Lima ALLM, et al. • Directrices panamericanas para el tratamiento de las osteomielitis... PARTE I – OSTEOMIELITIS CAPÍTULO I Conceptos generales ¿Cómo clasificar las osteomielitis? Este capítulo aborda los varios aspectos que influencian las fisiopatologías de las osteomielitis, las diversas etiologías posibles, los parámetros de evolución temporal, la correlación con datos de anatomía patológica y propuestas de tratamiento a cada estadio de clasificación Epidemiología de las osteomielitis Las osteomielitis, definidas como las infecciónes que afectan el tejido óseo, son de las más antiguas enfermedades con relato de caso conocido por la comunidad científica y ha recibido diversas denominaciones a lo largo del tiempo hasta la introducción del término “osteomielitis” por Nelaton, en 1844. En detrimento de ese largo conocimiento, los datos epidemiológicos poblacionales son escasos, hecho probablemente relacionado a los mecanismos fisiopatológicos involucrados en la génesis de esta enfermedad, que dificultan la estimativa de incidencia y prevalencia en la población general, con más datos disponibles relativos a sus factores de riesgo.(1-3) La infección del tejido óseo puede ser de origen hematógena, por medio de la contigüidad de infección con tejidos adyacentes, como articulaciones y tejidos blandos y aún más por inoculación directa a partir de los traumas o, más raramente, cirugías. De manera general, las osteomielitis hematógenas son causadas por uno solo agente, mientras que en los demás casos, puede ocurrir una polimicrobiota.(4,5) Las osteomielitis hematógenas presentan datos más consolidados, y están consideradas como enfermedades predominantes de la faja etaria pediátrica, con 85% de los pacientes con edades bajo los 17 años.(6) En los pacientes adultos se estima que 47 a 50% de los casos de osteomielitis sean postraumáticas. Las osteomielitis vertebrales ocurren en 2 a 7% de los pacientes.(1,7) En los Estados Unidos ocurren, anualmente, 50 mil internaciones hospitalarias por osteomielitis. En 80% de estos pacientes, el agente etiológico aislado es el Staphylococcus aureus. La prevalencia de la enfermedad causada por organismos resistentes a la meticilina (MRSA) cambia de 33 a 55% entre los pacientes adultos hospitalizados por osteomielitis, y es que la prevalencia por estos organismos (MRSA) en la comunidad es extremamente variable entre los diversos países de América Latina.(3,8,9) Osteomielitis hematógena aguda Las osteomielitis hematógenas agudas son enfermedades fundamentalmente de niñez y, aunque puedan ocurrir en cualquier fase de la vida y afectar cualquier hueso del cuerpo, las metáfisis de crecimiento de huesos largos (tibia y fémur) son las más involucradas.(8,10) El Staphylococcus aureus es el patógeno responsable del mayor número de casos. La mayoría de los pacientes con bacteriemia estafilocócica confirmada, excluidos los huéspedes inmunodeprimidos, presenta infecciones óseas o articulares. Múltiples focos infecciosos iniciales son relatados, incluyendo caracterización venosa, onfalitis, infecciones de piel, tonsilitis y otitis medias. Sin embargo, en casi la mitad de los pacientes con diagnóstico de osteomielitis hematógena no se identifica la puerta de entrada del agente causal, presumiendo que portadores nasales de S. aureus presenten una incidencia mayor de infección ósea y articular.(5,8-11) Osteomielitis postraumáticas La implantación de microorganismos en el tejido óseo puede ocurrir por vía hematógena, por vía directa 13 Rev Panam Infectol 2013;15(1 Supl 1):S13-16. en el momento de un trauma espontáneo o quirúrgico, como en las fracturas expuestas, o por contigüidad a partir de infecciones de los tejidos blandos adyacentes. Las osteomielitis postraumáticas se deben, en la mayoría de las veces, a la implantación de bacterias por vía directa en el hueso y clásicamente representadas por la infección en la evolución de las fracturas expuestas o por las osteomielitis posoperatorias.(3,8,11) A propósito de las fracturas expuestas, observamos muchas veces la contaminación por la microbiota intrahospitalaria resultante de la manipulación peri o posoperatoria. La clasificación de Gustillo(13) jerarquiza las fracturas expuestas llevando en consideración la gravedad de la herida, sugiriendo el potencial de infección para cada uno de los grados de fractura, conforme tabla 1. Tabla 1. Clasificación de Gustillo/Anderson para riesgo de infección Tipo de fractura Riesgo de infección Tipo I hasta 2% Tipo II 2-7% Tipo IIIa 7% Tipo IIIb 10-50% Tipo IIIc 25-50% Adaptado de: Gustilo RB, Anderson JT, 1976(13) Los agentes etiológicos que predominan en las infecciones posfracturas expuestas son Staphylococcus aureus y una diversidad de bacilos Gram negativos que cambian de acuerdo a la microbiota hospitalaria local.(2,12,13) Osteomielitis vertebral La columna vertebral es la localización más común de osteomielitis en adultos. La presentación clínica es, muchas veces, indefinida y el diagnóstico puede ser difícil y tardar mucho. Es, en general, de origen hematógena, y la ruta arterial prevalece al plexo venoso de Batson que es responsable por la irrigación de la base de toda la columna.(2,4) Clásicamente esa infección puede involucrar dos vértebras cercanas y un disco intervertebral. Los factores de riesgo incluyen la diabetes mellitus, instrumentación del trato urinario e infección del trato urinario a repetición, prostatitis, infecciones ginecológicas y el uso de drogas ilícitas por vía endovenosa.(7) Otras situaciones menos frecuentes abordadas por la literatura son: laminectomia previa, inoculación directa después de las heridas por armas de fuego o armas blancas e iatrogénicas durante punción lumbar, mielograma y aortografias. En huéspedes inmunocompetentes, S. aureus es la bacteria más identificada, mientras que en usuarios 14 de drogas la Pseudomonas aeruginosa es relatada con especial importancia. Los pacientes en hemodiálisis, en apariencia, presentan riesgo mayor de tal infección, ya sea por bacterias Gram positivas ya sean las Gram negativas.(3,7) Osteomielitis crónica Las osteomielitis crónicas representan un gran problema de salud, tienen una alta morbilidad, aunque con baja mortalidad. Presentan número creciente de casos en todo el mundo, resultado de los traumas de alta energía que generan fracturas y graves lesiones de los tejidos blandos que son factores de riesgo para desarrollo de infecciones con difícil resolución en la fase aguda.(2,3,6,14) Esta infección ocurre en cerca de 5-50% de las fracturas expuestas, menos de 1% de las fracturas cerradas con osteosíntesis y en 5% de los casos de enfermedad hematógena aguda. El principal problema de la infección crónica de hueso es la capacidad de persistencia perdurable de microorganismos patógenos en las trabéculas óseas. El Staphylococcus aureus es el agente más aislado, pero otros organismos, en particular los Gram-negativos y anaerobios, son cada vez más relatados. En un tercio de los casos hay más de un agente involucrado.(1,3,14) Los pacientes con osteomielitis crónica presentan insuficiencia de la inmunidad mediada por célula, de la fagocitosis neutrofílica y de la capacidad de muerte microbiana. La desnutrición crónica, diabetes descompensada y la presencia de otras comorbilidades son frecuentemente asociadas al proceso infeccioso crónico. Algunos factores locales, como alteraciones de la piel y del tejido blando, la presencia de úlceras de presión, ulceraciones crónicas, la falta de irrigación y baja oxigenación de los tejidos, favorecen la cronicidad del proceso. La mayoría de las alteraciones óseas como osteólisis, periostitis y secuestros pueden ser identificados en investigación radiológica simple, pero la extensión de la enfermedad y detalles en relación al secuestro y alteraciones óseas, se obtienen por tomografía computadorizada o resonancia magnética para mejor planeamiento quirúrgico que deberá objetivar el desbridamiento radical de todos los tejidos desvitalizados.(2,14) Sistemas de clasificación de las osteomielitis Las osteomielitis son enfermedades muy heterogéneas en relación à su presentación clínica, fisiopatologías y tratamiento. Aunque sean agrupadas bajo el mismo nombre, las diversas síndromes clínicas que componen esta misma entidad deben ser clasificadas de acuerdo a las características comunes, permitiendo de ese modo la estandarización de conductas y la comparación de desenlaces entre diferentes estudios clínicos.(15) Lima ALLM, et al. • Directrices panamericanas para el tratamiento de las osteomielitis... Tabla 2. Clasificación de las osteomielitis segundo Waldvogel(3) Mecanismo de infección ósea Características Hematógena Secundaria al transporte bacteriano por la sangre. Mayoría de las infecciones en niños Por contigüidad Inoculación bacteriana por medio de un foco adyacente. Ej.: Osteomielitis postraumáticas, infecciones de prótesis Asociada a insuficiencia vascular Infecciones en pacientes con pies diabéticos, hanseníasis, insuficiencia vascular periférica Tiempo de infección Características Aguda Episodios iniciales de osteomielitis. Edema, formación de pus, congestión vascular, trombosis de pequeños vasos Crónica Recidivas de casos agudos. Grandes áreas de isquemia, necrosis y secuestro óseo Adaptado de: Waldvogel FA, Medoff G, Swartz MN: Osteomyelitis: a review of clinical features, therapeutic considerations and unusual aspects: N Engl J Med. 1970;282(4):198-206. Una clasificación ideal de las osteomielitis debe considerar los más distintos aspectos que influencian sus fisiopatologías, abordando las diversas etiologías posibles, los parámetros de evolución temporal, tener buena correlación con datos de anatomía patológica y enlazar propuestas de tratamiento a cada estadio de clasificación.(16) En la práctica, con todo, ninguna de las clasificaciones existentes es universalmente aceptada. Diversos sistemas de clasificación están descritos en la literatura médica y la adopción de cualquier de ellos deberá estar adecuada a las particularidades de cada centro de tratamiento. Nuevas clasificaciones han sido recientemente descritas,(17) pero necesitan de más datos de estudios clínicos para que puedan ser adoptadas. De manera general, son adoptadas la clasificación de Waldvogel(4) por su mayor aplicabilidad clínica y la clasificación de Cierny y Mader(18) por sus propuestas de tratamiento quirúrgico bien definidas. Clasificación de Waldvogel Esta clasificación fue descrita en 1970 y aún es el sistema más importante y más utilizado en los estudios clínicos. Este autor divide las osteomielitis de acuerdo con sus fisiopatologías y de acuerdo con el tiempo de evolución de la infección. Basado en las fisiopatologías, las infecciones son clasificadas en tres grupos (tabla 2): • Osteomielitis hematógena; • Osteomielitis secundaria a un foco de infección contiguo; y • Osteomielitis asociada a insuficiencia vascular periférica. Basado en el tiempo de evolución, las infecciones son clasificadas en: • Osteomielitis agudas (episodios iniciales) y • Osteomielitis crónicas (recurrencias). El autor no determina un tiempo de evolución que separe los casos crónicos de los casos agudos. Las osteomielitis hematógena ocurren más frecuentemente en niños y en adultos mayores afectando a los primeros en huesos largos y a los adultos en la columna vertebral. En la osteomielitis secundaria a un foco de infección contigua, el hueso se infecta de un foco contaminado por una fuente externa: trauma penetrante, fractura expuesta o cirugía del hueso. La infección ósea del pie diabético es el ejemplo más claro de osteomielitis asociada a insuficiencia vascular.(19) Clasificación de Cierny y Mader La clasificación de Cierny y Mader fue descrita en 1984 en la tentativa de abordar otros factores que influencian la evolución de las osteomielitis y que no habían sido contemplados en las clasificaciones anteriores. Divide las osteomielitis de acuerdo con la anatomía del hueso y con factores fisiológicos del huésped (tabla 3). Los autores describen cuatro estadios anatómicos de acuerdo con afectación ósea encontrada y tres tipos de huésped, a depender de las condiciones clínicas del paciente. Fue elaborada teniendo en cuenta principalmente la infección en huesos largos. En relación a la anatomía, el tipo I define a las osteomielitis como medulares, típica de infección en sitio quirúrgico después del implante de barras intramedulares, usadas en el tratamiento de fracturas y corrección de deformidades. Su tratamiento involucra la retirada de la barra, fresaje del canal medular, lavaje exhaustivo y colocación de nueva barra. En las osteomielitis tipo II, la infección se restringe a porción limitada de cortical ósea, contigua o área de fallo de cobertura de tejidos blandos. Suele ser desencadenada por procesos traumáticos como fracturas expuestas o por úlceras de decúbito en pacientes postrados. El abordaje involucra desbridamiento local y técnicas de cobertura miofásciocutánea, a través de colgajos quirúrgicos o microquirúrgicos. En el tipo III, la infección afecta todo el espesor de un segmento óseo, incluyendo región cortical y medular, con lo cual es necesario resección amplia para remoción de todo tejido necrótico infectado. Cuando, luego del desbridamiento, la región se vuelve mecánicamente inestable y son necesarios procedimientos de reconstrucción esquelética, la clasificación pasa a ser del tipo IV. En este caso, procedimientos como transporte óseo o injerto vascularizado óseo (de fíbula o costilla) son utilizados.(20) 15 Rev Panam Infectol 2013;15(1 Supl 1):S13-16. Tabla 3. Clasificación de las osteomielitis segundo Cierny y Mader(18) Estadio anatómico Características 1 – Medular Infección restricta a medula ósea 2 – Superficial Infección restricta a cortical ósea 3 – Localizada Infección con márgenes bien definidas y estabilidad ósea preservada 4 – Difusa Infección acometiendo toda la circunferencia ósea, con inestabilidad antes o después del desbridamiento Clasificación del huésped Características A – Huésped normal Paciente sin comorbilidades Bl – Comprometimiento local Tabaquismo, linfedema crónica, estasis venosa, arteritis, grandes cicatrices, fibrosis por radioterapia Bs – Comprometimiento sistémico Diabetes mellitus, desnutrición, insuficiencia renal o hepática, hipoxemia crónica, neoplasias, extremos de edad C – Condiciones clínicas precarias Tratamiento quirúrgico será más mórbido que la misma osteomielitis Adaptado de: Cierny G, Mader JT, Penninck JJ. A clinical stage system for adult osteomyelitis. Contemp Orthop. 1985;10:17-37. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Figura 1. Estadios anatómicos de las osteomielitis de los huesos largos medular, superficial, localizada, difusa.(20) (Adaptado de: Forsberg JA, Potter BK, Cierny III G, Webb L. Diagnosis and management of chronic infection. J Am Acad Orthop Surg 2011;19 Suppl 1:S8-S19) 11. 12. 13. La clasificación de Cierny y Mader asimismo permite adecuar el tratamiento quirúrgico a las condiciones locales y generales del paciente. De este modo, en situaciones de comorbilidades graves, es posible optar por tratamientos menos agresivos, aunque paliativos, como desbridamiento local y uso dilatado de antibióticos en baja dosis, al revés de procedimientos quirúrgicos de alta complejidad y riesgo.(21) 1. 2. 3. Referencias Esterhai JL Jr, Rao N. The epidemiology of musculoskeletal infections IN Cierny G III, McLaren AC, Wongworawat MD. Orthopaedic knowledge update musculoskeletal infection. Rosemont: American Academy of Orthopaedic Surgeons 2009. 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