Lea el libro - Apus Graph Ediciones

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A D I N E G AVA Z Z I
arquiteCTura
anDINa
Formas e historia de los espacios sagrados
arquiteCtura
anDINa
FORMAS E HiSTORIA DE LoS ESPAcioS SAgrados
A Maretta Campi
A D I N E G AVA Z Z I
Créditos
Edición y Dirección General
Apus Graph Ediciones / Anel Pancorvo Pasara
Editoriale Jaca Book SpA / Joshua Volpara
Autoría
Adine Gavazzi
Diseño y Diagramación
Apus Graph Ediciones / Mario Antonio Vargas Castro
Edición Fotográfica
Adine Gavazzi, Beatrice Velarde, Anel Pancorvo Pasara
Fotografía
Carátula: Machu Picchu, Mausoleo: Beatrice Velarde. Contracarátula: Alejandro Balaguer. Retrato de la autora: José Carlos Orrillo
Beatrice Velarde: 10-11, 12-13, 16-17, 22-23, 24-25, 28-29, 31, 32-33, 36a, 36b, 40-41, 47, 48-49, 50-51, 54b, 55, 59a, 59b, 60-61, 69a, 69b, 70-71, 73a, 73b, 75, 78-79,
108-109, 122, 152-153, 166-167, 171, 173, 175, 176-177, 178-179, 189, 194-195, 199, 204-205, 216-217, 220-221, 225, 230-231, 236-237, 254-255, 256-257, 265, 267, 278-279
Ignacio Alva Meneses: 86, 118 Alejandro Balaguer: 76-77, 124-125, 136-137, 147, 154, 156, 161, 162-163, , 240, 242-243, 247a José Canziani: 103
Mylene D’Auriol: 45, 88-89, 94-95, 97, 106-107, 112-113, 121, 130-131, 132-133, 214-215, 251 Gino Fazzi Canard: 44 Finn Fischer/Diomedia: 213
Peter Fuchs: 105 Christian Handl/Diomedia: 210 Santiago Giraldo: 262-263 Gustavo Herrera: 98 Heduardo Herran: 37, 93, 151, 201, 228, 233, 235, 247b
Mariano Juddson: 253 Diego Lezama Orezzoli: 182-183 Wilfredo Loayza: 190 Wilfried Louvet/Diomedia: 210-211 José Carlos Orrillo: : 21, 82-83, 85,
127, 129, 139, 272-273, 274a, 274b Heinz Plenge: 239 Walter Silvera Prado: 206, 277 Proyecto Arqueológico El Brujo, Fundación Wiese: 54a, 140, 142-143
Cecilia Puebla: 186 Lizardo Tavera: 115 Fritz Trupp: 269 William Zanatta: 185
Levantamiento y Dibujo digital
Cahuachi: Kaleidos / © Adine Gavazzi - Digital: Miriam Belmonte, Vera Mauri, Federica Albe; Caral: Proyecto especial arqueológico Caral
- Supe; Chanquillo: Slavomir Swieciochowski; Kuntur Wasi: Kinya Inokuchi; Pachacamac: Peter Eeckhout; Ollantaytambo: Adine Gavazzi,
Michele Gamboló; Ventarrón: © Proyecto Ventarrón Collud / Adine Gavazzi - Ignacio Alva Meneses, Fernando Guamán, César Piscoya
Todos los otros 3D © Lizardo Tavera / Todos los otros dibujos con crédito en la leyenda
Traducción al español: Blanca Liy
Traducción al francés: Nathalie Sholz
Redacción: Giuseppe Bolognesi, Lucia Maretti
Asistencia de Producción: Apus Graph Ediciones / Doris Mandujano Orna
Impreso en Italia por Grafiche Flaminia
Via Delle Industrie 10 - 06034 Foligno - Pg - Italia.
Primera edición, Agosto de 2010
© 2010 - Apus Graph Ediciones
Emilio Cavenecia 225 Of. 419 - San Isidro, Lima, Perú
© 2010 - Editoriale Jaca Book SpA, Milano
Via Frua 11, 20146, Milano
Tiraje: 6,000 unidades
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2010-08919
ISBN N. 978-612-45824-0-0
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio – salvo pasajes breves para reseña o cita – de los textos, gráficos o fotografías de este
libro sin la autorización expresa de los autores o de los editores. Cualquier acto ilícito cometido contra los derechos de la Propiedad Intelectual correspondiente a está publicación
sere denunciado de acuerdo al Decreto Legislativo 822 (Ley sobre Derechos de Autor) y a las leyes internacionales que protegen la propiedad intelectual.
Agradecimientos
Proyecto editorial: Sante Bagnoli, Anel Pancorvo, Joshua Volpara
Producción: Francesca Belloni, Giuseppe Bolognesi, Doris Mandujano, Guido Orsi
Fotografía: Beatrice Velarde
Layout y gráfica: Mario A. Vargas Castro
Estilo italiano: Lucia Moretti
Traducción francesa: Nathalie Sholz
Traducción española: Blanca Liy
Asistencia a la producción e investigación foto-iconográfica: José Carlos Orrillo, Miguel Fohn, Pilar Verástegui
Asistencia a la redacción: Francesca Cerbini, Ruth Mauri, Sig Premoli, Petra Rondoni
Preprensa: Jorge Morales
Sede en Lima: Anel María Lopez de Romaña, Jaime Daniel Sabat, Mia Casi Salicetti, Humberto Salicetti, Felicia
Fernández Perez, Irma Uma Ari Ari
Sede en Milán: Kaleidos: Franco Dazzi, Vanna Dini D’Arezzo Morone, Carlo Morone, Federica Morone, Paola
Morone; Miki Merlo, Regione Veneto; Fatine: Federica Albé, Myriam Belmonte, Morena Caputo, Vera Mauri,
Chiara Ferrari, Maurizio Pelosi López, Carlo Dazzi
Logística: Luisella e Cecilia Borgonovo Salerni
Instituciones: Centro Italiano Studi e Ricerche Archelologiche Precolombiane, Brescia y Nasca – Proyecto
Nasca; Instituto Aerofotográfico Nacional Lima, Mayantuyacu, Centro Estudios Plantas Medicinales, Pucallpa,
Ministerio de Relaciones Exteriores de Perú, Museo del Castello Sforzesco di Milano – Proyecto Antonio
Raimondi, Museo Tumbas Reales de Sipan – Proyecto Ventarrón, Lambayeque, Proyecto Especial Arqueológico
Caral Supe, Università degli Studi di Bergamo - Cattedra Unesco, Pontificia Universidad Católica de Peru, Lima
Interlocutores y lectores: Herlinda Agustin, Alicia Alonso Sagaseta, Walter Alva, Ignacio Alva Meneses, Fabio
Amaya, Gabriella e Giorgio Antonini, Henning Bishof, Giovanni Bottiroli, Richard Burger, José Canziani, Maurizio
Cabras, Giancarlo Consonni, Erminio Corti, Pierluigi Cuzzolin, Peter Eeckhout, Pilar Del Río, Davide Domenici,
Andrea Drusini, Gerry Ebner, José Antonio Espada Belmonte, Pablo Armando Fernández, Mary Frame, Regulo
Franco Jordán, Peter Fuchs, Marisa Galbiati, Santiago Giraldo, Libi Gnecchi Ruscone, Sebastiano Grasso, Anna
Gruszinska, Agustin Guzmán, Eduardo Herrán, Kinya Inokuchi, Felix Jiménez Villalba, Federico Kauffmann Doig,
Josué Lancho Rojas, Carlos Leyva, George Lau, Corrado Levi, Elisabetta Longari, Krzysztof Makowski, Paola
Mattioli, Mariela Perez Gutierrez, Nicola Masini, Enzo Mendez, Vladimir Mikes, Maria Grazia Meriggi, Alfredo
Narvaez, David Novoa, Luciano Patetta, Luigi Piacenza, Elvina Pieri, Telmo Pievani, Carmela Puga Mendoza,
Lionello Puppi, Carolina Orsini, Luis Enrique Sánchez Gavidia, José Saramago, Margarita Serje, Slawomir
Swieciochowski, Ben Spencer, Graziella Tonon, Ugo Ugolotti, Maritza Villavicencio, Janusz Woloszyn, Mariusz
Ziolkowski
Agradecimientos especiales: Suzanne Acklin, Andrés, Lucia, Matias, Rumi Alva Peres, Andrés Barreto, Umberto
Beccaria, Rodolfo e Sophie Borney, Nacho Cano, Ady, Biru, Linda, Livia Lucia, Charman, André Clement,
Beatrice Corio, Sandra Encalada Guerra, Odette Empereur, Alexandra Flores Encalada, Enrico Fletzer, Chicca,
Livia e Michele Gamboló, Giuseppe GIroletti, Daniela e Alberto Ghezzi Morganti, Nely García Huamán,
Brunswick Guerra Barrera, Juan Jauregui, Josiah Leet, Dino Masili, Violeta Carola Moraga, Nicoletta Notarianni,
Angel Olea, Graziano Padovan, Anita Pedroso, Len Peterson, Silva Premoli, Jim Sanders, Fred Shirzadi, Jennifer
e Will Spencer, Paola, Piero, Silvia Roullet, Paolo e Chloe Trento, Bacilio Zea
Mentores: Jeremy Narby, Giuseppe Orefici
Maestros: Juan Flores Salazar, Lama Gangchen Rimpoche
Agradezco mi familia y mi querida hija Costanza para ofrecerme un tiempo en su vida.
ArQUiteCTura
Andina
Índice
Prefacio
14 Prólogo
18 Introducción
Capítulo I De la naturaleza a las huacas
26
1.1 Biodiversidad y etnodiversidad: morfología del paisaje andino
27
1.2 El paisaje real y el visible
34
1.3 El paisaje como texto y tejido
38
1.4 La cosmovisión en la arquitectura
42
1.5 La arquitectura en el cronotopo
Capítulo II Elementos y tipologías de la arquitectura ceremonial
52
2.1 Cuerpos elementales del espacio sagrado
58
2.2 Tipologías de la arquitectura ceremonial
67
2.3 Morfología y sintaxis de los sistemas espaciales
Capítulo III La arquitectura de los orígenes en la costa
80
3.1 El territorio transeúnte
84
3.2 La tradición del Norte: desde Ventarrón hasta Sechín
96
3.3 Las tipologías en U y las plazas hundidas en la costa central
101
3.4 La autonomía evolutiva de la costa meridional
Capítulo IV La arquitectura de los orígenes en la sierra
110
4.1 La tipología de los altares al fuego
117
4.2 La sierra de Cajamarca y la relación con la costa
120
4.3 El espacio anatrópico de Chavín de Huántar
Capítulo V De los centros ceremoniales a las capitales teocráticas en la costa
134
5.1 El policentrismo teocrático Moche
146
5.2 De Lambayeque a Chan Chan: la secularización del espacio
155
5.3 De Lima a Yschma: la proyección urbana de las prácticas ceremoniales
165
5.4 La geometría meandriforme de Cahuachi y la arquitectura meridional
Capítulo VI De las capitales teocráticas a las fundaciones urbanas en la sierra
180
6.1 La arquitectura funeraria y las tolas de los Andes septentrionales
187
6.2 Los conglomerados urbanos Recuay en los Andes centrales
188
6.3 Las tipologías ceremoniales del altiplano del Titicaca
192
6.4 La geometría cosmográfica de Tiahuanaco
200
6.5 La planificación urbana Wari
207
6.6 Las tipologías residenciales de los Andes meridionales
Capítulo VII La arquitectura del Tahuantinsuyo
218
7.1 Del centro del mundo a la cuatripartición del territorio
226
7.2 Del recinto urbano a la red territorial
227
7.3 La red integrada en la sierra
238
7.4 Machu Picchu y el paisaje vertical
246
7.5 La difusión en la costa
248
7.6 La arquitectura como emblema de expansión
Capítulo VIII Las arquitecturas ceremoniales de la selva
258
8.1 De los petroglifos animados a las tipologías ceremoniales
259
8.2 Las geometrías biomórficas de las tierras altas y bajas
268
8.3 Cosmologías de la maloca
280 Conclusiones
283 Aparatos
285 Regesto de los sitios
301 Glosario
313 Notas
314 Bibliografía
316 Índice de nombres y lugares
6
E
n un provocador y estimulante ensayo intitulado “conrudianamente” Nel “cuore di tenebra”, y
publicado, ahora, hace menos de un lustro en el volumen colecticio Società africane en el ámbito
de las iniciativas del CERFE, Olu Oguibe, funambulesco artista e historiador del arte nigeriano,
se preguntaba, sin medias tintas, sobre la “colonización”, perpetrada desde Occidente, de los
conceptos fundamentales de tiempo y de historia, y sobre el rol que esta última por tanto venía a ejercer, concentraba
su propia crítica radical. Si la historia resulta de hecho “colonia cuyos confines, las convalidaciones, las estructuras,
las configuraciones y la permanencia en vida son exclusivamente y completamente decididos desde Occidente”, ella
no puede más que funcionar en obediencia a una lógica que, desde el exterior, ha predispuesto “secciones, naciones,
momentos, debates, culturas, fenómenos, realidades y pueblos” y preestablecido calidad de valores y de dignidad
cultural, homologándolo en un destino que, desembocando en la civilización del libre mercado anunciada por la
caída del Muro, habría encontrado, según Fukuyama, su propio fin en su misma finalidad, que Arnold Ghelen
cogía en el triunfo de las democracias liberales sobre el fascismo y en el advenimiento de la Posthistoire y Lyotard en
la muerte de la ideología. No es aquí el caso de controlar cuánto – y es mucho – el razonamiento de Olu Oguibe
deba a las reflexiones dedicadas por Edgard W. Said, en Culture and Imperialism, al pensamiento de Franz Fanon: lo
que interesa, en efecto, es su esfuerzo de demoler la centralidad de la Historia, colonia del Occidente, no ya a través
de un contraste de su centralidad (“contrastar constantemente un centro quiere decir admitirlo”), sino al frente del
reconocimiento de una pluralidad de centros y la identificación de multiplicidad y especificidad culturales, es decir,
en última instancia de historias. Se trata de un proceso complicado y sin ninguna duda como nunca insidioso ya que,
si, por un motivo, corre el riesgo de empantanarse en los * deprimentes de lo “políticamente correcto”, por otro
motivo y en el momento en que liquida el concepto de “primitivismo” con sus connotaciones obligadas de atemporalidad
y anonimato, obliga a revisar, como constataba Federico Zeri presentando al lector italiano el agudísimo ensayo de
Sally Price sobre Primitive art in civilised place (1989 y 1992), “nuestros habituales metros de lectura e interpretación
incluso de productos” concernientes a la misma pretendida centralidad de la Historia “desde el mundo antiguo del
Mediterráneo […] hasta el Alto Medioevo”, sus “siglos oscuros”, invitándonos perentoriamente a ese necesario
compromiso de “decolonising the Middle Ages” experimentado, con resultados estimulantes, por la Special Issue de
“The Journal of Medieval and Early Modern Studies” de otoño del 2000 (vol.30) sobre la presuposición, según los
curadores John Dagenais y Margaret R. Guez, por medio de la cual “the Middle Ages is Europe’s Dark Continent
of History, even as Africa is its Dark Ages of Geography”.
Ahora bien, una semejante, sugestiva metáfora nos recuerda que estamos en presencia de una problemática donde el
tiempo, en cuanto historia, actúa sobre realidades espaciales, geográficas: pero si la Historia es colonia de Occidente,
también esas realidades serán colonizadas; su centralidad las reducirá a periferia. Y para un intelectual emblemático de
la vocación occidental del carácter de Kenneth Clark – oportunamente convocado en tal rol por Enrico Castelnuovo
y Carlo Ginzburg – la centralidad occidental de la “Civilisation” incluye también el destino de lugar de la “creación
artística” que desentraña entorno a sí periferias como “derivas del retraso”, y anula, en virtud del “literal advantage”
que, con tiempo, mucho reivindica de por sí la colonización occidental de la Historia, la pertenencia a esta última de
esas “culturas humanas, sean ellas nacionales o imperiales, sean de larga duración o inmediatamente aniquiladas” “que
nunca han escrito su historia del arte” (S. Price), y corresponderían, precisamente, a la esfera, carente de autoconciencia,
del “primitivismo”. No hay duda de que la actitud traducida en la declaración explícita de un Clark, sea tácitamente, y
objetivamente, compartido casi por la unanimidad de los estudiosos occidentales de los fenómenos artísticos en cuanto
la legitimidad de la colonización de la Historia efectuada y gobernada por la “Civilisation” a la que pertenecen, no es
puesta en duda y permanece sustancialmente granítica la centralidad y tanto más en cuanto para contestarla puedan
levantarse voces periféricas incapaces de superar la invectiva al “código occidental” y la invocación abolicionista en la
proposición de valores alternativos. Suena, en efecto, todavía demasiado sometida la exhortación de Walter Benjamín
a “cepillar la Historia a contrapelo” (“Geschichte gegen den Strich busten”), ni suficientemente perentoria, y clara,
emerge la interrogante – formulada por Hans Medick (en “Comparative Studies in Society and History”, 29, 1987) – si
finalmente no sea el caso “to bring history to an exploration by the anthropological experience of culture” con el fin,
ante todo, di identificar Ungleichzeittigkeiten (diacronías), de arrojar luz sobre todo lo que la colonización de la Historia ha
dejado en la sombra y de no perder nada de cuanto ha sucedido, de acuerdo con las firmes conclusiones de Hans-Jürgen
Puhle (del que he tomado la cita de Medick: en Problemi e metodi della storiografia tedesca contemporanea, Torino 1994). No
podría lograr el descubrimiento – para utilizar el amplio debate que exponentes del universo latinoamericano de la talla
de José Enrique Rodó, José Martí, Roberto Fernández Rétamar, Aimé Cesaire han dedicado al mito shakespeariano de
Calibano – que también Calibano, el excluido por excelencia, tiene una identidad, y por tanto ¿una historia que puede
ser contada? Y no tanto como símbolo del mestizaje por la variopinta e imprevisible mezcolanza de atributos que le son
asignados (y sobre el cual se explaya Said) cuanto como quien, desembarazándose de cohibiciones y deformaciones,
descubre y reivindica su propia centralidad.
Quedémonos en el Nuevo Mundo y: atención.
Entre las innumerables manifestaciones organizadas “por la celebraciones del V Centenario del descubrimiento de
América” la muestra boloñesa “Prima dell’America: 4000 anni di arte precolombiana” (1992) constituyó, por la cantidad y
7
ArQUiteCTura
Andina
12
13
ArQUiteCTura
Andina
- Cientos de hectáreas ocupados por aparentes ciudades en las cuales es difícil encontrar áreas residenciales y
en cambio predominan extensas plazas amuralladas, plataformas y pirámides con rampas, mausoleos, así como
zonas de producción de parafernalia de culto: vg. Chan Chan, Pacatnamú, Pachacamac, Cajamarquilla, Huari.
- Palacios campestres del Inca deificado que parecen ciudades o templos, construidos a manera de nido
de cóndores en la cima de imponentes cerros, como Machu Picchu, y ciudades-capitales con muy poca
población permanente puesto que fueron construidas en medio del altiplano (puna) sobre la altura mayor
de 3,500 m s.n.m. para albergar temporalmente a campesinos y pastores cuando estos pagaban tributos en
productos y trabajo (mita), y también como el lugar del culto imperial, véase Huánuco Pampa o Pumpu.
- Paisajes modificados esculpiendo rocas monolíticas como en Cuzco o dibujando líneas y diseños conocidos
de textiles y cerámica sobre las superficies de pampas desérticas entre las oasis habitadas como en Nazca y
toda la costa centro-sur y sur del Perú y norte de Chile.
- Templos y zonas ceremoniales poderosamente fortificadas en la cima de cerros de difícil acceso y en cierta
distancia de área cultivables y fuentes de agua potable, como Chanquillo y Cerro Baúl en la costa y en la
sierra la mayoría de sitios monumentales Recuay.
- Valles fértiles y con abundante agua, verdaderos paraísos terrenales en medio de desierto más seca del
planeta cuyo paisaje carece de vestigios monumentales de gran envergadura, como los valles de Cañete
o Tumbes, y en cambio impresionantes complejos urbanos en lugares completamente inhóspitos desde la
perspectiva del observador actual como Cahuachi, Tiahuanaco o ya mencionado Pumpu.
Resulta más fácil para el número apreciable de guías de turismo, periodistas y escritores rendirse frente a la avalancha de preguntas sin respuesta y recurrir a la acción de un extraterrestre o de una remota civilización perdida
cuya inteligencia y destreza parecen explicar todo, a pesar que de hecho carecen de sustento y no explican nada.
Prólogo
S
alvo el legado inca, la larga historia de la arquitectura prehispánica de los Andes Centrales no ha logrado aún encontrar un sitial merecido a lado de la arquitectura maya,
del México prehispánico, egipcia, mesopotámica, griega, romana, india o de sud-este
asiático. Hay que decir además que la popularidad de la arquitectura inca se debe más
a la impresionante belleza de Machu Picchu y de Cuzco y los alrededores que a la difusión del conocimiento
sobre sus antecedentes, orígenes y desarrollo. Los términos inca y pre-inca en uso frecuente expresan de manera contundente este estado de perpetua ignorancia puesto que oponen de manera absurda un breve episodio
de 60 a 80 años de existencia de un imperio prehispánico, a fines del siglo XV e inicios del XVI, con la larga
secuencia de desarrollo de sociedades sedentarias de cierta complejidad en los Andes que se inicia con las primeras expresiones de la arquitectura monumental en la primera mitad del IV-o milenio a.C., documentadas
en el valle de alto Zaña y muy recientemente en el valle de Casma. Por esta razón, en la conciencia compartida
por los turistas y también muchos estudiosos se rompe el vínculo entre un breve episodio y la historia de 5,000
años de la que forma parte. Es importante además recordar que las lecturas del legado inca con sus antecedentes inmediatos en el Periodo Intermedio Tardío (aproximadamente 900/1100-1470 d.C.) se hicieron desde
las posiciones epistemológicas de la etnohistoria y de la historia comparada de arquitectura. En cambio, por
razones obvias, los periodos anteriores fueron tratados casi exclusivamente por arqueólogos (salvo excepciones,
como Williams) en base a las fuentes materiales, metodologías y paradigmas que son propios a esta disciplina.
Adine Gavazzi propone una explicación coherente y convincente de las dificultades y barreras de entendimiento arriba mencionadas desde la perspectiva de antropología e historia de arquitectura comparadas. Su
principal herramienta es el análisis semiótico y estructural de volúmenes arquitectónicos siempre contextualizados dentro del paisaje que los rodea. El autor de estar líneas comparte plenamente la idea de Gavazzi que
las civilizaciones andinas son comparables con otras sociedades de la antigüedad pero muy distantes del modo
como se organiza la sociedad, la ciudad y el campo, la cosmovisión, lo sagrado y lo profano en el mundo occidental de la época de la conquista. A decir de Gavazzi “...las sociedades americanas y en particular las andinas,
nacen y permanecen cosmocéntricas1 por un largo tiempo. La idea del cosmos en el centro y del hombre como
uno de los personajes no protagonistas está tan arraigada que aún hoy es visible en más de un pueblo”... “Las
sociedades cosmocéntricas se constituyen en torno a una lectura del cosmos, que se reproduce en miniatura en
la organización del territorio. La cartografía terrestre es una cartografía celeste proyectada, en la que del mapa
de la tierra, se lee el mapa del cielo.” “Ya sea como texto que como tejido el paisaje es reconocido y mapeado
componiendo muchos elementos: la orografía animada de los apus, los progenitores ancestrales, la presencia
de huacas, lugares sagrados, y la de las comunidades, o ayllu. Cada uno de estos elementos se estructura en un
sistema generalmente dual, tripartito entre ambientes físicos y cuatripartito entre las direcciones.”
Los primeros abordaban el tema desde el punto de vista de análisis tipológico-formal y las supuestas funciones políticas y eventualmente religiosas de la arquitectura. Sus interpretaciones dependían en alto grado de
la relativamente escueta información contenida en las fuentes coloniales del siglo XVI y XVII, escritas en
su mayoría por los españoles. En la últimas décadas quedó en claro que la información contenida en estas
fuentes tiene que someterse a una crítica interna muy rigurosa. Quedó en claro que las crónicas e incluso
documentos judiciales informan en mayor grado sobre los intereses e utopías políticas de los autores y de
sus informantes, y sobre la manera de entender por estos primeros el sorprendente mundo andino a partir
de los criterios europeos que sobre la realidad de tiempos pasados. Hay que recordar que un siglo o más
distancia el relato y el acontecimiento que está descrito en él y concerne a la época anterior a la llegada de
las huestes de Pizarro. Los arqueólogos, en cambio, utilizaban la arquitectura de manera instrumental como
componente de modelos generales de sistemas de asentamiento con las cuales se caracterizaba supuestos
estadios de evolución social o identidades culturales de carácter étnico o regional. La existencia de dos enfoques, dos maneras de entender el lugar de arquitectura como fuente de información y como fenómeno
socio-cultural, y de dos tipos de narrativas no ayudaba para que se logre una visión integral del desarrollo
de la arquitectura andina en toda su diversidad y originalidad. Tenemos la impresión que con su libro Adine
Gavazzi marca el punto de quiebre y anuncia un nuevo periodo en los estudios sobre el tema tan importante
para el debate sobre la prehistoria e historia comparadas de las civilizaciones.
La autora aborda el tema desde una perspectiva epistemológica novedosa en el contexto de estudios sobre el
urbanismo y arquitectura en los Andes Centrales. Su objetivo es intentar de explicar en qué consiste originalidad de las creaciones arquitectónicas que percibe cada visitante de Perú, Bolivia, Colombia, o Ecuador.
Las diferencias entre la manera de concebir el espacio construido de un área residencial, de un área sagrada
(templo, adoratorio), o el espacio donde se manifiesta y materializa el poder coercitivo (palacio, castillo) o
difuso (ágora, fórum, plaza mayor) propias a la cultura compartida del Occidente, y las que observamos
a partir de los vestigios conservados en los Andes, son grandes y parecen obvias pero resultan difíciles de
explicar y entender. Son difíciles también para los especialistas porque cuesta aún aceptar la existencia de la
alteridad, de las vías paralelas y exitosas de desarrollo, de mundos con desarrollos complejos y originales que
se dan en relativo aislamiento del Mediterráneo, de Europa, del centro de origen de la civilización global
de nuestros días, como el mundo andino. Los turistas y también los investigadores quedan a veces atónitos
frente a los hechos que les rompen por completo esquemas preestablecidos:
- Complejos arquitectónicos con imponentes pirámides, interpretados por algunos estudiosos como urbanos
a pesar de que fueron construidos antes de que se conozca la cerámica, se cultive el maíz, domestique camélidos y tenga algún medio de transporte: vg. Caral-Chupacigarro, Paraíso (Periodo Precerámico Tardío
comparable con el Neolítico Precerámico).
14
Página anterior: La
progresión escalonada
de los andenes de
Ollantaytambo es
encapsulada por la
orografía.
Páginas siguientes: El
paisaje es percibido
como entidad viviente y
animada.
En cambio las sociedades europeas del capitalismo mercantil de los XIV, XV y XVI compartían con la
antiguedad clásica, en particular a partir del periodo romano, una visión antropocéntrica, y conforme con
ella construían y transformaban el paisaje. Este está dominado y organizado a partir de entonces por la
ciudad que primero se opone al universo rural, feudal, para luego someterlo e integrarlo en la época de la
revolución industrial a decir de Southall. El paisaje natural no transformado queda relegado a las periferias
de lo no civilizado. Los conceptos claves para la historia de la arquitectura del Occidente como la ciudad,
el palacio y el templo pierden sentido y en todo caso el valor operativo cuando se intenta aplicarlos para
interpretar los vestigios prehispánicos de los Andes. En este contexto el libro de Gavazzi es una contribución
al encendido debate sobre las características del urbanismo andino. Desde los años 50 del siglo pasado se
enfrentan en él cuatro diferentes aproximaciones: la comparativa, la axiomática, la pragmática y la funcional. Las primeras dos inspirados respectivamente por los enfoques neoevolucionista (vg. Collier, Schaedel,
Shimada) y neomarxista (vg. Lumbreras y Canziani) se desarrollaron a partir de la comparación con los
desarrollos urbanos en Mesopotamia y concebían las relaciones entre la arquitectura, la ciudad y el paisaje
desde la perspectiva de cosmovisión antropocéntrica. En el tercero (vg. Rowe) se extendía la comparación
hacia el mundo mediterráneo clásico y se iniciaba la reflexión sobre la particularidad del urbanismo andino. Recién el cuarto y el más reciente funcional (vg. Morris, Silverman, Kolata, Janusek, Makowski) intenta
interpretar las evidencias cada vez más abundantes provenientes de excavaciones sistemáticas en su propio
contexto cultural. Esta entrega de Adine Gavazzi es un importante paso en este camino.
Krzysztof Makowski
15
ArQUiteCTura
Andina
Introducción
InTRODUccIóN
El análisis morfológico tradicional puede explicar sólo en parte este fenómeno, que con un análisis más
cuidadoso caracteriza no sólo la pared urbana inca, sino también el trazado del paisaje, la forma de un
templo, la de un espacio abierto, o de un montículo escalonado. Bien mirado, además, estas expresiones
no pertenecen a tipologías arquitectónicas conocidas. Si se considera el patrimonio arquitectónico y
urbanístico andino en su conjunto esta inadecuación se vuelve aún más evidente: en 5000 años de actividad
habitacional y constructiva en la cordillera andina no se ven volúmenes, formas, caracteres tipológicos que
fácilmente reconducen a una gramática conocida. Más se indaga el fenómeno más se hace evidente que
estas arquitecturas escapan a las delimitaciones tradicionales. Formas difíciles de comparar con entidades
geométricas exactas, desarrollos urbanos escasamente similares a fenómenos conocidos, elementos
arquitectónicos no correspondientes a caracteres normados: a toda escala dimensional la arquitectura
andina no se presta al análisis histórico conocido, ni morfológico, ni espacial. Este patrimonio estético
parece eludir la historiografía.
La historia de los procesos arquitectónicos y urbanos en los Andes ha seguido un camino independiente
y diverso de la mayor parte de los fenómenos territoriales analizados en otras regiones del mundo. Este
recorrido ha desarrollado más centros ceremoniales que planificaciones urbanas, más santuarios, lugares
sagrados, oráculos, capitales teocráticas y necrópolis que residencias o centros administrativos.
Mirando este tratamiento no secular del territorio, activo por milenios durante una constante evolución
social viene el impulso de preguntarse ¿dónde están las ciudades? ¿Por cuál motivo los pueblos andinos han
generado y habitado un paisaje no secular por un tiempo tan largo? ¿Qué relación con los elementos de la
naturaleza ha sugerido esta elección?
Q
uien sale, poco antes del alba, de la Plaza de Armas de Cusco para dirigirse al noreste
a la calle Triunfo, encuentra una vía poco iluminada en subida y progresivamente
estrecha en la calle Hatunrumiyoc. El camino está flanqueado por una pared compacta
e incrustada de monolitos en diorita, cada uno con una forma diferente del vecino,
pero todos perfectamente unidos según un diseño. La escasa visibilidad, la ausencia de transeúntes y la
lluvia nocturna a 3400 metros hacen acelerar el paso, revelando así una sorpresa del recorrido: a ambos
lados de la calle la línea quebrada de las junturas entre piedras parece animarse en la penumbra, mostrando
un movimiento fluctuante en perspectiva, capaz de alterar la percepción de la profundidad. El diseño de
las fugas, abandonando la tranquilizadora convergencia fija, toma vida, dejando ver una forma fluida y
un movimiento serpentiforme, mucho más parecido a una corriente de agua que a una calle. Ninguna
abertura en el recorrido interrumpe este efecto, que se proyecta hasta el final del ex-palacio de Inca Roca
y rodea toda una manzana. A una cierta velocidad la calle literalmente se mueve junto a quien la recorre,
configurando un flujo espacial dinámico que recuerda la navegación.
Observando este movimiento, se tiene la impresión de que la piedra expresa una naturaleza dúplice: de un
lado como elemento estructural de la pared, por el otro como sistema vertebral de un movimiento animado.
Quien ha construido un espacio similar en la traza urbana inca ha tratado de superar las posibilidades
expresivas de la piedra para revelar otro aspecto, menos visible pero igualmente importante: la idea de
un recorrido compuesto por piedras animadas. El escritor peruano José María Arguedas ve precisamente
este fenómeno cuando describe ese lugar, denominando a la piedra “sangre profunda” y comparando sus
junturas con ríos tormentosos, similares a los que atraviesan las venas de los pueblos indígenas.
La idea de que una roca pueda vivir o expresar una intención es noción común en el mundo andino. Según
este punto de vista un muro puede caminar, elevarse al cielo, alcanzar el fin del mundo y regresar a su lugar
de origen. Las piedras hablan, enseñan y se desplazan, habitando junto al hombre y a otras formas de vida,
un paisaje armónicamente compartido.
Pero la historiografía occidental tradicional no está preparada para aceptar un fenómeno semejante. Por
muchos lados es un problema comprensible: considerar un mineral dotado de conciencia y memoria es un
desafío científico hasta ahora insuperable. Sin embargo esta convicción no sólo se halla arraigada durante
la estación cultural inca y aquella colonial, sino que sobrevive hoy, en cada región de la cordillera; las
evidencias arqueológicas además muestran su proyección en el pasado, hasta el origen de los asentamientos
y dondequiera en la sierra, en la costa y en la selva.
La percepción de un espacio depende ante todo de las formas que se presentan a los ojos de un observador. Pero
¿cómo logra la forma de una fila de piedras alterar la materia, al punto de generar una imagen tan diferente de
aquella materialmente mesurable? ¿Cómo puede una calle, cuando se recorre, transformarse en un río?
18
Las respuestas estéticas andinas a tales interrogantes pasan necesariamente por una investigación geográfica,
que a su vez debe afrontar la escala dimensional de la biodiversidad tropical, en estas regiones dotadas de
una variedad desconocida en otra parte. Más colores, más formas, más materias, más minerales, más seres
vivientes, todos en un ordenamiento climático muy variable, generan una variedad de soluciones formales
casi inagotable. ¿Cómo leerla? ¿Qué pensamiento geométrico se cela detrás de esta multiplicidad de formas?
Enfocando la mirada en el centro de la cordillera, el contexto natural indica tres grandes ambientes: la costa
desértica, surcada de este a oeste por un peine de ríos dirigidos al Océano Pacífico, la sierra propiamente,
con picos y valles caracterizados por muchos microclimas y la selva, con la mayor biodiversidad del planeta.
Hacia el norte, la cordillera se divide en varios ramales que alternan valles de selva, en cambio hacia el sur
la aridez del clima y la proximidad al océano restringen las regiones habitables. En este inmenso territorio,
desde las sociedades de cazadores y recolectores que se remontan a la primera ocupación del subcontinente,
ha sido necesario definir una mediación con las manifestaciones climáticas y ambientales para poder
sobrevivir. Las fuerzas en juego en los Andes son tales que causan desde las primeras manifestaciones de
la expresión humana un sentido de respeto y atención hacia los procesos bioclimáticos, que desarrolla
en el tiempo un culto extendido a las diferentes manifestaciones de la vida. Comprendiendo que el ser
humano no es un dominador de la naturaleza sino sólo un elemento de un mecanismo mucho más vasto
e inteligente, los pueblos andinos han dado vida a sociedades cosmocéntricas, concentradas en torno a
centros ceremoniales y conectadas en el paisaje a través de sistemas reticulares, que han permitido a una
población reducida, el control de territorios incluso muy extensos.
En costa, sierra y selva la época arcaica ha desarrollado y mantenido con éxito y longevidad este modelo
habitacional, dando vida y desarrollando un pensamiento estético. Sin embargo la mirada analítica
occidental, acostumbrada a separar una obra de su contexto y a analizar las dos entidades separadamente,
se ha encontrado en gran dificultad frente al imaginario expresivo andino. Si a ello se agregan la naturaleza
ágrafa de las culturas pasadas y un sentido del espacio basado en principios geométricos no euclidianos, se
entiende cómo la investigación se haya mantenido casi siempre en un plano estrictamente arqueológico.
Pero los edificios, como las actividades cultuales, están hechos también de su historia y no todos forman
parte de un patrimonio sepultado; las malocas funcionan como centros ceremoniales ininterrumpidamente
desde hace miles de años en la selva; las canchas de la sierra continúan constituyendo el más eficaz sistema
de agregación espacial y los peregrinajes a las montañas sagradas, que reúnen anualmente decenas de
millares de personas, no han cesado nunca de repetirse; la misma calle Hatunrumiyoc en Cusco forma parte
de una trama urbana recorrida diariamente por millares de pasantes.
Aunque muchas diferentes experiencias sociales y políticas se han alternado en el territorio andino antes del
impacto español, existe una memoria histórica, aún hoy visible y mesurable, cuyos orígenes prehispánicos se
pueden reconstruir. Es una memoria fragmentada, parcial y generalmente inaccesible, ya que está codificada
19
ArQUiteCTura
Andina
en un lenguaje distante de aquel occidental, en el tiempo, en el espacio y en las intenciones. Pero es una
memoria material e inmaterial coherente, capaz de proponer ideas y soluciones traducibles.
La historia de la arquitectura andina se presta a un estudio analítico y a una traducción por al menos tres
motivos principales. Ante todo se trata de un proceso del subcontinente independiente de otros contactos
o influyentes por varios milenios y esta característica permite observar cómo las nociones de territorio,
paisaje y arquitectura se han afirmado de manera autónoma y cómo solas se han transformado. En segundo
lugar la evolución entre épocas presenta una complejidad social y económica de amplio horizonte, desde
las primeras sociedades agrícolas de época arcaica hasta aquellas teocráticas en época formativa, a las
estructuras estatales wari o inca, se manifiesta una vastísima gama de soluciones intermedias, cada una
de éstas hace propio un modelo arquitectónico para manifestar un tipo de poder, de forma agregativa, de
cohesión cultural. De ello deriva un panorama extremadamente variado en las formas y en los lenguajes,
que hasta ahora no han recibido una verdadera ubicación.
El tercer motivo sugiere un desafío conceptual, útil no sólo para la comprensión del mundo andino, sino
también para ampliar el conocimiento a la pluralidad del saber estético. ¿De dónde viene el patrimonio
volumétrico, tipológico y arquitectónico de este mundo? ¿Qué parte de su lenguaje está viva hoy? ¿De
dónde viene la forma?
InTRODUZIONE
Las malocas amazónicas
presentan centros
ceremoniales aún
completamente íntegros.
Observando el territorio andino a partir de la mirada de sus habitantes, este trabajo investiga y trata de
traducir las formas naturales, para aprender a leer las señales visuales que van más allá de aquellas conocidas
e inmediatamente perceptibles y traducirlas a un sistema morfológico comprensible. La definición de
caracteres tipológicos y elementos de la arquitectura, junto a una taxonomía, provee entonces instrumentos
de análisis morfológico propios de los contextos constructivos locales y no importados de gramáticas ajenas.
El análisis tiene origen en la costa central peruana en el 3000 a.C. donde una tradición arquitectónica
monumental ha expresado una vasta proliferación de modelos ceremoniales en el norte, centro y sur. El
mismo fenómeno es analizado seguidamente en la sierra, considerando cómo algunas soluciones llegan
a ser con el tiempo, una tradición compartida. La costa tardía, con las grandes expresiones teocráticas de
Moche, Nasca, Chimor y Pachacamac es sucesivamente tomada en consideración, hasta regresar a la sierra
ampliando la mirada a las regiones septentrionales y meridionales e identificando en aquellas centrales
las estaciones constructivas de Recuay, Tiahuanaco y Wari. En fin, una investigación territorial general
observa el fenómeno constructivo expansivo inca y una observación puntiforme, la arquitectura ceremonial
histórica y contemporánea del área de la selva.
Proporcionar un mapa exhaustivo de los territorios andinos no es la finalidad de este trabajo, que se plantea
en cambio cómo leer algunos modelos, cómo reconocer su trayectoria formal, cómo identificar las tipologías
ceremoniales y cómo observar el espacio a partir de la mirada de quien lo ha pensado y construido. ¿Cómo
puede un pequeño centro ceremonial controlar un territorio vastísimo? ¿Cómo puede la idea de un binomio
entre espacio sagrado y profano durar por milenios? ¿Cómo puede una calle, cuando se recorre, transformarse
en un río?
No se encuentra una solución unívoca a estas interrogantes, pero existe un modo eficaz de acercarse
a las respuestas si se recurre a los fenómenos naturales como a una fuente de formas, conocimientos e
informaciones significativas. La capacidad de traducir la morfología de la naturaleza en un sistema coherente
de ideas es el primer paso para conocer el universo andino y para traducirlo en un mundo comprensible.
Un buen proceso de traducción, como un puente, acerca mundos incluso muy lejanos, buscando elementos
en común para construir un diálogo. Por más que la naturaleza se manifieste con extrema diversidad entre
dimensiones y continentes, existen siempre rasgos similares, como entre un puente, un arco iris, un arco. En
el fondo, para quien trata de comunicar, ninguna distancia es demasiado grande para encontrarse.
Si para traducir la forma de un arco iris en la sierra de Cusco es necesario saberlo ver con la misma mirada
entre las montañas del Jura, quizás no sirve ir demasiado lejos: basta ir a su encuentro en un tren, después
de una lluvia en primavera.
Páginas siguientes: Al
Coricancha de Cusco,
templo central de la
capital inca, se le ha
superpuesto la iglesia
colonial de Santo
Domingo.
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21
ArQUiteCTura
Andina
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23
CAPÍTULO I
ArQUiteCtura
Andina
De la naturaleza a
las huacas
24
25
ArQuiteCtura
Andina
capÍtUlo VIII
de medicina tradicional asháninca dirigido por Juan Flores Salazar69 en la selva primaria del río Pachitea
es una ulterior evidencia de la materialización de una cosmología a través de la arquitectura. Es también la
demostración de cómo las formas tradicionales pueden incorporar la eficacia expresiva de su memoria para
transmitirla al mundo contemporáneo sin perder su esencia.
La práctica médica sheripiari70 de Juan Flores ocurre en el contexto ceremonial de una maloca y su
eficacia depende del equilibrio de dos componentes: aquel del compuesto orgánico suministrado y aquel
del cronotopo – musical y arquitectónico – en el que la sanación se manifiesta. La transformación de la
enfermedad al interno de un espacio ceremonial es literalmente orquestada por el médico, que induce una
metamorfosis del espacio arquitectónico en espacio cosmológico, reproduce una armonía local y la propaga
entre los pacientes. ¿Cuáles son las formas de esta maloca? Una vez más aquellas del cosmos, indicadas por
las plantas al sheripiari en el proceso de la visión. La práctica ceremonial en la maloca extiende los confines
del mundo real para incluir aquello visionario delimitando un terreno compartido, compuesto por lo visible
y por lo perceptible. Este terreno común, que permite el encuentro y el comercio71 entre sheripiari y espíritus,
liga las formas de la visión a las formas de la materia materializando literalmente la cosmovisión, que en
última instancia da origen al edificio.
Situado en una área originariamente habitada por Kashibos, Ashánincas y Amueshas y precedentemente
utilizado como huaca72 cerca a un manantial de agua geotérmica con las propiedades termales del río
Pachitea73, Mayantuyacu74 ha sido recientemente reocupado como núcleo habitacional en torno a una
maloca ceremonial, edificada junto al río de agua hirviendo. También en este caso el origen mítico del sitio,
indicado según Juan Flores por un arco iris, define el sentido del asentamiento. La maloca, que corresponde
a una combinación de elementos tipológicos Shipibo y Asháninca, es definida por una estructura ovaloide
concebida por una edificación permanente75 y proviene de una visión del sheripiari76 que articula tres
estructuras: una ceremonial, una para el sheripiari, una para los pacientes. La forma de la maloca ceremonial
es descrita como una barca capaz de albergar el encuentro entre personas, plantas y animales, gobernada
por un yacuruna77. Orientada hacia el oeste y en dirección del río, la edificación es empalizada y verticalmente
cuatripartita entre palos, plano, rejilla y cubierta78. El ambiente interno presenta un solo ingreso y una
subdivisión en dos partes, una diurna y social, una nocturna y ceremonial, separadas longitudinalmente por
una línea central de palos. La parte meridional con vista al río tiene un cercado que permite el ingreso del
vapor y del sonido del agua: a ésta se dirige el oficiante de una ceremonia, sentado en la parte septentrional,
cerrada por paneles en madera, decorados externamente e internamente por algunos icaros79 de la cercana
tradición Shipibo80. La cubierta, tipológicamente comparable a las estructuras Witoto, está realizada con
dos paneles circulares y dos planos: los palos de soporte internos indican los rayos del movimiento horario
heliaco, el mismo movimiento que sucede en el espacio ceremonial. Entre la cubierta y la base existe un
plano intermedio definido por una rejilla blanca: su forma permite a los espíritus encontrar su lugar durante
la ceremonia. La percepción de estas criaturas durante la ceremonia es directamente proporcional al grado
de depuración de quien asiste: para definir una relación con el mundo de los espíritus es necesario curarse
y literalmente depurarse.
Esta tipología, que asocia un núcleo asháninca a elementos shipibo y de otras tradiciones, se encuentra
en más de una región del río Ucayali. En San Francisco de Yarinacocha, cerca a Pucallpa, por ejemplo,
es posible reconocer la misma tipología empalizada, pero de planta poligonal en el centro de curas de
Herlinda Agustín81. La familia Agustín difunde la medicina tradicional a través de icaros compuestos sobre
telas, estudiados por más de un autor82. La maloca de origen Shipibo de Guillermo Arévalo en Iquitos, en
cambio, no surge sobre una empalizada y concentra en una cobertura radial ramificada hacia el exterior y
prismática hacia el centro la estructura general de su morfología poligonal83.
La cubierta utiliza los
palos de apoyo para
representar la corona de
rayos del movimiento
heliaco.
Los paneles están decorados en el interior y en el
exterior por kene shipibo,
notaciones musicales de
ícaros.
274
La aparente fragilidad material de las malocas induciría a clasificar este fenómeno constructivo como precario
y estructuralmente poco durable. Haciendo así se olvida que sólo en la continua regeneración se verifica
la auténtica permanencia de las formas y de sus expresiones tipológicas. El análisis tradicional, en cambio,
tiende a separar el mundo de las formas de aquel materialmente manifiesto y visible, imaginando que con la
desaparición material del edificio se pierda también su patrimonio formal84. En cambio se puede reconocer
esta permanencia tan extendida en el tiempo y en el espacio incluso a falta de ejemplos permanentes,
capaces de proveer un modelo de continuidad formal. A distancia de milenios y a pesar del urbanismo
occidental actual, que se expande sobre el territorio con la velocidad y los caracteres de una metástasis,
las malocas continúan renaciendo en los territorios protegidos. ¿Cómo es posible? Es suficiente observar
con otros ojos para comprender este fenómeno, superando la dicotomía entre mundo real y visionario:
ambos pertenecen a un unicum extendido que envuelve todo lo perceptible, accesible a diversos niveles de
275
ArQuiteCtura
Andina
consciencia y con diversos niveles de comprensión. Las malocas, ya sea como estructuras perecederas que
como centros ceremoniales estables son renovadas periódicamente – o a veces erradicadas por el impacto
occidental – pero las formas que las generan no desaparecen: se reforman en la perpetua renovación biótica,
en la visión fitomorfa del sheripiari y en la observación morfológica indígena, históricamente acumulada. Los
ejemplos que sobreviven son aún capaces de transmitir y traducir nociones médicas, biológicas, musicales
de una riqueza utilísima para el conocimiento científico e histórico contemporáneo. La única mitología
se presenta con una exhuberancia y una libertad expresiva y narrativa comprensible sólo a la luz de la
variedad de la vida natural.
capÍtUlo VIII
Personajes sobrenaturales
antropomorfos y
fitomorfos circundan las
estructuras de Pajatén,
reconocibles bajo el
manto vegetal.
El mismo paisaje y su noción de kamavéni contienen este principio: un territorio viviente, continuamente
plasmado y animado por los espíritus de las plantas y de los grandes depredadores aliados de la comunidad.
El jaguar en la tierra y la serpiente en el agua dominan la cadena alimenticia, y al mismo tiempo mantienen
un diálogo con los seres humanos, se alían con sus representantes y transfieren a la sociedad nociones
esenciales para el progreso del conocimiento. El tema arquetípico de la serpiente, omnipresente en las
tradiciones amazónicas como axis mundi y origen de la vida es una evidencia de esta implicación ambivalente
con la naturaleza. Por tal razón aparece con tanta frecuencia en las cosmovisiones que estructuran las
malocas. La serpiente es un depredador triturador e implacable, cuyo encuentro significa para la presa la
muerte. Pero durante la narración mítica revelada en el espacio ceremonial, su danza musical en el agua o
en el cielo, y su canto al principio del universo llevan consigo la regeneración perpetua de la vida y de su
secreto. La espiral de la anaconda es mortal, pero también verde y luminosa, resplandeciente y musical,
animada por una geometría sonora continuamente mutante. Su vida, como aquella de la selva, se alimenta
constantemente de lo que muere. El reconocimiento de este proceso, depredador y feroz, pero al mismo
tiempo luminoso y multiforme anima el cronotopo ceremonial con diversas enseñanzas: el respeto hacia los
recursos y los alimentos, la negociación de una cantidad de estos recursos con las fuerzas de la naturaleza
y el reconocimiento a través de la presa en la misma forma que origina la vida. Pero para reconocer sus
muchas dimensiones es necesario aceptar también su lógica y la realidad visionaria. La forma que anima
una serpiente es deducible en su comportamiento solitario y ambivalente: por un lado espíritu donador de
vida en la danza y por el otro señal de muerte en la caza, en una espiral eternamente regeneradora, de la que
desciende todo un patrimonio mítico. La serpiente de la visión ceremonial no es matada, sino enfrentada:
quien vence el miedo de danzar con el depredador aprende también a morir cabalgándolo. La serpiente a
su vez mira al hombre valiente que la desafía y le devuelve la vida con el canto. Cabalga la serpiente.
Páginas siguientes: El
ingreso cuneiforme de
Cuelap constituye un
recorrido en subida que
llega al centro del área
edificada.
276
277
CONCLUSIONES
Conclusiones
E
l análisis morfológico de las expresiones arquitectónicas y urbanísticas del mundo andino,
en la vastedad del cuadro cronológico plurimilenario existente y de un contexto geográfico
de varios millones de km2, no se presta a síntesis unitaria alguna. En el curso de la historia,
la diversificación expresiva testimonia una inagotable proliferación de lenguajes, formas,
y soluciones al tema del espacio construido y habitado. Sin embargo, este inmenso patrimonio, observado
en su conjunto y a una cierta distancia, permite reconocer la historia compartida de una red muy bien
conectada en el tiempo y en el espacio. Tal red, basada en el intercambio capilar de bienes de la sierra, de
la costa y de la selva no ha cesado nunca de funcionar, ha difundido y constantemente ha reinterpretado
modelos estéticos reconocibles, de los que es posible obtener algunas consideraciones. La arquitectura andina,
manipulando conscientemente la forma y sus referencias simbólicas, ha construido un mundo en constante
evolución a partir de algunos principios comunes, compartidos por las sociedades cosmocéntricas: el dualismo,
la tripartición, la cuatridimensionalidad. Junto a estas coordenadas se ha subseguido la aplicación de algunos
modelos, como la chakana, o la consolidación de los volúmenes, con el uso cíclicamente reconstructivo de los
montículos escalonados, o la definición de altares en torno a los lugares de hierofanías. Más que una evolución
se puede pensar en una coevolución de formas, en la que el carácter ceremonial de la arquitectura se ha ido
consolidando hasta adquirir tipologías longevas.
La sociedad ha mantenido estructuras reconocibles, que la investigación arqueológica hoy puede comparar
entre épocas y regiones: el mapeado de la historia social andina diseña un territorio compuesto, en que la
confrontación entre condiciones bioclimáticas determina ordenamientos repetibles: sociedades igualitarias,
jerarquizadas, complejas, teocéntricas, teocráticas, estatales. Al interior de estas estructuras se pueden
reconocer modelos estéticos unitarios, que a su vez se remiten a principios panandinos. Sin embargo en este
contexto el proceso de transformación de las formas visuales es perennemente mutable: los temas iconográficos
multizoomorfos, por ejemplo, se remiten a los mismos progenitores ancestrales, pero no se repiten jamás del
mismo modo; todos pueden reconocer su contenido, pero el lenguaje que los expresa posee una identidad
local siempre muy relevante. Así sucede con la arquitectura: el templo entendido como montaña diferida,
asume continuamente la forma de un montículo escalonado por miles de años, pero no se encuentran dos
ejemplos iguales. La plaza hundida, la tipología en U, o incluso la pirámide con rampa indican una morfología
comprensible por todas las etnias, pero cada vez solidamente anclada a un contexto local. Esta perpetua
variación en el proceso evolutivo se puede reconocer, cuando se focaliza la atención en la vida de las formas.
Ya desde el periodo arcaico y formativo se advierte un proceso de constante experimentación formal, que en la
costa se vuelve un verdadero laboratorio de modelos, tecnología y tipos arquitectónicos: desde las plataformas
con contrafuertes de Ventarrón hasta las grandes proyecciones longitudinales de Moxeque en que la dimensión
del recorrido laberíntico en el espacio sagrado, asume los rasgos de una tradición consolidada. La costa central
desarrolla en este periodo tipologías en U alrededor de un espacio abierto, desde centros monumentales como
Caral hasta sitios localizados en cadena entre valles, consolidándose como territorio policéntrico. En la costa
sur en cambio un principio de autonomía constructiva y organizativa del territorio permite la consolidación de
polos cultuales definidos por montículos artificiales animados por una red dinámica de recorridos y paradas.
La sierra arcaica a su vez afirma una tipología independiente de altares de fuego, a través de las formas
en sumidad protegidas por la tradición Mito: los templos con aposento definen una monumentalidad
microdimensional, en que el fuego, como en la costa, cumple un rol ritual unificador. Más al norte, en la sierra
de Cajamarca la constante relación de intercambio con la costa se hace más explícita, no sólo por la presencia
consolidada de Huacaloma o Kuntur Wasi, sino también por la administración de los recursos, ya desde una
época arcaica, a través de la canalización de Cumbemayo. La presencia de una infraestructura hidráulica tan
extendida y elaborada en una época que precede a las grandes estructuras estatales arroja una luz central en
el conocimiento y el uso del territorio: la creación de una infraestructura productiva y de intercambio de base
reticular es posible también en ausencia de un único sistema normativo unificante y demuestra la atención de
las sociedades andinas hacia las reglas bióticas, que son repetidas por la planificación.
La visión de la naturaleza y de la complejidad de sus reglas se manifiesta también en el espacio anatrópico de
Chavín, en el que la presencia simultánea de vistas, recorridos y escenarios constituye una imagen plural. Un
tema constante de la arquitectura andina es aquel de la mirada común en un espacio unánime, comprensible
simultáneamente desde posiciones diferentes. En la arquitectura no se reproduce una forma, sino su multiplicidad,
inmediatamente perceptible como más vasta que la mirada de un solo individuo. La fuerza simbólica de esta idea
genera una sólida función agregante en torno a los centros ceremoniales por mucho tiempo.
La sociedad Moche interpreta este principio al interior de una estructura jerárquica, que identifica en el centro
un tipo de agregación seleccionable, evidenciada , por arquitecturas como la Huaca de la Luna o El Brujo. La
280
estructura escalonada de los montículos en este caso, identifica un progresivo proceso de transformación visual y
conceptual de los ambientes elevados, a los que sólo la elite sacerdotal accede. También la arquitectura funeraria
refleja esta selección social e indica un uso teocrático del espacio ceremonial, donde caracteres antropocéntricos
comienzan a adueñarse de la función escénica y pública del sitio. La región de la costa Norte presenta con
continuidad un fenómeno urbano alrededor de las huacas, ya sea en época Moche, como con Lambayeque y
Chan Chan. Esta es una evolución social importante, que se manifiesta a través de una proliferación constructiva
en diversos sitios, indicando un proceso de aglutinación, productivo, administrativo y residencial, en torno a las
huacas. Se trata de un proceso de secularización del espacio, en el que todavía no se observa una ciudad en el
sentido estricto: la predominancia de la dimensión ceremonial o de los macrorecintos, la ausencia de una malla
vial y sobre todo de una forma urbis, no permiten llegar a esta definición.
En la costa central en cambio, las prácticas ceremoniales mantienen un predominio constructivo y aunque se
extiendan hasta la dimensión de una capital teocrática como Pachacamac, usan el espacio público y político al
interior de una tradición ritual.
Al sur este fenómeno está aún más difundido: el sitio de Cahuachi se extiende por 24 km2 de edificaciones no
seculares, generando una geometría meandriforme íntimamente conexa con los recorridos ceremoniales de
los geoglifos en la pampa.
Mientras las capitales teocráticas y los centros ceremoniales gobiernan un tejido conectivo cohesionado en el
territorio costero, en la sierra la proliferación formal de modelos está más difundida e identifica soluciones que
abarcan desde la arquitectura funeraria hipogea de Tierradentro en Colombia hasta las tipologías urbanas
residenciales de los Andes meridionales.
En el norte el uso de los monolitos se refleja en la estatuaria funeraria de San Agustín, que constituye para
los vivos la memoria vernácula del espacio de los antepasados: la presencia misma de monolitos o huancas
garantiza un nexo con los ancestros y los hace volver al presente. En los Andes centrales en cambio, los
asentamientos residenciales Recuay alrededor de un espacio público ceremonial alteran la mirada sobre el
territorio, distanciándose de la tradición de Chavín y comenzando a constituir nuevas formas de agregación
y de organización entre los valles. Pero no se trata de un fenómeno compartido por doquier: en los altiplanos
meridionales la relación centrípeta con un lugar sagrado da vida a la capital de Tiahuanaco, que junto con
Cahuachi, Pachacamac y quizás también Chavín, configura una geometría originaria, en este caso directamente
cosmográfica, para mantener un equilibrio entre las diversas tradiciones culturales que atañen al centro.
De un lado entonces las capitales teocráticas mantienen viva una tendencia plurimilenaria, por el otro las
cambiantes condiciones de vida del periodo intermedio antiguo, el aumento de la población, de los intercambios
con la respectiva infraestructura de transportes produce ya sea la planificación urbana Wari como las tipologías
residenciales de Chile y Argentina, en que el espacio se seculariza.
Estas diversas tendencias son asimiladas y reinterpretadas por el advenimiento de la sociedad inca, que hace de
su arquitectura un emblema de expansión. Fundando de nuevo la capital del Cusco como centro del mundo,
los planificadores del territorio definen una cuatripartición del mismo que en última instancia corresponde a la
definición tradicional de una geografía sagrada, difundida en todo el territorio andino. Desde la definición de un
recinto cuatripartito como la cancha, este principio panandino se extiende a una red territorial que ocupa, con
las especificidades de cada contexto costa y sierra, acercándose a la ceja de selva. La red es integrada por una
infraestructura de recorridos capaces de conectar regiones y pueblos incluso muy distantes. Precisamente la conexión
de un sistema de comunicaciones extendido y veloz permite por primera vez observar la presencia simultánea
de paisajes y asentamientos radicalmente distantes y diversos, que hacen suyo un nuevo lenguaje, basado en la
combinación de pocos elementos como la cancha, el ushnu y la kallanka. La cantidad de intervenciones en menos
de un siglo de expansión sobre más de 3 millones de km2 muestra un panorama compuesto, en el que coexisten
fundaciones urbanas ex novo, como Huánuco Viejo, intervenciones sobre específicas áreas ceremoniales como
Pachacamac, inclusiones de tradiciones locales como Ingapirca o paisajes completamente plasmantes como Machu
Picchu. El éxito de este modelo está precisamente en su extremada adaptabilidad y en la capacidad de presentar
a toda escala de intervención la identidad y la fuerza expresiva de un nuevo lenguaje estético: el reconocimiento
inmediato de este modelo transforma la construcción en un emblema y en un vehículo de persuasión casi ubicuo.
Los pueblos de la montaña desarrollan históricamente una espiritualidad que se expresa también a través de la
arquitectura ceremonial y los espacios sagrados. Pero escasamente el patrimonio iconográfico y el imaginario
expresado por estas creencias tiene origen sólo en la montaña o en el desierto, porque las condiciones geográficas
de estas regiones no observan directamente la máxima manifestación de la vida. En cambio las sociedades de
cazadores y recolectores de la selva, identifican en la expresión visual de la misma ese universo formal necesario
para construir una cosmovisión compleja. Ello alcanza una forma visible en las manufacturas y en la arquitectura
mayormente donde la selva deja de existir y necesita una referencia sustitutiva, tangible y permanente. Son la
sierra o la costa en efecto, los lugares en que se desarrollan las grandes arquitecturas monumentales. Es la selva
281
Capítulo 3
Regesto de sitios
Cuadros de elementos y caracteres espaciales
MAPA DE UBICACIóN DE SITIOS
Elementos
Cubiertas
Horizontales
Planos
Suelos
Elementos
Fachada
Umbral
Bastidores-tabiques
Verticales
Columnas
Filtros
Ingresos-Salidas
Aperturas
Descanso
Parada
Ventanas
Hornacinas
Salientes
Recorrido
Escaleras
Conexiones
Rampas
Corredores
Nudos-Centros
Plataformas
Ascenso
Descenso
Espacios abiertos
Recintos
Anterior
Posterior
Frente
Detrás
Advertencia fonética
El quechua, el aymara y los otros idiomas indígenas de los de los Andes
son orales. Consiguientemente su
transcripción fonética es sujeta a numerosas variaciones, no agrupables
bajo un solo criterio. Aquí ha sido utilizada la fonética por sitios y nombres
propios mayormente adoptada por
las publicaciones científicas de los últimos vente años, que no han todavía
encontrado una solución univoca.
Advertencia cronológica
La ubicación cronológica de los sitios
más antiguos en los Andes no ha todavía alcanzado un estado definitivo,
sea porque la investigación científica
continuamente pone los datos al día,
sea porque el patrimonio conocido es
muy superior al censado. Aquí no se
pretende entrar en un debate estrictamente arqueológico sino más sencillamente proporcionar al lector una
referencia histórica de los lugares de
los que se habla.
Lat facies
1. Lat luminaris
2. Gr λιμην
3. Lat solea
1. Lat de-campsare
Gr καμπτω
Scr qamp
2. Lat sub stare
1. Lat re-currere
2. currus
3. Scr c’ar
Lat ad/de scandere
scala
Scr skand
Lat ante
Gr αντι
Itt Cara
Lat post
1 Lat Frons
2 Sscr bhru Gr οφρυς
3 Gr οιδα
1. Lat vertere
Ind vred
2. Ind Tem
Ingreso
Puorta
Hornacina
Ventana
Finestra
Limite
Jamba
Columna
Columnata
Pilastra
Cobertura
Piso
Suelo
284
Étimo
1Lat intra gradior
Ind antar
2Gr πυλη, πελος
Lat portus
3Gr πειρω πορος
Sscr par
Lat nidus
Ang nest
1Lat ventus
2Lat finestra
Gr φωτος
φανοπτης, φαινω
3Sscr Bhan
Lat Limitellus Gr λιμην
Lat Stipes
1. Lat culmen, Scr
C’al
2. Lat celsus cello
Gr κελλω
Lat pila
Lat cum ope-rire
Gr επι
Scr api
Lat pavimentum, pavio
Lat solum
Ind Sod – sed
Gr υδος, εδαφος
σεδαφος
Sscr sad
Definición
Lado del edificio orientado hacia el
exterior
1. Apertura
2. Puerto, recepción
3. Marco
1.Girar, plegar terminar
2. Ser latente
rígido, muerto
Revestimiento de un edificio
Quinta, Bastidor
Espacio enmarcado de pasaje y transformación
1.Regresar periódicamente
2. Carro
3. Correr
Escalera
Subir saltar afuera, caer, precipitar
Ante – Post
Lugar dinámico de movimiento rítmico
Espacio de aceleración
Corredor, Rampa
Lugar dinámico vertical
Aparición - desaparición
Escalera
Rampa
Saliente – entrante
Delante -Detrás
A. espacial
B. temporal
Lugar estático en ausencia de movimiento
Límite
1 Pensamiento
2 Cornisa
3 Apariencia “ he visto entonces sé”
1. girar
tiempo
lo que regresa
2. cortar
Ocasión
Lugar frontal y alto
Elevación
Esquema verticalizante
Lugar posterior o más antiguo
1. En medio a
Pasaje, lo que se atraviesa
Destino
2. Puerta, Puerto
Devenir, moverse
3. Pasaje, puente, tránsito
Establecer
concha
1. Viento
2. Luz
3. Manifestar, recibir luz
4. iluminar
Cuadro Cronológico
Detrás
Antes
3000
2700
2000 1800
Cronología procesual
Arcaico medio
Arcaico superior
Cronologia estilística
Precerámico medio
Precerámico tardío
Estadio
Neoliticización
1000
Formativo inferior
500
Formativo medio
Periodo inicial
Ventarrón
Collud
Salinas de Chao
Superposición estructural
1. Poner encima
2. Adaptar, defender
Formativo superior
Zarpan
Purulen
Punkuri
Sechín Bajo
Sechín
COSTA
NORTE
Umbral
Apoyo
Interrupción elevación
Espacio filtro
Estructura vertical portante
Extremo superior de la construcción
0
Horizonte antiguo
Sechín Alto
Las Haldas
Moxeque: P. Llamas
Cerro Blanco
400 m
Límite
Fuste
1. Moverse hacia lo alto
2. Sobresalir, resaltar, alto
a.C.
Etapa formativa
Huaca Prieta
Cavidad
Alveolo - entrante
Luz, pasaje iluminado o enmarcado
22. Piedra Parada
23. Aspero
24. Caral
25. Bandurria
26. El Paraiso
27. La Florida
28. Garagay
29. Cardal
30. Mina Perdida
31. Chococota
32. La Cumbe
33. Tambo de Mora
34. Huaca Alvarado
35. Soto
36. Chongo
37. Karwa
38. Animas Altas
39. Huaca de Los Reyes
40. San Pablo
41. Huaca Limay
42. Cerrillos
43. Chuchio
1. Huaca Lucía
2. Ventarrón
3. Purulen
4. Huaca Prieta
5. Caballo Muerto
6. Huaca de los Chinos
7. Alto Salaverry
8. Huaca de la Cruz
9. Salinas de Chao
10. Tizal
11. Cayhuamarka
12. Punkurí
13. Sechín, Sechín Alto,
Sechín Bajo.
14. Huerequeque
15. Huaynuná
16. Las Haldas
17. Moxeque
18. Pallka
19. Cerrilllos
20. Chanquillo
21. Los Gavilanes
Ámbito espacial
Pallka
Huaca de los Reyes
Chanquillo
Aspero
Caral
COSTA
CENTRAL
Bandurria
El Paraíso
Garagay
La Florida
Cardal
Transitado, apisonado
Ir, entrar, limitar, umbral
Establecer, tener lugar
Lo que está
Extremo inferior de la construcción
La parte más baja
Marco de la base
Soto
San Pablo
Alvarado
COSTA SUR
Cerrillos
Karwa
285
ArchiteTtura
1
Andina
2
Capítulo 3
3
Plataforma
40
0m
400 m
400 m
Plataforma
400 m
400 m
4
400 m
5
14
12
400 m
13
400 m
0
40
15
16
m
400 m
17
7
400 m
6
400 m
19
9
8
12. Garagay, (Servicio
Aerofotográfico Nacional)
1. Sechin Alto (Pozorski y
Pozorski, 1987).
400 m
2. Las Haldas (Pozorski y
Pozorski, 1987).
3. Sechin Bajo (Fuchs,
2006).
400 m
4. Sechin (Maldonado,
1992).
5. Moxeque (Pozorski y
Pozorski, 1994).
11
10
6. Pallka, pianta (Pozorski,
1987).
7. Pallka, 3D (Chávez).
8. Caral, pirámide mayor 3D
(Tavera).
9. Aspero, 3D (Tavera).
10. Pirámide La Huanca,
3D (Proyecto Especial
Arqueológico Caral).
11. Caral (Shady, 2003).
286
20
18
13. Huaca La Florida,
(Servicio Aerofotográfico
Nacional)
14. Huaca El Paraíso (Engel,
1967).
400 m
15. Garagay (Ravines e
Isbell, 1975).
400 m
21
16. Huaca La Florida
(Patterson, 1985).
17,18. Cardal, (Burger, gen,
1992).
22
400 m
19. Complejo Soto, Huacas
26 y 25 (Canziani, 1992,
gen, 2009).
20. Secuencia constructiva
de Cerrillos (Canziani, gen,
2009).
400 m
21. Complejo San Pablo
(Canziani, gen, 2009).
22. Secuencia constructiva
de la Huaca 25 (Canziani,
gen, 2009).
400 m
400 m
400 m
287
400 m
Capítulo 4
Capítulo 4
23
24
MAPA DE UBICACIóN DE SITIOS
SIERRA TEMPRANA
1. Pacopampa
2. Poro Poro
3. Kuntur Wasi
4. Layzón
5. Huaca Loma
6. Cumbemayo, La Copa
7. La Galgada
8. Tumshukaico
9. Cerro Blanco
10. Huaricoto
11. Chavín de Huántar
12. Piruru
13. Shillacoto
14. Kotosh
25
400 m
400 m
26
Cuadro Cronológico
3000
2700
2000 1800
Cronología procesual
Arcaico medio
Arcaico superior
Cronologia estilística
Precerámico medio
Precerámico tardío
Estadio
1000
Formativo inferior
Formativo medio
Periodo inicial
Neoliticización
500
a.C.
0
Formativo superior
Horizonte antiguo
Etapa formativa
Pacopampa
Poro Poro
Kunturwasi
Layzón
SIERRA
NOR-CENTRAL
Huacaloma
Cumbemayo
La Galgada
400 m
Tumshukaico
Huaricoto
Chavín
Piruru
Kotosh
27
23. Piruru (Bonnier, 2007).
Fases constructivas.
24. Huaricoto (Burger y
Burger, 1986).
25. Pacopampa (Morales,
2008).
26. Tumshukaico (Servicio
Aerofotográfico Nacional).
27. Poro Poro (Alva, 1986).
288
289
Capítulo 5
Capítulo 5
28
MAPA DE UBICACIóN DE SITIOS
COSTA TARDíA
1. Batán Grande
2. Túcume
3. Pampa Grande
4. Huaca Rajada
5. Huaca Chotuna
6. Dos Cabezas
7. San José de Moro
8. Pacatnamú
9. Huaca Pucllana
10. Farfán
11. Mocollope
12. El Brujo, Huaca Cortada,
Huaca Cao
13. Cerro Mayal
14. Galindo
15. Huaca del Sol y de la Luna
16. Chan Chan
17. Chayhuac
18. La Muña
19. Huaca del Dragón
20. Huancaco
21. Gallinazo
22. Pampa de los Incas
23. Huaca China
24. Pañamarca
25. Manchán
26. Paramonga
27. Cerro Trinidad
28. Pisquillo
29. Pampa de las Flores
30. Chontay
31. Cuyo
32. Pancha la Huaca
33. Cerro Culebra
34. Playa Grande
35. La Uva
36. Copacabana
37. Maranga
38. Cajamarquilla
39. Mateo Salado
40. Puruchuco
41. Armatambo
42. Pachacamac
43. Huaca Estrella, Huaca Santa Inés
44. La Centinela, Tambo de Mora,
La Cumbe
45. Litardo, Las Huacas, San Pedro
46. Dos Palmas
47. Ranchería
48. Ventilla
49. Los Molinos, La Muña
50. Huayurí
51. Cahuachi
52. Huaca Maranga
29
30
31
28. Gallinazo (Canziani, gen,
2009).
32
33
29. Huaca de la Luna (3D
Tavera).
30. Huaca de Luna (Proyecto
Arqueológico de las Huacas
del Sol y La Luna).
Cuadro Cronológico
0
a.C.
Formativo
Cronología procesual
500
d.C.
1000
Desarrollos regionales
1470
Wari
Intermedio antiguo
Cronologia estilística
700
Estados regionales
Horizonte Medio
Intermedio tardío
Inca
Horizonte
tardío
Reinos combatientes
Desarrollos regionales
Estadio
1533
Batán Grande
Huaca Chotuna
Sipán
Dos Cabezas
35. Huaca Cao (Proyecto
Arqueológico el Brujo,
Fundación Wiese).
Farfán
Dos Cabezas
San José de Moro
San José de Moro
Pacatnamú
Pacatnamú
Mocollope
Mocollope
COSTA NORTE
Huaca del Sol y de la Luna
Chan Chan
Huaca del Sol y de la Luna
37. Pampa de los Incas
(Canziani, gen, 2009).
Huaca Dragón
Complejo Gallinazo
Huancaco
Huancaco
Pampa de los Incas
400 m
Pampa de los Incas
Huaca China
Huaca China
Pañamarca
Pañamarca
35
Manchán
36
Paramonga
37
COSTA CENTRAL
Cerro Trinidad
Maranga Lima
Maranga Ychsma
Pucllana Lima
Pucllana Ychsma
Cajamarquilla
Cajamarquilla Ychsma
Mateo Salado
Armatambo
Pachacámac Lima
Cahuachi 3
COSTA
SUR
290
34
36. Huancaco (Bourget,
2003).
Complejo El Brujo
Galindo
32. Huaca del Sol y de Luna,
(Proyecto Arqueológico de las
Huacas del Sol y La Luna).
33,34. Huaca Cao, planta y
3D (Proyecto Arqueológico el
Brujo, Fundación Wiese).
Tucume
Pampa Grande
31. Huaca del Sol (Canziani,
gen, 2009).
Pachacámac Ychsma
Cahuachi 5
Pachacámac Inca
La Muña
Huayuri
La Centinela
291
Capítulo 8
Sitios arqueológicos
1. Buritaca-Kogi
2. Huapula
3. Kuelap
4. Gran Pajaten
5. Revash
6. Moxos
1
16
11 13
12
14
2
15
3
9
7
10
8
45
17
18
19
Grupos étnicos
7. Boras
8. Ocaina
9. Yanomamo
10. Pira-Parana
11. Cubeo
12. Tukano
13. Makuna
14. Ashuar
15. Shuar
16. Kogi
17. Yekuana
18. Ashaninka
19. Shipibo-Conibo
6
96
97
99
98
101
102
100
96. Buritaca, Teyuna
(Giraldo, 2009).
97. Saminashi (Duque,
Salazar, Castaño, 2004).
98. Revash (Kauffmann, gen,
1993).
103
99. Huapula (Rostain, 2006)
100. Moxos (Barba, 2003).
101. Malocas Bora, Ocaina y
Witoto, (Marussi, 2004).
102. Maloca Bora (El Ojo
Verde, 2000).
103. Cosmovisión de la
maloca de Mayantuyacu,
(Flores, 2009).
300
Glosario
Adobe: Ladrillo crudo compuesto de arcilla, agua y materiales vegetales, dejado
secar al sol y luego empleado en la edilicia.
ción y conciliación de elementos correspondientes y opuestos. Eje central del que
tiene origen la organización del espacio.
Altar al fuego: Espacio destinado al culto, caracterizado por hogares semienterrados en ambientes cerrados y de acceso
muy limitado.
Chullpa: Estructura funeraria de sección
cilíndrica o cuadrilateral, generalmente en
piedra, en la que el cadáver inhumado es
puesto en posición fetal.
Andenes: Terrazas útiles para crear áreas
cultivables sobre las pendientes de las
montañas.
Corriente de Humbolt: Corriente oceánica que desde Chile se dirige hacia el norte, enfría las aguas tropicales, manteniendo
el océano extremadamente pescoso.
Antara: Instrumento musical de viento
compuesto por una única fila de cilindros
de cerámica. De forma esencialmente
triangular con dimensiones muy variables.
Apu, o Achachila: En lengua aymara,
designa el “espíritu de la montaña”, el antepasado fundador de la comunidad transformado en piedra e identificado con la
principal formación rocosa del territorio.
Audiencias: Estructuras en U interiores a
recintos con una secuencia regular de vanos,
utilizables para diversas funciones públicas.
Ayllu: Unidad política, social y administrativa que identifica el territorio de pertenencia de una comunidad.
Cancha: Unidad constructiva cercada
en torno a un espacio abierto central, con
edificios dirigidos hacia el interior e interpuestos por pequeñas cortes. Dotada de un
solo ingreso, compone hacia el exterior un
recorrido murado y sin vistas.
Cangahua: A menudo estrato de tierra
utilizado para consolidar estructuras.
Ceques: Sistema de alineamientos visuales
que se difunden desde el templo central de
Cusco hacia las cuatro provincias del imperio inca en modo de definir regiones radiales
con los relativos lugares sagrados de los que
forma parte (huacas) administrados por grupos familiares de descendencia real (panaqas).
Camellones: Sistema agrícola difundido
en el área del lago Titicaca dirigido a hacer cultivables las áreas inundadas estacionalmente por las aguas lacustres.
Qhapac Ñan: Red principal de la infraestructura vial incaica.
Chakana: Símbolo cuatripartito y escalonado, también llamado cruz andina o
cruz cuadrada, compuesto por las palabras
chaka (puente, unión) y hanan.
Chala: Región costera que se extiende
desde le nivel del mar hasta los 500 m. de
altitud. Caracterizada por un clima desértico subtropical por lo que se alternan
inviernos soleados y secos con veranos húmedos con escasas lluvias torrenciales.
Champa: Terrón de tierra que contiene
raíces de ichu, escuadrado y desecado al
sol para ser empleado como material de
construcción.
Chasqui: Mensajero al servicio del inca,
que recorría largas distancias en poco
tiempo gracias a un sistema de relevos.
Chasquihuasi: Estación de correo situada en el recorrido vial de los chasquis.
Chaupin: “Centro”, punto de articula-
Cronotopo: En la arquitectura ceremonial, lugar en el que el espacio y el tiempo
se encuentran para manifestar una realidad sagrada. La arquitectura y la música
en este contexto proveen los parámetros
espacio temporales necesarios para volver
a evocar una cosmovisión.
Cusco: Capital del imperio inca, en quechua “ombligo” y centro del territorio.
Geoglifo: Depresión figurativa trazada en
el terreno, generalmente de grandes dimensiones, tanto como para poder ser visibles
desde lo alto.
Hanan: En quechua “alto”, define junto con hurin, “bajo”, un binomio espacial
inseparable que indica dos dimensiones
en perpetua correspondencia (día/noche,
luna/sol, masculino/femenino, etc.).
Hanan Pacha: “Mundo de arriba” uno de
los tres planos en que se articula el cosmos. Kai
Pacha indica el “mundo de aquí y de ahora” y
Uku Pacha el “mundo de abajo y de adentro”.
Huaca: Manifestación de lo sagrado o
hierofanía materializada en un lugar, un
objeto o un ser animado.
Huanca: “Piedra” que, empleada en contextos ceremoniales, manifiesta un espíritu
capaz de comunicar con la comunidad.
Huayno: Canto popular andino.
Hurin: Parte “baja” en correspondencia
con la parte “alta”. Véase hanan.
Icaro: Canto ceremonial que permite establecer una relación con los espíritus de la
selva. Transmitida de maestro a alumno,
cada tradición conserva un patrimonio de
icaros originariamente dictados por la polifonía de los sonidos de la selva.
Ichu: Hierba de pacedura para los camélidos
usada como espesativo en el material de construcción y para la realización de cubiertas.
Janca: Cordillera, región geográfica que se extiende por encima de los 4800 m.s.n.m., compuesta por zonas nevadas y glaciares perennes.
Kai Pacha: El “mundo de aquí y ahora”.
Lugar en que los emisarios de Hanan y Uku
Pacha se encuentran para fertilizar la tierra
y desarrollar la vida.
Kallanka: Aula abierta longitudinalmente y con vista sobre un espacio abierto.
Usada para la ocupación temporánea de
tropas, barrio de semirresidencia o para
hospedar ceremonias bajo techo.
Llacta: Fundación urbana inca, principalmente utilizada como centro administrativo del estado.
Loma: Vegetación que se desarrolla gracias a la formación de bancos húmedos
(neblinas) que penetran el terreno sobre los
cerros costeros dispuestos hacia el oeste.
Putuco: Tipología habitacional de época
Tiahuanaco que ha llegado hasta hoy en
forma vernacular y caracterizada por estructuras circulares.
Maloca: Casa común, eje y centro de
una comunidad establecidada por un fundador. Nudo principal de un retículo de
asentamiento y estructura polifuncional:
social, productiva y ceremonial.
Quechua: Región geográfica comprendida entre los 2300 y 3500 m.s.n.m. típica
de los Andes centrales. Presenta un clima
templado, adecuado para la agricultura,
con una humedad estacional concentrada
entre febrero y marzo. Quechua denota
también una lengua y un pueblo.
Mayu-: En quechua río y galaxia.
Mitimae: En quechua mitmac – “esparcir”.
Sistema de intercambio interétnico con finalidades productivas y demográficas aplicado por la administración inca para optimizar los recursos y gobernar el territorio.
Montículo: Zona sobreelevada del terreno, similar a un cerrito, de carácter natural o anatrópico.
Montículo escalonado: Superposición
de plataformas progresivamente decrecientes hacia lo alto.
Niño: Corriente cálida que, corriendo
desde el norte, afecta periódicamente la
costa central del Océano Pacífico, provoca
inundaciones o sequías.
Oasis fluvial: Islas lineales verdes en el
paisaje costero, que de otro modo es desértico, que se desarrollan en las proximidades de los cursos de agua.
Quincha: Tecnología constructiva formada por cañas recubiertas con un estrato de
arcilla, utilizada en la costa para realizar
techos y cubiertas.
Qollqa: Depósito en piedra y adobe.
Recinto esquinero: Edificación aislada en
los extremos de los espacios abiertos públicos,
de las estructuras ceremoniales escalonadas
moche, como Huaca de la Luna y El Brujo.
Rupa Rupa: Región de la selva comprendida entre los 400 y los 1000 m.s.n.m., de
clima cálido y húmedo.
Suni: Región geográfica situada entre los
3500 y los 4000 m.s.n.m., muestra un ecosistema caracterizado por las bajas temperaturas.
Suyu: “región” y “cuarto”. Designa una
de las cuatro porciones en que está subdividido el territorio inca.
Omagua: Región de la selva que se extiende por debajo de los 400 m.s.n.m.
Caracterizada por grandes ríos, lagunas
forestales y por un clima tropical con elevadas precipitaciones.
Tambo: Lugar de descanso a lo largo de
la infraestructura vial inca. Los tambos pueden variar por dimensiones e importancia,
desde el pequeño asentamiento hasta la
fundación urbana.
Pacha: “Todo”, el cosmos o “la suma de
cada cosa diversa”. Pacha expresa la sucesión
cíclica y repetitiva de los procesos temporales.
Tapial: Técnica constructiva basada en la
compactación de macro bloques de tierra arcillosa empastada con vegetales u otro material.
Pampa: Superficie llana, altiplano y superficie desértica.
Tahuantisuyu: Territorio de los incas,
literalmente “cuatro regiones unidas entre
ellas”. Véase suyu.
Panaqa: Estirpe o descendencia noble de
un inca difunto y venerado como fundador
del clan.
Pirca: Técnica constructiva andina basada en el empleo de arcilla y grava para la
construcción de muros.
Templo en U: Tipología arquitectónica
de época arcaica y formativa de la costa
compuesta por tres montículos escalonados en torno a un espacio abierto central,
destinado a acoger público para eventos de
tipo ceremonial.
Pirámide con Rampa (PCR): Tipología
de arquitectura ceremonial compuesta por
macrorecintos, plataformas, vanos y ambientes accesibles a través de recorridos preestablecidos y en torno a una rampa central.
Terrón: Fragmento de adobe
Plaza hundida: Tipología arquitectónica ceremonial dedicada a un número limitado de personas, que define un espacio
abierto semihipogeo de dimensiones variables, accesible por dos o más escalinatas.
Uku Pacha: “Mundo de abajo” o “de
adentro”. Indica el mundo acuático y mineral del subsuelo. Véase Hanan y Pacha.
Pukara: Montículos superados por una
estructura central y circundados por anillos de murallas.
Puna o Jalca: Zona geográfica comprendida entre los 4100 y los 4800 m.s.n.m.,
con altiplanos semiáridos destinados a la
pacedura de los camélidos.
Puquio: Depósito subterráneo de agua
que diseña una estructura espiraliforme,
construida en piedra.
Tolas: Montículos superpuesto por plataformas ceremoniales en el área andina
septentrional.
Ushnu: Plataforma sobreelevada de época inca para permitir al soberano oficiar
ritos y celebraciones en los espacios abiertos centrales.
Yunga: Región geográfica que se extiende
desde los 500 hasta los 2300 m.s.n.m., con
un clima subtropical. Puede desarrollarse
sobre una vertiente montañosa o costera: el
área costera está ventilada y seca, aquella
de montaña en cambio, es muy húmeda.
301
Notas
ArQUiteCtura
Andina
107 Farfán (1995)
108 Nuñez (2009).
109 Llagostera, Baron, Leandro Bravo
(1984), Adan (2007).
110 Los 22 recintos circulares relevados
circundados por un sistema de murallas
están conectados entre ellos por una red de
recorridos internos, que define un asentamiento meandriforme, pero a partir de la
repetición del mismo carácter tipológico
en cúpula. La presencia interna de palos de
soporte centrales para la cubierta u hogueras en algunos recintos permite imaginar el
uso de la semibóveda o falsa bóveda.
111 Junto con Kella Koku, Pakasa, Kelkaña y Uspa Uspa. Baron Parra (1986),
Llagostera, Baron, Leandro Bravo (1984).
112 Durante la primera, correspondiente al
primer periodo intermedio, Tulor es construido en las cercanías del río San Pedro y
se vuelve meta de poblaciones lejanas, ya
sea del norte como del sur, como evidencia
la pluralidad de cerámica en el sitio. En un
segundo momento, con el retroceso de las
aguas del río, es necesario abandonar las
actividades en el sitio.
113 Acuto (2008: 850).
114 Rivera (2008: 972).
115 García Azcárate (1998: 159-174).
116 Rivolta Salazar (2007: 123).
117 Leoni y Acuto (2008: 594-598).
118 Leoni y Acuto, ibídem.
119 Pellissero (1985).
120 Leibowicz (2007).
121 Rivolta (2007), Zabrulin (2009).
122 La cronología arqueológica del Cono
Sur usa indicar con “Desarrollos Regionales” el periodo que precede a la colonización.
123 Albeck y Zaburlin (2007: 163).
124 Los edificios circulares tienen un f de
4-5 m.
125 Dos áreas separadas, Loma Alta y
Loma Baja configuran el área residencial y
productiva enucleada a través del cercado
y la reagrupación de las estructuras circulares según un criterio no modular.
126 Adan, Urbina (2007: 183).
127 De Feo, Fernández, Raviña (2007:
135-149).
128 También conocidos como Comechingones. Pierini (2004: 277).
CapítUlo 7
1 Tahuantinsuyu significa en quechua
“cuatro regiones unidas entre ellas”.
Cuando trata la historia inca, Rostworowski evita el término “imperio”, ya que
“el significado cultural de esta palabra no
interpreta ni corresponde a la realidad andina, sino a situaciones relativas a otros
continentes” (cap. 1, 1985: 16).
2 Rowe (1963), Hardoy (gen, 1964), Zuidema (1978), Alcina (1988), Bouchard
(1976) y Williams (gen, 1980) frente a
la vastedad y a la variedad de ejemplos
visibles en cada región del territorio inca
han indagado en los orígenes de este fenómeno, interrogándose sobre los modelos
sociales y urbanísticos, necesarios para
generar en tan poco tiempo en un territorio
tan vasto un patrimonio arquitectónico y
urbanístico similar.
3 Véase el capítulo precedente, en particular Wiracochapampa y Pikillacta.
4 Betanzos (1968 [1551]); Sarmiento
(1969 [1572]).
5 “ El Cusco en el ámbito de su Imperio
310
fue cual una Roma en el dominio de esta,
así que es lícito comparar una con la otra,
asemejándose por magnificencia […]. La
cudad estaba dividida en dos partes Hanan Cozco, o sea el Cozco alto, y Hurin
Cozco, que quiere decir el Cozco bajo”
Garcilaso (gen, 1969 [1609]:7,VIII). La
comparación del estado inca con el estado romano tiene origen con Garcilaso de
la Vega, que a menudo formula esta comparación para subrayar el aspecto noble
y civilizador del estado derrotado por los
españoles.
6 La forma de ceques, investigada por
Tom Zuidema, tiene origen en el alineamiento determinado por una estela u otra
referencia visual, omnipresente en la arquitectura ceremonial precedente. Pero
aquí tal función tiene el fin de generar un
calendario estatal tendiente a controlar una
organización tributaria.
7 De la raíz pata, en quechua “lugar de
llanto” y “lugar de alegría”, en referencia
a la alternancia de ritos estacionales inca.
8 Además de la cuatripartición existe en
las panaqas una tripartición entre tipologías, collana, payan y callao, que es utilizada para definir las áreas suburbanas y
las regiones de competencia a partir de la
proyección de ceques (cap. 1, Zuidema,
1964).
9 El término plaza viene del griego, lugar
plano, amplio y vasto e indica un elemento
de la ciudad originado por el ensanchamiento de una vía con función de nudo en
una red vial. La diversidad de concepción
de la calle, como ocurre también en época
Wari, tiene un efecto también en la plaza,
cuyo sentido urbano varía. Véase también
el capítulo 2.
10 En particular alrededor de Huacaypata
y Cusipata surgen los dos complejos de
Amarucancha y el acllahuasi de Hatun
Cancha, los complejos de Qasana y Cora
Cora que albergan kallankas, probablemente utilizadas en ceremonias bajo techo
para reunir un gran número de personas.
11 La comparación entre concepciones
urbanas en este caso es necesaria, porque
la ciudad española se ha superpuesto a la
capital inca.
12 La sección transversal de las calles
mide de 5.60 a 4.40 m. para las más grandes y de 2.40 a 1.60 m. para las más estrechas (Agurto 1980:96). En ninguna de
estas calles es posible abrir un mercado o
realizar un desfile público.
13 Rowe (1963), Gasparini (gen, 1980).
14 Otra interpretación reconoce la forma
de una ameba con un núcleo central de
cincuenta hectáreas, un área de expansión
de otros cincuenta y un cinturón externo
de casi cien hectáreas, para una población
estimada en torno a los doscientos mil habitantes. Agurto Calvo (1987).
15 Zuidema (cap. 1, 1964) y Sherbondy
(1987).
16 En quechua, recinto de oro.
17 “las maravillas de esa casa eran tan increíbles que no tendría el coraje de hablar
de ello si todos los historiadores españoles
no lo hubieran hecho ya” Garcilaso (gen,
1969 [1609]: 3, XX).
18 “El Coricancha era el más grande, riquísimo y muy renombrado templo que fue
el más grande de todos estos reinos [...]
En toda España no he visto cosa comparable a estas paredes y posicionamiento
de la piedra” Cieza de León (gen, 1984
[1553] XXVII).
19 “El edificio de este gran templo era de
la mejor fábrica que se hizo en estas Indias; todo dentro y fuera con extrañas piedras labradas, puestas con gran cuidado,
sin argamasa y tan unidas que no podían
estarlo más” Bernabé Cobo (gen, 1956
[1653]: XII).
20 El terremoto ha permitido sacar a la luz
porciones de muros inca celados por los
dominicanos. El sucesivo trabajo de restauración, que tiene libre una parte de las
estructuras escondidas, devuelve la imagen actual del templo. Ladrón de Guevara (1967), Béjar Navarro (1990), Harvey
Valencia (1994).
21 Rowe (1967), Gasparini (gen, 1980).
22 Protzen (1983), Lee (1990). Si se hipotetiza la idea de la forma de un puma de
la estructura urbana, Saqsahuamán se convierte en su cabeza. Gasparini (gen, 1980).
23 La guerra ritual está presente en Moche y en diversas sociedades que usan el
espacio público ceremonial para sancionar simbólicamente el dominio sobre los
adversarios confinantes. Esta práctica demostrativa se adapta a espacios públicos
vastos, como Saqsahuamán. Rostworowski (cap. 5, 1989)
24
Se evidencia aquí una comparación formal con las estructuras de Yayno
y en Ñawinpuquio en la sierra meridional
de tradición Huarpa. Es significativo que
este modelo, típicamente serrano y quizás
originario de la selva, se vuelva a presentar con persistencia en el curso de los siglos, identificando los mismos elementos
tipológicos. Véase el capítulo 2.
25 Se hace referencia a los monolitos de
una altura de hasta 9 m. Chávez Ballón
(1970).
26 Según Bernabé Cobo, (gen, [1653]
1956: 20-22) se trata de la sexta huaca del
cuarto ceque del Chinchaysuyu. Socualaya Dávila (cap 5, 2005 y com. per.).
27 Carrión Cachot es el primero que lo ha
indicado (1955, 1955: 44-45).
28 A distancia de siglos desde su construcción, el solsticio invernal, o intiraymi,
es aún celebrado en este sitio, que reúne
para la ocasión a centenares de millares
de peregrinos. Aunque las celebraciones
solsticiales sean reconocidas y respetadas
por las comunidades andinas, la celebración contemporánea del Intiraymi no corresponde exactamente a aquella antigua y
se superpone a una práctica más reciente.
29 Carré y Pozzi Escot (2002: 79-105).
30 Hyslop (1990: 75-97)
31 Gasparini (gen, 1980: 119).
32 Lara (1967).
33 Hyslop (1984).
34 La documentación de esta empresa restablece la idea de red biológica integrada
a través de un recorrido que corresponde
a aquel original y que logra anotar el proceso de gradual y constante cambio del
paisaje en estas regiones. Este tipo de conciencia ha animado a los constructores del
pasado y anima todavía a las comunidades
montañesas. Espinosa (2004).
35 Guamán Poma de Ayala refiere una
jerarquía de tambo: ciudad y residencia
real, pueblo y tambo real, poblado y tambo real, donde la población es estable.
Mientras tambo real y tambillo cuando
nos encontramos delante de estructuras
sin residentes fijos y con funciones de
descanso y aprovisionamiento. Cada diez
tambos se encuentra una ciudad principal, como una capital, y cada dos o cuatro
está situada una morada real, así que cada
aproximadamente veinte kilómetros es posible detenerse o reemplazar mercancías
o mensajeros y cada cuarenta o cincuenta
kilómetros llegar a poblados o residencias
reales. Desde Cusco, por ejemplo, siguiendo los caminos en las direcciones Collasuyu, hacia el sur y Cuntisuyu, hacia el oeste,
a aproximadamente cincuenta kilómetros
se encuentran respectivamente Urcos y
Limatambo. Guamán Poma de Ayala (gen,
1987 [1613-1615]).
36 Williams distingue tres categorías de
centros urbanos además de las infraestructuras estatales como tambos y guarniciones: la primera comprende las grandes capitales provinciales con orígenes también
preinca, entre las cuales: Tomebamba, Cajamarca, Huánuco Viejo, Pumpu, Vilcashuamán; la segunda considera las fundaciones verdaderas, como Ollantaytambo,
Balconcillo de Aviyay y Patallacta; a la
tercera pertenecen todas las demás ciudades, desde Machu Picchu hasta Pisac, Williams (gen, 1980: 547).
37 El censo completo fue iniciado por
Hyslop (1990) y continuado en Perú por
el Instituto Nacional de Cultura del Perú,
que ha puesto en marcha el primer catastro completo de estas tipologías. Aquí se
presenta una reseña de fundaciones características en el plano regional, tipológico,
urbanístico y cultural, para proveer una
imagen actualizada de la variedad de las
soluciones arquitectónicas de la expansión
inca.
38 De esta fundación quedan algunos fragmentos y un estudio de Ravines (1986).
39 El espacio abierto central mide 550
x 340 m. Harth Terré (1964), Thompson
(1969), Morris (1970) y Canziani (gen,
2009: 469-477).
40 En el barrio al norte es reconocible un
sector de acllahuasi, o casa de las vírgenes, destinado a la producción de textiles.
En el lado sur surgen una serie de depósitos dispuestos en filas regulares utilizados para el almacenamiento de materias
primas.
41 Ibídem.
42 También conocido como skyline, véase
el capítulo 2.
43 Hyslop (1990: 139, 207).
44 El espacio abierto central mide 480 m.
al sur, 285 al este, 425 al norte y 395 sobre el frente inconcluso. Matos Mendieta
(1994).
45 Esta fundación es atribuida por Cieza
(1553, 1984: 252) a la expansión del Inca
Túpac Yupanqui.
46 Angles Vargas (1970).
47 En quechua “lugar donde se funde el
sol”, Intihuatana toma el nombre de un
complejo de monolitos en piedra, esculpidos en modo que proyectan las sombras de
los rayos solares que golpean las piedras
en diversas horas del día y en diversas estaciones.
48 Voz arcaica de Pisaq que designa un
pájaro de altura.
49 Los veintitrés edificios que componen
el sector residencial responden a una lógica interna distributiva que mezcla la regularidad de los conjuntos cercados con la
curva del espacio disponible.
50 El área mide trescientos treinta por
ochenta metros. Kendall (1974)
51 El espacio mide 820 m2.
52 Los edificios a doble altura están sostenidos por una pared central sin aberturas,
que divide en dos partes simétricas ya sea
la habitación con tres ingresos sobre cada
fachada como el recinto de cuatro edificios
de un piso y cuatro pequeños recintos articulados en torno a un espacio abierto. El
lado al este de los dos recintos comprende
dieciséis amplias ventanas, mientras los
otros tres están dirigidos hacia el espacio
central, el resto del edificio y el exterior
son ciegos, como si el recinto envolviese
la arquitectura interna. Esta solución de
cancha se encuentra en muchísimos ejemplos de fundación inca. Su regularidad entonces depende de un principio constructivo que se vuelve la unidad celular que
compone el tejido urbano.
53 Gasparini (gen, 1980), Kendall (1984),
Hyslop (1990: 136, 193, 279), Protzen
(1993), Gavazzi (1996).
54 La elevación está comprendida entre
los 2570 y los 2790 m.s.n.m.
55 Esto ha permitido un análisis también
basado en fuentes etnográficas, capaz de
proveer informaciones sobre la morfología del sitio, sobre su significado actual y
sobre todo sobre el uso andino tradicional
de un espacio inca.
56 Diversamente de Cusco, donde la ciudad española ha superpuesto un dominio
también en la articulación del espacio,
aquí los elementos cohesivos del habitar
se han mantenido, gracias a las reducidas
dimensiones y a las reducidas representaciones institucionales. Por tal razón el sitio
se presta todavía a un análisis comparativo
entre percepción y construcción del espacio andino en relación al espacio inca.
57 El cerro Bandolista, que domina las
terrazas sobre las cuales surge la ciudad,
alberga una cuenca artificial para la recolección de las aguas, la Yanacocha, laguna negra, que alimenta los canales de la
zona sagrada de la ciudad. En la vertiente
sur, opuesta al Bandolista, surge sobre el
Kachiq’ata Yanacaca, la cantera negra,
grupo de pórfido que ha provisto las piedras para la construcción de la ciudad. A su
lado surge Huacay Willki, el llanto del glaciar, del que desciende el agua a una parte
de la ciudad. El cerro Pinculluna, opuesto
al Bandolista en el valle del Patacancha,
tiene como étimo P’inkullu, animal sonoro, y alude a un recorrido ritual en ascenso
hacia la montaña acompañado por el sonido de instrumentos musicales.
58 La muralla está compuesta por 6 monolitos de más de 3 m. de alto y muestra una
porción inconclusa de la obra, en construcción a la llegada de los españoles.
59 En quechua “lugar donde se pone el
sol”.
60 Angles Vargas (1988).
61 Una parte de la producción agrícola se
vuelve tributo para el estado, pero otra es
dedicada directamente al culto solar o al
inca, como posiblemente en este caso.
62 Earls y Silverblatt (1981).
63 Wright (2006) ha dedicado una monografía a la hidrología y a la ingeniería de
Tipón.
64 El relieve de las canalizaciones entre el
río Pukara y el río Coyawarkuna.
65 El célebre trabajo de Alcina (1976) ha
formulado las premisas para conocer la
arquitectura inca además del contexto arqueológico. Hyslop (1990: 194).
66 Maysundo (1983).
67 Al sur aparecen los restos de más de
cuarenta edificios circulares dispuestos en
varias filas, al centro del complejo surge
una serie de seis canchas, compuestas por
dos edificios sobre tres lados de cada espacio central y en el extremo oriental del
complejo de canchas, el templo principal.
68 El sitio fue saqueado por los conquistadores españoles inmediatamente después
de la conquista y seguidamente destruido
por los inquisidores españoles para impedir a la población rendir culto a esta divinidad. La estructura mide 90 x 25 m. x 12 h.
69 Así sucede también con el edificio que
alberga las fuentes en Ollantaytambo, pero
a escala superior.
70 “… entrando por la puerta del templo
se tomaba a la mano derecha a lo largo
del primer corredor hasta alcanzar el muro
derecho del templo; entonces se giraba a
la izquierda, embocando (…) un corredor
por medio del otro hasta el último que era
el doceavo, donde se encontraba una escalera que daba acceso al piso superior”
(gen, Garcilaso, 1969 [1609]; 5, XXII).
71 Ibídem.
72 Los edificios que lo circundan se abren
en un patio hacia el interior y cierran el
espacio con una pared de cuatro puertas y
cuatro hornacinas sobre cada lado. El recinto al sur está cerrado por dos edificios
con hornacinas conectados por una terraza
angular. Al este y al oeste del conjunto dos
terrazas dobles son limitadas por grupos
simétricos de fuentes litúrgicas que indican un uso privilegiado, sagrado y ciertamente ligado al culto del agua.
73 En quechua “lugar donde se saca oro”.
74 En el sector este, un complejo escalonado a varios niveles se flanquea a una
fila de cinco edificios que corresponden a
otros tantos niveles de andenes. Su correspondiente en la zona hanan, oeste, muestra
una análoga solución pertinente al desnivel: terrazas con escalinatas. Dos grupos
de andenes descienden hacia el norte y
nor/este. En el sector hanan los andenes
son interrumpidos por un grupo de canchas distribuidas en dos niveles.
75 Aprovechando de la verticalidad del terreno para producir vistas privilegiadas en
el territorio circunstante, se realizan aquí
dieciocho niveles diferentes de terrazas.
76 En quechua “pueblo empinado”.
77 En quechua “lugar más allá de las nubes”.
78 En quechua “siempre joven”.
79 El gobierno colonial español incluye el
área en la encomienda tributaria de Ollantaytambo, pero no considerando el área
productiva, subestima su potencial urbano
Glave y Remy (1983)
80 Por último, el revival new age que ha
asaltado el lugar, originariamente sagrado, como meta de turismo paraespiritual
occidental, alejando aún más la huaca originaria de un uso auténtico ceremonial. La
misma progresiva desaparición de paccos
en el valle alto y bajo del Urubamba en la
primera década del 2000 es un índice significativo de la destrucción de las prácticas
indígenas.
81 En quechua la “cima antigua”. Según
Espinoza Galarza (gen, 1975:279) “la
mayor de las eminencias del cerro”. Angles (1988:III 49) al contrario propone
el étimo tradicional de “cima vieja” . El
sitio ha sido tratado principalmente por
Bingham (1930), Valcárcel (1964), Pardo
(1957), Chávez Ballón (1971), Bouchard
(1983), Angles Vargas (1988), Wright e
Zegarra (2000), Ziegler (2003), Burger
(2004), Lumbreras (2006) e Kauffman
Doig (2005).
82 Burger y Salazar (2004: 22).
83 Se encuentra entre las regiones de Ruparrupa y Quechua, en una zona conocida como Ceja de selva, donde el clima es
templado pero muy húmedo y se caracteriza por una consistente pluviometría que
supera los 2 m. anuales; la alta humedad
genera los conocidos efectos neblinosos que hacen espectacular el complejo.
Bouchard (1992: 905-927).
84 Williams (gen, 1980: 559).
85 Se trata de 129 canales de drenaje extendidos sobre todo el desarrollo urbano
que se conectan a una acequia colectora
que separa el área urbana de aquella agrícola. Wright y Valencia (1999).
86 Como señala Bouchard (1992: 913) el
deteriorarse de los andenes depende de
la cultivación actual «este pasto actual
absorbe las aguas de lluvia en cantidad
muy inferior en comparación con otros
cultivos. Como las lluvias no siempre se
evacuan bien por gravedad, los suelos de
las terrazas se saturan de agua: se crean
fuertes tensiones sobre la mampostería de
los andenes a causa de esa falta de mantenimiento de los drenajes».
87 La terminología utilizada para definir
las áreas y los edificios es del todo convencional y deriva de las primeras atribuciones de Bingham. No existe acuerdo
además, en la denominación convencional
de los últimos dos sectores entre Angles
Vargas (1988: 115) y Protzen (1993: 213):
el primero atribuye al sector localizable en
el extremo S/E la denominación de cárceles siguiendo las subdivisiones propuestas
por el descubridor Bingham; el segundo,
en cambio, coloca las llamadas cárceles
más al norte, entre el sector de los morteros y aquel del extremo S/E.
88 Para el análisis del umbral véase el capítulo 2.
89 Dearborn y White (1983: 37-49).
90 La piedra mide 1.2 x 2.7 m.
91 Dearborn y White han estudiado la correspondencia entre el solsticio invernal,
señalado por la observación de las pléyades y la posición de la ventana orientada
según el azimut de 65° y denominada “A”:
“de febrero a octubre los primeros rayos
del sol naciente penetran la ventana A.
Luego, de octubre a febrero, iluminan el
interior del Torreón a través de la ventana
B [orientada según el azimut 132°] [...] la
simple observación de la iluminación del
Torreón, entonces, define claramente un
periodo centrado en las fechas de paso del
cenit. (1983: 49). Esta hipótesis, no verificable también en Pisac, ya que la sumidad
destruida del edificio circular en torno al
Intihuatana no permite distinguir la posición de las ventanas, sin embargo permite
asociar la función de estructuras curvas a
aquella de observatorios, como en el caso
del Coricancha en Cusco.
92 Conocido como Templo de la Luna,
según la tradición local se trata de un espacio cóncavo femenino, correspondiente a
aquel convexo masculino (Angles Vargas
1988: III, 91-97); la tipología de la unión
de formas correspondientes cóncavas y
convexas es típica de los ritos prenupciales para las hijas de los apus, evocada por
la danza “vocar en plano”, testar muchos
huecos. (P. Silva, 1995: 18).
93 En quechua “lugar en el que se funde
el sol”.
94 En particular, durante la observación
nocturna del solsticio de junio sobre la
cúspide del Intihuatana, alineada a la del
Huayna Picchu y del glaciar Salqantay, se
posa sobre el brazo menor de la Cruz del
Sur, este dato indica que la observación
celeste asociada a los Intihuatana no es
sólo de una relación a las sombras, como
generalmente se cree.
95 Burger y Salazar (2004: 88).
96 Makowski (2002: 137-165).
97 En quechua “la casa del Inca”.
98 González y Cavotto (1977).
99 Cieza (gen, 1553, 1984: 217).
100 Hyslop indica como arquitectura militar no sólo asentamientos como Incahuasi
sino pucaras como Paramonga, Ungara,
Oroconta, Pambamarca, Incallacta y Andalgala en Argentina (Hyslop 1990: 156181).
101 Se pueden definir cuatro o cinco sectores: la residencia del inca a suroeste –
cuatripartita en torno a un espacio abierto
formalmente comparable a la tradición del
altiplano aunque de desarrollo radial (Hyslop 1990: 211) – un colcahuasi, área de
depósito y estiba de los productos al sureste, los barrios de los habitantes a noreste,
un observatorio militar en el promontorio
a noroeste del asentamiento y un probable
grupo ceremonial en el centro de la ciudad
que acogía un acllahuasi.
102 El edificio mide 13100 m2.
103 Se trata de 40 estructuras y 200 silos.
104 Hyslop (1990: 160).
105 Franco (cap 5, 1996).
106 Hyslop (1990: 284).
107 Engel (1957), Ristevski, Protzen,
Addison (2002).
108 Rossel Castro (1977).
109 Protzen (2004, 2005).
110 El área de residencia ocupa una superficie de casi 2500 m2. Construidas en
adobe como todo el asentamiento, estas
estructuras habitacionales se articulan en
una serie de espacios abiertos centrales
circundados por habitaciones de diferentes amplitudes con muros con hornacinas
trapezoidales. Las hornacinas muestran
signos de enlucido coloreado en rojo,
amarillo y blanco, señalando un legado del
estilo constructivo de la costa.
111 Urton y Aveni (1983).
112 En otros términos el patrimonio de
conocimientos astronómicos de origen
inca procede de la sierra y no coincide necesariamente con aquel costero de legado
Moche o Nasca, basados en otros tipos de
observación con otro horizonte y una visibilidad diversa.
113 La impresión de una forma insólita
depende de la mirada occidental que observa la planificación tratando de aplicar
una geometría que en los Andes siga reglas
diferentes.
114 Hyslop señala Rumichuco, Pambamarca, Callo, Riobamba, Pomallacta
y Tomebamba. Hyslop (1990: 97, 166,
261-264, 296), Canziani indica al norte
de Quito Pasto, Huaca y Cayambe y entre
Quito y Huancabamba Mulahalo, La Tacunga, Ambato, Mocha y Loja. El infor-
311
Notas
ArQUiteCtura
Andina
mador principal de esta región es Cieza.
Canziani (gen, 2009: 463).
115 Véase el capítulo 6.
116 Alcina (1978), Fresco (1984).
117 Idrovo (2000), Jamieson (2003).
118 El primero, conocido como Castillo,
repropone la forma de la arquitectura tradicional Cañari, y es construido con planta ovaloide en torno a un afloramiento de
roca natural considerado sagrado por las
poblaciones locales. Frente al Castillo se
encuentra una cancha múltiple, Pilaloma.
119 Hyslop identifica directamente 18 sitios en Argentina sólo en el área de Santa
María, dejando suponer una presencia capilar inca donde es posible establecer un
dominio económicamente significativo.
120 Ziolkowski y Belan (2001), Sobczyk
(2000), Espada Belmonte (2001: 77-78).
El análisis de Espada revela el aporte inca
como esencialmente urbanístico.
121 Esta hipótesis maestra cómo la persistencia de un culto panandino impregne la
región y venga en parte asimilada también
por el pensamiento inca (Ziolkowski y Sobczyk, 2009: 689) que mantiene el uso de
los oráculos.
122 El cercado de un espacio común alrededor de estructuras que se abren en la
misma dirección es el primer paso hacia la
organización y después hacia el diseño de
un espacio urbano.
123 Hyslop (1984: 128-130).
124 Stanish (2003: 238-250).
125 Gasparini (gen, 1980: 152), Bauer
(2008).
126 Gasparini (gen, 1980: 259-264).
127 Squier deja los primeros levantamientos, ortogonalizados, de Pilco Kayma y
del complejo de Coati del sitio, que se ha
conservado sólo en parte (Squier, [1877]
1974: sección Libresca en Flanco)
128 El edificio comprende seis ingresos,
trece espacios internos regulares, con bóvedas en ménsula, hornacinas y 8 puertas
internas que forman una red compleja de
recorridos.
129 En quechua “fundación del Inca” Hyslop (1984, 1990: 176-179), Coben (2006)
su fundamentos tambinen conocidos como
Piso Pegón Plebe.
130 Similares estructuras están presentes
en toda la región, en más de cien diversos
asentamientos tienen la primaria función
de estibar los bienes producidos en la rica
provincia de Qollasuyu, cuarto meridional
del Tahuantinsuyu.
131 El aula mide veintiséis por setenta y
ocho metros, cuyo frente principal abre
doce estrechas aberturas intercaladas de
trece ventanas. La pared trasera, más alta,
alberga cuarenta y cuatro hornacinas semitrapezoidales. De la cima de la pared dirigida al sureste, con cuatro grandes ventanas sobre diez hornacinas, vestigios de
adobe indican señalan que la masa lítica
no superaba en altura los diez metros.
132 La dificultad el colocar Incallacta en
una categoría depende quizás del hecho
que las fundaciones inca en el proceso
expansivo han afrontado las realidades
locales con estrategias siempre diversas y
a veces combinadas: en algunos casos la
fundación es principalmente administrativa, en otros es también residencial, en
otros militar, en otros un emblema político
y religioso, en otros un neosantuario.
133 Hyslop (1990: 121-125).
312
134 Meyers (2007), Muñoz (2007: 255261).
135 El monolito se extiende por 200 m. en
dirección este oeste.
136 Acuto censa diversos asentamientos inca en Argentina y Chile: Shincal,
Hualfin, Watungasta, Potrero Chaquiago,
Potrero de Payogasta y Cortadera en el
noroeste de Argentina, Catarpe en el área
de Atacama y Omaporco y Chuiago en el
altiplano de Potosí. Acuto (cap. 6, 2008:
852-855).
137 Ibídem.
138 Véase el capítulo precedente
139 Ibídem.
CapítUlo 8
1 La paleoclimatología referida a datos
palinológicos indica que en la Amazonía
la última glaciación no ha transformado
el ecosistema de la selva en sabana, sino
que lo ha mantenido casi invariado, creando las condiciones para la biodiversidad
actual (Colinvaux, De Oliveira, Moreno
Patiño, 1999 y Narby, com. per.)
2 La región aloja al menos 2.5 millones de
especies de insectos, centenares de millares de plantas, de las cuales están clasificadas casi 40,000. Las otras clasificaciones
comprenden 3000 peces, 1300 pájaros,
casi 500 mamíferos y otros tantos anfibios
y casi 400 reptiles. Se estima que 1 km2
puede contener 75,000 tipos de árboles
y 150,000 especies de plantas superiores
(Lewinsohn y Prado, 1999; Morley, 2005)
3 La cuenca amazónica actual cuenta
con más de 300 lenguas pertenecientes a
20 familias diversas: se trata de la región
más compleja del mundo actual (Dixon y
Aikhenwald, 1999).
4 Flórez Páez (2009).
5 Hostnig y Carreño Collatupa (2006).
6 Ruiz Estrada (2009).
7 Flórez Páez (2009).
8 Las cosmovisones varían muchísimo
según la región e identifican espacios y
mundos en diversos niveles, con diversos
habitantes, desde los Shawi o los Kogi que
identifican 9 mundos hasta los shipibos
que ven en el cielo una tierra superior, los
Kukama con cinco órdenes de cielos o los
Kichwa de Pastaza que indican 5 planos
celestes. Véase el análisis comparativo de
El Ojo Verde (2000).
9 La mitología amazónica del mundo
acuático es riquísima: sirenas, yacurunas,
chullachaquis, pero también animales más
fácilmente reconocibles como delfines,
cangrejos, peces y sobretodo la anaconda,
o yacumama, el depredador fluvial conocido por su función creadora, destructora
y regenerativa, protagonista de casi toda
cosmogonía amazónica. A menudo la confrontación entre animales del reino acuático con aquel de la selva se resuelve a
desventaja de este último (Descola, 1994:
94-95).
10 La simplicidad formal de muchas expresiones de la cultura material cela una
concepción muy estructurada de la realidad, al punto de no encontrar un reflejo
significativo en el plano representativo.
Reichel Dolmatoff la evidencia en los
Kogi (1978: 8-10) pero se trata de una característica común a muchos pueblos, en
algunos casos la riqueza de lo invisible es
tal que no es fácilmente representable.
11 La tradición amazónica reconoce en la
serpiente la simbología del origen de la
vida. Su forma indica un eje cosmogónico
y su representación una dúplice escalera
helicoidal ascendente, típica de las escaleras chamánicas, de las lianas de las plantas
psicotrópicas y del lenguaje codificado del
ADN. Narby (gen, 1998) ha demostrado y
documentado el vínculo formal existente
que permite una comunicación entre conciencia individual, celular e interespecies,
ligada por la común simbología de la serpiente cósmica.
12 Desde el nivel del mar hasta 900
m.s.n.m. comprende una franja costera
árida, una zona semiárida y llanuras con
vegetación xerofítica. Entre los 900 y los
2000 aparece el bosque húmedo tropical,
con elevada pluviometría y vegetación que
alcanza los 30-40 m. Entre los 2000 y los
3000 el clima se vuelve templado, con vegetación montañesa. Superados los 3000
m. hasta el límite de las nieves, a 4500
m. el clima es del páramo, con vegetación
baja adaptada a las temperaturas más rígidas. Maíz, ahuyama, frijoles, batata, banana y yuca se cultivan en los valles bajos;
arracacha, malanga, cañukia en los valles
intermedios; cebolla, ajos y papas en las
partes altas. No sólo varían los productos
cultivados a alturas diferentes, sino varían
también los ciclos de siembra y cosecha,
además de la rotación de los cultivos, reglamento de todos estos parámetros define
un equilibrio dinámico en el ecosistema
administrado por las comunidades indígenas, hoy los Arhuaco (Wintukwa), los
Kogi (Kagaba) y los Wiwa (Arzario). El
cuarto grupo, Kamokuanos, que junto con
los demás formaba una cuatripartición en
la visión indígena del territorio, ha perdido
gran parte de su propia identidad cultural a
causa del contacto con Occidente.
13 Giraldo Peláez (2009).
14 Aunque la sociedad Kogi esté bajo la
protección del Tairona Heritage Trust y
se haya federado como Organización Indígena Gonawindúa Tayrona, reuniendo
las comunidades de Arhuaco y Wiwa, las
áreas deforestadas del río Don Diego están
próximas a los asentamientos existentes y
las tierras por recuperar necesarias para la
supervivencia de este pueblo aún son muy
extensas. Desde la llegada de la colonización sólo el 12% de los 21,000 km2. de
la Sierra Nevada se ha conservado como
selva primaria y a causa de la intervención occidental está en curso un proceso
de “sabanización” del paisaje. Si a ello se
agregan cinco siglos de invasión, guerra,
colonia y saqueo junto con recientes fenómenos de guerrilla y narcotráfico, es difícil
comprender con qué tenacidad la sociedad
Tairona-Kogi haya logrado defender su
propia identidad cultural. Cavelier et al
(1998).
15 Cavidad Camargo y Groot de Mahecha
(1987), Lleras (1987), Serje (1985) han
realizado excavaciones y restauración del
área. Giraldo Peláez (2009) ha investigado
el sitio en el 2006, reconstruyendo una secuencia de la planificación arquitectónica
y parte del desarrollo urbano.
16 Reichel Dolmatoff (1978b).
17 La Sierra Nevada comprende hasta 35
cuencas hidrográficas diversas que se ramifican en tres vertientes.
18 Giraldo Peláez (2009).
19 Lleras (1987).
20 En particular los sitios de las zonas
altas comprenden Chuquibamba, Atuen,
Uchumarca, Bolívar, Pirca Pirca, Vira Vira
y Pakariska; los sitios del área oriental
comprenden las zonas de Chilcos y del río
Huaybaycu; el parque de Abiseo comprende Pajatén y Los Pinchudos. González,
León y Esquiroz (2002).
21 Kauffman Doig (1993, 2003).
22 Church y Von Hagen (2008). Para
Caserones véase Schjellerup (1997),
para Purunllaqta de Cheto Ruiz Barcelos
(2004), para La Jalca Lerche (1986).
23 Kauffman (gen, 2003), Narváez (1988,
1996a, 1996b) y Bradley (2008).
24 La plataforma mide aproximadamente
500 x 60 m. y la muralla perimetral se eleva hasta 20 m.
25 El lugar es explorado por Nieto en
1843 y después por Raimondi, Bandelier
en 1907, hasta Wiener (1884), Middendorf
(1892), y Langeloy (1930), que consolidan el uso como fortaleza. Bradley (2008)
reconsidera la función de la muralla, en
favor de una reconstitución artificial del
volumen de las colinas.
26 Church define las tierras bajas como
una fuente fundamental no sólo de recursos naturales sino también de la farmacopea de origen chamánico, valoradas como
capital económico en época inca, al punto
de explicar la insistencia inca por la expansión hacia la selva (Church y Von Hagen, 2008: 917).
27 Church, (1994, 2008), Pimentel (1998).
28 Se trata de 26 edificios, de diámetro variable desde los 3 hasta los 14 m.
29 Kauffman Doig (gen, 1993: 488-503).
30 Kauffman (gen, 1993) indica Ucaso, Solomal, Chipuric, Liej, Ulasa y Utibamba.
31 Almeida (cap. 6, 2004).
32 El área de Napo ha mantenido contactos
con San Gabriel en Carchi, con Cumbayá
y Guápulo en Pichincha; con Pimampiro
en Imbabura y con Pillaro en la provincia
del Tungurahua.
33 Rostain (2006).
34 La secuencia habitacional de Huápula
ocurre en cuatro fases, desde el 700 a.C.
hasta el 1200 d.C. y desde el 700 d.C.
aproximadamente se realizan los primeros
montículos.
35 Salazar (1998a) ha analizado el primer levantamiento de Huápula de Porras
(1987) y mapeado los diferentes asentamientos en torno al río Upano, que indican
una sedimentada y densa actividad humana en el valle.
36 Véase el capítulo 6: Tulipe y la Emerenciana.
37 Bouchard, Fuentes y López (2006: 242256) ha identificado en Japoto, en la costa
central de la provincia de Manabí una serie
de tolas que demuestran el uso invasivo de
esta tipología en un periodo intermedio
tardío, hasta la conquista inca.
38 Rostain (2006: 337-346).
39 Moxos o Tierra baja de Mojos, Erickson (2000), Calandra y Salceda (2004:
155-163), Barba (2003).
40 Los Moxo, los Bauré, los Cayuvava
y Chapacura (Calandra y Salceda 2004:
156).
41 Aproximadamente 2-300 lomas grandes ocupan varias hectáreas y se levantan
hasta 8 m. de altura y son ubicadas a lo
largo del curso de los ríos como el río Mamoré; aquellas medianas ocupan 1.2 Ha.
por 1-3 m. de altura y se encuentran en el
área forestal, produciendo islas de bosque;
aquellas pequeñas, inferiores a 1 Ha. Por
1 m. de altura son las más abundantes y
probablemente hospedaban edificaciones
(Eriksson, 2000: 210)
42 Barba (2003).
43 Pärssinen, Schaan, Ranzi (2009: 10841095).
44 Marusi Castellan identifica hasta 25
grupos que siguen utilizando las malocas como casa común multifuncional, no
sólo residenciales: Achual, Bora, Mayoruna, Omagua, Orejón, Pioje, Sharanahua,
Urarina, Tikuna e Kugapakori con grupos familiares extendidos, Amarakaeri,
Huitoto, Iquito e Huachipaire con grupos patrilineales, Bora dividida en clanes
exogámicos, Cashibo Cacataibo en clanes
patrilineales, Cashinahua y Yaminahua
con una estructura familiar dual, Cocama
– Cocamilla y Culina con familias nucleares (Marussi Castellan: 45-50). La colonización y el más reciente asedio occidental
han tenido más efecto en el cambio de las
estructuras residenciales que sobre aquel
de las casas comunes. Sin embargo, en los
casos en los que las malocas son reconocidas como centros cultuales y ceremoniales
pueden ser intencionalmente extirpadas
(Buchillet, 2008).
45 Santos Granero describe la noción asháninca del paisaje e identifica al menos
dos lugares, Cerro de la Sal – Pareni y
Palmaso como centros ceremoniales: el
primero corresponde a un depósito de sal,
usado como mercancía de intercambio entre diversos grupos indígenas y el segundo
un templo que hospedaba cuatro estelas y
un espacio abierto circular. (2004: 100110).
46 Serje (2003: 564) y Jacopin (1991) reconocen la concepción multifuncional de
la maloca de los Yukuna como Hugh Jones
(1985) con los Tukano.
47 Marussi Castellan (2004: 183) ha analizado y registrado 11 malocas entre Boras, Ocainas y Witotos del río Ampiyacu
y Momón.
48 Hugh Jones (1985: 78-93).
49 Área de hamacas, cocina, zonas familiares.
50 En este caso los maguaré, tambores de
aviso.
51 Chagnon (1977: 18-34).
52 Arhem (2001: 123-153) nota que esta
articulación social es diversa de aquella
del pueblo que se desarrolla sólo sucesivamente en la organización del espacio.
53 Goldman (1979).
54 Franky (2006: 202), Mora Camargo
(2006).
55 Tres parejas de palos son identificadas
como jaguares rojos que desarrollan la
función de guardianes del sitio. Estos son
superados por una doble viga con travesaños, como una escalera horizontal, concebida para formar un eje cósmico (Reichel
Dolmatoff, 1971: 106).
56 Reichel Dolmatoff identifica también
el simbolismo de la tortuga, de las águilas
externas al edificio y de espíritus protectores de todo el sistema (Reichel Dolmatoff,
1996: 45-58).
57 Trupp (1984: 126-127).
58 Descola reconoce una topografía simbólica de la maloca residencial Ashuar
(1986: 118-125).
59 El pueblo Ashuar, con aquel Shuar ha
conocido de cerca el proceso de reciente
destrucción del territorio. La Federación
de Comunidades Nativas del río Corrientes, FECONACO, desarrolla un servicio
de vigilancia territorial señalando periódicamente los efectos producidos por la
extracción petrolífera y las consecuencias
en el paisaje. El impacto ambiental de esta
actividad se extiende a todas las áreas de
extracción desde mediados de los años ’60
en toda la región andina amazónica, pero
sólo ahora comienza a ser documentado.
El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana ha publicado la primera
diagnosis en 1995 (Gómez, 1998),
60 Además de estos la punta de la cubierta
muestra la cabeza de un caimán o de una
tortuga, las vigas los huevos de pez, los
palos internos un tipo de vegetación (Descola 1986: 119).
61 Wilbert (1981: 37-65).
62 Esta comparación tiene la finalidad de
verificar la difusión de tipologías y modelos cosmológicos al interior de un territorio amazónico mucho más vasto que la
dorsal oriental andina.
63 Duque, Salazar y Castaño (2006) han
analizado la comunidad de Saminashi, de
lo que han deducido los principios constructivos de tres tipos en los caracteres
tipológicos de la tipología Kogi: Juzhi, la
residencia, Kankurua, el espacio ceremonial colectivo y Nuhué, el templo de los
mamo, los sacerdotes de la comunidad.
Cada una de estas edificaciones posee una
simbología diferente y reproduce una parte de la cosmología Kogi.
64 Reichel Dolmatoff nota el simbolismo
de la cuatripartición de los telares Kogi
que identifica no sólo las cuatro direcciones, sino también cuatro etnias que pueblan la sierra (1978: 8).
65 Véase nota 12.
66 Wilbert (1981: 37-70) analiza el simbolismo de la maloca Yekuana, que a distancia de millares de kilómetros es fácilmente
comparable con aquel Kuna en Colombia,
o a aquel Shipibo en Perú.
67 Esta imagen se puede leer también
como aquella de cuatro serpientes masculinas en torno a la anaconda femenina,
como sucede en el acoplamiento de la
especie amazónica Eunectes Murinus (Rivas, 2005).
68 La escalera central está también en la
cosmología Shipibo Conibo y está circundada por el círculo sonoro de una serpiente
generadora del mundo; el mundo acuático
en torno a al anaconda cósmica es el elemento central de los mitos de origen en la
amazonía. Los asháninca, por ejemplo, lo
identifican en la serpiente de agua “Nija
rety chey bey maranki”; los Shipibo lo
ven vibrar en círculo alrededor de la tierra,
generando la armonía originaria del mundo. (Roe, 1982, 1985; Bertrand Ricoveri,
2005). Véase también la nota 11.
69 Las informaciones relativas a la malora
son extraídas de dos entrevistas con Juan
Flores Salazar (2008, 2009) y por dos relieves en el sitio de Mayantuyacu.
70 Este término asháninca indica las actividades médicas y de cura realizadas
a través del suministro de plantas, la comunicación con los espíritus de la selva
y la progresiva adquisición de una visión
de la realidad más profunda y vasta a un
tiempo, capaz de coligar causas y efectos
no perceptibles por otros. Tal capacidad es
adquirida lentamente en el curso de toda
una vida profesional y permite identificar el origen de una enfermedad o de un
problema y su respectiva solución, hecha
evidente por la bioquímica de las plantas
y por la respectiva armonías musicales expresadas a través de sus compuestos. En
ese sentido, el compuesto fitoquímico es
inseparable de su expresión musical y así
es farmacológicamente entendido.
71 Comercio aquí es entendido en la acepción de Metraux, que define al chamán
“cualquier individuo que profesionalmente y en el interés de la comunidad mantiene
un comercio con los espíritus, o es poseído
por ellos” (Narby y Huxley, 2001: 4).
72 El sitio originario tiene una conformación cárstica muy similar a aquella de los
cenotes mesoamericanos.
73 La parte alta del río Pachitea y aquella del río Ucayali en las proximidades de
Yarinacocha han sido investigadas por Lathrap, que ha encontrado ocupaciones de
época arcaica y formativa y ha sugerido un
modelo habitacional de la sierra a partir de
la selva (Lathrap, 1968 y Santos Granero,
2004: 178). La parte baja en cambio aún
no ha sido investigada.
74 En asháninca “Mayantu”, espíritu del
monte y del quechua “Yacu”, espíritu del
agua.
75 El edificio realizado sobre una abundante empalizada en madera de shiwawaco
y aguanomasha puede durar hasta 70 años;
la cubierta en palma, en cambio, debe ser
renovada cada 4 años.
76 En la visión el edificio aparece en un
paisaje verde perteneciente a una dimensión celeste, donde tres individuos indican
todas las malocas del pasado.
77 En quechua “hombre del agua”, es un
delfín con atributos humanos que habita el
mundo acuático junto con las sirenas.
78 Se puede observar una progresión vertical en la estructura del edificio: la empalizada inferior termina con un plano, coronado por otra empalizada más rala, a su
vez rematada por una rejilla blanca, a su
vez rematada por la cubierta.
79 Icaro, del quechua icaray, “sanar con el
humo” indica el canto polifónico ceremonial que permite establecer una relación
con los espíritus de las plantas y de la selva más en general. Cada tradición tiene su
patrimonio, que es transmitido de maestro
a discípulo y originariamente dictado por
la polifonía misma de la selva.
80 A diferencia de la tradición asháninca
del río Ucayali, aquella shipibo transforma las melodías en un vasto repertorio
iconográfico, registrado como una escritura musical sobre telas, paneles y otras
superficies. Esta técnica, declaradamente
asociada a las visiones de las plantas ceremoniales, es conocida como Kené. Los
icaros pintados de Mayantuyacu han sido
realizados por la familia shipibo de Jobita
Urquía.
81 Las informaciones sobre la maloca son
extraídas de una entrevista con Herlinda
Agustín (2009) en San Francisco de Yarinacocha.
82 Además de Belaúnde (2009), que ha
estudiado a los Kene, Anne Sanders ha
realizado el documental “The woven songs
of the Amazon” (2006).
83 Esta tipología ha tenido suerte en la
construcción de malocas en el área andina, en la sierra, por parte de alumnos de la
familia Arévalo, como Alonso del Río, que
ha adaptado en Taray, en el valle de Cusco,
esta tipología en estructuras circulares en
adobe con una cubierta de 22 palos radiales espiraliformes.
313
Índice de nombres y lugares
Aconcagua 30, 302
Aconquija 65, 226, 249, 250
Acuchimay 200
Agua Tapada 117
Aguada, cultura de 209
Aja 165, 306
Alberti, Leon Battista 72, 304
Alto del Molino 165
Alto Salaverry (285)
Amarullu 232
Andenes 224, 227, 229, 232, (233),
234, 238, (239), 241, 245, 252,
301, 311
Ánimas Altas (285)
αντι, 56, 283
Antisuyu 227
Azangaro (295)
Aqo Wayqo 203
Arak’ama 234
Arenal 304
Arguedas, José Maria, 18, 52, 303
Armatambo 158, (290)
Aspero 81, 87, 96, 101, (285),
(286), 304
Astomarca 207
Aucapata 200
Aveni, Anthony 38, 248, 302,
307, 312
Ayacucho 128, 170, 200, 202, 229
Ayllu 35, 191, 209, 212, 219, 301
Aymara 58, 67, 198, 249, 301,
302, 303
Azuay 128
Bachtin, Mickail 43, 302
Balcon de Judas 188
Bandolista 234, 311
Bandurrias 96
Batán Grande 146, (151), (290)
Batanes 249
Benitez, Leonardo 196, (295), 309
Bilcapara 209
Bingham, Hiram 232, 241, 311
Bonnier, Elizabeth 114, (289), 306
Bora 268, 270, (300), 313
Bray 184, 187, 309
Buenavista, rio 184
Burger, Richard 114, 123, (287),
(289), (291), 302, 303, 304, 305,
306, 311
Buritaca 259, (260), (261), 262, (300)
Caballo Muerto 145, (285), 305
Cabreria 209
Caceda Guillen, Daniel 96
Cahuachi 15, 42, 67, 123, 165,
(166-169), 170, (171), 172, 173,
(173), (175), 198, 281, (290), (293),
303, 306, 307
Escalonado (171), (173)
Gran Piramide 170, 172
Gran Templo 170, 172, 308
Cajamarca 117, 119, 150, 207,
227, 280, 307, 310
Cajamarquilla 15, 155, 157, 158,
(290), (293), 308
Callejon de Huaylas 114, 188
Cañari 184, 248, 252, 308, 312
Cancha 62, 63, 65, 66, (66), 68,
150, 155, 164, 173, 188, 191,
200, 202, 203, 207, 219, 224,
226, 229, 232, 234, 238, 245,
246, (247), 248, 249, 250, 281,
301, 308, 309, 310, 311, 312
Cañete 165, 246
Canta 207
Cantamarca 207, (294)
Cantayoc 308
Canziani, José 15, (91), 102,
(103), 134, 135, 138, 149, 150,
165, (201), (219), (287), (291),
326
(292), (295), (296), 302, 306, 307,
308, 309, 310, 311, 312
Qhapac Ñan 226, 227,( 297), 301
Carajia 264
Caral 14, 58, 62, 63, 81, 92, (93),
96, (97), 99, 100, 101, 111, 114,
280, (285), (286), 303,
Caranqui 184, 187, (294)
Caraz 117
Cardal 42, (64),81, 96, 100, 101,
(285),( 287), 303, 305, 306, 307
Cardones 207
Caringa de Huarochiri 246
Carmen, época 165, 308
Carrion Cachot, Rebecca 119,
(297), 306, 310
Casa Vieja 266
Caserón 188,263, 312
Casma 14, 86, 92, 96, 87,92, 96,
101, 123, 155, 304, 305
Castilla 100
Catamarca 209, 249
Catarpe 312
Cauca, valle del 180
Cavinahua 266
Ceques 38, (39), 42, 219, 222,
224, 226, 241,249, 252, 301,310
Cerrillos 102, (285), (287)
Cerro Azul 246
Cerro Baul 15, 203, 263, (294),
(296), 309
Cerro Blanco, sierra 119, 120,
138, (285), (288)
Cerro Blanco, moche 135, 138
Cerro Chena 249
Cerro Culebra 155, (159), (290), 308,
Cerro de la Sal 268, 313
Cerro Gentil 102, 306
Cerro Mayal 141, (290)
Cerro Obrero 92
Cerro Trinidad 155, (290), 308,
Ch’isi 192
Chachabamba, 238, (297)
Chachapoya , (65), 263, 264
Chachapoyas 63, 263, 264
Chagua 252
Chan Chan 63, 81, 146, 150,
(151), (154), 155, (156), 158, 160,
(175), 281, (290)
Bandelier 150, 308
Gran Chimu 308
Tschudi (156)
Uhle 150,159
Velarde 150, 308
Chancay (64), 96, 120, 134, 146,
155, 157, 158, (290), 305, 307, 308
Chanquillo (91), (93),
96,
144,187, (285)
Chavín de Huantar (54), 62, 67,
92, 101, 110, 117, 120, (122),
(288), 304
El Castillo (122) ,123, 126
Galería Hipogeas 123, 126
Laberinto 126, 159, 308
Lanzón 123, 126, 128
Chavin, cultura 86, 90, 258
Chayhuac 150, (290), 308
Chakana, 58, (59), 119, 128,197,
234, 250, 280, 301,303, 306
Chen Chen 198
Cheqo Wasi 202
Chillón (64), 100, 155, 157, 305,
308
Chimor 20, 149, 248, 307
Chimu (45), 81, 145, 146, 149,
150, 155, 187, 200
Chincha, 102, 165, 173, 246, 306
Chincha, cultura 81, 173
Chinchawas 188, (294), (295)
Índice de nombres y lugares
Chinchaysuyu 227, 310
Chinchero 26, 27, 66, 226, 249,
(297), 302
Chiripa (190), 191-192, 196, (294),
309
Chiu Chiu 207
Chococota 102, (285), 306
Chontay 165, (290)
Chopijirca 188
Choquesuysuy 238, (297), (298)
Choro, Camino del 30
Chuchio 102, (285)
Chucura 30
Chupacigarro 14, 96, 305
Chupaychu 35
Churquihuasi 209
Cieza de Leon, Pedro 160, 193,
306, 308, 309, 310
Coati 250, (251), 312
Cobo, Bernabé 160, 193, 222,
308, 309, 310
Collasuyu 227, 310,
Collata 203
Collipuemo 249
Collud 84, 92, 145, (285), 304, 307
Conchucos 123, 188
Condorcerro 92
Consonni, Giancarlo 4, 34, 72,
302, 304, 314
Copacabana 155, 192, 250,
(290), 309
Corderas Alto e Bajo 252
Corisolgona 117
Cosanga Pillaro 184, 264, (294),
Cotawasi, valle di 203
Cruzpata 111
Cuelap, 259, 263, (265)
Cuenca 42, 207,
Cuenca del Rio Salado 207, 250
Cumbemayo, 58, 117, (118), 119,
280, (288)
Cuntisuyu 227,310
Cupisnique 84, 100, 128, 146,
306, 307
Curahuasi 224
Cusco 18, 19, 20, (36), 38, (39),
42, 66, 202, 218, 219 (219), 222,
224, 226, 227, 229, 232, 241, ,
248, 249, 281, 301, 302, 308,
310, 313
Huacaypata 222, 310
Coricancha (21-23), 219, 222,
(223), 224, 226, 252, 310, 311
Cusipata 222, 310
Saqsahuaman 63, (223)
Cusichaca 232
Cuyo 158, (290), 306
Dos Cabezas 144, 145, (290)
Dos Palmas 165, (290)
Echenique 198
El Brujo 46, 63, 81, 86, 134, 135,
138, 144, 145,146, 280, (290),
(291), 301, 307
El Chiaro 30
El Niño, corrente 80, 101, 145,
158, 304, 307
El Oro 184
El Paraiso 63, (98), 99, 100,101,
(285), (287), 305, 306
Eliade, Mircea 43, 302, 303
epi, επι (284)
Era de Pando 96
Espinosa, Riccardo 226, 310
Estete, Miguel de 159, 308
Farfán 63, 150, (290), (292), 308, 310
Flores Salazar, Juan 4, 275, 313
Focillon, Henry 72, 303, 304
fotos φοτος (284)
Franco Jordan, Regulo 4, 302
frons (etimo 284), 303
Fuerte Quemado 249
Galiman 187
Galindo 134, 144, 145, 158,
(290), (292), 305, 307
Gallinazo, grupo 134, 135, 138,
(290), (291)
Garagay 62, (64), 81, 96, 100,
(285), (287), 305, 306
Garcilaso de La Vega, el Inca
193, 219, 222, 238, 303, 309, 310
Gartner, William 35, 302
Gasparini, Graziano 66, (219),
(223), 224, (228), (250), (298),
(299), 302, 303, 310, 311, 312
Gran Chimu 150, 308
Hanan 52, 58, 63, 99, 101, 111,
219, 222, 226, 227, 232, 238, 241,
245, 249, 250, 301, 303, 310, 311
Hatun Cañar 248
Hatunrumiyoc 18, 19
Honcopampa 188, 203, (294), (295)
Huaca Alvarado 102, 165, (285)
Huaca Cao 42, (54), 63, 138, 141,
170, (290), (291), 307
Huaca China 144, (290)
Huaca Chotuna 150, (290),
Huaca Concha 157
Huaca Cortada 86, 138, 146, (290)
Huaca Corte 146
Huaca de la Cruz 87, 96, (285),
Huaca de la Luna 46, 58, 81,
134, 135,138, 141, 144, 145, 146,
280, (291), 301, 307
Huaca de los Chinos 96, (285)
Huaca de los Idolos 96, 305
Huaca de los Reyes 57, 62, 81,
(91), 92, 101, 117, 119, (285)
Huaca de los Sacrificios 96
Huaca del Dragón (47), 150, 156,
(290)
Huaca del Sol 135, 138, 141,
145, 187, (290), (291), 307
Huaca el Higo 150
Huaca Estrella 165, (290)
Huaca Guavalito 96
Huaca La Palma 157,
Huaca las Conchas 150
Huaca Limay 102, (285)
Huaca Loma 110, (288), 306
Huaca Lucía (91), 92, (285), 305
Huaca Oro 146
Huaca Partida 102
Huaca Prieta 81, 84, 86, 138,
(285), 304, 307
Huaca Pucllana 155, 157, (159),
(290)
Huaca Rajada 134, 144, (290)
Huaca Rodillona 146
Huaca San Marcos 157
Huaca Santa Inés 165, (290)
Huaca Santa Rosa 102
Huaca Tambo de Mora 102
Huaca Toledo 150
Huaca Tres Palos 157
Huacaloma 280, (288)
Huacramarca 188
Hualfìn 250, 312
Huallanga 114
Huamachuco 202, 203, 310
Huamanga 202
Huancaco 141, (290), (291), 307
Huancayo 203
Huantar (55), 62, 67, 92, 101,
110, 117, 120, (122), (288), 304
Huanuco 66, 111, 226, 227, (228),
241, 249, 281, 310
Huánuco Pampa 15, (66), 227, 248
Huápula 259, 264, 266, 270,
(300), 312
Huaraz 187 203
Huari 15, 42, 202, 203, 209, (295)
Huaricoto 114,(115), (288), (289)
Huaros 207
Huarpa 63, 200, 202
Huarpa, cultura 200, 202, 310
Huatanay 202, 219, 222
Huaura (64), 96, 123, 305
Huayna Picchu (242-243), 245, 311
Huaynuná 87, 114, (285), 304
Huaytará 248
Huayurí (290), 308
Huchuy Balcón 202
Huerequeque (285)
Huila 180
Humbolt, corriente de 27, 80, 301
hurin 52, 63, 99, 101, 111, 219,
222, 224, 226, 227, 232, 238,
241, 245, 249, 250, 301, 303, 310
Ica 306
Ica Chincha 200, 306
Inca Roca 18
inca Tupac Yupanqui 308, 311
Inca Yupanqui 246
Incallacta (66), 226, 248, 249, (251)
Incahuasi 246, 248, 249, (297), (299)
Ingapirca 248, 281, (297), (299)
Intihuatana 229, 241, 245, 250,
311, 312
Iquitos 275
Iskanwaya 200, (294)
Izumi 111
Jacobs 101, 306
Janca (31), 301
Jatungaga 188, (295)
Jequetepeque 92, 101, 119, 145,
146, 150, 305, 307
Jincamocco 203
Jujuy 209, (294)
Jumana 308
Junin 229
Kallanka 62, 66, (66), 68, 200,
203, 209, 226, 227, 248, 249,
250, 281, 309
Kallankas 66, 203, 226, 227, 248,
252, 301, 310
Kamiare 212
Kampto, kamptw 53, 284
Karajia 263
Karwa 102, (285)
Kauffmann Doig, Federico, 123
Kelkaña 191
Kello, kellw 57, (284)
Kembel 123, 307
Kenko 224, 250, 252
Keta-Kara 209
Khonkho Wankane 192, (295)
Killke 218
Kogi 35, 42, 259, 262, 263, 270,
271, (300), 302, 312, 313
Kolguitín 117
Kotosh 58, 63, 110, 111, (112),
(113), 114, (115), (288)
Kubler, George 72
Kuniare 207
Kuntur wasi 62, 110, 119, 120,
(120), (121), 191, 258, (288), 305
La Barca 191
La Centinela 173, 174, 246,
(290), (293), (297)
La colina de la Capilla 188
La Copa 119, (288)
La Cumbe, Chincha 102, 173,
174, (285), (290), 308
La Cumbre, canale 150
La Emerenciana 184
La Florida 63, (64), 81, 96, 100,
101, (285), (287), 305
La Fortaleza 145, 308
La Galgada 63, 110, 114, (115),
(288)
La Gallera 263
La Huerta 209, (296)
La Joya 191
La Merced 146
La Muña 172, (290), (293)
La Muralla 249
La Raya 146
La Rinconada 207, (294), (296)
La Tolita 184, (294), (295)
La Uva 155, (290), 308
Lambayeque, sociedad 57, 67,
81, 145, 146, 149, 150, 174, 187,
281, 307, 308
Lambayeque, valle di 81, 84,
120, 145, (147), 203, 304, 308
Lancho Rojas, Josué 165, 306
Las Haldas 62, 87, 90, (285),
(286), 303, 304
Las Huacas 174, (290)
Las Trancas 165, 306
Lasana 248
Lavapatas 181, (185), 224, (294)
Layzón 110, (116), 117, 119, (288)
Lévi-Strauss 30, 302, 303
Lima 120, 155, 157, 158, 159,
(161-164), 307, 308
Lima, cultura 155, 157, 158, 159,
174, (290), 304, 308
Limen, limhn 53, (284)
Litardo 174, (290)
Llactas 219, 227, 238, 301
Llika, valle di 200
Loa 207
Loma dans le Chaco 264
Loma Rica de Shiquimil 207
Los Gavilanes 86, (285), 304
Los Molinos (290), 308
Los Pinchudos 264, 312
Lucre 202
Lumbreras, Luis Guillermo 123,
126, 305, 307, 309, 311
luminaris 53, (284)
Lurihuasi 96
Lurín (64), 100, 157, 165, 304, 308
Macará 188
Machu Picchu 9, (10), (11), 14,
15, 53, (60-61),(69), 123, 229, 232,
234, 238, (239) , (240), 241, (244),
246, 252, 281, (297), 302, 310
Aposento de la Nusta 245
Huayna Picchu 241, (240), 245
Intihuatana 229, 241, 245, 246,
252, 310
Mausoleo 15, 245, 246, 259
Temple du Prêtre 327 !!!245
Temple Principal 327 !!!245
Temple des trois Fenêtres
327 !!!245
Torréon 238, 245, 263, 302, 311
Mackey, Carol 307
Magdalena Alto de, Magdalena
rio 180, 181
Mayta Capac (cuarto Inca) 193
Makowski, Kryzstof 68, 302, 304,
306, 309
Mallku Pukara 192
Manchán 155, (291)
Manchay (64), 96,100,305
Manco Capac 222
Manzano 100
Marabamba 111
Maranga 155, 157, 158, 160, (290),
(293), 308
Marañon 35, 111, 123, 306
Maras 35, (36),111, 234
Marcahuamachuco 203
Mariscal 209
Mateo Salado 158, (290), 308
Maucallacta 249, (297), (299)
Mikeš, Vladimir 34
Milagro di San José 50
Milagro Quevedo 184, 327
Mina Perdida (64), 100, (285),
305, 306
Minchancaman 308
Miraya 96
Misimay 38, (39) ,42
Mito, tradizione 58, 63, 111, 114
Moche, cultura, 20, (44), 57, 58,
62, 63, 67, 81, 84, 90, 92, 96, 134135, 138, 141, 144, 145, 146, 149,
150, 155, 160, 174, 187, 280, 281,
301, 303, 304, 307, 309, 310, 311
Moche, región de, 92, 135, 141,
146,150, 307
Mocollope 141, (290), 307
Monjachayoc 202
Moquegua 198, 203
Moraduchayuc 202
Moray (232), 234
Morrope 144
Moxeque 63, 81, 87, (88-89), 90,
92, 280, (285), (286)
Moxos 259, 266, (300), 312
Muyucmarca 224
Narby, Jeremy 43, 302, 312, 313
Nasca 20, 39, (39), 42, (44), 56, 58,
62, 67, 81, 99, 102, 104, 145, 165,
170, 172, 173, 174, 200, 248, 302,
303, 304, 305, 306, 308, 309, 311
Ñawinpuquio 63, 200, (294), 310
Naylamp 149
Nevado de Aconquija 249, 250
Ocaina 268, (300), 313
ofruV (284)
oida (284)
Olan 8, 30, 84, 263, 264
Ollantaytambo (12-13), 14, 58,
(59), (66), 74, (75), 229, (230-231),
232, (233), 234, 246, 249, 250,
252, (297), 302, 310, 311
Omo 198, 203
Onuki, Yosho 119, 120
Orefici, Giuseppe 170, 302, 308,
309
Oroncota 249
Otavalo 187
Pacatnamú 15,145, 149, (290), 307
Pachacamac 15, 20, 57, (65), 67,
81, 87, 100, 123, 155, 157, 158,
159, 160, (161-164), 164, 170,
173, 174,187, 193, 241, 246,
248, 281, (290), (293), (297), 303,
304, 308
-Acllahuasi 160, 165, 249, 308,
310, 311
-Adobitos 159, 308
-Plaza de los Peregrinos 159, 164
-Templo del Sol 159, 160, 164,
245, 248, (293), 308
-Templo Pintado 159
-Templo Viejo 159, 307, 308
-Urpi Wachac 159
Pachacutec 38, 218, 219, 222,
224, 226, 248, 302
Pacopampa (116), 117, (288), (289)
Pajaten 259, 263, 264, (265), 276,
(277-79), (300), 312
Pallka (93), 92, (285), (286)
Palmaso 268, 313
Palpa 39, 172, 173, 302, 308
Pambamarca 248, 311, 312
Pampa de Caña 92
Pampa de Las Flores 165, (290), 308
Pampa de Las Llamas -Moxeque 90
Pampa de los Incas 141, 144,
(290), (291), 307
Pampa del Gentil 165
Pampa del Ingenio 170
Pampa Grande 134, 144, 145,
(149), (290), 307
Pampa Rosario 96
Pañamarca 144, (290), (292), 307
Panaqas 219, 222, 301
Pancha la Huaca 158, (290)
Paracas 39, 81, 101, 102, 165,
173, 174, 302, 306, 308
Paramonga 160, 246, 248, (247),
(290), (297), 311
Paredones 248, (297)
Pareni 268, 313
Pasaka 191
Pashash 188, (294)
Patacancha 232, 311
Patahuasi 111
Patallacta 229, 232, (297), (298), 310
Pativilca 101, 248
Paucamarca 224
Paucartambo 35
Pavimentum 56, (284)
Pelos peloV (284)
Peña 266
Phuyupatamarca 238, (297), (298)
Pica de Tarapacá 209
Piedra Parada 101, (285)
Pilco Kayma 249, (250), 312
Piruru 63, 111, 114, (288), (289)
Pisac (228), 229, 232, 245, 252,
(297), 310, 311
Pisaqui 187
Pisco 102, 165, 248
Pisquillo 158, 165, (290)
Pikillacta 188, 200, 202, 203,
246, (294)
Piuray 26
Pizarro, Hernando 159
Playa Grande 155, (290), 308
Playa Santa Rosa 155
Ponce Sangines, Carlos 196, (295), 309
Poro Poro 120, (288), (289)
Portachuelo 102
Potremo de Payogasta 66, 226
Pucallpa 52, 275, 304
Pucara 128,(190), 191, 192, 196,
209, 248, (297), 311
Pucara Rumicucho (297)
Pucara de Tilkara 209, (294)
Pueblito 262, 263
Pueblo Viejo de Lurin 100, (297), 306
Pueblo Viejo de Tucute 209, (294),
Pukara 42, 62, 187, 192, 209,
(294), 309, 311
Pukara de Turi (294)
Pukaras 187, 248, 252
Pule, pulh (284)
Pulpituchayoc, tempio di 232
Pumacoto 207
Pumpu 15, 66, 229, 248, (297), 310
Punkurí (91), 92, (285)
Puno 191, 258
Puppi, Lionello 9, 72, 304
puquio 165, 308
Puquio 170, 301
Puruchuco 155, 158, 160, (290),
160, (290), (292)
Purulen (91), 92, 110, 117, (286), 305
Purús 266
Qalasaya 192
Qaluyu, cultura 192
Q’eros 35, 302
Quebrada de Huamanca 209
Queyash 188
Quimsachata 192, 196, 198
Quito 42, 184, 226, 248, 312
Raimondi, Antonio 120, 306,312
Ranchería 174, (290)
Raqchi 164, 234, (236 - 237),
(297), (298)
Recuay, época 15, 20, 63, 67,
187-188, (189), 200, 203, 212,
258, 281, 306, 310
Reichel Dolmatoff, Gerardo 270,
302, 303, 308, 312, 313
Reindel, Markus 144, (293),307
Reque, rio 84
Revash 259, 263, 264, 266, (267), (300)
Rick, John 123, (122), 126, 307
Rimac (64), 96, 100, 155, 157,
158, 308
Rincon Rio 207
Rinconada 207, (294), (296)
Rio Grande 81, 102, 165, 170, 209
Rio Muerto 198
Rodadero 224
Rostworowski De Diez Canseco,
Maria 159, 302, 308, 309, 310
Rowe, John 15, 224, 306, 307,
309, 310
Rumichuco 66, 226, 312
Rumicolca 224
Rykwert, Josef 72, 304
S. Domingo, templo católico de
(22-23) 224
Sahuite, piedra de 232, 250 (297)
Salar de Atacama 207
Salinas de Chao 62, 63, 81, (86),
87, 101, (285), 303, 304
Salta 207, 209
Samaipata 249, 252, (297)
San Agustín 62, 180, 181, 184,
(185) 212, 224, 258, 281, (294)
-Alto de Los Idolos 181, (294)
-Mesitas 181
Sancho de la Hoz, Pedro 219
San Francisco de Yarinacocha
275, 313
San Jose de Moro 134, 144,145,
(290), 307
San Luis 212
San Pablo 102, (285), (287)
San Pedro 174, 207, (290), 310
San Pedro, altiplano de 207
Santa Ana La Florida 184
Santa Apolonia 117
Santa Delia 207
Santa Rosa 102 (huaca), 155
(playa), 266
Santos Granero, Fernando 34,
302, 313
Sayacmarca 238, (298)
Schneider, Marius 46, 303
Schreiber, Katharina 165, 306,
308, 309
Sechín 46, 62, 81, 84, (86), 87,
90, 92, 96, 104, (285), (286), 303,
304, 307
Sechín Alto 62, 87, 90, 96, (285), (286)
Sechín Bajo 62, (86), 90, (105107), (285), (286), 303
Seki, Yuji (116), 117, 306
Shady, Ruth 96, 99, (286), 305
Shillacoto 111, 114, (288)
Shimada, Izumi 15, (91), (149),
(151), (292), 305, 307, 308
Shincal 66, 226, 249, 250, (297),
(299), 312
Shipibo 35, (36), 46, (269), (274),
275, (300), 312, 313
Sierra Nevada de Santa Marta
30, 35, 42, 259, 270, 308
Sillustani 249, (297)
Sipán 144, 145, (290), (292), 307
Sipán, Seigneur de 144
Snodgrass, Adrian 43, 302
Socapampa 187
solea 53, (284), 301
solum (284), 303
Soqos 128
Soto 102, (103), 165, (285), (287), 306
Suchuna 224, 250
Supe (64), 96, (97), 99, 305
Suyu 222, 301
Tacaynamo 150
Tafi 62, 207, 208, (210 - 211), (294)
Tafuri, Manfredo 72, 303
Tahuantinsuyu (216-217), 218,
219, 224, 226, 227, 230, 252,
310, 312
Tairona 35, 259, 262, 271, 312
Tambo Colorado 65-66, 175,
226, 246, (247), 248, (297), (298)
Tambo de Mora 102, 173, 174,
(285), (290)
Tambotoco 241
Tastil 62, 207, (294), (296)
Tauri Chumbi 165
Tawantinsuyu 66
Tayapucru 188
Tello, Julio 87, 90, 111, 123, 165,
304-308
Teyuna (260), (261), 262, (300)
Tiahuanaco 15, 20, 42, (54), 58,
(59), 62, 67, 100, 120, 123, 191,
192, 193, (193), 196, 197, 198,
200, 203, 207, 212, 218, 241,
249, 250, 281, (294), (295), 301,
304, 306, 309
- Akapana 193, (193), 196, 197,
198, 250
- Bennett, monolithe 196, 198,
(199), 307, 309
- Kalasasaya 120, 196, 197, 198,
306, 309
- Kantatallita 196, 198, 309
- Puma Punku 196, 198, (295), 309
- Putuni 196, 197, 198
-Templete Semisubterráneo 192,
(193), 196, 197, (295), 309
Tiayiui 229
Tierradentro, 180, 181, 184. (182183), 184, (185), 258, 281, (294)
Tierras Blancas 165, 306
Tilocalar 207
Tinyash 188, (294)
Tipón 234, (235), 311
Titicaca 35, 67, 188, 191, 192,
203, 207, 209, 212, 249, 250,
252, 301
Titicaca Desaguadero 191, 192
Tizal 87, (285)
Toconce - Mallku 207
Tomebamba 66, 226, 248, (297),
310, 312
Torata Alta 249
Tucuman 207, 209
Túcume (75), 146, 149, 150,
(151), 170, (290)
-Huaca Balsa 146
-Huaca Larga 146,
-Templo de la Piedra sagrada 146
Tucute du Rio Negro 209
Tulan 207, (294), (296)
Tulipe (186), (294), 312
Tulor 63, 207, (208), 209, (294), 310
Tumshukaico 117, (288), (289)
Tunanmarca 207
Turi 207, (208), 249, 252, (297) (299)
Udima,Ver Poro Poro
Ungará 246, 311
Urcuqui 187
Urton, Gary 38, (39), 42, 248,
302, 303, 307, 311
327
Urubamba (39), 42, 229, 232,
238, 311
ushnu 58, 62, 65, (66), 66, 159,
164, 219, 226, 227, 229, 246,
248, 249, 250, 252, 281, 301
Ushnujirca 188
Valdivia, epoque 184
Valle Sagrado 229, 252
Vegachayoq 202, (296)
Ventana o Puerta de las Sierpes 245
Ventarrón 42, 58, 81, (82-83), 84,
86, 145, 280, (285), 304, 306, 307
Ventilla (290), 308
ventus 57, (284)
vertere 56, (284), 303
Vía Rea 226
Vilcamayu o Vilcanota, valle de
202, 232, 234, 238
Vilcanota 232
Vilcashuamán 66, 226, (299), 252,
(297), 310
Villanueva , Juan (116), 117
Vira Vira 263, 312
Vitcos 241
Vranich, Alexei (193), 196, 197, 309
Walum 188
Wankane 192, (295)
Wankarani, época 191, 192, 207,
(294), (295)
Wari, culture 20, 68, 81, 135,
155, 157, 158, 188, 198, 200,
202, 203, (206), 207, 209, 212,
218, 226, 246, 281, (290), (294),
308, 309, 310
Wari, sitio: ver Huari
Wariwillka 203, (206), 207
Willkawain 203, (204-206)
Wiñaywaina 238
Wiracocha 164, (298), 309, 310
Wiracocha Raqchi, ver Raqchi
Wiracochapampa 42, 188, 202, 203,
246, (294), (295), (297), 309, 310
Yacha 35
Yalape 263
Yanacaca 232, 311
Yayamama, época 191, 192, 196,
258
Yayno 188, (189), (294), 310
Ychsma (161-163)
Yocavil 207
Yuquipa 266
Zaña 14, 92, 305
Zarpán 86, (285), 304
Ziolkowski, Mariusz (299), 302,
303, 304, 307, 309, 312
Zuidema, Tom 38, (39), 302,
303, 310
Zuleta 184, 309
328
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