LOS DATOS DE LA EVIDENCIA EN EL SERVICIO DE EXTRACCIONES Casi acabamos de clausurar el centenario de la muerte de Florence Nigthingale; esa gran mujer de finales del s. XIX, humana y servicial que viviendo circunstancias de post-guerra, le tocó dar respuesta a los problemas sanitarios del momento, implicando para ello al propio gobierno y a las autoridades civiles. Si la sanidad y la atención a los enfermos era como una obra de caridad casi siempre cubierta por congregaciones religiosas, Florence consigue exigir a la sociedad más implicación y medios; preparación y formación para los agentes sanitarios; ella puso por escrito lo que más tarde serían los pilares de la Enfermería moderna. Así nació la Enfermería como Profesión. Basándose en los datos que nos da la observación, ella se dio cuenta de la influencia del medio y las condiciones higiénicas en que se encuentra la persona enferma, con la mejoría o empeoramiento de la misma, dando como resultado final el restablecimiento de la salud o, en cambio, un sin fin de complicaciones que pueden terminar con la vida de la persona. Hoy día, en nuestro primer mundo, nadie se plantea que uno pueda morir por una infección en una pierna, por una sepsis post-quirúrgica, por una deshidratación o por una infección oportunista, etc. Si se da el caso, son excepciones. Nuestras redes sanitarias, cuentan con una infraestructura necesaria (alcantarillado, depuración de aguas, controles en la vacunación, control de epidemias, medidas de higiene, etc) para que la salud pública se haga realidad. Florence, con normas muy sencillas, hizo posible el mejorar las condiciones higiénicas de los enfermos, y sobre todo, que descendiera la estadística de las complicaciones y mortalidad. Su gran obra fue poner por escrito esas evidencias y trabajar por la formación y preparación de las personas que atendían a los enfermos. Hizo una especie de guía práctica, Notas de la Enfermería con el fin de “poner al enfermo en las mejores condiciones con respecto a la naturaleza y al medio”. En el momento actual, con tantos avances y medios tecnológicos, a veces nos olvidamos de la enseñanza que da la observación y el sentido común y aquellos primeros conocimientos elementales que nos trasmitió aquella gran maestra. Por más que los conocimientos y la evolución en el desarrollo de nuestra profesión hayan alcanzado niveles de mejora y calidad, no podemos olvidar las nociones más simples y Autora: Isabel Méndez Flórez – DUE – Madrid 1 de 6 elementales necesarias como fundamento en cualquiera de nuestros protocolos y cuidados de enfermería. Se cumple así aquél dicho popular: “la experiencia es la madre de la ciencia”. Yo añadiría: “la evidencia son los ojos de la ciencia”. ¿Acaso la observación no son esos ojos? Florence insistía a sus enfermeras en este fijarse para detectar cualquier problema o situación que se pudiera mejorar en beneficio del enfermo. En base a esto me animo a compartir con vosotros esta experiencia de varios años en el servicio de Extracciones así como de contacto con el enfermo en diversos servicios y circunstancias. SERVICIO DE EXTRACCIONES Aplicaremos la estrategia de la observación, a esta técnica de enfermería tan habitual como es una extracción de sangre en pacientes que se acercan a nuestro servicio para realizar los diferentes controles a petición de cualquier especialista. Todos hemos tenido alguna vez la experiencia de tener que hacer unos análisis de sangre. A quienes trabajamos en este servicio no nos pasa desapercibido el que haya un porcentaje de gente que lo pasa realmente mal. Y esto puede ser por varias causas: 1.- EL MIEDO: Es una especie de mal cuerpo, respeto, un no sé qué, que nos paraliza. Este miedo se refuerza si además hay antecedentes o experiencias negativas con relación a la vida pasada como malas experiencias vividas con anterioridad, haber estado enfermo, con controles frecuentes, tener malas venas, etc. Lo cierto es que la persona, lo pasa mal y te lo dice con expresiones como: “no miro porque no me gusta”, “me mareo si veo sangre”, “yo esto lo llevo muy mal”. A veces no te lo dicen explícitamente, pero se percibe su miedo en la forma de llegar, de sentarse, en sus ojos, etc . Es el lenguaje no verbal. Hay quien intenta disimular haciéndose el gracioso o con una risa nerviosa que puede terminar en mareo por hiperventilación. Hay personas que ya vienen muy predispuestas psicológicamente; al tener ellos miedo, pretenden que termines pronto, que les pinches donde ellos dicen; muestran a veces desconfianza hacia la enfermera-o estas personas a veces tienen mala suerte pues ese proceso de autosugestión, termina haciendo un cuadro vagal con vasoconstricción generalizada, hipotermia, sudoración, palidez y pérdida del conocimiento. Autora: Isabel Méndez Flórez – DUE – Madrid 2 de 6 Estadísticamente ese miedo se da en adultos de todas las edades y ambos sexos. La gente joven tiene mayor poder de autosugestión. En general, uno de cada 10 enfermos viene con miedo. ¿Qué podemos hacer cuando el miedo nos puede? La persona que se siente identificada con este cuadro de sintomatología, quisiera hacer algo, pero no sabe el qué; y cada vez lo lleva peor. Aunque él mismo se dé razones como: “es un momento”, “no duele tanto” etc, no le sirve. El motivo es muy lógico: el miedo es una reacción instintiva que pertenece a nuestro instinto de conservación. La persona intuye un peligro y se defiende con uñas y dientes; pero no es consciente de ello, porque eso no pasa por el intelecto, son reacciones neurovegetativas que vienen por médula espinal y se quedan a nivel de bulbo raquídeo. ¿Cómo defenderse entonces? Combatirlo desde el instinto. Yo les digo a los pacientes: ¿le gusta el teatro? La mayoría me responden afirmativamente. Pues imagínese que le toca hacer el papel de PASOTA; tomar una actitud como que te da todo igual…. Me llamaron la atención algunos chicos-as con síndrome de Down que se portan demasiado bien. Y un familiar comentó que una de las actividades que tenían era hacer simulacros de ir al Médico, o escenificar y representar los distintos papeles. Así se convierten estas prácticas en algo rutinario y sin mayor importancia. Se confirma así esta hipótesis; al tomar esa decisión de cierta despreocupación, tu cuerpo quita las alarmas y deja de estar a la defensiva. Logras así salir del problema, es como si el problema fuese de otro (en este caso, de tu brazo). La persona que se mete en este papel, al despreocuparse, se relaja y deja trabajar al profesional que es el responsable de realizar la extracción. Muchas personas que han seguido este consejo, les ha cambiado la vida, porque la angustia y preocupación por algo, no justificado, pasa una gran factura y ya bastante sufrimos por otras causas. Hay personas que no duermen la noche anterior. 2.- TENER MALAS VENAS Las personas cuando vienen a hacerse los análisis piensan que la enfermera-o lo es todo. Y no saben, que ellos pueden hacer mucho por ellos mismos y que la enfermera hace lo que puede con lo que le viene; porque realmente influye muy mucho cómo viene el paciente. En condiciones normales, influye el cómo vienen de hidratados y la temperatura de su cuerpo. O sea que está relacionado básicamente con haber bebido agua y con el vestido. Esto suele ser lo más frecuente, gracias a Dios. Hay pacientes difíciles para poder realizar dicha extracción de sangre; los diferentes problemas de salud que conllevan anorexia y deterioro generalizado, en que las malas condiciones del paciente en sí ya son una dificultad, y se percibe con sólo mirar los brazos: palidez, deshidratación y venas muy finas. Tratamientos y medicaciones que actúan como hipotensores, Otras personas tienen las venas muy castigadas por continuas pruebas, diálisis, citostáticos, tratamientos endovenosos varios, etc. Autora: Isabel Méndez Flórez – DUE – Madrid 3 de 6 Vienen pacientes “sin venas”, o con “una” exclusivamente, donde el mismo paciente te dice: “pínchame aquí”. (Antiguos drogodependientes) En estos casos los consejos antes mencionados se convierten casi en obligación, para favorecer al máximo la extracción. Venir el paciente en óptimas condiciones. Aconsejamos, que se puede beber agua, excepto si la prueba que se va a realizar lo requiere (en estos casos se suele avisar muy bien al enfermo), o si tiene luego el paciente otra prueba como un TAC, un quirófano, etc. La gente lo extraña pues EL AYUNO le interpretan como no tomar nada; y además se olvidan. Hay un dicho popular, que la gente mayor recuerda muy bien: “el agua no rompe el ayuno”; se refiere a cuando iban a Misa y se les exigía no tomar nada para recibir la Comunión (antes del Concilio Vat II). Y cuando la celebración era a media mañana, la gente se mareaba. Ahí se comenzó a poner por norma que sí se podía beber agua. ¿Acaso no es éste un dato de evidencia? El agua hace que el paciente venga en mejores condiciones, más valiente; las venas vienen más turgentes y perceptibles y se canalizan mejor. Tienen más presión de sangrado, y es más rápida la extracción. Esto tan simple se comprueba científicamente tomando la Tensión arterial antes y después de cinco minutos de haber bebido un vaso de agua. La T/A puede pasar de tener 60/40 mmHg en situación de mareo a tener 100/60 mmHg después de beber el agua. - También influye cómo viene vestido el paciente; cuando a las malas venas se suma el no haber bebido agua y además vienen los brazos “pálidos y fríos”, las venas suelen ser finas y se colapsan. Las venas son muy sensibles al calor y al frío. El calor es vasodilatador y el frío vasoconstrictor. . La piel en su función termorreguladora, mantiene la temperatura corporal gracias a la vasoconstricción-vasodilatación de los vasos sanguíneos, dependiendo de si el ambiente exterior es más frío o más cálido que la temperatura corporal. Simplemente cuidando no traer mucha superficie de nuestra piel al aire, o abrigándonos un poco más, las venas vienen en mejores condiciones. Esto se comprueba fácilmente si cualquiera de nosotros nos lavamos las manos, bien con agua fría, bien con agua caliente. No solamente comprobamos que todo nuestro cuerpo participa de esa temperatura, entramos en calor o nos quedamos helados, sino que lo podemos ver en el calibre que adquieren las venas de nuestras manos. Existen dos momentos en que esta situación es más evidente; en el mes de SeptiembreOctubre, antes de que pongan la calefacción, la mayoría de la gente viste ropa de verano, y a las 7 de la mañana, hace un poco de frío. Al venir en ayunas, la persona se queda aún más helada. Simplemente traer alguna prenda más calentita es suficiente, aunque la persona no tenga frío. Sucede algo parecido en la primavera, en el cambio de estación, cuando cambiamos el vestuario para ponernos prendas de primavera. Y también sucede en pleno verano cuando subimos al autobús que tiene el aire acondicionado. Con el frío las venas están más estenosadas, y ofrecen mayor dificultad; dificultad para canalizarlas; dificultad porque a veces no sangran como debieran, al tener los tubos hecho el vacío, se colapsan. Autora: Isabel Méndez Flórez – DUE – Madrid 4 de 6 En estas circunstancias es frecuente el mareo porque la sangre y la oxigenación de las células no llega a las partes distales del cuerpo. La gente joven, chicos-chicas de 15 a 25 años; si su constitución es menudita y tiene varios tubos para extraer, se suelen marear. En ellos se junta la auto sugestión, la sensibilidad al dolor, la hipovolemia y en ocasiones, una respiración más rápida que produce una hiperventilación. Se soluciona bebiendo agua con anterioridad, relajándose y respirando tranquilo, y si tiene miedo, motivarle a tomar “el papel de pasota”. Fumo un cigarro para relajarme. El tabaco es una sustancia nociva para el sistema circulatorio. La persona que de por sí ya tiene malas venas si fuma un cigarro, empeora la situación. La nicotina es un vasoconstrictor e influye negativamente, por poco que sea. Así pues, personas fumadoras que para relajarse o porque no lo saben, se fuman un par de cigarros, están entorpeciendo la extracción. Se da el caso de enfermos que vienen de Neumología con malas venas, son más quebradizas y cuesta canalizarlas. 3.- EL DOLOR El dolor es la respuesta de nuestro organismo ante una agresión, en este caso, un pinchazo en la piel, sin olvidar que justo debajo de la piel tenemos las fibras sensitivas. Existe todo un abanico de percepción de ese dolor; incluso en el mismo paciente, es diferente cada día, hay zonas más sensibles; influye nuestro estado de ánimo; el dolor es muy subjetivo. Mi experiencia en este servicio me ha enseñado que las embarazadas, los homosexuales, los jóvenes en general, son más sensibles al dolor, se enteran más. La explicación está en su cuadro hormonal. Por ejemplo, en las embarazadas su instinto de protección está a tope y el cuerpo se defiende como puede de cualquier agresión. La naturaleza está preparando a esta madre para cuidar y proteger a la vida que lleva dentro. Están hipersensibles y a ellas mismas les cuesta controlar sus emociones; que les resbalen las lágrimas a destiempo o que les moleste cualquier “tontería” de su pareja que en condiciones normales no sucede. El dolor es muy subjetivo; hay quien viene más predispuesto para sentirlo y hay quien viene un tanto despreocupado y le duele menos. Es cuestión de venir más relajado. 4.- LOS HEMATOMAS Después de la extracción de sangre, al extraer la aguja, se pone un algodón y se le dice al paciente: “presione aquí cinco minutos”. Todo el mundo lo sabe pero pocos lo realizan correctamente. Incluso hay pacientes que te avisan: “tomo sintrón” y ellos siempre relacionan el moratón del día después con “mira lo que me hicieron”. Nunca piensan que no hicieron correctamente lo de presionar el algodón. Si a todos los pacientes se lo decimos y lo dejamos a su responsabilidad, hay un sector que es necesario perder unos minutos con ellos explicándoselo para que lo hagan correctamente, por ejemplo los anticoagulados. Estos consejos son: - Presionar 5 min (de reloj) antes incluso de vestirse la manga. Hay quien tiene prisa, levanta el algodón y cree ya está; en ese caso, la vena sigue sangrado debajo de la piel y de ahí el hematoma. Autora: Isabel Méndez Flórez – DUE – Madrid 5 de 6 - Presionar con dos dedos exactamente en el lugar del pinchazo; de lo contrario es como no apretar. - Presionar sin movilizar; hay quien tiene prisa y para adelantar más agita la zona del algodón, sin darse cuenta de que está haciendo justo lo contrario, estimular a la vena y hacer que sangre más. Cuando la enfermera, por diferentes motivos, provoca el sangrado extravenoso, se lo comunica al paciente para que no le extrañe y le coloca si fuera necesario un hielo (vial S. Fisiológico frío), que inhibe el sangrado y soluciona bastante el posible hematoma. CONSEJOS PARA EL PACIENTE - Beber AGUA (excepto si tiene otra prueba que lo exija). - Venir un poco despreocupado, (PASOTA) que ayuda a relajarse. - Venir vestido con prendas cómodas de manipular, el CALOR favorece. - EVITAR FUMAR antes de la extracción si tiene malas venas. Es importante la EMPATÍA y confianza que logra la enfermera-o con el paciente para que éste acepte y entienda estos consejos. Todos estos consejos están basados en el sentido común y en la observación directa del paciente durante años de experiencia. Y como tales consejos dados por la enfermera en su puesto de trabajo, de forma personificada, la persona, el paciente, los debe aceptar y asumir con libertad, sabiendo que son para su beneficio. Habrá excepciones y casos en que no se puedan dar dichos consejos. Es por eso que no se pueden dar como normas generales. Por ejemplo, algo tan simple como beber un vaso de agua, un enfermo con hemiplejia tiene dificultades para la deglución y no es aconsejable. La enfermera-o, como buen profesional, es responsable y debe saber discernir estos casos. La enfermera tiene una función docente y educadora de la población; y estos consejos tan simples y sencillos pueden hacer posible que muchas personas para quienes un análisis de sangre es un mal trago, se convierta en una cosa más. NOTA: el contenido de este artículo es el trabajo personal de una enfermera basado en sus conocimientos y en años de experiencia en varios servicios. Son consejos sencillos que no implican riesgo. Pero siempre es la enfermera la responsable de la información dada y debe ser personalizada. Para los casos especiales o de riesgo de algún tipo (por ejemplo, hemofílicos), existen los Protocolos o diferentes formas de actuación según el caso. Bibliografía Nightigale, Florence. Notas de Enfermería. Pedraz Marcos, Azucena. El nacimiento de la Enfermería moderna. En Tribuna Sanitaria, Junio/2010 p. 13-15. Wikipedia: Florence Nightingale Autora: Isabel Méndez Flórez – DUE – Madrid 6 de 6