Cómo hice “Aquel Día”: reflexiones a partir de la producción de mi

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Cómo hice “Aquel Día”: reflexiones a partir
de la producción de mi primer Storytelling.
Autor: Miguel Herreros.
Barcelona. Octubre 2009.
Perfil y competencias previas del autor.
Para entender el proceso de aprendizaje he de contextualizarlo. Soy licenciado en filosofía y
profesor, por lo que parte de mi trabajo consiste en contar historias a mis alumnos. Y en lo
que respecta a la formación tecnológica desde siempre que soy un aficionado a la fotografía
y al video. Y he realizado un curso de video “Fem video amb ordenador” de 60 horas, en el que
aprendí parte del manejo de Studio8. Y desde antes ya me había interesado por el montaje
de video con ordenadores. También tengo ciertas nociones de programas de fotografía y
retoque fotográfico. Todo ello en el ámbito de usuario medio.
Herramientas y software utilizado.
Edición de texto: Word.
Generador de PDF: Adobe Acrobat Pro.
Presentaciones: Power Point.
Edición de video: Studio8 y Movie Maker, VirtualDud.
Sonido: GoldWave y el Audacity.
Programa de Fotos: Corel PhotoPaint.
Conversor de formato de video: Any Video Converter.
Otros: grabadora de voz digital y su software.
Imágenes: cámara de video super Hi8, cámara de fotografías digital.
Proceso de creación del Storytelling.
Etapa de conceptualización y planificación.
La elección de la historia no me resultó difícil. Barajé dos posibilidades, pero pronto me
decanté por la historia sobre el nacimiento de las gemelas. No necesité realizar muchas
actividades para despertar mi memoria. Recuerdo que cuando me tocó en clase contar la
historia, ésta fue saliendo de mi boca a medida que hablaba. No había hecho un guión
previo. Simplemente recordaba esa foto que tengo en el comedor y revivía los momentos
de aquel día. Conté una primera historia en clase. Y cuando llegué a casa la rememoré con
mi mujer. Entonces me di cuenta de que ella la contaba desde su punto de vista, me contó
detalles que yo nunca había pensado. Pensé en incluirlo, pero esa misma noche dándole
vueltas al asunto lo descarté. Me dí cuenta que tenía que contar mi historia. Ese era mi
objetivo.
Antes de desarrollar el guión me asaltó la duda de cómo hacerlo. Busqué información en
Internet sobre elaboración de guiones, pero no me convencieron. Y salí, un sábado por la
mañana, de librerías. Sabía lo que buscaba: un libro sencillo que me diera cuatro pautas
sobre el guión. Y encontré un pequeño manual sobre el lenguaje cinematográfico que me
resulto muy interesante. Leí los capítulos que me interesaron: “las normas del guión”, “la
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fuerza de la imagen” y “el papel del sonido”. Aprendí cuatro normas para que un guión
resultase interesante, descubrí que en cine y audiovisuales había que pensar con imágenes para mí mi historia hasta ese momento era un relato-, empecé a pensar con imágenes y por
último me enteré que el sonido tiene ciertas funciones en el discurso cinematográfico. Así
pues mi historia tendría también efectos sonoros y muy posiblemente una banda musical de
fondo.
Comencé a desarrollar el guión. Recuerdo que el primer guión que elaboré no respondía
bien a mi historia. En él el médico y la enfermera tenían voz, diálogo. Los hechos se
correspondían con lo que había vivido, pero pronto me di cuenta que debía cambiar la
forma de narrarlo. También me sirvieron de orientación las indicaciones que los
profesores me dieron en clase sobre el final de la historia, parecía inconclusa. Eso me llevó
a hacer un segundo guión, y un tercero y un cuarto en el que sucesivamente iba
modificando los elementos que no acababan de convencerme.
Uno de los problemas con los que me enfrenté es decidir qué quería contar, la historia
debía tener 4 minutos, y no quería aburrir con detalles que podían obviarse. Una vez
terminado el guión, me dediqué al Storyboard. Primer problema: encontrar imágenes. Mi
historia narraba un parto imprevisto. Yo no llevaba cámara ese día en previsión de que tres
años después, un día, contaría esa historia. Por lo que no tenía prácticamente imágenes de
la historia que iba a contar. El único material de que disponía era la grabación, de baja
calidad, que hice de mis hijas cuando las vi en la incubadora. Hice esa grabación para
enseñárselas a la madre, pues ella no podía subir a verlas hasta pasadas 24 horas. Debía
encontrar imágenes que ilustraran mi historia. Fotos de antes del parto y alguna de después.
Consulté el álbum de fotos. Busqué en repositorios. Y llegué a la conclusión de que había
imágenes que debía grabar.
Eso me planteaba otro problema: no podía realizar el Storyboard sin disponer de las
imágenes para montarlo. Solución: dedicarme a crear las imágenes que me faltaban.
Etapa de producción.
Dediqué una mañana de sábado a pasear con la familia por la Ciudadela. Tomé fotos de
ellas jugando, grabé vídeo en el parque de familias jugando con niños e hice que mi mujer
me hiciera fotos jugando con mis hijas; esa era la imagen con la que quería cerrar la
narración. A ello le dediqué una mañana entera, mañana que aproveché para disfrutar de la
familia.
Después de comer cogí el coche y me fui, cámara en mano, a buscar imágenes de exteriores
y del Hospital de Barcelona: vídeo, fotografías. Eso me llevó unas 4 horas, pues debía de
esperar los momentos en que no hubiera nadie en el ascensor o en la planta de emergencias
para grabar.
El proceso de producción consistió en: seleccionar las fotos que me interesaban,
transformar el video a formato digital, buscar alguna imagen por Internet (una intervención
ginecológica, inseminación artificial, un reloj, imagen de un despacho médico y una
ambulancia), retocar algunas fotos y crear las imágenes que me interesaba mostrar.
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Vuelta a la planificación.
Una vez tuve todas las imágenes, podía montar el Storyboard, seleccioné las fotos y video y
lo monté. Ello me llevó a retocar algunos aspectos del guión para ajustar mejor narración e
imágenes.
Vuelta a la producción.
Antes de realizar el montaje me planteé que tiempo debía durar cada imagen, y video. Las
imágenes de la narración debían ajustarse al relato.
Una vez tenía el Storyboard podía comenzar a realizar mi primer montaje de la historia. En
él pensaba simplemente montar imágenes, pero se me planteaba un problema ¿qué tiempo
debía durar cada imagen o video para ajustarse las imágenes a la narración?. El programa de
edición de video por defecto le da un tiempo de exposición a cada imagen, y además debía
cortar las imágenes de vídeo que me interesaran en función del tiempo que debía de durar.
La solución fue algo casera. Cronómetro en mano –el del móvil por supuesto-, me dediqué
a leer de forma pausada los diferentes apartados del guión y cronometrar cuánto duraba
cada pasaje. Le añadí uno o dos segundos al tiempo registrado e hice un Storyboard con
una columna donde mostraba el tiempo de exposición de cada imagen.
Empecé a montar el vídeo de mi narración. Los primeros problemas que aparecieron se
debían a la diferente calidad de algunas grabaciones de video. No podía realizar el montaje
de toda la película en un proyecto, debía transformar el video o montar la película en dos
partes. Opté por la segunda para no empezar a perder calidad con las conversiones. Al final
lo uniría montando la película.
Busqué efectos sonoros en un repositorio de sonidos. Y empecé a pensar en la música que
quería añadir a la narración. Mientras iba buscando efectos sonoros, sonaba la música en el
CD; era una manera de ganar tiempo. Tenía clara qué música quería utilizar, la de una
película “Ulisses Gaze”, pero no sabía qué cortes usar.
Etapa de posproducción.
Intenté montar la película con Movie Maker, pero el programa era inestable, se cerraba,
daba fallos. Por lo que opté por usar Studio8. Había algunas imágenes que quería montar
con Movie Maker por los efectos que me ofrecía y que Studio no. Edité las imágenes que
me interesaban. Y luego importé todo ello a Studio8. Así conseguí una primera edición de
la película, compuesta de imágenes y sonido real en las grabaciones de video.
A continuación eliminé el sonido que acompañaba a las imágenes de video y que no me
interesaba, y monté la pista de efectos especiales. Importé los sonidos a Studio8 y edité la
película en su primera versión.
En una segunda versión le incorporé la música de fondo. Utilicé “GoldWave” para extraer
las pistas de sonido del CD escogido, y “Audacity” para convertirlas a “wave” y hacer los
cortes que me interesaban. Una vez tuve los archivos de sonido los importé al proyectote
Studio8, desde el programa acabé de ajustar y retocar el sonido hasta que me pareció que el
resultado me satisfacía. Con ello generé una segunda versión de la película, ahora con
banda sonora.
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La tarea que me quedaba por realizar era incorporarle la voz, narrar la historia. Esta es la
que me presentó más dificultad. Empecé leyendo al guión y haciendo una grabación lineal,
grabación que no se completaba porque abandonaba el proceso al no convencerme.
Cuando por fin tuve una grabación del guión y la escuché, no me gustó. El relato no se
narraba, se leía. Desestimé realizar ese tipo de lectura. Además bajar la cabeza para leer el
papel la voz no salía como debía. Decidí cambiar de método. Debía hablar para un público,
esto es con la cabeza erguida, como cuando doy clase. Para ello necesitaba un pequeño
montaje para que el micrófono quedara a la altura de la boca, con una varilla y un poco de
cable lo construí. Ya lo tenía donde quería. Pero me faltaba el texto. Debía tenerlo a la
vista. Decidí que pasaría el guión a Power Point, y así lo tendría frente a mi vista mientras
narraba la historia. Así realicé la primera grabación, una grabación por pantallas, dejando un
silencio espaciado entre pantalla y pantalla, para poder luego cortar y hacer el montaje de
voz. La primera grabación que hice así me gustó, pero el sonido no era limpio. Pensé que si
tapaba el “micro” con un pañuelo obtendría un sonido más limpio. Así lo hice. Y la prueba
me gustó. Realicé dos grabaciones de voz completas. Incorporé la voz a la película, hice los
cortes oportunos y la importé a Studio8. Edité el proyecto de la película y fui incorporando
la voz a las imágenes. A la vez iba ajustando la duración de éstas, alargando algún segundo
su proyección o acortándolo. Una vez montada la voz, había tres fragmentos de narración
que no me gustaban; los volví a grabar, y los incorporé a la película.
En todo ese proceso se produjo un reajuste de alguna imagen que eliminé, así como algún
vídeo que recorté, pues su tiempo era excesivo, pero eso lo pude hacer fácilmente con
Studio8, que me permitía modificar los fragmentos de video y la duración de las imágenes.
Con eso ya tenía la tercera versión de la película.
Con la tercera versión me dí cuenta que haber montado la música antes que la voz había
sido una pérdida de tiempo. Al retocar la duración de la película la música había quedado
descompasada. Estaba claro que la música debía montarse el final. La eliminé y la monté de
nuevo.
Cuando visioné el montaje con voz y música noté que a la música le faltaba algo, era
demasiado homogénea, no expresaba bien los momentos de tristeza y de alegría. Por lo que
decidí buscar más música, una que debía de servir para el principio y el final y que me
proporcionara el efecto que buscaba, más de alegría, tranquilidad, felicidad. En la banda
sonora de “Blade Runner” encontré lo que deseaba. Extraje las pistas sonoras, las convertí
en “wave”, decidí qué corte me interesaba y lo traté con “Audacity” para generar tres cortes
diferentes de esa melodía. Lo incorporé a Studio 8. Y lo edité.
Ya tenía la película con efectos sonoros, voz y música, pero necesitaba ecualizar los
sonidos, cosa que pude hacer con Studio8 sin ningún problema.
Una vez quedé satisfecho del montaje lo presenté en el curso. Se me hizo ver la necesidad
de incorporar créditos al principio para que no empezara de golpe, y la conveniencia de
poner la autoría al final.
Entré en Creative Commons, registré la película. Monté los créditos iniciales con Studio8,
monté los créditos finales con Movie Maker pues me daban el efecto que deseaba, lo edité
todo con Studio8. Y tuve que volver a retocar la música para que se ajustara a los créditos.
Pero eso fue una tarea fácil, pues simplemente había que alargar un poco la pista inicial y la
final, no había que tocar el resto de la música de la película.
Edité la película en AVI 800x600. Y una vez tuve una copia, la convertí a MP4. Monté un
CD y ¡Finito!.
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En todo este proceso use el “VirtualDud” para unir los diferentes fragmentos de la
película. La película la trabajé en dos partes que uní al final. Y con este programa también
uní los créditos iniciales y finales antes de ponerle la música, claro.
Etapa de difusión y evaluación.
Una vez realizada la Storytelling ya estaba lista para ser evaluada y difundida.
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