188 Problemas médico legales Lilia Cote Estrada, Paul Octavio García Torres Ha quedado atrás el tiempo en el que la preocupación del médico general o especialista en alguna disciplina médica se enfocaba sólo en los aspectos técnicos. Es evidente que el entorno cada vez más competitivo y demandante obliga a contar con mayor preparación en diversas materias, lo cual significará un instrumento valioso para enriquecer el desarrollo de la práctica médica. Los adelantos tecnológico y científico representan, en la mayoría de las veces, beneficios para los pacientes. Sin embargo, no se pueden hacer a un lado los riesgos generados en la atención médica. También es importante considerar un nuevo perfil del paciente. Las tendencias transformaron su actitud pasiva en una actitud participativa y, al mismo tiempo, más exigente, sustentada en el mayor acceso a la información. Por consiguiente, la relación médico–paciente dejó el tinte paternalista por la autonomía en la toma de decisiones respecto a la aceptación del tratamiento indicado por el médico. En ese entendido, el paciente manifiesta situaciones adversas producto de la atención médica. Muchas de estas son generadas por información deficiente y distanciamiento en la relación médico–paciente. Por otro lado, algunos resultados negativos son reales como consecuencia de la falta de capacitación y actualización del personal de salud, descuido en la vigilancia y seguimiento inadecuado, o carencia de recursos y uso de métodos avanzados, pero no siempre inocuos. Es importante reconocer que dichos factores no siempre son inherentes de manera exclusiva al profesional de la salud, también se deben a la influencia de factores externos (sobredemanda en el servicio, falta de recursos, evolución natural de la enfermedad, etc.). La inconformidad o insatisfacción del paciente no sólo se circunscribe a una simple manifestación ante el médico o la institución, pues el paciente tiene la libertad y derecho de ventilar tal situación ante las instancias de procuración de justicia, o bien, más recientemente, a poner fin a la controversia suscitada a través de la resolución alternativa de conflictos (conciliación y arbitraje). De lo anterior se desprende que el cirujano debe incorporar a su esquema formativo conocimientos de la esfera jurídica1 para delinear, en primer lugar, su práctica dentro del marco jurídico vigente y, en el supuesto de un conflicto, que sepa actuar y conducir el litigio auxiliado por profesionales del derecho y no delegarles en su totalidad el proceso, pues esto sólo garantiza el fracaso. Evidentemente, este terreno es muy extenso; no obstante, el objetivo central de este capítulo es figurar un panorama que, aunque breve, presenta los aspectos jurídicos más relevantes en la práctica del cirujano general. De la buena actuación médica, producto de capacitación y actualización idóneas, fortalecida por una relación médico–paciente empática y del conocimiento de las obligaciones jurídicas se desprenderán las medidas preventivas infalibles que harán excepcionales las controversias por atención médica. MEDICINA Y DERECHO Es sabido que la medicina y el derecho surgieron con el hombre mismo, sin embargo, el conocimiento organizado y sistematizado de la medicina data de 560 años antes de la era actual, y el derecho surgió en el siglo V, lo que supone al conocimiento médico más antiguo que el derecho. Además, desde el punto de vista de los hechos, todos reconocen que el derecho a través de la norma apareció después de observar la desviación de la conducta social; por eso se dice que el derecho “camina a la zaga de la conducta”. Visto de este modo, la medicina antecede al derecho y, por lo tanto, como se dice comúnmente en el lenguaje coloquial jurídico, “primero en tiempo, primero en derecho”. Si se toma como punto de partida el momento histórico en 1533 1534 Tratado de cirugía general el que la medicina se enlaza con el derecho, destaca que, en la actualidad, el conocimiento médico es objeto del derecho pues relaciona, analiza y juzga el acto médico y, como consecuencia, se sanciona al profesional de la salud. Más allá de cuestiones cronológicas, se debe agregar como diferencia la visión de unos (abogados) y otros (médicos). Baste leer en uno de los más recientes libros publicados acerca de la materia, para darse cuenta de la verdad de estos conceptos, el relato de un jurista. En una ceremonia de graduación de licenciados, maestros y doctores en derecho en la Universidad de Columbia, en Nueva York, el decano de dicha universidad previno a los flamantes egresados: “No faltará trabajo a los abogados; lo proveerán los médicos”. Sirva esto para mostrar la relación de ambas áreas en un país altamente litigioso, situación que habrá de prevenirse en México.2 Esta concepción litigiosa de la relación entre la medicina y el derecho concebida por los abogados fomenta en los pacientes, médicos y sociedad en general, la cultura de la queja o demanda. Los médicos, por el contrario, conciben esta relación en sentido preventivo, y aluden casi siempre ejemplos como lo importante que resulta normar la conducta para evitar el mal uso de la manipulación genética, de la clonación humana o de la robótica, entre muchos otros. Lo significativo es que la razón que esgrimen los abogados para relacionar al derecho con la medicina mantiene el enfoque de la formación profesional de los abogados, amplia en cultura y ciencias humanidades en el mejor de los casos, pero al mismo tiempo rígida en cuanto a los principios de la norma, inflexible y cuadrada a los elementos que, según la ley, deben cumplirse para tipificar la desviación de conducta que sanciona el derecho. Por su parte la medicina, altamente dinámica, aplica su amplio conocimiento, y lo ejerce según los principios éticos, morales y deontológicos que guían su práctica con la finalidad de prevenir y evitar los estados morbosos que afectan la vida del hombre en sociedad Por lo ya expuesto pareciera que las dos áreas de estudio son del todo divergentes; entonces, ¿cual sería el punto de convergencia o interés de ambas? Los autores opinan que ese punto se encuentra en la finalidad que persiguen ambos campos del saber: conseguir que el hombre desarrolle sus más amplias capacidades con que la naturaleza lo dotó y conviva en forma armónica en sociedad. Ante la visión reduccionista de algunos abogados está la propuesta constructiva del área médica y la manifiesta conducta amigable de resolver las controversias por parte de pacientes y médicos, evidenciadas por el mínimo número de quejas en relación con la cantidad de atenciones médicas que se practican diariamente en todo el territorio nacional. En realidad, este punto de convergencia entre ambas áreas del conocimiento se tiene que entender con la sensibilidad y humanismo que demanda la conciencia social. Quizá quien la configura mejor sea el artista, tal y como lo puntualizó el escritor colimense Francisco Blanco cuando señaló que al mejorar la relación médico–paciente durante la práctica médica, y prevenir sus controversias jurídicas, se ponía de manifiesto que la medicina y el derecho sumaban sus esfuerzos, coadyuvando a alcanzar el objetivo de la humanidad: pretender que el ser humano muriera joven lo más tarde que fuera posible. (Capítulo 188) Esta expresión está muy cercana al ideal de la medicina: lograr que no haya enfermos, y que la actividad médica prevenga los padecimientos que aquejan al hombre y no que se dedique a la curación de sus males. DERECHO MÉDICO En México se distinguen dos posturas jurídicas reconocidas desde el punto de vista académico. Por un lado existe una corriente que pretende impedir la división excesiva en el campo del ejercicio del derecho, como ha sucedido con la medicina, al subdividirse en múltiples especialidades y subespecialidades. Por esta razón no acepta la conceptualización de un área nueva, como es la unión del derecho y medicina, que se le llamaría sanitaria, de la seguridad social, de la salud o médica, y la considera como una rama del derecho administrativo, con lo que le niega su individualidad. En contraposición está la otra corriente motivada por una creciente influencia ibérica. Dicha corriente integró el derecho sanitario y lo define como el conjunto de acciones preventivas que lleva a cabo el Estado para normar y controlar las condiciones sanitarias del hábitat humano, los establecimientos, las actividades, los productos, los equipos, los vehículos y las personas que puedan representar riesgo o daño a la salud de la población en general, así como fomentar paralelamente el cuidado de la salud a través de prácticas de repercusión personal y colectiva (Sistema Nacional de Regulación, Control y Fomento Sanitarios). Sergio García Ramírez señala, al considerar la aplicación del derecho en el terreno exclusivo de la práctica médica: “Hoy se habla de una nueva rama de derecho, conocida como derecho médico, que se ha conformado en el orden teórico con el impetuoso desarrollo de la evolución científico–técnica en el campo de la medicina y en el reconocimiento del derecho. Así el derecho médico tiene por objeto estudiar las relaciones sociales derivadas de la prestación de servicios de salud y el ejercicio de la medicina”.2 Por otro lado, los autores ya señalaron en otras publicaciones que esta relación de hecho del derecho y medicina debe designarse como derecho médico, pero conceptualizarse en el marco de una sociedad en constante cambio, y adaptarse a la evolución natural del conocimiento y del avance tecnológicos. A la vez, esta rama normaría jurídicamente los nuevos planteamientos éticos y filosóficos que rigen la aplicación de la naturaleza del conocimiento científico. No se la puede imaginar de otro modo.3 Se entiende, pues, que la normatividad médica no se debe reducir al simple ejercicio de atribuciones epidemiológicas. Su concepción es más amplia: definir, revisar y operar los modelos de servicios de salud, regular la práctica médica en sus diversos campos de ejercicio, así como el ejercicio procesal para dirimir controversias médicas, cuando sea necesario. A esta interacción del derecho y la medicina se le denomina derecho médico, y se conceptualiza como “área de derecho público, social y privado, encargada de normar la atención médica (el acto médico), los actos de protección a Problemas médico legales 1535 la salud pública, la regulación sanitaria, la asistencia social y su relación con el proceso jurídico y sus formas alternas”.3 Desde el punto de vista de los autores, el Derecho Médico tiene una connotación más amplia que la del derecho sanitario, y se distingue del derecho a la seguridad social y del derecho a la asistencia medicamentosa, áreas a las cuales incluye, entre otras. Según los autores, la concepción del Derecho Médico es la siguiente, en su más amplia acepción, y, además, se debe dividir en tres áreas principales y en nueve divisiones secundarias: A. Regulación del campo de la salud. a. Regulación sanitaria de bienes, insumos y servicios. b. Regulación de las instituciones de salud. c. Regulación de las políticas públicas en educación e investigación para la salud. B. Regulación de la práctica médica. a. Regulación jurídica de la profesión y del ejercicio médico. b. Hermenéutica jurídica y deontológica de la praxis médica. c. Regulación jurídica y deontológica de los avances científicos y tecnológicos. C. Regulación del ejercicio procesal y paraprocesal. a. Regulación del área médica dentro del proceso jurídico penal, civil y administrativo. b. Regulación del peritaje médico forense. c. Regulación del proceso arbitral en medicina. Es necesario insistir en la importancia del derecho médico, sobre todo en la amplitud de su contenido y la diferencia con respecto al derecho sanitario. Por último, hay que dejar en claro que el cirujano actual debe: Mostrar su sabiduría mediante la aplicación razonada del conocimiento, entender sus limitaciones y reconocer sus alcances. Actualizarse en forma permanente para ejercer su arte científico de acuerdo con los principios científicos y éticos que rigen la práctica profesional. Fomentar una relación médico–paciente empática con amplia comunicación e intercambio de información. Aceptar la necesidad de contar dentro de su formación profesional con los conocimientos indispensables en materia médico–jurídica con el objeto de ejercer su profesión dentro del marco normativo vigente. Conservar en su espíritu la fe inquebrantable en su saber, optimar su ejercicio y guardar esperanzas en el buen resultado. ÉTICA Y MEDICINA Mucho se ha escrito en los últimos años respecto a este tema, sobre todo a raíz de la propuesta del cancerólogo estadounidense van Renssenlaer Potter en su libro Bioethics: a bridge to the future (1971), en el que propone la siguiente definición del neologismo bioética: “es el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias humanas y de la atención sanitaria, en cuanto se examina esta conducta a la luz de los valores y principios morales”.4 Potter aspiraba, como lo señala el título traducido de su libro (Bioética: un puente hacia el futuro), a crear un puente de unión entre las ciencias naturales y las ciencias y humanidades. La visión de la bioética que imaginó Potter, según lo refiere Gafo, fue antropocéntrica, enfocada en la supervivencia humana, y no una visión biocéntrica, en torno a la supervivencia de toda la biosfera. Consideró esta concepción como “la herencia o legado de Potter”.4 Al parecer, la concepción de André Hellegers (obstetra holandés quien trabajaba en la Universidad de Georgetown y que en 1971, seis meses después que Potter, utilizó el término bioética) es la que, con el tiempo, se impuso. Hellegers pretendió estimular el interés por la filosofía, la ética y la medicina a fin de que la reunión de estas tres ramas ayudara en la resolución de problemas biológicos, y revitalizó constantemente el estudio de la ética médica por medio del planteamiento permanente de cuestiones nuevas. Sin embargo, téngase en cuenta que es sólo un término nuevo para designar una realidad que data de hace más de 2 500 años, pues ninguna profesión como la medicina ha sido tan consciente de las dimensiones morales, éticas y sociales que se infieren de su ejercicio. En el mundo occidental se reconoce a Hipócrates (siglo VI a. C.) como el padre de la medicina, fundamentalmente porque se le atribuye la autoría del famoso juramento que lleva su nombre y que constituye el primer testimonio que se tiene documentado de esa conciencia ética del ejercicio de la medicina. El juramento forma parte del llamado Corpus Hippocraticum o conjunto de escritos atribuidos al padre de la medicina, no obstante, hay quienes aseguran que estos documentos provienen de los círculos neopitagóricos.4 Otras culturas, no tan antiguas, también poseen documentos similares como, por ejemplo, el Juramento de Iniciación o Caraka Samhita (siglo I a. C.) procedente de la India; el Juramento de Asaph judío (siglo III–IV d. C.) y el Consejo de un médico (siglo X d. C.) árabe. Dentro de la cultura china se citan Los cinco mandamientos y las diez exigencias de Chen Shih–Kung, médico chino de principios del siglo XVII, entre otros documentos no menos importantes.5 El juramento se compone de dos partes esenciales: en la primera aborda las obligaciones del médico con sus maestros y familiares, y en la segunda trata de sus relaciones con el enfermo. En todos estos documentos se ponderan, como coincidencia, cuatro puntos fundamentales, a saber, ante todo no hacer daño primun non nocere, preservar la vida humana, aliviar el dolor y propiciar la buena relación médico–paciente (sobre todo guardar el secreto profesional y no abusar sexualmente del paciente). Durante la Edad Media, cuando surgieron las primeras escuelas de medicina, se adoptó la costumbre que permanece hasta la fecha de que los alumnos, al concluir su carrera, profesaran en forma solemne el juramento hipocrático antes de iniciar su ejercicio profesional. 1536 Tratado de cirugía general En el siglo XIX se fundaron los primeros colegios y asociaciones de médicos con el interés esencial de fomentar los valores éticos de la práctica profesional de sus miembros. Es importante señalar que, desde sus orígenes, una de las tareas más importantes asignadas a los colegios fue la de evaluar desde un punto de vista ético la conducta de los miembros. Aparecieron también, desde entonces, los primeros códigos deontológicos inspirados en la ética hipocrática y que dirigen o señalan su ejercicio. Cabe señalar que a raíz del Holocausto, en 1948 se dio a conocer la Declaración de Ginebra durante la Primera Asamblea de la Asociación Médica Mundial con el fin de actualizar la ética hipocrática. Luego, durante la Segunda Asamblea Mundial celebrada en 1949 se adoptó un Código Internacional de Ética Médica inspirado en la Declaración de Ginebra y en diversos códigos éticos de diversos países. A partir de entonces comenzaron a aparecer distintos códigos deontológicos en distintas especialidades médicas y hasta la fecha siguen apareciendo y, con ello, se ha particularizado la aplicación de la ética en cada área de ejercicio de la medicina. Por otro lado, ante problemas deontológicos específicos, de acuerdo con el desarrollo de la ciencia, se define la conducta médica desde el punto de vista ético y jurídico a la vez, por ejemplo, cuál debe ser la conducta médica ante la situación que se plantea con el trasplante de órganos y la muerte cerebral, el derecho al bien morir, el derecho a la muerte digna o la actual manipulación genética. RELACIÓN MÉDICO–PACIENTE La escuela médica mexicana y sus influencias de origen europeo en el siglo XVI, primero española (Universidad de Salamanca) a raíz de la conquista y después francesa (durante el siglo XVIII y hasta mediados del siglo XIX), dejaron impresa su huella en el ámbito internacional, en áreas como neumología, cardiología, medicina reconstructiva, neurología y neurocirugía, entre otras. Hay consenso en que el común denominador fue, en todos los casos, el humanismo con el que se ejercía la medicina en México. El humanismo era producto del acucioso estudio clínico del paciente y del conocimiento amplio que sobre su entorno se lograba, pues el médico se relacionaba no sólo con el enfermo, sino con su familia y con la comunidad misma, de la que se volvía parte distinguida. Se reconocía públicamente que las tres figuras más prominentes de la sociedad eran el abogado, el sacerdote y el médico. Pero esa figura central del médico de cabecera, antaño reconocida por la sociedad en forma tácita, se perdió en forma gradual en México en los últimos 50 años. Es imposible olvidar que, después de la Segunda Guerra Mundial, EUA ejerció gran influencia en el campo de la Medicina en México, lo que se reflejó en la utilización cada vez mayor de recursos tecnológicos de ayuda diagnóstica y en la seguridad social. Esta concepción noble de la atención (Capítulo 188) médica masiva a través del tiempo se tradujo en distanciamiento entre médico y paciente, pues por poner atención al volumen se sacrificó la calidad. Este hecho es el que ha generado la mayor cantidad de inconformidades por parte de los pacientes, quienes señalan en sus quejas la falta de calidad y evidente indiferencia en el trato del médico, sobre todo del médico especialista. Sin embargo, es posible asegurar incluso ahora que la práctica médica en México se sigue ejerciendo, por tradición, con una carga considerable de humanismo, y los pacientes así lo perciben en la mayoría de los casos. Por consiguiente, la relación médico–paciente es armónica en la generalidad, lo que se explica mediante dos hechos concretos, a saber, la poca cantidad de quejas en proporción al número de consultas proporcionadas en todo el territorio nacional por día, y la cantidad de quejas resueltas mediante la conciliación. No cabe duda que durante los últimos 2 500 años existieron relaciones armónicas entre médicos y pacientes, y que las controversias derivadas de esta relación se resolvieron mediante la buena voluntad de ambas partes. Por eso, la resolución alterna de conflictos se concibe como la más humana de las resoluciones, en la que invariablemente triunfa la buena fe de las partes. Por último, cabe señalar que la medicina ha servido a la sociedad, en particular al hombre, curándolo de sus males, previniéndolo e incrementando su expectativa de vida; además, ha resuelto sus controversias mediante la confianza y buena fe entre las partes y mantenido una relación armónica entre paciente y médico. Es necesario una última reflexión sobre el tema. La medicina trata a personas, individuos, cuya mayor riqueza la encuentran en ser distintos a cualquier otro. Por eso, los autores sostienen cada vez con mayor convicción la sentencia médica siguiente: Existen enfermos y no enfermedades. La sociedad está constituida por individuos, y todos tienen respuestas distintas tanto en la salud como en la enfermedad. Esta circunstancia es del conocimiento del médico, y la tiene que tomar en cuenta en el momento de establecer su diagnóstico, plan de tratamiento, pronóstico y rehabilitación consecuente. El médico trabaja siempre con un número indeterminado de variables, a las cuales debe valorar y descartar con base en su buen juicio, procurando siempre el máximo beneficio y el mínimo daño. ALIANZA TERAPÉUTICA En México, las quejas médicas cobraron, en los últimos años, gran auge, lo cual ha originado diferentes respuestas que se reflejan directamente en la conducta del médico y el paciente. Ahora ambos actúan a la defensiva, actitud que no sólo deteriora la relación médico–paciente, sino que retrasa la atención, perjudica la economía e, incluso, la salud misma del paciente. Esta situación los hace aparecer como enemigos cuando, en la realidad, juntos han formado por muchos años una verdadera alianza o sinergia terapéutica, aunque en forma inconsciente. Los autores están convencidos de la buena fe del binomio médico–paciente, y están seguros que ambos logran Problemas médico legales 1537 mejores resultados que cada uno por separado. Como antaño, la confianza y esperanza depositadas por el paciente, aunadas al compromiso científico, ético, moral, jurídico y humanístico asumido por parte del médico conforman una alianza terapéutica sólida que constituye el terreno más propicio, donde la ciencia médica alcanza sus más caros anhelos. La esencia del acto médico requiere una relación médico–paciente armoniosa, estudio clínico completo para la apreciación diagnóstica correcta y el consecuente tratamiento, que juntos mitigan los síntomas o curan la enfermedad, pero sobre todo, producen satisfacción en el paciente. Dicha satisfacción no sólo se traduciría en un servicio más, sino en un servicio efectuado con la máxima expresión de calidad. Aunque la atención médica siempre se centró en el paciente como si fuera el único que debería sentir satisfacción, los autores consideran que dicha satisfacción la deben sentir tanto el médico como el paciente, y que debe ser la fórmula para culminar de manera exitosa la atención médica. En ese contexto es posible configurar una alianza entre los dos protagonistas del evento médico contra la enfermedad, es decir, crear una alianza terapéutica en la que participe de modo activo el paciente, quien por tradición asume un papel pasivo, y deja por completo la responsabilidad de su salud y su vida a una segunda persona: su médico. Pese a todo, es muy importante el rol del paciente, pues de él depende que se reúna información verídica, que la proporcione sin ocultar datos o situaciones que favorezcan la emisión de juicios o diagnósticos erróneos, y, además, el paciente debe tener disposición para cumplir con las indicaciones que comprenden medidas generales y no sólo el tratamiento farmacológico. El paciente ya incorporó en su mecánica de pensamiento que las enfermedades se alivian con algún medicamento o intervención quirúrgica, sin pensar que, en ocasiones, su padecimiento se resolvería mediante algún tipo de actividad, cuidados dietéticos, control de peso, etc. Si éstos no se ponen en práctica se prolonga o limita la resolución de alguna afección. En estas condiciones, no sólo el médico es responsable de la mejoría o curación; la responsabilidad la comparte tanto el médico como el paciente. A fin de que el paciente se vuelva consciente de esta situación es necesario trabajar en una dirección para lograr la unión o alianza que lleva a la salud. DESEMPEÑO PROFESIONAL En la actualidad es frecuente que la actuación del profesional de la salud sea cuestionada e, incluso, juzgada, como resultado de inconformidades manifiestas por pacientes o familiares de éstos. Tales situaciones se deben a insatisfacciones cuyo sustento no siempre corresponde a algún error técnico, pero sí a la falta de comunicación e información, sin olvidar la opinión infundada de otro “colega”. Por otro lado, sería injusto olvidar la existencia, en algunas ocasiones, de negligencia o impericia en la actuación del profesional de la salud, lo que propicia situaciones incómodas para el paciente o que repercuten de manera negativa en su salud. En estas circunstancias, el paciente puede ventilar sus diferencias en las distintas instancias, administrativas o jurisdiccionales, e iniciar así un proceso en el que habrá de determinarse si existió responsabilidad profesional. Éste es el panorama real de la práctica médica respecto a las controversias surgidas de la atención médica. En este contexto, es necesario que el médico cuente con la formación y capacitación en el ámbito jurídico. Cabe entonces la pregunta, ¿cuáles son los elementos que constituyen un buen desempeño del cirujano? Desde el punto de vista de los autores, el desempeño del cirujano se encuentra enmarcado por los siguientes elementos: técnico (lex artis); bioético (ético); humanístico (relación médico–paciente), y jurídico (normativo). En la medida que se cumplan estos requisitos, la actuación del cirujano será congruente con los principios científicos, éticos y deontológicos de la profesión (figura 188–1). A lo ya señalado, habrá que agregar las circunstancias de modo, tiempo y lugar, es decir, las situaciones y recursos con los que se contaba en el momento del acto médico, condiciones de la afección del paciente, situación, infraestructura, insumos, etc., que en conjunto establecen el entorno del acto médico y son decisivos para el buen resultado del objetivo: la salud integral del paciente. MARCO LEGAL VIGENTE EN LA PRÁCTICA DEL CIRUJANO En la preparación profesional del médico no se considera que debe ser instruido acerca del marco de leyes, reglamentos o normas que permiten su actuación, seguramente porque, como estudiante, está dedicado al aprendizaje de una serie de asignaturas científicas imprescindibles para conocer el organismo humano. La ciencia médica es dinámica. Las leyes sólo se adecúan a los cambios sociales, de cuando en cuando. La ciencia médica es fascinante. Las leyes son monótonas. La medicina y la ley son contrastantes. Una puede dar vida, la otra puede, en ocasiones, limitarla. No obstante, con los cambios sociales actuales es necesario que el médico se adentre plenamente en el marco legal al que debe sujetarse, y no deje de prepararse en lo académico para que esté en posición de brindar el máximo beneficio a sus pacientes en forma correcta. No se pretende en este capítulo preparar al cirujano en toda materia legal presentándole los capítulos, apartados, normas y artículos referentes a su profesión. Empero, si se consigue despertar el interés de los cirujanos sobre la legislación pertinente en su lugar de residencia y actuación profesional se habrá logrado el objetivo del presente trabajo. En cada uno de los apartados siguientes existen muchos datos de cada ley, capítulo y artículo, pero sólo se trata en forma resumida lo que, a juicio de los autores, podría ser importante a fin de hacer más fácil su acceso y compren- 1538 Tratado de cirugía general (Capítulo 188) Desempeño profesional Jurídicos Humanista Técnico Ético Técnico Lex artis Capacitación técnica Actualización continua Aplicación del método clínico Utilización adecuada de auxiliares de diagnóstico Vigilancia y seguimiento Ético Bioética DESEMPEÑO PROFESIONAL Beneficio Autonomía Justicia Humanista Relación médico–paciente Jurídico Normatividad Conocimiento y cumplimiento de normas y leyes vigentes Comunicación Empatía Respeto Figura 188–1. Desempeño profesional del cirujano. sión. Por consiguiente, es indispensable insistir en la necesidad de profundizar de manera personal en el tema. Por otro lado, es importante señalar que los ordenamientos legales descritos no están necesariamente mencionados según su jerarquía. CONSTITUCIÓN POLÍTICA La Constitución Política es la ley fundamental de la organización de un Estado. En ella se establecen todas de las ordenanzas o estatutos con los que se gobierna en forma general, y de ahí emana una gama amplia de leyes, normas y reglamentos que rigen la convivencia humana. Por lo tanto, todo ciudadano debe, al menos, conocerla con el objeto de aprender sobre sus derechos y obligaciones. El médico no es, de ninguna manera, la excepción. Véase cuadro 188–1. En el capítulo I de la Constitución Política de los EUA Mexicanos se señalan las garantías individuales. En el artículo 4º se establece, entre otras cosas, el derecho que tiene todo individuo a la protección de la salud, y que la ley definirá las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y determinará la concurrencia de la Federación y las Entidades Federativas en materia de salubridad general. Tal ordenamiento ha motivado el constante esfuerzo de las autoridades sanitarias por proporcionar cobertura total a la población en lo que se refiere al rubro de salud con las características primordiales: universalidad, equidad, acceso y calidad. Lo anterior dio origen a la Ley General de Salud, a la que se hace referencia más adelante. El artículo 5º y su Ley Reglamentaria, que todo profesional debe conocer, establecen que a ninguna persona se le podrá impedir dedicarse a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siempre y cuando sea lícito, y, además, que nadie puede ser privado del producto de su trabajo, ni se le puede obligar a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno reconocimiento. Por lo que toca a las controversias legales, dentro de las mismas garantías individuales, en el artículo 13º se señala que nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales; en el artículo 14º, que a ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna, que nadie podrá ser privado de la vida, la libertad o sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos. En el artículo 16º se asienta que nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad, y no podrá librarse orden de aprehensión sino por la autori- Problemas médico legales 1539 Cuadro 188–1. Constitución política Artículo 4º Derecho de protección a la salud 5º Derecho a dedicarse a una profesión lícita 13º Nadie puede ser juzgado por leyes privativas 14º Ninguna ley tendrá efecto retroactivo 16º Nadie puede ser molestado en su persona 17º Nadie podrá hacerse justicia por sí mismo 20º Monto y forma de caución deberán ser asequibles dad judicial y sin que preceda denuncia, acusación o querella de un hecho determinado que la ley señale como delito. El artículo 17º dice que ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho y, además, que nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil. Por último, en el artículo 20º se establece que el monto y la forma de caución que se fijen deberán ser asequibles para el inculpado. LEY GENERAL DE SALUD La Ley General de Salud es la ley reglamentaria del derecho a la protección de la salud a que tiene derecho todo individuo en los términos del artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En ella se establecen las bases y modalidades para tener acceso a los servicios de salud, y la concurrencia de la Federación y las entidades federativas. Se aplica en toda la República (cuadro 188–2). Esta ley contiene dieciocho títulos relacionados con la práctica profesional del médico. En el artículo 2º, título primero, se señalan las disposiciones generales y se definen las finalidades del derecho a la protección de la salud. Aunque todas son importantes, sólo se resaltarán la extensión de las actitudes solidarias, el disfrute de servicios de salud y el desarrollo de la enseñanza y la investigación científica y tecnológica para la salud. En el título tercero, relativo a la prestación de servicios de salud (Art. 32º), se define como atención médica el con- Cuadro 188–2. Ley General de Salud Artículo 2º Definición de las finalidades del derecho a la salud 32º Definición de atención médica 50º Definición de usuarios, etc. 51º Prestaciones de calidad y servicio idóneo 78º Ejercicio de profesiones 79º Se requieren títulos legalmente registrados 83º La institución que respalda debe estar a la vista junto de servicios que se proporcionan al individuo con el fin de proteger, promover y restaurar su salud. En el artículo siguiente se marcan las actividades de la atención médica. En el capítulo cuarto se define a los usuarios de los servicios de salud y la participación de la comunidad (Art. 50º), servicios, prestadores de servicio, servicio público, servicios a derechohabientes, servicios sociales o privados, entre otros. También se menciona el derecho a obtener prestaciones de salud oportunas y de calidad idónea, profesional y éticamente responsable (Art. 51º). El título cuarto del título tercero se refiere a los recursos humanos para los servicios de salud: profesionales, técnicos y auxiliares. En el artículo 78º se hace mención a la ley reglamentaria del artículo 5º relativo al ejercicio de las profesiones. En el siguiente artículo se especifica que es requisito poseer títulos profesionales o certificados de especialización legalmente expedidos y registrados por las autoridades educativas competentes: Artículo 83º: deberán, quienes ejerzan, poner a la vista del público un anuncio donde se indique la institución que les expidió los diplomas o títulos. En el capítulo dos de este título se especifica el Servicio Social de pasantes y profesionales; en el tercero se hacen señalamientos respecto a la formación, capacitación y actualización del personal. El título quinto versa sobre la investigación para la salud. Los siguientes apartados merecen una lectura cuidadosa y reflexión profunda: el título decimocuarto sobre la donación, trasplante y pérdida de la vida y el título decimoctavo sobre medidas de seguridad, sanciones y delitos. También vale la pena leer el capítulo segundo sobre las sanciones administrativas y el capítulo sexto sobre delitos: diecinueve artículos sobre manejo de agentes patógenos, de tejidos, contaminantes, trasplantes, comercio de animales vivos, actos de investigación sin sujetarse al título quinto, inseminación artificial, negativa a la prestación de asistencia en caso de notoria urgencia. Son hechos de posible comisión de delitos, y se les aplicarán sanciones aparte de las que correspondan judicialmente. REGLAMENTO DE LA LEY GENERAL DE SALUD Se aplica en todo el territorio nacional y sus disposiciones son de orden público e interés social y, además, tiene por objeto promover el cumplimiento de la Ley General de Salud en materia de prestación de servicios de atención médica en la esfera administrativa (cuadro 188–3). En el artículo 7º de esta ley se definen los términos de atención médica, servicio de atención médica, establecimiento para la atención, demandante, usuario, paciente ambulatorio y población de escasos recursos. En el siguiente, se determinan las actividades de atención médica. Las cuestiones que se rigen mediante esta ley son diversas, pero entre los artículos notorios está el 9º en el que se dictan los principios científicos y éticos que orientan la práctica médica. Otras medidas que se rigen mediante esta ley es que en los establecimientos debe contarse con personal suficiente e idóneo (Art. 21º), que todo profesional está obligado a proporcionar información completa (Art. 29º) y 1540 Tratado de cirugía general Cuadro 188–3. Reglamento de la Ley General de Salud Artículo 7º Definición de atención médica, etc. 9º Principios científicos y éticos que orientan la práctica 21º Los establecimientos deberán contar con personal idóneo 29º Obligación de proporcionar información completa 32º Los expedientes deben conservarse por 5 años 79º Egreso voluntario que los establecimientos están obligados a conservar los expedientes por un periodo mínimo de cinco años (Art. 32º). También se define lo relacionado con el egreso voluntario; esta situación se trata en el artículo 79º, en donde se establece que en caso de presentarse se releva de toda responsabilidad al establecimiento siempre y cuando se documente la voluntad del usuario. LEY REGLAMENTARIA DEL ARTÍCULO 5º DE LA CONSTITUCIÓN Ley de Profesiones En esta ley se establecen las bases y distintas modalidades del ejercicio profesional. En general, el contenido es de suma importancia para todo profesional, y se puede remarcar con mayor énfasis los siguientes puntos (cuadro 188–4): Art. 2º. Las leyes determinarán cuáles son las actividades profesionales que necesitan título y cédula para su ejercicio, por ejemplo, requieren título para su ejercicio el médico, la enfermera y la enfermera partera. Art. 24º. Define el ejercicio profesional, la realización habitual a título oneroso o gratuito de todo acto o prestación de servicio propio de cada profesión. Art. 29º. Las personas que sin tener título actúen como profesionistas incurrirán en sanciones. Art. 33º. El profesionista está obligado a poner todos sus conocimientos científicos y recursos técnicos al servicio de su cliente en el desempeño del trabajo convenido. Cuadro 188–4. Ley Reglamentaria del Artículo Quinto Artículo 2º Profesiones que requieren título 24º Definición de ejercicio profesional 29º Sanciones a quienes ejerzan sin título 33º Obligación de dar todos sus conocimientos (Capítulo 188) NORMAS OFICIALES MEXICANAS Según la Ley Federal sobre Metrología y Normalización, las Normas Mexicanas se definen como “las normas que elabore un organismo nacional de normalización, o la Secretaría, en los términos de esta Ley, que prevén para su uso común y repetido reglas, especificaciones, atributos, métodos de prueba, directrices, características, o prescripciones aplicables a un producto, proceso, instalación, sistema, actividad, servicio o método de producción u operación, así como aquéllas relativas a terminología, simbología, embalaje, marcado o etiquetado”. Este tipo de norma establece ciertas reglas con objeto de producir productos o servicios de calidad, pero sin que tenga carácter obligatorio. En el área médica existe la Norma Mexicana para la práctica de Cirugía Laparoscópica, la cual se debe adecuar a la preparación y recursos actuales. Por otra parte, la Norma Oficial Mexicana es “la regulación técnica de observancia obligatoria expedida por las dependencias competentes, conforme las finalidades establecidas en el artículo 40º, que establece reglas, especificaciones, atributos, directrices, características o prescripciones aplicables a un producto, proceso, instalación, sistema, actividad, servicio o método de producción u operación, así como aquéllas relativas a terminología, simbología, embalaje, marcado o etiquetado y las que se refieran a su cumplimiento o aplicación”. Su carácter obligatorio determina que los profesionales de la salud deben conocer las especificaciones de dichas normas oficiales, pues el desconocimiento de las mismas de ninguna manera significa que se las puede quebrantar. Hay normas oficiales de diversos tipos; aquí, sólo se destacan las relacionadas con la actividad profesional del médico. Véase cuadro 188–5. Por ejemplo, la Norma Oficial del Expediente Clínico es muy importante pues el expediente es un documento oficial que se utiliza con fines médicos, docentes, de investigación, estadísticos, administrativos y jurídicos. En este sentido, cuando existen controversias legales, éste será una de la probanzas de mayor peso. En la norma se especifican las características de forma y fondo que debe guardar inobjetablemente todo registro clínico. Resulta innecesario decir que, en un caso de controversia, el no contar con el expediente de acuerdo con la norma será, de entrada y prácticamente, un caso perdido. Entre lo que se puede resaltar se encuentran las definiciones de atención médica, carta de consentimiento bajo información, establecimientos, expediente clínico, hospitalización, interconsultas, paciente, referencia–contrarreferencia, resumen clínico, urgencia y usuario. Las notas del médico deben contener: Nombre completo del paciente, edad, sexo, número de cama o expediente, fecha, hora, nombre completo y firma del médico, estar expresadas en lenguaje técnico–médico, Problemas médico legales 1541 Cuadro 188–5. Normas Oficiales Mexicanas incidentes y accidentes, cuantificación de sangrado, estudios transoperatorios, ayudantes, instrumentistas, anestesiólogo y circulante, estado posquirúrgico inmediato, plan de manejo y tratamiento PO inmediato, pronóstico, envío de piezas o biopsias para estudio y nombre completo y firma del responsable. NOM–003–SSA2–1993 Disposición de sangre humana y sus componentes NOM–007–SSA2–1993 Atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y del recién nacido NOM–014–SSA2–1994 Prevención, tratamiento y control del cáncer del cuello del útero y de la mama en atención primaria NOM–015–SSA2–1994 Prevención, tratamiento y control de la diabetes mellitus NOM–024–SSA2–1994 Prevención y control de las infecciones respiratorias agudas NOM–168–SSA1–1998 Expediente clínico NOM–170–SSA1–1998 Anestesiología NOM–090–SSA–1994 Norma Oficial Mexicana para la organización y funcionamiento de residencias médicas NOM–005–SSA2–1993 Servicios de planificación familiar NOM–010–SSA2–1993 Prevención y control de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana NOM–197–SSA1–2000 Establecimiento de los requisitos mínimos de la infraestructura y equipamiento de hospitales y consultorios de atención médica especializada Los eventos mínimos que requieren carta de consentimiento bajo información son ingreso hospitalario, procedimientos de cirugía mayor, procedimientos de anestesia general, salpingoclasia y vasectomía, trasplantes, investigación clínica en seres humanos, necropsia hospitalaria, procedimientos diagnósticos y terapéuticos considerados de alto riesgo y mutilaciones. Sin embargo, es recomendable elaborar dicha carta en cualquier procedimiento de diagnóstico con técnicas invasivas o que representen cierto riesgo para el paciente, pues representa un beneficio para ambas partes, ya que, por un lado, el paciente está bien informado de los posibles riesgos y, por otro, el médico podrá demostrar que le fue autorizado el procedimiento previa información. Desde luego, la Norma Oficial del Expediente Clínico contiene todos los apartados relativos a esta cuestión, pero sólo se han mencionado los puntos relevantes. NOM–071–SCF1–1994 Elementos normativos para la contratación de servicios de atención médica por cobro directo CÓDIGO CIVIL NOM–174–SSA1–1999 Atención integral de la obesidad letra legible, sin ninguna abreviatura ni enmendaduras o tachaduras, y conservarse en buen estado, no se deben guardar en sistemas o métodos electrónicos, magnéticos o de telecomunicación. Señala las características que debe contener, por ejemplo, la nota del preoperatorio: Estar elaborada por el cirujano, fecha de intervención quirúrgica, diagnóstico, plan quirúrgico, tipo de intervención, riesgo, cuidados y plan terapéutico y pronóstico, Nota preanestésica En las notas acerca del posoperatorio debe haber: Diagnóstico preoperatorio, operación planeada, operación practicada, diagnóstico posoperatorio, descripción de la técnica quirúrgica, hallazgos transoperatorios, informe de gasas y compresas, En el Código Civil se reúne el conjunto de preceptos legislativos para las instituciones de carácter civil. Su articulado regula y norma la cotidianeidad y convivencia: los principios básicos de la organización social. Existe un código civil para el Distrito Federal y territorios federales y cada entidad federativa tiene uno propio. A continuación se comentan algunos artículos del Código Civil para el Distrito Federal, los cuales tienen interés para el médico. Véase cuadro 188–6. Este Código Civil está formado por cuatro libros: de las personas, de los bienes, de las sucesiones y de las obligaciones. En el Libro Cuarto, De las Obligaciones, el Capítulo V versa sobre las obligaciones que nacen de los actos ilíci- Cuadro 188–6. Código Civil Artículo 1910–1915 Reparación del daño 1913 Responsabilidad objetiva: uso de objetos peligros 1916 Daño moral 1927 Obligación del Estado a responder por los daños y perjuicios ocasionados 2104 Incumplimiento de las obligaciones 2108 Definición de daño 2109 Definición de perjuicio 2606–2615 Retribución de común acuerdo, derecho a exigir sus honorarios 1542 Tratado de cirugía general tos. Los artículos 1910º y 1915º tratan De la reparación del daño, y aclara que el que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres cause daño a otro está obligado a repararlo, a menos que se demuestre que el daño se produjo por culpa de la víctima. La reparación debe consistir en el restablecimiento de la situación anterior o en el pago de daños y perjuicios. Cuando el daño se cause a personas y produzca la muerte o incapacidad, el grado de reparación se determinará atendiendo a lo dispuesto por la Ley Federal de Trabajo. En el artículo 1913º, de la Responsabilidad objetiva, se establece que cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o sustancias peligrosos por sí mismos o por la velocidad con que funcionen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada responder del daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la víctima. En el artículo 1916º se trata del Daño moral y define la afectación que sufre una persona en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspectos físicos. Asimismo, se hace referencia al menoscabo ilegítimo de la libertad o integridad física o psíquica de las personas. El Título segundo del cuarto libro trata de las modalidades de las obligaciones. Los tres artículos siguientes son los notorios: El artículo 2104º define el Incumplimiento de las obligaciones: el que estuviere obligado a prestar un hecho y dejare de prestarlo o no lo prestare será responsable de los daños y perjuicios. En el artículo 2108º se trata del Daño: pérdida en el patrimonio por la falta de cumplimiento de una obligación. Por último, en el artículo 2109º se establece qué es el Perjuicio: la privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la obligación. En el Título Décimo, Del contrato de prestación de servicios, en su Capítulo II, De la prestación de servicios profesionales, los artículos 2606º a 2615º tampoco se deben dejar a un lado porque en ellos se define la retribución de común acuerdo, el derecho a exigir los honorarios, la obligación de avisar oportunamente cuando no se pueda continuar prestando servicios, y a satisfacer los daños y prejuicios cuando no se diere aviso. (Capítulo 188) de tipo sexual se encuentran plasmadas en los artículos 259B y 266B. Más adelante, en el Capítulo IV sobre la Falsificación de documentos está el artículo 246º, fracción IV en donde se trata del médico que certifica falsamente que una persona padece una enfermedad u otro impedimento. La usurpación de funciones de profesión se sanciona en el artículo 250º. En el Título decimonoveno, Delitos contra la vida y la integridad corporal, en el Capítulo I, artículo 288º, se define lesión: toda alteración en la salud y cualquier huella material en el cuerpo humano, siempre y cuando sean efectos producidos por una causa externa. Los siguientes artículos hasta el 301º tipifican las lesiones. Los artículos 302º y 305º del Capítulo II, Homicidios, establecen respectivamente que comete homicidio el que priva de la vida a otro, y que no se tendrá como mortal una lesión cuando la muerte sea resultado de una causa anterior a la lesión y sobre la cual ésta no haya influido, o bien, cuando la lesión se hubiere agravado por causas posteriores como la aplicación de medicamentos nocivos, operaciones quirúrgicas desgraciadas, excesos o imprudencias del paciente o de los que lo rodearon. En el Capítulo VI se trata lo relacionado con el Aborto En el artículo 329º se define como aborto la muerte del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez. En el artículo 331º se dice que si lo causare un médico cirujano, se le suspenderá de dos a cinco años en el ejercicio y se le impondrá prisión de tres a seis años. Por último, la cuestión del abandono de personas se trata en el Capítulo séptimo, artículo 335º, donde se establece que a quien abandone a una persona enferma, teniendo obligación de cuidarlo, se le aplicará de un mes a cuatro años de prisión. Es necesario que el médico conozca los criterios legales y jurídicos vinculados con su actividad, ya que dicho conocimiento le permitirá superarse profesionalmente. Además, estará en posición de participar en la elaboración de esos mismos criterios, por medio de los colegios respectivos, junto con las autoridades competentes legislativas. Ese conocimiento también le ayudará a respetar y hacer respetar los derechos y obligaciones del paciente y los propios, tanto los profesionales como los humanos, y a mejorar, al mismo tiempo aunque de modo casi imperceptible, su propio código de ética con respecto a sus pacientes, instituciones, colegas y, no menos importante, en relación con él mismo. Cuadro 188–7. Código Penal Artículo CÓDIGO PENAL 7º 228–230º Este código plasma y tipifica los delitos, así como las sanciones correspondientes. Al igual que el Código Civil, cada entidad federativa tiene su propia legislación en el ámbito penal. En este capítulo se señalan los artículos más relevantes relacionados con la práctica médica. Véase cuadro 188–7. Para empezar, en el artículo 7º se establece que Delito es el acto u omisión que sancionan las leyes penales. Los artículos 228º a 230º se relacionan con la responsabilidad profesional, pero este tema se analiza más adelante. Las cuestiones Definición de delito Responsabilidad profesional 246º Certificación falsa de enfermedades 250º Usurpación de funciones 259–266º Delitos sexuales 288–301º Lesión 302º Homicidio 305º Lesión mortal 329º Aborto 335º Abandono de paciente Problemas médico legales 1543 ERROR MÉDICO El médico siempre ha tenido como objetivo central lograr la salud del paciente. Esta circunstancia no siempre se logra por el tipo de padecimiento, reacción individual o efectos adversos de la terapia utilizada. En este contexto, el paciente puede manifestar inconformidad, queja o denuncia por la atención médica. En tales condiciones no se debe subestimar la apreciación de los pacientes respecto a los efectos adversos de la atención médica. En algunas ocasiones no son, infortunadamente, simples puntos de vista. Es cierto que un número considerable de inconformidades son producto de una relación médico–paciente fría y distante con información deficiente que fomenta falsas expectativas, pero las fallas en la actuación del médico pueden producir resultados adversos, que son producto de accidentes o de errores. La diferencia estriba en la posibilidad de prevención. Del análisis general se desprende el beneficio obtenido con la participación del profesional de la salud; sin embargo, vale la pena conocer algunos aspectos relativos al error médico. La producción de alteraciones negativas como resultado de la participación del médico o de otro profesional de la salud se señalan con los siguientes términos: error médico, daño iatrógeno, iatrogenia nociva o iatropatogenia.6 Una posible definición sería “El error médico es la conducta inadecuada del profesional de la medicina que supone una inobservancia técnica, capaz de producir daño a la vida o agravio a la salud mediante impericia, imprudencia o negligencia”. En fechas recientes son múltiples los estudios mediante los cuales se analizan los errores médicos y, en verdad, son impresionantes. Quizá el de mayor relevancia fue el publicado por el Instituto Nacional de Medicina de EUA en 1999, en el cual se señala que de las defunciones hospitalarias presentadas cada año en ese país oscilan entre 44 000 y 98 000 las causadas por errores médicos. Sólo es superado este rubro por enfermedades cardiacas, traumas y cáncer de pulmón y vías respiratorias.7 El cálculo más conservador colocaría al error médico como la octava causa de muerte en EUA, y superaría el número de fallecimientos por accidentes de vehículos automotores, cáncer mamario y hasta por SIDA. Sólo en lo relativo a muertes por errores en la administración de medicamentos el error médico es causante de 7 000 muertes cada año; así supera la cantidad de decesos por lesiones de trabajo, que son 6 000 al año.8 Los efectos adversos producidos por medicamentos representa un concepto importante. Las siguientes cifras así lo demuestran: se estiman 116 millones de consulta extras por año, 76 millones de prescripciones adicionales, 17 millones de consultas en el servicio de urgencias, ocho millones de hospitalizaciones, tres millones de estancias prolongadas y 199 000 muertes.9 Como ya se señaló, se han definido estrategias para evitar complicaciones; en este caso específico se utilizaron los adelantos técnicos, como la robótica, como auxiliares en el uso y prescripción de medicamentos. Estas medidas consiguieron disminuir 83% de los errores por medicamentos.10 Estos antecedentes motivaron la creación de un Centro Federal de Seguros para el paciente cuyo objetivo primordial es la reducción de los errores médicos por medio del registro fidedigno de los resultados adversos generados en la atención médica, de tal suerte que se identifiquen los factores determinantes para poder corregirlos y reducir la morbimortalidad producida por el error médico. Por fortuna, los errores no siempre son graves, pero sí influyen en la vida del paciente. Dichos errores podrían prolongar la enfermedad, producir reacción adversa con todos los inconvenientes que representan para el paciente, aumentar los días de incapacidad, provocar limitaciones físicas y laborales, todo esto sin olvidar el incremento de costos que esto significa para el propio paciente, la institución y el país. Cerca de la mitad de los efectos adversos ocurren como resultado de un procedimiento quirúrgico, el resto es consecuencia de los medicamentos, otras terapias y errores diagnósticos. Los factores etiológicos del error médico son multifactoriales y complejos. Además, a la participación del cirujano se agregan factores directos o indirectos. La mayoría de los factores directos surge cuando el médico no tiene la capacitación idónea, es inexperto, se introducen nuevas técnicas, hay exceso de confianza, delega la responsabilidad en otro personal que desconoce al paciente o carece de experiencia, no efectúa el seguimiento posoperatorio requerido o subestima la información que proporciona el paciente sin confirmarla con la metodología clínica. Otros factores directos pueden ser la fatiga, falta de comunicación o trabajo en conjunto del equipo quirúrgico. Por otro lado, los factores indirectos se relacionan con la influencia del entorno, demanda excesiva del servicio, falta de recursos de toda índole: físicos, humanos, insumos, etc., errores administrativos en los que un cirujano debe sustituir a otro sin conocer a profundidad al paciente y sus afecciones. La medicina defensiva ocupa un lugar especial en esta cuestión, pues, en un intento por evitar conflictos posteriores, el médico prescribe más de lo necesario por lo que incrementa los riesgos. Todos estos aspectos etiológicos incluyen una gama de posibilidades amplia y, a veces, de difícil control. Lo anterior ilustra la complejidad del análisis del tema y su relevancia estriba en la identificación del error médico para tener la posibilidad de evitarlo, y así beneficiar al paciente y al médico. En la Fundación Robert Wood Johnson se estudiaron los errores producidos en la unidades de cirugía. De los resultados de este estudio se desprendieron las cinco causas principales que, según su criterio, impiden se practique la cirugía con la calidad idónea: 1. Registro inadecuado de los efectos adversos. 2. No se practica de manera adecuada la cirugía conforme las guías clínicas o protocolos. 3. Nultura de la culpa. 4. Necesidad de compensar a los pacientes lesionados. 5. Dificultad para decir la verdad.11 El origen complejo y multifactorial del error médico en cirugía dificulta establecer todas las causas, no obstante, en el cuadro 188–8, se enuncian las más frecuentes y tangibles. 1544 Tratado de cirugía general (Capítulo 188) Cuadro 188–8. Error médico en cirugía/factores de riesgo Área afectada A. Educacional 1. Cognitiva Factores de riesgo Estrategias Conocimiento inadecuado o insuficiente Reestructuración de planes de estudio según nivel de competencia Educación médica continua Elaboración de guías clínicas 2. Psicomotriz Habilidad/destreza limitada Reestructuración de programas de estudio Adiestramiento tutelado Adiestramiento especial en técnicas innovadoras 3. Toma de decisiones Juicio quirúrgico equívoco Elaboración de consensos Retroalimentación con resultados de comités de morbimortalidad, infecciones, tejidos, etc. Diagnóstico y tratamiento erróneos Fortalecimiento de la metodología clínica 2. Control Vigilancia posoperatoria inadecuada Reforzar el manejo posoperatorio 3. Responsabilidad Delegación de acciones a médico en formación o auxiliares Supervisión de actividades médicas 4. Trabajo en equipo Falta de comunicación dentro del equipo quirúrgico Comunicación y coordinación del equipo quirúrgico 5. Actitud Medicina defensiva Recursos físicos, materiales y humanos insuficientes Administración eficiente Suministro adecuado de insumos Optimación de recursos Falla o carencia de equipo e instrumentos Suministro adecuado Mantenimiento preventivo y correctivo B. Del desempeño 1. Metodología C. Administrativas 1. Disponibilidad de recursos 2. Aspectos mecánicos En la actualidad se incrementaron las investigaciones encaminadas a determinar las causas que condicionan el error humano, pues de esta manera será posible disminuir, en la medida de lo posible, los efectos adversos. En este sentido se han creado Unidades Clínicas de Riesgo cuya finalidad es establecer protocolos de investigación para determinar las causas directas de los errores médicos e instaurar las estrategias correctivas.12 Los efectos adversos producidos por error médico no sólo ocurren en los hospitales. El 8 a 9% se presenta en el consultorio, 2 a 3% en el hogar del paciente y 1 a 2% en casa de las enfermeras. Por último, es posible identificar como factores de mayor riesgo del error médico que los pacientes sean mayores de 64 años, la existencia de múltiples padecimientos, que se practiquen intervenciones quirúrgicas cardiacas, neurológicas y vasculares o que el paciente sea portador de alguna afección grave.9 Mediante las publicaciones extrajeras se demuestra la alta incidencia de errores médicos. En México no existen estadísticas al respecto, sin embargo, los pacientes manifiestan cada vez más su inconformidad en cuestiones de la salud, de tal suerte que las controversias surgidas son ventiladas en las distintas instancias de Procuración de Justicia o en la Comisión Nacional de Arbitraje Médico dentro de la resolución alternativa de conflictos. Aunque no se tiene la certeza de que sean producto de un error médico, los siguientes datos configuran un panorama: la cirugía general ocupa el cuarto lugar en quejas presentadas ante esta institución, sólo la anteceden traumatología y ortopedia, ginecoobstetricia y urgencias. De los 1 753 dictámenes médicos Reforzar metodología clínica Fortalecer relación médico–paciente Información y consentimiento informado Formación jurídica del cirujano emitidos por la Comisión Nacional de Arbitraje Médico durante el periodo 1996–2000, el resultado en función de la participación del profesional de la salud fue: 51% demostró mala práctica y el 49% buena práctica.13 Los resultados de un estudio retrospectivo, longitudinal y descriptivo de 283 dictámenes de los archivos de la Dirección General de Coordinación de Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República (1976–1992) se analizaron de manera comparativa: en el 31.44% existió falta médica; en el 78.65% existió negligencia y en el 21.34%, impericia. El servicio médico más afectado fue el de ginecoobstetricia con 35.95% y cirugía general, con 19.10%, ocupó el segundo lugar.14 De las 843 Opiniones Técnicas realizadas en la Secretaría de Salud en el periodo de 1989 a 1994, las especialidades más afectadas fueron, en orden progresivo, Ginecología, Cirugía General, Pediatría, Ortopedia, Oftalmología, Odontología.15 A partir de estos antecedentes se desprende que los cirujanos son sujetos de riesgo profesional; por lo tanto, se deben fortalecer las estrategias para evitar al máximo los errores y lograr una práctica médica quirúrgica de calidad sin presiones jurídicas. Todo esto redundaría en el beneficio de los pacientes y los mismos médicos. “Cuando el bisturí se usa adecuadamente produce milagros y su mal uso ocasiona tragedias.” Ochner Bull Problemas médico legales 1545 RESPONSABILIDAD PROFESIONAL ORIGEN Siempre han existido normas que regulan la conducta individual y colectiva, y que han permitido la convivencia y el orden en la comunidad. En un principio se trató de normas morales que dependían de la conciencia del individuo para no lesionar los intereses de sus compañeros en la sociedad. Aunque existen principios morales universales, no es posible dejar a un lado las corrientes relativistas que enmarcan la época, cultura e idiosincrasia de los pueblos. Cuando no es suficiente la norma moral, el hombre crea los instrumentos que obligan al cumplimiento de una conducta libre, pero respetuosa, sin invadir o lesionar a terceros. Entonces es cuando aparecen las normas jurídicas que se deben cumplir. El incumplimiento de estas obligaciones traerá consigo sanciones jurídicas. En este contexto, cada uno de los integrantes de la sociedad deberá acatar dichas normas para preservar el orden y convivencia social. También hay exigencias en el mismo sentido para los profesionistas, quizá por ser depositarios de la confianza de la sociedad. En el caso de los profesionistas que cuidan la conservación de la salud y la vida, se ponderan con creces sus aciertos, pero cuando cometen errores, éstos son agigantados. Entonces se impone reparar el daño producido. CONCEPTO Según la definición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia, responsabilidad significa deuda, obligación de reparar y satisfacer por sí o por otro a consecuencia de delito, de una culpa o de otra causa legal. Responsabilidad proviene del latín respondere, interpretado como estar obligado.14 En general, el concepto de responsabilidad profesional médica es “La obligación que tienen los médicos de reparar y satisfacer las consecuencias de los actos, omisiones y errores voluntarios e involuntarios incluso, dentro de ciertos límites, cometidos en el ejercicio de su profesión”.16 Por definición, la responsabilidad médica entraña el compromiso moral de responder de los actos propios y, en algunos casos, de los ajenos, y la obligación de reparar o indemnizar las consecuencias de actos perjudiciales para terceros.17 A lo largo del tiempo, los médicos concentraron su actuación en conseguir, desde luego, el alivio o curación de sus pacientes, pero desconocen que en caso de presentarse un resultado adverso, independientemente de la existencia o no de error en el diagnóstico o tratamiento, ellos mismos pueden ser sujetos de una investigación si el paciente la soli- cita ante alguna instancia de procuración de justicia. En el caso de que se demuestre el incumplimiento de alguna obligación por parte del médico, éste estará obligado a la reparación del daño provocado. DESARROLLO Creer que la actuación del profesional, en este caso el médico, se analiza y juzga apenas desde fechas recientes, es totalmente equívoco. Desde 2 400 años antes de esta era, en el Código de Hammurabi se señalaban castigos impresionantes para los médicos que cometían errores. En dicho código se dedicaron nueve artículos de los 282 a las faltas y castigos para los médicos. Entre los preceptos se establecía: “Si un médico abre a alguien una herida con el cuchillo de bronce y lo mata, o si vacía a alguien una cavidad con el cuchillo de bronce y le deja sin ojo, se le deberán cortar las manos”. En este código también se encuentra el concepto de contrato más primitivo, pues se establecía que a cambio de la prestación del servicio de uno, el otro quedaba obligado a pagar en monedas o especie. Alejandro Magno estableció la pena de crucifixión para el médico que abandonase libre y voluntariamente a un enfermo.18 En la época del Imperio Romano los médicos pagaban una indemnización o sufrían pena de muerte cuando se les consideraba culpables por impericia. El Código de Napoleón (1894) determinaba que los daños producidos por error médico debían ser reparados.19 En cada época y en las distintas culturas existió especial interés en la participación del médico en la sociedad, pero en fechas recientes se pone más atención en las posibles equivocaciones que en los logros. Por ejemplo, en EUA, la cantidad de denuncias por mala práctica y los juicios por responsabilidad profesional se incrementan cada vez más. Esta situación ha creado una verdadera industria, en la que los únicos ganadores son los bufetes jurídicos. ÁMBITOS JURÍDICOS Si se está de acuerdo con que el profesional debe resarcir el daño generado según el tipo de daño producido y las pretensiones del lesionado, entonces la responsabilidad profesional puede tener varias vertientes. Por consiguiente, existe responsabilidad civil, penal y administrativa. Responsabilidad civil La responsabilidad civil presume la existencia de una conducta indebida. El incumplimiento de las obligaciones del profesional se sancionan de manera económica. Aunque no está estipulada de manera específica la responsabilidad profesional en el Código Civil, ésta se circunscribe al cumplimiento de la obligaciones generadas por un contrato. Antes de empezar a detallar la responsabilidad civil es esencial considerar en qué consisten las obligaciones del médico en su práctica. 1546 Tratado de cirugía general Obligaciones de medios o de diligencia Es la forma correcta en que el médico debe aplicar las medidas de diagnóstico y tratamiento según lo descrito por la lex artis (conjunto de elementos cognitivos avalados por la ciencia vigentes en su momento). En ese contexto, son las acciones que el médico debe desarrollar para conseguir una atención médica cabal, y cuyo objetivo principal es lograr el beneficio del paciente. No necesariamente se esperan buenos resultados. En la práctica cotidiana del cirujano, el síndrome doloroso abdominal es muy frecuente. La gama de posibilidades diagnósticas es extensa, pero en la medida en que se efectúe un interrogatorio completo y exhaustivo, y que la exploración física sea, a su vez, detenida y cuidadosa, el médico puede llegar al diagnóstico preciso. A partir de lo anterior, el médico ya cuenta con la información que le permite solicitar auxiliares de diagnóstico, los cuales aportarán datos útiles para establecer el diagnóstico final. Ya con el diagnóstico se tiene la base para estructurar el tratamiento adecuado. Cuando existen fallas o deficiencias en uno de estos pasos está por demás señalar que habrá juicios erróneos y malos resultados y, por ende, se considerará que no se cumplió con las obligaciones de medios. En caso de ser cuestionada la actuación médica, existirán elementos para demostrar mala práctica. Si bien es cierto que los médicos no están obligados a lograr buenos resultados, sí tienen la obligación de cuidar con diligencia al paciente. Por lo tanto, soslayar alguna etapa tendrá consecuencias adversas para el paciente en lo relacionado con la salud y, para el profesional de salud, si el caso se ventila ante alguna instancia. Como resultado de este análisis, el cirujano no es responsable de una complicación que se presente durante un evento quirúrgico si se utilizaron todos los recursos, pero sí lo será cuando, por la falta de cuidado en el posoperatorio, no detecte una complicación y por esta causa se agrave el estado del paciente. En fechas recientes se puso énfasis en los protocolos de estudio, guías clínicas o terapéuticas, los cuales tienen como objetivo central estandarizar los criterios médicos mediante la esquematización de los pasos por seguir en el diagnóstico y tratamiento de las diversas afecciones. Además, contienen puntos importantes relativos a juicios o criterios dictados por expertos en la materia y demostrados por estudios estadísticamente significativos. Con todo lo anterior se pretende logra una mejor atención médica con menor posibilidad de error. Obligaciones de seguridad Éstas se refieren al deber de evitar daños a la salud; en particular se ocupan del uso y mantenimiento correcto de aparatos y equipo utilizados durante la atención médica, pero también de la aplicación de medidas que prevean situaciones de riesgo. Una medida preventiva para un paciente con alteraciones en el estado de conciencia que se encuentra en el servicio de urgencias es mantenerlo en una camilla con barandales. Si esta indicación no se cumple y el paciente cae y sufre traumatismo craneoencefálico, con consecuencias leves o graves, el médico tiene responsabilidad profesional (Capítulo 188) por no cumplir con esta indicación como parte del tratamiento, o bien, la enfermera si no ejecutó la indicación. Obligaciones de resultados Sólo se considera esta obligación cuando previamente se pactaron o prometieron resultados específicos, por ejemplo, en los casos en que se utilizan auxiliares de diagnóstico, estudios histopatológicos o en la cirugía de resultados, como la cirugía estética. Éstos son los únicos casos en los que al médico se le exigirán resultados satisfactorios. El médico debe cumplir con las obligaciones señaladas. De esta manera se crea una relación laboral. Dicha relación se inicia cuando un paciente acude a solicitar atención médica, y luego dependerá de las condiciones del evento médico para determinar si existió responsabilidad profesional, es decir, circunstancias de modo, tiempo y lugar. Por consiguiente, el médico no será responsable cuando atienda a un paciente en un hospital que carece de recursos porque esta situación imposibilita proporcionar el tratamiento idóneo. Por el contrario, cuando se cuenta con los recursos necesarios para el tipo de paciente y padecimiento, pero existe falta de cuidado que da lugar a efectos adversos en el paciente, entonces existe la obligación de reparar el daño. Otro aspecto trascendente es la relación o nexo causal, pues supone el riguroso enlace entre la causa y efecto, entre la práctica médica y los efectos adversos o complicaciones, de tal suerte que la conexión entre la actuación de un médico y los efectos adversos de la misma por el incumplimiento de obligaciones compele igualmente a la reparación del daño. Relación contractual De manera cotidiana, al solicitar un servicio se entabla una relación laboral entre el solicitante del servicio y el que lo otorga. Este compromiso queda regulado por un contrato en el que se establecen los derechos y obligaciones de forma bilateral: una parte proporcionará un producto o servicio según se especifique y la otra remunerará el servicio, siempre y cuando se haya cumplido lo pactado. Las actividades profesionales no son la excepción, e incluso en la práctica médica se siguen estas reglas. Sin embargo, los médicos no han asumido ese rol, pero no por esto están excluidos. Por consiguiente, el solo hecho de que un paciente acuda al médico y éste tome su caso ya significa que se estableció una relación contractual que, desde el punto de vista jurídico, tiene la validez de un contrato formal. Este contrato implícito está documentado con la emisión de una receta, por ejemplo, luego entonces, el médico está obligado a proporcionar un servicio idóneo y de calidad, aplicando los principios éticos y científicos vigentes. El único fin es procurar beneficio sin estar obligado a obtener resultados específicos. De una actividad cuidadosa y diligente se obtendrá, la mayoría de las veces, beneficio, pero la imprudencia y la falta de cuidado y de conocimientos lo único que pueden originar es insatisfacción en el servicio o efectos adversos en la salud del paciente. En este caso, el paciente puede reclamar dicho servicio y pretender no pagar el servicio, o bien, solicitar la reparación del daño generado. Problemas médico legales 1547 Relación extracontractual Además de las cláusulas establecidas en un contrato que obligan al cumplimiento de ellas, en la práctica médica estas obligaciones quedan implícitas con la sola aceptación de tratar a un paciente. Pero, además, existen obligaciones que resultan de la realización de un hecho que señala la norma jurídica, las cuales son subjetivas y objetivas.20,21 La responsabilidad subjetiva deriva de la acción de un sujeto, en este caso, el médico. Existe responsabilidad por una conducta culpable, antijurídica y productora de un daño con origen de un hecho ilícito. Por lo tanto, será responsable el que actúe con negligencia, impericia o dolo. Se entiende por negligencia el descuido o inobservancia de la lex artis, es decir, el profesional posee los conocimientos necesarios, sin embargo, no los pone en práctica por descuido, lo cual produce un daño. En otras palabras, el cirujano puede practicar una intervención quirúrgica impecable, pero no vigila el posoperatorio, y esto le impide detectar con oportunidad alguna complicación. Entonces, esta actuación será negligente. Por otro lado, la impericia es la falta total o parcial de pericia, entendiéndose por ésta la sabiduría, conocimientos técnicos, experiencia y habilidad en el ejercicio de la medicina.22 Un ejemplo es el médico que sin ser cirujano efectúa un evento quirúrgico. Por último, hay dolo cuando la intención es producir daño. Se considera que este último concepto no existe en la medicina, pero no hay que olvidar la práctica de abortos criminales, por ejemplo. Por lo que se refiere a la responsabilidad objetiva, ésta existe incluso cuando el sujeto actúa de manera correcta y lícita, pero emplea un objeto que ya de por sí es un riesgo. Dentro de los objetos que utiliza el médico y que son generadores de riesgos están las sustancias peligrosas, los aparatos y los instrumentos. Estos antecedentes sirven para enmarcar la parte sustantiva de la responsabilidad civil, la cual se circunscribe a la reparación del daño desde el punto de vista económico, siempre y cuando haya daño, perjuicio o daño moral. En los artículos 2108º y 2109º del Código Civil para el DF se establece que daño es la pérdida o menoscabo sufrido en el patrimonio por el incumplimiento de la obligación, y perjuicio es la privación de cualquier ganancia lícita que debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la obligación. Considérese la siguiente situación: un paciente acude a un servicio médico público para someterse a una valoración por trastornos abdominales; se le valora y se le envía a su casa por considerar que no amerita mayor tratamiento. Sin embargo, como persisten los síntomas, acude entonces a un consultorio privado en donde se le practica una intervención quirúrgica por apendicitis complicada. Esta operación le produce un desembolso aparentemente no justificado pues el paciente ya había acudido a una valoración, pero por el incumplimiento de obligaciones de medios, es decir, una valoración médica deficiente, el paciente sufrió menoscabo en su patrimonio. Entonces, el paciente puede reclamar la reparación del daño, es decir, pedir el reembolso de los gastos erogados. Si en este mismo caso la estancia hospitalaria prolongada genera pérdidas de ganancias al paciente, éste podrá reclamar también perjuicios. Por lo que toca al daño moral, éste es la afectación que una persona sufre en sus sentimientos, afectos, creencia, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y aspecto físico, o bien, en la consideración que de sí misma tienen de los demás. (Art. 2116º del Código Civil para el Distrito Federal.) Un juez determina el monto de la indemnización por el daño moral, tomando en cuenta los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del responsable y de la víctima, así como demás circunstancias del caso.23 En todas las acciones médicas existen situaciones que pueden escapar de las posibilidades previstas por la ciencia médica. En estos casos, el médico está limitado en su actuación. Tal situación se describe en el artículo 2111º del Código Civil para el Distrito Federal: nadie está obligado al caso fortuito, sino cuando haya contribuido en él, cuando ha aceptado expresamente esa responsabilidad o cuando la ley se la impone.24 La prescripción tiene un plazo de dos años a partir de haber sucedido los hechos, es decir, después de ese lapso ya no es exigible la reparación del daño. Responsabilidad penal La responsabilidad penal representa la comisión de un delito, y delito “es el acto u omisión que sancionan la leyes penales”, por lo tanto, los delitos cometidos en el ejercicio de la profesión pueden ser intencionales o dolosos e imprudenciales o culposos. “Obra culposamente el que produce el resultado típico, que no previó siendo previsible o previó confiando en que no se produciría en virtud de la violación de un deber de cuidado, que debía y podía observar según las circunstancias y condiciones personales”. El Título duodécimo del Código Penal25 enuncia específicamente tres artículos relativos a la responsabilidad profesional, a saber, el 228º, el 229º y el 230º. Artículo 228º. Los profesionistas, artistas o técnicos y sus auxiliares serán responsables de los delitos que cometan en el ejercicio de su profesión, en los términos siguientes y sin perjuicio de las prevenciones contenidas en la Ley General de Salud o en otras normas sobre ejercicio profesional, en su caso: I. Además de las sanciones fijadas para los delitos que resulten consumados, según sean dolosos o culposos, se les aplicará suspensión de un mes a dos años en el ejercicio de la profesión o definitiva en caso de reincidencia, y II. Estarán obligados a la reparación del daño por sus actos propios o por los de sus auxiliares, cuando éstos obren de acuerdo con las instrucciones de aquéllos. Artículo 229º. El artículo anterior se aplicará a los médicos que, habiendo otorgado responsiva para hacerse cargo de la atención de un lesionado o enfermo, lo abandonen en su tratamiento sin causa justificada y sin dar aviso inmediato a la autoridad correspondiente. Artículo 230º. Se impondrá prisión de tres meses a dos años y hasta cien días de multa y suspensión de tres meses 1548 Tratado de cirugía general a un año, a juicio del juzgador, a los directores, encargados o administradores de cualquier centro de salud, cuando incurran en alguno de los casos siguientes: I. Impedir la salida de un paciente cuando éste o sus familiares lo soliciten, aduciendo adeudos de cualquier índole. II. Retener sin necesidad a un recién nacido, por los motivos a que se refiere la parte final de la fracción anterior. III. Retardar o negar por cualquier motivo la entrega de un cadáver, excepto cuando se requiera orden de autoridad competente. La misma sanción se impondrá a los encargados o administradores de agencias funerarias que retarden o nieguen indebidamente la entrega de un cadáver, e igualmente a los encargados, empleados o dependientes de una farmacia, que al surtir una receta sustituyan la medicina específicamente recetada por otra que cause daño o sea evidentemente inapropiada al padecimiento para el cual se prescribió. Los delitos cometidos en la profesión médica son: lesiones, homicidio, aborto, abandono, delitos sexuales, fraude, delitos contra el honor, encubrimiento y delitos en la Ley General de Salud.26 En este capítulo sólo se tratan los dos primeros, dada su importancia. Por lesiones se entiende “no solamente las heridas, excoriaciones, contusiones, fracturas, dislocaciones, quemadura, sino toda alteración en la salud y cualquier otro daño que deje huella material en el cuerpo humano, si esos efectos son producidos por causa externa”. En el Código Penal se encuentran diversas categorías de lesiones que implican penalidades distintas, dependiendo de su gravedad, tipificadas en el Código (artículos 288º a 301º). En lo que se refiere a homicidio, “el hecho de privar de la vida a otro”, es el delito más grave. En el Código Penal para el Distrito Federal se señala que las lesiones se consideran mortales cuando la muerte se debe a las alteraciones causadas por la lesión en el órgano u órganos interesados, (Capítulo 188) a alguna de sus consecuencias inmediatas o a alguna complicación determinada por la misma lesión y que no pueda combatirse, ya sea por ser incurable, ya por no tenerse los recursos necesarios. Tanto en las lesiones como en el homicidio debe existir nexo causal, es decir, la relación que media entre la acción y el resultado final: la actuación médica y la lesión o la muerte. En ese caso las sanciones ya no son de carácter económico, sino de privación de la libertad. Al igual que en el ámbito civil, al analizar la actuación médica se toman en cuenta la obligaciones de medios, de seguridad y de resultados, circunstancias de modo, tiempo y lugar así como la relación causal. Cuando existe responsabilidad penal por la comisión de un delito no necesariamente debe existir persecución por la justicia penal, pues existen causas que extinguen la acción penal: muerte del inculpado, perdón del ofendido, reconocimiento de inocencia, indulto, rehabilitación y prescripción. La prescripción depende del tipo de delito, y tiene un mínimo de tres años. Responsabilidad administrativa La responsabilidad administrativa se genera cuando los servidores públicos cometen faltas ligeras o tienen conducta ilícita relativamente leve. Sin embargo, las autoridades administrativas valoran y sancionan estas actuaciones. ..”se viole el orden establecido por la administración pública, para la consecución de sus fines, tales como mantener el orden público y prestar un servicio eficiente en la administración de servicios”. Según la ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, las faltas se sancionan con apercibimiento privado o público, amonestación privada o pública, suspensión o destitución del puesto, sanción económica e inhabilitación temporal.27 Si al mostrar este panorama se ha despertado el interés de los lectores, se habrá cumplido el objetivo de este trabajo. REFERENCIAS 1. Cote–Estrada L, Arizmendi–González J, García–Torres PO: Cirugía, cirujanos y controversias. Boletín de la Federación Latinoamericana de Cirugía General. 2. García–Ramírez S: La responsabilidad penal del médico. México, Porrúa–UNAM, 2001. 3. Cote–Estrada L, García–Torres P: La práctica médica y sus controversias jurídicas. 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Ley de Salud para el Distrito Federal y Disposiciones Complementarias. 15ª ed. México, Porrúa, 1998. Agradecimiento Al Dr. Javier Arizmendi González por su valiosa aportación en la revisión de est texto y sus comentarios. 1550 Tratado de cirugía general (Capítulo 188)