historia de la ginecobstetricia - Facultad de Ciencias de la Salud

Anuncio
HISTORIA DE LA GINECOBSTETRICIA EN
COLOMBIA
FERNANDO SANCHEZ TORRES
Profesor Titular Emérito y Honorario del Departamento de Ginecología y
obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia
Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina
Miembro Fundador de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina
Miembro de Número y emérito de la Sociedad Colombiana de Obstétrica y
Ginecología.
1ª. Edición
1993
La portada
La primera operación cesárea practicada en Colombia, hazaña llevada a cabo por el doctor
José Ignacio Quevedo Amaya en 1844. La ilustración corresponde a la versión pictórica del
maestro Enrique Grau.
A mi discípulo, colega, amigo y maestro Luis Armando Muñoz González, promesa de la
ginecobstretricia colombiana, sacrificado cobardemente en Bogotá el 14 de mayo de
1984.
HISTORIA DE LA GINECOBSTETRICIA EN
COLOMBIA
FERNANDO SANCHEZ TORRES
Santafé de Bogotá, agosto de 1992
NOTA DE
PRESENTACION
Próximo a cumplir siete lustros de haberme dedicado al estudio y la práctica de
las disciplinas ginecobstétricas, he puesto punto final a este trabajo que ahora
doy a la luz pública. Se trata de una complicación comentada de datos y
hechos relativos al desenvolvimiento histórico de la ginecología y la obstetricia
en Colombia, labor que por cierto no fue fácil dada la carencia de fuentes de
información en los siglos anteriores al actual, penuria explicable debido a que
los médicos no acostumbraban registrar sus ejecutorias y, además, por tratarse
de actividades médicas sin personalidad propia entre nosotros en aquellas
calendas.
El estudio historial de la medicina colombiana hace apenas cortos cuarenta
años comenzó a ser tenido en cuenta como una actividad de suyo
trascendente. En el siglo pasado hubieron quedado inéditos hechos dignos de
recordación si no irrumpe Pedro María Ibanez con sus Memorias para la
historia de la Medicina en Santafé de Bogotá. En las primeras décadas de la
centuria actual incursionaron en esos terrenos, con algo de timidez, Juan N.
Corpas y Emilio Robledo. Más adelante, traspuesta ya la primera mitad, se
advierte mayor interés por bucear en el pasado para indagar por el acaecer
médico nacional. Así aparecen los valiosos documentos que el consagrado
historiador Guillermo Hernández de Alba pone en circulación, y un buen
número de médicos interesados en el tema, como Andrés Soriano Lleras,
Gerardo Paz Otero, Max Olaya, Jorge A. Calvo, Alfonso Bonilla Naar,
Humberto Roselli, Alfonso Vargas Rubiano, Roberto de Zubiría, Ernesto
Andrade, Laurentino Muñoz y Antonio Martínez Zulaica. Todos juntos
comienzan a hilvanar el transcurrir de las disciplinas hipocráticas en nuestro
país, tarea continuada por seguidores suyos y estimulada e institucionalizada
con la creación de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina.
Las páginas que pongo a disposición de los amantes del pasado médico
vernáculo llevan implícitos –como todo trabajo histórico- un arduo proceso
investigativo y un paciente análisis de datos. He procurado adjuntar hechos
relevantes ocurridos en otras latitudes durante el mismo periodo de tiempo
narrado, con el objeto de proporcionar al lector unas pautas que le permitan
valorar con buen juicio lo sucedido entre nosotros. De no ser así, la
presentación escueta de acontecimientos locales impediría darles la
importancia que históricamente puedan tener.
Cuanto más lejos miremos hacia atrás, más lejos podremos mirar hacia
delante, decía el primer ministro inglés Winston Churchill. Ciertamente, quienes
solo tienen ojos para captar el presente, poseen apenas visión frontal, ciega
para los campos periféricos. Es necesario conocer la historia, es decir el
pasado, para justipreciar lo que se nos muestra hoy y para vislumbrar el futuro.
Si la ignoramos solo tendremos la impresión de que lo que vemos se gestó y
nació ahora y ahí. De esa manera se establecería una tremenda injusticia con
quienes nos precedieron y trillaron el camino que hoy transitamos, además de
quedar expuestos a repetir senderos que otros ya exploraron, convencidos de
que somos primeros en hollarlos.
Cuán saludables es, por eso, que los jóvenes, los que se inician en las
disciplinas médicas, reserven unas cuantas horas a la lectura –y ojalá al
estudio- de la historia de su profesión. Para aquilatar las obras de los hombres,
escribió don Santiago Ramón y Cajal, es menester la perspectiva ideal del
tiempo, de ese depurador implacable de prestigios y decantador de verdades.
Y para juzgar los verdaderos quilates de esas obras, digo yo, es imprescindible
volver la mirada hacia el pasado, que es el punto de fuga de la perspectiva.
FERNANDO SANCHEZ TORRES
Santafé de Bogotá, agosto de 1992
Capítulo I
EPOCA PREHISPANICA
1. Panorama general
2. Algunas costumbres ginecobstétricas en el continente que sería Hispanoamérica.
3. Situación en el territorio que sería el Nuevo Reino de Granada.
4. Resumen
1.PANORAMA GENERAL
La ginecobstetricia es la disciplina o actividad relacionada con los procesos
normales y patológicos de los órganos reproductivos de la mujer. La primera
referencia que se tiene acerca del ejercicio de esa actividad se encuentra, por
supuesto, en los primeros documentos que se conocen es decir, a partir de la
época histórica. Aceptando que lo que ocurrió hacia atrás, en la época
prehistórica, no es desconocido, cualquier versión sobre el acontecer
ginecobstétrico de entonces solo es producto de la imaginación o de la
suposición. No obstante, como afirma Richard A. Leonard1, no es fácil
determinar exactamente dónde y cuándo acaba la medicina primitiva o
imaginada, y dónde y cuándo empieza la moderna o documentada. Pero sí es
fácil –añadimos nosotros- imaginar cómo transcurría el proceso fisiológico del
embarazo y del parto en esa época primitiva, ya que no es descabellado
extrapolar costumbres conocidas de tribus existentes en épocas modernas y
que no han sido aún avasalladas ni influidas por la civilización. H. Buess, de
Basilea, ofrece varios ejemplos en su ensayo sobre la obstetricia primitiva2.
Obstetricia etimológicamente significa "ponerse enfrente". Así lo registra J.
Corominas3. Pues bien, dado que el parto en aquellas épocas prehistóricas
ocurría de manera solitaria, son acompañamiento, ha de considerarse que esa
fue, asimismo, la época preobstétrica. La mujer primitiva en trance de parto se
alejaba de los suyos para aislarse y dar a luz sin nade en frente, sola, en las
orillas de los ríos o de las lagunas, o, según las circunstancias, en la soledad
del bosque o en la oscuridad de la caverna, padeciendo los dolores sin gritas
pues, como dice el citado Leonard, las fieras merodeaban muchas veces a su
alrededor. La posición instintiva que adoptaba tenía que ser en cuclillas, pues
así le era más fácil y productivo pujar. Ella sabía, igualmente de manera
instintiva, como lo saben las hembras de otras especies animales, que había
que separar a su hijo de la placenta; lo hacía trozando el cordón umbilical por
manchamiento o con el filo de una piedra. El agua, que era para muchas tribus
una deildad o elemento purificador, se encargaba de limpiar la sangre de los
genitales externos de la recién parida y del cuerpo del recién nacido.
Es probable que cuando el parto se hacía difícil, la parturienta suplicara ayuda;
entonces alguna otra mujer acudiría a prestarla, en la forma más elemental:
sirviéndole de acompañante, asistiéndola. Es de suponer también que en un
momento dado alguna de esas asistentes abandonara su actitud pasiva y se
atreviera a intervenir para ayudar de verdad, transformándose de esa manera
partera, personaje que iría a perdurar durante muchos siglos.
Los primeros documentos escritos que hasta nosotros han llegado son los
papiros egipcios, que tiene una antigüedad cercana a los cuatro mil años. En el
papiro de Ebers se consigna que la atención de los partos estaba a cargo de
mujeres expertas. Igual cosa ocurría entre los hebreos, según relata la Tora.
En la antigua Grecia, aquella anterior cuatro siglos a Jesucristo, cuando vivió
Hipócrates, las mujeres ejercían la obstetricia y ocultamente la ginecología,
que tenía ya verdadera personalidad médica. En la misma época igual ocurría
en Roma. Para entonces Numa Pompilio decreta la práctica obligatoria de la
operación cesárea postmortem.
Llegada la era cristiana, algunos médicos se muestran versados en dificultades
obstétricas. Por ejemplo, Sorano de Efeso (98-138), introduce la versión
podálica en momentos en que las mujeres dominaban el ejercicio
ginecobstétrico, autorizadas por el Estado. En efecto, existían las obstetrices
o comadronas y las feminae medicae o ginecólogas. Las primeras atendían
los partos sencillos, pero debían llamar a los médicos cuando surgían
complicaciones; las segundas eran expertas en las enfermedades propias de
la mujer4.
Dice la historia que el primer comadrón o partero de verdad fue Pablo de Egina
(652-690), que ejerció en Egipto y Asia Menor y llegó a ser considerado como
un oráculo en cuestiones atinentes a la reproducción humana. Este Pablo de
Egina tuvo métodos originales: recomendaba que el parto en las mujeres
obesas se atendiera acostándolas sobre su abdomen, las piernas levantadas
hacia atrás. Puesto que Sorano de Efeso, que existió, como ya vimos, a
principios del siglo segundo de nuestra era, se ocupó en uno de sus libros que
la "silla obstétrica", podemos deducir que le parto se sucedía en aquellos
calendas estando la mujer en posición sentada5.
Por su parte, la ginecología hace su aparición en las páginas de la historia por
la existencia del prolapso uterino y de los flujos o secreciones genitales. Así lo
registra el papiro de Ebers. Fueron los hebreos quienes introdujeron el uso del
especulo para examinar vaginalmente a las mujeres que padecían de aquellos
problemas. Tal aparato consistía en un cilindro móvil contenido en un tubo de
plomo. En la Grecia antigua los médicos usaban sondas metálicas y
dilatadoras de madera para explorar el útero.
El prolapso uterino era tratado mediante la "sucusión hipocrática", es decir,
zarandeando a la mujer que se hallaba de cabeza abajo, suspendida en lo alto
por los pies. El especulo vaginal para el examen, las fumigaciones y los
pesarios medicamentosos ya eran también conocidos. Para evitar la
maternidad no deseada, Sorano recomendaba que se taponara la boca del
útero con una mecha de hilas.
El lapso transcurrido entre los siglos II y el XVI ha sido llamado "la oscura
noche de la Edad Media", en razón de su improductividad en cuestiones
médicas. Aún más, no solo hubo estancamiento sino retroceso. En asuntos
ginecobstétricos se volvió a la superchería y la magia, como en las épocas
primitivas. Para confirmar lo anterior basta transcribir el relato que Demetrio
Mereskowski dejó a la posteridad acerca del parto de la duquesa Beatríz
Sforza6, ocurrido en Milán en 1497, es decir, en los tiempos inmediatos al
descubrimiento de América.
"La duquesa está de parto. Unos criados llevan un lecho largo y angosto
provisto de un colchón duro, conservado desde tiempo inmemorial en el
guarda-ropa del palacio, y en el que han tenido sus partos todas las duquesas
de la casa Sforza. La parturienta tiene el rostro enrojecido y sudoroso, con
mechones de cabellos pegados a la frente, y de su boca abierta se escapa un
continuo lamento. A su lado cuchillean las comadres, las criadas, las
curanderas, las comadronas. Cada una tiene un remedio para la parturiente.
Una vieja dama dice: "Sería necesario hacerle tragar una clara de huevo cruda,
mezclada con seda" púrpura desflecada. Otra asegura que "lo que debía
hacerse, era tomar siete gérmenes de huevo de gallina disueltos en una
yema". Una propone envolver la pierna derecha de la parturienta en piel de
serpiente. Otra atarle sobre el vientre la caperuza del marido. Otra hacerle
beber alcohol filtrado por polvo de cuerno de ciervo y grana de cochinilla. Una
vieja murmura: "La piedra de águila bajo la axila derecha, la piedra de amante
bajo la axila izquierda!, y acercándose al duque con un gran plato de estaño, le
dice: "Alteza, dignaos comer carne de lobo; cuando el marido come carne de
lobo, la parturiente se siente mejor". El médico principal, acompañado de otros
dos doctores, sale de la estancia, y dirigiéndose a un doctor joven, le indica en
latín: "Tres onzas de limo de río, mezcladas con nuez moscada y coral rojo
machacado". Alguien pregunta: ¿Acaso una sangría?" y contesta el viejo
doctor: " Ya lo había pensado, pero desgraciadamente Marte está en el signo
de Cáncer, en la cuarta esfera solar; y además está la influencia de una fecha
impar" El doctor joven pregunta: "No creéis Maestro que haría falta añadir a las
limazas de río, estiércol de Marzo y bosta de vaca?". El duque va al encuentro
de unos canónigos y de unos frailes que traen una parte de las reliquias de
San Ambrosio, el cinturón de Santa Margarita, el diente de San Cristóbal, un
cabello de la Virgen, etc". Termina el relato de esta manera: "Su alteza dio a
luz un niño muerto y ella también murió el martes 2 de enero de 1497 a las 6
de la mañana".
REFERENCIAS
1. Historia de la Ginecología. Salvat Editores, S.A., Barcelona, p 22, 1948.
2. Los principios de la Obstetricia. Actas Ciba (4º. trimestre), p. 122, 1950.
3. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Editorial Gredos, S.A., Madrid, p.
420, 1990.
4. Jackson, R. Doctor and diseases in the Roman Empire. British Museum Press, London,
p. 1988.
5. Ibíd., p. 97.
6. Ledesma, D.A."Bosquejo histórico de la obstetricia". En Tratado de obstetricia, Juan
León, Edit. Científica Argentina, Buenos Aires, III, p. 1.330, 1959.
Capítulo II
LA CONQUISTA Y LA COLONIA
1. Panorama general en los siglos XVI, XVII y XVIII.
2. La ginecobstetricia en España.
3. Noticias ginecobstétricas del Nuevo Reino de Granada.
4. Resumen.
1.PANORAMA GENERAL EN LOS SIGLOS XVI, XVII Y XVIII
E
l siglo XVI es testigo del renacimiento de la obstetricia, o mejor, del
advenimiento de la obstetricia moderna, y Francia es cuna. Las mujeres
seguían a cargo del oficio, pero los hombres -los cirujanos- eran los
encargados de subsanar sus fracasos. Ambos, parteras y cirujanos,
pertenecían a la Cofradía de San Cosme. Ambrosio Paré (1510-1590), padre
de la cirugía, revive la versión pelviana con gran extracción podálica, inventa
un aparato mecánico para dilatar el cuello uterino, recomienda la amputación
del cuello por cáncer, sutura el periné lacerado por el parto, en fin, pone en uso
pinzas y ganchos para la extracción a pedazos de los fetos que morían sin
haber podido nacer espontáneamente.
Las dificultades odistocias, que hacían penoso o imposible el parto vaginal,
eran indicación para que el cirujano fuera llamado a resolverlas. Seguramente
que éste debió sentirse frustrado por tener que actuar siempre ante un feto
muerto. Por eso se dio a la tarea de solucionar esas dificultades procurando
preservar la vida de la madre y la de la criatura por nacer. Con el fin de ayudar
al nacimiento, hacia el siglo II de nuestra era se utilizaron pinzas o fórceps,
según lo atestigua un bajo-relieve de esa época, tallado sobre mármol y
descubierto en Grecia1. Es una escena de verdad dramática: la parturienta,
figura central, yace desnuda, extenuada, mientras la comadrona de rodillas
reanima al recién nacido. Un médico, de pies, exhibe en la mano derecha el
instrumento, queriendo significar que gracias a éste fue posible el parto. Con
su mano izquierda trata de levantar un brazo de la recién parida. Otro médico,
a la cabecera, procura alentaría tocando su hombro, mientras su mano
derecha empuña también un fórceps.
Nadie se explica por qué cayó ese instrumento en el olvido durante la Edad
Media. Fue tal la omisión que llegado el siglo XVII se adjudica su invención a
Peter Chamberlen.
La historia de este personaje y de su "invento" es interesante y a la vez
lastimosa. Nacido en París en 1560, fue llevado muy niño a Southampton
(Inglaterra). Es curioso el hecho de que sin ser médico de profesión, a los 29
años se ingeniara una pinza para extraer el feto, caracterizada -y de aquí su
ingenio- por ser de ramas separadas, es decir, que podían aplicarse por
separado y luego articularse. Gracias a este aparato ejerció en Londres con
gran éxito, fundando una dinastía junto con su hijo Peter II y con su sobrino
Peter III. Nadie llegó a saber cuál era ese instrumento milagroso, pues fue
mantenido en el misterio ya que era transportado de manera oculta y en el
momento de su aplicación, sin testigo alguno, se vendaban los ojos de la
parturienta. Ese desconocimiento general y su exclusividad de los Chamberlen,
se prestó para su explotación mercantilista inmisericorde. Un hijo de Peter III,
Hugo Chamberlen, ofreció en París el instrumento a la Academia de Medicina
por 10.000 libras2. Comisionado por ésta el afamado obstetra Francois
Mauriceu para dar un concepto técnico sobre el aparato, hube de rechazarlo
pues el vendedor, luego de usarlo durante tres horas en una parturienta de
pelvis estrecha, fracasó en su propósito, falleciendo la mujer antes de dar a
luz. En 1693 Hugo logró negociar el fórceps con un partero de Amsterdam,
Roonhuysen. El Colegio Médico de ésta ciudad obtuvo buenos dividendos
pues sólo autorizaba ejercer la obstetricia a aquellos que hubieran pagado
generosamente el secreto de los fórceps. Con sobrada razón Juan León3,
refiriéndose al comportamiento de los Chamberlen, dice que la memoria de
éstos "no puede honrarse sino con reservas, pues es imperdonable que ellos
no hayan tenido la menor inquietud de salvar a millares de mujeres y de niños".
La criticable conducta de los Chamberlen se hace más despreciable ante la
historia al conocer el comportamiento altruista de Jean Palfyn quien, ya
septuagenario, recorrió en 1721 trescientos kilómetros a pie para entregar a la
Academia de Medicina de París un instrumento de su invención, consistente en
unas pinzas de ramas paralelas, con cucharas no fenestradas y con mangos
de madera, bautizado con el nombre de manos de hierro", mucho más fácil de
aplicar que el fórceps de Chamberlen. Por eso su aceptación y difusión fueron
más rápidas. Su diseño sería el fundamento de las llamadas "espátulas",
aparecidas casi tres siglos después.
Nos hemos detenido a relatar la historia del fórceps por cuanto ese instrumento
se convirtió, hasta mediados del presente siglo, en el símbolo del obstetra, en
su más útil aliado. En 1789 el alemán Roer llegó a exclamar: "Parece que la
naturaleza hubiera abandonado su función del parto al fórceps del tocólogo".
Sin embargo, había circunstancias en que el fórceps no era tampoco solución.
Si se usaba, como ocurría cuando la estrechez pélvica era muy acentuada, lo
que se ejecutaba era una basiotripsia o una craneoclasia en feto vivo, lo cual
no era un triunfo sino una derrota para el obstetra. Para obviar esas
dificultades, M. Sigault, también en Francia, da a conocer en 1777 la
intervención llamada "sinfisiotomía", que consistía en ampliar los diámetros de
la pelvis ósea seccionando la sínfisis púbica. Causó tanto impacto la
introducción de esta operación, que la Facultad de Medicina de París acuñó
una moneda conmemorativa.
Pero volvamos al siglo XVII, que fue, como anotamos atrás, la centuria que vio
nacer a la obstetricia moderna. Es seguro que la circunstancia de haberse
autorizado oficialmente en 1650, en el Hospital Dieu de París, que los hombres
también atendieran los partos, incidiera en el progreso de esa disciplina. En
efecto, el francés Francois Mouriceau (1657-1709) y el holandés Hendrick van
Deventer (1651-1724) han sido considerados como sus fúndadores4. El
primero propuso la idea de que la mujer diera a luz en la cama. Publicó en
1668 su tratado Las enfermedades de las mujeres en el embarazo y el
parto, considerado como la obra obstétrica más sobresaliente del siglo XVII.
En su momento fue el primer tocólogo del reino de Francia. Deventer, por su
parte, publicó en 1701 su famoso libro titulado Nueva luz para las parteras,
que se convirtió en el primer estudio completo de la anatomía de la pelvis y sus
deformaciones, así como de la relación entre éstas y el desarrollo del parto.
Durante 150 años la publicación de Deventer tuvo inmensa influencia en el
ejercicio obstétrico.
Dos descubrimientos muy importantes ocurrieron también en el siglo XVII: en
1667 el médico anatomista Nicolás Steno y en 1672 el holandés Regnerus de
Graaf describen la presencia de huevos (es decir, folículos) en los ovarios de
animales de distintas especies. De otro lado, el también holandés Anthony van
Ikeuwenhuek (1632-1723) anuncia en 1677 haber observado
animálculos(espermatozoides) en el líquido espermático humano5.
A diferencia de lo que ocurrió en el siglo XIX, en el siglo XVIII la ginecología se
mantuvo estancada. La obstetricia, en cambio, avanzó considerablemente.
Dado que los recursos del fórceps y de la sinfisiotomía no eran suficientes para
sortear con éxito las dificultades observadas durante el curso del parto, la
operación cesárea ocupa nuevamente la atención de los médicos.
Recordemos que se debe a Francis Rousset haber despertado en 1582, con
su tesis de grado presentada a la Facultad de Medicina de París, un acentuado
interés por el uso de la operación en mujer viva. La introducción por Lebas,
cirujano francés, de la sutura de la incisión uterina en 1769, iría a modificar
favorablemente los resultados de la intervención6. Jean Louis Baudelocque
(1746-1810), famosísimo partero francés, señala en 1790 sus indicaciones,
dándole prioridad a las deformaciones pélvicas, a la ruptura del útero y a los
tumores obstructivos7. Como recomendaba la cesárea en estos casos, fue
calificado de asesino, llegado ya el siglo XIX, en razón de la alta mortalidad
materna que ocasionaba8.
En su magna obra Anatomía del útero humano grávido, el inglés William
Hunter (1718-1783) registra la independencia de la circulación materno fetal,
mientras el escocés William Smellie(1697-1763) establece las reglas para la
aplicación del fórceps9, una vez se hace público este instrumento, en 1733. Es
probable que tal hecho haya contribuido decididamente a que el siglo XVIII se
considere como el período histórico que vio nacer la obstetricia como una
especialidad médica definida.
En 1747 publica en París Andrés Levret -tenido como el tocólogo francés más
importante del siglo XVIII- su libro L'art des accouchements. Igualmente, el
español José Ventura Pastor publica en Madrid, en 1789, su obra Preceptos
generales sobre las operaciones de los partos. Ambas publicaciones
ejercieron acentuada influencia en la formación de nuestros primeros médicos,
tal como veremos más adelante.
No podemos concluir esta visión panorámica sin registrar dos hechos
trascendentales, por lo insólitos, llevados a cabo por el científico y abate
italiano Lázaro Spallanzani (1729-1799), declinando el siglo XVIII. Nos
referimos a la primera fertilización extracorpórea, realizada en batracios, y a la
primera fertilización artificial, en perros10.
REFERENCIAS
1. León, J. Tratado de Obstetricia. Edit.
Científica Argentina, Buenos Aires. t. III,
p.995, 1959.
2. Leonardo, R.A Historia de la
ginecología. Salvat Editores, S.A.,
Barcelona, p. 181, 1948.
3. Tratado de obstetricia, t. IV, p. 997,
1959.
6. Gabert, H.A. y Bey, M. "History and
developmente
of cesarean operation". Obst. and
Gynecol. Clin. of North America. 15:
592, 1988.
7. Ibíd., p. 597.
8. Leonardo, R., Historia..., p. 264.
9. Ibíd., p. 184.
4. Leonardo, Historia de la ginecología..,
10. Capparoni, P. Spallanzani. Unione
p. 181.
Tipográfico, Torino, 1941.
5. Guthrie, D. Historia de la medicina.
Salvat Editores, S.A., Barcelona, p.
233,1953.
Capítulo III
SIGLO XIX
1. Panorama general.
2. Ocaso de la colonia. La república.
3. Resumen.
1 PANORAMA GENERAL
El siglo XIX se considera con sobrada razón como un período
verdaderamente revolucionario en la evolución de la medicina y de la cirugía.
En el terreno ginecobstétrico -que es el que nos ocupa- muchas e importantes
fueron las aportaciones a su favor, que explican el progreso alcanzado. Para
darnos cuenta de ello haremos una relación cronológica de las consideradas
claves, advirtiendo que no se trata de un recuento exhaustivo sino de una
rápida visión panorámica, que permitirá al lector valorar juiciosamente lo
ocurrido entre nosotros.
1809 -. En Donville, Kentucky, el cirujano Efraim Mc Dowell (1771- 1830)
practica una ovariectomía, que fue la operación que despejó el canino de
acceso a la cirugía abdominal1
1820 -. Alfred Louis Velpau (1795-1867), famoso cirujano de París, ante el
temor a la operación cesárea, propone la provocación del parto prematuro en
casos de pelvis estrecha2.
1834 -. Comienza a darse explicación fisiológica al fenómeno de la
menstruación. Robert Lee lo relaciona con la presencia del folículo de De
Graaf; hecho confirmado por el alemán E. Pluger en 1865 y por J. Beard en
1865. Así se inicia la ginecología médica o endocrina.
1844 -. Charles Clay, en Mánchester, Inglaterra, practica una histerectomía
abdominal completa, con extirpación de ambos ovarios.
1847 -.Un ginecólogo y partero de Edimburgo, James Young Simpson
(1811-1870), utiliza por primera vez el éter en obstetricia y luego el
cloroformo4. Solo cuando la reina victoria de Inglaterra dio a luz en 1853 al
príncipe Leopoldo bajo los efectos de dicho agente anestésico, se consolidó Su
empleo.
En Viena el húngaro Ignaz Philipp Semmelweis (1818-1865) llama la atención
sobre los beneficios que deriva el lavado de las manos con una solución de
cloruro de calcio, antes de atender los partos. Como consecuencia, decrece
asombrosamente la mortalidad por fiebre puerperal. Con esta observación
nace la antisepsia5.
1853 -.En Lancaster, Pensilvania, Washington L. Atlee (1808-1878) publica
Sus experiencias acerca de la extirpación quirúrgica de los fibromas uterinos6.
Se amplía así el radio de acción de la cirugía ginecológica.
1860 -.James Marion Sims (1813-1883), cirujano norteamericano, corrige
quirúrgicamente las fístulas vesicovaginales y establece en Nueva York el
primer hospital dedicado exclusivamente al cuidado de la mujer7. La
ginecología adquiere entonces personalidad e importancia.
1865 -. El monje austriaco Gregor Mendel (1822-1884) presenta su famoso
informe acerca de la hibridación en distintas variedades de guisantes, que
viene a sentar herencia8.
1875 -. Gracias al estudio de la célula por Virchow, Oscar Hertwig (1849-1922)
descubre que la fecundación consiste en la unión del núcleo del
espermatozoide con el óvulo9. Se consolida el estudio científico de la
reproducción humana, o mejor, animal.
1876 -. Emilio Noeggerath (1827-1889), de Bonn, Alemania, relaciona la
infertilidad femenina con la blenorragia10. Esta observación dejó al descubierto
la influencia de las infecciones de transmisión sexual en el futuro reproductor
de la mujer.
1886 -. El alemán Schultz introduoe por vía vaginal una pelota de caucho en la
cavidad uterina de una mujer embarazada, con el fin de registrar los cambios
de presión originados por la contracción uterina11. Inicialmente sin mayor
trascendencia, esta experiencia da comienzo a la investigación científica de los
fenómenos fisiopatológicos del trabajo de parto.
1882 -. Los alemanes Fernand Kehrer y Max Saenger ingenian nuevas
técnicas para suturar mejor el útero en la operación cesárea12. Este aporte
permitió otorgarle confianza a la intervención.
1885 -.El farmacéutico alemán Walter Rendell comercializa el primer
anticonceptivo vaginal; era un óvulo compuesto de manteca de cacao y sulfato
de quinina13. El control voluntario de la fertilidad principia a hacerse público.
1891 -. H. Henking descubre el corpúsculo "X" es decir el cromosoma o
corpúsculo accesorio que identifica el sexo14. Sigue haciéndose luz en torno
de los fenómenos íntimos de la reproducción animal.
1896 -. Alfred Dúhrssen practica la primera cesárea vaginal15, que viene a ser
para la época un valioso recurso para sortear con éxito las dificultades del
parto.
1897 -. W.Zoege von Mauteuffel de Dorpat, Livonia, aporta ala cirugía los
guantes de goma. Sobra comentar lo que esto significo para el ejercicio
obstétrico y ginecológico 16.
El empleo de los fórceps sigue siendo el recurso más usado por los parteros,
pese a que se propusieran otros, como la red o malla de Amand y un extractor
con correas de cuero. Por eso el armamentario obstétrico se ve enriquecido
con multitud de modelos. Sin embargo, las parturientas le tenían mucho temor.
Campá, un distinguido tocólogo español, como que fue catedrático de
obstetricia en Valencia, recomendaba en 1885 que no se le dijera a la paciente
que se iba a intervenir, para no asustarla. Oigamos en detalle su consejo: "(...)
los preparativos los hará el profesor fuera del aposento en que deba operar o,
por lo menos, fuera del alcance de la vista de la enferma, y al acercarse a la
cama debe llevar las ramas del fórceps desarmado escondidas dentro de la
manga de su traje. Luego las saca con disimulo y las coloca entre los
colchones de la cama al alcance de su mano y de manera que cada rama
corresponda frente a la mano que deba manejarla'7".
Como lo que ocurría en España en cuestiones ginecológicas y obstétricas
antes de nuestra independencia nos sirvió de punto de referencia para valorar
lo que sucedía en el Nuevo Reino de Granada, al lector le interesará conocer
algunos hechos sobresalientes en esas disciplinas, acaecidos en el transcurso
del siglo IXI en nuestra madre patria.
Usandizaga, que es el historiador de quien nos hemos servido para indagar
sobre esos asuntos, inicia su relato con estas palabras: El siglo XIX no ofrece
gran interés en un país como España, de limitadísimas contribuciones
originales de importancia"'8. Nosotros tomamos algunos datos que creemos de
importancia, si los cotejamos con lo sucedido en nuestro país en el mismo
centenio.
Melchor Sánchez Toca (1806-1880), catedrático de San Carlos, practicó en
1843 una histerectomía vaginal por cáncer, y en 1845 una histerectomía
abdominal con extirpación de casi toda la vejiga. Ambas intervenciones se
consideran algo insólito. Recordemos que se adjudica a C. Clay, en Inglaterra,
la primacía de la histerectomía abdominal completa, en 1844. Igualmente, en
1860 Federico Rubio Gali (1827m1902) extirpó un quiste de ovario mediante
ligadura elástica del pedículo.
Francisco Alonso Rubio (1813-1894) llevó a cabo una cesárea abdominal con
feto muerto en 1858, usando anestesia clorofórmica, que apenas comenzaba a
divulgarse.
En 1871, Francisco Cortajarena Aldero (1835-1919), que escribió un Manual
de partos, recomendaba que para desempeñar su oficio el partero debía
proveerse de tres instrumentos: el fórceps, una sonda de plata o de goma y
una lanceta, además de "espéculum, hilas, cordonetas y pinzas de anillo para
un caso de metrorragia, un tubo laríngeo para la insuflación del recién nacido,
extracto de belladona, cerato simple y una pluma de ganso 19".
La ginecología como especialidad nace en España por iniciativa de Eugenio
Gutiérrez, tocólogo de la reina Victoria Eugenia. Francisco Alonso Rubio, de
quien se hizo mención atrás, funda en 1874 la Sociedad Ginecológica
Española"20.
REFERENCIAS
1. Leonardo, R.A. Historia de la
ginecología, Salvat Editores, S.A.,
Barcelona, p. 194, 1948.
2. Ibíd., p. 199.
3. Sánchez-Torres, F. ciencia y
Reproducción Humana, Empresa
Editorial Uníversidad Nacional de
Colombia, Bogotá, p. 45, 1991.
11. Sánchez, ciencia y reproducción..., p.
73.
12. Leonardo, Historia de. .., p. 216.
13. Sánchez, Ciencia y reproducción...,
p. 84. 14. Ibíd., p. 43.
15. Leonardo, Historia de..., p. 216.
16. Ledesma, D.A. "Bosquejo histórico de
4. Killian, H. La lucha contra el dolor, Edit. la obstetricia".En Tratado de obstetricia,
Planeta, S.A., Barcelona, p. 71, 1981.
Juan León, tomo II, p. 1.339,1959.
17. Usandizaga, M. Historia de la
5. ThieI, R. Contra la muerte y el
demonio, Espasa-Calpe, S.A., Madrid, P. obstetricia y de la ginecología en España.
Edit. Labor, S.A., Barcelona, p. 283, 1944.
231, 1942.
6. Leonardo, Historia de..., P. 203.
18. Op.cit., p. 277.
7. Leonardo, Historia de..., p. 198.
19. Ibíd., p. 282.
8. Sánchez, Ciencia y reproducción..., p. 20. Ibíd., p. 280.
41.
9. Ibíd., p. 38.
10. Leonardo, Historia de..., p. 212.
Capítulo IV
TRES GRANDES INTERVENCIONES
1. La operación cesárea.
2. La ovariectomia.
3. La sinfisiotomía.
1. LA OPERACION CESAREA
Antecedentes
La operación cesárea parece ser de todas las intervenciones obstetricas la
mas antigua, como que desde los tiempos mitológicos su práctica era
conocida. A través de leyendas y tradiciones de algunos pueblos primitivos
sabemos que muchas veces fue burlado aquel antiguo precepto latino: Inter
faeces et urinas nascimur. En efecto, el Rig-veda, libro sa-grado de los
hindúes, a la vez el mas antiguo (entre 1.500 y 2.000 años antes de Cristo),
registra que Indra, el rey de los dioses, señor del cielo, del aire y del rayo, se
negó a nacer por vía natural, haciéndolo de lado, oblicuamente. Hecho similar
refieren los textos Lalitavistara y Mahávastu para dar a conocer el nacimiento
mítico de Buda1. El nacimiento de Asclepios, o Esculapio, tenido como dios de
la medicina por los griegos, también se hizo, según la leyenda mitológica, por
vía abdominal. Recordemos cómo sucedió: Coronis había sido seducida por
Apolo; estando ya avanzado su embarazo y actuando al impulso de los celos,
el dios ordenó su muerte a manos de Artemisa. Consumado el crimen, Apolo
se arrepintió y movido de compasión por su hijo no nacido, instruyó al centauro
Quirón para que lo extrajera del vientre materno, como en efecto se hizo2.
Unos setecientos años antes de Cristo, Numa Pompilio, sucesor de Rómulo,
dispuso en Roma que toda mujer que falleciera estando embarazada debía ser
objeto de una operación para extraerle a su hijo, es decir, para salvarlo. Dicho
mandato se conoció con el nombre de Lex Regia o Lex Caesare y se mantuvo
vigente durante muchos sjglos3. En efecto, en los siglos XVII y XVIII no
solamente era tenida en cuenta la cesárea postmortem sino que, por
disposición de la Iglesia católica, era obligatoria su práctica, "no importa que el
fruto fuera tan grande como un grano de cebada". Lo que importaba, en
últimas, era que se lograra un nacido vivo, capaz de recibir el bautismo. De esa
manera se le beneficiaba espiritualmente, pues no iría al limbus sino
directamente al cielo.
A los niños nacidos en esa forma se les llamaba "caesones", palabra
relacionada con el verbo caedere, que significa cortar. Para muchos, el origen
del término "cesárea" se encuentra ahí 4.
No obstante existir documentos (por ejemplo, el 'Talmud) que permiten deducir
que la cesárea en mujer viva se llevaba a cabo mucho antes de la era cristiana,
es hecho aceptado que fue en 1500 cuando un suizo llamado Jacob Nufer,
castrador de puercos, la practicó, el primero, en su mujer, que llevaba varios
días tratando de dar a luz de manera infructuosa, pese a la intervención de
trece comadronas y un litotomista5. 'Tal acontecimiento fue recogido por
Francis Rousset en su tesis de grado presentada a la Facultad de Medicina de
París en 1582. En ella recomendaba ejecutar la operación en determinadas
circunstancias, sin que él aportara ninguna experiencia. Igual ocurre con otros
autores, como Raynaud en Francia, Mercurio en Italia y van Roonhuyze en
Holanda. El primer caso auténtico de cesárea en mujer viva, como que fueron
testigos dos comadronas, estuvo a cargo de un doctor Trautmam, de
Wittenberg (Alemania), el 21 de abril de 1610. La operada murió 25 días
después6. A lo largo del siglo XVII fueron divulgados, por conducto de
publicaciones serias, algunos casos exitosos. Sin embargo, bien entrado el
siglo XVIII todavía eran muchos los detractores del nacimiento abdominal. Solo
hasta el siglo XIX la operación se difundió en Europa y los Estados Unidos de
Norteamérica. En España se acepta que el primero en practicarla fue el
cirujano valenciano Jaime Alcalá Martínez según referencia que él mismo hace
en un libro publicado en 1753, sin que se establezca la fecha exacta de la
hazaña7. En los Estados Unidos se disputan la primacía los doctores John
Lambert Richmond, de Newton, Ohio, y Jesse Bennett, de Frankfort,
Pennsylvania. La intervención de este último fúe comunicada en 1891, es
decir, 97 años después de ocurrida. Por eso se le da más crédito a la de
Richrnond, ejecutada el 22 de abril de 1827, en una primigrávida con
eclampsia y una malformación pélvica congénita8.
Comenzando el siglo XIX llegó hasta el Nuevo Reino de Granada, y con el
carácter de general para los dominios de Indias y Filipinas, la Real Cédula
promulgada en Aranjuez el 13 de abril de 1804, que prohibía operar a todo
aquel que no se sujetara a las normas señaladas por la Junta de Catedráticos
del Real Colegio de San Carlos. Siendo este documento muy importante,
vamos a trascribirlo. Dice así:
EL REY
"por parte de Don Juan Ignacio Gutiérrez, Canónigo de la Iglesia Metropolitana
de Santafé, se hicieron presentes el ocho de octubre de mil ochocientos dos,
los muchos males que en lo espiritual y temporal seguían de no practicar la
operación cesárea con la debida instrucción, y que para evitarlos hizo imprimir
a su costa el método que para tal operación trae el Monge Cisterciense Don
Alfonso Joseph Rodríguez en el tomo quarto de su aspecto de 'Teología
médico moral, de cuyo método remitió un ejemplar pidiendo se formase una
clara y breve instrucción para executar dicha operación, encargando su
observancia muy estrechamente a las Justicias y Párrocos de los pueblos. Y
habiéndolo visto en mi Consejo de las Indias, con lo que dixo mi Fiscal, y
consultándome sobre ello en veintitrés de diciembre del propio año de mil
ochocientos y dos, tuve a bien mandar que el Colegio de San Carlos formase
la instrucción, que aprobada por el Proto-Cirujano acompaña a esta mi Real
Cédula; y es mi voluntad se observe con las precauciones siguientes:
"Primera, que en los pueblos donde hubiere facultativos, el que asista a
cualquiera enferma embarazada, luego que fallezca, dé aviso al Cura Párroco;
y por si siendo cirujano, y cuando no por el que hubiere en el pueblo, disponga
se proceda a la operación cesárea, después de cerciorarse del verdadero
fallecimiento de la embarazada, por los medios y baxo las reglas de la referida
instrucción, que deberá tenerse a la vista praa su puntual observancia.
"Segunda, que así el Párroco como el fácultativo que se llamare para aquel fin
deban en cualquiera hora del día o de la noche que se les llame pasar
inmediatamente a la casa de la difunta, sin poder excusarse a ello, ni al
cumplimiento de su respectivo, baxo pretexto alguno.
"Tercera, que en los pueblos donde no hubiere facultativo el Cura Párroco, de
acuerdo con la Justicia, nombren al sujeto que creyeron de mejor talento,
dextresa e idoneidad para executar la operación cesárea con preciso y exacto
arreglo a la instrucción, que se tendrá presente en el acto, y a cuya perfecta
execución coadyuvarán en caso necesario el Cura con sus advertencias y
conocimientos.
"Quarta y última, que con esta mira los Párrocos y las Justicias conserven en
su poder para los casos que ocurran la orden que se les comunique por los
Prelados eclesiásticos y Gobernadores pues los primeros no han de consentir
se dé sepultura a muger alguna, de cualquier clase que fuere que haya
fallecido embarazada, sin que les conste antes que con ella se ha practicado la
operación; y los segundos deben cuidar y zelar de que todo lo prevenido se
execute exactamente, dando cuenta a los superiores correspondientes de las
faltas que notaren en materia de tanto interés a la humanidad. En su
consecuencia mando a los virreyes, Audiencias y Gobernadores, ruego y
encarezco a los M. RR. Arzobispos y R.R. Obispos de mis dominios de Indias e
islas Filipinas comuniquen la referida adjunta instrucción respectivamente a las
Justicias de su Distrito y a los Curas de sus Diócesis, encargándoles
estrechamente su cumplimiento, y contribuyendo a todos que se logre su
importante efecto, ésta mi benéfica y soberana determinación. Dada en
Aranjuez a trece de abril de mil ochocientos y quatro. Yo el Rey.
Por mandato del Rey Ntro. Señor Silvestre Collar, Hay tres rúbricas.
Para que en los dominios de Indias e Islas Filipinas se execute la operación
cesárea, la forma que previene la Instrucción que se acompaña"9.
Por su parte, la instrucción del Colegio de San Carlos es como sigue:
"No es fácill que los destituidos de conocimientos anatómicos hagan
debidamente la operación cesárea después de muerta la madre, porque se
necesita la misma instrucción que para executarla en la muger viva, supuesto
que algunas aparentemente muertas han sido víctimas de la ignorancia de los
que han executado la operación; sin embargo, como la vida espiritual y
temporal de las criaturas es obgeto de la mayor importancia y los Cirujanos
hábiles no se pueden hallar en todos los casos que piden socorro, parece justo
que con la claridad posible se escriba el modo como se ha de executar para
que sea inteligible a todos, aunque no sean facultativos; para lo cual debe
tenerse presente lo que sigue: 1°. Antes de abrirse el vientre se examinará si
aún vive la madre, que, parece muerta, a cuyo fin se le aplicará álcali volátil en
la boca, narices y ojos, se introducirá un alfiler entre la uña y carne de
cualquier dedo o se le estimulará por otros medios sabidos; pero si practicadas
estas diligencias no diera muestra alguna de vitalidad, se pasará
inmediatamente a la operación. 2° Si la criatura se presentase por la vía
natural, debe ser extraída por la misma, observando las reglas del arte, que no
se pueden explicar de modo que las entiendan todos, Si esta corta instrucción
lo promete. 3°. Aunque se ha prevenido que la operación debe executarse
cuanto antes, no por esto se dexará de haoer aun cuando hayan pasado
muchas horas. 4°"También se hará aun cuando el embarazo sea de muy corto
tiempo, y se bautizará la criatura de modo que el agua la toque
inmedlatamente. La operación en este caso pide más conocimientos de los
que pueda tener quien no sea Cirujano; y por tanto no explicamos varias
circunstancias que deben tenerse presentes, como sondar a la madre, abrir el
vientre entre los músculos piramidales, abrir el envoltorio de la criatura con
cuidado. A.C. Teniendo lo expuesto presente, y suponiendo que la
embarazada es de mese mayores, y que la matriz está situada en medio del
vientre, y sube hasta cerca del pecho, que es lo más regular, debe practicarse
la operación.
Operación
"Un bisturí cortante por la convexidad, y otro que termine en botón y en su
defecto una navaja o cortaplumas, son los únicos instrumentos que se
necesitan. Colocado el cadáver en la cama, o donde se halle, un poco ladeado,
sin descubrir más de lo necesario, se comprimirá moderadamente el vientre, y
se hará una saja de poco menos de seis pulgadas, que equivale a cerca de
media tercia de vara castellana. Esta abertura debe comprender la piel,
músculos y peritoneo, partes que no están unidas entre si, de modo que es
fácil separar: divididas que sean ya, queda abierta la cavidad del vientre.
"Para executarla sin herir las entrañas, como intestinos, estómago, A.C. se
hará primeramente una abertura pequeña, y se introducirán por ella dos dedos,
que conducirán con cuidado el bisturí con el botón o navaja, hasta prolongar la
abertura a la longitud de cerca de media tercia, como se ha dicho. La saja se
hará en el lado donde el vientre esté más abultado, o donde mejor se presente
la criatura: debe ser transversal a dos dedos del borde de las costillas más
baxas, y a cuatro dedos del ombligo, de modo que el corte ha de ser dirigido de
adelante hacia el espinazo. Practicada esta abertura se hará otra igual, y con
las mismas precauciones que la antecedente, en la matriz, que es una gran
bolsa como carnosa, en donde está contenida la criatura: luego se abrirán con
igual cuidado las membranas secundinas, que son como una tela también a
manera de bolsa, metida dentro de la matriz, las cuales envuelven
inmediatamente a la criatura; y descubierta que sea, y embebida la sangre por
medio de una esponja fina o de paños se procederá del modo siguiente:
"Si la criatura no diere muestras de vida, no se extraerá antes que se bautice
baxo condición.
"Si está viva y robusta al parecer, se extraerá cogiéndola por los pies, del tal
modo que cueste menos trabajo, y luego se bautizará echándole el agua en la
cabeza. Después de sacada se atará el cordón a uno o dos dedos del ombligo,
y se cortará a otros dos de la ligadura; luego se extraerán las parles, tirando
ligeramente del cordón, y si estuviesen adheridas a la matriz, se despegarán
con muchísimo cuidado desprendiéndolas ligeramente con los dedos cortadas
las uñas, o mejor con el borde de la mano. Es expuesto hacer costura alguna
al vientre de la madre: solamente se pondrán en contacto los bordes de las
heridas, y se aplicará una toalla moderadamente ajustada que venga de atrás
hacia adelante.
"Nota: En el caso de un mal parto deberá abrirse el zurrón con mucho cuidado;
y presentándose la criatura aunque fuese como un grano de cebada, si tiene
movimiento se bautizará; y si no lo tiene también se hará baxo condición.
"0tra: Puede haber hernia o quebradura, estar el útero muy baxo, la placenta o
las parias estar en el sitio de la incisión. A.C. Estas particularidades y otras que
se omiten, las cuales piden Cirujano hábil para que se proceda con acierto, nos
obligan a decir que toda instrucción breve, y que sea inteligible por los que
carecen de conocimientos de la facultad, será siempre defectuosa como es la
que presentamos.
"Por comisión de la Junta de Catedráticos del Real Colegio de San Carlos,
hemos trabajado el presente Reglamento. Madrid, 25 de Octubre de 1803. Dr.
Josef Ribes. Dr. Manuel Bonafos. Es copia de su original, de que certifico.
Madrid 12 de Noviembre de 1803. De acuerdo de la Junta Gubernativa y
escolástica de este Colegio.
Dr. Sebastián Aso y ~vieso, Secretario Interino.
"Es copia de su original. Madrid 13 de Abril de 1804. Hay una rúbrica".
Las normas que daba el monje Alfonso José Rodríguez para practicar la
operación cesárea fueron, como se ha dicho, impresas por Juan Ignacio
Gutiérrez, Canónigo de la Iglesia Metropolitana de Santafé. Un ejemplar reposa
en la Biblioteca Nacional de Bogotá10.
Es de suponer que después del anterior mandato real, la operación cesárea
postmortem hubo de llevarse a cabo en el Nuevo Reino de Granada.
Ciertamente, de ello encontramos referencia en la Historia de la Diócesis de
Popayán, escrita por el presbítero Manuel Antonio Bueno. En Julio de 1766, los
Padres Camilos de la Buena Muerte fundaron en Popayán una institución
encargada de asistir a los moribundos. En el obituario que llevaban
consignaban cuidadosamente el nombre de los enfermos, el día, la hora y el
mes de su fallecimiento. Este libro fue llenado hasta el 27 de enero de 1808.
En la última página, transcrita por el historiador Bueno, se lee lo siguiente:"Se
previene también que el número de mujeres difuntas excede en más de un
tercio al de los hombres (...). No es corta la fe y afecto que tienen al sagrado
instituto, por lo que todos anhelan morir con asistencia de dichos padres, y así
hallarán en este libro de todas castas y colores: indios, negros, mulatos,
mestizos, blancos, europeos, criollos, dos gobernadores, un obispo, deanes,
canónigos, curas, varios, presbíteros, muchas monjas, algunos regulares,
religiosos de estos conventos y algunos regulares transeúntes. Se han
bautizado algunas criaturas, hecho operación cesárea (el subrayado es
nuestro)11.
REFERENCIAS
1. Quecke, K. Principio. históricos de la
operación cesarea. En Actas Ciba, julioseptiembre,
p. 82, 1952.
7. Usandizaga, M. Historia de la
obstetricia y la ginecología en España.
Edit. Labor, S.A., Barcelona,
p. 241, 1944.
2. Píndaro. Odas y fragmentos (Pítica III), 9. Real Cédula de 1804."Modo de hacer la
Editorial Gredos, Madrid, PP. 54-156,1984 operación cesárea después de muerta la
madre". Biblioteca Nacional (Sala Pineda,
3. Quecke K. La operación cesárea en la No. 826), Bogotá,
mujer muerta. En Actas Ciba, julio
10. Rodríguez, A.j "Modo de hacer la
-septiembre, p. 88, 1952.
operación cesárea después de muerta la
madre". Biblioteca Nacional
4. Gabert, H.A. y Bey, M. History and
development of cesarean operation. En
(Fondo J.M. Quijauo, No. 115). Bogotá.
Obstet. and Gynecol. Clinics
11. Op.cit., Biblioteca de Historia Nacional.
of North America, 15:91,1988.
Edit. ABC, Bogotá, 1945.
5. Ibíd., p. 594.
6. Ibíd., p. 595.
Capítulo V
EL SIGLO XX
1. Panorama general
2. La obstetricia y la ginecología en la primera mitad del siglo.
3. segunda mitad del siglo. La ginecobstetricia.
4. Resumen
1.PANORAMA GENERAL
Si en el siglo decimonono la medicina progresó a pasos largos, en lo que va
corrido del siglo actual lo ha hecho con botas de siete leguas. Por eso, más
que difícil, es imposible reseñar siquiera buena parte de los hechos nuevos
aparecidos en los dominios de la obstetricia y la ginecología. Haciendo un
esfuerzo de síntesis, hemos seleccionado Cromonológicamente aquellos
acontecimientos que a nuestro juicio son de verdad hitos históricos en el
desarrollo de la especialidad. Hélos aquí:
1906-. Henry Hallet Dale (1875-1968), en Edimburgo, descubre la acción
oxitócica del lóbulo posterior de la hipófisis1. Se le entregaba al médico un
instrumento efectivo para ir dejando de ser actor pasivo en el proceso del
parto.
1913-. Para inducir el parto, el inglés Watson propone un método a base de
aceite de ricino, enema jabonosa y sulfato de quinina2. Este método solo y
más tarde asociado al extracto del lóbulo posterior de la hipófisis, fortalece el
papel del médico como director del parto.
1915-. Robert Meyer describe y clasifica las neoplasias ováricas3.
1916-. Robert L. Dickinson utiliza tallos intrauterinos de fácil aplicación como
método anticonceptivo4. No obstante existir antecedentes, este aporte iría a
estimular la curiosidad de los investigadores por mejorar dicha opción
contraceptiva.
1919-. La Conferencia General de la Organización Internacional del trabajo
(OIT) aprueba en Ginebra una convención internacional encaminada a
proteger a la mujer embarazada.
1921-. J.A. Sampson señala la importancia y significación de la endometriosis,
descrita poco antes por Cullen y von Recklinghausen5. A la blenorragia se
agrega otra causa importante de infertilidad femenina.
1923-. E. Allen y EA. Doisy demuestran que al inyectar un extracto de liquido
folicular a una ratona castrada, se observan cambios morfológicos en la
mucosa vaginal6. Así queda demostrada la existencia de un principio activo del
ovario (la estrina) que actúa a distancia (hormona).
1927-. Para darle mayor certeza a la biopsia, E. Schiller propone la aplicación
de solución de Lugol al cuello uterino cuando se sospecha un carcinoma
incipiente7. El ginecólogo comienza a desembozar el cáncer genital incipiente
de la mujer.
1928-. Selmar Ascheim y Bernard Zondek divulgan el método biológico de
diagnóstico del embarazo, utilizando ratas impúberes8. Cuenta el obstetra con
un gran recurso paraclínico que le permite un diagnóstico temprano y certero.
..........-. La fracción útero estimulante (oxitocina, comercialmente Pitocin) es
extraída del lólulo posterior de la hipófisis por Kamm9. Se va haciendo más
fisiológica la capacidad de estimular la contracción uterina.
1933-. Heinselmann idea el colposcopio, que aumenta diez veces la imagen
del cérvix10. Con este instrumento se complementa la prueba de Schiller
mencionada arriba.
.........-. Aparece en Inglaterra el libro Parto sin dolor, escrito por Grantly Dick
Read. Con la teoría de éste el obstetra posee una nueva concepción de los
fenómenos dolorosos del parto, lo que lleva a poner en práctica una nueva
cultura para el nacimiento11.
1934-. Cuatro grupos distintos de investigadores logran aislar químicamente la
sustancia que ocasiona en el útero cambios de progesto, es decir, la
progesterona12. La endocrinología ovárica y placentaria comienza entonces a
ocupar su sitio en el proceso gestacional.
1937-. A.T. Anderson, aprovechando la laparoscopia -introducida en 1910-,
practica la esterilización tubaria13. Se inicia así el control quirúrgico de la
concepción mediante un procedimiento fácil y seguro.
1940-. Choh Hao Li aísla la hormona hipofisiaria luteinizante (LH) y más tarde
la folículo estimulante (FSH)14.
........-. Lansteiner y Wiener describen el factor presente en la sangre humana
que aglutina en presencia de suero de macaco Rhesus (el factor Rh)15 La
transfusión sanguínea, tan socorrida en obstetricia, se hace más segura.
1941-. El griego George N. Papanicolaou comunica que es posible diagnosticar
el cáncer del útero mediante el estudio de la citología vaginal16. Este aporte le
otorga a la mujer uno de los mayores beneficios jamás obtenidos.
1942-. Robert Hingson y Waldo Edwards describen en Estados Unidos una
técnica para producir anestesia de la zona pélvica, empleándola con éxito en el
parto. Denomináronla "analgesia caudal continua"17. M igual que la
contribución de Read, con ésta se humaniza el proceso del parto al combatir el
componente doloroso que se asocia al acto del nacimiento.
1943-. El inglés E.W. Page sugiere y aplica, el primero, la oxitocina natural en
infusión intravenosa contínua18. Fue el toque final, el que perfeccionó
pragmáticamente el aporte del inglés Dale cuarenta años atrás.
1950 -. Los investigadores uruguayos R. Caldeyro-Barcia y H. Alvarez dan a
conocer sus experiencias sobre el registro interno y externo de la contracción
uterina, lo cual, complementado con las observaciones posteriores de E.H.
Hon y S.V. Pose, permitirían sistematizar el control electrónico del estado
fetal19.
.........-. DA. D'Esopo comunica en los Estados Unidos de Norteamérica haber
ejecutado 1.000 operaciones cesáreas sin mortalidad materna20. Con esta
noticia se da paso libre al uso de la intervención, aminorando o sepultando la
mayor parte de los recursos que durante siglos se utilizaron para ayudar al
nacimiento.
1954-. B. Westin introduce una aguja óptica dentro de la cavidad uterina para
visualizar directamente el feto21. Queda al descubierto el interior del útero
grávido que, como un tabernáculo sagrado, había sido hasta entonces
respetado.
1956-. lan Donald, de la Universidad de Glasgow, Escocia, inicia el diagnóstico
ultrasónico en el terreno obstétrico22. Con este método explorador no invasivo
se pone fin a la intimidad del ámbito fetal y se revoluciona la enseñanza y la
práctica de la tocología.
1960 -. Se coloca a la venta el primer esteroide anticonceptivo ("la píldora") con
el nombre de "Enovid", resultado de las investigaciones de John Rock y
Gregory Pincus23. Con ello se inicia otra revolución, de inmensas
proyecciones sociales en el campo de la reproducción humana.
1961-. R. Greemblatt y colaboradores ponen en uso clomifene, sustancia
inductora de la ovulación24. Se le da logos un recurso valioso para combatir la
infertilidad y a los investigadores un instrumento precioso para llegar más
pronto fertilización in vitro.
1963-. El francés Roger Guillemin descubre el factor liberador de la hormona
luteinizante (LRF) 25. Se refuerza el papel del cerebro en la reproducción de
las especies.
........-. A. W Liley propone transfundir in utero a los fetos afectados por la
isoinmunización al factor Rh26. Continúa el atrevimiento de los investigadores
en su afán por proteger al nonato. Es un paso importante hacia la fetoterapia
invasiva.
1964-. Investigando en presidiarios de la cárcel de Sing-Sing, Vicente Frida
establece el valor de la gammaglobulina anti-Rh. Pronto comenzó a usarse en
mujeres Rh negativas que gestaban hijos Rh positivos evitando con ello la
inmunización materno-fetal27. La generalización de su empleo redujo casi al
límite de la extinción esa grave enfermedad fetal.
........-. En los Estados Unidos, R.E.L. Nesbitt da a conocer sus estudios sobre
las entidades morbosas y circunstancias ambientales que producen un riesgo
perinatal más alto que el normal (alto riesgo) y la necesidad de incrementar el
cuidado prenatal a las mujeres con fáctores adversos28. Este concepto de alto
riesgo revoluciona los esquemas de atención a la embarazada.
1973-. S. Kullander y B. Sandahal comunican que es posible el diagnóstico de
anomalías fetales cromosómicas mediante biopsia placentaria en épocas
tempranas del embarazo29. De ahí en adelante el estudio de las vellosidades
coriales se establece como procedimiento para conocer el genotipo del
embrión y algunas de sus alteraciones.
1978-. Nace el primer "bebé probeta", luego de fertilización in vitro del óvulo y
transferencia del embrión al útero, procedimiento practicado por los ingleses
Patrick Steptoe y Robert Edwards30. Se conmociona el mundo científico y
religioso. Los hombres de ciencia se adueñan del proceso de la reproducción.
1984-. Se da a conocer una prueba segura de embarazo, muy precoz y
sencilla, usando anticuerpos monoclonales (Test EIA o inmunoensayo de
enzimas).
1989-. Los franceses Jean Louis Touraine y Daniel Roudrant transplantan in
útero, mediante cordocentesis, células embrionarias en un caso de
inmunodeficiencia congénita31. Esta, y la hazaña siguiente, le dan carta de
ciudadanía al feto como paciente.
1990-. En los Estados Unidos, Michael R. Harrison comunica haber practicado
in útero, con éxito, la corrección quirúrgica de una hernia diafragmática
fetal32.
REFERENCIAS
1. Dale, H.H. "0n sorne physíological action of 19. "A better understanding of uterine
contractility through simultaneous recordin
ergot". J. Physiol. (London), 34:163, 1906.
with an internal and a seven channel external
2. Ledesma, D.A. "Bosquejo histórico de la
method". Surg. Gynec.& Obst. 91: 641,
obstetricia". En Tratado de obstetricia, Juan
1950.
león. Edit. Científica Argentina, Buenos Aires,
20. "A review of cesarean section at Sloane
tomo III, p. 1.340, 1959.
Hospital for Women 1942-1947". Am. J.
3. Leonardo, R.A., Historia de la ginecología. Obstet. Gynecol. 59:77, 1950.
Salvat Editores, S.A., Barcelona, p.
308, 1948.
21. Sánchez, F. Ciencia y..., p. 74.
4. Sánchez-Torres, F. Ciencia y
reproducción humana, Empresa Editorial
Universidad Nacional, Bogotá, p. 88, 1991.
22. Sánchez, F. "Pasado, presente y futuro de
la ultrasonografía obstétrica". Rev. Col. Obst.
Gin.41: 217,1991.
5. Leonardo, Historia de la ginecología, p.
23. Rock, J. Control de natalidad. Edit. Seix
309.
Barral S.A., Barcelona, p. 157,1964.
6. JAMA 81: 819, 1923.
24."Induction of ovulation with MRL". JAMA
178:101, 1961.
7. Schiller, w. "Early diagnosis of carcinoma of
25. "Purification partielle d'un facteur
the cerviz", Surg. Gyn. Obit. 56:210, 1932.
hypothalamique (LRF) stimulant la secretion
de hormone hypophysairede luteinisation
8. Sánchez, F. Ciencia y..., p. 51.
(LH)". C.R.Acad. Sel. (Paris) 256:
9. J. León. Tratado de obstetricia, torno 1, 504, 1963.
p. 829, 1957.
26. "Intrauterine transfusion of a fetus in
10. Leonardo, Historia de la ginecología, p. hemolytic disease". Brit.Med. J. 2:1.107,
1963.
311.
11. Childbirth without fear, London, 1933.
12. Sánchez, F. Ciencia y..., p. 51.
13. Ibíd., p. 85.
14. Ibíd., p. 52.
15. Zimmerman, D.R. Rh: The intimate
history of a disease and ist conquist,
Macmillan, New York, p. 17, 1973.
16. "The diagnostic value of vaginal in
carcinoma of the uterus" Am. J. Obstet.
Gynecol. 42:193, 1941.
17. Raper, H.R. El hombre contra el dolor,
Salvat Editores, S.A., Barcelona, p. 344,
1953.
18. "Response of human pregnant uterus to
pitocin", Proc. Soc. Exp. Blol. Med. 52:195,
1943.
27. "Successful prevention of experimental
Rh
sensitization in man with an anti-Rh gamma
-2 -globulin
antilbody preparation: A preliminary report".
Transfusion
4: 26, 1964.
28.Proceeding biregional Institute on
Maternal Care. Primary prevention.
University of California School of Public
Health, Berkeley, 1964.
29. "Fetal cromosomics analysis after
transcervical placental biopsies during early
pregnancy". Acta Obstet.Scand. 52: 355,
1973.
30. "Birth after reimplantation of a human
embryo". Lancet 2: 366, 1978.
31. Sánchez, F. Ciencia y..., p. 82.
32."Successful repair in utero of a fetal
diaphragmatíc hernia after removel of
herniated viscera from the thorax".
N. EngI. J. Med. 322:1.582, 1990.
Descargar