LA FAMILIA ANTE LOS TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO DE SUS HIJOS Emilio Pinto Presidente de la Fundación Internacional O’Belén (España). amables, me los entreguen. En uno de ellos escriban la palabra ideas y en el otro la palabra sentimientos. Durante estos días, cuando escuchen algo que les sugiera una idea para poder ayudar a los padres o a los chicos, anótenlo; y cuando algo de lo que se esté diciendo les sugiera un sentimiento, anótenlo en el otro folio. Toda gran idea procede de un sentimiento y si nuestros sentimientos no son favorables a quienes están a nuestro lado, o a quienes escuchamos, lo más probable es que nuestras ideas sean más bien sólo ideas para contradecir a quien hemos colocado enfrente. IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES La primera, por lo poco que aún sabemos del funcionamiento de los trastornos del comportamiento, ya que en muchas ocasiones somos meros observadores subjetivos más que elementos de cambio válidos. 10 La segunda, por la afectividad que impregna, o quizá es innata, a la mayoría de los padres. No es fácil, ni para un profesional externo ni desde el corazón, poner un límite. Es poco eficaz decir a unos padres que el insulto o la agresión proceden de un trastorno, y a los padres les da igual saberlo, les duele más que nada en el mundo. Que sea tu propio hijo quien te quiere destruir y que encima no tengas las mismas armas para defenderte que si lo hiciera un extraño, te llena de impotencia, de rabia, de ira y de frustración. Al terminar el congreso leeré sus ideas y sus sentimientos y estoy seguro de que, entre todos, habremos avanzado un gran paso. ¿Qué puede ser más importante en un congreso que aunar y recoger conocimientos, sentimientos, instrumentos y motivaciones para poder seguir avanzando? (sobra decir que pueden poner su nombre o no). Por otro lado, considero de máxima importancia aprovechar esta hora para ofrecerles todos los recursos que sean posibles y que nos puedan motivar, para que de verdad sean dos días de crecimiento, maduración y profundización. Confío en que el individualismo de nuestra sociedad no nos empuje a creer que lo que cualquiera de nosotros pensamos es lo único válido y a considerar que nuestras experiencias vitales son las únicas experiencias. Lo mejor es que permanezcamos abiertos a todo y a todos. En lo que sigue, trataré de tres aspectos: La tercera por el escaso apoyo social con que se van a encontrar: los vecinos hablarán de su incapacidad, el colegio lo expulsará, la familia más cercana no querrá ni ir a visitarles para no mezclarse con su hijo, la red social no tiene medios para ayudarles y la salud mental aún no sabe cómo reparar ni el trastorno ni la relación paterno filial ya hecha añicos. Y la cuarta, no menos importante, es el cruce de otros sentimientos que también habitan en el corazón de los padres como verdaderos fantasmas: el sentimiento de volver a fracasar, es decir, de que lo que están haciendo no funcione y se vuelva al principio, el de la huida y el miedo a que pueda pasar algo mucho peor. Hablar de los trastornos sin tener en cuenta todos los sentimientos que se cruzan es absurdo, porque no estamos ante un problema mecánico. 1. De la definición de trastornos y de los tipos de trastorno, ya que no es lo mismo hablar de un caso leve, que se puede pasar solo o con un poco de cambio en las relaciones familiares; de uno moderado, que turba y que se manifiesta en lo verbal e incluso en la falta de límites; o de un caso grave, que hace imposible una convivencia normal, ya que el castigo físico o psicológico hacia los padres agrede a la salud de los demás miembros de la familia. 2. De la actitud de la familia ante estas situaciones. 3. Y de las posibles soluciones. 1. DEFINICIÓN Pero permítanme explicar la metodología que les propongo emplear en esta conferencia. Quiero pedirles que cojan dos folios y que, al final de este congreso, si son tan Comencemos por definir los “trastornos del comportamiento” como: ocasiones en las que los niños y/o adolescentes muestran un patrón de comportamiento antisocial que IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES Para empezar, reconozco que hablar de estas familias es mucho más fácil que acompañarlas, que entenderlas e incluso que ayudarlas, por cuatro razones fundamentales: 11 Aunque como toda definición siempre se puede quedar corta ante los muchos y particulares rasgos o síntomas que cada individuo genera. Y si esta definición se encuadra dentro de los diagnósticos psiquiátricos, se puede hacer referida a sistemas de diagnósticos distintos: el DSM IV (sistema americano) o el CIE 10 (sistema europeo). Tanto uno como otro expresan la observación clínica del individuo; por lo tanto, siempre irán por detrás de lo que al propio individuo le suceda. IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES Dentro del DSM IV- se incluirían: F90.9 - Trastornos por déficit de atención con hiperactividad no especificado. F91.8 - Trastorno disocial. F91.3 - Trastorno negativista desafiante. F91.9 - Trastorno de comportamiento perturbador no especificado. 12 Y dentro del CIE 10 - que incluye los valores de leve, moderado o grave. Desde el eje F-90 al eje F-98. Definidos en el propio manual como Trastorno del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia y la adolescencia: F90 - Trastornos hipercinéticos. F91 - Trastornos disociales. F92 - Trastornos disociales y de las emociones mixtos. F93 - Trastornos de las emociones de comienzo específico en la infancia. F94 - Trastorno del comportamiento social de comienzo específico en la infancia o la adolescencia. F95 - Trastornos de tics. F98 - Otros trastornos de las emociones y del comportamiento de comienzo habitual en la infancia o la adolescencia. Cada uno con su propio subgrupo. Y ni siquiera en esto nos ponemos del todo de acuerdo. ¿Qué ejes se incluirían dentro de los trastornos de comportamiento? Tal vez la especialización de personas y entidades nos lleven a interpretar la parte por el todo, pero incluso es normal ya que un mismo diagnóstico puede cambiar con una diferencia de pocos días y porque resulta realmente difícil situar al que se está moviendo como un sujeto parado. . Proyecto Esperi. Pero la sociedad también les ha dado sus propios nombres: verdugo, delincuente, tirano, dictador, emperador, matón, desviado de la norma, ineducable, caracterial, dependiendo de quién es el que quiera darle el nombre, sin querer entrar en otros aún más peyorativos. Y aunque cada autor le quiera poner un nombre distinto, con alguna característica distinta, conviene estar de acuerdo, al menos, en los síntomas, pero sobre todo en la existencia de un menor que, llamado de distintas maneras, tiene un problema. Tal vez parezca una actitud ecléctica, es decir, que procura conciliar las doctrinas que parecen mejores o más verosímiles aunque procedan de diversos sistemas: así es. Poco importa que cada cual quiera poner un nombre distinto, o que tal vez todos quieran ser los padres de este nuevo problema; lo que interesa son las soluciones. Desde la disciplina que desee, póngale usted el nombre que quiera. No obstante, el nombre de TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO que se utiliza en la conferencia pretender asegurar que estas situaciones se ven no sólo como un problema médico, ni educativo, ni sólo social, sino como la suma de todos ellos, o al menos la suma de varias de estas perspectivas. Y reciban el nombre que reciban, lo más importante es: · Diagnosticar a tiempo. · Poder anticiparse y actuar cuando la situación está comenzando. · Diferenciar el tipo de caso: grave, moderado o leve. 2. LAS ACTITUDES DE LA FAMILIA ANTE UN TRASTORNO DEL COMPORTAMIENTO: Se pueden distinguir distintas situaciones; algunas más recurrentes son: 2.a. De la Negación a la Exageración. Generalmente las familias no solicitan ayuda cuando desconocen o niegan los síntomas; lo hacen cuando éstos son graves o están casi arraigados. Cuando las familias acuden a la F.I. O´Belén pocas veces es en busca de cambios en sus propias relaciones; son más frecuentes las que llegan con la intención de ingresar a su hijo o hija en un centro. Algo que ya sabrán todos ustedes que es prácticamente imposible, ya que los centros actúan en casi su totalidad para los menores con trastornos que pertenezcan a la red de protección de una comunidad autónoma: algo realmente discriminatorio, pero real. Todos los menores, pertenezcan o no a la red de protección, deberían tener las mismas posibilidades. ¿Se imaginan ustedes que en cualquier lugar del mundo sólo tuvieran acceso a un trasplante de corazón los niños que estuvieran en el sistema de protección? ¿Se ima- IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES vulnera derechos de las otras personas, así como normas de convivencia y/o reglas socialmente aceptadas para su edad, siendo estos comportamientos inmanejables por personas cercanas al individuo sintomático, lo que provoca un deterioro progresivo y significativo en el ámbito interpersonal, relacional y laboral. 13 IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES Cuando una familia se va enterando poco a poco de lo que hace su hijo: fracaso escolar, faltas de respeto, formas de vestirse, etc., lo primero que piensa es que a su hijo no le pasa nada y además es capaz de denunciar a quien le contradiga en ese momento. Algo por otro lado innato a la paternidad, la defensa de las crías. Son muchos los que no quieren un diagnóstico de su hijo, ni un tratamiento, ni un reproche sobre él, porque a su hijo no le pasa nada y son los demás los que no le comprenden, los que no le ayudan, los que le hacen ser una víctima. Este estado puede quedarse cronificado en el mismo momento en que el trastorno del comportamiento se quede instalado fuera de casa. Muchos menores parecen “joyas” en su casa y fuera de ella se trasforman, otros menores sólo lo padecen en su casa y otros lo padecen en su casa y fuera de ella. 14 Para pasar de la negación a la exageración necesitamos obligatoriamente contar con un niño que haga sufrir a sus padres: por su falta de límites y por el castigo psicológico e incluso físico, y con unos padres débiles. Cuando se llega a la exageración, cualquier gesto del hijo sirve para corroborar la teoría del trastorno: “que bebe el agua muy deprisa”, “que tarda mucho en el baño”, “que siempre miente” (las palabras que quieren aglutinarlo todo como “siempre” o “nunca”, sirven para poco más que para expresar impotencia), o cualquier síntoma de la adolescencia es elevado al grado de trastorno. Pero volver a pasar de la exageración a la negación es tan fácil como que haya un día sin insultos o sin faltas de respeto, éste es uno de los motivos principales del abandono de las terapias o de las estrategias marcadas. Si la definición dada sobre trastorno incluye que sus comportamientos son inmanejables por personas cercanas al individuo sintomático, también debería incluir que esas mismas personas no son objetivas a la hora de definir sus verdaderos síntomas. Por ejemplo, hay padres que no se preocupan por el consumo en grandes cantidades de alcohol o de drogas y, sin embargo, sí dan mucha importancia a las palabrotas: a cada uno le “pican” cosas distintas. 2.b. El chantaje. Una vez reconocido algún síntoma importante, la mayoría de las familias optan por negociar con los síntomas más que por aceptar el trastorno como un problema de todos, y todavía menos por aceptar la posibilidad de que su hijo se encuentre en este callejón; entonces se negocia, incluso llegando a considerar cambios en toda la familia para que el problema deje de serlo. Familias que han pasado de comer a las dos de la tarde a comer a las cuatro, ya que su hijo no se levantaba y por una tontería así no valía la pena discutir. Dejarle destrozar puertas o muebles, ya que eso le tranquiliza bastante. Incluso hay familias que han optado por pagar el precio de la paz: dar dinero a su hijo para que esté fuera de casa todo el fin de semana o para que no venga algunas noches entre semana a dormir. Mientras el chantaje funcione como herramienta, el problema quedará oculto. 2.c. La publicidad del problema. Si el chantaje no ha servido, o con el tiempo aumentan los problemas, comienza esta nueva etapa. Hasta el momento, y de cara a los que viven fuera del hogar, no existía ningún problema; incluso la familia extensa era ajena al trastorno. Pero al quedarse sin herramientas empiezan a darse cuenta de que el problema no era que los padres eran demasiado blandos, sino que el hijo les sometía a demasiada tiranía. Los estudios americanos indican que es en este justo momento cuando puede comenzar el camino hacia la curación. Lo llaman, en una sociedad muy individualista, el apoyo social. Pero para que funcione correctamente no debemos apartarnos de ellos como si tuvieran una enfermedad contagiosa, ni enjuiciar a estos padres por su pasado, sino ayudarles a encontrar soluciones: que puedan tener tiempo de descanso, que puedan contar con buenos profesionales y que alguien pueda ayudar a su hijo. A ningún padre le gusta decir que el golpe que lleva en la cara se lo ha producido su hijo, antes le echamos la culpa al armario que al hijo. En esta etapa suelen surgir dos problemas fundamentales: los consejos y los profesionales. Los padres empiezan a hacer caso de casi cualquier consejo u opinión sobre el tema, algo realmente comprensible: si alguien sufre, encuentra cualquier consejo como útil en su caso y empieza a aplicarlo sin ningún tipo de reflexión previa. El segundo problema es el cambio constante de profesional que le atiende o trata. Lo que ellos no han podido arreglar en una década o década y media de existencia, a un profesional ajeno le dan la oportunidad de un mes (con una sesión semanal por ejemplo); además, dispuestos a no hacerle del todo caso. ¿Se imaginan lo que pasaría en urgencias o en un hospital si los enfermos decidiesen lo que se tienen que tomar y lo que no, las pruebas a seguir o cómo se deben vestir? Muchos padres llegan con una carpeta de 10, 20 ó 30 profesionales visitados. Basta con ver el tiempo que han estado con cada uno de ellos para saber si al nuevo terapeuta le van hacer caso o no. Buscan la solución fuera de ellos creyendo que el trastorno es del hijo, pero no IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES ginan que un niño con una deficiencia fuera encarcelado por robar en vez de tratado en un centro especializado? Pues eso también sucede en las comunidades que no tienen centros: los niños que delinquen o pegan a sus padres son llevados a centros de reforma y no a centros terapéuticos. 15 2.d. La depresión de la familia. Si el problema no se soluciona puede llegar el momento de ponerse peor que el hijo. La familia entera empieza a luchar para ver quién está peor. Como si para tapar lo del hijo tuvieran que tener problemas mayores. La lucha ha cesado y, como nadie ha conseguido hacer nada, nos ponemos peor que el otro e intentamos de esta manera subliminal que el hijo reaccione ante nuestro dolor. Si no hay problemas, se inventan. Algunos casos parece que mejoran ante esta situación, pero otros se ponen incluso peor para seguir siendo los protagonistas. IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES Hay hermanos que han empezado un fracaso escolar, otros que han empezado a agredir. Hay madres que han sufrido depresión, matrimonios que se han separado e incluso padres que pasan por un fracaso laboral. 16 No se debe olvidar, y conviene recordárselo al resto de la familia, que este paso puede llegar. Por ello es importante que cada uno busque sus objetivos en la vida, incluso al margen de lo que le suceda al sujeto con trastornos, algo fácil de decir y difícil de llevar a cabo. 2.e. La dimisión. La depresión familiar también tiene su etapa y si en ese periodo el menor se ha curado, porque ha encontrado una novia o se ha ido a vivir fuera de casa, quizás no se llegará a la dimisión. Cada etapa, según cada individuo y según cada familia será más rápida o más corta. Muchas familias, debido al ritmo con el que pasan de una etapa a otra, influenciadas por una sociedad que considera el tiempo como el elemento más fundamental de su existencia, se encuentran dimitiendo sin ni siquiera haber pasado por las anteriores etapas. Dicha dimisión algunos la ejercen mandando a su hijo al extranjero, otros intentando que la Comunidad Autónoma se haga cargo del chico, denunciándolo o, lo último de lo último, yendo a un notario que con más de 16 años nos permitirá que se emancipe. (Estos ejemplos no quieren decir que siempre que se llegue a estas actuaciones con los propios vástagos tenga que ser por haber culminado este proceso). Hay otras familias que sin conocer estos recursos ejercen una dimisión dentro del hogar, son aquellos padres que permiten que su hijo viva en casa como si ésta fuera una pensión, sin necesidad siquiera de hablar con su propio hijo. “Quien evita el hablar evita la confrontación, evita el conflicto, evita el peligro”. Estos pasos, en algunas familias, son claros o “de libro”, pero no universales; en otras, pasan de uno a otro o se quedan anclados en un solo punto. Tal vez lo importante sea movilizarles a otros distintos. Lo importante cuando alguien de la familia está enfermo es creer en la curación, tener esperanza, y en los casos más graves recordar una y otra vez que son inmanejables para los adultos que viven con ellos. Sin duda alguna estos pasos se irán modificando según vayamos encontrando profesionales que se dediquen a seguir a lo largo de la vida, de forma longitudinal o durante muchos años. Sirva este congreso para despertar la voluntad de estudiar los procesos de las familias, para conseguir tener una base amplia y de largo recorrido para elaborar estudios longitudinales, para corroborarlos o corregirlos. Ya saben que se aprende por adhesión o por rechazo y que lo verdaderamente importante en un congreso no es obtener la adhesión de los congresistas sino, sobre todo, su aportación. Eso es lo que más nos puede enriquecer a todos. Por último hay que recordar que, en sus distintas etapas, el sujeto con trastorno necesita tanto a quien le reconozca, respete y quiera, como a alguien que le contrate, que no le tenga miedo y con quien valga la pena proceder al cambio, es decir, convertirse con esfuerzo en adulto firme. 3. LAS POSIBLES SOLUCIONES QUE ENCUENTRAN LAS FAMILIAS: 3.a. La farmacológica. Uno de los datos más importantes, facilitado por el colegio de farmacéuticos, es la creciente demanda de medicamentos solicitados en las farmacias para los berrinches o enfados de los niños, olvidándonos de esta manera del derecho que todos los niños tienen a estar tristes y enfadados. Y el segundo es cómo crece la venta por Internet de seudo-fármacos, en especial en EEUU. El Nolotil o la Aspirina son buenos analgésicos para una molestia o para un dolor físico, pero no es seguro que todos los niños que tienen un trastorno del comportamiento, es decir entre un 8% y un 12% de los menores de 18 años, dependiendo de la fuente y del lugar geográfico, necesiten medicación, o que las pastillas solas puedan cambiar a la persona. Además, aún es muy pronto para hablar de la dependencia que pueden generar y de los efectos secundarios, sobre todo en niños que no necesariamente se curan por ingerir más medicamentos. Es normal que las grandes farmacéuticas quieran ofrecer IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES debemos olvidar que, al igual que un virus puede afectar a toda la familia, un trastorno también lo hace. 17 Si existiera comprobación de la total eficacia de un medicamento, habría que defenderlo y se acabaría el problema. Pero entonces hoy aquí estaríamos hablando de un problema de tipo más orgánico que de los demás componentes del trastorno, es decir, genética y ambiente social ¿No será que ver la solución sólo en los medicamentos nos libera a todos para encontrar como único culpable al que lo padece, sin que los demás tengamos ninguna responsabilidad? ¿No sería entonces como despreciar las influencias negativas que puede sufrir cualquier niño, desde el maltrato, el abandono, o la falta de una sociedad que lo construya en vez de destruirle? IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES No se puede negar la utilidad de los medicamentos, ni la necesidad que ciertos padres manifiestan de fármacos o de pastillas; lo que no se puede asumir es que ésa sea la única solución o que esa solución, por sí sola, cure, sin la ayuda de otras iniciativas. 18 3.b. La relación terapéutica. El tratamiento del trastorno de comportamiento nunca es una terapia aplicada sólo al individuo, sino una terapia aplicada también a sus seres más cercanos e incluso a toda la sociedad. Cuando se trabaja sólo con el individuo lo que se pretende es la modificación de su conducta e incluso que su forma de responder ante sus frustraciones sea de otra manera, pero así, en muchas ocasiones, lo único que se hace es cambiar de nombre al problema. La terapia al individuo con trastorno del comportamiento es una influencia bastante pequeña comparada con los demás espacios en los que habita: su familia, sus amigos (que en plena adolescencia se convierten en su “verdadera familia”), su colegio e incluso su televisión, su Internet (para aquellos que duden de su influencia sólo decirles que Google atiende más de 300 millones de búsquedas diarias), o su teléfono móvil (todos los días se envían y se reciben más de 6.000 millones de mensajes de texto, más que todas las personas que vivimos en el planeta, y 150 millones de móviles suenan cada segundo). Se pueden recordar los estudios de Günter Beyer: Tan sólo retenemos: Un 10% de lo que leemos, un 20% de lo que oímos, un 30% de lo que vemos, un 50% de lo que oímos y vemos, un 70% de lo que nos decimos y un 90% de lo que hacemos. Es por esta razón por la que cualquier aprendizaje válido se basa en la práctica, en el uso de lo aprendido. Y para llegar aquí hace falta que todos hagamos con él. Las terapias no se pueden quedar en una sala privada en la que nuestro único objetivo sea el menor durante 45 minutos a la semana, es decir 9 minutos de influencia como máximo a la semana, si no conseguimos que sus padres cambien de fórmulas que hasta el momento no les han servido, o que el colegio pueda darle la motivación que requiere, o que cambie de amigos. En F.I.O´Belén, tan importante es la terapia como el centro en el que vive: sus educadores, su plan individualizado, sus esperanzas, todo su entorno. Tan importante es la terapia como los educadores que le rodean, no podemos olvidar que muchos de los que han salido ha flote lo han hecho por Javier o por Elena, por aquellos educadores que le han dado su tiempo, su voluntad y su fuerza. Y cada Tutor lo ha hecho de forma distinta, dando a cada uno lo que cada uno necesitaba. En F.I.O´Belén creemos en lo sistémico como la búsqueda incesante de nuevas disciplinas, de la incorporación a los proyectos y a las personas de nuevas fórmulas, de nuevas tecnologías. Creemos en lo sistémico como el resultado que da el cambio de una pieza a todo el motor y creemos en lo sistémico como la posibilidad de cambiar cosas externas del mundo que pueden ayudar a los cambios internos. Imagínense por un momento que pudiéramos cambiar la programación de una televisión por la noche, la metodología de un colegio, el botellón por un partido de fútbol. ¿No creen ustedes que eso daría como resultado, inmediatamente o a medio plazo, una mejor salud mental? Se debe acabar aquello de que el paciente en estos casos es el único que necesita cambiar cosas, también debemos cambiarlas los demás. Muchos chicos son los que dicen que: si mi padre se ha esforzado toda la vida por mí, yo voy a disfrutar de lo que el me ha dejado o en su propio lenguaje: “vivir de los padres hasta que pueda vivir de mis hijos”, o “mejor pedir perdón que no pedir permiso”, o “el premio inmediato y el castigo negociado” o “yo la hago y tu la pagas”. Muchos chicos están en una nueva cultura de conseguirlo todo de gratis y consideran a sus padres los enfermos, ya que cuando todo rebota ellos lo único que hacen es aplicar la cultura actual a su propio problema. IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES o arreglar toda dolencia a golpe de pastilla, y que aquellos que recetan crean más en la química que quienes no recetamos. Los informes científicos hablan más de terapia o de medicamentos junto con terapia, y muy pocos de la eficacia del medicamento sin otras actuaciones en el sujeto, curiosamente los que defienden sólo los medicamentos suelen ser trabajos auspiciados por las propias compañías farmacéuticas. 19 Al hablar de terapia hay que subrayar que todos podemos ser terapeutas de los chicos. Repito y con mayúsculas: TODOS PODEMOS SER TERAPEUTAS DE LOS CHICOS. No importa el grado de conocimiento que se tenga. Cuando los chicos han salido adelante, las personas que recuerdan, los nombres que mencionan con agradecimiento no son, por lo general, el de su psiquiatra o su psicólogo, a veces es el nombre de un mendigo, otras el de una vecina, o el de un jefe. Y es que para ser TERAPEUTA, también con mayúsculas, hay que ser importante para el menor, poder ser significativo en su vida. 3.c. El alejamiento o ingreso. Si lo farmacológico, con o sin relación terapéutica, no ha cumplido los objetivos deseados y la situación se agrava, únicamente queda el ingreso: en un hospital, en un centro de reforma por una orden del juez (a propuesta del fiscal y debida a una denuncia penal, puesta por los padres o por la policía tras algún delito), en un centro terapéutico (algo casi imposible de hacer), o el alejamiento absoluto del hijo. primeros en notarlo. Pero no es de extrañar que vayan apareciendo nuevos trastornos en los mayores. Sólo hombres y mujeres capaces de pensar, apasionar y ofrecer su vida a las chicas y chicos con trastornos hacen posible que puedan salir adelante. Ante los trastornos del comportamiento de sus hijos, la familia puede y tiene que ayudarles a salir, aunque sea una tarea difícil, aunque cueste y, como los pimientos, puede que “pique”. Para ello han de recordar que: - La ayuda tiene que servir para afianzar a los padres. - El terapeuta tiene que hacer pensar a los padres; no está para juzgar, ni para buscar culpables. 20 Desde el punto de vista más realista de todos, y si de verdad es un trastorno de comportamiento grave, el único lugar adecuado que podemos tener es un centro terapéutico en el que desde las diferentes disciplinas (médicas, educativas, de ocio, e incluso arquitectónicas), todas ellas interactuando a favor del menor, se pueda producir una readaptación del menor para poder interactuar con su familia de otra forma. En los próximos años, si los problemas neuro-psiquiátricos se duplicaran, habrá que utilizar más centros y más profesionales formados, pero sobre todo más investigación y más prevención. La información que recibimos diariamente supera todas nuestras capacidades. El New York Times publica en una semana más información que toda la que tuvo a su alcance alguien que vivió en el siglo XVIII. Pero tener información no es lo mismo que tener la formación. También los jóvenes tienen más información que nunca sobre las relaciones sexuales, lo que no hace bajar el número de abortos en adolescentes sino aumentar. Permítanme, para terminar, decir que si los menores han cambiado lo han hecho también los adultos y la propia sociedad; y tal vez ellos, por ser los más flexibles, son los - Los diagnósticos alarmantes hay que contrastarlos. Y si un congreso es la suma de conocimientos, experiencias y capacidades espero que pasado mañana aquéllos con mayores problemas y sus familias, puedan contar con todos ustedes como el mejor pilar, el mejor cimiento y la posibilidad de su cambio, sin olvidar jamás lo mucho que de ellos recibimos, que sin duda alguna tendrá que ser objeto de otro congreso. A seguir... IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES IV CONGRESO MULTIDISCIPLINAR SOBRE TRASTORNOS DEL COMPORTAMIENTO EN MENORES - La ayuda es eficaz sólo si están unidos el terapeuta y los padres. Con cualquier otra enfermedad de los hijos, los padres buscan el mejor sitio donde les puedan ayudar, pero con este trastorno, si es grave, es frecuente que lo que busquen no sea ayudar al hijo, o a la hija, sino protegerse ellos; lo hacen por instinto, por salvaguardar su salud e incluso la vida y eso es muy comprensible. Pero en los momentos fríos, cuando los padres pueden ejercer la capacidad de pensar así, necesitan hacer camino en este problema. 21