3. Tratamiento de la diabetes - La seguridad cardiovascular de los antidiabéticos. - El dilema de la selección del fármaco antidiabético. Introducción. - Estrategia terapéutica: metformina; 2º paso (relevancia de la intervención del cardiólogo). LA SEGURIDAD CARDIOVASCULAR DE LOS ANTIDIABÉTICOS INTRODUCCIÓN Más que una simple alteración en el metabolismo de la glucosa, la diabetes mellitus es una entidad heterogénea compleja que comprende otra serie de anormalidades en el metabolismo lipídico, disfunción endotelial, cambios microvasculares y aterosclerosis acelerada. Solo mediante una correcta atención y control del perfil cardiovascular global, teniendo en cuenta no sólo la hiperglucemia sino también la hipertensión y la dislipemia, se puede esperar conseguir un mejor pronóstico de los pacientes con DM2. El crecimiento del armamentarium terapéutico para el tratamiento de la DM ha sido exponencial en los últimos años. Por otra parte, la preocupación por la seguridad cardiovascular de tanto los antidiabéticos orales clásicos como los recientes es un tema de reciente actualidad, que ha obligado a intervenir a las agencias reguladoras, fundamentalmente la EMA y la FDA, en el sentido de tener, a la hora de analizar los datos para la aprobación de los mismos, la suficiente información. Por ello, uno de los compromisos recientes en el desarrollo clínico de los nuevos hipoglucemiantes es la realización, postaprobación, de largos estudios con objetivos cardiovasculares una vez demostrada su eficacia en el control de la DM, basada en el descenso de la A1C. IMPLICACIONES DE TRATAMIENTO: CONCEPTO DE BENEFICIO CLÍNICO NETO (EFICACIA/SEGURIDAD) El criterio principal de valoración de los tratamientos de la DM2 ha sido siempre la reducción en los niveles en sangre de hemoglobina glicosilada (HbA1c). Niveles altos de HbA1c están fuertemente asociados con complicaciones microvasculares como retinopatía, nefropatía y neuropatía. Un incremento de un 1% en los niveles de HbA1c se asocia a un incremento del 18% en el riesgo de eventos coronarios y de un 12 a un 14% en el riesgo de muerte 1,2. Además, los estudios han evidenciado que una reducción en los niveles de HbA1c se traduce en una disminución de las complicaciones microvasculares. Por ello, las estrategias de tratamiento actuales están dirigidas a la consecución de niveles normalizados de HbA1c. Sin 21 embargo la reducción de la HbA1c no ha demostrado una disminución de las complicaciones macrovasculares 3,4 . Mientras que la ausencia de un efecto sobre las complicaciones macrovasculares podía ser contemplado como una desafortunada limitación de los actuales tratamientos antidiabéticos, una serie de estudios en los últimos años han mostrado que los nuevos antidiabéticos reducen la HbA1c pero, paradójicamente, incrementan los eventos cardiovasculares (infarto o insuficiencia cardiaca) y la mortalidad. EFICACIA DE LOS ANTIDIABETICOS ORALES (RESUMEN) Este punto será desarrollado más extensamente en otro de los capítulos; no obstante, es necesario hacer una breve reseña, con el fin de valorar posteriormente la seguridad de los mismos y, consecuentemente, el beneficio clínico neto, que consiste en realizar el balance clínico entre eficacia y seguridad. En el momento del diagnóstico las recomendaciones de tratamiento son modificaciones en el estilo de vida (dieta, ejercicio…) y el inicio de tratamiento se determina con un antidiabético oral en monoterapia. En los no respondedores, para conseguir un control glucémico óptimo, las combinaciones de agentes con mecanismos de acción diferentes y complementarios son necesarias. La metformina y las sulfulfonilureas (SU) son los pilares actuales del tratamiento de la DM2 y representan los agentes hipoglucemientes orales más utilizados. En los últimos años, se dispone de una gran variedad de antidiabéticos orales que incluyen las glitazonas, las glinidas, los inhibidores de la alfaglicosidasa, los análogos de amilinas, los inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP-IV), los agonistas del péptido glucagón tipo 1 (GLP-1), facilitando al prescriptor un gran arsenal terapéutico. Medicamentos tradicionales, como son la metformina y las SU, han establecido su perfil de seguridad con su amplio uso. La mayoría de los efectos adversos de estos medicamentos son predecibles. Sin embargo, con los nuevos agentes no se dispone de experiencia de uso tan prolongada o ensayos clínicos a largo plazo, y se han notificado algunos efectos adversos graves (cardiovasculares y osteoporosis severa) con varios de estos agentes. Hasta que los datos de calidad estén disponibles, es difícil evaluar la relación riesgo-beneficio en comparación con los medicamentos tradicionales. Igualmente, la disponibilidad de nuevas opciones de tratamiento requiere de un conocimiento profundo de comorbilidades crónicas (insuficiencia renal/hepática) que frecuentemente se asocian a la enfermedad coronaria, dado que éstas pueden incrementar los efectos adversos asociados con el tratamiento antidiabético. 22 TABLA: ANTIDIABÉTICOS ORALES Indicación Sulfonilureas Biguanidas Déficit de insulina Hiperglucemia posprandial Hiperglucemia basal Hiperglucemia basal Resistencia a la insulina Mecanismo de acción Estimulación liberación de insulina Ventajas Inicio de acción rápido Efectos adversos Hipoglucemia, ganancia de peso, náuseas, rash cutáneo Limitaciones de uso Insuficiencia renal Inhibición de la liberación de glucosa hepática, mejorar la sensibilidad a la insulina Estimulación liberación de insulina Modesta pérdida de peso y disminución del LDL colesterol Náusea, diarrea, acidosis láctica en raras ocasiones Insuficiencia renal Insuficiencia hepática Insuficiencia cardiorrespiratoria Inicio de acción rápido Insuficiencia hepática Mejoran la sensibilidad de la insulina, inhibición de la liberación de la glucosa hepática Inhibe la absorción de carbohidratos Pueden aumentar ligeramente el HDL colesterol Hipoglucemia severa, ganancia de peso, náusea, dolor de espalda, cefalea Insuficiencia cardiaca, ACVA, enfermedad hepática, infarto No hay ganancia de peso Dolor gástrico, flatulencia, diarrea Insuficiencia hepática Infección del tracto respiratorio superior, dolor de garganta, cefalea, inflamación pancreática (sitagliptina, linagliptina) Náusea, diarrea, cefalea, irritación en el sitio de la inyección, inflamación pancreática, cáncer de tiroides Insuficiencia renal DM1 Cetoacidosis diabética Glinidas (nateglinida, repaglinida) Hiperglucemia pospandrial Déficit de insulina Glitazonas (pioglitazona, rosiglitazona) Hiperglucemia basal Resistencia a la insulina Inhibidores alfaglucosidasa (acarbosa, miglitol) Inhibidores de DPP-4 (saxagliptina, sitagliptina, linagliptina) Hiperglucemia pospandrial Déficit de insulina Efecto incretina Estimulación liberación de insulina, inhibición de la liberación de la glucosa hepática No hay ganancia de peso Agonistas del receptor GLP-1 (exenatida, liraglutida) Efecto “incretina” glucosa dependiente Reduce la secreción de glucagón, incrementa la secreción de insulina, enlentece el vaciado gástrico Pérdida de peso Insuficiencia hepática Insuficiencia cardiorrespiratoria Insuficiencia renal DM1 Cetoacidosis diabética 23 BIGUANIDAS (METFORMINA) Eficacia La metformina reduce los niveles de glucosa mediante la supresión de la neoglucogénesis hepática y la estimulación de la captación periférica de la glucosa por los tejidos (principalmente el músculo esquelético) en presencia de insulina, y disminuye la absorción de glucosa a nivel intestinal. Actualmente es la única biguanida disponible, después de que la fenformina y buformina fueran retiradas por su asociación con la aparición de acidosis láctica. El estudio UKPDS demostró que la metformina se asociaba con una reducción del riesgo de un 32% (IC 95% 13-47%) de cualquier evento micro-macrovascular relacionado con la diabetes en comparación con la insulina y las SU (clorpropamida o glibenclamida) en pacientes obesos. Igualmente, se objetivó una reducción del 42% (IC 95% 9-63%) en las muertes relacionadas con la DM y una reducción del 36% (IC 95% 9-55%) en la mortalidad por cualquier causa 5. Por tanto, y siguiendo el último consenso de la American Diabetes Association (ADA)/ European Association for the Study of Diabetes (EASD), la metfomina está recomendada en el tratamiento de primera línea en pacientes con DM2, sin renunciar a los más que demostrados beneficios de un adecuado programa de dieta y ejercicio en el control glucémico del paciente diabético. Las únicas limitaciones de uso serían, en pacientes con insuficiencia renal, la hepatopatía crónica, la acidosis metabólica y las situaciones con riesgo de hipoxemia por el mayor riesgo de acidosis láctica. En este último grupo se incluirían los pacientes con insuficiencia cardiaca grave e insuficiencia respiratoria. (6) Seguridad Aunque no es muy frecuente, el efecto adverso más severo conocido para la metformina es la acidosis láctica, con una incidencia aproximada de tres pacientes por 100.000 pacientes-año y con un riesgo de mortalidad de aproximadamente 1,5 por 100.000 pacientes-año. (7) La mayoría de los casos se han descrito en pacientes incorrectamente tratados, especialmente por la presencia de insuficiencia renal. La incidencia de acidosis láctica fatal con metformina en comparación con placebo fue evaluada en el análisis de los datos agrupados de 206 estudios comparativos y de cohortes. No se encontraron casos de acidosis láctica (mortal y no mortal) en 47.846 pacientes-año en el grupo de metformina y en 38.221 pacientes en el grupo de no metformina. El límite superior para la incidencia verdadera de acidosis láctica asociada a metformina fue de 6,3 pacientes por 100.000 pacientes-año y de 7,8 pacientes por 100.000 pacientes-año en el grupo de no metformina. Los autores concluyen que no hay riesgo de acidosis láctica asociada al uso de metformina en comparación con otros agentes hipoglucemiantes. En la actualidad, la metfomina NO está contraindicada en los pacientes con insuficiencia cardiaca (a pesar de que la ficha técnica lo considera así, hay una corriente de 24 opinión entre prestigiosos endocrinos para cambiar este punto de la ficha técnica) salvo en 8 casos con hipoxemia severa . SULFONILUREAS Eficacia Las sulfonilureas han sido utilizadas durante más de 5 décadas para el tratamiento de la DM2. Éstas actúan estimulando la liberación de insulina por parte de las células beta del páncreas. La hipoglucemia es el efecto adverso más frecuentemente asociado con las SU y la frecuencia de aparición varía de un 1,8 a un 59%, con casos de hipoglucemia severa notificada en un 1,9 3,5% del total. De forma poco frecuente, los episodios severos de hipoglucemia pueden originar crisis convulsivas y estado de coma. Dichos episodios suelen ser más frecuentes en personas de edad avanzada y son una causa importante de morbi-mortalidad 9. Además del estado de coma, la hipoglucemia severa pude originar convulsiones, hemiplejia transitoria y arritmias cardiacas y está asociada con eventos cardiovasculares mayores, tales como infarto de miocardio (MI) y ACVA. Seguridad Las principales incertidumbres sobre las SU proceden de un estudio, University Group Diabetes Program (uGDP) realizado en el año 1960, en el que los pacientes fueron tratados con tolbutamida, placebo, una dosis fija de insulina o dosis variable de insulina. En dicho estudio, sorprendentemente, se encontró un exceso de muertes de origen cardiaco en el grupo de tolbutamida (12,7%) en comparación con el grupo placebo (4,7%), dosis fija de insulina (6,2%) y dosis variable de insulina (5,9%), por lo que el tratamiento en el brazo de tolbutamida terminó de forma prematura. Esto llevó a algunos expertos a concluir que el aumento de la mortalidad era un efecto de clase para las sulfonilureas, mientras que otros autores criticaron el diseño y el análisis del estudio (uGDP) y cuestionaron dichas conclusiones 10. Más de una década después, estudios en animales revelaron que las sulfonilureas estimulan la liberación de insulina mediante su unión con el receptor de SU (SUR-1) del páncreas, el cual está estrechamente relacionado con los canales de potasio ATP dependientes. Algunas sulfonilureas también actúan sobre el receptor SU2A/B del miocardio y del tejido muscular liso coronario y previene del desarrollo del precondicionamiento isquémico 11,12. Los efectos adversos cardiacos relacionados con las SU pueden estar relacionados con la interferencia en el mecanismo de dicho precondicionamiento isquémico adaptativo. Las siguientes generaciones de SU (glicazida, glipizida) presentan menor afinidad por el SUR2 y han mostrado un perfil cardiovascular favorable cuando son utilizadas como terapia de inicio. 25 La glibenclamida y la glimepirida, por su parte, presentan menor selectividad por el receptor SUR1 y se han asociado en estudios retrospectivos con un incremento en los eventos cardiovasculares, incluyendo angor, IAM, ACVA y enfermedad vascular periférica. Así, en un estudio retrospectivo a un año, en el que participaron 9.876 pacientes diabéticos con IAM, se objetivó un riesgo relativo para mortalidad cardiovascular y/o MI no fatal de 1,19 (IC 95% 1,06-1,32) con glimepirida, 1,31 (IC 95% 1,17-1,46) con glibenclamida y 1,03 (IC 95% 0,88-1,22) con glicazida en comparación con metformina 13. Sin embargo, esta diferencia individual en la afinidad por el receptor de la SU tanto pancreático como cardiaco no puede explicar el hecho de que la tolbutamida con una ratio (Sur1/Sur2A 314,89), se asociará con un incremento de la mortalidad cardiaca. Además, el estudio UKPDS ha contribuido a esclarecer las dudas sobre la seguridad cardiovascular de las SU, ya que demostró que la glibenclamida no se asocia con ningún evento cardiovascular. De hecho, en los 11 años de seguimiento, la glibenclamida mantuvo el control glucémico y consiguió reducciones en los eventos microvasculares. Se objetivó igualmente una reducción en la incidencia de eventos macrovasculares, aunque esta no fue estadísticamente significativa 14. Un estudio de la Veterans Health Administration Diabetes Epidemiology Cohort, realizado sobre 39.721 pacientes, investigó el impacto de diversas clases de antidiabéticos orales en relación con SUs en monoterapia sobre la mortalidad por cualquier causa. Los riesgos relativos fueron 0,87 para metformina en monoterapia, 0,92 para la combinación metformina y SU y 1,04 para glitazonas, con lo que no se encontró ningún efecto significativo en la mortalidad por SU en comparación con otros ADO 15. Por último, en el estudio Action to Control Cardiovascular risk in Diabetes (ACCOrD), en el que el target glucémico fue (7,0 a 7,9% en HbA1c), con ADO que incluían glicazida, no se observó un incremento significativo en la morbi-mortalidad cardiaca 16. Por tanto, considerando la probada eficacia y uso extendido de las SU en contraposición con su incierto riesgo cardiaco, descartado en numerosos estudios, hace que éstas sean actualmente ampliamente recomendadas, siempre teniendo en cuenta manejarlas con cuidado en la población que es mas susceptible de padecer hipoglucemias (ancianos). GLITAZONAS (ROSIGLITAZONA Y PIOGLITAZONA) Eficacia La clase de las tiazolidindionas son agonistas selectivos del receptor nuclear PPARƔ (receptor gamma activado por el proliferador de peroxisomas) y actúan disminuyendo la resistencia a la insulina en tejido adiposo, en el músculo esquelético e hígado. 26 Torglitazona fue el primer agente de este grupo en recibir la autorización de las autoridades reguladoras; no obstante, fue retirada en el año 1999 por problemas de hepatotoxicidad. La pioglitazona está indicada como tratamiento de segunda o tercera elección de la DM2, en monoterapia, doble terapia y triple terapia oral en combinación con metformina, sulfonilureas y, en casos especiales, en combinación con insulina. Seguridad Rosiglitazona recibió el dictamen positivo de la EMA (European Medicines Agency) en el año 2000 con indicación en tratamiento de segunda línea de la DM2 en pacientes no controlados con los tratamientos de primera línea o intolerantes a los mismos. Desde el inicio se conocía que su uso se asociaba a retención hídrica, con aumento del riesgo de insuficiencia cardiaca, por lo que a la compañía farmacéutica se le pidió llevar a cabo dos estudios clínicos postcomercialización: un estudio para analizar el efecto en el sistema cardiovascular, y el otro para evaluar la seguridad cardiovascular del estudio RECORD. Con los datos presentados para su autorización, en los que rosiglitazona demostró superioridad frente a metformina, glibenclamida o placebo en la reducción de los niveles de HbA1c, se convirtió en uno de los medicamentos más prescritos 17. La polémica surgió en mayo del 2007 cuando Nissen y Wolski publicaron los resultados de un metaanálisis realizado sobre los datos de 42 ensayos clínicos aleatorizados en el que se evaluó el riesgo cardiovascular a largo plazo. En comparación con el grupo control, la odds ratio (OR) para infarto de miocardio fue de 1,43 (IC 95%, 1,03 a 1,98; p=0,03) y de 1,64 (IC 95% 0,98 a 2,74; p= 0,06) para la muerte de origen cardiovascular en el grupo de rosiglitazona. Aunque la OR para muerte por cualquier causa no alcanzó la significación estadística (OR 1,18; IC 95%, 0,89 a 1,55; p=0,24), dicha publicación originó serias dudas sobre el balance riesgo-beneficio de la rosiglitazona 18. Con posterioridad, Manuci y cols. publicaron otro metaanálisis de 164 ensayos de al menos 4 semanas de seguimiento y mostraron que la OR para infarto de miocardio y muerte de origen cardiovascular fue de 1,14 (IC 95%, 0,9 a 1,45) y 0,94 (IC 95%, 0,69 a 1,29) respectivamente en el grupo de rosiglitazona en comparación con el grupo control. No obstante este estudio tiene una validez limitada dada la corta duración de alguno de los estudios analizados 19. Nissen y Wolski facilitaron entonces una actualización de los datos en los que rosiglitazona incrementaba el riesgo de infarto de miocardio (HR 1,28, IC95% 1,01 a 1,62) pero no la mortalidad global. Se ha debatido mucho sobre las limitaciones y deficiencias de dicho metaanálisis, entre otros aspectos que los eventos cardiovasculares no eran variables de estudio, que no existían análisis de tiempo hasta el evento de estudio, se cuestionó el tipo de análisis (modelo de efectos fijos), etc… Muchos autores consideraron los datos de baja calidad 27 para la toma de decisiones mientras quo otros los consideraron como señales evidentes de 20 compromiso de la seguridad cardiaca . En vista de estos últimos datos, la compañía decidió interrumpir el estudio TIDE (Thiazolidinedione Intervention with Vitamin D Evaluation), tras haber reclutado 1.000 pacientes en 18 meses. Con dicho estudio, iniciado en el 2009, se pretendía reclutar 15.000 pacientes en los que se valoraría la seguridad cardiaca y el riego de fracturas 21. Entretanto, la FDA publicó en el año 2010 una actualización de un metaanálisis independiente con datos de 52 ensayos clínicos, en el que se incluyeron datos de los estudios ‘Diabetes reduction assessment with ramipril and rosiglitazone medication’ (DrEAM) y ‘Rosiglitazone evaluated for cardiac outcomes and regulation of glycaemia in diabetes’ (rECOrD). La OR para infarto de miocardio y muerte de origen cardiovascular fue de 1,8 (IC 95%, 1,0 a 3,3) y 1,5 (IC 95%, 0,6 a 3,8) en el grupo de rosiglitazona 22. Adicionalmente, en cuatro estudios aleatorizados de gran envergadura con rosiglitazona se objetivó un incremento del riesgo de insuficiencia cardiaca. En el estudio DREAM, realizado en pacientes con prediabetes, durante 4 años de tratamiento, el 0,53% de los pacientes en el grupo de rosiglitazona desarrollaron insuficiencia cardiaca frente a un 0,08% de los pacientes en el grupo placebo (p= 0,01) 23. En el estudio ADOPT se incluyeron 4.360 pacientes con diabetes tipo 2 que no habían recibido terapia farmacológica y se les aleatorizó a terapia con rosiglitazona, metformina o gliburida. Durante los 5 años de tratamiento la incidencia de insuficiencia cardiaca fue similar en las ramas de tratamiento con metformina y rosiglitazona (p<0,05), pero mayor que en el grupo de gliburida 24. El estudio Proclive, realizado en pacientes con DM2 y enfermedad cardiaca establecida, mostró que durante los 3 años de tratamiento, el 10,5% de los pacientes tratados con pioglitazona y el 25 7,5% de los tratados con placebo (p<0,001) desarrollaron insuficiencia cardiaca . Y finalmente, el estudio Rosiglitazone Evaluated for Cardiovascular Outcome (RECORD) en pacientes con DM2 no controlada con metformina o sulfonilureas, concluyó que la incidencia de insuficiencia cardiaca tras la adición de rosiglitazona era significativamente mayor (p= 0,006) que tras la adición de placebo. Respecto al infarto de miocardio, no se observan diferencias significativas, aunque los resultados en este sentido no son concluyentes al no tratarse de un 26 estudio diseñado específicamente para este objetivo . Actualmente, la comercialización de rosiglitazona está suspendida, ya que en septiembre del 2010 la EMA (European Medicines Agency) solicitó la retirada del medicamento Avandia®. Para la EMA, los datos procedentes de ensayos clínicos, estudios observacionales y metaanálisis de los últimos años demostraban un claro incremento del riesgo cardiovascular con el uso de rosiglitazona, y rompían la balanza riesgo-beneficio que sustentaba su autorización. La intención por parte de las autoridades es mantener la suspensión hasta que la 28 compañía farmacéutica puede aportar datos contundentes de un grupo de pacientes en los que los beneficios del uso de rosiglitazona compensen a los riesgos. No obstante, continúa disponible de forma restringida en Estados Unidos y otros países. Con respecto a la pioglitazona, en metaanálisis similares no se encontró un incremento del riesgo cardiovascular 27,28. Juurlink et al. observaron que los pacientes tratados con pioglitazona presentaban menor riesgo en la variable combinada de fallecimiento o ingreso hospitalario por infarto de miocardio o insuficiencia cardiaca (HR ajustada 0,83, IC95% 0,76 a 0,90) en comparación con los pacientes en el brazo de rosiglitazona, pero no en el riesgo de infarto agudo aislado (HR ajustada 0,95, IC95% 0,81 a 1,11) 29. Por tanto, al contrario que la rosiglitazona, la pioglitazona parece no estar asociada con un incremento del riesgo cardiovascular. No obstante, y dado que el incremento en la incidencia de episodios de novo de insuficiencia cardiaca y las descompensaciones en los pacientes con insuficiencia cardiaca pre-existente parecen ser un efecto de clase, ambos medicamentos deben ser evitados en pacientes con insuficiencia cardiaca previa. El origen de los problemas cardiovasculares con las tiazolidindionas y las estrategias para solucionarlos y/o evitarlos todavía no se han esclarecido. Un factor potencial contribuyente a los efectos cardiovasculares sería el efecto sobre el perfil lipídico. Mientras que la rosiglitazona se ha relacionado con incrementos en las concentraciones de LDL-c, pioglitazona parece reducirlo. No obstante, el incremento en el riesgo cardiovascular no parece ser consecuencia de un incremento lipídico exclusivamente. Parte del riesgo está relacionado con la retención de líquidos y el edema observado con las tiazolidindionas, que se agudiza en aquellos pacientes con riesgo cardiovascular preexistente. GLINIDAS Las glinidas son secretagogos, que se unen al receptor SUR próximo a los canales de K ATPdependientes en la membrana plasmática de la célula beta del páncreas. La unión a dicho receptor se produce en un sitio distinto al de las sulfonilureas. La repaglinida posee un efecto hipoglucemiante superponible al de las sulfonilureas convencionales. Algunos estudios indican un descenso en el riesgo de hipoglucemias, sobre todo nocturnas, y en el caso de omisión de una comida principal. La nateglinida presenta una menor duración de acción y un peor control 30 de la hemoglobina glucosilada que la repaglinida . Algunos estudios muestran una reducción de la incidencia de hipoglucemias y una menor ganancia ponderal de las glinidas en comparación con sulfonilureas de acción prolongada, pero 29 estas observaciones, al igual que los beneficios a largo plazo en la función riesgo cardiovascular, están pendientes de confirmar. Incluso se postula que si alguno de estos agentes tuviera potencialmente efectos adversos sobre el precondicionamiento isquémico adaptativo, sus cortas vidas medias minimizarían dicho efecto. INHIBIDORES ALFA-GLUCOSIDASA Los inhibidores de la alfa-glucosidasa intestinal actúan inhibiendo la absorción de carbohidratos a nivel intestinal. De los ADO son los que tienen menor capacidad de reducción de la HbA1c. Sus efectos adversos son sobre todo a nivel gastrointestinal (flatulencia, diarrea, molestias abdominales) por lo que están contraindicados en pacientes con obstrucción intestinal y enfermedad inflamatoria intestinal. La acarbosa, de forma inesperada, en el estudio STOP-Noninsulin-Dependent Diabetes Mellitus (STOP-NIDDM), mostró una reducción significativa en la incidencia de enfermedad cardiovascular e hipertensión 31 . Con posterioridad, otro metaanálisis mostró resultados en la misma línea, pero estos datos precisan de mayor estudio y precisión. NUEVOS ANTIDIABÉTICOS ORALES (AGONISTAS DEL RECEPTOR GLP-1 INHIBIDORES DE DDP-4) Ante el problema y la alarma social suscitada por los efectos cardiovasculares relacionados con la rosiglitazona las agencias reguladoras se han visto obligadas a reforzar los requisitos preautorización de los nuevos antidiabéticos orales. Ello ha sido el motivo de importantes cambios en las guías científicas que sirven de orientación para la industria farmacéutica en los desarrollos clínicos de las nuevas moléculas. De ese modo, la EMA ha pasado a solicitar para los estudios confirmatorios no sólo los efectos beneficiosos en términos de reducción de la HbA1c, sino que de un nuevo agente hipoglucemiante se espera un efecto neto o beneficioso sobre los parámetros asociados a riesgo cardiovascular tales como perfil lipídico, peso, tensión arterial…Y más aún, aparte de la evaluación de la seguridad de las moléculas sobre distintos órganos y sistemas, se solicitan estudios de seguridad cardiovascular a largo plazo en los que se aporte información suficiente que demuestre ausencia de un incremento de riesgo cardiovascular. (32) Existen dos aspectos importantes a la hora de detectar señales de seguridad; por un lado el tamaño de la base de seguridad y por otro el tiempo necesario para la detección de una determinada señal. Las aproximaciones posibles son dos: 30 - Por un lado se acepta una aproximación metaanalítica de los eventos de seguridad en la que la base de datos deberá ser lo suficientemente grande como para detectar acontecimientos adversos severos no comunes. - Por otro, en aquellos casos en los que exista una señal concreta indicativa de posible riesgo cardiovascular asociado, se deberá realizar un estudio a largo plazo de mínimo 18-24 meses de seguimiento. En cualquiera de los dos casos se deberán centrar los esfuerzos en incluir poblaciones que sean lo más similares posible a la población diana, incluyendo un número representativo de pacientes de alto riesgo (larga duración de enfermedad, ancianos, enfermedad microvascular, alto riesgo de complicaciones cardiovasculares e historia confirmada de enfermedad coronaria isquémica y/o insuficiencia cardiaca congestiva). En relación a los eventos cardiovasculares se deberá prestar especial atención a los eventos cardiovasculares mayores (muerte de origen cardiovascular, infarto de miocardio no fatal e ictus), aunque la hospitalización por angor inestable también pude considerarse como parte de la variable compuesta si el principal objetivo es excluir señales de seguridad. Otros parámetros de seguridad deberán ser elegidos en base al perfil de seguridad conocido como efecto de clase, el mecanismo de acción y/o los hallazgos preclínicos. Para medicamentos pertenecientes a un grupo conocido, una evaluación cuidadosa de la literatura médica, junto con la ausencia de señales de incremento del riesgo cardiovascular en la fase preclínica y clínica del desarrollo, puede ser suficiente para optar por una aproximación metaanalítica. Si se ha evidenciado beneficio, o por lo menos la ausencia de daño con otros medicamentos del grupo y es poco probable que se den diferencias en los efectos diana, esto reduce la necesidad de un estudio específico de seguridad cardiovascular. Por el contrario, si el problema de seguridad identificado es intrínseco a la molécula/mecanismo de acción, o ha surgido de los datos preclínicos y clínicos, se deberá aportar de forma previa a la comercialización un estudio específico cardiovascular de seguridad. Los resultados globales del programa de seguridad deberán discutirse en términos de validez interna y externa, y se deberá acompañar de la justificación clínica de los resultados. La aceptabilidad de los datos se decidirá en base a la calidad de los datos presentados, los puntos e intervalos estimados para el cálculo de los riesgos específicos, incluido el riesgo cardiovascular y la fiabilidad de las estimaciones. Datos indicativos de un riesgo incrementado de ciertos acontecimientos adversos, o una inaceptable falta de precisión en los datos, son una limitación importante que puede desencadenar la solicitud de ensayos adicionales específicos a largo plazo para excluir riesgos asociados a la nueva molécula. 31 En la actualidad, hay numerosos estudios en curso con inhibidores de DPP4 y antagonistas del GLP1 cuyos resultados se esperan en los próximos años. Sin duda, estos estudios aclararán no sólo la seguridad cardiovascular de estos productos sino su perfil de prevención cardiovascular. CONCLUSIÓN Y FUTURO DE LOS NUEVOS ADO Los eventos cardiovasculares asociados con ADO son generalmente pocos, y dado que los ensayos clínicos no están diseñados con ese propósito, puede que no se objetiven en la fase de desarrollo del fármaco. En ese sentido, las experiencias vividas con la rosiglitazona han llevado a las autoridades reguladoras a replantearse los requisitos de eficacia y seguridad aplicable a los nuevos ADO. De ese modo, se han publicado nuevas guías para establecer los requisitos básicos que debe reunir un ADO de forma previa a su comercialización. (32) El descenso de la HbA1c sigue siendo la variable primaria de eficacia; no obstante, cualquier nuevo antidiabético deberá demostrar que disminuye el riesgo de eventos macrovasculares (incluida mortalidad). Igualmente, se han reforzado los requisitos de datos a largo plazo y se fomenta la definición estandarizada de los acontecimientos que puedan ser parte de las variables de estudio. De ese modo, se pretende evitar las discrepancias y dificultades que se observaron con la rosiglitazona en los distintos metaánalisis publicados. Estas medidas facilitarán una mayor información al prescriptor que, por su parte, deberá sopesar el beneficio del tratamiento con respecto a los posibles riesgos asociados. Ello hace crucial que el cardiólogo tenga un profundo conocimiento de la seguridad cardiaca de los medicamentos actualmente disponibles en el manejo de la DM2 cuando estos son administrados en pacientes con cardiopatía de base. La conclusión más importante es la recientemente incorporada necesidad de un estudio (de gran número de pacientes durante años) de seguridad cardiovascular (pre o post aprobación) de los nuevos hipoglucemiantes, lo que ha cambiado radicalmente el desarrollo clínico de estas moléculas, que obligan a pensar en la life-cycle drug y no se basa, como se ha hecho hasta ahora, en el beneficio derivado por el análisis de un marcador (HbA1c) no de eventos clínicos, (macrovasculares), en estudios de corta duración (tres meses). 32 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1.- Gerstein HC, Pogue J, Mann JF, et al. 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Aunque la resistencia a la acción de la insulina y a una inadecuada secreción de insulina sean los factores que conducen a la hiperglucemia, otros muchos factores como el apetito, el vaciamiento gástrico, la absorción de los carbohidratos, el efecto incretínico, la producción hepática de glucosa, la secreción de glucagón, la secreción de amilina y la excreción renal de glucosa, contribuyen al estado hiperglucémico y, por tanto, van a resultar objetivos terapéuticos para conseguir la normalización de la glucemia 1. OBJETIVOS DE CONTROL Está demostrado que un control glucémico intensivo disminuye el riesgo de complicaciones microvasculares (retinopatía, nefropatía y neuropatía). Sin embargo, con respecto al efecto de un control estricto de la glucemia sobre el riesgo de enfermedad macrovascular, va a depender de si el buen control glucémico se inició desde el diagnóstico de la diabetes y sin enfermedad macrovascular, o si se inició en una diabetes de larga duración o con enfermedad vascular establecida o con factores de riesgo cardiovascular. En el primer caso, en el estudio de seguimiento del UKPDS, 10 años después de la finalización del estudio, los pacientes que habían sido asignados a control intensivo, tuvieron un menor riesgo de enfermedad cardiovascular que los que fueron asignados a un control convencional (hemoglobina glicada 7% vs 7,9%). En el segundo caso, los tres estudios (ACCORD, ADVANCE, VADT) realizados en pacientes mayores, con diabetes tipo 2 de larga duración y con enfermedad vascular establecida o con varios factores de riesgo cardiovascular, el estricto control glucémico no demostró una reducción de la mortalidad cardiovascular o global. Además del tiempo de evolución de la diabetes y la presencia de enfermedad cardiovascular, otros factores, como consideraciones psicosociales, riesgo de hipoglucemias, profesión, esperanza de vida, enfermedades graves coexistentes, enfermedad microvascular avanzada y recursos económicos propios o del sistema, también van a modificar los objetivos de control. Aunque las guías actuales sitúan estos objetivos en hemoglobina glicada (HbA1c) < 7% ó 6.5%, hay que tener en cuenta las características de cada paciente para individualizar los objetivos de control. En aquellos pacientes altamente motivados, con capacidad de comprensión y de autocuidado, con recursos propios o del sistema, con un bajo riesgo de hipoglucemias, duración corta de la diabetes, larga esperanza de vida, sin enfermedad 36 microvascular, macrovascular u otras enfermedades coexistentes, intentar alcanzar una hemoglobina glicada del 6% es adecuado. Sin embargo, en el otro extremo, es decir, en pacientes poco motivados, con poca capacidad de comprensión o de autocuidado, con pocos recursos propios o del sistema, alto riesgo de hipoglucemias, larga duración de la diabetes, corta esperanza de vida o con enfermedad microvascular o macrovascular establecida u otras enfermedades graves coexistentes, una hemoglobina glicada ~ 8% puede ser adecuada 1-3. OBJETIVOS PROPUESTOS DE HbA1c DEPENDIENDO DE LAS CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DEL PACIENTE 2 Edad Duración DM Enf. Macrovascular Enf. Microvascular Objetivo HbA1c Edad < 45 Duración DM Cualquiera “ 45-65 > 65 > 75 Enf. Macrovascular No y Establecida y/o Enf. Microvascular No o incipiente Avanzada Corta No y No o incipiente Larga No y No o incipiente Cualquiera Establecida Corta No y No o incipiente Larga No y No o incipiente Cualquiera Cualquiera Establecida Cualquiera ESTRATEGIA TERAPÉUTICA: y/o y/o y/o METFORMINA; Avanzada Avanzada Cualquiera 2º PASO Objetivo HbA1c más intensivo ≤ 6,5% menos intensivo ~7% intensivo 6,57% no intensivo 78% no intensivo 78% menos intensivo ~7% no intensivo 78% moderado ~8% moderado ~8% (RELEVANCIA DE LA INTERVENCIÓN DEL CARDIÓLOGO) TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO Recomendaciones ADA 2013 4 La metformina si no está contraindicada y si es bien tolerada, es el agente farmacológico inicial en la diabetes tipo 2. Si la monoterapia a la dosis máxima tolerada no consigue alcanzar o mantener el objetivo marcado de hemoglobina glicada en un periodo de 3-6 meses, es necesario añadir un segundo agente oral o un agonista GLP-1 o insulina. Metformina 37 Es la piedra angular del tratamiento de la diabetes tipo 2. Es un insulin-sensibilizador cuya principal acción es disminuir la producción hepática de glucosa a través de la estimulación de una AMP proteinkinasa, aumenta la acción de la insulina y disminuye la absorción intestinal de glucosa. No produce aumento de peso, si acaso una leve reducción, raramente produce hipoglucemias y en el estudio UKPDS su uso se asoció a una reducción de los eventos cardiovasculares y de la mortalidad. Los efectos secundarios más importantes son la diarrea frecuentemente con urgencia, molestias gastrointestinales y alteraciones en el gusto. Estos efectos son más frecuentes si se comienza con dosis elevadas, por lo que se recomienda empezar con dosis bajas e ir aumentando hasta la dosis máxima tolerada. Está contraindicada en insuficiencia renal por el riesgo de acidosis láctica que, aunque es un proceso raro, amenaza la vida del paciente. Está contraindicada en mujeres con creatinina sérica mayor de 1,4 mg/dl y en varones si es mayor de 1,5 mg/dl. Otras situaciones de riesgo para el desarrollo de acidosis láctica en presencia de metformina son hipoxemia, sepsis, abuso de alcohol, fallo hepático, infarto de miocardio y shock. Ante estas situaciones, lo prudente es suspender el tratamiento con metformina. Con respecto al uso de metformina en insuficiencia renal, dado la rareza de que se produzca una acidosis láctica, y el casi constante empeoramiento del control glucémico al suspenderla, ha sido propuesto otra forma de manejo que sería el suspender el fármaco cuando el filtrado glomerular (FG) sea menor de 30 ml/min 1,73 m2; reducir la dosis a la mitad con FG entre 30-45, aumentando la monitorización de la función renal cada 3 meses; continuar su uso a la misma dosis con FG > 45 monitorizando la función renal cada 3-6 meses y con FG > 60, monitorizar la función renal anualmente (5-7). Sulfonilureas (SU) Fueron los primeros agentes orales utilizados en el tratamiento de la diabetes tipo 2. Estimulan la secreción de insulina por la célula beta pancreática, uniéndose al receptor de sulfonilureas cerrando los canales específicos ATP-K. Al estimular la secreción de insulina pueden perder su eficacia antes que los insulín-sensibilizadores, como la metformina o las tiazolidindionas, y los pacientes con diabetes de larga duración pueden no responder a las SU debido a la pobre reserva pancreática. La tolerancia de estos fármacos es buena, pero su uso se asocia a un ligero aumento de peso y, dado que la estimulación de la secreción de insulina no es glucosa dependiente, puede producir hipoglucemias, a veces graves. El riesgo de hipoglucemias con SU de larga acción, como la glibenclamida, es mayor que con SU de corta acción como la glipizida. SU como la gliclacida han demostrado una baja incidencia de hipoglucemias (ACCORD). Por los posibles efectos sobre los canales de potasio en el corazón, ciertas sulfonilureas han sido propuestas como factores agravantes de la isquemia miocárdica a través de efectos sobre el precondicionamiento isquémico, pero la relevancia clínica actual de esto 3 aún está sin probar . En presencia de insuficiencia renal han de utilizarse aquellas SU de metabolización hepática, como la glipizida y glimepirida, por su mayor seguridad y menor incidencia de hipoglucemias graves 1,5,6. 38 Meglitinidas Son secretagogos actuando mediente un mecanismo similar a las SU, su acción es más corta que las SU son más eficaces en el periodo postprandial y el riesgo de hipoglucemias es menor. Los agentes disponibles son la repaglinida y la nateglinida y pueden utilizarse en presencia de insuficiencia renal por su eliminación vía biliar. Debido a su corta acción deben ser utilizados antes de cada comida 1,5,6. Tiazolidindionas (TZDs) Son insulín-sensibilizadores y, por tanto, no causan hipoglucemias si se utilizan solos. Actúan sobre los receptores PPARƴ y mejoran la sensibilidad de la insulina en los tejidos periféricos, como el músculo y el tejido adiposo, y reducen la producción hepática de glucosa. En España y en Europa tan sólo está comercializada la pioglitazona, debido a la retirada de la rosiglitazona por su asociación con el infarto de miocardio. Son los fármacos que mejor y durante más tiempo conservan la función pancreática. La pioglitazona tiene un efecto favorable sobre los lípidos, aumentando el HDL-colesterol y disminuyendo los triglicéridos. Puede tener efectos protectores cardiovasculares según se observó en el estudio PROactive, pero produce retención de fluidos y aumento del riesgo de fallo cardiaco, riesgo que aumenta en presencia de insuficiencia renal terminal. Está, por tanto, contraindicada en insuficiencia cardiaca. Producen aumento de peso, puede aumentar el riesgo de fracturas y recientemente existe la preocupación sobre un posible aumento del riesgo de carcinoma de vejiga 1,5,6. Inhibidores de la α-glucosidasa (AGIs) Son fármacos que bloquean la α-glucosidasa intestinal, que es la enzima responsable de la digestión de los carbohidratos; de esta forma se enlentece la digestión y, por tanto, la absorción de los carbohidratos. Dos son los fármacos pertenecientes a este grupo terapéutico: acarbosa y miglitol. Disminuyen la glucosa postprandial, son de administración oral, no producen hipoglucemias y reducen la hemoglobina glicada. El efecto secundario más importante es el meteorismo; su alta frecuencia limita su uso. No deben ser utilizados con creatinina sérica > 2 mg/dl por el riesgo de acumulación, que puede conducir a un fallo hepático 1,5,6. Inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (iDPP-4) Son agentes que impiden la degradación de las incretinas endógenas GLP-1 y GIP, aumentando modestamente sus concentraciones circulantes. Pertenecen al grupo de los incretín-miméticos. Estimulan la secreción de insulina por las células β y suprimen la secreción de glucagón por las células α, de una forma glucosa-dependiente, es decir, a mayor glucosa plasmática mayor es la secreción de insulina y menor es la secreción de glucagón. Sus efectos son mayores en el periodo postprandial, cuando la glucosa es más alta, y menores en el periodo de ayuno por la menor glucosa plasmática. Este modo de actuar condiciona que no se produzcan hipoglucemias. Son los fármacos más fáciles de utilizar tras la metformina aunque su precio es elevado. Tienen un efecto neutro sobre el peso corporal, la administración es oral, 39 generalmente una vez al día, y la tolerancia gastrointestinal y general es perfecta, aunque existe cierta preocupación por si fueran capaces de inducir pancreatitis. Los fármacos disponibles en el momento actual son sitagliptina, vildapliptina, saxagliptina y linagliptina. En los tres primeros, debido a su excreción renal, es necesario reducir dosis en presencia de insuficiencia renal. Linagliptina se excreta solo en un 5% aproximadamente por la orina, por lo que no se requiere un ajuste de la dosis en pacientes con cualquier grado de insuficiencia renal. La seguridad cardiovascular a largo plazo de este grupo de fármacos es desconocida 1,5,6 . Agonistas GLP-1 (GLP-1) Pertenecen al grupo de los incretín-miméticos aunque, a diferencia de los iDPP-4, éstos son inyectables. Tienen una estructura similar al GLP-1, pero son resistentes a la metabolización por la DPP-4. Al igual que los iDPP-4, estimulan la secreción de insulina por las células β y suprimen la secreción de glucagón por las células α de una forma glucosa-dependiente, no produciendo por tanto hipoglucemias. Además, estos fármacos enlentecen el vaciamiento gástrico y suprimen el apetito por un efecto central, lo que resulta por un lado en una pérdida de peso y por otro lado en efectos secundarios tipo náusea y, ocasionalmente, vómitos y diarrea. Sin embargo, raramente es necesaria la suspensión del tratamiento. Dos son los fármacos disponibles en la actualidad: exenatide y liraglutide. El primero tiene una acción más corta, siendo necesario inyectarlo dos veces al día y el segundo tiene una acción más larga, precisando tan sólo una inyección diaria. Están en desarrollo formulaciones de exenatide con una acción más prolongada, con inyecciones semanal o mensual. Tienen una potencia reductora de hemoglobina glicada mayor que los iDPP-4, aunque existe preocupación por la posibilidad de inducir pancreatitis y, en el caso de liraglutide sobre el carcinoma medular de tiroides al haberse observado en ratones una hiperplasia de células C tiroideas. Aunque tiene efectos beneficiosos sobre la presión arterial y sobre los lípidos, se desconoce su seguridad cardiovascular y a largo plazo. Su coste es elevado 1,5,6. Secuestradores de ácidos biliares El colesevalam es utilizado para el tratamiento de la hipercolesterolemia en pacientes con intolerancia a estatinas y tiene la capacidad de disminuir la glucosa plasmática por un mecanismo no conocido. Aunque está aprobado por la FDA como hipoglucemiante, raramente se utiliza con este propósito y más bien se aprovecha este efecto en pacientes diabéticos en los que se utiliza como hipocolesteromiante. Su efecto secundario más relevante es el estreñimiento 1,5,6. Agonistas dopaminérgicos La bromocriptina ha sido recientemente aprobada como tratamiento de la hiperglucemia en la diabetes tipo 2. El mecanismo de acción parece ser a nivel hipotalámico, restableciendo el ritmo circadiano alterado que conduce a insulino-resistencia y por tanto, aumentando la sensibilidad a la insulina. No produce hipoglucemias y los efectos secundarios más importantes 40 son mareo-aturdimiento, náuseas, fatiga y rinitis. Los efectos secundarios a largo plazo son desconocidos, pero se han descrito alteraciones valvulares cardiacas con el tratamiento prolongado con agonistas dopaminérgicos 1,5,6 . Amilin-miméticos El pramlintide es un amilinmimético inyectable que estimula los receptores de amilina. La amilina es una hormona sintetizada en las células β pancreáticas y co-secretada con la insulina. Enlentece el vaciamiento gástrico, aumenta la saciedad y suprime la secreción de glucagón. Disminuye el peso corporal y no produce hipoglucemias. Su poder reductor de la hemoglobina glicada es pobre y no está disponible en España (1,5,6). Inhibidores del cotransportador 2 sodio-glucosa (SGLT2) Constituyen un nuevo grupo farmacológico para el tratamiento de la hiperglucemia en pacientes con diabetes tipo 2. Su acción la realizan a nivel del túbulo proximal renal, inhibiendo la reabsorción de glucosa y aumentando, por tanto, la glucosuria. El grado de glucosuria va a depender del filtrado glomerular, disminuyendo conforme declina la función renal. Son fármacos de administración oral que por su mecanismo de acción no producen hipoglucemias. El más desarrollado es la dapaglifozina y, aunque no está disponible en España, está próxima su aparición. Su principal efecto secundario es el incremento del riesgo de infecciones genitourinarias 8. LA ELECCIÓN DEL SEGUNDO HIPOGLUCEMIANTE TRAS LA METFORMINA En el consenso de la American Diabetes Association (ADA) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD), publicado en abril 2012 3, se mantiene la metformina como primera opción siempre que no exista contraindicación, asociada a una alimentación sana, control del peso y ejercicio físico. Debe iniciarse la metformina en el momento del diagnóstico o pronto tras él, sobre todo en pacientes en los que la modificación en el estilo de vida no es suficiente para alcanzar un control glucémico. Debido a los frecuentes efectos secundarios gastrointestinales, es conveniente comenzar con dosis bajas e ir incrementándolas progresivamente hasta alcanzar la dosis máxima tolerable. Si la hemoglobina glicada es ≥ 9%, la probabilidad de alcanzar el control glucémico deseado es baja y está justificado comenzar con una terapia dual con dos agentes no insulínicos o con insulina. En el caso de pacientes con claros síntomas de hiperglucemia y glucemias > 300-350 mg/dl, hay que considerar el tratamiento con insulina como primera opción, sobre todo en presencia de una enfermedad intercurrente o de cetonuria3. 41 CONTRAINDICACIÓN O INTOLERANCIA A METFORMINA En caso de no poder utilizar la metformina o de temprana suspensión del fármaco por intolerancia, deberemos utilizar sulfonilureas (SU)/glinidas, pioglitazona o iDPP-4 y, en casos en que la pérdida de peso sea esencial, se puede comenzar con un agonista GLP-1. Otros agentes, como AGIs, colesevalam o bromocriptina, pueden ser considerados, pero debido a su débil poder hipoglucemiante y a sus efectos secundarios, son poco utilizados. En la elección de un primer fármaco en sustitución de la metformina, deberemos valorar factores como la hipoglucemia, el efecto sobre el peso corporal, las características especiales del paciente, los 3 efectos secundarios y el precio del medicamento . EL SEGUNDO ANTIDIABÉTICO ASOCIADO A METFORMINA El gran cambio con respecto a consensos anteriores se produce en la elección del segundo fármaco, poniéndose en un plano de igualdad con respecto al resto de los antidiabéticos y la insulina, y la elección de uno u otro va a depender de las características de cada paciente y de cada grupo de antidiabéticos. Para esto, es necesario valorar, tal como se ha referido anteriormente, la eficacia reductora de la hemoglobina glicada, si son capaces de producir hipoglucemias, la influencia sobre el peso corporal, los efectos secundarios y el coste. La seguridad cardiovascular es una de las preocupaciones de estos fármacos y, aunque hay estudios en marcha para aclarar este aspecto, aún no tenemos datos disponibles, sobre todo de los nuevos antidiabéticos. En caso de que a los tres meses de haberse iniciado el tratamiento con metformina no se haya alcanzado el objetivo glucémico, se debe añadir un segundo agente oral o un agonista GLP-1, o insulina. Evidentemente, cuanto más elevada sea la hemoglobina glicada, mayor es la probabilidad de necesitar insulina. La reducción media de la hemoglobina glicada con un segundo agente es de ~ 1%. En caso de que el paciente sea un no respondedor a un determinado antidiabético, éste deberá sustituirse por otro con un diferente mecanismo de acción. Dado que no existen estudios comparativos a largo plazo entre los diferentes antidiabéticos, no se puede establecer una recomendación específica sobre qué hipoglucemiante elegir. Deberán tenerse en consideración las ventajas y desventajas de cada grupo de fármacos en relación con las características de cada paciente aunque, indudablemente, el fármaco más fácil de utilizar asociado a metformina son los iDPP-4 por no producir hipoglucemias, su perfecta tolerabilidad, la fácil dosificación y no tener efecto sobre el peso corporal 3. 42 COMBINACIÓN DE DOS FÁRMACOS. CONSENSO ADA/EASD 3 Metformina + Eficacia (↓A1c) Riesgo hipogluc. Peso Efectos secund. Coste SU TZDs iDPP-4 agonist. GLP-1 insulina alta alta moderada alta alta moderado bajo bajo bajo alto ganancia ganancia edema,FC, Fx alto neutro pérdida ganancia raro GI hipogluc. alto alto variable hipogluc bajo SU (sulfonilureas); TZDs (tiazolidindionas); iDPP-4 (inhibidores de DPP-4); FC (fallo cardiaco); Fx (fracturas); GI (gastrointestinales) Probablemente, el efecto secundario que más perturba al paciente diabético y el que condiciona un mayor riesgo, especialmente en el paciente con enfermedad cardiaca, sea la hipoglucemia. Dado que las hipoglucemias pueden desencadenar disritmias y exacerbar la isquemia miocárdica, en el paciente con cardiopatía deberían evitarse aquellos fármacos capaces de producir hipoglucemias y utilizar aquellos que no las producen, como los iDPP-4 o agonistas GLP-1. Las TZDs, aunque no producen hipoglucemias, tienen un mayor riesgo de inducir una insuficiencia cardiaca o descompensación de un fallo cardiaco inadvertido preexistente, por lo que no serán los fármacos más seguros en pacientes con cardiopatías en riesgo de fallo cardiaco. Otro factor a considerar es el efecto sobre el peso corporal. Las SU y glinidas y la pioglitazona pueden producir un aumento de peso y, por tanto, un empeoramiento de los factores relacionados con la resistencia insulínica y el riesgo cardiovascular, aunque la pioglitazona se asocia con una disminución de la resistencia insulínica y sin evidencia de empeoramiento del riesgo cardiovascular. Aunque no necesariamente un modesto aumento de peso conlleve un mayor riesgo cardiovascular, parece que un control del peso corporal resulta útil para el control glucémico. Los iDPP-4 tienen un efecto neutro sobre el peso y los agonistas del receptor GLP1 y los inhibidores SLGT2 producen una disminución de peso, más importante en los primeros3. La tolerabilidad es otro aspecto importante a tener en cuenta. Los agonistas GLP-1, AGIs y colesevalam pueden tener problemas de tolerancia gastrointestinal, mientras que los edemas producidos por la pioglitazona pueden tener relevancia clínica, estética o de confortabilidad. Por otro lado, también hay que tener en cuenta el mayor riesgo de fracturas relacionadas con la 3 osteoporosis en mujeres postmenopáusicas . Por último, en casos o países de escasos recursos, el coste de los medicamentos resulta un importante factor a considerar, pero valorando el coste de los efectos secundarios y el de la monitorización de la glucemia 3. 43 LA TRIPLE TERAPIA Algunos estudios han demostrado las ventajas de añadir un tercer fármaco no insulínico a una combinación de dos agentes que no son capaces de conseguir un adecuado control glucémico. Sin embargo, cuando se llega a esta situación, generalmente estamos ante una diabetes de larga evolución y con escasa reserva insulínica, por lo que si la hemoglobina glicada es ≥ 8,5%, difícilmente la asociación de un tercer fármaco va a producir un buen control glucémico y será necesario comenzar con insulina. En caso de optar por la triple terapia, resulta necesario monitorizar estrechamente al paciente para minimizar el riesgo de hiperglucemia mantenida y de descompensaciones diabéticas. Los fármacos a utilizar deberían tener acciones complementarias. El mayor número de fármacos aumenta el riesgo de efectos secundarios, el coste y afecta negativamente al cumplimiento del tratamiento 3. CARDIOPATÍA ISQUÉMICA Y FALLO CARDIACO La enfermedad coronaria es muy frecuente en la diabetes tipo 2 y dado que las hipoglucemias pueden exacerbar la isquemia miocárdica y desencadenar arritmias cardiacas en pacientes con enfermedad coronaria o con alto riesgo de desarrollarla, se deberían evitar aquellos fármacos que pudieran producir hipoglucemias. La metformina parece tener un efecto beneficioso en pacientes con cardiopatía isquémica y, aunque su uso estaba contraindicado en pacientes con insuficiencia cardiaca estadios III y IV NYHA, existe algún estudio en el que demuestra una disminución de la mortalidad en este grupo de pacientes 9. Sin embargo, se recomienda su supresión ante una situación de inestabilidad del fallo cardiaco, sobre todo si precisa ingreso hospitalario. La pioglitazona demostró en el estudio PROactive una modesta reducción de eventos cardiovasculares mayores en pacientes con enfermedad macrovascular establecida. Sin embargo, no debe ser utilizada en insuficiencia cardiaca o en pacientes con alto riesgo de fallo cardiaco 3. Los efectos sobre el corazón de otros fármacos son aún peor conocidos. El supuesto efecto perjudicial de las SU sobre la isquemia miocárdica, no está probado. El efecto beneficioso de los agonistas GLP-1 y iDPP-4 sobre determinados factores de riesgo cardiovascular no quiere decir que se traduzcan clínicamente en una disminución de eventos cardiovasculares. Habrá que esperar los resultados de los estudios en marcha sobre seguridad cardiovascular de estos fármacos. HIPOGLUCEMIA Y MORTALIDAD La hipoglucemia, además de ser el factor limitante más importante para el buen control glucémico y hacer incontrolable una diabetes cuando los episodios hipoglucémicos son muy frecuentes, puede ocasionar efectos graves sobre el paciente. Existe una creciente preocupación sobre la posibilidad de desarrollo de disfunción cerebral en pacientes con 44 repetidos episodios de hipoglucemia. En el estudio ACCORD, se produjo un incremento de la mortalidad en aquellos que tuvieron hipoglucemias graves, aunque se desconoce si fueron las hipoglucemias el motivo del incremento de la mortalidad en el grupo de terapia intensiva. La hipoglucemia es más peligrosa en el anciano, pues además de poder desencadenar disritmias, pueden favorecer las caídas, accidentes o neumonías por aspiración durante el sueño. Por tanto, al menos en el anciano, con o sin cardiopatía, para la elección de un antidiabético se debería tener en consideración, como factor más importante, el que no produjesen hipoglucemias 3. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Ismail-Beigi F. Glycemic Management of Type 2 Diabetes Mellitus. N Engl J Med 2012;366:1319-27. 2. Ismail-Beigi F, Moghissi E, Tiktin M, Hirsch IB, Inzucchi SE, Genuth S. Individualizing Glycemic Targets in Type 2 Diabetes Mellitus: Implications of Recent Clinical Trials. Ann Intern Med 2011; 154:554-559. 3. Inzucchi SE, Bergenstal RM, Buse JB, Diamant M, Ferrannini E, Nauck M, et al. Management of Hyperglycemia in Type 2 Diabetes: A Patient-Centered Approach. Position Statement of the American Diabetes Association (ADA) and the European Association for the Study of Diabetes (EASD). Diabetes Care 2012; 35:1364-79. 4. Standards of Medical Care in Diabetes-2013. American Diabetes Association. Diabetes Care 2013;36:S11-S66. 5. 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