A JUSTICIA Y MISERICORDIA EN LAS LEYES. Dios quería que su pueblo fuese una nación próspera. Para ello, dio leyes justas y que a la vez favoreciesen a los menesterosos. Esto es lo que conocemos como «justicia social». — Éxodo 22:21-22. No engañar ni angustiar al extranjero. No afligir a la viuda ni al huérfano. — Éxodo 23:2-8. No seguir a los muchos para hacer el mal. No favorecer al pobre de manera injusta. Ayudar a tu enemigo cuando esté en problemas. No menospreciar al pobre en el juicio. No mentir ni tratar con injusticia al inocente. No aceptar soborno. — Levítico 19:10. Permitir que el pobre recoja lo que sobra en la cosecha. B JUSTICIA Y MISERICORDIA EN EL SÁBADO. Dios mandó a Israel que observasen tres tipos de sábados (reposos). ¿Qué hay de «justicia social» en cada uno ellos? — El sábado semanal. Éxodo 20:8-11. (a) Deben descansar los sirvientes, los extranjeros y los animales. — El año sabático. Éxodo 23:10-11. (a) Todo el fruto del campo ese año era para los pobres. (b) Lo que quedase, era para los animales. — El año de jubileo. Levítico 25:8-55. (a) Las propiedades volvían a sus dueños originales. (b) Se perdonaban las deudas. (c) Los esclavos eran liberados. El sábado del séptimo día nos dice que Dios es el Creador y el Proveedor de descanso para todos los que viven sobre esta Tierra, tanto ricos como pobres. Por otra parte, los descansos «ceremoniales» ilustran principios eternos. Nos enseñan cómo debemos tratar a los necesitados. Viviendo conforme a estos principios eternos representamos el carácter de Dios ante el mundo. C JUSTICIA Y MISERICORDIA PREDICADA POR LOS PROFETAS. Los profetas, a menudo, hablaban en favor de los necesitados, llamando al pueblo de Dios a que se arrepintiera por maltratar a los marginados y a los menesterosos. Dios rechaza la adoración de los que hacen tales cosas. Isaías 1:17; Isaías 58:3; Isaías 58:6-7. D JUSTICIA Y MISERICORDIA COMO UNA MANERA DE VIVIR. La mera creencia en Cristo no nos hace cristianos. El cristiano debe reflejar en su vida el carácter de Dios. Debemos ser una luz que alumbre en este mundo. Más allá de adorar en la iglesia, debemos vivir adorando. Y una forma de adoración (como nos mostraron los antiguos profetas) es ayudar al necesitado, dar su salario al obrero... En definitiva, ser justo y misericordioso (Deuteronomio 24:10-22).