Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Enfermedad tromboembólica en pacientes de cirugía ortopédica Javier Granero Xiberta, José María Soler Minoves y Laura Garcia Nuño Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Universitari Germans Trias i Pujol. Badalona. Barcelona. España. Las complicaciones tromboembólicas son muy frecuentes después de cirugía ortopédica de las extremidades inferiores. Las estrategias para disminuir su incidencia van desde reconocer los factores de riesgo a la introducción de nuevos fármacos antitrombóticos, pasando por los cuidados generales del paciente, el uso de anestesia regional y la movilización precoz. En base a estudios epidemiológicos se determina que la profilaxis debe prolongarse hasta las 4-6 semanas en la artroplastia total de cadera y de rodilla, y en la cirugía de la fractura de cadera. Palabras clave: Profilaxis tromboembólica. Factores de riesgo. Nuevos fármacos antitrombóticos. Movilización precoz. Prolongación de la profilaxis. Thromboembolic disease in orthopedic surgery Thromboembolic complications are frequent after orthopaedic surgery of the limbs. Strategies to minimize these complications go from recognize the risk factors of the patient to introduce new antithrombotic drugs, and including general medical care, regional anaesthesia and early mobilization. Based in epidemiological studies, prophylaxis must be extended 4-6 weeks in total hip and knee arthroplasty and in surgery of the hip fracture. Key words: Prophylaxis of venous thromboembolism. Risk factors. New antithrombotic drugs. Early mobilization. Extended prophylaxis. La tromboembolia venosa (TEV) sigue siendo una de las complicaciones más temibles después de cirugía ortopédica y traumatología y es la causa más común de reingreso tras una artroplastia de cadera o de rodilla1. En los últimos 10-15 años, la profilaxis antitrombótica en esta especialidad ha mejorado considerablemente, lo que ha permitido ir disminuyendo la incidencia de dichas complicaciones, aunque se siga necesitando más estudios, mejores estrategias y nuevos fármacos que permitan mejorar todavía más la eficacia y la comodidad del paciente en la prevención primaria de estos eventos. Probablemente, el cambio más importante haya sido la mentalización y el convencimiento del especialista traumatólogo de que debe hacer una profilaxis efectiva a los pacientes sometidos a procedimientos ortopédicos o quirúrgicos de las extremidades inferiores y del esqueleto axial, y de que esta profilaxis se ha de mantener hasta las 4-6 semanas en la llamada cirugía ortopédica mayor, que incluye la artroplastia de cadera (PTC), la artro- Correspondencia: Dr. J. Granero Xiberta. Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Universitari Germans Trias i Pujol. Ctra. del Canyet, s/n. 08916 Badalona. Barcelona. España. Correo electrónico: xgranero.germanstrias@gencat.cat 18 Med Clin (Barc). 2008;131(Supl 2):18-24 plastia de rodilla (PTR) y la cirugía de la fractura de cadera, tal como recomiendan la Guía Clínica de la SECOT2 de 2003 y su reciente actualización3 de diciembre de 2007 y confirma por primera vez la ACCP51 en su último informe de junio de 2008. Hay que recordar que, en Estados Unidos, menos de un tercio de los pacientes sometidos a prótesis total de cadera o rodilla recibieron profilaxis prolongada entre 1991 y 19934, pero que esta tasa aumentó hasta el 50% entre 1996 y 2002 después de la publicación de los ensayos clínicos pivotales de prolongación de la profilaxis5 y actualmente la cifra debe ser ya muy superior. En España, una encuesta de la SECOT de 2005 indicó también que el grado de cumplimiento de las recomendaciones incluidas en aquella guía era muy alto, lo que prueba que los datos obtenidos de la práctica clínica pueden llevar a mejorar, efectivamente, dicha práctica clínica. En este artículo analizaremos precisamente los datos epidemiológicos últimos extraídos de la realidad asistencial más que de los ensayos clínicos, así como los factores que han conseguido y pueden seguir consiguiendo disminuir la incidencia de eventos tromboembólicos que, como veremos, tienen que ver con las mejoras en las técnicas quirúrgicas, la anestesia regional, la movilización precoz y, en general, los mejores cuidados del paciente que, con la introducción de nuevos fármacos antitrombóticos, han de permitir mejorar la prevención primaria de la TEV posquirúrgica. Datos epidemiológicos Basada en ensayos clínicos comprobados por flebografía, la prevalencia de tromboembolia venosa profunda (TVP) en cirugía ortopédica mayor si no se hace profilaxis oscila entre el 40 y el 60%6, con una media del 25% de TVP proximal y un 7-11% de embolias pulmonares (EP) asintomáticas7 (tabla 1). Numerosos estudios de eficacia han demostrado que la TVP asintomática se reduce significativamente en esta cirugía hasta cifras de un 20-40% con una tromboprofilaxis efectiva, como las heparinas de bajo peso molecular8, o incluso menos con fondaparinux9. Con todo, los datos obtenidos de los ensayos clínicos prospectivos de tromboprofilaxis en los que se usan métodos objetivos de diagnóstico para detectar la TEV antes de que aparezcan los signos clínicos son de utilidad relativa en la práctica, dados los estrictos criterios de inclusión y exclusión con que se selecciona a los pacientes, los férreos protocolos de administración y dosificación, la dependencia de la trombosis flebográfica y no de la trombosis clínica en la valoración de resultados, y la poca consideración de la reducción de la mortalidad como objetivo principal de la profilaxis. Por esto tiene más interés co- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. GRANERO XIBERTA J ET AL. ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA EN PACIENTES DE CIRUGÍA ORTOPÉDICA TABLA 1 Incidencia de trombosis venosa profunda en la cirugía ortopédica y traumatológica sin profilaxis PTC PTR Fractura de cadera Artroscopia Cirugía ortopédica y traumatología de extremidades inferiores Politraumatismo Cirugía raquídea TVP total (%) TVP proximal (%) TEP total (%) EP fatal (%) 45-57 40-84 36-60 23-36 9-20 17-36 0,7-30 1,8-7 4,3-24 0,34-6 0,2-0,7 3,6-12,9 TVP total (%) TEP total (%) 3,5-8 4,3-16,5 Hasta 67 10 1 0,2-3,6 nocer los resultados de los estudios epidemiológicos que evalúan la TEV sintomática tanto durante la fase de hospitalización como varias semanas o meses después, lo que lleva a profundizar en el estudio de la TEV tardía y la profilaxis prolongada tras cirugía ortopédica mayor. Esta estrategia es más acorde con la realidad, da más valor a la historia natural de la TEV sintomática y la incidencia de EP fatal los primeros 3 meses y permite una mejor evaluación de los sistemas de profilaxis y las estrategias preventivas actualmente disponibles10. Clásicamente, la tasa de TEV sintomática después de cirugía ortopédica mayor se situaba entre el 2,9 y el 3,7% y la de EP fatal, entre el 0,2 y el 1%11, y los estudios retrospectivos de hace pocos años lo confirman. Usando datos conjuntos de 6.000 pacientes intervenidos de PTC y PTR, Douketis et al8 encontraron una incidencia de TEV sintomática del 3,2% a los 3 meses de la intervención. En un estudio noruego12 que analiza los resultados de un total de 5.607 pacientes intervenidos de cirugía ortopédica mayor entre 1989 y 2001, la tasa de incidencia de TEV sintomática fue del 2,7% (intervalo de confianza [IC] del 95%, 2,2%-3,1%). Otros dos estudios observaron una incidencia de TEV sintomática entre el 2,1 y el 5,3% en cirugía electiva de cadera y rodilla4,13, mientras que en un estudio retrospectivo14 de 44.785 PTC y 27.503 PTR intervenidas en Escocia entre 1992 y 2001, se encontró una incidencia de TEV sintomática a los 3 meses del 2,27% en la PTC y del 1,79% en la PTR, así como una mortalidad por EP a los 3 meses del 0,22% para la PTC y del 0,15% para la PTR, similar a la de otros estudios15,16, pero inferior a los resultados de la revisión de la literatura publicada por Dahl et al11 en 2005, donde se ponía de manifiesto que, en los pacientes sometidos a PTC o PTR, la mortalidad en conjunto oscila entre el 0,4 y el 0,6% en los primeros 3 meses después de la cirugía y que la mortalidad por fractura de cadera es considerablemente superior, un 3-8,5%. Con todo, la evidencia de la literatura indica que se ha ido produciendo una reducción progresiva tanto de la TEV sintomática como de la mortalidad, producto de una profilaxis más eficiente y de una mejora en los cuidados generales del paciente. Un estudio retrospectivo reciente sobre 144.806 pacientes intervenidos de cirugía ortopédica mayor en 509 hospitales norteamericanos demuestra la utilidad del uso en clínica de los diferentes antitrombóticos. En dicho estudio se encontró una tasa de TEV sintomática del 1,5% de los pacientes que recibieron fondaparinux, el 2,1% de los que recibieron dalteparina, el 2,3% de los que recibieron enoxaparina y el 4,2% de los que recibie- ron todavía heparina no fraccionada, con una mortalidad del 0,6% con fondaparinux frente al 1,1% con heparinas de bajo peso molecular (p < 0,001) y el 2,2% con heparina no fraccionada (p < 0,001)17. En el Hip and Knee Registry, que analiza 9.327 PTC y 13.846 PTR, la tasa de TEV sintomática fue del 1,1%, con una mortalidad también baja (0,1%), 1 muerte cada 1.000 pacientes, aunque estas cifras pueden ser una subestimación puesto que, como afirman los propios autores, el seguimiento a los 3 meses fue sólo del 43%5. En el más reciente estudio epidemiológico (FOTO Study), observacional y prospectivo sobre 1.000 artroplastias de cadera y de rodilla, destinado a poner al día los datos de las complicaciones tromboembólicas después de COT mayor en pacientes sometidos a la práctica asistencial del momento actual, la incidencia de eventos sintomáticos en los primeros 3 meses fue del 1,8% (IC del 95%, 1%-2,6%), de los cuales el 1,3% correspondía a PTC y el 2,8%, a PTR. En ese estudio, la mortalidad promedio fue del 0,9% (IC del 95%, 0,4%-1,5%), el 0,7% de los pacientes intervenidos de PTC y el 1,3% de los intervenidos de PTR18. La explicación que dan los autores a esta baja incidencia de TEV tiene que ver con la duración de la profilaxis: en ese estudio, a diferencia de los trabajos epidemiológicos previos, la profilaxis farmacológica se administró un promedio de 36 días como recomiendan las guías clínicas. Así que uno de los secretos del descenso actual de los eventos sintomáticos es el mantenimiento de la profilaxis. Prolongación de la profilaxis Desde hace tiempo se sabe, por los estudios epidemiológicos que valoran el riesgo de TEV después de cirugía ortopédica mayor, que estos pacientes experimentan diferentes periodos de riesgo, desde unas 2 semanas hasta los 3 meses4,19. Antes de 1996 no había evidencia para prolongar la profilaxis, aunque ya se sospechaba su conveniencia20,21, pero fueron los estudios pivotales que aparecieron después los que demostraron la necesidad de prolongar la profilaxis, al menos en la cirugía de cadera. Se publicaron seis ensayos clínicos controlados con placebo que evaluaron la profilaxis prolongada con heparinas de bajo peso molecular (HBPM) durante un periodo de hasta 35 días en pacientes intervenidos de PTC después de una profilaxis corta (7-10 días) con HBPM o con warfarina22-27. Una revisión sistemática de esos seis ensayos clínicos demostró una disminución significativa de la TVP total y proximal con el uso prolongado de HBPM, así como, y esto es lo más importante, una reducción del riesgo de eventos sintomáticos: las tasas de TEV sintomática extrahospitalaria fueron del 4,2% con profilaxis corta y del 1,4% con profilaxis prolongada (riesgo relativo [RR] = 0,36; IC del 95%, 0,1-0,7; p < 0,001)28. Hoy se sabe, además de que tanto la hipercoagulabilidad inducida como la disminución del flujo venoso tardan 6 semanas en normalizarse, que la profilaxis corta podría, en cierta medida, retrasar la aparición de TVP y/o EP después de artroplastia de cadera, creando una especie de trombofilia refleja o efecto rebote por el que la interrupción de la tromboprofilaxis farmacológica expondría a un estado de nueva hipercoagulabilidad que podría persistir largo tiempo después de la cirugía y justificaría la prolongación de la profilaxis hasta un mínimo de 6 semanas12,14. También los estudios epidemiológicos confirman esta impresión: en el estudio noruego mencionado anteriormente, la TEV fue diagnosticada después del alta en el 70% de los pacientes que tuvieron esta complicación; la TVP se preMed Clin (Barc). 2008;131(Supl 2):18-24 19 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. GRANERO XIBERTA J ET AL. ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA EN PACIENTES DE CIRUGÍA ORTOPÉDICA sentaba en una media de 24 días y la EP, 17 días después de la fractura de cadera, a los 21 y a los 34 días, respectivamente, después de prótesis de cadera, y a los 20 y a los 12 días después de prótesis de rodilla12. Es interesante señalar que en los pacientes sometidos a cirugía de cadera (electiva o por fractura), el 75% de los casos fueron diagnosticados después del alta, mientras que en la rodilla sólo el 40%, lo que indica un período de riesgo más corto en este grupo de pacientes. También en la evaluación de Colwell et al29 los diagnosticados después del alta fueron aproximadamente el 75% de los eventos, y en los últimos resultados publicados del RIETE el tiempo medio de aparición de las complicaciones tromboembólicas en cirugía ortopédica fue de 22 días30. En cambio, en el FOTO Study18 sólo el 35% de todos los eventos ocurrieron después del alta hospitalaria, probablemente porque en su inmensa mayoría los pacientes ya hicieron profilaxis prolongada. Además, y esto es lo más importante, parece ser que, en comparación con estudios epidemiológicos previos, los avances en la reducción de incidencias tromboembólicas conciernen más a los pacientes sometidos a PTC que a los de PTR. Mientras que en estudios comparativos previos la tasa de TEV fue más alta después de PTC (2,4-2,8%) que de PTR (1,7-2,1%)4,31, en el FOTO Study la incidencia de dichos eventos fue menor en la PTC (1,3%) que en la PTR (2,8%) y, además, todos los episodios registrados de EP se observaron en pacientes intervenidos de PTR18. Estas diferencias no pueden atribuirse a regímenes profilácticos distintos, puesto que eran similares en ambas técnicas, sino que los datos positivos obtenidos en pacientes intervenidos de PTC resultan del amplio uso de la profilaxis prolongada en esos pacientes y en ese estudio, tal como preconizan las guías clínicas, que no se cumplió igual en los estudios previos ni en los enfermos intervenidos de rodilla. Por eso la cifra de eventos después del alta es tan baja en la PTC y, en cambio, en los pacientes sometidos a PTR, como en ellos no se ha demostrado todavía el valor de la profilaxis prolongada32, la tasa de eventos tromboembólicos después del alta no ha variado significativamente con el tiempo y es del 47% en un estudio previo4 y del 44% en el FOTO Study18. Todo ello induce a pensar que, aunque no haya evidencia todavía y el efecto de la profilaxis prolongada con HBPM en la TVP sintomática a los 30-42 días de la intervención es menor en la PTR (odds ratio [OR] = 0,74; IC del 95%, 0,26-2,15; p < 0,05) que en la PTC (OR = 0,33; IC del 95%, 0,19-0,56; p < 0,05)4, la prolongación de la profilaxis también en cirugía de rodilla redundaría en una disminución de los eventos tromboembólicos tardíos, tal como recomendó en su día la guía clínica de nuestra especialidad2,3 y ha reconocido ahora la ACCP51. Valoración del riesgo y diagnóstico precoz Otra estrategia importante en el objetivo de disminuir las complicaciones tromboembólicas en cirugía ortopédica ha de ser el reconocimiento del riesgo en cada paciente individual, la selección de la mejor profilaxis y el desarrollo de programas de detección precoz de la TVP y la EP. Se sabe que la mayoría de los pacientes quirúrgicos tienen uno o más factores de riesgo de TEV, y que la cirugía ortopédica es en sí misma un factor de riesgo, como lo son la inmovilización después de la cirugía, la edad avanzada, el cáncer, la obesidad (IMC > 25), los antecedentes tromboembólicos o las enfermedades médicas trombogénicas como la insuficiencia cardíaca congestiva, la diabetes mellitus, la hipertensión o la broncopatía crónica obstructiva33. Este aspec- 20 Med Clin (Barc). 2008;131(Supl 2):18-24 TABLA 2 Factores de riesgo propios del paciente Nivel 1 Sin factores de riesgo Nivel 2 Edad > 40 años Uso de estrógenos Insuficiencia cardíaca, hipertensión arterial Enfermedad inflamatoria intestinal Más de 4 días de reposo en cama en el preoperatorio Viajes de larga duración Insuficiencia venosa Arteriopatía de extremidades inferiores Infección aguda reciente previa a la cirugía Embarazo Puerperio (< 3 meses) Aborto Obesidad (IMC > 29) Adicción a drogas por vía parenteral Catéter vía central Cirugía reciente Nivel 3 Enfermedad maligna Antecedentes de trombosis venosa profunda o de tromboembolia pulmonar Parálisis de extremidades inferiores Síndromes mieloproliferativos Trombofilia Síndrome nefrótico (pérdida de antitrombina III) Sepsis Trastornos de la coagulación (congénitos o adquiridos) Estado de coma (puntuación de Glasgow < 7) Grandes quemados (más del 40% de la superficie corporal) to, pues, es importante puesto que no sólo es previsible que con el envejecimiento de la población y el uso creciente de las artroplastias de cadera y rodilla la demanda asistencial aumente, con lo que va a aumentar la morbilidad por TEV, sino porque ha de condicionar la selección de la mejor profilaxis y su duración en cada caso, máxime en el momento actual y en el futuro inmediato, con la introducción de los nuevos fármacos antitrombóticos de síntesis y el aumento de las opciones terapéuticas. Se dice que la cirugía electiva de cadera y de rodilla aumentará un 25-35% en los próximos 30 años34,35, mientras que los pacientes que sufran una fractura de cadera se triplicarán entre 2030 y 205011, por lo que hay que introducir programas de detección que puedan aplicarse tanto en el área de urgencias como en el momento de la valoración preoperatoria de la cirugía programada. En cirugía ortopédica, el riesgo tromboembólico se ha dividido en dos grandes grupos con objeto de estratificar a los enfermos por categorías de riesgo: el propio del enfermo y el derivado del procedimiento ortopédico (tablas 2 y 3), y su interrelación permite confeccionar una tabla de cuatro categorías de riesgo: bajo, moderado, alto y muy alto (tabla 4), que se corresponde con la estratificación del riesgo basada en la evidencia proporcionada por la ACCP en sus últimos Consensos Internacionales7,33 (tabla 5). Como puede observarse, en cirugía ortopédica resultan determinantes los procedimiento, que en su mayoría están en los niveles 2 y 3. Igualmente, se considera de riesgo la traumatología de la extremidad inferior que necesite descarga y/o inmovilización, así como el politraumatismo, en el que el riesgo de TVP si no se hace profilaxis es superior al 50%36. De acuerdo con todo ello, se recomienda profilaxis a todos los pacientes excepto aquellos con nivel de procedimiento ortopédico 1 asociado a riesgo del paciente 1 y 2, lo que significa que, en cirugía ortopédica, debe hacerse profilaxis en las categorías de riesgo moderado, alto y muy alto, y la duración de la profilaxis es el elemento diferencial entre ellas3. Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. GRANERO XIBERTA J ET AL. ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA EN PACIENTES DE CIRUGÍA ORTOPÉDICA TABLA 3 TABLA 4 Factores de riesgo derivados del procedimiento ortopédico Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3 Cirugía de las extremidades superiores Artroscopia diagnóstica Procedimientos diagnósticos invasivos Cirugía del pie Cirugía de la hernia discal Inmovilización de extremidades inferiores Cirugía de la columna sin afección neurológica Artroscopia terapéutica de extremidades inferiores Cirugía con anestesia general y duración superior a 60 min Cirugía de la cadera y cirugía de la pelvis Traumatología de extremidades inferiores Cirugía de la columna con afección neurológica Politraumatismo Cirugía ortopédica larga y complicada Cirugía específica que precise manipulación de grandes vasos Cirugía específica que precise fresado endomedular y/o cemento Retraso > 48 h de la cirugía traumatológica de extremidades inferiores Artroplastia de grandes articulaciones Cirugía oncológica El riesgo trombótico de cada paciente individual debe complementarse con el riesgo hemorrágico, nada desdeñable, máxime cuando en la vida real no hay criterios de exclusión para los pacientes con alto riesgo de sangrado como en los ensayos clínicos. El riesgo hemorrágico de un enfermo puede ser evaluado a través de una cuidadosa historia clínica dedicada a determinar si han ocurrido previamente episodios de sangrado, tanto espontáneo como quirúrgico o por extracciones dentales. También se buscará información de posibles alteraciones hepáticas o tratamientos concomitantes con fármacos que puedan interferir con la hemostasia normal, como los antiagregantes plaquetarios. La exploración física deberá buscar hematomas, púrpura y esplenomegalia, mientras que el estudio analítico deberá contar, como mínimo, con el recuento plaquetario, el tiempo de protrombina y el tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa)37. Capítulo aparte merece la valoración de la sospecha clínica de complicación tromboembólica, especialmente considerando que el diagnóstico es difícil, puesto que las manifestaciones clínicas de la TVP y la EP son muy poco sensibles y, cuando aparecen, muy poco específicas. Los signos y síntomas individuales tienen poco valor: por ejemplo, el Guía clínica para la profilaxis antitromboembólica por categorías de riesgo Niveles de riesgo del procedimiento ortopédico Nivel de riesgo del paciente Categorías de riesgo tromboembólico 1 2 Bajo 1 3 1 2 Moderado 2 3 Alto 1 3 2 3 Muy alto signo clásico de Homans, incluso en pacientes de alto riesgo, sólo tiene una sensibilidad y una especificidad que no llegan al 50%38, y el edema es habitual después de un traumatismo o la cirugía de extremidades inferiores. Además, estudios flebográficos han demostrado que sólo el 40% de los enfermos con TVP presentan algún signo clínico de esta entidad y que aproximadamente la mitad de los enfermos diagnosticados clínicamente de TVP tenían realmente trombosis, lo que significa que los signos y síntomas clínicos tienen un error de más del 50% de falsos positivos39. Por eso se necesitan métodos instrumentales o analíticos para confirmar o descartar la sospecha clínica de trombosis, aunque siempre quedarán por diagnosticar los enfermos asintomáticos, puesto que no se considera justificado, hoy por hoy, cribar sistemáticamente a todos los enfermos de alto riesgo intervenidos de cirugía ortopédica. En los últimos años se ha puesto gran interés en el dímero D, un producto de degradación de la fibrina por la plasmina. Aunque insuficientemente específico para un diagnóstico positivo, tiene un alto valor predictivo negativo cuando se usa conjuntamente con los índices de probabilidad clínica o la ultrasonografía38. Después de traumatismo o cirugía, un test del dímero D negativo no excluye la TVP o la EP, pero sí más tarde, cuando se ha normalizado la hipercoagulabilidad inducida, por lo que es muy útil para descartar una EP tardía. En un estudio clarificador, ningún paciente con TVP o EP tardía tuvo un test del dímero D negativo40. TABLA 5 Categorías de riesgo de enfermedad tromboembólica venosa (ETEV) en pacientes quirúrgicos Riesgo Situación clínica TVP distal TVP proximal EP sintomática 2 0,4 0,2 0,002 Cirugía menor en mayores de 40 años o con factores de riesgo Cirugía mayor en menores de 60 años sin factores de riesgo 10-20 2-4 1-2 0,1-0,4 Alto Cirugía mayor en mayores de 60 años o en mayores de 40 años con factores de riesgo 20-40 4-8 2-4 0,4-1 Muy alto Cirugía mayor en mayores de 40 años con ETEV previa, trombofilia o neoplasia Cirugia ortopédica mayor de extremidades inferiores Fractura de cadera Politraumatismo Lesión medular 40-80 10-20 4-10 0,2-5 Bajo Cirugía menor en menores de 40 años sin factores de riesgo Moderado EP fatal EP: embolia pulmonar; TVP: trombosis venosa profunda. Las cifras expresan porcentajes. Med Clin (Barc). 2008;131(Supl 2):18-24 21 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. GRANERO XIBERTA J ET AL. ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA EN PACIENTES DE CIRUGÍA ORTOPÉDICA La ultrasonografía dúplex (eco-Doppler) es el test no invasivo más común, y quizá el mejor, para el diagnóstico de TVP en las extermidades inferiores, y ha sido evaluado frente a la flebografía en varios estudios en los que se ha demostrado una sensibilidad y una especificidad promedio del 97% para la TVP proximal33, aunque tiene zonas oscuras como el canal de Hunter, no permite examinar las venas de la pelvis y es poco sensible para detectar TVP en las pantorrillas. Con todo, es la primera prueba que se debe solicitar ante la sospecha de una TVP postoperatoria porque es fácil de efectuar, no es invasiva y es repetible y barata. Se ha intentado introducir nuevos métodos de diagnóstico cuya utilidad todavía no está bien determinada. La fotopletismografía digital, introducida recientemente como actualización de la pletismografía clásica, capta los cambios en el tamaño de la extremidad debido al edema tisular o a la acumulación de sangre en las venas. En un estudio se ha visto que tiene una sensibilidad del 100% y una especificidad del 47%41. La flebografía tomográfica espiral de la pierna (spiral computed tomography venography o fleboTC) se ha mostrado prometedora para el diagnóstico de TVP en pacientes con edema en las extremidades inferiores38. La angiorresonancia es otra opción para identificar una trombosis venosa, especialmente proximal y de las venas pelvianas; tiene una sensibilidad del 100% y una especificidad del 95%42, pero su uso todavía no está generalizado. La flebografía endovenosa sigue siendo el estándar en el diagnóstico de la TVP, aunque es un método invasivo, puede causar morbilidad y debe reservarse para los casos de gran sospecha clínica y eco-Doppler negativo. Cuidados perioperatorios y postoperatorios Quizá el aspecto más importante que mejorar en el futuro sea el de los cuidados generales del paciente, que incluyen la preparación operatoria, la anestesia regional, una técnica quirúrgica rápida y atraumática y unos cuidados postoperatorios que promuevan especialmente la movilización precoz. Es muy importante la buena hidratación del enfermo y el control exquisito de las enfermedades concomitantes, sobre todo las más trombogénicas mencionadas con anterioridad (insuficiencia cardíaca congestiva, HTA, diabetes, broncopatía crónica obstructiva, etc.), antes de acometer una intervención quirúrgica de cirugía ortopédica o de traumatología de las extremidades inferiores. Como medidas generales perioperatorias, se consideran la anestesia regional y la propia técnica quirúrgica. Probablemente por estos dos factores, más que por la introducción de nuevos fármacos, en los últimos años han ido disminuyendo la presentación de complicaciones tromboembólicas en el periodo intrahospitalario y la mortalidad. La anestesia regional (epidural, intradural o bloqueo periférico) se considera un método más de profilaxis antitromboembólica, capaz por sí sola de reducir el riesgo relativo de TVP postoperatoria en un 40-50% respecto a la anestesia general43. Tanto en cirugía electiva de cadera (anestesia general, el 73% de TVP; anestesia regional, 20%)44 como en cirugía electiva de rodilla (anestesia general, el 62,5% de TVP; anestesia regional, 15,4%)45 o en fractura de cadera (anestesia general, el 76% de TVP; anestesia regional, 46%)46, las diferencias son muy significativas, independientemente del tipo de profilaxis farmacológica utilizada. Una reciente revisión sistemática de la literatura47 ha determinado sin lugar a dudas las ventajas de la anestesia regional respecto a la anestesia general tanto para disminuir la incidencia total de TVP (el 28 frente al 42,6%; odds ratio del 53% de redu- 22 Med Clin (Barc). 2008;131(Supl 2):18-24 ción; IC del 95%, 37%-64%; p < 0,001), como de TVP proximal (el 5 frente al 17,8%; odds ratio del 77% de reducción) y de EP (reducción relativa del 43%). Este efecto antitrombótico es particularmente útil en cirugía ortopédica y tampoco depende de la técnica quirúrgica empleada. Por cierto, una técnica quirúrgica cuidadosa y atraumática, el control del sangrado operatorio, la coordinación en el quirófano, la protocolización de las intervenciones y el menor tiempo quirúrgico son buenas maneras de disminuir el riesgo de TVP postoperatoria. Un estudio retrospectivo en cirugía electiva de cadera mostró que, si el tiempo quirúrgico no sobrepasaba los 70 min, la tasa total de TVP era del 10%, pero si duraba más de 70 min, ascendía al 35,5%, con una tasa de TVP proximal del 3,3% en el primer caso y del 13,3% en el segundo48. Esta relación se ha puesto también de manifiesto en cirugía de rodilla49. Los cuidados postoperatorios son los más importantes: mantener una buena hidratación del enfermo, evitar la anemización del paciente senil transfundiéndolo precozmente, controlar el dolor y las enfermedades concomitantes, evitar la hemodilución excesiva con soluciones fisiológicas y fomentar la autotransfusión49 disminuyen el riesgo de trombosis venosa. Sin embargo, la bipedestación y la carga precoz son, indudablemente, el mejor método profiláctico postoperatorio. Se ha demostrado que la deambulación iniciada antes de las 48 h de la cirugía es un factor protector contra la TVP31. Otro estudio destinado específicamente a demostrar la eficacia de la carga precoz en pacientes sometidos a artroplastia de cadera no cementada concluyó que ésta disminuye significativamente la tasa de TVP proximal y de EP a medio-largo plazo (de 3 a 8 semanas después de la cirugía), lo que es importante incluso para la eficiencia de la profilaxis prolongada50. La valoración del riesgo, los cuidados del paciente, la anestesia regional, la movilización precoz y la prolongación de la profilaxis serán, conjuntamente con la introducción de nuevos fármacos antitrombóticos más eficaces y cómodos de usar, los elementos determinantes en la disminución futura de los eventos tromboembólicos después de cirugía ortopédica. Nuevos fármacos antitrombóticos Recientemente se han publicado los resultados de los estudios pivotales en fase III de dos nuevos fármacos antitrombóticos que pueden administrarse por vía oral y pueden revolucionar la profilaxis en cirugía ortopédica mayor, puesto que combinan eficacia y comodidad para su uso tanto hospitalario como en profilaxis prolongada después del alta. Dabigatrán etexilato es un profármaco que tras su absorción se convierte en su forma activa, dabigatrán, un inhibidor directo y reversible de la trombina que ya ha recibido la autorización de la EMEA para ser utilizado en la profilaxis después de prótesis total de cadera y de rodilla. Al actuar directamente en su lugar activo, bloquea tanto la trombina libre como la unida al coágulo y está disponible para la actividad hemostática natural52. La biodisponibilidad de dabigatrán etexilato después de su administración oral es de aproximadamente el 6,5%, no está afectada por la ingestión de alimentos y tiene un perfil farmacocinético lineal, lo que permite que su efecto sea predecible a pesar de su baja disponibilidad absoluta. Los estudios RE-MODEL y RE-NOVATE fueron los ensayos clínicos europeos en los que se usaron dos dosis de dabigatrán (220 y 150 mg/día por vía oral) para compararlas con 40 mg de enoxaparina subcutánea una vez al día en 2.101 pacientes sometidos a cirugía de prótesis total de ro- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. GRANERO XIBERTA J ET AL. ENFERMEDAD TROMBOEMBÓLICA EN PACIENTES DE CIRUGÍA ORTOPÉDICA TABLA 6 TABLA 7 Resultados de los estudios de eficacia y seguridad de dabigatrán etexilato en cirugía ortopédica mayor Resultados de los estudios de eficacia y seguridad de rivaroxaban en cirugía ortopédica mayor Estudio RE-MODEL (2.076 pacientes, prótesis total de rodilla)53 Dabigatrán 220 mg Dabigatrán 150 mg TVP total TVP proximal TEP clínica Hemorragia mayor Hemorragia menor 36,4 2,6 0 1,5 5,9 40,5 3,4 0,1 1,3 6,8 Estudio RECORD-1 (4.541 pacientes, prótesis total de cadera)57 Enoxaparina 37,7 3,1 0,1 1,3 8,3 Estudio RE-NOVATE (3.494 pacientes, prótesis total de cadera)54 Dabigatrán 220 mg Dabigatrán 150 mg TVP total TVP proximal TEP clínica Hemorragia mayor Hemorragia menor 4,6 2 0,4 2 6,1 7,2 3,2 0,1 1,3 6,2 TVP total TEP clínica Hemorragia mayor Hemorragia menor Rivaroxaban 10 mg Enoxaparina p RRR 1,1 0,2 0,3 5,8 3,7 2 0,1 5,8 < 0,001 < 0,001 0,178 1 70 88 — — Estudio RECORD-3 (2.531 pacientes, prótesis total de rodilla)58 Enoxaparina 6,3 3,5 0,3 1,6 6,4 TEP: tromboembolia pulmonar; TVP: trombosis venosa profunda. Las cifras expresan porcentajes. dilla y 3.494 de prótesis total de cadera respectivamente. En el primero de ellos (estudio RE-MODEL en PTR), el tratamiento se mantuvo de 6 a 10 días, al cabo de los cuales se practicó una flebografía sistemática y se observó TVP total en el 36,4% de los pacientes que recibieron 220 mg de dabigatrán etexilato, en el 40,5% de los pacientes que recibieron 150 mg y en el 37,7% de los pacientes que recibieron enoxaparina53. En el segundo (RE-NOVATE en PTC) el tratamiento se mantuvo hasta los 28-35 días, y después de la flebografía sistemática se observó TVP total en el 6% de los pacientes que recibieron 220 mg de dabigatrán etexilato, en el 8,6% de los que recibieron 150 mg y en el 6,7% de los que recibieron enoxaparina54. En ambos casos se demostró la no inferioridad estadística de dabigatrán etexilato respecto a la heparina de bajo peso molecular, con una mayor tendencia a disminuir los eventos tromboembólicos sintomáticos (tabla 6) y un perfil de seguridad parecido, con una tasa de complicaciones hemorrágicas baja (el 1,8% en los grupos a 220 mg; el 1,3% en los de 150 mg, y el 1,5% en los grupos a enoxaparina) y un riesgo de disfunción hepática también bajo y comparable al de enoxaparina. Rivaroxaban es un inhibidor directo y selectivo del factor Xa (es decir, que no necesita de la intermediación de la antitrombina III como fondaparinux y las heparinas), capaz de inhibir tanto los complejos de factor Xa libres como los unidos al coágulo y el complejo protrombinasa, que se administra por vía oral y tiene un perfil farmacocinético y fármacodinámico muy favorables, con una biodisponibilidad muy alta (más del 80%) y un efecto predecible dependiente de la dosis. Su absorción no se modifica por los cambios en el pH gástrico, lo que es importante en enfermos seniles que toman diversos fármacos, entre ellos inhibidores de H255, o antiagregantes plaquetarios como la aspirina, lo que permite su uso en pacientes con una enfermedad arterial concomitante56. Este nuevo antitrombótico ha mostrado una clara superioridad sobre la enoxaparina en los ensayos clínicos en fase III realizados en cirugía ortopédica mayor electiva (tabla 7). NOTA: Datos preliminares de este estudio fueron comunicados en un estudio sobre la enfermedad tromboembólica venosa en España del Grupo Multidisciplinar para el Estudio de la Enfermedad Tromboembólica Venosa en España accesible en www.fesemi.org. TVP total TVP mayor Hemorragia mayor Hemorragia menor Rivaroxaban 10 mg Enoxaparina p RRR 9,6 1 0,6 4,3 18,9 2,6 0,5 4,4 < 0,001 0,01 NS NS 49 62 — — Las cifras expresan porcentajes. En el estudio RECORD-1 se aleatorizó a 4.541 pacientes sometidos a prótesis total de cadera para comparar 10 mg de rivaroxaban 6-8 h después del fin de la cirugía con 40 mg de enoxaparina durante 35 días, con unas diferencias estadísticamente significativas y unas tasas totales de TVP del 1,1% con rivaroxaban y del 3,7% con enoxaparina (RRR, 70%; IC del 95%, 49%-82%; p < 0,001)57. También en el estudio RECORD-3, en 2.531 pacientes intervenidos de prótesis total de rodilla, rivaroxaban mostró su superioridad respecto a enoxaparina, con unas tasa total de TVP del 9,6% con el nuevo fármaco frente al 18,9% con heparina de bajo peso molecular (RRR, 49%; p < 0,01) y una disminución considerable de TVP mayor y eventos sintomáticos (el 1 frente al 2,6%; RRR, 62%; p = 0,01) y unas cifras de seguridad muy similares, tanto de complicaciones hemorrágicas como de elevación de las enzimas hepáticas58. Esperemos que cuando estos fármacos estén ya comercializados contribuyan también, junto con las demás estrategias referidas en este artículo, a la disminución futura de los eventos tromboembólicos después de cirugía ortopédica. Declaración de conflicto de intereses Los autores han declarado no tener ningún conflicto de intereses. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Seagrott U, Tan HS, Goldacre M, Bulstrode C, Nugent I, Gill L. Elective total hip replacement: incidence, emergency readmission rate and postoperative mortality. BMJ. 1991;303:1431-35. 2. Granero J. Profilaxis de la enfermedad tromboembólica en la cirugía ortopédica y traumatología. Guía clínica. Madrid: SECOT; 2003. 3. Granero J. Guía de profilaxis tromboembólica en cirugía ortopédica y traumatología. Madrid: SECOT; 2007. 4. White RH, Romano PS, Zhou H, Rodrigo J. Incidence and time course of thromboembolic outcomes following total hip or knee arthroplasty. Arch Intern Med. 1998; 158:1525-31. 5. 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