1810- 2010: una oportunidad para las naciones del español

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O.J.D.: 231852
E.G.M.: 701000
Fecha:
11/05/2009
Sección: PORTADA
Páginas: 3
1810- 2010: UNA OPORTUNIDAD
PARA LAS
NACIONES DEL ESPAÑOL
... Paraque eI Bicentenariosea operativo, requiereunaconcienciamayorde realidad, unareflexión
sobre lo que uney am’culaambasorillas deI Atlántico, pues lo que separaes recordadoy jaleado de
manerapermanente...
ACEcasi un siglo, en 1910, las repúblicas iberoamericanas celebraron el primer centenario de su independencia alrededor de la idea de ~progreso~. Comonos
muestran los estudios realizados sobre aquel
momentode gloria patñófica, la generación
que lo vivió disfrutó en calles y plazas de una
verdadera fiesta. Huboardientes discursos que
ponderaronlas virtudes y hazañas de los pr6ceres fundadores, ademásde multitud de desfiles,
e inauguración de monumentostanto en grandes ciudades comoen pequeñas aldeas. Las exposiciones de productos agrtcolas, ganaderos e
industriales, organizadaspor doquier, copiaron
el modelodelimperialismo decimunónicoeuropeo y pretendieron mostrar a los contemporáneos que la emancipaciónde Españay Portugal
habla servido ~aara mejorar~.El triunfo del espíritu humano,visible en los milagrostraldos por
la revoluciónindustrial, se coosidet6 inseparable de la libertad política lograda de Río Grande
en Méxicoa Tierra de Fuegoen Chile cien años
antes. En 1860, cuandose hablan cumplidocincuenta años de las independendas, en cambio,
la atmósfera no/labia estado para celebradones. El mantenimientode disensiones civiles y
el influjo de la terrible Guerrade secesiónestadounidense fue determinante. Algunosoficiales sudistas pensaronindnso en implantar la esclavintd en la Amazoulasi perdlan con los yanquis. Tampocola Españaisabelina babla madurado una relación igualitaria con las repúblicas
~de su progenies, comose decta entonces, y estaba a punto de embarcarseen una serie de conflictos imperialistns patéticos de filiación napoleónica francesa, con Chile, Méxicoy Perú, que
motivaron un resurgimiento de la hispanofobia
continental. Ast, huboque esperar al benéfico
impulso que supuso la celebración conjunta en
1892 del cuarto centenario del descubrimiento
de América y al despliegue desde 1910 de una
potente diplomacia cultural y académica, tan
bien representada por Rafael Altamira o José
Ortega y Gasset, para que se abriera un camino
de éxitos, que facilitó la Edadde Plata de la cultura española. Másallá del genio de quienes la
representaron, se subraya poco que fue posible
por la existencia de caminosde creatividad transatlántieos: el joven poeta chileno Nerudao el
magnifico editor venezolano Blanco Fombona
colaboraron a diseñar y a poner en marchalas
primeras industrias culturales del español.
H
Todo
aquel
impulso
de convergencia
ambas
orillas
del Atlántico
sufrió una desde
forzosa reconversión a causa del destrozo causado
por la guerra civil, manifestacióndelirante de
la anormalidad española, pero los lazos de la
cultura fueron muchomásfuertes que la politica. Comose sabe, ya durante los años cincuenta
hubo sectores vinculados a la acción exterior
del franqnismoy exiliados republicanosde filiación moderadaque entraron en contacto y empezaron a construir una cultura de la concordia, así comouna visión del conflicto fratñcida
que superó el antagonismoentre vencedores y
vencidos, al eonsiderarla un desash’e nacional,
,,un fracaso para toda la sociedad españolas.
Aquellas ideas maduradasen debates públicos y privados manteuldos en el continente
americano --incinso en México, que nunca tuvo relaciones diplomáticas con la Españavencedora en 1939-- fadlitaron de maneraextraordinaña la trnnsición demo~:ráticay crearon las bases de la renovación de la imagenespaliola en.
América,sobre la base de una diplomacia pública de eficacia espectacular, representada en espedal por SS.MM.los Reyes, a quienes entonces dieron eficiente cobertura las acciones de
los gobiernos socialistas presididos por Felipe
González.
M¿starde,
los capitales
y el saber
hacer
de
los empresarios
españoles
cruzaron
elAtlántico para vivir su particular era de la globalización iberoamericana, mientras multitudes de
emigrantes domiuicanos, cubanos, ecuatorianos, colombianos, bolivianos, vanezolanos o
brasileños, vinieron a ~hacer las Españas~y a
buscar una vida mejorcomoun siglo antes el flujo había sido al contrario y canarios, gallegos,
catalanes o asturianos ~hiciernn las Américas~.
Menosinocentes que hace veinte afios, obligados ahorapor la crisis a realizas políticas ensaizadas en un principio de realidad y no en una vacua palabrerla, deberlamos preguntamos qué
Bicentenarin queremos,aquí y allí, cuáles son
las ltneas de tensión de un programade ideas
que propongala celebración del futuro, en vez
de un evento teenocrático ola simple confrontación respecto al pasado. ¿Cuáles la libertad que
queremossoñar recordando que hace dos siglos
las Espanas, europea y americana, se fragmentaron y dieron lugar a dos decenas de naciones de
ciudadanos? Parece obvio que el componente
de extrema diversidad , de celebración de ,,un
continente de color,,, en afortunada expresión
del viajero alemánal servicio de la Coronaespañola Alejandro de Humboldt,no puedeser relegado, comoocurrió hace un siglo. Todoslos paises iberoamericanos--España también-- reposan sobre sociedades variadas y dinámicas que
no tienen homogeneidad,pues poseen una creadora riqueza y una asombrosa diversidad. No
existe un ,,pasado común,,sino la necesidad de
repensarla Historia en su complejidad,que oh-e-
ce un modelo de convivencia extraordinario,
másallá de los tópicos sobre el ~inevitable caudillismo,, o las apelacionespopulistas al odio de
clases. El Bicantanario ofrece una posibilidad
de transformadón y de celebración de la democracia, que ha sido y seguirá siendo la formade
gobierno dominante en el Nuevo Mundo. Como
ha señalado el historiador colombiano Germán
Mejta, ~esta es una fiesta de todos: nuestra conmemoraciónde habernos constintido en comunidad de seres libres, aceptandonuestra responsahilidad ante el otro, pues lo reconocemos
igualmente independiente, esto es, distinto;
nuestra conmemoraciónde habernos constimido en nación cuya construcción social encuentra su valor en la aceptación del otro; nuestra
coumemoracióñde un pasado común, pero reconociendoahora que su significado es dinámico y plural; nuestra conmemoración
del Estado,
al aceptar queen sus instituciones y reglas de vida se señala el modode convivir y consolidar un
proyectocolectivo, respetandolo particular; en
esencia, nuestra conmemoracióndel futuro,
que no encuentra otra posibilidad que su despliegue en la libertad, la comunidad,la convivencia y el patrimonio común~;
Estaque
ultima
valoración
relevante, por-a
la tendencia
deeslasmuy
conmemoraciones
considerarse base de referencia y refundación
de un tiemponuevo suele erosionar la conciencia de la tradición. Se trata de un error habitual
en los programasrevolucionarios, que caen una
y otra vez en la falacia de pensar que un cambio
de las leyes o de las constituciones producede
manera automática una uansformación de la
realidad, ~a golpe de decretos. Por el contrario,
para que el Bicentenario sea operaüvo, requiere una conciencia mayor de realidad, una rellexi6n sobre lo que une y articula ambasorillas
del Aflántico, pues lo que separa es recordadoy
jaleado de manera permanente. ¿Resulta quizás demasiado optimista quien recuerda que,
por encimade las diferencias politicas, lo que
ha unido y une es un idioma común,el español,
la segundalengua global? ¿Queel respeto a este patrimoniomarca la senda del futuro, la sociedad del conocimientoy las industrias de valor afiadido? Siempre más cercanos comopueblos que comoEstados, según señaló el académico Guillermo Céspedes del Casüllo, españoles e ibernameñcanos deberiamos asumir que
no hay futuro sin pasado, pero tampocoun porvenir de marasmoinevitable. Para evitarlo, sólo queda ponerse a trabajar.
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