Juri Aldo. Prisión preventiva. Cómputo ley 24390. Término para

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RECURSOS. Interés directo: exigencia para la procedencia sustancial de la
vía impugnativa. Efecto suspensivo: CÓMPUTO DE PENA: Rectificación
del computo de pena PRISIÓN PREVENTIVA Cómputo según la ley 24390.
Resolución que fija el término ad quem para computar la prisión preventiva
a los fines de la pena. DERECHO AL RECURSO (art. 8.2.h de la CADH)
Alcances. Repercusión en la interpretación de normas procesales. Vía
impugnativa que lo satisface
I. Es un requisito de procedencia sustancial del recurso de casación, el interés
directo exigido por el artículo 443 del Código ritual que impone analizar si
efectivamente, el agravio traído por quien impugna es susceptible de ser reparado
a través del recurso. En consecuencia, el interés existe en la medida que la
materia controvertida puede tener incidencia en la parte dispositiva del
pronunciamiento, anulándolo o modificándolo; o bien cuando el recurso
deducido resulta ser el medio adecuado para excluir el agravio que aparece como
posible.
II. La ley procesal penal admite la posibilidad de corrección de los cómputos de
pena erróneamente practicados. De este modo, los errores de cómputo pueden
corregirse a petición de parte y de oficio por el Juez o Presidente del Tribunal,
pues no existe resolución que haga cosa juzgada. “Tampoco los errores del
cómputo aprobados, incluso por el T.S.J. son insubsanables, pues la condena
objeto de la ejecución, no es la que resulta del cómputo, sino la impuesta por la
sentencia ejecutoriada, y el cómputo no es un medio para rectificarla o
completarla”. Se trata de una rectificación que, en definitiva, restablece la
intangibilidad de la cosa juzgada de la sentencia condenatoria.
III. No toda privación de libertad reviste el carácter de prisión preventiva si se
omiten considerar las sentencias condenatorias firmes que se dictaron en ese
lapso y que transformaron la naturaleza de la privación de la libertad en pena. La
aplicación del cómputo más benigno estatuido por el art. 7 de la ley 24390, que
es el que modifica el art. 24 del CP atañe exclusivamente a privaciones de
libertad que revisten el carácter de prisión preventiva y que exceden los plazos
previstos en el artículo primero de la misma ley. Una interpretación diferente
otorgaría un beneficio a quien ha reincidido en el delito, permitiéndosele un
doble cómputo, lo que resulta una solución carente de justicia y que se aparta del
fin perseguido con la sanción de la Ley 24.390.
IV. A los efectos del art. 24 del CP, en función de los art. 7, 8 y cc de la Ley
24.390, corresponde computar como „prisión preventiva‟ el tiempo transcurrido
desde la detención del imputado hasta la resolución que declara formalmente
improcedente o que rechaza el recurso de casación deducido en contra de la
sentencia condenatoria dictada por el tribunal de juicio, solución que obedece al
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efecto suspensivo de los recursos (CPP, 494), el que incide al privar de la calidad
de penado al recurrente.
V. En el orden local se estableció como principio general el efecto suspensivo de
los recursos (CPP, 453), con lo cual se paraliza la actividad procesal que
normalmente debe seguir a la resolución pronunciada durante el tiempo de
sustanciación del recurso, a los fines de evitar que la posible injusticia de la
resolución recurrida se comience a consolidar durante su trámite. Por ello es que
durante el trámite del recurso de casación no se puede ejecutar la decisión que se
impugna. Consecuentemente, el encarcelamiento del imputado durante ese
tiempo es soportado a título de prisión preventiva hasta la resolución.
VI. Es aplicable la regla más beneficiosa establecida por la ley 24.390 tanto para
los condenados cuyo recurso deducido contra la sentencia ha sido rechazado,
mereciendo por tanto una resolución sobre el fondo de la cuestión, como cuando
se ha declarado el recurso formalmente improcedente. Es decir que, en orden al
modo en que ha de computarse el tiempo de privación de libertad a título de
prisión preventiva, a los fines del artículo 24 del Código Penal (art. 7, 24.390), ha
de incluirse también el trámite que insumió la fase recursiva local.
VII. El Expreso reconocimiento constitucional del denominado derecho al
recurso (art. 8.2.h, CADH) tiene repercusiones concretas en la exégesis de las
regulaciones que efectúan los ordenamientos procesales acerca de los recursos, y
dicho impacto se extiende también a la hermenéutica de las restantes
disposiciones rituales, en tanto resulta pertinente.
VIII. El derecho de recurrir el fallo consagrado por la Convención Americana de
Derechos Humanos en su artículo 8.2.h se satisface con un recurso ante un
órgano de grado superior al que juzgó y condenó al inculpado, ante el que éste
tenga o pueda tener acceso, y que permita una verdadera revisión de la sentencia,
en el sentido requerido por la Convención. De acuerdo al objeto y fin de la
Convención Americana, cual es la eficaz protección de los derechos humanos, se
debe entender que el recurso que contempla el artículo 8.2.h. de dicho tratado
debe ser un recurso ordinario eficaz mediante el cual un juez o tribunal superior
procure la corrección de decisiones jurisdiccionales contrarias al derecho.
IX. En nuestro ordenamiento jurídico, el resguardo del derecho al recurso es
cumplido por el recurso de casación, en especial en la dimensión delineada por el
Alto Tribunal de la Nación in re “Casal” (20/09/05), y no por el recurso
extraordinario, que a diferencia de las amplias exigencias de revisión que
demanda la Corte Interamericana, transita por un muy estrecho cauce.
X. Por el influjo del derecho al recurso, el concepto de sentencia al que alude la
ley 24.390 en su artículo 1°, por la remisión operada en función del artículo 7,
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debe leerse como sentencia confirmada por la vía recursiva y su alcance tiene
necesariamente que recalar en la dimensión que es propia a dicha garantía. En
consecuencia, si en la esfera local ésta tiene su engarce en el recurso de casación,
será la decisión que resuelve esta impugnación la que deberá ser tomada como
término ad quem para el cómputo establecido por la ley 24.390 en su artículo 7.
Dilatar más todavía el lapso de conteo doble, incluyendo la tramitación del
recurso extraordinario federal, importaría desconocer la naturaleza excepcional
de la vía y su falta de adecuación a la doctrina emanada del Tribunal
internacional. En cuanto al recurso de revisión, desde que éste procede en contra
de la sentencia firme (CPP art. 489), es obvio que si se ha impuesto una pena
privativa de libertad el “imputado” ha devenido en “penado” por lo cual para
cancelar la cosa juzgada y, por ende, la naturaleza de “pena” del encierro debe
mediar una sentencia que anule la condena del tribunal de juicio (art. 495 y
sgtes.).
XI. El cómputo más beneficioso que prevé la ley 24.390 en su artículo 7, una vez
transcurridos dos años de prisión preventiva, debe extenderse hasta el dictado de
sentencia, y –en caso de haber sido ésta impugnada– hasta la resolución de este
Tribunal Superior de Justicia que resuelve acerca de la procedencia formal o
sustancial del recurso de casación. Procurar extender el conteo duplicado hasta el
agotamiento de la vía federal o mas aún hasta la época de interposición del
recurso de revisión importa apartarse de la letra de la ley –que se contenta con el
dictado de sentencia– y su clara finalidad que queda satisfecha con el
pronunciamiento del Tribunal de mérito que incluso ha sido confirmado por la
vía recursiva local.
T.S.J., Sala Penal, Sent. n° 132, 17/05/2010, “JURI Aldo Alberto s/unificación
de penas –Recurso de Casación-” Vocales: Tarditti, Cafure de Battistelli, Blanc
G. de Arabel.
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SENTENCIA NÚMERO: CIENTO TREINTA Y DOS
En la Ciudad de Córdoba, a los diecisiete días del mes de mayo de dos mil diez,
siendo las doce horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora Aída
Tarditti, con asistencia de las señoras Vocales doctoras María Esther Cafure de
Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar
sentencia en los autos caratulados “JURI Aldo Alberto s/unificación de penas
–Recurso de Casación-” (Expte. “J”, 37/09), con motivo del recurso de casación
interpuesto por la Sra. Asesora Letrada Penal, Dra. María Cristina Rivera de
Cerutti en su carácter de defensora del imputado Aldo Alberto Juri, contra el auto
número ciento cincuenta y tres, de fecha veintinueve de mayo de dos mil nueve,
dictado por la Cámara Criminal y de Acusación de Villa María, provincia de
Córdoba.
Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las
cuestiones a resolver son las siguientes:
1º) ¿Ha sido erróneamente efectuado el cómputo de pena del
condenado Aldo Alberto Juri?
2°) ¿Qué resolución corresponde dictar?
Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden:
Dras. Aída Tarditti, María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes
Blanc G. de Arabel.
A LA PRIMERA CUESTION:
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La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
I. Por auto n° 153, del 29/05/2009, la Cámara Criminal y de
Acusación de Villa María, provincia de Córdoba resolvió: “Rechazar la solicitud
de rectificación de cómputo formulada por el interno condenado Aldo Alberto
Juri, fundado técnica y jurídicamente por la Asesora Letrada, Dra. María
Cristina Rivera de Cerutti, con costas (arts. 550 y 551 CPP)” (fs. 146/147).
II. La Asesora Letrada Penal del 1º Turno, Dra. María
Cristina Rivera de Cerutti, defensora del imputado Aldo Alberto Juri,
interpretando su voluntad impugnativa, interpone recurso de casación en contra
de aquella decisión, invocando el inciso 1° del artículo 468 del C.P.P. (fs.
154/155).
Denuncia la inobservancia y errónea aplicación del artículo 7
de la Ley 24390 y solicita se revoque la resolución que deniega la rectificación
del cómputo de pena de Juri.
Considera –conforme lo manifiesta su asistido- que resulta
de aplicación el derogado art. 7 de la ley 24390 desde la fecha de su detención
por el hecho de la presente causa hasta el dictado de la sentencia del TSJ, es decir
–precisa- desde el dos de febrero de dos mil hasta el veintiocho de abril de dos
mil seis. Señala que durante ese periodo el encarcelamiento del acusado fue a
título de prisión preventiva, independientemente de su detención por otros
procesos en los que se dictó sentencia condenatoria
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Adita que la calidad de prisión preventiva le fue concedida
por esta Sala mediante sentencia nº 87, de fecha dieciseis de septiembre de 2003
(fs. 49/50).
Destaca que siguiendo este lineamiento y computando como
prisión preventiva el tiempo de privación de la libertad de Aldo Alberto Juri,
desde febrero del año dos mil hasta la fecha de la resolución de esta Sala, época
en que queda firme la sentencia dictada por el Tribunal de Villa María, éste lleva
purgado nueve años de prisión, más once años de pena unificada y cuatro años,
dos meses y veintisiete días del art. 7 de la ley 24390, lo que hace un total de
veinticuatro años, dos meses y veintisiete días.
La Cámara del Crimen, al momento de realizar el cómputo
(30/12/2000) estableció que el acusado lleva cumplidos dieciocho años, siete
meses, y veintiséis días, no considerando a título de prisión preventiva todo el
período pretendido por el acusado, sino solamente desde el vencimiento de la
condena del Tribunal Santafesino hasta el día que adquirió firmeza la sentencia
condenatoria impuesta por la Cámara de Villa María.
Explica que el perjuicio concreto que ocasiona al imputado
la resolución impugnada se vincula con el retraso en los beneficios que le otorga
la ley 24660 en relación a la progresividad del régimen penitenciario.
III. Previo ingresar al análisis del recurso, resulta necesario
efectuar una síntesis de lo acontecido en la causa:
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- El imputado Aldo Alberto Juri, cuenta con varias condenas
en su haber (ver fs. 51, 67; 75; 85) .
-Con fecha 21/11/1997 se concede a Juri –quien se
encontraba privado de su libertad en calidad de penado-, el beneficio de la
libertad asistida, por la condena cuyo vencimiento acaecía con fecha 26/04/1998
(fs. 97).
- Juri es detenido el día 19/04/1998, momento en el cual se le
revoca la libertad concedida y se establece un nuevo cómputo de pena
considerando que le restaba cumplir 6 meses y 4 días de la condena suspendida.
Se determina como nuevo vencimiento el día 23/10/1998.
- Aldo Alberto Juri es detenido nuevamente con fecha 01 de
febrero del año 2000 (según surge de fs. 37).
- Aldo Alberto Juri, es condenado como coautor de robo
calificado por uso de armas y tenencia de armas de guerra en concurso real
(proceso 150/94) y autor de robo calificado por uso de armas (proceso 180/01),
todo en concurso real, por Sentencia nº 5 de fecha 03/02/2003 del Juzgado de
Primera Instancia de Distrito en lo Penal de Sentencia nº 6 de Rosario,
imponiéndosele la pena de 11 años de prisión, accesorias legales y costas y
declaración de segunda reincidencia (fs. 8/34).
- Con fecha 25 de junio de 2003 el Juzgado de Primera
Instancia de Distrito en lo Penal de Sentencia nº 6 de Rosario efectúa el cómputo
de pena de Juri, estableciendo que la extinción de su condena (impuesta por
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sentencia nº 5 del 03/02/2003) operaba el día 31 de octubre de 2003. Cálculo
para el cual el tribunal observó lo dispuesto en el art. 7 de la Ley 24390 (fs. 37).
- Por sentencia nº 3, del día 27/03/2003, la Cámara en lo
Criminal y Correccional de Villa María, resuelve declarar a Aldo Alberto Juri,
coautor responsable de los delitos de homicidio doblemente calificado (por
alevosía y pluralidad de agentes) y daño en concurso real, asignándole la sanción
de prisión perpetua, accesorias de ley y costas.
- La sentencia nº 3 es impugnada mediante recurso de
casación, el que resulta rechazado por sentencia nº 79 del TSJ, de fecha
08/09/2003. Posteriormente la CSJN, con fecha 29/04/2004 desestima la
presentación efectuada por el acusado Juri.
- La sentencia nº 3, es atacada también vía recurso de
revisión, el que es declarado formalmente inadmisible por auto nº 87 de este
Tribunal, de fecha 28/04/2006, quedando, así confirmada la decisión
incriminatoria contra Juri.
- Por sentencia nº 46, de fecha 27/10/2006 la Cámara
Criminal y de Acusación de Villa María resolvió unificar sólo en cuanto a la
pena se refiere la sentencia nº 5, del 03/02/2003 dictada por el Juzgado de
Sentencia nº 6 de Rosario en contra de Juri a 11 años de prisión, accesorias
legales, costas y declaración de segunda reincidencia, con su propia sentencia nº
3, de fecha 27/03/2003, la que condenó a Juri a prisión perpetua, accesorias de
ley, declaración de segunda reincidencia, y costas, en la pena única de prisión
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perpetua. Repárese que aquella primera condena se encontraba agotada desde el
día 31/10/2003 (fs. 41/42).
- Según decreto de fecha 30/12/2008 (fs. 134), la Cámara en
lo Criminal de Villa María, dispone que en el periodo comprendido entre el
31/10/2003 y el 28/04/2006 (esto es 2 años, 5 meses y 9 días) corresponde
beneficiar al acusado Aldo Alberto Juri, con el beneficio estipulado por el art. 7
de la ley 24390 (computando por cada día de prisión preventiva, dos días de
prisión) y en consecuencia, concluye que de su condena unificada de prisión
perpetua lleva cumplidos 18 años, 7 meses y 26 días (fs. 134), decisión que fue
impugnada por el imputado (fs. 139) y fundada por su defensa (fs. 142) y
posteriormente confirmada por resolución nº 153, de fecha 29/05/2009, de la
Cámara Criminal y de Acusación de Villa María (fs. 146/147).
IV. El tribunal funda su negativa a la rectificación del
cómputo de pena solicitada por el acusado, argumentando que “...a) Juri en el
período comprendido entre el 2/2/2000 –fecha en que se concretó su detención
con motivo de su imputación en la causa por la que se dictó la sentencia nº 3 del
27 de marzo de 2003, hasta el 31/10/2003, estuvo privado de su libertad
ambulatoria en una doble condición: de procesado por la causa aquí tramitada y
de penado por la sentencia nº 5 impuesta por el Juzgado de Primera Instancia
de Distrito en lo Penal de Sentencia nº 6 de la ciudad de Rosario. Que este
último tribunal al practicar cómputo de pena impuesta, tuvo ya en cuenta el
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tiempo de exceso en que Juri estuvo privado preventivamente de la libertad en
esa causa, aplicando el beneficio previsto por el art. 7 de la Ley 24390...fs. 37.
b) Es doctrina del Tribunal Superior de Justicia sostenida en reiterados fallos
que la aplicación del art. 7 de la ley 24390, que es el que modificaba el art. 24
del CP atañe exclusivamente a privaciones de libertad que revisten el carácter
de prisión preventiva que excede el plazo de dos años, previsto en aquella
disposición... la regla contenida en el mentado artículo... constituye una
modalidad de compensación del derecho del interno por encarcelamientos
cautelares que se prorroguen mas allá del lapso referido sin existir un
pronunciamiento judicial firme... la ley 24390 obedeció a la necesidad de
resolver la situación de los encarcelados en prisión preventiva que no obstante
gozar de la presunción de inocencia que dimana del art. 18 de la CN aún no
habían sido juzgados sin razón justificada... c) La aplicación del art. 7 de la ley
24390 supone que el tiempo de privación de libertad superador de los dos años,
sea exclusivamente a título de prisión preventiva, de modo tal que en el caso de
autos, sólo deberá considerarse a tal efecto –como se hizo en la resolución
observada- el tiempo que transcurrió desde el vencimiento de la condena
impuesta por el tribunal santafesino (31/10/2003) hasta que adquirió firmeza la
sentencia condenatoria impuesta por este Tribunal (28/04/2006)...” (fs.
146/147).
V.a. En orden al cómputo de penas, el artículo 504 del
C.P.P. establece: “El Juez o Presidente del Tribunal practicará el cómputo de la
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pena, fijando la fecha de su vencimiento o su monto. Se notificará el decreto
respectivo al condenado y a su defensor, y al Ministerio Fiscal, quienes podrán
observarlo dentro de los tres días. Si no se dedujera oposición al término, el
cómputo quedará aprobado y la sentencia será ejecutada inmediatamente. En
caso contrario se procederá conforme a lo dispuesto por el artículo 502. El
mismo trámite se seguirá cuando el cómputo deba ser rectificado”.
Sobre la base de la disposición legal transcrita, puede
afirmarse que la propia ley procesal penal admite la posibilidad de corrección de
los cómputos de pena erróneamente practicados.
La doctrina judicial y jurídica, por su parte, expresan que
“...los errores de cómputo pueden corregirse a petición de parte y de oficio por el
Juez o Presidente del Tribunal, pues no existe resolución que haga cosa
juzgada...”. “Tampoco los errores del cómputo aprobados, incluso por el T.S.J.
son insubsanables, pues la condena objeto de la ejecución, no es la que resulta
del cómputo, sino la impuesta por la sentencia ejecutoriada, y el cómputo no es
un medio para rectificarla o completarla” (T.S.J., Sala Penal, S. n° 1, 8/2/2001,
“Longo”; cfr. RICARDO C. NÚÑEZ: Código Procesal Penal de la Provincia de
Córdoba anotado, Lerner, Córdoba, 1986, p. 513, comentario al art. 526, notas 3
y 4).
Se trata de una rectificación que, en definitiva, restablece la
intangibilidad de la cosa juzgada de la sentencia condenatoria (cfr. JOSÉ I.
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CAFFERATA NORES – AÍDA TARDITTI: Código Procesal Penal de la Provincia de
Córdoba comentado, Mediterránea, Córdoba, 2003, t. 2, p. 542).
En consonancia con lo expresado, esta Sala, desde larga
data, ha dado a la cuestión la misma respuesta (T.S.J., S. n° 12, 20/4/1970,
“Grosvald”; A. n° 315, 28/9/2000, “Lucero”, entre otros precedentes.).
b. Por otra parte, esta Sala ha sostenido en reiteradas
oportunidades que no toda privación de libertad reviste el carácter de prisión
preventiva si se omiten considerar las sentencias condenatorias firmes que se
dictaron en ese lapso y que transformaron la naturaleza de la privación de la
libertad en pena. La aplicación del cómputo más benigno estatuido por el art. 7
de la ley 24390, que es el que modifica el art. 24 del CP atañe exclusivamente a
privaciones de libertad que revisten el carácter de prisión preventiva y que
exceden los plazos previstos en el artículo primero de la misma ley (T.S.J., Sala
Penal, “Portillo Melto”, S. nº 1, 9/2/96).
Una interpretación diferente otorgaría un beneficio a quien
ha reincidido en el delito, permitiéndosele un doble cómputo, lo que resulta una
solución carente de justicia y que se aparta del fin perseguido con la sanción de la
Ley 24.390.
VI.1.a. Del examen de los escritos presentados por el
condenado y su defensora se desprende que su crítica finca en cuestionar la
metodología empleada por la Cámara en lo Criminal de Villa María, al efectuar
el cómputo de pena del acusado y concluir que de su condena a prisión perpetua
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éste llevaba cumplidos 18 años, 7 meses y 26 días (fs. 134), frente a los 24 años,
2 meses y 27 días realmente transcurridos según su propio cálculo.
Para tal operación el imputado persigue que se lo considere
procesado –pudiendo así gozar del beneficio reconocido por el art. 7 de la ley
24390- durante todo el tiempo que transcurre desde su detención acaecida el día
2 de febrero del año 2000 y el día 28 de abril de 2006, fecha en la que esta Sala
resuelve rechazar el recurso de revisión deducido contra la sentencia nº 3 del
27/03/2003.
Dicho periodo comprende 4 años, 2 meses y 27 días y no
sólo 2 años, 5 meses y 9 días, como consideró la Cámara que ponderó que Juri
sólo gozaba de la calidad única de procesado desde el día 31 de octubre del 2003
-fecha en la cual vence por agotamiento la condena impuesta por el Juzgado de
Rosario, por sentencia nº 5 del 03//02/2003- y hasta la fecha de resolución del
recurso de revisión presentado contra la sentencia nº 3 del 27/03/03 (28/04/2006),
por la cual permanecía privado de su libertad. Ello pues, en el lapso transcurrido
desde el día de la detención de Juri y el 31/10/2003, el acusado poseía la doble
condición de penado y procesado y el beneficio del art. 7 de la ley 24390, sólo es
aplicable y puede alcanzar a aquellas privaciones de libertad que sean
exclusivamente a título de prisión preventiva.
b. Recordemos que es un requisito de procedencia sustancial
del recurso de casación, el interés directo exigido por el artículo 443 del Código
ritual que impone analizar si efectivamente, el agravio traído por quien impugna
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es susceptible de ser reparado a través del recurso. En consecuencia,
conforme a los precedentes de la Sala, se ha dicho que el interés existe "en la
medida que la materia controvertida puede tener incidencia en la parte
dispositiva del pronunciamiento, anulándolo o modificándolo"; o bien cuando el
recurso deducido resulta ser el medio adecuado para excluir el agravio que
aparece como posible (T.S.J., Sala Penal, S. n° 107, 7/12/00, "Bonino"; S. n° 30,
11/4/01, "Torres"; S. n° 59, 5/8/02, "Matta", entre otros).
c. Ingresando al tema ahora en crisis, en relación al término
ad quem para el cómputo más favorable del tiempo de encierro a título de prisión
preventiva que prevé la ley 24.390 en su artículo 7, reiterada doctrina de esta
Sala ha expresado que “a los efectos del art. 24 del CP. en función de los arts. 8,
7 y cc. de aquella ley, correspondía computar como „prisión preventiva‟ el
tiempo transcurrido desde la detención del imputado hasta la resolución que
declaraba formalmente improcedente o rechazaba el recurso de casación
deducido en contra de la sentencia condenatoria dictada por el tribunal de juicio,
solución que obedecía al efecto suspensivo de los recursos (CPP, 494), el que
incide al privar de la calidad de penado al recurrente (Cfr. T.S.J. Sala Penal,
"Sánchez", S. n° 7, 18/4/96; "Minoldo", S. n° 47, 22/10/96).
Asimismo se ha sostenido ("Podestá", S. n° 43, 20/4/99), que
en el orden local se ha establecido como principio general el efecto suspensivo de
los recursos (CPP, 453), con lo cual se
paraliza la actividad procesal que
normalmente debe seguir a la resolución pronunciada durante el tiempo de
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sustanciación del recurso, a los fines de evitar que la posible injusticia de la
resolución recurrida se comience a consolidar durante su trámite (Cfr.: Ayán,
Manuel N., "Recursos en materia Penal", Ed. Lerner, 1985, p. 177; Cafferata
Nores, José I., "Introducción al Derecho Procesal", Ed. Lerner, p. 221)".
"Por ello es que durante el trámite del recurso de casación
no se puede ejecutar la decisión que se impugna. Consecuentemente, el
encarcelamiento del imputado durante ese tiempo es soportado a título de prisión
preventiva hasta la resolución. En tal sentido, la Sala entendió que es aplicable la
regla más beneficiosa establecida por la ley 24.390 tanto para los condenados
cuyo recurso deducido contra la sentencia ha sido rechazado, mereciendo por
tanto una resolución sobre el fondo de la cuestión, como cuando se ha declarado
el recurso formalmente improcedente (T.S.J., "Sanchez"; "Minoldo", ya citados).
Es decir que en orden al modo en que ha de computarse el
tiempo de privación de libertad a título de prisión preventiva, a los fines del
artículo 24 del Código Penal (art. 7, 24.390), ha de incluirse también el trámite
que insumió la fase recursiva local.
Es que, llamando al análisis el denominado derecho al
recurso, esta Sala ha estimado que su expreso reconocimiento constitucional
(art. 8.2.h , C.A.D.H.) debe proyectarse en repercusiones concretas en la
exégesis de las regulaciones que efectúan los ordenamientos procesales acerca de
los recursos (S. n° 152, 28/12/05, “Gauna”), y dicho impacto debe extenderse
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también a la hermenéutica de las restantes disposiciones rituales, en tanto
resultare pertinente.
Sobre el punto, interpretando la normativa internacional que
regula esta garantía judicial, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha
indicado que el derecho de recurrir del fallo consagrado por la Convención
Americana de Derechos Humanos en su artículo 8.2.h se satisface con un recurso
ante un órgano de grado superior al que juzgó y condenó al inculpado, ante el
que éste tenga o pueda tener acceso, y que permita una verdadera revisión de la
sentencia, en el sentido requerido por la Convención. Expresamente, ha
sostenido el Tribunal internacional que “de acuerdo al objeto y fin de la
Convención Americana, cual es la eficaz protección de los derechos humanos, se
debe entender que el recurso que contempla el artículo 8.2.h. de dicho tratado
debe ser un recurso ordinario eficaz mediante el cual un juez o tribunal superior
procure la corrección de decisiones jurisdiccionales contrarias al derecho...”
(C.I.D.H., “Herrera Ulloa vs. Costa Rica, 2/07/04).
Es claro que en nuestro ordenamiento jurídico, dicho
cometido es cumplido por el recurso de casación, en especial en la dimensión
delineada por el Alto Tribunal de la Nación in re “Casal” (20/09/05), y no por el
recurso extraordinario, que a diferencia de las amplias exigencias de revisión
que demanda la Corte Interamericana, transita por un muy estrecho cauce.
El diferente calibre de una y otra vía ha sido puesto de
resalto también por la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación. Puesta a
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dirimir el alcance otorgado al derecho del imputado a recurrir la sentencia
condenatoria consagrada por el art. 8.2.h de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y el art. 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, que forman parte de la Constitución Nacional, a partir de su inclusión
en el art. 75, inc. 22, explicó que si bien en un primer momento -antes de la
reforma constitucional de 1994 y en vigencia del viejo código de procedimientos
en materia penal- entendió que el recurso extraordinario era apto para garantizar
el derecho al recurso del condenado (confr. Fallos: 311:274), con posterioridad
asumió que “a partir de la incorporación de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos al bloque constitucional -mediante el art. 75, inc. 22-, el
recurso establecido en el art. 14 de la ley 48 no satisfacía el alcance del derecho
consagrado en el art. 8°, inc. 2°, ap. h de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos dado que las reglas y excepciones que restringen la
competencia apelada de la Corte impiden que este recurso cubra de manera
eficaz el contenido de esta garantía (confr. Fallos: 318:514)” (C.S.J.N., “Casal”,
cit.).
Por ello, entendió que “en el estado actual de la legislación
procesal penal de la Nación, los recursos ante la Cámara de Casación Penal
constituyen la vía a la que todo condenado puede recurrir en virtud del derecho
que consagran los arts. 8, inc. 2°, ap. h., de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y 14, inc. 5°, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos” . Y encontrándose de este modo “satisfecho el requisito de la revisión
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por un tribunal de instancia superior mediante el recurso de casación entendido
en sentido amplio, esta Corte se reserva sólo la función de corregir los casos en
que resulte una arbitrariedad intolerable al principio republicano de gobierno”
(C.S.J.N., “Casal”, cit.).
En función de las premisas que preceden, entonces, entiendo
que si por el influjo del derecho al recurso, el concepto de sentencia al que
alude la ley 24.390 en su artículo 1°, por la remisión operada en función del
artículo 7, debe leerse como sentencia confirmada por la vía recursiva, su
alcance tiene necesariamente que recalar en la dimensión que es propia a dicha
garantía. En consecuencia, si en la esfera local ésta tiene su engarce en el recurso
de casación, será la decisión que resuelve esta impugnación la que deberá ser
tomada como término ad quem para el cómputo establecido por la ley 24.390 en
su artículo 7.
Dilatar más todavía el lapso de conteo doble, incluyendo la
tramitación del recurso extraordinario federal, importaría desconocer la
naturaleza excepcional de la vía y su falta de adecuación a la doctrina emanada
del Tribunal internacional.
En cuanto al recurso de revisión, desde que éste procede en
contra de la sentencia firme (CPP art. 489), es obvio que si se ha impuesto una
pena privativa de libertad el “imputado” ha devenido en “penado” por lo cual
para cancelar la cosa juzgada y, por ende, la naturaleza de “pena” del encierro
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debe mediar una sentencia que anule la condena del tribunal de juicio (art. 495 y
sgtes.).
En síntesis: el cómputo más beneficioso que prevé la ley
24.390 en su artículo 7, una vez transcurridos dos años de prisión preventiva,
debe extenderse hasta el dictado de sentencia, y –en caso de haber sido ésta
impugnada– hasta la resolución de este Tribunal Superior de Justicia que
resuelve acerca de la procedencia formal o sustancial del recurso de casación.
Procurar extender el conteo duplicado hasta el agotamiento de la vía federal o
mas aún hasta la época de interposición del recurso de revisión importa apartarse
de la letra de la ley –que se contenta con el dictado de sentencia– y su clara
finalidad –que queda satisfecha con el pronunciamiento del Tribunal de mérito
que incluso ha sido confirmado por la vía recursiva local (TSJ, Sala Penal
“Olariaga”, S. nº 226, 10/09/2007).
2. En el caso bajo estudio –conforme surge del detalle
efectuado en el punto III-, se advierte que
la sentencia nº 3 de fecha
27/03/2003, dictada por la Cámara en lo Criminal y Correccional de Villa
María quedó firme con fecha 08/09/2003, en ocasión de resolverse el recurso de
casación que en contra de la condena, había deducido la defensa de Juri, y no en
la posterior fecha postulada por la Cámara.
Cabe reiterar, en este punto, una vez más, que la sanción de
la ley 24.390 obedeció a la necesidad de resolver la situación de los encarcelados
en prisión preventiva que, no obstante gozar de la presunción de inocencia que
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dimana del art. 18 CN., aún no habían sido juzgados sin razón justificada, lo que
no se equipara a la realidad de aquellos que, como en el caso, agotaron todas las
vías extraordinarias locales para cuestionar una decisión ya definida. El art. 7º de
la ley 24390 debe ser interpretado en función de los objetivos perseguidos por la
ley (T.S.J., Sala Penal, S. nº 29, 7/5/98, "Merlo") y de las disposiciones
procesales vinculadas al efecto de los recursos. En el caso, el único recurso que
tiene asignado efecto suspensivo es el de casación.
Luce patente, en consecuencia, el yerro de la Cámara en lo
Criminal y Correccional de Villa María que al momento de practicar el cómputo
de pena del acusado tomó como parámetro a los fines de considerar firme la
sentencia nº 3 por ella dictada, la fecha de resolución por esta Sala del recurso de
revisión contra ella deducido (28/04/2006), extendiendo de ese modo de manera
exagerada (2 años, 5 meses y 9 días) el tiempo durante el cual consideró a Juri
como procesado, favoreciéndolo con un conteo más beneficioso.
Es que, la sentencia nº 3 de la Cámara de Villa Maria
adquirió firmeza con fecha 08/09/2003, oportunidad en la que este Tribunal
rechazara la vía casatoria que en contra de la condena se había deducido; es que,
en ese momento cesó la razón de la sanción de la ley 24.390: esto es la necesidad
de resolver la situación de los encarcelados en prisión preventiva que, no
obstante gozar de la presunción de inocencia que dimana del art. 18 CN., aún no
habían sido juzgados sin razón justificada.
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Es en función de tal desacierto que la Cámara beneficia a
Juri con el favor estatuido por el art. 7 de la ley 24390, durante un importante
periodo de 2 años, 5 meses y 9 días, al ponderar que el acusado permanecía
privado de su libertad a título exclusivo de prisión preventiva –condición de
procesado- desde el día 31 de octubre del 2003 -fecha de vencimiento de la
condena impuesta por el tribunal de Rosario por sentencia nº 5 del 03/02/03hasta el 28 de abril de 2006, soslayando que desde antes –conforme la doctrina
reseñada-, exactamente desde el día 08/09/2003, Juri ya gozaba de la calidad
de penado por la condena impuesta por sentencia nº 3 de dicho tribunal;
decisión que adquirió firmeza en dicha época cuando esta Sala rechazó el recurso
de casación deducido por la defensa del acusado.
Aldo Juri nunca estuvo privado de su libertad a título de
prisión preventiva y por ello no puede favorecerse con un doble cómputo
conforme lo establecido en el art. 7 de la ley 24390.
No obstante todo lo señalado, el yerro de la Cámara de Villa
María en la apreciación jurídica del tiempo de privación de la libertad de Juri no
puede dejar sin efecto el cómputo efectuado por dicho tribunal desde que, tal
como lo prevé el art 456 del CPP en su parte final cuando la resolución hubiere
sido recurrida por el imputado o a su favor opera la veda de modificar el
decisorio en su perjuicio, en cuanto a la especie o cantidad de la pena o en orden
a los beneficios acordados. Evitando de ese modo toda vulneración de la
prohibición de la reformatio in peius (NÚÑEZ, Ricardo C., Código Procesal
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Penal de la Provincia de Córdoba, Lerner, Córdoba, 1986, págs. 452/453;
AYÁN, Manuel N., Actividad impugnativa en el proceso penal, actualizado por
G. A. AROCENA y F. I. BALCARCE, Advocatus, Córdoba, 1999, pág. 153;
CAFFERATA NORES -TARDITTI, ob.cit., T. 2, págs. 395/397). “Juncos”, S. nº 273,
2/10/2008;
En consecuencia, claramente se advierte la falta de interés en
la revisión del cómputo efectuado por el tribunal.
Así voto.
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
La señora Vocal doctora Aída Tarditti da, a mi juicio, las
razones necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello
adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal doctora
Aída Tarditti, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual
forma.
A LA SEGUNDA CUESTION:
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
A mérito de la votación que antecede corresponde rechazar el
recurso de casación deducido por la Asesora Letrada Penal, Dra. María Cristina Rivera
de Cerutti, en favor de su asistido Aldo Alberto Juri. Con costas (arts. 550/551 CPP).
Así voto.
La señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, dijo:
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La señora Vocal doctora Aída Tarditti da, a mi juicio, las razones
necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto,
expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel dijo:
Estimo correcta la solución que da la señora Vocal doctora
Aída Tarditti, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual
forma.
En este estado el Tribunal Superior de Justicia, por
intermedio de la Sala Penal;
RESUELVE: Rechazar el recurso de casación deducido por la Asesora Letrada
Penal, Dra. María Cristina Rivera de Cerutti, en favor de su asistido Aldo Alberto
Juri. Con costas (arts. 550/551 CPP).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se
dio por la señora Presidente, firman ésta y las señoras Vocales de la Sala Penal
del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy
fe.
Dra. Aída Lucía Teresa TARDITTI
Presidenta de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. María Esther C AFURE DE B ATISTELLI
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dra. María de las Mercedes BLANC G. de ARABEL
Vocal del Tribunal Superior de Justicia
Dr. Luis María SOSA LANZ A C ASTELLI
Secretario del Tribunal Superior de Justicia
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