¿Cómo podemos controlar nuestras emociones?

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Excusas
para no
pensar
los lectores preguntan
a eduardo punset
¿Cómo podemos
controlar nuestras
emociones?
N
o es la primera vez
que veo al público
en general aceptar
el discurso de los
demás. Los pensamientos
–hoy lo sabemos– son el
resultado de haber pergeñado
a lo largo del tiempo, y no
siempre en la misma dirección,
la primera constatación inicial.
No me extraña nada que los
primeros homínidos prefirieran,
sin embargo, codearse solo
en pequeñas aglomeraciones;
casi todos sus vecinos eran
enemigos y tenían tendencia
a engañar al resto. El propio
idioma, al comienzo, resultó
ser un invento para engañar a
los demás. Por eso prevaleció
siempre la mirada o la caricia.
Muchas veces cuesta aceptar
que las reglas seguidas durante
siglos hayan dejado de estar
vigentes, o casi. No asombra
a demasiada gente que, por
primera vez en la historia, todo
debe amoldarse a la 'antigua
constitución'. ¿Alguien sabe de
veras el detalle de la 'antigua
constitución'? He hecho la
prueba, personalmente, de
ver lo que la gente entendía
por la 'nueva constitución'. En
términos generales, ni idea.
A la mayoría de la gente
lo que le cuesta admitir es lo
xlSemanal 1 de junio de 2014
nuevo que está descubriendo:
que la memoria es mucho
más frágil de lo que creía.
Todos los grandes científicos
están hoy de acuerdo en que
la realidad puede ser muy
distinta de la memoria que
habían conservado de ello.
La catedrática de Fisiología
de la Universidad Complutense
de Madrid Mónica de la Fuente
explicó en una ocasión que los
humanos tenemos, además de
la edad cronológica, una edad
biológica; y estas no tienen por
qué coincidir. La edad biológica
nos indica cuánto envejecemos.
Una persona puede tener
60 años cronológicos, pero,
si se cuida, come bien, hace
deporte y soporta poco
estrés, su edad biológica
puede ser de solo 40 años.
Los científicos están
descubriendo que uno de los
principales reguladores de
nuestro envejecimiento es
el conjunto de bacterias que
tenemos los humanos. Somos
una comunidad andante de
bacterias, ya que nuestro cuerpo
alberga hasta diez veces más
bacterias que células propias.
Pues bien, el conjunto de
bacterias que viven en nuestros
intestinos están compuestas por
microorganismos, de los cuales
unos nos benefician y otros nos
perjudican. El que predominen
unos u otros depende, sobre
todo, del estado de nuestro
marina cano
luis alberto martínez duque. collado villalba (madrid)
"Ahora ya
sabemos que la
edad biológica
no tiene por qué
coincidir con
la cronológica"
"No solo hay
que cuidar la
dieta y la forma
física. Debemos
reducir nuestra
ansiedad"
sistema inmunitario, el cual
depende, a su vez, de la dieta, del
deporte y de nuestras emociones.
En situaciones de estrés,
los humanos liberamos
una hormona que se llama
cortisol. Esta hormona
cumple su función, pues
en situaciones de peligro o
riesgo nos puede alertar para
poder reaccionar a tiempo.
Seguramente, nos salvó la
vida varias veces cuando aún
vivíamos en las cavernas y el
oso de turno nos acechaba.
Hoy resulta que el tipo de vida
que llevamos es responsable
de que mucha gente sufra
estrés y libere cortisol de
manera sostenida. Ahora bien,
el cortisol en exceso tiene
efectos perjudiciales para
la salud. El principal es que
causa un desequilibrio del
sistema nervioso; por eso, en
situaciones de ansiedad somos
más propensos a pillar alguna
bacteria, porque nuestro nivel
de cortisol está en baja forma.
Así que no solo hay que
cuidar la dieta y la forma física.
También debemos esforzarnos
en padecer menos ansiedad. Y
esto requiere, sin duda, saber
gestionar las emociones de uno
mismo. Saber qué sentimientos
se mueven por ahí dentro y
aprender a gestionarlos; es lo
que se denomina 'aprendizaje
social y emocional', algo que
todavía no está incorporado
en los currículos escolares de
este país, pero que es crucial
para que los futuros ciudadanos
no sucumban a los desafíos
de la sociedad actual. n
Si quiere participar en la sección, envíe sus preguntas a
xlsemanal@tallerdeeditores.com o a XLSemanal. Excusas para no pensar.
Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 7. 1.ª. 28027 Madrid.
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