PROCESO DE “CONSENTIMIENTO INFORMADO” EN DOS INSTITUCIONES HOSPITALARIAS DE BOGOTÁ. ¿LA INFORMACIÓN PROPORCIONADA A LOS PACIENTES GARANTIZA EL RESPETO A LA AUTONOMÍA? EXPEDITO BADILLO AYALA JOSÉ MIGUEL SILVA HERRERA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA INSTITUTO DE BIOÉTICA Bogotá, D.C. 2011 PROCESO DE “CONSENTIMIENTO INFORMADO” EN DOS INSTITUCIONES HOSPITALARIAS DE BOGOTÁ. ¿LA INFORMACIÓN PROPORCIONADA A LOS PACIENTES GARANTIZA EL RESPETO A LA AUTONOMÍA? EXPEDITO BADILLO AYALA JOSÉ MIGUEL SILVA HERRERA TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR EL TÍTULO DE MAGISTER EN BIOÉTICA DIRECTORES: EFRAÍN MÉNDEZ EDUARDO RUEDA B PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA INSTITUTO DE BIOÉTICA Bogotá, D.C. 2011 CONTENIDO CONTENIDO ------------------------------------------------------------------------------------------- 9 INTRODUCCIÓN. ----------------------------------------------------------------------------------- 11 1. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL ------------------------------------------------------ 14 1.1. Origen del consentimiento informado ---------------------------------------------- 14 1.2. Evolución de la relación médico-paciente. ---------------------------------------- 20 1.3. El principialismo. ------------------------------------------------------------------------- 23 1.4. Componentes del consentimiento informado. ------------------------------------ 25 2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. --------------------------------------------------- 34 3. PREGUNTA DE INVESTIGACION ------------------------------------------------------- 37 4. HIPOTESIS DE TRABAJO ----------------------------------------------------------------- 38 5. JUSTIFICACIÓN------------------------------------------------------------------------------- 39 6. DESCRIPCICIÓN DE LOS CENTROS DE ESTUDIO Y DEL PROCESO DE OBTENCIÓN DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO. ---------------------------------- 40 6.1. Proceso de obtención del consentimiento en la Clínica Palermo ----------- 40 6.1.1. Formato de consentimiento informado para cirugía utilizado en la Clínica Palermo -------------------------------------------------------------------------------------43 6.1.2. Declaración del Paciente ------------------------------------------------------------ 44 6.1.3. Declaraciones y firmas. -------------------------------------------------------------- 46 6.2. Proceso de obtención del consentimiento en el Hospital San Ignacio ---- 47 6.2.1. Formato de consentimiento informado para cirugía utilizado en el Hospital San Ignacio. ------------------------------------------------------------------------------49 9 7. OBJETIVOS. ------------------------------------------------------------------------------------ 50 7.1. Objetivo principal: ------------------------------------------------------------------------ 50 7.2. Objetivos secundarios: ----------------------------------------------------------------- 50 8. METODOLOGÍA ------------------------------------------------------------------------------- 51 8.1. Encuesta y respuestas esperadas. ------------------------------------------------- 53 8.2. Fundamentación del instrumento basada en los conceptos expuestos por Beauchamp y Childress. ----------------------------------------------------------------------- 54 9. RESULTADOS. -------------------------------------------------------------------------------- 57 9.1. Grado de escolaridad de la muestra. ----------------------------------------------- 57 9.2. Grado de apropiación de la información en relación con el grado de escolaridad de la muestra. --------------------------------------------------------------------- 58 9.3. Primer componente de la información. --------------------------------------------- 59 9.4. Segundo componente de la información.------------------------------------------ 61 9.5. Tercer componente de la información. --------------------------------------------- 63 9.6. Cuarto componente de la información.--------------------------------------------- 65 9.7. Quinto componente de la información. --------------------------------------------- 66 9.8. Información básica revelada y captada por los pacientes en las dos instituciones.- Representación general de la encuesta. ------------------------------- 68 10. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. ----------------------------------------------------- 69 BIBLIOGRAFÍA -------------------------------------------------------------------------------------- 79 10 INTRODUCCIÓN. El consentimiento informado es un concepto tradicionalmente incorporado por la bioética, entendida esta, no como una prolongación de la ética médica sino como un saber nuevo inducido por la tecnología. Se puede ubicar entonces dentro de la bioética clínica, una rama más de lo que podría llamarse, según Adela Cortina, la microbioética, que también se ocupa de la gen-ética y la neuroética; a diferencia de la macrobioética encargada de la ecología, la justicia global, la biopolítica; o de la mesobioética cuya preocupación se dirige a las organizaciones sanitarias y los sistemas de salud (V Congreso Internacional de Bioética: Tendencias Contemporáneas en Bioética. Bogotá , novembre 3-2010). A pesar de ser un tema clásico de bioética clínica, hoy continúa mas vigente que nunca, tanto que con frecuencia figura en la discusión dentro de los foros académicos y en los congresos médicos de las diferentes especialidades. Aunque es abundante la teorización disponible en el contexto filosófico y jurídico en relación con el consentimiento informado, las conclusiones no pueden calificarse como bioéticas si no se incluye la visión de los trabajadores de la salud encargados de la atención directa del paciente en la vida real. La doctrina del consentimiento informado ha traído consigo el reconocimiento del paciente como agente moral, cuya autodeterminación y dignidad deben ser respetadas. Se entiende que el acto humano es ético y moral cuando su actuar se deriva del ejercicio de la conciencia racional y de un acto voluntario y libre. Lo que se pretende entonces con el consentimiento informado, es simplemente que en el acto médico como en cualquier otro acto humano, la persona enferma tenga la posibilidad de ser juez y parte de su propio destino, ejerciendo su libertad política y civil para conducirse de acuerdo con la razón siguiendo el dictado de la 11 conciencia, sin sentir la obligación de actuar a instancias de la motivación mas fuerte, exenta de sentimentalismos o engaños. En la práctica médico quirúrgica, para poder realizar un determinado procedimiento en los pacientes por parte de los profesionales sanitarios, es necesario cumplir un proceso de consentimiento informado que culmina con la negativa del paciente o con la aprobación del mismo, plasmada en un documento institucional previamente establecido. Este proceso de consentimiento informado se inicia con el primer contacto entre el médico y el enfermo, momento en que se da origen a la relación médicopaciente, la que, en la medida que evoluciona, se nutre de los componentes del consentimiento informado. Los denominados componentes del consentimiento informado, fueron enunciados inicialmente por Ruth Faden, en su libro “A history and theory of informed consent”2, y posteriormente desarrollados profundamente por Tom L. Beauchamp y James R. Childress, en su famoso libro “Principios de Ética Biomédica”, donde establecen siete elementos constituyentes del consentimiento informado, a saber: competencia, voluntariedad, exposición, recomendación, comprensión, decisión y autorización3. Para los autores, cada uno de ellos interviene en la decisión autónoma de los pacientes. Cómo se da este proceso de consentimiento informado en la realidad de nuestro país y de nuestras instituciones, es una de las inquietudes en el ámbito de la bioética clínica nacional. La exposición o información es uno de los componentes básicos dentro del proceso de consentimiento informado, y es condición obligatoria para que se den los otros elementos;4 por este motivo nos hemos 2 Faden R, A history and theory of informed consent, Oxford University Press ,New York, 1986 3 Beauchamp T, Childress J. Principios de Ética Biomédica. Ed. Oxford University Press. 2001. 4 Ibid, pag 80. 12 propuesto realizar un trabajo de investigación donde se indaga la información que se les da a los pacientes antes de ser sometidos a procedimientos quirúrgicos en la Clínica Palermo y en el Hospital Universitario San Ignacio, de Bogotá. La metodología incluye en primer lugar la descripción de los procesos de consentimiento informado en las instituciones escogidas para efectuar el estudio, seguido, del análisis del proceso dado en los dos establecimientos a partir de las observaciones obtenidas desde un trabajo de campo. Para el trabajo de campo, se elaboró un instrumento basado en los conceptos teóricos de Beauchamp y Childress, donde se explora por medio de una serie de preguntas semi- estructuradas el componente de la información suministrada a los pacientes sometidos a procedimientos quirúrgicos programados, en cada uno de los centros hospitalarios. La muestra se analizó y comparó, para concluir, cómo y en qué grado la información dada a los pacientes garantiza su elección autónoma. 13 1. MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL 1.1. Origen del consentimiento informado El consentimiento informado se desarrolló en el siglo XX. En las dos primeras décadas tuvo lugar la aparición de lo que se puede llamar el consentimiento simple, que aparece a partir de la jurisprudencia estadounidense a propósito de abusos médicos innegables. En consecuencia, la legislación estableció que realizar un procedimiento quirúrgico sin autorización se constituía en una agresión que permitía al afectado reclamar daños. Esta es seguida de otra decisión jurídica que hacia la quinta década del siglo pasado, instituyó el derecho a la información veraz en el caso de que esta se diera. Es a partir de la segunda mitad del siglo XX, que se establece el consentimiento informado cuando se instituyen gradualmente los llamados estándares de información del médico razonable, de la persona razonable y de la información subjetiva, que surgen de la jurisprudencia y dan lugar a la legislación posterior. 5 A lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX se introdujo en el ejercicio clínico de occidente el concepto de “privilegio terapéutico”, que fue la primera denominación con la que se reconoció en el ejercicio médico, un acto equivalente al que hoy se conoce como consentimiento informado. Este consistía en la obligación del médico de informar al paciente acerca de los pormenores de la enfermedad. Sin embargo, se mantenía al mismo tiempo la obligación de callar o mentir si la información podía ser potencialmente dañina para el enfermo. No se puede desconocer que una es la visión romántica del papel del médico, mas acorde con el concepto que se tiene del médico integral de antaño y que prevaleció hasta finales del siglo XX; y otra, es la que corresponde al tipo de atención actual dentro de una sociedad pluralista y globalizada en la que los 5 Saavedra, J. Consentimiento Informado. Médico Legal- On Line. Sociedad Colombiana de Anestesiología. FEPASDE. 14 complejos centros asistenciales y protocolos de atención, mas la intermediación de las aseguradoras, afectan la relación médico-paciente. Por lo tanto, el consentimiento informado es una oportunidad del médico para aplicar el respeto por los derechos fundamentales de la persona enferma, donde participan tanto la naturaleza humana y vocación de servicio del médico, como la corresponsabilidad del paciente en la restitución de su salud, y en consecuencia evitar que se reduzca a la interpretación ético-jurídica de un contrato de responsabilidad disciplinaria, civil o penal entre las partes. En el intento de llegar a los orígenes del consentimiento informado, es posible encontrar referencias de hechos históricos que apelan al acto de consentir y a la toma de decisiones en escenarios tan remotos como los de la antigua Grecia. Desde Hipócrates, la concepción del enfermo como un minusválido en la toma de decisiones perduró durante casi 25 siglos, solamente, en las últimas décadas del siglo XX esta concepción comenzó a cambiar. A través del tiempo, los conceptos médicos en relación con la ética experimentaron una transformación acorde con la evolución tecnológica de la ciencia y de los acontecimientos políticos y económicos. Los primeros antecedentes del derecho a la decisión terapéutica y del consentimiento por parte de los pacientes se remonta a la Declaración de Filadelfia promulgada en 1773. En 1803, aparece la que se podría considerar como una de las mas notables contribuciones a la codificación de la ética médica , aportada por el médico inglés Thomas Percival, en su “Code of institutes and precepts adapted to the profesional conduct of physicians and surgeons” donde expresa lo que debe ser una práctica médica correcta y se refiere a cuestiones como las relaciones entre los profesionales, la necesidad de auditorías y el control de calidad .De la misma manera, alude a que el médico debe asegurarse de que la información 15 suministrada a los pacientes y familiares corresponda a aquella que es necesaria para garantizar la protección de sus intereses. El código de Percival inspiró a la AMA (American Medical Association), a la construcción de su propio código. Con miras a corregir el caos en que se encontraba sumida la medicina americana en aquel entonces6. En 1905 y 1906 se producen dos acontecimientos en la jurisprudencia norteamericana que aluden al consentimiento de los enfermos antes de ser sometidos a actos médicos. Se refiere al fallo a favor de Anna Mohr, quien autorizó la intervención quirúrgica de su oreja derecha, sin embargo, fue operada de la izquierda. El tribunal sentenció que "ningún médico podía violar la integridad corporal del paciente sin mediar su consentimiento" y condenó al médico por agresión. En 1906, un juez rechazó el alegato de un médico que sostenía que su paciente, una vez bajo su cuidado, estaba obligada a aceptar el procedimiento que él determinara aplicar, en el caso tratado, la extirpación del útero. Por no existir autorización expresa ni conocimiento previo por parte la paciente, el médico también fue condenado, por agresión El primer gran antecedente data en realidad de 1914 y se dictó en la causa “ Schoendroff vs Society of New York Hospital”, donde se sostuvo que “ todo ser humano adulto y sano mentalmente, tiene derecho a determinar qué es lo que él hará con su propio cuerpo debiendo responsabilizarse al cirujano que practique una operación sin el consentimiento de su paciente”. Se trataba de una mujer que había autorizado una laparotomía exploratoria diagnóstica y en el procedimiento se le extirpó un tumor.7 6 Fernández Varela H, Sotelo Monroy G. El consentimiento mediante información. Rev. Fac. Med UNAM: 43 (1) 2000;6-11 7 Vásquez Ferreira, R. El consentimiento informado en la práctica médica. REVISTA Jurídica del Perú. N° 44, marzo 2003. Editora Normas Legales; 5-6 16 Después de la Segunda Guerra Mundial, luego de conocerse los crímenes cometidos por los nazis, nace el concepto de “consentimiento voluntario” expresado en el Código de Nuremberg. El código contempla que la persona debe tener capacidad legal así como información y comprensión sobre la naturaleza, duración, propósitos, métodos, riesgos e inconvenientes derivados de la participación en el experimento. También exige, que el sujeto esté en posición de poder decidir libremente, sin ningún tipo de coerción, coacción, engaño o fraude sobre su voluntad. En su artículo 10, consagra el principio ético y legal, que reconoce la libertad y la autonomía del paciente, para protegerlo cuando este participe en investigaciones científicas.8 La primera vez que se aplicó legalmente en la jurisprudencia norteamericana, el término “consentimiento informado” en la relación médico-paciente fue en 1957, a raíz del famoso caso Salgo y la sentencia del juez Bray, en el que se juzgaron las responsabilidades por una paraplejía causada durante una aortografía translumbar cuyos riesgos no fueron advertidos previamente al paciente. En la sentencia el juez determinó: “Un médico viola su deber hacia su paciente y es sujeto de responsabilidades, si no proporciona cualquier dato que sea necesario para fundamentar un consentimiento inteligente al tratamiento propuesto… en la discusión de los riesgos se debe emplear una cierta dosis de discreción consistente con la completa revelación de los hechos que es necesaria para un consentimiento informado”9 8 Davis, A . Consentimiento informado y diversidad cultural. No 15. 2008 Ed. Fundación Victor Grifols i Lucas. Barcelona. 9 Plaza I, Toro M, Zarco C, Bandrés F, Herreros B. El consentimiento informado - Historia y conceptos generales. Cap. 1. Ed. Comité de Bioética y derecho sanitario de ASISA – LAVINIA. 2010;19. 17 La exigencia del libre consentimiento sería consolidada por la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, en 1964. Dicha declaración se convertiría en la piedra angular de la ética de la investigación biomédica, donde el principio básico es el respeto por el individuo y su derecho a la autodeterminación, así como, a tomar decisiones informadas, tal como reza en los artículos 8, 20, 21 y 22. Con el nacimiento de la Bioética en los años setenta, se origina una nueva forma de entender y aplicar la ética en los aspectos relacionados con la vida y conducta humanas y suceden hechos relevantes con respecto al desarrollo del concepto de consentimiento informado. En cuanto a la toma de decisiones en la práctica clínica, en 1973 aparece la Declaración de Derechos de los Pacientes Asociación Americana de Hospitales, en la que se resaltan los de la derechos relacionados con la autonomía, o sea, los que defienden el derecho a recibir información y a poder tomar las propias decisiones en el ámbito de la salud y la atención sanitaria. También se reconoce el derecho a disponer y acceder a la historia clínica, y el derecho que garantiza la intimidad y confidencialidad. En relación con el consentimiento en investigación, aparece en 1979 el informe Belmont de la National Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research, en la que se destacan tres principios éticos: respeto por las personas, beneficencia y justicia. Este es el preámbulo para la justificación moral del principialismo expuesto por Beauchamp y Childress, posteriormente. El concepto de consentimiento informado, cuya definición surge en occidente como ya se había mencionado, no necesariamente se centra en la toma de decisiones individuales, sino que su aplicación varía de acuerdo con la diversidad cultural, las creencias religiosas y las costumbres propias de cada país. En la literatura bioética japonesa, por ejemplo, muchos escritores han manifestado su desacuerdo con la adopción de los principios bioéticos occidentales, incluyendo 18 entre ellos el consentimiento informado, debido a que en su cultura juega un papel importante la familia; por lo que abogan en consecuencia, para que las decisiones puedan ser basadas en la familia o facilitadas por ella, cuando se considere necesario. Adicionalmente, otros autores amplían aún mas este argumento sacándolo de las fronteras del Japón y aplicándolo a países como los Estados Unidos y Gran Bretaña, los que están compuestos de diferentes subculturas a las que se les debería aplicar un estilo diferente de consentimiento informado. Este es el concepto que debería ser universal para algunos autores. A pesar de lo novedoso del concepto, creemos que este tipo decisiones basadas y facilitadas por la familia deben ser excepcionales, por cuanto pueden arrastrar un peligro implícito en donde la dinámica familiar puede forzar la toma de decisiones vulnerando la autonomía individual. Las numerosas investigaciones que han girado en torno al consentimiento informado en las últimas décadas, indican que es necesario mejorar los procesos de consentimiento informado, por cuanto a pesar de los intentos encaminados a conseguir un procedimiento de alta calidad existe la percepción general dentro los profesionales de salud, que los pacientes tienden a sobrestimar o malinterpretar los beneficios de los tratamientos. Por esta razón, existe la preocupación general de construir formas de consentimiento mejor estructuradas y mas informativas, que cobijen la mayor parte de la población independientemente del grado de escolaridad. Otra estrategia propuesta consiste en incorporar materiales educativos suplementarios que faciliten el proceso, especialmente, en casos complejos y situaciones sensibles. El material educativo suplementario puede ayudar a que los pacientes exploren sus propias preferencias, a resaltar la información relevante, a disminuir el conflicto ante la decisión y también a disminuir la frecuencia de los procedimientos electivos no importantes. Si trasladamos estos conceptos a nuestra realidad colombiana donde la familia juega un papel preponderante, podríamos afirmar que 19 nuestro país no está preparado para asumir por completo, en todas las circunstancias, el concepto de autonomía centrado en el individuo, tal como lo expusieron Beauchamp y Childress. 1.2. Evolución de la relación médico-paciente. La relación médico paciente ha tenido un cambio importante en los últimos años. Debido a esto, muchos autores han intentado definir cómo debería ser la relación médico-paciente ideal. Entre ellos se destaca el artículo de Ezekiel J y Ezekiel L, en el cual, abordan la relación médico-paciente en forma profunda y la agrupan en cuatro modelos que han servido de pilar para posteriores discusiones críticas, que han contribuido a enriquecer conceptualmente y a formalizar cada vez más, la relación que nos ocupa. Los cuatro modelos propuestos por ellos se conocen como: paternalista, informativo, interpretativo y deliberativo. Los expondremos brevemente a continuación, destacando tanto la importancia de la calidad de la información suministrada, como las diferencias relevantes en cada uno de los modelos . En el modelo paternalista, que predominó hasta hace muy poco tiempo, los médicos se concentraban en la habilidad para determinar la condición médica, la etapa del proceso de enfermedad, las pruebas diagnósticas y los tratamientos, con el fin de restaurar la salud o aliviar el dolor. La información que presentaban a los pacientes con el objetivo de obtener la aprobación de las intervenciones, se dirigía solamente aquella que el cuerpo médico consideraba mejor. En un extremo del espectro, el médico se limitaba a informar al paciente y a su familia, cuándo la intervención tendría lugar.10 10 Ezekiel J, Ezekiel L . Four Models of the Physician-Patient Relationship. JAMA. 267: 22212226.1992. 4 Gracia, D. De la bioética clínica a la bioética global: Treinta Años de Evolución. Acta Bioética 2002; año VIII, nº 1 20 En el modelo informativo, la obligación del médico se limita a suministrar la mayor información disponible y relevante, para que el paciente seleccione de allí la intervención preferida de acuerdo con sus valores, y así, el médico pueda actuar según lo elegido. El médico informa acerca del estado de la enfermedad, la naturaleza de las intervenciones diagnósticas y terapéuticas posibles, el tipo y probabilidad de los riesgos, las ventajas asociadas con las intervenciones, y de cualquier incertidumbre sobre los conocimientos. El modelo informativo establece una diferencia clara entre hechos y valores. Los valores del paciente son bien definidos y conocidos, las lagunas de los pacientes son un hecho. Entonces, la obligación del personal médico es proporcionar todo el bagaje disponible para que los valores del paciente determinen los tratamientos que deben ser proporcionados. No hay ningún papel para los valores del médico, la comprensión por parte del médico de los valores del paciente, o los juicios sobre los valores del enfermo. En el modelo informativo, el médico es un proveedor de maestría técnica, que le aporta al paciente las herramientas necesarias para ejercer el control. Por otra parte, el modelo interpretativo, pretende descifrar los valores del paciente y lo que en realidad este puede querer. Busca ayudarle a seleccionar las intervenciones médicas disponibles que abarquen dichos valores. Tal como el ejercicio médico informativo, el interpretativo provee al paciente de la información referente a la naturaleza de la condición, los riesgos y las ventajas de las intervenciones posibles. Más allá de esto, sin embargo, el médico interpretativo ayuda al enfermo a aclarar y articular sus valores con la determinación de las intervenciones médicas. El cuarto modelo es el deliberativo. En este, el objetivo de la relación médicopaciente es ayudarle a establecer y escoger los valores más adecuados relacionados con la salud, que puedan ser aplicados en una situación clínica determinada. El médico debe delinear la información sobre la situación clínica y 21 luego ayudar a aclarar los tipos de valores incorporados en las opciones disponibles. Es parte del oficio médico, sugerir por qué ciertos valores son más dignos y deseables, para poder determinar tras la deliberación, qué tipo de valores relacionados con la salud debería perseguir el paciente. El médico considerará solamente aquellos valores relacionados con la salud, es decir, los valores que afectan o son afectados por la enfermedad y los tratamientos, al tiempo que debe reconocer los elementos de la moralidad no relacionados con la enfermedad o el tratamiento, y que en consecuencia, escapan al alcance de su relación profesional.11 Si analizamos este proceso evolutivo, se aprecia que el enfermo deja de ser paciente para convertirse en agente puesto que ya no se comporta obedientemente como un niño, sino que asume su condición de adulto responsable en la toma de decisiones que afectan su propio cuerpo.12 Sería muy difícil escoger el mejor modelo en la relación médico-paciente a la luz de la práctica médica actual. Varios estudios demuestran que un gran número de personas prefieren que el médico tome las decisiones sobre su tratamiento, aplicando de esta forma el modelo paternalista. Otros no quieren ser informados detalladamente y se limitan a lo esencialmente necesario, mientras que otro grupo de personas por el contrario, prefieren aplicar el modelo deliberativo a partir de una información detallada que les permita discutir con sus familiares y médicos.13 De lo anterior se desprende, que lo adecuado es consultar con el enfermo cómo desea que se le brinde la información y cómo prefiere abordar la toma de decisiones. Para ello hay que tener en cuenta obtener la información a solas o en 11 Ezekiel,J. Ezekiel,L. Four Models of the Physician-Patient Relationship. JAMA. 267: 22212226.1992. 12 Lázaro,J., Gracia, D. La relación médico-enfermo a través de la historia. Ann. Sist. Saint.Navar.2006. Vol.29. Suplemento 3: 7-17. 13 Clarke, G., Hall. R, Rosencrance ,G. Physician- patient relations. No more models. Am. J. of Bioethicas,4:2, 16-19. 2010. 22 presencia de familiares o amigos y la necesidad de definir el rol de cada uno de ellos. Algunos estudios, realzan la importancia de que sea el médico tratante quien dé la información y no otro miembro del equipo.14 Cada uno de los modelos comentados varía en la calidad y cantidad de la información suministrada, dicha diferencia es la que determina el tipo de relación médico-paciente que se establecerá. El presente estudio permite valorar el tipo de relación médico-paciente, a partir de la cantidad y calidad de la información ofrecida. 1.3. El principialismo. Desde que surgió la bioética una de sus principales tareas ha consistido en apoyar al personal sanitario en la toma de decisiones ante dilemas o problemas éticos de difícil resolución. Con el tiempo esta rama de la bioética adquirió la denominación de bioética clínica. El principialismo surgió como una corriente bioética, a partir de la publicación de la obra “ Principles of Biomedical Ethics”, en 1979, en la que los autores recogieron y transformaron los principios originalmente expuestos en el Informe de Belmont. El principio de respeto se convirtió en el llamado, por estos autores, principio de Autonomía. El principio de Beneficencia del Informe Belmont se desdobló en los principios de No maleficencia y de Beneficencia. No maleficencia significa “no hacer daño intencionadamente” bien sea por acción o por omisión. Por otro lado, el principio de Beneficencia dictamina “la obligación moral de actuar en beneficio de otros”. Este último conlleva una verdadera obligación, por lo que debe distinguirse del concepto de beneficencia entendida como benevolencia. El principio de Justicia propende por la distribución equitativa de beneficios y cargas, según el cual, los recursos de la salud se deban repartir equitativamente y sin discriminación. 14 Ibid, pag 17. 23 La importancia del denominado principialismo y por lo tanto de los cuatro principios (no maleficencia, beneficencia, justicia y autonomía) plasmados en la obra de Beauchamp y Childress es de tal trascendencia en la historia de la bioética, que autores de larga trayectoria se han atrevido a afirmar que no se puede entender dicha historia, sin tenerlo en cuenta.15 La palabra “principio” se utiliza para significar la fuente o el origen de algo. El término “principios” según los autores que nos ocupan, puede ser entendido en sentido amplio abarcando todas las normas morales; o de una forma mas restringida, utilizando estas normas generales como fuente de pautas mas específicas. En los términos de Beauchamp y Childress, la autonomía personal se refiere a “la regulación de uno mismo, libre, sin interferencias externas que pretendan asumir el control y sin limitaciones personales, como por ejemplo, una comprensión inadecuada que impida hacer una elección”. Según estos autores, “ser autónomo no es lo mismo que ser respetado como agente autónomo”. Para ellos respetar a un agente autónomo, implica como mínimo asumir su derecho a tener opiniones propias, a elegir, y a realizar acciones basadas tanto en sus valores como en sus creencias personales”. Bajo este entendido, el respeto debe ser activo y capaz de asumir la obligación de no intervenir en los asuntos de otras personas, y a su vez, asegurar las condiciones necesarias para que la elección sea autónoma, mitigando los miedos y todas aquellas circunstancias que puedan entorpecer o impedir la soberanía del acto. Toda teoría sobre la autonomía exige contar con dos condiciones para que las acciones se puedan calificar como autónomas. La primera de ellas, es la libertad externa, que significa que el agente debe obligatoriamente estar libre de influencias externas que lo controlen. La otra, es la libertad interna, que indica que 15 Ferrer, J. Para Fundamentar la Bioética- Teorías y paradigmas teóricos en la Bioética contemporánea. Ed. Comillas. Madrid. 2003.; 121-122. 24 el sujeto debe estar en capacidad de actuar intencionalmente. El aporte de Beauchamp y Childress a las condiciones de las acciones autónomas, consiste en exigir no dos sino tres condiciones, adicionándole a la libertad interna la capacidad de comprensión. En consecuencia, para que una propuesta merezca la denominación de “principialista” debe concederle al menos a uno de los principios mencionados, un puesto fundamental en la discusión bioética. Sin querer decir con esto, que todo análisis bioético deba ser principialista. El modelo principialista no es el único, de hecho son varios los modelos alternativos de análisis bioético que se han propuesto como eje central de razonamiento o como complementarios del principialismo. Entre ellos se destacan: el modelo casuístico de Jonsen y Toulmin, el de la moralidad común de Clouser o el paradigma de las virtudes de Pellegrino. 1.4. Componentes del consentimiento informado. En 1986 aparece la publicación de Ruth Faden y Tom Beauchamp, en la que mencionan las condiciones que debe cumplir el consentimiento informado. Estas fueron posteriormente desarrolladas y enriquecidas por Beauchamp y Childress con conceptos que han perdurado hasta la actualidad. Postularon allí, como los tres elementos fundamentales del consentimiento: la información, la capacidad y la voluntariedad. Posteriormente, continuaron con el desarrollo de la teoría hasta alcanzar el planteamiento de siete componentes. Para poder definir el consentimiento informado, es imperativo explicar los componentes que lo conforman. Son ellos: competencia y voluntariedad, entendidos como condición previa para seguir adelante; aparecen después, los elementos inherentes a la información donde se destacan la exposición, 25 comprensión y recomendación; para culminar con los elementos que tienen que ver con el acto de consentir, a saber, decisión y autorización. Aunque el objeto de la presente investigación fue la información suministrada a los pacientes, mencionaremos a continuación resumidamente las definiciones de los otros componentes propuestos por Beauchamp y Childress. Es necesario aclarar de antemano, que con la deliberada intención de que la comprensión no se viera comprometida, la investigación incluyó pacientes sin enfermedades mentales, capaces y competentes, programados para procedimientos electivos. Se sabe que circunstancias especiales, como la enfermedad, la irracionalidad y la inmadurez, limitan la comprensión de la información. Cuando se revela una determinada información, el interlocutor se debe preocupar por usar los medios de comunicación apropiados para facilitar la toma de decisiones basadas en una comprensión significativa de la información provista. El formular preguntas, favorecer acciones conducentes a conocer las preocupaciones e intereses del paciente y propiciar un ambiente adecuado para resolver dudas, suele facilitar la comprensión en la mayoría de los casos, mucho más que el hecho de revelar la información escuetamente. En el proceso de la toma de decisiones lo mas importante es favorecer la comprensión de los hechos fundamentales, que suelen ser suficientes, sin que sea necesario perseguir la apropiación pormenorizada de la información. Debe evitarse el exceso o la falta de información que podrían interferir en el procesamiento de la misma y conducir a decisiones no informadas.16 17 Todo esfuerzo para superar las barreras que entorpecen la comprensión no es más que una exigencia ética, que obliga a los profesionales a ser innovadores en los modos de comunicación empleados. 16 Jonsen, R. Albert. Silger, Mark. ETICA CLÍNICA. Aproximación Práctica a la Toma de Decisiones Éticas en la Medicina Clínica. Edit. Mc Graw Hill, 1a ed. Marzo 2005. Barcelona. 26 La voluntariedad se refiere a la independencia de las personas de las influencias manipuladoras y coactivas de otros. El control sobre una persona siempre es una influencia, pero no todas las influencias controlan. Existen tres categorías de influencia: coacción, persuasión y manipulación. La coacción consiste en que una persona recurra intencionadamente a una amenaza creíble y seria para controlar a otra. Por tanto, ella anula la autonomía del acto18.La persuasión, es el acto de convencer a alguien de algo, mediante argumentos y razones. La manipulación, en cambio, busca obtener que alguien haga lo que el manipulador quiere, a través de medios que nos son persuasivos ni coactivos. En la práctica médica la manipulación más frecuente se origina en la información. La competencia significa “habilidad para realizar una tarea”. La competencia para decidir depende también de la decisión por tomar. Por lo general, solo es necesario valorar un determinado tipo de competencia, como por ejemplo la competencia para decidir acerca de un tratamiento o sobre la participación en un proyecto de investigación. El concepto de competencia para la toma de decisiones está íntimamente ligado al concepto de autonomía. Un paciente es competente para tomar una decisión si es capaz de entender la información material, de hacer un juicio sobre dicha información tomando como base sus valores personales, de pretender alcanzar un determinado objetivo y de exponer sus deseos ante sus cuidadores o investigadores. Cada uno de estos componentes, afirman los autores, afecta la decisión autónoma de los pacientes. El estudio que nos ocupa, se centró únicamente en la información como tópico básico y de vital importancia en la toma de decisiones de los pacientes, ya que las características de la información pueden afectar la autonomía de la decisión, dependiendo de cómo se exponga. Cuando no existe un método adecuado para transmitir la información los sujetos se encuentran en una 18 Gracia, D. Júdez, J.(Eds). Ética en la Práctica Clínica. Simón, P y Júdez, J. Consentimiento Informado – cap.2. Editorial Tricastella. Madrid.2004. 27 posición de desventaja para tomar decisiones. El debate se centra entonces, en cuánta información hay que proveer. Tanto los profesionales sanitarios como los pacientes necesitan plantear y responder preguntas, de allí, que lo que se considera fundamental en el proceso, tal vez no sea cuánta información aportar, sino descubrir cuál es la información relevante antes de clasificarla y usarla. Hoy en día, existe la percepción de que en la práctica profesional la costumbre del quehacer determina la cantidad y el tipo de información que es necesario revelar y de que sólo el juicio experto de los miembros de la misma profesión puede constatar el que se haya vulnerado el derecho de un paciente a recibir información. También existe el criterio de la persona razonable, según el cual, la información que se debe revelar se determina utilizando como modelo una hipotética persona razonable. Al analizar los dos criterios, es posible aseverar que este último favorece más la autonomía de los pacientes, pues es el paciente y no el médico quien determina sí la información es o no necesaria. De allí, que exista un tercer criterio subjetivo según el cual, la información adecuada se debe dar en función de las necesidades específicas de cada persona individual y no en función de las de una hipotética “persona razonable”, ya que las necesidades individuales pueden 19 variar. Independientemente del criterio utilizado, la exposición de la información solamente debería servir para dar inicio al proceso de comunicación, de tal forma que, ni los profesionales ni las instituciones deberían conformarse con un formulario firmado de consentimiento sin antes contar con las herramientas que aseguren que el transcurso que ha conducido hasta el documento, haya sido lo suficientemente estrecho para construir una estrecha relación de confianza. Los médicos al transmitir la información deben: evitar los términos técnicos, traducir los datos estadísticos a probabilidades realistas, preguntarle al paciente si comprende la información e invitarle a que exponga sus dudas. 19 Beauchamp T, Childress J. Principios de Ética Biomédica. Ed. Oxford University Press. 2001. 28 Las obligaciones morales y legales de la revelación, varían también de acuerdo con cada situación. Son escasas en los tratamientos de urgencias y aumentan en los procedimientos opcionales y experimentales. Por lo tanto, desde una perspectiva ética y legal, la información puede ser menos puntual en las situaciones de urgencia, pero debe ser detallada y precisa cuando el tratamiento es opcional, especialmente, si la persona es participante en un proyecto de investigación. El médico no está obligado a dar un cursillo de medicina a los enfermos, pero si debe esforzarse por instruirlos en cuanto a sus necesidades médicas concretas y las opciones existentes. Las múltiples definiciones del tema que se pueden encontrar en la literatura ética y jurídica, coinciden en la necesidad de contar con los elementos básicos de información, capacidad, competencia, y voluntariedad. Así lo expresa el Manual de Ética de la Asociación Médica Americana de 1984, al referirse al consentimiento informado como el acto “consistente en la explicación, a un paciente atento y mentalmente competente, de la naturaleza de la enfermedad, así como del balance entre los efectos de la misma y los riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos recomendados, para a continuación solicitarle su consentimiento para ser sometido a esos procedimientos”.20 En los términos de Beauchamp y Childress, el consentimiento informado es una autorización autónoma para una determinada intervención médica o para participar en un proyecto de investigación. O sea que, el consentimiento informado existe sí y solo sí, un sujeto con suficiente capacidad de comprensión, que no está siendo controlado por otros, autoriza voluntariamente a un profesional a intervenirle. Además se entiende que el consentimiento informado es un proceso que se desenvuelve en el tiempo, lo que contradice la idea generalizada de que es el documento firmado lo que constituye la base del acto de consentir. 20 Beauchamp T, Childress J. Principios de Ética Biomédica. Ed. Oxford University Press. 2001. 29 En resumen los planteamientos de Beaucahmps y Childress en cuanto a la información como parte del proceso del consentimiento informado son: “Los profesionales están obligados a revelar la información básica, que incluye: a) aquellos factores o descripciones que los pacientes o sujetos por lo general consideran importantes antes de decidir si acepta o no la intervención o investigación propuesta; b) la información que el propio profesional considere importante; c) las recomendaciones del profesional; d) el objetivo del consentimiento, y e) la naturaleza y los límites del consentimiento como acto de autorización”21 Es precisamente este respeto por la autonomía del paciente lo que interesa a la bioética. En el contexto político y de la asistencia sanitaria, el consentimiento expreso e informado se constituye en el paradigma de la autonomía. Para ejercer el principio de autonomía, el usuario tiene derecho a ser informado de forma correcta y adecuada sobre su salud, su enfermedad y sobre las alternativas de tratamiento para favorecer sus decisiones. La importancia de la información como tópico básico de todo consentimiento informado, aparece mencionada ya en el Código de Núremberg que data de 1947. El memorable código llamó la atención sobre la vulneración de los derechos humanos en el campo experimental a raíz de los desmanes realizados por los nazis durante la segunda guerra mundial. Posteriormente, le han seguido la Declaración de Helsinki de 1964, la Declaración de Oslo en 1970 y más recientemente, la Declaración de la OMS para la promoción de los derechos de los pacientes, en la que se recoge tanto información general como clínica. Así el artículo 2.1 dice: “La información sobre los servicios sanitarios y cómo utilizarlos de la mejor manera posible, deberá estar disponible al público con el fin de que esté adecuadamente informado”. 21 Ibid pag 121 30 El artículo 2.2 establece: “Los pacientes tienen derecho a estar perfectamente informados sobre su proceso de salud, incluyendo todos los datos sobre su estado, sobre los procedimientos clínicos que se le proponen, además de los riesgos y ventajas. Sobre las alternativas en su medicación incluidos los efectos que pudieran producir el no tratamiento, sobre su diagnóstico, pronóstico y mejoras o cambios en el tratamiento.” Por otro lado, el Convenio de Oviedo que entró en vigor el 1 de enero de 2000 afirma en su artículo 5: “Una intervención en el ámbito de la sanidad, sólo podrá efectuarse después de que la persona afectada haya dado su libre e inequívoco consentimiento. Dicha persona deberá recibir previamente una información adecuada acerca de la finalidad y la naturaleza de la intervención así como sobre los riesgos y consecuencias. En cualquier momento, la persona afectada podrá retirar libremente su consentimiento” El artículo. 10.2 indica: “Toda persona tendrá derecho a conocer toda información obtenida respecto a su salud. No obstante, deberá respetarse la voluntad de una persona de no ser informada” 31 Más recientemente en octubre de 2005, la conferencia general de la UNESCO aprobó por aclamación, la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. Y en su artículo 6, menciona la importancia de la información en el proceso del consentimiento informado: 1. “Toda intervención médica preventiva, diagnóstica y terapéutica sólo habrá de llevarse a cabo previo consentimiento libre e informado de la persona interesada, basado en la información adecuada. Cuando proceda, el consentimiento debería ser expreso y la persona interesada podrá revocarlo en todo momento y por cualquier motivo, sin que esto entrañe para ella desventaja o perjuicio alguno. 2. La investigación científica sólo se debería llevar a cabo previo consentimiento libre, expreso e informado de la persona interesada. La información debería ser adecuada, facilitarse de forma comprensible e incluir las modalidades para la revocación del consentimiento. La persona interesada podrá revocar su consentimiento en todo momento y por cualquier motivo, sin que esto entrañe para ella desventaja o perjuicio alguno. Las excepciones a este principio deberían hacerse únicamente de conformidad con las normas éticas y jurídicas aprobadas por los Estados, de forma compatible con los principios y disposiciones enunciados en la presente Declaración, en particular en el Artículo 27, y con el derecho internacional relativo a los derechos humanos.”22 La literatura mundial en general le ha conferido gran importancia a la información. Revisando la literatura en Colombia, Herazo Acuña 2007, manifiesta que el consentimiento está orientado fundamentalmente a permitir que las personas 22 Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos. Conferencia General de la UNESCO, octubre 2005 32 tomen sus propias decisiones. Destaca tres condiciones básicas para que dichas decisiones sean tomadas en forma racional, razonable y responsable, y son: información, voluntariedad y capacidad En Colombia aparecen las primeras referencias en 1981 cuando se dan las normas de Ética Médica en la ley 23. Dentro del articulado se destaca la mención que hace el artículo # 15 con respecto a la obligación del médico de informar a los pacientes sobre los tratamientos médicos o quirúrgicos que pudieran acarrear daños físicos o sicológicos. En 1991 la Corte Constitucional establece la conformación de los Comité de Ética Médica, que conduce a establecer de manera más definida el requisito del consentimiento. Este requisito se reforzó ulteriormente con las diferentes sentencias emanadas entre 1995 y 1999.23 23 Corte Constitucional, Sentencia SU - 337 del 12 de mayo de 1.999. Magistrado Ponente Dr. Alejandro Martínez Caballero. Corte Constitucional, Sentencia C 239 - 97 del 20 de mayo de 1.997. Magistrado Ponente Dr. Carlos Gaviria Díaz. Corte Constitucional, Sentencia 477 - 95 del 23 de octubre de 1.995. Magistrado Ponente Dr. Alejandro Martínez Caballero. 33 2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. Hoy es comúnmente aceptado que el consentimiento informado es un proceso gradual y verbal que representa la legitimidad del acto médico, basado en el derecho del paciente a su autonomía y autodeterminación. El requisito primordial que debe preceder todo consentimiento y acto médicos, es la información. Esta se asume como una obligación ética y jurídica dentro de la doctrina actual, de allí que se vele porque sea fácilmente comprendida, y por otro lado, que no sea viciada, sesgada o inexacta, para que a través de una información adecuada la persona interesada obtenga los elementos de juicio necesarios que sean garantía de la toma de decisiones correctas como manifestación inequívoca de autonomía. Cómo se da este proceso de consentimiento informado en la realidad de nuestro país y de nuestras instituciones, es una inquietud que preocupa al campo de la bioética clínica nacional, al punto de que la pregunta que motiva el estudio se puede plantear de la siguiente manera: “ ¿Qué tan bien, son informados los pacientes de la Clínica Palermo y del Hospital de San Ignacio, sobre el procedimiento quirúrgico a que van a ser sometidos antes de otorgar el consentimiento informado, según los planteamientos de Beauchamp y Childress?“, bajo la hipótesis de que la información proporcionada a los pacientes que van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos en las dos instituciones, concuerda con los planteamientos propuestos por ellos. El tema de C.I se puede abordar desde diferentes ópticas. En primer lugar, es posible examinarlo exclusivamente como un acto imperativo dentro de la investigación clínica. En segundo lugar, se puede analizar en el marco de la actividad clínica diaria en relación con dos momentos, el correspondiente a la información de la enfermedad y los procedimientos diagnósticos, y en relación con las alternativas de tratamiento. Una tercera visión se podría dar desde el ámbito jurídico, especialmente en lo que respecta a la calidad del documento y las 34 diferentes variables, tales como, el momento de la firma, la presencia de testigos, las anotaciones pertinentes, etc. En esta oportunidad analizaremos el proceso de obtención del consentimiento informado en el espacio clínico, en pacientes quirúrgicos programados de un hospital universitario y de una clínica de carácter privado en la ciudad de Bogotá, para determinar sí la calidad de la información que obtienen los pacientes es suficiente para admitir que se respeta la autonomía de los mismos, de acuerdo con los conceptos expuestos por los llamados padres del principalísimo, Beauchamp y Childress , en su obra insigne “ Principios de Ética Biomédica “. La complejidad actual de los distintos sistemas de salud, los avances tecnológicos en las técnicas diagnósticas y terapéuticas, la aparición de complejas enfermedades, el reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales en todos los ámbitos, incluida la salud; han desembocado en el actual modelo de relación médico-paciente basado en la autonomía y en la capacidad de decisión. De hecho, la relación médico-paciente sólo hasta hace muy poco tiempo dejó de tener un eje vertical de supremacía del médico sobre el enfermo, para convertirse en lo que es hoy, una relación horizontal que exige el respeto por parte del médico, de los derechos y de la libertad del paciente. La base ética esencial es el respeto a la autonomía del paciente para que éste pueda decidir acerca de los tratamientos en correspondencia con sus valores. Lo anterior, contrasta con el punto de vista tradicional de obediencia y confianza ciega en el que se otorgaba al médico la autoridad absoluta para perseguir el máximo beneficio objetivo del enfermo. De ahí, la importancia que tiene la información en todo el proceso de consentimiento informado con miras a ejercer el respeto de la autonomía. En Colombia, según investigaciones realizadas por el Fondo para Auxilio Solidario de Demandas (FEPASDE), el número de demandas es cada día mayor. Al analizar la casuística del Fondo, se encuentra que entre las razones principales 35 para la presentación de demandas se destacan las dificultades que impone el actual sistema de atención en salud, como son: el alto número de pacientes para atender en corto tiempo que conduce a que la atención no sea óptima y la deficiente comunicación médico-paciente. Es un hecho, que el modelo de atención tal como está concebido actualmente no facilita un adecuado esquema de comunicación. La revisión de casos realizada por SCARE (Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación) y FEPASDE , quienes brindan protección solidaria, jurídica y económica a los profesionales vinculados a procesos jurídicos originados en el ejercicio de la profesión, califica como insuficientes al 70 % de las historia clínicas y resalta que hasta en un 60% de las mismas no se cuenta con el consentimiento informado; hecho que obstaculiza de entrada el proceso de defensa. En estos dos elementos, historia clínica y consentimiento informado, se centra la posibilidad de reflejar un relación médico-paciente adecuada, consecuente con los cánones de respeto a la autonomía. 36 3. PREGUNTA DE INVESTIGACION ¿Están bien informados los pacientes de la Clínica Palermo y del Hospital San Ignacio sobre el procedimiento quirúrgico al que van a ser sometidos, antes de dar el consentimiento informado, según los planteamientos de Beauchamp y Childress? 37 4. HIPOTESIS DE TRABAJO La información dada a los pacientes que van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos, en la Clínica Palermo y en el Hospital San Ignacio, concuerda con los planteamientos propuestos por Beauchamp y Childress, para el proceso del consentimiento informado. 38 5. JUSTIFICACIÓN Obtener resultados desde la perspectiva bioética en relación con el proceso de consentimiento informado, en las dos instituciones señaladas. Lograr un adecuado proceso de consentimiento informado, debido a que este es un elemento fundamental de la calidad del servicio que prestan las dos instituciones. Aunque comparten muchas características, tales como, ser establecimientos privados de fundamento católico, atender una población asegurada dentro del Plan Obligatorio de Salud, los Planes Complementarios y pacientes privados; el carácter universitario del Hospital de San Ignacio puede inducir diferencias importantes. Los resultados de esta investigación pueden beneficiar a las dos instituciones, al permitirles reforzar, replantear o modificar el proceso, como parte fundamental de la relación médico - paciente. Los resultados obtenidos pueden ser de gran interés para otras instituciones de características similares del país. La importancia del tema permite aportar a la producción intelectual en Bioética, con la publicación nacional o internacional de material de investigación original. 39 6. DESCRIPCICIÓN DE LOS CENTROS DE ESTUDIO Y DEL PROCESO DE OBTENCIÓN DEL CONSENTIMIENTO INFORMADO. Nos referiremos en adelante al “proceso de consentimiento informado”, como una expresión del principio de respeto a la autonomía del paciente. Queda claro que respetar la autonomía es el principio que obliga a los profesionales a informar y asegurar la comprensión, voluntariedad y fomentar la toma de decisiones adecuadas. De esta manera, el proceso de consentimiento informado llevado apropiadamente y que culmina con un formato firmado, debe garantizar el respeto a la autonomía de los pacientes en la práctica medico quirúrgica de la Clínica Palermo y el Hospital Universitario de San Ignacio, según los términos expuestos por Beauchamp y Childress. 6.1. Proceso de obtención del consentimiento en la Clínica Palermo La Clínica Palermo, situada en Bogotá Colombia y fundada en 1948, es una institución de cuarto nivel capacitada científica, humana y tecnológicamente para atender las necesidades de la población. Se caracteriza por la defensa y promoción de la vida en todas sus etapas y condiciones. Funciona bajo la dirección de la Congregación de las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen, quienes día a día durante seis décadas han transmitido los valores éticos y morales que distinguen a la comunidad religiosa e identifican la esencia de un verdadero servicio integral. Cuenta con un excelente y reconocido cuerpo médico en todas las especialidades. La clínica presta servicio durante las 24 horas para procedimientos quirúrgicos de mediana y alta complejidad. Se caracteriza por prestar atención personalizada de calidad, que 40 empieza con la entrevista pre quirúrgica prosigue durante la estancia en el postoperatorio y culmina con el alta hospitalaria. El proceso del consentimiento informado forma parte esencial en la relación médico-paciente dentro de la institución. La totalidad de los pacientes ambulatorios son remitidos a la clínica por un número importante de médicos adscritos que los atienden en sus consultorios particulares y en diferentes IPS, lugares estos donde se instaura y desarrolla la relación médico-paciente antes de culminar en la atención quirúrgica hospitalaria. Este primer contacto entre el medico especialista y el paciente, da inicio a la relación entre el profesional y el enfermo con la realización de la historia clínica completa, según las normas establecidas para ello. Generalmente, luego de ese primer contacto se realizan algunas otras entrevistas programadas para el estudio de exámenes solicitados, encaminados a establecer el diagnóstico definitivo y definir la conducta quirúrgica cuando es necesaria. Al determinarse el diagnóstico y optar por un tratamiento quirúrgico, se continúa con el proceso conducente a obtener el consentimiento informado. A esta altura de la relación médico-paciente, es cuando se discuten las alternativas terapéuticas y se resuelven las dudas que permiten brindar la seguridad y confianza necesarias para la toma de decisiones. La firma del documento suele realizarse en el consultorio del médico tratante o en el área de cirugía inmediatamente antes del acto quirúrgico. Se presume que si se ha seguido el proceso de consentimiento informado adecuadamente para este momento, hay total seguridad por parte de los pacientes para suscribirlo. Al arribar los pacientes quirúrgicos de la Clínica Palermo, se identifican en el punto de admisión. A continuación, son recibidos por dos auxiliares entrenadas que los preparan y les explican los pasos a seguir antes de ser llevados a la sala de cirugía. Son ellas las encargadas de solicitarles el documento del consentimiento informado y revisarlo, para verificar que esté completo y firmado. En caso de no 41 ser así, son ellas las encargadas de advertir que el documento no esa totalmente diligenciado y de solicitar que se cumpla con el procedimiento. Cuando el documento no ha sido totalmente diligenciado debido a que el usuario tiene aún dudas, ellas se encargan de avisar a la enfermera jefe, para que ésta a su vez informe al especialista y éste se encargue de esclarecerlas. En los casos en que los pacientes no llegan con el documento firmado, las auxiliares de enfermería le entregan el documento establecido en la Clínica Palermo, el cual mostramos a continuación, para que sea leído y firmado, pues se supone que los pacientes ya están totalmente informados sobre su condición y han realizado el proceso como se mencionó anteriormente. La Clínica Palermo es una institución privada, donde los pacientes ambulatorios son tratados por sus médicos adscritos, y no por otros profesionales. Esto quiere decir que la atención que brinda es personalizada. 42 6.1.1. Formato de consentimiento informado para cirugía utilizado en la Clínica Palermo FORMATO DE CONSENTIMIENTO INFORMADO CIRUGÍA UNIDAD O SERVICIO A. DATOS DE IDENTIFICACION NOMBRE DEL PACIENTE HISTORIA CLINICA No NOMBRE TÉCNICO DEL PROCEDIMIENTO A REALIZAR 43 6.1.2. Declaración del Paciente Me han explicado y he comprendido satisfactoriamente la naturaleza y propósitos de este procedimiento. También me han aclarado todas las dudas y me han dicho los posibles riesgos y complicaciones, así como las otras alternativas de tratamiento. Además, me han explicado los riesgos posibles de la anestesia que se me va a aplicar. Soy conciente que no existen garantías absolutas del resultado del procedimiento. Comprendo que el procedimiento va a consistir en lo siguiente (lenguaje sencillo): y que los posibles riesgos más importantes son: Y que será realizada por el (los) doctor (es): 1. Doy mi consentimiento para que me efectúen el procedimiento descrito arriba, y los procedimientos complementarios que sean necesarios o convenientes durante la realización de éste, a juicio de los profesionales que lo lleven a cabo. 44 2. En cualquier caso deseo que me respeten las siguientes condiciones: Si no hay condiciones, escríbase ninguna. 3. Entiendo que en caso de no aceptar el tratamiento aquí propuesto, puedo continuar recibiendo atención médica en esta institución. Nombre del Paciente Nombre del Testigo CC. No CC No. Firma del Paciente Firma del Testigo CC. No CC No. 45 6.1.3. Declaraciones y firmas. 1- Medico(s) Responsable (s): He informado al paciente el propósito y naturaleza del procedimiento descrito arriba, de sus alternativas, posibles riesgos y de los resultados que se esperan. Firma del ProfesionaL CC/RM No Fecha: 2- Tutor Legal o Familiar: Sé que el paciente: , ha sido considerado por ahora incapaz de tomar por sí mismo la decisión, de aceptar o rechazar el procedimiento descrito arriba. El médico me ha explicado de forma satisfactoria qué es, cómo se hace y para qué sirve este procedimiento. También me ha explicado los riesgos, y complicaciones. Yo con documento de identidad No doy mi consentimiento para que el (los) Doctor (es) y el personal auxiliar que el/ella (os) precise (n) le realicen este procedimiento. Puedo revocar este consentimiento cuando en bien del paciente se presuma oportuno. Firma de Familiares Parentesco Testigo Fecha 46 “He sido advertido que en ese documento se contiene el consentimiento informado ordenado legalmente en las normas transcritas al pie de página; pero que este no corresponde a una exoneración del médico tratante por un actuar indebido o ilícito. El consentimiento de los riesgos propios de la intervención, me permite aceptarlos en forma consciente, en el he entendido que se persigue el beneficio del restablecimiento de mi salud o de mi calidad de vida, sin que se puedan asegurar los resultados (1).” (1) Ley 23 de 1981, Resolución 1995 de 1999 6.2. Proceso de obtención del consentimiento en el Hospital San Ignacio El Hospital de San Ignacio fue fundado en 1942 por el entonces rector de la Pontificia Universidad Javeriana, padre Félix Restrepo S.J, junto con un grupo de médicos y padres de familia, con el fin de dotar a la facultad de medicina de un centro de formación de médicos y carreras afines. Desde 1970 se suscribió la resolución que le dio el nombre de Hospital Universitario de San Ignacio. Actualmente es reconocido como una Institución Prestadora de Salud de alta complejidad, con tecnología de punta, al servicio de una comunidad perteneciente a todos los estratos sociales. En su calidad de institución universitaria desarrolla una intensa actividad docente tanto de pregrado como de postgrado. Cuenta con la totalidad de las especialidades médico-quirúrgicas reconocidas en el país, desde donde se despliega una basta actividad investigativa. Dadas las tres funciones principales de asistencia, docencia e investigación, el consentimiento informado es una preocupación permanente de las directivas del hospital y de la facultad de medicina. Esta institución universitaria suscribe contratos de atención con diferentes EPS. El proceso completo de atención se surte en el área de consulta externa, sede institucional del hospital donde los pacientes tienen contacto con los médicos tratantes-profesores de la facultad de medicina de la 47 Universidad Javeriana, con los estudiantes de postgrado y pregrado y en muchos servicios con las enfermeras licenciadas de cada departamento y unidad. Las consultas pueden realizarse en uno o varios consultorios simultáneamente, con la participación de los estudiantes y residentes que cumplen su rotación en ese momento, bajo la supervisión del docente encargado. En este primer contacto se inicia la relación médico-paciente de carácter institucional. Durante la atención subsecuente mediante la cual se realiza o complementa el estudio y se decide el tratamiento, los actores involucrados en la relación médico-paciente pueden variar dependiendo del grado de participación de los estudiantes, de la continuidad de los residentes y de la organización del servicio para la asignación del docente, así como del interés por parte de los pacientes por mantenerse bajo el cuidado de un docente en particular. Es en este espacio de la consulta donde se desarrolla la relación médico-paciente y donde se debe cumplir con el aporte de la información sobre la enfermedad, el tratamiento con sus riesgos, beneficios, alternativas de tratamiento, posibles complicaciones y secuelas, así como las características y la magnitud de la incapacidad. El proceso de obtención del consentimiento no es uniforme en los diferentes departamentos. En algunos existe el mecanismo de junta quirúrgica previa a la programación de la cirugía y de firma anticipada del consentimiento, en otros, el acto puntual de la firma del documento se realiza en la consulta externa con anterioridad y en varios, se da en la sala preoperatoria el día de la intervención. Cuando el paciente llega a la sala de cirugía es recibido por auxiliares de enfermería que se encargan de la preparación prequirúrgica y la revisión de los documentos relacionados con el proceso administrativo y el consentimiento informado. En este momento es nuevamente valorado por el residente o el docente de anestesiología correspondiente y la historia es revisada antes por el residente y el docente encargados de la cirugía. 48 Cuando el documento de consentimiento no es traído por el paciente ya sea por olvido o simplemente porque no se diligenció con anterioridad, se debe realizar un documento nuevo, cuya responsabilidad recae sobre el residente o el docente programados. Este es un requisito indispensable para ingresar al quirófano. Cabe aquí como comentario, que dentro de este tipo de organización existe la posibilidad de que el paciente sea atendido en consulta por un médico y programado para cirugía con otro cirujano diferente, miembros ellos del grupo institucional. 6.2.1. Formato de consentimiento informado para cirugía utilizado en el Hospital San Ignacio. Por el reconocimiento social de los dos centros asistenciales, es que el “proceso de consentimiento informado” requiere un análisis crítico que tenga en cuenta las particularidades de cada una de ellas, para determinar si se cumple adecuadamente o es necesario mejorarlo. La importancia de difundir en este tipo de instituciones la buena práctica que exige el consentimiento informado y de demostrar que no se trata simplemente de un papel de carácter legal, es garantía de que se perseguirá cada vez más una buena comunicación médico-paciente capaz de ofrecer la información eficaz, los elementos de juicio y el asesoramiento consciente para alcanzar decisiones razonadas. 49 7. OBJETIVOS. Como lo expresamos anteriormente, el objeto de investigación es en particular, indagar la calidad de la información que los pacientes reciben cuando a van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos programados en la Clínica Palermo y el Hospital Universitario San Ignacio, con el fin de determinar si cumple con los planteamientos propuestos por Beauchamp y Childress. 7.1. Objetivo principal: Determinar por medio de estudio de campo en la Clínica Palermo y el Hospital Universitario de San Ignacio, sí la información dada a los pacientes que van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos está acorde con los planteamientos de Beauchamp y Childress. 7.2. Objetivos secundarios: Analizar la calidad de la información dada a los pacientes que van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos en la Clínica Palermo y el Hospital Universitario de San Ignacio. Cualificar la información alcanzada por los pacientes en los dos centros hospitalarios. Determinar el tipo de información que con menos eficiencia llega a los pacientes en cada una de las instituciones. Comparar el resultado del análisis en las dos instituciones. Analizar el documento de consentimiento informado, firmado por los pacientes que van a ser sometidos a procedimientos quirúrgicos en la Clínica Palermo y el Hospital San Ignacio, para verificar si su contenido coincide con la información dada a los pacientes 50 8. METODOLOGÍA La metodología utilizada consistió en un modelo mixto de investigación. La posibilidad de que la hipótesis subsista a los dos métodos le brinda fortaleza a los resultados. En este caso en particular, se optó por cuantificar los datos cualitativos obtenidos mediante una entrevista semiestructurada. Las respuestas fueron interpretadas por el investigador como Si, No y No claro. Se incluyeron respuestas textuales en preguntas especiales, para estructurarlas y someterlas a un análisis fundamentado.24 La muestra se obtuvo por oportunidad y conveniencia, incluyéndose en total 62 pacientes entre las dos instituciones que se seleccionaron fortuitamente por oportunidad el mismo día de la cirugía en el área preoperatoria, quienes fueron entrevistados directamente por los investigadores. En las dos instituciones inicialmente se procedió a solicitar la autorización por parte de las directivas para la realización del estudio y cada uno de los investigadores seleccionó la muestra de acuerdo con la disponibilidad de pacientes programados. El instrumento que recoge los conceptos teóricos expuestos por Beauchamp y Childress, constó de 18 preguntas semiestructuradas con tres opciones de respuesta ( Si, No, No es Claro) donde se exploró fundamentalmente el componente del consentimiento informado referente a la información. El instrumento permitía hacer anotaciones de los comentarios de la persona entrevistadas, para facilitar la interpretación cualitativa de las categorías emergentes. 24 Hernández R, Fernández C, Baptista P. Metodología de la Investigación. Ed. Mc Graw Hill. Capítulos 12, 13, 14, 15, 16,17. México. 2004. 51 Se tabularon las respuestas en una Hoja Excel y se procedió a determinar las proporciones de las respuestas esperadas en cada una de las preguntas y para cada uno de los centros, para luego compararlas. Una vez tabuladas las encuestas: Se calculó la proporción de respuestas adecuadas en cada pregunta del total de la muestra y se compararon los resultados de cada centro. Se evaluó cada pregunta y se determinó cuál es el componente que en menor proporción se respetó en cada centro. Se valoró cada cuestionario y se determinó en que proporción cada uno de ellos cumplía con las respuestas esperadas. Se evaluó cualitativamente la información consignada en el espacio de las posibles complicaciones, y se valoraron en líneas generales, sí las complicaciones registradas eran las inherentes al procedimiento y lo suficientemente específicas, así como, las que revestían gravedad y correspondían a los eventos previsibles y prevenibles. Se analizaron las respuestas abiertas referentes al conocimiento del paciente acerca de qué es y cuál es el objetivo del consentimiento informado (preguntas 12 y 13) y se sacaron conclusiones después de la interpretación y discusión entre los investigadores. Se establecieron y analizaron las diferencias encontradas en las dos instituciones estudiadas. Se evaluaron los formatos de consentimiento en cuanto a la proporción en que se consignaban los datos más relevantes, tales como: procedimiento a realizarse (25%), identificación del complicaciones(25%), firma del médico(25%). 52 médico (25%), posibles 8.1. Encuesta y respuestas esperadas. 1. ¿Sabe usted, quién es el cirujano que lo va a operar? SI 2. ¿Sabe usted, en qué consiste el procedimiento que le van a realizar? SI 3. ¿Sabe usted, cuánto demora la cirugía y cuántos días estará en el hospital? SI 4. ¿Sabe, cuáles son las ventajas de realizar el procedimiento? SI 5. ¿Sabe, cuáles son las consecuencias en caso de no operarse? SI 6. ¿Sabe, cuáles son las complicaciones y secuelas del procedimiento? SI 7. ¿Sabe, cuál es la complicación más frecuente? SI 8. ¿Conoce usted, las alternativas de tratamiento que existen en la actualidad para tratar su problema de salud? SI 9 ¿Discutieron con su médico, qué tanto le afectará sus actividades normales, pasatiempos y preferencias? SI 10. ¿Firmó el consentimiento informado en la fecha? No 11. ¿Firmó el consentimiento informado con anterioridad? Si 12. ¿Sabe, qué es el consentimiento informado? SI 13. ¿Cuál es la importancia del consentimiento informado? SI 14. ¿Considera usted, que la información que le dio el cirujano fue completa y clara para tomar la decisión de operarse? SI 15. ¿La decisión de operarse la tomó usted? SI ¿Alguno de sus familiares? No 16. ¿Sintió presión por parte del médico para aceptar su tratamiento? NO 17. ¿Sintió presión por parte de sus familiares o amigos para aceptar el tratamiento? No 18. ¿Considera usted que la cirugía es la decisión más adecuada? SI 53 8.2. Fundamentación del instrumento basada en los conceptos expuestos por Beauchamp y Childress. A continuación se exponen textualmente los conceptos de Beauchamp y Childress y las preguntas derivadas que se utilizaron en la encuesta. Explicación. “La exposición de la información es un tópico básico. Cuando no existe un método adecuado para trasmitir la información, loas pacientes o sujetos se encuentran en una posición de desventaja para tomar decisiones” “Los profesionales están obligados a revelar la información básica, que incluye : a) aquellos factores o descripciones que los pacientes o sujetos por lo general consideran importantes antes de decidir si acepta o no la intervención o investigación propuesta; b) la información que el propio profesional considere importante; c) las recomendaciones del profesional; d) el objetivo del consentimiento, y e) la naturaleza y los limites del consentimiento como acto de autorización” Consideraciones del paciente ¿Sabe quién es el cirujano que lo va a operar? ¿Discutió con su médico que tanto afectará el procedimiento sus actividades normales, pasatiempos y preferencias? 54 Información que el profesional considera importante ¿Sabe usted en que consiste el procedimiento que le van a realizar? ¿Conoce usted las alternativas de tratamiento que existen en la actualidad para tratar su problema de salud? ¿Cuánto demora la cirugía y cuantos días estará en el hospital? ¿Considera que la información que le dio el cirujano fue completa y clara? ¿Conoce cuáles son las posibles complicaciones y secuelas del procedimiento? ¿Sabe usted cual es la complicación más frecuente? Recomendación del profesional ¿La decisión de operarse la tomó usted o alguno de sus familiares? ¿Sintió presión por parte de su médico para aceptar el tratamiento propuesto? ¿Sintió presión por parte de sus familiares o amigos para aceptara el tratamiento propuesto? ¿Sabe cuáles son las ventajas de realizar el procedimiento? ¿Sabe cuáles son las consecuencias en caso de no operarse? Objetivo del consentimiento informado. ¿Firmó usted el consentimiento informado en la fecha? ¿Firmó usted el consentimiento informado con anterioridad? ¿Sabe usted qué es el consentimiento informado? 55 Naturaleza y límites del consentimiento informado ¿Entiende la importancia del consentimiento informado? ¿Considera usted que la cirugía propuesta es la decisión más adecuada? 56 9. RESULTADOS. 9.1. Grado de escolaridad de la muestra. Gráfica #1. La población atendida en las dos instituciones tiene un perfil educativo semejante, donde solamente el 40 % alcanza el nivel de educación superior. En el hospital San Ignacio el grado de escolaridad es discretamente superior basado en que la proporción de pacientes con solamente grado de primaria es del 16% frente a un 37% en la Clínica Palermo. 57 9.2. Grado de apropiación de la información en relación con el grado de escolaridad de la muestra. Gráfica # 2. En esta gráfica se observa que en la Clínica Palermo la información dada a los pacientes alcanza un grado de apropiación independiente del nivel de escolaridad, en cambio, en el HUSI se observa que la apropiación de la información depende del nivel de escolaridad, por lo que es mayor en los de grado superior. 58 9.3. Primer componente de la información. Gráfica # 3. Pregunta # 1. ¿Sabe quién es el cirujano que lo va a operar? Pregunta # 9. ¿Discutió con su médico que tanto afectará el procedimiento sus actividades normales, pasatiempos y preferencias? Se aprecia que en la Clínica Palermo existe una relación medico- paciente mas personalizada. La totalidad de la muestra identifica al cirujano tratante, mientras que en el Hospital San Ignacio, donde por su condición universitaria interviene personal en entrenamiento, el grado de identificación del medico tratante es menor (74%). En relación a la pregunta nueve, que implica disponer de tiempo para conocer las actividades generales que el paciente realiza en su vida cotidiana, los resultados demuestran que es deficiente en términos generales en ambas instituciones, sin embargo, en el Hospital San Ignacio la estructura de atención favorece cumplir mejor con este propósito. 59 En este punto cabría preguntarse cuáles son las razones para que los profesionales dediquen tan poco tiempo para conocer las preferencias y actividades de los pacientes. Cabe pensar aquí, que el tiempo disponible para la consulta no permite abordar el tema, también podría atribuirse a que la relación médico-paciente no permite obtener el grado de confianza necesario para alcanzar este tópico o puede estar relacionada con el temor del profesional incrementar la ansiedad e inducir la negativa al tratamiento. 60 9.4. Segundo componente de la información. Gráfica # 4. Pregunta # 2 ¿Sabe usted, en qué consiste el procedimiento que le van a realizar? Pregunta # 3 ¿Sabe usted cuanto demora la cirugía y cuantos días estará en el hospital? Pregunta # 6 ¿Conoce cuáles son las posibles complicaciones y secuelas del procedimiento? Pregunta # 7 ¿Sabe usted cuál es la complicación más frecuente? Pregunta # 8 ¿Conoce usted las alternativas de tratamiento que existen en la actualidad para tratar su problema de salud? Pregunta # 14 ¿Considera que la información que le dio el cirujano fue completa y clara? En este segmento resulta interesante encontrar que en la Clínica Palermo la totalidad de la muestra está al tanto de qué intervención le van a realizar, en 61 cambio en el Hospital San Ignacio el 26 % no puede precisar el procedimiento al que va a ser sometida. Esto se relaciona también, con la capacidad de identificar al cirujano responsable, lo que se puede traducir probablemente en un indicador de la calidad de la atención. En lo que toca a la pregunta catorce, que califica la calidad de la información dada por el medico, el resultado se encuentra alrededor del 75% para ambas instituciones, el que seguramente, disponiendo de más tiempo para la atención podría mejorarse. En cuanto a las otras cuatro preguntas, que son fundamentales para decidir un tratamiento quirúrgico se refiere, debe resaltarse la deficiente información que al respecto se les brinda a los pacientes en las dos instituciones. Resulta sorprendente que un alto porcentaje de enfermos tomen la decisión de operarse sin conocer al menos los riesgos, las alternativas de tratamiento y el tiempo de incapacidad derivados de la intervención; en especial si se tiene en cuenta, que los documentos de consentimiento informado de los dos centros se dirigen explícitamente a facilitar el reconocimiento de la naturaleza y propósito del procedimiento, así como, el de los posibles riesgos, complicaciones y de las alternativas terapéuticas diferentes. Lo anterior podría interpretarse como que los profesionales no consideran significativo proporcionar información sobre las complicaciones; lo que a su vez señala entonces, que no se encuentran familiarizados con la naturaleza y el objeto del consentimiento informado, y por tanto, subestiman el riesgo de verse comprometidos en procesos legales. 62 9.5. Tercer componente de la información. Gráfica # 5. Pregunta # 4. ¿Sabe cuáles son las ventajas de realizase el procedimiento? Pregunta # 5. ¿Sabe cuáles son las consecuencias en caso de no operarse? Pregunta # 15. ¿La decisión de operarse la tomó usted o alguno de sus familiares? Pregunta # 16. ¿Sintió presión por parte de su médico para aceptar el tratamiento propuesto?- No sintieron presión. Pregunta # 17. ¿Sintió presión por parte de sus familiares o amigos para aceptar el tratamiento propuesto? – No sintieron presión. Las respuestas a las preguntas que indagan el tercer componente, muestran que los pacientes tienen especialmente en cuenta las recomendaciones del profesional para la toma de decisiones autónomas. Tal parece indicar que el profesional hace más énfasis en las recomendaciones que promueven el 63 tratamiento que en advertir sobre las complicaciones, al compararlo con el segundo componente. Esto se puede explicar porque es la información más inherente al acto médico, pero es importante tener en cuenta, que puede conducir a diferentes formas negativas de influencia sobre la toma de decisiones si no se complementa con una buena información sobre complicaciones y riesgos. El proceso en el Hospital San Ignacio favorece el reconocimiento por parte de los pacientes de las ventajas de los procedimientos. Por tratarse de una institución universitaria, es factible que la compañía de estudiantes de pre y postgrado induzca al tratante la necesidad de justificar y recomendar en voz alta los diferentes tratamientos, lo que a su vez, puede dar pie a que se fortalezca la confianza en el equipo médico tratante. 64 9.6. Cuarto componente de la información. Gráfica # 6. Pregunta # 10. ¿Firmó usted, el consentimiento informado en la fecha? Pregunta # 11. ¿Firmó usted, el consentimiento informado con anterioridad? Pregunta # 12. ¿Sabe usted, qué es el consentimiento informado? Vale la pena resaltar que en la Clínica Palermo es la norma firmar el consentimiento inmediatamente antes del procedimiento. Por otro lado, en el Hospital San Ignacio se aprecia cierta tendencia, aunque aún insuficiente, a obtener el consentimiento antes de la fecha. Por otro lado es llamativo, que una vez concluido el proceso de consentimiento informado, solo entre el 48 y 71% de los pacientes entrevistados, pudieron definir en que consiste el consentimiento informado. 65 9.7. Quinto componente de la información. Gráfica # 7 Pregunta # 13. ¿Entiende la importancia del consentimiento informado? Pregunta # 18. ¿Considera usted, que la cirugía propuesta es la decisión más adecuada? En relación con la naturaleza del consentimiento, los resultados indican que el porcentaje de pacientes que al final descifra la importancia del mismo es mayor en la Clínica Palermo, donde el proceso es más personalizado. Esta observación se puede explicar dada la ausencia de intermediarios entre el médico y su paciente. En el Hospital San Ignacio, por otro lado, los estudiantes de pregrado y residentes en entrenamiento están menos inclinados a la enumeración puntual de riesgos y complicaciones, posiblemente como producto de la falta de experiencia. Otro factor de interferencia en el hospital universitario puede obedecer a que los pacientes suelen ser referidos de otros centros, por lo que antes de iniciarse aquí 66 la relación médico-paciente, ya han cumplido gran parte del proceso de atención en otras instituciones. 67 9.8. Información básica revelada y captada por los pacientes en las dos instituciones.- Representación general de la encuesta. Gráfica # 8 Sí se considera como buena información, cuando se logra el 100% de respuestas esperadas, es posible afirmar que en los dos centros la información suministrada no alcanza las expectativas ( 71% Clínica Palermo y 67% Hospital San Ignacio). Sin embargo, al final del ejercicio el resultado refleja que a pesar de las deficiencias en el proceso de información, los pacientes depositan su confianza en las recomendaciones propuestas por el profesional. Es necesario destacar que el tipo de información que se refleja más deficiente, es precisamente la que tiene que ver con aquella que el médico considera relevante; lo que se puede explicar, por la falta de tiempo dedicado a suplir el más importante de los elementos del proceso de consentimiento, en el ámbito clínico. 68 10. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES. Cuando se está ante un paciente a quien se le realiza un diagnóstico y se le propone un tratamiento, uno de los primeros análisis que hace el tratante es definir “de hecho” la capacidad del enfermo para recibir la información relativa a su afección. Esto se cumple en la mayoría de los casos de manera prudencial, pero efectivamente. Una vez superado lo anterior, el siguiente paso es solventar en diferente extensión, la información requerida por el paciente, que variará entre otras razones, según el contexto sociocultural de quien la solicita; puesto que con él, varía el grado de apreciación de la enfermedad y de auto-percepción de autonomía. El análisis de los resultados obtenidos en esta investigación nos permite realizar las siguientes conclusiones y recomendaciones al respecto. En relación con el grado de escolaridad, la diferencia encontrada en el Hospital San Ignacio coincide con lo que habitualmente se ha pensado y que se tiene como una verdad intuitiva, por cuanto, se aprecia que el grado de escolaridad influye en la posibilidad de captar la información relevante. Sin embargo, los resultados de la Clínica Palermo demuestran que independiente del grado de escolaridad es posible transmitir la información en niveles adecuados. Consideramos que es importante la manera en que los médicos transmiten la información, ya que ello facilita o no, la comprensión por parte de los pacientes. El personal de salud debe esforzarse, en facilitar la comprensión e ingeniarse efectivas tácticas para transmitir la información con claridad, y debe tener en cuenta, no solamente el grado de escolaridad, sino también las diferencias culturales. En el estudio se vio, que cuando la relación médico paciente es mas personalizada, o sea, cuando el contacto entre el medico tratante y el paciente se hace sin que intervengan otros interlocutores -estudiantes, residentes u otro tipo 69 de profesionales- es mejor la captación de la información. Esto no quiere decir, que en el planteamiento terapéutico no se involucren otros especialistas o personal en entrenamiento, pero si traduce, en que debe ser el medico tratante quien exponga la información derivada de las consultas, para de esta manera ayudar al paciente a deliberar sobre la mejor opción en la toma de decisiones. Puesto que el estudio se centró en procedimientos programados, la identificación de quién debe proporcionar la información recayó sobre el cirujano tratante, lo que se demostró claramente en los documentos de la Clínica Palermo. En el Hospital San Ignacio se apreció dificultad en la identificación del médico tratante y la injerencia de los estudiantes de posgrado como factor de confusión. Esta dificultad responde al hecho de que la casi totalidad de los pacientes incluidos son institucionales y provenientes de otros centros de atención. Este hallazgo implica, que debe existir un cambio en la concepción moral convencional del consentimiento, para asumirlo con una actitud acorde a los requerimientos actuales del ejercicio; en el que el consentimiento debe entenderse como un acto paralelo e inseparable al ejercicio profesional, que necesita reflejarse en cada uno de los apartes de la historia clínica. Le corresponde entonces a las instituciones universitarias diseñar mecanismos que les permita ofrecer la información de manera organizada y cooperativa, lo que a su vez, facilite la compresión de la misma, para así convertir esta circunstancia en la que los pacientes tienen que ver con diferentes actores, en una fortaleza. Referente al primer componente de la información, se registra poco interés en conocer las preferencias del paciente y su estilo de vida. Creemos que es importante por parte de los profesionales de la salud conocer qué hace su paciente, a qué se dedica, cuáles son sus preferencias y actividades, etc. Esto le brinda mejores bases al tratante para colaborarle en la toma de decisiones. Para lograr esto se recomienda, dedicar el tiempo necesario para obtener esa información por parte del médico. Somos conscientes de que el actual sistema de 70 salud limita el tiempo de consulta, pero a pesar de ello, el medico debe esforzarse en realizar una consulta completa e integral y tener presente siempre como es el estilo de vida de su paciente. En la práctica diaria, esto se puede lograr con preguntas concretas sistemáticamente dirigidas a explorar estos aspectos. En lo que tiene que ver con la exploración del segundo componente, que se refiere a la información central sobre las características del procedimiento, sus riesgos y complicaciones; es de anotar, que no se aprecia que los médicos le otorguen la importancia que se merece. Dentro de las explicaciones para que este hecho suceda, pueden figurar entre otras, la falta de tiempo, la intención de no aumentar la ansiedad del enfermo o evitar una negativa por parte del paciente al acto médico. Independientemente de las razones que originan esta conducta, consideramos que el hecho de que la información mas importante para el médico fuera precisamente la que menos se logró transmitir, es inexcusable, especialmente si se tiene en cuenta, que el consentimiento informado es en la actualidad, entre otras cosas, un documento de corresponsabilidades médicopaciente-institución de carácter obligatorio en la práctica asistencial con excepción de las situaciones de urgencia médica. Hoy, están establecidas las normas para diligenciarlo en forma metódica con contenidos, breves, comprensibles, claros y precisos. Es indudable que desde el punto de vista jurídico, este acto y documento, libera al profesional de la salud de cierta responsabilidad civil por las consecuencias indeseadas previsibles. Sin embargo, no por eso lo exime de la responsabilidad derivada de contravenir deberes y obligaciones o de actuar con negligencia, impericia o imprudencia. De lo anterior, se desprende la importancia de dar una información completa sobre los riesgos complicaciones y tiempo de incapacidad, que además de procurar fundamentos para la toma de decisiones, disminuye también, el riesgo que tiene el profesional de verse comprometido en procesos legales por omisión de información en casos de desenlaces indeseados. 71 En el análisis del tercer componente, se aprecia que los pacientes sí consideran las recomendaciones del médico en la toma de decisiones. Esto puede indicar una buena relación medico paciente y un grado de confianza adecuado; pero también puede deberse, a que los profesionales prefieren informar sobre las ventajas de un determinado tratamiento y no sobre sus complicaciones. Considerando lo discutido hasta este punto, se concluye entonces, que los profesionales de la salud al informar sobre los riesgos y complicaciones deben tener en cuenta el estilo de vida, el entono y las preferencias del paciente. En cuanto al cuarto y quinto componentes de la información se refiere, es necesario resaltar repetidamente durante el desarrollo de la atención en qué consiste el consentimiento informado y cuál es su naturaleza, enfatizándoles a los pacientes y su familia, que se trata de un proceso y no solo de un frío documento para firmar. Esta explicación se debe dar siempre que sea pertinente y a partir del primer contacto. Aunque el estudio se centró especialmente en el proceso de obtención del consentimiento, no queremos dejar sin analizar algunos tópicos acerca del documento habitualmente usado para obtener la aprobación de los procedimientos. En los documentos revisados resulta manifiesto, que se explicitan los riesgos de una manera general o se recurre a mencionar complicaciones tan graves como la muerte en situaciones que normalmente no la causan. Tradicionalmente, se ha discutido dentro de la teoría legal del consentimiento, cuánto debe incluirse en lo que a los riesgos de los procedimientos respecta. Dentro de las diferentes tendencias, la que se destaca como la más plausible, tiene que ver con la teoría estándar jurisprudencial del médico razonable, por encima de los estándares de la persona razonable o del estándar subjetivo. De allí se deriva como desenlace, la recomendación de incluir dentro de la conversación con el enfermo los eventos inherentes a los procedimientos que sean más previsibles y prevenibles, incluyendo estimaciones de frecuencia de acuerdo con 72 la estadística actual y considerando las condiciones de salud particulares de cada caso. Posiblemente, una de las razones que aleja al consentimiento de su función dialéctica es incluir el riesgo de muerte independiente de la magnitud del acto médico. Esta situación se considera equivocada, por cuanto induce un alto e injustificado grado de ansiedad. La dificultad que trae consigo la obtención de un consentimiento informado, es que quien lo asume es una persona vulnerable y angustiada por su enfermedad. De allí, que la autodeterminación se fundamente no sólo en la libre determinación, la intuición de los principios y valores, sino también y sobretodo, en una información oportuna y de calidad; para así poder cumplir, con todos los momentos de la voluntad que le permitan al paciente discernir, seleccionar, elegir y decidir. Vale la pena mencionar aquí, que aunque el consentimiento informado se justifica casi universalmente apelando al respeto de la autonomía como consecuencia de la gran influencia de la obra de Beauchamp y Childress, existen voces que consideran débil la relación concebida entre la norma de respeto a la autonomía y el consentimiento informado. Son voces que aducen que es posible ejercer la autonomía sin contar con la cuantiosa información que se supone como requisito estándar de los consentimientos médicos. Esto implica garantizar la autonomía con menos información y un papel más activo del médico. Un paciente puede eventualmente, preferir que su médico de confianza decida el mejor curso de acción, sin que esto implique renunciar al ejercicio de la autonomía entendida como una dimensión racional de la libertad personal, y por tanto, preferir un fondo de confianza en la relación médico paciente25. Nos llamó la atención también, que en muchos de los formatos las complicaciones referidas se expresaron en forma general, sin referirse a las complicaciones inherentes al procedimiento, en particular. Cuando las complicaciones enumeradas se refieren a las complicaciones específicas inherentes a cada 25 Kihlbom U. J Med Ethics. BMJ Group. Autonomy and Negatively Informed Consent. 34:146-149. 73 procedimiento, es posible saber cuál es el procedimiento leyendo únicamente la lista de complicaciones. Es muy frecuente encontrar como complicaciones “sangrado e infección” o “re-operación”, sin especificar de dónde podría ser el sangrado o la infección, ni de qué magnitud o gravedad. Estos consentimientos generales surgen posiblemente a partir de una equivocada concepción que cree que así se obtiene amplia aprobación de las posibles consecuencias; algo equivocado por cuanto no son más que una diligencia inútil que no facilita la información y sin duda alguna tampoco, una adecuada herramienta de defensa legal; sino que por el contrario son contraproducentes y prueba de una exigua relación médico-paciente. En algunos formatos no se encuentra la firma del médico. Esta es una omisión delicada que implica un alto riesgo legal para los tratantes y las instituciones, en especial cuando las historias se archivan microfilmadas, y en muchas oportunidades son enviadas a los solicitantes desde los departamentos de estadística, sin una revisión previa. Es importante anotar también que muchos son difícilmente legibles y por ende pierden todo su valor informativo. Al calificar la calidad del documento se encontró que en la Clínica Palermo solamente el 28% cumplieron con la calidad esperada, 22/36, y la razón más notable que los descalificó, fue que los pacientes los firmaron en blanco. Aunque hemos repetido en innumerables oportunidades que el consentimiento no es el documento sino un proceso de información que refleja una adecuada relación médico-paciente, se trata de una omisión especialmente grave, por cuanto ante la ley, es la prueba absoluta de la falta de información. En el Hospital San Ignacio el 82% de los documentos cumplieron con la calidad esperada, no obstante, tres consentimientos no reposaban en la historia y uno de toda la muestra fue firmado en blanco. La falta mas frecuente fue no tener la firma del testigo en 16/27, lo que se traduce en un vicio formal con riesgo legal. 74 Aunque la información que se provee durante la atención en salud es fundamentalmente oral dado que la consulta médica es una actividad dialógica, es ineludible la obligación legal de diligenciar un documento formal de consentimiento que soporte el proceso de una adecuada relación médicopaciente. Sobre las características de este documento se ha trabajado intensamente alrededor del mundo, con la participación de las diferentes áreas jurídicas, éticas, políticas, administrativas y asistenciales para concebir el documento perfecto que permita: garantizar el respeto de los derechos y la dignidad del enfermo; avalar una información adecuada dirigida a facilitar la participación de los pacientes en la toma de decisiones; respaldar a los profesionales en el acto de acompañar las decisiones asumidas con el paciente y sus familiares, y simultáneamente determinar el rango de acción de su actuación médica. A pesar del esfuerzo general, no ha sido posible encontrar un formato ideal que permita plasmar todo el proceso de consentimiento informado, pero de todas maneras, se han establecido por consenso unas condiciones generales que no deben faltar, son estas: Incluir los datos generales del enfermo y del médico que brinda la información. Informar sobre la naturaleza y el origen de la enfermedad. Explicar en forma sencilla los objetivos del procedimiento y los beneficios perseguidos. Explicar comprensiblemente los riesgos previsibles y prevenibles, así como los riesgos particulares. Informar sobre las diferentes alternativas de tratamiento disponibles, para que puedan ser analizadas de acuerdo con las preferencias en la toma de decisiones. 75 Brindar la información pertinente acerca de las consecuencias que se pueden presentar, en caso de no realizarse el tratamiento sugerido. Expresar la posibilidad por parte del paciente de cambiar su decisión en cualquier momento. Manifestar la satisfacción del paciente en cuanto a la información recibida y el esclarecimiento de sus dudas. Contener los espacios para las firmas respectivas, incluidos los testigos o representante legal, y las fechas de suscripción. Por otro lado, la información que ya se ha dado durante la atención previa a la firma del documento, debe ser consignada en este de una manera simple, clara, concisa para que sea fácil de entender. Es necesario adecuarla al nivel cultural de cada persona y a las circunstancias particulares. En general se aconseja que las frases sean cortas y directas, evitando al máximo el uso de tecnicismos para preferir el lenguaje coloquial. Lo anterior conduce a que los profesionales realicen un esfuerzo adicional por lograr un documento que sea entendible y adecuado a cada paciente. La forma correcta de diligenciamiento exige que sea el médico responsable del paciente quien suministre la información y al tiempo sea el encargado de la entrega del documento. No es recomendable que el documento sea entregado en los servicios de admisión sin que se haya cumplido con la entrega de la información previamente. Para este fin, se puede permitir que el documento se analice detenidamente en casa y en compañía de familiares y allegados, para brindarle a la persona la oportunidad de reflexionar sobre la decisión que tomará. Vale la pena resaltar que en algunos servicios cuentan con consentimientos especiales para cada tipo de procedimiento en los que las complicaciones son claramente estipuladas y tramitado con anterioridad. Esta es la forma correcta de 76 diligenciamiento para facilitar que el documento se convierta en un instrumento dialéctico, de comprensión y de decisión personal, para ganar confianza y reducir la ansiedad. Es una forma de evitar que el proceso de consentimiento se convierta en una rutina estéril y una fría práctica administrativa. Por otro lado, en lo que respecta a los comentarios que se obtuvieron de los pacientes acerca de qué es el consentimiento y cuál su valor; se debe resaltar que los pacientes en general perciben el documento no como un elemento de protección hacia ellos, sino como un instrumento de carácter defensivo del médico y la institución, a través del cuál se evaden responsabilidades. La razón que puede explicar esta percepción es precisamente el que la diligencia se realice el mismo día de la intervención, lo que a su vez, acrecienta el sentimiento de ansiedad ya de por si presente en estas situaciones. Aunque existe un documento formal para obtener el C.I que permite al médico ampararse de posibles reclamos, especialmente de los de naturaleza jurídica por cuanto la legislación deposita en el médico la carga de la prueba de haber obtenido la aprobación; lo realmente significativo, es el proceso que se desarrolla desde que se funda la relación médico paciente y que concluye con la instauración de un tratamiento. De allí, que el proceso debe verse reflejado primordialmente a lo largo de la historia clínica más que en el documento diseñado para tal fin. Tampoco debe entenderse como un mecanismo que exonera al tratante de la responsabilidad ética y jurídica ante una mala praxis. Entender el consentimiento informado como un proceso lento y gradual de la relación médico-paciente, y no como un formalismo, permite alcanzar el nivel de confianza necesario para asegurar la decisión más adecuada. En resumen, la información suministrada durante todo el proceso de consentimiento en las dos instituciones debe ser optimizada y de la misma manera la calidad de los documentos. Con los resultados derivados de nuestra de investigación queda puesto en evidencia, que los pacientes que llegan a 77 someterse a intervenciones quirúrgicas están en desventaja en relación con el carácter contractual del documento, pero sobretodo, en el grado de respeto de la autonomía debido a la deficiente calidad de la información necesaria para tomar las decisiones. Seguramente, mejorar este proceso es una obligación que favorecerá la calidad del servicio y establecerá relaciones médico-paciente mas estrechas y basadas en sentimientos de confianza. 78 BIBLIOGRAFÍA 1. Akabayashi, A., and B. Slingsby. 2006. Informed consent revisited: Japan and the U.S. The American Journal of Bioethics 6(1): 9–14. 2. 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