Zofía Jablonowska Ratajska - No-IP

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VARSOVIA – SU LUCHA Y SU SONRISA
Varsovia es una ciudad de palomas, iglesias, elegantes palacios y pequeños
inmuebles, pero también una moderna capital europea que incorpora
rápidamente edificios nuevos. Es, ante todo, desde hace varios siglos, el objeto
del leal amor de sus habitantes. Y de esto dan testimonio numerosos tomas de
poesía acerca de Varsovia, colecciones de cantares y canciones, álbumes de
dibujos y fotografías.
Nunca fue un amor fácil, con frecuencia hubo que defender la amada capital de
invasores, luchar por ella. Después de cada guerra renacía y volvía a florecer,
ha sido y es una de las ciudades más asombrosas y vitales del mundo.
“Y por todas las riquezas y delicias de la tierra,
por las ilusiones cumplidas y palacios en las nubes,
no cambiaría yo la felicidad de haber vivido entre tus muros.”
Jan Lechon1
Varsovia – ciudad ubicada en el centro de Polonia, en el Bajío de Mazuria, sobre
el Vistula (río que une los extremos norte y sur del país) – se convirtió en la
capital de la nación a fines del siglo XVI, después de que el rey Segismundo III
Vasa se trasladara de Cracovia2. A partir de ese entonces el palacio varsoviano
– “palacio de Su Majestad y la Republica” – se convirtió en la sede del
parlamento y las reparticiones mas importantes de la corona.
El hijo de Segismundo III, Ladislao IV Vasa hizo erigir en la plaza del palacio una
estatua de su padre sobre una alta columna, la que se convirtió en un importante
símbolo de la ciudad, amado por los varsovianos y cantado por los poetas.
“Que nos pueden importar las traiciones, tenemos la columna en Varsovia, sobre
la que se posan las grullas viajeras”, escribió uno de los vates románticos,
Juliusz Slowacki3.
Varsovia se convirtió en el punto central de importantes hechos históricos:
elecciones de reyes4, sanción de leyes – entre otras, la democrática Constitución
del 3 de mayo-, como también decenas de invasiones de ejércitos extranjeros y
batallas.
Una de ellas, la Batalla de Varsovia de 1920 fue el epílogo de la Primera Guerra
Mundial y detuvo la marcha del ejército soviético hacia Europa occidental. Llegó
el tiempo del trabajo, los proyectos y la expansión de la capital. En los años
entre guerras Varsovia se convirtió en una capital colorida, elegante, en la que
florecía la vida artística: sus teatros, cabarets y cafés atraían a numerosos
visitantes.
Por desgracia, al poco tiempo llegó el 1º de septiembre de 1939 5, y aquellos que
habían puesto tanto esfuerzo en pro de la ciudad, nuevamente tuvieron que
defenderla con el mayor sacrificio; el sitio y el bombardeo de la ciudad duraron
tres semanas. Fueron destruidos el Castillo Real, la Catedral, el Gran Teatro y
muchos otros edificios. Las calles se convirtieron en barricadas.
Simultáneamente con la defensa se realizaba un intensivo salvataje, se trataba
de llevar obras de arte y bibliotecas a sitios más seguros. Los arquitectos
preparaban, en esos mismos momentos, proyectos para la reconstrucción de la
ciudad; poco después de la ocupación de Varsovia se constituyó un estudio
clandestino de arquitectura y urbanismo. La poesía y las canciones eran el
apoyo, los corazones se confortaban con los discursos del heroico alcalde de la
ciudad.
A fines de septiembre ya no había agua ni víveres, la ciudad tuvo que capitular.
Llegaron los oscuros y tristes años de la ocupación, los traslados a los campos
de exterminio y trabajos forzados, las ejecuciones. Una de las primeras
ejecuciones masivas costó la vida a varios centenares de notorios médicos,
ingenieros, maestros, en el marco del plan de aniquilación de creadores polacos.
Los varsovianos contestaban con resistencia, tanto armada como moral.
Ciudad insumisa, heroica, algunos de los nombres que se le dieron a Varsovia y
a los que se podría agregar ciudad del humor. La vida, que no siempre
transcurría en casas y edificios, cuando éstos faltaban existía en las tradiciones,
en la cultura, en poesías y canciones. Sobre la base del monumento a Federico
Chopin en los Baños (parque varsoviano y residencia veraniega del rey), que
fuera volado con explosivos, apareció una inscripción: “No sé quién me destruyó,
¡pero sé por qué! Para que no tocara la Marcha Fúnebre al caudillo.” 6 Por
supuesto que semejantes versitos podían llevar a la prisión de la GESTAPO,
donde el audaz conocería la tortura y la muerte.
Los ocupantes crearon el ghetto en el barrio poblado mayoritariamente por
judíos antes de la guerra. A partir de octubre de 1940 fueron trasladados allí
miles de ciudadanos polacos-judíos, y sus límites fueron rodeados con un
paredón y guardias. El barrio fue cerrado. La población hacinada sentía no sólo
la amenaza creciente del terror, el hambre y las enfermedades, sino también el
aislamiento de Varsovia en la misma Varsovia. En la primavera de 1943 los
nazis decidieron liquidar completamente el ghetto, pero se encontraron con la
resistencia. En el amanecer del 19 de abril estalló el levantamiento que había
sido preparado por la organización de lucha judía y por la unión militar judía,
compuesta en buena parte por antiguos oficiales del ejército polaco. Se
combatía para “morir con honor”, como decían las inscripciones en las paredes;
el enemigo incendió, casa tras casa, todo el barrio. Sólo unos pocos lograron
sobrevivir, algunos de ellos se unieron a los partisanos. Todo el barrio dejó de
existir...
Durante la Segunda Guerra Mundial Varsovia fue el centro de resistencia más
vigoroso de Europa, temido en el Tercer Reich, y la prueba más importante de
este temor fue la devastación completa de la ciudad después del levantamiento
de 19447, destrucción sin motivos militares ni necesidad bélica. Hacia el final del
levantamiento de Varsovia la orden referida a lo que quedara de ella era clara:
“es necesario quemar cada casa y volarla...”
Calle tras calle iban desapareciendo casas, palacios, monumentos. Una parte
del patrimonio fue llevado a Berlín.
El levantamiento estalló el 1º de agosto y duró hasta el 2 de octubre de 1944. Se
quiso acelerar el fin de la guerra, liberar la ciudad en forma autónoma. En el
levantamiento participaron hombres, mujeres y niños; como dice la canción: “los
niños de Varsovia iremos a la lucha, a cada orden tuya, capital, daremos nuestra
sangre”8. Murieron 200.000 habitantes de Varsovia.
La Varsovia combatiente confiaba en que alguien saldría en su defensa. La
derrota del levantamiento trajo consigo la expulsión de todos los sobrevivientes.
Entre los escombros quedaron algunos llamados Robinsones, – como por
ejemplo, Wladyslaw Szpilman, héroe de la película “El Pianista” – que se
salvaron por milagro.
Pero inmediatamente después de los combates los varsovianos comenzaron a
volver a su ciudad. Llegaban de todas partes y comenzaban a trabajar, sacando
escombros, organizando la vida. “Todo el pueblo reconstruye su capital”, no era
sólo un eslogan, era una realidad. Todos, cualquiera fuera su ocupación o edad,
en la medida de sus posibilidades intentaban colaborar. Me contaba mi mamá,
joven enfermera en el levantamiento, qué fiesta fue la primera función en el
reconstruido a medias Teatro Polaco, donde al final todos cantaron juntos una
canción nueva, que terminaba con estas palabras: “¡decían Varsovia no existe, y
Varsovia aquí está!”. Y lloraban. Volvieron también a Varsovia las flores,
elemento indispensable de su paisaje. No es posible vivir en Varsovia, aun entre
escombros, sin un ramito de violetas, nomeolvides o muguets. Las flores
particularmente características son las lilas, así descriptas por Julian Tuwim 9: “¡Y
en mayo cómo se olían las lilas polacas en los Bulevares y en el Jardín de Sas 10,
en los canastos por las esquinas y en el tranvía, cuando de Bielan11 volvía la
gente de Varsovia!”
Porque la vitalidad es el rasgo más importante de Varsovia, que hoy una vez
más es inspiración y alegría de las nuevas generaciones de sus habitantes.
El fenómeno de esta ciudad está magistralmente presentado por la obra
fotográfica de Zofia Chometowska (quien viviera entre 1904 y 1991),
constituyéndose al mismo tiempo en 50 años de documentación: de la vida en la
Varsovia de antes de la guerra, de la terrible destrucción por la guerra y del
renacimiento después de la guerra, cuando todo el pueblo reconstruía la capital
en ruinas, intentando devolverle su aspecto anterior y su atmósfera. La muestra
de esta notable artista polaca será acompañada por fotografías más recientes de
esta ciudad realizadas por un joven y muy reconocido fotógrafo Rafal Jablonski.
La ciudad que hoy bulle con tanta vida.
Zofía Jablonowska Ratajska
Traducción Bárbara Gill
1
Pron. lan Léjoñ. El poeta Jan Lechan nació en Varsovia en 1899 y murió en Nueva
York en 1956.
2
Cracovia fue la capital anterior de Polonia.
3
Pron. luliush Slovatzki
4
Polonia tuvo un período de monarquía electiva,
5
Fecha en la que Hitler invadió Polonia y así dio comienzo a la Segunda Guerra
Mundial.
6
Rimado en el origina polaco.
7
Se refiere al levantamiento protagonizado por los ejércitos clandestinos de
resistencia, no al del ghetto, que fue anterior.
8
Rimado en el original polaco.
9
Pronúnciese lúlian Túvim. Poeta nacido en 1894, exiliado durante la Segunda Guerra
Mundial y muerto en Polonia en 1953.
10
Parque en Varsovia.
11
Suburbio de Varsovia, frecuentado los días no laborables.
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