La importancia del material en el sonido de la flauta Si hay un tema controversial, que divide la opinión de músicos, constructores y estudiosos de la física de los instrumentos musicales, es precisamente el de la importancia del material en la calidad del sonido. Hago hincapié en el termino “calidad” y no producción de sonido. Entre los flautistas, está difundida y aceptada casi sin discusión, la idea que una flauta de níquel o alpaca, suena peor que una de plata, ésta a su vez, suena peor que una de oro; las de madera, en los últimos años solo vienen a complicar las cosas. Los constructores y fabricantes, a quienes la ecuación económica les cierra, refuerzan esta creencia. Es curioso y sospechoso que la calidad del sonido aumente a medida que se eleva el precio del material y por ende el de la flauta. Para la ciencia en cambio, el material no influye en absoluto en la calidad del sonido. Esta opinión la lidera el Dr. John Coltman, físico acústico (que actualmente vive en EEUU), que en los años 70 realizo una prueba de doble ciego 1 , que lo llevó a esta conclusión. Respeto tanto la posición de los músicos como la de Coltman y sus seguidores, no necesariamente por coincidir plenamente con su visión. En cambio, la posición de algunos fabricantes y constructores, cuyos objetivos son comerciales. Trataré de especificar qué es lo que en mi opinión sucede con cada caso. Prima Sankyo, en los últimos años desarrolló un tapón de cabeza con resonador en oro 14, 18 y 24k. La firma sostiene que se observan cambios sorprendentes en la sonoridad y la proyección del instrumento cambiando los tapones originales por éstos, y por supuesto, el tapón de 24k responde mejor que el 18k etc. También, claro está, es más caro. Cualquiera que sepa lo que sucede entre el centro de la embocadura y el tapón de la cabeza, firmaría con total tranquilidad, que los cambios de tapón (siempre que éstos estén en perfecto estado), no pueden producir ningún efecto. Los técnicos de Prima Sankyo, están dentro del grupo que sabe exactamente lo que sucede dentro del instrumento. Conclusión, una firma aprovecha su prestigio para venderles espejitos de colores a sus clientes, espejitos caros. 1 Doble ciego, se denomina a una prueba en la que (en este caso), un público evalúa distintos sonidos sin ver de que instrumentos se trata, pero que el ejecutante tampoco sabe sobre que instrumento está ejecutando. Claro que Sankyo no solo hace pie en su prestigio, también lo hace en el desconocimiento que la mayoría de los flautistas tiene sobre el funcionamiento del instrumento. El caso de Sankyo no es el único. En la nota “la escala Cooper un bluff” que compartiré con ustedes en breve, ahondaré sobre este tema. El caso de Coltman, sea tal vez, el que a priori mayor respeto me merece, dado que este hombre es un incansable investigador de los temas de acústica en general y de la flauta en particular. (En la bibliografía que presenté con la primer nota, se pueden encontrar referencia a algunos de sus trabajos). Sin embargo, ¿nunca se ha equivocado la ciencia? ¿No está llena la historia de verdades científicas irrefutables, que con el tiempo se convirtieron en visiones casi pueriles de la realidad? ¿Quién podía discutir hace no mucho más de quinientos años que la tierra no era plana? Por citar un solo ejemplo. El caso de los músicos, se parece al de esos conductores que se desplazan correctamente por el tránsito, incluso en algunos casos con gran pericia, y que no podrían diferenciar el carburador de sus autos del alternador. En mi anterior artículo, exponía que la audición de un sonido es un acto subjetivo. ¿Podría, por ende, un músico, reforzar su creencia (en forma inconciente, claro está), haciendo que un instrumento suene “mejor” o “peor”, de acuerdo a lo que él mismo espera a priori que suceda? Yo creo que sí. Nadie duda de la importancia de la superficie de contacto entre la onda sonora y el tubo, a la hora de determinar las cualidades tímbricas del instrumento. Esto explica el por qué de las diferencias notorias entre un tubo de metal y otro de madera. Algunas de las flautas de madera que se están produciendo hoy en día, sufren un proceso de saturación del poro, pulido y laqueado del interior, que le da al tubo una terminación similar a la de un metal. El resultado de esto, es un instrumento de madera con sonido “metálico”. He escuchado a algunos flautistas exaltar las virtudes de algunos de estos instrumentos con el argumento “suena como una de metal”. Cabe preguntarse, ¿para qué quieren una flauta de madera con sonido “metálico”? Existe a mi juicio, un parámetro que nadie toma en cuenta a la hora de sacar conclusiones acerca de la influencia del material en el timbre. Este es el de la tensión molecular del material. Cuando hablamos de plata u oro, ¿de qué plata y qué oro estamos hablando? No me estoy refiriendo a la pureza del metal (lo que conocemos por kilates), sino a su tensión. Cualquiera que haya trabajado con plata, oro u otro metal no ferroso, sabe que la misma chapa o tubo, pueden tener durezas muy disímiles. Basta con calentar al rojo la pieza para poder luego doblarla con los dedos. La misma chapa o tubo, laminados, trafilados o comprimidos, toman una dureza y rigidez, que hacen creer al inexperto que se trata de otro material. ¿Puede pasar, que el material del tubo, si no está correctamente templado, absorba parte de la vibración de la columna de aire? Si esto fuese así, un porcentaje de la energía destinada a convertirse en sonido, se estaría transformando en calor y se perdería. Los detractores de esta idea, sostienen que dentro del tubo, no hay suficiente energía para poner en resonancia al material del tubo. Si bien no puedo probarlo, la experiencia y la intuición (sé que esto último, no cuenta con gran estima por parte de lo cientificistas), me dicen que esto es así. Sino como explicar, por ejemplo, que un camión al que casi no escuchamos (es decir que la onda sonora que genera nos llega casi sin energía), hace vibrar (por simpatía), con fuerza un gran ventanal. Creo que de lo que se trata, es de la entrada en fase y frecuencia de la vibración de algunos armónicos con el material en cuestión. Creo que una mayor tensión, pone al material en una frecuencia vibratoria más alta, que hace que tenga menos posibilidades de absorber los armónicos audibles, restando así posibilidades de pérdida de sonido. Y que no se trata finalmente de cantidades de energía sino de porcentajes. Saludos, David Slomka. Slomka & Mandrini Argentina Flute Makers (54) (11) 4223-3795 www.symflute.50megs.com