11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 11 Formación continuada ABSTRACT Las funciones de la matrona en el mundo antiguo y medieval. Una mirada desde la Historia Title: Midwife’s functions in ancient and medieval times: a view from History. Professions change constantly over the centuries as a result of the evolution of society itself and the attitude of its professionals, and midwifery fully confirms these assertions. Thus, the study and recounting of its history enables us to understand many of the circumstances that have come together to shape the profession as we know it today and to realize that its future depends not only on external circumstances, but particularly on the courage and determination of the midwives themselves. This article points out the major functions that have constituted the work of the midwife since the 15th century. The authors hope that the following pages help to make known one of the loveliest stories every told: that of midwifery. Manuel Jesús García Martínez1, Antonio Claret García Martínez2 Directores de Híades. Revista de Historia de la Enfermería. 1Matrona. Unidad Docente Matrona «Virgen del Rocío». Sevilla. 2Doctor en Historia. Universidad de Huelva. RESUMEN Las profesiones experimentan transformaciones constantes a lo largo de los siglos, resultado de la evolución de la sociedad misma y de la actitud de sus profesionales. La profesión de matrona participa plenamente de estas afirmaciones, de ahí que la investigación y difusión de su historia nos permita comprender muchas de las circunstancias que han coadyuvado a conformar la profesión como hoy la conocemos y a tomar conciencia de que el destino de ella depende no sólo de las circunstancias externas a la profesión, sino muy especialmente del coraje y empuje de las propias matronas. En este artículo se señalan las funciones fundamentales que han sido una constante en el trabajo de la matrona hasta el siglo XV. Sirvan estas páginas que siguen para contribuir a difundir una de las más bellas historias jamás contada: la profesión de matrona. Palabras clave: matrona, historia de la matrona, funciones de la matrona Keywords: midwife, history, functions García M, García AC. Las funciones de la matrona en el mundo antiguo y medieval. Una mirada desde la Historia. Matronas Profesión 2005; 6(1): 11-18. INTRODUCCIÓN. LA HISTORIA DE LA MATRONA, UNA ASIGNATURA PENDIENTE Al igual que la enfermería, la profesión de matrona se halla actualmente en un momento histórico; se avecinan cambios importantes, cambios que van a afectar a lo más profundo de su propia estructura, tanto a nivel profesional como curricular y disciplinario. La inminente entrada de España en el Espacio Europeo de Educación Superior (espacio diseñado en distintas reuniones que han ido marcando sus directrices fundamentales, como la Declaración de Bolonia de 19 de junio de 1999), con la creación de títulos de Grado y Posgrado (en España se están desarrollando a través de dos Reales Decretos, el 55/2005 y el 56/2005, ambos de 21 de enero del presente año –BOE núm. 21–), va a suponer todo un reto para la propia profesión, planteándose, entre otros temas, el dilema de continuar siendo una especialidad de Enfermería o una carrera autónoma, al igual que sucediera en la década de los noventa con otras especialidades (Fisioterapia, Podología). Si importante para la matrona fue el año 1992, en que aparece nuevamente la Especialidad de Enfermería ObstétricoGinecológica (Matrona) –BOE de 2 de junio de 1992–, nos atrevemos a afirmar que no menos lo van a ser los dos próximos años para la configuración de la profesión. Historia reciente que avanza hacia un prometedor futuro. El prestigio y reconocimiento social de una profesión pasa, ineludiblemente, por el reconocimiento de su historia, de su pasado: desde cuándo existe como tal, cuáles fueron sus precedentes, qué funciones y tareas ha desempeñado la matrona a lo largo de la Historia. Matronas Prof. 2005; 6(1): 11-18 § 11 11-18HISTORIAm-19 © 12 1/7/05 10:08 Página 12 Una historia antigua y una historia joven a la vez. Se hace necesario, pues, que un profesional íntegro, parafraseando al sabio profesor y humanista Laín Entralgo, conozca la historia de su profesión, pues ello le va a aportar, entre otras cosas: • Integridad de su saber. • Clarificar el contexto en que se halla. • Conocer las condiciones en las que la matrona progresó o vaciló a lo largo de su historia. • Comprender el pasado para conocer el presente y proyectar el futuro. • Enriquecer su patrimonio científico con las enseñanzas de los que les precedieron. • Crear una identidad profesional. El objetivo central de este trabajo es realizar un breve viaje por el tiempo y señalar las funciones fundamentales que han sido una constante en el trabajo de la matrona hasta el siglo XV. El conocimiento y difusión de la historia de la matrona deben estar presentes entre los temas de reflexión y preocupación del colectivo; de ahí que, desde estas páginas, hagamos una apuesta por el desarrollo de dichos aspectos. En este sentido, el hecho de no incluir en su momento asignaturas de historia de la matrona en los planes de estudio de la actual Especialidad de Enfermería Obstétrico-Ginecológica (Matrona) constituyó un error en el que no debemos caer en la elaboración de los futuros planes. Consciente de ello, la Unidad Docente de Matrona «Virgen del Rocío» (Sevilla) implantó desde el principio de su puesta en marcha un módulo de 30 horas sobre este tema. Asimismo, la Escuela de Enfermería «Virgen del Rocío» ha impartido como materia de libre configuración la asignatura «Aproximación a la Historia de la Matrona en España» durante varios cursos académicos. Nos consta que otras Unidades Docentes de Matrona del país han apostado igualmente por la enseñanza de la evolución histórica de la matrona. Sería muy beneficioso para la propia profesión que nuestros representantes académicos no cayeran en tan lamentable olvido y concedieran a la historia de la profesión de matrona el hueco que por derecho, antigüedad y méritos propios merece ocupar en los nuevos planes de estudio. Es justo reconocer, no obstante lo referido, el interés creciente por la divulgación del tema histórico en publicaciones periódicas (Matronas Profesión, Híades, Cultura de los Cuidados, Index, Rol, Metas, Enfermería Facultativa...), asociaciones e instituciones. Ante los momentos tan decisivos que estamos viviendo en temas de educación, reforma de la Universidad y creación de un nuevo espacio europeo de educación superior, ahora más que nunca las matronas deben tomar las riendas de su propia profesión y marcar el rumbo que ha de seguir en el futuro, no olvidando nunca el hermoso pasado que tienen tras de sí. Asientos para parir (Grecia-Italia y antiguo Egipto) MATERIAL Y MÉTODOS. FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA MATRONA El conocimiento del trabajo, de las funciones que la matrona –obstetrix, partera, comadrona, comadre de parir, madrina, llevadora, enfermera obstétrica... que con éstos y otros nombres se ha denominado a esta profesional– ha realizado a lo largo de la historia se obtiene a partir de fuentes de información documentales. Sin pretender extendernos sobre el tema, pues escaparía a nuestro objetivo, diremos que por documento se entiende, en palabras de la profesora Nuria Amat1, «[...] todo conocimiento fijado materialmente sobre un soporte y que puede ser utilizado para consulta, estudio o trabajo. El documento es una herramienta indispensable para transmitir conocimientos, ideas y dar testimonio de los hechos, permite la comunicación humana, es un importante medio de formación y docencia, y puede materializar todos los conocimientos humanos, constituyendo así El conocimiento y difusión de la historia de la matrona deben estar presentes entre los temas de reflexión y preocupación del colectivo una memoria colectiva». Por fuentes históricas, en sentido amplio, afirma el profesor Manuel Riu, se entiende «todos aquellos instrumentos, escritos, objetos, restos y testimonios directos o indirectos que utiliza el historiador para conocer los tiempos pasados y escribir su historia»2. Sobre estas fuentes descansa, pues, el trabajo del historiador de la matrona, permitiéndole conocer qué funciones y tareas ha desempeñado en una u otra época histórica, qué problemas y conflictos con otros profesionales ha encontrado en su desarrollo, qué grado de autonomía profesional alcanzó en un determinado momento, entre otros temas. 11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 13 Los documentos y obras consultados para la realización de este trabajo se especifican a lo largo del texto. Sus contenidos son variados: religioso (Evangelios Apócrifos y la Biblia), docente (tratados y manuales docentes ideados para la formación de la matrona), legislativos (leyes y decretos que intentan regular el trabajo de la matrona a lo largo de los siglos) y administrativos (contratos de trabajo... que especifican las tareas a desarrollar por la partera). De estos textos haremos una somera selección que permita tener una imagen lo más cercana a la realidad del trabajo cotidiano de estas mujeres en los periodos estudiados, haciéndose especial referencia a aquellas tareas o funciones que, como la religiosa (administración del sacramento del bautismo), o asistencial (por ejemplo, práctica de la operación de cesárea) han dejado de llevarse a cabo en nuestros días. LAS FUNCIONES DE LA MATRONA. UNAS PINCELADAS HISTÓRICAS En la actualidad, se reconocen a la matrona cuatro funciones básicas: asistencial, la más desarrollada, sin duda; docente, administración-gestión e investigación. Al tratarse de una carrera de grado medio, el reconocimiento académico de la función de investigación se reduce con frecuencia a una presencia testimonial (como es el caso de la Matrona, que en sus planes de estudio incluye una materia sobre investigación de 70 horas, que ha limitado frecuentemente su desarrollo). A pesar de ello, estamos asistiendo a un creciente interés por la investigación en diversas áreas de la profesión y la difusión de sus resultados. Una ojeada a nuestra historia revela que la función asistencial comprendía, en prácticamente todos los periodos estudiados, la atención no sólo al parto sino al embarazo y puerperio, adquiriendo la visita puerperal una gran relevancia para el control y seguimiento de la recién parida. Además, la matrona o partera ha desarrollado una labor en la que, hoy en día, se insiste mucho: educación para la salud, que comprende desde consejos y divulgación de conocimientos para la prevención de posibles enfermedades –«propias de la mujer»–, hasta orientaciones para la interrupción del embarazo. Seguidamente, se perfilan las funciones reconocidas a la matrona en la Antigüedad y Edad Media, periodos a los que circunscribimos el presente trabajo. El trabajo de la matrona en la Antigüedad De las referencias al trabajo de la matrona en la Antigüedad vamos a reproducir cuatro textos, dos de ellos bíblicos, más conocidos, y otros dos contenidos en los denominados Evangelios apócrifos3, sumamente interesantes, pues se contemplan en ellos aspectos de las funciones asistenciales y docentes de la partera. A modo de curiosidad científica quisiéramos resaltar que el término griego «mayéutica» (maieutiké, partera, El Nacimiento de la Virgen. Escena de parto en la Europa renacentista perteneciente al parto) fue puesto por el filósofo Sócrates (469-399 a. de C.) a su método, ideado para descubrir la verdad. Se trataba de un procedimiento pedagógico que coadyuvaba al alumbramiento de las ideas y venía a ser lo que pudiéramos llamar la «obstetricia del espíritu». Se inspiró en el trabajo de su madre, que era una afamada partera de su época, una mayéutica. Las matronas o parteras hebreas tenían un elevado reconocimiento social. La necesidad de sus servicios en la corte y entre las damas aristocráticas les hacía frecuentar las casas y palacios y el trato con altas dignidades y mandatarios. En la Biblia se nos describe el parto gemelar de Tamar (hacia el año 1700 a. de C.)4. La lectura atenta del texto evidencia, juntamente con aspectos de la función asistencial de la partera, otros de carácter juridicolegal de reconocimiento del primogénito, hecho de gran trascendencia a lo largo de toda la Historia: «Cuando le llegó el tiempo de su alumbramiento, tenía en su seno dos mellizos. Y al darlos a luz, uno de ellos sacó una mano; la partera se la tomó y le ató en ella un hilo escarlata, diciendo: Éste salió primero. Pero como él retirase la mano, fue su hermano el que salió. Dijo ella: ¡Vaya brecha que te has abierto!, y le llamó Peres [significa “adelantado”]. Salió después su hermano, el que tenía en la mano el hilo escarlata, y le llamó Zéraj [significa “elevarse, brillar o adelantarse”]» (Génesis, XXXVIII; 27-30)5. La Historia recoge el nombre de dos famosas parteras hebreas, Sifrá y Puá, que vivieron hacia el año 1600 a. de C. Fueron requeridas por el Faraón para que dieran Matronas Prof. 2005; 6(1): 11-18 § 13 11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 14 muerte a los recién nacidos varones, dejando con vida a las niñas. En el texto6 aparece la expresión: «[...] fijaos bien en las dos piedras [...]», haciendo referencia ello a una de las formas de parir de las mujeres de la época, apoyando las rodillas entre dos piedras (posición genuflexa o en cuclillas): «Además, el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifrá y la otra Puá, y les dijo: Cuando asistáis a las mujeres hebreas que dan a luz, fijaos bien en las dos piedras; si es hijo, matadlo; si es hija, que viva. Pero las parteras temían a Dios y no hacían según les había ordenado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida también a los niños. El rey de Egipto mandó llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho eso de dejar con vida a los niños? Respondieron las parteras al Faraón: No se parecen las hebreas a las mujeres egipcias. Están llenas de vida y dan a luz antes que llegue a ellas la partera. Dios favoreció a las parteras. Y el pueblo seguía creciendo y fortaleciéndose» (Éxodo, I; 15-22)7. © 14 A los recién nacidos se les cortaba el cordón y, tras darles un baño, se acostaban en un lecho de ladrillos. La lactancia materna duraba tres años, tras lo cual se alimentaba al niño con leche de vaca. Los dos siguientes textos se han extraídos de los Evangelios apócrifos8. El primero de ellos, denominado Evangelio del Pseudo Mateo, se incluye dentro de los apócrifos de la natividad, que tienen una finalidad teológica: defender el honor de María, particularmente en lo que se refiere a su concepción y parto virginales. En la cita que se reproduce en primer lugar aparece el nombre de dos parteras, Zelomí y Salomé. Zelomí, la primera que entró en la cueva para atender a la Virgen María, le practica un tacto vaginal para comprobar su estado, tras el nacimiento del niño: «[...] mandó el ángel parar la caballería, porque el tiempo de dar a luz se había echado ya encima [...]. Hacía un rato que José se había marchado en busca de comadronas. Mas, cuando llegó a la cueva, ya había alumbrado María al infante. Y dijo a ésta: “Aquí te traigo dos parteras: Zelomí y Salomé. Pero se han quedado a la puerta de la cueva, no atreviéndose a entrar por el excesivo resplandor que la inunda”. Oyendo estas palabras María, se sonrió, mas José le dijo: “No te sonrías. Sé más bien prudente, no sea que luego vayas a necesitar algún remedio”. Y mandó que una de ellas entrara dentro. Entró Zelomí y dijo a María: “Permíteme que te palpe”. Y cuando se lo hubo permitido María [...]» (Evangelio del Pseudo Mateo, cap. XIII; 1-3)9. El siguiente texto, extraído del Liber de Infantia Salvatoris, que se incluye en el conjunto de los denominados Apócrifos de la Infancia, tiene la pretensión de llenar las Operación de cesárea realizada por matronas lagunas que los evangelios canónicos y los mismos apócrifos de la Natividad dejaron en torno a la adolescencia de Cristo. En lo que se refiere al trabajo de la comadrona, José reconoce su necesidad para el momento del parto de María y, por ello, envía a su hijo Simeón a buscarla. Este curioso texto puede orientarnos sobre la función docente de la partera, pues se reconoce el trabajo de una joven, quizás aprendiendo el oficio, que porta un taburete para asistir a la parturienta, adelantándose a su maestra. Ésta, cuando llega a la cueva, explora a María: «[En el establo] Díjole José [a su hijo Simeón]: “Yo no me retiraré de su lado; mas tú, como joven que eres, vete ligero, entra en la ciudad y busca a una comadrona para que venga junto a la doncella, pues una partera es de gran ayuda para la mujer que está en trance de alumbrar[...]”. Y en esto, he aquí que viene una muchacha con el taburete que utilizaba para asistir a las parturientas. Ésta se paró. Al verla, se llenaron de admiración y José le dijo: “Hija, ¿a dónde vas con este taburete?” La muchacha respondió en estos términos: “Me ha mandado aquí mi maestra [...]. Ella viene detrás”. José echó una mirada y, al verla venir, fue a su encuentro y cambió con ella un saludo. [Dentro de la cueva]. Y José le dijo: “Pasa y asiste a María”. Dijo José a ésta [María]: “Mira, te he traído a la comadrona Zaquel [...]. Después de que ésta consintió en ser examinada por espacio de algunas horas, exclamó la comadrona y dijo a grandes voces: “Misericordia, Señor y Dios grande, pues jamás se ha oído, ni se ha visto, ni ha podido caber en sospecha (humana) que unos pechos estén 11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 15 henchidos de leche y que a la vez un niño recién nacido esté denunciando la virginidad de su madre [...]”»10. Por tanto, en un acontecimiento histórico tan relevante como es el nacimiento de Jesús se halla presente una comadrona. En siglos posteriores, en el periodo medieval, distintos artistas reflejarán en sus pinturas este hecho trascendental, hallándose presente las parteras realizando algún tipo de trabajo: lavando al niño, atendiendo a la Virgen... El trabajo de la matrona en la Edad Media Tradicionalmente, desde la Antigüedad, las mujeres se asistían unas a otras en los partos y, posiblemente, las diferencias en destreza y la experiencia acumulada fueron los motivos para que se eligieran algunas de ellas con preferencia a las demás (división social y sexual del trabajo). Estas mujeres se formaban acompañando a otra mujer de más edad y experiencia que venía cumpliendo con tal menester. Los conocimientos así adquiridos se transmitían de generación en generación, normalmente de madres a hijas o a cualquier otro familiar. De ello tenemos constancia documental. En el periodo medieval, en relación con el trabajo de la matrona en España, hay que señalar que las Cortes de Valladolid, en 1258, dictaban ordenanzas para prevenir Desde la Antigüedad, las mujeres se asistían unas a otras en los partos y, posiblemente, las diferencias en destreza y la experiencia acumulada fueron los motivos para que se eligieran algunas de ellas con preferencia a las demás las mezclas de razas y prohibían, a judías y moras, atender madres o hijos cristianos, y a éstas criar niños de padres israelitas o sarracenos11. En ese mismo siglo XIII, el rey Alfonso X el Sabio recoge en sus Siete Partidas (II Partida, Ley III) que la matrona debería ocuparse de la atención de la madre durante la gestación y de la atención al niño, enumerando las cualidades que debía reunir la partera, denominada obstetrix, y una buena nodriza, tema éste que ha preocupado siempre a las familias que no podían criar a sus hijos o, simplemente, no deseaban amamantarlos por diversas razones. Dos siglos después, en 1434, las Cortes de Zamora, así como en las Ordenanzas de Madrigal, año 1448, se dan cartas de aprobación a parteras para que pudieran ejercer libremente. La historia nos habla de matronas notables, como la que asistió, en 1452, al nacimiento de Fernando II de Aragón, el Rey Católico, llamada «la Herradera», que gozaban de gran prestigio social. Por último, en 1498, los Reyes Católicos promulgaron una Pragmática que regulaba el ejercicio profesional de las matronas a cargo del Tribunal del Real Protomedicato. En esta pragmática se obligaba a las parteras a pasar examen, norma que fue abolida en el siguiente siglo por el monarca Felipe II y de nuevo impuesta dos siglos después, concretamente en 1750, como podremos comprobar más adelante. De esta época –inicios del siglo XVI– data el siguiente documento12, localizado en el Archivo Municipal de Jerez de la Frontera, cuyo contenido viene a refrendar la obligatoriedad de pasar examen de la matrona, como se ha comentado anteriormente. Se trata de un escrito de un grupo de matronas «e otras mugeres que curan de enfermedades secretas de otras mugeres» que ejercían en Jerez y sus alrededores, dirigido a los doctores que debían examinarlas en la ciudad de Sevilla, por lo que tenían que desplazarse hasta allí. Dado que tenían que atender a embarazadas y parturientas, y les resultaba imposible viajar hasta la capital hispalense, solicitan sean examinadas en su propia localidad, Jerez: «1500, Marzo, 18. Leose en el dicho cabildo una petición que presentaron las parteras e otras mugeres que curan de enfermedades secretas de otras mugeres, vezinos desta çibdad, por lo qual en feto fazen saber a esta çibdad que por parte de çiertos dotores de sus altezas son çitadas y mandadas paresçer antellos en la çibdad de Seuilla en çierto término e so çiertas penas para les esaminar en sus ofiçios, lo qual dis que nunca fue ni se usó en esta çibdad, y demás desta que ay algunas dellas que son viejas y otras enfermas, y otros pobres y otras que están al presente ocupadas con mugeres prençipa-les desta çibdad y con otras de menor condiçión, y están preñadas para parir y sy allá agora oviesen de yr, que las preñadas podrían resçebir algund peligro, en feto piden que la çibdad escriua a los dichos dotores los plega por lo ya dicho enbiar a esta çibdad una buena persona para que aquí las esamine e nombre [roto] çibdad tal persona para que aquí las aya de esaminar porque non aya [roto] resçebir fatiga e costas en lo qual resçeberán merçed. Visto por los dichos señores lo contenido en la dicha petiçión ma[roto] que las dichas mugeres parteras y las otras contenidas en la [roto] petiçión busquen una buena persona que por ellas ayan de yr a la [roto] çibdad de Seuilla a los dichos dotores a las lleuar [roto] la carta que esta çibdad les escriuise sobre este caso en forma [roto] tenido en su petiçión porque es cosa justa que las dichas [roto] sean esaminadas por los dichos dotores o por la persona Matronas Prof. 2005; 6(1): 11-18 § 15 11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 16 que para ello diputaren, segund el cargo e ofiçio que tienen donde [roto] quiere y es neçesario que aya esamen la qual carta se fiso en orden [roto] se dio a las dichas mugeres para que se enbíe a los dichos do[roto] las quales mugeres dixeron que ellas tenían acordado que Pedro Días de Vargas, syndico procurador desta çibdad que lleua la carta dellas sobre este caso a los dichos dotores.» (Archivo Municipal de Jerez de la Frontera (Cádiz). Actas Capitulares. Años 1500-1505, f. 20r). ¿Qué funciones llevaba a cabo la matrona en la Edad Media? De manera sucinta, y sobre la base de los documentos y textos manejados, podemos agruparlas del siguiente modo: • Función asistencial. • Función juridicolegal. • Función docente. • Función religiosa. © 16 Función asistencial Al igual que sucede en la actualidad, era la más ampliamente desarrollada. Las más frecuentes eran: – Asistencia a la embarazada, parto y puerperio. – Cuidados al niño recién nacido (baño, alimentación...). – Asistencia a enfermedades propias de la mujer (hemorragias uterinas, prolapso uterino...). – Consejos sobre medidas anticoncepcionales (cocimientos de hierbas, preparados medicinales variados, etc.). – Como resultado de sus conocimientos, podían ser solicitadas para prácticas abortivas. Ello le traería serios enfrentamientos con la Iglesia. – Realización de la operación cesárea para la extracción del feto. Esta última, la práctica de la operación cesárea, pasaría a manos de los profesionales de la medicina, los cirujanos comadrones, a partir del siglo XVI. Los siglos XVI y XVII serían claves para la consolidación del trabajo de la matrona, pues, a partir de entonces, la matrona se encargaría de realizar los partos eutócicos, sin complicaciones, y los médicos-cirujanos los que requerían atención quirúrgica. Los tratados de obstetricia medievales, escritos todos ellos por médicos, recogen la actividad asistencial de la partera o matrona. Uno de ellos, titulado Lilio de Medicina, escrito por Bernardo de Gordonio13, dedica un capítulo a las "enfermedades propias de la mujer", donde aparecen referencias al trabajo de la matrona, señalando algunas características que debía poseer ésta («dedos largos»...). De este tratado son las dos siguientes citas: Capítulo XIII. «Del descendimiento de la matriz. [...] al principio provoquen su vómito y tenga dieta caliente y seca [...]. Después, unte la partera su mano con aceite de almáciga y si la matriz aparece por fuera, póngala en su lugar [...]»14. Portada de la obra del Dr. Juan Alonso y de los Ruyzes de Fontecha titulada Diez Previlegios para mugeres preñadas, 1606 Capítulo XVI. «Cuando se acerca el parto debe bañarse la mujer en tina en que haya malvas, malvavisco, violetas, manzanilla y corona de rey [...]. Escojan una partera que tenga las manos delgadas, los dedos largos para que dilaten la boca de la matriz suavemente y cuando rompe aguas hiéndanla suavemente con las uñas y metan este pesario que hace ligero el parto sin peligro de aborto» (Bernardo de Gordonio, Lilio de Medicina)15. Función juridicolegal La partera, en estos siglos, actuaba con capacidad pericial y su palabra era válida ante la Ley con carácter testificial. Diversos testimonios escritos, de carácter legal, dan fe del testimonio de la partera en el momento del parto. Ello era especialmente importante a la hora de resolver pleitos en los que estaban en juego herencias, derechos de primogenitura, etc. El siguiente texto de Alfonso X el Sabio incide en este punto, prohibiendo la presencia de mujeres preñadas en la sala de partos16: 11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 17 «*Otrosí dezimos, que sintiendo la muger en sí misma tales señales, porque entendiesse que era cerca el parto, déuelo aun fazer saber a los parientes otra vez, que la embien a catar, e guardar, si quisieren. E cuando fuere cuytada por razón del parto, non deue estar en aquella casa, do ella está, ome ninguno; mas pueden estar y fasta diez mugeres buenas, que sean libres, e fasta seys siruientas, que non sea ninguna dellas preñadas, e de dos otras mugeres sabidoras, que sean usadas de ayudar a la mujer» (Alfonso X el Sabio. Las Siete Partidas. Tercera Partida, Ley XVII). Esa labor pericial de la partera, actuando como testigo en los juicios, sería refrendada posteriormente en el siglo XVI por el monarca Carlos V en su Constitutio criminalis carolina (1533)17. En ella se establece que: «La opinión de médicos, cirujanos y comadronas tenga un valor decisivo en las cuestiones referentes a sus respectivas profesiones, siempre que fueran llamadas a declarar ante los tribunales de justicia». Función docente El aprendizaje del oficio se hacía directamente junto a una partera experta y veterana. El oficio de partera se ejercía habitualmente por tradición familiar o por relaciones de proximidad. Es frecuente encontrar a varias generaciones de parteras (madre, hija y nieta), o a parientes próximos (sobrinas) que aprenden el oficio desde joven junto a sus familiares ya veteranas, y que comienzan a sustituirlas paulatinamente, conforme van adquiriendo formación y destreza, hasta independizarse por completo. Desde la Antigüedad, se ha transmitido esta forma de aprendizaje maestra/alumna. La aprendiz adquiría la práctica acompañando a su maestra en los partos, realizando la función de ayudante o auxiliar. Según la época, la partera debía o no ser examinada por el Protomedicato, como se ha referido en líneas precedentes. Recordemos que hasta el siglo XVIII, en nuestro país, los estudios de matrona no tenían vinculación alguna con las facultades de medicina. Función religiosa Una de las funciones que han caído en el olvido en nuestro tiempo ha sido la religiosa. No obstante, hay testimonios escritos en diversos manuales para la formación de matronas hasta bien avanzado el siglo XX en donde se recoge esta función. Consistía en administrar el denominado baptismo sub conditione –bautismo condicionado– en aquellos casos de niños asfícticos o deprimidos, tras un parto difícil, o cuando se preveía la muerte del feto intraútero. Este bautismo condicionado debía ser confirmado posteriormente por el cura de la localidad en caso de que el niño sobreviviese. Disponemos de diversos testimonios escritos del siglo XVII y posteriores en los que el sacerdote reprende a la matrona por no administrar correctamente este sacramento, encargando al cura de la localidad le enseñase la forma correcta de hacerlo. El siguiente texto es de San Vicente Ferrer18, quien alude, precisamente, a la importancia de administrar el bautismo de urgencia por la partera (madrina) o sacerdote (prevere): «*Sexto, quan alguna malastruga de madrina o prevere, que no la bategen com deuen, que deuen dir: “Yo te bateyg en nom del Pare e del Fill e del Sant Spirit, amén”. E no dir: “Yo't bateix en nom del Pare e de Madona santa Maria e de sent Nicolau”, etc., que no roman bategada, e via a infern, ella e los ministres». (Sermón predicado por San Vicente Ferrer). [Traducción: «Sexto, cuando alguna descuidada partera o sacerdote no bautizan a la criatura como deben, pues deben decir: “Yo te bautizo en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, amén”, y no que dicen: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y de la Virgen María y de San Nicolás, etc.”, y así no reciben el bautismo y van al infierno, la criatura y los ministros»]. La literatura medieval nos ha transmitido abundantes testimonios de mujeres que ejercían el arte de partear junto con prácticas condenadas por la Iglesia (la hechicería y la magia), las cuales condujeron a no pocas de ellas a la hoguera. Sirvan de ejemplos La Celestina y Libro del Buen Amor19, 20. De estas obras son los siguientes textos: «Así era tu madre, que Dios haya, la prima de nuestro oficio, y por tal era de todo el mundo conocida y querida, así de caballeros como de clérigos, casados, viejos, mozos y niños. ¿Pues mozas y doncellas? Así rogaban a Dios por su vida como de sus mismos padres. Con todos tenía que hacer, con todos hablaba. Si salíamos por la calle, cuantos topábamos eran sus ahijados. Que fue su principal oficio partera diez y seis años». (De la obra de Fernando de Rojas La Celestina). «Toma vieja que tenga oficio de herbolera, que va de casa en casa sirviendo de partera, con polvos, con afeites y con su alcoholera, mal de ojo hará a la moza, causará ceguera». (De la obra del Arcipreste de Hita Libro de Buen Amor). Mujeres, en definitiva, que ejercieron su trabajo profundamente marcadas por el contexto social y cultural que les tocó vivir y realizaron sus labores en marcos frecuentemente cercanos a la superstición, la hechicería, la magia y los conocimientos científicos fruto de su propia experiencia de años de oficio y del legado recibido de otras con las que, a lo largo de sus vidas, Matronas Prof. 2005; 6(1): 11-18 § 17 11-18HISTORIAm-19 1/7/05 10:08 Página 18 tuvieron contacto. Ellas se encargarían de proporcionar esos cuidados especializados a aquellas mujeres que tenían cerrada la medicina oficial por falta de recursos económicos, condicionamientos geográficos, culturales y otras circunstancias. CONCLUSIONES © 18 • El oficio de partera o matrona ha sido ejercido en exclusividad por la mujer hasta la finalización del periodo medieval. • La Historia nos muestra que, desde la Antigüedad y la Edad Media, la matrona ha venido realizando las funciones asistencial, juridicolegal, docente y religiosa. Iba implícita en su trabajo diario la de investigación, pues debería ir solventando cuantos problemas se les iba presentando. La asistencial comprendía la atención al embarazo, parto y puerperio, la educación sanitaria en temas relativos al proceso reproductivo de la mujer, consejos para la anticoncepción, cuidados al recién nacido y la realización de la operación cesárea, entre otras. • Los libros que hacían referencia al trabajo de la matrona en el periodo antiguo y medieval estaban escritos por médicos, que tenían una formación universitaria. • Se constata una doble realidad en la profesión: la de aquella matrona de buena posición social, reputada y bien formada, no sólo en su oficio, sino con una cultura amplia, y la de aquella otra que entre los oficios que ejercía se encontraba el de partera (hechicera, alcahueta, etc.). • Desde finales de la Edad Media, las autoridades han intentado regular el ejercicio profesional de la matrona. Fueron los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, los que obligaron a las matronas a pasar examen para poder ejercer el oficio. BIBLIOGRAFÍA 1. Amat i Noguera, N. Documentación científica y nuevas tecnologías de la información. Madrid: Ediciones Pirámide, 1987; 9. 2. Riu M. Textos comentados de época medieval. Barcelona: Editorial Teide, S.A., 1979. 3. Santos Otero A. Los evangelios apócrifos. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1991; 1. 4. La Biblia. Barcelona: Editorial Herder, S. A. Círculo de Lectores, 1975; 39-40. 5. Ibídem, p. 40. 6. Ibídem, p. 53. 7. Ibídem, p. 53. 8. Obra citada. Los evangelios apócrifos, p. 200-201. 9. Ibídem, p. 257-258. 10. García Martínez MJ, García Martínez AC. Fechas claves para la historia de las matronas en España. Híades 1999; 5-6: 246. 11. García Martínez AC, García Martínez MJ, Valle Racero JI. La imagen de la matrona en la Baja Edad Media. Híades 1996/97; 34:79. 12. Archivo Municipal de Jeréz de la Frontera (Cádiz). Actas Capitulares, años 1500-1505; folio 20r. 13. Gordonio B, Lilio de Medicina. Estudio y edición de Brian Dutton y M.ª Nieves Sánchez. Colección Fuentes de la Medicina Española, bajo la dirección de M.ª Teresa Herrera. Madrid: Editorial Arco/Libros, S.A. Vol. II, 1990. 14. Ibídem, pp. 77-78. 15. Ibídem, p. 1514. 16. Las Siete Partidas del Sabio Rey Don Alfonso X, glosadas por el Licenciado Gregorio López, del Consejo Real de Indias de S. M. Tomo III. En la oficina de D. León Amarita. Madrid, 1830. Tercera Partida, Ley XVII. 17. Citada García Martínez MJ, et al. Fechas claves para la historia de las matronas en España. En Híades. Revista de Historia de la Enfermería, n.º 5-6. Alcalá de Guadaíra (Sevilla), 1999, p. 247. 18. San Vicente Ferrer, Sermones. Edición a cargo de Gret Schib, vol. V. Barcelona: Editorial Barcino, 1984; 250. 19. Rojas F de. La Celestina. Edición de Bruno Mario Damiani. Madrid: Ediciones Cátedra, S.A., n.º 4., 1979, p. 157. 20. Arcipreste de Hita, Libro de Buen Amor. Colección Odres Nuevos. Versión de María Brey Mariño. Madrid: Editorial Castalia, 1982; 9. Ilustraciones Las ilustraciones que acompañan al trabajo han sido extraídas de las obras: – Sánchez Arcas R. El parto a través de los tiempos (contribución al estudio iconográfico de la parturición). Madrid: Laboratorios Vekar, S.A., 1955. – De los Ruyzes de Fontecha, Juan Alonso, Diez privilegios para mugeres preñadas. Alcalá de Henares, Imprenta Luys Martynez Grande. Año 1606. Biblioteca Nacional de Madrid. Correspondencia Manuel Jesús García Martínez hiades@arrakis.es