LA VIVIENDA DE MADERA DE LOS BARRIOS DEL SUR DEL CANTÓN CENTRAL DE SAN JOSÉ, COSTA RICA (1910-1955) LOS CORREDORES HISTÓRICOS COMO UNA HERRAMIENTA PARA SU ESTUDIO Arq. Rosa Elena Malavassi Aguilar Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica “… el espacio no es neutral y es una de las dimensiones materiales fundamentales de la sociedad.” Florencia Quesada El 4 de mayo de 1910 la ciudad de Cartago, antigua capital de Costa Rica, fue estremecida por un sismo que es considerado el más destructivo en la historia del país. El llamado Terremoto de Santa Mónica tuvo una magnitud de 6,5 grados, cobró la vida de aproximadamente mil personas, y derrumbó un total de 98 cuadras en el centro de Cartago. La destrucción causada en la ciudad cartaginesa obligó a muchos de los sobrevivientes a emigrar a otros lugares en busca de vivienda y empleo. San José, actual ciudad capital, se vuelve un espacio donde se ubican muchas de estas familias, en este proceso de poblamiento tomará especial importancia el sector sur de la capital. En forma paralela, las consecuencias del terremoto llevan a nuevas regulaciones constructivas que fomentan el uso de la madera en las edificaciones. En este contexto se plantea esta propuesta que corresponde al Proyecto de Investigación N° 214-A8-135 desarrollado por la autora para la Escuela de Historia de la Universidad de Costa Rica, que tiene por objetivo el análisis de la arquitectura habitacional construida en madera en los barrios del sur del Cantón Central de San José entre los años 1910 y 1955, a partir de un inventario de viviendas y la identificación de corredores históricos. Delimitación en el tiempo y el espacio: San José y el problema de la vivienda San José tiene sus orígenes hacia el año 1737 cuando se construye la ermita para la Ayuda de Parroquia de San José de la Boca del Monte. En el año 1769 la Ayuda de Parroquia pasa a ser Parroquia, en 1781 se finaliza la construcción de una nueva iglesia frente a la cual se crea una plaza, ambos se ubicaban donde hoy se encuentran la Catedral Metropolitana y el Parque Central respectivamente. Es a partir de este momento cuando empiezan a disponerse alrededor de la iglesia y la plaza edificios como el cabildo, como parte de este proceso también las familias de la élite empiezan a asentarse en los alrededores del naciente centro josefino. En 1823 San José adquiere el título de capital, pero será hasta 1850 que según Quesada Avendaño, se inicie un cambio cultural de la mano de los ideales de europeización de la élite cafetalera que ostentaba el poder político y comercial. En el año 1865 inicia la construcción de la primera cañería de hierro, es importante indicar que los tanques de abastecimiento y purificación se construyeron al noreste de la ciudad, de ahí el agua, que era tomada de la acequia del Río Tiribí, se llevaba hasta fuentes ubicadas en el centro de la ciudad. Como es de esperar el sector sur de la ciudad, donde en ese momento se ubicaba La Puebla barrio destinado a los sectores menos favorecidos, no recibía este servicio. El proyecto de iluminación eléctrica del año 1884 también se limitó al sector norte de San José, específicamente al sector aledaño a la Estación del Ferrocarril al Atlántico, el ingreso a la ciudad. Incluía también el centro de la ciudad en sectores como el Parque Central, el sector sur no se contempló en este proyecto. Consecuentemente es desde mediados del siglo XIX cuando se reafirma la segregación espacial de San José, al norte y al centro se ubicaban las familias con más recursos económicos, por lo tanto eran quienes podían costear la instalación de los servicios de agua y electricidad, mientras que el sector sur, donde ya se ubicaban las familias pobres en la zona llamada La Puebla, reafirmará en ese momento la vocación de esas tierras, destinadas a acoger a quienes tenían menos recursos económicos. Muchas de estas familias tenían por cobijo los llamados “chinchorros”, viviendas que tenían las peores condiciones sanitarias. Ante tal problemática surgen varias propuestas, no todas se concretan. En 1904 se dicta el Reglamento sobre chinchorros y casas de vecindad, en 1905 como parte de las políticas de saneamiento de la ciudad, la manzana donde se encontraban los chinchorros del Hospital (costado este del Hospital San Juan de Dios) se convierte en una plaza, sin embargo, estas son soluciones aisladas en medio de un problema que se mantuvo en el tiempo. Un acontecimiento que va influir en las regulaciones sobre vivienda es el terremoto ocurrido el 4 de mayo de 1910 en la ciudad de Cartago. Debido a la destrucción que causó este sismo se procedió a modificar los reglamentos de construcciones. El aspecto más importante es que se prohíbe la construcción en barro, se recomiendan los siguientes sistemas constructivos en orden de prioridad: cemento armado, ladrillo, casas de marco y casas de horconadura –madera- y construcciones metálicas1. La madera ocupa un tercer puesto, no obstante, factores económicos le dieron un lugar de preferencia al momento de construir las viviendas, el cemento y el hierro debían ser importados, mientras que la madera era de producción nacional. En este contexto se toma como punto de partida el año 1910 al ser el terremoto de Cartago un referente obligado, a partir de ese momento se dictarán distintas leyes, se desarrollará un exitoso programa de vivienda por parte de la Cruz Roja2 y se crearán la Junta Nacional de Habitación y la Cooperativa de Casas Baratas La Familia. En forma paralela se desarrollarán iniciativas privadas. En 1955 se crea el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) entidad que desde ese momento será la encargada de buscar soluciones al faltante de vivienda. Si bien estos proyectos de vivienda se replican en diversas zonas de San José, es de interés para esta investigación estudiar el sector que popularmente se ha conocido como “los barrios del sur”, se trata de un área comprendida entre avenidas 10 y 34, calles 12 y 23. Incluye los barrios Luján, Güell, La Cruz, San Cayetano, Carit, el Pacífico, Cristo Rey, Los Ángeles y alrededores de la Iglesia La Dolorosa. 1 2 González Escobar, pp. 162-163 Elizondo Calderón, p. 63 Imagen 1: delimitación del área de estudio ¿Cómo enfrentar el problema de investigación? Marco conceptual y metodología El desarrollo de esta investigación gira en torno a cuatro conceptos básicos: los estudios subalternos como la corriente en la cual se ubica la propuesta, la arquitectura modesta como el objeto de estudio, los ensanches como el proceso al cuál corresponde el crecimiento de la ciudad en el período en estudio y que lleva al establecimiento de los barrios, y los corredores históricos como la herramienta que permite realizar una lectura sobre la evolución histórica de los barrios y su arquitectura habitacional. Los estudios subalternos fueron desarrollados por un grupo de historiadores de la India a partir de las propuestas desarrolladas por Ranahit Guha. Los estudios subalternos buscan ir más allá de las perspectivas estructuralistas, su objetivo es incluir en la producción histórica a los grupos que tradicionalmente han sido marginados, por ejemplo, los campesinos y los sectores populares. Para Guha, la historia se guía por un estatismo, lo que equivale a decir que la vida del estado es central para la historia3. El estatismo impide “…cualquier interlocución entre nosotros y nuestro pasado”4, porque es el estado el que decide lo que es histórico. Explica el autor que una historiografía con ese enfoque es una historiografía anti-histórica porque excluye al pueblo. Para efectos de esta propuesta se entienden por subalternos tanto a los sectores populares como a la arquitectura que desarrollan como solución a sus problemas habitacionales, arquitectura denominada como arquitectura modesta. La arquitectura modesta también forma parte del patrimonio de una región. Según la Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y de Conjuntos Histórico-Artísticos, conocida como Carta de Venecia, del año 1964, existe un patrimonio con carácter de monumento, y un patrimonio con carácter modesto. Es importante señalar que tradicionalmente se identifica como patrimonio arquitectónico al que tiene carácter monumental, siendo poco valorado el patrimonio con carácter modesto. 3 4 Guha, p. 17 Guha, p. 20 Ramón Gutiérrez indica que la tradicional imagen del “monumento histórico” que pervivió desde el siglo XIX se ha visto modificada. Ya no solo es patrimonio aquello que tiene escala monumental, el auge de la historia cultural implicó un cambio en los objetos que pueden ser considerados valiosos desde el punto de vista patrimonial. Además de la escala del objeto, la vinculación con la comunidad se torna importante. Para efectos de la presente investigación se considera patrimonio modesto tanto las viviendas de madera en estudio, como los barrios. Además, las viviendas serán valoradas como elementos de acompañamiento de los edificios de mayor jerarquía, por ejemplo, la Estación del Ferrocarril. Todos estos elementos configuran los distintos barrios de la zona. El concepto de barrio ha sido ampliamente discutido, algunos autores consideran que un barrio se define a partir del espacio urbano y arquitectónico, y hay quienes delimitan un barrio a partir de aspectos sociológicos. Para Natalia Moreno5, un barrio permite la aparición del peatón como protagonista principal porque la escala del sitio permite que todo esté al alcance. La evolución histórica de los barrios puede ser comprendida a partir de los llamados corredores históricos. Los corredores históricos son paisajes lineales que reflejan la formación de una zona específica a través de los años (Martorell Carreño). Por este motivo los corredores históricos se definen por criterios derivados de su funcionalidad como conectores, o por su estructura. Un corredor une manchas que pueden ser desde extensiones de cultivos hasta conjuntos de viviendas o edificios de mayor escala. Un corredor histórico tiene como propósito crear conciencia de la importancia de la arquitectura como elemento de educación para la conservación de la identidad local, así como promover la participación comunitaria. En el caso del área en estudio, la identificación de corredores históricos pretende generar una reflexión sobre la conservación de la arquitectura habitacional con carácter modesto; a la vez incluye edificaciones como la Estación del Ferrocarril y otros edificios institucionales, además de elementos urbanos como la línea férrea. Es decir, que un corredor histórico incluye una suma de componentes individuales que lo enriquecen. Desde el punto de vista metodológico, el inventario de viviendas de madera constituye una herramienta fundamental. El arquitecto brasileño Paulo Ormindo de Azevedo6 indica que los inventarios tienen una función “…de conocimiento extensivo y sistemático del universo cultural del país, como base no sólo para la acción inmediata de rescate y valorización, sino de gestión integrada de los bienes culturales y ambientales a través de la planificación urbana y territorial.” Por lo tanto, el inventario permite sistematizar la información, esto lo convierte en una herramienta para posibles intervenciones que respeten la identidad del sitio. A la vez, el inventario permite tener las bases, junto con el estudio histórico, para plantear corredores históricos. Cada una de las 92 viviendas inventariadas cuenta con una ficha donde se sintetizan sus principales características, por ejemplo, materiales, sistemas constructivos y estado de conservación, además Imagen 2: ejemplo de ficha de inventario de un registro fotográfico de la fachada. Los resultados de las fichas se analizan mediante cuadros y gráficos. Todo este proceso de investigación lleva a la identificación de los corredores históricos, en el caso de los barrios del sur se identificaron seis corredores. 5 6 Natalia Moreno, pp. 4-5 Paulo Ormindo de Azevedo, p. 13 El desarrollo de los barrios del sur, su historia a través de los corredores históricos El año 1887 es clave para el desarrollo de San José porque se aprueba la Ley de ensanches durante el gobierno de Bernardo Soto, de esta forma San José entra en un proceso de expansión. Explica Quesada Avendaño7 que el término ensanche no se aplica en San José literalmente al no haber un modelo urbano base, más bien se trata de miniensanchamientos que durante el período 1890-1920 correspondieron a iniciativas privadas. Un objetivo de estos ensanches era proveer los servicios básicos como cañerías para agua potable, sin embargo, no todos los barrios tuvieron acceso a estos recursos. Corredo r Calle d e R onda: su objetivo es enfatizar en los antiguos barrios que antecedieron a los actuales barrios del sur. Este corredor se estructura a partir de hitos que corresponden a escuelas e iglesias, además tiene un importante componente intangible ya que remite a lugares que han cambiado su configuración notablemente. Incluye los siguientes barrios ya desaparecidos: La Puebla, La Dolorosa, La Soledad, La Constructora y El Laberinto. Por lo tanto, este corredor inicia en el sector donde se ubicaba La Puebla para enfatizar en que se trata del primer asentamiento de la capital destinado a los sectores populares. Hace referencia a la Calle de Ronda y como esta definía los espacios que formaban el centro de la ciudad, de esta forma La Puebla quedaba excluida del centro de población. En este corredor hay dos iglesias que son hitos y fomentan el desarrollo de la zona desde mediados del siglo XIX: la Iglesia de Nuestra Señora de La Soledad y la Iglesia de Nuestra Señora La Dolorosa. La construcción de estos edificios religiosos es el punto de partida de un desarrollo habitacional hacia el sur. El Barrio La Constructora, hoy Barrio Santa Lucía, es uno de los primeros conjuntos habitaciones cuyo desarrollo corresponde al intento de un crecimiento controlado de la ciudad mediante una Ley de Ensanches. Finalmente, este corredor incluye el sector donde se ubicó El Laberinto, la primera propuesta de un barrio popular para las familias pobres de San José. Corredo r Calle s 10 y 1 2: incluye los barrios Los Ángeles y Keith, hoy Cristo Rey. La calle 12 es el eje sobre el cual se desarrolló Barrio Keith, sobre esta vía se encuentran conjuntos de viviendas multifamiliares que definen la imagen urbana del sitio. Este fue uno de los barrios más poblados de San José durante la primera mitad del siglo XX, su aparición corresponde a una iniciativa privada por parte de la familia Keith que vendía los lotes, a la vez su desarrollo está estrechamente ligado a los patios del ferrocarril y a los aserraderos que se ubicaban en los alrededores del mismo. La calle 12 es el eje que relaciona Barrio Keith con Barrio Constructora, este segundo barrio fue el antecedente de Barrio Los Ángeles. Cuando a inicios del siglo XX se construyen la Escuela Mauro Fernández y la iglesia de Los Ángeles, se impulsa el crecimiento de la población en este sitio, creando de esta forma un recorrido continuo. La calle 10 es el límite este del Barrio Cristo Rey, a la vez es la vía sobre la cual se ubican las bodegas del Ferrocarril. Corredo r Calle Central: comprende los barrios Carit y El Pacífico. La calle 0 o Calle Central constituye el límite este de Barrio Carit, hoy en día esta calle se ha vuelto un punto de dispersión, al haber sido ensanchada para dar paso a la carretera que comunica con San Sebastián generó una ruptura entre Barrios Carit y San Cayetano. 7 Quesada Avendaño, p. 88 Este barrio, al igual que Keith, también surge como parte de una iniciativa privada, con la diferencia de que se trató de una donación por parte del Dr. Carit, por lo tanto, los beneficiarios solamente tenían que construir la vivienda. La calle cero también atraviesa parte del Barrio El Pacífico, y en su sector norte comunica este corredor con el de la Calle de Ronda. El hito de este corredor histórico es la Estación del Ferrocarril Eléctrico al Pacífico. Corredo r Histó rico Calle s 9 y 11: este corredor hace referencia a Colección, calificativo original de la hoy llamada Plaza González Víquez, a la vez, Colección remite al antiguo crematorio que se ubicaba en esa zona. Otro componente intangible es la existencia del Rastro Municipal en el lugar donde hoy está San Cayetano. Colección comprendía los alrededores de la plaza del mismo nombre y parte de las tierras que hoy corresponden a los barrios Güell, La Cruz y San Cayetano. Sus ejes de desarrollo son las calles 9 y 11 en las que se ubican las tierras que pertenecieron a Arturo Wolf y que al ser loteadas dieron inicio a este barrio. En este sector se desarrollaron proyectos de vivienda económica. San Cayetano y La Cruz nacen de Colección, especialmente San Cayetano es interesante para el estudio de la vivienda ya que sobre la calle 9, su eje de desarrollo, se construyó en la década de 1920 un programa de casas económicas que popularmente son llamadas Casas del Gobierno. Estas viviendas destacan en los barrios del sur por tratarse de casas que tienen retiros frontales y laterales, además de corredor. Desde el punto de vista del trazado urbano, las calles 9 y 11 se caracterizan por tener un ancho de aproximadamente 20m, medida mayor que otras calles del sur de San José. Esto indica que al momento de trazar los proyectos de vivienda se previó el crecimiento de la ciudad. Los hitos de este corredor son la Plaza González Víquez, el Liceo de Costa Rica, la iglesia de San Cayetano y el estado de beisbol Antonio Escarré. Este corredor también tiene estrecha relación con el Corredor Histórico de la Línea Férrea. Corredo r Histórico A venida 14: comprende el Barrio Turrujal y su ensanche Barrio Luján. La Avenida 14 remite a la zona con más población del barrio, por lo tanto al sector donde se concentraban las acciones por mejorar el servicio de agua, electricidad y vías de comunicación. A la vez, la irregularidad de esta vía respecto al trazado original muestra que el desarrollo del barrio obedeció a iniciativas particulares. El hito de este corredor es la Escuela República de Chile, fue diseñada por el arquitecto José María Barrantes y tiene influencia estilística del neocolonial y el art-decó. Corredo r Histórico Línea Fé rre a: es el corredor que enlaza los cinco corredores anteriores, lo que demuestra la multidireccionalidad de los corredores históricos. La construcción de la línea finalizó en el año 1910, favoreció el desarrollo de actividades económicas en sus alrededores que a su vez se convirtieron en fuentes de trabajo, por ejemplo, las bodegas del ferrocarril y los aserraderos. La línea recorre parte de la avenida 20, entre las calles 0 y 11, sector en el cual impulsó el desarrollo del barrio conocido como El Pacífico. A la vez, atraviesa la Plaza González Víquez para luego cruzar parte del antiguo Turrujal, hoy Barrio Luján. Hacia el sur de la estación y patios del ferrocarril se vieron favorecidos los vecinos de los barrios Keith y Carit, muchos encontraron trabajo en los aserraderos o en las actividades de carga y descarga del ferrocarril. El hito de este corredor es la Estación del Ferrocarril al Pacífico que data del año 1941, es diseño del arquitecto costarricense José Francisco Salazar y su influencia estilística es artdecó. Imagen 3: corredores históricos de los barrios del sur de San José FINALMENTE… Para poder comprender la conformación de nuestras ciudades y realizar intervenciones oportunas, se debe primero conocer su origen, en ese sentido los corredores históricos son una herramienta adecuada ya que permiten aplicar investigación histórica y trabajo de campo. Los corredores históricos incluyen elementos tangibles e intangibles. En el caso de los barrios del sur se detectó que parte de su nomenclatura original está en desuso, e inclusive ha sido olvidada, cuando en realidad la forma en que históricamente han sido llamados los barrios es parte de su patrimonio intangible. Por ejemplo, nombres como Colección o Constructora ya no aparecen en los mapas y planos actuales, sin embargo, es necesario que se rescaten como parte de la memoria de las comunidades actuales. Como ya se mencionó, los corredores históricos son una herramienta educativa, por eso es importante difundir los resultados de la investigación, de forma que se estimule entre los vecinos de los barrios la identificación con un patrimonio modesto que indiscutiblemente es parte de su historia. BIBLIOGRAFÍA ELIZONDO CALDERÓN, William. "Vivienda y pobreza en la ciudad de San José en la década de 1920." Anuario de Estudios Centroamericanos 1998, 47-74. GONZÁLEZ ESCOBAR, Luis Fernando. Luis Llach: en busca de las ciudades y la arquitectura en América. San José, Costa Rica: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2004. GUHA, Ranahit. Las voces de la historia y otros estudios subalternos Barcelona: Crítica, 2002. GUTIÉRREZ, Ramón. "Valoración del patrimonio arquitectónico no monumental." Escala, n° 20, 1992. MARTORELL CARREÑO, Alberto. "Paisajes e Itinerarios Culturales: conceptos independientes que enriquecen la teoría y la práctica de la conservación cultural " In The CIIC Scientific Magazine. Diponible en: http://www.icomos-ciic.org/CIIC/TCSM/ponencia_AMARTORELL.htm MALAVASSI AGUILAR, Rosa Elena. “La vivienda de madera de los ‘barrios del sur’ del Cantón Central de San José (1910-1955). Evolución histórica de la imagen urbana y análisis tipológico.” Proyecto de Investigación, Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, 2010. MORENO, Natalia. "Barrios de Santiago: ¿Ruptura o continuidad?" Santiago: Universidad Central de Chile. Disponible en: http://www.ucentral.cl/fid/trabajos_estud_seminarios/seminarios05_modulo_10/natalia_moreno.pdf ORMINDO DE AZEVEDO, Paulo. “Inventario: instrumento de protección del patrimonio no monumental”. Cuadernos Escala, n° 20, 1992, pp. 12-23. QUESADA AVENDAÑO, Florencia. La modernización entre cafetales. San José, Costa Rica, 1880-1930. Finlandia: Publicaciones del Instituto Renvall, Universidad de Helsinki, 2007. SALDARRIAGA ROA, Alberto. "Valor testimonial de las tradiciones urbanas y arquitectónicas." Cuadernos Escala, n° 20, 1992, pp. 7-11.