REVISIÓN Zinc y epilepsia: ¿existe una relación causal? C.B. Moreno, A.M. Gutiérrez-Álvarez, R.E. González-Reyes ZINC AND EPILEPSY: IS THERE A CAUSAL RELATION BETWEEN THEM? Summary. Introduction. Zinc is a fundamental trace element for an adequate nervous system function. It has been suggested that in the brain, a zinc homeostasis alteration may be associated with the genesis of epilepsy, although it is not yet determined if concentrations of zinc are a cause or a consequence of seizures. Another poorly studied aspect is the relationship between antiepileptic drugs and the neuronal zinc behaviour. Development. We perform a systematic review of the literature to evaluate the role that zinc plays in epilepsy as well as the antiepileptic effect of zinc concentrations. Databases such as MEDLINE, EMBASE, SCISEARCH and LILACS were consulted from January 1974 to July 2005. All articles published in English and Spanish were considered. A manual review of the references present in each article was done in order to identify the articles that the electronic search may have not found itself. The title and abstract of the potential articles were analyzed before asking for the complete article. However, articles that seemed ambiguous were completely analyzed later to establish their relevance. Conclusions. Clinical research in epilepsy presented contradictory results. In fact, the reviewed studies, both animal and human, did not give enough evidence to determine if organic zinc variations are directly related to epilepsy. Most of them gave not statistically significant results. [REV NEUROL 2006; 42: 754-9] Key words. Academic review. Anticonvulsants. Epilepsy. Evidence-based medicine. Trace elements. Zinc. INTRODUCCIÓN El zinc es un oligoelemento esencial, fundamental para la composición de cerca de 90 enzimas en el organismo humano [1], y participa en numerosos procesos fisiológicos. Además, en el sistema nervioso es una señal iónica y, al igual que el calcio, puede ser nocivo cuando sus niveles orgánicos son elevados; por este motivo, en la actualidad existe un gran interés para investigar su participación en diversas patologías. Su conocimiento en biología parte de la descripción de Raulin [2] en 1889, quien demostró que era necesario para el crecimiento de Aspergillus niger. En 1939 se sugirió por primera vez que la deficiencia de zinc podría contribuir a las manifestaciones clínicas de enfermedades tales como el beri-beri [3]. En 1960 se describió un síndrome de deficiencia de zinc en adolescentes desnutridos en Egipto y en Irán [4]. A partir de este estudio se ha vinculado la deficiencia de zinc con otras patologías como la acrodermatitis enteropática [5] y una forma de enanismo [6]. En 1975, Henkin et al [7] describieron un síndrome por pérdida aguda de zinc caracterizado por varias alteraciones neurológicas. En 1955, Maske descubrió que el zinc podía teñirse en el cerebro. Turner McLardy determinó que el zinc teñido se encontraba en las sinapsis y, posteriormente, Finn-Mogens Haug [8] mostró que este pool de zinc teñible se localizaba exclusivamente en la región de las vesículas presinápticas de las terminales sinápticas. Hoy se sabe que en el cerebro todas las neuronas que contienen zinc vesicular son glutamatérgicas, pero no todas las neuronas glutamatérgicas contienen zinc [9]. Las neuronas que contienen zinc detectable histoquímicamente son especialmente abundantes en la formación hipocámpica y en la corteza Aceptado tras revisión externa: 02.11.05. Grupo de Investigación en Neurociencias (NEUROS). Facultad de Medicina. Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Bogotá, Colombia. Correspondencia: Dra. Ángela María Gutiérrez Álvarez. Oficina de Investigaciones. Facultad de Medicina. Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Calle 63D, n.º 24-31. Bogotá, Colombia. E-mail: amgutier@urosario.edu.co © 2006, REVISTA DE NEUROLOGÍA 754 cerebral. La coloración más intensa se encuentra en las fibras musgosas, que del giro dentado llegan a la región CA3 del hipocampo [10,11]. Colvin et al [12] plantean que en las neuronas hay tres vías para la entrada y salida del zinc: – Liberación presináptica, junto con glutamato, cuando las vesículas sinápticas liberan sus contenidos en la hendidura sináptica. – Canales de calcio dependientes de voltaje tipo L y canales de glutamato (N-metil-D-aspartato, NMDA), que proveen una ruta de entrada cuando las células se despolarizan y por consiguiente serían responsables de la excitotoxicidad por zinc. – Transportador de membrana celular potencialmente presente en todas las neuronas importante para la homeostasis del zinc celular. El zinc puede liberarse desde las vesículas sinápticas en concentraciones que llegan hasta 100-300 μM durante la actividad neuronal [13], y es un modulador endógeno de receptores de glutamato (ácido α-amino-3-hidroxi-5-metil-4-isoxazolpropiónico, AMPA, y NMDA) y de ácido γ-aminobutírico (GABA) [14,15]. Para la regulación del zinc en las neuronas se han identificado tres proteínas específicas transportadoras de este elemento: ZnT-1, ZnT-2, ZnT-3. ZnT-1 se localiza en las membranas plasmáticas y facilita la salida del zinc de las células. ZnT-2 facilita su acumulación en las vesículas endosomales y confiere resistencia a la toxicidad por zinc. ZnT-3 facilita su captación en las vesículas de los terminales axónicos de las fibras musgosas glutamatérgicas [16-18]. El funcionamiento neuronal está regulado por una compleja interacción de sistemas de neurotransmisores excitatorios e inhibitorios, la composición iónica del medio y las estructuras endoteliocapilares del cerebro. También, algunos oligoelementos, como el selenio y el zinc, están involucrados en el metabolismo energético y la homeostasis de los neurotransmisores del sistema nervioso central [9,19-21]. Varios investigadores [22-24] han enfatizado que la alteración de la homeostasis del zinc en el cerebro puede estar asociada con la etiología y la manifestación de las crisis epilépticas. REV NEUROL 2006; 42 (12): 754-759 ZINC Y EPILEPSIA Existe la posibilidad de que las concentraciones cerebrales de zinc varíen como respuesta ante las convulsiones y que estas crisis epilépticas afecten tanto a la captación como a la eliminación de zinc en las neuronas cerebrales. Por otra parte, se ha propuesto que la alteración del metabolismo del zinc podría estar implicada en la génesis de la epilepsia. El conocimiento sobre la relación entre la epilepsia y los anticonvulsionantes junto con los elementos traza y radicales libres/sistema antioxidante también es pobre y controvertido. Por tanto, en este estudio se pretende evaluar el papel que desempeña el zinc en la epilepsia, así como el efecto de los anticonvulsionantes sobre las concentraciones de este elemento. METODOLOGÍA Para la búsqueda de la evidencia se tuvo en cuenta que las fuentes más útiles y de mayor solidez científica son las revisiones sistemáticas previas, por lo que se procedió a consultar The Cochrane Library Oxford: update software, 1999 No.(1-4)-2004 No(.2) trimestral. En esta primera aproximación no se encontró ninguna revisión sistemática ni metaanálisis sobre la epilepsia y los oligoelementos. Se revisaron las bases de datos MEDLINE, EMBASE, SCISEARCH y LILACS para cubrir las publicaciones entre enero de 1974 (cuando se dan los primeros artículos de Barbeau y Donaldson sobre el tema en Archives of Neurology) y julio de 2005, con los siguientes términos MeSH (medical subject headings): anticonvulsants, zinc, trace elements, drug effects, epilepsy, metabolism, seizures, nervous system physiology, brain, physiology and synaptic transmission. Se seleccionaron todos los artículos seleccionados publicados en inglés y en español, y según el resumen de aquellos publicados en otros idiomas, se decidió si eran pertinentes para hacer la solicitud del artículo completo. Posteriormente se revisaron los artículos relacionados disponibles que la búsqueda inicial proporcionó y se hizo una revisión manual de las referencias presentadas en cada uno de esos artículos para reconocer aquellos que la búsqueda electrónica no hubiese identificado. Se consultaron en forma manual las siguientes publicaciones: New England Journal of Medicine, Journal of the American Medical Association, Annals of Internal Medicine, British Medical Journal, Archives of Internal Medicine, The Lancet, Neurology, Epilepsia, Revista de Neurología y Annual Reviews of Biochemistry, Physiology, and Neurosciences, para buscar potenciales artículos relevantes para el tema. El título y el resumen de estos artículos fueron primero analizados antes de solicitar el artículo completo. Sin embargo, los artículos que en principio eran ambiguos en el título y en el resumen también fueron analizados en su totalidad. Para localizar estudios no publicados, se consultó el Health Services Research Projects in Progress, sin encontrar estudios del tema de interés. DESARROLLO El zinc es el segundo oligoelemento más abundante en el organismo y es un nutriente esencial. Los niveles normales de zinc en suero varían según la técnica empleada para su medición, pero se ha establecido un rango que se encuentra en 60-120 μg/dL para adultos y 72-157 μg/dL para niños; sin embargo estos niveles plasmáticos no son estables pues varían en períodos de es- REV NEUROL 2006; (12): 754-759 trés, tales como cirugía, traumatismo o inflamación, por la acción del mediador endógeno leucocitario (conocido en la actualidad como IL-1), que es liberado por fagocitos activados e incrementa la captación hepática del zinc, así como la síntesis de proteínas de fase aguda [25,26]. La concentración plasmática de zinc es aproximadamente el 1% del zinc corporal total y su medición no es una guía fiable. El zinc en plasma está casi en su totalidad ligado a proteínas plasmáticas: albúmina (50%), macroglobulina-α2 (40%) y transferrina, y a aminoácidos (5%) [27]. Una baja concentración plasmática de zinc es casi con certeza debida a un cambio en uno de estos portadores de zinc. En el interior de las células, del 30 al 40% del zinc se encuentra en el núcleo, donde tiene como función principal la estabilización del ADN y la cromatina; el 50% en el citoplasma, donde forma parte como elemento estructural o catalítico de más de 300 enzimas; y el resto se distribuye en la membrana plasmática y en otras estructuras asociadas [28]. En general, en la célula, tanto en el núcleo como en el citoplasma, el zinc tiene un efecto antagónico al del calcio [29]. El zinc extracelular, por su parte, participa en varios procesos fisiológicos, como el reconocimiento antígeno-anticuerpo y la interacción con proteínas mediadoras de la adhesión intercelular [30]. En el cerebro, cerca del 90% del zinc total se encuentra ligado a proteínas (zincproteínas) y el resto se encuentra en las vesículas sinápticas en las neuronas glutamatérgicas [31] o en otras regiones, principalmente en el hipocampo, la corteza cerebral y la amígdala, donde se ha podido detectar mediante técnicas histoquímicas [32,33]. Estudios en animales Se ha planteado que el zinc podría actuar como un anticonvulsionante o proconvulsionante dado su papel neuromodulador, que le permite ejercer efectos inhibitorios o estimular la actividad neuronal [34]. Donaldson et al [35] y Barbeau et al [36] produjeron en ratones convulsiones tanto clónicas como tónicas al inyectar dosis elevadas de zinc intraventricular. Pei et al [37] desarrollaron un modelo experimental de epilepsia en conejos mediante la inyección intracerebral de sulfato de zinc. Estudios en ratones EL, mutantes epilépticos, han mostrado que la susceptibilidad a las convulsiones disminuye con un incremento de zinc en la dieta y aumenta cuando hay un déficit de zinc [19,38,39]. Cole et al [34] demostraron que los ratones a los que se les suprimió el gen que codifica el transportador de zinc ZnT3 (ZnT3-/-) eran mucho más susceptibles a convulsiones límbicas producidas por el ácido kaínico que los controles. Es posible que las concentraciones de zinc en el cerebro tengan una respuesta ante las convulsiones y que estas crisis epilépticas afecten tanto a la captación como a la eliminación de zinc por el cerebro. Se ha observado la disminución de las concentraciones de zinc en el cerebro en ratones epilépticos después de inyectarles 65ZnCl2 [40]. Takeda et al [41] produjeron crisis mioclónicas en ratones mediante la inyección de kainato intraperitoneal y observaron que las concentraciones de zinc en la corteza frontal, en la CA1 hipocampal, en el tálamo y en el hipotálamo fueron significativamente más bajas con el tratamiento con kainato en comparación con el grupo control. Esto sugiere que la eliminación de zinc por el cerebro del ratón se incrementa por las crisis inducidas por kainato. Recientemente, se ha encontrado que las concentraciones de zinc en la amígdala, la corteza cerebral y el hipocampo están significativamente disminuidas con el tratamiento con kainato, pero no en el cerebelo [42]. 755 C.B. MORENO, ET AL Tabla. Estudios incluidos. Autores Número de sujetos Concentración (mg/dL) Significación (p) Davidson et al, 1988 [44] 19 pacientes y 20 controles Controles: 1,079 ± 0,219 (hombres; 1,021 ± 0,151; mujeres: 1,113 ± 0,242) No tratados: 1,250 ± 0,231 (hombres: 1,387 ± 0,287; mujeres: 1,264 ± 0,254; la diferencia en mujeres no es significativa) < 0,05 Hamed et al, 2004 [45] 70 pacientes (55 con tratamiento, 15 sin tratamiento) y 14 controles Controles: 0,85 ± 0,19 No tratados: 0,74 ± 0,17 Tratados: 0,92 ± 0,26; VPA: 1,16 ± 0,35; CBZ: 0,82 ± 0,05; politerapia: 1,01 ± 0,28 < 0,05 Hurd et al, 1984 [46] 6 pacientes y 9 controles Controles: 1,38 ± 0,09 VPA: 1,50 ± 0,10 NS Kaji et al, 1992 [47] 61 pacientes y 23 controles Controles: 0,882 ± 0,13 VPA: 0,892 ± 0,11; VPA y otros: 0,907 ± 0,19; otros: 0,895 ± 0,12 NS Kurekci et al, 1995 [48] 39 pacientes y 20 controles Controles: 0,34 ± 0,1 VPA: 0,37 ± 0,07; CBZ: 0,35 ± 0,06 NS Graf et al, 1998 [49] 50 pacientes (15 con efectos adversos, 35 sin efectos adversos) y 50 controles Controles: 0,99 ± 0,23 Con efectos adversos: 0,84 ± 0,32; sin efectos adversos: 1,07 ± 0,25 < 0,05 Verrotti et al, 2002 [50] 36 pacientes y 40 controles Controles: basal: 0,349 ± 0,13; al año: 0,35 ± 0,12 VPA: basal: 0,34 ± 0,1; al año: 0,34 ± 0,12 CBZ: basal: 0,33 ± 0,11; al año: 0,34 ± 0,1 NS Ilhan et al, 2004 [51] 31 pacientes y 19 controles Controles: 2,1 Tratados: 1,7 NS Ulvi et al, 2002 [52] 27 pacientes y 29 controles En pelo: controles: 1,76 ± 0,43; tratados: 1,21 ± 0,45 En suero: controles: 1,86 ± 0,83; tratados: 1,54 ± 0,79 < 0,01 para pelo NS para suero Armutcu et al, 2004 [53] 59 con epilepsia y 31 sanos En suero: Controles: 2,33 ± 0,26; tratados: 1,72 ± 0,13 En hombres: 1,62 ± 0,11; controles: 2,7 ± 0,44 En mujeres: 1,84 ± 0,28; controles: 1,9 ± 0,23 En uñas no hubo diferencias: En hombres: 257,3 ± 33,3; controles: 230,2 ± 36,4 En mujeres: 262,8 ± 38,7; controles: 263,2 ± 37 < 0,02 VPA: ácido valproico; CBZ: carbamacepina; NS: no significativo El zinc en el cerebro es básicamente un oligoelemento que inhibe los receptores tanto inhibitorios como excitatorios, por lo cual podría aumentar o disminuir el umbral convulsivo de las neuronas corticales [45]. Como los quelantes de zinc generalmente desencadenan la actividad convulsiva en animales, algunos investigadores opinan que este elemento puede ser en principio un anticonvulsionante endógeno. Estudios en pacientes con epilepsia Hay pocos estudios que hayan medido concentraciones de zinc en pacientes con epilepsia; en esta revisión se identificaron solamente diez estudios (Tabla). Tan sólo dos de ellos incluyeron pacientes que no recibían medicación anticonvulsionante. El estudio de Davidson et al [44] se realizó exclusivamente en 19 pacientes (6 hombres y 13 mujeres) con epilepsia sin tratamiento anticonvulsionante. En ellos se encontraron concentraciones séricas de zinc significativamente superiores a las de los 20 controles sanos (p < 0,05). Además, se encontraron diferencias significativas en los niveles séricos en los hombres con epilepsia con respecto a los controles (p < 0,05), pero no en las mujeres con epilepsia comparadas con las sanas (p > 0,05). Hamed et al [45] estudiaron 70 pacientes (55 con tratamiento y 15 sin tratamiento) y 14 sanos. El grupo tratado se dividió 756 en tres: 34 pacientes con carbamacepina (CBZ), 9 con ácido valproico (VPA) y 12 en politerapia –6 con CBZ y VPA, 4 con CBZ y fenitoína (PHT) y 2 con VPA, CBZ y PHT–. Los resultados mostraron que los pacientes en tratamiento tenían, en promedio, niveles séricos de zinc más altos que los pacientes sin medicación (p < 0,05). No hubo diferencias en los niveles séricos de zinc entre los controles y los pacientes sin medicación. En aquellos pacientes que recibían VPA se encontraron niveles significativamente más altos que en los controles y que en los que recibían solamente CBZ (p < 0,05). El grupo de pacientes con politerapia mostró niveles más bajos que los de CBZ en monoterapia (p < 0,01). Los restantes ocho estudios fueron realizados en pacientes bajo el efecto de medicación anticonvulsionante. Hurd et al [46] estudiaron seis pacientes adultos que recibían VPA en monoterapia y los compararon con nueve sujetos sanos. Los resultados mostraron que los pacientes con epilepsia tenían unos niveles séricos de zinc más elevados que los de los controles, pero esta diferencia no fue significativa. Kaji et al [47] tomaron 61 niños con epilepsia y los dividieron en tres grupos: el primero, de 15 pacientes tratados con VPA en monoterapia; el segundo, 28 pacientes tratados con VPA más otro anticonvulsionante, y el tercero, 18 pacientes con otros anticonvulsionantes diferentes al VPA. Se tomaron 23 controles sanos. Los resultados mostraron REV NEUROL 2006; 42 (12): 754-759 ZINC Y EPILEPSIA que no había diferencias significativas entre ninguno de los grupos. En el estudio de Kurekci et al [48] se estudiaron 39 niños con epilepsia (19 recibían VPA y 20 CBZ en monoterapia) y 20 controles sanos. Los niveles séricos de zinc se encontraron levemente elevados en los pacientes con tratamiento, pero no fueron estadísticamente significativos. Graf et al [49] estudiaron 50 niños con epilepsia que recibían VPA en monoterapia (15 con efectos adversos asociados al tratamiento y 35 sin efectos adversos) y 50 sanos. En el grupo de efectos adversos se encontraron niveles de zinc sérico más bajos que en los grupos de comparación (p < 0,05). Verrotti et al [50] estudiaron 40 adolescentes sanos y 36 pacientes antes y después de la terapia con diferentes anticonvulsionantes (22 con VPA y 14 con CBZ en monoterapia). No hubo diferencias en los niveles séricos de zinc al compararse con los controles. Ilhan et al [51] estudiaron 31 pacientes y 19 sanos a quienes midieron los niveles de zinc en suero y en uñas, sin encontrar cambios significativos. El estudio de Ulvi et al [52] se realizó en 27 pacientes adultos y 29 sanos a los que se les midieron concentraciones de zinc en suero y pelo. No encontraron diferencias significativas en las mediciones en suero, pero las mediciones en pelo fueron inferiores en los pacientes con epilepsia (p < 0,001). Armutcu et al [53] midieron niveles de zinc en suero y en uñas en 59 niños con epilepsia tratados con VPA y 31 sanos. Encontraron una disminución significativa en los niveles séricos de zinc de pacientes con epilepsia frente a los controles (p = 0,027), pero no encontraron diferencias significativas en los niveles ungueales de zinc. También encontraron diferencias significativas en los niveles séricos en hombres con epilepsia con respecto a los controles (p = 0,004), pero no en mujeres con epilepsia comparadas con las sanas. CONCLUSIONES El zinc es un oligoelemento fundamental para el adecuado funcionamiento neuronal [43], por lo que se ha postulado que las variaciones en sus niveles orgánicos podrían relacionarse con la génesis de la epilepsia en humanos [54]; sin embargo, en esta revisión, los estudios tanto en animales como en humanos no permiten confirmar esa hipótesis. Los estudios en pacientes con epilepsia muestran resultados contradictorios, ya que algunos encontraron niveles aumentados de zinc en esos pacientes [45], mientras que otros estudios mostraron lo contrario [52,53]. En la mayoría de los estudios las variaciones obtenidas no fueron estadísticamente significativas [46-48]. Los estudios revisados midieron concentraciones de zinc sérico sin discriminar el tipo de fracción medida. Es importante enfatizar que el suero no es un espécimen adecuado para establecer los niveles de elementos traza, pues éstos son muy variables en el transcurso del día e incluso de horas [48]. La medición en suero o plasma no refleja el estado real del zinc a largo plazo en el organismo ni es una guía fiable, pues la concentración en plasma es solamente aproximada al 1% del zinc total [19]. Debido a lo anterior, es necesario utilizar tejidos que tengan un ciclo metabólico del oligoelemento más estable, por lo que algunos estudios han medido los niveles de zinc en tejidos periféricos (pelo y uñas), que son relativamente superiores a los obtenidos en suero [51] y reflejan la acumulación del elemento en períodos prolongados [22,55]. No hay consenso acerca de los valores plasmáticos normales de zinc en humanos. Esto se debe en gran parte a las diversas variable implicadas y también a las técnicas utilizadas para su REV NEUROL 2006; (12): 754-759 medición. Entre las variables descritas que pueden modificar los niveles plasmáticos están la edad, el sexo, la alimentacióndieta y las variaciones circadianas, entre otros. Con respecto a la edad, se considera que en humanos no hay cambios en los niveles plasmáticos de zinc después de los 3 años de edad [45]. Experimentalmente se ha observado en ratas que la concentración de zinc cerebral aumenta después del nacimiento y se mantiene constante en el cerebro adulto [19]. En esta revisión no se encontraron estudios que compararan los niveles plasmáticos en niños frente a los de adultos ni que mencionaran los valores esperados para cada grupo de edad. Tampoco se tuvieron en cuenta el peso ni el índice de masa corporal. Es posible que los valores normales de zinc plasmático sean diferentes entre hombres y mujeres como sugiere el estudio de Armutcu et al [53], quienes encontraron niveles significativamente más bajos en los hombres con epilepsia frente a los del grupo control, pero no así en el grupo de las mujeres. En ninguno de los otros estudios se describe si hay diferencia entre los valores obtenidos en hombres frente a las mujeres. La deprivación de zinc en la dieta produce una disminución del zinc plasmático, sin embargo aún no está claro si esta deprivación pueda afectar a la homeostasis del zinc cerebral [19]. En los estudios revisados no se describe el tipo de dieta recibida. Por otra parte, el estrés crónico, las neoplasias, la cirugía, el traumatismo y la inflamación también se asocian con una disminución de los niveles de zinc [22]. La medición del zinc en tejidos periféricos no es adecuada para evaluar el estado del zinc a nivel neuronal. El zinc sérico no está relacionado con el zinc neuronal; además, la concentración de zinc no es igual en todas las partes del cerebro [45]. Se ha descrito en ratas que la deficiencia de zinc tiene poco efecto sobre su concentración en el cerebro, pero que una alta ingesta de zinc incrementa la concentración cerebral de este oligoelemento [56]. Las variaciones en las concentraciones de zinc en el cerebro están reguladas de forma precisa, especialmente por las barreras sangre-cerebro y sangre-LCR [19], por lo cual los niveles de zinc en suero no se correlacionan con los niveles de zinc cerebrales. Con respecto al efecto de los anticonvulsionantes sobre los niveles séricos de zinc, no se ha establecido si las variaciones del oligoelemento son debidas a la epilepsia o a la acción del medicamento. El anticonvulsionante más investigado ha sido el VPA en monoterapia o combinado con otros, pero los resultados son variables y no permiten sacar conclusiones definitivas. Llama la atención en la bibliografía revisada que muy pocos estudios mencionan la hora de toma de la muestra de suero; esto es importante dado que el pico de concentración sérica de los anticonvulsionantesvaría durante el día según su farmacocinética y en ese momento podría ligar más zinc del plasma como se ha sugerido [48]. Los estudios analizados difieren en cuanto a la metodología empleada para poder establecer el comportamiento del zinc en los pacientes con epilepsia con o sin tratamiento anticonvulsionante. No es posible hacer comparaciones válidas entre los estudios debido a que en algunos de ellos no se especifica el tipo de epilepsia que presentan los pacientes, no se discriminan los sujetos estudiados por sexo, no se menciona el anticonvulsionante recibido ni por cuánto tiempo, ni tampoco hay datos sobre la dosis ni la hora de administración y de toma de la muestra sérica para medir la concentración de zinc. Por otra parte, no se encontraron datos respecto a los niveles de zinc previos al inicio 757 C.B. MORENO, ET AL del tratamiento que hubieran permitido observar si había alteración de los niveles debidos a la epilepsia y no a la medicación. Dadas las observaciones anteriores, se considera importante el desarrollo de futuras investigaciones orientadas a clarificar la relación existentes entre el zinc y la epilepsia. Esos estudios deberán tener en cuenta, además de los aspectos ya mencionados, otros como la dieta y los niveles séricos de medicamento. En la revisión es notorio el mayor interés con VPA, por lo cual resultaría conveniente realizar estudios clínicos con otros anticonvulsionantes. En la actualidad existe una gran limitación para establecer el estado real del zinc cerebral en humanos, por lo que habrá que esperar a que los avances tecnológicos permitan evaluar los niveles de zinc neuronal in vivo para una adecuada aplicación clínica. BIBLIOGRAFÍA 1. Auld DS. Zinc coordination sphere in biochemical zinc sites. Biometals 2001; 14: 271-313. 2. Raulin J. Études chimiques sur la végétation. Annales des Sciences Naturelles Botanique et Biologie Végétale 1869; 11: 93-299. 3. Eggleton WGE. 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Se ha realizado una revisión sistemática de la bibliografía para evaluar el papel que juega el zinc en la epilepsia, así como el efecto de los anticonvulsionantes sobre las concentraciones de zinc. Para ello, se consultaron las bases de datos MEDLINE, EMBASE, SCISEARCH y LILACS entre enero de 1974 y julio de 2005, y se eligieron todos los artículos pertinentes publicados en inglés y español. Se hizo una revisión manual de las referencias presentadas en cada artículo para obtener aquellos artículos que la búsqueda electrónica no identificara. El título y el resumen de los artículos se analizaron antes de solicitar el artículo completo. Sin embargo, para determinar la pertinencia, también se analizaron en su totalidad aquellos artículos que en principio eran ambiguos. Conclusiones. Los estudios tanto en animales como en humanos no permitieron definir si las variaciones de zinc en el organismo están directamente relacionadas con la epilepsia. Los estudios en pacientes con epilepsia mostraron resultados contradictorios. En la mayoría de los estudios las variaciones obtenidas no fueron estadísticamente significativas. [REV NEUROL 2006; 42: 754-9] Palabras clave. Anticonvulsionantes. Epilepsia. Medicina basada en la evidencia. Oligoelementos. Revisión académica. Zinc. ZINCO E EPILEPSIA: EXISTE UMA RELAÇÃO CAUSAL? Resumo. Introdução. O zinco é um oligoelemento fundamental para o adequado funcionamento do sistema nervoso. Sugeriu-se que a alteração da sua homeostase no cérebro pode associar-se com a génese da epilepsia. No entanto, ainda não está definido se as concentrações de zinco cerebral são causa ou consequência das convulsões. Outro aspecto pouco estudado é a relação da medicação anticonvulsivante com o comportamento do zinco neuronal. Desenvolvimento. Realizou-se uma revisão sistemática da bibliografia para avaliar o papel que tem o zinco na epilepsia, assim como o efeito dos anticonvulsivantes sobre as concentrações de zinco. Para isso, consultaram-se as bases de dados MEDLINE, EMBASE, SCISEARCH e LILACS entre Janeiro de 1974 e Julho de 2005, e escolheram-se todos os artigos pertinentes publicados em inglês e espanhol. Fez-se uma revisão manual das referências apresentadas em cada artigo com o fim de obter os artigos que a pesquisa electrónica não identificou. O título e o resumo dos artigos analisaram-se antes de solicitar o artigo completo. Contudo, para determinar a pertinência, também se analisaram, na sua totalidade, os artigos que, em princípio, eram ambíguos. Conclusões. Os estudos tanto em animais como em humanos não permitiram definir se as variações de zinco no organismo estão directamente relacionadas com a epilepsia. Os estudos em doentes com epilepsia mostraram resultados contraditórios. Na maioria dos estudos, as variações obtidas não foram estatisticamente significativas. [REV NEUROL 2006; 42: 754-9] Palavras chave. Anticonvulsivantes. Epilepsia. Medicina baseada na evidência. Oligoelementos. Revisão académica. Zinco. REV NEUROL 2006; (12): 754-759 759