Malformaciones congénitas del sistema nervioso central y manifestaciones cutáneas: una revisión • Dr. Enrique Caro Osorio1 • Dra. Cynthia Mendoza Rodríguez2 • Dr. Heriberto Vázquez Flores3 • Palabras clave: Mielomenigocele, disrafias, craneosinostosis, manifestaciones cutáneas. Resumen La asociación entre piel y sistema nervioso central (SNC) se origina desde la embriología del ser humano. La estrecha relación entre ambos sistemas hace que aquellas manifestaciones internas puedan exteriorizarse con una expresión cutánea. Existen una serie de hallazgos dermatológicos que son marcadores importantes dentro de algunas patologías del sistema nervioso, en especial aquéllos en donde la única manifestación de patología interna es una dermatosis. En el presente artículo se revisan las malformaciones congénitas más frecuentes del SNC con manifestaciones cutáneas. Introducción La relación tan estrecha entre la piel y el sistema nervioso central (SNC) se debe a que tienen un origen en común, ambos sistemas se derivan del ectodermo. El sistema nervioso central emana de la porción dorsal media engrosada del ectodermo por delante de la fosita primitiva, la cual es conocida como placa neural, que aparece en la tercera semana de gestación.1 Durante el desarrollo del embrión esta placa se deprime y se origina el surco neural, que al proseguir la depresión forma el canal neural y, finalmente, al unirse los dos bordes de dicho canal se forma el tubo neural. Antes de que se cierre el canal neural, de sus bordes se desprenden células que emigran en dirección dorso-lateral formando la denominada cresta neural. A expensas de estas células se formarán los ganglios raquídeos simpáticos, parte de las meninges y los melanocitos que emigran a la piel, esto ocurre en la décima semana de gestación.2 La piel por su parte deriva del ectodermo y mesodermo; del primero se originan epidermis, folículos pilosos, glándulas sebáceas, sudoríparas y uñas; del mesodermo se formará tejido conectivo, músculo piloerector, vasos y células de Langerhans.1,2 Los defectos del SNC son las anormalidades congénitas más importantes y determinantes para el desarrollo de un infante. Aunque la causa precisa de estos defectos permanece desconocida, la evidencia sugiere que muchos factores que incluyen la radiación, drogas, malnutrición, procesos químicos y genéticos –como la mutación de la respuesta al folato o las vías dependientes de folato– pueden afectar de manera negativa al desarrollo del SNC.3 Los defectos que aquí se discuten incluyen las disrafias, craneosinostosis, malformación de Arnold Chiari y malformación de Dandy-Walker. Disrafias Los defectos de cierre del tubo neural en su rafe posterior están constituidos por una amplia variedad de lesiones, que en conjunto se denominan disrafias espinales. Entre éstas se encuentra la espina bífida que se caracteriza por una falta del cierre de los arcos posteriores de las vértebras. Existen diferentes formas clínicas como: la espina bífida oculta (apertura en 1 Jefe del Servicio de Neurocirugía, Hospital San José Tec de Monterrey y Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey. 2 Hospital San José Tec de Monterrey y Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey. 3 Profesor de Cátedra de Dermatología de la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey. Ciencias clínicas 17 Malformaciones congénitas del sistema nervioso central y manifestaciones cutáneas: una revisión una o más de las vértebras de la columna espinal, sin ningún daño a la médula espinal), el lipomeningocele (un error de fusión de los arcos vertebrales con protusión de una bolsa llena de tejido lipomatoso, y que puede producir secuelas neurológicas) y la espina bífida manifiesta, dentro de la cual se encuentran el meningocele y el mielomeningocele. El mielomeningocele es la malformación más frecuente de estas disrafias, mientras que la diastematomielia, que se define como una médula espinal dividida en dos –usualmente por un segmento de hueso o cartílago–, es la afección menos frecuente.2 La detección oportuna de estigmas cutáneos en estas malformaciones es importante para el médico de primer contacto, para así prevenir el daño neurológico progresivo que produce la médula anclada, la cual consiste en un filum terminale más corto, dejando “secuestrado” el cono medular por debajo de L2-L3; lo que provoca en cualquier etapa de la vida molestias y dolores lumbares, incluso manifestaciones y daño neurológico.1 (Ver Figura 1). Mielomeningocele Es la malformación congénita más grave de la columna vertebral y la médula espinal. Corresponde a un defecto en el cierre del tubo neural, los arcos posteriores de las vértebras y la piel. Ocurre en 1 a 7 de 4 mil nacimientos vivos. La causa es desconocida y multifactorial con factores genéticos, nutricionales y ambientales. Está demostrado que complementando la alimentación con ácido fólico, la incidencia disminuye en un 80%. El riesgo de recurrencia es del 3 a 4% después de tener un hijo afectado, y asciende al 10% después del segundo. La ingesta de valproato sódico durante la gestación disminuye los niveles de zinc y producen defectos del tubo neural en el 1-2% 18 Ciencias clínicas de los fetos. También hay un aumento de incidencia en los embarazos de madres insulino dependientes.3 Es más frecuente en mujeres, en una proporción de 1.25:1 y en caucásicos. Se asocian al mielomeningocele otras malformaciones como: hidrocefalia en el 65-85%, Arnold Chiari tipo II en el 90% de los casos, deformidades músculo-esqueléticas con síndrome artrogripótico, deformidades de pies, displasia de caderas, xifosis y/o escoliosis congénitas y siringomielia. El diagnóstico prenatal puede detectar hasta un 90-95% de los casos por medio de ultrasonido. La determinación de alfa-fetoproteína sérica en mujeres de alto riesgo es otro parámetro importante en la detección de defectos del tubo neural, y se mide a partir de las semanas 15-20 de gestación. La amniocentesis está indicada en embarazos subsecuentes de mielomeningocele, si el ultrasonido no muestra disrafia. Malformaciones congénitas del sistema nervioso central y manifestaciones cutáneas: una revisión En cuanto a localización, puede ser en cualquier lugar del axis neuronal, pero cerca de un 75% se presenta en la región lumbosacra. Los hallazgos a la clínica varían de acuerdo al nivel de la lesión y son los siguientes: por debajo de T12 existe una completa parálisis de todos los músculos de las extremidades inferiores y afecta el control del tronco por los músculos psoas; en L1 hay una debilidad moderada a la flexión de la cadera y palpable contracción del sartorio; L2 presenta una flexión marcada de la cadera y moderada aducción; L3 posee una aducción normal de la cadera y casi una extensión normal de la rodilla; en L4 predomina extensión de la rodilla y parcial dorsiflexión del pie; en L5 se conservan casi todos los movimientos de la extremidad inferior, sin la extensión del pie, la cual ya está presente en lesiones por debajo de S1 pero con parálisis de los músculos intrínsecos del pie. Por debajo de S2 es difícil detectar alguna anormalidad en el movimiento de los miembros inferiores, pero en todos estos casos habrá disfunción de los esfínteres en mayor o menor grado.3 Manifestaciones cutáneas Los hallazgos cutáneos en las disrafias representan un marcador clínico de sospecha muy importante, en especial en aquellas alteraciones en donde el único signo clínico es una dermatosis. Se han descrito áreas de pelo en “parche”, cambios de pigmentación, nevos, excrecencias de piel y hoyuelos cutáneos, también llamados sinus dermal, y que representan la remanencia de un cierre incompleto distal del tubo neural que se asocia a quistes dermoides intradurales y médula anclada.4 La hipertricosis, los hoyuelos y hemangiomas se describen hasta en un 50% de las disrafias. Así, la diastematomielia se asocia a áreas de hipertricosis, mientras que una extensa colección de grasa subcutánea se relaciona a lipomas espinales. Cualquier combinación de estos hallazgos puede estar presente en el mielomeningocele.5 Recientemente, se ha reportado la coexistencia de nevos gemelos y disrafia con la presentación inusual de nevos telangiectásicos y nevos anemicus en la región lumbosacra de un recién nacido pretérmino. El nevos anemicus es una dermatosis vascular congénita poco común, clínicamente consiste en una mácula hipopigmentada bien circunscrita de márgenes irregulares, rodeada de máculas satélites, que bajo vitropresión la lesión se vuelve indistinguible del resto de la piel circundante. El nevos telangiectásico son pequeños vasos sanguíneos permanentemente dilatados que pueden ser vénulas, capilares o arteriolas. Las telangiectasias pueden ocurrir en piel normal a cualquier edad, en ambos sexos, y en cualquier sitio del cuerpo y mucosas; sin embargo, su asociación con otras dermatosis en región lumbosacra es sugerente de patología intrínseca. Es por esto que se recomienda la valoración integral con apoyo ultrasonográfico en niños menores de 6 meses, y posterior evaluación con resonancia magnética de las estructuras adyacentes a la dermatosis. La detección y tratamiento temprano de malformaciones del SNC puede prevenir daño neurológico permanente en estos infantes.6 Las alteraciones en la piel y otros sistemas de los individuos con disrafias han cobrado mayor relevancia en la práctica médica, de tal manera, que se ha identificado una importante alergia al látex en este tipo de pacientes. Esta alergia es una reacción mediada por Inmuno Globulina E (IgE), que puede manifestarse de forma leve en una urticaria, o incluso en formas más severas como anafilaxis sistémica, broncoespasmo y edema laríngeo. La prevalencia de reacciones alérgicas se identifica hasta en un 20-30%; sin embargo, en estudios serológicos la evidencia de hipersensibilidad se identificó hasta en un 40%. Esta información resulta muy valiosa al momento de las intervenciones quirúrgicas y durante el manejo hospitalario de estos pacientes.7,8 También, se ha descrito la formación y recurrencia de quistes dermoides y epidermoides tras la reparación de mielomeningocele, con lo que se concluye que lesiones hamartomatosas son comunes dentro de las características de la secuencia mielodisplásica.9 Defectos craneales y encefálicos Craneosinostosis La craneosinostosis se caracteriza por el cierre precoz de una o más suturas craneales, lo que produce un crecimiento y desarrollo anormal del cráneo. Se le clasifica en primaria (vera) o secundaria. Ésta última se presenta como consecuencia de la falta de desarrollo cerebral, el cual es el estímulo para que el cráneo se expanda (por ejemplo: microcefalia por TORSCH-Toxoplasmosis, rubéola, sarampión, citomegalovirus, herpes). La craneosinostosis primaria o vera agrupa varios tipos que dependen de las suturas afectadas y las malformaciones añadidas. Se calcula una incidencia de 0.6/1000 nacimientos.10 La etiopatogenia involucra una serie de hipótesis: que inicia desde el defecto primario de la bóveda, y que plantea que el defecto primario está en la propia sutura de la bóveda craneana, y es la deformidad de la base su consecuencia; mientras que otra propuesta sugiere una presión externa que produce el cierre patológico Ciencias clínicas 19 Malformaciones congénitas del sistema nervioso central y manifestaciones cutáneas: una revisión Figura 2. Sindrome de Cruzon: Caracterizado por proptosis, implantación baja de oídos y la braquicefalia o turricefalia con el reborde estenosado de las suturas coronales (flechas). de alguna sutura durante la etapa fetal. Por otro lado, se postuló que el defecto primario se debe a cambios en la base del cráneo y a una osificación defectuosa de varios huesos de la base, en los cuales sus formas o relaciones están afectadas. Esto provoca una alteración de las fuerzas que producen tensión de la base a la bóveda, lo que da lugar a la sinostosis craneales. Otra teoría propone que la causa primaria es un crecimiento defectuoso del mesénquima, en el cual se forma el hueso; los huesos formados en este tejido son, por lo tanto, más pequeños que los normales y hacen contacto uno con el otro muy pronto. Por último, se encuentran los factores hereditarios como en el Síndrome de Crouzon y de Apert. El diagnóstico se basa en algunos elementos básicos como la presencia de un cráneo morfológicamente anormal, la ausencia a la palpación de determinada fontanela, por su osificación anticipada y estudio radiológico simple que evidencia la sutura cerrada. Una vez realizado el diagnóstico, la propia dismorfia craneal dará una idea del tipo de craneosinostosis. La Tomografía Axial Computada (TAC) ayuda a demostrar el contorno del cráneo, puede mostrar engrosamiento o mayor densidad en el área de la sinostosis y demostrar hidrocefalia, si está presente, lo cual es raro.4,11 Los tipos de sinostosis son los siguientes: 20 Ciencias clínicas • Trigonocefalia: Producida por el cierre de la sutu- ra metópica, la frente es estrecha, triangular con un borde palpable y visible. Las órbitas tienen forma oval y los ojos poseen hipotelorismo. • Escafocefalia: Se produce por el cierre de la sutu- ra sagital, el cráneo toma forma alargada en sentido anteroposterior con disminución del diámetro biparietal. La frente es ancha en relación con la región occipital y puede palparse un reborde óseo a todo lo largo de la sutura sinostosada. Ésta es la variedad más frecuente en la mayoría de las series y predomina en un 80% en hombres. • Turricefalia o Braquicefalia: Se produce por el cierre completo de la sutura coronal, dándole al cráneo la forma en torre con disminución de su diámetro anteroposterior y alargado en altura. Se presenta en el 18% de las sinostosis. Acompaña a síndromes como el Crouzon y Apert (ver Figura 2). • Plagiocefalia: En este tipo se afecta una hemisu- tura coronal con dismorfia facial por aplanamiento de la frente, y una órbita hipoplásica del lado afectado y abombamiento frontal compensatorio contralateral. • Oxicefalia: Todas las suturas están cerradas. Puede ser armónica, cuando se fusionan todas a la vez, cursando con un cráneo pequeño siempre acompañado de un síndrome de hipertensión endocra- Malformaciones congénitas del sistema nervioso central y manifestaciones cutáneas: una revisión neana y disarmónica cuando las suturas se van cerrando evolutivamente; en este caso la clínica depende de la sutura que cierre primariamente. El tratamiento de la craneosinostosis primaria es eminentemente quirúrgico. Está indicado por la presencia de hipertensión endocraneana, atrofia del nervio óptico y retraso del desarrollo psicomotor para permitir un crecimiento del cerebro sin restricciones, pero en la mayoría de los casos es con fines estéticos;4,11,12 ya que estos niños al llegar a la edad preescolar son víctimas de burlas o comentarios que posteriormente inciden en el desarrollo psicosocial y los hace tímidos e inseguros. Existe una variedad considerable de lesiones en la piel cabelluda, además de las deformidades propias de la craneosinostosis, pero sólo algunas son de particular interés por su significado clínico. La aplasia cutis es una de éstas, y se refiere a un defecto caracterizado por la falta de epidermis, dermis y a veces tejido celular subcutáneo de predominio en piel cabelluda. Las lesiones extensas se asocian a defectos subyacentes de estructuras óseas del cráneo y duramadre. A la exploración se observan úlceras que pueden ser puntiformes, ovaladas, triangulares o de forma estrellada y están cubiertas de una membrana fina.2,13 La aplasia cutis congénita ocurre, en la mayoría de los casos, en la línea media de la región parietal y puede estar asociada a craneosinostosis.13 Otra lesión acompañante de defectos en el cráneo óseo es el quiste dermoide, el cual representa fallas focales en el desarrollo del tejido dérmico sobre las estructuras profundas de la piel cabelluda. Puede involucrar cualquier plano del cráneo y pericráneo, se localiza preferentemente en la línea media, especialmente en la fontanela anterior y el puente nasal. A la exploración física se observa una neoformación lisa, de consistencia firme del color de la piel circundante, puede adherirse a planos profundos y en ocasiones se infecta produciendo dolor.14 Recientemente, se ha reportado que aquellos pacientes con craneosinostosis y síndromes agregados presentan una mayor predisposición a desarrollar lesiones acneiformes severas en cara y tronco, con extensión a extremidades superiores.15 El uso de isotretinoina ha demostrado ser efectivo en este tipo de pacientes.16 Otro padecimiento dermatológico es la acantosis nigricans, caracterizada por hiperqueratosis, papilomatosis y pigmentación presente en axilas, cuello, nuca e ingles; existe evidencia de una señalización anormal del receptor de la tirosina cinasa en la fisiopatología de esta dermatosis.17 Malformación de Arnold-Chiari Representa una malformación estructural que afecta el cerebelo, caracterizada por el descenso anormal de las amígdalas, vérmix y del bulbo en el conducto raquídeo por debajo del agujero occipital. Es frecuente la platibasia (aplanamiento de la base del cráneo, que se traduce por un ángulo basal mayor de 143°) y malformaciones en la unión occipito-cervical.18 Se conocen varios tipos: • Malformación de Arnold-Chiari tipo I o del adulto: Desplazamiento de las amígdalas cerebe- losas por debajo del agujero occipital, que habitualmente no va más allá de C1. Es ligeramente más frecuente en mujeres. Es típica la aparición de síntomas durante la adolescencia o la edad adulta y no suele acompañarse de hidrocefalia, los pacientes padecen cefalea (69%), recurrente dolor cervical, debilidad, desequilibrio de la marcha y espasticidad progresiva de las extremidades inferiores. Los signos más frecuentes son hiperreactividad refleja de extremidades inferiores, nistagmus y ataxia. Puede incluir siringomielia y anormalidades de las estructuras óseas adyacentes (Platibasia y/o impresión basilar). • Malformación de Arnold-Chiari tipo II: El des- plazamiento de las amígdalas es mas notorio e incluye, además, el tronco encefálico fuera de la base del cráneo, vermis y a veces hasta el cuarto ventrículo. También puede incluir siringomielia e hidrocefalia. Es la malformación más frecuente que acompaña al mielomeningocele (90%). Posee dislocación caudal de la médula y se presenta en edades tempranas (10% desde la lactancia). Presentan a la clínica dificultad para deglutir en un 69%, periodos de apnea en un 56%, estridor más común en neonatos debido a paresia del X par. Además de cuadros frecuentes de vómito, aspiración, debilidad en brazos y nistagmus. • Los tipos III y IV son herniaciones más severas que se acompañan de otras malformaciones cerebrales, se presentan signos y síntomas desde el nacimiento y, generalmente, se consideran incompatibles con la vida por parálisis de los pares craneales bajos y apnea. Cuando se sospecha una malformación de este tipo, la resonancia magnética es la técnica de diagnóstico por imagen de elección.19 Ciencias clínicas 21 Malformaciones congénitas del sistema nervioso central y manifestaciones cutáneas: una revisión Las manifestaciones cutáneas de esta malformación incluyen cutis marmorata en especial en Arnold Chiari tipo I. Esta dermatosis es una alteración del color de piel que se muestra purpúrica con un patrón de malla, afecta principalmente zonas extensas de extremidades inferiores y a veces superiores. Además, se ha descrito asociación con telangiectasias y ulceraciones superficiales de la piel.20 Múltiples lentigines y nevos azules se asocian a síndromes que comparten la característica del Arnold Chiari. También se mencionan reportes aislados con las siguientes dermatosis: múltiples hemangiomas, nevos melanocítico congénito gigante, facomatosis, pigmento vascular tipo II y leucodermia. En estos pacientes, además, se reporta un incremento en el riesgo de desarrollar melanoma maligno y otros tumores de la cresta neural.20-22 Recientemente, se ha sugerido la relación entre anormalidades del SNC, en especial Arnold Chiari con prurito de origen central, que puede justificar las lesiones y huellas de tipo rascado encontrados en pacientes con esta patología.23 Malformación de Dandy-Walker Se caracteriza por un ensanchamiento quístico del cuarto ventrículo, que se traduce en un espacio anormalmente agrandado en la parte posterior del cerebelo, que interfiere con el flujo normal del líquido cefalorraquídeo a través de los agujeros de Luschka y de Magendie, que comunican al cuarto ventrículo con las otras partes del cerebro; además, presenta hipoplasia y agenesia del vermis y los hemisferios cerebelosos, que secundariamente produce una hidrocefalia congénita en un 90% de los casos e hipertensión intracraneal. La tríada característica para establecer el diagnóstico: hidrocefalia, ausencia de vermis cerebeloso y quiste de la fosa posterior con comunicación al cuarto ventrículo. Otras anormalidades incluyen agenesia del cuerpo calloso en un 17% y un encefalocele occipital en un 7% de los casos. La clínica suele comenzar durante la lactancia por crecimiento del cráneo en forma progresiva, el estado general de los niños puede ser excelente, aunque si el síndrome se deja a su evolución espontánea comienzan con síntomas de postración, somnolencia y rechazo a los alimentos. La progresión de la hidrocefalia provoca anomalías en la motilidad ocular. La compresión de las vías ópticas debido a la dilatación del tercer ventrículo puede dar lugar a una atrofia óptica y la afectación del sexto par craneal. La disfunción del tronco encefálico ocasiona dificultades para la succión o la alimentación, y puede causar vómitos y aspiración. Es importante recordar que estos individuos pueden 22 Ciencias clínicas tener defectos cardiovasculares como persistencia del conducto arterioso, coartación de la aorta y dextrocardia.4,24 Se han descrito anormalidades cutáneas asociadas a esta malformación, llama la atención la melanosis neurocutánea, dermatosis congénita rara en donde se desarrollan múltiples tumores melanocíticos benignos y malignos de las leptomeninges con numerosos nevos melanocitis congénitos en piel. Se presenta de manera muy inusual con tan sólo 10 casos reportados en la literatura, y el riesgo de progresión a melanoma maligno aumenta exponencialmente en estos pacientes.25 También se reporta la asociación del DandyWalker con hemangiomas cutáneos que se presentan como tumores violáceos cubiertos por telangiectasia con grandes venas en la periferia, en especial localizados a cara.26 Conclusión Es importante notar que en la piel se pueden manifestar indudablemente las alteraciones internas del organismo, las lesiones presentes, sugerentes de patología interna, deben ser evaluadas no sólo a la clínica sino también con estudios de laboratorio y gabinete. Aquellos individuos con este tipo de lesiones pueden estar asintomáticos y los hallazgos cutáneos ser los únicos marcadores de anormalidad, en especial en el periodo de recién nacido, por lo que se recomienda un examen exhaustivo de la piel y particularmente de la región lumbosacra. El abordaje diagnóstico de estos niños debe ser multidisciplinario; si no se reconocen a tiempo estas malformaciones internas puede llegar a existir daño neurológico permanente o incluso retrasar un tratamiento con las deficiencias en la calidad de vida que esto representa. Referencias bibliográficas: 1. Goldman: Cecil Textbook of Medicine, 22nd ed., W. B. Saunders Company. 2004. 2. Arenas R. Atlas Dermatología Diagnóstico y Tratamiento. 3ed. México. McGraw Hill. 2005; 1-17. 3. Behrman: Nelson Textbook of Pediatrics. Congenital Anomalies of the Central Nervous Sistem. 17th ed., Saunders. 2004, 19831985. 4. Greenberg M. Handbook of Neurosurgery. 5ed. USA. Thieme, 2001. 5. Kaufman BA. Neural tube defects.- Pediatr Clin North Am - 01Apr-2004; 51(2): 389-419. 6. Tatli, M. Mansur, Kumral, Abdullah, Duman, Nuray, Ozkan, Sebnem & Ozkan, Hasan. An Unusual Cutaneous Lesion as the Presenting Sign of Spinal Dysraphism in a Preterm Infant. Pediatric Dermatology. 2004; 21 (6), 664-666. 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