3.2 ARQUITECTURA Y URBANISMO: Templos y Poblaciones

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Mg. Johnny Alva Cabanillas
Docente
3.2 ARQUITECTURA Y URBANISMO: Templos y Poblaciones
Las grandes construcciones de adobe que conocemos como “huacas”, tuvieron
extremada importancia dada la inversión de millones de adobes, millares de
trabajadores, diversos especialistas y su alimentación, transporte de los materiales
y la organización del poder y su mantenimiento.
Decoración interna, de una de las habitaciones en Huaca La Luna. Moche
Paralelamente, las funciones rituales, la decoración escénica y la magnificencia de
los entierros que dejan en estas huacas nos hacen suponer su uso en los ritos del
poder que integraba lo político, militar y religioso.
Pareciera que los mochicas para edificar usaron dos criterios: como unidades y
como duetos. Las que están solas se asocian más a áreas cultivadas y a puestos
de control, avanzada político-religiosa y distribución del agua. En cambio, los
conjuntos duales se asocian a poblaciones, tal vez administrando el poder sobre
artesanos, comerciantes y, también, a la distribución del producto agrícola.
Las pirámides, en suma , deben sobrepasar el centenar en los diversos valles
ocupados. Pero abriremos una interrogante: ¿Cuáles fueron los motivos para erigir
estas pirámides monumentales y cuales para dejar de hacerlas? Pareciera que al
principio sólo ampliaron las existentes y elevaron otras; en cambio, en tiempos
ulteriores se hicieron menos o las circunscribieron a lugares especiales como
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CRISTOBAL COLÓN
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Pacatnamú (La Libertad) o Túcume Viejo (Lambayeque). Este fenómeno se
acentúo en época Chimú, como se observa en Chan Chan (La Libertad), o más al
sur, en Manchán, ciudades preincas que casi no tienen este tipo de pirámides.
Es deducible que en la época en que se edificaron estas construcciones
monumentales, el poder curacal era más agrícola y con mayor componente
religioso. Posteriormente, en las últimas fases mochicas, el poder estaría en
manos de comerciantes, artesanos y técnicos, apoyandose en varios curacazgos
locales, los cuales, al final preferirían localizar las actividades religiosas, ampliando
y enriqueciendo templos ya existentes, como en los casos de Pañamarca, Huaca
del Sol, la Luna o Sian.
Vista panorámica
de la Pirámide
del Sol. Moche
Planteada la relación entre la obra arquitectónica y su sociedad, haremos una
breve descripción morfológica de las pirámides más importantes, en relación con
las poblaciones y el control de los valles. Los veremos yendo de sur a norte.
3.2.1 El Valle de Nepeña o Huambacho
Más al sur hay un valle, el de Huarmey, que tiene una construcción piramidal
con restos de cerámica mochica tardía. Es posible que esta construcción hubiese
sido una especie de avanzada. Extrañamente, en el valle de Casma, anterior al de
Nepeña, no se han encontrado aún restos de ocupación mochica.
En Nepeña, yendo del mar hacia las entrantes del valle, sobre un amplio
panorama desértico, se divisa una impresionante pirámide, Pañamarca. Como en
otros casos, se trata de dos edificios junto a patios abiertos que aumentan sus
magnitudes visuales. A un costado, otro edificio menor, todo circundado con
murallas que sugieren su unidad.
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3.2.2 El Valle del Santa
La pirámide más importante es la que en la actualidad se llama El Castillo y
está ubicada en su margen izquierda. La configuración geográfica es muy abrupta
debido a que el río rompe la cordillera occidental y avanza hasta el mar,
determinando que el valle sea angosto y con muchas colinas.
El valle es angosto y de la margen izquierda sale el canal que riega la planicie
cercana hasta Lacramarca. En la margen derecha está la toma que llevará agua a
las planicies de Guadalupito y Pampas de Chao, después de cruzar laderas y
cerros bajos. Entre las colinas de Guadalupito están los terrenos para
experimentación agrícola más importantes.
3.2.3 El Valle de Virú
Hay muchas pirámides hechas en los tiempos iniciales, siendo las más
destacadas “Huancaco” y “Castillo de Tomabal” en Virú, las cuales fueron
ampliadas y engrandecidas en tiempos posteriores. En la parte baja de este valle,
merece especial atención el grupo de pirámides conocidas como “Huancaco”. Allí
hay una de más de 18 m. de alto, que tiene restos de pintura blanca en varias
partes de su interior. La Huaca de la Cruz, tiene importancia por los hallazgos de
Strong y Evans (1952), hallazgos que muestran el rico ajuar funerario de un
sacerdote guerrero, sepultado con sus dos mujeres y varios sirvientes, dos de ellos
enterrados vivos.
La vestimenta del mandatario era fina y lujosa, tenía collares de turquesa, una
máscara de cobre le cubría el rostro. Báculos de madera con adornos de concha,
coronas de cobre dorado y abanicos de plumas multicolores enfatizaban la riqueza
y el poderío del anciano gobernante.
3.2.4 El Valle de Moche
Este valle es conocido por sus grandes pirámides, las Huacas del Sol y La
Luna. Al pie de ambas, y al sur de la planicie, se encuentran restos poblacionales
de las tres primeras fases mochicas.
El pueblo “Moche” pudo comenzar siendo “Virú” así como los primeros niveles
de las pirámides; pues están hechos con adobes al estilo Virú, los cuales se
caracterizan por su forma sillar-rectangular, con huellas de gavera de caña a los
costados.
De un canal mochica, madre, sale otro que ha cortado viviendas de estilo
“Virú”, dejando ver muros de adobe enlucidos con barro y pintados con blanco,
ocre, rojo y turquesa. Muy cerca de allí, a no más de 200 m., hay restos de casa
mochicas, asociados a cerámica Moche II y III.
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Decoración interna, con imágenes del Decapitador . Huaca La Luna. Moche
3.2.5 El Valle de Chicama
El valle de Chicama, mucho más amplio que el de Moche, tiene evidencias de
por lo menos dos importantes asentamientos urbanos. Uno, el más grande, sobre
la terraza aluvial del complejo arqueológico “El Brujo”, en la margen derecha de
uno de los antiguos brazos del río Chicama.
El otro estuvo en la parte media de este valle muy cerca de lo que hoy se
conoce como Sauzal, del que sólo quedan algunos escombros en la falda S.E de
la colina.
Cerca del mar, sobre la terraza, hay tres grandes promontorios; el del sur y
más alejado es “Huaca Prieta” con ocupación pre cerámica. Los otros dos más
altos y relacionados estan casi a los extremos de una gran planicie donde hay
restos de paredes hechas con canto rodado. Sobre este asentamiento, después
los Chimú hicieron sus cementerios.
No sabríamos decir con precisión cuántas pirámides mochicas hay en este
valle, porque varias, siendo originariamente de otras culturas predecesoras, fueron
luego modificadas por los mochicas para su uso o, en su defecto, otras huacas
mochicas serían habilitadas para el ritual de los chimús. Las más importantes
serían;
Sonolipe, Urricape, Mocollope, La Campana, Huaca Cartavio, Huaca
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Colorada, Huaca de Faralá, Licapa, y las ya anotadas Huaca Partida y Huaca
Blanca.
3.2.6 El Valle de Jequetepeque
Hay varios sitios, tanto poblacionales como monumentales. En una elevada
terraza aluvial en la margen derecha del río Jequetepeque está el impresionante
complejo arqueológico Pacatnamú.
Los primeros estudios (Doering:1966) dicen que hay restos de ocupación
mochica en traslapo con la fase Gallinazo y, al final, las construcciones son
Chimús. Actualmente, Donan (1984) supone la existencia de un período muy largo
de ocupación con muy poca población anterior al período mochica. Sin embargo,
también sostiene que por los años 700 d.C fue ocupada por los pobladores de la
zona de Dos Cabezas, tras sufrir este último un avenamiento. En esta época las
construcciones son religiosas y piramidales. La ocupación más larga es Chimú, en
la cual se edificaron otras pirámides y reutilizaron las construidas anteriormente.
Del período Moche proceden algunos hallazgos que describen cruentas luchas,
posiblemente por el intento de asaltar la amurallada urbe. Los cadáveres fueron
arrojados a largas fosas, las mismas que dividían la ciudad conjuntamente con las
murallas (Verano 1986).
En el valle, la mayoría de las huacas se erigieron en honor a la Luna. La Huaca
Sian (Casa de la Luna), cerca de la actual ciudad de Guadalupe, poseía un amplio
patio hundido en su lado sur, el cual ahora está convertido en laguna con aguas de
los cultivos de arroz. Otras huacas son Dos Cabezas, El Hornito o Sisnán, Signán
o La Calera, La Mina, La Chavinera, Huaca La Campana, San José de Moro, Cerro
de Chepén.
3.2.7 El Valle de Lambayeque
El Valle de Lambayeque es un complejo geográfico compuesto por cinco valles;
siendo los más importantes los de Lambayeque y Chancay. En este complejo, hay
un sitio conocido como La Puntilla por su valor estratégico para repartir y controlar
la irrigación. Dos canales importantes en la zona, Taymi y Collique parten de allí
para regar el anchuroso valle.
En este complejo geográfico está la más grande área cultivable de toda la
costa, cuyo potencial agrícola es inmejorable. Tal vez esto explique el temprano
desarrollo de diferentes sociedades allí asentadas y, dentro de éstas, el curacazgo
de Sipán destacaría entre otros. Dentro de este mismo ámbito, Túcume con su
más de 18 pirámides, sobresale por su monumentalidad.
Fuente: Cristóbal Campana. (1994). La Cultura Mochica. Concytec. Lima.Perú.
Este texto fue reproducido con fines educativos; como material de consulta.
Las fotos que ilustran el documento fueron hechas por el docente del área.
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