Junio

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Ciudad de México / Junio 15, 2016.
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DESDE EL
La Invalidez Total y Permanente, un riesgo potencial
Jessica Ortega Pacheco
Instructora del Imesfac
M
ientras escribía este artículo, recordé el tiempo cuando
estudiaba en la Facultad de
Ciencias Exactas de la UNAM y evoqué a un reconocido y muy apreciado
profesor, el actuario. Antonio Minzoni
Consorti, por quien sentí mucho respeto y cariño. Él escribió numerosos
artículos, y en particular recuerdo
Crónica de dos siglos del seguro en
México. En el aula nos contaba sobre
cómo se habían desarrollado los inicios del seguro en el mundo y la tendencia del ser humano de darle preferencia a contratar seguros para hacerles frente a los riesgos que afectan
a sus bienes, en lugar de hacerlo para
hacerles frente a los riesgos que afectan a las personas. Desde el aula a muchas generaciones nos hizo reflexionar con su muy peculiar agudeza crítica y analítica. Nos estimulaba para
que observáramos un poco en nuestro
entorno y viéramos un gran número
de personas con su auto asegurado y
sin un seguro de Vida o un seguro de
Gastos Médicos Mayores.
Hoy lo recuerdo siempre optimista, transmitiendo sus conocimientos
confiado en que las nuevas generaciones siguiéramos impulsando el seguro
en México. Por eso no debemos dejar
de observar el entorno, que es cada
vez más cambiante, y constatar cómo
se incrementa la tendencia al autoempleo en nuestro país, siendo este indicador un nuevo incentivo para impulsar los seguros de Vida y los beneficios
de Invalidez Total y Permanente, que
son indispensables. Los seguros de
Gastos Médicos Mayores en realidad
son importantes ante los gastos médicos en general y los relacionados
con la invalidez total y permanente.
Ambos seguros independientes en su
contratación se complementan cuando nos referimos al riesgo de sufrir
una invalidez.
Por eso veo que todos los que colaboramos directa o indirectamente
en el sector asegurador tenemos la
responsabilidad de seguir fomentando
la cultura de los seguros en México y
suscitar la siguiente reflexión en quien
no tiene seguro: ¿Te has preguntado
sobre el impacto que enfrentan las
personas cuando, ante la materialización de un riesgo, de un momento a otro sufren una Invalidez Total
y Permanente? “Nada es seguro; tú seguro sí.”
Según la Organización Mundial de la
Salud (OMS), la invalidez se define así:
es la reducción de la capacidad funcional para llevar una vida cotidiana útil.
La invalidez es el resultado no sólo de un
impedimento físico o mental, sino también de la inadaptación del individuo a
ese impedimento.
Las causas de la invalidez pueden ser
muchas. Sólo queremos mencionar algunas:
Accidentes en casa,
automovilísticos, en la vía
pública, riesgos de trabajo,
etcétera.
Enfermedades genéticas,
hereditarias, adquiridas,
etcétera.
Haber padecido violencia.
Fenómenos de la naturaleza,
como terremotos, huracanes,
sismos, tsunamis, tornados,
etcétera.
Obviamente, no todas estas causas
generan invalidez total y permanente;
algunas producen una incapacidad temporal; otras, la muerte. Otras llevan a
una discapacidad que no invalida totalmente al sujeto, sino de manera parcial,
y, a lo mejor, aunque pueda seguir generando ingresos, éstos no serán en todos
los casos iguales a los que acostumbraba
percibir, lo que le impedirá mantener el
anterior nivel de vida.
El impacto de la invalidez se puede
analizar desde tres dimensiones:
a. Dimensión orgánica,
funcional o corporal
Aquí se presenta una deficiencia,
es decir, un defecto de estructura o
función. Sin duda, genera gastos médicos mayores (honorarios médicos,
enfermeras, prótesis, cirugías, rehabilitación, fisioterapia, medicamentos, aparatos ortopédicos, sillas de
ruedas, camas especiales, entre otros
gastos), que incluso pueden llevar a la
quiebra a una familia. ¿Por qué? Porque no todos son derechohabientes
de instituciones públicas de salud o
no todos están asegurados con seguros de Gastos Médicos Mayores privados, y quizá no tengan los recursos
suficientes para hacerles frente a los
gastos generados.
Sólo el 68.8 por ciento de la población es derechohabiente de algún servicio de Salud.
b. Impacto en la dimensión
individual, personal y familiar
Al presentarse una discapacidad,
muchas veces el individuo continúa
realizando sus actividades cotidianas y
laborales, y es posible que genere una
pérdida de ingresos total o parcial, dependiendo de si es o no derechohabiente
de una Institución Pública de Salud. El
efecto en la economía familiar puede ser
muy grave cuando el discapacitado es el
único proveedor.
Aun asegurados en seguros de Vida
privados no siempre cuentan con la
contratación del beneficio de Invalidez Total y Permanente para recibir
una suma asegurada ante este riesgo
para hacerle frente a la disminución o
nulidad de ingresos respecto a los que
estaban recibiendo antes de padecer la
invalidez.
c. Impacto en la dimensión social
En la esfera social el efecto negativo
aparece cuando se sufre una minusvalía, es decir, una restricción o limitación
para moverse en casa, en la vía pública,
en un auto, en el entorno social habitual.
Se calcula que 16.4 por ciento de los
hogares en México tienen al menos un
integrante con alguna discapacidad. Y
aquí se debe considerar qué adecuaciones tendrá que hacer el afectado para
poder entrar a su hogar. Se debe analizar si su casa tiene accesos para su nueva
situación y habrá que considerar las adecuaciones al baño, la cocina, el auto, si es
que hay posibilidad de movilidad.
Hay que pensar si se cuenta con el
dinero suficiente para pagar a un cuidador en caso de que su núcleo familiar no
pueda apoyarlo o no tiene familia.
Este deterioro llevado a cifras en pesos es alarmante.; de ahí la importancia
de contratar, dentro del seguro de Vida,
los beneficios relacionados con el riesgo
de Invalidez Total y Permanente, para
transferirlo a una aseguradora y disminuir el daño económico que puede
causar. Éstos son algunos de tales beneficios:
1
Exención de pago de primas por
incapacidad total y permanente,
cuya cobertura eximirá al asegurado de pagar las primas por
vencer de la cobertura básica (fallecimiento o supervivencia). El
asegurado quedará protegido por
el tiempo que falte para concluir
el plazo de seguro contratado, sin
pagar más primas.
Indemnización por incapacidad
total y permanente, cuya cobertura prevé una suma asegurada
propia que se pagará al asegurado
que, con motivo de una enfermedad o accidente, quede total y permanentemente incapacitado para
desarrollar la misma actividad que
desarrollaba u otra compatible
con sus conocimientos, aptitudes
y posición social, y siempre que
el estado de incapacidad total y
permanente se prolongue por seis
meses continuos.
Renta por incapacidad total y permanente, cuya cobertura ampara
el pago de una renta mensual (en
algunos casos es vitalicia) a partir
del sexto mes ininterrumpido de
un estado de incapacidad total y
permanente.
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