Salus HISTORIA DE LA SALUD VOLUMEN 1, NÚMERO 1, 2015 ISSN: 2463-0519 VOLUMEN 1, NÚMERO 1, 2015 ISSN: 2463-0519 Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia Rector Mauricio Alviar Ramírez Vicerrectora de investigaciones María Patricia Arbeláez Montoya Decano Facultad Nacional de Salud Pública Álvaro Olaya Peláez Jefe Centro de Investigaciones Facultad Nacional de Salud Pública Sergio Cristancho Marulanda Grupo de Investigación Historia de la Salud, Facultad Nacional de Salud Pública Coordinador Álvaro Casas Orrego Semillero Historia de la Salud EDITORIAL Comité editorial Jana Catalina Congote Durango Álvaro León Casas Orrego Comité evaluador Jairo Gutiérrez Avendaño Jazmín Sugey Santa Álvarez Comité académico José Julián Herrera Pulgarín Manuela Barrios López Asistencia editorial Cindy Restrepo Alejandra Mejía Diseño e impresión Editorial L Vieco S.A.S. Facultad Nacional de Salud Pública Las ilustraciones de los artículos son fragmentos tomados de: Artículo 1. St. Mary’s Hospital, The Operating Room. Instructions for Nurses and Assistants. Rochester, Minnesota, (Philadelphia: W.B. Saunders Company, 1924), 141. Artículo 2. St. Mary’s Hospital, The Operating Room. Instructions for Nurses and Assistants. Rochester, Minnesota, (Philadelphia: W.B. Saunders Company, 1924), 134. Artículo 3. St. Mary’s Hospital, The Operating Room. Instructions for Nurses and Assistants. Rochester, Minnesota, (Philadelphia: W.B. Saunders Company, 1924), 60. Artículo 4. Juan C Llano, Morfi nomania, (Medellín: Imprenta del Espectador, 1900), 22. Artículo 5. St. Mary’s Hospital, The Operating Room. Instructions for Nurses and Assistants. Rochester, Minnesota, (Philadelphia: W.B. Saunders Company, 1924), 6. Contenido Presentación5 Álvaro León Casas Orrego El aborto criminal 7 Alejandra Mejía Narvaez La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo 13 Nora Beatriz Usuga Gutiérrez Dora Margarita Vergara Los locos también hacen historia 27 Ana Isabel Cadavid Castrillón Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental 59 Susana Rodas Carvajal Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia 77 Documentos Fuentes para una historia de la homosexualidad en Colombia. 97 Angela Agudelo Ospina El Semillero de Formación en Historia de la Salud 101 Jana Catalina Congote Durango Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 5 - 6 Luz Elena Muñoz Lopera 3 Presentación E l trabajo del Semillero de Formación Historia de la Salud que se presenta en esta publicación, es el resultado de la coordinación de la actividad intelectual en procesos de investigación que en la modalidad de Trabajo de Grado realizan nuestros estudiantes en diferentes programas académicos de la Universidad de Antioquia. En la labor como profesor del Departamento de Historia y coordinador del Grupo Historia de la Salud, adscrito al Centro de Investigación de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, es muy alentador apreciar de conjunto el resultado de varias experiencias de formación en investigación, vinculadas a las líneas de trabajo del Grupo, aunque no todas dirigidas por nuestros integrantes, y reconocer en ellas un propósito común en la construcción de la historia de la salud en nuestra región, con un nivel de calidad académica caracterizado por la puntualidad en la definición de los objetos de estudio, el uso sistemático de fuentes documentales de archivo y la inteligente presentación narrativa, documentada y crítica de los resultados. En estos cinco artículos, compuestos por un ejercicio de escritura, tres fragmentos de los resultados de trabajos de grado y una investigación de maestría, la comunidad académica especializada de la Universidad y el lector desprevenido, podrán encontrar aportes significativos al conocimiento de nuestro pasado sanitario, inscrito en la interpretación de los problemas nacionales relativos al proceso de modernización del Estado, los procesos de industrialización y urbanización característicos de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, además de la reforma sanitaria generalizada que implicó a los países de América Latina en la primera mitad del siglo XX. El trabajo de las estudiantes de Historia, Dora Vergara y Nora Usuga, coadyuva al rescate de una pregunta, hasta ahora muy olvidada en la historiografía nacional, sobre la cuestión de la degeneración racial y social, así como las propuestas higienistas y eugenésicas en Colombia en la primera mitad del siglo XX, aportando elementos de análisis fundamentales en el repensar de la historia política y la historia de las ideas, al tiempo que hace aportes a la configuración documentada de una historia de las ciencias psi, que en Colombia reflejaron no pocos de los planteamientos sobre determinismo geográfico, racismo, alienación y regeneracionismo presente en pensadores europeos como Lamarck, Spencer, Buffón, Morel y Lombroso. En este mismo sentido de formación de la psicología y la psiquiatría en Antioquia, la contribución de Susana Rodas, recientemente egresada del programa de Psicología de la Universidad de Antioquia, es novedoso, al incorporar a la revisión histórica una mirada sistemática de un registro, a veces muy mentado, pero poco trabajado por los historiadores de la medicina y de la psiquiatría. El abordaje que sobre las historias clínicas del HOMO, le permitió un manejo con mucho dominio, sobre el tema de la morfinomanía, en una fecha más temprana de lo que reconocen hoy las estadísticas nacionales sobre el consumo de sustancias Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 5 - 6 El ejercicio de escritura realizado por Alejandra Mejía, estudiante de Historia que aborda las problemáticas del aborto a comienzos del siglo XX y su tratamiento moral, en este se describen algunas prácticas abortivas llevadas a cabo por las mujeres, así como los esfuerzos sociales para controlar la conducta sexual femenina. 5 alucinógenas, por lo que resulta novedoso, y muy útil este acercamiento desde la perspectiva histórica. Como resultado, de una trabajo muy juicioso y riguroso, también sobre las historias clínicas del HOMO, el aporte de Ana Isabel Cadavid, resulta ser una observación anticipada en Antioquia, de la realidad de la locura y los encerramientos, de la psicopatología y la frenopatía, en su tránsito de la psiquiatría clásica a la psiquiatría ampliada, visible en los trabajos históricos europeos a partir del análisis de los trabajos de Morel y Kraepellin en la segunda mitad del siglo XIX. La sentencia “Todos estamos locos”, formulada por Cadavid constituye una verdadera premonición historiográfica sobre una realidad actual de la psicología, la psiquiatría y el psicoanálisis, comprometidos en los juegos del diagnóstico de hiperactividad o déficit de atención en niños y de depresión en adultos como forma de la medicalización generalizada de la sociedad contemporánea. Finalmente un trabajo que se inserta en el campo de la historia de la medicina y de la enseñanza de la medicina en Antioquia, resultado de la investigación de la Maestría en Historia de la Universidad de Antioquia de Luz Elena Muñoz, investigación que da cuenta de ciertas prácticas discursivas, realidades de la enseñanza de la medicina que se verbalizan como “tratar, cortar, abrir, cerrar, coser”, describe el orden del procedimiento de los galenos en la mejor época de la medicina anatomoclínica. Muñoz describe con crudeza detalles interesantes de las formas de la enseñanza de la anatomía en la escuela de medicina de la Universidad de Antioquia, evidencia para nuestro caso una de las primeras y más significativas discontinuidades en la constitución de la medicina científica moderna, en la obra del médico francés Marie François Xavier Bichat. De esta manera, la comunidad académica de la Universidad de Antioquia recibe una muestra representativa de los trabajos realizados por estudiantes e integrantes del Semillero, coincidentes con las líneas de investigación del Grupo Historia de la Salud, haciendo visible con ello la calidad del proceso de formación profesional en historia, y las posibilidades de inserción del análisis histórico para la comprensión de los temas de la salud y de la salud pública, como perspectiva válida en la interpretación de los problemas que aquejan actualmente nuestra sociedad. Felicitaciones a todos los estudiantes autores –algunos ya egresados– por esta magnífica contribución, y desde luego a su coordinadora por esta labor de compilación y edición. Presentación Álvaro León Casas Orrego* 6 * Doctor en Historia de América Latina, profesor titular del Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, coordinador del Grupo Historia de la Salud, Centro de Investigación Facultad Nacional de Salud Pública, y tutor del semillero de Investigación Historia de la Salud de la Universidad de Antioquia. alcasas05@yahoo.es, semillerohists@gmail.com. El aborto criminal Alejandra Mejía Narvaez1 1 Estudiante Séptimo semestre de Historia Universidad de Antioquia. Integrante del Semillero Historia de la Salud. aleed0507@hotmail.com, semillerohists@gmail.com Resumen El siguiente trabajo aborda el aborto como práctica criminal en Colombia a partir de la recopilación de información relativa a las relaciones entre Estado e Iglesia, se tienen en cuenta además las implicaciones jurídicas visibles en la legislación colombiana, así como los postulados de los médicos sobre esta práctica, los cuales repercutieron en acciones de control sobre la vida privada y las conductas de las mujeres colombianas. Palabras clave Aborto, práctica criminal, médicos, legislación, control, mujeres, vida privada. Desde la época colonial la tradición religiosa ha estado inscrita en el catolicismo, por lo que consolidada la independencia y creada la nueva república, el Estado tomó una posición confesional en su configuración, es así como, a finales del siglo XIX los sujetos no sólo poseían calidad de feligreses sino también de ciudadanos. En esa reacomodación de los estamentos que conformaban la socie2 dad para el siglo XIX, la constitución se elaboró tomando modelos extranjeros y adaptándolos a las realidades americanas, donde la influencia de la religión sería decisiva en la formulación de sus consignas.2 El Código Penal de 1890 conjugaba esa simbiosis entre Estado e Iglesia, donde era evidente la influencia religiosa en sus premisas por su contenido moralizante. Desde esta perspectiva, el Código Penal de 1890 declaraba como ilícitas una serie de conductas que iban desde la bigamia, el amancebamiento y el adulterio, hasta el estupro y el aborto, reduciendo a un nivel casi inexistente la intimidad y la libertad de los ciudadanos. Aunado a lo anterior, el elemento femenino se convirtió en el foco en el que recaía toda responsabilidad ya que socialmente se pensaba que era la mujer quien se encontraba más propensa a perpetrar estos delitos: Garrido Calderón, (1995), El aborto en la historia, Acta Médica Dominicana, 30-33, en: http://www.bvs.org.do/revistas/amd/2014/17/10/ amd-17-01-030-033.pdf Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 7 - 12 E l aborto ha constituido una práctica cultural y económica, presente en las sociedades occidentales, que trasciende su relación con el acto criminal y pecaminoso que le imprimió la cultura cristiana en Europa y América. En Colombia, las perspectivas legales, sociales y morales se confunden en una tradición histórica en la que los preceptos religiosos han tenido un enorme influjo en la visión que se ha formado de esta práctica, a lo largo de la historia. 7 La sexualidad de las mujeres antioqueñas estuvo condicionada a la imagen que las asociaba con la Virgen María, de ellas se esperaban valores como el recogimiento, la castidad, la virginidad, el recato, el pudor, la vergüenza, la sujeción, la obediencia, la buena reputación, la inocencia, con el fin de preservar y trasmitir un ideal de pureza que las alejara de los placeres del cuerpo, negándoles la posibilidad de disfrutar de su sexualidad, bien vista solamente si estaba bendecida por el matrimonio por ser el medio para lograr la procreación. Cualquier sentido del sexo distinto a la procreación legítima era visto como perverso y dañino para el cuerpo, y con mayor razón para el alma.3 En la legislación colombiana vigente entre 1890 y 1930, el aborto era considerado como tal en tanto que la mujer hacía uso de alimentos, bebidas, golpes o cualquier otro método con el fin de expulsar el feto antes de su nacimiento, no obstante cuando la acusada aducía haber cometido el aborto para proteger su honor y era reconocida de buena fama y honrada, la condena disminuía: Art. 642. Pero si fuere mujer honrada y de una buena fama anterior, y resultare, á juicio de los jueces, que el único móvil de la acción fue el de encubrir su fragilidad, se le impondrá solamente la pena de seis a tres meses de prisión, si el aborto no se verifica; y de cinco a diez meses, si se verifica.4 El aborto criminal La gravedad del delito en los casos de abortos e infanticidios se medía de acuerdo a la imagen que la acusada tenía ante la sociedad, por lo tanto las declaraciones de los testigos cobraban gran valor, pues, eran los familiares y los vecinos quienes vigilaban la conducta de las mujeres, eran ellos quienes opinaban sobre la moral y el comportamiento de ellas. 8 De acuerdo con lo anterior, las mujeres se cuidaban de los rumores y de las acusaciones en su contra, dado que a causa de esto se ponía en juego su imagen y la estima que la sociedad tenía de ellas. En este punto es necesario hablar un poco sobre el concepto que se tenía de aborto entrado el siglo XX, no obstante se ha encontrado que el derecho penal y la medicina de la época percibían el aborto desde perspectivas diferentes aunque no del todo aisladas. Según el derecho penal de la primera mitad del siglo XX el aborto se definía como: La expulsión prematura y voluntariamente provocada del producto de la concepción. No importa la época en la que se verifique, sea o no viable el feto; lo que importa es el hecho de que se hayan empleado medios para provocar la expulsión y, naturalmente, que la gestación no haya llegado a su término.5 Por su parte, la rama de la medicina concibe el aborto como: La interrupción del embarazo en los primeros meses en que todavía el fruto no es apto para la vida / El límite preciso entre lo que se puede considerar aborto y parto prematuro no existe. Generalmente se considera como aborto la interrupción del embarazo de las veinte y cuatro semanas, con peso menor de 800 gramos y longitud menor de 32 centímetros. Sin embargo, ha habido casos de fetos perfectamente viables a las veinte semanas y se han desarrollado normalmente. […] De ahí que no se puede precisar límites precisos entre aborto y parto prematuro, todo depende de las causas que ocasionaron la expulsión del producto de la concepción y de los cuidados y atenciones que se le presten al feto.6 3 Natalia Gutiérrez Urquijo, “Los delitos de aborto e infanticidio en Antioquia, 1890-1930”, Historia y Sociedad 17 (2009): 159. 4 Miguel Martínez, Código penal colombiano con anotaciones y leyes reformatorias (Bogotá: Imprenta del Departamento, 1899), 100. 5 Lázaro Uribe, “Aborto”, Boletín Clínico 2 (1935): 150. 6 Rafael Alvear Cárdenas, “Symposium de ginecología y obstetricia. Aborto”, Medicina y Cirugía 24, 1-11 (1957): 26. Si bien es importante conocer lo que en materia de legislación se ha dicho sobre el aborto para mediados del siglo XX, se ha optado por tratar el tema desde la medicina, dado que el código penal se concentra más en enumerar y sancionar los medios y las acciones por las cuales se puede provocar el aborto, mientras una visión médica ofrece un panorama más amplio en términos de las implicaciones etiológicas, los métodos abortivos más frecuentes, el proceso de investigación para esclarecer si el aborto fue espontáneo o criminal, incluso puede arrojar información sobre el contenido social y económico que suponía llevar a cabo esta práctica. Etiológicamente hablando, para el siglo XX, los anales de la medicina indican que se contemplaban cuatro tipos de causas para provocar el aborto: causas paternas, causas maternas (y estas a su vez se subdividían en causas externas e internas), causas fetales y causas socioeconómicas o criminales. Causas paternas Las causas paternas hacían referencia a las afecciones del hombre, que en su papel de procreador y aportador del espermatozoide, podrían fungir como causal del aborto: 7 Alvear, 1957, 27. 8 Alvear, 1957, 27. […] algunos hombres producen espermatozoides que son demasiado débiles para imprimir en el huevo el impulso germinatorio necesario. […] Son causas etiológicas, las enfermedades de los padres, tales como la sífilis, la tuberculosis, alcoholismo, parálisis general, la práctica excesiva del coito […].7 Causas maternas Estas se dividían en externas e internas. Las causas externas eran las que tenían que ver con el ambiente que rodeaba a la mujer gestante y los factores que se derivaban de éste, posibles causantes de la expulsión del feto: […] grandes emociones, buenas o malas, que pueden dar trastorno psíquicos o lesiones traumáticas, los ejercicios agradables como en los grandes deportes y competencias, grandes velocidades con apuros imprevistos, la electricidad, el coito excesivo […].8 Por otro lado se encontraban las causas internas que básicamente constituían las afecciones anatómicas, infecciosas y hormonales de la madre, y que podrían producir la muerte de la criatura Causas fetales Las causas fetales eran aquellas que por la precaria salud de la criatura ocasionaban el aborto: La muerte del feto y las anomalías de sus apéndices, es decir, los defectos del plasma germinal dan origen al aborto. […] Las afecciones del cordón, las degeneraciones hidatiformes que casi siempre interrumpen el embarazo, las afecciones placentarias, como desprendimientos, infartos blancos, apoplejía, placenta muy baja, endoarteritis, afecciones del cordón umbilical, torceduras, nudos, estenosis, afecciones del annios, polihidram- Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 7 - 12 Ambas concepciones del aborto están orientadas a la expulsión el feto antes de finalizar el proceso de gestación, sin embargo la medicina de la época advierte que si dicha expulsión se presentaba después de las veinticuatro semanas ya no se hablaba de un aborto sino de un parto prematuro, desde esta perspectiva el feto podría sobrevivir por fuera del útero. De la misma manera, el derecho penal contemplaba como aborto la interrupción del embarazo y la expulsión del producto de la concepción sin importar la etapa de gestación en la que se encontrara, es decir, independientemente de si era viable o no la vida del bebé al momento de ser expelido. 9 nio, oligohidramnio, anherencias amnióticas, afecciones del cuerpo fetal, anomalías del crecimiento, monstruos, muertes por asfixia, por hemorragia de la placenta.9 Causas socioeconómicas o criminales De acuerdo con los especialistas en el área de la salud, las causas socioeconómicas o criminales arrojaban el porcentaje más alto de abortos para mediados del siglo XX. Para éste periodo comenzaba a emerger en Colombia una clase social media, asalariada y proletaria, que se concentraba en las grandes ciudades como producto del desplazamiento de la población de los campos a las ciudades en busca de bienestar, seguridad económica y con aspiraciones de ascenso social, además el modo y la calidad de vida que se llevaba en las grandes urbes, bajo un sistema económico capitalista y consumista que era bastante atractivo para esa población migrante: El aborto criminal En el área geográfica del municipio de Medellín a lo largo del siglo XX se han producido varias oleadas migratorias que han modificado profundamente la ciudad. La primera se puede situar a finales del siglo XIX y principios del XX, esta primera oleada fue impulsada por la actividad comercial, el acceso a la educación, el desarrollo de vías de comunicación y las primeras industrias que atrajeron campesinos de tal manera que la ciudad comenzó a crecer entre 1910 y 1930; la segunda a mediados del siglo XX, entre 1940 y 1960, con la consolidación del desarrollo industrial que atrajo gente hacia las distintas ciudades colombianas […].10 10 En éste contexto, las fuentes nos indican que el mayor número de abortos criminales se presentaban entre la clase media, quizás en su afán de sostener el ritmo de vida que ésta demandaba: Pero la clase media, es la que vive de sueldos, de pequeñas industrias, y le temen a la responsabilidad y más que todo el gran deseo de igualarse a la clase económica alta […] que los hace ver la imposibilidad de tener muchos hijos con el sueldo de que viven, todo por pura imitación.11 Es así como las condiciones económicas no representaban el único móvil que motivaría las prácticas abortivas entre las mujeres: El aborto clandestino se haya muy propagado entre nosotros […] Sus causas o móviles que tomamos de una reciente obra de Deontología son los siguientes: Prejuicios sociales o religiosos. Razones económicas. Corrupción de las costumbres (concubinato, adulterio, la viudez). Condición de inferioridad de la mujer ante la ley. Desamparo social. Falta de protección a la infancia abandonada. Falso concepto del honor. Falta de preparación deontológica de enfermeras, comadronas, farmacéuticos y médicos. Deficiente amparo legal de la legitimidad. Impunidad del ejercicio legal de la medicina. Falta de cooperación médica para el control de la clandestinidad. Tendencia de los matrimonios a disminuir la natalidad. Falsa tendencia feminista a la vida económica y social modernas. Influencia del deportismo exagerado, creación del tercer sexo. Falta de control en el expendio de sustancias abortivas: medicinas, utensilios, instrumentos.12 Como se dijo inicialmente, el honor y la moral de las mujeres era de vital importancia 9 Alvear, 1957, 28-29. 10 Sandra Ramírez Patiño y Karim León Vargas. Del pueblo a la ciudad. Migración y cambio social en Medellín y el Valle de Aburrá, 1920-1970 (Medellín: Hombre Nuevo Editores, 2013), 36. 11 Alvear, 1957, 29. 12 Alvear, 1957, 39. Si bien el control social sobre la conducta sexual de las mujeres era elevado, se presentaban numerosos casos de nacimientos de hijos ilegítimos y de abortos provocados con el fin de encubrir el escándalo y la vergüenza: Con la mayor frecuencia el aborto es provocado en los primeros meses de la gestación, y la razón es obvia: la mujer lo busca con el fin de ocultar una preñez indeseada, quizás una deshonra; y mientras más temprano lo haga más probabilidades tiene de que esta no suceda o de que aquella pase inadvertida, pues la indiscreción de la preñez va creciendo con el correr de los días; en una preñez avanzada hay qué vencer dificultades mayores, como son el nacimiento de un feto vivo al que quizás haya qué dar muerte, la dificultad de su ocultación por el mayor tamaño, y la teatralidad del trabajo expulsivo que es la misma de un verdadero parto.13 Los abortos criminales representaban una preocupación de salud pública, no sólo por su connotación pecaminosa y delictiva, sino también por el aumento de muertes en la población femenina por complicaciones del mismo: Actualmente podríamos afirmar, que no nos sería difícil agregar a las observaciones publicadas por los colegas Hurtado Salazar y Sánchez, un centenar de abortos criminales de los cuales un buen número ha terminado con la muerte, y en el mejor de los casos las pacientes han presentado complicaciones graves.14 En cuanto a los procedimientos empleados en el aborto criminal, las fuentes hablan de una variedad inimaginable de métodos, desde el consumo de brebajes a base de plantas y sustancias químicas, hasta golpes, actividad física pesada, opresión del vientre por prendas intimas, incluso la punción directa del saco amniótico por inmersión de objetos extraños en la cavidad vaginal, siendo ésta última opción la más creativa por la naturaleza de los objetos utilizados para este fin: Punción del huevo.- Se verifica ésta con un instrumento como aguja de hacer crochet, varilla de paraguas, o cualquiera otro semejante, introducido por la cavidad vaginal, ciegamente.15 Hace poco se atendió en el servicio de maternidad una paciente en estado de suma gravedad en la que el examen ginecológico se le encontró introducido en la matriz un tallo de perejil colocado allí, para terminar con un embarazo de tres meses […].16 En el marco legal los procesos judiciales iniciados por aborto requirieron la participación de peritos que demostraran médicamente si la mujer había estado en embarazo, si el feto era de de dicha persona, la causa de muerte de la criatura, si ésta había nacido viva, el método abortivo utilizado, entre otras cuestiones. No obstante, los conocimientos ginecológicos y obstétricos eran precarios para la época, por lo que las conclusiones periciales muchas veces eran ambiguas o incompletas: Como en muchos de los procesos abiertos no se logró establecer el cuerpo del delito por falta de precisión en las exposiciones de los peritos o, como el servicio médico en los procesos por aborto e infanticidio solamente eran un apoyo para ayudar a esclarecer las causas del delito, las opiniones de los peritos no siempre fueron decisivas o tomadas en cuenta para la resolución del caso17 13 Uribe, 1950, 150. 14 Hernando Caicedo, “Auge del aborto criminal”, Heraldo Médico 4, 80 (1946): 12. 15 Uribe, 1950, 153. 16 Caicedo, 1946, 12. 17 Gutiérrez, 2009, 174. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 7 - 12 para la sociedad colombiana hasta muy entrado el siglo XX, por lo tanto se empleaban grandes esfuerzos por controlar la conducta sexual de aquellas, ya fuese por medio de la legislación, la religión o la moral familiar. 11 En el ámbito de la obstetricia existían pautas éticas que de ser violadas eran duramente sancionadas, además el código penal de la época promulgaba la judicialización por mala praxis a profesionales del área de la medicina que llevaran a cabo procedimientos abortivos clandestinos o cualquier otra acción que atentara contra la vida, incluyendo la prescripción de anticonceptivos. El Código Moral Médico que se encontraba vigente en éste periodo tenía una enorme carga moral, filosófica e incluso religiosa, lo cual es un reflejo de los prejuicios que invadían el ramo de la medicina y que entraban en contradicción con su carácter netamente científico: El aborto criminal Entre nosotros el Código de Moral Médica elevado hoy a la categoría de Decreto-Ley condena el aborto y no admite excepciones en su artículo noveno que dice así: 12 18 Cárdenas, 1957, 40. El médico no podrá prescribir ni ejecutar acto alguno que tienda de manera directa o deliberada, cualquiera que sea el fin perseguido, a destruir la vida humana, como el aborto, la eutanasia o el uso de anticoncepcionales Este mandato está inspirado en los preceptos morales del Derecho Natural: No matarás. No se pueden hacer males para que vengan bienes.18 El anterior acercamiento a las problemáticas del aborto considerado como “criminal” deja entrever las diversas situaciones conflictivas a las que se enfrentaron las mujeres y cómo esta situación se convirtió en un problema de salud pública, pues aunado a los peligros de las prácticas elementales y la clandestinidad con las cuales estos eran llevados a cabo, se encontraba la carga moral por el estricto control social de la sexualidad de las mujeres. La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo Nora Beatriz Usuga Gutiérrez1 Dora Margarita Vergara1 1 Integrantes del Semillero de Investigación Historia de la Salud, Centro de Investigación Facultad Nacional de Salud Pública. Estudiantes último semestre de Historia Universidad de Antioquia. Este trabajo hace parte de los compromisos del Semillero Historia de la Salud ante Colciencias para la Convocatoria 617. nobeusgu2@yahoo.es, akdora.vergara@gmail.com, semillerohists@gmail.com. Resumen En este trabajo se abordan las condiciones de salud pública en Colombia durante la primera mitad del siglo XX, para ello se retoma a Laurentino Muñoz, y su obra La tragedia Biológica del pueblo colombiano como referente principal. Dicho autor, proporciona un panorama sombrío y “trágico” de la realidad nacional reflejada principalmente en la degeneración racial, la cual según su percepción se transmitía de generación a generación a través de la herencia y de las deplorables condiciones de vida de la mayor parte de la población, las cuales mantenían a la nación en un estado de atraso en el contexto latinoamericano. Desde su labor como médico, Muñoz pretendía establecer unos parámetros claros frente a la necesidad de una intervención eficaz en el país, con el fin de mejorar la calidad de vida y que esto se tradujera en progreso para la sociedad colombiana. Palabras clave Degeneración racial, condiciones de vida, salud pública, medicina, enfermedad. minismo geográfico y a la configuración del territorio y el clima.5 De igual manera señalaban que la degeneración y el progreso eran mellizos por lo que era necesario que el Estado o la Nación en conjunto invirtieran en la población y así atacar todas las enfermedades epidémicas y contagiosas al igual que el juego, el tabaco y el alcohol.6 2 José María Samper. Humanista, literato, periodista y político tolimense (Honda, marzo 31 de 1828 - Anapoima, Cundinamarca, julio 22 de 1888). En él se expresa el carácter interdisciplinario y multifacético manifiesto en aquellos que participaron activamente en la vida política, económica y social del siglo XIX en Colombia. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/sampjose.htm, consultada 17 de abril, 2014. 3 Miguel Samper. Nació en Guaduas el 24 de octubre de 1825, estudió Derecho Civil y Canónico y obtuvo el título de doctor, se dedicó, junto con su padre y sus hermanos a negocios agrícolas y comerciales. El partido liberal lo presentó como candidato pare la presidencia de la República en 1897 y 1898. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/politica/pensa/pensa11.htm, consultada 17 de abril, 2014. 4 Rafael Uribe Uribe. Jurisconsulto, orador, militar, polemista, periodista y diplomático antioqueño (Valparaíso, abril 12 de 1859 Bogotá, octubre 15 de 1914). Encarnó la conciencia social liberal y la concordia por reconstruir una nación en ruinas. Predicó un liberalismo de izquierda, contagiado de ideas corporativistas y de asistencia social y pública. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/biografias/uribrafa. htm, consultada 18 de abril, 2014. 5 Zandra Pedraza Gómez, “El debate eugenésico: Una visión de la modernidad en Colombia”, Revista de Antropología y Arqueología 09, 01-02 (1996): 115-159 122. 6 Álvaro Andrés Villegas, “Nación, intelectuales de elite y representaciones de degeneración y regeneración, Colombia. 1906-1937”, Iberoamericana VII, 28 (2007): 7-24 10. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 A lgunas de las primeras ideas que se dieron a conocer en Colombia sobre la raza y la degeneración durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, fueron las de algunos intelectuales como José María Samper2, Miguel Samper3 y Rafael Uribe Uribe4, quienes coincidían en afirmar la idea de decadencia racial, dicha condición atribuida principalmente al deter- 13 Las ideas mencionadas anteriormente no se materializaron en ninguna publicación conocida hasta el momento, hecho que sí ocurrió a partir de 1918, fecha en la que se llevó a cabo el Tercer Congreso Médico Nacional realizado en la ciudad de Cartagena . Allí el tema fue tratado públicamente por primera vez, el 19 de enero en la sexta sesión, llamada Higiene, Ciencias Naturales, Medicina Legal y Psiquiatría. El médico boyacense Miguel Jiménez López7 presentó el trabajo titulado “Algunos signos de degeneración en Colombia y en países similares. El deber actual de la ciencia”, en el cual afirmó que a través de la recopilación de múltiples observaciones médicas, estadísticas y fisiológicas se podía asegurar el grave estado de degeneración de la población; y aunque los signos más evidentes eran mentales, estos tenían su origen en lo biológico.8 La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo En cuanto a las causas de la degeneración, Jiménez López mencionaba una serie de factores como: la alimentación inadecuada 14 (poco proteínica), la falta de higiene, una educación que privilegiaba la memoria a costa del cuerpo, el carácter y la moral, el alcoholismo, la miseria, las enfermedades tropicales, las infecciones como la sífilis y la tuberculosis, pero esto se resumía en dos causas principales a saber, la falta de una sangre nueva y vigorosa y el desgaste de los órganos inherente a las tierras tropicales.9 Así mismo, otros autores se interesaron en los temas de degeneración, como por ejemplo Calixto Torres Umaña,10 Simón Araujo11 y Lucas Caballero,12 quienes coincidían en la existencia de signos de debilidad biológica, pero que no se podía hablar de degeneración, la pobreza, la falta de higiene, los hábitos alimenticios inadecuados, y el chichismo13 se trasmitían hereditariamente y facilitaban nuestra debilidad racial. Igualmente, Jorge Bejarano,14 Alfonso Castro15 y Emilio Robledo16 se dieron a conocer por su ferviente oposición a las ideas expresadas por el doctor Miguel Jiménez López, aunque los trabajos de Bejarano y Robledo 7 Miguel Jiménez López, nació en Paipa en 1875. Adelantó sus estudios secundarios en Tunja y los universitarios en Bogotá habiéndose graduado de médico en 1899; desde la época de sus estudios en Medicina, en Bogotá, se preocupó por el problema de las enfermedades mentales, visitando el Asilo de San Diego, del cual fue practicante en el año de su grado. Perfeccionó sus estudios en París en donde tuvo oportunidad de frecuentar los servicios psiquiátricos y de asistir a las disertaciones de maestros como Dupré, Remond, Gilles de la Tourette y Banbinsky hacia el campo de la psiquiatría forense, siendo autor de numerosos dictámenes periciales, algunos de ellos publicados. Durante la guerra de los mil días trabajó como médico a cargo de las ambulancias de los ejércitos del gobierno. Humberto Rosselli. Historia de la psiquiatría en Colombia. Tomo I. (Bogotá: Editorial Horizontes, 1968), 281. 8 Zandra Pedraza Gómez, En cuerpo y alma. Visiones del progreso y la felicidad (Bogotá: Departamento de Antropología, Universidad de los Andes, 1999), 207. 9 Álvaro Andrés Villegas Vélez, “Nación, intelectuales de élite y representaciones de degeneración y regeneración, Colombia, 1906-1937”, Iberoamericana: América Latina, España, Portugal (Frankfurt) 07, 28 (2007): 11-12. 10 Calixto Torres Umaña. (1889-1936), médico cirujano de la Universidad Nacional y pediatra de la Universidad de Harvard, públicó varios libros y artículos sobre pediatría. Fue miembro fundador de la Sociedad Colombiana de Pediatría. 11 Simón Araujo, institutor, cofundador de la Universidad Externado de Colombia, presidente y director del banco de la República. Entre sus ideas se destaca la política de aceptación y el reconocimiento del sujeto social y su derecho a la dignificación mediante el acceso equitativo a la nutrición, a una vivienda digna a la educación, a la salud y al bienestar social en general.micolegio.blogspot.com/, consultada Junio, 2014. 12 Lucas Caballero. Militar, empresario, escritor y político liberal colombiano participó activamente en la guerra de los Mil Días (1899-1902), y en la firma del tratado de paz de Wisconsin. Se inició como escritor en el cargo de escribiente de la Dirección Nacional Liberal, y como secretario del general Gabriel Vargas Santos, coordinador de la acción bélica de los liberales desde este puesto redactó muchas de las proclamas que circulaban entre los miembros de este partido. http://www.mcbiografias. com/app-bio/do/show?key=caballero-barrera-lucas, consultada Junio, 2014. 13 Chichismo: Consumo excesivo de la chicha, bebida popular fermentada. 14 Jorge Bejarano. Higienista, se graduó en Medicina y posteriormente se dedicó a la pediatría y a la Salud Pública. Junto con Jiménez López hizo parte de la generación del centenario. Rodrigo Ospina Ortiz, Jorge Bejarano: un intelectual orgánico del partido liberal 1888-1966 (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Historia, 2012). 15 Alfonso Castro, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, profesor de patología general, director departamental de higiene, senador de la república. 16 Emilio Robledo, Médico, humanista, historiador, legislador, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Academia Colombiana de Historia de la cual ha sido presidente. https://www.tareanet.edu.co/wikitareanet/doku.php/emilio_robledo, consultada Junio, 2014. Entre éstos, se encuentran los textos del médico Laurentino Muñoz Trujillo, quien nació en San Sebastián, Cauca en 1905. Cursó bachillerato en la Universidad del Cauca17 y estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, donde se graduó como médico en 1930, con la tesis Estudio de vulgarización científica. Certificado médico pre-nupcial, catalogado como un aporte para la defensa de la sociedad. En 1935, Muñoz participó en la ciudad de Medellín en la Primera Conferencia Antivenérea Nacional, donde afirmó que existía una marcada falta de ética sexual en la población nacional, y esto iba en detrimento de la salud, el trabajo, la felicidad del individuo, y por ende, de la familia y de la sociedad.18 Así mismo, Muñoz fue director de las revistas Hospital de Colombia; Revista de Higiene;19 Salud y Sanidad; El médico colombiano y Heraldo Médico. Cofundador de la Federación Médica Colombiana, la Asociación Colombiana de Hospitales y Seguros Médicos Voluntarios. Laurentino Muñoz dejó entre sus legados científicos diversos escritos entre los que se destacan números artículos publicados en revistas de investigación de las ciencias médicas en nuestro país como son: Revista Facultad de Medicina; Revista Nacional de Agricultura; Anales de la Universidad de Antioquia, y Claridad: Revista semanal. Además, participó en 1968, como colaborador en la edición de la revista El Alcoholismo: causas, efectos, recuperación, junto a los médicos Alfonso Castillo Arias y Álvaro López Pardo, y que tenía como objetivo primordial la prevención del alcoholismo.20 Sin embargo, Muñoz Trujillo fue mayormente reconocido en el ámbito nacional gracias a su obra titulada La tragedia biológica del pueblo colombiano, que contó con dos ediciones 1935 y 1939. Autores como Carlos Noguera, Zandra Pedraza y Humberto Rosselli catalogan al autor y a su obra como un referente de los temas de la degeneración, la eugenesia y la higiene en Colombia, aunque con menos importancia frente a autores como Miguel Jiménez López y Luis López de Mesa entre otros. La tragedia biológica del pueblo colombiano es un escrito que está divido en seis partes principales en las que Muñoz manifiesta su preocupación temas como: el conjunto social, anemia tropical, paludismo, tuberculosis, alcoholismo, enfermedades venéreas, prostitución y matrimonio. En cada uno de estos apartados enfatiza en aspectos como: el contagio, la etiología, la patogenia, la profilaxis y las campañas preventivas. De esta manera, en el tema del matrimonio le da particular importancia a la paternidad, al trabajo del hombre y la función de crianza desempeñada por la mujer. Cuenta además con una carta de Mariano Ospina Pérez a manera de prólogo en que se lee que “el vigor físico es base indispensable de toda capacidad mental y de toda voluntad enérgica”. Este trabajo del médico Laurentino Muñoz Trujillo es un llamado constante a la necesidad en el país de programas de salud, debido a la masiva proliferación de enfermedades. Las cuales fueron descritas en este texto dando a conocer sus causas físicas, biológicas y sociales; ya que se pretendía un tratamiento o solución tanto médica como social. 17 Rosselli, 1968, 343. 18 Carlos Ernesto Noguera, Medicina y política. Discurso médico y prácticas higiénicas durante la primera mitad del siglo XX en Colombia (Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2002), 181. 19 Muñoz recuperó en 1936 la edición de la Revista de Higiene temporalmente suspendida desde 1932. 20 Rosselli, 1968, 349. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 fueron posteriores al debate de 1920 hicieron parte del auge de las opiniones y textos que sobre el tema de la degeneración de la raza se dieron a conocer en las primeras décadas del siglo XX. 15 Para el presente escrito tendremos en cuenta la edición de 1935 y la de 1939 de la obra de Muñoz, la cual cuenta con dos prefacios que nos da a grandes rasgos el contenido del texto; en el segundo de ellos denominado “En la senda de la verdad”, el autor inicia manifestando su preocupación sentida acerca de la condición del país, en cuanto a cuestiones sanitarias que afectaban el correcto discurrir de la sociedad. Dicha preocupación manifestada respecto a la problemática higiénica ya había sido expuesta por otros autores, lo que nos permite suponer la posible existencia de una influencia de tipo local sobre el pensamiento de Muñoz como en el caso de Miguel Jiménez, y a su vez, da cuenta de la existencia de unas nociones generalizadas afines al tema de la raza entre los estudiosos de la época. La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo En Muñoz lo que más se destaca es el planteamiento de una posible serie de soluciones o de prácticas que conllevaran al mejoramiento de las condiciones presentes en la población colombiana. La manera de expresar sus inquietudes reflejan una sensibilidad dramática que podría interpretarse como un medio para atraer la atención. La frase “En la senda de la verdad” alude a su intención de mostrar a través de sus ideas su autoridad para hablar acerca del tema. 16 Una de sus pretensiones evidentes en el texto es establecer responsabilidades, por lo cual se inclina por atribuir al Estado y a la sociedad el aspecto negativo de la situación de la nación. De igual manera argumenta que un buen gobernante debía preocuparse por el adelanto público por cumplir la misión del progreso que se le encomienda y por las necesidades de sus gobernados. Para esto no se requiere ni dinero, ni impuestos, ni energías sino un compromiso social con la defensa de la raza, la salud y el vigor de los colombianos.21 Como tema central Muñoz define la salud como determinante para el mejoramiento de las condiciones desfavorables existentes: “(…) Claro es que lo primero para definir y engrandecer un pueblo es la salud de sus habitantes y la alimentación adecuada; sano y nutrido puede el ser humano trabajar, producir, estudiar, buscar el progreso y la cultura”.22 En su rol de médico el autor asume su compromiso social de crear una conciencia de las carencias en materia de la salud y presenta a manera de reclamo la actitud de indiferencia de otros ámbitos de la sociedad y de manera específica el sector político. Muñoz afirma: Un colombiano a quien pudiera llamar político me dijo un día que los médicos vivían hablando de que Colombia está llena de palúdicos, anémicos, sifilíticos, blenorrágicos, alcohólicos, pianosos, y que él no los había visto. Le contesté que los políticos viajaban en avión, en tren y en automóvil y que subconscientemente no miraban a los lados, ni en las estaciones se detenían a mirar la gente; lo invité a conocer los barrios de Bogotá, los hospitales, hospicios, a salir a algunas veredas y poblaciones, pero no cobró mérito mi invitación. Y es que sucede esto cabalmente: salir de la casa y andar por las vías principales de las ciudades de Colombia y ver al país viajando en avión, en tren y en automóvil, es ignorar las necesidades del pueblo, desconocer la tierra.23 El texto presenta unas consideraciones preliminares respecto al conjunto social de la nación que según Muñoz era contrario a los ideales de progreso. Prevalecía la ignorancia, la enfermedad y la pereza, que se trasmitía de una generación a otra dado que los padres no cumplían su función de educadores ni tampoco la escuela. En palabras de Muñoz: 21 Laurentino Muñoz Trujillo, Tragedia biológica del pueblo colombiano estudio de observación y de divulgación (Cali: América, 1935), 4-5. 22 Muñoz, 1935, 7. 23 Muñoz, 1935, 11. La herencia, según todos los planteamientos presentado por Muñoz, resulta ser pues, uno de los principales causantes de los problemas físicos, morales y culturales de los individuos. Esta perspectiva se encuentra en muchos de los textos publicados en la primera mitad del siglo XX sobre el tema de la raza, como ya se ha mencionado en este trabajo. Esto permite suponer que el autor comparte estas ideas respecto a la condición de la raza en nuestro país y esto, a su vez, constituye el eje central de la mayoría de sus obras, y más específicamente la de nuestro objeto de análisis. Las enfermedades presentes en la mayoría de la población eran, según el autor, la causa del atraso y decadencia del país, ya que eran una de las consecuencias más evidentes de las carencias en materia de higiene, y de cuidado por parte de los gobiernos, esto obliga al autor a plantear la existencia de un estado de debilidad general en la población que influía en la incapacidad para llegar a un estado de progreso. El panorama en general descrito por Muñoz era desolador y terrible, y no era que el colombiano fuera étnicamente inferior o que la geografía tropical inhibía la mente y consumía la energía, pues en su opinión la raza nacional no era propiamente débil, sino que su condición obedecía a otras causas ya mencio- 24 Muñoz, 1935, 16. 25 Muñoz, 1935, 32. nadas, de carácter externo, tales como las enfermedades tropicales y sociales: paludismo, anemia tropical, pian, sífilis, blenorragia, tuberculosis y alcoholismo, entre otras, sumían a la población en la decadencia física, intelectual y moral.25 Por esto el autor designa estas causas como cercanas y fáciles de solucionar, para lo cual sugiere algunos procedimientos que llevarían a la obtención de soluciones reales. Las consideraciones presentes en el texto, podrían ser un reflejo de la actitud del autor en cuanto a los conceptos de degeneración de la raza y decadencia en nuestro país que surgieron a principios del siglo XX. Igualmente, nos permite presumir que el autor tomó de manera radical la ideología moralista para sentirse respaldado en su postura. En esta misma perspectiva el texto enfatiza en enfermedades como: la anemia tropical, el paludismo, la tuberculosis, la sífilis y la blenorragia como principales problemáticas de la población en su mayoría campesina que vivía bajo carentes condiciones higiénicas y sometidas a la ignorancia. Por lo cual tendremos en cuenta las consideraciones generales expuestas en el texto respecto a dichas enfermedades. Anemia tropical Muñoz presenta la anemia tropical como una de las enfermedades más propagadas en Colombia, dado los malos hábitos como la falta de uso de calzado y del inodoro, la escasez económica que obliga a habitar viviendas húmedas con pisos en tierra, además de una alimentación insuficiente, que generaba desnutrición y predisponía a adquirir la enfermedad. En este apartado del texto el autor describe la situación biológica de la enfermedad iniciando por la aparición del parásito, las causas que propiciaban el desarrollo de sus Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 Es necesario insistir: en Colombia desde la cuna el niño es víctima de la dirección equivocada de los padres para educarlo, sin considerar por ahora la inconsciencia con que se reproduce la especie, hecho consecuencial, es claro, de la ignorancia del pueblo colombiano. Pero de más allá de la cuna, es decir, de las células germinativas macho y hembra está viciada la vida del niño en nuestra patria: sifilíticos, alcohólicos, blenorrágicos, hombres sin trabajo, parásitos y zánganos, en miseria fisiológica, engendran estos productos desnutridos y mediocres vistos por todas partes.24 17 huevos, patogenia, es decir, el origen y desarrollo de la enfermedad. De igual forma, habla de la sanidad especificando la profilaxis tanto individual como general, el tratamiento y las posibles soluciones, anexa datos estadísticos del Departamento Nacional de Higiene sobre índices de infestación global en el país. La anemia se contagia a través de la piel de los pies, por donde ingresan al organismo parásitos que lo desgastan al disminuir el hierro de la sangre. Para Muñoz, aunque esta problemática era de fácil solución, para el habitante el uso del calzado representaba incomodidad y un gasto adicional, ya que ignoraba el peligro de estar descalzo; así mismo, no era común que las viviendas tuvieran servicio de agua potable. El enfermo representaba una situación de degeneración de la raza y las condiciones sociales. La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo […] el anémico impotente, en eterna fatiga, incapacitado para el trabajo, dominado desde la niñez por la endemia, hijo de padres también enfermos, es muy razonable que sea abúlico, indolente, resignado hasta la quietud, y que en ese estado de miseria de su salud, también se acostumbre a las otras miserias de la especie: no se salva mientras su cuerpo sea pasto de los parásitos que lo aniquilan y lo convierten en cadáver ambulante.26 18 Paludismo Según Muñoz, el paludismo era una enfermedad propia de regiones con climas cálidos y templados donde se carecía de acueducto y alcantarillado que propiciaban la reproducción de los anofeles, insectos trasmisores de la enfermedad. Al igual que con la anemia tropical las condiciones de vida de la población incidían en la aparición de esta enfermedad, profundizando en la problemática de salud y que unida a otras enfermedades 26 Muñoz, 1935, 51. 27 Muñoz , 1935, 79. afectaban la capacidad de producción laboral y las condiciones del entorno. El autor puntualiza en el desarrollo de la enfermedad iniciando con la aparición del anofeles y sus diferentes etapas de contagio en el ser humano; las condiciones que favorecían la anemia, la sintomatología y el tratamiento. Muñoz señala las problemáticas que generaban las enfermedades en la población: […] cómo es posible exigirle a un conjunto de individuos, a un agregado étnico, fortaleza y vigor, adelanto en la producción agrícola y en la industria, progreso en las conquistas de la mente, si está minado en sus células, si su organismo vacila a cada instante entre la claudicación definitiva y el trabajo mediocre, por la sencilla razón de que las enfermedades lo han reducido a una constitución biológica inferior que no le suministra energía al músculo ni agilidad ni capacidad al cerebro.27 Tuberculosis Igualmente, la tuberculosis era otra de las enfermedades que tenían origen en las precarias condiciones de vida de la población y que se trasmitían gracias a la insalubridad presente en las costumbres, que a su vez contribuían a la propagación del bacilo de koch, causante de dicha enfermedad. En el texto se explica la forma de contagio, las etapas de la infección, la propagación gracias al hábitat de los enfermos y sus prácticas antihigiénicas, al igual que las medidas para contrarrestarla entre ellas los sanatorios, dispensarios, las vacunas y los sueros curativos. Muñoz describe la aparición de la enfermedad de la siguiente manera: La miseria económica aumenta la tuberculosis y ésta conduce a la miseria; correlación de En este texto, Laurentino Muñoz hace una presentación somera de las enfermedades antes mencionadas, las cuales profundiza en otros trabajos como en El apogeo de las enfermedades evitables en América. Sin embargo no difieren en la importancia que el autor da al posicionarlas como una de las principales causas de la degeneración de la raza. Ante la falta de una conciencia colectiva frente a las enfermedades como del tratamiento, era difícil emprender planes que contribuyeran a la erradicación de ellas, que incidían en el estado de pobreza y salubridad presente en la forma de vida de la población colombiana. Era necesario intervenir en las costumbres negativas por medio de la correcta adecuación de las viviendas y, además, crear una conciencia de responsabilidad respecto a la salud individual y social. Es posible que las diferentes enfermedades a las que hace alusión Muñoz fueran el resultado de la negligencia del gobierno y de las situaciones sociales y culturales de la población. No obstante, se podría interpretar cierta satanización a dichas enfermedades considerándolas no propias para una región civilizada. Esto deja ver una ideología con 28 Muñoz, 1935, 95. 29 Muñoz, 1935, 106. cierta tendencia hacia el racismo, la creencia de una raza pura y libre de toda afectación. Alcoholismo Para Muñoz, el alcoholismo era uno de los principales males que aquejaban a Colombia, pero que al mismo tiempo era promovido por el Estado ya que representaba la mayor fuente de ingresos de dineros públicos. Este señalamiento es frecuente en los textos tanto de Muñoz como de otros intelectuales de la época. El hecho de que las rentas del alcohol representaran uno de los mayores ingresos de la nación, y por medio del cual se sostenían las escuelas, la policía y las obras públicas, impedía que se adelantara campañas en contra del consumo del licor. Para Muñoz: Este es el aspecto deplorable y reñido con toda ética en el consumo del alcohol en nuestra tierra: el Estado incita al vicio, despierta los deseos en la bebida, porque el día que el ciudadano se abstenga de ingerir alcohol, ese día las cajas oficiales están vacías, y los maestros de escuela, los alcaldes, los policías, en general, los macilentos y temblorosos empleados públicos no reciben el pago y en sus hogares aumenta el hambre, la angustia; pero para mayor calamidad, el escaso sueldo de muchos empleados públicos, quizás de la mayoría, vuelve al estanco: ni pan, ni vestido, ni medicinas llegan al hogar. Intoxica, enferma, encarcela, el Estado a los padres para ofrecer escuela a los hijos. La entrada mayor proviene del vicio: alcohol y tabaco.29 Una de las más graves consecuencias del consumo de alcohol según Muñoz, se evidenciaba en el factor económico, debido a la disminución de la capacidad para el adecuado desempeño laboral, haciendo del alcohólico un hombre perezoso, insubordinado y deficiente, repercutiendo esto directamente en su familia pues no proveía lo necesario para su sostenimiento. Las personas a cargo de estos individuos veían disminuida y casi anulada Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 resultados fatales y abundante tema para un estudio detenido y a fondo en nuestro país. La subalimentación y el defectuoso régimen alimenticio, provocan un estado de desnutrición favorable a las reinfecciones. La miseria económica ocasiona la estrechez de la vida obligando al hombre a tomar una alimentación incompleta; a albergarse en habitaciones perjudiciales, a soportar una existencia de privaciones, condiciones que analizadas con criterio higiénico dan explicaciones demostrativas en la propagación del bacilo de Koch. De otra parte la tuberculosis en un alto porcentaje hace su eclosión destructora en la edad adulta cuando el hombre está en plena actividad de producción y de trabajo; aniquila así la economía familiar y social y es causa de la ruina económica de un pueblo.28 19 su provisión básica tanto en la alimentación, la educación y la salud, afectando a su vez a la sociedad, a la nación y a la raza humana en general.30 La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo El consumo excesivo de alcohol además de disminuir la resistencia física y la vitalidad del individuo, afecta órganos como el hígado, los riñones, el aparato digestivo, el sistema respiratorio y nervioso, dejándolo expuesto a distintas enfermedades. Además produce serios efectos en la personalidad que van desde de la pérdida de la voluntad, indiferencia, la amoralidad, la anulación de la conciencia y pérdida de las buenas costumbres y lo lleva a un estado de miseria en todos los aspectos de la vida. 20 Igualmente, Muñoz, expone su preocupación por las consecuencias en la herencia del alcohólico, que al decir del autor incidía en la trasmisión de genes degenerados, lo cual evidencia una postura de tipo moralista en cuanto a factores biológicos ignorando el aspecto cultural que es realmente determinante en la formación del individuo y de las sociedades. A través del texto, el autor alinea las enfermedades de carácter biológico con las de carácter moral equiparando en cuanto a la afectación, proliferación y manejo volviéndose reiterativo tanto en la concepción de las problemáticas como el tratamiento. Lo anterior se evidencia en la exposición del autor respecto a las enfermedades venéreas que afectaban la nación. Enfermedades venéreas Sífilis Para Laurentino Muñoz, el contagio de la sífilis se daba a través de las prácticas sexuales desordenadas, principalmente por la prostitución, que a su vez era facilitada por el alcoholismo, esto se evidenciaba en las 30 Muñoz, 1935, 144. 31 Muñoz, 1935, 154. 32 Muñoz, 1935, 234. costumbres propias del género masculino, especialmente el de humilde procedencia, el obrero, el campesino, el ignorante. El excesivo consumo de licor llevaba a dichos individuos a condiciones de degradación social y moral. Otra enfermedad adquirida de manera sexual era la blenorragia, que al igual que la sífilis, y las demás enfermedades venéreas, eran comunes por las prácticas desordenadas e irresponsables del pueblo. La sífilis afectaba de forma social al individuo y generaba la propensión a nuevos padecimientos, por medio de la trasmisión hereditaria. Los hijos de padres sifilíticos tendían a ser portadores de dicha enfermedad, ocasionando generaciones enfermas.31 Blenorragia La blenorragia fue considerada por Muñoz como una enfermedad de intensa gravedad para el individuo y su entorno, adquirida principalmente a través de las prácticas sexuales desordenadas, su mayor preocupación radicaba en los efectos negativos que ocasionaba a la familia y además en la suspensión del tratamiento sin haber logrado su total erradicación. En palabras de Muñoz: La blenorragia individual o colectivamente representa uno de los problemas más graves de la humanidad, y mucho más grave en un país como Colombia en donde la lucha contra las enfermedades, la defensa de la salud, no se comprenden como una necesidad, y no hay el afán, no hay la obsesión de la cuestión higiénica, fundamento de toda ética, base de la prosperidad, de la civilización y de la cultura.32 La lucha contra las enfermedades venéreas en Colombia se ha realizado a través de la implementación de los dispensarios además de reglamentaciones, disposiciones y campañas que han resultado ineficientes y no Dichos dispensarios eran instituciones que brindaban atención a las personas contagiadas por las distintas enfermedades venéreas a través del adecuado tratamiento realizado de manera ambulatoria o interna en el caso de ser necesario. Con estos lugares se buscaba proteger al enfermo, así mismo, como a la familia y a la sociedad, pero en muchos casos se carecía de efectividad debido a la falta de rigor científico en los procedimientos adelantados pues junto a la medicación adecuada se le incluía el uso de la medicina popular: “menjurjes curalotodo […] simples mezclas que no curan ninguna enfermedad por el contrario, las complican todas y empobrecen al pueblo”.33 En el discurso de Muñoz, prevalece la postura clasista, al estigmatizar a ciertos sectores de la sociedad, considerándolos los principales focos de los problemas que aquejaban a la Nación. Para el autor la población pobre, humilde y menos favorecida permanecía en un estado deplorable y vulnerable a otros males. Es así como, los vicios presentes en las costumbres populares como el chichismo, el tabaco, el juego, la pereza diezmaban las óptimas condiciones de vida del país, esto es descrito por el autor así: Lo que el obrero gana lo consume en alcohol, lo que el jornalero consigue en la dura faena de su oficio agotador, lo tira a la mesa del estanco; si alguien está triste, busca el alcohol; si está alegre también; y el pueblo bebe con furor, se emborracha porque esta es la tendencia inveterada, porque para el pueblo que no encuentra diversiones no perjudiciales, es la única diversión que le ofrece el Estado a un alto costo de salud, de la vida misma; este pueblo colombiano es el pueblo melancólico, resignado, supersticioso, el alcohol, la igno- 33 Muñoz, 1935, 261. 34 Muñoz, 1935, 34. rancia, la constitución biológica enferma, lo sujetan a la inercia; si se mueve ejecuta un trabajo de un escaso rendimiento, vive satisfecho de su situación y no comprende cuáles son los beneficios de la vida civilizada; mejor así, pues más grave que ignorar una necesidad es conocerla y no poderla alcanzar (…) No es el terreno el impropio entre nosotros, es el hombre impreparado por enfermo, por vicioso, por perezoso. Por enfermo, por vicioso o por perezoso, el colombiano no trabaja, o si no obsérvese en una población o en una ciudad cuántos hombres cumplen con el deber del trabajo en cada casa y se verá entonces como son muy pocos los hogares en los cuáles los varones llenan ese deber.34 Ante este panorama sombrío presentado por el autor, sugiere la medida del Certificado Médico Prenupcial, con el fin de evitar la propagación de las distintas enfermedades, no solo venéreas, sino también biológicas que afectaban la salud y la integridad de la familia. Esta consideración viene de un trabajo inicial de Muñoz acerca de la necesidad de garantizar uniones matrimoniales sanas en nuestro país. Su texto titulado El Certificado Médico Prenupcial, para graduarse como médico de la Universidad de Antioquia, marcó una línea de análisis presente a lo largo de sus obras académicas. Prostitución A la par con el alcoholismo, surge la prostitución, como problemática social, pues era uno de los medios más eficaces al momento del contagio de las enfermedades de transmisión sexual. Según Muñoz, bajo los efectos del alcohol los individuos eran incitados a actuar llevados por sus impulsos eróticos y sexuales, exponiéndose en la mayoría de los casos al inminente contagio. Esto debido a la irresponsabilidad sexual de los hombres que se sienten orgullosos de Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 han contado con suficiente acogida por parte de los estamentos de la sociedad nacional. 21 sus malas acciones, como el abandono de sus hijos, de la seducción a las mujeres, y de visitar los prostíbulos.35 debía desempeñar la mujer en la crianza de los hijos, el cuidado del hogar y la protección del niño desde antes del nacimiento. Según el autor para el tratamiento de la prostitución el Estado planteaba tres vías, considerarla como delito, reglamentarla y abolirla; dichos procedimientos eran ilusorios por diversas razones: el delito era una injusticia a causa de algunos de los factores que la generaban como la herencia, la segregación, el factor económico y la ignorancia; la reglamentación implicaría el apoyo estatal que su vez iba en contra de la salud nacional, porque representaría permitirla conociendo los demás problemas que acarreaba; su abolición implicaría ignorar la existencia del problema, el cual persistiría a pesar de su prohibición. Por lo anterior, el autor consideraba indispensable la sanidad del hombre al momento del enlace conyugal en el matrimonio y para ello sugería la implementación del Certificado médico pre-nupcial, que garantizaría la salud y una procreación sana, lo cual permitiría la defensa de un pueblo y a su vez de la raza.37 La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo Sin embargo, dicha problemática no necesitaba de paliativos, sino de un compromiso social con la educación de la sociedad colombiana. Dicha educación no consistía en permitir o incitar a la práctica sexual desmedida, para luego tratar sus consecuencias, sino en promover una educación sexual, que permitiera la formación de un carácter y conciencia en el individuo con el fin de generar conductas sanas y acordes con las necesidades del organismo.36 22 Intervenir en la vida sexual de las personas era uno de los objetivos que buscaba el Estado con las campañas de educación sexual para llevar a la sociedad a la civilización a concientizarse de la necesidad del reconocimiento de la paternidad y de la responsabilidad matrimonial, como medidas necesarias para crear una justicia y defensa social eficaz. Una paternidad consiente implicaba la salud, el amor y el compromiso con el trabajo en función de la familia, y así aportar para el bienestar y felicidad de cada uno de sus miembros. El autor enfatiza en el papel que 35 Muñoz, 1935, 279. 36 Muñoz, 1935, 240. 37 Muñoz, 1935, 307. 38 Muñoz, 1935, 283. Para Muñoz uno de los peores efectos del problema de la degeneración causada por vicios, enfermedades e ignorancia eran la herencia alcohólica y venérea, debido a que trasmitían a sus descendientes las taras orgánicas adquiridas por el consumo de alcohol y contagio venéreo, y en la ausencia de la ética y de un carácter sano el padre alcohólico y enfermo dejaba una herencia degenerada a sus familias. Según Muñoz: (…) un pueblo ignorante, destruido por las enfermedades, víctima de los tóxicos alcohólicos, del apetito sexual provocado, anticipado y pervertido, no tiene posibilidad de avance”, así percibía el autor la situación del pueblo colombiano, que a pesar de su necesidad de progreso no contaba con las posibilidades tanto biológicas como sociales para ello.38 El autor es reiterativo en afirmar la necesidad de intervención de parte de los gobiernos en la implementación de planes que atendieran las falencias higiénicas por medio de la defensa de la vida y la lucha contra las enfermedades biológicas y venéreas al igual que contra la prostitución y aquellas perjudiciales tanto para la salud de los individuos como para toda la sociedad como son el alco- holismo, los vicios y la ignorancia. Para ello era indispensable el compromiso de las personas consientes de la problemática, para así unidos poder sacar al país de la situación de decadencia en que se encontraba.39 económicos, y, asimismo, el papel de la mujer en el cuidado del hogar y de los hijos, con el compromiso de que cada uno de ellos asuma su labor. De esta manera se garantizan sociedades sanas. El contraste que expuso en este texto Laurentino Muñoz respecto a condiciones favorables de nuestro territorio, como el clima, la diversidad de flora y la fauna, la fertilidad de la tierra etc. frente una población sumida en estado de inferioridad, de miseria y de degeneración biológica, debido a sus costumbres primitivas y desordenadas, a la falta de higiene privada y pública, evidencia la responsabilidad del ser humano y la sociedad de su estado de civilización o de decadencia y opone creencias de tipo geográfico o tropical. Uno de los énfasis de Laurentino Muñoz era destacar la labor del médico como defensor y guía del progreso de la nación, lo cual realizaba a través de la definición de los fundamentos de la personalidad del individuo, la conciencia intelectiva y la misión trascendente del hombre. Ésto gracias al papel que debía cumplir la medicina, la cual había sido proclamada ciencia primordial para la conservación, mejoramiento y felicidad de la especie. Además, según Pedraza la medicina era considerada en ese momento como una ciencia que protege la salud, la economía, genera riqueza y forma una personalidad social.41 Matrimonio Para el autor el matrimonio era la forma correcta de realizar las uniones sexuales entre hombre y mujer tanto desde el punto de vista higiénico como ético, destacando la importancia de un correcto desempeño de cada uno de los cónyuges con el fin generar una familia acorde a las normas sociales y morales establecidas. Muñoz plantea el papel del hombre en función de sus deberes paternos y Todo esto evidencia la postura de trabajo del médico caucano, debido a sus planteamientos de corte eugenésico y biológico. Según Ricardo Campos, esta tendencia fue propia de los higienistas europeos que buscaban implantar medidas que influyeran en las costumbres, la moral y el medio donde habitaba los pobladores considerados o propensos a la degeneración. Este enfoque era una característica de los escritos higienistas y médico-sociales de la primera mitad del siglo XX.42 Por otro lado, la propuesta de Muñoz evidencia un interés de carácter político presente en la práctica médica que a su vez le daba la validez que requería para su asimilación y posterior ejercicio del poder. Según Carlos Noguera, la figura médica, en dicha época, se asimilaba a un poder particulxar semejante al ejercido por la religión y la política, influyendo sobre la vida y la muerte y de igual modo sobre toda la sociedad.43 39 Muñoz, 1935, 283. 40 Pedraza, 1999, 148. 41 Pedraza, 1999, 151. 42 Ricardo Campos Marín, José Martínez Pérez y Rafael Huertas García-Alejo, “Los ilegales de la naturaleza. Medicina y degeneracionismo en la España de la Restauración (1876-1923)”, Colección Estudios sobre la Ciencia 26 (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2000), 160. 43 Noguera, 2002, 81. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 Las ideas expuestas por Muñoz tenían una tendencia somática con respecto a las enfermedades que afectaban a la población colombiana, en contraposición a los postulados predominantes sobre la influencia de la herencia y del entorno en las características de los individuos. Para el médico la decadencia orgánica y sus consecuencias derivaban de factores como los vicios, las enfermedades, las condiciones antihigiénicas y alimentación deficiente; todos ellos susceptibles de ser combatidos.40 23 La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo 24 Esto último representó una especie de interferencia de parte de la medicina en aspectos morales y generó la intervención de los médicos higienistas en algunos sectores de la población, donde encontraron aceptación y la oportunidad para afianzar su papel en el manejo de la enfermedad física y la moral.44 para disfrutar de las ventajas que la vida le ofrecía, obteniendo bienestar y felicidad. A su vez, el enfermo estaba incapacitado para el aprovechamiento total de la vida; solo a través de una buena salud se estaría apto para el trabajo, la madurez y la estabilidad tanto del individuo como de toda la comunidad.47 La preocupación por el crecimiento desordenado de la población nacional, y la falta de una atención médica adecuada en las distintas zonas del país, despertó en los médicos el interés hacia la salud pública.45 A raíz de la dificultad de llevar los conocimientos médicos a las zonas rurales y pobres, que eran los principales afectados por las distintas enfermedades, vicios y condiciones de vida insalubres, surgieron como medida para solucionar dicha problemática la implementación de manuales, tratados, folletos y cartillas educativas que pretendían llevar a la población necesitada los conocimientos médicos adecuados para tratar y sanear la sociedad. En este sentido, Muñoz refleja la ideología de la medicina higienista, pues hace gran énfasis en la solución de los problemas de la población y por la insistencia en sus escritos de servir como mediador entre la necesidad del país y la tarea del médico. Laurentino Muñoz, en su labor de médico higienista, colaboró en esta tendencia de la medicina a través de la publicación y divulgación de sus trabajos en torno a la cuestión social. Igualmente, lo que se pretendía era implantar en amplios sectores de la población un conjunto de nuevos hábitos y actitudes que fueron resultados de la situación que afrontaba el país y sumado a ellos los prejuicios y pensamientos de la élite, que asumían el papel el papel de defensor nacional.46 La tendencia de la medicina higienista enfocó su mirada a la salud colectiva como una preciada posesión, a través de un discurso preventivo hacia la enfermedad, ya que había una exaltación a la salud, al cuerpo sano y a la sociedad saludable. Consideraba al individuo sano como un ser capacitado Sin embargo, para Carlos Noguera, los intereses expresados en las distintas propuestas médicas e higiénicas tenían un carácter represivo frente a las prácticas populares que generaban en la clase dirigente temor y desconfianza, por lo que pretendían hacer una medicalización general a las masas empobrecidas, ignorantes y causantes del desorden moral y social. Dicha medicalización consistía en la enseñanza de valores modernos que llevaran al país a un estado de civilización y progreso. Igualmente, las medidas higiénicas sugeridas hacían parte de una estrategia de intervención sobre la población, por medio de discursos y prácticas que además de buscar mejorar las condiciones de vida a su vez ejercían un control de parte de los gobiernos en la sociedad.48 Lo que se infiere en la postura de Muñoz es una distancia evidente de los estamentos del gobierno, pues sus sugerencias y críticas las dirige precisamente a los políticos y diferentes gobernantes, que según el decir del autor, no estaban comprometidos con las necesidades de la sociedad nacional. Debido a esto, consideramos que la línea en la que se ubica Muñoz, posiblemente no se inscriba en 44 Noguera, 2002, 172. 45 Andrés Soriano Lleras. “La medicina y la enseñanza médica en Colombia”. Alfredo Bateman (editor). Apuntes para la historia social de la ciencia en Colombia. (1970), 67. 46 Noguera, 2002, 184. 47 Pedraza, 1999, 134. 48 Noguera, 2002, 125. Además, la implementación de campañas higiénicas, según Humberto Rosselli, implicaban dos presupuestos generales: el primero, reconocer el surgimiento de la preocupación por el cuerpo y la salud como un problema social y, el segundo, la consideración de dicha preocupación como un problema de carácter político que ayudaría a la vigilancia y control de la población. Sin embargo, según Rosselli, la generación de intelectuales del centenario expresaban lo opuesto, pues sus planteamientos se inclinaban hacia un nacionalismo que promovía la revolución en el aspecto social, postura presente en los trabajos de Muñoz.49 Con respecto a esto último, Muñoz llamaba a una implementación de planes educativos que permitieran el cambio de conducta en los individuos, y no solamente ejercer un control temporal en sus prácticas. Por lo anterior, se puede inferir que en cierto modo las ideas del autor se alejan de lo que propone Rosselli, en cuanto a reformas sociales; consideramos entonces cierta ambigüedad en Muñoz, pues por un lado critica de manera tajante la labor de los entes del gobierno, pero sin plantear de forma directa cambios sustanciales en los estándares educativos. Suponemos por esto, que las ideas del autor van hacia el sentido de ejercer un control educativo pero sin desconocer los obstáculos que la misma población representaría. Para Muñoz era necesario dar claridad y lo expresa de esta forma: Resumiendo tenemos: el capital humano en Colombia no ofrece ningunas probabilidades de avance en la civilización y en la cultura; el hombre nace enfermo o se cría enfermo; la mayoría del agregado social es analfabeta, ignorante o impreparado; el campesino, único productor está esclavizado en esa lamentable condición, y mientras no exista el hombre económicamente libre es inútil pensar en una racionalidad poderosa y este ideal no llegará a realizarse entre tanto no se organice una intensa y fecunda obra de higiene, de agricultura, de educación del pueblo en varias generaciones, porque la civilización y la cultura no obedecen a leyes metafísicas o simplemente desconocidas, todo lo contrario, obedecen a las sencillas leyes naturales de la vida.50 Laurentino Muñoz, a través del texto refleja motivaciones principalmente ideológicas, a partir de sus planteamientos expresa una mirada crítica al papel desempeñado por el Estado en la concientización de la problemática de decadencia racial y al adelanto de medidas preventivas y asistenciales. El tema de la degeneración en Colombia obedeció en un principio, a unas creencias de corte ideológico moralista, clasista y político, en lugar de tener una razón de tipo científico que planteara de forma concisa el problema y su debido tratamiento. La degeneración de la raza en nuestro país fue un tema de interés para la medicina local e influenciado en parte por los teóricos extranjeros, de lo cual da cuenta la obra de Muñoz y en la que se presenta de forma recurrente como un problema evidente en la población. Además, muestra el compromiso social del saber médico en el tratamiento oportuno y la prevención eficaz de dicha degeneración. Además es importante tener en cuenta que desde su labor como médico, Laurentino Muñoz pretendía establecer unos parámetros a partir de sus conocimientos de salud, frente a la necesidad de una intervención eficaz en el país, con el fin de mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población. Su obra La tragedia Biológica del pueblo colombiano, 49 Humberto Rosselli, “Evolución de la psiquiatría en Colombia.”. Alfredo Bateman (editor). Apuntes para la historia social de la ciencia en Colombia. 1970, 92. 50 Muñoz, 1935, 35. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 13 - 26 la propuesta por Noguera, donde se implantaron medidas de carácter controlador, en tanto que la Tragedia biológica… expresa una necesidad urgente de implementar planes de carácter educativo. 25 nos proporciona todo un panorama sombrío y “trágico” de la realidad nacional percibida por el autor y que nos deja inferir rasgos distintivos de sus planteamientos. La tragedia biológica del pueblo colombiano en Laurentino Muñoz Trujillo El autor se aleja de los conceptos generales de la teoría de degeneración, que le atribuían dicho estado a condiciones geográficas y hereditarias, y se inclina por factores de tipo social como eran las enfermedades y la ignorancia, que frustraban los proyectos de llevar al país a la civilización. Sin embargo, a pesar 26 de las sugerencias planteadas por Laurentino Muñoz, en sus diferentes textos, con el fin de concientizar al país para así hallar un camino hacia el progreso, fue mínimo lo que se tuvo en cuenta a nivel de medidas estatales. Dichas recomendaciones no tuvieron acogida debido a la falta de recursos económicos destinados a la atención de las necesidades básicas de la población afectada, la indiferencia de la clase dirigente y la ignorancia de la mayoría de la nación. Los locos también hacen historia Ana Isabel Cadavid Castrillón1 1 Ana Isabel Cadavid, “¡Todos estamos locos!” Estigma de la locura en Antioquia, 1930-1970, Tesis de pregrado para optar por el título de historiadora, Luis Giovanni Restrepo, Universidad de Antioquia, 2011. isacadavid15@hotmail.com. Resumen Los temas del presente artículo son los expedientes escritos por diferentes autoridades; médicos, inspectores, y alcaldes, los cuales dan cuenta de una mirada particular sobre la locura, los locos, la postura clínica y el quehacer médico y psiquiátrico. Este acervo documental permite un acercamiento a los espíritus perturbados y las enfermedades mentales, lo que permitió evidenciar los sistemas de pensamiento de distintas épocas y con ello las historias no divulgadas de hombres y de mujeres de la vida cotidiana. Palabras clave Expedientes, médicos, locura, psiquiátrico, enfermedades mentales, vida cotidiana. L os archivos de los espíritus perturbados y las enfermedades mentales atesoran en sus anaqueles los sistemas de pensamiento de distintas épocas, y con ello las formas de ser, los usos y costumbres, historias no divulgadas de hombres y de mujeres de la vida cotidiana; agricultores, comerciantes, obreros, amas de casa, personajes sin oficio, entre otros. Expedientes escritos y reescritos por diferentes autoridades; médicos, inspec- tores, y alcaldes. Sin embargo, esta historia pretendida de la mirada cuerda y objetiva sobre la locura resultó ser un arma de doble filo, porque en los archivos no sólo reposan los humores de los insensatos2 101 sino la mirada clínica y el quehacer médico y psiquiátrico, tan vulnerables como sus objetos de estudio. Inspiración divina. Así era considerada la locura por los griegos en la antigüedad. No obstante, la utilización de este concepto ha derivado en diferentes significados desde entonces.3 La locura que en esta investigación se ha conceptuado y argumentado es lo que se 2 Los insensatos eran, según Michel Foucault en la experiencia de la locura en la época clásica, las personas alienadas y perturbadas, los espíritus dementes, los locos. La insensatez, sinónimo de locura en los siglos XVII y XVIII se refería a un malestar del alma, una afección del espíritu que se encerraba en los hospitales, lugar donde se contraía la verdadera enfermedad, la ‘fiebre de las prisiones’. Es decir, en la época clásica la locura era entendida no como enfermedad sino desde el punto de vista de la ética. El insensato no era el que había perdido la razón sino el que traicionaba sus principios. Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica I, traducido del francés por Juan José Utrilla, México, Fondo de Cultura Económica, 1967, pp.174-213. [Edic. original 1962.] En Antioquia, si bien la locura ya era considerada una enfermedad en los años treinta del siglo XX, sus manifestaciones eran nocivas para la sociedad en la medida que atentaban contra la moral Pública, como se deduce de las historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia. 3 Philippe Brenot, El genio y la locura, traducido al castellano por Teresa Clavel, Colección SineQuaNon (Barcelona, Ediciones Grupo Zeta, 2000), 31. [Edic. original 1998]. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 Concepciones de la locura en Antioquia, 1930-1970 27 ha construido de ella desde la época clásica, la psiquiatría del siglo XIX y la modernización durante la primera mitad del siglo XX. Los insensatos en la experiencia de la sinrazón durante el Renacimiento eran pensados de una manera casi uniforme al lado de las almas perturbadas y criminales: Desde 1650 hasta la época de Tuke, de Wagnitz y de Pinel, los hermanos de San Juan de Dios, los congregacionistas de San Lázaro, los guardianes de Bedlam, de Bicêtre, de los Zuchthäusern declinan a lo largo de sus registros las letanías del internado: ‘depravado’, ‘imbécil’, ‘pródigo’, ‘impedido’, ‘desequilibrado’, ‘libertino’, ‘hijo ingrato’,’padre disipado’, ‘prostituida’, ‘insensato’. Entre todos ellos ningún indicio de diferencia: el mismo deshonor abstracto. Más tarde nacerá el asombro de que se haya encerrado a enfermos, que se haya confundido a los locos con los criminales.4 Los locos también hacen historia Es decir, en el dominio de la sinrazón, se encontraba el libertinaje, la profanación y la sexualidad en el mismo lugar que la locura. Todos compartían el espacio del internamiento. Con la invención en el siglo XVII del ‘gran encierro’ el confinamiento de los insensatos se convirtió en una disposición de control social porque hizo parte de los problemas de orden público de la ciudad.5 Si bien existían varias sensibilidades frente a la locura, ésta formaba parte del mundo simultáneamente homogéneo y contradictorio de la sinrazón. De acuerdo con Michel Foucault, había una mirada ética que rechazaba la ociosidad que podía habitar en ella puesto que los locos eran percibidos de la misma manera que los holgazanes y los pobres, es decir, inútiles sociales en tanto que no producían, no eran activos 28 dentro del orden económico. La historia de la locura en la época clásica es una historia de la discontinuidad, en la medida que adquirió distintas connotaciones desde el gran encierro hasta la liberación de las cadenas efectuada por Pinel y Tuke en el siglo XIX.6 En los años anteriores al siglo XIX ya la sinrazón dejaba de poseer los rostros del internado, estos pasaron a ser las manifestaciones propias de la locura. Así, cambiaba el sentido de la alienación en tanto que dejaba de ser del dominio de la sinrazón para convertirse en una enfermedad y hacer parte de la institución asilar, es decir, la locura entendida como perturbación mental se convirtió en el objeto de tratamiento por parte de la psiquiatría y dejó de ser un asunto del mundo correccional, por lo menos en la práctica.7 Los controvertidos libros de Michel Foucault son todavía un referente para estudiar la locura en el mundo occidental, con la ambigüedad y el sentido metafórico que puedan encerrar, con lo que tengan de filosóficos o de ausentes de método histórico en el sentido más académico posible, por un simple hecho revolucionario en sí mismo, el intento no culminado de comprender a los individuos aislados, y al mismo tiempo que son señalados por la sociedad, aquellos considerados como inútiles sociales: Foucault fue una especie de esteta lírico fascinado por los locos y los criminales, al punto de entregarse sin cesar a una apología del delito, no es inútil mostrar hasta qué punto esta obra inaugural, tan extraña y tan criticada, sigue siendo aún hoy, el instrumento más subversivo y más vivo de los interrogantes de nuestro tiempo sobre el origen de la locura, así sea en la controversia.8 4 Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica I, (México: Fondo de Cultura Económica, 1976), 131. 5 Foucault, 1976, 124. 6 Michel Foucault, 171. [Edic. original 1962.] En este libro publicado por primera vez en 1961 el autor analiza el rompimiento que se produjo en la cultura clásica del siglo XII frente a la representación medieval de la locura. Foucault estudia la división que se dio el mundo clásico de la locura entre razón y sinrazón. Judith Revel, Diccionario Foucault, Colección Claves (Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 2009), 98. 7 Michel Foucault, 1976, 172. 8 Élisabeth Roudinesco, “Lecturas de la Histoire de la Folie (1961-1986). Introducción”, Pensar la locura. Ensayos sobre Michel Foucault (Buenos Aires: Paidós, 1996), 32. ción cambió en la forma de percibirla y en la manera de tratarla en el espacio de encerramiento. El manicomio, más tarde convertido en hospital mental, donde el loco estuvo asociado siempre con el peligro y la anormalidad, caracterizaciones que hacían parte de un concepto mucho más amplio y complejo: el de enfermedad mental, definido casi al mismo tiempo con el nacimiento de la psiquiatría entre los últimos años del siglo XVIII y los inicios del siglo XIX en Europa.11 Sus tesis son las guías conceptuales más importantes para justificar la manera de abordar las historias clínicas y la forma de pensar en antihéroes que vivían al margen de las normas establecidas. Es posible que existan prácticas y concepciones similares respecto a la locura en el contexto del que se ocupa esta investigación, así como características propias. Tal vez la psiquiatría francesa de Pinel o los manuscritos de los establecimientos hospitalarios y de beneficencia, hayan sido heredados tardíamente en los archivos de la locura en Antioquia.10 El surgimiento simultáneo de la psiquiatría como saber médico y como rama de la higiene pública para la prevención, que velaba por el mantenimiento de la higiene social, tuvo sus consecuencias en la práctica, por lo menos en la psiquiatría aplicada en Antioquia durante la primera mitad del siglo XX, en tanto que el hospital mental cumplía la doble función de curar la enfermedad y de proteger a la sociedad del peligro potencial que representaba la enajenación, regenerando al individuo para que no sólo encajara en el medio en el que se encontraba sino para que fuera útil desarrollando cualquier tipo de oficio. Según Foucault, para justificar su labor como institución de saber médico, la psiquiatría definió la locura como enfermedad mental, clasificó todas sus manifestaciones y la sometió a observación clínica. La psiquiatría no se dio como un saber especializado de la medicina general, sino más bien como una rama de la higiene pública, es decir, hizo parte de los antecedentes de la salud pública en la medida en que se constituyó en el dominio de la protección social frente a todo lo que representara un peligro como la enfermedad.12 En las historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia existe información que puede ser clasificada en el campo de la ciencia médica e información de la vida familiar y social de los pacientes. Se puede leer la influencia del devenir social, económico y político como la vida privada en las clases sociales. Por lo tanto, el objetivo es desarrollar el tema del estigma de la locura en Antioquia, desde la perspectiva que tenía la sociedad sobre ésta como enfermedad mental y por supuesto, la mirada clínica sobre ella. En Antioquia, entre 1930 y 1970, la sensibilidad social y médica frente a la enajena9 Los dos acontecimientos en los cuales se basa Foucault para hacer Historia de la locura en la época clásica son la creación del Hospital General y el gran encierro de los pobres en 1657 y la liberación de los encadenados de Bicêtre en 1794. Roudinesco, 1996, 69. 10 El médico francés Philippe Pinel contribuyó al desarrollo de la clínica médica y la humanización de los tratamientos para los trastornos de la mente, desde finales del siglo XVIII hasta la primera mitad del siglo XIX. Fue Pinel quien a través de la observación constituyó una primera clasificación para las enfermedades mentales. Ha sido reconocido en gran parte por la ruptura de las cadenas en el Hôpital de Bicêtre, es decir, por su reforma al interior del hospital respecto al tratamiento más humano de los alienados. Diccionario de Medicina Oceano Mosby (Barcelona: MMV Editorial Océano, 1997). 11 Michel Foucault, Los anormales: curso en el Collège de France 1974-1975 (México: Fondo de Cultura Económica, 2001), 115. [Edic. original 1999.] Ver: Philippe Ariès y Georges Duby, dirs, “Gritos y susurros”, Historia de la vida privada, Tomo 8: Sociedad Burguesa: aspectos concretos del a vida privada (Buenos Aires: Taurus, 1991). 12 Michel Foucault, 2001, 116. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 Aunque se le ha criticado por el hecho de defender una historia de la locura por encima de la psiquiatría, cuando en realidad tomó como punto de partida dos acontecimientos significativos en la historia de ésta última9, en su obra se encuentran dicotomías y contradicciones propias del devenir histórico. Con Foucault, leemos tanto una locura que hacía parte de la cultura como una locura concebida desde la ciencia médica y reforzada en las prácticas de la reclusión. 29 El Archivo Histórico Judicial de Medellín alberga las historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia, fondo adquirido en comodato con dicha institución, que cuenta con expedientes desde finales del siglo XIX hasta finales del siglo XX. De esta colección fueron seleccionadas cincuenta historias clínicas de manera aleatoria entre los años de 1930 y 1970 de las que se obtuvieron 2797 registros organizados en base de datos a partir de los que se hizo la presente investigación sobre las formas de pensar la locura en Antioquia entre 1930 y 1970. Los locos también hacen historia Con el objetivo de no divulgar la privacidad de los pacientes, en los registros de historias clínicas se omitieron los nombres propios y en su lugar se les dio un nombre ficticio. Las variables de la base de datos son las siguientes: nombre ficticio, procedencia, edad, raza, estado civil, educación, antecedentes personales, antecedentes familiares, estado actual, observaciones físicas, observaciones psíquicas, paraclínicos, diagnóstico psiquiátrico, pronóstico, observaciones, certificado médico, tratamiento y anexos. Para hacer una mejor lectura de los datos agrupados en las columnas, se explicará cómo se ordenó la información; sobre todo en aquellas variables que contienen gran cantidad de texto y las que se refieren específicamente a términos médicos. 30 En la variable del estado actual se describe la información proporcionada por los familiares y por el paciente sobre la condición en las que éste se encontraba en el momento de hacer la evaluación médica. Del mismo modo, se registran las apreciaciones personales del médico. Las observaciones físicas se refieren al estado de salud, se registra la tensión arterial, el pulso, la temperatura y se da cuenta de las enfermedades, signos y sín- 13 tomas físicos que padecía el enfermo mental. Por otro lado, las observaciones psíquicas corresponden al conjunto de características del comportamiento y de la mente valoradas por el médico. Así mismo, se definen los comentarios de los parientes, el discurso del enajenado y el ambiente familiar y social en el que vivía. Los paraclínicos constituyen el conjunto de ayudas diagnósticas, es decir, las pruebas y exámenes de laboratorio que soportaban el diagnóstico de las enfermedades. El diagnóstico por su parte, se refiere a la determinación de una enfermedad o trastorno por medio de la evaluación médica de los signos, los síntomas y la valoración de los exámenes y procedimientos clínicos. El pronóstico es la predicción del resultado de una enfermedad, de acuerdo con el estado de la persona y el curso habitual del trastorno. Por último, el certificado médico correspondía a la descripción de signos, síntomas y perturbaciones mentales sufridas, a partir de las cuales se sustentaban las razones para el internamiento en el Hospital Mental de Antioquia.13 Según los expedientes analizados la procedencia de los internados en el Hospital Mental de Antioquia, muestra que eran de Medellín y Rionegro en su mayoría. Sin embargo no se puede asegurar el por qué de la procedencia reiterada de estos lugares pues las historias clínicas investigadas forman una pequeña parte de todo el archivo. Así mismo, existen registros de personas procedentes de Córdoba, Norte de Santander y de otros lugares del mundo como Río de Janeiro y Ginebra. Estos dos últimos llaman la atención, pues quienes procedían de esas ciudades fueron recluidos en el Manicomio Departamental en las décadas de 1940 y 1950 respectivamente, en las que se lee a través de los registros el tratamiento clínico psiquiátri- Los términos médicos fueron tomados de: Diccionario de Medicina Oceano Mosby (Barcelona: MMV Editorial Océano, 1997). Los términos del glosario fueron definidos a partir de un diccionario moderno y por lo tanto, los conceptos psiquiátricos y clínicos utilizados entre las décadas de 1930 y 1970 deben ser entendidos en el contexto que se produjeron. El glosario presentado al final, es simplemente un recurso utilizado para ilustrar al lector sobre el significado actual de los mismos. Conducta inconducente e inadecuada en su hogar, en sus negocios y en sociedad. Alcoholomanía, insomnio, abandono del hogar y en su persona. Despilfarrador de su dinero. Hace negocios fantásticos y firma compromisos bancarios sin depósitos. Intenta fugarse en avión. Presenta cambios bruscos del humor y no atiende insinuaciones de nadie. Trasnocha constantemente. Estuvo internado en una clínica de París por haber presentado un acceso maníaco depresivo. Luego estuvo en el Manicomio de Medellín por haber presentado un acceso de hipomanía de donde salió mejorado hace unos pocos días para recaer ahora con mayor intensidad. Perturbaciones que empezaron a manifestarse desde hace unos cinco meses a consecuencia de familia psicopática. El asilamiento de este alienado es motivado por su conducta inadecuada y por imposibilidad de contenerlo y tratarlo en su domicilio o en otra parte y por el peligro que corre en la calle y para sus negocios.15 El promedio de edad más frecuente entre los asilados era de cuarenta años. No obstante, esta cifra es aproximada ya que en las historias clínicas se observa que el registro de la edad no era exacto, debido a que los pacientes y sus familiares desconocían tanto la fecha de su nacimiento como la edad actual al momento del ingreso. Del mismo modo, los datos sobre la raza y el sexo componen una fuente de información cualitativa y no cuantitativa; los expedientes fueron seleccionados aleatoriamente y, por lo tanto, son un fragmento de lo que se puede encontrar en el archivo del Hospital Mental entre 1930 y 1970. Así, en ese período ingresaron hombres y mujeres predominantemente blancos, lo que sorprende en relación con las teorías planteadas en la Facultad de Medicina sobre la degeneración de la raza en los primeros decenios del siglo XX, planteamiento según el cual, una de las principales causas de la locura era la herencia. Según el profesor Miguel Jiménez López: El cruzamiento entre colonizadores españoles y razas aborígenes no es un cruzamiento biológicamente feliz. Las razas aborígenes eran deficientes desde antes del descubrimiento, estaban degeneradas precozmente. Los conquistadores revelaban monstruosidades del carácter, eran ‘tipos anormales, de una emotividad enfermiza, pasionales y pervertidos morales.16 En el Hospital Mental de Antioquia era mayor el número de personas solteras recluidas, lo que es predecible en algún sentido si se tienen en cuenta los ideales de vida de la época, las formas de concebir el quehacer y el deber ser cotidiano.17 Tal vez las personas solteras eran más propensas a conductas y prácticas que alteraban el orden social, sobre 14 Se puede hablar de una psiquiatría de contención en dos sentidos. En primer lugar porque en la década de 1940 prácticamente no se introdujo ningún cambio en los métodos que se aplicaban desde 1920, tratamientos que eran empíricos dado que la mayoría de las veces no tenían fundamentos científicos tales como el aislamiento en jaulas y la contención mecánica por medio de cadenas y camisas de fuerza. Por otro lado, en el decenio de 1950 el ejercicio terapéutico de la psiquiatría, si bien atravesó una época de transformación, en la que se probaron nuevos tratamientos como la laborterapia, la psicoterapia y la narcosis prolongada, seguía siendo de aislamiento. Humberto Rosselli, “Del Manicomio Departamental al Hospital Mental de Antioquia”, Historia de la psiquiatría en Colombia, II tomos (Bogotá: Editorial Horizontes, 1968), 503-505. 15 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10946, 1951. 16 Humberto Rosselli, “Iniciación de los estudios de psiquiatría.”, Historia de la psiquiatría en Colombia, II tomos (Bogotá: Editorial Horizontes, 1968), 283-284. 17 Ver: Luis López de Mesa, Escrutinio sociológico de la historia colombiana (Medellín: Editorial Bedout, 1970.) Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 co predominantemente de contención y aislamiento14 113 como se describe en el certificado médico de un paciente, procedente de Ginebra, del 19 de noviembre de 1951: 31 todo las mujeres, quienes debían mantener el recato y el pudor en el espacio público y en su vida privada, de lo contrario eran señaladas en la sociedad por sus conductas extravagantes; como lo demuestra el certificado médico de una mujer blanca y soltera enviada por el alcalde municipal de Liborina el 13 de agosto de 1954: Perturbaciones mentales consistentes en manía aguda con excitación motora y psíquica. Se trata de una solterona que adopta constantemente posiciones eróticas, su mímica es exagerada. Sus ideas delirantes son incoherentes. Está enferma es huérfana […] Es muy pobre y a su subsistencia le ayuda una prima también muy pobre. […] En sus períodos de calma es retraída, casi no sale de su hogar, solamente a misa. Se trata probablemente de una psicosis periódica. Perturbaciones que empezaron a manifestarse desde hace unos veinte días. A consecuencia de tal vez una insuficiencia alimenticia. […] El aislamiento de esta alienada es motivado por constantes escándalos en las calles, canta y ríe, se entra a las casas y quiebra vasos, floreros y enseres de uso personal, etc. Liborina, 12 de agosto de 1954. Enviada por la Alcaldía Municipal de Liborina.18 Los locos también hacen historia Por otro lado, los oficios o formas de trabajo a las que se dedicaban las personas antes de ingresar al Hospital Mental de Antioquia eran las de agricultor y oficios domésticos, lo que puede sugerir que los individuos prove- 32 nientes del campo constituían la mayoría de los internos en dicho establecimiento, como lo señalan las memorias del Secretario de Gobierno y los informes del Secretario de Higiene y Asistencia Social en las décadas de 1930 y 1940 respectivamente. Si bien los alienados, perturbados, enajenados, etc. eran declarados en la mayoría de los casos interdictos, es decir, privados de sus derechos civiles de acuerdo con el Código Civil y el Código Judicial Colombiano,19 esta condición no los eximía de los deberes que tenían: ser útiles y productivos para la sociedad. Por eso, se creó el servicio de laborterapia, ideado para aquellos débiles mentales que habían sido reportados por las autoridades porque vagaban por las calles y no tenían un domicilio fijo o un trabajo, personas que no se adaptaban al medio social existente y, por lo tanto, eran repartidas en todas las instituciones de beneficencia;20 el hospital mental hacía parte de ellas.21 Según Michel Foucault, el confinamiento: Antes de tener el sentido medicinal que le atribuimos, o que al menos queremos concederle, […] ha sido una exigencia de algo muy distinto de la preocupación de la curación. Lo que lo ha hecho necesario, ha sido un imperativo de trabajo. Donde nuestra filantropía quisiera reconocer señales de benevolencia hacia la enfermedad, sólo encontramos la condenación de la ociosidad.22 18 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 3053, 1951. 19 En 1955 se modificaron algunos artículos del Código Civil y el Código Judicial Colombiano pertenecientes a la ley 95 de 1890 sobre el ejercicio psiquiátrico referidos a la interdicción por manifestaciones claras de anormalidad mental. Para más información ver: Guillermo Uribe Cualla, “Modificaciones al Código Civil y al Código Judicial Colombiano en su aspecto psiquiátrico”, Antioquia Médica 5, 1 (1955). 20 Para profundizar en el tema de la beneficencia en la ciudad de Medellín ver: María Patricia Castro Hernández, “Beneficencia en Medellín 1880-1930” (Monografía de pregrado para optar al título de Historiadora, Departamento de Historia, Universidad de Antioquia, 1994). 21 La ergoterapia o laborterapia fue el nombre que se le dio a la terapia ocupacional instituida como departamento desde 1954 en el Hospital Mental de Antioquia. Era un servicio integrado por dos secciones; la primera en la que se complementaba el diagnóstico con la terapia, aplicada especialmente en casos difíciles, y la segunda dedicada a la rehabilitación y readaptación social de los alienados, además de ocupar en diversos oficios a los enfermos crónicos o incurables. Su objetivo era el de curar a los enajenados y readaptar a los interdictos. Según Augusto Díez y Luzmila Acosta “la terapia ocupacional considera al enfermo como si viviera en una sociedad normal y por lo tanto le permite al médico eliminar los medios coercitivos y de contención mecánica, para sustituirlos por la mayor libertad posible y facilitar el movimiento ordenado, liberando la energía sobrante para emplearla en una actividad productiva, porque la vida es actividad y en ella las fuerzas que no se emplean tienden a extinguirse.” Augusto Díez y Luzmila Acosta, “Ergoterapia. Hospital Mental de Antioquia”, Antioquia Médica, Directores 8, 9-10 (Medellín, 1958): 370-372. 22 Foucault, 1976, 102. En Medellín, en las décadas de 1930 y 1940 se divulgaba, a través del Boletín clínico la conveniencia de practicar la higiene mental, que consistía en el control de las emociones y en la capacidad de inhibición frente a los actos indecentes, el consumo de alcohol y el uso de drogas heroicas.24 Esta práctica contribuía a que factores como la herencia, de la que se especulaba que siendo ésta frágil predisponía el cerebro al desequilibrio y a la demencia, no perturbara el sistema nervioso. De acuerdo con lo anterior, observamos cómo estaba en juego una doble moral en la que la familia pedía la reclusión de sus adictos, desequilibrados y dementes y, al mismo tiempo, era la portadora de ese mal heredado, de cerebros “[…] de baja tensión, morbosamente hiperestesiados o flojos, verdaderas cajas de resonancia en las cuales los choques de fuera se multiplican hasta llevarlos a la desadaptación o a la ruptura definitiva”.25 En las historias clínicas del Manicomio Departamental, los antecedentes familiares del alienado fueron significativos desde la década del veinte, en la medida que proporcionaban información sobre el ambiente familiar, uno de los factores importantes, concebido como desencadenante de la locura y la degeneración de la raza. En esa década se implementó de manera definitiva el recurso de las historias clínicas para llevar el registro y control sobre los enfermos y para determinar las causas de alienación26. Sin embargo, la psiquiatría todavía no se definía de manera clara, en tanto que no aplicaba un método propiamente científico para determinar un trastorno mental o la herencia de una conducta psicopática. El registro de los antecedentes familiares por parte del médico, no constituía un diagnóstico psiquiátrico como tal, sino una observación clínica. De esta manera, para establecer los antecedentes, se elaboraban diagnósticos de presunción basados en la información proporcionada por el paciente y por los familiares del mismo. Por otro lado, los antecedentes personales, además de registrar las características psíquicas daban cuenta de los padecimientos físicos, aunque no de una manera detallada, eran más bien observaciones realizadas por el médico en el momento de evaluar al enfermo, que consideraban la información proporcionada por éste y sus parientes. En el lenguaje médico utilizado para caracterizar las patologías mentales se aludía a la noción de anormalidad: “[…] desde muy tierna edad se manifiesta un poco anormal, por su genio, sus costumbres extravagantes, pero era sin embargo, era manejable”.27 En el siglo XX, este discurso no era sólo del dominio de 23 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 3524, 1935. 24 Un estudio exhaustivo sobre el uso de drogas derivadas de la heroína y otros medicamentos y sustancias psicoactivas, narcóticas y estupefacientes en: Víctor Manuel García García, Remedios secretos y drogas heroicas. Historia de los medicamentos en Antioquia 1900-1940, (Medellín: Universidad Nacional de Colombia, 2008). 25 Eduardo Vasco, “Practiquemos la higiene mental”, Boletín Clínico VII, 1 (1941): 64. 26 Luciano López Vélez, Historia institucional y terapéutica del Hospital Mental de Antioquia en sus 125 años, Grupo de Investigación en Historia Social, CISH, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, (Medellín, Universidad de Antioquia, 2006). 27 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 2286, 1931. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 El medio familiar fue considerado siempre como un factor importante en la determinación de la locura, y esto en varios sentidos. En el siglo XVIII era la familia la que pedía el internamiento de sus alienados. Así mismo, en el contexto que nos ocupa, las familias de los perturbados mentales pedían la reclusión de sus parientes, para tal efecto, debían presentar un certificado médico que en ocasiones, no era diligenciado o incluso no demostraba la supuesta enfermedad mental del individuo. De otro modo, la familia y la herencia han sido considerados como factores desencadenantes de trastornos mentales, como se lee en un registro de antecedentes familiares del 14 de mayo de 1935: “[…] su padre murió enajenado, sufrió probablemente una melancolía evolutiva”.23 33 la psiquiatría, era también un asunto jurídico en tanto que el individuo fuera considerado peligroso. La anomalía ha sido desde los inicios de la psiquiatría y la jurisprudencia29 un problema que le compete tanto a las pericias médicas como a las legales, dado que el estado mental de un individuo daba cuenta si era susceptible de sanción penal, si era peligroso o no y en la misma medida si era readaptable o curable. Teniendo en cuenta que la anormalidad no sólo encerraba a los dementes, sino como los define Foucault, al incorregible, al monstruo y al masturbador, el aparato jurídico no intervenía para aplicar una sanción penal sobre un individuo de derecho, sino que más bien se constituyó como un aliado de la pericia psiquiátrica que apartaba a los individuos peligrosos del resto de la sociedad; corregía al delincuente y curaba al enajenado. El resultado, la normalización de ambos.29 Los locos también hacen historia El médico antioqueño reparaba en las costumbres, el carácter, la conducta y la condición social. En la década de 1940 la forma de percibir al enfermo mental seguía siendo la misma, no obstante, se le prestaba mayor atención a la vida social y a la conducta del paciente durante su permanencia en el manicomio. En los antecedentes se nota la ausencia del discurso psiquiátrico, pese a los postulados que circulaban en la época sobre la higiene mental, la incidencia del factor hereditario en las enfermedades mentales, el alcoholismo, entre otros,30 ya que el psiquiatra se restringía a redactar la entrevista realizada al paciente y a sus allegados y sólo tomaba nota de los tratamientos realizados en ingresos previos. 34 Hacia el final de la década de 1920, se conoció por primera vez en Colombia el psicoanálisis.31 No obstante, los trastornos mentales seguían siendo concebidos desde una perspectiva moralizante. Todavía no existía en el ejercicio de la medicina en Antioquia un lenguaje claro y estrictamente psiquiátrico sobre la enfermedad mental. La clínica jugaba un papel predominante en el tratamiento de la locura mientras que la psiquiatría poseía unos conceptos inacabados, arraigados a la moral, sobre todo para describir la conducta humana, como se demuestra en una observación del estado actual de 1928: […] en adelante y hasta el día de su salida se ocupó en oficios varios: auxiliar del enfermero, trabajos de albañilería, de blanqueamiento, en la vigilancia de trabajadores, etc. desempeñando todo con corrección, buena voluntad y comedimiento. Puede afirmarse que durante este período no dio muestra de trastorno mental alguno y que por el contrario, su inteligencia, memoria, actividad y afectividad funcionaron con una sorprendente normalidad.32 Así, a partir de los conceptos de normalidad y anormalidad el comportamiento de los asilados en el Manicomio Departamental quedaba dividido entre el bien y el mal. Para caracterizarlo, se utilizaban términos tales como; corrección, buena voluntad, y comedimiento. Si bien se especificaba el trastorno de cada enajenado, el diagnóstico no daba cuenta de la realidad vivida por el paciente y pareciera que los rostros de la locura de los 28 Ver: Foucault, 2001. 29 Foucault, 2001, 37. 30 En 1933 en la Asamblea Médica reunida en Medellín se dio a conocer por primera vez la higiene mental en la conferencia del Doctor Eduardo Vasco sobre higiene mental y psiconeurosis infantil. En sus apuntes para dicha conferencia insinuó la importancia tanto de los laboratorios clínicos como de la psicopatología para el estudio y preparación social frente a la herencia y sobre todo, para la aplicación de la profilaxis en la sociedad en general. Humberto, Rosselli, “Psicopedagogía e higiene mental”, Historia de la psiquiatría en Colombia, 2 tomos (Bogotá: Editorial Horizontes, 1968), 633. Sobre la incidencia de la herencia y las adicciones en los trastornos mentales y la práctica de la economía mental para contrarrestarlos en los decenio de 1930 y 1940 ver: Eduardo Vasco, “Practiquemos la higiene mental”, Boletín clínico VII, 1 (1941): 62-66. 31 El psicoanálisis fundado por Sigmund Freud, estudia el comportamiento humano a partir de la psicoterapia y la utilización de técnicas como la asociación libre, el análisis de los mecanismos de defensa y la interpretación de los sueños, basadas en el concepto de inconciencia dinámica. Diccionario de Medicina Oceano Mosby, (Barcelona: MMV Editorial Océano, 1997). 32 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10627, 1928. Desde el decenio de 1920, la conducta, los trastornos del ánimo, la ideación y el lenguaje eran los que delataban la anormalidad del sujeto, y por lo tanto, su enfermedad. En el certificado médico para el ingreso al Manicomio Departamental, las valoraciones para aislar a un supuesto alienado eran confusas dado que en ese entonces no era una institución hospitalaria como tal. Sus funciones eran las de recluir, aislar y restituir socialmente a los perturbados mentales. En los años veinte apenas se habían elaborado las primeras historias clínicas por orden del director Lázaro Uribe Calad. El Manicomio Departamental disponía de pocos recursos económicos y precarios equipos médicos. Así mismo, su función social resolvía el problema de encerrar en sus celdas a los alienados agitados que trasgredían la seguridad de la población. Era apenas el comienzo de un nuevo ciclo en el que se esperaba mejorar los tratamientos existentes y las condiciones de vida de los reclusos.34 Conversaciones en voz baja. Las voces de la locura y la psiquiatría en el Hospital Mental de Antioquia Para entender las funciones hospitalarias en diferentes contextos, es importante aclarar tanto los orígenes del hospital y la clínica como sus significados, para comprender el devenir del hospital psiquiátrico en el siglo XX. El Hôpital General de París fundado en 1656, tenía como funciones las de hospedar y alimentar a las personas que por su propia voluntad llegaban a dicho establecimiento y también a quienes eran enviados por la autoridad real y judicial. Dicha entidad velaba por el orden general, por la subsistencia y el cuidado de los pobres. Para Michel Foucault no era una institución de tipo médico, era un establecimiento administrativo que se autorregulaba.35 Sin embargo, desde el siglo XVIII el hospital es entendido como una institución médica y terapéutica destinada a curar al enfermo. No obstante, era creador de enfermedad, en él se incubaban patologías que debían ser erradicadas y curadas. El origen del hospital moderno se dio cuando se medicalizó precisamente su espacio, antes lugar de internamiento de pobres, insensatos, prostitutas, entre otros. Según Foucault “[…] en una estructura especial, el hospital constituye un medio de intervención sobre el enfermo […] El espacio hospitalario se medicaliza en su función y efectos. Esta es la primera característica de la transformación del hospital a finales del siglo XVIII. Al mismo tiempo la presencia del médico en el hospital se reafirma y se multiplica”36. De esta manera, se fue constituyendo no sólo como un instrumento terapéutico para la cura, sino como un lugar de conocimiento y de instrucción médica. Así, establecido el concepto de hospital como centro médico asistencial, la clínica entró a ser parte fundamental de este medio hospitalario ya que era definida como la disposición dentro del mismo para la formación y trasmisión del saber.37 33 Los rostros de la locura a los que se refiere Michel Foucault son todos aquellos que habían sido confinados en el dominio de la sinrazón. Foucault, 1976. 34 López, 2006. 35 Foucault, 1976, 81-82. 36 Foucault, 1976, 30-31. 37 En el Diccionario de la Lengua Española la clínica y el hospital tienen varios significados: “Clínica. Ejercicio práctico de la medicina relacionado con la observación directa del paciente y con su tratamiento. 2. Conjunto de manifestaciones de una enfermedad. 3. Establecimiento sanitario, generalmente privado, donde se diagnostica y trata la enfermedad de un paciente, que puede estar ingresado o ser atendido en forma ambulatoria. 4. Departamento de los hospitales dedicado a la enseñanza de la clínica. Hospital. Establecimiento destinado al diagnóstico y tratamiento de enfermos, dónde se practican también la investigación y la enseñanza. 2. Casa que sirve para recoger pobres y peregrinos por tiempo limitado”. Diccionario de la Lengua Española, Vigésima segunda edición (Bogotá: Real Academia Española, 2001). Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 siglos XVIII y XIX en Europa,33 hubieran quedado inmóviles en el dominio de la psiquiatría hasta el siglo XX puesto que continuaban siendo poco explícitos sobre los signos y los síntomas de los trastornos mentales, formas diagnósticas tales como locura periódica, confusión mental y delirio polimorfo prevalecieron hasta la década del cincuenta. 35 El comportamiento del loco en el interior del Manicomio Departamental era la principal observación en los años treinta, más que la conducta de éste en el medio familiar y social. Para Foucault, la mirada clínica representaba una falsa verdad en el conocimiento de la autoridad médica sobre el paciente, en tanto que el estado de ánimo de éste en el hospital mental, una institución alienante, cambiaba por los tratamientos farmacológicos suministrados y por las prácticas coercitivas impuestas. El humor, las ideas, el lenguaje y los trastornos en cada uno de ellos continuaban siendo los objetos de la mirada clínica y la práctica psiquiátrica, para determinar la enfermedad mental, para definir en las formas de ser humanas qué era anormal. Un ejemplo de ello se lee en el siguiente certificado médico: […] perturbaciones mentales consistentes en agresiones a las personas y a las cosas, delirio de grandeza, tristezas frecuentes y vocabulario soez. Necesidad imperiosa de caminar y de trabajar fuertemente que no está en lo normal. Atenta contra las personas que lo rodean”.38 No obstante, en la década de 1930 se incrementaron las observaciones psiquiátricas y simultáneamente se empezaron a utilizar nuevos conceptos; los signos y la condición física fueron cruciales desde la perspectiva organicista de la enfermedad mental.39 Los locos también hacen historia En el campo terapéutico se implementó la ergoterapia, se describían los oficios desempeñados por el paciente, las relaciones familiares, la orientación en el tiempo, en el espacio y con las personas; del mismo modo, las causas de perturbación mental, los motivos de ingreso y los motivos de salida. El médico, 36 el alcalde y la Inspección de Permanencia de Medellín eran las autoridades encargadas de demostrar la enajenación mental según la sintomatología y la conducta del presunto loco descrita en el certificado. De esta manera, surgen varias preguntas: ¿Cuál era la función del Hospital Mental? ¿A quién le correspondía su administración? ¿Quién determinaba la vigilancia de los alienados? ¿Quiénes decidían quién era peligroso, quién estaba loco y quién no lo estaba? ¿Cuál era la función de la policía? La función del Hospital Mental de Antioquia era la de acoger a todos los enfermos mentales, para excluirlos de la sociedad por su peligrosidad y ofrecerles algún tratamiento que mejorara su calidad de vida. Hasta los años cuarenta del siglo XX sus funciones no variaron mucho, los métodos para el manejo de los enfermos y las prácticas de contención y aislamiento seguían siendo las mismas.40 Desde 1920 y hasta 1946 el médico alienista Lázaro Uribe Cálad fue designado para la administración y la clasificación clínica de las enfermedades en el Manicomio Departamental. Así mismo, existía una Junta directiva que se encargaba de aprobar los presupuestos para la administración de sus recursos, creada por la Ordenanza Número 16 de abril de 1922. Algunos artículos de la ordenanza eran los siguientes: Artículo 1: El Manicomio Departamental tendrá una Junta Directiva que se denominará “Junta Directiva del Manicomio Departamental”, compuesta del Gobernador, que será su presidente y en su defecto el Secretario de Gobierno, y de dos médicos nombrados por el Gobernador [...] Artículo 3: Tendrá el Manicomio los siguientes em- 38 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 1062, 1936. 39 La psiquiatría organicista o biológica se consolidó en el siglo XX como herencia de las doctrinas del positivismo radical. Es una escuela de la psiquiatría que preconiza los principios neurológicos, químicos y físicos de la enfermedad mental por encima del estudio del medio social. Diccionario de Medicina Oceano Mosby, versión en español traducida y adaptada de la última edición de la obra original en inglés Mosby’s Medical, Nursing and Allied Health Dictionary (Barcelona: MMV Editorial Océano, 1997). 40 “El aislamiento en jaulas, la utilización de esposas, grilletes y camisas de fuerza siguieron siendo la principal medida de contención para controlar los enfermos agitados que ingresaban a este establecimiento. El Arsénico, el Bismuto, el Mercurio y algunos sedantes e hipnóticos mezclados con hidroterapia, combinaciones de agua caliente y agua fría, combinados con algunos químicos, sales minerales y electroterapia, al igual que con técnicas de malarioterapia y piretoterapia eran algunas de las drogas y procedimientos utilizados por el doctor Lázaro Cálad y sus auxiliares para el manejo de los pacientes allí asilados”. Luciano López Vélez, 2006, 96-107. Los miembros de dicha junta eran el gobernador de turno, que asumiría las funciones de presidente y dos médicos designados por el mismo. En 1930 por medio de la Ordenanza Número 17 se estableció el Servicio Médico del Departamento, el cual designaba para el Manicomio Departamental los cargos de director alienista, médico general y practicante interno. Sin embargo, la administración y los tratamientos practicados eran decididos por el director de acuerdo con su formación médica.42 En Antioquia, la enajenación mental durante la primera mitad del siglo XX fue un asunto social, competente a las autoridades médicas y civiles. No obstante, la incorporación del discurso psiquiátrico a la clínica y las prácticas hospitalarias en el Hospital Mental de Antioquia fueron procesos posteriores a la asimilación de la locura como un problema de orden cívico y moral. El médico, a principios del siglo XX, cumplía la función de mentor de la sociedad sobre la higiene pública desde una perspectiva moral, papel que quedaba claro en los juicios de valor presentes en las observaciones clínicas: En general esta muchacha manifiesta una inestabilidad de humor; en ocasiones ligeramente excitada y pendenciera, a veces reticente y retraída […] el 19 de mayo su padre la visita y ambos piden insistentemente la salida, la cual se concede salvando toda posibilidad sobre el porvenir moral de esta niña”.43 “Es un perfecto chiflado con la megalomanía de los débiles mentales ya que todavía cree en varitas mágicas y en su alta mentalidad de aedo”.44 Según el historiador Jorge Márquez el compromiso social de los médicos era con el pueblo y con quienes detentaban el poder; en primer lugar, instruía la población respecto a la limpieza del cuerpo, del alma y de los espacios públicos. En segundo lugar, hacía parte del proyecto civilizador de salubridad y desinfección de las ciudades.45 El estigma de la locura en Antioquia se aprecia tanto en el discurso psiquiátrico y la mirada clínica como en la sensibilidad de la familia frente a los trastornos y la enajenación. La sociedad y la psiquiatría, en su ejercicio eran estigmatizadoras de la enfermedad mental, en la medida que la primera señalaba y diferenciaba y la segunda aislaba y clasifi- 41 López, 2006, 100- 101. 42 López, 2006, 96-110. 43 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 2286, 1931. 44 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 3524, 1935. 45 Más información sobre la medicina y la sociedad antioqueña en: Jorge Márquez Valderrama, “La Facultad de Medicina y la sociedad antioqueña”, Universidad de Antioquia. Historia y presencia (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1998), 250. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 pleados: Un Director Alienista, que será el médico encargado de la higiene general del Manicomio y a la vez el jefe único de la Clínica de Enfermedades Nerviosas y Mentales que se abrirá cuando la presente ordenanza entre en vigencia; un Médico General que atenderá únicamente el servicio médico de los asilados, de los enfermos que resulten en el personal de enfermeros y de las Hermanas de la Presentación [...] Un Técnico de Laboratorio encargado del Laboratorio Clínico del Manicomio que se abrirá para el correcto funcionamiento de las clínicas; un Practicante Interno, con derecho a la alimentación y que tendrá la obligación de llevar la historia clínica de cada enfermedad y de aplicar oportunamente las prescripciones médicas del director [...] Artículo 7: En el Hospital del Departamento se ocuparán de los casos que necesiten como tratamiento una intervención quirúrgica, y los enfermos serán de nuevo trasladados al Manicomio cuando haya pasado el peligro inmediato de la operación. Artículo 8: Autorizase al Gobernador para consecución de un empréstito hasta por $50.000 para la terminación del edificio destinado a los pensionados...41 37 caba basada en criterios médicos y morales al mismo tiempo. Foucault argumenta que esas afrentas creadas y mantenidas por la sociedad no eran más que calificaciones éticas y prejuicios. Es precisamente a partir del discurso de la anormalidad que se diferenciaba en algún sentido al delincuente del loco, el primero infringía la ley y el segundo vulnera la moral y las reglas éticas.46 Así, en los expedientes de 1930 se encuentran descripciones de la forma de vestir, caracterizaciones de los trastornos padecidos, los reflejos y los signos, opiniones de los familiares sobre el estado actual del enfermo y detalles sobre las enfermedades infecciosas padecidas por el mismo. En un certificado médico del 2 de noviembre de 1931 se expresa lo siguiente: Marcadas tendencias de huida y en efecto, a cualquiera hora de la noche se sale de la casa habitaciones vecinas, a largas distancias como la población, al monte, después de engalanarse bien con flores y pintura y en solicitud de novios, usando además expresiones procaces. Desde que se le contradice se enfurece y ataca los miembros de la familia de manera violenta y mantiene la idea de matar a uno de la casa con intensidad obsesionante. Por todas estas circunstancias debe llevarse para el manicomio. Rionegro, Octubre 31 de 1931.47 Los locos también hacen historia La enajenación, la alienación y la perturbación mental eran sinónimos de locura con los que se identificaban a las personas que tenían conductas y maneras de ser fuera de lo normal en los usos de la época, aunque se ma- 38 nifestaran con características muy diferentes en cada persona, lo que sugiere la ausencia de un lenguaje universal para el estudio y la comprensión del comportamiento humano, de la mente y sus enfermedades. Según Germán E. Berríos: Los síntomas mentales son (las más de las veces) recurrentes y con variaciones cuantitativas en el discurso y la acción humanas. Estas últimas, en cambio, son estados complejos atados a los límites de la teoría. En consecuencia, los intentos de producir descripciones ‘ateóricas’ o ‘fenomenológicas’ de los signos y síntomas mentales son mal concebidos. Una buena descripción en psiquiatría consiste en algo más que en la obtención de partículas confiables de conducta que, según se espera, todavía contengan lo bastante del signo biológico que las causó inicialmente y que aporta la información para el diagnóstico, el tratamiento y la investigación.48 El hospital Mental de Antioquia había sido pensado en un principio como una institución para recluir a todos aquellos que fueran asociados con la enfermedad mental, con el peligro y la anormalidad. Su razón de ser todavía no era clara en los años cuarenta, ya que entre éste y la cárcel se repartían las funciones de recluir, vigilar, corregir y readaptar.49 Los enajenados residentes en los municipios de Antioquia eran retenidos en las cárceles mientras se elaboraba el certificado médico que permitiera su entrada al manicomio; “[…] el asilamiento es motivado por la imposibilidad de tenerlo en su casa pues 46 Foucault, 2001, 29. 47 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 2286, 1931. 48 Germán E. Berríos, Historia de los síntomas de los trastornos mentales. La psicopatología descriptiva desde el siglo XIX (México: Fondo de Cultura Económica, 2008), 25. 49 De acuerdo con Michel Foucault esas funciones compartidas entre el dominio terapéutico y el dominio judicial no respondían en primera instancia ni a la enfermedad ni al crimen sino que ambas estaban orientadas a corregir al individuo peligroso. Foucault, 2001 41-42. [Edic. original 1999]. Por otro lado, Foucault argumenta que en el siglo XVII el confinamiento de la locura era un hecho de policía, en tanto que ésta se ocupaba del ordenamiento de los individuos en la ciudad. En Europa, el hospital fue primero el asilo de pobres, insensatos y prostitutas y en el Renacimiento se medicalizó su espacio para erradicar el desorden que allí reinaba y diferenciar el recinto que la locura compartía con las otras manifestaciones de la sinrazón. Sin embargo, ésta nunca dejó de ser un problema social que le concernía a la policía dado que el alienado era considerado como un individuo potencialmente peligroso y luego, como un enfermo que debía ser internado y tratado por un médico. “El teniente de policía tiene el derecho absoluto de hacer detener sin procedimiento a toda persona que se dedique al desenfreno público, hasta que intervenga la sentencia de Châtelet, que es inapelable. Pero todas esas medidas se toman solamente si el escándalo es público, o si el interés de las familias puede verse comprometido.” Foucault, 1967, 143. El hospital era una institución asilar para la contención y el tratamiento psiquiátrico de enfermos mentales. No obstante existían medios a través de los cuales el médico orientaba a la sociedad antioqueña y especialmente a los ciudadanos de Medellín, las revistas y los boletines de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia52 y los manuales de urbanidad, de buen tono, de instrucción moral y de civismo. En la década de 1940 las observaciones clínico-psiquiátricas sobre el estado de ánimo, la orientación en el tiempo y en el espacio y la ideación del paciente seguían siendo una constante para determinar los trastornos mentales. Sin embargo, existían ya descripciones mucho más completas del comportamiento y sus alteraciones. Simultáneamente el lenguaje adquirió un sentido cercano en la relación entre el médico y el paciente, sin que existiera entre ellos una comunicación directa sino que el médico utilizaba lo que trasmitía el enfermo como su coartada para determinar el tipo de locura. Así, encontramos en las observaciones psiquiátricas lo que expresaba el paciente y la forma cómo lo hacía. Los trastornos mentales se descubrían a través del lenguaje; por la incoherencia en las respuestas, la logorrea, entre otros signos. Las autoridades médicas tenían claro que el comportamiento de los reclusos y sus perturbaciones variaban según el medio en el que se encontraban, pues no sólo se describía la conducta del enfermo en el entorno familiar sino en la vida pública, en el hospital y durante la consulta psiquiátrica. La determinación y clasificación de las enfermedades mentales en Antioquia se realizaba a partir de hipótesis diagnósticas.53 A pesar que el lenguaje psiquiátrico incorporaba cada vez conceptos aparentemente mejor elaborados y específicos, según se lee en la información proporcionada en la base de datos, tanto el médico como la institución psiquiátrica como tal continuaban considerando los enfermos psíquicos amenazas sociales porque perjudicaban la comunidad.54 En los primeros cuarenta años del siglo XX en Antioquia, prevaleció el prejuicio moral del médico sobre ciertas actitudes, comportamientos, maneras de ser y de pensar del enfermo, que juzgaba tanto desde el punto de vista psiquiátrico y clínico como desde una perspectiva moralizante; y es que la locura ha estado implicada 50 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 3591, 1948. 51 López, 2006, 136-150. 52 Entre las revistas y boletines de divulgación médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia desde 1930 hasta 1970 se encuentran; los Anales de la Academia de Medicina de Medellín que circuló desde 1930 hasta 1949; el Boletín Clínico, 1932-1949 y Antioquia Médica, 1950-1970. 53 Las hipótesis diagnósticas o diagnósticos de presunción son las conjeturas iniciales que se esbozan luego de construir el resumen de signos y síntomas. Éstas hipótesis están relacionadas con el diagnóstico etiológico el cual distingue la causa de la enfermedad siempre y cuando se obtengan primero los resultados de los exámenes paraclínicos, las observaciones sobre la evolución de la enfermedad y la respuesta del paciente frente al tratamiento. Ricardo Cediel Ángel, “la historia clínica”, Semiología Médica (Bogotá: Editorial Médica Celsus, 2002), 15. 54 En un artículo publicado en el Boletín Clínico en 1941 sobre la higiene mental, el Doctor Eduardo Vasco señalaba quienes eran los individuos que entorpecían la vida de la comunidad; los inadaptables, los cinéfilos, los alcohólicos y los drogadictos. Los impulsivos, los irresolutos, los tímidos y los prevenidos. Vasco, 1941, 64. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 ha tenido accesos de rabia. Aquí en la cárcel tuvo que ser llevado a una celda por haberle pegado a un preso. Diciembre 18 de 1948. Enviado por el señor alcalde de Támesis”.50 No sería hasta los años cincuenta que el manicomio dejó de ser un hospicio de locos, que no podían ser controlados por sus familias, para convertirse en un hospital psiquiátrico creado para acoger a los enfermos mentales, y resguardarlos del daño que pudieran causarse y del mismo modo proteger a la sociedad de sus escándalos y perjuicios. Con la construcción del Hospital Mental de Antioquia, en 1958 su propósito empezaba a tener un sentido más humano; recuperar al enfermo para reintegrarlo a la sociedad.51 39 en el discurso de la moral en la teoría y en la práctica desde que, según Foucault, la sexualidad se sitúo en la línea divisoria entre lo normal y lo anormal, la razón y la sinrazón.55 En la medida que la sexualidad del individuo trastocara la moral pública y que éste manifestara su instinto bestial, sería considerado como un acto de perversión: “Atenta contra los demás y contra la moral por su tendencia a desnudarse”.56 Algunas prácticas sexuales eran consideradas, además, como desencadenantes de la perturbación mental: “[…] con frecuencia tiene tendencia a un verdadero estado hipocondríaco alegando la ausencia de determinados órganos de su cuerpo. Identifica perturbaciones que empezaron a manifestarse a consecuencia de excesos alcohólicos y masturbaciones frecuentes”.57 La psiquiatría entre 1950 y 1960: Enfermedad del individuo, tratamiento para la sociedad Los locos también hacen historia Hasta los años cincuenta prevaleció en el discurso médico una obcecación que en el espacio público de la ciudad de Medellín y en el recinto privado del consultorio médico calificaba las diferentes manifestaciones de alienación a partir de valores tales como la corrección y la urbanidad. Se describía tanto la forma de comportarse como la presentación personal: “correcta en el vestir y en el comportamiento”.58 El discurso de la anormalidad, antónimo de lo correcto, era el filtro de muchas de las concepciones sobre la locura. Según los postulados de la antipsiquiatría: 40 La psiquiatría como tal se divide, se desparrama en una asistencia que pasa por las distintas ramas de las ciencias sociales. Se extiende, no para rehabilitar, ni para recuperar, sino para volver a la ‘normalidad’ en el sentido de situar dentro de la norma a las personas que no tienen ningún poder para establecerlas; por tanto, una vez más controla en nombre de una organización social que hace pasar por natural la división de los hombres en clases sociales.59 El perturbado mental era vigilado por el ojo clínico en el hospital mental. El prejuicio social seguía estando presente en la historia de la locura durante la época de la violencia en Colombia. Los comunistas eran considerados un peligro para la sociedad y quien simpatizara con sus ideas era sujeto vulnerable a cualquier forma de encerramiento como se demuestra en un certificado médico del 15 de septiembre de 1953: Al preguntar por su nombre dice que se llama Vladimir Lenin. Su conversación es un delirio de contenido político social. Algunos de los datos que da son erróneos a través de su delirio […] toma actitudes como de quien se quiere dar importancia de pensador o de político. Habla de que tuvo una sífilis tratada con penicilina. El asilamiento de este alienado es motivado por su peligrosidad social. Enviado por la Inspección de Permanencia de Medellín.60 Aunque en décadas anteriores los antecedentes familiares y personales ya jugaban un papel importante para determinar los factores de riesgo, en los años cincuenta se reconocían además situaciones desencadenantes de 55 Ver: Foucault, 1976, 142. [Edic. original 1962.] Evelyne Pewsner, El hombre culpable: La locura y la falta en Occidente (México, Fondo de Cultura Económica, 1999). 56 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7865,1936. 57 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7806, 1943. 58 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 3227, 1951. 59 Manuel Salvat, dr, Psiquiatría y antipsiquiatría (Barcelona: Salvat Editores S.A., 1973), 85. 60 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10566, 1953. La sensibilidad de la familia frente a la locura en sus distintas manifestaciones se encontraba en una dicotomía en los años cincuenta, ya que si bien ésta contribuía con la elaboración de la historia clínica del paciente aportando testimonios y puntos de vista sobre su comportamiento, estigmatizaba todo aquello que estuviera fuera de la norma en la sociedad.61 La familia alienante internaba al presunto enfermo en el hospital sin los argumentos suficientes que justificaran la reclusión62 y al mismo tiempo participaba de las terapias en grupo, por lo menos en cierto sentido, ya que el médico no sólo intervenía al paciente sino que prestaba mayor atención a la vida cotidiana en el ambiente familiar, como se lee a continuación: Se visitó a su familia a petición del médico. Se habló con la esposa y la hija que ha sufrido trastornos mentales. De lo que se observó y la conversación tenida con ellas se sacó en conclusión que cuando el enfermo está en la casa chocan fácilmente él y la hija por ser ésta también enferma mental. Se les insinuó buscarle al enfermo algún trabajo fuera de la casa con el fin de que no tenga que permanecer en ella todo el día. Posteriormente se celebró una entrevista con uno de los hijos para explicar la necesidad de facilitar el ambiente al enfermo por medio de algún trabajo que esté de acuerdo con sus circunstancias y que lo mantenga entretenido fuera del hogar. El señor convino en esto a pesar de verlo difícil.63 No obstante, existen casos en los que la familia cuestionaba las determinaciones del médico al no aceptar la salida del enfermo. En este punto se puede apreciar la condición alienante de la familia y de la sociedad a partir de la utilización del concepto de enfermedad como mecanismo para aislar a determinadas personas, pero como sugiere Foucault, no era una enfermedad como tal sino ‘parapatológica’ en el sentido que en la pericia psiquiátrica se demostraba el parecido del infractor social con sus faltas, ‘defectos sin ilegalidad’, así, era considerado un enfermo peligroso para la sociedad porque sus actitudes y comportamientos eran defectos de orden moral.64 La enfermedad mental pensada como objeto de estudio daba cuenta de la escasez de un tratamiento más humano por parte de la psiquiatría.65 A pesar de la incorporación del trabajo social y la psicología como dispositivos de ayuda terapéutica y social en el Hospital Mental de Antioquia,66 la década del cincuenta fue ambigua para la psiquiatría dado que el hospital no se había asimilado aún como una institución únicamente para el tratamien- 61 En la información descrita en la base de datos se encuentran casos donde los asilados permanecían en el Hospital Mental de Antioquia por petición de sus parientes mas no porque se encontraban enfermos realmente: “No ha vuelto a salir del asilo por expresa petición de su hermana quien teme que al hallarse solo pueda tener actos de conducta anormal.” Archivo Histórico Judicial de Medellín, Fondo de historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia, Medellín, 3 de junio de 1954, historia número 9601. 62 “Fue traído por sus familiares y dado de baja inmediatamente por encontrarse en buenas condiciones psíquicas.” Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7537, 1953. 63 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7533, 1955. 64 Foucault, 1996, 32. 65 Para estudiar el tema de la enfermedad mental a partir de las elaboraciones conceptuales de la psiquiatría desde el siglo XIX ver: Thomas S. Szasz, El mito de la enfermedad mental. Bases para una teoría de la conducta personal (Buenos Aires: Amorrortu editores, 1973). 66 En una lista del personal contratado por el Hospital Mental de Antioquia, en 1958, elaborada por la Junta Directiva, se notifican los siguientes empleos al interior de dicha institución: asistentes sociales, neurólogos, técnicos para las sesiones de ergoterapia, entre otros. López, 2006, 150. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 locura que antes no eran tan cuidadosamente registradas; el alcoholismo, el ambiente familiar y la condición económica. La herencia no constituía una ayuda diagnóstica. Sin embargo, la descripción de las condiciones del embarazo, parto y primera infancia del paciente eran importantes para su historia clínica en la medida que proporcionaban evidencia sobre las enfermedades padecidas y por consiguiente sobre la evolución de las mismas. 41 to de los trastornos mentales, sino que en la cotidianidad seguía pensándose como un establecimiento de tipo asilar que confinaba a las personas que representaban una amenaza para la ciudad como se demuestra en un registro del 31 de marzo de 1958: Los locos también hacen historia […] salió la señorita del servicio social, se presentó a esta dirección con el enfermo, cuando tocaron la puerta y salió la señora del hermano del enfermo les dijo que ella no recibía a ese señor porque el estaba enfermo y por eso lo tenían en el hospital. Se le explicó que si el médico lo dejaba salir era porque lo encontraba en buenas condiciones […] dijo que otra vez lo habían sacado en prueba y lo habían tenido en la casa cinco meses y no se había mejorado, que sólo servía para poner problemas y hacer daño, que por lo tanto, ella no se hacía cargo de él, que bien pudiera hacer con el lo que quisiera porque el médico que lo había despachado no sabía nada cuando se atrevía a decir que estaba mejorado. Todo esto lo decía en muy malos términos y por más que la asistente tratara de ayudarle a entrar en razón fue inútil porque no la dejaba hablar sino que se enfureció con el médico porque era un bruto que no sabía nada […] la asistente trató por todos los medios de ayudarles a comprender la situación de este señor y les dijo que quizás no se mejoraba por el maltrato que ellas tenían con él. Ambas dijeron que podía ser cierto porque ellas no se iban a preocupar por un loco; […] la señora del servicio social en medio de la discusión llamó al Dr. Ángel y le dijo lo que pasaba, este le dijo que bien pudiera dejarlo que el podía valerse por sí solo […].67 42 El decenio de 1950 no fue sólo de cambios en la adecuación estructural y administrativa del Hospital, dado que la psiquiatría accedía al mismo tiempo a nuevos procedimientos y alternativas. El diagnóstico de presunción dejaba de ser el recurso clínico por excelencia. A partir de entonces, diferentes ayudas diagnósticas tales como los hemogramas, los 67 rayos X, los coprológicos, los histoquímicos de orina, entre otros y el análisis orgánico del sistema nervioso, abrirían el campo a otras formas de percibir y estudiar la locura, el apelativo común de las enfermedades mentales. De esta manera, hubo una renovación en el vocabulario psiquiátrico, nuevos conceptos para describir el comportamiento, la mente y sus trastornos. Se describía la memoria anterógrada y retrógrada, las alucinaciones visuales y auditivas. En esta época, se hablaba de falsos reconocimientos, del ánimo, de la autocrítica y la heterocrítica. La obnubilación, la noxia y la praxia se convirtieron entonces en términos que agrupaban o señalaban determinadas características. El médico observaba en su ejercicio, la coherencia y la relación entre la expresión del cuerpo y la manifestación de las ideas; pero el análisis del discurso era el que le permitía evaluar la autocrítica y saber si el paciente tenía conciencia de padecer una enfermedad mental, para conocer su vida privada, sus creencias, su ideología, etc., elementos a partir de los cuales el médico analizaba qué tipo de relaciones sociales tenía el alienado, cómo era su comportamiento y cuál era el entorno en el que vivía. Las opiniones del enfermo y el recuento de su vida pública y privada no sólo eran datos útiles para la historia clínica en tanto que alertaban sobre los factores de riesgo, sino que daban cuenta de un viraje en los paradigmas para el tratamiento de la locura hasta ese momento; ya no era lo que el médico le imponía al paciente y la sociedad al individuo. Se trataba más bien de una autoridad compartida, una responsabilidad en la que el médico comprendía que era su deber obrar con el consentimiento del paciente y éste sabía que era preciso someterse a un tratamiento por su propia voluntad. Los motivos de ingreso al hospital eran descritos por el paciente de igual forma que las opiniones de su familia. Así mismo, el alta empezaba a funcionar como un mecanismo terapéutico de prueba, Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10660, 1958. Las conductas y las maneras de ser eran observadas tanto en las relaciones sociales del paciente como en la presentación personal, las adicciones, el tiempo durante el que padeció trastornos, la reacción del paciente frente a los tratamientos, su aspecto físico, sus respuestas al interrogatorio, las enfermedades de tipo físico presentadas durante la permanencia en el hospital y los intentos de suicidio que hubiera tenido durante el internamiento. En los años cincuenta cambió la forma de interrogar al paciente, las preguntas eran más específicas y sobre diversos aspectos de la vida cotidiana. Se registraban tanto las preguntas del médico y sus comentarios al respecto como las respuestas del paciente: ¿Cómo se llama? “Sagitta” ¿De dónde es usted? De Dabeiba. ¿Cuántos años tiene? No sé, yo me casé hace 36 años. ¿Qué trabaja su marido? Yo he oído cantando a mis niños aquí, a las muchachitas las he visto pero no parecen ellas. ¿Dónde trabaja su marido? En un tejar. ¿Cómo se llama esta casa? No sé. ¿En que día y en que mes estamos? No sé. ¿Quién la trajo a usted aquí? Me dijeron que mi esposo pero yo no lo he visto. ¿Por qué la trajeron aquí? Yo no sé. ¿Usted estaba enferma? Sí, de unos mellizos que nacieron hace tres semanas. Me amarraron. ¿En qué la trajeron a usted aquí? En un carro. Responde de forma lateral al interrogatorio que se le hace. Yo, dice la enferma, tuve unos mellizos, el uno nació muerto y el otro se llama Mary y el otro van a ser presidentes. Llora cuando dice esto.69 Las observaciones psíquicas elaboradas por el médico en el Hospital Mental de Antioquia y los comentarios de los parientes del enfermo mental eran frecuentemente sobre el comportamiento del mismo dentro y fuera de la institución psiquiátrica. Alrededor de éste se desarrollaron diversos temas en la historia clínica. La conducta por ejemplo no era un factor analizado de forma aislada. Al contrario, en el ejercicio clínico se observaba la presentación personal y la manera de comportarse del paciente en el momento del ingreso y frente al interrogatorio. De esas formas de ser y de pensar las que más llamaban la atención en la vida pública, en el entorno familiar y en la vigilada privacidad del hospital mental eran las distintas manifestaciones de la sexualidad, la desnudez, la masturbación y la homosexualidad, eran objeto de vigilancia y señalamiento y se las observaba tanto como cualquier situación de la vida cotidiana de los pacientes en sus poblaciones de origen, en la ciudad de Medellín o en el Hospital Mental de Antioquia como se lee en los siguientes fragmentos: “Apareció desnuda en las calles de la población. Dice que anda así para que el marido le consiga buena ropa. Manifiesta no tener vergüenza al andar desnuda”.70 “Narran los empleados que se masturba en forma exagerada”.71 “Narran los empleados que está manifestando acentuadas tendencias homosexuales”.72 En 1950 la familia aún representaba una autoridad para decidir sobre la voluntad del enfermo y en el certificado médico constaba de una petición de la misma, el paciente era ingresado al manicomio sin que necesaria- 68 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín. 69 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 11076, 1951. 70 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 2290, 1967. 71 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10667, 1955. 72 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10667, 1955. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 es decir, una suerte de oportunidad que tenía el enfermo mental para demostrar un comportamiento aceptable en su vida familiar y social.68 43 mente presentara signos de trastorno mental o perturbación: casada tuviera un hijo cada año y viviera en función de sus deberes de madre y esposa: Al interrogatorio contesta correctamente, está orientado en el tiempo y en el espacio, está presente. Al preguntarle por el oficio dice que hace doce años está estudiando sociología en su casa. No sabemos si sufrirá crisis mentales de alguna naturaleza. El asilamiento de este alienado es motivado porque su madre pidió que lo internaran. Enviado por el señor inspector de policía de Manrique.73 Dice su esposo que el segundo embarazo a los dos meses tuvo un aborto, a esta vez estuvo presentando trastornos mentales hablando continuamente cosas incoherentes, crisis de llanto y risa alternados, se ríe de la gente, etc. La llevaron donde el médico y se mejoró con los remedios; siguió muy aliviada llevando una vida normal, cumpliendo con sus deberes de madre y esposa, teniendo un hijo cada año muy normal en sus embarazos y en sus partos.74 El asilamiento también era motivado, igual que en décadas anteriores, por la inseguridad que los alienados representaban, según las autoridades, para el resto de la sociedad. Sin embargo, también se creía que había situaciones peligrosas desencadenantes de locura. Por lo tanto, se tenían en cuenta las relaciones familiares y sociales del asilado como los episodios traumáticos para el mismo; se describía la condición económica y la herencia del paciente. Es posible que toda la información referente a la clase social del enfermo mental fuera necesaria para evaluar su grado de adaptabilidad, pues la institución psiquiátrica seguía siendo pensada para la readaptación de los desadaptados que simultáneamente eran enfermos mentales que necesitaban tratamiento. Los locos también hacen historia Las descripciones de la locura ya no eran en términos generales de perturbación, trastornos o nervios si no observaciones más detalladas de los hábitos. Sin embargo, el comportamiento de los enfermos recluidos en el Hospital Mental de Antioquia se clasificaba entre lo correcto y lo inconveniente. En 1959 por ejemplo, lo normal era que una mujer 44 Así mismo, persistían mitos sobre la locura, se decía por ejemplo en las historias que el enfermo se ponía intolerable en los tiempos de luna.75 Aunque en los años sesenta el interrogatorio representaba una parte importante en las historias clínicas, el médico conservaba el juicio de valor. Ya no sólo se registraban, como en décadas anteriores, las respuestas del paciente sino también las preguntas formuladas por el médico. Si bien se observaban cambios en el ejercicio médico y psiquiátrico, en 1965 persistía la noción tradicional que el médico alienista ejercía control sobre el enfermo al interior del hospital mental en tanto que los pacientes debían reconocerlo como autoridad, como se expresa a continuación: “[…] procurar que el paciente no siga tomándose atribuciones de esta naturaleza que a la larga le restan autoridad [al médico] y le crean al paciente una conciencia muy diferente a la que se trata de obtener”.76 En las décadas del cincuenta y el sesenta se continuaba examinando la orientación y el estado de ánimo del paciente así como el lenguaje, la forma de expresarse, el razo- 73 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10566, 1950. 74 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 9527,1959. 75 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 9415, 1959. 76 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7806, 1965. Por otro lado, las historias clínicas cambiaron poco en lo relacionado a la información registrada. Las causas de muerte de los familiares fueron una constante a lo largo de todo el período de antecedentes, así como el registro de las enfermedades infectocontagiosas y las condiciones de vida del paciente. Sin embargo, en 1960 se registraban de una manera más detallada los comentarios del paciente sobre su propia realidad, se puede notar un avance respecto al lenguaje psiquiátrico anterior, puesto que en la hoja de ingresos: “(se ruega expresar en términos sencillos la sintomatología que usted observe en el enfermo y todos los datos suministrados por la familia)”.78 Aunque se incorporaron nuevos conceptos en las décadas del cincuenta y el sesenta, según la información analizada en la base de datos, el cambio se dio realmente en la ma- nera más humana de tratar al paciente, en la forma de concebirlo. La descripción de los trastornos mentales fue más detallada en el sentido que cada alteración se registraba de forma específica y no de forma generalizada como resultado de ciertos comportamientos. Ejemplo de ello es la siguiente observación psíquica: En resumen esta enferma presenta los siguientes trastornos: un defecto notable de su personalidad básica (oligofrénica), inestabilidad en la regulación psicomotora con cambios en un sentido positivo. Frecuentes perturbaciones especialmente de la conducta. La rigidez en su manera de comportarse y la dificultad de adaptarse la mantiene en un eterno conflicto con el ambiente.79 La condición socio económica del enfermo fue importante para conocer el ambiente en el que se relacionaba y para establecer su permanencia dentro del Hospital Mental, puesto que el servicio de asistencia social se ocupaba en la medida de lo posible de los pacientes cuya situación económica fuera precaria, mientras que el pabellón de pensionados se sostenía gracias al aporte monetario de quienes contaban con mejores condiciones de vida. Por lo tanto, se tomaba nota de quiénes eran los familiares del asilado, la escolaridad, el oficio, entre otros, como se lee en el estado actual de la historia 10685 del 21 de diciembre de 1967: “sigue en su idea de adivinar la suerte con el cigarrillo. Bien presentada. Quiere ser artista y viajar”.80 Entre 1930 y 1970 se registraron simultáneamente el discurso y las ideas profesadas por el paciente como las prácticas religiosas y mágicas del mismo. Sin embargo, en los años sesenta hubo algunas trasformaciones 77 Pewsner, 1999, 84. 78 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 2237,1966. 79 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 858, 1962. 80 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10685, 1967. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 namiento, la afectividad, la obediencia y la adaptabilidad al medio social. De esta forma, se evaluaba la memoria, las ideas fijas o delirantes, los trastornos en las sensopercepciones y la conciencia de enfermedad. La concepción de los estados mentales y sus trastornos seguía siendo estigmatizadora y moralizante en la medida que el enfermo era considerado un perturbado del espíritu al que “[…] la sociedad en su conjunto le aplicó los procedimientos de alejamiento, de exclusión, de persecución incluso, que se reservaban a aquellos cuya irreductible alteridad los volvía insoportables”.77 La observación clínica clasificaba la información obtenida entre lo normal y lo anormal, lo adecuado y lo inadecuado comúnmente manifestados en la presentación personal, el lenguaje, los manierismos estereotipados, la sociabilidad, la capacidad intelectual, las actitudes, entre otros. 45 en el campo de la psiquiatría que la hicieron diferente en el método y la práctica respecto a otros períodos. Se empezó a hablar de la personalidad y se le clasificaba según las características del comportamiento y la forma de ser del paciente: “[…] personalidad sicótica; la califican de callada, reservada, tímida, dedicada a las labores religiosas y consagrada a los oficios domésticos”.81 La sintomatología se describía en términos clínicos y psiquiátricos, pero a pesar de los nuevos conceptos incorporados se hacía evidente la ausencia de un lenguaje más cercano a la conducta humana, necesario para comprender las demandas del paciente y el significado de sus enfermedades mentales: “En esta oportunidad su cuadro clínico fue un síndrome depresivo. Ansioso, sin que se pueda encuadrar en entidad psiquiátrica definida”.82 El médico ya no poseía toda la responsabilidad sobre la rehabilitación y curación del enfermo mental. Por el contrario, en un juego de doble moral, al loco se le devolvía la capacidad de decidir, lo que antes hacía su familia, pero era bajo su propia voluntad y era su responsabilidad la de corregirse y readaptarse al medio social: “Dice sentirse muy bien pero no querer salir hasta cuando venga a retirarla una señora con la que ha convivido por mucho tiempo. Está muy tranquila y adecuada. Mejorada en aspecto físico. Se espera por la señora”.83 Los locos también hacen historia Hoy la visita la familia y desean llevársela. La enferma pide se le dé fórmula para llevar. De alta por mejoría.84 46 En 1960 hubo una disminución considerable en los certificados médicos para el ingreso, si bien estos eran útiles para conocer las características de los trastornos y el ambiente en el que vivía el asilado, ese cambio operó hasta que el Hospital Mental de Antioquia propuso el ingreso voluntario por parte de los pacientes y tal vez, la mayor parte de las veces, el ingreso concertado entre las diferentes representaciones de la autoridad; la inspección, el alcalde, el médico y la familia con el enfermo.85 No obstante, en algunos casos la Inspección de Permanencia de Medellín enviaba al hospital a cualquier persona sospechosa de locura o conducta anormal y en dicho establecimiento se determinaba, después de observar al implicado, si debía permanecer recluido. Había entonces una dicotomía entre el paradigma de la locura como peligro para la comunidad y por lo tanto objeto de vigilancia y el arquetipo de la locura como enfermedad padecida por un individuo, sujeto para la cura y el tratamiento. Pero el médico no era la única autoridad en el mecanismo de poder sobre el enfermo. El dominio público en su papel de garantizar la seguridad, no concebía al sospechoso de alienación mental como enfermo en un sentido estrictamente patológico, sino como una persona peligrosa. Así, el hospital mental cumplía la función médica de tratar al enfermo, pero también la función social de encerrar a un sujeto posiblemente nocivo para la ciudad. De esta manera, la institución psiquiátrica seguía ratificándose en un papel de muy vieja data; vigilar y corregir.86 En los años 50, todavía se confundían las diferentes 81 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7795, 1962. 82 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10817, 1962. 83 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10685, 1962. 84 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 7649, 1962. 85 Ver: López, 2006, 163. 86 En la genealogía de lo que Michel Foucault llama la anomalía aparece el individuo a corregir en el siglo XVIII, que se encontraba entre la autoridad de la familia y la sociedad, es decir, aquél que al trastocar los límites del poder interno de la familia se convertía en sujeto de corrección entre ésta y la escuela, la iglesia, la policía, etc. Foucault, 2001. Su idea delirante es la de que va a independizar; se siente defensor de la religión católica e intenta agredir a quien se le acerca. Hay antecedentes de que hace diez años pico a una anciana de su casa en un cafetal, extrayéndole el corazón y lanzándolo a un perro dizque porque era el diablo; por varias ocasiones ha estado recluido en el manicomio de donde sale mejorado y pasa varios años en calma. Perturbaciones que empezaron a manifestarse desde hace doce años y el actual desde el día jueves 19 de abril del año de 1951 a consecuencia de que en una tempestad se le desató la crisis. El asilamiento de este alienado es motivado por su peligrosidad social para toda clase de personas. Es sin duda el alienado más peligroso de éste municipio pues se han necesitado hasta veinte personas para sujetarlo.87 La familia a principio del siglo como en los años sesenta fue cómplice de la locura y, al Mismo, tiempo fue determinante para diferenciar a las personas con trastornos mentales del resto de la sociedad. Se constituyó simultáneamente como causal, factor de riesgo de los trastornos mentales y motor de cambio en la medida que se sometió a terapia, y autorizó o rechazó los oficios terapéuticos dentro de la institución psiquiátrica. El Hospital Mental de Antioquia por su parte, seguía siendo concebido como institución médica y correccional; en poblaciones de Antioquia como Cañasgordas, representaba un recinto donde se aseguraba, se aprendía el orden y el buen comportamiento, ética y moral, dado que las Hermanas de la Caridad prestaron su servicio en dicho establecimiento hasta 1965.88 En 1967 se recluía una mujer sin pudor; “[…] por presentar un comportamiento inadecuado perturbando la tranquilidad y moralidad del pueblo, por pérdida del recato y el respeto a los demás deambulando desnuda. En el pasillo del hospital se le observaba desgreñada, llorando, sucia, rompiéndose el vestido […]”.89 Persistía entonces en la sociedad, la idea de llevar a cualquier persona al hospital mental si su comportamiento no estaba de acuerdo con los valores morales y éticos de la época; Ha estado varias veces en este hospital pues sólo hace dos años que salió por última vez y en un principio estuvo viniendo a consulta pero luego siguió nuevamente gran logorrea y casi todo el contenido de su conversación es de comunismo y de Fidel Castro. Presenta además negativismo alimenticio y fuma en exceso, también ha presentado insomnio, siente que lo persiguen y se ríe con frecuencia sin tener ningún motivo, deambula por las calles y tampoco le importa nada irse para los montes, le fastidian los chiquitos y 87 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10627, 1951. 88 López, 2006, 150. Más información sobre las comunidades religiosas en Antioquia en: María Patricia Castro Hernández, “Las comunidades religiosas femeninas en Antioquia, 1876- 1940”, maestría en historia, Escuela de Historia, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, 1999. El confinamiento creado en e l siglo XVII fue según Foucault una medida tanto económica como de prevención social dado que en la historia de la sinrazón la locura está ligada a la pobreza y por lo tanto dentro del conjunto de valores éticos y sociales que el mundo correccional debía enseñarle a la locura estaba la obligación de trabajar. Michel Foucault, Historia de la locura en la época clásica I, traducido del francés por Juan José Utrilla, México, Fondo de Cultura Económica, 1967, p. 124. [Edic. original 1962.] Patricia Londoño Vega, Religión Cultura y Sociedad en Colombia: Antioquia y Medellín 1850-1930, Traducido del inglés por Carlos José Restrepo, Colección Tierra Firme, Serie Continente Americano, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, Filial Colombia, 2005. [Edic. Origina len inglés por Oxford University Press, 2002.] Álvaro León Casas Orrego, “Desplazamiento y aislamiento. Alienados mentales en la ciudad de Medellín. 1878-1930”, Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, LX, 2 (2008). 89 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 2290, 1967. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 manifestaciones de la sinrazón en los sitios para el confinamiento, pues existían casos en los que se confundía la criminalidad y la delincuencia con la locura y en el Hospital Mental de Antioquia se encerraba a todo tipo de personas bajo el certificado de alienación o perturbación mental: 47 la bulla, le da ira por el más mínimo motivo y se vuelve agresivo pegándole a las personas y las insulta con palabras soeces. Reniega mucho de Dios y de la religión católica. En vista de lo anterior su familia lo trae nuevamente al hospital ya que en la casa se ha vuelto intolerable.90 La trae un agente de policía. Muy sucia, descalza, con cosas amarradas al cuello, coprolálica, tiene que ser sujetada durante la entrevista. Vuelve a hospitalizarse. Paciente débil mental que hace ataques convulsivos con frecuencia, se muestra agresiva con excitación psicomotora, desgreñada, mal presentada. No colabora al interrogatorio, no se identifica ni orienta en ningún plano. Sus respuestas son lentas e inadecuadas.91 Era el deber del hospital velar por ellos, el deber del médico curar las enfermedades del cuerpo y de la mente, pero quizás su compromiso más importante fue la readaptación moral y social de los individuos, para que fueran útiles dentro del sistema económico de su tiempo y correctos en la vida privada y en el espacio público. El Hospital Mental de Antioquia y la Facultad de Medicina. Propuestas para la salud pública, 1930-1970 La academia, la clínica y el hospital Los locos también hacen historia En la primera mitad del siglo XX, se dieron a conocer nuevas prácticas gracias a los congresos de psiquiatría celebrados en el 48 país y a la especialización de los médicos y cirujanos en el extranjero.92 La academia fue quizás la única receptora constante del devenir médico y psiquiátrico, de los cambios en las prácticas y tratamientos y de la evolución en las ayudas diagnósticas, puesto que en la institución psiquiátrica hasta la década de 1950 no existía aún un orden hospitalario y el ejercicio clínico se debatía entre los criterios científicos y las normas morales de la sociedad antioqueña.93 Se puede afirmar incluso que sólo se constituyó en un verdadero hospital cuando se trasladó a las instalaciones de Bello. En los últimos años del siglo XIX, el Manicomio Departamental sólo contaba con las celdas para albergar a los enajenados, los patios, la despensa, el comedor, la cocina y un jardín, elementos propios de un asilo que no contaba con la atención médica necesaria las 24 horas del día. Sin embargo, cuando pasó a ser una institución del departamento tampoco evidenció el mejoramiento en la atención y en los ‘tratamientos’ suministrados a los pacientes, ya que éstos se limitaban al aislamiento y a la contención mecánica por medio de argollas y cadenas. En los años veinte, el nuevo director, Lázaro Uribe Cálad inició la clasificación clínica de las enfermedades mentales. Según Álvaro León Casas “El Doctor Uribe comenzó a confrontar los diagnósticos de las cartas de remisión y recomendación, con los comportamientos y las observaciones hechas por la mirada médica al interior del manicomio”.94 Sin embargo, las reformas introducidas entre 1920 y 1930 se limitaban al campo administrativo.95 90 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 10566, 1964. 91 Archivo de Historias Clínicas del HOMO, Laboratorio de Fuentes Históricas, Universidad Nacional de Colombia, Medellín, historia No. 3196, 1970. 92 Ver: Humberto Rosselli, “Sociedades y congresos de psiquiatría”, Historia de la psiquiatría en Colombia, 2 tomos (Bogotá: Editorial Horizontes, 1968), 676-683. 93 El Concejo de Medellín mediante Acuerdo Municipal fundó el 8 de abril de 1878 el Hospital de Locos del Distrito ubicado inicialmente en una casa entre las carreras de Palacé y Junín. No obstante, en 1882 la Legislatura del Estado Antioqueño presidida por el Doctor Manuel Uribe Ángel creó nuevamente una institución para locos que a partir de entonces se llamaría Manicomio de Antioquia por medio de la ley 127 del 7 de marzo del año en cuestión. López Vélez, 2006, 27-31. 94 Casas, 2008, 12-13. 95 López, 2006, 38-101. En 1935, se enseñaba en el Manicomio Departamental la cátedra de clínica de enfermedades mentales. Dentro del pensum de estudios ofrecido ese año se encontraban, además, los cursos de clínica de neurología y psiquiatría y clínica de órganos de los sentidos, los cuales se disponían a elección del alumno.97 Si bien la cátedra de afecciones mentales se enseñaba en el manicomio como parte de los cursos clínicos, es evidente que siendo la neurología y la psiquiatría cursos electivos, las ciencias de las enfermedades mentales y las disciplinas como la psicología y el psicoanálisis, no eran consideradas todavía de tal importancia para ser obligatorias. En la Facultad de Medicina se dictaban los cursos médicos considerados de mayor utilidad para las necesidades inmediatas y los problemas de salud frecuentes en Antioquia.98 Las distintas manifestaciones de la enfermedad mental no eran consideradas como un problema de salud pública en las décadas de 1930 y 1940 sino tanto más un problema de seguridad social. En esas décadas la orientación de la psiquiatría en Antioquia estaba basada en la clínica francesa que le daba prioridad al diagnóstico sobre el ejercicio terapéutico.99 En la década de 1930 se creía que los trastornos de la mente eran perturbaciones ocasionadas las más de las veces por factores externos, a pesar que los postulados de la psiquiatría organicista ya habían tenido una amplia difusión en las orientaciones clínicas del Manicomio Departamental. Braulio Mejía consideraba que la crisis económica era uno de los factores desencadenantes de los estados nerviosos, los cuales podían evidenciar al mismo tiempo la existencia de lesiones orgánicas “que quizá antes no se habían revelado de una manera franca, pero cuya existencia ha servido de espina para determinar el estado nervioso que fue lo que en realidad justificó la presencia del médico”.100 No sería hasta 1950 que las cátedras de psicología, medicina psicosomática y psiquiatría se dictaron como asignaturas obligatorias a partir del cuarto año de medicina con una duración de seis horas semanales.101 Por otro lado, el director del Manicomio Departamental tenía la obligación de presentar un informe anual a la Secretaría de Gobierno sobre el movimiento en la ins- 96 Decreto 1099 de 1930. Tomado de: J. Gil Gil, Juan B. Londoño y Julio Ortiz. Anales de la Academia de Medicina de Medellín, Segunda Época, Medellín, No. 4, Año 1, noviembre 29 de 1930, 284. 97 El pensum de estudios ofrecido en la Facultad de Medicina en 1935 era el mismo que se enseñaba en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá según el decreto número 1569 del 2 de agosto de 1934. 98 Rodrigo de J. García Estrada, “Algunos aportes al avance regional”, Universidad de Antioquia. Historia y presencia (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1998), 248-249. 99 Luis Jaime Sánchez, “Orientaciones y desorientaciones de la psiquiatría en Colombia”, Antioquia Médica 5, 1(1955): 121-122. 100 Braulio Mejía, profesor, “Los estados nerviosos”, Boletín clínico 1, 4, (1932): 205. 101 Ignacio Vélez Escobar, “Reforma a la enseñanza médica en nuestra facultad”, Boletín Clínico, Editor, Alfredo Correa Henao, 10, 11, Medellín, (Marzo de 1950). Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 El ejercicio de la medicina ya estaba reglamentado en 1930 por medio de la ley 35 de 1929. En el parágrafo segundo de la misma se afirmaba que podía ejercer la medicina todo estudiante que hubiera terminado las materias de enseñanza y, por lo tanto, que hubiera aprobado dichos cursos reglamentarios. Artículo 22: “En cada departamento, los médicos diplomados, licenciados y permitidos y los veterinarios deberán inscribirse en la respectiva dirección departamental de higiene como condición indispensable para ejercer la respectiva profesión”.96 No obstante, la legalización del ejercicio médico no garantizaba un mejor desenlace en el tratamiento de las enfermedades de la mente, en ese momento los cursos psiquiátricos no eran obligatorios y las especializaciones para el tratamiento de las afecciones mentales se hacían fuera del país. En el Manicomio Departamental los locos eran objeto de estudio, en su mayoría, de la clínica. 49 titución, es decir, la relación del número de entradas y salidas de los alienados, el estado civil, la edad, la procedencia, las profesiones, las causas de muerte, y por supuesto, las formas clínicas de la enfermedad. Así mismo, el director alienista presentaba solicitud a la secretaría sobre el presupuesto que demandaba el manicomio para su sostenimiento. A partir de 1930, Lázaro Uribe Cálad empezó a sugerir la creación de un nuevo pabellón para pensionistas y la ampliación, en general, del Manicomio Departamental. Los locos también hacen historia En el informe del siguiente año, el director volvía a pedir la construcción del pabellón de pensionistas para tranquilizar los departamentos existentes y procurarles a los internos servicios más agradables. Con la creación de nuevos espacios se argumentaba la admisión de enfermos de otros departamentos que era demandada de forma frecuente. Del mismo modo, se anotaba la urgencia de terminar la construcción del departamento de tuberculosos que llevaba suspendida cuatro años. A diferencia del año anterior, en dicho informe se describen las necesidades fundamentales del manicomio; entre ellas un fogón eléctrico, y un salón acondicionado para el lavado y el planchado de la ropa. En 1932, el manicomio ya contaba con la presencia de un médico general y un médico interno además del director alienista. Sin embargo, se requería el servicio de más personal capacitado, ya que el médico interno y el director alienista no daban abasto para atender las necesidades médicas y administrativas del asilo. El manicomio era una casa de asilo olvidada por la beneficencia pública.102 50 Aunque el Manicomio Departamental no fue una institución hospitalaria en todo el sentido de la palabra, a principios del siglo XX, sino que era más bien un hospicio con servicios médicos en el que se recluía a los perturbados mentales, desde los años treinta se fueron introduciendo lentamente cambios necesarios, para convertirse en una ins- titución psiquiátrica, tanto en el medio físico como en los procedimientos clínicos y hospitalarios. Se construyeron celdas apropiadas para los enfermos excitados, las cuales contaban con camas específicas, amobladas y con servicio sanitario. Se destinó una habitación para la enfermería y un recinto con servicio sanitario como sala de consulta donde funcionaba, además, un rústico laboratorio clínico para realizar pequeñas observaciones microscópicas que fueran de urgencia y se dispuso un lugar al aire libre para el entretenimiento de los enajenados. Si bien las Hermanas de la Presentación seguían procurando sus servicios caritativos en dicho establecimiento, el Manicomio Departamental necesitaba, según el director, acrecentar el personal médico así como el de asistencia y vigilancia. Nuevamente, se instaba la construcción de un pabellón de tuberculosos, la cimentación de baños calientes y la compra de un vehículo para el trasporte de víveres y materiales. En el informe presentado a la Secretaría de Gobierno en 1935, se pedía la construcción de un pabellón para enfermos mentales tuberculosos en el Hospital La María, con el fin de mantenerlos aislados y evitar posibles contagios y la creación de un departamento para menores, debido a las frecuentes solicitudes para el asilamiento de los mismos, quienes de una manera poco sana compartían el mismo espacio con los asilados del pabellón general. Durante el decenio de 1940 se hizo más apremiante la necesidad de construir un nuevo establecimiento para el encierro de los enfermos mentales. Por lo tanto, en los informes a la Secretaría de Higiene y Asistencia Social el director alienista reconocía las limitaciones tanto del personal de asistencia como de las instalaciones del Manicomio Departamental. No obstante, se propuso como medida provisional la construcción de corredores con habitaciones para reducir la aglomeración en que se encontraban los alienados y por supuesto, 102 Lázaro Uribe Cálad, “Manicomio Departamental”, Informe Secretaría de Gobierno (Medellín: Imprenta Departamental, 1934), 183. Los nuevos pabellones construidos serían destinados para recluir a los enfermos crónicos, incurables y dementes. Esta propuesta fue ejecutada porque se consideraba en detrimento de la salud mental que los sicóticos, los agudos, los convalecientes, los perversos y los toxicómanos, compartieran el mismo espacio: “Porque resulta anticientífica, por decir lo menos, la promiscuidad que hoy existe entre los sicóticos agudos, crónicos y convalecientes, entre menores y adultos, perversos, epilépticos, alienados, delincuentes, toxicómanos, dementes e incurables, cuando cada uno de tales grupos requiere aislamiento estricto de los restantes”.104 Se necesitaba además un equipo de electroterapia, un dispositivo de electroencefalografía y una unidad portátil de rayos X, además de un consultorio de observación previa para inspeccionar las condiciones físicas del enfermo, brindarle un mejor tratamiento y clasificar la patología mental que padecía; “exigencias que resultan mínimas para un servicio de clínica siquiátrica que ya debería tener laboratorio, servicio de cirugía, biblioteca, salas de recreo, además de talleres, campos de cultivo y otras instala- ciones donde se pudiera practicar la ergoterapia”.105 En 1946 llamaba la atención la instauración del servicio abierto de consulta externa que se hizo con el objetivo de observar periódicamente a los pacientes que se encontraban fuera del manicomio para controlar las recaídas y continuar con el proceso de readaptación social. Para el decenio de 1950, la mente y sus trastornos ya hacían parte de los temas que abordaba la salud pública, dado que en el plan de estudios de 1951 las cátedras de clínica psiquiátrica, medicina social y preventiva e higiene hacían parte del Departamento de Medicina social.106 La Facultad de Medicina empezaba a adquirir fueros importantes respecto a este tema y más adelante con la creación de la Facultad de Salud Pública,107 la enfermedad mental dejaba de ser un problema de orden civil y seguridad social para formar parte del dominio público de la salud y la autoridad privada del médico sobre la enfermedad. El plan general sobre la orientación de los estudios médicos propuesto por el Doctor Ignacio Vélez Escobar en 1952 planteaba que era necesario integrar la Facultad de Medicina con el Manicomio Departamental, es decir, que el decano tomara parte en las determinaciones de la junta directiva de la institución y del mismo modo, profundizara en la enseñanza de la salud mental, la medicina psicosomática, la psiquiatría y la psicología médica, pues según Escobar el estudio de los trastornos mentales y funcionales era una de las necesidades más urgentes en ese momento.108 103 Uribe, 1934, 157. 104 Carlos A. Obando, “Manicomio Departamental”, Instituto Departamental de Higiene y Asistencia Social. Labores de 1946, (Medellín: 1947), 74. 105 Obando, 1946, 76. 106 “Plan de Estudios”, Boletín Clínico, 2, 2, (Medellín, septiembre de 1951), 89. 107 En reconocimiento a la noble labor del Médico Héctor Abad Gómez, por decisión del ministro de Salud Pública, el doctor Santiago Rengifo Salcedo el 31 de diciembre de 1963 se firmó el contrato entre la Universidad de Antioquia y el Ministerio de Salud para la fundación de la Escuela Nacional de Salud Pública. “Algunos hitos en la memoria histórica de la Facultad Nacional de Salud Pública”, Universidad de Antioquia. Historia y Presencia (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1998), 531. 108 Ignacio Vélez Escobar, “Plan Trienal sobre la Facultad de Medicina y sobre la orientación general de los estudios médicos”, Antioquia Médica 2, 9 (1952): 547. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 para atender el ingreso de pacientes de los diferentes departamentos de Colombia y de otros países. En 1945, el número de asilados ascendía a 1147, lo que daba cuenta de la urgencia de un espacio hospitalario moderno. Entre otras cosas, el manicomio requería una sala de observación para el estudio y terapia de los enajenados, la extensión del departamento de enfermería y como ya se había mencionado, la construcción de un pabellón para tuberculosos en el Hospital La María.103 51 A pesar de los cambios que se formulaban en los organismos administrativos, y de las revistas de divulgación científica que servían para crear un verdadero hospital mental, donde se practicara una psiquiatría más científica y más humana en el trato con los pacientes, persistía la creencia en la doble obligación que tenía el médico con la sociedad antioqueña, pues, su deber moral consistía en la orientación de la población sobre las buenas costumbres y, por supuesto, con la investigación sobre las diferentes patologías y tratamientos, así como la atención clínica y hospitalaria para las enfermedades del cuerpo y de la mente. Respecto a este último punto en un artículo de la revista Antioquia Médica titulado “Organización psiquiátrica e higiene mental” se afirmaba: […] sobre las toxicomanías, sobre el alcoholismo, morfinomanía, marihuana, etc, y sus efectos, sobre la prostitución, sus causas y consecuencias […] no estamos cumpliendo con el deber moral del médico, si sólo atendemos a las enfermedades del cuerpo y a la parte curativa de las afecciones mentales; sin cuidarnos de impedir por todos los caminos que el niño y el joven caigan en las redes de los malos del siglo, víctimas de sus instintos desenfrenados, de su anormal desarrollo mental, de la herencia maldita de sus progenitores o de la influencia nefasta de la conducta antisocial de quienes hechos en la misma indiferencia y herederos de las mismas taras, son hoy los mentores, tutores o rectores de las juventudes y autores responsables de su anormal mentalidad y su conducta peligrosa y reprobable.109 Los locos también hacen historia En la academia se discutían todo tipo de temas relacionados con las enfermedades 52 mentales tanto en las revistas de divulgación científica como en los congresos de psiquiatría.110 Aunque el Manicomio Departamental conservaba el significado ambiguo de institución de control social y de lugar para el tratamiento de las enfermedades mentales, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia se enseñaban nuevas nociones sobre salud y enfermedad que se adelantaban en Europa y Estados Unidos entre las décadas de 1930 y 1950. Cambios en los tratamientos y las prácticas hospitalarias Las prácticas hospitalarias entre 1920 y 1930 en el Manicomio Departamental eran rudimentarias. Las ayudas diagnósticas, como los exámenes de laboratorio, se efectuaban en otros lugares, ya que la institución no contaba con los equipos necesarios. En la información proporcionada por la base de datos, los registros dan cuenta que en esos años solamente se realizaban pruebas de laboratorio sobre materias fecales e inoculaciones de sangre. Desde el punto de vista de las prácticas discursivas de la siquiatría, resulta notorio el tono moralizante presente en textos como el artículo “Practiquemos la higiene mental” publicado en el Boletín Clínico en 1941; discurso del cual se concluye que tanto el médico como el sacerdote y el maestro tenían igual propiedad para juzgar los comportamientos anormales asociados con la locura, que debían ser enviados al Manicomio Departamental. Una institución en principio correccional antes que terapéutica, lo cual se demuestra tanto en las prácticas como en el lenguaje de la época; en los años cuarenta se hablaba de 109 Moisés Pianeta Muñoz, “Organización psiquiátrica e higiene mental”, Antioquia Médica 5, 1 (1955): 149. 110 El Primer Congreso Nacional de Psiquiatría se celebró en Medellín del 27 de abril a1 de mayo de 1961. Los temas principales fueron: la asistencia psiquiátrica y la educación psiquiátrica en Colombia. En los años siguientes hasta 1967 se celebraron en Cali, Manizales, Cúcuta, Barranquilla y Cartagena. Los temas respectivos fueron: la enseñanza de la psiquiatría como especialidad y la preparación del personal auxiliar; la contribución de la psiquiatría a la higiene mental y los problemas psicológicos del niño y el adolescente; actualizaciones en psicoterapia, tratamientos somáticos, y aspectos psiquiátricos de la violencia en Colombia; la angustia, la nomenclatura psiquiátrica y la legislación psiquiátrica y por último, el estado actual de la psiquiatría en Colombia. Humberto Rosselli, “Sociedades y congresos de psiquiatría”, Historia de la psiquiatría en Colombia, tomo II (Bogotá: Editorial Horizontes, 1968), 676-683. El dispensario de psiquiatría e higiene mental fue un proyecto promovido por el Doctor Vasco con el objetivo de intervenir en todos los asuntos sociales posibles. En dicha institución se orientó la comunidad sobre la educación de los menores, la readaptación social de los presidiarios, el control, la higiene mental y los factores hereditarios.112 Sin embargo, finalizando la década de 1950 ya eran perceptibles los cambios que se habían planteado en los informes de décadas anteriores al secretario del Departamento de Higiene y Asistencia Social. En los decenios de 1940 y 1950 existían ya en el Manicomio Departamental una serie de prácticas hospitalarias en tanto que se efectuaban exámenes de rutina requeridos por los pacientes, tales como hemograma, leucograma, química de orina, coprológico, serología y análisis de parásitos. Por otro lado, la institución empezaba a tener una orientación científica; los exámenes neurológicos, a través de los cuales se evaluaban los reflejos osteotendinosos y cutáneos, la tonicidad y la fuerza muscular, la sensibilidad, la coordinación, los nervios periféricos, los nervios craneales, las venas y las arterias, estaban relacionados con la psiquiatría. Las ayudas diagnósticas comprendían, a partir de entonces, el estado físico y mental del paciente. Las pruebas electroencefalográficas y las radiografías de cráneo y laterales, además de la lobotomía, dan cuenta del enfoque organicista de la psiquiatría en ese momento. La orientación en el tiempo y en el espacio por su parte, ayudaban al médico alienista a identificar signos y síntomas de las patologías mentales. En los años sesenta per- manecía la misma dinámica de las pruebas de laboratorio y exámenes complementarios para el diagnóstico de enfermedades mentales. Sin embargo, se implementaron nuevos métodos como la prueba de narcoanálisis. En esa época, aumentó considerablemente el número de ayudas diagnósticas tanto en cantidad como en especialidad, es decir, se extendió el número de prescripciones médicas como la sofisticación de las mismas y el número de especialidades.113 Por lo menos el Manicomio Departamental ya era parte del pasado en 1958. El nuevo Hospital Mental de Antioquia no sólo había cambiado sus instalaciones físicas sino también su razón de ser en la sociedad: El Hospital Mental de Antioquia es una institución dedicada exclusivamente al tratamiento de los enfermos mentales adultos. No tiene ningún interés de lucro, no discrimina raza, religión ni oficio. Admite enfermos y enfermas de beneficencia y también enfermos pensionistas, tiene como único objetivo mejorar la salud mental de todo enfermo puesto bajo su cuidado […].114 El 20 de julio de 1952 se inició la construcción del Hospital Mental de Antioquia en el municipio de Bello, con la supervisión del arquitecto Nel Rodríguez Hausler quien había elaborado un anteproyecto a partir de sus observaciones en instituciones psiquiátricas de Estados Unidos. El terreno de 180 hectáreas había sido adquirido cuatro años atrás por el Doctor Dionisio Arango Ferrer, gobernador de Antioquia.115 Así mismo, cambiaron los roles del enfermo y de la familia en varios sentidos. En primer lugar, el alienado adquirió el derecho de ingresar voluntariamente a la institución psiquiátrica siempre y cuando 111 Eduardo Vasco, “Practiquemos la higiene mental”, Boletín Clínico VII, 1 (1941): 62. 112 Vasco, 1941, 65-66. 113 Archivo Histórico Judicial de Medellín, Fondo de historias clínicas del Hospital Mental de Antioquia. 114 Luis Carlos Posada, “Informaciones generales sobre el Hospital Mental”, Antioquia Médica 8, 9-10 (1958): 360. 115 Alberto Morales Tobón, “Como se gesto el Hospital Mental en Antioquia y quienes fueron sus gestores”, Antioquia Médica 8, 9-10 (1958): 367. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 higiene mental en vez de salud mental, de profilaxis social antes que de salud pública.111 53 fuera capaz de razonar por sí mismo y sintiera la necesidad de recibir la atención médica del Hospital Mental de Antioquia. Si bien continuaba operando el sistema de admisión involuntaria aprobado por la familia, por un tutor o por la autoridad, éste debía hacerse con el conocimiento del enfermo según las recomendaciones del hospital.116 Los locos también hacen historia En la teoría como en la práctica se percibe un lenguaje menos tosco y un tratamiento menos represivo frente a las personas con trastornos mentales. Las afecciones de la mente empezaron a ser consideradas dentro del dominio de la salud pública; aunque seguían siendo un problema de la asistencia social en la medida que todavía se prestaba el servicio de beneficencia a los pacientes de bajos recursos. Las funciones del hospital psiquiátrico ya no eran las de procurar la seguridad de la sociedad y del enfermo así como su readaptación social, sino mejorar la salud mental del paciente. 54 En los años cincuenta, ya no se trataba sólo de suministrar sedantes y hacer sesiones de insulinoterapia o electrochoques. En el Hospital Mental de Antioquia se recreaban otros ambientes y se aplicaban nuevas dinámicas que le proporcionaban al paciente un ambiente más saludable, tales como las áreas de deporte y los espacios de socialización y actividades manuales: “[…] y el loco, el despreciable loco, ha adquirido la categoría de un enfermo como cualquier otro digno de respeto, incorporado en el activo del conglomerado social.”117 Esas nuevas terapias hicieron parte del Departamento de Ergoterapia que se había instituido desde 1954. Sin embargo, ésta tenía un doble sentido en la medida que afirmaba el mantenimiento de un ambiente saludable para el enfermo pero al mismo tiempo se hacía con el objetivo de reprimir los comportamientos anormales, las fantasías y conductas eróticas, los delirios, las perversiones y todo lo que perturbara el desarrollo normal de la actividad mental.118 En las historias clínicas analizadas, los tratamientos psiquiátricos no se encontraban descritos en las observaciones del médico durante los años treinta. Al igual que las ayudas diagnósticas, las terapias y los medicamentos suministrados se hacían con el fin de tratar las afecciones físicas como los parásitos y el paludismo. Las fórmulas médicas dan cuenta del auge de fármacos tales como los sedantes, en detrimento de los métodos de contención, aunque las terapias invasivas como los choques eléctricos persistían durante la primera mitad del siglo XX. De esta manera, se encuentran registros sobre la combinación de medicamentos con electrochoques para el tratamiento de las enfermedades mentales. A pesar de la incursión de otros métodos, en los años cincuenta, tales como la psicoterapia, la ergoterapia, los fármacos, la narcosis, los reconstituyentes y los tónicos, en el Manicomio Departamental el aislamiento y la contención mecánica seguían siendo parte de las prácticas hospitalarias. En la década de 1960 los tratamientos prolongados con fármacos se hacían más frecuentes que las terapias invasivas con electrochoques y los medios de contención. Se observa en los registros de tratamiento el uso frecuente, por no decir que imprescindible, de medicamentos como el Largactil y el Siquil. Por otro lado, la conversación terapéutica fue una de las alternativas a los medios coercitivos. Se nota así el cambio en la concepción del tratamiento y un aumento significativo en las indicaciones sobre los procedimientos terapéuticos y las fórmulas farmacéuticas. 116 Posada, 1958, 360- 361. 117 Morales, 1958, 368. 118 Augusto Díez y Luzmila Acosta, “Ergoterapia. Hospital Mental de Antioquia”, Antioquia Médica, 8, 9-10, (Medellín, octubre noviembre de 1958). Si bien a principios del siglo XX el ejercicio de la psiquiatría era inconstante no existían en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, cursos obligatorios sobre las enfermedades de la mente, la Junta Directiva del Manicomio Departamental conservaba reglamentos específicos sobre las funciones del director, las pruebas de enajenación mental y los certificados médicos. En 1930, el director alienista Lázaro Uribe Cálad era quien tenía la potestad para aseverar quien estaba loco y quién no. Sin embargo, en algunos casos la policía, los alcaldes y gobernadores, a través de un certificado médico, argumentaban los motivos por los cuales debía encerrarse a determinada persona en la institución. Por primera vez en 1934, se mencionaba la importancia de crear un servicio especializado de asilamiento y asistencia para los adictos a las drogas heroicas o toxicómanos. Sobre esta cuestión, el médico alienista creía conveniente la intervención policiva en tanto el enfermo ingresaba voluntariamente y por la misma razón, pedía su salida para volver a consumir drogas. Argumentaba el médico que la policía era la única que podía obligarlos a permanecer en el asilo por un período de tres meses aunque fueran pensionistas “[…] para buscar así una más probable reeducación de la voluntad y tratar de hacer menos frecuentes las recaídas y frustrar menos la labor médica llevada a cabo con éstos perversos, casi siempre constitucionales y, por lo tanto, destinados casi fatalmente al vicio”.119 Para el periodo en mención, la locura era aislada por la sociedad, encerrada en el manicomio, observada por el médico alienista, instruida por las Hermanas de la Caridad y vigilada por la policía se trataba de un asunto de control social, evidenciado en las formas 119 Uribe, 1934, 169. de concebirla, en las maneras de tratarla y en el lenguaje que se refería a ella. Del mismo modo, los cuadros estadísticos presentados a la Secretaría de Gobierno demuestran la relevancia de contabilizar la procedencia de los enajenados, la edad, los oficios, el estado civil, entre otros, sobre las causas de la enfermedad, por ejemplo, o el diagnóstico de este último, pocas veces revelado en las historias clínicas. En su lugar, se explicaban las formas clínicas de la enfermedad, es decir, las manifestaciones de la misma, ya que en la mayoría de los casos los pacientes eran dejados en observación porque el conjunto de características que componían determinadas enfermedades era de difícil diagnóstico. El conjunto de las enfermedades mentales se estudiaba de acuerdo a los preceptos morales y científicos de los años cuarenta. La práctica de la higiene mental promovida por maestros, médicos y sacerdotes tenía objetivos claros encaminados a lograr el bienestar social. La demencia y el desequilibro mental, los males adquiridos por la herencia, las adicciones y la perversidad eran las primeras amenazas para el buen desempeño mental en la vida privada y en el espacio público. No obstante, los desordenes mentales eran considerados públicamente como un problema de policía que debía ser controlado bajo sus normas. Ésta autoridad tenía la obligación de proteger la sociedad de tales peligros y a su vez esta última tenía el derecho de aislarlos. En el artículo “Practiquemos la higiene mental” el Doctor Eduardo Vasco sugería quiénes eran los que perjudicaban la comunidad: Allí están los inadaptables, los que carecen del sentido de la oportunidad y los que son incapaces de afrontar con valor infortunadas circunstancias; allí los que influenciados por el cine se fugan del hogar o de la decencia y dan pábulo a los actos primos sin el control inhibitorio; allí los que van al alcohol y a las drogas heroicas para tratar de equilibrar con estímulos artificiales el complejo de inferio- Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 La enfermedad mental: un problema de control social o una cuestión de salud pública 55 ridad que roe las entrañas de la personalidad.120 Las medidas de control social sugeridas por el Doctor Vasco pretendían influenciar, sobre todo, la vida privada y exigir la práctica de la higiene mental especialmente al individuo, pues era él quien debía reprimirse de los placeres y practicar las virtudes enseñadas en el catecismo del Padre Astete para la economía mental.121 Los locos también hacen historia En 1944 el Manicomio Departamental era una institución de beneficencia pública que nunca había tenido los recursos suficientes para asilar a la creciente población de enajenados mentales. Era un lugar insalubre que si bien prestaba servicios de asistencia social, no contaba con las mínimas condiciones de salud pública, las camas de los alienados eran de cemento, los patios no estaban pavimentados y los instrumentos de cirugía seguían siendo los mismos desde 1919.122 No obstante, en 1946, se aprecia el cambio en la concepción del enfermo mental en una petición que se le hizo a la Asamblea Departamental para la construcción del nuevo manicomio: 56 Cuando la existencia de asilados era de 776 y el total de entradas anuales apenas fue de 462 durante el año de 1936, el profesor Lázaro Uribe Cálad llamaba la atención de la Honorable Asamblea sobre el proyecto de construcción de un nuevo manicomio, “según aumentaba por modo alarmante el número de enajenados”. Compárense las cifras de 1936 con las de 1946 y téngase de presente el hecho de que de entonces a hoy no se ha realizado ampliación alguna del edificio; considérese al enfermo mental como una personalidad humana y digna que conserva casi siempre cierta noción de sí mismo y cierta capacidad de sufrimiento cuando no se le trata con la debida consideración y este crite- rio a la vez estadístico y humanitario fundamenta la tenacidad con que desde hace años se llama la atención sobre la urgencia de un manicomio nuevo cuando no de ensanchar humanitariamente el existente.123 En este informe se nota un tono académico en la medida que se presentan argumentos médicos acerca del ambiente en el cual debería permanecer un enfermo mental y sobre la higiene mental que se debía enseñar en la familia. Por otro lado, el director del manicomio calificaba a la enfermedad mental, en 1948, como el tema más delicado de salud pública debido a que era una alteración del individuo, de la familia y de la sociedad. En la década de 1950 se utilizaban dos mecanismos para el tratamiento de las enfermedades mentales; el control social y la higiene mental que continuaban vigentes excepto por algunas modificaciones en los artículos 545, 548, 553, y 554 de la ley 95 de 1890 del código civil referente a los enajenados mentales.124 Entre los aspectos contemplados en dichos artículos se consideraba la restricción de la capacidad civil del alienado para administrar los bienes de su propiedad, la interdicción de los mismos por parte de las autoridades, de personas respetables, allegados o conocidos en caso que el perturbado mental diera muestras de peligrosidad y la anulación de los contratos posteriores a la interdicción. El confinamiento de los locos era considerado como uno de los principales métodos de profilaxis social consumada tanto por las autoridades como por la familia. Sin embargo, en 1955 también se hacía con el propósito de procurar un tratamiento científico para la enfermedad mental. Al parecer, dicho propósito no era el común denominador entre las orientaciones de la psiquiatría en Antioquia. Para el Doctor Luís Jaime Sánchez, por ejem- 120 Vasco, 1941, 63. 121 Vasco, 1941, 66. 122 Uribe, 1934, 158. 123 Obando, 1974, 73. 124 Guillermo Uribe Cualla, “Modificaciones al Código Civil y al Código Judicial Colombiano en su aspecto psiquiátrico”, Antioquia Médica 5, 1 (1955): 83-85. En los decenios de 1950 y 1960, existía una concepción ambigua sobre los trastornos de la mente. La locura era un tema de interés tanto para la comunidad científica como para los gobiernos de turno. La higiene mental aunque aparentaba ser un concepto desarrollado en el discurso de la salud pública, fue más bien una estrategia de control social pensada para procurar el orden en la ciudad, el recato en la privacidad del hogar y el buen tono en la vida pública. Era una medida de prevención para conservar la salud y la lucidez mental más que un método terapéutico o curativo. Durante la primera mitad del siglo XX, las condiciones de salud pública en Colombia eran escasas, las endemias y las pandemias azotaron el país durante 1920. Sin embargo, la salubridad de la población en general sólo adquirió valor cuando las enfermedades ocasionadas por las malas condiciones de higiene afectaron el desarrollo del proceso industrial. De esta manera, el médico no sólo asumió una responsabilidad clínica frente a la sociedad, sino un compromiso cívico y moral. Con la ayuda de las comunidades religiosas el objetivo fue mejorar las condiciones de vida de la población; para tal propósito se diversificaron los cursos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia; y se implentó un conjunto de nuevos métodos, técnicas y disciplinas que les permitiera enfrentar las problemáticas surgidas en los procesos de colonización e industrialización, pues el proyecto modernizador había sido forjado para construir una ciudad productiva que albergara una población sana, culta y discreta. 125 Luis Jaime Sánchez, 1955, 128. Con la migración del campo a la ciudad y debido a que ésta no estaba preparada para recibir el doble de su población, las situaciones de pobreza en las viviendas y por consiguiente, las condiciones insalubres de habitación y de trabajo en las fábricas se hicieron evidentes. Por lo tanto, la élite, las autoridades y la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín fueron conscientes, que el primer paso para que el proyecto de modernización de la ciudad funcionara era erradicar los núcleos infecciosos y educar la población sobre la higiene en los lugares públicos y privados y el aseo frecuente del cuerpo, pero la limpieza no era sólo un tema físico. Entre 1930 y 1950 la higiene mental fue un tema recurrente entre los médicos y las autoridades eclesiásticas por eso, para llevar a cabo los proyectos de transformación de la estructura física de Medellín ideados por la Sociedad de Mejoras Públicas. Las instituciones de beneficencia jugaron un papel decisivo de control social para el aislamiento de los enfermos y perturbadores del orden público, que entorpecían el orden social establecido. Sin embargo, no existía un consenso en el gremio de los médicos para la clasificación de las enfermedades mentales. En la Universidad de Antioquia, las cátedras sobre afecciones de la mente no eran obligatorias y las tesis presentadas en los decenios de 1920 y 1930 sobre la higiene mental y los orígenes de la locura argumentaban que la alienación mental era desencadena en gran parte por factores como la herencia, la mala educación, el consumo de bebidas alcohólicas, la desnutrición y la sífilis. En los primeros treinta años del siglo, aproximadamente, los trastornos mentales eran una cuestión de orden social más no de salud pública. Los insanos de la sociedad eran recluidos en el Manicomio Departamental, al igual que los de locura viciada, los peligrosos, las alienaciones atrevidas de prostitutas y exhibicionistas y en ocasiones locos subli- Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 27 - 58 plo, la psiquiatría de orientación católica era el único camino: “[…] porque en ninguna doctrina están tan ajustados los principios a los fines y éstos a los medios que les predican. Porque una psiquiatría católica, tiene en sus manos las más grandes fuentes que toda psicoterapia humana puede pedir”.125 57 mes como el poeta antioqueño Epifanio Mejía. Aunque en un principio las clasificaciones siquiátricas sobre las enfermedades mentales fueron descripciones de las características de determinadas manifestaciones anormales en tanto que diagnósticos definidos, existía en el manicomio una locura diferenciada de clases sociales. Los pensionistas pagaban por unas condiciones más dignas mientras que el resto de perturbados estaban sujetos a la caridad y a los cambios de la administración pública. No obstante, con la secularización de la enseñanza durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo y la influencia del modelo académico norteamericano, la Academia Nacional de Medicina mejoró la asistencia pública mientras que el Ministerio de Higiene incorporó las concepciones sobre salud pública y medicina preventiva. Como consecuencia de la intervención de los Estados Unidos en los planes de desarrollo y educación, en los años cincuenta, el pensum de estudios médicos se dividió en especialidades y las practicas clínicas e investigaciones experimentales se hicieron más frecuentes. Los locos también hacen historia Por otro lado, la herencia era considerada como uno de los factores desencadenantes de los trastornos mentales. Por lo tanto, en los decenios de 1930 y 1940 los médicos defendían la inhibición y el control de las emociones como las prácticas de higiene mental más apropiadas para evitar actos escandalosos tales como el consumo de alcohol y de drogas heroicas. Las distintas manifestaciones de locura eran concebidas desde una perspectiva moral, de esta forma, la evaluación clínica del enajenado centraba su atención sobre la conducta del paciente en el espacio público y la vida privada. 58 Las personas dedicadas a los oficios domésticos y la agricultura constituían la mayoría del a población asilada en el Manicomio Departamental, eran el principal objeto de la mirada clínica pues como desplazados por la violencia o simplemente migrantes del campo a la ciudad, representaron un contingente humano que rodeado de miseria no estaba preparado para la vida en la ciudad y ésta no estaba dispuesta para acogerlos. Así, el prejuicio moral del médico frente al campesino y al ciudadano se centró en el comportamiento, en las maneras de ser y de pensar del presunto enfermo. El proyecto modernizador había sido pensado para una sociedad culta que debía mantener el recato y el buen tono. Por lo tanto, prácticas como la masturbación y las orientaciones como la homosexualidad fueron objeto de señalamiento por parte de las autoridades médicas y morales. En un juego de doble moral, en la práctica, la enajenación mental fue entre las décadas de 1930 y 1940 un problema de control y de seguridad social así como de salud pública. Era un asunto de higiene mental y de profilaxis social. Mas en la teoría, hacia 1940, el director del Manicomio Departamental Lázaro Uribe Cálad consideraba la enfermedad mental como el asunto más delicado de salud pública, los trastornos de la mente eran alteraciones del individuo, de la familia y de la sociedad. Esas contradicciones entre la teoría y la práctica fueron debidas a que tanto el médico como el maestro y el sacerdote tenían la misma propiedad para juzgar los comportamientos anormales y el manicomio aunque cumplía una función correccional y terapéutica al mismo tiempo, era una institución de beneficencia pública sujeta a las decisiones políticas de los gobiernos de turno y a los aportes económicos de la caridad. Para 1950, el confinamiento de los perturbados mentales seguía siendo el principal método de profilaxis social, a partir del a fundación del Hospital Mental de Antioquia. Ya en 1958, se percibe un tratamiento que reprimía de forma indirecta los comportamientos inapropiados a través de la ergoterapia. Cambió también la relación médico-paciente, pues ambos tenían una responsabilidad compartida, donde la responsabilidad del médico comprendía obrar con el consentimiento del paciente, y paciente sabía que era preciso someterse a un tratamiento por su propia voluntad. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental Susana Rodas Carvajal1 1 Sicóloga egresada de la Universidad de Antioquia. Trabajo de grado para optar al título de especialista en farmacodependencia. Asesor, Gustavo Adolfo Calderón Vallejo. Fundación Universitaria Luis Amigó. Medellín. 2013. susa_rodas@yahoo.es. Resumen En el presente artículo se aborda el tema de la morfinomanía en Antioquia para las tres primeras décadas del siglo XX, a través del estudio de diez historias clínicas de pacientes pertenecientes al Manicomio Departamental, el acercamiento a este problema se realizó mediante la recolección; procesamiento cualitativo y cuantitativo de las fuentes; y la comparación con las teorías y nociones que sobre el tema, lo cual brinda un panorama amplio acerca del ideario, sintomatología –fisiológica y psíquica-, diagnóstico y etiología de la morfinomanía, considerada ya para ese momento como un problema de salud pública. En este mismo sentido, se recrea todo un cuadro descriptivo en el que exponen los diferentes métodos usados para el tratamiento de la morfinomanía: abstinencia absoluta, desmorfinización, sustitución por calmantes o hidroterapia, detallando los síntomas físicos y psíquicos de la implementación de estas técnicas. Palabras clave E n el siguiente escrito se aborda una muestra de 10 historias clínicas pertenecientes al Manicomio Departamental de Antioquia dentro del periodo 1903-1929, cuyo diagnóstico está relacionado con el uso o abuso de la morfina. Con el fin de indagar por dos aspectos fundamentales, a saber: los síntomas que componían el diagnóstico de morfinomanía y los tipos de tratamiento empleados para estos pacientes a lo largo de estas tres décadas. Los datos útiles a estos fines son aislados de las historias clínicas y posteriormente contrastados con las teorías y concepciones sobre el tema que hacían parte de los círculos médicos de la época. Este análisis es fruto de la inquietud que recae sobre la concepción presente a principios del siglo XX sobre la concepción del diagnóstico de morfinomanía en Antioquia. Si bien no es posible efectuar un acercamiento completo, el material recopilado ha sido útil para dar cuenta de los síntomas y signos que componían el diagnóstico y sacar a la luz los tratamientos empleados en la época para contrarrestarlos. La fuente documental está constituida por un conjunto de diez historias clínicas pertenecientes al Manicomio Departamental de Antioquia que han sido sometidas a dos criterios de selección: el diagnóstico que presentan está relacionado directamente con el uso o el Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 Morfinomanía, historias clínicas, pacientes, diagnóstico, tratamiento, técnicas. 59 abuso de la morfina y se inscriben en un periodo temporal que comprende los años de 1900 a 1930. Los datos encontrados en las historias clínicas han sido sistematizados y posteriormente contrastados con las teorías que se hallaron con respecto a la concepción del diagnóstico de morfinomanía, su etiología, descripción de intoxicación aguda y periodo de abstinencia, vías de absorción y tratamientos utilizados. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental De esta manera se hace efectivo un primer acercamiento a los orígenes de los tratamientos que recaen sobre patologías relacionadas con el consumo de sustancias en los dispositivos médico-clínicos. Además de la imagen y el juicio construido en el ámbito local sobre el morfinómano. 60 El consumo de sustancias psicoactivas ha sido catalogado en la actualidad, a nivel mundial, como un asunto de salud pública. Siguiendo a Becoña, encontramos: “El consumo de drogas constituye hoy el principal problema de salud pública en los países desarrollados”. Nominarlo de esta manera implica reconocer que esta problemática ha traspasado las barreras subjetivas o individuales hasta lograr permear y afectar, de manera directa o indirecta, otros núcleos sociales como lo son la familia, la escuela y la comunidad. Llegando incluso a modificar estructuralmente las dinámicas políticas y económicas de los mismos. En Colombia, ha sido adoptada también esta concepción y la formulación de la ley 1566 expedida el 31 de Julio de 2012 es reflejo de las dimensiones que ha alcanzado en nuestro territorio no solamente el consumo sino el negocio que moviliza la droga. Entendiendo el estado actual de la problemática cabe preguntarse, ¿cómo fue que llegamos a este punto? Pues si bien ha sido útil importar teorías extranjeras sobre la instauración del consumo como un problema de salud pública, en tanto permite establecer una relación de espejo con los fenómenos que aquí acontecen, es necesario explorar el camino particular que ha tomado este fenómeno en el contexto nuestro. El asunto del consumo de droga en Colombia no se reduce al problema del narcotráfico y no es mucho lo que conocemos con respecto a la concepción que se tenía del consumidor, a las características de su consumo o al trato que se le daba hace un centenario. La propuesta es entonces pensar el devenir de la problemática, reconocer su desarrollo en nuestra historia en lo que respecta al tratamiento clínico y la adopción del consumidor por parte del círculo médico. Una de las razones por las cuales se considera fundamental lograr un conocimiento sobre el fenómeno en la localidad, radica en que en la historia podremos encontrar las pistas sobre la consolidación de las representaciones sociales del consumidor que hoy presenciamos y los modelos de intervención y las estrategias de prevención que han sido adoptados. Es de vital importancia además, siguiendo a Berrios, que los profesionales se preocupen por la historia de los síntomas sobre los cuales diagnostican, para este fin podrían ser útiles las historias clínicas. Según Huertas,2 la historia clínica, sin importar la época que se tome como referencia, constituye una fuente primordial para seguir el rastro, en un determinado contexto, de la formación del discurso psiquiátrico y el nacimiento y transformación de la psiquiatría como disciplina médica. Siguiendo esto y partiendo de la premisa de que la historia clínica nos habla, de que es portadora de un saber, veremos cómo según la metodología con la cual se efectúe un acercamiento a ella podemos desprender algún conocimiento. 2 Rafael Huertas, “Las historias clínicas como fuente para la historia de la psiquiatría: posibles acercamientos metodológicos”, Frenia 1, 2 (2001): 7-33, Recuperado de: URL: http://www.revistaaen.es/index.php/frenia/article/view/16361/16207 3 Huertas, 2001, 33. Por otra parte, sostenemos que de la historia clínica se desprende otro tipo de conocimiento que se encuentra velado, un contenido que porta un carácter implícito. La historia arroja al investigador indicios a propósito de un contexto determinado y, si se quiere, logra transportarlo a un tejido cultural, social, político y académico que le es ajeno. Pues, si bien, en la historia clínica se encuentra consignada información a propósito de la caracterización del padecimiento y sufrimiento de un sujeto determinado como etiología: nosología, evolución de su patología, síntomas o manifestaciones de la enfermedad, pronóstico, tratamiento que se le suministra, entre otros. También constituye una puerta que nos permite realizar un acercamiento al marco institucional en el cual dicho paciente está inscrito: las características de estos establecimientos, los puentes establecidos entre los asilos e instituciones de carácter legal o de caridad, la importancia de dicha institución a nivel social, la función que cumple la historia en la institución, la relación que se establecía 4 Huertas, 2001, 7-33. 5 Huertas, 2001, 7-33. 6 Huertas, 2001, 22. entre el médico y el paciente, la regulación de la práctica médica en un contexto espacio-temporal particular, las teorías que sustentaban la intervención del primero, la influencia de teorías extranjeras (su rechazo, su adopción o su adaptación) y la formulación de teorías autóctonas, las transformaciones en la imagen social del loco y a la adopción y definición del éste por parte de los círculos médicos: (demente, loco, alienado, enfermo, insano, anormal).4 Estas conexiones que pueden establecerse, constituyen un panorama de investigación con el cual la historia social puede completar, matizar y enriquecer el valor psicopatológico de la historia clínica. Para hacer efectivo este tipo de estudio es entonces determinante rastrear la historia de los precursores de la medicina alienista, su adscripción a algún sistema nosográfico y permearse además de las teorías e ideas que rondaban por la época que se tome como referencia (higiene, saber médico legal). A partir de la observación de la evolución en los formatos de la historia clínica en psiquiatría puede reconocerse la especialización de la práctica médica; y el requerimiento de datos más específicos son señal del proceso de solidificación de este discurso, que como consecuencia, paulatinamente lo van distanciando de otros, incluso dentro de la misma medicina. La historia clínica constituye un documento que es reflejo del movimiento teórico que va sosteniendo y renovando a la medicina en un contexto científico y social determinado.5 Es por esto que, si bien, la historia clínica aislada contiene información de un enfermo concreto, la repetición y la sistematización de esta información es útil para “caracterizar y tipificar marcos conceptuales o modelos de actuación médica o psiquiátrica”6 Va formando una imagen de la práctica médica y las variaciones que sufre en el transcurso de un lapso temporal. La historia se modifica y se adapta al desarrollo de la ciencia médica y a las circuns- Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 A propósito del artículo de Huertas,3 podríamos sustraer de la historia clínica dos tipos de contenidos. Por una parte la historia clínica nos permite acceder a un conocimiento que se presenta sin mayor preámbulo, que tiene un carácter manifiesto en tanto se encuentra claramente registrado en la historia y no requiere un nivel supremo de análisis. A dicho contenido lo podríamos denominar explícito y dentro de este podríamos ubicar tres núcleos: los datos que requiere la historia clínica a propósito del paciente (la información personal, el diagnóstico, los síntomas que presenta, el pronóstico, el tratamiento); del médico (nombre, cargo que desempeña en la institución); o de la institución (nombre del asilo, ubicación). Sobre esta información puede realizarse principalmente un trabajo descriptivo y su gran valor reside en el rescate de material histórico. 61 tancias cambiantes en las que se va realizando el acto médico desde un punto de vista técnico pero también social. Es decir, en la historia clínica está inscrita la marca del contexto. En conclusión, la historia clínica es una fuente de primer orden para la investigación histórica de la medicina alienista en tanto ella marca el camino para rastrear conocimientos que no solamente tienen que ver con la nosología e intervención psiquiátrica, sino que su valor se extiende en tanto ésta se inserta en una trama social, en un juego de relaciones marcadas por la cultura. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental A partir de una muestra de historias clínicas del Manicomio Departamental de Antioquia, en un periodo temporal que va de 1900 a 1930 y que portan un diagnóstico relacionado con el consumo de morfina podríamos entonces responder las siguientes preguntas: ¿Qué observaciones se realizaban sobre pacientes que presentaban consumo de morfina? ¿En qué síntomas justificaban el diagnóstico realizado? ¿A qué tipos de tratamientos eran sometidos estos pacientes? 62 Para esto será necesario insistir en la importancia de la historia clínica como fuente documental, ahondar en la historia de la psiquiatría en Colombia y del Manicomio Departamental y en las teorías relacionadas con psicopatología descriptiva que rondaban en la época con el fin de lograr algún grado de comprensión sobre las descripciones y observaciones realizadas sobre el paciente y los tratamientos a los cuales era sometido. Tal y como se ha expuesto anteriormente abordar la historia clínica como principal fuente documental implica leerla dentro de un contexto socio-cultural en el cual adquiriere una dimensión más amplia. Berrios señala que los alienistas del siglo XIX entendieron que tener conocimiento histórico incrementa el entendimiento sobre la psicopatología. Toma a Feuchtersleben como referencia para decir que “sólo las ciencias empíricas podían 7 Berríos, 32. 8 Berríos, 2008, 42. 9 Elisardo Becoña. permitirse rechazar su pasado como una historia de errores”. Mientras que las demás ciencias, incluida la psicopatología médica tenían que enfrentarse con el hecho de que la historia de las ciencias constituía la ciencia en sí. Berrios.7 Berrios siguiendo a Marx señala que realizar una historia de la psiquiatría implica revisar la historia misma. Por lo cual la psicopatología descriptiva estaría en la necesidad de cuestionar la génesis de las categorías psicopatológicas y su interacción con el contexto psicológico y fisiológico. Psicopatología descriptiva La psicopatología descriptiva se define como un sistema cognitivo y descriptivo que capta aspectos de la conducta anormal aplicando palabras a segmentos del habla y la acción, para lo cual requiere construir síntomas o referentes que deben ser delineados. Tiene una función nominadora y la nominación de dicha conducta implica un proceso de fragmentación y clasificación de acuerdo con su potencial de información. Las reglas para efectuar dicha clasificación corren de cuenta de la nosología y nosografía psiquiátrica. Antes del siglo XIX, de la instauración del discurso psiquiátrico propiamente dicho, los alienistas “apelaban al sentido común y a la naturaleza obvia del trastorno”.8 Las tempranas referencias a la insania se hicieron basadas en categorías morales, el diagnóstico realizado era definitivo y estaba envuelto en el reconocimiento de los criterios conductuales por medio de signos, de evidencias físicas. Para el siglo XIX en Europa, la semiología comienza a jugar con la formación de síntomas para describir varios signos de locura. Antes de este siglo los libros se centraban en descripciones morales. Para 1830 se incluyen viñetas clínicas y secciones sobre síntomas elementales.9 Historia de la psiquiatría en Colombia En el acercamiento a las historias clínicas se evidencia en primer plano a propósito del diagnóstico una gran diversidad de síntomas que son un indicio de que no existía para la época una descripción detallada de la enfermedad. La respuesta a esto podríamos encontrarla en la historia de la psiquiatría en Colombia recurriendo a ella logramos localizar los médicos más representativos del origen de esta disciplina. Doctor Carlos E. Putnam Había nacido en Bogotá hacia 1850 […] hizo estudios de medicina en la universidad nacional en donde se gradúo y posteriormente los repitió en París, habiendo sido discípulo de Charcot. A su regreso en el país fue un verdadero precursor de la psiquiatría y de la medicina legal, tanto por su dedicación al estudio de problemas neuropsiquiátricos y médico-legales, como por los importantes trabajos que publicó sobre estos temas.11 Según la investigación que elabora Rosselli dentro de la psiquiatría ejercida por el doctor Putnam pueden encontrarse tres causas de la locura “intelectuales, morales y físicas (éstas últimas a su vez divididas entre personales fisiológicas y personales patológicas.)”. Dentro de las personales fisiológicas entre otras causas encontramos al embarazo, el puerperio y la lactancia. Mientras que en las personales patológicas se pueden entrever “la acción del opio, alcohol, belladona, etc.”. El doctor Putnam aventura una clasificación de las enfermedades mentales. Las divide en idiopáticas o esenciales y sintomáticas. Las primeras son diferenciadas en tanto unas consisten en las que dependen de la impotencia o negación de las facultades psíquicas y las que son muestra de una perversión, extravío, aberración o exaltación de las mismas. Ahora, la perversión de las facultades puede ser general (Manías: expansivas, depresivas, delirantes, alucinatorias) o parcial (monomanías). Dentro de las monomanías encontramos a su vez las monomanías peligrosas dentro de las cuales está la monomanía ebriosa (dipsomanía). Al respecto dice Rosselli (1968) “las enfermedades mentales sintomáticas, dependen de otros estados fisiológicos o patológicos, o de la acción de ciertas sustancias sobre el organismo. Entre ellas están la ebriosidad, las locuras producidas por venenos, las dependientes del embarazo, parto o lactancia[…]”.12 Divide las causas de la locura en intelectuales, morales y físicas. 10 Elisardo Becoña. 11 Humberto Rosselli, Historia de la Psiquiatría en Colombia. Tomo I (Bogotá: Ed. Horizontes. 1968), 239. 12 Rosselli, 1968, 243. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 Las categorías diagnósticas formadas estaban relacionadas con la observación que se hacía del sujeto sobre su conducta, padecimiento o discurso. Debido a esto, en el siglo XVIII, se elabora una iconografía de la conducta, en la que se busca establecer una relación entre los gestos y las emociones. Para el siglo XIX, se rompe esta asociación, dando lugar a la idea de que la insania se podía ocultar o disimular. Se introduce además para la época la experiencia subjetiva como síntoma. Durante el siglo XIX la psicopatología descriptiva se ha reconocido por identificar clases de “actos mentales anormales”. Requiriendo cada acto un nombre específico que pudiese ser corroborado en casos similares. Para finales de este siglo, se utilizaban síntomas a modo descriptivo pero no se agrupaban estos bajo trastornos debidamente discriminados. Para la evaluación de alienados comienzan a tenerse en cuenta categorías como edad, sexo, duración, evaluación, resultado.10 63 Las causas físicas pueden ser exteriores y personales. Entre las primeras tenemos los climas, estaciones, localidades, meteoros, etc. Las personales se dividen en fisiológicas y patológicas. Entre las personales patológicas, se cuentan: el histerismo, la epilepsia, hipocondría, catalepsia, corea y otras neurosis; las fiebres intermitentes; la hemorragia, congestión, contusión, conmoción y comprensión cerebral; inflamaciones de sus membranas; el reblandecimiento cerebral; ciertas enfermedades del oído interno, el reumatismo cerebral, la sífilis, escrofulosis y tuberculosis, las discrasias, pérdidas seminales, enfermedades del útero y sus anexos, ciertas afecciones digestivas, las repercusiones de exantemas y dermatosis, las supresiones de flujos habituales, úlceras etc; la acción del opio, alcohol, belladona etc. 13 Doctor José Félix Merizalde Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental El doctor Merizalde desarrolló su práctica en el campo de la higiene y en ocasiones ejercía la medicina mental en aspectos médico legales. A propósito de este galeno dice Rosselli: 64 El doctor Merizalde era constitucionalista, aceptaba las doctrinas hipocráticas respecto a los cuatro temperamentos, cada uno con sus calidades físicas, psicológicas y patológicas especiales, más o menos inmodificables pero sujetas a normas higiénicas en cuanto a profilaxis de los trastornos. Sin embargo, en sus ideas sobre las causas de las enfermedades más bien daba importancia a las causas morales (sentimientos, vicios, pasiones) y ambientales (climas, aguas, alimentos). Especial importancia daba a la influencia de estos factores en los desarreglos nerviosos (histerismo, hipocondría, epilepsia). Prácticamente la aparición de un desorden nervioso era la consecuencia de los excesos (alimenticios, alcohólicos, sexuales, pasionales en general), de donde su severidad en condenar los vicios y en predicar la frugalidad 13 Rosselli, 1968, 243. 14 Rosselli, 1968, 114. y la higiene, ya que la patología venía a confundirse en su concepción, casi con inmoralidad y salud con virtud. La idiosincrasia de las gentes estaba para él condicionada a su modo de vivir y, muy especialmente, al clima que habitaban. Consideraba que las mujeres eran inferiores intelectualmente al varón. Sus ideas sobre tratamientos, comprendían no solo el amplio uso de la farmacopea de la época, dando especial importancia a los medicamentos de origen vegetal, sino medidas físicas e higiénicas , la utilización del sol, el aire libre, el ejercicio moderado, la hidroterapia y la proscripción absoluta de los vicios. El inconveniente de esta posición doctrinaria estaría especialmente en que, asociando el concepto de enfermedad mental con el de vicio o exceso, traía sistemáticamente la condenación de las psicosis o su desprecio por el superyó social, con la consiguiente segregación, miedo y aversión al enfermo mental, como parece haber sucedido durante largas épocas que han retrasado la rehabilitación del paciente psiquiátrico.14 Resultados Siendo la intención principal efectuar un acercamiento a la concepción y tratamiento de la morfinomanía en Antioquia a principios del siglo XX, se ha considerado tener como fuente documental un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental. A partir de ellas es posible extraer indicios que dan cuenta, por una parte, de los síntomas y signos que configuran dicho cuadro patológico y, por otra parte, de los diversos intentos de intervención clínica experimentados con sus respectivos resultados. Siendo el manicomio departamental la primera institución dedicada al tratamiento de la enfermedad mental en nuestro contexto, debe resaltarse la importancia de este material, pues constituye la prueba de la adopción en el dispositivo médico de cuadros mórbidos relacionados con el consumo de sus- Las historias clínicas abordadas hacen parte del archivo del Manicomio Departamental de Antioquia que encontramos en el Laboratorio de Fuentes Históricas en la Universidad Nacional- Sede Medellín. Se han tenido como criterios de selección de las historias los siguientes aspectos que aporten a un diagnóstico relacionado con el consumo de morfina y que se encuentren inscritas en un periodo temporal que abarca desde 1900 a 1929. La muestra seleccionada ha sido fotografiada en su totalidad con el fin de facilitar su manipulación mediante formato digital. Seguido a esto se efectúo una transcripción de las mismas con el fin de filtrar los datos que son útiles a la consecución de los objetivos planteados. (se incluyen como anexos: las tablas que contienen los datos filtrados con respecto a diagnóstico y tratamiento; las historias clínicas transcritas y los formatos de historias que encontramos en la muestra). La información filtrada arroja luces con respecto a los signos y síntomas presentes en diagnósticos relacionados con la morfina y a los tipos de tratamientos o intervenciones clínicas empleadas con sus respectivos resultados. Características de las historias clínicas En la revisión de las historias se puede encontrar el siguiente abanico diagnóstico: morfinomanía (4); toxicomanía –morfinómano (1); psicosis tóxica morfínica (1); toxicomanía (morfina en inyecciones) (2); morfinomaníaconfusión mental (1); morfinismo (1). Las diez historias clínicas consultadas corresponden a un periodo temporal que inicia en 1915 (historia No. 79) y 1929 (histo- ria 1838). Dicho periodo está marcado por la fecha de ingreso del paciente al Manicomio. Dentro de la muestra encontramos que ocho de las diez historias tienen como médico tratante al doctor Lázaro Uribe, mientras que los dos nombres que corresponden a las historias restantes son ilegibles. Caracterización poblacional Los asilados consignados ingresaron entre el año 1915 y 1929; predominan los pacientes hombres (9) sobre las mujeres (1); los pacientes tienen edades que oscilan entre los 24 y 50 años; los lugares de procedencia son harto variados, encontramos los siguientes: Medellín, Yarumal, La Estrella, Abejorral, Santo Domingo, Cali, Pácora, Bogotá y Pereira; dentro de la especificación de las razas sólo encontramos pacientes de raza blanca; las profesiones consignadas son las siguientes: Farmaceuta, Dentista, Contador (3), Hacendado, sin profesión u oficio (3); dentro de los antecedentes hereditarios encontramos sólo: familia psicopática (1) en un caso, en las demás historias este campo se encuentra vacío o se consideran sin importancia; en los antecedentes personales se presentan “ha usado morfina”, “abusa de la morfina”, “morfina”, “histeria- morfina”, “hace 10 años se inyecta morfina”, “pasado de cólicos hepáticos para los cuales prescribieron inyecciones de morfina y cocaína”; el pronóstico en 8 de las historias clínicas se encuentra vacío y en 2 de ellas es “reservado”; en general los pacientes abandonan el Manicomio “por mejoría”. Encontramos entre los diez pacientes, cinco reingresos en etapas posteriores, tres de ellos son debidas a complicaciones mentales que se exacerbaron por darle continuidad al hábito de la morfina los otros dos reingresos son diagnosticados como manía intermitente y alcoholismo según descripción (aparece inscrito como diagnóstico el número 3.312. sin embargo, no ha sido posible asignar el cuadro correspondiente). Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 tancias. Ahora, si bien el objetivo planteado resulta claro, es pertinente contextualizar el conjunto de historias clínicas y definir características básicas del grupo de pacientes a los que corresponden. 65 Sobre el diagnóstico Para darle cuerpo al diagnóstico es necesario aislar los signos y síntomas presentes en las descripciones del estado actual, cuadro de observaciones y certificados médicos. Se considera pertinente evaluar estas características según su aparición cronológica debido a las luces que pueden arrojar con respecto a la evolución en la concepción de la enfermedad. Una vez compilada la información pertinente se postulan como principales síntomas del diagnóstico los siguientes: Psíquicos: temperamento histérico; excitación hipomaniaca; agresividad; logorrea; depresión; estupor; estado pseudopsicopático; exaltación psíquica; insomnio: ausencia de apetito; fondo melancólico- llanto; tristeza; depresión; raptus; ataque de locura furiosa; alucinaciones; disartria. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental Físicos: desnutrición; diarrea; insuficiencia hepática; anemia; palidez; enflaquecimiento. 66 En la sintomatología que contiene el diagnóstico de morfinomanía debe distinguirse entre el cuadro que se manifiesta por la intoxicación periódica del organismo de aquel que aparece una vez es suprimido el tóxico (abstinencia).15 En el grupo de signos y síntomas reportados no se efectúa distinción, se encuentran de ambos estados. Pues si bien hay pacientes que ingresan en estando intoxicados según la historia clínica, en su mayoría se consignan fenómenos que surgen una vez están asilados y bajo tratamiento. Tanto en la intoxicación periódica como en la abstinencia morfínica es posible encontrar claros síntomas de carácter psíquico o somático que no aparecen por las características del consumo (vías de ingestión, frecuencia, cantidad) sino por particularidades del organismo, de la constitución individual.16 Dentro de los efectos morbosos producidos por el hábito de la morfina encontramos los siguientes: 1º Alteraciones de la nutrición, sequedad de la boca, sed, anorexia, constipación, enflaquecimiento rápido, palidez del semblante, ojos escavados, mirada abatida, sin expresión, edema de los párpados y de los miembros; más tarde, catarro del estómago, vómitos, pituita por la mañana. 2º Alteración de las secreciones, orinas albuminosas o diabéticas, supresión de las reglas, flores blancas, espermatorrea, impotencia, sudores nocturnos. 3º Alteraciones vaso-motoras, pulso lento, irregular, filiforme; angustia precordial, crisis dolorosas, palpitaciones. 4º Alteraciones de la motilidad, debilidad muscular, falta de coordinación de los movimientos; parálisis, disuria, etc. 5º Alteraciones de la sensibilidad, embotamiento, hormigueo, neuralgias. 6º Alteraciones sensoriales. supresión o exageración de los sentidos, ambliopía, zumbidos de los oídos. 7º Alteraciones psíquicas, pérdida de la memoria y de las facultades intelectuales.17 Podemos encontrar en la tesis del doctor Giraldo un complemento sintomático descrito de la siguiente manera: A nivel físico, tras los primeros meses de consumo no hay perturbaciones manifiestas. Se conservan la cordura y el apetito. No obstante, no tardan en aparecer desórdenes “cuyo punto de partida se encuentra en el eje cerebroespinal o en el gran simpático, que se traducen por perturbaciones en los órganos 15 Giraldo, J. Morfinomanía, Tesis para el doctorado en medicina y cirugía. (Bogotá: Imprenta y litografía de Juan Casís, 1921). 16 Giraldo, 1921. 17 Baldomero, (1889) citado por Campuzano, (1890), 45. Desaparece el tejido subcutáneo. Emerge una palidez extrema. Se altera la sudoración que puede aumentar, disminuir o suprimirse. Aparecen exantemas, inflamaciones y erupciones: En los puntos donde se hacen las inyecciones aparecen abscesos, induraciones más o menos circunscritas o infiltraciones de la dermis, caracterizada por su irregularidad, variación de forma y dimensiones; entre estas induraciones e infiltraciones, aparecen ulceraciones que a la presión emanan un líquido purulento; dentro de los sistemas que se ven mayormente afectados están el respiratorio y el cardiaco. La sustancia produce a nivel del corazón y del aparato circulatorio palpitaciones, taquicardia, bradicardia o intermitencias. El efecto sobre el sistema nervioso genera también alteraciones en la respiración que se manifiesta como disnea; el estado de intoxicación está acompañado además de perturbaciones a nivel de la alimentación. Sobrevienen ataques de sed e inapetencia, seguidos por vómitos y náuseas. Según el doctor Giraldo a este cuadro se suma la bulimia o “hambre canina”; es frecuente también encontrar espasmos de los esfínteres aparatos excretores y neuralgias de la vejiga; el sistema sexual se ve harto entorpecido se presentan en el hombre impotencia y en la mujer amenorrea; el sistema nervioso transmite por vías motoras el reflejo de sensaciones o irritaciones ilusorias.19 En la esfera psíquica puede notarse angustia, insomnio, alucinaciones, hiperestesias y neuralgias que producen frecuentes cambios de humor. “la inteligencia y la reflexión son cambiados por inercia […]. El morfinómano es perezoso, egoísta e improductivo; 18 Giraldo, 1921, 19. 19 Giraldo, 1921, 10. 20 Giraldo, 1921, 12. 21 Giraldo, 1921, 25. 22 Giraldo, 1921, 19. su incapacidad para una reflexión sostenida, se pone a prueba con exigirle la solución de un simple problema de aritmética, que no se logrará”.20 Los fenómenos emergentes a partir de la supresión del tóxico parecen adquirir un valor superior a la vista de los galenos, en especial para el médico legista que trata de explicarse el estado mental de un intoxicado “que por desintoxicarse sufre impulsiones extrañas que pueden traducirse en actos delictuosos; aparece pues el problema de la imputabilidad y de la responsabilidad”.21 Una vez pasa el efecto de intoxicación aguda el enfermo experimenta una sensación de malestar y angustia que llega incluso a nublar su conciencia. Tal estado impide la conciliación del sueño y provoca fenómenos de alucinación. En el morfinómano desprovisto del tóxico emerge el desequilibrio que da cuenta del desorden presente en el sistema “nervioso cerebro-espinal y ganglionar”. Dicho estado sólo tiene una forma de reversarse: hacer efectiva la ingesta de una nueva dosis: “Los ojos del enfermo revelan el estado de salud y el estado del alma, que se traduce, según el momento, por su pérdida de brillo, mirada apagada y expresión perezosa y tímida que con una nueva inyección de morfina, adquieren la vivacidad, el fuego y entusiasmo que corresponde a la euforia artificial”.22 La supresión del tóxico se manifiesta en varios niveles A nivel físico se presentan alteraciones en el sistema vaso motor y simpático, aparecen sudores y enrojecimiento del rostro, se forman “congestiones encefálicas” y aparecen palpitaciones cardiacas; son frecuentes además los estornudos, zumbidos de oídos, las convulsiones Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 de la vida vegetativa”;18 pueden evidenciarse signos en la piel, la cual pierde su turgencia, color y tensión. 67 determinadas por el tacto de la piel, el temblor de las manos, las diferentes perturbaciones del lenguaje y de la vista, así como las neuralgias, nauseas, vómitos y diarreas llevan a los enfermos a la desesperación y con frecuencia al suicidio. Parece ausente la capacidad de ejecutar movimientos voluntarios. A nivel respiratorio se evidencia disnea, tos y jadeos. El sistema sexual se reactiva normalmente pasadas dos o tres semanas de abstinencia. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental A nivel psíquico encontramos que: las ilusiones y las alucinaciones son “la peor tortura y cuando adquieren un carácter permanente se crea el estado patológico llamado “delirium tremens”, por analogía con la forma alcohólica. Las alucinaciones se presentan de manera consciente, son principalmente visuales y auditivas, mientras que en las ilusiones predominan las del gusto; es frecuente también encontrar estados epilépticos con ausencias mentales, dichos ataque no son producidos directamente por acción de la morfina sino por el agotamiento del sistema nerviosos que el consumo implica; se evidencia además reducción en el nivel de concentración y atención y alteraciones a nivel discursivo que se manifiestan como disartria. 68 Sobre el tratamiento Para dar cuenta de los tratamientos empleados para este diagnóstico en especifico se han aislado los datos consignados en las historias con respecto a los campos de tratamiento (para las historias que lo tienen), observaciones, certificados médicos o historia clínica. En el sondeo realizado sobre la muestra encontramos con que en algunas historias clínicas no es especificado. La primera aparición en las historias clínicas de un tratamiento dirigido a la morfinomanía se da en el año de 1924 en el cual se consigna “disminución progresiva de la dosis hasta la supresión completa”. Del mencionado año en adelante nos topamos con la siguiente variedad de tratamientos: 23 Giraldo, 1921. - Disminución progresiva de la dosis hasta supresión completa - Disminución progresiva de la dosis con sustitución del efecto hipnótico por medio de calmantes ordinarios (bromuro, cloral, luminal, neurinasa) - Abstinencia completa en morfina o sucedáneos. Baños tibios de una hora de duración. Pociones Bromuradas. - Abstinencia de morfina. Medicación sustitutiva: bromuro y cloral. - Disminución progresiva de la dosis y sustitución por inyecciones de adrenalina. - Desmorfinización progresiva. En general encontramos exigencia de abstinencia absoluta, desmorfinización, sustitución por calmantes, sustitución por adrenalina e hidroterapia. El tiempo mínimo de internamiento que encontramos es de nueve días corresponde a la historia clínica número 896 Mientras que el periodo más largo es de diez años con siete meses que corresponde a la historia clínica No. 79. El pronóstico para el diagnóstico es reservado, no obstante en todos los casos al primer ingreso los pacientes egresan por considerarlos mejorados. De diez historias clínicas aparecen cinco reingresos en épocas posteriores. El doctor Giraldo23 sostiene que así como es indiferente la vía por la cual el opio entra al sistema es indiferente el proceso de intoxicación debido a que las reacciones que provoca son iguales en cada caso y que aunque se presenten grados de intensidad variable en los síntomas de la desintoxicación, estas no dependen de la vía de absorción de la sustancia sino con el nivel de intoxicación. Se parte de la concepción de que la morfinomanía es curable y que si esto no se logra deben buscarse las causas al interior de la institución en la calidad de los métodos empleados o en la del personal ya que si este no Para 1921 se excluyen por “irracionales y antifisiológicos, los tratamientos basados en la suplencia de la morfina por otros derivados del opio”; pues considera Giraldo que “combatir intoxicación con intoxicación es anticientífico en los que obran de buena fe, y rótulo de charlatanería en los que pretenden poseer secretos especiales para curar la intoxicación crónica.” Se proponen entonces para la época tres métodos: lento-brusco y rápido. Según el método que se elija se obtendrá una reacción orgánica más o menos intensa, una eliminación más rápida del tóxico y una reparación orgánica y mental más efectiva. Sobre el método lento no se encuentra descripción, con respecto a él dice el doctor Giraldo en la tesis referida que sus reacciones son imperceptibles, inconstantes y engañosas, que implica alto costo y genera desconfianza del paciente hacia el médico haciendo imposible la curación. Levinsteín propone el método brusco, que como su nombre indica implica la supresión brusca de la morfina acarreando fuertes dolores para el paciente e incluso accidentes mortales. Este método fue abandonado rápidamente por las terribles consecuencias que 24 Giraldo, 1921, 29. 25 Giraldo, 1921, 30-31. provocaba. Sollier se pronuncia a propósito de este de la siguiente manera: “este método es antifisiológico e irracional, puesto que no tiene en cuenta ni las dosis empleadas, ni el grado de intoxicación, ni la duración; así como tampoco las condiciones fisiológicas del sujeto. Peligroso e inútil, son sus caracteres. Si el método lento es el de los pusilánimes e incompetentes, el método brusco es el de los teme-rarios y de los ignorantes”. Erlenmeyer postula el método rápido consistente en señalar una dosis, por lo general la que usa el paciente, para fijarla como punto de partida. Dicha dosis es reducida por mitades hasta llegar a la supresión completa. Este proceso puede durar de siete a quince días según la dosis inicial. En pocas palabras el tratamiento de Erlenmeyer modificado por Sollier implica: aislamiento absoluto del enfermo en una casa de salud organizada con personal apropiado; la habitación del enfermo, para lograr el aislamiento, debe tener un retrete inodoro, baño frío y caliente; además debe tener aposento para el criado o enfermero, que vigilará constantemente al enfermo.25 La técnica de desmorfinización se hace de la manera siguiente: se fija la dosis habitual del enfermos y se toma como punto de partida; esta dosis se reduce por mitad hasta llegar a cero en el curso de una semana, diez o quince días según la dosis inicial y las indicaciones especiales que, según la forma clínica de intoxicación, tenga el sistema. Las inyecciones con variaciones individuales se harán con la técnica siguiente: diariamente, a la misma hora y repartidas en el día, se pondrán tres inyecciones de morfina, disueltas en una cantidad de agua arbitraria, pero siempre la misma; con esta técnica y disminuyendo por mitad, la morfina se seguirá hasta llegar a cero. El médico tendrá sobre el enfermo dominio absoluto de su voluntad y buscará los medios para hacerse acreedor a su confianza. Convienen que el enfermo no Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 es apropiado “es estorboso para el facultativo que dirige el tratamiento, quien no pudiendo permanecer día y noche al lado del enfermo, necesita un personal preparado para el caso, serio y leal, que no engañe al médico y al paciente con complacencias de la peor consecuencia, máxime si estas complacencias son pagadas a los enfermeros a precio de oro por los morfinómanos que, en medio de su miseria, hacen gala de riqueza para lograr un disco de morfina. No hay que olvidar, antes de emprender un tratamiento de desmorfinización, la responsabilidad que acarrea: la ausencia del médico o de una indicación oportuna… puede traducirse en la muerte del paciente…de colapso grave…. Y las perturbaciones mentales requieren vigilancia…”.24 69 sepa la cantidad de morfina que se le inyecta; este tratamiento se complementará con todos los medios que por reacción orgánica (purgantes, baños fríos y calientes, etc), faciliten la eliminación del veneno, según se deduce de la fisiología patológica del intoxicado crónico que ya estudiamos. Para comprobar la curación de un morfinómano después de apreciar que este no necesita morfina, se buscará en la orina la presencia del alcaloide y si éste se encuentra después de dos meses más o menos, que dura la convalecencia, puede asegurarse que la pretendida curación, aunque lo afirme el paciente, es falsa y que este se está inyectando ocultamente la morfina.26 El doctor Juarros propone un plan de desmorfinización consistente en lo siguiente: Estudio general del enfermo. Implica evaluar minuciosamente el estado clínico del paciente, sus funciones orgánicas y valoración de las causas que lo llevaron a la morfinomanía. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental Elección del método, que debe adaptarse a las condiciones orgánicas y psíquicas del enfermo. Propone una lista de condicionantes para seleccio-nar el tipo de intervención. 70 Métodos bruscos 1º Sujetos de menos de treinta años. 2º Corazón absolutamente normal. 3º Mentalidad sana sin huellas de constitución psíquica anormal. 4º Dosis inferiores a cincuenta centigra[mos]. 5º No ser morfinómano de más de uno año de antigüedad. Métodos rápidos 1º Enfermos de menos de cincuenta años. 2º Carencia de lesiones cardíacas, vasculares y renales. 3º Sujetos no muy predispuestos a las afecciones mentales. 4º Posibilidad de severo aislamiento del enfermo. 5º Dosis inferiores a dos gramos. Métodos lentos 1º Enfermos de más de cincuenta años. 2º Dosis superiores a dos gramos. 3º Enfermos con enfermedades cardíacas, vasculares o renales. 4º Sujetos a los que por motivos sociales no es posible aislar. 5º Sujetos de gran disposición neuropática. Preparación: se obliga al paciente a cumplir todas las prescripciones dicta-minadas según el plan de tratamiento. Debe “cimentarse el hábito de la dis-ciplina” y comenzar las “reglas psicoterapéuticas”. De este modo, entendido el período preparatorio, adquiere el significado de unos días de tanteo para conocer el caso ante que nos hallamos. Pretender desmorfinizar a un enfermo, no sintiéndose amo de su psicología, es tan grave error como in-tentarlo en un sujeto con más de 80 pulsaciones. Y aún más peligroso es meterse de lleno en la difícil tarea sin conocer bien las idiosincrasias físicas y morales del sujeto. Desmorfinización, en la cual se da comienzo a la aplicación del método elegido por parte de personal clínico capacitado. Convalecencia, acompañamiento del paciente hasta el pleno restablecimiento de los objetivos planteados.27 Información complementaria: morfinismo y morfinomanía, etiología, vías de absorción, intoxicación aguda Morfinismo y morfinomanía Definida como una intoxicación crónica producida por la introducción en el organismo, por un periodo más o menos prolongado del opio o su derivado principal, la morfina.28 26 Giraldo, 1921, 35. 27 César Juarros, Tratamiento de la Morfinomanía (Madrid: Editorial Saturnino Calleja, 1920), 146-148. 28 Giraldo, 1921. Según el doctor Giraldo, la morfinomanía como diagnóstico puede inscribirse en dos vías desde la medicina legal. La primera teoría sitúa al morfinómano en el campo de las psicosis, haciendo de él un “irresponsable”, teoría refutada por el mismo galeno, que considera que el morfinómano se habitúa a la sustancia de manera accidental, que se presenta en “sujetos de sistema nervioso tarado” más no por una “predisposición particular del organismo por el alcaloide”.30 Considera que si bien existen psicosis inducidas por intoxicación la morfina “no ejerce acción destructiva en el sistema nervioso, y sus efectos se traducen por excitación primitiva de las funciones cerebrales, que serán seguidas de perturbaciones si su acción se prolonga; carácter distintivos y explicativo de estas perturbaciones es su desaparición con la supresión y eliminación de la morfina, lo que no sucede en las psicosis esenciales o tóxicas, que ni se detienen en su marcha, ni se modifican con el tratamiento, aunque desaparezca la causa,” por ejemplo, alcohol, plomo, arsénico […] 29 Giraldo, 1921, 11-12. 30 Giraldo, 1921. 31 Giraldo, 1921, 28. 32 Giraldo, 1921. Otra vertiente sostiene que al considerar la morfinomanía una “pasión” la manifestación de su intoxicación o abstinencia no debe tener importancia para la medicina legal. No obstante recuerda los cuadros crónicos que emergen por la instauración del hábito morfínico los cuales incluyen: caquexia, delirium tremens, alucinaciones, delirios, manías, estados epilépticos que demuestran una “perturbación patológica de la actividad intelectual y que excluye la determinación voluntaria”.31 Debe considerarse al individuo habituado a la morfina como un “vicioso” para el cual la sustancia ha llegado a ser alimento y sostén de un organismo, que a fuerza de envenenarse, agregó una sustancia al medio interior de los tejidos (plasma intersticial, linfa, sangre) que no por ser extraña y tóxica, ha dejado de ser necesaria para el organismo que encuentra su normalidad en la misma anormalidad. Si bien el cuadro de habituación produce estas alteraciones, es frecuente encontrar exaltadas la inteligencia y capacidad de creación de algunos morfinómanos: Si se tienen en cuenta los casos muy frecuentes no solo de normalidad sino de lucidez atractiva y de vigor intelectual de mucho morfinómanos, trabajadores intelectuales obligados a rendir un esfuerzo mayor del que les permiten sus energías, que fueron y serán astros resplandecientes en el horizonte científico; hombres de estado, genios de la guerra, artistas, médicos, etc. Tendremos que considerarlos como seres normales o superiores, no importa que hayan conseguido el equilibrio de su mentalidad enfermiza a merced del tóxico, el único pedestal de su gloria.32 Etiología Para el doctor Giraldo el morfinómano es un toxicómano como cualquier otro que ha Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 Se establece una diferencia entre el morfinismo y la morfinomanía. Siendo el morfinismo una “intoxicación aguda con todos los síntomas específicos del veneno morfínico, cuyo tratamiento se realiza fácilmente con la supresión del alcaloide, sin producir graves fenómenos de desintoxicación morfínica. (Ejemplo enfermo que la utiliza para el dolor y la suspende una vez está curado). Mientras que “La morfinomanía es el estado patológico que resulta del abuso del alcaloide, caracterizado por la necesidad imperiosa de la morfina, como excitante o estimulante del sistema nervioso, en individuos que encuentran su normalidad en la anormalidad, a quienes no puede suprimirse bruscamente la droga sin producir gravísimos fenómenos de desintoxicación y que presentan, por lo demás, el cortejo sintomático del intoxicado crónico”.29 71 llegado a la morfina por sugestión, imitación o ejemplo y por lo que llama “el refinamiento”. Define que este sujeto es presa de impulsiones que lo llevan a intoxicarse sobrepasando la capacidad de resistencia de su voluntad. Este tipo de personajes está conformado por los “heredo- alcohólicos, epilépticos, neurasténicos, heredosifilíticos y por todos aquellos que por una u otra causa en sus progenitores llegan a ser “desequilibrados constitucionales”… “Figura pues en el orden cronológico el “nerviosismo como causa primera”. Con esto se quiere decir que hay una predisposición a la morfinomanía que depende de factores hereditarios o de la educación de la voluntad. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental Como caracterización general de la etiología y curso de la enfermedad el doctor Giraldo presenta: 72 Se comprende como los débiles mentales son un terreno propicio para esta clase de conquistas, entre los cuales clasificamos a quienes se llaman entre nosotros “refinados”, seres de personalidad amorfa que no pueden resistir la tentación de palpar los paraísos artificiales de que hablan lo libros pseudocientíficos, o mejor, seductores, en donde se describen sensaciones exquisitas, sutiles y extrañas, y en donde de una manera errónea se atribuye al alcaloide la propiedad de producirlas; el veneno solo puede estimular las funciones cerebrales primero, y deprimirlas luego, quitándole al individuo cuanto tiene de precioso; le quita su voluntad y su criterio, el sentido moral en los más afortunados se relaja, en los otros desaparece; la volubilidad y la mentira se presentan con todos los caracteres de adquisición honrosa; la cleptomanía, amén del abandono físico que llega a la repugnancia, hace del morfinómano un desgraciado, tortura de su familia y descrédito de la sociedad donde se educó. Es justo anotar que hay un reducido número de morfinómanos que adquieren su vicio por otra causa: sufrimientos y penas morales, reveses de fortuna, enfermedades que 33 Giraldo, 1921, 10-11. 34 Giraldo, 1921, 14. 35 Giraldo, 1921, 15. ocasionan grandes dolores y todos aquellos estados que requieren un lenitivo material, que se logra muy benéficamente con la morfina. Estos individuos, que no son toxicómanos, son los únicos gratos al tratamiento y, para decirlo de una vez, los únicos curables, siempre que el tratamiento se dirija sabia y prudentemente.33 El doctor señala que el uso de morfina suele encontrarse en “clases elevadas e intelectuales”, afirma que las clases bajas experimentan su efecto al interior de un hospital pero que no tienen “el derecho de enviciarse”, porque su pobreza impide sostener el hábito. Es frecuente encontrar prevalencia en los hombres aunque considera a las mujeres más predispuestas debido al temperamento nervioso que manifiestan. Señala además que a nivel cultural se encuentra una gama de causas que corresponden a defectos de educación y que son útiles para la propagación del vicio. Una de las causas a las que atribuye más peso es la siguiente: [...]parece que nosotros estamos constituidos fisiológica y psicológicamente para la “imitación” […] alguien tiene la luminosa idea de “imitar” a los extranjeros… y así por imitación, se ha introducido la morfina entre nosotros, porque el doctor Tal que es un intelectual, la acostumbra […] y así en todos los campos de la actividad humana tenemos maestros y discípulos del vicio.34 Otro factor que contribuye está referido a la facilidad con la cual los médicos prescriben morfina sin tener en cuenta el fondo de carácter del paciente. Se adiciona el exceso de libertad para la compra y venta de drogas lo cual hace que “hasta los padres de familia que en su hogar tienen como expresión de comodidades un botiquín, jeringas y agujas para inyecciones hipodérmicas y un par de termómetros”.35 como agentes de esta causa sitúa Vías de absorción El opio puede ser asimilado en el organismo mediante tres vías: digestiva, respiratoria e hipodérmica. La vía de ingesta está determinada por la “forma farmacéutica de la droga”. De esta manera se tiene que por vía digestiva se ingieren sólidos como el extracto de opio y las píldoras de extracto tebaico o líquidos como el láudano jarabe tebaico, jarabe de codeína, jarabe de morfina o solución de morfina; por vía respiratoria sólo se menciona el acto de fumar opio, mientras que por vía hipodérmica se da la introducción en el organismo de todos los opiáceos solubles como el clorhidrato de morfina, “aunque últimamente se ha puesto de moda” la heroína, éter diacético de la morfina, entre otros.36 La intoxicación por el opio se presenta de la misma manera siendo indiferente la forma de ingesta seleccionada, su peculiaridad depende más bien del tiempo que se haya hecho uso de la sustancia, del nivel de habituación que haya desarrollado el cuerpo. Según el doctor Giraldo la dosis empleada no influye de manera significante en la intoxicación. Lo señala de la siguiente manera: “El tiempo y la costumbre lo hacen todo; no importa mucho la cantidad ingerida sino la que guarde el organismo.37 En la muestra seleccionada se resaltan las inyecciones hipodérmicas como vía de consumo. En los Anales de la Academia de Medicina de Medellín, encontramos un artículo llamado “Inyecciones hipodérmicas y morfinismo” en el cual se relata la aparición de la inyección morfínica con fines terapéuticos: 36 Giraldo, 1921, 16. 37 Giraldo, 1921, 16. 38 Anales de la Academia de Medicina, (Medellín, 1890): 42-43. Entre los procedimientos terapéuticos con que la clínica moderna interviene hoy en la aplicación y uso de los medicamentos, tenemos el de las inyecciones hipodérmicas. Esta práctica inventada por Wood y vulgarizada en Francia por Béhier, ha conquistado un alto renombre y prestado inmensos servicios a la humanidad. Como todos sabemos, la morfina es uno de los alcaloides narcóticos del opio. Se le dio aquel nombre, de Morfeo, dios del sueño; Ludwing la indicó desde 1686 con el nombre de Magisterio de opio, y después Derosne en 1803 y Seguín en 1804 estudiaron este alcaloide que consideraron como la narcotina modificada; y al fin, en 1806, fue aislada por Sertuerner, farmacéutico de Einbeek en el estado de Hannover. Según Fonssagrives, de quien tomó los datos que preceden, siguieron los ensayos de este medicamento, Nysten en 1808, Orfila, Sertuerner y finalmente Magendie. Pero, otros aseguran que fue este último, quien primero utilizó en terapéutica la acción narcótica de la morfina. Bally ensayó esta sustancia en setecientos enfermos y contribuyó a extender su conocimiento y uso, que bien pronto se hizo muy general entre todos los médicos, particularmente desde que Wood y Rynd la aplicaron en inyecciones hipodérmicas. Mucho antes del método hipodérmico se usaban los vejigatorios morfinados. Después se usó la inoculación sub-epidermica practicada con la punta de la lanceta, por consejo y recomendación de Lafargue (de Saint-Emilión), desde 1837, y al presente conserva su puesto al lado de las inyecciones hipodérmicas. Estas fueron previstas o anunciadas por Fourcroy, desde hace más de un siglo como se revela del siguiente pasaje: “Un gran número de hechos observados nos autorizan para discurrir que muchos remedios, principalmente los que se conocen con el nombre de alterantes, podrían producir muy buenos resultados introduciéndolos en el seno del tejido celular sub cutáneo.38 Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 directamente a las autoridades por la falta de control y a los círculos médicos por prescribir arbitrariamente el medicamento y vulgarizar el uso de inyecciones hipodérmicas. 73 Advierte el doctor Giraldo39 que una sola inyección llega a trazar el camino de la morfinomanía que se ve facilitado en grado sumo por el carácter nervioso y la pobreza de voluntad. Según el Galeno el paciente comienza a utilizar la sustancia con el fin de calmar los dolores y molestias que presenta. No obstante, no tarda en experimentar los estados morbosos que provoca y una vez cae en cuenta de esto necesita del químico para sostener niveles mínimos de funcionamiento. Breve reseña de la morfinomanía en Antioquia durante las tres primeras décadas del siglo XX a partir de un conjunto de historias clínicas del Manicomio Departamental Para 1884 encontramos en la Revista médica un artículo de P. Landowski en el cual se habla sobre la morfinomanía y el morfinismo en Europa en esta se da cuenta de la preocupación existente en dicho continente por el aumento exponencial de casos de inyecciones de morfina por lo cual se ha considerado necesario abrir “casas de sanidad especiales para curar morfinómanos, lo mismo que a los sujetos atacados de morfinismo, es decir, la enfermedad producida por el abuso de la morfina”.40 74 El círculo médico considera en la época que la frecuencia con la cual podían encontrarse casos de “envenenamiento crónico” por morfina respondía en grado sumo a la vulgarización y generalización de las inyecciones hipodérmicas.41 Los médicos de todos los tiempos, consecuentes con su alta misión de aliviar los dolores humanos, han buscado por todos los medios los elementos que, aplicados al organismo de manera honrada, supriman o disminuyan los terribles dolores humanos de muchas enfermedades […] a la cabeza de estos elementos analgésicos figura la morfina…desde su descubrimiento los médicos la han empleado de buena fe […] pero eran desconocidos los efectos de su uso, o mejor de su abuso, y sus pacientes, halagados con el estado de euforia que les producía, se entregaron al vicio de la morfina y arrastraron todas sus consecuencias; así nació la morfinomanía y sus adictos se encargaron de propagarla, haciéndola conocer por sus efectos euforísticos.42 Intoxicación aguda En el discurso pronunciado por el doctor Manuel N. Lobo, en la Academia Nacional de Medicina de Colombia el día 19 de julio de 1899, encontramos una descripción general del estado de intoxicación producido por una inyección de morfina: He aquí como describe Chambard el efecto de la inyección de morfina: algunos minutos después parece que un alegre rayo de sol atraviesa sombrías nubes e ilumina toda la existencia; se siente un ligero vértigo; un agradable farniente; una dulce sensación de calor recorre los miembros; una voluptuosa languidez se apodera de todo el ser, todo malestar físico desaparece como por encanto; no se sienten ya las mil incomodidades a las cuales no presta atención el hombre alegre y activo, pero cuyo peso todo siente el hombre triste, hastiado y lánguido. El cuerpo parece sublimarse; los miembros se sienten más ligeros, se extienden, toman instintivamente las posiciones más cómodas, y se abandonan insensiblemente a un grato reposo. La inteligencia, como despojada de la ganga grosera que la retenía cautiva, parece más viva, más clara, más activa, aun quedando manejable y dócil… ¡cuánto error hay en suponer que esta situación ha de ser duradera! En un plazo más o menos corto cede su puesto a lo que se ha llamado el estado de necesidad; la primera dosis no satisface; forzoso es aumentarla y aumentarla indefinidamente; a pesar de ella, el malestar no cesa; ya no produce placer; apenas calma 39 Giraldo, 1921. 40 P. Landowski, “Morfinomanía y morfinismo”, Revista Médica. 9, 99 (Septiembre 1884): 138-139. 41 Anales de la Academia de Medicina, (Medellín, 1890). 42 Giraldo, 1921, 12. Encontramos además en los Anales de la Academia de Medicina de 1890 una descripción de la intoxicación morfínica según la dosis suministrada: - Si la dosis corresponde a un miligramo cada hora, no se observan altera-ciones notables. Emergen como síntomas “ligera inapetencia y retardo en las deposiciones”. - Si la dosis corresponde a un centigramo es posible evidenciar una leve alte-ración que se manifiesta por los siguientes síntomas: “excitación, viveza corporal y espiritual, insomnio, inquietud, alucinaciones, dolor de cabeza, embotamiento sensorio, tendencia al sueño, sueño profundo fácil de interrumpir” - Si la dosis corresponde a tres centigramos se presenta una corta excitación seguida de un “sueño profundo que viene seguido de nauseas, vómitos, deseos de orinar, picor en la piel y exantema o erupción.” - Si la dosis corresponde a seis centigramos se considera tóxica y peligrosa, provoca un sueño comatoso acompañado de síntomas como “contracción pupilar, respiración difícil, retardada e irregular; acción cardiaca debilitada, relajación muscular, inmovilidad del cuerpo, abolición de la irritabilidad refleja: abolición del dolor y reacción pupilar. En caso de restablecerse el individuo se activan nuevamente las funciones respiratoria y cardiaca, se recobra el conocimiento y quedan como resaca fatiga, jaqueca, nauseas, constipa-ción, retención urinaria y exantemas. Si este tipo de intoxicación se sostiene implicando el aumento de dosis se debe considerar la aparición de “un en-venenamiento crónico” que se conceptualizó bajo el nombre de morfinismo.44 Si bien se trazan las fronteras entre el consumo terapéutico de la sustancia y las dosis mediante las cuales puede agravarse dicho consumo como hábito el doctor Giraldo advierte que los organismos responden de acuerdo a la sensibilidad desarrollada o adquirida por la costumbre. A modo de conclusión se puede decir que, la morfinomanía era considerada en la época como un problema de “higiene social” que respondía a diversos factores, esta se sitúo como etiología: enfermedad, refinamiento, imitación, herencia. Se trazó una diferencia entre morfinomanía y morfinismo. No hay unidad de nominación del diagnóstico, no obstante, se presentan síntomas psíquicos y físicos. En cuanto a los métodos prevalece el de desmorfinización rápido. En todos los casos los pacientes egresan por mejoría. Como medicamentos sustitutivos en el proceso de desintoxicación se incluían calmantes e hipnóticos. 43 M. Lobo, “Morfinomanía” (Discurso pronunciado en la Sesión Solemne de la Academia Nacional de Medicina de Colombia, Bogotá, 19 de julio, 1899), 6-7. 44 Anales de la Academia de Medicina, (Medellín, 1890): 43-44. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 59 - 75 el sufrimiento; el más ligero retardo en la inyección trae una angustia atroz.43 75 Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia Luz Elena Muñoz Lopera1 1 Socióloga Universidad de Antioquia, Institucionalización, organización y difusión del saber médico en la universidad de Antioquia durante el siglo XIX, trabajo de grado para optar al título de magister en historia. Director doctor Álvaro león casas Orrego, Universidad de Antioquia facultad de ciencias sociales y humanas departamento de historia. Medellín 2011. luzelenaml@hotmail.com. Resumen En este artículo se aborda el tema de la enseñanza de la anatomía, la disección y la autopsia como un medio para entender las enfermedades desde un punto de vista físico y como herramienta fundamental de estudio, estas prácticas constituyeron en la Universidad de Antioquia a mediados del siglo XIX, uno de los principales modelos de enseñanza en lo que a anatomía respecta, y fueron llevadas a cabo en la facultad de medicina por el médico Antonio J Naranjo, quien abrió el camino para el entendimiento de la enfermedad desde la mirada del cadáver. Palabras clave Anatomía, autopsia, prácticas, enfermedades, modelos de enseñanza, enfermedad. La enseñanza de la anatomía, las disecciones y las autopsias como modos eficaces de adquirir el conocimiento de esta ciencia, tienen inicio en Antioquia mucho antes de que se creara la Escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia en 1871. Según Emilio Robledo, de datos obtenidos del doctor Julián Escobar, decano de los profesores de esta materia en la Escuela, se deduce que la anatomía fue enseñada y practicada de manera científica desde 1851, por el doctor Justiniano Montoya, quien “enseñó anatomía 2 en cadáveres por primera vez en Antioquia y llegó a practicar hasta dos disecciones por junto” por esto se le consideraba el precursor de los estudios prácticos. También se conoció que el Dr. Juan C. Uribe hizo traer con el mismo fin un maniquí del cuerpo humano, el que vendió más tarde al Gobierno y sirvió para estudiar en él las generaciones de médicos que se sucedieron por muchos años en el claustro Universitario. Enseñanza que estaba dirigida de manera privada, y no institucionalizada, a estudiantes que aspiraban obtener un título universitario en medicina bien fuera en Antioquia o en la capital, a través del veredicto de un Consejo de Examinadores autorizados para ello.2 (Emilio Robledo, 1924, 33). Tiberio Álvarez E, “Escuela de Medicina”. en: Universidad de Antioquia: historia y presencia, Universidad de Antioquia, (Medellín, 1998), 106. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 La anatomía en la Escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia 77 Una vez establecida la Universidad y con ella la Escuela de Medicina en 1871, comienzan los esfuerzos por parte de las directivas y profesores por tratar de consolidar la enseñanza de las ciencias médicas entre nosotros. La clase de anatomía, fue una de ellas. Pues tuvo su mayor mentor en el doctor Antonio J. Naranjo, titular en varias oportunidades de ésta en la Escuela. Para él, la Anatomía representaba la base de la profesión médica y aún más de la Cirugía; por tal motivo consideraba que se le debía dar mayor amplitud y consagrar mayores cuidados dentro del orden de los estudios de la Escuela. Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia Para Naranjo, el cuerpo humano era equiparable a una máquina como el reloj, y de allí, devenía la definición que daba de esta ciencia. “Imposible sería, -decía- componer un reloj, sin el conocimiento de la máquina, y la Anatomía, no es otra cosa, que, la enseñanza bruta y material de la máquina humana; la descripción de las palancas de la organización animal”.3 78 Observados más de cerca, los sucesivos planes de estudio de la Escuela de Medicina, a partir del de 1874 hasta 1898, se nota el acento puesto sobre esta disciplina con respecto a los demás cursos que comprendían el estudio completo de esta profesión.4 La enseñanza de la anatomía, estaba dividida o comprendía los siguientes cursos: 1. Anatomía general 2. Histología (Anatomía de los tejidos) 3. Anatomía descriptiva curso I 4. Anatomía descriptiva curso II 5. Anatomía topográfica 6. Anatomía patológica. Pero el aspecto sobre el cual se hacía más énfasis era el de que esta disciplina debía enseñarse de una forma enteramente práctica, y las disecciones y las autopsias serían las for- mas más eficaces de llegar a su conocimiento. Por ello, cada Plan de Estudios legislado y aprobado para la Universidad, reglamentaba en uno de sus Artículos lo siguiente: Los estudios de Anatomía […], se harán sobre los cadáveres. Los alumnos de estas clases tendrán la obligación de practicar las autopsias que los respectivos catedráticos les señalen, y de disecar dos horas diarias por lo menos, si así lo dispusieren los Catedráticos. La falta de cumplimiento de este deber equivale á la de asistencia á clase.5 Pero, ¿qué tan prácticos pudieron llegar a ser estos estudios?, ¿contaba la Universidad y la Escuela de Medicina con los elementos necesarios para hacer de la enseñanza de esta ciencia una actividad enteramente práctica, como son: el anfiteatro, los cadáveres, los Disectores, los laboratorios, etc.? Tratemos de dar respuesta a estas preguntas por medio de algunos datos y testimonios encontrados en los diferentes documentos-fuente indagados. En septiembre de 1873, el doctor Antonio J. Naranjo, en respuesta a las Directivas de la Universidad, respecto a la misión encomendada para la conveniente organización de la Escuela de Medicina, recomienda que las disecciones anatómicas, debían hacerse en una sala especial, que serviría a la vez para la anatomía, la medicina operatoria, las autopsias y algunas veces para las operaciones quirúrgicas. Propone el uso de maniquíes como: un esqueleto armado y articulado especialmente, un cráneo cuyas piezas pudieran unirse o separarse a voluntad, un ojo y una oreja (sentido del oído) de grandes dimensiones. Esto, “para facilitar el estudio de la anatomía; sobre todo si se atiende a que rara vez podemos disponer de un cadáver”. Y con respecto a la enseñanza de la Histología también hacía sus requerimientos, justificándolos de la manera siguiente: 3 Archivo Histórico Universidad de Antioquia (AHUA) en adelante: Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1860/1874, tomo caja 32-6-04-7, f. 364. 4 En la tesis original se refieren en el capítulo II, los diferentes Planes de Estudio adoptados por la Escuela de Medicina entre los años 1874-1900. 5 “Decreto LXXVII, de 28 de octubre de 1874, Orgánico de la Universidad de Antioquia”, El Monitor, rollo 0061, tomo III, Nº 20, (Medellín, 11 de noviembre de 1874), 170. Con estos elementos: la sala de disecciones, los maniquíes, el microscopio y las preparaciones histológicas, el profesor podría suplir lo que faltase en el curso. Por lo menos, para iniciar el año 74, ya contaba la Escuela, con algunas piezas que representaban partes del cuerpo humano, traídas desde Francia, tales como: un ejemplar de ovología, un bacinete de mujer, un bacinete de hombre, un ojo cortado verticalmente, dos úteros de ocho y nueve meses, un cerebro sintético, una mano, una cabeza (la mitad), un ojo completo, un aparato del oído, una laringe, una lengua, un cerebro de hombre, una dura madre, un cerebelo de hombre, un corazón de feto, y seis úteros (la colección); todas estas, adquiridas por un valor de 2.730 francos.7 Con el transcurso del tiempo, la Escuela fue adquiriendo nuevos aparatos y objetos anatómicos. En 1881 el Rector de la Universidad Fidel Cano, informaba a la Asamblea Legislativa que, los útiles y aparatos de la Escuela de Medicina y Cirugía se aumentarían con un maniquí, un esqueleto y algunas otras piezas anatómicas pedidas a Europa. También agregaba que el pedido hecho por el gobierno comprendía además de lo ya men- cionado un microscopio y varias colecciones y cuadros para la enseñanza de Historia natural.8 Pero lo irónico de la situación era que a la vez que adquiría nuevos objetos, también perdía y se deterioraban otros, debido a las ocupaciones del Claustro que hacían las fuerzas del Gobierno en época de guerra. Aun así, un inventario realizado en la Universidad para el año de 1893, da cuenta de por lo menos, 26 diferentes objetos anatómicos existentes en el gabinete de medicina; y donde el microscopio no hace parte de la lista, ni siquiera deteriorado. ¿A caso nunca fue adquirido?9 Inventario de objetos anatómicos y otros objetos existentes en el gabinete de medicina en el año de 1893: 1 Esqueleto grande con soporte 2 Esqueletos medianos 1 Esqueleto pequeño 1 Maniquí 1 Maniquí deteriorado 7 Úteros 2 ojos 1 Sección del ojo 1 Corazón 2 Oídos 1 Médula espinal 1 Mano 1 Cerebro 1 Corte del cerebro 1 Aparato lengual 1 Media cara 1 Laringe 1 Aparato genital del hombre 1 Aparato genital de la mujer 1 Corte del tronco humano 6 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1860/1874, tomo caja 32-6-04-7, Medellín, 1873, f. 365. 7 Lista de objetos recibidos de Francia, que representan algunas partes del cuerpo humano para el estudio en la Escuela de Medicina de la Universidad del Estado de Antioquia”, El Monitor, rollo 0061, tomo III, 1, (Medellín, 14 de enero de 1874):1. 8 “Informe dirigido a la Asamblea Legislativa de 1881”, Anales de la Universidad de Antioquia, (Medellín, 1881): 8. 9 “Inventario noviembre 1893”, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia inventarios 1893/1919, tomo caja 32-5- 39-4, f. 11. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 Conociendo ya la constitución bruta o tosca del cuerpo humano, preciso es tratar de conocer su constitución molecular o íntima. Este es el objeto de la histología normal; pero también es preciso conocer las manifestaciones que sufren estos tejidos durante la enfermedad. i este es el objeto de la histología anormal ó patológica. (…)Como se trata de moléculas sumamente pequeñas, se necesita un buen microscopio con su guía correspondiente, y dos o tres preparaciones histológicas de cada uno de los tejidos ó elementos de tejido del cuerpo humano.6 79 3 Aparatos dentarios 1 Corte de las meníngeas 20 Preparaciones de ojos enfermos 4 jeringas con 10 boquillas 6 Cajas de bisturíes en mal estado 1 Colección de 500 planchas de anatomía.10 Al parecer, los maniquíes, sí estaban cumpliendo su cometido. Así lo demuestra el Rector de la Universidad Pedro Justo Berrío en un informe sobre la marcha de ese Establecimiento, presentado a mediados del año 1874. Refiriéndose a la Escuela de Medicina dice: Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia Se carece además de un anfiteatro anatómico, y las disecciones se practican hoy penosamente en un pequeño local cercano al cementerio del sur, tomado en arrendamiento para tal objeto. La consagración del profesor de Anatomía e Histología, el señor Antonio J. Narango, la notable aplicación de sus alumnos y el uso frecuente del maniquí y demás piezas anatómicas sueltas de gran merito que posee la Universidad, han contrarrestado en gran parte la indicada deficiencia.11 80 En 1881 el doctor Manuel Uribe Ángel, reforzaba las penurias y carencias que se tenían en la práctica de la medicina con esta frase, “carecemos de anfiteatro anatómico, no tenemos pabellón quirúrgico, las vivisecciones nos son desconocidas (…)”escrita en la obra ya citada, La medicina en Antioquia.12 El Anfiteatro anatómico Hemos visto, cómo la enseñanza práctica de la anatomía, requería como mínimo de un espacio especial o anfiteatro, en donde poder realizar las disecciones y las autopsias. Los datos encontrados en los archivos dan cuenta, que siempre fue ésta, una necesidad sentida para la Escuela de Medicina. Y también muestran, cómo las disecciones anatómicas y las autopsias, tuvieron que llevarse a cabo en lugares improvisados como patios o piezas de casas y corredores o galerías del Cementerio San Lorenzo de la Ciudad, sin los más mínimos requerimientos de higiene; pues el “Anfiteatro anatómico”, no se empezó a construir sino hasta 1897 y se comenzó a usar para su objeto presumiblemente después de 1904. Encontramos datos sobre este aspecto de los anfiteatros solo a partir de 1874, por tal motivo ignoramos cómo pudo desarrollarse esta práctica de las disecciones a partir del momento en que se establecieron los cursos de anatomía en la Escuela en 1872. En el mes de Febrero de 1874, los estudiantes de medicina Ramón Arango y Tomás Bernal, envían una carta al Rector de la Universidad, manifestándole la necesidad de que se designara una pieza para las disecciones anatómicas; pues en el Hospital no se les permitía hacerlas. Esta solicitud fue remitida a su vez al D.G. de I. P., quien manifestó que tan pronto como se consiguiera el local, daría cuenta al rectorado.13 Al parecer, la gestión nunca se hizo. Y los estudiantes de medicina tuvieron que hacerla, y pagar de su propio bolcillo el costo del alquiler de la casa, tal como lo relata R. B., (seudónimo utilizado por un estudiante de medicina) en La cabeza de Guatí. “A la una de la tarde – dice- llevamos el cadáver a una casita pajiza situada a sesenta pasos del viejo cementerio (de los pobres) que los estudiantes de medicina pagábamos para hacer en ella las autopsias”.14 10 “Inventario noviembre 1893”, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia inventarios 1893/1919, tomo caja 32-5- 39-4, f. 11. 11 “Informe del Rector de la Universidad sobre la marcha de este establecimiento”, El Monitor, rollo 0061, tomo III, 14, (Medellín, 19 de agosto de 1874): 114. 12 Manuel Uribe Angel, La medicina en Antioquia, (Bogotá: Minerva, 1936), 125. 13 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1873/1874-1882/1883, tomo caja 32-6-02-3, Medellín, 1874, f. 14 R. B., “La cabeza de Guatí”, La Miscelánea, año 3º, entrega 6ª, (Medellín, Abril de 1893): 183. A partir del año 1894, el Concejo Municipal, en cabeza del doctor Tomás Quevedo, concede permiso al Rector de la Universidad para hacer uso del local que el distrito tenia consagrado para las autopsias legales; a fin, de que los estudiantes de la Escuela de Medicina pudieran hacer prácticas y disecciones, “bajo la dirección, eso sí, de un superior, para evitar la indisciplina”.17 La aprobación para la construcción de un Anfiteatro anatómico propiamente dicho, según requerimientos académicos exigidos, se llevó a cabo mediante la Ordenanza Nº 7 de 23 de junio de 1896; voluntad política, que tuvo su iniciativa en el doctor Eduardo Zuleta, Rector de la Universidad. Iniciativa, que también reveló algunas discrepancias entre la Dirección del Hospital, en cabeza de las Hermanas de la Caridad y el Rectorado de la Universidad y comunidad médica de la ciudad. El desacuerdo se hizo manifiesto en un artículo18 de autoría del mismo Zuleta, publicado en la revista Anales de la Academia de Medicina de Medellín, de marzo de 1896. El artículo fue finalizado con esta nota aclaratoria: “El autor de este artículo es católico, apostólico, romano; por lo tanto, es partidario de las comunidades religiosas y cree que las Hermanas pueden prestar muy buenos servicios; pero en el caso presente opina que los intereses sociales sufren con el régimen actual del hospital y esto lo ha determinado a escribir estas líneas”. Estos son algunos de los pormenores, narrados en el artículo: En alguna oportunidad se encontraban reunidos varios médicos en uno de los salones del Hospital de la Caridad y prontos a hacer una operación quirúrgica a una de las pacientes; cuando fueron sorprendidos con la noticia de que la enferma que debía ser operada, había desaparecido. Esto fue interpretado por los médicos como una burla por parte de la Hermanas, que se habían opuesto a tal intervención. Los médicos, resolvieron entonces, levantar su protesta ante el Gobernador; la que no surtió efecto, pues, éste, decidió no mezclarse en el asunto. Poco tiempo después de este incidente- dice el artículo- se discutía en la Asamblea del Departamento una partida del Presupuesto que disponía emplear $8,000 para la construcción de un anfiteatro anatómico. El Sr. Lucrecio Vélez Vicepresidente de esa Corporación, solicitó un informe sobre el asunto al Sr. Eduardo Zuleta, Rector de la Universidad, para que la Asamblea supiera a qué atenerse respecto a la utilidad del anfiteatro, y así quedar justificada la petición de dicha suma.19 15 Emilio Robledo, La Universidad de Antioquia, (Medellín, Imprenta oficial, 1923), 174-175. 16 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1873/1874 – 1882/1883, tomo caja 32-6-02-3, f. 369. 17 “Actas del año de 1894, sesión del 5 de abril, Concejo Municipal de Medellín”, AHM, Concejo Municipal, tomo 252, Medellín, 1894, f. 234. 18 Eduardo Zuleta, “El Hospital de Caridad de Medellín”, AAMM, VII, 6 (1896): 178-180. 19 Zuleta, 1896, 178. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 En el año de 1883, surge la iniciativa por parte del Rector, de hacer construir una pieza en el cementerio de San Lorenzo para la conservación y examen de las piezas anatómicas de importancia; medida aplaudida por los profesores de la Escuela, los doctores Manuel Uribe Ángel, Alejandro Restrepo, Tomás Quevedo y Rodolfo Zea. Éstos a su vez fueron comisionados por el Rector para elaborar un reglamento para la organización científica de la Escuela. Entre las disposiciones del reglamento, estaban la de utilizar como anfiteatro anatómico, el antiguo edificio donde funcionó alguna vez el Laboratorio Químico municipal, y la de llevar al anfiteatro los cadáveres que no fueran reclamados por los deudos, para que los estudiantes hicieran sus prácticas de anatomía y cirugía15. También en ese mismo año, el Rector, pone a disposición del Prefecto del Departamento del Centro, el local preparado como anfiteatro del Colegio Central de la Universidad, “para que sirva también para la práctica de reconocimiento de cadáveres en asuntos criminales ocurridos en la ciudad”.16 81 Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia El informe presentado por Eduardo Zuleta ante la Asamblea y consignado en el artículo decía: 82 Creemos que es de absoluta necesidad la construcción de un anfiteatro anatómico, porque mientras éste no exista, no pueden hacerse estudios prácticos de Anatomía ni de Cirugía en la Universidad. Opinamos que dicho anfiteatro debe construirse en el hospital mismo, en donde hay espacio suficiente y apropiado al objeto; pero creemos que a pesar de esto, la Asamblea no debe votar la partida señalada para dicha construcción, porque siendo las Hermanas de la Caridad (Hablamos de las del Hospital), no ya el 4º poder constitucional, sino el 1er. poder constitucional entre nosotros, basta con que estas señoras se opongan á la construcción, para que ésta no se lleve á cabo; y aún cuando se construya el anfiteatro, si ellas no quieren dar los cadáveres, los estudiantes tendrán que someterse á semejante determinación, y entonces el edificio construido sería inútil. Es doloroso tener que hablar de este modo, porque esto indica una imposición injustificada por parte de tan respetables señoras, pero esos serían evidentemente los resultados. Por consiguiente, creemos que lo que debe hacer la asamblea es comenzar por reorganizar el Hospital, revisando o modificando el contrato por el cual vinieron aquí las Hermanas, y solicitar del Gobierno una copia de él para estudiarlo; pues no es justo que los enfermos y los médicos, por lo mismo, los intereses de la colectividad y de la ciencia sufran menoscabo, sin razón alguna. Hecho esto, puede resolverse lo del anfiteatro.20 La Asamblea, al parecer, atendió el informe, pero, después de un tiempo, dice él, perdieron la esperanza de ver reformado el régimen interior del Hospital. “perdimos de vista a las Hermanas y pusimos el oído contra el muro para no volver á oír nada relativo á este asunto”. 20 Zuleta, 1896, 179. 21 Zuleta, 1896, 180. Hasta que un distinguido médico de la ciudad alarmado por lo que pasaba en el Hospital, llamó nuevamente la atención del público y de las autoridades, en artículos publicados en Los Tiempos (periódico nacionalista y católico), sobre los inconvenientes en el régimen de este Establecimiento. Por el motivo anterior, Eduardo Zuleta vuelve a interesarse en el caso y aprovechando que la reunión de la Asamblea del Departamento estaba próxima a realizarse, y siendo dicho Cuerpo el encargado de resolver los asuntos de Beneficencia é Instrucción Pública, se atrevió a solicitar lo siguiente: 1º. Reorganizar el Hospital, acomodando éste a las exigencias que la ciencia y la beneficencia pública demandan. Impedir, por consiguiente, el que las Hermanas invadan jurisdicciones ajenas. 2º. Ordenar la construcción de un anfiteatro anatómico en el local mismo del hospital. 3º. Dotar al hospital de buenos instrumentos de cirugía y de nuevos medicamentos. 4º. Ordenar el establecimiento de un dispensario, que puede ser servido por los miembros de la Academia de Medicina, y de una oficina de reconocimientos oficiales en el mismo Hospital. 5º. Remunerar debidamente al médico de ese establecimiento, para que pueda dedicar más tiempo á los enfermos, y á la vigilancia estricta de todo aquello que deba hacerse para el buen servicio higiénico y médico. Esto pedimos respetuosamente a la Honorable Asamblea, si así lo hiciere, Dios la premie, y de no, Él y los desgraciados se lo demanden. Eduardo Zuleta. Mayo 8 de 1896.21 Un mes después la Asamblea Departamental, aprobó la siguiente ordenanza, reconsiderando algunos puntos de los propuestos por Zuleta. La Asamblea Departamental de Antioquia considerando: 1º. Que los países civilizados organizan con el mayor esmero, y en la perfección posible, los estudios de medicina, ciencia que atañe a la conservación y vida de los individuos y las sociedades 2º. Que dichos estudios requieren como base indispensable Hospitales, Anfiteatros, Laboratorios, Dispensarios y otros. 3º. Que la higiene pública y privada reclaman con urgencia el examen bacteriológico e histológico de muchas enfermedades, alimentos y materias, para evitar la transmisión y propagación de gravísimas afecciones, tales como la elefancía, tuberculosis, carbón, difteria y fiebre tifoidea y demás. 4º. Que se hace preciso prepararse en el país vacunas que eviten enfermedades como las mencionadas, por alterarse con frecuencia las introducidas del extranjero. conferencias científicas reglamentadas por la Junta del Hospital. Art. 4º. La reglamentación y dirección científica del hospital de Caridad, así como lo relativo al servicio médico de él, corresponde a una Junta que se llamará “Junta Directiva del Hospital”, y se formará de dos médicos nombrados por el Gobernador, y del Rector de la Universidad. Esta junta dictará las providencias conducentes á la ejecución de la presente ordenanza. Los Reglamentos que expida serán sometidos en todo caso, a la revisión del Gobernador. Art. 5º. Destínese la suma de tres mil pesos oro ($3000) para la compra de los elementos que se necesiten para completar el Laboratorio Bacteriológico de la Universidad, y la adquisición de los instrumentos indispensables para el Anfiteatro. Asignase para la construcción de este la cantidad de veinte mil pesos ($20.000). 5º. Que el servicio médico de la clase menesterosa es muy deficiente. Art.6º. El anfiteatro que se construya, fuera de los casos a que está destinado, deberá servir para la práctica de los reconocimientos médico-legales que la justicia necesite. 6º. Que es deber de todo gobierno velar por la conservación y progreso de los pueblos que le están encomendados. Art. 7º. El valor de los gastos que ocasione la ejecución de esta ordenanza, se considerará incluido en el presupuesto 1897 a 1898.22 Ordena: Art.2º. Procédase á hacer construir en lugar apropiado de la misma localidad, con las severas condiciones de la ciencia moderna, y acomodándose á las necesidades de nuestra situación, un Anfiteatro que sirva con especialidad para los estudios prácticos de anatomía, Cirugía, Medicina legal, Bacteriología é Histología. La Ordenanza anterior, empezó a transitar del papel a la realidad, cuando Eduardo Zuleta reunido en Consejo Universitario el día 7 de febrero de 1897, propuso y le fue aceptado, autorizar al Vicerector y al Director de obras Públicas para que contrataran la construcción del edificio de tres pisos, que se agregaría al Colegio de Zea y de dos locales más, uno para el Laboratorio de Bacteriología y el otro para el Anfiteatro anatómico; sometiendo dicho contrato a la aprobación del Consejo.23 Art.3º. Crease un dispensario en el hospital, con el objeto de que los profesores de Clínica presten gratuitamente servicios médicos á la clase pobre, y de que se establezcan allí La situación angustiosa del Tesoro del Departamento en 1898, no pudo atender además de otras obras como el edificio, los gastos de construcción del Anfiteatro de anatomía, Art. 1º. Establecénse los estudios de la Escuela de Medicina del Departamento en el Hospital de Caridad de Medellín 22 Ordenanza Nº 7, de 23 de junio de 1896”, AAMM, año VII, 7, 8 y 9, Medellín, junio de (1896), 279-281. 23 Acta del día 7 de febrero de 1897”, AHUA, Actas, Consejo Directivo (1896/1899 – 1901/1910), tomo caja 32-6-02-2, f. 21. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 Ordenanza Nº 7, de 23 de junio de 1896 83 por lo que el Consejo Directivo del Colegio resolvió dar en préstamo al Tesoro una suma, para que no se suspendieran los trabajos. La medida fue eficaz, tanto que Eduardo Zuleta pudo decir en su informe de fin de año, refiriéndose al anfiteatro: “venciendo grandes dificultades se ha adelantado esta obra muchísimo, tanto que en dos meses estará lista, De suerte que puede decirse que este Colegio cuenta hoy con un magnífico edificio, bien construido y de muy buenas condiciones higiénicas”.24 También en ese mismo año, en otro informe, respecto a varios elementos de laboratorio encargados a Francia, decía: “para el anfiteatro anatómico se han recibido, una jeringa para inyecciones cadavéricas y varios estuches para disecciones anatómicas”.25 Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia El 1 de junio de 1899, al separarse de la Universidad para ocupar el cargo de la Legación de Colombia en España, informaba sobre las actividades realizadas en el Plantel, y del anfiteatro expresaba: “cuando entre aquí no había entonces anfiteatro. Hoy está construido uno que prestará grandes servicios y que es el mejor del país”.26 También a este tiempo, las desavenencias y las malas relaciones con las Hermanas del Hospital, no existían, veamos: 84 Las relaciones entre la Superiora y la Junta Directiva del Hospital, son cordiales y los inconvenientes que se presentaron al principio para las innovaciones introducidas han desaparecido. Todas las molestias, todas las enemistades y todos los sacrificios personales por los que he tenido que pasar los tenía previstos cuando acepté el puesto de que hoy me separo, y nada significan si con mi conducta y mis esfuerzos he prestado un servicio á la instrucción pública.27 Al parecer, los laboratorios de Bacteriología y el Anfiteatro anatómico, no pudieron 24 instalarse en los locales construidos a tales fines, al menos, antes de que finalizara el siglo XIX; lo da a entender el Rector de la Universidad en el Consejo Directivo de julio de 1904, cuando informaba, que ya estaban terminadas las piezas para instalar el laboratorio de Bacteriología y el Anfiteatro, pero, una nueva Ordenanza de la Asamblea las había destinado a otro objeto; por esto solicitaba se nombrara una comisión conformada por el señor Secretario de Instrucción Pública y por él, para reclamar y sostener los derechos de la Universidad en este asunto, ante la autoridad competente.28 Los cadáveres Lo mismo ayer que hoy, dice Prometeo Madarnas, el estudio de la medicina es imposible sin la existencia de libros en donde leer las experiencias del pasado, ni enfermos en los cuales comprobar las lecciones aprendidas y sin cuerpos humanos en los que poder estudiar la situación o relaciones de los órganos, músculos o huesos. Llegar a operar con éxito una apendicitis sería todo un problema, si previamente el cirujano no hubiera visto muchos casos y aprendido las diversas posiciones en que puede hallarse un apéndice. Lo mismo podría decirse de los demás órganos del cuerpo humano. Del mismo modo que el cirujano cura con las manos el cuerpo humano, al tratar, cortar, abrir, cerrar, coser etc.; el médico ha de estar enterado de que es lo que hay debajo de cada centímetro cuadrado de piel, saber por donde pasan las arterias y los nervios, y así podrá interpretar los dolores y tantos otros trastornos del cuerpo. A ambos, médico y cirujano, es imprescindible el estudio de la anatomía, y por eso, desde Hipócrates hasta Informe del Rector del Colegio de Zea”, Anales del Colegio de Zea, 4, (Medellín, Tipografía del comercio, 1898): 30. 25“Laboratorios”, Anales del Colegio de Zea, 3, (Medellín, Imprenta del Departamento, 1898): 130. 26 Anales del Colegio de Zea, 6, (Medellín, Tipografía del Comercio, 1899): 3. 27 Anales del Colegio de Zea, 6, (Medellín, Tipografía del Comercio, 1899): 6. 28 “Acta Nº 34, julio 5 de 1904”, AHUA, Actas, Consejo Directivo 1896/1899-1901/1910, tomo caja 32-6-02-2, 1904, f.188. En los países y en las épocas en que diseccionar cadáveres resultaba imposible debido a las leyes y a las gentes que la prohibían, la enseñanza era más reducida, tenía que procederse a estudiar la anatomía en animales, siendo los cerdos y los toros los más frecuentemente utilizados; es decir, a falta de cuerpos humanos, se recurría a la anatomía comparada. Durante el Renacimiento, época en que se rompe con la tradición; empiezan a surgir hombres intrépidos que no se conforman con lo que sus maestros les enseñan, y tanto los escultores como los pintores y los médicos, echan mano de los cadáveres para poder estudiar con detalle la arquitectura del cuerpo humano; tal el caso de Mondino, Vesalio, Leonardo de Vinci, Miguel Ángel y otros más. Tal práctica, muchas veces era perseguida por el vulgo o por la justicia; los cadáveres resultaban difíciles de obtener, y para disponer de alguno, tenían que proceder algunas veces a sustraerlos de las criptas de los cementerios. Solían hacerlo en invierno, pues así podían guardar los cadáveres durante algunos días, sin que el hedor los delatase.30 Hace solamente dos siglos que en Escocia la falta de cadáveres para el estudio llegó a producir consecuencias funestas. Las órdenes religiosas cuidaban de que no hubiera cadáveres a disposición de los médicos y crearon instituciones benéficas para enterar a los vagabundos y gentes sin medios, que morían abandonados en los hospitales. Era a principios del siglo XIX cuando en Edimburgo había un afamado anatomista lla- mado Roberto Knox; médico militar en Waterloo y que luego marchó al África del Sur para hacer estudios sobre su especialidad, antropología e historia natural. Al volver a Escocia se le nombró profesor de anatomía, a cuyo cargo llegó hasta el extremo de tener en sus clases a más de quinientos alumnos, entre estudiantes de medicina, abogados, artistas, nobles y hombres de letras.31 En la década de 1820, Edimburgo se encontraba a la vanguardia en el campo de la ciencia médica. Con el fin de continuar con esta tendencia, se cree que las escuelas de medicina necesitaban unos 520 cuerpos al año, para poder enseñar eficientemente anatomía. La única manera legal de obtener cadáveres fue a través de tomar los cuerpos de los ajusticiados. Esto fue aceptado socialmente porque la gente pensaba que los delincuentes no tenían derecho a una cristiana sepultura. Pero a pesar de la benevolencia de la sociedad en pro de la enseñanza, no fueron suficientes los cadáveres solicitados para las escuelas universitarias, de hecho, muchos anatomistas estaban dispuestos a pagar grandes sumas por cadáveres. Esto llevó a un comercio lucrativo de robos de cuerpos, “los resurreccionistas”, como eran conocidos los ladrones de tumbas.32 Fue en 1828, cuando en la casa de huéspedes que un tal William Hare poseía en aquella ciudad, murió un anciano que no había podido pagar su hospedaje, y el posadero ayudado por otro huésped llamado William Burke, concibió la idea de cobrarse la deuda mediante la venta del cadáver al profesor Knox. Animados por este primer éxito, decidieran dar un paso más para adentrarse en el horrible y frío asesinato en serie, donde autoproporcionaron 16 víctimas sanas, como 29 Prometeo Madarnas, Medicina pintoresca (Madrid: Ediciones G. P., 1963), 18-19. 30 Madarnas, 1963, 20. 31 Madarnas, 1963, 22. 32Josete, Escuela de resurreccionistas, en http://elbauldejosete.wordpress.com/2011/02/19/escuela-de-esurreccionistas/ 02 de febrero, 2011. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 nuestros días, se han venido practicando las disecciones y las autopsias de cadáveres para poder ofrecer a estudiantes y a médicos el conocimiento y perturbaciones por enfermedad, del organismo humano.29 85 material para la disección del profesor Knox y sus alumnos. Afortunadamente la víctima número 17 fue el final de esta cadena de horrendos asesinatos. La policía fue alertada de la presencia del cuerpo de la última víctima en la sala del Dr. Knox y toda la trama fue sacada a la luz. Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia En noviembre de 1828, Burke, Hare y Margaret su esposa, acusada también del hecho, fueron detenidos. A cambio de inmunidad para ambos, Hare aceptó testificar en contra de Burke, y escribió una confesión escrita en la que manifestaba que su esposa y el Dr. Knox eran inocentes. William Burke fue condenado a la horca. 86 Un mes después de la condena, fue colgado ante miles de personas que abarrotaban el recinto. Pero para más escarnio del asunto, cuando William Burke fue ahorcado, “el honor” de la disección del cuerpo fue entregado al Dr. Monrou, otro de los eminentes anatomistas de la Universidad de Edimburgo. Con un asesino con tanta notoriedad, sus alumnos pronto encontraron una motivación extra. Su piel se convirtió en diversos temas, incluyendo un famoso libro de bolsillo. El libro de bolsillo y el deambulador esqueleto de Burke se encuentran actualmente en el Real Museo de Cirujanos de Edimburgo, continuando su particular condena perpetua, de que los delincuentes no tienen derecho a una cristiana sepultura.33 Para Italia y Francia, Michel Foucault, ha desmitificado el que la religión, la moral y los prejuicios se opusieran a que se abrieran cadáveres. Morgagni a mediados del siglo XVIII, no tuvo dificultad para hacer sus autopsias; Hunter tampoco, algunos años más tarde. La clínica de Viena, desde 1754, contaba con una sala de disección, como la de Pavía que Tissot organiza; Desault, en el HotelDieu puede libremente “demostrar sobre el cuerpo privado de vida, las alteraciones que habían hecho al arte inútil”. Baste recordar – dice- el artículo 25 del Decreto de Marly: “Ordenamos a los magistrados y a los directores de los hospitales que proporcionen cadáveres a los profesores para hacer las demostraciones de anatomía, y para enseñar las operaciones de cirugía”. Así pues, nada de penuria de cadáveres en el siglo XVIII, nada de sepulturas violadas ni de misas negras anatómicas; se está en pleno día de la disección. El cadáver forma parte, sin oposición religiosa ni moral, del campo médico. El cadáver abierto y exteriorizado, es la verdad interior de la enfermedad, es la profundidad extendida de la relación médico- enfermo.34 Para el caso antioqueño, los cadáveres utilizados para el estudio de la anatomía y cirugía en la Universidad de Antioquia, provenían de los enfermos fallecidos en el Hospital de Caridad o en la Casa de Mendigos; cuyos parientes lo permitieran. El 2 de marzo de 1889, el Rector de la Universidad Sr. Ricardo Escobar, envía un oficio al Secretario de Gobierno y Guerra, diciéndole: Suplico al señor Secretario disponga que los cadáveres de los enfermos que mueran en el hospital, sean depositados aquí en la Universidad antes de ser inhumados en el cementerio público, con el objeto de que sirvan para el estudio de los alumnos de anatomía y cirugía á quienes les serán de suma utilidad.35 El oficio fue remitido de inmediato a la Sindicatura del Hospital de Caridad. De la que obtuvo respuesta dos días después. La Reverenda madre Octavia, Directora del Hospital, autoriza al Síndico para que manifieste al Secretario, que no hay inconveniente que la Universidad reciba los cadáveres de los individuos que mueran en el Establecimiento. Siendo tal disposición “relativa solamente á los cadáveres de aquellas personas cuyos 33 Josete, Escuela de resurreccionistas, 2011. 34 Michel Foucault, El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica, (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 2004 ), 177-195. 35 AHA, Regeneración, Documentos, tomo nº 2231, 1889, f. 350. Los disectores anatómicos En la Universidad de Antioquia, el Disector anatómico, también era llamado Preparador o Proceptor; era un oficio desempeñado por un estudiante de medicina de las clases superiores, estaba destinado a preparar sobre el cadáver, la región o las regiones del cuerpo humano, objeto de la clase. Debía auxiliar a los profesores de anatomía en esta práctica, dado que algunas de estas preparaciones necesitaban de 3 y 4 horas de duración y el profesor muy rara vez disponía del tiempo para hacerlo.37 En 1872, Pedro Justo Berrío, dicta el Decreto del 19 de marzo, en el que nombra como Preparadores en la clase de anatomía a los señores Ramón A. Arango y Daniel Uribe; y como suplentes de éstos, a los señores Alejandro Fernández y Jesús María Espinosa.38 En 1873, el cargo aparece ocupado por Daniel Uribe, quien renuncia en marzo de 1874, designándose de nuevo al estudiante Ramón Arango.39 Hasta antes del año de 1890, no habíamos hallado documentos que nos indicaran cual era el sueldo asignado a este cargo. En la sesión de marzo de 1890, el Consejo Universitario mediante la Resolución octava, designó a Octavio Álvarez como Preparador del curso de anatomía, con un sueldo mensual de diez pesos ($10);40 en 1893 el puesto es ocupado por Gonzalo Pérez, al que se le pagaban dos pesos ($2) por cada cadáver que preparara;41 en 1896, el sueldo del preparador había ascendido a tres pesos $3, por cadáver preparado.42 La Ordenanza Nº 7, de 23 de junio de 1896, en el Articulo 4º. Establece que la reglamentación y dirección científica del hospital corresponda a la “Junta Directiva del Hospital”, constituida por el Rector de la Universidad y dos médicos nombrados por el Gobernador. En marzo de 1897, dicha Junta conformada por Eduardo Zuleta como Rector de la Universidad y los médicos Tomás Quevedo y Juan de D. Uribe, en uso de las facultades que le otorga la anterior Ordenanza, expiden un nuevo reglamento interno para el Hospital de Caridad, en el que dedican un apartado de cuatro puntos a regular la función de los disectores anatómicos: De los disectores anatómicos. 1. los disectores anatómicos harán las preparaciones que el respectivo profesor les señale para dar las lesiones de Anatomía sobre el cadáver. 36 AHA, Regeneración, Documentos, tomo nº 2207, Medellín, 1889, f. 183; AHA, Regeneración, Documentos, tomo nº 2235, Medellín, 1889, f. 217. 37 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1860/1874, tomo caja 32-6-04-7, Medellín, 1873, f. 364. 38 “Decreto de 19 de marzo de 1872. Nombrando Preparadores en la clase de Anatomía de la Universidad”, El Monitor, rollo 0060, tomo I, 18, (Medellín, 27 de marzo de 1872): 105. 39 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1873/1874- 1882/1883, tomo caja 32-6-02-3, Medellín, 1874, fs. 26 y 109. 40“Resoluciones”, El Monitor, nueva serie, tomo I, 04, (Medellín, 13 de marzo de 1890): 36. 41 “Sueldos devengados por los empleados actuales de la Universidad de Antioquia en 1893”, AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia inventarios 1893/1919, tomo caja 32-5-39-4, Medellín, 1893, f.134. 42 AHUA, Actas, Consejo Directivo 1896/1899 – 1901/1910, tomo caja 32-6-02-2, Medellín, 1896, f. 2. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 deudos lo permitan”. En caso de muerte, las Hermanas o el Practicante deberían dar aviso a la Escuela de Medicina para que dentro de las dos horas siguientes enviaran por el cadáver; si transcurridas las dos horas, la Universidad no había enviado por éste, la Directora lo haría trasladar al cementerio para su inhumación; los gastos de transporte a la Universidad y de allí al cementerio no se harían por cuenta del Hospital, sino, de la misma Universidad, lo mismo que los de la inhumación, una vez utilizado el cadáver. La Directora también hace manifiesto el requerimiento de “que la Universidad tenga cajón para la conducción de los cadáveres, porque el que pertenece al hospital se necesita allí con frecuencia”. Por último hace la aclaración de que el anterior régimen ya había sido aprobado para la Universidad desde mucho antes de la guerra de 1885.36 87 2. desempeñarán las funciones de pasantes para los efectos siguientes: a) Para ilustrar á los estudiantes en los puntos difíciles ó en los que sean consultados b) Para presidir las disecciones y preparaciones que los alumnos deban ejecutar c) Para impedir el destrozo inútil y desacertado de los cadáveres d) para vigilar la conducta de los alumnos durante su permanencia en el anfiteatro en el tiempo de las disecciones y en los claustros del mismo. 3. es obligación de los disectores impedir los desórdenes que cometan los alumnos, y dar parte de ello al Rector o al Vicerector. 4. para ser disector anatómico se necesita haber ganado con las calificaciones más altas los dos cursos de Anatomía.43 Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia Las disecciones y los cadáveres como un problema de salud e higiene pública 88 Al parecer las disecciones anatómicas llevadas a cabo por los estudiantes de la Escuela de Medicina, muchas veces eran objeto de discusión y vistas como un problema de salud, tanto para los mismos estudiantes, como para los vecinos y habitantes en general, donde se establecían los locales destinados a tales prácticas dentro de la ciudad. A principios del año de 1874, el D. G. de I. P., dispuso, suprimir el curso de Disecciones de la Escuela de Medicina; la decisión fue tomada, porque según él, no se estaban dando las precauciones convenientes y necesarias a fin de que los alumnos y demás personas, no sufrieran en su salud por la intervención de tales prácticas. También destina una suma de hasta diez pesos ($10) mensuales para la consecución de una pieza, que fuera más adecuada para realizar allí las disecciones. Insta al Rector de la Universidad, para que éstas se realicen bajo la dirección de un catedrático de la Escuela, “que de garantías al efecto y se comprometa a hacer guardar el orden y compostura en las operaciones”; ya que según él, el desorden, también había sido motivo de la supresión del curso.44 El 13 de abril del año 1883, el Jefe Municipal Luis M. Bran, envía un oficio al rector del Colegio Central, en el que le ordena proceder inmediatamente a hacer llevar al cementerio del Departamento, los restos de un cadáver utilizado por los estudiantes para sus prácticas de anatomía en ese Establecimiento; pues, según informes de los vecinos se dejaron allí algunos miembros de tal cadáver y la fetidez que salía del local en que dichos restos se encontraban era insoportable, a tal punto que se vieron obligados a quemar sustancias apropiadas para neutralizar los efectos de “las nocivas emanaciones”. El alcalde, esperaba que el Rector hiciera que se tomaran todas las medidas que fueran necesarias, a fin de que el anfiteatro mencionado se mantuviera en tan perfecto estado de aseo, que no diera lugar a nuevas reclamaciones, con justicia de los vecinos a él, y no tuviera el infrascrito necesidad de entrar á poner en ejecución el código de policía general.45 Al finalizar el siglo XIX los problemas con las disecciones persistían. Como la Escuela aún no tenía sala de disecciones, los estudiantes hacían sus prácticas anatómicas esta vez en una galería del cementerio San Lorenzo; después, mientras se construía un anfiteatro con los requerimientos necesarios, se estableció una sala de disecciones en la calle Barbacoas, también llamada del “Calzoncillo”, lo que, en 1896, originó quejas de los vecinos ante el Alcalde, acusando a los estudiantes y a las disecciones que allí hacían 43 “Reglamento expedido por la junta Directiva del Hospital”, El Monitor, rollo 0063, Nueva serie, año I, 2, (Medellín, abril de 1897): 69-70. 44 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1873/1874- 1882/1883, tomo caja 32-6-02-3, f. 169. 45 AHUA, Comunicaciones oficiales, Rectoría correspondencia 1873/1874 - 1882/1883, tomo caja 32-6-02-3, f. 391. Anatomía y literatura La anatomía, además de ser la ciencia base en la enseñanza del arte de curar, también fue la inspiración base de algunos autores en el arte de escribir; novelas y poesías de la época, recrean entre sus líneas la impresión casi exacta, de lo que pudieron haber sido aquellas experiencias, impregnadas de ciencia, dolor y a veces de miedo. Tal el caso de autores como: Alfonso Castro, Julio Vives Guerra y Juaquín González Camargo. Tales textos bien pudieran utilizarse como fuentes documentales para este estudio, dado el caso que proviene de personas que experimentaron bien fuera como estudiantes o como espectadoras el campo de la medicina. 46 Alfonso Castro (1878-1943), en la novela el Señor Doctor, publicada por primera vez en 1927; describe, dos horrorosas escenas de disecciones anatómicas, realizadas por los estudiantes de la Escuela de medicina, finalizando el siglo XIX. Los párrafos siguientes, son sólo un resumen de su verosímil narración. En el atrio de la plazuela de San Francisco, con los libros olorosos a nuevo bajo el brazo, parlaban cuatro estudiantes de medicina, recientemente matriculados en el primer año, uno de ellos se dolía de la inacción en que se encontraban, pues ya habían corrido varios días en la Escuela, y nada que se presentaba el primer cadáver para las clases prácticas de anatomía. No podían seguir de esa manera. Perderían el año. Necesitaban la prueba de la impavidez de sus estómagos, cuando con los afilados escalpelos en la mano, se encontraran ante las carnes yertas de los cadáveres de los desdichados del Hospital, tendidos sobre la mesa de disección. Era ese el momento de saber cuántos eran y cuantos quedaban. Se presenta en esas en la puerta de la Universidad Julio del Rio (alumno que había sido nombrado Disector del primer año), también con el libro de anatomía debajo del brazo y las manos cogidas por delante en actitud formal. Y dijo aproximándose al grupo: “Avisan del Hospital que hoy hay cadáver. Debemos irnos para el Cementerio. Ya los de segundo de anatomía están allá y muchos de los de primero”. Sin pérdida de tiempo el grupo se encaminó al San Lorenzo, situado en la parte sur de la ciudad y cuyo claustro, adornado de altas columnas de calicanto y recalentado a determinadas horas por el sol, hacía las veces de anfiteatro. En esas llegaron al cementerio arruinado y triste. Un poco inquietos se aproximaron los estudiantes a la desvencijada mesa de zinc, que en medio del corredor del cementerio se encontraba. Tendido sobre ella estaba el Acta del 7 de septiembre de 1896, academia de Medicina de Medellín, citada por Tiberio Álvarez, en “La Escuela de Medicina a fines del siglo XIX”, Revista Universidad de Antioquia, 0289, (Medellín, 2007): 73. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 como los agentes causales de la epidemia de Tifo que se estaba presentando en la ciudad. El problema fue discutido en la sesión del 7 de septiembre de 1896 en la Academia de Medicina de Medellín, donde, el médico, profesor y Rector de la Universidad Eduardo Zuleta, argumentó que se habían llenado, hasta donde era posible, las condiciones higiénicas requeridas en esos casos; le preocupaba sobremanera que debido a las quejas infundadas en los vecinos, el alcalde trataba de cerrar el anfiteatro, aun sabiendo que los cadáveres permanecían allí pocas horas y que las aguas sucias de las disecciones solamente se echaban en la quebrada La Loca. Otro académico y profesor de la escuela de Medicina, el doctor Andrés Posada Arango, agregó a la discusión que dicha quebrada era de por sí “un riachuelo inmundo”, y piensa, que si fuesen las disecciones las causantes del Tifo, los estudiantes habrían sido los primeros en padecerlo, y que sin embargo, esto, no había sucedido. El resultado de dichas discusiones, fue enviado a la Asamblea Departamental, para que dicha Corporación cooperara en la solución.46 89 cadáver desnudo de una “viejecita decrépita, remedo grotesco y trágico de la especie humana”. La pelambrera, entrecana y escasa, mostraba quien sabe en cuanto tiempo, no había recibido el contacto del peine. La piel del rostro y del cuerpo, de color moreno amarilloso, parecía un pergamino estrujado. De la boca chupada y con fuerza cerrada, emergía un colmillo renegrido, que se incrustaba en el labio inferior, último resto de lo que fue quizá blanca dentadura. Los brazos y las piernas parecían chamizos retorcidos, de los que quedan en el monte después de un incendio. Los senos casi habían desaparecido por la miseria y la enfermedad, y el vientre era una concavidad oscura. Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia En esos momentos, por una pequeña herida hecha en el cuello, en una de las venas se le inyectaba una solución antiséptica con una gran aguja nikelada. Los estudiantes de segundo año, ya avezados a esas lides, remangados hasta más arriba del codo y envueltos en largas blusas, se disponían a la obra de sus escalpelos en aquellas carnes miserables. Con risas y chistes de iniciados, exentos de preocupación y un tanto envanecidos con el temple de sus nervios, recibieron a los que llegaban. 90 Uno de ellos miraba el cadáver con rostro de asombro y asco. Un saborcillo salobre le llenaba la boca, aumentando considerablemente la secreción de las glándulas. Y de repente dijo: ¡Caramba! Se puede decir con Víctor Hugo: es imposible que esto haya sido una virgen. Empezó la disección y poco a poco el golpe de los cuchillos y mordiscos de las pinzas, la humanidad de la desdichada fue quedando reducida a piltrafas y desechos. El estudio sobre un lado de la cabeza deja al descubierto el antro negro de la boca sin dientes, rodeada de músculos de un rosado pálido y de islotes de grasa amarillosa. Un ojo, redondo, blanco y empañado, ponía la nota grotesca de curiosidad en aquella herida. Se tajó un cuadrilátero en el pecho hacia el lado izquierdo, abierto después como la pasta de un libro, para dejar visible, nadando en líquidos untuosos y malolientes, el transido corazón de la mendiga. El vientre, abierto desde el esternón hasta el pubis, mostraba el revoltillo de los intestinos, que se inflaban con los gases de la descomposición. Se veía una pierna, agredida ya por la disección, descarnada, con los músculos, tendones y vasos perfectamente definidos, libres de envolturas y de grasas. Desprendido del tronco, por la articulación del hombro, estaba un brazo sobre un banco pequeño, que dos estudiantes disecaban en grupo aparte. Entregados los estudiantes a la faena; unos, inclinados sobre el cadáver, separaban tejidos cuidadosamente, sin otro pensamiento que buscarle relaciones a un músculo, seguirle el trayecto a un vaso o nervio o limitar con precisión un ganglio. Otros, leían en voz alta ajados manuales de anatomía, indicando a los disectores las trayectorias que debían seguir y la manera científica de facilitar la labor investigadora. Los de primer año, bisoños en absoluto, miraban con asombro, y de vez en cuando, al descuido arrojaban al piso la saliva acuosa que les llenaba la boca. No faltaban los disipados, poco decididos en el avance científico, que entregados a conversaciones ajenas a la anatomía, y recostados a las columnas de calicanto, consumían un cigarrillo y luego otro. Y así, detalles más o menos ocurría siempre, cuando, según la jerga estudiantil “había cliente”, es decir, cuando en el Hospital o en la Casa de Mendigos se moría alguno de los desheredados de la vida, sin deudos que lo reclamaran y sin un peso para pagarse el lujo de concurrir a la cita final con la tierra, en su cajón de pino forrado de trapo negro.47 El ejercitarse en las prácticas anatómicas, según Castro, también tenía su precio, y debió necesitar en algunas ocasiones de “un acuerpao,48 para templar los nervios y poder trabajar” sobre la insoportable descomposición de 47 Alfonso Castro, el Señor Doctor, (Medellín, tipografía industrial, 1927), 101-109. 48 Bebida embriagante, Aguardiente. Una mañana, los estudiantes de medicina recibieron en la portería de la Universidad el anuncio de que “había cliente”, y de inmediato, partieron alegres hacia el Cementerio San Lorenzo. Cuando llegaron, estaba sobre la mesa de disección el cadáver de un hombre, sacado del rio por unos pescadores la tarde anterior, y que según las huellas, mostraba que había permanecido más de tres días bajo el agua. El cadáver, presentaba un aspecto lamentable y repugnante. Las facciones, hipertrofiadas por la hinchazón, se habían convertido en algo monstruoso y grotesco. El cuerpo moreno y amoratado, presentaba trechos de manchas verdosas de la putrefacción. El vientre, espantosamente inflado parecía próximo a estallar por el ombligo. Su boca, contraída en mueca de horror, dejaba al desnudo los dientes amarillentos y recubiertos por una espuma blanquecina. Los ojos, entreabiertos, vidriosos y opacos, con pávida fijeza, parecían recordar el instante mismo en que su vida le fue arrebatada por la muerte. Sobre la carne hinchada, en algunas partes, presentaba heridas y desgarrones exangües, causados probablemente por los mordiscos de los peces y los choques contra las piedras en el rio. Un fuerte sol recalentaba el ambiente, y del cadáver al menor aleteo de la brisa, escapaba un olor fétido y asfixiante, produciendo mortales angustias en el estómago. ¡Imposible trabajar en este cliente!, ¡ni que tuviéramos estómagos de gallinazo!- Dijo uno de los estudiantes - haciendo un gesto de repugnancia. ¡Francamente esto es una vaina! - asintió otro -, ya con las mangas de la camisa remangada hasta los codos. Nadie de los presentes se atrevía a enfrentar el cadáver, hasta que alguien insinuó que eso había que resolverlo de inmediato pero de otra manera. La idea era hacer una colecta, para “mandar por una media para templar los nervios y poder trabajar”. No sin antes advertir al Disector el silencio que debía guardar frente a sus compromisos con el orden y la disciplina durante la operación. Para lo que hay que trabajar, -decían- “nos vamos a meter un acuerpao”. Hecha la recolecta, enviaron por el aguardiente a un negrito que como mirón, acudía a la puerta del cementerio cada vez que había autopsia. Recibida la botella, pasando de mano en mano, aquel líquido espiritoso fue consumido. ¡Ahora sí a trabajar! - exclamó uno- y por parejas se fueron repartiendo las distintas partes del cuerpo; unos disecarían el triángulo de Escarpa, otros el corazón, los demás los músculos del cuello y el abdomen respectivamente. Todos rodearon el cadáver y empezó la disección. En la carne blanda como gelatina solidificada, se hundían los escalpelos con facilidad, y un líquido aceitoso y maloliente escapaba poco a poco de las heridas. Al abrirse la cavidad abdominal, una explosión de fétidos gases hizo retroceder a los más gallardos. Mientras tanto, los gallinazos, testigos mudos de la autopsia, llegaban de uno en uno, para posarse expectantes en las cruces, bóvedas y muros circunvecinos. De pronto, surgió de nuevo la gran propuesta. Era imposible seguir trabajando así. Y rebuscándose cada quien hasta el último centavo, a los pocos minutos la segunda botella pasaba de unos a otros, desperezando ideas, flexibilizando lenguas y ahuyentando repugnancias. La disección interrumpida por un instante, continuaba ahora con más bríos. Las discusiones científicas empezaron a suscitarse; también los lirismos de quien diseccionaba el corazón, terminaron por envolver en una gasa de emoción todo el ambiente. Tanto que para romper la atmosfera emocional que los lirismos habían creado, y no arriesgarse a terminar todos llorando, resolvieron tomar prestado el último peso que quedaba a uno de ellos - destinado como Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 los cadáveres. Pues en aquel tiempo cuando no existía más que el formol para conservar solo pequeñas piezas anatómicas, se inicia el proceso hasta los hoy modernos refrigeradores con que cuenta la Facultad de Medicina; He aquí algunos fragmentos de la historia, que entre horrorosa y cómica, nos recrea la posibilidad de un hecho real, constitutivo del quehacer científico de la Escuela en aquellos años (finales del siglo XIX). 91 ajuste para comprar unas botas- y otra botella burbujeante de anís, hacía presencia en el recinto, y en pocos minutos corrió la suerte de las anteriores. Vino luego la farándula de las ideas. Se acababa las dificultades y los misterios científicos, pues para aquellas mentes vigorosas, todo era claridad y atropello de sabidurías. Tampoco fue ya, más problema la carne semi-blanda y casi putrefacta. Las manos, antes torpes, se volvieron diestras y audaces, y los órganos complicados eran sacados por entre enormes heridas, con la premura del instinto de la bestia carnicera. En la mesa de zinc, entre el caldo sanguinolento en que nadaban las piltrafas, a lado y lado del tronco y los miembros fragmentados del cadáver, sin piedad iban quedando aquéllos en montón repugnante, formando el más macabro museo anatómico que miradas humanas pudieran contemplar. Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia El sol continuaba su marcha, sin atenuar el fuerte fuego de sus rayos, y las emanaciones de la podredumbre recalentada y deshecha, desafiaba los olfatos, a pesar de la favorable anestesia del alcohol. 92 Con tanto remover las lenguas, las manos soltaban los escalpelos, e instintivamente se formaron grupos de entre los estudiantes que se iban distanciando del cadáver a medida que la polémica y la conversación se intensificaban. Llegó el caso en que del estudio todos se olvidaron, y los gallinazos cada vez más cerca, miraban y remiraban la carroña desdeñada por los estudiantes. No sabiendo cómo, y sin el menor ánimo de averiguarlo, el refuerzo de otra dosis de anisado llegó inesperadamente. Un ¡viva! atronador se oyó ante la botella llena. Sólo el Disector mostró su desacuerdo, y con ánimos de velar por el orden, se dirigió a los más próximos para pedirles que no bebieran más. Convencido de la inutilidad de su presencia y pensando para sí, que de esa borrachera colectiva sacaría partido, abandonó el lugar. Siguieron los discursos, y las poesías de Silva, Julio Flórez, Rubén Darío, Pombo y Núñez, empezaron a dejar oír sus armonías impregnadas de sentimentalismo. La ocasión ameri- taba otro gasto. Y una nueva botella pasó de boca en boca. Aquello fue el desborde, o como dijo uno de los presentes agitando la botella en el aire, “el despimporre final”. Como el sol se hacía cada vez más fuerte, los grupos se acogían a las manchas de sombra que las pilastras y paredes ofrecían; y hasta hubo alguien que buscó refugio en una bóveda vacía. Entre tanto, las piltrafas del muerto abandonadas, se retostaban con el calor, y los gallinazos, hipnotizados por su suculencia, las flechaban con mirada magnetizadora. Y avanzando poco a poco, cada uno agarraba su buen tasajo y con él en el pico, volaban hacia los tejados más próximos. Alguno arreó con una larga cinta de intestino y otro se alzó con un antebrazo con la mano correspondiente. Ante los ruidosos revoloteos sobre los techos de las casas que rodeaban el San Lorenzo, se apercibió la gente de que algo insólito ocurría, pues aunque acostumbrados a contemplar de cerca a los negros agentes de la higiene pública (los gallinazos), jamás habían visto tantos y con tan estrepitosas muestras de regocijo. Quien primero dio la voz de alarma fue una niña, que gritó horrorizada, al observar cómo cuatro de ellos, se disputaban rabiosos los restos del antebrazo. Se transmitió la voz de casa en casa, y hasta se propaló la noticia de que alguien había visto una cabeza humana, ya con las cuencas vacías rodando de techo en techo. El sentimiento de indignación de la gente, contra los estudiantes no se hizo esperar. Pensaban que porque eran pobres se les afrentaba de ese modo, estaban seguros que en el cementerio de los ricos, - hoy conocido como el Cementerio San Pedro- no ocurría semejante cosa. Los desdichados muertos, tenían ahora quien los defendiera. La multitud indignada calificó el hecho de violación de sepulcros, merecedor con rigores del Código penal. Y airados se dirigieron hacia el cementerio con el propósito de echar a los estudiantes. Los estudiantes ajenos a lo que por fuera ocurría, se hallaban tumbados en el piso, fumando cigarrillos y celebrándose mutuamente los chistes que por turnos se ofrecían. Sobre la mesa de disección quedaban apenas También en Antioquia a finales del siglo XIX, se conoció el poema En el anfiteatro; escrito por un personaje que se hacía conocer bajo los seudónimos de Julio Vives Guerra y Luis de Obando; pero, su nombre real era José Velásquez García (1873 Antioquia-1950 Bogotá), reconocido como periodista, cuentista, poeta y cronista;50 dedicó dicho poema, al doctor Teodomiro Villa Peláez (1856- 1907) – medico de Medellín a finales del siglo XIX y principios del XX. El poema En el anfiteatro fue publicado en el año de 1898, en la revista literaria y científica, La Miscelánea.51 En el anfiteatro ¡Acércate, estudiante! El escalpelo empuña con presteza. ¿Ves? Una muerta de ojos como el cielo y de rubia cabeza. ¿No la ves? sobre el mármol extendido su cuerpo, se diría que es un cándido lirio que ha caído sobre la nieve fría ¡Acércate! ¡No tiembles! ¡Rásga, córta esa carne yá muerta! ¿Temes hacerla daño? ¡Eso que importa! ¡Un muerto no despierta! ¡Acércate! ¡No tiembles! La sonrisa se congeló en su boca. Fue una loca suicida…. ¡descuatíza Las carnes de esa loca! ¿Te da miedo? ¿Por qué? ¿por qué ha buscado en el agua la muerte? ¡Fue una Ofelia, una Safo… y se ha matado! ¡Ya es una masa inerte! ¡Ofelia o Safo! … ¡en esta vida necia, el amante es Faón, cuando desprecia,ó Hamlet, si delira! Más … ¿Qué veo? ¿por qué, por qué, insensato, se nubla tu semblante? ¿serás acaso algún Faón ingrato Ó un Hamlet delirante? Comprendo, sí, por fin, tu pena fiera, la pena que te agobia: ¡esa muerte de rubia cabellera fue tu cándida novia! ¡Tu novia, sí! Tu no supiste amarla. ¡Lloras! ¡Faón cobarde! Tu llanto no podrá resucitarla. ¡Para llorar es tarde! ¡Huye, estudiante, huye! ¡la olvidaste! ¡Ayer Faón, hoy Hamlet que delira! ¡De ti muerta se ríe! … ¡que contraste! ¡Se sonríe la muerta!... ¡míra! ¡míra!52 En el proceso de institucionalización de los estudios superiores en Antioquia durante el siglo XIX, las iniciativas políticas y sociales consolidadas en los distintos actos legislativos como: La Real Cédula del 9 de febrero de 1801, La Constitución Antioqueña de 1812, ley de 28 de julio del Congreso de Cúcuta y su consecuente Decreto de 9 de octubre de 1822, Ley de 18 de marzo de 1826, Decreto del 12 de diciembre de 1827, el del 25 de octubre de 1828, Decreto del 26 de noviembre de 1833, Ley del 15 de mayo de 1850, Decreto del 19 de diciembre de 1864 y Ley 198 del 14 de octubre de 1871; emergen como una condición necesaria más no suficientes para dicha institucionalización, porque más allá de dichas voluntades, también intervinieron otras dinámicas concretas de la realidad, en la consolidación de dicho proceso: si arde de amor la pira, 49 Castro, 1927, 135-154. 50 Julio Vives Guerra, biografía, Biblioteca virtual de Antioquia, Colecciones Literatura, en http://biblioteca-virtualantioquia. udea.edu.co/authors.php?code_author=325&&author_full_name=Julio%20Vives%20Guerra, 22/11/2010. 51 La Miscelánea, IV, 1-12, (Medellín, 1898). 52 Julio Vives Guerra, “En el anfiteatro”, La Miscelánea IV, 1-12 (1898): 302-303. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 restos de lo que había sido un hombre. Con maestría suma, los gallinazos habían finalizado la obra que empezaron los disectores.49 93 Tratar, cortar, abrir, cerrar, coser Enseñanza de la Anatomía en la escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia 94 -La alteración del orden político y social por medio de las múltiples guerras que se sucedieron durante todo el siglo bien fuera a nivel nacional o regional por las disputas por la consolidación de los distintos regímenes políticos, y con ello la precariedad de los recursos fiscales para la educación, la discontinuidad en las Clases y deterioro de los espacios físicos y elementos de enseñanza del Colegio y Universidad, al ser dispuestos éstos como cuarteles militares, intereses que se pusieron muchas veces por encima de los de la educación. 1872 hasta finalizar el siglo, se destaca la presencia de personajes tales como Julián Escobar, Aureliano Posada y Manuel Uribe Ángel, quienes desde un principio en calidad de médicos y profesores, encaminaron todos sus esfuerzos “por ver aclimatarse definitivamente entre nosotros el estudio serio de la medicina a través de esta Escuela”. Y que vieron como” necesidad palpable en los pueblos del Estado de poseer médicos graduados en quienes pudieran con seguridad depositar su confianza para salud de los ciudadanos”. - La dinámica geográfica del Departamento que lo ubicaba como una región propicia para la explotación y comercio del oro y asociado a esto los intereses de las elites políticas y económicas que apoyaban y abogaban por que las actividades técnicas, y reproducción del conocimiento científico en ese momento se pusieran al servicio de la actividad económica de la minería, del comercio y de la industria como ejes centrales del desarrollo de la región y del país, y no de una profesión como la medicina por no ser considerada útil en la época. La Escuela de medicina de la Universidad de Antioquia a partir de 1872, hace explícito un aspecto trascendental para vida académica de esta institución y es el cambio en el sistema de enseñanza y de aprendizaje de esta ciencia. Cambio que aboga por la adopción del método propio de las ciencias experimentales o método científico y que define la medicina como una ciencia de pura observación, en la que los diferentes ramos que la componen: la anatomía general, la histología, la fisiología, la patología, la farmacia, la terapéutica entre otras, debían estudiarse de la manera más práctica posible. - Las epidemias en la ciudad de Medellín, especialmente la del Tifo en 1873, cuya reacción hizo que los padres de familia retiraran a sus hijos de la Institución educativa, a fin de ponerlos a salvo ante la peste; y como consecuencia fueron clausuradas cuatro de sus seis Escuelas (Literatura y filosofía, Jurisprudencia, Ciencias físicas y naturales, e Ingeniería). La profesionalización en estudios médicos en Antioquia, inicia su proceso de manera definitiva sólo a partir de 1871 cuando por medio de la Ley 198 de 14 de octubre de ese año queda establecida la Universidad de Antioquia y sus cinco escuelas, entre ellas la Escuela de Medicina. No obstante las iniciativas sociales en 1834 por el establecimiento de una cátedra de medicina en la Villa de Medellín, y las posteriores iniciativas políticas en los años 1855 y 1864 durante el Federalismo en Antioquia. En el recorrido hacia la profesionalización médica, iniciado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Antioquia desde Uno de los elementos tenidos en cuenta por la Universidad y la Escuela de Medicina para organizar su parte pedagógica y acceso al conocimiento científico, tuvo que ver con la fijación de textos o autores por los cuales debían enseñarse las diferentes materias, para facilitar esto establece de manera definitiva una “Oficina de textos y útiles”, encargada de pedir a Europa o a Bogotá dichos textos, que además eran en su mayoría de autores franceses y en menor medida ingleses o españoles. Lo que muestra cómo a través de esta vía llega el influjo de la medicina francesa a Antioquia. Siendo otra vía también importante a través de los profesores formados o especializados en París. La Universidad de Antioquia surge en 1871 como instancia difusora y legitimadora del saber y de la práctica médica en Antioquia; sintetizando en los exámenes generales de grado el requisito base para optar al título de doctor en medicina. Los que significaban más En la Escuela de medicina entre los años 1872 y 1900, según archivos, estuvieron matriculados un número aproximado de 158 alumnos(hombres), de los cuales, sólo treinta y seis (22.78 %) lograron graduarse de doctores en Medicina y Cirugía. múltiples causas pudieron haber influido en la deserción de más del 77% de los matriculados pudo deberse a las guerras acaecidas durante este período, que impidieron la permanencia de las tareas cadémicas de la Universidad, dispersando al alumnado hacia diferentes frentes y lugares, llevando a algunos a continuar sus estudios en la Capital o en el exterior (París y Estados Unidos); las guerras también pudieron llevar a que algunos estudiantes se alistaran en sus filas y se alejaran del claustro definitivamente; otro asunto pudo ser la férrea disciplina y control a la que eran sometidos todos los alumnos de la Universidad. Se cuentan entre los primeros matriculados un total de veinte estudiantes, los que por este hecho podríamos denominarlos como los primeros alumnos de la Escuela de Medicina. Corresponden a esta denominación: Jesús María Espinosa, Tomás José Bernal, Julio Restrepo A., Ramón Arango A., Alejandro Fernández, Francisco Velásquez, Francisco Caballero, Martín Moreno de los Ríos, Manuel Peláez, Rafael Pérez, Alejandro Restrepo, Luis Antonio Restrepo, Luis María Ruíz, Santiago Santamaría, Rodolfo Zea, Enrique Villa V., Paulino Flórez, Ra- fael Uribe, Daniel Uribe, y Jesús María Isaza. Fueron los primeros graduados los seis alumnos que encabezan la anterior lista. Entre los años 1872 y 1873, la escuela de Medicina realiza sus labores de enseñanza conforme al Plan General de Estudios promulgado en la Ley 26 del 19 de diciembre de 1864 del antiguo Colegio del Estado; en el que se organizaron las materias de enseñanza en diez cursos. Ya entre 1874 y 1900 la Escuela adopta cuatro Planes de Estudio; de los que se podría decir que tanto el de 1874 como el de 1878 fueron producto de una búsqueda y esfuerzo de la Escuela por autodeterminarse en su método de enseñanza, conforme a los lineamientos de los mismos médicos, profesores y gobernantes de la región, que determinaban cuales eran las necesidades en términos de acceso al conocimiento científico que se requería y los recursos para llevarse a cabo. Los Planes de Estudio de 1888 y 1899, se imponen a la Escuela desde políticas emanadas del Gobierno Central. Así, se adoptan los Planes de Estudio establecidos para la Universidad Nacional en Bogotá. La Enseñanza de la Anatomía como saber que sirve de base a la formación médica ocupó un espacio muy importante dentro de los Planes de estudio contemplados por la Escuela de Medicina durante los años 18721900, y comprendía los cursos: Anatomía general, Histología (Anatomía de los tejidos), Anatomía descriptiva curso I, Anatomía descriptiva curso II, Anatomía topográfica y Anatomía patológica; a pesar de lo anterior y que al aspecto sobre el cual se hacía más énfasis era el de que esta disciplina debía enseñarse de una forma enteramente práctica, y las disecciones y las autopsias serían las formas más eficaces de llegar a su conocimiento; los datos confirman que esta enseñanza se impartió de manera parcialmente práctica, apoyada unas veces en objetos anatómicos artificiales y otras en naturales. Todo se debió a las dificultades que se tuvieron para acceder siempre a los elementos más requeridos a tal enseñanza práctica: el anfiteatro, el laboratorio y los cadáveres. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 77 - 95 que condecoraciones y títulos honoríficos, la garantía que la Universidad de Antioquia ofrecía a la sociedad de la aptitud e idoneidad del graduado para ejercer su respectiva profesión. Todo estudiante debía someterse y aprobar con plenitud dos tipos de exámenes: los preparatorios que tenían por objeto comprobar, no solo que el alumno conocía los ramos de la ciencia que pretendía profesar, sino que se había posesionado del conjunto y que sabía hacer aplicaciones de la doctrina estudiada. Éstos eran cinco y versaban sobre las diferentes materias cursadas durante la carrera y el general de grado, consistente en la sustentación de la tesis de grado. Estos eventos eran llamados “las fiestas de la civilización”. 95 Documentos Fuentes para una historia de la homosexualidad en Colombia Angela Agudelo Ospina* Estudiante de 7 semestre de Historia, Universidad de Antioquia. Miembro del semillero Historia de la Salud. E n los últimos años nuestro país ha tenido un cambio significativo de integración pública a grupos sociales, entre ellos los grupos afrodescendientes, indígenas, minorías étnicas y de diversidad sexual. La siguiente transcripción retoma una publicación de mediados del siglo XX, que muestra un estereotipo social que ha evolucionado hasta nuestros días. El texto que retomamos, tiene una sustancial argumentación, dada por investigadores que buscaban contribuir a un análisis anatómico del hombre y su tendencia sexual. Acercarnos a dicha fuente nos permite por lo tanto acceder a información significativa sobre los hechos del pasado en relación a la homosexualidad, interrogarlos y conocer más acerca de algunos sucesos en que han configurado este proceso en nuestro país. Se pone por lo tanto a disposición de los lectores uno de los textos de consulta que se conservan en el archivo histórico de la facultad de medicina de la Universidad de Antioquia, y que podría contribuir a las investigaciones históricas en uno de los temas más controversiales en la actualidad, como es la integración de las comunidades LGTBI, y los derechos sociales e igualitarios. Tratamiento hormonal en el homosexualismo de origen suprarrenal1 PROFESOR Pedro Nel Cardona DOCTOR Fernando Cardona Arango Nos parece oportuno, con el fin de precisar conceptos el exponer el metabolismo de las hormonas suprarrenales tal como concibe el doctor Francisco Vivanco Benjamín, del instituto de investigación Medicas y Científicas de Madrid (1) queremos resaltar que este trabajo ha sido efectuado gracias al alto espíritu científico, al real concepto de fraternidad médica y a la elevada conciencia del doctor Vivanco, quien enseño a uno de nosotros el metabolismo de los esteroides suprarrenales y la técnica de dosificaciones hormonales que relatamos más adelante. 1 Pedro Nel Cardona, “Tratamiento hormonal en el homosexualismo de origen suprarrenal”, Revista colombiana de obstetricia y ginecología, 10, 5. Bogotá, Septiembre/Octubre, (1959): 339345. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 97 - 100 * 97 Documentos. Fuentes para una historia de la homosexualidad en Colombia. Revista colombiana de obstetricia y ginecología. Figura 1 A 98 Figura 1 Como puede apreciarse en la figura 1, cuando hay un trastorno enzimático de la 3 beta dehidrogenesa , no se afecta afecta al salto de Delta 5 a Delta 4 y por consiguiente la dehidrosoandrosterona no se metabolizara a Delta 4 androstenedionam, que es la procursora de varias hormonas, entre ellas la androsterona y la aitiocolanolona. Por tanto este trastorno enzimático traerá como consecuencia una elevación en el porcentaje circulante de la dehidroisoandrosterona y una disminución en la androsterona y la etiocolanolona de origen suprarrenal. Sabemos que la etiolanolona no posee prácticamente acción andogenica; en cambio dehidrosoandrosterona (2), por lo tanto habrá mayor actividad androgénica suprarrenal cuando este trastorno se presenta y como consecuencia habrá un freno mayor producción de A C T H para compensar la falta de las hormonas precedentes de la androstenediona. Lo anterior lo expresamos esquemáticamente así: Figura 2 La causa intima del trastorno enzimático la desconocemos por lo tanto para poder cambiar el estado hormonal representado en la figura 2, necesitamos recurrir a una terapéutica que trate de suplir los metabolismos de, la Delta 4 androstenediona que se encuentran en bajo porcentaje y que a la vez frene la hipersecreción de A C T H (3) para que en forma compresadora la prednisona (1 dehidro- cortisona) y lo podemos representar esquemáticamente así (figura número 3): diez y siete años: a los diez y nueve años consiguió un amante y la frecuencia paso a ser diaria con periodos de 5 a 6 veces en la noche: a los viento y veintiún años sus relaciones sexuales disminuyeron en frecuencia hasta el punto de ser una o dos veces al mes: a los veintidós y veintitrés años noto que la libido decaía en forma progresiva hasta seis meses antes de venir a la consulta hasta que sus deseos se tornaron en franco homosexualismo. El examen físico nos revela uno genitales externos normales y una hipertricosis moderada tipo masculino. La dosificación de los diecisiete cate esteroides totales en la orina según la técnica Dektrec y colaboradores (4). Nos da en la diuresis de 24 horas en total de 14 miligramos. Cifra 4 miligramos por debajo de la media normal. Figura número (4) Figura 3 Nuestra escasa pero significativa experiencia nos enseña que un tratamiento de dos meses con prednisolona, resuelve el problema hormonal por un mínimo de seis meses, y decimos mínimo de seis meses, pues este es el tiempo que llevamos observando el caso cuya historia clínica presentamos. Enfermo A.O. de veinticuatro años, que consulta por homosexualismo: la anamnesis nos revela que principio de sus relaciones heterosexuales a los catorce años con una frecuencia de una vez por semana por encontrarse en un internado: así continuo hasta los Tomado de La dosificación de los 17 cetoresteriotipos urinarios separados por cromotografía según técnica de la doctora Dingemanse y colanoradores (6), nos revela un acentuado aumento en las columnas I y III, ambas de origen suprarrenal, y una sbignificativa disminución de la IV y la V que son de origen gonadal (figura número 5). El estudio de la figura número 5 nos revela una imagen hormonal una imagen hormonal como la expresa gráficamente en la figura número 2. Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 97 - 100 Comparando la figura número 3 con la numero 2 vemos que el efecto hormonal en esta última es inverso al anterior, quedándonos en esta forma resuelto en problema. 99 Tratamos al paciente con la prednisona a la dosis de 5 miligramos cada 12 horas durante 2 meses buscando el resultado como el expresado en la figura numero3: luego continuamos el tratamiento en forma decreciente durante cuatro semanas. A los des meses de terminada la terapéutica obtenemos una cifra de 7.8 miligramos de 17 cetoresterioides totales en la diuresis de 24 horas, es decir, una disminución de 6.2 miligramos con “aspecto a la dosificación efectuada antes de iniciar el tratamiento (figura número 6). Documentos. Fuentes para una historia de la homosexualidad en Colombia. Revista colombiana de obstetricia y ginecología. La cromatografía de las hormonas 17 b afectada a los 2 meses de terminado el tratamiento nos muestra al compararla con la realizada antes de iniciar la terapéutica con prednisona, un descenso apreciable de 2.7 miligramos en la I y 3.4 miligramos y un aumento significativo de 0.8 miligramos en la V (figura numero 7) 100 Simultáneamente con la última dosificación el paciente nos informa su evolución homosexual hacia la heterosexual y así, se encuentra actualmente, 6 meses después de iniciado el tratamiento. Basados en los hallazgos hormonales de antes y después de la administración de si, nos creemos autorizados para sacar las siguientes conclusiones: 1) Hay homosexuales de origen suprarrenal 2) Estos casos pueden ser diagnosticados por cromatografía de 17 cetoesteriodes en la orina 3) Los casos de homosexualismo de origen suprarrenal pueden ser tratados hormonalmente. Carrera 46. Número 52-95 Medellín- Colombia. El Semillero de Formación en Historia de la Salud E l semillero de Investigación en Historia de la Salud surge en el año 2013 con la intención de abrir un espacio de formación extracurricular para estudiantes de nivel de pregrado en diferentes áreas profesionales y del saber, principalmente en ciencias sociales y ciencias de la salud. El objetivo principal es acercarse desde diversas disciplinas al estudio e investigación de las ciencias, deteniéndose de forma particular en la comprensión de los procesos de constitución y asimilación, del saber médico, la salud pública y la psiquiatría y otras profesiones sanitarias en perspectiva histórica en Colombia y América Latina. Desde su creación, se han interesado en estas temáticas estudiantes de diversas carreras de la Universidad de Antioquia entre las que se encuentran Filología, Sicología, Administración de servicios en Salud, Licenciatura en Ciencias Sociales, Enfermería, Medicina e Historia. Con estos estudiantes se ha realizado un trabajo de formación en historia, charlas de capacitación, salidas de campo y asesorías individuales. Los intereses de cada uno se han vinculado con las líneas de investigación existentes en el Semillero, las cuales por su parte están asociadas a las del grupo de historia de la Salud, estas son: Enseñanza y formación en Historia de las ciencias, Historia de la Salud Pública, Historia de la locura y la psicopatología en Colombia, Historia de las profesiones sanitarias, Prácticas y discursos de Medicalización e higiene en la formación de la salud pública. Para el año 2014, se contó además del apoyo brindado por Colciencias y la Facultad Nacional de Salud Pública, lo cual le permitió al Semillero acceder a financiación y divulgar en una revista nuestros intereses sobre el área de la historia de la salud. A Colciencias, a la Facultad Nacional de Salud Pública, al Grupo de Investigación Historia de la Salud y a todos aquellos quienes participaron en la elaboración de esta revista les agradecemos la posibilidad de abrir este nuevo espacio de discusión y circulación de ideas llamado SALUS, historia de la salud, esperamos en adelante se sumen a esta iniciativa más estudiantes e investigadores interesados en este campo del saber. Jana Catalina Congote Durango Historiadora Universidad de Antioquia, Coordinadora del Semillero Historia de la Salud –FNSP– Revista SALUS • 2015 • N° 1 • 5 - 6 El semillero ha sido un espacio de formación y al tiempo se han compartido intereses y experiencias, algunos de sus integrantes siguen avanzando en sus procesos de formación y abandonan el pregrado por lo cual ya no nos acompañan, otros continúan acompañándonos y seguimos entre todos seguimos conformando un espacio de discusión de ideas y aprendizaje colectivo, guiados siempre por nuestro tutor Álvaro Casas Orrego, (profesor del departamento de Historia y coordinador del Grupo Historia de la Salud de la Facultad de Salud Pública Universidad de Antioquia), quien siempre ha creído y alentado nuestras iniciativas, acompaña permanentemente este proceso y nos permitió estar a cargo de este primer número. 101 De lecturas E ste libro recoge parte de la experiencia de investigaciones históricas realizadas por integrantes del Grupo Historia de la Salud, adscrito al centro de Investigación de la Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, además de otras contribuciones de pares académicos nacionales e internacionales, algunas de las cuales fueron leídas durante el Segundo Seminario Historia de la Salud realizado en Medellín el 29 de Agosto de 2011. Cada uno de los capítulos constituye un ensayo reflexivo en torno a las construcciones conceptuales que configuran nuevas formas de pensar la salud pública y la psiquiatría, en la perspectiva de una epistemología de las ciencias sociales; brinda aportes descriptivos y analíticos, con innovación en el uso de fuentes documentales, en favor de una historia que rescata ciertas particularidades de procesos locales o nacionales. En general todos ellos introducen a una analítica de los conceptos y a nuevas formas de la interpretación histórica en torno a procesos de configuración de políticas públicas y organización de instituciones de salud. se imprimió en los talleres gráficos de la Editorial L Vieco S.A.S. Medellín, 2015