FERTILIZACION CON NITROGENO Y/O FOSFORO EN

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T162 - FERTILIZACION CON NITROGENO Y/O FOSFORO EN SOJAS
EXTRATEMPRANAS: INFLUENCIA SOBRE EL RENDIMIENTO Y SUS
COMPONENTES.
M.H. Mondino*, F. Pereyra
* Instituto para el Desarrollo Agropecuario del Semiárido (INDEAS), Facultad de
Agronomía y Agroindustrias, UNSE, Av. Belgrano (S) 1912, (4200) Santiago del Estero.
mmondino@intasgo.gov.ar
Palabras claves: Soja – Fertilización – Nitrógeno – Fósforo - Fecha de siembra Rendimiento
INTRODUCCIÓN
La soja es uno de los cultivos mas extractivos puesto que devuelve muy pocos
nutrientes al suelo, exportándose la mayor parte de los mismos en el grano. En general la
soja presenta requerimientos nutricionales por kg de grano e índices de cosecha de
nutrientes mayores que los cereales, exportando el 75% de nitrógeno (N) y el 80-85% de
fósforo (P), lo que para una producción de 4000 kg de grano representa unos 240 y 27 kg
ha-1 respectivamente (García, 2000).
El nitrógeno disponible en el suelo y el aportado por la fijación simbiótica no siempre
resultan suficientes para expresar la capacidad productiva de la soja (Weber, 1966).
Cuando se consideran escenarios de alto potencial de rinde con riego, ambas fuentes de
aporte de N pueden no llegar a aportar suficiente N como para satisfacer esas
posibilidades (Figueroa, 1998). En suelos deficientes y durante las primeras etapas del
cultivo, la soja podría desenvolverse bajo un déficit de N, debido a que los mecanismos
asociados a la fijación biológica se encuentran aún en estado de desarrollo, por lo que
fertilizaciones de arranque podrían originar respuestas positivas (Asamuna et al., 1992).
Se ha demostrado que con escaso nitrógeno mineral disponible, la nutrición nitrogenada
puede limitar la obtención de rendimientos altos, aún cuando los niveles de fijación
biológica sean óptimos (Imsade, 1998).
El nivel crítico de P en el suelo es importante, ya que determina la cantidad por debajo
de la cual comienzan a producirse respuestas a la fertilización. Cuando el análisis de
suelo arroja valores por debajo de 14 ppm se observan respuestas económicas a la
aplicación de fertilizantes fosfatados (Melgar et al., 1995). Si bien los requerimientos de P
son máximos durante etapas cercanas a la floración, la escasa movilidad del P en el
suelo, junto con el proceso de absorción por la planta requieren que la fertilización
fosfatada se realice en el momento de la siembra o con anterioridad (Díaz Zorita, 2001).
Moderadas cantidades de fertilizantes fosfatados, en suelos que poseen bajos contenidos
de ese elemento, pueden incrementar los rendimientos en soja (Fariña Nuñez, 1997).
En el área de riego del Río Dulce, es posible obtener altos rendimientos en soja con el
adelantamiento de la fecha de siembra al mes de Septiembre, si el conjunto de factores
genéticos, climáticos, edáficos y de manejo se combinan adecuadamente (Mondino,
1999). Los suelos de esta área, están sometidos a agricultura continuada desde
comienzos de la década de los setenta, con un promedio de dos cultivos por año, lo que
ha significado un deterioro de las propiedades físicas y especialmente las químicas,
caracterizadas por un brusco descenso en los niveles de nitrógeno y, en forma menos
pronunciada, de fósforo. Por otra parte, al adelantar la fecha de siembra, las primeras
etapas del desarrollo de la soja se hace con temperaturas bajas, lo que puede afectar la
disponibilidad de fósforo.
La posibilidad de incrementar los rendimientos del cultivo de soja en esta zona de alto
potencial productivo, podría relacionarse con la utilización de insumos fertilizantes a base
de nitrógeno y fósforo, por lo que el objetivo de este trabajo fue determinar la influencia de
la fertilización con P, N y P+N sobre el rendimiento y sus componentes en un cultivo de
soja sembrado en fecha extratemprana (Septiembre) en el área de riego del Río Dulce en
la provincia de Santiago del Estero.
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Tecnología de Cultivo
MATERIALES Y METODOS
La experiencia se realizó en las campañas 2002-2003 y 2003-2004 en el campo
experimental “La María” de la EEA Santiago del Estero, situado en la localidad de La
Abrita, a 28° 03’ de LS, 64° 15’ de LW y 169 m.s.n.m. El suelo es un torriortente típico
(Lorenz, 1995) y pertenece a la serie La María. Los niveles de MO (0,91%) y N orgánico
(0,09%) son reducidos, mientras que el contenido de P (13,5 ppm) extraído mediante Bray
1 puede considerarse como bueno a regular, aunque como el pH es algo elevado (7,8)
podría afectarse la disponibilidad del mismo y de algunos micronutrientes catiónicos. Se
trata de un suelo no salino (1,00 mS/cm), por lo cual el contenido de sales solubles no
afecta el rendimiento del cultivo.
Durante el ciclo de cultivo se realizaron las prácticas de manejo de insectos, malezas,
enfermedades y riego necesarias y aconsejadas para el cultivo de soja en el área de riego
del Río Dulce (Mondino, 2001). Se trabajó con la variedad A 4910 RG de grupo de
madurez (GM) IV Largo y hábito de crecimiento indeterminado. La siembra se realizó el
19/09/01 y 02/10/02 (por pérdida de la primera FS del 20/09/02 por pájaros) con una
sembradora manual de arrastre a chorrillo en parcelas de 3,5 m de ancho por 10 m de
largo. Para lograr la densidad deseada de 350.000 plantas por hectárea (ha), se efectuó
un raleo manual en el estado de V2, a fin de obtener una densidad por metro (m) lineal de
17-18 plantas m-1 a 0,52 m.
Los tratamientos fueron:
1) T: testigo absoluto sin fertilizar
2) N: fertilización con 18 kg ha-1 de N (como nitrato de amonio)
3) P: fertilización con 20 kg ha-1 de P (como superfosfato triple)
4) N+P: fertilización con 18 kg ha-1 de N y 20 kg ha-1 (como fosfato diamónico)
Las aplicaciones de fertilizantes fueron realizadas al momento de la siembra e
incorporadas en un surco lateral al de siembra y a una profundidad de 0,12 m. El diseño
estadístico del experimento fue de parcelas distribuidas completamente al azar, con tres
repeticiones.
Previo al momento de cosecha se realizó la extracción de 3 m de surco de la parte
central de cada tratamiento y repetición, evaluándose las componentes del rendimiento
peso de 1000 granos y el número de granos por m2. Debido a que el número de vainas
por unidad de superficie multiplicado por el número de granos por vaina, representa el
número de granos por unidad de superficie, se prefirió expresar los dos primeros
componentes del rendimiento directamente como número de granos por m2. La cosecha
se realizó en forma manual sobre 2 surcos, realizándose la separación del grano con una
trilladora estática, expresando el rendimiento en kg ha-1. La materia seca de la cosecha se
coloco en estufa a 70 °C hasta peso constante y luego se tomaron los pesos respectivos
para evaluar el índice de cosecha. Se realizó el análisis de la varianza para las variables
de interés, mediante el empleo del programa estadístico MSSTAT-C versión 2.10 (Crop
and Soil Science Department, Michigan State University, 1990) comparando las medias de
los tratamientos a través de la prueba de diferencias mínimas significativas (LSD p>0,05).
RESULTADOS Y DISCUSION
La práctica de fertilizar el cultivo de soja en fechas extratempranas de siembra, bajo las
condiciones mencionadas, mejoró el rendimiento en grano por unidad de superficie y sus
componentes, mostrando diferencias significativas favorables a los tratamientos
fertilizados, mientras que el índice de cosecha (IC), si bien presentó diferencias numéricas
de los tratamientos fertilizados con respecto al control, la variabilidad de los resultados
solo permitió diferencias estadísticamente significativas para la combinación de N+P
(Tabla 1).
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Tecnología de Cultivo
Al evaluar el rendimiento en grano de las distintas estrategias de fertilización
planteadas, se desprende que la adición de cualquier fertilizante, produjo un impacto
positivo sobre esta variable (calculado como diferencia entre el tratamiento fertilizado y el
testigo), ya que los incrementos oscilaron entre un mínimo de 564 kg ha-1 para N y un
máximo de 1549 kg ha-1 para N+P, representando un 20, 40 y 58% respectivamente, de
aumento promedio para los diferentes tratamientos.
Tabla 1. Respuestas de la fertilización con N, P o N+P en el rendimiento, número y peso de granos
e índice de cosecha de sojas en siembras extratempranas
Tratamiento
Rendimiento
(kg ha-1)
Número de
semillas m2
Peso de 1000
semillas (g)
Indice de
cosecha
T
2890,7 d*
2533,3 c
149,8 c
0,44 b
N
3454,7 c
2863,7 b
160,7 b
0,45 b
P
3905,3 b
3306,3 a
169,1 ab
0,46 ab
N+P
4440,3 a
3389,7 a
172,8 a
0,51 a
* Letras diferentes dentro de cada columna indican diferencias significativas para p≤ 0,05
El número de semillas por unidad de superficie registró diferencias favorables a los
tratamientos fertilizados, observándose incrementos en esta variable de entre 330 a 856
semillas por m2, lo que representa entre el 13 y el 33%. El máximo nivel de respuesta se
alcanzó con N+P aunque solo difiere estadísticamente de N y T. También existen
diferencias a favor de N cuando se lo compara con T.
En lo que respecta al peso de semillas, la otra componente del rendimiento, se observa
un comportamiento parecido al expresado para el número de semillas, siendo la respuesta
positiva de los tratamientos fertilizados de entre el 7 y el 15% superior. Nuevamente el
fertilizante N+P fue el que maximizó la respuesta, diferenciándose del testigo en 23 g
promedio cada 1000 semillas. Si bien N y P no presentaron diferencias estadísticas entre
ellos, ambas se diferenciaron del testigo en 10 y 20 g respectivamente.
La eficiencia de partición de la materia seca total a cosecha, evaluada a través del
índice de cosecha, se incrementa con la fertilización, lo que manifiesta una mayor relación
del peso del grano respecto de la biomasa aérea total de la planta madura. El tratamiento
con N+P fue quien logró el mayor valor de IC, originando diferencias con N y T.
Al comparar la respuesta en rendimiento de las distintas fuentes de nutrientes utilizadas
a través de la eficiencia de uso (kg de grano/kg de nutriente), se evidencia notablemente
la elevada magnitud de los incrementos de rinde provocados por la fertilización con N+P
que en promedio produce un aumento en el rinde de 15,5 kg de grano por cada unidad de
fertilizante comercial. En cuanto a la adición de P, tuvo una influencia positiva de 10,2 kg
de granos por cada kg de fertilizante comercial, mientras que el fertilizar con N obtuvo una
mejora en el rendimiento en granos de 10,3 kg por kg de fertilizante.
Las probables respuestas obtenidas con el agregado de P a pesar de tener niveles
buenos a regulares en el suelo podría estar relacionado tanto con los bajos niveles de
materia orgánica como por el pH algo elevado del suelo de la experiencia; mientras que la
respuesta al agregado de N debería relacionarse a la combinación de efectos dados por
los bajos niveles de N del suelo y por la inactividad de las bacterias fijadoras en los
primeros 30 a 35 días de ciclo.
La incorporación conjunta de N+P resultó ser la mejor combinación, siendo el aumento
de de 1550 kg en el rendimiento conseguido con este tratamiento que contiene 18 de N y
20 de P, similar a la suma de los rendimientos individuales alcanzados por 18 kg de N
(564 kg) y 20 kg de P (1015 kg), demostrando un efecto aditivo al aplicarlos en forma
conjunta.
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CONCLUSIONES
- La aplicación a la siembra de fertilizantes a base de N, P o N+P aumentan el rendimiento
de sojas sembradas en fechas extratempranas en un suelo torriortente del área de riego
del Río Dulce.
- Los mayores aumentos de rendimiento se consiguen con la aplicación conjunta de N+P
debido a un efecto aditivo de ambos nutrientes en forma independiente.
- Los aumentos de rendimiento se pueden explicar por los incrementos tanto en el número
de granos por unidad de superficie como en el peso de los granos, siendo la primera
componente la que ejerció la mayor influencia para ambos nutrientes.
BIBLIOGRAFÍA
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