Volumen 4, Nº. 1 – enero 2003 Performance Related Emotional States in Sport: A Qualitative Analysis Yuri L. Hanin Abstract: In this paper, I provide a brief overview of the sports-specific individualized approach (termed—the Individual Zones of Optimal Functioning [IZOF] model) as an action-oriented framework for qualitative analysis of performance related emotional states. First, I highlight the issue of multidimensionality and introduce five basic dimensions (pentabasis) to describe performance-related emotional states. These dimensions include form, content/quality, intensity, time, and context. Four major IZOF-based predictions of emotion-performance relationships focus on interindividual variability of optimal emotion intensity and content, the in-out of the zone notion, interactive effects of emotions enhancing and impairing performance, and bi-directionality of emotion-performance relationships. Then, I describe several projects that use different data collection techniques for assessment of idiosyncratic emotion content. These include interviews, individualized emotion profiling, metaphor-generation method, and narratives. Future research directions from individualized and discursive perspectives are suggested and implications for combining qualitative and quantitative approaches in the analysis of performance related states are discussed. Key words: qualitative analysis, performance states, the IZOF model, individualized emotion profiling, metaphorgeneration method, narratives 1. Introducción 2. El marco IZOF de análisis cualitativo 2.1 Dimensión de forma 2.2 Dimensión de contenido 2.3 Dimensión de intensidad 2.4 Dimensión temporal 2.5 Dimensión contextual 2.6 Predicciones de relaciones de emoción-rendimiento 3. Valoración de Emoción Contenido/Calidad 3.1 Entrevistas en profundidad 3.2 Perfiles individualizados de emoción 3.3 Metáforas autogeneradas 3.4 Narrativas 4. Conclusiones Nota Download: Discuss this Article: 254 kb Discussion Board Referencias Autores Citación 1. Introducción Existe un interés creciente y estable en la cantidad de investigación cualitativa en psicología del deporte que describa las experiencias subjetivas inducidas por el rendimiento y, especialmente, relacionadas con el estrés de los atletas de competición y sus entrenadores (COHN, 1990; COTE, SALMELA, TRUDEL, BARIA, & RUSSELL, 1995; GOULD, JACKSON, & FINCH, 1993; MALES, KERR, & GERKOVITCH, 1998; ORLICK & PARTINGTON, 1988; SCANLAN et al., 1989). Tal interés de los psicólogos del deporte en los datos cualitativos no sorprende. En primer lugar, los estados emocionales relacionados con el rendimiento (positivos y negativos), como tema y área nuevos, requieren un enfoque explorador y un énfasis en las bases de datos descriptivos y cualitativos. En Segundo lugar, las intervenciones orientadas al individuo son normalmente eficaces solo si se basan en observaciones sistemáticas "en entornos naturales, intentando buscarle el sentido o interpreter fenómenos en términos del significado que la gente les atribuye" (DENZIN & LINCOLN, 1994, p.2). Las limitaciones en el espacio nos impiden realizar un repaso exhaustivo de la literatura relacionada con la investigación cualitativa en la psicología del deporte y a los lectores se les refiere a distintas revistas que señalan los valores potenciales de la investigación cualitativa en psicología del deporte (DALE, 1996; MARTENS, 1987; STREAN, 1998), los temas de su validación (SPARKES, 1998), y enfoque a la to organización, interpretación, y presentación de datos cualitativos (KRANE, ANDERSON, & STREAN, 1997). [1] Este trabajo se centra en las Zonas individuales de Funcionamiento Optimo (sus siglas en ingles,IZOF) , que sirve como modelo para un marco conceptual específico para el deporte y un instrumento metodológico para el estudio de estados psicobiosociales relacionados con el rendimiento. Sin embargo, el mayor énfasis lo tendrá la visión de conjunto de las técnicas de recogida de datos que evalúan el contenido idiosincrático (calidad) de las experiencias subjetivas de los atletas las cuales están relacionadas con el rendimiento. Aunque tal análisis es especialmente importante en los estudios ideográficos que utilizan evaluaciones individualizadas de los estados emocionales de los atletas centradas en la persona y en la tarea, No ha recibido hasta ahora suficiente atención en las publicaciones. Después examinaré las prácticas existentes en las evaluaciones individualizadas de los estados emocionales en el deporte con énfasis en la naturaleza idiosincrática de las experiencias subjetivas y la necesidad de incluir las perspectivas del atleta y del entrenador. Además, se describirán las ventajas de los descriptores idiosincráticos generados por atletas en el análisis cualitativo de las experiencias subjetivas relacionadas con el rendimiento. Después repasaré brevemente varios proyectos usando un método autogenerador de metáforas para representar holísticamente y simbólicamente estados relacionados en atletas fineses, rusos y españoles de alto nivel. Por último, abordaré un valor práctico de narrativas que complementan las metáforas e implicaciones autogeneradas para combinar los enfoques cualitativos y cuantitativos en el análisis de los estados relacionados con el rendimiento. [2] 2. El modelo IZOF como marco para un análisis cualitativos "La noción de dentro-fuera de la zona o la utilidad de la ansiedad de la alta precompetición." En 1975, fui invitado a trabajar con los mejores saltadores rusos, los cuales se estaban preparando para su competición más importante de la temporada justo antes de la selección para el equipo olímpico. Durante la concentración de precompetición y, especialmente 2-3 días antes de la competición, me di cuenta que varios de estos atletas del más alto nivel, la mayoría de ellos de 1517 años de edad, experimentaban niveles de ansiedad situacional claramente elevados. Esto se manifesto en su comportamiento, communicación, y auto-encuestas de estados relacionados con el rendimiento. Cuanto más se acercaba el día de la competición, más ansiedad sentían, lo cual en realidad no era sorprendente. Según se desviaban de los niveles de ansiedad moderados , tradicionalmente considerados como "universalmente" óptimos para la mayoría de los atletas, la cuestión era cómo esta elevada ansiedad afectaría a su rendimiento. Necesitaron relajación y reducción de ansiedad? Por supuesto, hubiera sido útil si hubiera tenido la oportunidad de observar el rendimiento y estado emocional de estos atletas en sus previas competiciones de alto nivel, como como campeonatos europeos o mundiales o en los Juegos Olímpicos. Sin embargo, fue mi primera concentración con estos atletas y por lo tanto tuvimos que depender de análisis pasados, especialmente su historial de rendimiento exitoso. Mediante el uso de retención de atención, reconstruimos su percepción de sentimientos y conductas previos a las mejores competiciones de sus vidas. Resultó que estos atletas fueron relativamente exitosos con niveles de ansiedad relativamente altos, que no interfirieron en su rendimiento y fue incluso útil para movilizar sus recursos y mantener concentración adecuada durante toda la competición. En los debates sobre estas observaciones con atletas y entrenadores estaba claro que cada saltador tenía patrones de emoción particulares (en este caso, ansiedad situacional) previos a las competiciones exitosas así como no tan exitosas. Además, estos atletas experimentaron un alto grado de ansiedad y al mismo tiempo, ¡confiaban en ellos mismos y estaban relajados! Para ellos la alta ansiedad no era una señal de peligro sino un mensaje que les indicaba que estaban preparados para la competición venidera. Por otro lado, había saltadores que no necesitaban la alta ansiedad y estaban calmados, seguros de ellos mismos y relajados. Se observó la misma paradoja en situaciones de bajo rendimiento: algunos atletas estaban relajados y confiaban en ellos mismos antes del concurso pero rindieron por debajo de su potencial. Estos hechos empíricos contrastaban agudamente con la perspectiva del estereotipo tradicional que la ansiedad moderada era universalmente óptima para todos los atletas. Ese fue el principio de la investigación sistemática y el trabajo aplicado con cientos de atletas examinando el impacto de su ansiedad pre-competición sobre su rendimiento. Desde este trabajo, la noción "dentro-fuera de la zona" se desarrolló prediciendo que cada atleta tiene su propio nivel de ansiedad y zonas de intensidad óptimos que siempre son individuales y pueden ser altos o moderados o incluso altos (Fig. 1 a, b). Más tarde este trabajo se extendió a las emociones positivas y negativas y otros componentes de los estados relacionados con el rendimiento. Figura 1a: zonas de de funcionamiento óptimo individual en tres atletas (Panel 1a); adaptado de HANIN (1978). [3] Figure 1b: Zonas de ansiedad óptimas en las cinco mejores remeras (Panel 1b); adaptado de HANIN (1978). [4] El modelo IZOF (HANIN, 1997, 2000) es un marco de trabajo intraindividual cuyo objetivo es describir, predecir, explicar, y controlar las experiencias óptimas y disfuncionales del atleta relacionadas a los rendimientos individuales exitosos y pobres. Este enfoque individualizado y centrado en la acción ofrece herramientas para conceptualizar y evaluar con exactitud experiencias subjetivas situacionales relacionadas con el rendimiento, patrones emocionales relativamente estables, y meta-experiencias para el desarrollo de programas de auto-regulación (intervención) (Fig. 2). El modelo define estado psicobiosocial como una manifestación situacional, multimodal y dinámica relacionada con el rendimiento del funcionamiento total del individuo. La descripción multinivel y del sistema de estados relacionados con el rendimiento incluye al menos cinco dimensiones interrelacionadas: forma, contenido, intensidad, tiempo, y contexto (Fig. 3). Tres de estas dimensiones (forma, contenido, e intensidad) describen la estructura de experiencias subjetivas y meta-experiencias; dos otras dimensiones (tiempo y contexto) caracterizan la dinámica de las experiencias subjetivas de los atletas. Figura 2: Experiencias emocionales subjetivas: estados emocionales, emocionalidad, y meta-experiencias [5] Figure 3: Cinco dimensiones básicas (penta-base) de estados psicobiosociales relacionados con el rendimiento; adaptado de HANIN (1993a, p.17a) [6] 2.1 Dimensiones forma Yo sostengo que el estado psicobiosocial de un atleta se manifiesta en siete formas básicas: cognitiva, afectiva, motivacional, corporal, motor-conductual, operacional, y comunicativa. La noción de forma múltiple al contextualizar la dimensión forma de estados de rendimiento ha recibido un gran apoyo empírico que indica que las siete modalidades están interrelacionadas y ofrecen una descripción relativamente completa de los estados de rendimiento. Desde esta perspectiva, la emoción está conceptualizada como un importante componente de los estados biosociales inducidos al rendimiento. Hasta la fecha, sin embargo, la investigación enfocada al individuo se centra principalmente en componentes afectivos (emocionales), motivacionales y corporales de los estados de rendimiento y sus efectos interactivos (HANIN, 2000). La otra dirección en la investigación tiene un énfasis más holístico y examina las metáforas generadas por el atleta como representaciones simbólicas de los estados de rendimiento (HANIN & STAMBULOVA, 2002). En otras palabras, el énfasis inicial en el análisis cualitativo principalmente en la modalidad émotivomotivacional se extiende gradualmente a otros componentes del estado psicobiosocial. También es importante enfatizar que estos siete componentes pueden describir no sólo experiencias sino también sus demostraciones (expresión o supresión). [7] 2.2 Dimensión contenido La dimensión contenido es una característca cualitativa del estado de rendimiento normalmente caracterizado en términos de síndromes de emoción únicos o "básicos" como ansiedad, ira, alegría, depresión, etc. (LAZARUS, 2000) o como aproximaciones afectivas globales (o dimensionales) basados en tonos hedónicos o distinciones de positividad-negatividad (WATSON & TELLEGEN, 1985). Ambas aproximaciones enfatizan análisis a nivel de grupo nomotético y cuantitativos. El impacto funcional de las emociones sobre el rendimiento (funcionalidad emocional) también es otro criterio para etiquetar el contenido emocional como óptimo-disfuncional y facilitativo-debilitativo. [8] La aproximación orientada al individuo alternativa que primero categoriza el contenido de la emoción está dentro dentro del marco de trabajo de dos factores independientes aunque íntimamente relacionados: un tono hedónico (agrado-desagrado o positividad-negatividad) y funcionalidad (impacto óptimo-disfuncional de la emoción sobre el rendimiento deportivo). Ambos factores reflejan experiencias cualitativamente diferentes relacionadas con rendimientos altos y bajos (HANIN, 1993b, 1997). Las cuatro categorías que derivan del tono hedónico y la fuincionalidad son emociones agradables y funcionalmente óptimas (P+), emociones desagradables y funcionalmente óptimas (N+), emociones agradables y disfuncionales (P-), y emociones desagradables y disfuncionales (N-). Estas cuatro categorías ofrecen una estructura inicialmente robusta y suficientemente amplia para generar un amplio rango de emociones idiosincráticas, relevantes para el individuo y específicas de la tarea que experimentan los atletas antes, durante y después de actuaciones exitosas y menos exitosas. Por lo tanto, el marco de trabajo de las cuatro categorías ayuda a identificar los contenidos idiosincráticos (autogenerados) de emociones que es relevante desde la perspectiva del atleta. La fig. 4 representa dos juegos (constelaciones, rangos) de descriptors de emoción idiosincráticos individualmente óptimos y disfuncionales generados por los jugadores A and B describiendo sus experiencias en las mejores competiciones. Figura 4: Perfil emocional óptimo individualizada para jugadores A (panel 4a) y jugador B (panel 4b) [9] El contenido de emociones idiosincráticas, agregadas a través de atletas, tareas, y deportes, puede ser re-analizado usando un marco discreto de emoción. Por ejemplo, RUIZ & HANIN (entregado) usaron la lista LAZARUS' (2000) de quince emociones básicas como marco de trabajo para tal análisis deductivo de contenido, que reveló que las emociones idiosincráticas agregadas experimentadas por 16 karatekas españoles de lato nivel en sus mejores y peores situaciones de rendimiento estaban relacionadas con tres categorías de emoción positiva (felicidad, orgullo, y alivio) y tres emociones relacionadas con el estrés (ira, ansiedad, y tristeza). Además, las experiencias de los atletas en las peores actuaciones también estaban relacionadas con el miedo y la vergüenza. Es interesante resaltar que ninguno de los atletas seleccionaron otras siete emociones básicas (amor, esperanza, compasión, gratitud, envidia, celos o culpa) para describir sus experiencias en contextos deportivos. Estos hallazgos sugieren una especifidad del contenido de la emoción en escenarios de altos logros, especialmente si el énfasis se pone en dos situaciones extremas y cualitativamente diferentes como son el éxito y el fracaso. [10] 2.3 Dimensión intensidad La intensidad, caracterizada por un grado o cantidad de fortaleza, fuerza extrema, poder, o sentimientos profundos relacionados con la fuerza (COLLINS ENGLISH DICTIONARY, 1991, p.803), es un atributo cuantitativo de las experiencias subjetivas. Cuantitativamente, la intensidad se expresa tanto en métrica objetiva como en la subjetiva por los tantos globales o individuales en un componente o modalidad seleccionados del estado de rendimiento. Sin embargo, la intensidad de un distinto nivel puede producir un efecto funcional diferente relacionado con el esfuerzo percibido que se ha invertido en una actividad deportiva y en aspectos de energización (desenergización) y organización (desorganización) del proceso de rendimiento. Por tanto, la noción dentro-fuera de la zona fue propuesta (HANIN, 1997) para describir un rango de intensidad emocional que produce efectos óptimos, neutrales, o disfuncionales sobre el rendimiento individual. Si el estado real de un atleta está cerca de o en la zona optima de intensidad anteriormente establecida, hay una gran posibilidad de alto rendimiento. En contraste, si el estado actual de un atleta está fuera de su zona óptima, es muy posible que rinda por debajo de su potencial (Fig. 1, 2, 5). La noción de dentro-fuera de la zona recibió un gran apoyo empírico y refleja el hecho que los efectos funcionalmente óptimos o disfuncionales de cualquier modalidad del estado psicobiosocial están relacionados con su intensidad específica (ver HANIN, 2000, pp.79-81 para un razonamiento más detallado). Sin embargo, es importante darse cuenta, que ítems de contenido variado también pueden describir la intensidad de las experiencias subjetivas cualitativamente (cf. Concepto de especifidad-intensidad del ítem- propuesto por SPIELBERGER (1970). Por ejemplo, la escala de ira puede incluir ítems variando su capacidad de discriminar entre diferente intensidad; "disgustado," "enfadado," and "irritado" implican cualitativamente menos intensidad que ítems como "enrabietado," "furioso," y "a punto de estallar." Figura 5: Perfiles emocionales individualizados óptimos en tres competiciones exitosas [11] 2.4 Dimensión tiempo La dimensión temporal incluye características topológicas (fases, cicles, secuencia, periodicidad, temporalización) y métricas (duración, frecuencia) que reflejan la dinámica de experiencias relacionadas con el rendimiento. La dinámica a corto plazo en la actividad deportiva se observa en estados emocionales antes de (anticipación de, preparación para una acción), durante (ejecución de la tarea, propia acción), y después de (etapa de evaluación) la actuación en una única competición (práctica). Aunque se aboga por un mayor énfasis en la dinámica temporal de las emociones (CERIN, SZABO, HUNT, & WILLIAMS, 2000; HANIN, 1997, 2000), la investigación actual en psicología del deporte examina sobre todo la ansiedad de pre-competición en la etapa preparatoria del proceso de ejecución de la tarea. La dinámica a largo plazo de las experiencias emocionales indican la necesidad de investigar aspectos evolutivos de estados óptimos y disfuncionales. Las hipótesis según los recursos sugieren que las emociones óptimas (y disfuncionales) reflejan la disponibilidad (o indisponibilidad) de recursos y su reclutamiento y uso efectivo (o inefectivo) (HANIN & STAMBULOVA, 2002, pp.400-401). Si esta hipótesis es correcta, entonces un cambio en los recursos y en su incorporación y uso se reflejará en un cambio en la zona de funcionamiento óptimo del atleta. [12] 2.5 Dimension contexto La dimensión contexto es una característica ambiental que refleja el impacto de determinantes situacionales, interpersonales e intragrupales de emociones, intensidad y contenido en el deporte y el ejercicio (HANIN, 1989, 1992, 2000). Ejemplos del impacto situacional son la reacción emocional desencadenados en las prácticas frente a las competiciones de distinto nivel (local, nacional, e internacional), mientras que las respuestas emocionales interpersonales e intragrupales reflejan cómo un atleta experimenta sus contactos e interacciones con un compañero (o compañeros y el equipo) en particular. Otros ejemplos de la dimensión contexto son los indicadores de estrés de organización en los entrenadores (HANIN, 1993c) y atletas (WOODMAN & HARDY, 2001). Por último, esta dimensión también incluye las creencias codificadas y determinadas por la cultura de los participantes sobre el impacto esperado de las emociones específicas en su rendimiento o sobre las reglas en una subcultura particular para la demonstración emocional. [13] Para resumir, estas cinco dimensiones básicas (penta-básicas) ofrecen un marco de trabajo para una descripción relativamente completa y un mejor entendimiento del fenómeno y puede guiar la compilación, análisis, interpretación de datos y la generación de nuevas ideas (Fig. 3). Además, la aproximación penta-base también indica que en cualquier investigación la dimensión contenido (calidad) es inseparable de las dimensiones forma, cantidad, tiempo, y contexto. JACKSON (1995) sugiere que en la investigación cualitativa hay dos niveles de comparación: el nivel de método (cómo hacer la investigación) y el nivel de paradigma (los supuestos filosóficos del investigador). Yo argumentaría que también es importante reconocer el tercer nivel de comparación: el nivel de dimensiones básicas. Aunque en la investigación cualitativa el contenido (calidad) es la dimensión clave, sería poco práctico ignorar o subestimar otras dimensiones. Además, una penta-base no solo crea nuevos terrenos para la metodología cualitativa sino que potencialmente también enriquece los estudios cualitativos. [14] 2.6 Predicciones de las relaciones emoción-rendimiento Existen ciertos mitos y puntos de vista estereotipados en la psicología del deporte acerca de la relación emoción-rendimiento basados en creencias sin fundamento y estudios orientados al grupo. Estos incluyen al menos tres nociones: que existe una intensidad optima universal de emociones que facilitan el rendimiento de todos los atletas (por ejemplo, la ansiedad moderada); que todas las emociones negativas siempre son disfuncionales para el rendimiento deportivo; que todas las emociones positivas siempre son óptimas para el rendimiento deportivo. [15] En contraste, las predicciones de relaciones emoción-rendimiento orientadas hacia el individuo y apoyadas en hechos empíricos indican que no es el caso. En concreto: 1. 2. Un alto grado de variabilidad interindividual se espera en la intensidad y contenido de emociones óptimas idiosincráticas y disfuncionales que acompañan los altos y bajos rendimientos individuales. Así, distintos atletas pueden rendir de acuerdo a su potencial experimentando emociones de distinto contenido e intensidad (Fig. 1, 4, 5). Los estados emocionales óptimos (positivos y negativos) reflejan (a) diferencias individuales en el nivel de recursos disponibles, (b) la capacidad de los atletas para incorporar y utilizar de forma eficaz estos recursos, y (c) las estrategias individuales de los atletas para enfrentarse al estrés para compensar la falta de recursos o disponer de recursos insuficientes (baja preparación de cara a la competición). La predicción del alto, medio o bajo rendimiento se basa en el principio "dentro-fuera de la zona". Por ello, el estado emocional de un jugador se describe en términos de contenido emocional individualmente relevante y luego la intensidad de emoción actual se contrasta con las zonas individualmente óptimas y disfuncionales previamente establecidas. La alta probabilidad de alto rendimiento se espera cuando la intensidad de emoción está dentro de las zonas óptimas y fuera de los rangos disfuncionales. Por lo tanto, una gran discrepancia (en intensidad y en contenido de la emoción) entre el estado actual y la zona óptima 3. 4. establecida indica una gran probabilidad de un rendimiento no tan exitoso. (HANIN, 1997; KAMATA, TENENBAUM, & HANIN, 2002). Fig. 1, 4, 5 ilustran cómo la noción de la zona dentro-fuera puede usarse en la predicción de rendimiento individual. Los efectos interactivos de las emociones que realzan y merman la actividad deportiva también son de crucial importancia en la predicción de las relaciones emoción-rendimiento. En concreto, una gran probabilidad de rendimiento individualmente alto se observa cuando se combinan efectos potenciadores máximos y mermadores mínimos. El “iceberg” IZOFemoción es una representación visual de tales efectos interactivos óptimos. Por otro lado, una gran probabilidad de promedio individual o de rendimiento mermado se espera cuando se observa una combinación de efectos potenciadores y mermadores altos y efectos inhibidores bajos. Por último, una gran posibilidad de bajo rendimiento se espera cuando se observan efectos potenciadores bajos y efectos inhibidores altos. Los perfiles de emoción "lisos" o "planos" representan visualmente estos efectos no tan buenos (ver HANIN, 2000 para una reseña). Las relaciones emoción-rendimiento son dinámicas y bi-direccionales. Esta noción refleja Esta noción refleja un ciclo continuo del efecto de la emoción sobre el rendimiento seguido de un impacto del rendimiento en las emociones. En otras palabras, las emociones previas al evento deportivo pueden afectar al rendimiento, mientras que el rendimiento continuo afecta la dinámica de las emociones durante y después del evento. Por tanto para predecir todo el proceso de las relaciones rendimiento de la emoción-emoción es importante establecer patrones del impacto de la emoción en el rendimiento y el impacto del rendimiento sobre la emociones. [16] 3. Evaluación del contenido/calidad de la emoción La mayoría de las técnicas de recogida de datos que se centran en experiencias subjetivas se basan en las medidas que los atletas aportan. Por lo tanto, las ventajas y limitaciones de estas medidas deberían ser claramente reconocidas. Las aportaciones verbales a veces son inexactas y engañosas y la propensión de valerse de la memoria puede estar causada por la falta de conocimiento, falta de ganas o insignificancia personal de las experiencias relatadas del atleta. Por ejemplo: "... una persona normal normalmente no recuerda qué ha desayunado. La rutina y las cosas repetidas se suelen olvidar ... Una cosa es el desayuno, pero tus seres queridos es otra cosa bien diferente ..." (BRODSKY, 2001/1986, p.60). Sin embargo, existe una clara evidencia que en algunos casos, las aportaciones de los atletas pueden ofrecer información de una exactitud y confianza realmente impresionante (LIEBERMAN, 1979), especialmente cuando se narran situaciones significativas para el individuo (por ejemplo, en los deportes de élite). La exactitud de las medidas de memoria y anticipatorias de las emociones del rendimiento está bien documentada (HANIN & SYRJÄ, 1996; JOKELA & HANIN, 1999). Además, los estudios longitudinales ofrecen evidencia que la exactitud de las medidas de la contribución de los atletas pueden mejorar considerablemente con el conocimiento resaltado de los atletas (RUIZ & HANIN, entregado; SYRJÄ, 2000). Por tanto, las ventajas de las aportaciones de los atletas en este escenario concreto parecen compensar las limitaciones en este escenario en particular. En las siguientes secciones, describe brevemente distintas técnicas de recogida de datos que se han usado para evaluar contenido de emoción individualmente relevante. Estos incluyen entrevistas, perfiles de emoción individualizados, metáforas autogeneradas, y narraciones. Las ventajas y desventajas de las evaluaciones idiográficas usando escalas de contribución estandarizados según la normativa se describen en otro lugar (HANIN, 2000, pp.161-166). [17] 3.1 Entrevistas La primera técnica de recogida de datos para suscitar el contenido de emoción idiosincrática está estructurada y se utilizan entrevistas profundas con preguntas abiertas. Un ejemplo de cuestionario semi-estructurado es el de "reflexiones de la competición" de ORLICK (1986, p.181) que active los recuerdos de un atleta en cuanto a los pensamientos y sentimientos antes de y durante las mejores y peores actuaciones de su vida. Sin embargo, recientemente, con el interés renovado en las emociones en el deporte, varias investigaciones y proyectos aplicados han utilizado entrevistas y cuestionarios para identificar ítems relacionados con el rendimiento e inducidos por el ejercicio (GOULD et al. 1999; HANIN, 1993b; HARDY & REJESKI, 1989). Por lo tanto, los atletas generaron descriptores idiosincráticos de contenido de emoción mediante el recuerdo de cómo se sentían antes y a veces durante y después del evento. Las entrevistas se usan con frecuencia en estudios piloto para generar etiquetas idiosincráticas y luego para agregar los ítems más seleccionados a una lista de estímulos o a una escala de emoción estandarizada. La identificación del contenido idiosincrático y etiquetas personalmente significativas para describir las experiencias significativas de un atleta constituye una clara ventaja de las entrevistas con preguntas abiertas. Los atletas experimentados y habilidosos pueden ofrecer relatos significativos y detallados de sus experiencias y meta-experiencias antes del partido. Una transcripción de tal relato facilitado por un jugador de hockey muy habilidoso describiendo sus experiencias emocionales ilustra este punto. Este jugador es consciente y puede describir sus cuatro experiencias primarias que incluyen los nervios relacionados con el rendimiento (líneas 1-10), confianza en uno mismo (11-14, 19), satisfacción (15-24), e ira (25-29). Hace una clara distinción entre sus sentimientos antes del partido (líneas 1, 2, 4, 15, 21) y durante el partido (9, 10, 12, 13, 14). Además, como jugador muy experimentado, va más allá de una mera descripción de sus sentimientos y ofrece un relato detallado de sus percepciones del significado psicológico de la situación (3, 5, 6, 11, 19, 20), cómo distintas emociones afectan su rendimiento y conducta (7, 8, 16, 17, 18, 22, 23, 25), y cómo se enfrenta a las situaciones (24, 26, 27, 28, 29). [19] Se debe destacar que un formato tan particular de preguntas abiertas para recordar el historial rendimiento pasado podría ser menos efectivo para un atleta que carece de conocimiento, destrezas verbales o incluso experiencias que narrar. Esta es la razón por la que los datos de la entrevista quedan limitados a meras descripciones, por ejemplo, en estudios que identifican los pensamientos y sentimientos experimentados que representan estados positivos y negativos. Una excepción notable es el estudio llevado a cabo por COTE, SALMELA, TRUDEL, BARIA, and RUSSELL (1995) quienes evaluaron el conocimiento de entrenadores de gimnasia expertos. En sus entrevistas profundas estos investigadores usaron los tres tipos de preguntas abiertas de SPRADLEY (1979) : (a) "preguntas descriptivas" para aprender acerca de las actividades del informador, (b) "preguntas estructurales" para descubrir cómo organiza el informador su conocimiento, y (c) "preguntas de contraste" para averiguar lo que quiso decir el informante con los diversos términos utilizados. Tal y cómo se aplica en la investigación de la emoción, las preguntas descriptivas, estructurales y de contraste podrían ser útiles para reconstruir las percepciones que tienen los atletas y entrenadores de sus realidades, especialmente en el caso de carencia de destrezas verbales. Preguntas Descriptivas (¿Cómo te sentiste antes del partido? ¿Cuáles eran tus sentimientos durante el primer período...? ¿Cómo reaccionaste una vez que los oponentes marcaron?) activan las percepciones de los atletas acerca de sus respuestas emocionales en situaciones de rendimiento concretas. Preguntas estructurales (¿Qué hiciste cuando te sentiste así? ¿Cómo afectó a tu rendimiento?) identican la percepción de un atleta de la situación y las destrezas disponibles para enfrentarse a ella. Por último, las preguntas de contraste (¿Qué diferencias encuentras entre tus estados de ánimo ern los entrenamientos y en los partidos? ¿Qué diferencia hay entre cómo te sientes cuando estás bien preparado o mal preparado para el partido?) aclara y distingue entre experiencias en distintos contextos. Un desarrollo más amplio de las entrevistas y cuestionarios se asocia con estos tres tipos de preguntas y en una mejor conceptualización del contenido más allá de las “crudas” categorías de datos. [20] 3.2 Descripción de perfiles individualizados de emoción En la reconstrucción de la experiencias emocionales de cada atleta relacionadas con alto y bajo rendimiento, es importante ir más allá del “juego de números". Por supuesto, "la investigación cualitativa se incluye en la idea de que hay perspectivas múltiples, holísticas, que solo se pueden entender preguntando a la gente sobre sus percepciones, conductas y experiencias. Cuando se pregunta, hay que hacer un esfuerzo por mantener sobre todo las percepciones del entrevistado; esto normalmente requiere el uso de las palabras del entrevistado como datos, más que asignar un número a una respuesta concreta y asumir que este número capta el significado de la respuesta" (JACKSON, 1995, p.577). Desde esta perspectiva, las escalas de auto-informe estandarizadas de emoción (orientada al grupo) que se centran principalmente en comparaciones en secciones cruzadas individuales son con frecuencia problemáticas dado que tienen un contenido "fijo" (una gama de ítems generados por el investigador),que normalmente implica el mismo significado psicológico de descriptores emocionales para todos los atletas. Además, estas escalas normalmente fallan al intentar captar las experiencias subjetivas idiosincráticas relacionadas con sus rendimientos altos y bajos. Por ejemplo, SYRJÄ y HANIN (1997) encontraron que entre 80y 85% de los ítems idiosincráticos con contenido emocional relevante para los jugadores individuales no estaban incluidos en varias escalas de emoción estandarizadas existentes. Para tratar esta preocupación, se desarrolló el perfil individualizado de emoción (IEP) basado en la memoria idiosincrática (HANIN, 1993b, 1997, 2000). [21] El método IEP determina emociones positivas y negativas subjetivamente significativas basadas en el análisis del historial de rendimiento pasado del individuo y en experiencias emocionales significativas. En concreto, los atletas generan palabras de emoción que son individualmente relevantes que describen de la mejor forma posible sus emociones positivas óptimas (útiles) y disfuncionales (nocivas) y negativas. La lista de estímulos de emoción con emociones positivas y negativas normalmente experimentadas en el rendimiento ayuda a los atletas a generar descriptores que son individualmente relevantes. La versión inglesa de la lista de estímulos fue creada a través de una selección y revisión de ítems a partir de las 10 escalas de afectos globales descritas por WATSON y TELLEGEN (1985). Con tres expertos se evaluó el ítem de contenido y se seleccionó el sinónimo más apropiado usado en fines hablado desarrollado en la forma finesa de la lista de estímulos. La versión definitiva de la lista incluye 40 emociones positivas (organizadas en 14 filas de sinónimos) y 37 emociones negativas (organizadas en 14 filas de sinónimos. Ejemplos de ítems de emoción positiva son activo, calmado, confianza en uno mismo, satisfecho, con determinación, and emocionado. Items de emoción negativa son nervioso, enfadado, molesto, irritado, insatisfecho, e inseguro. Las formas equivalentes de la lista de estímulos también se han desarrollado en castellano, italiano, ruso, y alemán. [22] La descripción de perfiles individualizados de emoción consta de varios pasos. Primero, para identificar los patrones óptimos de emoción, los atletas, asistidos por la lista de estímulos de emoción seleccionan 4 o 5 positivos y luego 4 o 5 ítems negativos que describen de la mejor forma posible sus emociones relacionadas con rendimientos individuales exitosos pasados. Luego los atletas identifican sus patrones de emoción disfuncionales seleccionando 4 o 5 ítems positivos y 4 o 5 negativos que describen sus emociones relacionados con rendimientos individuales bajos. Aunque los atletas usan la lista de estímulos de emoción para generar descriptores individualmente relevantes, también pueden añadir palabras de emoción de su propia elección. El centro de la memoria está en una situación concreta (precompetición) o en repetidas experiencias a través de varias situaciones similares. Las intensidades individualmente óptimas y disfuncionales para cada item de emoción se identifican utilizando la escala CR-10 de Borg (que varía entre "nada en absoluto" a "máximo posible"). Los procedimientos de cada paso y las formas de auto-evaluación que se describen en (HANIN, 2000, 301-316). [23] Un ejemplo ilustrará la idea de la descripción de perfiles individualizados de emoción y los procedimientos que se usan. La fig. 4, panel A muestra que un jugador A, basado en sus experiencias pasadas, seleccionó cinco emociones positivas óptimas (motivado, cargado, enérgico, decidido, activo), dos óptimos negativos (vehemente, atacante), tres positivos—disfuncional (calmado, cómodo, placentero), y cuatro negativos—disfuncionales (cansado, triste, desalentado, afligido). Este es un set individual (constelación) de contenido de emoción que es relevante para este atleta y que describe cómo se siente antes del partido. En contraste, un jugador B seleccionó emociones bastante distintas: cuatro emociones positivas-óptimas (motivado, decidido, voluntarioso, emocionado), tres negativas—óptimas (irritado, insatisfecho, tenso), cuatro positivas—disfuncionales (bueno, contento, satisfecho, intrépidos), y cinco negativas—disfuncionales (infeliz, abatido, perezoso, cansado, inactivo). Los descriptores de emoción de cada jugador reflejan sus experiencias únicas en la incorporación y uso de sus recursos al enfrentarse a situaciones de rendimiento alto y bajo. Por lo tanto, algunas de las emociones que los atletas generan dentro de las cuatro categorías son diferentes, mientras que otras son similares. Los contenidos interindividuales que coinciden (similitud) son normalmente pocos, lo que indica una necesidad de generar etiquetas idiosincráticas usando el vocabulario de cada atleta. Para establecer una intensidad individualmente óptima, los jugadores A y B, evaluaron cada ítem de emoción según sus escalas basadas en la intensidad previa al partido más importante en el pasado. Como muestra la fig. 4, aunque los sets de ítems seleccionados por los jugadores A y B son diferentes, sus perfiles de emoción forman lo que se denomina perfiles "IZOF-iceberg". En ambos casos, debe resaltarse que una intensidad relativamente alta en emociones óptimas localizada en el medio (P+ y N+) en el perfil IZOF-iceberg viene acompañada de una baja intensidad en los ítems disfuncionales localizados a los lados (N- y P-). En otras palabras, el perfil iceberg IZOF-emoción es una representación visual deliberadamente construida de un efecto interactivo (aditivo) de emociones óptimas y disfuncionales sobre el rendimiento individual. [24] Para resumir, las identidades del perfil de emoción orientadas hacia el individuo y específicas de la tarea identifican: (a) el contenido emocional individualmente relevante, (b) intensidad de la emoción óptima y disfuncional, (c) contexto individualmente relevante, y (d) efectos de interacción en emociones óptimas y disfuncionales. En un amplio programa de evaluación basado en el IZOF, primero, el historial de rendimiento pasado del individuo se examina dentro del contexto de la situación actual; luego se genera el contenido emocional individualmente relevante, después se identifican las intensidades óptimas (y disfuncionales) para cada ítem de emoción. Por último, se validan los perfiles de emoción (con zonas de intensidad para cada ítem individual) y se refinan en una serie de contribuciones individuales repetidas en situaciones específicas de rendimiento (entrenamientos o competiciones). Para las evaluaciones repetidas en escenarios de campo, el perfil emocional total puede condensarse en 12 marcadores que son los más importantes (3 ítems para cada una de las cuatro categorías de emoción) (HANIN, 1997; 2000; ROBAZZA et al. 2000). El mayor énfasis dentro de la descripción de perfiles de emoción individualizado se da en el análisis y la reconstrucción de las experiencias idiosincráticas y meta-experiencias relacionadas con el rendimiento de los atletas utilizando su vocabulario. Sin embargo, cada vocabulario expresa una taxonomía local y una teoría de las emociones, una "emocionología" (HARRÉ & GILLETT, 1994, p.160). Por eso, por ejemplo, si las emociones aparecen como respuesta a significados en situaciones dadas (FRIJDA, 1988, p.349), entonces diferentes situaciones psicológicas dan lugar a emociones diferentes. Además, la presencia de una cierta emoción también informa al individuo acerca de la naturaleza de su situación psicológica actual (SCHWARZ & BOHNER, 1996). [25] Las escalas individualizadas de humor ofrecen un acceso directo para evaluar respuestas idiosincráticas que son psicológicamente significativas para los atletas. Sin embargo, tienen al menos dos limitaciones que deben tenerse en cuenta. Primero, los descriptores de emoción generados por los atletas tiene normalmente connotaciones fuertes con tales concomitantes no relacionados con la emoción de los estados psicobiosociales como, por ejemplo, experiencias cognitivas (alerta, concentrado), motivacionales (voluntarioso, dispuesto, motivado), y corporales (relajado, tenso, inquieto) (HANIN & STAMBULOVA, 2002; RUIZ & HANIN, entregado). Por tanto, existe una clara necesidad de extender el centro de perfil individualizado desde las emociones a otras modalidades del estado de un atleta. Segundo, una mera descripción de la experiencia emocional (por ejemplo, el mismo alto nivel de ansiedad de pre-competición en el atleta en dos ocasiones) puede que no explique porqué este atleta tuvo mucho éxito en la primera carrera y no tuvo tanto éxito en la segunda competición. SWAIN (1992, citado in JONES, 1995) describe una observación similar en un jugador universitario (varsity) de baloncesto. Aquí, datos cualitativos adicionales (por ejemplo, dominios o causas motivacionales de estas experiencias y la auto-tarea resultante) faltan aparentemente. En concreto, para continuar con nuestro ejemplo del atleta con un alto grado de ansiedad, en la carrera en la que tuvo éxito se sintió "emocionada," "percibió la carrera como importante" y "centrada en la lucha con duros oponentes." Su auto-tarea fue claramente una fuente de poder("Puedo correr a este nivel," "Se lo demostraré a todos," "Hoy es mi gran día"). En contraste, antes de una carrera en la que no había tenido mucho éxito, los pensamientos de este atleta incluían "dudas en su forma actual," "recuperación insuficiente," "problemas de salud," "mal ambiente en el equipo") y la auto-tarea resultante fue claramente de auto-derrota con demasiada concentración en los puntos fuertes de su oponente ("vano tengo ninguna posibilidad de ganar esta carrera", "hoy no es mi día," "esta carrera no tiene sentido"). [26] En conclusión, las experiencias prácticas con perfiles individualizados de emoción sugieren que en la conceptualización de emociones como componentes de estados relacionados con el rendimiento, deberíamos distinguir la así llamada "unidad de experiencia" que incluyen experiencias emocionales idiosincráticas per se, dominios de experiencia (causas percibidas de experiencia), halagos, valoraciones explícitas o implícitas, y diálogo interno (auto-tarea). Los componentes conductuales y comunicativos del estado psicobiosocial representan una demostración emocional (expresión o supresión deliberada o espontánea) de la experiencia emocional. Aparentemente, la descripción de tal unidad de experiencia requiere la extensión de perfiles individualizados de emoción y la aplicación de otras metodología cualitativa que incluye metáforas y narrativas auto-generadas. Estos dos últimos métodos de recogida de datos se describen en las secciones siguientes. [27] 3.3 Metáforas auto-generadas Aunque el perfil individualizado de emoción generó satisfactoriamente descriptores idiosincráticos de emoción, sigue habiendo una necesidad de una descripción más holística del significado psicológico de la situación de rendimiento y el papel que el atleta juega en él. Para tratar esta preocupación, se propuso un método de generación de metáforas para examinar la viabilidad de la descripción simbólica de experiencias relacionadas con el rendimiento utilizando metáforas generadas por el atleta (HANIN, 1997, 2000; HANIN, STAMBULOVA, LUKKARILA, & TUMMAVUORI, 2001; HANIN & STAMBULOVA, 2002; RUIZ & HANIN, entregado). El enfoque se basa en la capacidad de simbolismo de una persona, que es especialmente relevante para las intervenciones individualizadas. Albert BANDURA (1986) en su teoría cognitiva social considera el simbolismo como una capacidad humana fundamental. También afirma que el símbolo sirve como vehículo de pensamiento; simbolizando su experiencia, las personas dan estructura, significado, y continuidad a sus vidas. [28] Una metáfora (del griego metafora—transferir) se define como parte del habla en el cual una palabra o frase se aplica a un objeto o acción que no tiene una denotación literal para implicar parecido, por ejemplo, es un león en batalla (COLLINS ENGLISH DICTIONARY, 1991, p.982). Un término similar, símil, se define como parte del habla que expresa el parecido de una cosa con respecto a otra de distinta categoría, que normalmente introducida por “como” (ibid., p.1441). El término metáfora en este trabajo se refiere tanto a metáforas como a símiles. La esencia de las metáforas es la experimentación y el entendimiento de un tipo de cosa en términos de otra. Por lo tanto, una metáfora normalmente representa otra cosa y permite entender algo desconocido (o difícil de describir) mediante la “similitud" con algo ya conocido o descrito (COMBS & FREEDMAN, 1990). Una metáfora siempre está relacionada con cierta imagen que es holística y significativa para una persona. Por lo tanto las palabras, objetos, imágenes mentales, historias, etc. Son las unidades de la metáfora. La naturaleza simbólica de la metáfora ofrece la imagen del entendimiento de una persona con énfasis en los aspectos y matices más relevantes personalmente y más importantes del significado. [29] Probablemente, ninguna área de la psicología está marcada con metáforas más vivas que este area de la emoción (AVERILL, 1990) y motivación (McREYNOLDS, 1990; WEINER, 1991). Hay cientos de metáforas de emoción en distintos idiomas. En inglés coloquial, por ejemplo, una persona miedosa tiene "la tripa amarilla," el hígado de lirio," "el corazón a punto de desmayarse," "sin Columba vertebral," "gallina," "de pies fríos;" una persona está "azul" cuando está triste, "blanca" cuando tiene miedo, y "roja" cuando está enfadada (AVERILL, 1990, p.104). Sin embargo, una metáfora es "ante todo una cuestión de pensamiento y acción más que sólo derivativamente cuestión de idioma" (LAKOFF & JOHNSON, 1980, p.153; se ha añadido la cursiva). En el deporte, las metáforas son parte del entendimiento de los atletas de ellos mismos con el medioambiente y, por tanto, los atletas utilizan con frecuencia espontáneamente metáforas para describir sus pensamientos, emociones, sensaciones corporales, conducta y acciones. Las metáforas conocidas que describen estados relacionados con el rendimiento incluyen estar "en la zona," "en forma," "en el ajo," "ir con la corriente," and "asfixiado." Como en otros escenarios, las metáforas en el deporte sirven para expresar tres funciones comunicativas: expresividad de aquello que es difícil o imposible de expresar si uno está limitado a los usos literales del idioma; medios de comunicación compactos que permiten transferir una gran cantidad de información (trozos de información) de manera sucinta; y finalmente, las metáforas captan la vivacidad de experiencias fuera de lo común (ORTONY & FAINSILBER, 1989). [30] Desde la perspectiva aplicada, debe tenerse en cuenta que las metáforas son representaciones simbólicas multidimensionales de experiencias personalmente significativas (COMBS & FREEDMAN, 1990). Además, las metáforas como imágenes holísticas y orientadas a la acción pueden activar experiencias emocionales concretas y por lo tanto se usan en intervenciones y en terapia individual y familiar (MILLS & CROWLEY, 1986). En concreto, los profesionales utilizan metáforas para facilitar los procesos de desarrollo de la relación consultor-cliente, recogiendo información, evaluando y utilizando recursos, sugiriendo ideas, reformulando y facilitando nuevos patrones de pensamiento, sentimientos, y conducta (COMBS & FREEDMAN, 1990). Por último, un valor de imágenes metafóricas idiosincráticas autogeneradas se hizo evidente en dos recientes estudios piloto (HANIN, 2000; HANIN et al., 2001). En un estudio, 29 jugadores de hockey sobre hielo fineses juveniles muy habilidosos pudieron generar metáforas describiendo sus días "buenos" y "malos" y la imagen de su equipo. En otro estudio, 148 jugadores de hockey sobre hielo fineses juveniles describieron sus rendimientos altos y bajos generando metáforas. Todas las imágenes eran altamente idiosincráticas y relacionadas con las tendencias de actuación que reflejaban la preparación para actuar. Estos hallazgos sugieren que las metáforas idiosincráticas generadas por los atletas pueden ser útiles en la práctica de la psicología del deporte para descripciones holísticas y personalmente significativas y para entender mejor las experiencias relacionadas con el rendimiento (HANIN et al., 2001). [31] El método de generación de metáforas es un instrumento desarrollado para identificar metáforas autogeneradas y descriptores interpretativos de los descriptores de estados de sentimientos antes, durante y después de sus mejores y peores competiciones (HANIN & STAMBULOVA, 2002). Por tanto, el centro se encuentra en la evaluación del contenido idiosincrático (calidad) de experiencias emocionales en escenarios de logros altos. Como introducción, el concepto de metáfora se explica brevemente y se ofrecen ejemplos de metáforas que describen sentimientos y emociones en escenarios no deportivos. Pedir a una persona que complete una frase como: "Cuando estoy en la playa en un día soleado, me siento como ..." genera una metáfora. Completar una oración parafraseada, "En otras palabras, me siento ...," suscita una descripción o una interpretación del estado de un atleta simbolizado en una metáfora. Tan pronto como los participantes entiendan la idea de la descripción metafórica de estados psicológicos, se les pide que recuerden la major competición de sus vidas y describan cómo se sintieron completando tres frases aboiertas y paráfrasis: “Antes de la mejor competición de mi vida me sentí como... " ("En otras palabras, me sentí ..."); "Durante la mejor competición de mi vida me sentí como..." ("En otras palabras, me sentí ..."); "Después de la mejor competición de mi vida me sentí como..." ("En otras palabras, me sentí ..."). Después de relatar los estados de ánimo en sus mejores competiciones, los atletas describieron cómo se sintieron antes de, durante y después las peores competiciones de sus vidas completando las mismas tres frases abiertas, pero sustituyendo “mejor de mi vida” por “peor de mi vida”. En ambos casos, los atletas generaron descriptores sin usar una lista de estímulos de emoción. Varios estudios que usaron un método de generación de metáforas en distintas situaciones de rendimiento revelaron que los atletas de distintas disciplinas y edades y niveles de destrezas distintos son capaces de generar imágenes altamente idiosincráticas que representan su alta (o baja) preparación para la acción a través de estas dos situaciones de rendimiento opuestas (éxito y fracaso). [32] Una transcripción de una entrevista utilizando el método de generación de metáforas con un karateka español de élite ilustra el enfoque (RUIZ, M. Personal communication, September 2002). Basándonos en esta entrevista o que el atleta completara las frases que llevaron a la generación de metáforas y descriptores interpretativos, es posible crear un perfil de metáfora describiendo los sentimientos relacionados con el rendimiento y sus demonstraciones en las situaciones antes de, durante y después del evento en dos contextos cualitativamente y funcionalmente diferentes (las mejores y peores competiciones de sus vidas). Las transcripciones a continuación ilustran cómo otro atleta en la misma muestra describieron sus sentimientos en su mejor competición (ganó el campeonato regional nº2) y en su peor competición (perdió frente a un oponente más débil nº3). Otro ejemplo del uso del método de generación de metáforas incluye la monitorización de los estados de ánimo del atleta masculino equipo olímpico finés de atletismo en una serie de distintas competiciones internacionales durante la temporada. Una cadena de imágenes metfóricas generadas por este atleta para distintas competiciones incluía "un potro en un prado verde" (estba muy fuerte pero demasiiiado emocionado como para controlar su propio rendimiento), "un tractor" (se empezó a mover en la dirección correcta), "un Volvo" (buenas rutinas, confianza en uno mismo y rendimiento fiable), "un Mercedes" (preparado y sabía qué hacer, disfrutando un rendimiento exitoso), y "un Ferrari" (se sentía genial, poderoso y en control). Estas metáforas ayudaron a identificar y anclar el nivel óptimo de confianza, la concentración correcta, y las destrezas de autocontrol de este atleta, antes de y durante la competición. [35] Como se esperaba, las metáforas autogeneradas eran altamente idiosincráticas y cualitativamente diferentes en los distintos atletas en las muestras de atletas fineses, españoles y rusos. Sin embargo, existían similitudes entre las que se encontraban los siguientes rasgos: 1. 2. 3. El análisis del contenido inductive de metáforas autogeneradas revelaron siete categorías simbólicas dentro de las dos grandes clases de agentes animados e inanimados. Los agentes animados incluían animales ("un oso patoso," "un tiburón"); seres humanos ("un cazador afortunado"); y personajes míticos ("Zeus"). Los agentes inanimados incluían ("una muñeca de madera"); vehículos ("un coche potente"); fenómenos naturales ("un viento suave"); y plantas ("una hoja temblando"). La mayoría de las metáforas eran representaciones simbóplicas de la alta o baja preparación para la acción que se refleja en las tendencias para la acción (la posición activa o pasiva, potencial para moverse, y calidad de movimiento): "un cohete al principio," "un tigre listo para saltar," "un pez en el agua"). Las metáforas sobre puntos Fuertes-puntos débiles eran imágenes de: (a) ser fuerte, habilidoso, en control, capaz de enfrentarse ("Hércules," "una tubería que funciona bien") o (b) ser débil, inesperto, fuera de control, e incapaz a enfrentarse a las exigencias de la tarea ("una mosca soñolienta," "un hombre sin brazos(armas)," "un perro derrotado"). Fuerza, poder, y habilidad eran prominentes antes, durante y después de su mejor competición; debilidad, falta de poder y de habilidad se observaron antes de, durante y después de su peor competición. Las metáforas que reflejan los recursos disponibles ("un barco con motor," "un río de una montaña") y capacidad para incorporar recursos ("un caballo en un carro ligero," "un hombre que puede mover una montaña") describieron los estados de los atletas en sus mejores 4. 5. 6. competiciones. La carencia de recursos ("un barco que se hunde," "una botella vacía") y la incapacidad para incorporar recursos ("un hombre con pesas en las piernas," “un pájaro incapaz de volar") eran características para metáforas que los atletas usaron para describir sus estados en sus peores competiciones. Además, las metáforas describiendo sus mejores competiciones reflejaban el uso altamente eficaz de los recursos ("Batman volando," "un pescador pescando un pez dorado"), mientras que las metáforas que describían sus peores competiciones reflejaban un uso erróneo o ineficaz de los recursos ("un oso tras la hibernación," "un soldado en un tanque ardiendo"). Las tendencias de acción y la incorporación y uso de recursos eran todos característicos de la preparación total percibida para enfrentarse a y controlar la situación. Varios descriptores interpretativos destacan esta preparación total para la acción: "me sentí fuerte y preparado para superar cualquier obstáculo" (atleta nº19), "Estaba preparado para cualquier situación en la competición y para cualquier resultado" (nº27), "Estaba calmado y completamente preparado para empezar" (nº41), "Me sentí emocionado y preparado" (nº51), "Me sentí capaz de mover una montaña" (nº53). Como se esperaba, la alta preparación para la acción era característica de las descripciones de los estados de los atletas antes de su major competición (70,6%), mientras que una baja preparación para la acción era típica de las percepciones de los estados de en sus peores competiciones (85,9%). En algunos casos los estados emocionales y las relaciones con el rendimiento eran negativos o positivamente contrarios. Por ejemplo, en una muestra de 85 atletas rusos muy habilidosos, 33 metáforas (12,9% de 255) eran negativas antes de sus mejores competiciones. Aunque los atletas se sentían "como un animal cazado," "un tigre en una jaula," "un pájaro herido," "un pez en una sartén," "un hombre con sentencia de muerte," pero aún así rindieron bien. Estas metáforas estaban acompañadas de descriptores interpretativos negativos (nervioso, temeroso, asustado, inseguro). Por otro lado, en sus peores competiciones, 16 metáforas (6,3% de 255) eran positivas ("un pez en el agua," "un lago tranquilo") y acompañadas de descriptores altamente positivos (me sentí con confianza en mí mismo, no esperaba nada malo, quería pelear, estaba tranquilo, y centrado). En otras palabras, estados placenteros, especialmente en situaciones antes de los eventos, a veces pueden tener un efecto perjudicial en el rendimiento posterior (complacencia, efecto desmovilizador). Los reveses negativos y positives en las contribuciones de los atletas son opuestos a la perspectiva tradicional de la psicología del deporte. Los atletas normalmente describieron sus estados antes de, durante y después de la competición usando distintas metáforas. Por ejemplo, un jugador de fútlbol se sintió como "pez en el agua" (con ucha confianza en sí mismo) antes del partido, como "una boa delante de un conejo" (centrado y con confianza en uno mismo) durante el partido, y como "un limón exprimido" (muy cansado) después del partido. En sus peores competiciones este jugador se sentía como "un oso en invierno" (lejos de los normal) antes del partido, como "un pez fuera del agua" (muy mal) durante el partido y como "un león audaz en el zoo" (avergonzado y ansioso por irse a casa lo antes posible) después del partido (ver Transcripciones 1 and 2, párrafos 18 y 33). [36] Poniéndolos juntos, estos hallazgos indican que hay al menos dos aspectos importantes en la aplicación del método de generación de metáforas en la descripción de los estados relacionados con el rendimiento. Primero, el contenido idiosincrático y significado personalmente relevante de las metáforas reflejan su calidad. En concreto, el análisis cualitativo puede identificar metáforas de confianza en uno mismo, de ansiedad, de ira, y de complacencia. La mayoría de estas imágenes dan fuerza (normalmente en sus mejores competiciones) o se la quitan (normalmente en sus peores competiciones). Además, la calidad de las metáforas está codificada culturalmente y determinada por el context específico, en el cual los atletas perciben y experimentan los eventos relacionados con el rendimiento. Las creencias inducidas por el contexto sobre los efectos potenciales de las emociones positivas y negativas pueden tener un fuerte impacto en la percepción de consecuencias de experiencias emocionales para el rendimiento deportivo. Por tanto, el estrés competitvo se puede percibir tanto como un factor poco recomendable que se debe evitar o como parte del trabajo al que nos debemos enfrentar. En otras palabras, si los atletas creen que, por ejemplo, la alta ansiedad precompetición es perjudicial para su rendimiento, la calidad de tal ansiedad será diferente de la ansiedad percibida como indicador de preparación para el partido (ver transcripción nº2). Por tanto un psicólogo del deporte que trabaje con atletas de élite tiene que identificar estas creencias determinadas por el contexto y no tan efectivas y sustituirlas por otras más óptimas [37] Segundo, la perspectiva situacional de las metáforas es especialmente relevante. Las metáforas diferenciaban bien contextos cualitativamente diferentes (las mejores y peores competiciones) y captaban la dinámica de experiencias emocionales antes, durante y después del evento. Los descriptores de metáforas y estados de ánimo en las mejores y peores competiciones tenían un significado funcional opuesto en términos de la capacidad de los atletas para incorporar los recursos disponibles y utilizarlos de forma eficaz. Por lo tanto, en la mejor competición, se generaron las metáforas que simbolizan fuerza, poder, energía, y habilidad 5-10 veces más frecuentemente que en la peor competición. En contraste, en la peor competición, las metáforas del atleta simbolizaban debilidad, lentitud, y falta de energía cinco veces más frecuentemente que en su mejor competición. Una relación incluso más fuerte se observe en la incorporación y utilización de recursos, especialmente durante la actuación en la mejor y la peor competición. Por tanto, los hallazgos ofrecen apoyo empírico a la noción que una metáfora es ante todo una cuestión de pensamiento y acción (LAKOFF & JOHNSON, 1980) y que los estados de ánimo que acompañan al rendimiento reflejan tendencias de acción (FRIJDA, 1986). Sin embargo, en algunos casos, los atletas aportaron imágenes negativas de estados de ánimo antes de su competición exitosa e imágenes positivas de estados de ánimo antes de su competición en la que le fue mal. Estas relaciones emoción-rendimiento "conflictivas" son contrarias a la perpectiva estereotipada pero sse ajustan bien a ña investigación anterior orientada hacia el individuo (HANIN, 1997; 2000; HANIN & SYRJÄ, 1995; ROBAZZA et al., 2000). [38] Las metáforas idiosincráticas que describen el contenido de los estados de ánimo que se experimentan en las competiciones eran diferentes antes, durante, y después de las situaciones de rendimiento. Estos datos ofrecen apoyo a la noción que una tarea de rendimiento normalmente incluye tres etapas interrelacionadas pero diferentes funcionalmente y cualitativamente: preparación para, ejecución de, y evaluación del rendimiento. Un bajo cruce de contenido entre las metáforas de estas tres situaciones en la mejor y la peor competición ofrece un fuerte apoyo empírico a esta hipótesis. Estos hallazgos sugieren que el significado funcional de estas tres situaciones, simbólicamente representado por las metáforas idiosincrático es diferente para cada atleta. Estas diferencias las provocan las valoraciones situacionales de resultados anticipados y reales (logros y daños) (LAZARUS, 2000) y, por lo tanto, varían enormemente antes, durante y después de del evento. [39] Estos sugieren que el contenido de la emoción también es muy dinámico y puede cambiar desde antes a durante a después del evento si cambia el significado de situación de rendimiento del atleta. Por lo tanto, en la investigación y en las aplicaciones es importante identificar una constelación (o juego) específico de contenido de emoción que sea óptimo o disfuncional para el rendimiento del atleta y patrones temporales de contenido de emoción a través de una competición en particular o de varias competiciones. Además, las metáforas que reflejan incluso cambios leves en el significado personal de cada situación de rendimiento podría ser útil para un profesional a la hora de monitorizar la dinámica los estados relacionados con el rendimiento y a la hra de planificar intervenciones. [40] 3.4 Narraciones Una narración se define como "un relato, informe, o historia, relacionado con sucesos, experiencias o el proceso de narrar" (COLLINS ENGLISH DICTIONARY, 1991, p.1037). En realidad, "nosotros organizamos nuestra experiencia y nuestra memoria de sucesos humanos principalmente en forma narrativa— historias, excusas, mitos, razones para hacer o no hacer, etc. Las narraciones, entonces, son una version de la realidad cuya aceptabilidad está gobernada por convenciones y por la necesidad narrativa" rmás que por una verificación empírica y requisitos lógicos..." (BRUNER, 1991, p.4). [41] Una narración es normalmente un relato continuado de cualquier serie de ocurrencias. Por lo tanto, a historia propia de un individuo es "narración en primera persona a través de la cual define su identidad, basada en sus memorias y percepciones de su historia, su vida actual, sus papeles en varios escenarios sociales y personales, y sus relaciones" (PAYNE, 2000, p.19). También es importante tener en cuenta que estas historias de uno mismo, estos relatos de la vida (o situaciones de rendimiento) pueden cambiar en detalles cada vez que se cuenta pero con temas y conceptos recurrentes. En realidad, una narración es un esquema a través del cual los seres humanos dan significado a su experiencia de acciones personales y temporalidad. Ofrece un marco de trabajo para entender los eventos pasados en la vida de uno y la planificación de acciones futuras. Es el esquema principal por el cual la existencia humana se convierte en significativa (POLKINGHORNE, 1988, p.11). Por tanto, las distorsiones en la narrative no son únicamente distorsiones de la memoria sino también influencias sociales y culturales. Una diferencia crucial entre el conocimiento experto y el conocimiento mediante la experiencia es que el éste último incorpora significado—no tiene intención de ser objetivo. Las narraciones son historias de uno mismo que convierten intención y sentimiento relacionado con una serie o secuencia de eventos y por lo tanto ofrecen una imagen holística de los procesos que se despliegan (BRUNER, 1991). Aunque las narraciones (SPARKES & SILVINOINEN, 1999) o sus elementos en entrevistas profundas están solo comenzando a usarse en psicología del deporte, su valor potencial como herramienta, especialmente en el estudio de la dinámica de experiencias emocionales subjetivas relacionadas con el rendimiento deportivo, todavía no se valora del todo. Las narraciones (como historias de uno mismo contadas por atletas y entrenadores) pueden describer situaciones de rendimiento concretas e identificar pensamientos automáticos y respuestas emocionales en situaciones frustrantes, recrear la realidad del atleta de alto nivel, e identificar las formas más adecuadas para enfrentarse a la adversidad, así como introducir un cambio permanente y exitoso. [42] La transcripción a continuación ilustra cómo un portero de hockey sobre hielo de 16 años percibe y describe su problema durante partidos importantes. Esta narración describe brevemente los sentimientos del portero y su rendimiento en los entrenamientos (líneas 3, 4, 12) y partidos duros (6-9, 12) acompañados por sus auto-valoraciones generales (2, 10, 11) y expectativas (1, 13, 14). Sin embargo, para intervenciones individualizadas, el texto debería estar más contextualizado y ofrecer una información más detallada de las percepciones de este atleta sobre sus pensamientos automáticos, sentimientos, y sus funciones en episodios de juego exitosos y no tan exitosos. Es posible recoger más información aumentando el conocimiento de este atleta y centrándose en episodios de rendimiento personalmente significativos. La narración a continuación ilustra un relato detallado de tal evento significativo experimentado y relatado por un golfista profesional tras una ronda exitosa: 68 (- 4 bajo par)1). Esta transcripción ofrece riqueza de información sobre la dinámica del rendimiento relacionado con experiencias subjetivas en un contexto específico de actividad personalmente significativa. Muestra cómo las valoraciones situacionales pre-short afectan a las respuestas emocionales (hoyo 13, 15), cómo los procesos y resultados de rendimiento determinan la reacción emocional (1, 3, 4, 7, 8, 18), y cómo controlando las emociones el golfista fue capaz de prevenir la reducción del rendimiento (1, 6, 13, 18). Una narración es flexible y no "empuja" al atleta a pensar acerca de emociones específicas o centrarse en algo concreto. A veces las narraciones incluyen metáforas como sustitutos de una descripción de expereiencias que son difíciles de cdescribir o interpretar. Sin embargo, la historia siempre cuenta los momentos del partido actual, percibido como el más significativo dentro del contexto de las experiencias personales pasadas. Resulta interesante que, al describir esta ronda excepcionalmente exitosa, el golfista mencionara sólo algunos episodios del juego sin comentarios detallados (hoyos 10, 11, 12, 14, 15, 16). [45] La principal ventaja de las narraciones e sue ofrecen un espacio para la reconstrucción holística y dinámica del proceso que se despliega en el rendimiento deportivo en la vida real. Desde la perspectiva discursiva en psicología (EDWARDS, 1999; HARRÉ & GILLET, 1994), La narrativa se centra en las funciones de sentimientos y demonstraciones de emoción en los episodios de la vida cotidiana (o actividad concreta) que se tratan como equivalentes o afirmaciones psicológicos. Por tanto la perspectiva discursiva incluye el análisis de experiencias y demostraciones emocionales of en contextos específicos. Por tanto de mucho valor es el hecho que contar historias no solo incluye palabras de emoción como descriptores de experiencias idiosincráticas sino también las interpretaciones de los atletas de estas experiencias y creencias determinadas por la cultura dentro de un contexto específico. Aunque el mayor énfasis hasta ahora se ha puesto en las experiencias de emoción, las demostraciones de emoción (expresión y supresión de sentimientos) tienen características específicas, y puntos de vista estereotipados en el contexto del logro deportivo competitivo y alto. En este escenario particular, los atletas aprenden a leer señales corporals de otros competidores para ver cómo se sienten y si están preparados. Un campeón olímpico en decatlón recuerda la situación anterior al último evento (1500m) en una de las competiciones internacionales. "Estaba calentando y mirando cómo los otros competidores se sentían antes de la carrera. De repente me di cuenta cómo uno de ellos (que era mi mayor amenaza) encendía un cigarro! ¡Ya está! Sabía que iba a ganar esta carrera!" Sin duda, ganó la carrera y el campeonato entero utilizando cono ventaja esta observación a última hora de la demostración emocional de su oponente. Otros ejemplos son alta ansiedad (tradicionalmente percibida como signo de debilidad), que normalmente se disfraza y una demostración deliberada de a veces una ira falsa para distraer la concentración del oponente (p.e. una estrella del tenis, John McEnroe, fue muy famoso por estos arrebatos de ira durante los partidos). [46] 4. Conclusión El propósito principal de este trabajo era ofrecer una vista general de técnicas de recogida de datos para generar contenido (calidad) idiosincrático de las experiencias emocionales subjetivas relacionadas con el rendimiento deportivo. Con un poco de suerte este debate cree nuevas bases para la metodología e identifique varias direcciones de investigación prometedoras. En concreto, se debe prestar más atención a la evaluación de contenido idiosincrático de las experiencias emocionales subjetivas relacionadas con el rendimiento. Sin embargo, estas experiencias, deberían incluir no solo etiquetas emocionales relevantes para la persona (tranquilo, con confianza en uno mismo, feliz, enfadado, ansioso) pero también dominios de experiencias idiosincráticas (¿confianza en uno mismo o enfadado por qué?) y los diálogos internos resultantes (auto-habla). Además, las descripciones deben también captar el contenido de otras modalidades de estado psicobiosocial (cognitivo, motivacional, corporal, motor-conductual, operacional y comunicativo) y su interacción. Por último, los patrones temporales de estas experiencias y demostraciones deben ser evluadas usando metáforas autogeneradas y narraciones para solventar la limitación de medidas de secciones cruzadas. [47] Hasta ahora, el mayor énfasis se ha puesto en el análisis cualitativo de las experiencias más que en su demostración. Conceptualmente, las siete formas de estados psicobiosociales de rendimiento ofrecen un marco de trabajo tentativo para evaluar y diferenciar entre ambas experiencias (cognitivo, afectivo, motivacional y corporal) y demostraciones (motor-conductual, operacional y comunicativo). La naturaleza social de estas experiencias y demostraciones deberían estar claramente identificada enfatizando el papel de la dimensión contexto y los factores psicosociales. Los intentos anteriores para examinar la ansiedad interpersonal e intergrupal (HANIN, 1989, 1992, 2000) se debería extender a experiencias emocionales positivas y negativas. Una atención especial en el papel de las creencias codificadas culturalmente existentes sobre la funcionalidad o disfuncionalidad de diferentes estados emocionales podría también ser una halagüeña avenida que explorar en el futuro. Por último, un cambio hacia descripciones más holísticas y hacia la reconstrucción de múltiples realidades subjetivas en el deporte será se convierte en una realidad con el uso de metáforas y narraciones autogeneradas. [48] Nota 1) Par en golf es un tanto estándar estimado para un hoyo o campo que un buen jugador debería hacer: par para el campo era 72 y este golfista hizo cuatro golpes menos y por lo tanto mejort en esta ronda en concreto. <back> References Averill, James R. (1990). Inner feelings, works of flesh, the beast within, diseases of the mind, driving force, and putting on a show: six metaphors of emotion and their theoretical extensions. In David E. Leary (Ed.), Metaphors in the history of psychology (pp.104-132). Cambridge: Cambridge University Press. Bandura, Albert (1986). Social foundations of thought and action: A social cognitive theory. Englewood Cliffs, NJ: Prentice Hall. Brodsky, Joseph (2001/1986). Poklonit'sya teni (Essays from Less than one). 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HANIN ha sido profesor universitario, investigador, y consultor en el área de psicología del deporte y psicología social centrándose en el estrés, la ansiedad, y las emociones relacionadas con el rendimiento, rendimiento óptimo, comunicación, liderazgo, cambio y gestión del cambio. Es autor de cuatro libros, además de numerosos capítulos de libros y artículos especializados relacionados con la optimización del rendimiento deportivo. El doctor HANIN ha llevado a cabo una amplia investigación, con actividades docentes y de consultoría con equipos nacionales, internacionales y olímpicos y con atletas y entrenadores en Rusia (1967-1988) y Finlandia (19912003). Su modelo de Zonas Individuales de Funcionamiento Optimo (en ingles, IZOF) ha estimulado y renovado el interés mundial en el papel de las emociones en el rendimiento deportivo. Ha sido invitado a participar en conferencias y congresos en Estados Unidos, Canadá, Europa y Australia. Dr. HANIN ha trabajado como editor asociado y como miembro de la junta editorial de varias revistas especializadas en psicología del deporte y ciencias del deporte. Actualmente es editor de los boletines informativos FEPSAC Newsletter y International Association of Applied Psychology (IAAP) Newsletter (Division 12 – Sport Psychology). Como reconocimiento a su excepcional erudición en psicología del deporte, Dr. HANIN recibió en 1999 el reconocimiento academic Distinguished International Scholar Award de la Association for the Advancement of Applied Sport Psychology (AAASP) y en 1998 recibió el reconocimiento Visiting Scholar Award del Australian College of Sport Psychologists. En la actualidad, Dr. HANIN es presidente-electo (2002-2006) de la Division 12 (Sport Psychology)de la International Association of Applied Psychology (IAAP). Contacto: Yuri L. Hanin Rautpohjankatu 6 Jyväskylä 47000 Finlandia Phone: +358 14 2603 175 (directo) Fax: +358 14 2603 171 E-mail: yhanin@kihu.jyu.fi Citación Solicito citen este artículo de la siguiente forma (incluyan los números de los párrafos si es necesario): Hanin, Yuri L. (2003, February). Performance Related Emotional States in Sport: A Qualitative Analysis [48 párrafos]. Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research [Online Journal], 4(1). Disponible ent: http://www.qualitative-research.net/fqs-texte/1-03/1-03hanin-e.htm [Fecha de acceso: Mes Día, Año]. Last update: 02/28/2003 Volume 4, No. 1 Table of Contents [qualitative-research.net] [Home] [Inside FQS] [Features] [Services] [Submission] [FAQ] [Advertising] [Search FQS] [Newsletter] [Editorial Team] © 2003 Forum Qualitative Sozialforschung / Forum: Qualitative Social Research (ISSN 1438-5627) Con ayuda de Deutsche Forschungsgemeinschaft