ACTUALIZACIÓN Manejo general y extrahospitalario del paciente con demencia J. Martínez de la Iglesiaa, C. Albert Colomerb, M. Borges Guerrab,c y V. Sánchez Méndezb a Centro de Salud Lucano. Distrito Sanitario de Córdoba. Córdoba. España. Unidad de Demencias. Servicio de Neurología. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba. España. cUnidad de Esclerosis Múltiple. Servicio de Neurología. Hospital Virgen Macarena. Sevilla. España. b Concepto La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que en el año 2030 la enfermedad de Alzheimer y otras demencias representarán, en los países ricos, la tercera enfermedad crónica en frecuencia1,2. Teniendo en cuenta que la prevalencia aumenta desde el 1%, en las personas entre 65 y 69 años, al 29% en los mayores de 90 años1,3,4, el mayor incremento se producirá fundamentalmente en los países industrializados5-8, ligado a la mayor esperanza de vida. En general, los pacientes con problemas de memoria suelen consultar inicialmente con el médico de Atención Primaria (MAP), siendo el papel fundamental de este tanto la detección precoz de los pacientes con deterioro cognitivo o demencia, como el de tranquilizar a aquellos otros sujetos que no presentan problemas de memoria patológicos. Igualmente, es papel del MAP el seguimiento de los pacientes con diagnóstico confirmado de demencia, identificar los efectos secundarios e interacciones de la medicación iniciada, la detección de las complicaciones en la evolución del proceso y, por último, y no menos importante, el abordaje familiar y del entorno social del paciente, así como el de facilitar las medidas de rehabilitación dirigidas a frenar el deterioro y evitar la marginación. Criterios de sospecha clínica Con frecuencia se confunden los conceptos de deterioro cognitivo y demencia, por lo que es interesante establecer la diferenciación entre ambos. El deterioro cognitivo define un grupo de trastornos que implican una disminución del rendimiento de, al menos, una PUNTOS CLAVE Concepto. Es papel del médico de Atención Primaria la detección precoz de pacientes con sospecha de demencia, así como el seguimiento de los que tienen un diagnóstico confirmado, con el objeto de identificar los efectos secundarios e interacciones de la medicación iniciada, la detección y el tratamiento de las complicaciones en la evolución del proceso y la coordinación en la atención socio sanitaria de estos pacientes. Despistaje de demencia. No existen datos suficientes para recomendar el despistaje sistemático de demencia en pacientes ancianos asintomáticos, pero se aconseja indagar sobre la presencia de alteraciones cognitivas ante la menor sospecha. Manifestaciones clínicas. El síntoma habitual por el que consultan los pacientes o los familiares del mismo es la pérdida de memoria, al que se pueden añadir otras manifestaciones clínicas de tipo cognitivo, psicopatológico, conductual y funcional. Cuestionarios de cribado. Ante la sospecha de una demencia, es aconsejable la aplicación de alguno de los cuestionarios de cribado que existen que, aunque no son diagnósticos, pueden servir para establecer la presencia de alteración cognitiva, determinar el área o áreas afectadas y evaluar la evolución. Tratamiento. El tratamiento específico y precoz de las complicaciones físicas, conductuales y psicológicas favorece el mantenimiento de la calidad de vida del paciente. El tratamiento específico de la demencia no modifica el curso de la enfermedad, pero puede mejorar o frenar de forma transitoria el deterioro cognitivo y las alteraciones de conducta. de las capacidades cognitivas (memoria, lenguaje, orientación, pensamiento abstracto, juicio, etc.) entorpeciendo la capacidad funcional del individuo9. Puede estar ocasionado por enfermedades psiquiátricas (depresión, psicosis o ansiedad), neurológicas (enfermedades cerebrovasculares, degenerativas, etc.), sistémicas (insuficiencia respiratoria, etc.), fármacos, consumo de sustancias tóxicas, traumatismos, etc. La demencia es un síndrome complejo plurietiológico que se caracteriza por un deterioro global y permanente de 5156 Medicine. 2011;10(76):5156-63 05 ACT76 (5156-5163).indd 5156 22/3/11 07:40:11 Manejo general y extrahospitalario del paciente con demenciA las funciones cognitivas, de origen orgánico y que no va acompañado de alteración del nivel de conciencia9,10. Uno de los síntomas necesarios para el diagnóstico de demencia es la aparición de una alteración o incapacidad funcional para la realización de las tareas habituales del sujeto (laborales, sociales, domésticas, etc.)11 que le impida cuidar de sí mismo por el deterioro o pérdida de las funciones mentales superiores. Otra entidad a tener en cuenta es la alteración de la memoria asociada a la edad (AMAE), que sería el deterioro progresivo normal del envejecimiento que se considera una pérdida similar a la de otras personas de la misma edad y que no afecta a la funcionalidad de la persona mayor. No existen datos suficientes para recomendar el despistaje sistemático de demencia en pacientes ancianos asintomáticos12, pero se aconseja indagar sobre la presencia de alteraciones cognitivas ante la menor sospecha, ya que hasta un 50% de los pacientes atendidos en Atención Primaria puede carecer de un diagnóstico correcto13. Los datos que sugieren un síndrome demencial son las quejas de memoria, la aparición de dificultades para desarrollar actividades de la vida diaria (comprar, cocinar, administrar dinero, etc.), cambios en la personalidad o la aparición de síntomas psiquiátricos o trastornos del comportamiento10. Es importante recordar que todas estas posibles alteraciones deben ser evaluadas en situaciones estables del paciente, ya que factores intercurrentes como un ingreso hospitalario reciente, la aparición reciente de una enfermedad grave, el fallecimiento de un familiar, la depresión, etc. pueden favorecer la aparición de forma transitoria de síntomas que semejen un síndrome demencial. En estos casos hay que ser cautos en el diagnóstico y, si es posible, reevaluar los síntomas pasado un tiempo. Hallazgos semiológicos y pruebas complementarias Aunque el síntoma más habitual por el que consultan los pacientes o los familiares del mismo es la pérdida de memoria, las manifestaciones clínicas pueden ser muy variadas según el tipo de demencia y el estado evolutivo de la misma. Las manifestaciones clínicas se pueden resumir en síntomas cognitivos, psicopatológicos, conductuales y funcionales (tabla 1)3,14. Los síntomas cognitivos aparecen siempre y pueden progresar de forma continuada. Los síntomas conductuales y psicopatológicos no siempre están presentes, sobre todo al inicio de la enfermedad, y si aparecen pueden ser limitados en el tiempo. Sin embargo, son frecuentes en algunos tipos de demencias, como la frontotemporal o la demencia con cuerpos de Lewy, pudiendo preceder a los síntomas cognitivos y orientando a estos diagnósticos. La repercusión funcional depende del estado evolutivo de la enfermedad, y determina la pérdida gradual de la habilidad para la realización de las distintas actividades de la vida cotidiana, afectándose primero aquellas más complejas9. El proceso diagnóstico del síndrome demencial debe seguir los siguientes pasos10: 1. Establecer la presencia de deterioro cognitivo. 2. Caracterizar este deterioro cognitivo como demencia. TABLA 1 Síntomas de demencia A. Síntomas cognitivos Trastornos de memoria Afasia (trastorno en comprensión/expresión del lenguaje) Apraxia (dificultad para realizar actos motores complejos) Agnosia (incapacidad de reconocer a través de los sentidos) Desorientación témporo-espacial Aprosexia (trastorno de la atención) Acalculia (dificultad para cálculos mentales) Pérdida de capacidad ejecutiva (incapacidad para ordenar una secuencia de actos) Alteración del pensamiento, capacidad de juicio y abstracción (incapacidad de “saber estar y comportarse”) Alteración de la capacidad de introspección B. Síntomas psicológicos Alteraciones del estado afectivo (tristeza, euforia, irritabilidad, labilidad afectiva, etc.) Alteraciones del contenido del pensamiento (ideas y/o interpretaciones delirantes) Alteraciones de la percepción (alucinaciones, ilusiones) Falsos reconocimientos e identificaciones Cambios de personalidad C. Síntomas conductuales Vagabundeo Inquietud, agitación psicomotriz Desmotivación Trastornos del sueño Alteraciones de la conducta alimentaria Comportamientos repetitivos Agresividad Conductas sexuales inapropiadas D. Síntomas funcionales Incapacidad para realizar tareas complejas (desadaptación sociolaboral) Dependencia para las actividades instrumentales de la vida diaria Dependencia para las actividades básicas de la vida diaria 3. Valorar el grado de repercusión funcional, familiar y social que representa (grado de gravedad). 4. Identificar el tipo de demencia (diagnóstico etiológico). En la figura 1 se establece el algoritmo a seguir ante una sospecha de demencia. El papel fundamental de la Atención Primaria es establecer de forma precoz una sospecha diagnóstica de demencia y también tranquilizar a los pacientes y familiares, en aquellos casos en los que no se encuentren datos suficientes para establecer una mínima sospecha. Para establecer la presencia de deterioro cognitivo, es aconsejable la aplicación de alguno de los cuestionarios de cribado que existen, de aplicación sencilla y rápida. Estos cuestionarios, aunque no son diagnósticos, pueden establecer no sólo la posible presencia de una alteración cognitiva, sino también el área o áreas más afectadas. Por otro lado, un resultado negativo o dudoso puede servir para evaluar la evolución de un déficit progresivo10. En la tabla 2 se presentan los diferentes cuestionarios de cribado más utilizados, con los datos de sensibilidad y especificidad. Los más utilizados en nuestro país son el Miniexamen Cognoscitivo (MEC) de Lobo y el Short Portable Mental Status (SPMSQ) de Pfeiffer. El MEC (en sus versiones de 35 y 30 preguntas) es la adaptación a la población española del Medicine. 2011;10(76):5156-63 5157 05 ACT76 (5156-5163).indd 5157 22/3/11 07:40:12 Enfermedades DEL SISTEMA NERVIOSO Pérdida de memoria y otras alteraciones cognitivas Historia con el paciente y un informador fiable Sospecha de enfermedad psiquiátrica No Sí Cuestionario GDS, entrevista de depresión ¿Inicio agudo, curso fluctuante, nivel de conciencia alterado, +/- fiebre, +/-cirugía, +/- cambio medicación? – + Iniciar tratamiento y/o derivación a psiquiatría No mejoría Sí Delirium: examen clínico y tratamiento No ¿La alteración cognitiva interfiere con el funcionamiento y supone un declive? Probable demencia: Examen médico, exploración neurológica y SPMSQ/MEC No demencia o AMAE Reevaluación en 6-12 meses Pruebas complementarias: Analítica, TAC, RNM… Normal (salvo atrofia en la TAC): Demencia primaria Anomalía: Demencia secundaria Inicio gradual, curso progresivo: EA Reversible: tratamiento Trastorno motor y/o psiquiátricos: DCL/DP Inicio brusco y 70 curso escalonado: DV Fig. 1. Árbol de decisiones ante la sospecha de una alteración cognitiva. AMAE: alteración de memoria asociada a la edad; DCL: demencia con cuerpos de Levy; DP: demencia por enfermedad de Parkinson; DV: demencia vascular; EA: enfermedad de Alzheimer; MEC: Miniexamen cognoscitivo; RNM: resonancia nuclear magnética; SPMSQ: Short Portable Mental Status Questionnaire; TAC: tomografía axial computarizada. Modificada de Martín Carrasco M, et al10 y Castro C, et al27. Minimental State Examination (MMSE) de Folstein, el más utilizado a nivel internacional. Todos ellos tienen un tiempo breve de administración (unos 5-10 minutos), son fáciles de aplicar y corregir, y son muy útiles para establecer una aproximación objetiva a una posible alteración cognitiva. El SPMSQ, aunque explora menos áreas, presenta la ventaja de ser más corto, dar menos falsos positivos que el MMSE/MEC en poblaciones de bajo nivel de educación22 y ser de muy fácil aplicación incluso para realizarlo en el domicilio del paciente sin ninguna infraestructura. Además de completar alguno de estos cuestionarios, es conveniente recoger información sobre síntomas depresivos 5158 Medicine. 2011;10(76):5156-63 05 ACT76 (5156-5163).indd 5158 22/3/11 07:40:12 Manejo general y extrahospitalario del paciente con demenciA TABLA 3 TABLA 2 Cuestionarios para el cribado de demencia más utilizados Cuestionario Pruebas analíticas en el estudio de la demencia Hemograma Sensibilidad Especificidad 79% 95% Miniexamen Cognoscitivo (MEC de Lobo)16 89,8% 83,9% Short Portable Mental Status Questionnaire (SPMSQ)17 85,7% 79,3% Pruebas de función tiroidea Prueba cognitiva de Leganés18 93,9% 94,7% Ácido fólico Test del dibujo del reloj19 79% 82% Serología lues Set-test de Isaacs20 79% 82% Serología del VIH Test del informador (IQCODE)21 86% 91% VIH: virus de la inmunodeficiencia humana. Minimental State Examination (MMSE)15 Velocidad de sedimentación globular Bioquímica: glucemia, urea, creatinina, iones, calcio, transaminasas Vitamina B12 Esquema de seguimiento a través de la escala de depresión de Yesavage23, o alguna otra similar, para tener en cuenta una posible alteración cognitiva en relación con un cuadro depresivo que puede modificarse con el tratamiento del mismo. Igualmente, es conveniente valorar la capacidad para desarrollar el paciente las actividades de la vida diaria instrumentales y básicas, mediante los cuestionarios de Lawton y Brody24 y Barthel25, respectivamente. Es indispensable, siempre y cuando sea posible, incluir a familiares o allegados en el proceso de recogida de información, tanto para contrastarla y ampliarla, como para, en el caso de que se confirme el diagnóstico de deterioro cognitivo o demencia, iniciar la alianza de trabajo que permita establecer la planificación de los cuidados que el paciente va a necesitar a lo largo de su evolución. Un resultado positivo de alguno de estos cuestionarios hace sospechar que el paciente presente una alteración cognitiva. El siguiente paso sería la solicitud de un estudio analítico para descartar posibles alteraciones que pueden inducir una alteración de este tipo. En la tabla 3 se reflejan las determinaciones analíticas necesarias habitualmente recomendadas. Existe gran controversia entre las diferentes revisiones y guías clínicas respecto a las pruebas precisas en el estudio inicial de una demencia26. Si no se dispone de datos analíticos recientes, se recomienda solicitar un hemograma y bioquímica completa, incluyendo calcemia y hormonas tiroideas10,26. La vitamina B12 y el ácido fólico se debe solicitar en pacientes mayores de 65 años, y en aquellos con sospecha de déficit de estas sustancias (anemia macrocítica o con alteración de la sensibilidad vibratoria o marcha anormal). La serología para el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y luética sólo está indicada si existen antecedentes de riesgo o clínica sugerente de estas infecciones26. En ocasiones es necesario añadir otras pruebas complementarias (electrocardiograma, radiología de tórax, punción lumbar, etc.) si existe una sospecha clínica que justifique su realización26. Una vez realizada esta primera aproximación al paciente con alteración cognitiva y ante la sospecha de una demencia, se aconseja realizar una prueba de imagen estructural (tomografía axial computarizada [TAC] o resonancia magnética [RM]), para detectar el grado y distribución de la atrofia cerebral, posibles lesiones residuales vasculares y descartar otras posibles etiologías tratables sugeridas por la historia clínica (hematoma subdural, hidrocefalia, etc.)12,26,27. El proceso de seguimiento viene condicionado por las características de la demencia28: 1. Evolución prolongada. Las estructuras asistenciales deben prever el contacto del enfermo con las mismas durante mucho tiempo, intentando anticiparse a sus necesidades. 2. Sintomatología y nivel funcional cambiante. La enfermedad presentará durante su evolución síntomas variados (cognitivos, psiquiátricos, neurológicos y de deterioro funcional) precisando en cada momento diferentes necesidades asistenciales. Además, la capacidad de comunicación del paciente, tanto verbal como no verbal, va a sufrir una merma progresiva, obligando a cuidadores y clínicos a detectar sus necesidades o sus problemas a partir de cambios en el comportamiento, o en ocasiones mediante la realización de pruebas complementarias (radiografías ante un dolor inespecífico, analítica ante la sospecha de una infección, etc.). 3. Pluripatología. Al asociarse a pacientes de edad elevada, es muy habitual la presencia de pluripatología y complicaciones de la misma. Igualmente, esto condiciona un gran consumo de fármacos y potencialmente interacciones entre los mismos y posibles efectos secundarios. 4. Tratamiento específico de la demencia, más eficaz cuanto más precoz se establezca. 5. Repercusión de la enfermedad sobre los cuidadores. 6. Aspectos ético-legales. La pérdida de competencia que va apareciendo en la evolución de la enfermedad, y la posible aparición de síntomas psiquiátricos, pueden plantear en ocasiones dilemas ético-legales que deberán ser abordados eficazmente. En el seguimiento del paciente diagnosticado de demencia es fundamental la coordinación de los diferentes profesionales de Atención Primaria (médico, enfermera, asistente social, etc.) ya que la atención de estos pacientes requiere de una adecuada coordinación multiprofesional. Inicialmente, debería plantearse realizar una valoración geriátrica integral, donde se consideren aspectos físicos, psíquicos, sociales, familiares y económicos con el objeto de poder tener información sobre: 1. Apoyo familiar y social, identificando al cuidador/es principales. Es fundamental que los cuidadores conozcan el proceso de la enfermedad y los cambios que se van a producir en el paciente, ya que ellos podrán aportar información trascendente que permita evaluar la evolución de la enfermedad y establecer la estrategia más adecuada. Igualmente, Medicine. 2011;10(76):5156-63 5159 05 ACT76 (5156-5163).indd 5159 22/3/11 07:40:13 Enfermedades DEL SISTEMA NERVIOSO el conocimiento por parte de los cuidadores de lo que es la enfermedad puede favorecer el mejor cuidado del paciente. También es conveniente prevenir la sobrecarga del cuidador principal. 2. Patología física asociada. Evaluar la situación física del paciente y las patologías de base ayuda a mantener estable al paciente y a prevenir posibles descompensaciones que pueden empeorar la evolución. 3. Tratamientos farmacológicos. Vigilar efectos secundarios e interacciones. Prescindir de aquellos innecesarios y sopesar la necesidad de aquellos otros que pueden empeorar la función cognitiva. 4. Lugar de residencia. Aconsejar cambios en la vivienda, cuando sean necesarios, para adecuarla al estado del paciente (ducha, iluminación, barreras arquitectónicas, etc.). Manejo de los problemas físicos, conductuales y psicológicos de las demencias Problemas físicos En general, el manejo de la patología crónica del paciente con demencia no difiere sustancialmente del de los pacientes ancianos sin demencia. El control de la hipertensión arterial, diabetes, cardiopatía, fibrilación auricular, etc. es similar al de la población general29. Únicamente hay que hacer hincapié de nuevo en la adaptación del seguimiento de estas patologías al estado del paciente. Por otro lado, hay que recordar la precaución a la hora de instaurar o mantener tratamientos que pueden provocar efectos secundarios o interacciones farmacológicos que interfieran en la evolución de la enfermedad. Caídas Los pacientes con demencias presentan mayor riesgo de caídas (incidencia del 40-60%), y en el 25% de las mismas se produce una fractura de cadera como complicación29. Aunque alguno de los factores implicados en el aumento de incidencia de las caídas son difíciles de corregir (afectación de órganos de los sentidos, disminución en la percepción del riesgo y limitación funcional por parte del paciente, alteración del sistema piramidal, trastornos conductuales, etc.), otros pueden intentarse corregir, como la reducción de psicofármacos, la modificación de barreras arquitectónicas y la mejora de la funcionalidad del paciente. Incontinencia urinaria En los pacientes con demencia existe incontinencia urinaria en el 47-84% dependiendo de que residan en su domicilio o en una institución30. El abordaje de este problema es complejo, y pasa por una evaluación inicial para descartar posibles problemas tratables (infección urinaria, impactación fecal, retención urinaria, fármacos, delirium, etc.). La intervención con medidas de reentrenamiento vesical, micción temprana y programada, ensayos con utilización de calcioantagonistas o agonistas alfa-adrenérgicos o finalmente la utilización de absorbentes29 depende del estado del paciente y la colaboración del cuidador. Estreñimiento Factores como la inmovilización, la dieta inadecuada, la utilización de algunos fármacos (diuréticos, hierro, opiáceos, antiácidos con magnesio, algunos calcioantagonistas, etc.) favorecen el estreñimiento. La modificación de alguno de estos factores, junto a medidas dietéticas y farmacológicas puede corregir el estreñimiento. Dolor En estos pacientes el dolor es una causa habitual de deterioro funcional y puede presentarse como agitación, retraimiento social u otros cambios en la conducta30. En pacientes con demencia avanzada es complicado evaluar este síntoma, siendo útil la percepción del cuidador y los cambios de conducta, en la expresión facial del paciente o verbalizaciones (gritos, suspiros, gemidos, gruñidos, etc.). Se han elaborado diferentes escalas que pueden ser útiles para valorar el dolor en pacientes con demencia30. Infecciones intercurrentes El paciente con demencia presenta una mayor predisposición a infecciones, fundamentalmente respiratorias y urinarias. Esta complicación es más trascendente en las demencias avanzadas, siendo la neumonía la causa más habitual de muerte de estos pacientes30. El uso de antibióticos en enfermos con deterioro cognitivo grave ha demostrado una efectividad limitada en la supervivencia de los mismos31. Problemas conductuales y psicológicos Se desconoce la prevalencia de los síntomas conductuales y psicológicos de las demencias, al no existir ningún estudio longitudinal con un número suficiente de pacientes32, aunque algún estudio indica que al menos el 80% de los pacientes con demencia presenta algún síntoma de este tipo en la evolución de la enfermedad33. De cualquier forma, su tratamiento adecuado disminuye la incapacidad del paciente, el trabajo del cuidador y mejora la calidad de vida del enfermo. Los síntomas psiquiátricos y las alteraciones de conducta provocan más angustia en el paciente que los síntomas cognitivos. Esta angustia se extiende a los cuidadores, dificultando su trabajo. Son una de las principales causas de ingreso tanto en residencias como en el hospital34. Su tratamiento conlleva efectos secundarios que pueden causar complicaciones (caídas, parkinsonismo, etc.), por lo que es esencial su detección precoz y abordaje adecuado. Los síntomas psiquiátricos en las demencias suelen aparecer agrupados de manera distinta a como lo hacen en las enfermedades psiquiátricas primarias. Además, pueden fluctuar y desaparecer espontáneamente, aunque tienden a recidivar. Un paciente que haya presentado síntomas psicóticos al inicio del trastorno es probable que vuelva a presentarlos en el curso de su evolución, y lo mismo puede suceder con el resto de los síntomas34. 5160 Medicine. 2011;10(76):5156-63 05 ACT76 (5156-5163).indd 5160 22/3/11 07:40:13 Manejo general y extrahospitalario del paciente con demenciA En todos los casos, antes de iniciar un tratamiento farmacológico es necesario investigar sobre posibles causas que puedan originar los síntomas (enfermedades intercurrentes, fármacos, cambios en las rutinas del paciente, etc.) para intentar modificarlas. Si a pesar de todo persiste la clínica o esta es suficientemente importante para precisar de forma precoz un tratamiento, es necesario considerar previamente una serie de puntos32: 1. Retirar los fármacos no imprescindibles. 2. Conocer los efectos secundarios de los fármacos prescritos y valorar las interacciones farmacológicas. 3. Evaluar periódicamente (6-8 semanas) la reducción/ retirada de los fármacos prescritos para los síntomas, evitando mantener de forma indefinida tratamientos prescritos para síntomas concretos. 4. Registrar el efecto positivo y negativo de los psicofármacos prescritos en la historia clínica (evitará cometer errores en el futuro). 5. Informar a la familia de que en ocasiones es necesario “probar” más de un fármaco y en dosis crecientes, hasta conseguir controlar los síntomas. 6. En principio desaconsejar la automedicación. Con respecto a los psicofármacos, se debe tener en cuenta iniciarlos con dosis bajas, efectuar incrementos pequeños, mantener la menor dosis efectiva, retirarlos también de forma lenta cuando se considere que no son necesarios y volver a utilizar los que previamente han resultado eficaces. A continuación, abordaremos el tratamiento específico de los síntomas más habituales: Depresión Los síntomas depresivos pueden ser una de las manifestaciones clínicas del proceso neurodegenerativo que lleva a la demencia, una reacción a la percepción del deterioro incipiente por parte del paciente, un efecto secundario de determinados fármacos o un nuevo episodio si el paciente ha padecido un trastorno depresivo previo. En cualquier caso, es más frecuente encontrar síntomas depresivos que un episodio depresivo completo35. La depresión, a su vez, cursa con un deterioro de las funciones mentales como la memoria, que en ancianos puede hacer pensar en una demencia cuando esta no se ha establecido. Son los casos denominados seudodemencia depresiva, aunque también pueden aparecer en otras patologías psiquiátricas diferentes de la depresión. La incongruencia de los resultados en la exploración neuropsicológica orienta hacia el diagnóstico, y este se puede confirmar si mejora la función cognitiva tras resolverse el cuadro depresivo. La elección del antidepresivo para los pacientes afectados de demencia no difiere de la población general para el mismo grupo de edad. Como en el resto de los psicofármacos, hay que tener en cuenta el perfil de efectos secundarios e interacciones, dado que suelen darse en pacientes polimedicados y con mayor tendencia a presentar reacciones adversas. En general, se considera que el grupo de inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) junto a los inhibidores de la recaptación de la serotonina y noradrenalina (IRSN) son los fármacos mejor tolerados36. Ansiedad Los síntomas de ansiedad pueden aparecer de forma aislada, pero es frecuente que lo hagan junto a síntomas depresivos y psicóticos y, en muchas ocasiones, como consecuencia de estos. También acompañan, y es difícil su delimitación, a la inquietud motora y la agitación. Son fuente de angustia para el paciente y los cuidadores, y deben ser abordados para que no progresen. Si la ansiedad es aguda, pueden utilizarse dosis bajas de benzodiacepinas, evitando mantenerlas en periodos largos por su efecto negativo sobre la memoria, la confusión que pueden producir y el riesgo de caídas y fracturas. En ocasiones, se observa un efecto paradójico, provocando un aumento de la ansiedad37. Se considera que loracepam y oxacepam son las benzodiacepinas cuyo metabolismo se ve menos afectado por los cambios ligados a la edad34. Cuando los síntomas de ansiedad son persistentes, deben abordarse con la indicación de ISRS, trazodona o antipsicóticos en dosis bajas, sobre todo si se acompañan de agitación37. Trastornos del sueño El insomnio es el principal trastorno del sueño en las demencias. Casi siempre va ligado a otros síntomas como depresión, ansiedad, agitación y síntomas psicóticos. Es frecuente encontrar que el paciente insomne duerma durante el día, ya sea por cansancio, falta de estimulación o excesiva sedación farmacológica, con el resultado de una inversión del ritmo sueño-vigilia más que un auténtico insomnio. Por eso es imprescindible tratar el insomnio con medidas ambientales no farmacológicas a la vez que estas. Medidas no farmacológicas. Establecer unos horarios regulares de acostarse y despertarse, no quedarse en la cama para actividades distintas de dormir, estimulación diurna para evitar periodos de sueño, ejercicio diario, evitar bebidas excitantes desde varias horas antes de acostarse, mantener unas condiciones mínimas de confort en el dormitorio, como temperatura adecuada, silencio e iluminación suave si presenta episodios confusionales nocturnos. Medidas farmacológicas. Si a pesar de ello es necesario el tratamiento farmacológico, debe, como siempre, utilizarse el menor número de fármacos. Pueden utilizarse benzodiacepinas de vida media intermedia o hipnóticos no benzodiacepínicos como el zolpidem y la zoplicona. Evitar siempre las benzodiacepinas de vida media larga por su efecto acumulativo. Si el insomnio tiene poco tiempo de duración, establecer una pauta no superior a un mes, y si es crónico de 3-4 meses, con una retirada lenta y gradual, combinándolo con medidas higiénicas. Cuando el insomnio se acompaña de agitación, depresión o no son aconsejables las benzodiazepinas, es muy útil la trazodona. En este caso, se deben seguir las mismas pautas de inicio y mantenimiento citadas anteriormente, vigilando estrechamente el riesgo de caídas por la hipertensión ortostática que puede producir. En otras ocasiones, cuando el insomnio forma parte de un síndrome depresivo, mejora o remite al restaurar el estado de ánimo. Medicine. 2011;10(76):5156-63 5161 05 ACT76 (5156-5163).indd 5161 22/3/11 07:40:14 Enfermedades DEL SISTEMA NERVIOSO TABLA 4 Antipsicóticos utilizados habitualmente en la demencia Presentación oral Haloperidol 1 gota = 0,1 mg Dosis habitual (mg/día) Efectos secundarios Hipotensión Efectos extrapiramidales Efectos anticolinérgicos 0,5-3 mg + ++ ++++ – Evitar pautas prolongadas en pacientes con síntomas extrapiramidales o depresión 0,5-1,5 mg ++ + + – Precaución en pacientes tratados con antihipertensivos Comprimidos de 10 mg Risperidona Solución: 1 mg/ml Comprimidos de 1 y 3 mg Quetiapina Comprimidos de 25, 100 y 200 mg Observaciones Sedación Los efectos extrapiramidales pueden aparecer con dosis altas o períodos prolongados 50-200 mg + + – + De elección en enfermedad de Parkinson y en pacientes con facilidad para presentar efectos extrapiramidales 5-10 mg + + + + Evitar en diabetes y dislipemias Comprimidos Prolong de 50, 200, 300 y 400 mg Olanzapina Comprimidos de 2,5, 5, 7,5 y 10 mg Comprimidos Velotab de 5,10 y 15 mg Ziprasidona Cápsulas de 20, 40, 60 y 80 mg No está autorizado su uso en pacientes con demencia por la Agencia Española del Medicamento 40-100 mg Síntomas psicóticos, agitación y agresividad Las ideas delirantes aparecen con frecuencia en la enfermedad de Alzheimer y en la demencia con cuerpos de Lewy. Las alucinaciones son frecuentes en la demencia con cuerpos de Lewy y en la demencia vascular si se han afectado estructuras que atañen al sistema visual34. Las ideas delirantes en las demencias son, a diferencia de lo que ocurre en las psicosis primarias, muy simples y poco estructuradas. Es frecuente que, sobre todo al principio de la enfermedad, sean la forma más simple de dar una explicación a las pérdidas ocasionadas por los olvidos: si no lo encuentro alguien me lo ha quitado. La agitación y la agresividad pueden derivar de la actividad psicótica del paciente, como ocurre en los episodios confusionales, pero también pueden proceder de una retirada brusca de psicofármacos o ser un efecto adverso de estos. Este conjunto de síntomas puede mejorar con el uso de anticolinesterásicos38, pero la gravedad de los síntomas y la angustia que provocan en el paciente y en los cuidadores hacen necesaria la utilización de psicofármacos de efecto mucho más rápido. El tratamiento de elección son los antipsicóticos atípicos por su menor riesgo de efectos secundarios de tipo extrapiramidal y anticolinérgico que los neurolépticos clásicos (tabla 4). En los últimos años existe la controversia sobre si su uso puede favorecer la aparición de accidentes vasculares y aumentar la mortalidad. Los resultados de los estudios consultados son contradictorios39,40. En general, se aconseja utilizarlos extremando la prudencia, iniciándolos en dosis bajas y con aumento lento. Se recomienda mantener la dosis mínima eficaz por un periodo de seis a doce semanas como máximo, e intentar la reducción también lentamente. Además de los antipsicóticos, algunos antidepresivos de perfil serotoninérgico como citalopram y trazodona se han mostrado eficaces para tratar la agitación en pacientes con demencia34. + + + + Menor riesgo de hipotensión y mejor perfil metabólico Aspectos prácticos del manejo terapéutico Los tratamientos actuales con inhibidores de la colinesterasa (tacrina, donepecilo, rivastigmina y galantamina) han demostrado mejorar los síntomas cognitivos, funcionales y conductuales en la enfermedad de Alzheimer en estadios leves-moderados41, si bien hay que tener presente que no modifican el curso de la enfermedad10. La magnitud de la eficacia promedio es modesta (se calcula un retraso en la progresión de la evolución de entre 2 y 7 meses)42. No hay evidencia en la mejoría de la calidad de vida, por lo que la relación coste-beneficio sigue siendo controvertida27, si bien pueden conseguir un beneficio añadido derivado del retraso en la institucionalización41. Estos fármacos son de prescripción hospitalaria, por lo que la indicación del tratamiento debe ser realizada por un especialista hospitalario (en algunas comunidades sólo lo pueden prescribir neurólogos), aunque el seguimiento y control de posibles efectos secundarios suelen corresponder a los facultativos de Atención Primaria. La guía NICE12 recomienda establecer el tratamiento cuando la puntuación del MMSE se encuentre entre 10-20 puntos, y proseguir el tratamiento si no aparecen efectos secundarios y mientras el MMSE se mantenga superior a 10 puntos. La eficacia de los anticolinesterásicos debe ser comprobada de forma individual una vez alcanzada la dosis terapéutica y tras 6 meses de mantenimiento de los mismos. Se debe valorar el mantenimiento del fármaco únicamente si la función cognitiva se mantiene estable o ha mejorado en los cuestionarios cognitivos27. Los efectos secundarios de estos fármacos aparecen en alrededor del 15% de los pacientes tratados. Estos efectos son mediados por la vía colinérgica (náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, anorexia, fatiga, bradicardia, etc.) 5162 Medicine. 2011;10(76):5156-63 05 ACT76 (5156-5163).indd 5162 22/3/11 07:40:14 Manejo general y extrahospitalario del paciente con demenciA y suelen ser leves y reversibles. Se puede reducir su aparición administrándolos con las comidas. La memantina es un antagonista no competitivo de los receptores NMDA (N-metil-D-aspartato). Ha sido aprobado su uso en los casos moderados, graves y moderadamente graves. tia in elderly people with low educational level. Int J Geriatr Psychiatry. 2003;18:925-36. 19.���������������������������������������������������������������������� Cacho J, García-García R, Arcaya J, Vicente JL, Lantada N. Una propuesta de aplicación y puntuación del test del reloj en la enfermedad de Alzheimer. Rev Neurol. 1999;7:648-55. 20. Isaacs B, Kennie AT. The set test as an aid to the detection of dementia in old people. 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