ECOGRAFÍA EN LA HIPERTENSIÓN GESTACIONAL AUTORES: Malde Conde, Fco. Javier, Góngora Rodríguez, Javier, Carrillo Badillo, M. Paz. INTRODUCCIÓN. La incidencia de la hipertensión en el embarazo se ha incrementado en los últimos años, desde el 0.9 % en los años 1995-1996 al 1.5% en los años 2007-2008, incremento en parte explicado por ser mayor la edad materna y mayor obesidad por parte de las embarazadas1. La hipertensión crónica es un factor de riesgo para el desarrollo de complicaciones durante el embarazo, tanto maternas (pre-eclampsia o eclampsia sobreañadida, fallo renal agudo, edema pulmonar, cesárea, desprendimiento de placenta, miocardiopatía periparto o muerte) como fetales y neonatales (restricción del crecimiento fetal, parto pretérmino, necesidad de cuidados intensivos fetales y muerte fetal). La ecografía tiene un papel fundamental en el seguimiento de las gestantes con trastornos hipertensivos, para identificar fetos sanos o aquellos que empiezan a afectarse por insuficiencia placentaria, estableciendo así el seguimiento adecuado y la finalización del embarazo en el momento más óptimo, intentando disminuir la morbilidad y mortalidad fetal asociada. ECOGRAFÍA EN LA HIPERTENSIÓN GESTACIONAL. 1. Primer trimestre Cada vez es mayor la importancia de la ecografía en el primer trimestre del embarazo, pues es el momento ideal para una correcta datación del embarazo y para establecer el riesgo de un embarazo. Hoy día no deberíamos establecer el riesgo de desarrollar una preeclampsia exclusivamente en los antecedentes personales de la embarazada (edad, paridad, obesidad y antecedentes de hipertensión en embarazos previos), pues sólo identificaríamos al 20% de las que desarrollarían una pre-eclampsia. Ya se sabe que si a esto añadimos que las mujeres con mayor riesgo de desarrollar trastornos hipertensivos; en la ecografía de la semana 11-13 presentan un incremento de la tensión arterial por encima de la media y un índice de pulsatilidad de la arteria uterina elevado, junto con un descenso en sangre materna de los niveles de PAPP-A y del factor de crecimiento placentario (PIGF), con su determinación en este primer trimestre se podría alcanzar una tasa de detección de los trastornos hipertensivos del 90% con una tasa de falsos positivos del 5%2. 2. Ecografía de anomalías No debe diferir de la ecografía morfológica que realizamos a cualquier embarazada entre las semanas 20 y 22 del embarazo, haciendo especial hincapié en la importancia del estudio Doppler para la medición del índice de pulsatilidad de las arterias uterinas; pues en función al mismo se va a establecer el riesgo de desarrollar algún trastorno hipertensivo y el seguimiento de estas pacientes3. Si la paciente tiene uterinas normales en segundo trimestre (21-22 semanas), requiere control ecográfico de crecimiento fetal a las 28, 32 y 36 semanas. Si la paciente tiene uterinas patológicas en segundo trimestre requiere control a las 24, 28, 32 y 36 semanas. Se debe hacer especial mención a la toma de medicación para control de la tensión arterial y su posible repercusión en el desarrollo fetal. Beta-bloqueantes: en el primer trimestre en alguna ocasión se han relacionado con defectos cardíacos fetales, labio y paladar hendido, defectos del tubo neural IECAs: totalmente contraindicados por asociarse a importantes anomalías renales y cardíacas fetales 3. Ecografía de crecimiento fetal En qué consiste la ecografía de crecimiento fetal: Tamaño y crecimiento fetal. Una vez conocida con precisión la edad gestacional, el siguiente paso es la estimación del peso fetal. Existen varias fórmulas de regresión múltiple para estimar el peso a partir de las biometrías fetales: las que incluyen medidas cefálicas, abdominales y la longitud del fémur son las que permiten una óptima estimación. El cálculo del peso fetal deriva de la morfometria fetal, y se basa en la asunción de la existencia de una relación constante y reproducible entre distintos parámetros fetales seleccionados. Se recomienda un intervalo de dos semanas en la comparación de los parámetros de crecimiento porque la comparación a intervalos más cortos imposibilita la valoración de los cambios debido a los errores de medición. Las estimaciones seriadas, realizadas a intervalos quincenales, suelen dar origen a uno de los siguientes patrones: la velocidad de crecimiento es paralela a la curva de distribución normal, pero pertenece por debajo del percentil 10; en tales fetos es más probable el diagnóstico de feto pequeño normal. Estos fetos en ausencia de signos de compromiso fetal, requieren una evaluación quincenal para confirmar que la velocidad de crecimiento fetal sigue siendo normal; y por tanto tienen un pronóstico perinatal bueno. El segundo patrón es una velocidad de crecimiento aplanada, en la cual los exámenes a intervalos revelan una disminución de la velocidad de crecimiento esperada. Son fetos que requieren una monitorización intensa de las condiciones fetales4, 5. El tamaño fetal se valora mediante la medición de la cabeza, abdomen y extremidades fetales. • Tamaño cefálico: diámetro biparietal (DBP), diámetro occipito-frontal (DOF), circunferencia cefálica (CC), diámetro transverso del cerebelo (DTC). • Tamaño corporal: circunferencia abdominal (CA). • Tamaño esquelético: longitud femoral (LF), longitud del húmero (LH). • Peso fetal estimado (PFE): cálculo basado en el tamaño cefálico, corporal y esquelético. Cuando existe un crecimiento intrauterino retardado se distinguen dos tipos, simétrico y asimétrico, basados en la proporción cefaloabdominal (CC/CA, DTC/CA), proporción cefalofemoral (CC/LF) y proporción abdominofemoral (CA/LF). En los casos debido a insuficiencia placentaria, como ocurre en los trastornos hipertensivos del embarazo, los CIR tipo asimétrico se deben a una restricción de crecimiento fetal a expensas de un cociente CC/CA elevado, mientras que en los CIR tipo simétrico el cociente CC/CA es normal. La circunferencia abdominal se comporta como mejor parámetro individual para medir el estatus nutricional fetal. Líquido amniótico. Su valoración se realiza normalmente de manera subjetiva. Cuantitativamente, se define por la medición única de la mayor distancia vertical de la mayor bolsa de líquido amniótico libre de partes fetales (diámetro de la bolsa mayor) o por el índice de líquido amniótico, que es la suma de de las mayores mediciones verticales en los cuatro cuadrantes del útero. En aquellas situaciones en las que se establece una insuficiencia placentaria en el contexto de los trastornos hipertensivos del embarazo, se puede producir una disminución del volumen de líquido amniótico (oligoamnios), a expensas de la adaptación fetal a una situación de insuficiencia placentaria que ocasiona una redistribución de la circulación fetal con disminución de la circulación en territorio renal, con oliguria fetal. El diagnóstico normalmente se realiza de forma subjetiva por la ausencia de la ventana acústica que el líquido amniótico ofrece en condiciones normales y por la postura flexionada fetal debido a la falta de movimientos. Los criterios cuantitativos son: diámetro de la bolsa mayor menor de 2 cm o un índice de líquido amniótico por debajo del percentil 5 para la normalidad. Estudio Doppler. Permite evaluar la circulación útero-placentaria y fetal mediante la valoración Doppler de diferentes vasos. En aquellas situaciones en las que se desarrolla preeclampsia e insuficiencia placentaria, puede haber compromiso de la circulación fetal, que se refleja en la alteración del Doppler en los vasos de ambos territorios vasculares. Circulación útero-placentaria: mediante el estudio Doppler de las arterias uterinas (compartimento materno) y umbilicales (compartimento fetal). En condiciones normales, con el avance de la gestación las arterias uterinas sufren un aumento del flujo diastólico con pérdida del notch protodiastólico; aparición de flujo telediastólico en las arterias umbilicales y disminución en el índice de pulsatilidad en ambos vasos. En situaciones de preeclampsia en las que se ha desarrollado una placentación anormal, los hallazgos que pueden manifestarse son: • Alteración en la invasión trofoblástica de las arterias espirales que se refleja en un aumento en los índices de pulsatilidad y persistencia del notch o escotadura en las arterias uterinas. • Como resultado de una vascularización vellosa anormal observamos un trazo anormal de las arterias umbilicales dependiendo del grado de alteración vascular: una alteración del 30% se refleja en un incremento en los índices de pulsatilidad; si es del 50% aparece un flujo telediastólico ausente; y si aumenta a un 70% da como resultado flujo telediastólico reverso6. Redistribución del flujo sanguíneo fetal. Cuando hay una situación de hipoxemia fetal, se produce un aumento del flujo sanguíneo hacia el cerebro, miocardio y glándulas suprarrenales, a expensas de disminuir la perfusión sanguínea en las extremidades inferiores, riñones y tracto gastrointestinal. Los valores IP de la arteria umbilical o aorta torácica están aumentados, mientras que en la arteria cerebral media está disminuido. Así, el cociente de IP la arteria umbilical o aorta torácica con respecto a la cerebral media aumenta en estos casos, considerándose una redistribución vascular cuando supera el percentil 951. La respuesta circulatoria fetal a una insuficiencia placentaria puede ser precoz o tardía en función al grado de compromiso fetal. Al elevarse la resistencia vascular a nivel de la placenta ocasiona una mayor postcarga en el ventrículo derecho, lo que produce un aumento relativo del gasto cardiaco izquierdo, que queda de manifiesto por un descenso de las resistencias vasculares a nivel cerebral y de arteria umbilical. Además, la circulación sanguínea a nivel cerebral mejora durante los períodos de hipoxemia por un descenso de la resistencia al flujo sanguíneo; cuyo resultado es un descenso de los índices Doppler de los vasos cerebrales3,7. Los fetos que manifiestan estos cambios tempranos en el Doppler tienen mayor riesgo de hipoxemia, sin embargo, el pH suele mantenerse en rangos de normalidad. Los cambios Doppler tardíos generalmente conllevan mayor deterioro metabólico en el feto. Aumento en los índices Doppler venosos son característicos de un importante deterioro circulatorio puesto que evidencian la incapacidad del corazón para adaptarse al retorno venoso8,9. La onda de velocidad de flujo venosa característicamente es trifásica, contiene dos picos (sistólico y diastólico, ondas S y D). El aumento repentino de presión en aurícula derecha por su contracción al final de la diástole produce una cantidad variable de flujo reverso que produce una segunda caída tras la onda D (onda a). En casos extremos, las ondas de presión de la contracción auricular son transmitidas hasta la vena umbilical dando lugar a un flujo pulsatil. Si el deterioro cardiaco es mayor puede ocurrir una insuficiencia tricuspidea con deceleraciones tardías cardiacas que producirían al final la muerte fetal10. SEGUIMIENTO ECOGRÁFICO EN LA GESTANTE HIPERTENSA. En general, la conducta a seguir en estas gestantes es conservadora9. Se puede permitir el control ambulatorio siempre que se cuenten con los mecanismos asistenciales adecuados que garanticen un control frecuente de la paciente. Se estima que el beneficio para la supervivencia neonatal es de un 2% más por cada día intrautero hasta la semana 29 de embarazo6. En lo que respecta al control ecográfico fetal, no existe un consenso firme acerca de la frecuencia a realizar, pues esto dependerá de las condiciones clínicas que presente la gestante, y de la normalidad de la ecografía. La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, en su protocolo de Trastornos Hipertensivos del Embarazo9, recomienda realizar: • Ecografía de valoración del crecimiento fetal y volumen de líquido amniótico. La cadencia de realización dependerá de la gravedad (grado de recomendación A). • Doppler umbilical (grado de recomendación A). • Doppler fetal y uterino (grado de recomendación C). La preeclampsia es una de las indicaciones para su realización, sobre todo en los casos asociados a CIR. Sin embargo, su valor aún no ha sido totalmente clarificado. Así, todas las gestantes con hipertensión deben ser exploradas mediante ecografía para valorar el crecimiento fetal intrauterino, aunque no están claros cuáles son los parámetros o conjunto de parámetros ecográficos más adecuados para realizar una vigilancia fetal adecuada. La guía NICE sobre el manejo de los trastornos hipertensivos en el embarazo, destaca en el seguimiento ecográfico2: • En pacientes con hipertensión crónica, se recomienda realizar ecografía para confirmar crecimiento fetal adecuado, volumen de líquido amniótico y Doppler de arteria umbilical entre las 28-30 y las 32-34 semanas de gestación. Si la ecografía es normal, no repetir hasta después de las 34 semanas de gestación, salvo que clínicamente esté indicado. • En pacientes con hipertensión gestacional leve – moderada diagnosticada antes de las 34 semanas de gestación, se recomienda realizar ecografía para confirmar crecimiento fetal adecuado, volumen de líquido amniótico y Doppler de arteria umbilical. Si la prueba es normal, no repetir hasta después de las 34 semanas de gestación, salvo que clínicamente esté indicado. • En pacientes con hipertensión gestacional severa o preeclampsia sin indicación de finalización del embarazo inmediata, se recomienda realizar ecografía para confirmar crecimiento fetal adecuado, volumen de líquido amniótico y Doppler de arteria umbilical al diagnóstico. Si la prueba es normal, se recomienda una ecografía cada dos semanas. El American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG)3 recomienda en las pacientes con preeclampsia sin criterios de gravedad, o con hipertensión crónica, realizar ecografía para comprobar el estado fetal. Si se evidencia restricción del crecimiento, será necesario realizar al menos Doppler de arteria umbilical para valorar el flujo fetoplacentario. BIBLIOGRAFÍA 1 Solomon C, Greene M. Control of hypertension in pregnancy- if some is good, Is more worse? 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Management of hypertensive disorders during pregnancy: summary of NICE guidance. BMJ. 2010;341:c2207. 11 Roberts JM, August PA, Bakris G et al. Hypertension in pregnancy. Report of the American College of Obstetricians and Gynecologists’ Task Force on Hypertension in Pregnancy. Obstet Gynecol. 2013;122:1122-1131.