Pnud Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Año 2 Septiembre de 2006 ISSN 1794-9408 Asdi El conflicto armado obedece a unas lógicas que es preciso entender (aunque no cohonestar). Esas lógicas tienen sus puntos fuertes, y por eso funcionan en la práctica. Pero también tienen sus puntos débiles, y es aquí donde deben actuar las soluciones. Número 18 Así vamos La sociedad civil: poder para trabajar por la paz. El invitado Carlos José Herrera, de la Universidad Javeriana. p. 9 Buenas prácticas Una casa con las puertas abiertas a la reinserción. p. 15 p. 20 © Cortesía Simone Bruno Editorial Un reconocimiento a las prácticas que construyen paz. p. 19 Las iniciativas de las organizaciones sociales son ejemplo de su capacidad para actuar y crear acciones en busca del desarrollo humano de la sociedad civil. Pág. 16 Los empresarios y la reinserción De los 41.229 ex combatientes que se desmovilizaron individual y colectivamente entre 2002 y abril de 2006, 14.309 tienen trabajos fijos y temporales. Para su reinserción laboral la empresa y los gremios han tenido y tienen un papel fundamental. Sin embargo, su participación ha sido tímida. Aún hay temores y dificultades. Aunque las motivaciones sobran para que el compromiso sea mayor. Pág. 2 ¿Y al fin qué? p. 6 Un imperativo: el respeto a la misión médica Las partes en conflicto están obligadas a respetar la misión médica debido a su labor exclusivamente humanitaria. Ese es su objetivo principal: preservar la vida de los heridos y enfermos en una confrontación armada, sin importar su pertenencia a alguna de las partes. En Colombia, sin embargo, los grupos armados siguen atacándola, como ocurrió hace poco en Putumayo. Así vamos p. 12 La experiencia de reconstruir la memoria histórica El Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala (Remhi) fue un intento por generar una movilización colectiva en torno a la memoria y a la experiencia de las víctimas y un trabajo para poner en la agenda de la transición sus necesidades como nuevas bases para la reconstrucción de la sociedad. Sobre el tema escribe Carlos M. Beristain, coordinador del Informe del proyecto Remhi. El debate Los empresarios y la reinserción: un reto mayor © Cortesía Prensa y Comunicaciones Programa para reincorporación a la vida civil, Ministerio del Interior y Justicia De los 41.229 ex combatientes que se desmovilizaron individual y colectivamente entre 2002 y abril de 2006, 14.309 tienen trabajos fijos y temporales. Para su reinserción laboral la empresa y los gremios han tenido y tienen un papel fundamental. Pero su participación ha sido tímida. Aún hay temores y dificultades. En diferentes regiones del país, desmovilizados han abierto sus propias tiendas utilizando los recursos que les entrega el Gobierno para contribuir a su vinculación laboral. U n número considerable de desmovilizados ha encontrado trabajo luego de su proceso de adaptación a la vida civil: 1.702 trabajan como salvavías, 600 trabajan en la construcción de vías con el Invías, 400 son responsables de seleccionar y ordenar correo en Adpostal, 200 laboran en reciclaje en una empresa privada del Valle de Aburrá, 200 son guardabosques del Parque Nacional Tayrona, 180 están en una empresa que importa banano, 30 trabajan en España, 25 se ocupan de la protección de un oleoducto en la Costa Atlántica y 60 trabajan en una cadena de supermercados. Los anteriores son algunos de los trabajos formales e informales, fijos y temporales, en los que están laborando 14.309 ex combatientes de los 41.229 que se desmovilizaron individual y colectivamente entre 2002 y abril de 2006. Ellos representan el 21,8% del total de la población desmovilizada, según estadísticas del Gobierno Nacional en mayo de 2 • hechos del callejón este año (cuadro 1). Para ellos se ha abierto una nueva opción laboral. Y, principalmente, una nueva forma de vida. En esa tarea han trabajado el Gobierno Nacional, los gobiernos locales y, de manera especial, un grupo de empresarios que decidió apostarle a los desmovilizados para contribuir a que no vuelvan a tomar las armas. A pesar de estos logros, ellos reconocen que se necesita un mayor esfuerzo para sostener la reincorporación laboral de estos 14.309 desmovilizados y de los 26.920 restantes. En este último grupo hay ex combatientes que están en la etapa de su formación educativa o su capacitación laboral y hay otros que tienen trabajo desde antes de la desmovilización o que simplemente no lo necesitan. Este último sería el caso de los ex jefes paramilitares. “El papel de la empresa privada ha sido y sigue siendo fundamental”, dice Juan David Ángel, director del Programa para la Reincorporación a la Vida Civil del Ministerio del Interior Cuadro 1. Ocupaciones de los desmovilizados OCUPACIÓN LABORAL* Actividad Desmovilizados Trabajo formal e informal 5.318 Proyectos productivos 5.108 Erradicadores 583 Auxiliares cívicos 1.100 Guardaparques 200 Apoyo espacio público 100 Salvavías 1.900 Total 14.309 Fuente: Programa para la Reincorporación a la Vida Civil. *Cifras a mayo 30 de 2006 Las motivaciones ¿Qué responsabilidad tiene la empresa privada en la construcción de la paz...o en la profundización y permanencia del conflicto? La experiencia internacional, 1. Angélika Rettberg, Administrando la adversidad: respuestas empresariales al conflicto colombiano, Bogotá, Universidad de los Andes, Departamento de Ciencia Política, 2002. En: http:// administracionf.uniandes.edu.co/ieso/adversidad.doc 1. Los efectos económicos del conflicto El Estado ha tenido que invertir anualmente importantes recursos para hacerle frente al conflicto, y las finanzas públicas se han visto seriamente afectadas por el desvío de recursos hacia la ilegalidad. Los cálculos del Estado en 2004 indicaban que sin conflicto “el flujo de inversión privada se aumentaría en cerca de 0,53 puntos del pib al año; la tasa de crecimiento podría aumentar entre un 2,1% y un 2,4% del pib por año; se dejarían de perder 170.000 empleos al año; en cuanto a ingresos, cada colombiano dejaría de sacrificar $85.000 anuales (una familia de cuatro personas dejaría de perder $350.000 anuales); y la inversión pública se podría dirigir a actividades más productivas”3. Otras investigaciones 2. Ibíd., p. 2. 3. Presentación del Grupo de Gobierno y Asuntos Internos de la Dirección de Justicia y Seguridad, Planeación Nacional, octubre de 2004. En: http://www.dnp.gov.co © Cortesía Prensa y Comunicaciones Programa para reincorporación a la vida civil, Ministerio del Interior y Justicia y de Justicia. “La empresa privada ha ido madurando de manera lenta la vinculación de un reinsertado en sus empresas o de hacer un acompañamiento. Es positivo, pero se necesita más”. En el mismo sentido se expresa Juan B. Pérez, coordinador de proyectos productivos de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz: “esta es una responsabilidad que no es exclusiva del Gobierno. Al hablar con los empresarios ellos expresan su interés, pero hasta ahora la colaboración ha sido escasa”, asegura. Para Darío Villamizar, coordinador del Programa de Atención Complementaria a la Población Reincorporada de la Alcaldía de Bogotá, “tímidamente los empresarios se están abriendo a la realidad de los desmovilizados. Pero así como han abierto las mentes es necesario que abran las puertas de sus empresas”. En Bogotá hay cerca de 4.000 ex combatientes, la mayoría tiene entre 18 y 24 años y el 90% proviene de desmovilizaciones individuales. El Gobierno Nacional, como principal responsable de la política de reincorporación, les otorga unos incentivos mensuales, mientras que la Alcaldía de Bogotá les ofrece una atención complementaria a 1.500 de ellos. En Medellín se siente mayor optimismo. “Hemos tenido muy buena respuesta por parte del empresariado del departamento. Por eso, de los 4.098 jóvenes desmovilizados colectivamente que viven en la ciudad, 859 están vinculados laboralmente y 162 tienen proyectos productivos”, sostiene Jorge Gaviria, coordinador del área de acompañamiento psicosocial del Programa de Paz y Reconciliación de la Alcaldía de Medellín. Las experiencias en Bogotá, Medellín y en otras regiones han dejado éxitos concretos, como el del joven desmovilizado que fue seleccionado como el mejor empleado del mes en una empresa antioqueña. Sin embargo también han evidenciado que hay problemas que se deben enfrentar y, especialmente, que hay que motivar aún más al sector privado para que se comprometa con el proceso de reinserción. como lo revela la investigadora Angélika Rettberg1, ha demostrado que de manera intencional o por consecuencia de sus actividades, las empresas han ayudado a lo uno o a la otro. Por ejemplo, una comercializadora sudafricana de diamantes fue criticada por contribuir a la consolidación financiera de los rebeldes de Angola, de la República Democrática del Congo y de Sierra Leona; y empresas petroleras de Canadá y Estados Unidos en Sudán y Colombia, respectivamente, “también han puesto sobre el tapete la pregunta acerca de los lazos entre la búsqueda de lucro y rentabilidad por parte de las compañías privadas y la profundización o mantenimiento de los conflictos locales”2. En concreto, señala, las empresas pueden contribuir en un conflicto comprándoles materias primas a los rebeldes, pagando secuestros y extorsiones, financiando milicias para proteger sus actividades y financiando grupos ilegales (como a grupos paramilitares) para garantizar su seguridad y la de sus empresas. Pero también hay motivaciones para financiar la paz. ¿Cuáles son? Con la preparación que han recibido, algunos ya tienen su propio taller de carpintería. 3 • hechos del callejón © Cortesía Prensa y Comunicaciones Programa para reincorporación a la vida civil, Ministerio del Interior y Justicia El debate Un grupo de desmovilizados está trabajando en Adpostal clasificando y ordenando el correo. destacan que los conflictos internos no sólo afectan el pib, sino que tienen una incidencia directa en los ahorros domésticos, en las finanzas públicas y en la inflación. ¿Cómo ha respondido el sector empresarial? Las respuestas han sido: “pasividad, lucrarse del conflicto, irse (fuga), contribuir a la financiación de grupos paramilitares, apoyar soluciones pacíficas al conflicto (iniciativas empresariales de construcción de paz en el nivel regional, participación en conversaciones de paz) y combinación de las anteriores... Las distintas respuestas muestran que el sector privado puede ser parte del problema pero necesariamente tendrá que ser parte de la solución”, asegura Rettberg en la investigación citada antes. Precisamente en un estudio sobre la responsabilidad social empresarial en los diferentes esfuerzos de construcción de paz se advierte que “sin adecuadas condiciones en su entorno, las empresas no pueden operar con eficiencia. No hay empresas sanas en una sociedad enferma”4. “A medida que se incrementa el desarrollo se tendrán mejores y más competitivas empresas que podrán contribuir de manera determinante en el desarrollo mismo y en la paz. Asimismo, lograr condiciones de paz incide en la capacidad empresarial y ésta en las oportunidades de desarrollo”, sostiene Luis Ernesto Salinas, coordinador para Colombia del Pacto Mundial, una iniciativa internacional promovida por el Secretario General de las Naciones Unidas para que las empresas colaboren en la promoción de principios sociales y ambientales de carácter universal. 2. Evitar el rearme Colectivamente se desmovilizaron 30.944 combatientes de las autodefensas, y 10.285 de este grupo y de la guerrilla dejaron las armas de manera individual. Son 41.229 hombres y mujeres menos en el conflicto. Para asegurar que no vuelvan a tomar las armas se requiere un proceso que garantice su real reincorporación a la vida civil y, por lo tanto, a la vida productiva. “El principal mensaje que debe motivar 4. Roberto Gutiérrez, Luis Felipe Avella, Rodrigo Villar, Aportes y desafíos de la responsabilidad social empresarial en Colombia, Edisoma Ediciones Especiales, abril de 2006, p. 39. 4 • hechos del callejón a los empresarios es que si no se hace bien el proceso de reinserción todos vamos a ser los perjudicados. Si no cortamos el cordón umbilical de los ex combatientes con sus anteriores redes se generará más violencia. La criminalidad puede amenazar tanto como el conflicto. Y eso tiene efectos concretos: es más difícil hacer negocios, los costos de las transacciones suben, los negocios internacionales se dificultan, etc.”, asegura Alexandra Guáqueta, directora académica de la Fundación Ideas para la paz, centro de pensamiento creado por empresarios. Dificultades y salidas “En términos generales el sector privado ha sido renuente a participar activamente en la solución del problema de la reinserción social y productiva de la población desmovilizada”: así lo reconoce el presidente de Confecámaras, Eugenio Marulanda Gómez. ¿Por qué?, ¿a qué se debe? Hay varias dificultades y salidas, que veremos a continuación: 1. Mayor claridad Para el presidente de Confecámaras, “desafortunadamente la falta de información clara y pertinente sobre el proceso ha contribuido al desinterés de la comunidad empresarial”. Cree, por eso, que la confianza en el proceso se logra con una pedagogía permanente. 2. Responsabilidad compartida Para el empresariado es necesario tener claro cuál es la responsabilidad del Estado y cuál la de los empresarios. “La pregunta que se hacen es hasta dónde llega esa responsabilidad y hasta qué punto no estarían suplantando la función del Estado. De la misma forma, les preocupa que ante incertidumbres como la aplicación de la Ley de Justicia y Paz ellos terminen asumiendo esa tarea y los dejen solos económica y políticamente”, sostiene Guáqueta. Esa fue, además, una de las conclusiones de la investigación “Participación del sector empresarial en la reinserción: percepciones y oportunidades”, realizada por la Fundación Ideas para la Paz a partir de entrevistas directas a 50 líderes gremiales y empresariales de seis ciudades. Yaneth Gina, directora del área de posconflicto de la Fundación, afirma que desafortunadamente “en el imaginario colectivo 3. Las percepciones • En la investigación de Ideas para la Paz se afirma que “Los empresarios entrevistados expresan su preocupación acerca de que la reincorporación no puede convertirse en un negocio y que los desmovilizados no deben convertirse en un sector privilegiado”. Temen, además, que a través de estos procesos se esté premiando al que ha estado al margen de la ley. • El tema de seguridad de la empresa, los socios y los empleados “es otra de las dificultades. Es un riesgo evidente que no se puede desconocer pero que sí se puede disminuir, en la medida en que el Gobierno Nacional garantice condiciones para la consolidación del anonimato de estas personas y además mantenga un estricto monitoreo sobre las mismas, a fin de evitar su reincidencia con el grupo al cual pertenecía”, sostiene el presidente de Confecámaras. El último monitoreo (4 de agosto) de la Policía Nacional sobre los desmovilizados reportó que de 30.944 paramilitares que entregaron sus armas colectivamente, 610 han sido capturados por variados delitos y 257 murieron en diferentes circunstancias. En el caso de Bogotá, por ejemplo, 31 fueron capturados en el 2004, 29 en el 2005 y 18 en lo que va del 2006. No son cifras muy altas comparadas con el total de la ciudad, dice Villamizar. • La atención psicosocial es una prioridad para el empresariado, que quiere tener la seguridad de que la población desmovilizada podrá relacionarse tranquilamente con los demás y resolver de manera pacífica sus diferencias. 4. El cómo “Para muchos empresarios es claro que hay que participar, el problema es cómo hacerlo”, advierte Jerónimo Castillo Muñoz, director del programa de seguridad y convivencia de la Cámara de Comercio de Bogotá. “Hay muchas propuestas que han salido del sector público sin consultar directamente al empresariado. La pregunta es qué puede salir del sector privado”, sostiene. Por parte del Gobierno y de los programas locales de reinserción hay una mayor conciencia de que el empleo directo no es el único camino en el que la empresa puede reflejar su responsabilidad social, aunque sí es uno muy efectivo. Por eso, el Programa Nacional de Reinserción, en coordinación con el Sena, elaboró el Rol de Oportunidades Laborales —rol—, para que gremios y empresarios apoyen el proceso de reinserción a través de nueve posibilidades, entre ellas el empleo directo, la identificación y asesoría a proyectos productivos; el apadrinamiento de Pymes; la generación de pasantías o prácticas laborales; la compra de productos o servicios provistos por beneficiarios del programa y participación en la implementación de proyectos productivos. Pero aún “Hace falta mayor habilidad para vender con contundencia estas herramientas a los empresarios”, dice Marulanda. El programa de la Alcaldía de Bogotá lidera, con la Cámara de Comercio de la ciudad, el Sena y con cinco fundaciones de fomento y desarrollo empresarial, el programa “Empresarios sin indiferencia: creciendo juntos con responsabilidad”, que busca sensibilizar al sector productivo con la ciudad y especialmente con la población reinsertada, desplazados, vendedores informales, jóvenes en riesgo y recicladores de oficio. Por su parte, la Fundación Ideas para la Paz propone tener en cuenta cuatro elementos para lograr un esquema efectivo de reinserción: “recomendaciones institucionales; esquema educativo enfocado a la formación por competencias; esquema para la búsqueda de oportunidades de generación de ingreso para la población desmovilizada y esquema para la participación del sector empresarial en la inserción económica de esta población”. 5. La demanda y el mercado En la investigación de la Fundación Ideas para la paz, a los empresarios les preocupa: que ninguna decisión puede ir en contra de la lógica empresarial, la vocación y el perfil de esta población y la expectativa de ingresos de los ex combatientes. Por ello, la investigación advierte: “uno de los mayores retos del programa es diseñar un esquema de reinserción económica para los desmovilizados, con participación del sector empresarial, que tenga en cuenta la racionalidad y los intereses de los empresarios”. Para el presidente de Confecámaras existe un “problema evidente y es la capacidad real de esa población para integrarse a procesos productivos. Es claro que la gran mayoría no tiene una educación básica completa y mucho menos tiene conocimientos en algún oficio de carácter técnico de tipo industrial. En su mayoría han sido campesinos toda la vida”. Precisamente, de los 30.944 desmovilizados colectivos, 12% son analfabetas; 50% terminaron quinto de primaria; 12% tenían bachillerato incompleto; 18% había concluido su bachillerato; el 2% registraba estudios técnicos o universitarios y del 6% no se tenía información. Enfrentando estas dificultades y consultando directamente al empresariado habrá muchos más motivos para que los desmovilizados tengan una opción en el mundo laboral. W © Cortesía Programa de atención complementaria a la población reincorporada, Alcaldía Bogotá la empresa privada es la billetera, la chequera de una sociedad. Hay que ir más allá de esa visión. Es necesario construir un abanico de opciones para que el sector privado participe en el proceso de reinserción”. Sin importar las limitaciones los ex combatientes están luchando por una nueva vida. 5 • hechos del callejón ¿Y al fin qué? Un imperativo: el respeto a la misión médica © Cortesía Julio César Herrera • oacnudh • Fundación Dos Mundos Las partes en un conflicto armado están obligadas a respetar la misión médica debido a su labor exclusivamente humanitaria. Ese es su objetivo principal: preservar la vida de los heridos y enfermos en una confrontación armada sin importar su pertenencia a alguna de las partes. Proteger la misión médica es una obligación de las partes en un conflicto armado. n enero de 2002, en un hospital del sur del Meta, un grupo de hombres entró a la sala de emergencia con un guerrillero herido. Uno de ellos le apuntó con un fusil al médico cirujano y le dijo: “Si él se muere, usted también”. En enero del mismo año, un herido que era transportado en una ambulancia fue bajado del vehículo y asesinado por sus enemigos en el departamento de Risaralda. El pasado 24 de julio en Putumayo la guerrilla de las farc secuestró y después liberó a 13 miembros de una misión médica que se encontraban realizando una brigada de salud en sitios apartados. En ese lugar, además, la población no había recibido asistencia médica reciente debido a problemas de seguridad. Los anteriores son sólo algunos ejemplos de infracciones contra la misión médica en Colombia, en lugares con varios aspectos en común: presencia de grupos armados ilegales, un alto número de población en estado de vulnerabilidad, problemas de seguridad y dificultades de E 6 • hechos del callejón acceso. Las partes en un conflicto armado están obligadas a respetar la misión médica debido a su labor exclusivamente humanitaria. Precisamente su característica principal es su carácter humanitario, pues su objetivo es preservar la vida de los heridos y enfermos en una confrontación armada sin importar su pertenencia a alguna de las partes. La misión médica es ese “conjunto de personas, instalaciones, medios de transporte, equipos y materiales y actividades transitorias o permanentes, civiles o militares, fijos o móviles, de destinación exclusiva y necesarios para la administración, el funcionamiento y la prestación de servicios asistenciales a las personas afectadas o que puedan resultar afectadas a causa o con ocasión de un conflicto armado”1. Su protección no sólo se reduce al personal sanitario, también a heridos y enfermos, a unidades sanitarias y a medios de transporte sanitario. En todos los 1. Vicepresidencia de la República, Misión médica: labor humanitaria y salud pública en medio de la confrontación armada, Bogotá, Programa Presidencial de Derechos Humanos y dih. Protección a la misión médica La protección de la misión médica está codificada en los Convenios de Ginebra y sus protocolos adicionales, específicamente en el artículo 16 del Protocolo I y en el artículo 10 del Protocolo II, el cual aplica para conflictos armados de carácter no internacional y reza de la siguiente manera: © Cortesía A. M. Rodríguez • acnur casos incluyen a civiles y militares, quienes deben llevar el signo distintivo de la misión. Su protección también implica no atacar al personal sanitario (incluidos enfermeros, conductores, médicos, auxiliares de enfermería, vacunadores, promotores de salud, conductores de ambulancias, personal administrativo y de porterías), no atacar vehículos médicos ni usarlos para transportar material bélico, no convertir los hospitales en blanco de ataques ni emplearlos para actividades militares, no impedir el paso de medicamentos ni realizar actividades que atenten contra la integridad de la misión médica o imposibilite su función. Atacar a las misiones médicas obstruye la posibilidad de salvar vidas, genera más muertes en la población civil y en las partes de la confrontación y deja en un estado de indefensión a heridos y enfermos. Además, los afectados son quienes han sido víctimas del fuego cruzado y también quienes viven en sitios apartados y no pueden recibir asistencia médica debido al riesgo en materia de seguridad que implica la movilización de la misión. Por eso, las partes en conflicto deben entender su significado y la importancia de su existencia y de su respeto. La misión médica llega a las zonas más afectadas para atender a la población. Artículo 10. Protección general de la misión médica 1. No se castigará a nadie por haber ejercido una actividad médica conforme con la deontología, cualesquiera que hubieren sido las circunstancias o los beneficiarios de dicha actividad. 2. No se podrá obligar a las personas que ejerzan una actividad médica a realizar actos ni a efectuar trabajos contrarios a la deontología u otras normas médicas destinadas a proteger a los heridos y a los enfermos, o a las disposiciones del presente Protocolo, ni a abstenerse de realizar actos exigidos por dichas normas o disposiciones. 3. A reserva de lo dispuesto en la legislación nacional, se respetarán las obligaciones profesionales de las personas que ejerzan una actividad médica, en cuanto a la información que puedan adquirir sobre los heridos y los enfermos por ellas asistidos. 4. A reserva de lo dispuesto en la legislación nacional, la persona que ejerza una actividad médica no podrá ser sancionada de modo alguno por el hecho de no proporcionar o de negarse a proporcionar información sobre los heridos y los enfermos a quienes asista o haya asistido. combatientes fuera de combate y personas que tienen un estatuto especial de protección, por su misión (humanitaria, médico-asistencial y religiosa) y por razón del grado de vulnerabilidad o indefensión (niñez, tercera edad, discapacitados, mujeres embarazadas o madres de niños)2. El Protocolo i define al personal sanitario como “las personas destinadas por una parte en conflicto exclusivamente a fines sanitarios o a la administración de las unidades sanitarias o al funcionamiento o administración de los medios de transporte sanitarios”. Es decir, incluye o cobija a las personas que hacen parte de la unidad sanitaria de una de las fuerzas combatientes. Sin embargo, el comentario del Protocolo del 8 de junio de 1977 adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo “ Para que se garantice la protección de la misión médica es necesario que la población civil, el personal sanitario y las partes en conflicto conozcan y respeten los principios de la misión”. Uno de los aspectos más importantes de su protección es garantizar la inmunidad de quienes ejercen este tipo de actividades médicas, la cual se fundamenta en la protección a la cual tienen derecho los heridos y enfermos que no participan en la confrontación o que dejaron de participar en ella. Esto último hace referencia a miembros de las partes en conflicto que han caído heridos o enfermos, es decir, “combatientes fuera de combate”. Y esta es, precisamente, una de las tres categorías de personas a quienes protege el derecho internacional humanitario —dih—: población civil, a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo ii), y que hace parte de la normatividad del dih, establece en el numeral 4680: “se trata en particular de garantizar la inmunidad de los médicos civiles que presten asistencia sin formar parte del personal sanitario adscrito a las unidades sanitarias establecidas en los artículos 9 y 11”. Esto, por lo tanto, implica un concepto más amplio acerca de las personas consideradas como personal sanitario. La normatividad internacional sobre misión médica aplica para Colombia, ya que convirtió en Ley de la República los cuatro Convenios 2. Defensoría del Pueblo, Derecho internacional humanitario: principios fundamentales y zona de distensión, 1998, p. 10. 7 • hechos del callejón ¿Y al fin qué? de Ginebra mediante la Ley 5 de 1960, ratificó el Protocolo i mediante la Ley 11 de 1992 y el Protocolo ii con la Ley 171 de 1994. Adicionalmente hay otra serie de normas relacionadas con el tema: 1). Decreto 860 de mayo de 1998: reglamenta la protección y el uso que se debe dar al nombre y emblema de la Cruz Roja; 2). Ley 599 de 2000: sanciona los delitos contra personas y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario; 3). Resolución 012020 de agosto de 2002: se dictan medidas para la protección a la misión médica; 4). Ley 782 de 2003: prorrogó la ley de orden público 418 y estipuló la protección a personas que se encontraban en riesgo, entre ellas la misión médica. Para que se garantice la protección a estas misiones es necesario que la sociedad civil, el personal sanitario y las partes en conflicto conozcan los principios de la misión, que son3: Imparcialidad: consiste en atender humanamente a todas las víctimas sin distinción alguna, dando prioridad a los más urgentes con base en criterios médicos. El objetivo: preservar la vida de todo ser humano. Neutralidad: el deber de abstenerse de todo acto que, en cualquier situación conflictiva, pueda interpretarse a favor de los intereses de una de las partes en conflicto o en detrimento de los intereses de otra. Distinción: consiste en diferenciar entre combatientes y no combatientes y entre objetivos militares y bienes civiles. Secreto profesional: comprende la información reservada o confidencial que se conoce por el ejercicio de la profesión. Mantener el secreto profesional es un deber y un derecho del personal sanitario. Respeto y protección: se derivan de la obligación de los combatientes de aplicar las normas del derecho internacional humanitario. Cuadro 1. Infracciones contra la misión médica por categoría (1997-2004) A la vida y a la integridad personal Personas muertas Personas desaparecidas Personas heridas Personas amenazadas Personas desplazadas Personas retenidas o secuestradas Personas detenidas Evitar atención de heridos o enfermos Personas torturadas Subtotal A la infraestructura sanitaria Ataques a medios de transporte sanitario Ataque a unidades sanitarias Conversión de medio de transporte sanitario en objetivo militar Conversión de unidad sanitaria en objetivo militar Subtotal Contra las actividades sanitarias Control del tránsito de medicamentos y/o equipos Robo de medicamentos y/o equipos Restricción y/o prohibición de la oferta de servicios Forzar la atención en condiciones inadecuadas Irrespeto a las prioridades médicas Subtotal Perfidia (engaño) Uso indebido de medios de transporte sanitario para acciones de conflicto armado Infracciones 117 12 19 158 39 52 7 6 3 413 Infracciones 38 52 12 12 114 Infracciones 0 56 59 10 6 131 Infracciones Víctimas 128 14 27 246 105 69 10 7 4 610 Víctimas 2 0 1 0 3 Víctimas 0 0 1 3 0 4 Víctimas 12 2 Uso indebido de la identificación del personal sanitario en acciones de conflicto armado 1 1 Subtotal Violaciones al secreto profesional Obligar a revelar información protegida Castigar la revelación lícita de información a la autoridad Subtotal Total 13 Infracciones 0 0 0 671 3 Víctimas 0 0 0 620 Situación de la misión médica en Colombia Además de los avances en la normatividad, en Colombia se han realizado esfuerzos para proteger a la misión. Uno de ellos fue la creación de la Mesa de Trabajo por el Respeto a la Misión Médica, conformada por representantes de entidades gubernamentales nacionales y departamentales, la academia y ong. Se constituyó como un espacio de debate para hacer efectiva la política pública sobre el tema. Sus líneas de acción son: capacitación en dih, atención a miembros de la misión médica que por su actividad hayan sido víctimas del conflicto armado, la masificación del uso del emblema y la sensibilización sobre el papel de las misiones. En la ii Jornada de Respeto a la Misión (2003) se suscribió la “Declaración de compromiso por el respeto a la misión médica y sanitaria en Colombia”, que fue firmada por más de 50 organizaciones de la sociedad civil y entidades del Gobierno. De acuerdo con el Informe Anual 2005 Misión Médica, del Programa Presidencial de Derechos Humanos y dih de la Vicepresidencia de la República, se aprobó el Programa Nacional de Salud 2002-2006, dentro del cual se contemplaron políticas sectoriales para respetar y garantizar los derechos y deberes de la misión médica. El Gobierno Nacional y los gobiernos locales, las organizaciones de la sociedad civil, la comunidad internacional y la Organización de las Naciones Unidas (onu) han hecho esfuerzos en materia de capacitación, difusión y prevención de las infracciones contra la misión médica. También se han creado comités departamentales sobre el tema. Sin embargo, continúan presentándose infracciones contra la misma. En 1998 el Comité Internacional de la Cruz Roja —cicr— publicó un informe según el cual entre 1995 y 1998 se cometió una infracción contra la misión médica cada 1,6 días, entre ellas, el homicidio a un miembro de las mismas cada tres semanas. En 2003 la Asociación Nacional de Trabajadores y Servidores Públicos de la Salud —Anthoc— registró que entre enero de 2001 y abril de 2003 se produjeron en promedio tres homicidios por mes4. De acuerdo con el Ministerio de la Protección Social, entre 1997 y 2004 se cometieron 671 infracciones y hubo 620 víctimas (cuadro 1). En el período comprendido entre el 1 de enero de 2004 y el 24 de enero de 2006 se registraron 74 infracciones y 74 víctimas. La mayoría de las infracciones fueron contra la vida y la integridad personal y, en segundo lugar, contra la infraestructura sanitaria. Caquetá, Tolima y Putumayo fueron los departamentos más afectados entre 2004 y 2006. Se están realizando esfuerzos conjuntos para garantizar el respeto a la misión médica. Y en ese sentido es necesario entender que no es un instrumento de guerra, sino un instrumento humanitario que debe ser respetado. Como señala el Ministerio de la Protección Social en el Manual de la misión médica: “En tiempos de crisis los colombianos debemos humanizar nuestro comportamiento diario y si nuestra decisión es clara, estamos construyendo una nueva cultura de vida para nuestra afligida Colombia”. W 3. Tomamos esta información de: Ministerio de la Protección Social, Manual de la misión médica, Bogotá, 2004. 4. Camilo González Posso, Diagnóstico y recomendaciones para la protección de la misión médica en medio del conflicto interno, Bogotá, Indepaz, 2005. 8 • hechos del callejón Fuente: Ministerio de la Protección Social, Viceministerio de Salud y Bienestar. Así vamos La sociedad civil: poder para trabajar por la paz Las iniciativas de las organizaciones sociales son ejemplo de su capacidad para actuar y crear acciones que las blinden frente a los hechos de los actores armados ilegales. Es necesario promover y divulgar las acciones locales y ampliar las alianzas entre las pequeñas organizaciones y aquellos actores que han cumplido un papel estratégico dentro del movimiento social por la paz. L © Cortesía Simone Bruno a sociedad civil es entendida como el conjunto de asociaciones voluntarias que no son parte del Estado y sin embargo ejercen alguna forma de poder social: los partidos políticos, los movimientos ciudadanos, los medios de comunicación, la empresa privada, los gremios, los sindicatos, las iglesias y las ong, en general, se consideran parte de dicha sociedad1. En Colombia, “su mayor grado de cobertura (de la sociedad civil), de unidad y de visibilidad se ha producido en torno a la condena de la guerra y el clamor por la paz”2, aunque no ha sido ése el único tema de su acción. Aun cuando la población civil ha sido forzada al desplazamiento, víctima de minas antipersona, de secuestros, de homicidios y de masacres, continúa organizándose y creando acciones que la blinden frente a los hechos de los actores armados ilegales buscando recuperar la dignidad que la violencia les arrebata. Pues mientras el conflicto intenta erosionar, fragmentar y debilitar la sociedad civil afectando su capacidad de acción colectiva y la efectividad y fuerza que ella incuba, hay sectores y organizaciones que buscan fortalecer sus acciones desde una lógica civilista y no violenta. Pero, ¿cuál ha sido el papel de las organizaciones de la sociedad civil en el proceso de construcción de paz en Colombia? ¿Cuáles han sido las estrategias de acción más efectivas para acercar esa meta? En realidad, los impactos de alcance nacional han sido diferentes a los de alcance local. Aún se recuerda en el país lo que significó en los ochenta y noventa, por ejemplo, el Movimiento por la Vida, que luego conformaría la Red Nacional de Iniciativas Contra la Guerra y por la Paz (Redepaz); la creación de la Comisión de Conciliación Nacional, la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz y el Movimiento de las Mujeres por la Paz. “El momento culminante del movimiento de la Sociedad Civil por la Paz”, como lo recuerda el Informe de Desarrollo Humano para Colombia El conflicto, callejón con salida, fue el Mandato por la paz, la vida y la libertad, por el que cerca de diez millones de colombianos votaron de manera afirmativa. 1. pnud, Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia 2003, El conflicto, callejón con salida. Bogotá, pnud, 2003, p. 447. 2. Ibid., p. 447. Hay muchísimas iniciativas para educar por la paz y promover una cultura de los derechos humanos. 9 • hechos del callejón Así vamos La iglesia católica, las ong de paz y derechos humanos, el sector privado, gremios y la intelectualidad han tenido papeles estratégicos3. Un rasgo sin duda significativo que comparten todos estos actores es su esfuerzo dirigido a la búsqueda de la paz por la vía de la negociación, del diálogo o de acuerdos con los grupos armados ilegales. Paralelamente con estos movimientos e iniciativas, que quizá han contado con mayor visibilidad dada la relevancia y el impacto del conflicto armado en la vida nacional y los vaivenes de la política nacional que sitúan este tema, también se identifica un sinnúmero de iniciativas ciudadanas puntuales. Se trata de proyectos, programas, procesos y experiencias desarrollados por organizaciones civiles que actúan frente a y capacidad que ellas despliegan es que son un bastión enorme para explorar nuevas salidas y alternativas a los intentos hasta ahora buscados. La comunidad internacional y el Sistema de las Naciones Unidas también se han comprometido con estas iniciativas que buscan la reconciliación. Así, por ejemplo, lo ha hecho el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo a través del Banco de Buenas Prácticas para superar el Conflicto y el Programa de Reconciliación y Desarrollo-Redes. Dinámicas locales y regionales Las iniciativas locales están encaminadas a solucionar contextos complejos, problemas puntuales y propios de una determinada comunidad. Así su cobertura sea reducida porque se limita a lo local, ha sido valioso su impacto en términos de bienestar. La relevancia de las iniciativas locales en la Pequeñas organizaciones locales han creado sus propios reconstrucción social evidencia la necesidad de espacios para poder actuar, a veces, en concordancia con las políticas públicas establecidas y otras de manera abdestacar su papel y consolidar su esfuerzo”. solutamente creativa y autónoma. Así, la población se ha organizado para defender los derechos humanos, prevenir las acciones generadas por los grupos armados ilegales para protegerse el reclutamiento o buscar la resolución pacífica de conflictos. Exploran los alcances de la educación y la cultura para la paz y la manera de proteger de su impacto, reparar el daño o para evitar que se extienda. Desde el punto de vista local, existen numerosas experiencias que a la infancia de un destino que no ofrezca opciones la vida. Reconstruyen sin mucho ruido y quizá con la premura de resolver pacíficamente los familias y comunidades enteras para que las víctimas retomen una vida conflictos que los afectan día a día generan mecanismos y acciones independiente y económicamente viable, para que desvinculados de los concretas que responden con efectividad a las dificultades que las comu- grupos armados ilegales se reintegren a la legalidad... en fin, realizan nidades enfrentan. Se trata de iniciativas locales que también cumplen acciones concretas que, en pequeña escala, son esfuerzos tangibles de un papel central en la construcción de paz, pues, como se resalta en el construcción de paz. Es inmenso el universo de acciones específicas que salvan vidas, indh de 2003, una clave fundamental para superar el conflicto está en entender las raíces locales que lo animan, las racionalidades específicas reparan daños, frenan las acciones violentas o fortalecen las acciones colectivas y el valor civil para sobreponerse a ellas. Todas son expresión que le dan cuerpo y las dinámicas que lo reproducen en lo local. No significa que las iniciativas locales tengan mayor importancia para del esfuerzo local para resolver una situación concreta pero, al mismo la construcción de la paz que aquellas que se debaten en el terreno de las tiempo, tienen la capacidad de incidir en las políticas públicas locales, decisiones más generales y que se desarrollan en la arena de la opinión como ya lo han demostrado las constituyentes municipales de Mogotes, pública y los sectores de poder. El alcance del significado de los esfuerzos Tarso o Micoahumado. Estas y muchas iniciativas más, que están aún en mora de ser rescatadas locales está aún por verse. Lo que sí se puede adelantar por la naturaleza del anonimato y merecen tener la oportunidad de ofrecer su ejemplo a otros, dan muestra de las posibilidades de acción de la sociedad civil para 3. Ibid., p. 448. actuar por sí misma frente a situaciones que atenten contra sus derechos. Así, hacerle el frente a la violencia de diferentes formas y trabajar por la paz han sido opciones que hasta la más pequeña comunidad ha tenido que afrontar. Estas iniciativas han evidenciado que el cambio y la reconstrucción social pueden generarse desde iniciativas localizadas en comunidades específicas, es decir, desde lo micro. Por ello, puede ser de vital importancia para © Cortesía El Tiempo “ La sociedad civil se ha unido para trabajar por la paz. 10 • hechos del callejón © Cortesía El Tiempo identificar rutas más seguras en la construcción de la paz que se garantice su sostenibilidad en el tiempo y se incremente el respaldo de la sociedad a estas acciones que, en el ámbito de lo microsocial, pueden develar las claves centrales para la resolución de esta violencia de tan larga duración. Si bien se reconoce el papel desde lo micro, ello no significa que se deba reducir su acción a este ámbito. Al contrario, se trataría más bien de darle continuidad a sus acciones Sectores de la sociedad civil y organizaciones buscan fortalecerse a través de las acciones pacíficas. y lograr una mayor cobertura de las mismas para llegar a las transformaciones estructurales que los conflictos locales, desplegar acciones solidarias con los sectores establezcan barreras civilistas al conflicto. afectados y allanar el camino de la reconciliación. En este sentido, si las estrategias implantadas son una enseñanza en Un mayor conocimiento sobre las posibilidades de acción sirve para la construcción de la paz y generan un impacto en términos de bienestar, aumentar los lazos entre las redes locales, regionales y nacionales y, a es clave trabajar para ampliar su incidencia tanto a través del territorio su vez, genera una mayor interacción, clave para el fortalecimiento de nacional como en el tiempo. la sociedad civil como poder nacional. La consolidación de una interlocución directa entre estas iniciativas y el Algunas recomendaciones Estado ayudaría, también, a la sostenibilidad de estas acciones locales. Dada la relevancia de las iniciativas locales en la reconstrucción social, Para que un movimiento social por la paz aumente su efectividad es oportuno destacar su papel y establecer la necesidad de consolidar probablemente necesita desarrollar alianzas y acciones coordinadas para ese esfuerzo local y configurar redes solidarias que puedan constituirse potencializar aquellas áreas en donde los diferentes actores se compleen sociedad civil activa. Para esto es clave establecer alianzas entre los mentan. Eso permitiría, además de evitar duplicidades que no contribuyen distintos actores sociales con la perspectiva de fortalecer las salidas efectivamente a sumar esfuerzos, a superar desconfianzas que pueden civilistas a la violencia y el tejido organizativo social que las impulsa. Ampliar el acceso a la información y al conocimiento sobre las diferentes experiencias que incrementan la efectividad de las organizaciones de la sociedad civil es una de las maneras de generar procesos mucho más incluyentes que se reflejen en una mayor cobertura e impacto social. surgir cuando se confrontan puntos de vista y estrategias diferentes aun De esta forma, las comunidades locales deben ser tomadas en cuenta cuando éstas apunten a la construcción consensuada de la paz. tanto en la divulgación de sus acciones contra el conflicto como en las “El desconocimiento o, incluso, el recelo abierto entre sectores muy oportunidades de entrenamiento y capacitación para el fortalecimiento diferentes como lo son las organizaciones de la sociedad civil (osc), los de la sociedad civil. medios de comunicación, la academia, etc., constituyen una barrera que Además, para llevar las prácticas locales y regionales un paso más dificulta identificar ventanas de oportunidad en las múltiples alianzas allá y hacerlas sostenibles es importante fortalecer el tejido organizativo posibles”4. social de modo que, de acuerdo con las múltiples opciones que ofrece Para quienes buscan soluciones efectivas a los conflictos colombianos la ya de por sí amplia y compleja variedad de acciones, se exploren es claro que hay que actuar por encima de las diferencias y lejos de personuevas vías y se amplíen los resultados de sus acciones. nalismos. El objetivo debe ser fortalecerse y organizase eficientemente. La divulgación de acciones constructoras de paz, de reconciliación Para ampliar cada vez más la cobertura y el impacto de las acciones y desarrollo estimula a las comunidades a desarrollar sus propias ini- colectivas por la paz, la sociedad civil deberá enfocarse en reducir la ciativas y es un motor para comunidades con características similares fragmentación y actuar más fortalecida en la búsqueda de un objetivo que aún no han encontrando la manera de enfrentar su realidad o que común que, a estas alturas, es un anhelo nacional. W no están concientes de su poder. Es clave encaminar los esfuerzos para incrementar la capacidad de 4. Kristian Herbolzheimer Flamtermesky, Diplomacia ciudadana en conflictos armados: el sectores concretos de la sociedad civil y transformar constructivamente caso de Colombia. Universitat Autònoma de Barcelona, noviembre 2004, p. 7. “ Para quienes buscan soluciones efectivas a los conflictos colombianos es claro que hay que actuar por encima de las diferencias y lejos de personalismos”. 11 • hechos del callejón © Cortesía El Tiempo ¿Cómo nos ven? Hablar de lo que pasó en 36 años de conflicto llevó a muchos ciudadanos de Guatemala a trabajar conjuntamente para superar sus miedos y enfrentar una nueva vida. La experiencia de reconstruir la memoria histórica El Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala fue un intento por generar una movilización colectiva en torno a la memoria y la experiencia de las víctimas , un trabajo para poner en la agenda de la transición sus necesidades y una manera de luchar contra la impunidad. Por Carlos Martín Beristain Médico, doctor en psicología y coordinador del Informe del Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala E n 1995, dos años antes de la firma de los Acuerdos de Paz entre el gobierno de Guatemala y la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (urng), la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (odhag) y las diferentes diócesis de la iglesia católica iniciaron un proyecto para recoger testimonios sobre las violaciones de los derechos humanos en ese país. La iniciativa se llamó Proyecto de Reconstrucción de la Memoria Histórica en Guatemala (Remhi). Como parte del proyecto surgió el informe Guatemala: Nunca más, presentado al país en 1998 luego de recoger 5.180 testimonios de víctimas y supervivientes. Dos días después su coordinador general, el obispo Gerardi Conedera, fue asesinado en un oscuro atentado, en el cual participaron miembros del ejército guatemalteco, lo que muestra las dificultades a las que se enfrenta este trabajo de reconstruir la memoria. Este artículo presenta reflexiones sobre la experiencia del proyecto Remhi, así como algunos aprendizajes sobre la reconstrucción de la memoria de víctimas y sobrevivientes. Comencemos con parte de uno de los testimonios: 12 • hechos del callejón Los efectos de esto son desastrosos: uno poco a poco se va aniquilando, muriendo en una sociedad donde no es permitida la vida. Yo no he recuperado la vida. Y en particular, que se aniquilaron tantas expectativas que habíamos tenido. La esperanza es que —yo creo— no fue inútil ese gran sacrificio que soportaron. Necesitamos saber lo que pasó. Estar seguros de que en algún momento murieron. Y esclarecer la responsabilidad de los autores. No se puede establecer venganza, pero sí que se siente el precedente para que no vuelva a ocurrir1. El proyecto Remhi estaba sustentado en la convicción de que además de su impacto individual y colectivo, la represión política le había quitado a la gente su derecho a la palabra. Frente al gran desafío de dar a conocer la verdad e investigar responsabilidades, este proyecto se convirtió en un esfuerzo alternativo y complementario a lo que podría hacer la futu1. odhag (Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala), Informe Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala: Nunca más. Impactos de la violencia, Tibás, Costa Rica, LIL/Arzobispado de Guatemala, 1998. © Cortesía Simone Bruno ra Comisión de Esclarecimiento Histórico (ceh), cuyo acuerdo básico había sido ya logrado sobre el papel en las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla. Esta Comisión empezó a trabajar dos años después en un país multicultural, plurilingüe y aún dominado por el miedo. Guatemala, con 11 millones de habitantes y aproximadamente un 60% de población indígena maya, vivió una guerra de 36 años, que dejó cerca de 200.000 muertos y desaparecidos. En los ochenta el Ejército desarrolló una campaña de “tierra arrasada” para erradicar a la guerrilla, que produjo cientos de miles de refugiados y desplazados internos, así como 400 aldeas destruidas y más de 600 masacres. El Ejército y los grupos paramilitares (pac) fueron responsables del 95% de las violaciones, y la guerrilla, del 3%. La memoria se mueve El Remhi fue, en este sentido, un intento de generar La sociedad fue la principal beneficiada en el camino de buscar la verdad, a pesar del dolor que ello significó. una movilización colectiva en torno a la memoria y la experiencia de las víctimas para contribuir a los procesos de recons- el proyecto a las comunidades, un anciano de la comunidad de Quiché trucción posconflicto. Se trataba de incluir en la agenda de la transición las nos dijo: “Es tiempo de hablar y nosotros queremos participar en este necesidades de las víctimas y la lucha contra la impunidad, como nuevas proyecto. Pero también queremos saber qué van a hacer ustedes si hay bases para la reconstrucción de la sociedad guatemalteca, fracturada por problemas, ¿se van a ir o se van a quedar con nosotros?”. décadas de opresión, violencia y exclusión social de la población maya. Cada historia estaba impregnada de sufrimiento, pero también de muchas El sentido de la memoria ganas de vivir y de resistencia. El testimonio tenía que ayudar a reconocer Para las víctimas y los familiares que dieron sus testimonios, el conoel dolor, pero también a rescatar la dignidad que la violencia había tratado cimiento de la verdad era una de las principales motivaciones. Mucha de suprimir. Mucha gente dio su testimonio después de diez o quince gente se acercó para contar su historia porque no había sido escuchada años de silencio. Para las víctimas y los familiares, denunciar lo que antes, y agregaba un “Créame”. Esa demanda implícita de dignificación han sufrido es el primer paso para superar el miedo o aprender a vivir está muy ligada al reconocimiento de la injusticia y a la reivindicación con el dolor de otra manera. También es el camino para enfrentar el de las víctimas y los familiares como personas cuya dignidad trató de ser presente y mejorar las condiciones de vida. Sin embargo, a veces hay arrebatada: “nos hicieron más que a los animales”. Un motivo más para silencios que son también datos e historias que tienen que ser conta- dar los testimonios fue la posibilidad de que se investigara el paradero das. Cuando estábamos investigando la violencia contra las mujeres les de sus familiares y se realizaran exhumaciones. Detrás de muchas de esas preguntamos a los líderes comunitarios si la violación sexual había sido demandas había no sólo necesidades psicológicas sino también problemas frecuente, ya que sólo habíamos podido recoger 145 casos (en total se prácticos, como los cambios en la titularidad de la tierra o la recuperación tomaron 5.180 testimonios de todo tipo de violaciones). Ellos agacha- de sus propiedades. Otras se acercaron para pedir justicia y castigo a ron la cabeza y guardaron silencio. Esa información no apareció en las los culpables, que en muchas ocasiones eran victimarios conocidos en estadísticas aunque es un hecho histórico y una experiencia colectiva. las comunidades. Tener en cuenta las necesidades y perspectivas de Así también se evidenció al conocer testimonios en el municipio de San las víctimas —incluyendo el ajuste de expectativas poco realistas— es Martín Jilotepeque, departamento de Chimaltenango, donde empezaron básico para que cualquier proceso sea reparador. las masacres. Una mujer nos contó su historia, en la que hablaba de seis víctimas. La entrevistadora estaba confundida porque en medio del relato Implicaciones de la recolección de testimonios sólo sabía de la historia de cinco de ellas. “¿Y la sexta?”, le preguntó. “A Para las entrevistas hacíamos siempre siete preguntas básicas: ¿qué la sexta no tuvimos tiempo de ponerle nombre... Había nacido hacía un sucedió?, ¿cuándo y dónde?, ¿quiénes fueron los responsables?, ¿qué mes”, respondió. Estos dos ejemplos muestran la importancia de atender efectos tuvo ese hecho en la vida de la víctima?, ¿qué hizo para enfrenlas formas de violencia que muchas veces se vuelven invisibles. tarlos?, ¿por qué cree que sucedió? y ¿qué habría que hacer para que no volviera a suceder? Esas preguntas trataban de recoger el conjunto de la Miedo y acompañamiento experiencia. Algunas hacían referencia a los hechos y otras a la experiencia La investigación de las violaciones de derechos humanos es también un subjetiva y las consecuencias de la violencia, a la postura activa de los riesgo. En muchos países la gente ha tenido la experiencia de que cuando sobrevivientes, al significado que le daban a los hechos, a sus demandas ha levantado la voz o la cabeza les han golpeado de nuevo. El proyecto y esperanzas. Los cerca de 600 entrevistadores (o animadores) con los Remhi trató de ayudar a la gente a enfrentar el miedo, proporcionando un que trabajamos fueron miembros de las propias comunidades y agentes espacio de confianza y seguridad, trabajando desde las propias comuni- de la pastoral. Eso facilitó su acercamiento a la gente, que se generara dades y comprometiéndose. Al inicio, cuando estábamos presentándoles confianza y un sentido de reconstrucción del tejido social. La formación y 13 • hechos del callejón © Cortesía Simone Bruno ¿Cómo nos ven? Luego de un largo proceso, las víctimas de la violencia y sus familiares han logrado recuperarse. capacitación de los entrevistadores se convirtió en una estrategia clave. Durante la recolección de los testimonios actividades como talleres y celebraciones fueron importantes para acompañar el proceso. ¿Cómo se encontraban las víctimas? Diez o quince años después de los hechos, la mayor parte de las personas que dieron su testimonio todavía mostraban problemas, como recuerdos traumáticos, vivencias de tristeza, sentimiento de injusticia, trastornos de salud, duelo alterado y soledad. La violencia también atacó las bases de identidad comunitaria. Las comunidades mayas se vieron afectadas por la desconfianza, por el miedo o por los cambios culturales. Eso evidenció la necesidad de concentrarse en la víctima individual y de analizar los impactos colectivos y las medidas para ayudar a la recuperación comunitaria. Todo esto señala la importancia de poner en marcha, paralelamente, programas que ayuden a la gente a suplir sus necesidades más apremiantes. Eso incluye un apoyo psicosocial que no descontextualice sus experiencias, tener en cuenta la investigación sobre los desaparecidos y la necesidad de incluir ritos colectivos y formas de sanción social a los perpetradores como parte del acompañamiento a las comunidades afectadas. Los procesos locales Hablar de lo que pasó llevó también a denunciar cementerios clandestinos y a realizar ceremonias como la de la comunidad de sahakok en Alta Verapaz, al norte del país, donde los ancianos soñaron con una cruz en lo alto del cerro donde habían quedado sin enterrar tantos de sus hermanos y familiares. Se organizaron 28 comunidades para materializar ese sueño. Y lo lograron: en la montaña, además de los restos de las víctimas, se escribieron sus nombres (en total 916), recogidos por esas comunidades. En otros lugares de la misma región, como en Chicoj, mucha gente quiso dar a conocer su historia de forma pública, pero también compartirla con otras comunidades con las que se encontraban enfrentadas o distantes como consecuencia de la guerra. Esa era una forma de hacer un proceso de reconciliación local. Por otra parte, las exhumaciones de cementerios clandestinos hicieron que la verdad de las víctimas se exhumara con los restos. Eso generó que las víctimas pudieran levantar la cabeza, que se abriera para ellas un espacio social y que los victimarios se sintieran 14 • hechos del callejón cuestionados en su arrogancia y poder. Estas son pequeñas muestras, pero todas importantes, de los pasos hacia la reconstrucción y reconciliación local, que no puede darse mientras unos mantienen el poder de coacción sobre otros. Devolución y trabajo comunitario Mucha gente que dio su testimonio consideraba que la búsqueda de la verdad no terminaba con la elaboración de un informe, sino que la memoria tenía que volver a donde nació y apoyar el proceso de reconstrucción social, mediante la producción de materiales, realización de ceremonias, etc. Al principio algunos nos dijeron: “la guerrilla y el gobierno ya van a firmar la paz... ¿pero qué pasa con todo el daño y las fracturas en nuestras comunidades?”. Fue importante escuchar las demandas de los sobrevivientes, que incluyeron el respeto a los derechos humanos, verdad y justicia; cambios sociales para la paz, incluyendo desmilitarización, y cambios socioeconómicos, reparación y resarcimiento a las víctimas. Memoria contra el horror El informe Remhi también ayudó a desvelar los mecanismos que hicieron posible la crueldad y sevicia extrema de la violencia contra la población civil que se vivió en Guatemala. Y esto se pudo hacer no sólo a partir de los testimonios de miles de víctimas, sino también de algunos perpetradores que describieron el sistema de formación de cuerpos militares basado en el reclutamiento forzoso, en un entrenamiento en la obediencia, en un fuerte control de grupo y en la complicidad en las atrocidades. Esto demostró que el problema no podía circunscribirse al victimario en términos individuales, puesto que estábamos hablando de violencia organizada.Ese sistema explica, en gran medida, el carácter tan destructivo que tuvo la represión política, que también se manifiesta hoy en día, en la posguerra, en numerosas formas de violencia, ya que una gran parte de esa red se mantiene intacta. En Guatemala, como en otros muchos países, que la tragedia no se repita depende, en gran medida, del desmantelamiento de los mecanismos que han hecho posible el horror. Los resultados invisibles Aunque el conflicto armado terminó, sus consecuencias se manifiestan a largo plazo y amenazan el futuro de la convivencia. En primera línea de la agenda de la posguerra está acabar con la impunidad, enfrentar los problemas sociales, como la propiedad de la tierra, y crear condiciones políticas reales para la participación social. El informe Guatemala: Nunca más fue publicado y dado a conocer de manera amplia. Un resumen del mismo también se difundió masivamente. Pero el trabajo del proyecto Remhi no terminó con dicha publicación y difusión: en numerosos lugares del país ese trabajo por la memoria sigue caminando en forma de procesos locales, de demandas hacia la Comisión Nacional de Reparación o el trabajo de organizaciones de derechos humanos. Más globalmente, el trabajo de reconstrucción de la memoria trató de ampliar los límites que aún hoy quieren imponer quienes siguen detentando el poder político y económico en Guatemala. Este trabajo ha estimulado, también, el logro de resultados a veces invisibles en medio de las enormes dificultades de la posguerra, como el impulso de las demandas de las víctimas, los procesos comunitarios, el conocimiento de la verdad y los pasos en la lucha contra la impunidad, que son una esperanza para el futuro. W El invitado ¿Reconciliación en medio del conflicto? Todo lo que se haga por la verdad, la justicia y la reparación debe tener en la mira los derechos de las víctimas. Pero, con la misma fuerza, debe contemplar el derecho de la sociedad a construir un futuro de paz y convivencia en medio de una sociedad reconciliada. Eso significa defender los derechos de las víctimas futuras —que no serán otras que nuestros hijos— en caso de que el conflicto continúe sin solución. Carlos José Herrera Jaramillo Miembro colaborador del Instituto de la Paz y los Conflictos, Universidad de Granada, España. Director de la Especialización en Resolución de Conflictos, Universidad Javeriana L a reconciliación tiene muchos significados e interpretaciones: algunos consideran que es una especie de ideología perversa de la impunidad y otros afirman que es el único programa que puede contribuir a la reconstrucción del tejido social y político en sociedades gravemente golpeadas por la violencia, como la nuestra. Los perpetradores de hechos violentos suelen ser agudos propagandistas de la reconciliación; buscan “perdones sumarios” argumentando con frecuencia que no es conveniente revolver en el pasado y que hay que dar vuelta a la hoja de la violencia. Las víctimas suelen inclinarse por exigencias de aplicación de la justicia y, en ejercicio de sus incuestionables derechos a la verdad y a la reparación, exigen que no impere la impunidad. En medio, muchos sectores como las organizaciones defensoras de los derechos humanos, organizaciones sociales o personas a quienes el conflicto no atacó directamente toman una u otra posición según las más variadas motivaciones. Es así como se acuñan muchas ideas sobre el asunto: sin reparación material total no habrá reconciliación; si todos los perpetradores no son juzgados y condenados hasta el último minuto de sus vidas la reconciliación no sólo no será posible sino que será moralmente inaceptable; toda la verdad, de inmediato, es una condición irreemplazable para la reconciliación. Cada una de esas frases tiene en sí misma una fuerza enorme y una dosis incuestionable de verdad. Pero tomadas fuera de contexto pueden llegar a ser peligrosas. En medio de su dolor, las víctimas pueden ir comprendiendo que su derecho a la verdad, la justicia y la reparación puede adquirir muchas formas intermedias que les permitan mitigar ese dolor y sanar sus heridas, haciendo a la larga algunas concesiones. En medio de su soberbia (o de su arrepentimiento, lo cual es posible) los perpetradores deben comprender que deben pagar a la sociedad por lo que hicieron, y que dejar las armas y desmontar las estructuras (aun si se hace de verdad) puede no ser suficiente. Y entre ambos, con la sociedad en medio, se pueden construir acuerdos moralmente aceptables y políticamente sostenibles. Eso significa pensar el proceso en clave de reconciliación: sin fundamentalismos de ningún tipo, con pragmatismo y con una opción fundamental de futuro: hay que encontrar el camino para que todos vivamos juntos en una sociedad reconciliada. La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación ha recorrido este casi primer año de su existencia con mucha prudencia. Ha empezado a seguir el proceso de desmovilización y reinserción y seguramente producirá pronto recomendaciones de fondo para enderezar las visibles dificultades que se advierten. Y ha definido que liderará, en desarrollo de su mandato legal, un proceso de reparación integral en el que tendrán cabida todas las víctimas. Son dos decisiones de largo aliento que darán vida a la Comisión. Este es un espacio muy importante. Falta avanzar en la concreción de la otra mitad de su mandato: la reconciliación. Obviamente, la reconciliación de Colombia no está en manos de la Comisión, pero sí puede estar en sus manos la posibilidad de liderar un proceso que le permita al país trabajar en la reconciliación. Ese plan debe empezar desde ahora, conociendo, reconociendo y sistematizando las múltiples expresiones de reconciliación que a diario construyen las comunidades; haciéndolas visibles y poniéndolas en red; haciendo pedagogía de la reconciliación; conociendo cómo se han solucionado estos problemas en otras partes del mundo; contribuyendo a que los miles de colombianos que piensan como las Madres de la Candelaria, en Antioquia, puedan repetir con ellas: “Que nuestro dolor sea propuesta”, “Nunca más, ni una más” “¡Otro Oriente es posible!”, “Queremos pasar de víctimas a ciudadanos”, “Nuestro horizonte es la reconciliación”. En Sudáfrica se cedió en el tema de la justicia pero se exigió verdad. En Irlanda del Norte se aplicó la justicia pero con penas alternativas muy bajas. En Uganda se pide a la Corte Penal que permita amnistiar a un grupo fundamentalista religioso para que el país pueda vivir en paz. En Argentina y Chile la sociedad civil nos enseñó que con empeño se puede avanzar en conseguir justicia, verdad y reparación. Hay muchos ejemplos y caminos que debemos conocer, buscar y tejer con paciencia, con pedagogía, con decisión de reconciliación. Por eso resulta clave comprender que todo lo que se haga desde ahora (en desmovilización, desarme y reinserción —ddr—, verdad, reparación, etc.) debe realizarse con el ánimo de que la sociedad se reconcilie. Y para ello será necesario buscar una salida digna para todos los sectores, dado que la reconciliación es, sobre todo, una herramienta de futuro a través de la cual una sociedad decide vivir junta y en paz sobre nuevas bases. W 15 • hechos del callejón La página humanitaria Promover la paz desde la comunicación La comunicación es una actividad humana fundamental y transversal a todo el tejido social y cultural de las comunidades. Por ello, desde el ámbito de la comunicación, la unesco ha concebido, fomentado, desarrollado y evaluado diversas iniciativas en favor de la paz y la reducción de los conflictos. Por Alejandro Alfonzo Consejero de Comunicación e Información de la unesco para América Latina, sede San José (Costa Rica) L mediante el diálogo y la negociación, que garantizan a todos el pleno ejercicio de todos los derechos y proporcionan los medios para participar plenamente en el proceso de desarrollo de su sociedad”. En consonancia con lo arriba planteado, Koïchiro Matsuura, director general de la unesco, señaló que “a pesar de grandes avances en la solución de conflictos existentes desde hace decenios, la paz sigue siendo demasiado frágil en numerosos países como para que pueda responderse a las expectativas y aspiraciones legítimas de sus poblaciones al desarrollo, la democracia y la paz. Los esfuerzos de la unesco por promover una cultura de paz constituirán una contribución muy valiosa a tal empeño”. Es importante destacar que “la Cultura de Paz debe contribuir al fortalecimiento de los procesos de democratización, tomando en cuenta el pluralismo político y la participación activa de la sociedad civil, que permita a los individuos intervenir en las decisiones que afectan sus vidas y en la promoción de la dignidad de la persona humana. Claramente se apunta a la construcción y el fortalecimiento de la democracia, sistema político sustentado en el ejercicio de las libertades públicas, los derechos humanos, en la participación y en la relación pacífica entre La defensa de la paz comienza por infundir esperanzas en el porvenir, pensando especialmente en las generaciones futuras. © Cortesía Simone Bruno a ausencia de guerra no es condición suficiente para ganar y mantener la paz pues es necesario ir a los orígenes y causas de las situaciones de violencia entre países y dentro de las sociedades para aplicar soluciones a problemas como la miseria, la falta de justicia, las conductas autoritarias y antidemocráticas de gobernantes y detentadores de poderes legítimos o no, la violación de derechos humanos, la falta de oportunidades para el acceso al conocimiento, al trabajo, a expresar libremente las ideas, practicar la fe y ejercer el derecho a disentir sin temor a represalias. Por ello la unesco advierte que “la pobreza y los conflictos son los principales factores que ponen en peligro la seguridad y la dignidad del ser humano y la justicia social [...] la intolerancia, la discriminación, la desigualdad, la ignorancia, la pobreza y la exclusión, entre otros factores, contribuyen a crear un medio propicio para el terrorismo”. En la línea de la Carta de la Paz de las Naciones Unidas, la Organización propuso y asumió el liderazgo del paradigma de la Cultura de Paz definida como los “valores, actitudes y conductas que plasman y suscitan a la vez interacciones e intercambios sociales basados en principios de libertad, justicia y democracia, todos los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad, que rechazan la violencia y procuran prevenir los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas 16 • hechos del callejón © Cortesía Colprensa y diferendos (San Salvador, El Salvador, octubre de 1995); • Seminario para abordar el tema “Paz, Tolerancia e integración: papel de los medios de comunicación” (Cuenca, Ecuador, julio 1996); • Encuentro de Editores y Directores de Periódicos de América Latina para una Cultura de Paz (Puebla, México, 1997); • Encuentro de directores y propietarios de diarios de Ecuador y Perú para “estrechar las relaciones y amistad entre los medios de comunicación de ambos países”, donde se aprobó la Cartilla de Prensa por la Paz y la Transparencia Informativa, texto suscrito por los directores de periódicos —y también por los representantes de la unesco en condición de testigos—, donde asumían la responsabilidad de orientar a sus En los colegios debe promoverse una cultura de paz cuyos principios sean la libertad, la justicia y la democracia. lectores mediante la difusión de información confiable (Lima, Perú, noviembre de 1997); • Encuentro de propietarios y directores de estaciones de radio y ciudadanos para la negociación, la concertación y la solución equitativa de televisión de América Latina para una Cultura de Paz (Ciudad de de los conflictos en toda relación humana y social”1. Uno de los derechos referidos es la libertad de expresión del ser huma- Panamá, Panamá, marzo de 1999); • Reunión de directores de diarios de Centroamérica para abordar el no para dar a conocer —en cualquier ámbito y momento— las opiniones y puntos de vista que su propia vocación personal, sus intereses y cir- “Tratamiento de la violencia como noticia” y que tuvo su origen en una cunstancias le dicten en lo político, social, religioso, educativo, filosófico, iniciativa del diario anfitrión, La Prensa Gráfica: la instauración en su recultural, científico, sin que por ello sea censurado o reprimido en cualquier dacción del “Manual para el tratamiento informativo de la violencia”, insforma. Igual importancia tiene el derecho a la información oportuna, trumento guía para un trabajo periodístico (El Salvador, octubre 2005). Dos proyectos se constituyeron en emblemas de todos los esfuerzos transparente y libre en relación con el manejo de los asuntos públicos por parte del Estado, en especial de su administración pública. Aquí y ejemplos de resultados concretos de estos afanes: la Red de Diarios destaca la libertad de prensa como corolario de la libertad de expresión, de América Latina para una Cultura de Paz (Redipaz), constituida en la que tiene en contra la sin razón de la violencia —la estatal, la paramilitar, Ciudad de Panamá (octubre 1998) y la Red Latinoamericana de Radios policial, el terrorismo y las mafias que controlan los tráficos de narcóticos, personas y armas— que ha dejado una trágica estadística de periodistas asesinados y medios destruidos por investigar y dar a conocer hechos ilícitos. En este marco la unesco, desde su programa de comunicación, ha impulsado proyectos, mecanismos y actividades para “contribuir a los procesos de reconciliación y construcción de la paz brindando asistencia a los medios de comunicación independientes con para una Cultura de Paz (Radipaz), fundada en Ciudad de México en miras a alentar iniciativas de prensa que contribuyan a la construcción de agosto del 2000. Ambos mecanismos asumen como tarea comunicar y la paz y ayudar a reconstruir y crear entornos independientes y pluralistas fortalecer la cultura de paz mediante el seguimiento, producción, interen materia de medios de comunicación en las zonas que han salido de un cambio, difusión regular y permanente de informaciones sobre la paz, la integración y el entendimiento entre los pueblos latinoamericanos. conflicto o una catástrofe”. En América Latina podemos mencionar: El espíritu y razón de estas actuaciones son sintetizados en la actual • “Reunión Técnica de Periodistas sobre el Papel de la Prensa a favor de la Paz, la Tolerancia y la Integración”, realizada con el apoyo Estrategia a Plazo Medio de la unesco (2002-2007), documento donde los del Convenio Andrés Bello unos meses después de haber concluido el estados miembros determinaron que “en muchas regiones del mundo la paz sigue siendo algo frágil y precario. Contribuir a preservarla en todas conflicto Ecuador-Perú (Lima, Perú, mayo de 1995); • Encuentro sobre el papel de la radio a favor de la disminución de ten- sus dimensiones sigue siendo, por ende, un desafío permanente para la siones en Centroamérica, conjuntamente con la Asociación Salvadoreña comunidad internacional en general y para la unesco en particular puesto de Radiodifusión (Asder). Los participantes recomendaron priorizar la que este ideal está consagrado en su Constitución. Su consecución supone producción y difusión de informaciones que promuevan la tolerancia, el otra tarea, la de erigir la confianza y el entendimiento entre las diferentes respeto de los derechos humanos y la solución pacífica de controversias culturas y civilizaciones y dentro de ellas, así como entre las naciones, comunidades y personas, especialmente en situaciones de conflicto agudo 1. Estas anotaciones fueron adaptadas del documento sobre el Primer Foro Interna- y de posconflicto. La defensa de la paz comienza en la propia mente de cional de Cultura de Paz (informe final), realizado en San Salvador del 16 al 18 de los hombres y las mujeres, a quienes se deben infundir esperanzas en el porvenir, especialmente pensando en las generaciones futuras”. W febrero de 1994. Tomado de unesco/cap y unesco/els, pp. 84-85. “ En muchas regiones del mundo la paz sigue siendo algo frágil y precario. Contribuir a preservarla en todas sus dimensiones sigue siendo, por ende, un desafío permanente para la comunidad internacional”. 17 • hechos del callejón Buenas prácticas Una casa con las puertas abiertas a la reinserción (Viene de la página 20) © Cortesía Patricia Aley los lazos familiares, la capacitación para la vinculación laboral y la restitución de sus identidades como ciudadanos. Trece jóvenes ex combatientes fueron el punto de partida de esta misión que, poco a poco, le ha permitido retomar el camino a más de 200 chicos y chicas mayores de 14 años, desvinculados de los grupos al margen de la ley. “A la Casa llegan menores de distintas partes del país, aunque la mayoría son de la región. Esto para facilitar la relación con sus familias, porque hay quienes deben permanecer internos hasta que cumplan su mayoría de edad e, incluso, necesitan continuar con el programa hasta que puedan independizarse”, explica Martínez. Una vez están instalados en la institución reciben apoyo psicosocial y son valorados para determinar su ubicación académica. Definido el perfil de cada joven, en una institución cercana al centro toman los cursos de primaria o secundaria en períodos mucho más cortos que los de las jornadas académicas normales. Luego se define la vocación ocupacional de cada adolescente. En la Casa los jóvenes y adolescentes tienen la El proceso incluye la comunicación, la renovación del lazo familiar y la capacitación. opción de formarse como técnicos en 19 especialiese anhelo. También es el sueño de Carolina, hija de un paramilitar y dades, como metalistería, ebanistería, carpintería, mecánica industrial, enrolada después en la guerrilla, quien hoy espera convertirse en abo- electricidad y panadería. Los programas los ofrece directamente el Centro gada. O de Elver, que a fuerza de la desidia terminó como guerrillero. de Capacitación Don Bosco a través de un grupo interdisciplinario conforEs el sueño también de Orlando, quien vivió tres años en las autode- mado por dos psicólogos, una trabajadora social y cinco educadores, que fensas. Y el de Felipe, a quien el amor lo sacó de las filas guerrilleras tienen la misión de acompañar a los ex combatientes en su proceso de después de nueve años por el monte y los cultivos de amapola: “Sí. tránsito a la vida civil. Esta no es una labor solitaria: El Centro cuenta con El amor me sonsacó y me arriesgué. Ahora estoy aquí aprovechando el apoyo de diferentes instituciones gubernamentales de orden nacional, departamental, municipal e internacional. La Organización Internacional para las Migraciones (oim), por ejemplo, auspicia convenios con Profamilia, que permiten atender a los jóvenes en medicina reproductiva y salud sexual. Esta organización, además, dotó a la Casa con libros para la el tiempo y con la meta de vivir una nueva vida”, afirma Felipe. Con capacitación de los adolescentes y contribuyó en la adecuación de 19 años, entre sus clases de bachillerato y las de metalistería (arte de un salón pedagógico. Desde comienzo de este año el Servicio Nacional trabajar en metales), aprovecha su historia y las de sus compañeros de Aprendizaje (Sena) se unió al programa y tiene a disposición de los jóvenes sus talleres y otras carreras técnicas que no ofrece el Centro de para componer música. Capacitación Don Bosco. También cuenta con el compromiso de empresas de la región, que les permiten a los jóvenes realizar sus prácticas Una misión que apenas empieza “Estamos frente a jóvenes víctimas del conflicto. En algunos vemos en ellas. Cuando los resultados son positivos, los contratan. Así, por reflejada la tristeza de no haber vivido una niñez, la incertidumbre por ejemplo, nueve jóvenes desvinculados han sido empleados en lo que saber cuál será su mañana y el dolor de estar apartados de su familia. En va del programa. Durante ya casi seis años de trabajo, Casa Puertas otros se siente ese deber de asumir roles que no les corresponden, dice Abiertas se ha convertido en el hogar de 192 ex combatientes menores Luis Gabriel Martínez, coordinador del Centro de Atención Especializada de edad, que ya han retomado el camino a una vida sin armas. Otros 30 Casa Puertas Abiertas. Se trata de jóvenes que después de una vida difícil, menores iniciaron su proceso de reinserción. De los dieciséis Centros dice, “se preparan para asumir el futuro: algunos al lado de sus familias de Atención Especializada que iniciaron labores en el 2001, éste se ha y otros forjando solos su destino”. Las puertas de este programa están logrado sostener, dice Martínez, quien está seguro de que habrá futuro. abiertas desde noviembre de 2001, cuando sus miembros empezaron a “Les tengo fe. Este es un proceso importante y confiamos en que será útil trabajar con el propósito de facilitarles a los jóvenes la renovación de para sus vidas y para el progreso del país”. W “ El amor me sonsacó y me arriesgué. Ahora estoy aquí aprovechando el tiempo con la meta de vivir una nueva vida”, afirma Felipe, de 19 años, después de nueve años en el monte ”. 18 • hechos del callejón Editorial Un reconocimiento a las prácticas que construyen paz R econocer el valor de las iniciativas ciudadanas de construcción de paz en Colombia, que dan cuenta de la gran capacidad e ingenio de los colombianos en busca de la reconciliación y el desarrollo humano, es un acto de reconocimiento a las alternativas civilistas a la violencia y del invaluable papel que ellas cumplen —cotidiana, constante y vehementemente— para darnos ejemplos concretos y claros de vida. En gran medida, se trata de acciones impulsadas por organizaciones de la sociedad civil que se desarrollan tanto en las zonas más apartadas del país como en los grandes centros urbanos. Con ellas convergen la diversidad de población víctima de la violencia y los antiguos responsables de esos actos, algunos ya desmovilizados, con organizaciones sociales, ong y en general núcleos ciudadanos organizados convencidos de la necesidad de desarrollar acciones colectivas de resistencia a la violencia desde posturas pacíficas y civilistas. Son iniciativas emprendidas o apoyadas, en algunos casos, por instituciones y organizaciones como los gobiernos locales o departamentales y el Gobierno Nacional, en desarrollo de las políticas públicas que se proponen contribuir a la construcción de la paz. Algunas de ellas también cuentan con el respaldo de la cooperación internacional y de diferentes agencias del Sistema de Naciones Unidas. Así, por ejemplo, a nombre del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud, están el Programa de Reconciliación y Desarrollo Redes y el Banco de Buenas Prácticas para Superar el Conflicto. En estas iniciativas confluyen acciones concretas para superar situaciones de crisis o para prevenir daños mayores con la atención estatal y la solidaridad ciudadana que mayoritariamente expresa su rechazo a la violencia. Esto representa un avance en la ética ciudadana, cuyo impacto frente a la fragmentación y la exclusión puede ser significativo. El valor de estas acciones, de estas “buenas prácticas”, proviene entre otras cosas de la riqueza y la capacidad creadora que cientos de personas invierten para desarrollar iniciativas que, de formas muy variadas, ofrecen ejemplos concretos susceptibles de convertirse en líneas claves de la política pública. En concreto, algunas de esas acciones responden a la necesidad de atender a las víctimas de la confrontación: las víctimas del desplazamiento, de las minas antipersona, del secuestro o la desaparición forzada. Son iniciativas que se proponen recuperar a niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres de las marcas emocionales, cuando no físicas, que les ha dejado la violencia. Son proyectos que desde la atención psicosocial, la asesoría jurídica o la atención humanitaria inmediata comienzan también a crear unas nuevas condiciones de vida. Son iniciativas ciudadanas que ven en los derechos humanos un instrumento no sólo para garantizar sus derechos sino para convertirlos en ejes rectores de su existencia social. Se proponen no solamente reconstruir vidas maltrechas, sino comenzar con un nuevo horizonte que no esté marcado por la violencia y que favorezca condiciones de vida digna. Por ello incluyen proyectos productivos que garanticen ingresos económicos sostenibles y seguridad alimentaria respetando el medio ambiente. También se trata de acciones que hablan de la riqueza del capital humano que existe y que sólo tiene que ser identificado, reconocido y emulado. Recurren también a la capacidad irrenunciable de un espíritu que se propone transformar el futuro tomando lo mejor que la cultura aporta a los seres humanos, como las expresiones artísticas, el folclor y las voces de la historia que se tejen en este país diverso. Entre todas estas experiencias también se fortalece la democracia y la gobernabilidad local para que la violencia no encuentre ni espacios ni pretextos para perpetuarse. En las últimas semanas algunas de estas iniciativas y acciones se han presentado en diferentes regiones del país (Montes de María, Valle y Santander) como una muestra significativa de cómo las comunidades se han organizado para involucrarse en el diseño de su propio desarrollo, para consolidar las relaciones democráticas entre la ciudadanía y el gobierno local, para afianzar los escenarios institucionales de participación ciudadana y para fortalecer la convivencia, el tejido social y los valores civilistas. Son sólo una muestra de todo su potencial, su capacidad y, especialmente, son ejemplos concretos y claros de vida. W Bruno Moro, Representante Residente Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, pnud Producido por: Área de Desarrollo Humano pnud Editora: Olga González Reyes Redacción: Bibiana Mercado Rivera, Karen Heshusius Colaboradores: María Victoria Duque • OCHA-SSH • Paola García• Agradecimiento Especial: Periódico El Tiempo • Colprensa • Simone Bruno • ACNUR • Concurso de reportaje gráfico sobre derechos humanos “Colombia: imágenes y realidades”, organizado por la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos humanos y la Fundación Dos Mundos. Reconocimiento especial: Dirección de Prevención de Crisis y Recuperación (BCPR, en sus siglas en inglés) del PNUD, con sede en Nueva York. Diseño gráfico y corrección de textos: Editorial El Malpensante S. A. • Impresión: Panamericana Formas e Impresos S. A. Boletín Hechos del Callejón: CarreraN° 82-76, Oficina, Bogotá, Colombia • Teléfono:6364750 extensión 205–208–202 • Fax: 6364750 extensión 209 Comentarios y sugerencias: olga.gonzalez@undp.org, indh@undp.org • Visite nuestra página de internet: www.pnud.org.co/indh Las opiniones y planteamientos expresados no reflejan necesariamente las opiniones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, su junta directiva, ni los Estados miembros 19 • hechos del callejón Buenas prácticas Ejemplos concretos de cómo sí es posible salir del callejón www.saliendodelcallejon.pnud.org.co Una casa con las puertas abiertas a la reinserción En Cali, más de 200 jóvenes ex combatientes han pasado por la Casa Puertas Abiertas, del Centro de Capacitación Don Bosco. La institución trabaja desde noviembre de 2001, con el propósito de facilitarles a los jóvenes la renovación de sus lazos familiares, capacitarlos para la vinculación laboral y restituirles sus identidades como ciudadanos. © Cortesía Patricia Aley Por Patricia Aley Junto con su familia, Cristian empezó a ser un desplazado más en Colombia y, por esas paradojas que tiene la vida, el destierro terminó por convertirlo en parte del grupo que de niño le robó el sueño. “Uno de mis padres se enfermó, tuve que trabajar y dejar la escuela. Así, me convertí en miliciano clandestino”, cuenta. Esa condición la perdió un día de septiembre del 2005 cuando cayó en una operación realizada por el Ejército, que irrumpió en su casa en el momento en que estaba jugando con el agua del lavadero. En ese momento, dice, se le despertó el miedo a la muerte y a la incertidumbre. “Pasé a una correccional. De ahí a un hogar sustituto. Y gracias a Dios llegué a Cali”, recuerda Cristian, quien hace dos meses empezó una nueva vida. “A quitarse la cinta” Llegó a la Casa Puertas Abiertas, del Los jóvenes pueden formarse en 19 especialidades, como metalistería, ebanistería, carpintería y mecánica, entre otros. Centro de Capacitación Don Bosco, ubicado en el populoso Distrito de n el taller de mecánica donde se mezclan el ruido de llaves, Aguablanca (oriente de Cali), una de las instituciones contratadas por tuercas, tornillos y el murmullo de un pequeño transistor, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf) a través de su proCristian1, de apenas 15 años, trabaja duro para recuperar su grama de atención a jóvenes desvinculados del conflicto armado. Este centro salesiano de atención especializada se ha convertido en vida, que siente que perdió hace seis años. Fue el día en que cumplía los 9, y coincidió con un ataque guerrillero una opción de vida para jóvenes ex combatientes de grupos armados que arrasó con el pequeño pueblo tolimense en el que creció. Su mamá al margen de la ley y de sectores vulnerables. Aquí, Cristian espera lo metió bajo tierra, en su propia casa, para evitar que la arremetida “quitarse la cinta que lo marcó como guerrillero”. Retomó, entonces, el terminara por llevárselo. Así permaneció cuatro días, en los que alimen- grado segundo de primaria y empezó a especializarse como mecánico de tó un "pavor irracional" por la muerte y convirtió a la guerrilla en su motocicletas. “Por algo se empieza. He vuelto a soñar con estudiar algo que me permita ayudar a la gente”, dice. Pero no es el único que tiene pesadilla. E 1. Los nombres de los jóvenes fueron cambiados por solicitud de ellos. 20 • hechos del callejón (Pasa a la página 18)