectores, o cuando, a través del periodismo de investigación, descubren la información que las autoridades intentan ocultar. Sin embargo, es cierto que algunos periodistas son menos fidedignos que otros, y los comunicadores pueden prever que al menos algunas noticias se tratarán de forma sensacionalista. Es más, como señalaron varios participantes, la prensa es a menudo un buen aliado al comienzo de un brote, pero más adelante puede criticar la gestión del mismo. En el lado positivo, la función de la prensa como “elemento de control” ejerce presión sobre los funcionarios para que sean veraces con los hechos y responsables en sus actos. Se propusieron algunas normas generales para seguir la pista de los medios de comunicación y para ayudar a evitar las notificaciones sensacionalistas: • Prever las necesidades de los medios de comunicación. • Aceptar las entrevistas con los medios de difusión (o los medios nombrarán a sus propios expertos). • Conocer qué medios de difusión son fiables y centrarse en hacerles llegar la historia. La comunicación de brotes epidémicos Los reporteros pueden ser aliados durante un brote expresando la información técnica en un lenguaje que el público entienda fácilmente. La comunicación de brotes epidémicos • Adaptar los mensajes comunicación. a los diferentes medios de • Centrarse en hechos y cifras, aunque humanizando la situación con metáforas y anécdotas. La función de la prensa como • Recibir capacitación sobre los medios de comunicación. “elemento de control” ejerce presión sobre los funcionarios para que sean veraces con los hechos y responsables en sus actos. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Planificación para afrontar el reto Los participantes estuvieron de acuerdo en que la comunicación debe ser un componente de la respuesta a los brotes epidémicos en todas las fases, y que es esencial hacer planes para lograr este objetivo. Una de las herramientas más importantes, aunque se emplee en raras ocasiones, es un plan de comunicaciones de brotes. Este plan, que en el mejor de los casos habrá sido acordado con antelación por personal directivo de nivel superior y líderes políticos, puede aportar una orientación política sobre temas tan difíciles como el momento de realizar el primer anuncio y los límites de la transparencia. También establece una jerarquía de mando y asigna la responsabilidad de diversas actividades, como la comunicación con los medios de difusión y la coordinación entre las diferentes dependencias gubernamentales. Un plan de comunicaciones establece una jerarquía de mando y asigna la responsabilidad de diversas actividades. Los participantes usaron diversas experiencias y situaciones para ilustrar la importancia de hacer planes. Se propuso la comunicación bien planificada como la intervención más eficaz al comienzo de una pandemia de gripe, cuando la mayoría de las poblaciones no dispondrían de suministros médicos para reducir la morbilidad y la mortalidad. En los Estados Unidos, la respuesta a la distribución deliberada de las esporas de carbunco adoleció a veces de una mala coordinación de la comunicación. Se aprendió de esa experiencia, y posteriormente se ha hecho una amplia planificación para la comunicación con el público durante un posible ataque bioterrorista que implicara al virus de la viruela. Ahora se ha implantado un plan de comunicación de urgencia. Las ventajas de un plan Un plan de comunicaciones debe abordar y responder algunas preguntas clave. ¿Qué debe hacerse? ¿Quién tiene que saber? ¿Quién es el portavoz? ¿Qué organismo tiene la delantera? ¿Quién tiene que actuar? Una vez que ha empezado la planificación, la capacitación se convierte en una necesidad obvia. Por ejemplo, ¿han recibido los portavoces técnicos clave capacitación sobre los medios de comunicación? ¿Los comunicadores han recibido capacitación en temas fundamentales de salud pública? Lo que es más importante, ¿comprenden los altos directivos y las instancias normativas los principios de la comunicación de brotes epidémicos? Un plan de comunicaciones de brotes puede incluir a muchos profesionales y diversos organismos gubernamentales. El triángulo de confianza interno —entre técnicos, personal de La comunicación de brotes epidémicos La comunicación bien planificada será la intervención más eficaz en el comienzo de una pandemia de gripe. La comunicación de brotes epidémicos comunicaciones e instancias normativas— funcionará mejor si se ha forjado la confianza con antelación. Varios participantes sugirieron que la inquietud actual por otra pandemia de gripe sería una buena ocasión para pedir con insistencia que se cree un plan de comunicaciones que abarque esta y otras emergencias de salud pública. Se alentó a los comunicadores a que, si el tiempo y los recursos lo permiten, identifiquen a los líderes de opinión cuyos puntos de vista pueden aprovecharse durante el brote y a que los incluyan como parte del plan. Aunque los medios de comunicación pueden desempeñar una función sustitutiva expresando cuestiones que la comunidad puede compartir, el hecho de dirigirse directamente a la comunidad puede dar una imagen más nítida de las inquietudes del público. Se alentó a los comunicadores para que identifiquen a los líderes de opinión, cuyos puntos de vista pueden aprovecharse durante un brote. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Pasos hacia la comunicación de brotes Lamentablemente, los brotes epidémicos se producen y seguirán produciéndose. La pericia en materia de comunicación es un componente esencial de una respuesta completa a los brotes. En consecuencia, desarrollar aún más la comunicación de los brotes será fundamental para establecer una mejor respuesta a los brotes. Se señalaron varios aspectos que era preciso fortalecer. El primero era la gente. Algunos comunicadores que ahora trabajan en organismos de salud pública deben recibir capacitación en la comunicación de brotes. La OMS debe abogar por la comunicación de riesgos tanto dentro de la OMS como en los Estados Miembros. Los comunicadores de brotes capacitados deben integrarse entre los encargados de adoptar decisiones. Las aptitudes fueron otra área individualizada. Deben seleccionarse las diversas aptitudes de comunicación de brotes que se pueden aplicar. Los participantes expresaron la opinión de que los comunicadores de riesgos deben tener oportunidades para el desarrollo profesional, así como oportunidades de aplicar sus aptitudes en los brotes. Los comunicadores de brotes también deben centrarse en la visión de los brotes a través de los ojos de otros públicos. Se debe establecer un método para vigilar el desempeño de los comunicadores y garantizar la calidad de los comunicadores de riesgos. Deben promoverse las oportunidades para el ejercicio de las aptitudes en entornos “seguros”. También se vio que era necesario crear instrumentos de comunicación de brotes. Se deben elaborar planes de preparación de la comunicación. Deben crearse sitios web y servidores de listas seguros para el flujo y el intercambio de información durante un brote, y deben elaborarse medios de evaluación. Han de crearse modelos de temas de conversación y preguntas más frecuentes que ayuden a orientar a los comunicadores. Deben crearse redes. Las organizaciones internacionales tienen que ofrecer a los Estados Miembros apoyo en las comunicaciones de brotes. Hay que desarrollar una red virtual de comunicadores superiores de riesgos para formular orientaciones para los problemas en ciertos Estados Miembros. Hay que fortalecer los vínculos con el sector privado y otros interesados directos. Se mencionaron varias fuentes de financiamiento para ayudar a satisfacer estas necesidades, que incluían al Banco Mundial y a los bancos regionales de desarrollo. Se instó a la OMS a que La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos invirtiera más en la comunicación de brotes epidémicos. Se puede movilizar a las autoridades de salud pública nacionales y a los socios internacionales para que aboguen por las necesidades de comunicación de brotes. Podrían emprenderse estudios para cuantificar las consecuencias sanitarias y económicas de la comunicación eficaz e ineficaz de los brotes. Podría obtenerse financiamiento indicando las necesidades de comunicación en los planes de preparación. Y las futuras reuniones sobre comunicación de riesgos deben abrirse a otros organismos de financiamiento. Un representante del Banco Asiático de Desarrollo dijo que los directores de comunicación deben buscar apoyo fuera del campo de la salud. Señaló que muchas instituciones han vivido todas las consecuencias del SARS y la gripe aviar, y que los individuos que promueven la comunicación de brotes deben aprovechar la ocasión. La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Anexo: lista de participantes Dr. Ray Arthur Director Adjunto de Salud Mundial National Center for Infectious Diseases Centers for Disease Control and Prevention Atlanta Estados Unidos Sra. Samantha Bloem Funcionario de Medios de Comunicación Ministerio de Salud Pretoria Sudáfrica Sra. Elaine Chatigny Directora, División de Asuntos Públicos Communications, Marketing & Consultation Directorat Ottawa Canadá Dr. Vincent Covello Center for Risk Communication Nueva York Estados Unidos Dr. Jeffery L. Cutter Director Adjunto Enfermedades Transmisibles (Política) Facultad de Medicina Singapur Sr. Zhang Feng Departamento de Noticias Nacionales China Daily Pekín República Popular China Sr. Jaime FlorCruz Jefe de Servicio CNN Pekín República Popular China Dr. Mohamed Mehdi Gouya Director de Control de Enfermedades Ministerio de Salud y Educación Médica Teherán República Islámica de Irán Dr. Le Thi Thu Ha La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Director Adjunto Departamento de Cooperación Internacional, Ministerio de Salud Hanoi Viet Nam Sr. Deng Haihua Director adjunto Oficina de Medios de Comunicación Ministerio de Salud de la República Popular China Pekín República Popular China Sr. Jacques Jeugmans Especialista Principal en Salud y Nutrición División de Agricultura, Recursos Naturales y Sectores Sociales Departamento de Desarrollo Regional y Sostenible Banco de Desarrollo Asiático Manila Filipinas Dr. Fadzilah Kamaludin Sección de Vigilancia de Enfermedaes Infecciosas División de Control de Enfermedades Ministerio de Salud Kuala Lumpur Malasia Dr. Arlene King Directora Inmunización e Infecciones Respiratorias Health Canada Ottawa Canadá Dr. P. Y. Lam Director de Salud Departamento de Salud Wu Chung House Hong Kong SAR República Popular China Dr. Jody Lanard Princeton Estados Unidos Dr. Emily Leung Funcionario Médico y Sanitario Principal (Respuesta e Información de Emergencias) Departamento de Salud Hong Kong SAR República Popular China Dr. Tong Jen Lo Subdirector La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos REDI Centre Chromos Singapur Dr. Expedito de Albuquerque Luna Director del Departamento de Vigilancia Epidemiológica Esplanada dos Ministerios Secretaria de Vigilancia de Salud Ministerio de Salud Brasilia Brasil Sra. Nitaya Chanruang Mahabhol Experta Superior en Ingeniería de Salud Pública y Portavoz Ministerio de Salud Pública Gobierno Real Tailandés Bangkok Tailandia Dr. K. U. Menon Director National Resilience Division Ministerio de Información, Comunicaciones y Artes Singapur Dr. L. Alain Moka Ministerio de Salud y Población Brazzaville Congo Dr. Subhash Morzaria Especialista en Enfermedades Infecciosas Oficina Reginoal de la FAO Bangkok Tailandia Sra. Sandra Mullin Jefa de Comunicaciones Deartamento de Salud e Higiene Mental de la Ciudad de Nueva York Estados Unidos Dr. Hussein ali Hassan Mwinyi Viceministro de Salud Ministerio de Salud Dar es Salaam República Unida de Tanzania Dr. Eisuke Nakazato Asesor de Información Internacional sobre Enfermedaes Infecciosas División de Control de la Tuberculosis y otras Enfermedades Infecciosas Health Service Bureau La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Tokio Japón Dr. Sam Okware Commissioner of Health Services Community Health Ministerio de Salud Kampala Uganda Sr. Dan Rutz Oficina de Comunicaciones National Center for Infectious Diseases Centers for Disease Control and Prevention Atlanta Estados Unidos Dr. Balaji Sadasivan Ministro de Estado para la Información, las Comunicaciones, las Artes y la Salud College of Medicine Building Singapur Sr. Peter Sandman Princeton Estados Unidos Dr. Gloria Tam Directora Adjunta de Salud Hong Kong SAR República Popular China Dr. Kiyosu Taniguchi Jefe de la División de Inteligencia, Políticas y Planificación Infectious Disease Surveillance Centre National Institute of Infectious Diseases Tokio Japón Sra. Maria Zampaglione Jefa de Comunicaciones Organización Mundial de la Salud Animal (OIE) París Francia Dr. Lei Zhenglong Director Adjunto División de Previsión Oficina de Emergencias de Salud Ministerio de Salud de la República Popular China Beijing República Popular China La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Gobierno de Singapur Sra. Bey Mui Leng Directora de Relaciones con los Medios de Comunicación Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Sra. Li Lin Chang Adjunta de Investigación Institute of Policy Studies Singapur Sr. Kee Tan Chong Universidad Nacional de Singapur Singapur Sra. Hing Hwee Choo Analista de Política Sanitaria (Cooperación Internacional) División de Planificación y Desarrollo Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Sra. Li Nah Choo Directora Adjunta Departamento de Política y Comunicaciones Corporativas Agri-Food and Veterinary Authority of Singapur Singapur Dr. Angela Chow Directora Adjunta (Vigilancia) División de Enfermedades Transmisibles Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Profesor Kee Tai Goh Consultor Jefe División de Enfermedades Transmisibles Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Sra. Julia Hang Directora Adjunta Comunicaciones Corporativas Ministerio de Desarrollo Nacional Singapur Sra. Sulosana Karthigasu Directora General La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Academia de Relaciones Públicas Ministerio de Información, Comunicaciones y Artes Singapur Sr. Peng Keng Koh Director (Operaciones) Ministerio de Salud Singapur Sr. Peng Lim Kok Director adjunto (Contingency and Scenario Planning) División de Planificación de Operaciones y Capacitación Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Sra. Eileen Lew Jefa de Servicio (Operaciones de Salud Fronteriza e Información) Operaciones Actuales Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Dr. Stephen Ooi Director Adjunto (Control de Enfermedades) División de Operaciones Actuales Ministerio de Salud Singapur Dr. Winston Ong Co-director National Resilience Division Ministerio de Información, Comunicaciones y Artes Singapur Sr. Johnson Seah Jefe del Departamento de Mercadotecnia Consejo de Promoción de la Salud Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Dr. Ban Hock Tan Director (Unidad de Enfermedades Infecciosas) Singapore General Hospital Singapur Srta. Joanna Tan Director Adjunto (Cooperación Internacional) División de Planificación y Desarrollo Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Sra. Karen Tan Directora Adjunta Comunicaciones Corporativas Ministerio de Salud Singapur Sra. Yuh Tze Tan Analista de Política Sanitaria (Cooperación Internacional) División de Planificación y Desarrollo MInisterio de Salud Singapur Dr. Keong Tan Tay Director Ejecutivo Singapore International Foundation Singapur Sra. Esther Wong Jefa de Servicio de Relaciones con los Medios de Comunicación Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Sra. Patricia Woo Directora Asuntos Públicos Consejo de Promoción de la Salud Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Sr. Ping Yi Yee Director División de Finanzas Sanitarias Ministerio de Salud College of Medicine Building Singapur Oficinas Regionales y Nacionales de la OMS Oficina Regional para África, AFRO Dr. Paul Lusamba-Dikassa Asesor Regional de CSR Dr. Oladapo Walker Oficina Nacional de la OMS, Uganda Oficina Regional para las Américas, AMRO Sr. Daniel Epstein Funcionario de Información Pública Oficina Regional para el Mediterráneo Oriental, EMRO La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Dr. Hassan El Mahdi El Bushra Asesor Regional, Nuevas Enfermedades Dr. Ibrahim El Kerdany Asesor Regional, Información y Portavoz Oficina Regional para Europa, EURO Dr. Bernardus Ganter Asesor Regional de CSR Sra. Cristina Salvi Comunicaciones y Promoción, OMS, Roma Oficina Regional para Asia Sudoriental, SEARO Srta. Harsaran Bir Kaur Pandey Funcionaria de Información Pública Sra. Aphaluck Bhatiasevi Funcionaria de Comunicación, OMS, Tailandia Oficina Regional para el Pacífico Occidental, WPRO Dr. Hitoshi Oshitani Asesor Regional de CSR Sr. Peter Cordingley Funcionario de Información Pública Dr. Tieru Han Representante de la OMS en Malasia, Brunei Darussalam y Singapur Dr. Julie Hall Coordinadora de CSR Oficina de la OMS, República Popular China Dr. Peter Horby Epidemiólogo médico Oficina de la OMS, Viet Nam Dr. Elil Renganathan Director Centro Mediterráneo de la OMS en Túnez Sede de la OMS Dr. Anarfi Asamoa-Baah Director General Adjunto Enfermedades Transmisibles Dr. Margaret Chan Director Protección del Entorno Humano Dr. Guénaël Rodier La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Director Vigilancia y Respuesta frente a las Enfermedades Transmisibles Srta. Pascale Brudon, PRP Sra. Peggy Creese, CSR Dr. Carlos Dora, PHE Dr. Peter Ben Embarek, FOS Sra. Emma Fitzpatrick, CSR Dr. Randall N Hyer, CSR Sr. Hakim Khenniche, CSR Srta. Mary Kay Kindhauser, CDS Dr. Angela Merianos, CSR Dr. Nikki Shindo, CSR Sr. Iain Simpson, DGO Sra. Irene Stacey, CSR Sr. Ludy Suryantoro, CSR Sr. Dick Thompson, CDS Créditos de las fotografías 5, OMS/Christopher Black; 7, WHO/CNRS/Alain Epelboin; 9, OMS/GOARN; 10, Peter Kuper; 11, OMS/GOARN; 12, Star Publications (Malasia); 14, Ming Pao, China, Región Administrativa Especial de Hong Kong; 16, WHO/Christopher Black; 17, Associated Press; 18, OMS/Christopher Black; 19, OMS/GOARN; 21, USA Today; 23, Singapore Management University, 24, OMS; 27, OMS/Pierre Formenty; 28, OMS/GOARN; 31, WHO/Pierre Formenty; 32, OMS/Pierre Formenty; 34, Reuters; 36, OMS/GOARN; 37, La comunicación de brotes epidémicos La comunicación de brotes epidémicos Ken Bizzigotti/The Times Herald-Record; 39, Christian Keenan/Getty; 40, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación; 41, OMS/Christopher Black; 42, OMS/Christopher Black; 43, South China Morning Post; 44, OMS/GOARN; 45, OMS/GOARN. La comunicación de brotes epidémicos