Teatro español e hispánico. Siglo XX, de José Rodríguez Richart 24, marzo José Rodríguez Richart compendia en los quince artículos reunidos en su último libro las direcciones del teatro en España del pasado siglo, en las que figuran autores como Benavente, Buero Vallejo, Casona, Mihura y Alonso de Santos, entre otros muchos. Cartas desde el exilio El autor de Teatro español e hispánico. Siglo XX, José Rodríguez Richart, con más de ciento cincuenta publicaciones sobre literatura española, ha venido acreditando en sus investigaciones el interés desde hace 50 años por la vida y la obra de Casona y la literatura del exilio, y en este volumen recopila las tendencias y visiones panorámicas que jalonaron la evolución escénica española a lo largo del siglo XX. El adjetivo hispánico que ostenta el título del libro lo justifica el estudio de la creación teatral de Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura en 1967. Los quince artículos reunidos ahora ofrecen un trabajo metódico, minucioso y reflexivo sobre el tema, con una excelente exposición de los distintos aspectos abordados y con un exhaustivo material bibliográfico. Al hablar de la labor investigadora de Rodríguez Richart resulta ineludible referirse a su interés por numerosos dramaturgos españoles dados a conocer en el extranjero y, en especial, por Casona. Desde que publicara en 1963 en Oviedo Vida y teatro de Alejandro Casona, ésta se erigió en una obra de consulta obligada contribuyendo –junto con posteriores trabajos y ediciones críticas de algunas de sus piezas- a la recuperación del teatro casoniano coincidiendo con la vuelta del largo exilio a España de aquel autor, aclamado popularmente en los escenarios pero injustamente poco reconocido desde algunos sectores de la crítica. A una parte de aquella contribución responde en este libro el dar a conocer la correspondencia inédita que mantuvo el dramaturgo exiliado (entre 1952 y 1957) con sus amigos actores Pastor Serrador y Luisa Sala, afincados en Madrid. En estas cartas (pp. 56-90) llaman la atención las continuas alusiones a su estado de salud al agudizarse la cardiopatía que padecía, los recuerdos de las regiones españolas y, en especial, las abundantes referencias a profesionales del teatro bonaerense con los que mantiene estrechos vínculos de amistad (los nombres que más suenan suelen ser la Xirgu, la Membrives, la Bárcena, Gori Muñoz, Closas, Mejuto, Amelia de la Torre y Enrique Diosdado, Mecha Ortiz, Pepita Díaz y Manuel Collado, los Ibáñez Menta-Serrador, etc., etc.), y a numerosas figuras del ámbito literario. También lanza algunos dardos contra los críticos teatrales lo mismo argentinos que españoles, y no menos irónico se muestra en casi todo el epistolario al hablar de la situación general del teatro bonaerense (“El teatro por acá ha entrado, como era de esperar, en franca decadencia, aunque todavía no es catástrofe….”, p. 70), además de lamentarse de la sistemática negación a estrenar comercialmente sus obras en Estados Unidos cuando ya lo habían hecho en casi todos los países europeos. Recepción de dos dramaturgos en Alemania Otro apartado del libro es el dedicado a la recepción del teatro de Benavente y Buero Vallejo en Alemania (pp. 29-55 y 147-226, respectivamente), país bien conocido por R.Richart dada su prolongada estancia de cerca de cuarenta años como profesor en la Universidad de Saarbrücken. Su conocimiento de la lengua germánica le permite un minucioso seguimiento de las traducciones y versiones estrenadas de las obras de ambos autores así como el enjuiciamiento crítico que recibieron. En síntesis, viene a informar del tenaz aislamiento histórico y cultural de España en Europa y, en particular, de la poca difusión de nuestro teatro en Alemania, con las excepciones de Lope y Calderón, entre los clásicos, y de García Lorca, entre los contemporáneos. De ahí, por ejemplo, la tardía recepción en el ámbito germano de la obra benaventina. Aún cuando el hispanismo alemán dedicara a la creación benaventina importantes estudios (como los debidos a Karl Vossler y Klaus Pörtl) y algunas tesis doctorales, hasta 1948 no tiene lugar el primer estreno (Los intereses creados), en el Berlín-Este, y en 1963, se tradujo y adaptó para ser representada en una sola noche aquella misma obra, junto con La ciudad alegre y confiada, en la ciudad de página 1 / 3 Flensburg, por parte de Manuel Collado del que la crítica venía a aportar el dato de “nacido en 1921, un actor, director y traductor formado en Alemania”, y a elogiar sin reservas su labor escénica. Pero la buena aceptación de este doble montaje no abrió más puertas a Benavente en los teatros germanohablantes. Caso bien distinto es el de Buero Vallejo al que el ensayista considera como uno de los autores mejor conocidos allí –después de Lorca-, a un nivel comparable con el de Valle, Arrabal, Alberti, Sastre, Casona y Mihura. Así lo atestigua por la lista de traducciones y ediciones y por los estrenos y versiones televisivas de sus obras. De los montajes teatrales, presentados en las Repúblicas Federal y Democrática, destaca el de El sueño de la razón en 1973 por su calidad escénica y por haber contado con la asistencia personal de Buero, contribuyendo al creciente interés por el teatro de nuestro dramaturgo que ilustran los estudios y publicaciones, entre los que destaca el de Hans-Jörg Neuschäfer en 1997, autor por otra parte de un documentado libro sobre la censura franquista (traducido y editado por Anthropos en 1994 con el título Adiós a la España eterna. La dialéctica de la censura. Novela, teatro y cine bajo el franquismo). En el apartado de Buero se ofrece además la evolución de su creación dramática que completa el análisis textual de tres escenas de El tragaluz. Historia de España y Teatro Con el título de “Visión y sentido de la historia en el teatro español contemporáneo” se describe el dispar tratamiento del pasado histórico en dos generaciones de dramaturgos. Una el de las primeras décadas del siglo (1910-1930) y el de la etapa posterior a 1939, representadas por obras en verso y prosa de Marquina, Villaespesa, Pemán, Luca de Tena, Foxá, etc., en las que predomina una visión triunfalista y ejemplar del pasado nacional, y otra en la etapa siguiente, desde 1958 hasta 1970, en la que se observa una intención de explicar la Historia con un sentido crítico. Esta línea, iniciada por Buero Vallejo en cinco piezas relativas a la Historia de España –según R.Richarttambién arrastró a otros dramaturgos a interesarse por los problemas planteados en la España pretérita contemplada en función del presente, y, entre ellos, destaca piezas de Muñiz, Martín Recuerda, Gala, D. Miras, J.A. Castro, y, en especial, la de Alfonso Sastre en torno a Miguel Servet contra el fanatismo de Calvino (La sangre y la ceniza). El humor teatral de postguerra Con el acercamiento a tres destacados comediógrafos se simboliza en el libro el estilo de la comedia humorística en los años cuarenta (Jardiel Poncela), cincuenta (Mihura), y sesenta (A.Paso). De Jardiel se destaca su voluntad de hacer en teatro un humor distinto y mucho más novedoso (su teatro de lo inverosímil) del que imperaba en los escenarios de la época, conformista y chabacano. De Mihura resalta su concepto del humor absurdo e inconformista y su lucha contra los lugares comunes y el tópico, prefigurado en su primera pieza escrita en 1932 aunque no estrenada hasta 1952. En concreto, resalta la polarización del Mihura vanguardista (Tres sombreros de copa), y el comercial posterior representado por Maribel y la extraña familia. Con respecto a Alfonso Paso, resume la idea esbozada por los estudiosos de su teatro de los dos estilos dispares de concebir el humor: el inverosímil de sus comienzos (Una bomba llamada Abelardo), y el denominado humorismo realista sin concesiones a la galería (el de Los pobrecitos, por ejemplo), de los que se irá apartando visiblemente en las piezas de carácter acusadamente acomodaticias y comerciales, identificado con los gustos del público que lo aplaude en la larga lista de su última etapa en que el humor se diluye en una crítica epidérmica. R.Richart valora como aportación al teatro de humor, la de estos tres autores por lo significativa y original, por encima de otros igualmente acreditados en los que reconoce su contribución a suavizar la dura postguerra, al “actuar de lenitivo y de terapeútica balsámica de los traumas y de las angustias pasadas” (p. 145). Spanish Underground Drama Completando el panorama teatral de la segunda mitad del XX, en los aspectos relevantes del “Nuevo Teatro Español”, encontramos una disección de algunas formas que los historiadores del teatro español estudiaron bajo el cuño de undergound, marginal, no-realista, o vanguardista, etc., aplicado para hablar de la obra de autores como Bellido, Ruibal, Romero Esteo, García Pintado, página 2 / 3 Mediero, Nieva, Matilla. Comoquiera que a la creación de éstos (identificados como Nuevo Teatro Español o NTE), algunos ensayistas incluyeran en sus filas a otros de la llamada Generación Realista en obras de su etapa más evolucionada –tales como Lauro Olmo, Rodríguez Méndez, Muñiz o Rodríguez Buded-, el autor de este trabajo ha tratado de establecer una clasificación de los rasgos comunes de ambas generaciones frente a sus diferencias las cuales, según R.Richart, “pesan mucho más que las analogías” (pp. 247-249). A la hora de enjuiciar las obras del NTE, éste hace referencia al papel que jugaron en sus escenificaciones (como base del espectáculo totalizador o de creación colectiva) los Grupos de Teatro Independiente (GTI). Alonso de Santos, el teatro feminista y el de la emigración Por el libro desfilan otros trabajos que abordan aspectos concretos de autores tan diferentes como Alonso de Santos, Fermín Cabal, Lidia Falcón y Lorenzo F.Carranza. De la creación escénica del primero se ocupa ampliamente (pp.281-354) pasando a hacer el análisis textual de dos de sus obras, Viva el Duque, nuestro Dueño -representativa de su etapa inicial que tenía como referente el mundo de la literatura-, y La Estanquera de Vallecas, perteneciente a la etapa que se fija en el entorno más inmediato del autor, de la España del cambio democrático, de la que surgen los personajes y el lenguaje de la delincuencia y la droga. De Lidia Falcón (pp.258-280) estudia las doce obras teatrales que escribió deteniéndose en dos de las cuatro que llegaron a los escenarios: Siempre busqué el amor (basada en el crimen real cometido en 1982 por Neus Soldevila y su familia, que asesinaron al tiránico padre mientras dormía), y Tres idiotas españolas, que Gemma Cuervo llevó en 1994 por varias ciudades españolas, aún cuando la obra de Falcón haya tenido una reducida aceptación y apenas es conocida en los circuitos comerciales. En este artículo se subraya el maniqueísmo de estas piezas teatrales entendidas como una posibilidad más de la lucha feminista de su autora. Los “Problemas de identidad en el teatro de Fermín Cabal y de Lorenzo F. Carranza” a los que se refiere este epígrafe hacen alusión a los cambios socio-políticos de la transición hacia el año 1975 y su reflejo en varias obras de aquellos dos autores. La farsa tragicómica Tú estás loco, Briones, de Cabal, incide en el debatido problema de la identidad nacional, y es un buen reflejo en clave de humor y de farsa del cambio de identidad individual y nacional al final del franquismo, personificado en su furioso protagonista que acaba en el manicomio. Otro autor menos conocido pese a haber obtenido el Premio Lope de Vega en 1981, Lorenzo F. Carranza presenta en su obra inédita hasta ahora (Años de ceniza) uno de los problemas derivados de la emigración, el de la identidad personal y nacional, entre padres e hijos, que estallan cuando aquéllos comunican su decisión de volver a sus hijos que se han desarraigado de su tierra natal y se han integrado plenamente en el país de acogida. Teatro hispánico de Miguel Ángel Asturias En el estudio que pone fin al volumen, “Magia y compromiso en el teatro de Miguel Ángel Asturias”, el analista explica el poco interés que ha despertado la creación dramática del escritor guatemalteco en gran parte de las historias de la Literatura Hispanoamericana, en las que sobresale su prestigio como narrador en detrimento de su teatro a lo que no es ajena tampoco la poca valoración que de esta parcela tenía el propio autor. De la aproximación de Rodríguez Richart a su obra escénica destaca el análisis de dos de sus piezas clave, Soluna y La Audiencia de los Confines, como ejemplos de teatro mágico, la primera, y de teatro comprometido, la segunda. La panorámica de la escena española en el siglo pasado que ha querido ofrecer su autor en este apasionante volumen queda completada con dos Anejos al final del libro: una entrevista de José Luis Campal a J.R.Richart sobre la obra de A.Casona, en 2004, y la Encuesta publicada en la revista Quimera, en 2005, un auténtico test sobre los Autores, Obras y Profesionales (Actores, Directores, Escenógrafos, etc.) preferidos del Teatro Español del Siglo XX. Teatro español e hispánico. Siglo XX, de José Rodríguez Richart. VERBUM, MADRID, 2012, 411 PAG. 21´95 EUROS. Enlace en Campus Digital página 3 / 3 Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)